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Rendimiento de Chia en diferentes fechas de siembra: características de la tasa de crecimiento,

índice de área foliar, partición de materia seca y rendimiento de grano.

Resumen

El objetivo de este estudio fue determinar comparativamente las características de la tasa de


crecimiento, el índice de área foliar, el reparto de masa seca y el rendimiento de grano de las
plantas de chía (Salvia hispanica L.) en diferentes fechas de siembra. Se realizó un experimento de
campo en el año de cosecha 2016/2017 en cinco fechas de siembra (22/09/16, 28/10/16,
03/01/17, 08/02/17 y 24/03/17) con un diseño de bloques completos al azar y cuatro repeticiones.
El crecimiento de las plantas se determinó mediante muestreos de campo para determinar la
masa de materia seca y el área foliar realizada cada 15 días. Se calcularon los siguientes índices
fisiológicos: tasa de crecimiento relativo, tasa de crecimiento absoluta, tasa de asimilación neta,
razón de área foliar, área de hoja específica y razón de masa foliar. Para evaluar semanalmente la
altura de la planta, se marcaron diez plantas por parcela después de la emergencia, y se consideró
la altura final cuando las plantas alcanzaron la madurez fisiológica. Se recolectó un área útil de
2.10 m² por parcela para evaluar el rendimiento de grano. Los índices fisiológicos indicaron que en
las primeras fechas de siembra hay un mayor crecimiento de la planta, ya sea en el índice de masa
seca, altura e área foliar del brote. El índice de área foliar de las ramas aumenta progresivamente
con el desarrollo de la planta y contribuye significativamente al índice de área foliar total de las
plantas de chía en todas las fechas de siembra estudiadas. El tallo principal representa entre el 60
y el 70% de la materia seca del brote acumulada en las primeras fechas de siembra, y entre el 40 y
el 50% en la siembra tardía. La mejor fecha de siembra en términos de rendimiento de grano es el
01/03/17.

Palabras clave: Salvia hispanica L., estación de siembra, masa seca, análisis de crecimiento.

Introducción

El crecimiento de las plantas se puede definir como el aumento irreversible en algunas de sus
dimensiones físicas seguido de una combinación de división y expansión celular (Benincasa, 2004).
El análisis de crecimiento es uno de los primeros pasos para determinar la producción primaria de
un cultivo. Esta metodología tiene como objetivo seguir la dinámica de la producción fotosintética
evaluada a través de la acumulación de masa de materia seca a lo largo del tiempo, lo que no es
posible con el análisis de rendimiento final simple (C. P. Peixoto y M. F. da S. Peixoto, 2009). El
análisis de crecimiento requiere información recopilada a través de varios índices fisiológicos,
siendo los más utilizados la tasa de crecimiento relativa, la tasa de crecimiento absoluta, la tasa de
asimilación neta, el índice del área de la hoja, el área específica de la hoja, la relación del área de la
hoja y la masa de la hoja proporción. Estas variables están directamente relacionadas con la
cantidad de masa de materia seca contenida en toda la planta y en sus partes (Benincasa, 2004).
La altura final de la planta también es una medida del crecimiento vegetativo que respalda la
evaluación del crecimiento final de la planta y la definición de mejores condiciones de crecimiento
(Zanon et al., 2016).

Los índices de crecimiento indican la capacidad del sistema de asimilación de la planta para
sintetizar y asignar materia orgánica a varios órganos de la planta (hojas, tallos, raíces e
inflorescencias) que dependen de la fotosíntesis, la respiración y la translocación de los
fotoasimilados de los sitios de fijación de carbono para su uso y sitios de almacenamiento
(Benincasa, 2004).

Cuando se introduce una especie en una región, se deben realizar estudios para indicar si se
adaptará a las condiciones locales. En este contexto, el análisis de crecimiento puede usarse para
evaluar la adaptación ecológica de las plantas a nuevos ambientes, mejores fechas de siembra y
los efectos de los sistemas de manejo, además de la evaluación de la capacidad productiva del
cultivo (Antoniazzi y Deschamps, 2006; Zanon et al., 2016, 2015a).

La chía (Salvia hispanica L.), de la familia Lamiaceae, se origina en la región que se extiende desde
el centro-oeste de México hasta el norte de Guatemala (Migliavacca et al., 2014). En Brasil, el
cultivo de esta especie todavía no es muy expresivo y existe una falta de información sobre el
crecimiento, la fenología, la estación de crecimiento, los requisitos nutricionales y las estrategias
de manejo para un mejor uso de las características edafoclimáticas de cada región. A pesar de esta
falta de información, los agricultores de la región occidental del estado de Paraná y la región
noroeste del estado de Rio Grande do Sul comenzaron a invertir en el cultivo de chía en los últimos
años agrícolas y alcanzaron buenos resultados.

Los factores ecológicos relacionados con el clima, como el fotoperíodo y la temperatura del aire,
varían según las estaciones y pueden interferir con el crecimiento, la partición de asimilación y el
rendimiento de las plantas de chía. La chía se considera una especie de día corto (Jamboonsri et
al., 2012), y en base a las respuestas de otros cultivos de día corto, es posible inferir que existe una
variación en las respuestas de las plantas sembradas en diferentes fechas debido a Las condiciones
climáticas a las que están expuestos. Por lo tanto, los estudios sobre la respuesta al crecimiento de
las plantas de chia sembradas en diferentes fechas son fundamentales para comprender la
influencia del medio ambiente en el crecimiento de los cultivos y, en consecuencia, en el
rendimiento de grano. No se encontraron estudios en la literatura que informaran el crecimiento y
el rendimiento de la chia sembrada en diferentes fechas en la región sur de Brasil, lo que fue un
incentivo para este trabajo. Además, puede considerarse un cultivo prometedor para ser
introducido en la rotación de cultivos de la propiedad rural, debido a la buena calidad de la paja.
También representa una excelente alternativa para la generación de ingresos, debido al alto valor
del grano, y ayuda a la diversificación de la producción agrícola en las propiedades rurales. El
objetivo de este estudio fue determinar comparativamente las características de la tasa de
crecimiento, el índice de área foliar, el reparto de masa seca y el rendimiento de grano de las
plantas de chía en diferentes fechas de siembra.
Material y métodos

Se realizó un experimento de campo en el año de cosecha 2016/2017 en el área experimental en


Santa María (latitud: 29º43 ′ S, longitud: 53º43 ′ O y altitud: 95 m). El clima de la región es un tipo
subtropical húmedo Cfa sin una estación seca definida y veranos calurosos, según la clasificación
de Köppen (Alvares et al., 2013). El suelo en Santa María es una transición entre un suelo Typic
Hapludalf y un suelo Rhodic Paleudalf (USDA, 1999).

El experimento se realizó en cinco fechas de siembra (22/09/16, 28/10/16, 03/03/17, 08/02/17 y


24/03/17), consideradas tempranas, intermedias y tardías relación con la temporada más
adecuada para el cultivo que es octubre / noviembre (Migliavacca et al., 2014). El diseño
experimental fue un diseño de bloques completos al azar con cuatro repeticiones. Cada parcela
consistió en cinco hileras que miden 3.00 m, espaciadas 0.70 m entre ellas y que corresponden a
una unidad experimental de 10.50 m2. Solo se evaluaron plantas de las líneas centrales,
excluyendo las líneas fronterizas.

Las prácticas de manejo, como la corrección del pH del suelo y la fertilización, se realizaron de
acuerdo con el análisis del suelo basado en menta (Mentha arvensis), que es de la misma familia
que la chía, debido a la falta de recomendación para Salvia hispanica. Para el riego suplementario,
se usó el Kc del cultivo de menta, ya que esta información no estaba disponible para la chía, y el
control de malezas se realizó mediante el desmalezado.

Se compraron semillas de chía de una compañía de semillas ubicada en el municipio de Santa Cruz
do Sul, RS. La siembra se realizó manualmente en hileras con una profundidad de siembra de 0.01
m. Después de la emergencia, las plantas se diluyeron para mantener una distancia entre las
plantas de 0.05 a 0.06 m en la línea de siembra y para establecer un promedio de 20 plantas por
metro lineal (Migliavacca et al., 2014).

Los datos meteorológicos (temperaturas mínimas y máximas diarias del aire, precipitación,
radiación solar y fotoperíodo) se recogieron en la estación meteorológica perteneciente al 8º
Distrito de Meteorología del Instituto Nacional de Meteorología (DISME / INMET) ubicado a
aproximadamente 100 m del experimental zona.

El crecimiento de las plantas se determinó mediante muestreos de campo. Se recolectaron al azar


tres plantas por parcela cada 15 días a partir de los 30 días posteriores a la emergencia para
determinar la masa de materia seca, excepto la fecha de siembra del 22/09/16 y el área foliar (LA,
cm2). Para obtener la materia seca total y la partición asimilada, las plantas se cortaron cerca del
suelo y se separaron en sus partes (tallos, hojas e inflorescencias) del tallo principal y las ramas.
Las partes de la planta se secaron en un horno con una temperatura de 65 ° C hasta peso
constante. La fracción de materia seca de cada parte (tallos, hojas e inflorescencias) se calculó en
función de la materia seca de cada compartimento en relación con la materia seca total del brote
(SDM, g).
Según Benincasa (2004), se calcularon los siguientes índices fisiológicos: la tasa de crecimiento
relativo (RGR), la tasa de crecimiento absoluta (AGR), la tasa de asimilación neta (NAR), el índice
de área foliar (LAI), la relación de área foliar (LAR), el área foliar específica (SLA) y la relación de
masa foliar (LMR).

La tasa de crecimiento relativa (RGR, g g-1 día-1) (Ecuación 1):

RGR = (ln SDM2 - ln SDM1) / (t2 - t1)

Donde, en SDM es la masa total transformada de la materia seca del brote (g), t es el tiempo (día),
y 1 y 2 son los muestreos consecutivos.

La tasa de crecimiento absoluta (AGR, g planta-1 día-1) (Ecuación 2):

AGR = (SDM2 - DM1) / (t2 - t1)

Donde, SDM es la masa total de materia seca del brote (g), t es el tiempo (día), y 1 y 2 son los
muestreos consecutivos.

La tasa de asimilación neta (NAR, mg cm-2 planta-1 día-1) (Ecuación 3):

NAR = [(SDM2 - SDM1) / (LA2 - LA1)] · [(ln LA2 - ln LA1) / (t2 - t1)]

Donde, SDM es la masa total de la materia seca del brote (g), LA es el área de la hoja (cm-2), en LA
es el área de la hoja transformada, este tiempo (día), y 1 y 2 son los muestreos consecutivos.

La longitud y el ancho de todas las hojas de las plantas se midieron para determinar el área de la
hoja. Las medidas de largo y ancho se usaron para estimar el área de hojas individuales a través de
una ecuación calibrada para chia usando 70 hojas: LA (cm2) = 0.642 (L · W); donde, "L" es la
longitud y "W" es el ancho (cm) de la hoja. El área de la hoja en los tallos y ramas principales se
calculó mediante la suma del área de las hojas individuales en cada una. El índice total del área
foliar (LAItotal, cm2 cm-2) se calculó sumando las áreas foliares individuales y dividiendo por el
área del suelo ocupada por una planta, en la misma unidad de área. También se registró el índice
de área foliar en los tallos principales (LAIms, cm2 cm-2) y en las ramas (LAIbr, cm2 cm2) de las
plantas de chía.

La relación del área de la hoja (LAR, cm2 g-1 SDM) expresa la relación entre el área de la hoja (LA,
cm2) y la masa total de materia seca del brote (SDM, g) (Ecuación 4):

LAR = LA/SDM

El área foliar específica (SLA, cm2 g-1 DML) es la relación entre el área foliar (LA, cm2) y la masa de
materia seca de las hojas (DML, g) (Ecuación 5):

SLA = LA/DML
La relación de masa de la hoja (LMR, g g-1) representa la relación entre la masa de materia seca de
las hojas (DML, g) y la masa total de la materia seca del brote (SDM, g) (Ecuación 6):

LMR = DML/SDM

La altura de la planta (cm) se midió semanalmente tomando la longitud entre la superficie del
suelo y la última hoja visible (1 cm de longitud). Las mediciones se realizaron en diez plantas por
parcela marcadas después de la emergencia. La altura final se consideró cuando todas las plantas
de la parcela alcanzaron la madurez fisiológica.

El rendimiento del grano se evaluó recolectando las plantas de las dos líneas centrales de las
parcelas con un área útil total de 2.10 m2. La cosecha se realizó cuando el 80% de las hojas de
cada planta exhibieron un color más oscuro, lo que indica que estaba seco o muerto (Migliavacca
et al., 2014). El rendimiento estimado de grano se convirtió a la unidad de una hectárea.

La prueba F se usó para el análisis de la varianza y, cuando esto fue significativo, las
comparaciones entre las medias de los tratamientos se realizaron mediante la prueba de Scott
Knott (p> 0.05). Para el análisis, se utilizó el programa estadístico SISVAR (Ferreira, 2011).

Resultados y discusión

Las plantas de chía fueron expuestas a diferentes condiciones de temperatura del aire,
fotoperíodo, radiación solar y lluvia (Figura 1). La temperatura del aire fue más baja en
septiembre, octubre y principios de noviembre, alcanzando los valores más altos en los meses de
verano, y disminuyó nuevamente en mayo, junio y julio, cuando se registraron las temperaturas
más bajas del experimento de campo (Figura 1a). La temperatura mínima y máxima absoluta del
aire fueron -1.7 ºC (19/07/17) y 35.1 ºC (25/12/16), respectivamente. El fotoperiodo al que
estuvieron expuestas las plantas de chía varió de 11.10 h (21/06/2017) a 14.96 h (21/12/2016). La
radiación solar global incidente fue mayor en noviembre, diciembre, enero y febrero (Figura 1b).
La lluvia estuvo bien distribuida durante todo el experimento de campo en un promedio mensual
de 220 mm, lo que mantuvo el contenido de agua del suelo en niveles adecuados y favoreció el
desarrollo de la planta sin restricciones de agua.
Figura 1. Temperatura mínima y máxima diaria del aire (° C) y fotoperíodo (h) (a), lluvia (mm día-1)
y radiación solar global incidente (MJ m-2 día-1) (b) entre septiembre de 2016 y Julio de 2017 en
Santa María, estado de Río Grande, Brasil.

La tasa de crecimiento relativo (RGR) expresa el aumento de la masa de materia seca en relación
con la biomasa preexistente. En este estudio, se observó una disminución sistemática de RGR a lo
largo del ciclo de desarrollo para todas las fechas de siembra (Figura 2a). Las reducciones en los
RGR a lo largo del ciclo de desarrollo generalmente se asocian con una disminución en la
capacidad relativa de la planta para producir nueva biomasa (C. P. Peixoto y M. F. da S. P. Peixoto,
2009) y con un área foliar más pequeña debido a la senescencia de las hojas. La producción de
fotoasimilados está dirigida principalmente a la producción de tejidos no fotosintéticos (tallos y
raíces) y órganos reproductivos (Zanatta et al., 2016). Hasta 60 días después de la emergencia
(DAE), se observaron valores más altos de RGR en las fechas de siembra del 08/02/17 y 24/03/17,
lo que indica una mayor eficiencia de conversión de materia seca en las plantas sembradas en
estas fechas. Sin embargo, estos resultados se revirtieron por completo de 60 DAE, cuando las
plantas de fechas de siembra tempranas alcanzaron y mantuvieron las mayores tasas de
crecimiento. Indica que las plantas de fechas de siembra posteriores tienen un mayor incremento
de masa durante la fase vegetativa, ya que necesitan crecer más rápido ya que son inducidas
rápidamente a la floración debido a la respuesta del cultivo al fotoperíodo. Zanatta et al.
Observaron reducciones en la RGR de las plantas de chía durante todo el ciclo de desarrollo.
(2016) en un experimento realizado con una fecha de siembra. También se observaron resultados
similares en especies como el ricino (Aires et al., 2011) y el arroz (Falqueto et al., 2009).

Figura 2. Tasa de crecimiento relativa (RGR, g g-1 día-1) (a), tasa de crecimiento absoluta (AGR, g
planta-1 día-1) (b), tasa de asimilación neta (NAR, mg cm-2 planta -1 día-1) (c), relación del área de
la hoja (LAR, cm2 g-1 SDM) (d), área específica de la hoja (SLA, cm2 g-1 DML) (e) y relación de
masa de la hoja (LMR, g g-1) (f) de plantas de chia sembradas en diferentes fechas. Santa Maria,
Estado de Rio Grande, Brasil, 2016-2017.

Según Benincasa (2004), la tasa de crecimiento absoluto (AGR) indica la variación o aumento de la
materia seca entre dos muestreos sucesivos, es decir, indica la tasa de crecimiento (g día-1)
durante el período evaluado. En los primeros muestreos, no hubo un crecimiento significativo en
todas las fechas de siembra debido al pequeño tamaño de las plantas y al reducido número de
hojas (Figura 2b). A medida que avanza el desarrollo de la planta, el AGR aumenta debido a la
altura y el área foliar de las plantas. También se observa que las plantas de la fecha de siembra del
10/28/16 presentaron un AGR superior a las otras de 110 DAE. Estas diferencias se atribuyeron al
tamaño de las plantas, que presentaban un área foliar más grande (mayor intercepción de la
radiación solar) y una mayor masa de materia seca (mayor eficiencia fotosintética) en función de la
duración de la fase vegetativa (Lima et al., 2007), favoreciendo la mayor tasa de crecimiento en
siembras anteriores.

A través de determinaciones de la tasa de asimilación neta (NAR), es posible identificar la


eficiencia de las hojas en la producción de nueva biomasa (Figura 2c). Esta medida expresa el
equilibrio entre la fotosíntesis y la respiración de la planta y describe la eficiencia de la producción
neta del aparato fotosintético o, en otras palabras, el aumento de la biomasa por unidad de área
foliar y tiempo (Benincasa, 2004; CP Peixoto y MF da SP Peixoto, 2009). Los valores de NAR fueron
más altos al comienzo del ciclo de cultivo, en todos los tratamientos, porque en esta etapa había
una gran cantidad de hojas jóvenes en su capacidad de asimilación completa. Debido al auto
sombreado de las hojas, el NAR disminuyó con el aumento de LAI y, en consecuencia, con el
crecimiento del dosel de la planta, ya que esta tasa depende directamente de factores
ambientales como la radiación solar. Estos resultados están de acuerdo con Zanatta et al. (2016)
para chia, Ferneda et al. (2016) para la soja y Falqueto et al. (2009) para el arroz. Es interesante
observar que las plantas de fecha de siembra del 01/03/17 tuvieron un mayor aumento de masa
durante la fase reproductiva, presentando un NAR significativamente mayor que las otras fechas
(100 DAE). Esto demuestra la eficiencia en la capacidad de producción de biomasa al final del ciclo
de estas plantas, con la misma área foliar restante.

El área foliar útil de una planta se expresa mediante la relación del área de la hoja (LAR), un
componente morfofisiológico, ya que es la relación entre el área de la hoja (responsable de la
intercepción de luz y la absorción de CO2) y la masa total de materia seca del plan ( resultado de la
fotosíntesis). En otras palabras, indica el área de la hoja que la planta está utilizando para producir
un gramo de materia seca (Benincasa, 2004). Las curvas LAR mostraron un rápido aumento
durante el comienzo de la fase vegetativa (Figura 2d), es decir, hasta 60 DAE, lo que indica que la
mayor parte del material fotosintetizado se convierte en hojas en esta fase para interceptar más
luz solar (CP Peixoto & MF da SP Peixoto, 2009). A partir de este momento, LAR disminuyó debido
a la edad de las plantas y la aparición de tejidos y estructuras no asimiladores, además del auto-
sombreado, la senescencia y la caída de las hojas (Lima et al., 2007). Este patrón no se observó en
la siembra del 24/03/2017, en el que LAR había disminuido desde la primera evaluación. Sin
embargo, las plantas de esta siembra presentaron un LAR significativamente mayor al comienzo
del ciclo de desarrollo, lo que indica que las plantas más pequeñas (área foliar más pequeña)
tenían menos sombra, con un área foliar útil más grande y una fotosíntesis neta más alta. Estos
resultados corroboran con los observados por Gobbi et al. (2001) para Brachiaria decumbens y
maní forrajero (Arachis pintoi), que presentaron cambios en el área foliar específica y en la
anatomía foliar cuantitativa cuando se sometieron a condiciones de sombra.

La relación del área de la hoja se puede separar en dos componentes: área específica de la hoja
(SLA) y relación de masa de la hoja (LMR). El SLA es el componente anatómico (morfológico)
mientras que el LMR (masa de materia seca de la hoja / masa de materia seca del brote de la
planta) es básicamente fisiológico (Benincasa, 2004). El área foliar específica (Figura 2e) fue muy
similar a lo largo del desarrollo de las plantas en todas las fechas de siembra, con valores bajos en
la primera evaluación y aumentos posteriores al comienzo del ciclo de cultivo. El SLA estaba
disminuyendo con el desarrollo de la planta, similar a las disminuciones observadas por Falqueto
et al. (2009) para el arroz. Los bajos valores de SLA de la primera evaluación no están de acuerdo
con Benincasa (2004), quien afirma que al comienzo del desarrollo del cultivo el SLA puede ser
mayor, lo que indica que las hojas son delgadas y con poca masa y área de materia seca. Sin
embargo, en nuestro estudio, hubo un gran aumento en el área de la hoja después de la primera
evaluación y las hojas no eran muy gruesas (el aumento en SDM no sigue al aumento en LA), lo
que explica los valores más altos de SLA en la segunda evaluación.

De acuerdo con Falqueto et al. (2009), las reducciones en el SLA a lo largo del ciclo del cultivo
están relacionadas con la translocación de las reservas de carbohidratos de las hojas a otras partes
de la planta, especialmente a los tallos y las estructuras reproductivas, un comportamiento
también observado por Gobbi et al. (2011) sobre Brachiaria decumbens y maní forrajero bajo
condiciones de sombra. Para Alvarez et al. (2012), SLA representa las diferencias en el
engrosamiento de las hojas, es decir, permite verificar si las plantas acumulan fotoasimilados en
sus hojas o las traslocan a otros órganos.

También hubo una disminución en LMR (Figura 2f) con el desarrollo de las plantas en todas las
fechas de siembra estudiadas. Los valores más altos de LMR al comienzo del ciclo reflejan una
mayor asignación de asimilados al crecimiento de las hojas, considerado como un drenaje
metabólico preferencial (Falqueto et al., 2009). A partir de este período, los valores de LMR se
redujeron con la ontogenia de la planta. Tal reducción observada a lo largo del ciclo del cultivo fue
consistente con los resultados descritos por Falqueto et al. (2009), y refleja la movilización de
compuestos fotoasimilados a otros órganos vegetales. Las plantas con fecha de siembra del
10/28/16 presentaron los valores más altos de LMR durante todo el ciclo. En esta fecha de
siembra, debido al mayor crecimiento de la planta, la producción fotosintética se invirtió en gran
medida en la constitución de la materia seca de las hojas.

La figura 3a muestra la evolución temporal del área foliar total de las pl antas de chía en todas las
fechas de siembra. Las plantas presentaron una reducción en el índice máximo de área foliar
(LAImax) con el retraso de la fecha de siembra. El LAImax promedio de las plantas de chía fue de
12.79 el 22/09/16, 13.08 el 28/10/16, 7.10 el 03/01/17, 5.64 el 08/02/17 y 2.06 el 24/03/17. La
reducción de LAImax se produjo debido al acortamiento del ciclo de cultivo con el retraso de la
siembra, lo que puede explicarse por el hecho de que la chía es una planta de día corto
(Jamboonsri et al., 2012). Las siembras tardías ocurrieron cuando la duración del día estaba
disminuyendo, y las plantas fueron inducidas antes de la floración, causando la aceleración del
ciclo. Resultados similares fueron encontrados por Zanon et al. (2015b), quienes observaron que
con el retraso de la fecha de siembra, los cultivares de soya fueron inducidos a florecer antes y
redujeron el LAImax. Las plantas sembradas el 22/09/16 y el 28/10/16 presentaron un LAImax
alto, lo que las hizo susceptibles de alojamiento durante eventos de alta velocidad del viento en
Santa María, principalmente en los meses de enero y febrero, que alcanzaron los 80 km h-1 ( datos
obtenidos de la estación meteorológica automática perteneciente a la 8ª DISME / INMET). Por lo
tanto, estas fechas de siembra no se recomiendan debido a la mayor duración de la fase
vegetativa, lo que resulta en un crecimiento excesivo de las plantas. Lo mismo fue observado por
Amorim et al. (2011), que identificaron una relación directa entre las primeras fechas de siembra y
el mayor crecimiento de la planta de soja con el alojamiento.

Figura 3. Evolución temporal del índice de área foliar total (LAItotal, cm2 cm-2) de plantas de chía
en todas las fechas de siembra (a), y la evolución temporal del índice de área foliar total (LAItotal,
cm2 cm-2), el índice de área foliar en el tallo principal (LAIms, cm2 cm-2) y en ramas (LAIbr, cm2
cm-2) en las fechas de siembra del 22/09/16 (b), 28/10/16 (c), 01 / 03/17 (d), 08/02/17 (e) y
24/03/17 (f). Santa Maria, Estado de Rio Grande, Brasil, 2016-2017.

La evolución del índice de área foliar total (LAI total), el índice de área foliar del tallo principal (LAI
ms) y el índice de área de ramificación de las ramas (LAIbr) se presenta en las Figuras 3b
(22/09/2016), 3c (28/10/2016), 3d (03/01/17), 3e (08/02/17) y 3f (24/03/2017).
Independientemente de la fecha de siembra, la contribución del área foliar de las ramas al total de
LAI comenzó cuando las plantas tenían alrededor de 4 a 6 hojas en el tallo principal. Trabajando
con soja, Zanon et al. (2015b) verificaron que la ramificación comenzó cuando las plantas estaban
entre las etapas V3 y V5.

En general, el número y la contribución de las sucursales en LAI aumentaron con el desarrollo de


las plantas en todas las fechas de siembra. En las siembras de septiembre, la contribución de LAIbr
aumentó de 0.11% al comienzo de la fase vegetativa a 86.10% al comienzo de la floración. Esta
contribución en las mismas fases aumentó de 17.51% a 79.43% en la fecha de siembra de
noviembre y de 12.23% a 61.64% en la fecha de siembra de enero. Para las plantas de chia
sembradas en febrero y marzo, esta contribución aumentó de 16.31% a 77.86% y de 0.71% a
67.11%, respectivamente. Al comienzo del ciclo de cultivo, las plantas de chía son muy pequeñas y
prácticamente no producen ramas, por lo que la contribución al LAItotal es prácticamente solo del
tallo principal. A medida que avanza el ciclo, las plantas intensifican la producción de ramas y
producen muchas hojas en estas partes, lo que favorece la contribución de LAIbr a LAItotal. Esta es
una característica típica del cultivo de chía que tiene que producir un número mucho mayor de
brache como se anticipa la fecha de siembra.

El número de sucursales y la contribución de las sucursales a LAI disminuyeron con el retraso de la


fecha de siembra. La menor contribución de LAIbr en siembras tardías está asociada con el
acortamiento del ciclo de desarrollo y la reducción del número de ramas. Estos resultados
corroboran con Zanon et al. (2015b), que también encontró una disminución en la contribución de
las ramas con el retraso de la fecha de siembra de la soja, que es un cultivo sensible al fotoperíodo
y una especie de día corto, así como a la chía.

La variación promedio de la materia seca total acumulada en las plantas de chía en diferentes
fechas de siembra se presenta en la Figura 4a. Las plantas sembradas al 28/10/2016 acumularon
más materia seca en relación con las otras fechas de siembra en las que hay fuertes caídas en la
acumulación. Se puede atribuir a la diferencia en la duración de la siembra vegetativa entre las
plantas de las siembras tempranas en comparación con las siembras tardías. Las plantas con fecha
de siembra del 28/10/2016 presentaron 137 días de fase vegetativa, mientras que la fase
vegetativa de las plantas sembradas el 24/03/2017 duró 35 días. La menor duración de la fase
vegetativa de las plantas en la fecha de siembra del 24/03/17 implicó una menor acumulación de
SDM debido al período de crecimiento de la planta más corto. Este resultado es consistente con
los observados en especies de días cortos como la soya (Cruz et al., 2010; Zanon et al., 2015a).
Figura 4. Masa total de la materia seca del brote (g) de las plantas de chía en todas las fechas de
siembra (a), la masa de la materia seca (g) de cada parte de la planta (tallos, hojas e
inflorescencias) en los tallos principales (columnas llenas de sólidos) y en ramas (columnas rellenas
de textura) en las fechas del 28/10/16 (b), 03/01/17 (c), 08/02/17 (d), 24/03/17 (e) de chia plantas
en todas las fechas de siembra. ** B = ramas.

La acumulación de materia seca en las primeras etapas de la planta fue baja porque las plantas
eran pequeñas y tenían pocas hojas, y hay similitud entre las plantas de todas las fechas de
siembra en este período (30 a 45 DAE). A partir del 45 DAE, la acumulación de materia seca de las
fechas de siembra temprana (28/10/16 y 03/03/17) difería de las fechas de siembra tardía
(08/02/17 y 24/03/17). Esta tendencia también se observó en Cruz et al. (2010), quienes
verificaron que la tasa de acumulación de materias secas y nutrientes en la soya en la fase inicial
de desarrollo fue baja, aumentando progresivamente con el tiempo y alcanzando el máximo entre
la floración y el comienzo del llenado del grano.

En cuanto a la división de la materia seca total del brote (SDM) entre las diferentes partes de la
planta (tallos, hojas e inflorescencias), el crecimiento de la planta implicó una mayor acumulación
de SDM en los tallos y una disminución de la acumulación de hojas en todas las fechas de siembra
estudiadas: 28/10 / 16 (Figura 4b), 01/03/17 (Figura 4c), 02/08/17 (Figura 4d) y 03 / 4/17 (Figura
4e). Desde el comienzo de la floración, también hubo producción de inflorescencias y aumento de
la acumulación de materia seca en las estructuras reproductivas. Con respecto a la materia seca
dividida entre tallos y ramas principales, es posible observar que durante todo el período el tallo
principal representó entre 60 y 70% del SDM acumulado para las primeras fechas de siembra, y
entre 40 y 50% para la siembra tardía. Las primeras etapas produjeron plantas más altas y el tallo
principal tenía la materia más grande para sostener la planta. En la siembra tardía, el tamaño de
las plantas era más pequeño y la masa de las ramas, principalmente después de la floración, era
mayor debido al mayor número y masa de inflorescencias en estas estructuras. Las plantas de chía
sembradas el 28/10/16, el 01/03/17 y el 02/02/17 fueron las más productivas (Figura 5a), no
difiriendo estadísticamente entre sí. Sin embargo, el rendimiento de grano analizado en números
absolutos fue mayor en la siembra del 01/03/17 con una producción final de 2,041 kg ha-1. Es
importante enfatizar que las plantas con fecha de siembra del 28/10/16, que son una siembra
temprana y proporcionan el mayor crecimiento de la planta, eran susceptibles de alojarse.
Además, debido a que las plantas permanecieron más tiempo en el campo, fueron más
susceptibles a enfermedades y plagas, lo que no hace que esta fecha de siembra se indique en
términos de costos de producción, incluso con el alto rendimiento. Indicó que las siembras muy
tempranas o tardías tienen una reducción en el rendimiento de grano, y la idoneidad de la fecha
de siembra es primordial para lograr altos rendimientos. Los resultados presentados corroboran
los resultados observados por Jiang et al. (2011) y Meotti et al. (2012), que señalaron que las
plantas con un crecimiento excesivo y un alto índice de área foliar de las siembras tempranas son
susceptibles de alojamiento y reducción del rendimiento del grano, así como las plantas con ramas
altas y pocas ramas de siembras tardías tienen un menor rendimiento y expresión del grano
Características de rendimiento. El crecimiento excesivo de las plantas también puede afectar la
calidad física y fisiológica de los granos de chía, según lo observado por Goergen et al (2018).

Figura 5. Rendimiento de grano (kg ha-1) (a) y altura final de la planta (FPH, cm) (b) de chia
sembrada en diferentes fechas de siembra: 1 (22/09/16), 2 (28/10 / 16), 3 (01/03/17), 4
(02/08/17) y 5 (24/03/17). * Las medias seguidas de la misma letra mayúscula no difieren
significativamente en la prueba de Scott Knott con un 5% de probabilidad. Santa Maria, Estado de
Rio Grande, Brasil, 2016-2017.
Las plantas de la fecha de siembra del 01/03/17, aunque fueron las más productivas, acumularon
menos radiación solar (MJ m-2) durante su ciclo de desarrollo en comparación con las siembras del
22/09/16 y del 28/10/16. Mientras que la siembra del 22/09/16 y el 28/10/16 acumuló 4.281 y
3.679 MJ m-2, respectivamente, la siembra del 01/03/17 acumuló 2.281 MJ m-2. Significa que una
mayor acumulación de radiación solar no necesariamente dará como resultado un mayor
rendimiento de grano, porque no toda la energía disponible para las plantas se usa en el proceso
de fotosíntesis, y porque la fotosíntesis neta depende de la energía gastada por la planta con la
respiración. y el mantenimiento de los órganos vegetativos y reproductivos, y la alta productividad
de un cultivo depende también de otros factores bióticos y abióticos, como la disponibilidad de
agua, la fertilidad del suelo, la incidencia de plagas, enfermedades y plantas invasoras.

El rendimiento promedio de grano de las plantas de chía en condiciones menos tecnificadas es de


alrededor de 500 a 600 kg ha-1. Sin embargo, algunos agricultores obtuvieron rendimientos de
hasta 1.200 kg ha-1. En algunos estudios en Argentina, bajo alta fertilización y condiciones de riego
adecuadas, se alcanzaron rendimientos de 2,500 kg ha-1 (Coates, 2011), similares a los alcanzados
en este estudio en las fechas de siembra que proporcionan las mejores condiciones
meteorológicas, principalmente un fotoperíodo para Un crecimiento apropiado.

Al comparar la altura de las plantas de chía en diferentes fechas de siembra (Figura 5b), hubo
variación en la altura final de las plantas (FPH). Las plantas de la fecha de siembra 2 (28/10/2016)
fueron más altas, difiriendo de las plantas de la siembra 1 (22/09/16); 3 (01/03/2017); 4
(02/02/2017) y 5 (24/03/17), que fueron menores.

Las plantas de chía más altas en las siembras 1 (22/09/16) y 2 (28/10/16) fueron el resultado de la
mayor duración de la fase vegetativa (178 y 137 días, respectivamente), que proporcionaron el
mayor crecimiento. Las plantas de siembra 3, 4 y, principalmente, 5 alcanzaron un FPH más bajo
porque la fase vegetativa fue más corta (75, 50 y 35 días, respectivamente) debido a los días con
fotoperíodo más pequeño.

También se observó, en condiciones de campo, que al comienzo de la fase vegetativa, las plantas
de las fechas de siembra 1 y 2 tuvieron un crecimiento más lento, debido a la menor temperatura
del aire y la disponibilidad de radiación solar (Figuras 1 y 2), cuando en comparación con la
disponibilidad de estos elementos meteorológicos y la tasa de crecimiento, principalmente en las
fechas de siembra 4 y 5.

Las diferencias en FPH de chia en diferentes fechas de siembra se deben al hecho de que esta
especie tiene su crecimiento y desarrollo regulados por la temperatura del aire y el fotoperíodo. La
respuesta al fotoperíodo es el factor principal que explica la mayor duración de la fase vegetativa
en la siembra temprana, lo que proporciona plantas más altas y, por el contrario, una duración
más corta de la fase vegetativa en la siembra tardía, lo que resulta en plantas más cortas. Los
resultados son consistentes con los observados en especies de días cortos como la soya (Jiang et
al., 2011; Meotti et al., 2012; Zanon et al., 2015a), y corroboran con los resultados de Win et al.
(2018) para el cultivo de chia en China.
Como el cultivo de chía es una planta de día corto, si se cultiva en cualquier parte del mundo con
latitudes diferentes a 0 °, sus características de crecimiento y desarrollo serán las mismas que las
observadas en este trabajo: crecimiento excesivo de plantas, mayor altura y hoja zona en siembras
tempranas. A mayor latitud, más expresivo será este comportamiento, porque el fotoperíodo en
ese momento sería más grande que el fotoperíodo inductivo de cultivo.

5. Conclusión

Los índices fisiológicos indicaron que hay un mayor crecimiento de la planta en las primeras fechas
de siembra, ya sea en la masa de la materia seca del brote, la altura de la planta y el índice de área
foliar.

El índice de área foliar de las ramas aumenta progresivamente con el desarrollo de la planta y
contribuye significativamente al índice de área foliar total de las plantas de chía en todas las
fechas de siembra estudiadas.

El tallo principal representa entre el 60 y el 70% de la materia seca del brote acumulada en las
primeras fechas de siembra, y entre el 40 y el 50% en la siembra tardía.

La mejor fecha de siembra en términos de rendimiento de grano es el 01/03/17.

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