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La ventilación requiere un sistema de vías aéreas abiertas y una diferencia de presión que
movilice el aire hacia los pulmones y desde éstos. Esta puede ser afectada por la posición del
cuerpo y por el volumen pulmonar, así como por enfermedades de los sistemas cardíaco y
respiratorio.
DISTRIBUCIÓN DE LA VENTILACIÓN
La distribución de la ventilación entre el vértice y la base del pulmón varía con la posición
corporal, el peso del pulmón y los efectos de la gravedad sobre la presión intrapleural.
Distensibilidad
Lo mismo se aplica a la distensibilidad en las porciones declives del pulmón, en decúbito dorsal
o lateral
En decúbito dorsal: La ventilación en las partes más inferiores abre (Posteriores) del
pulmón es más intensa que la de las partes más altas (Anteriores)
En decúbito lateral: El pulmón en declive se ventila mejor.
A la capacidad residual funcional, la presión pleural en la base del pulmón excede la presión de
las vías aéreas que comprime a estas de tal manera que la ventilación se reduce notablemente,
en contraste las vías aéreas en el vértice del pulmón permanecen abiertas y esta zona está
bien ventilada, incluso con bajos volúmenes pulmonares algo de aire permanece en los
alveolos de la porción inferior de los pulmones y evitar su colapso.
PERFUSIÓN
Filtra toda la sangre que se desplaza del lado derecho de la circulación hacia el
izquierdo.
Elimina la mayoría de los tromboembolismos
Sirve como reservorio de sangre para el lado izquierdo del corazón
Las arterias pulmonares pequeñas acompañan a los bronquios en su recorrido hacia los lóbulos
La red de capilares en la porción respiratoria de los pulmones es tan densa que muchas veces
se describe el flujo en estos vasos como similar a una lámina de sangre. La sangre capilar
oxigenada es recogida por las venas pulmonares pequeñas de los lóbulos y posteriormente se
dirige a venas más grandes para desembocar en las cuatro venas pulmonares principales que
desembocan en la aurícula izquierda.
Los vasos sanguíneos pulmonares son más delgados, más indispensables y ofrecen menos
resistencia al flujo que los de la circulación sistémica y las presiones en el sistema pulmonar
son mucho menores. La presión y la resistencia bajas de la circulación pulmonar da cabida a
volúmenes variables de sangre de la circulación sistémica sin que se produzcan signos y
síntomas de congestión. El volumen en la circulación pulmonar es de aproximadamente 500 ml
y alrededor de 100 ml se localizan en el lecho capilar pulmonar.
Cuando la salida de sangre del ventrículo derecho y el ingreso en el ventrículo izquierdo son
iguales el flujo sanguíneo pulmonar se mantiene constante. Las pequeñas diferencias entre el
ingreso y el egreso de sangre pueden producir grandes cambios en el volumen pulmonar si las
diferencias se mantienen durante varios latidos.
El movimiento de sangre a través del lecho capilar pulmonar requiere que la presión media de
la arteria pulmonar sea mayor que la presión venosa pulmonar media. La presión venosa
pulmonar aumenta en la insuficiencia cardíaca izquierda y hace que la sangre se acumule en el
lecho capilar con el edema pulmonar consiguiente
Al igual que en la ventilación, la distribución del flujo sanguíneo pulmonar es influida por la
posición del cuerpo y la gravedad. En posición erecta la distancia de los vértices del pulmón
por encima del nivel del corazón, puede exceder las capacidades de perfusión de la presión
media de la arteria pulmonar (Aproximadamente 12 milímetros de mercurio) por lo tanto el
flujo sanguíneo en el vértice es menor que en la base de los pulmones. En decúbito dorsal los
pulmones y el corazón están al mismo nivel y el flujo sanguíneo hacia el vértice y la base de los
pulmones resulta más uniforme. En esta posición el flujo sanguíneo a la porción posterior o
declive supera el flujo en las porciones anterior o no declives de los pulmones.
DIFUSIÓN
Esta establece que el volumen de un gas que se difunde a través de una membrana por unidad
de tiempo es directamente proporcional a la diferencia de presión parcial del gas. La superficie
de la membrana y el coeficiente de difusión y es inversamente proporcional al espesor de la
membrana. Varios factores influyen en la difusión de los gases en el pulmón:
Las enfermedades que destruyen el tejido pulmonar (La superficie de difusión) o que
aumentan el espesor de la membrana alvéolo capilar afectan adversamente la capacidad de
difusión de los pulmones. La recepción de un pulmón ,por ejemplo, reduce la capacidad de
difusión a la mitad el espesor de la membrana alvéolo capilar y la distancia de difusión
aumentan en pacientes con edema pulmonar o neumonía. Las características del gas y su peso
molecular y su solubilidad constituyen el coeficiente de difusión y determinan la rapidez con la
cual el gas se difunde a través de las membranas respiratorias.