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Sublevación militar y guerra militar

Tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, con


Azaña como presidente de la República, el general Mola comenzó a
organizar una sublevación en contra del gobierno. El 17 de julio de
1936, comenzaría así una rebelión en Melilla y Marruecos, y un día
después el alzamiento en la península. Las tropas pasan a España
gracias a la aviación Nazi. Se esperaba un rápido triunfo, pero en
algunas zonas, la resistencia republicana pudo aguantar. Esto
desembocó en que tan solo en un par de días después, España se
encontrara dividida en dos partes bien diferenciadas, dando como
consecuencia que ya había comenzado la guerra civil española.
El bando sublevado logró triunfar en ciertas ciudades de
Andalucía, y en Castilla y León, mayoritariamente. Este bando estaba
apoyado por la derecha y ultraderecha, además de por Hitler y
Mussolini. También recibían un indiscutible apoyo de la Iglesia, ya
que éstos vieron el conflicto como una salvación del comunismo en
España. Por el otro lado, el bando republicano optaba con menos
apoyos, como fueron el apoyo de la izquierda y de los obreros,
además de la URSS, la cuál les proporcionaba armamento. También
recibieron ayuda de las brigadas internacionales, las cuáles consistían
en una serie de voluntarios extranjeros que vinieron a la guerra a
ofrecer su apoyo. Francia e Inglaterra firman un acuerdo conocido
como el acuerdo de no intervención, por el cuál ambos decían de no
intervenir en la ayuda al bando republicano en España por el posible
ataque de Hitler.
Centrándonos en la guerra, el objetivo principal de ambos
bandos era Madrid, la capital. Ésta estaba a manos de los
republicanos, que consiguieron defenderla muy bien, logrando que el
bando sublevado tuviera que emplear otra estrategia para ganar la
guerra, la cuál consistía en unificar las zonas que bordean a la capital
para dejarla aislada. Los dos grandes nefastos sucesos de esta guerra
civil fueron: La desbandá, en Málaga, que consistía en el bombardeo
de los civiles que huían por la carretera de Málaga hacia Almería; y el
bombardeo de Guernica, cuyo principal objetivo era la destrucción
total de la ciudad.
Desde el inicio de la guerra civil, el bando republicano ha
sufrido una constante sucesión de presidentes, ya que era difícil lidiar
con la guerra civil. La gran diferencia entre ambos bandos era la
organización que tenían. Por un lado, el bando nacional tenía desde el
principio un mando unificado en la Junta de Defensa Nacional. En
1937, se llevó a cabo el decreto de unificación, por el cuál se unían
todos en un único partido conocido como Falange tradicionalista y de
las Jons. Por el otro lado, el bando republicano no tenía un ejército,
sino que se trataban de milicias de sindicatos. Pero el gran problema
no es ese, sino que entre ellos mismos habían conflictos, con lo que
tenían que lidiar con el bando nacional, y a la vez con el resto de
milicias, lo que ocasionó que la organización fuera un desastre.
Franco, gracias a su gran intervención militar, logró ganarse un
puesto en el bando nacional, lo que llevaría a que en 1937 fuera
proclamado como Generalísimo y Caudillo de España, y decidiera
convertirse en dictador.
La guerra sigue avanzando, y Largo Caballero trató de formar
un ejército en el bando republicano, aunque ya era tarde. El bando
nacional seguía avanzando, y Cataluña cae tras la batalla del Ebro en
1938. La influencia de la URSS lleva a los comunistas a intentar hacer
la Revolución. Juan Negrín llegó al poder del bando republicano,
aunque fue un fracaso, e intentó negociar sin éxito una rendición. En
1939, el gobierno republicano huye a Valencia. Al final, el 28 de
marzo de 1939, Madrid acaba cayendo, gracias al golpe de Casado
para firmar la rendición del mismo. La guerra civil acaba el 1 de abril
de 1939, teniendo como ganador al bando nacional.
La principal consecuencia de la guerra fue el gran número de
muertos por parte de ambos bandos. Económicamente, España estaba
sumida en la miseria, y en un aislamiento internacional. Socialmente,
hubo una gran regresión total, por la cuál hubo otro gran número de
fallecidos, en un periodo muy triste de España conocido como la
posguerra.

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