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DEL MITO AL LOGOS

Introducción
EL MYTHOS
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Hubo una época pasada en que los hombres se preguntaron por primera vez las cuestiones
que hoy nos seguimos planteando: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Cuál es el origen de
todo? ¿Para qué estamos aquí?, etc., y llegaron a sus propias conclusiones y nos dieron una
explicación, la suya, el mythos. En la divinidad estaba el origen, la causa, el fin y el todo. Y esa
explicación se expresó de manera solemne, en verso, en un lenguaje creado para ser bello. El
conocimiento se difundía a través del arte, de la literatura.

Poco a poco el conocimiento se fue despegando de la divinidad. El hombre se vio asaltado


por la duda y empezó a buscar otros orígenes, otras causas y otros fines. Todo venía del agua, o todo
es fuego en movimiento, o todo es materia y estamos formados por átomos más o menos sutiles, o
todo viene de un Uno, a ejemplo del cual hemos sido modelados y a él hemos de volver. Pero los
primeros latidos de esta ciencia basada en la experimentación se escucharon en verso, en un
lenguaje lleno de símiles, metáforas, sinestesias, antítesis, con cadencia y musicalidad. El pensador,
el filósofo, el sabio seguía invocando a la musa, a veces por convicción, a veces por convención.

El primero que explicó nuestros orígenes fue el poeta Hesíodo (siglo VIII a.C.) en su poema
Teogonía, con el que se inicia un género literario, la poesía didáctica, y con el que da comienzo una
conversación, un debate, un diálogo, que llega hasta nuestros días y que seguirá vivo mientras haya
hombres:

http://campus.usal.es/~licesio/L_M_V/Hesiodo_Teogonia.pdf

http://www.hs-augsburg.de/~harsch/graeca/Chronologia/S_ante08/Hesiodos/hes_theo.html
Lucrecio, muchos siglos después, tras el nacimiento y desarrollo de la filosofía, después de
Sócrates, Platón y Aristóteles, después de Epicuro, escribió un eruditísimo poema sobre la
constitución material del mundo y sus seres, De rerum natura (Sobre la naturaleza de las cosas),
en que trataba de átomos. Sí, sí, un poema sobre átomos, y de 7.400 versos:

https://www.biblioteca.org.ar/libros/89401.pdf

https://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lsante01/Lucretius/luc_rer0.html

Virgilio, siguiendo a su maestro latino, Lucrecio, y al gran padre Hesíodo, pone en boca de
Sileno, un sátiro, una cosmogonía epicúrea, de dioses y átomos:
https://bivaldi.gva.es/es/corpus/unidad.do?posicion=1&idCorpus=1&idUnidad=10141

https://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lsante01/Vergilius/ver_ec06.html

Y de estos átomos los espíritus vivos y encendidos de nuestro Poeta, Garcilaso de la Vega:

https://adelabaleta.wordpress.com/2016/10/26/soneto-viii-de-garcilaso/

EL LOGOS
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1. La filosofía griega.
La filosofía nació cuando el hombre trató de encontrar una explicación para los fenómenos
naturales y humanos en la naturaleza misma y no en los dioses. Para ello el sabio recurrió a la
razón, al intelecto (logos, ratio). El sabio deja poco a poco el pensamiento mítico y adopta el
pensamiento racional o científico.
Los primeros filósofos ( “amor al conocimiento”) se interesaron por todo tipo de
cuestiones: física, metafísica, astronomía, biología, moral, etc. Ellos, los primeros filósofos,
pusieron las bases de la ciencia.
Dividimos la filosofía griega en tres épocas:

1. Filósofos Presocráticos.
Estos filósofos vivieron y desarrollaron su actividad antes de Sócrates (470-399 a.C.) y se
interesaron, fundamentalmente, por la naturaleza y el origen de las cosas. De ellos destacan Tales
de Mileto (624-584 a.C.) que explicaba que todo provenía del agua, Anaximandro (611-546
a.C.), para el que todo provenía del apeiron, sustancia indeterminada de la que provenían los
cuatro elementos (aire, agua, tierra y fuego), Anaxímenes (588-534 a.C.), que hablaba del aire
como origen de todo, y Heráclito (536-470 a.C.), que opinaba que todo es fuego.

Muy importante fue Pitágoras (572-497 a.C.) para el que todo tenía explicación a través de
teoremas matemáticos. Anaxágoras afirmó que el àj (nus- “entendimiento”), una mente divina
universal, había ordenado la materia para crear el mundo.

Demócrito (460-370 a.C.) fue el primero que formuló el concepto de átomo (“indivisible”),
pequeños elementos indivisibles y en perpetuo movimiento que componen la materia.

2. Época Clásica: los sofistas y Sócrates.


Atenas era el centro cultural del mundo antiguo hacia el siglo V a.C. En esta populosa
ciudad florecieron los sofistas, unos sabios que centraban su actividad en la enseñanza de la
retórica, es decir, el arte de la palabra. La juventud de Atenas recibía sus lecciones a cambio de
dinero, lo que no era bien visto por la sociedad. Ellos empezaron a centrarse exclusivamente en el
hombre. Exaltaban el individualismo, defendían que las leyes y normas no eran naturales, sino
convencionales y, lo más importante, negaban que hubiese un mal y un bien absolutos. Fueron los
primeros relativistas. Entre ellos sobresalieron Protágoras (480-410 a.C.) y Gorgias (483- 380
a.C.).

Sócrates (470-399 a.C.), enemigo acérrimo de los sofistas, también vivía en la Atenas de la
época, la brillante Atenas de Pericles. A diferencia de los sofistas, Sócrates impartía sus enseñanzas
gratuitamente. Su método se basaba en el diálogo, la mayéutica, como él la llamaba, el arte de
“hacer parir a las almas”. Mediante el diálogo conducido por el maestro conseguía que el discípulo
llegase a la verdad. Fue condenado a tomar la cicuta por “corromper” a la juventud ateniense. No
escribió absolutamente nada. Afortunadamente su figura y enseñanzas no son conocidas por su
discípulo Platón.
Platón (428-347 a.C.) escribió numerosos diálogos para trasmitir la filosofía que había
aprendido de Sócrates. De hecho en todos sus diálogos es el personaje de Sócrates el que conduce la
conversación. Fundó la primera institución de enseñanza de filosofía, la Academia.
El pensamiento de Platón es muy complejo (ya lo veréis en Bachillerato), pero voy a intentar
sintetizar, con permiso del gran padre de la Filosofía, lo más importante de sus sistema filosófico: el
mundo sensible, que percibimos con los sentidos, no es más que un reflejo del mundo inteligible, el
mundo perfecto de las ideas, al que sólo podemos llegar por la razón. Este mundo de las ideas ha
sido creado por el Demiurgo (“artesano”), una mente creadora. El ser humano se divide en cuerpo y
alma. El cuerpo es mortal, pero el alma es inmortal y, al morir el cuerpo, vuelve al mundo de las
ideas, en el que contempla no el reflejo, sino la verdad de las cosas.
El pensamiento de Platón fue decisivo en la historia de la Filosofía occidental.
Aristóteles (384- 322 a.C.) fue alumno de Platón y maestro de Alejandro Magno. Él fundó
otra institución de enseñanza filosófica, el Liceo, llamado así por estar situado cerca del templo de
Apolo Liceo. Aristóteles se interesó mucho por la naturaleza y la ética. A sus discípulos se los
conoce como peripatéticos ( ‹ - pasearse), pues él daba sus explicaciones paseando.
Aristóteles se centró en el estudio del movimiento, esto es, la capacidad de los seres para
cambiar. Así habla de acto, lo que es un ser en determinado momento, y de potencia, lo que puede
llegar a ser. Cuando se produce un cambio, la materia permanece, pero cambia su forma. Para él, a
diferencia de Platón, alma y cuerpo son mortales.

Aristóteles es, junto con Platón, el pensador más influyente de Occidente.

3. Filosofía helenística.
Tras la conquista de Alejandro Magno, el fin de la polis, la decadencia de la democracia y la
experiencia de un mundo cosmopolita, pero en el que el hombre, al no participar ya de la vida
política de la ciudad, se siente aislado, surgen distintas escuelas filosóficas. De ellas sobresalen dos:

- La escuela epicúrea, fundada por Epicuro (341-270 a.C.), quien promulgaba que para
ser feliz había que buscar un placer moderado y evitar el dolor. Aconsejaba, además, no
participar el política y decía ser agnóstico, creía que había dioses, pero que estos no
intervenían en los asuntos humanos. Además creía que todo era movido por el azar.
- Escuela estoica, creada por Zenón (siglos IV-III a.C.), que impartía sus enseñanzas en
un pórtico, una galería de columnas. Postulaba que la felicidad solo se alcanzaba
mediante la práctica de la virtud, el autodominio y la fortaleza de ánimo ante las
adversidades. Defendía la participación del hombre en política y creía en la existencia de
un Dios que había creado y organizado el cosmos. Para el estoicismo había un Destino
inexorable que regía nuestras vidas.

Otras escuelas fueron el escepticismo, el cinismo y el neoplatonismo.

En Roma quienes se dedicaron a la filosofía se declararon, en principio, estoicos, como el


cordobés Séneca o el emperador Marco Aurelio.

Cicerón, figura principal dentro de la filosofía romana, fue ecléctico, es decir, tomó
conceptos y enseñanzas de todas las escuelas filosóficas.

Lucrecio, una rara avis en la cultura romana, fue epicúreo y a él, como se ha dicho antes,
debemos un bellísimo y eruditísimo poema sobre los principios de esta escuela filosófica, De rerum
natura.

2. Las Ciencias.
La ciencia fue de la mano de la Filosofía desde el siglo VII a.C., pero se desarrolló, sobre
todo, en época helenística, en el Egipto de los Ptolomeos, apoyada por los monarcas orientales y en
torno a instituciones como la Biblioteca de Alejandría.

En la astronomía los griegos, tras sus contactos con Oriente, destacaron con científicos
como Pitágoras, que postuló que la Tierra era una esfera que se movía por el espacio, Eratóstenes,
que descubrió la curvatura de la tierra y calculó la circunferencia de la tierra con bastante exactitud
o Heráclito, el filósofo presocrático, quien ya estudió el movimiento de rotación del planeta.

Aristarco (siglo III a.C.) defendió la teoría heliocéntrica, según la cual el Sol era el centro
del universo.

Ptolomeo siglo II d.C.), por el contrario, defendía el geocentrismo, por el cual la Tierra era el
centro del universo.
Hiparco (190-120 a.C.) calculó la distancia que separa la Luna de la tierra con gran
aproximación al valor exacto y se dio cuenta de que esa distancia no era siempre la misma.
Asimismo estableció la duración del año solar en 265 días, 6 horas y 55 minutos.

En matemáticas, además de Pitágoras, al que debemos la tabla de multiplicar, el sistema


decimal y su famoso teorema, destacamos a Arquímedes (287-212 a.C.), quien calculó el área y el
perímetro de la circunferencia, la superficie y el volumen de la espiral de la elipse y estableció el
valor de

En el campo de la física también Arquímedes enunció la ley de la fuerza de flotabilidad


hidrostática, es decir, el famoso Principio de Arquímedes, así como la ley de la palanca. Además
ideó un gran número de ingenios mecánicos como el tornillo sin fin, la dioptra, juegos de espejos
cóncavos para concentrar los rayos solares y dirigirlos a las velas de las naves enemigas, etc.

En medicina destacó Hipócrates (460-377 a.C.), que basaba su trabajo en la observación


meticulosa del paciente. A él debemos el llamado juramento hipocrático, que rige a día de hoy la
ética médica.

Galeno (131-201 a.C.) hizo importantes descubrimientos en anatomía gracias a la disección


de animales.

En Roma cultivaron las ciencias más bien en su vertiente práctica. Destacan Plinio el Viejo
en biología con su Historia natural, Vegecio en veterinaria, Columela en agricultura, Vitruvio en
arquitectura y Boecio en geometría y música.

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