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Edad de oro del capitalismo

 Se denomina edad de oro del capitalismo o años dorados —también


conocido en francés como Trente Glorieuses o Treinta Gloriosos y en
alemán como Nachkriegsboom o boom de la posguerra—
 al período socioeconómico transcurrido desde el final de la Segunda
Guerra Mundial en 1945 hasta la crisis del petróleo de 1973.1 Estuvo
caracterizado por dos procesos: el crecimiento económico nunca antes
alcanzado y el enfrentamiento entre las dos grandes potencias, los Estados
Unidos y la Unión Soviética, en el marco de la Guerra Fría. Esta fue una de
las razones por las que la expansión del capitalismo fue acompañada de
una fuerte presencia del Estado, otorgando importancia a cuestiones
sociales.
 En la posguerra se acentuó la tendencia intervencionista del Estado que
había comenzado a desarrollarse en la década de 1930 y que dio forma
al Estado de Bienestar.
 El Estado, en los países occidentales, asumió tareas activas en relación
con las posibilidades de incidir directamente sobre la actividad económica,
en cuestiones como el nivel de empleo, de demanda y de inversión, para
asegurar las condiciones de reproducción del sistema capitalista. 2
 Uno de los nuevos y más destacados rasgos de la economía fue la
producción a bajo costo de una enorme y diversificada cantidad de bienes,
a raíz del desarrollo de nuevas tecnologías y la introducción de métodos
de producción más eficientes.
 La consecuencia fue la necesidad de dar salida a estos excedentes de
producción, para cual el desarrollo de la publicidad condujo a la
consolidación de la llamada sociedad de consumo.3
 Desde otra perspectiva, contribuyó al aislamiento entre las partes occidental
y oriental del continente europeo. Su creación fue respondida por el bloque
soviético con la constitución del COMECON en 1949.10
El crecimiento en cifras[editar]
Después de la Segunda Guerra Mundial, las tasas anuales de crecimiento de la
producción alcanzaron valores sin precedentes. La comparación de los valores
disponibles para los diferentes períodos históricos del crecimiento anual del
producto bruto de los principales países desarrollados lo muestra de manera
contundente.

Crecimiento del PIB entre 1900 y 1973

País 1900-1913 1913-1950 1950-1973

Alemania 3,0 1,3 5,9

Estados Unidos 4,0 2,8 3,7

Francia 1,7 1,1 5,1

Italia 2,8 1,4 5,5

Japón 2,5 2,2 9,3

Reino Unido 1,5 1,3 3,0

Fuente12

El crecimiento fue acompañado por un aumento también significativo del PIB per


cápita.

Crecimiento del PIB per cápita entre 1900 y 1973

País 1900-1913 1913-1950 1950-1973

Alemania 1,6 0,7 4,9


Estados Unidos 2,0 1,6 2,2

Francia 1,5 1,1 3,8

Italia 2,0 0,7 4,8

Japón 1,2 0,9 8,0

Reino Unido 0,7 0,8 2,5

Fuente12

Si se compara el crecimiento de los países desarrollados con los valores de los


países atrasados, se observa que estos últimos crecieron a una tasa superior,
pero debido a su porcentaje más alto de crecimiento poblacional se tradujo a un
porcentaje más bajo de crecimiento del PIB por habitante. Si a ello se le suma el
hecho de que el punto de partida de las estadísticas son claramente diferentes, se
corrobora que se produjo un incremento de las desarrollados y aquellos que no lo
están.

Crecimiento del PIB y el PIB per cápita de los países desarrollados y de 15


países atrasados entre 1950 y 1973

PBI PBI per cápita

Promedio aritmético para los 16 países más


4,9 3,8
desarrollados

Promedio aritmético para 15 países atrasados 5,3 2,7


Nota: Los países desarrollados considerados son los utilizados en las
otras tablas junto
a Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Países
Bajos, Noruega, Suecia y Suiza. Los países atrasados considerados
son Bangladés, Corea del
Sur, China, Filipinas, India, Indonesia, Pakistán, Tailandia, Taiwán, Argenti
na, Brasil, Colombia, Chile, México y Perú.

Fuente12

Todo proceso de expansión incluyó una profunda modificación en la distribución


del empleo, que hizo perder peso al sector agropecuario en beneficio de los
servicios. La industria solo experimentó una ligera disminución.

Porcentaje de población por sector

Sector 1950 1980

Agricultura 25% 7%

Industria 36% 34%

Servicios 39% 59%

Fuente12

Las dimensiones del cambio estructural experimentado en el período se verifica en


el aumento de la productividad per cápita/hora, que creció a un promedio anual del
4,5% en los países desarrollados, lo cual supuso una enorme diferencia con los
períodos anteriores: 1,7% anual entre 1870 y 1913, y 1,9% entre 1913 y 1950. 12
Por último, otro elemento de importancia para la comprensión de la dinámica
económica de la segunda posguerra lo constituyen los porcentajes de crecimiento
de los volúmenes de exportación, que superaron los aumentos correspondientes
del PIB en todo el mundo. Esto es un claro signo del rumbo tomado por
el comercio internacional en contraste con los problemas experimentados por las
políticas económicas nacionales en el período anterior, orientadas a establecer
controles para proteger la actividad interior.
Crecimiento de los volúmenes de exportación

1913- 1950-
1950 1973

Promedio aritmético para los 16 países más


1,0 8,6
desarrollados

Promedio aritmético para 15 países atrasados 1,1 5,9

Fuente12

La dinámica del crecimiento occidental


La economía mixta

 Uno de los rasgos más novedosos del escenario de la posguerra fue la


emergencia de la economía mixta, la cual se basaba en una relación entre
el sector privado, el Estado y los sindicatos.13
 Después de la gran depresión de la década de 1930, quedó clara la
necesidad de una intervención creciente del Estado por la incapacidad de la
economía de mercado para resolver los problemas generados por la crisis.
 A partir de la posguerra, este concepto evolucionó hacia posiciones más
ambiciosas: el Estado también debía asegurar el crecimiento a largo plazo y
de la forma más equitativa posible.14
 La economía mixta se fortaleció mediante la búsqueda del consenso social
y político, que se plasmó en la conformación de gobiernos de coalición en
los que tomaron un rol activo los partidos de izquierda y los sindicatos.
 Se adoptaron medidas de reforma como la nacionalización de las industrias
básicas, la creación de organismos planificadores y la participación obrera
en las ganancias y en la dirección de las empresas.1516
 Los rasgos principales de esta nueva realidad fueron los derivados de la
convergencia entre el mundo capitalista y el comunista: producción en gran
escala, planificación en sustitución del mercado, regulación de
la demanda por parte del Estado a través del control de precios y salarios, y
el papel preponderante de este en la provisión de fuerza de trabajo
educada y entrenada.

La empresa, el trabajo y capital

Desempleo de Estados Unidos desde 1950 hasta 2005. Se puede observar su


descenso en la década de los sesenta (segunda sección azul). La alta oferta de
trabajo pudo ser incorporada a los diversos sectores crecientes de la economía.
 El crecimiento experimentado por la economía occidental se vincula con
una modificación de los factores de producción de trabajo y capital.
 Los avances tecnológicos, la implementación de economías de escala y las
mejoras en la organización empresarial, aumentaron la productividad.17 El
aumento de la oferta de trabajo se debió al crecimiento natural de la
población y a los cambios en la tasa de la población activa fruto de la
incorporación masiva del trabajo femenino, por los movimientos
internacionales de población y por la atracción de trabajadores procedentes
del agro.1819
 No solo se observaron aumentos cuantitativos de la oferta de trabajo, sino
también cualitativos de debido a la mejora del sistema educativo.

Por otro lado, el progreso técnico vivido en esta época estuvo vinculado a: la
multiplicación de las materias primas gracias la fabricación de fibras sintéticas y a
las aleaciones de metales, el espectacular desarrollo de nuevas maquinarias e
instrumentos, los avances en la extracción de recursos naturales y las mejoras en
los transportes y comunicaciones.

Esta revolución tecnológica fue fundamental para la producción en masa, la


automatización y la industrialización de la ciencia. La introducción de mecanismos
automáticos y semiautomáticos, potenciados por la irrupción de las computadoras,
facilitó la expansión de sectores como los del automóvil, los electrodomésticos, la
industria química, etc. Las posibilidades de transferencia de tecnología
aumentaron mucho más en estos años, a favor de los esfuerzos de Estados
Unidos desde el plan Marshall en adelante. La introducción y la difusión de los
procesos automáticos contribuyeron a la generalización de la
organización fordista del trabajo simplificando y fraccionando las tareas

El factor demanda

El crecimiento económico de posguerra está asociado a la expansión de


la demanda y al despliegue de la sociedad de consumo que había nacido en
Estados Unidos en los años 20.

En Europa Occidental y en Japón, el proceso se afirmó a partir del 1945, asociado


a los incrementos de la productividad del trabajo y al papel del Estado como
redistribuidor de los ingresos en beneficio de los sectores de menos ganancias; y
en el caso de Japón, a la actitud paternalista de las grandes empresas las cuales
aseguraban beneficios extras a los trabajadores a través de premios y estímulos.

La base de la sociedad de consumo fue la elevación de los salarios. A su vez, la


expansión de la demanda repercutió sobre la actitud de los empresarios que
multiplicaron las inversiones. Estas se orientaron a la producción de bienes de
consumo, a la construcción y a actividades recreativas.

El Estado también cumplió un papel destacado al invertir en infraestructura y


ayudar a las empresas mediante subsidios y créditos en condiciones favorables.
La dinámica de la sociedad de consumo condujo a la conformación de una
estructura empresarial dual: por una parte, una profundización de la
concentración oligopólica de empresas que respondían a la demanda generada
por el consumo masivo en crecimiento; por otra, el desarrollo de empresas
pequeñas orientadas hacia los servicios y hacia bienes que satisfacían los gustos
pautados por la moda.

 También, en este período aumentaron notoriamente las exportaciones, lo


cual estuvo vinculado a decisiones políticas. Las enseñanzas del período
de entreguerras, en las que el incremento de los aranceles y restricciones
del comercio tuvieron efectos negativos, fueron aprendidas. En los
acuerdos de Bretton Woods, se recomendó liberar el comercio, lo que
finalmente se hizo mediante la baja sustancial de las barreras aduaneras y
al desarrollo de formas de cooperación económica. Además, los progresos
técnicos en el área de los transportes y el bajo precio del petróleo,
condujeron a una disminución de los fletes facilitando el intercambio.

La integración económica internacional[editar]

A partir de la puesta en marcha del Plan Marshall por parte de los Estados Unidos,


quedó claro que había una intencionalidad diferente por parte de la primera
potencia respecto al funcionamiento de la economía mundial. El Acuerdo General
sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) fue la
primera manifestación de ese nuevo espíritu. La idea, surgida en Bretton Woods,
tenía como principios fundamentales, la igualdad de trato y el multilateralismo,
promoviendo la defensa del libre cambio con algunas excepciones justificadas por
la necesidad de garantizar el pleno empleo o por pautas impuestas por el
desarrollo.

El logro más significativo con respecto al proceso de cooperación económica fue


la creación del Mercado Común Europeo. La idea de integración estaba en mente
cuando finalizaba la Segunda Guerra Mundial, y así fue que en 1944 los gobiernos
de Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo acordaron la creación, a partir de 1948, de
un mercado común denominado Benelux. La integración económica era
fuertemente alentada por Estados Unidos ya que crearía una barrera fuerte y
prospera contra la propagación del comunismo. Otro ejemplo de cooperación fue
el establecimiento de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) que
logró mejorar las relaciones entre Francia y Alemania. Este cuardo fue el
antecedente de la conformación de una unión aduanera conocida
como Comunidad Económica Europea, la cual permitió el libre movimiento
de mano de obra, de capitales y servicios en región; la expansión de cada uno de
los países integrantes y el crecimiento del nivel de vida de la población. La
constitución de la CEE dio las condiciones necesarias para que los países que
quedaban fuera de ella establecieran su propio bloque, la Asociación Europea de
Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés). Los acontecimientos posteriores
condujeron a un acercamiento de Gran Bretaña y los países del EFTA a la
Comunidad Europea, los cuales ingresaron en ella en 1972. Las transacciones
entre los países participantes se cuadriplicaron en diez años y se incrementaron
las inversiones extranjeras, especialmente las estadounidenses.

Por otro lado, la creación del Fondo Monetario Internacional, tras las


negociaciones realizadas en Bretton Woods, implicó el establecimiento de pautas
para la puesta en vigencia de un sistema monetario basado en paridades fijas y en
el respaldo de monedas fuertes. Su funcionamiento dependía de la situación
dominante de los Estados Unidos, el país acreedor del mundo occidental. Al dólar
se le dio un valor fijo en oro pero asumió un papel contradictorio: en el interior de
Estados Unidos no era convertible y los gobiernos podían contraer o ampliar la
oferta monetaria. En el exterior en cambio, el dólar era convertible en oro y
funcionaba como respaldo de las demás divisas. Este sistema comenzó a tener
problemas a medida que tanto la economía europea como la japonesa
despegaron, mejorando su competitividad internacional, lo que afectó a la moneda
norteamericana.

La evolución económica por país[editar]

Estados Unidos[editar]
El crecimiento económico de los Estados Unidos permitió la puesta en marcha
del Programa Apollo en el marco de la carrera espacial.

Los Estados Unidos, no solo salieron políticamente victoriosos de la guerra, sino


que su preeminencia económica se manifestó de manera clara. Terminado el
conflicto, este país concentraba la mayor parte de la capacidad manufacturera
mundial, así como también los mayores esfuerzos en investigación y desarrollo.
De las 100 principales innovaciones introducidas en este período, 60 provenían de
compañías estadounidenses. Una de las razones que explican esta transición es
la rápida reconversión de la industria bélica hacia la producción de bienes de
consumo alentada por la reducción de impuestos y al elevado nivel de gastos por
parte del gobierno. Mayor importancia aún tuvo el incremento de la demanda en
una población que llevaba varios años sacrificándose por la guerra. Pero el
problema principal a que se debió enfrentar a finales de los años cuarenta fue
la inflación, que llevó a un aumento en el costo de vida. En estos años se produjo
una recesión que pudo ser resuelta por factores endógenos como la aplicación
del plan Marshall y la Guerra de Corea. La ayuda brindada a Europa Occidental y
a Japón ayudó a aumentar las exportaciones y la inversión en empresas del Viejo
Continente por parte de las compañías estadounidenses.

A partir del 1953, bajo el gobierno republicano de Eisenhower, hubo una


aceptación del papel del gobierno federal en las cuestiones sociales y una
aceptación de las posibilidades que brindaba el déficit presupuestario como factor
dinamizador de la actividad económica; pero no se implantó una política fiscal y
monetaria destinada a actuar sobre la demanda. Con el regreso de los demócratas
con Kennedy en 1961, se aplicaron medidas keynesianas, como una política fiscal
activa y la utilización sistemática del déficit presupuestario. Estas políticas
económicas fueron llamadas New Economics y arrojaron resultados positivos,
como manifiesta el promedio de 8% anual de crecimiento del PBI entre 1961
y 1969. Sin embargo, el efecto expansivo de la intervención en Vietnam produjo un
proceso inflacionario que debió ser afrontado por Nixon después de su investidura
en 1969. La ortodoxia del equipo conservador que lo rodeaba condujo a los
clásicos ajustes monetarios y presupuestarios, pero el alza de precios no se
detuvo. El gobierno estableció estrictos controles para atacar la inflación y las
consecuencias fueron recesión y desempleo, sin lograr que los precios se
estabilicen. Por lo tanto, cuando en 1973 estalló la crisis del petróleo, la economía
norteamericana ya estaba en serios problemas.

Gran Bretaña[editar]

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico, bajo la conducción


del laborista Clement Attlee, se orientó hacia la implementación de
políticas keynesianas. Sus componentes principales fueron la constitución de
un Estado benefactor, el objetivo del pleno empleo y la nacionalización de un
sector significativo de la estructura industrial. Se buscaba un equilibrio entre la
libertad y seguridad, restringiendo algunos principios de la economía de mercado,
reemplazados por un activo papel del Estado en el terreno social y en la búsqueda
de políticas que terminaran con la desocupación. Así, el Estado asumió de manera
plena una función distributiva que, a partir de sustanciales aumentos en las
contribuciones patronales, concretó un conjunto de beneficios sociales que
protegía a los ciudadanos. A su vez, se nacionalizó el Banco de Inglaterra, la
minería del carbón, el gas, la electricidad, los ferrocarriles y una parte de la
industria metalúrgica. Sin embargo, la falta de una política de planificación impidió
que el Estado hiciera uso efectivo de su poder económico. La recuperación de la
economía británica se basó en el incremento de las exportaciones. Además, los
controles instaurados en la guerra se conservaron por lo que se mantuvo bajo el
nivel de importaciones, asegurando una balanza comercial favorable.
La devaluación de la libra esterlina en 1949 potenció la posición exportadora del
país pero generó inflación.

Esta coyuntura negativa permitió a los conservadores volver al poder de la mano


de Winston Churchill. Desde 1964, los laboristas y conservadores se alternarían
en el poder y en este período no se produjeron modificaciones significativas en la
estructura económica conformada después de la guerra. Con el marco de
inconsecuencia de las políticas económicas, debido a la alternación entre
gobiernos conservadores y laboristas, se produjo la aceleración del proceso de
concentración industrial iniciado en el período de entreguerras. Su rasgo
diferenciador fue la diversificación de la producción. Los progresos de la industria
se enfrentaron a una dura actitud de los sindicatos los cuales habían tomado
fuerza después de la guerra. La estrategia adoptada fue de luchas por
incrementos salariales y en la conservación de un poder monopólico, que afectó
en muchas veces la introducción de mejoras técnicas. El modesto comportamiento
de la economía británica a lo largo del período marcó la desaparición definitiva de
su sistema de hegemonía. Luego del impacto de la crisis del petróleo, retornarían
las políticas liberales con Margaret Thatcher a la cabeza.

Francia[editar]

El ejemplo francés fue uno de los casos más concretos de implementación de una
economía mixta. El líder de la Francia liberada, Charles De Gaulle, compartía con
la izquierda la concepción de que el papel del Estado debía ser mucho más activo.
Las nacionalizaciones fueron muchas, continuando una tendencia que se había
iniciado con la gran depresión en la cual se habían nacionalizado los ferrocarriles,
la industria aeronáutica y la de armamentos. En la posguerra fueron la industria
automovilística, el transporte aéreo, la minería de carbón, el gas, la electricidad ,
el Banco de Francia y otros bancos comerciales, las que pasaron a manos del
Estado. Así, el Estado se convirtió en el principal productor y empleador del país,
pero las nacionalizaciones no implicaron una modificación de la estructura fabril y
la mayoría de las empresas conservó su autonomía.
El pilar básico de la economía francesa fue la planificación estatal siendo su
impulsor Jean Monnet, que apuntó a guiar la producción antes que a controlarla.
El crecimiento se basó en el desarrollo de seis industrias
estratégicas: carbón, acero, cemento, electricidad, transportes y maquinaria
agrícola; más tarde se les sumaron el petróleo y los fertilizantes. Los sucesivos
planes cuatrienales se plantearon objetivos diversos, desde la expansión de
la industria pesada hasta la consolidación de beneficios sociales para jubilados y
asalariados de bajos ingresos, pasando por el desarrollo científico y tecnológico.
El plan Marshall creó las condiciones para la puesta en marcha del primer plan,
pudiéndose financiar las importaciones esenciales para el despegue y lo dotaron
de capitales para impulsar la industria pesada.

El principal factor en la restructuración y el despegue de la industria francesa lo


constituyó el ingreso en la Comunidad Económica Europea. La obligación de
competir condujo a una transformación tanto de la agricultura como de la industria.
El campo completó su reconversión basado en una disminución de la población
activa y el aumento de la producción gracias a las mejoras técnicas y de la
racionalización de los procesos productivos. También, se abandonaron las zonas
menos productivas y aumentaron las exportaciones agrarias. Con respecto a la
industria, bajo la tutela del estado, esta se renovó de manera total, aumentado su
competitividad en el escenario internacional. Como resultado,
entre 1949 y 1969 las exportaciones industriales aumentaron en un 5,5%, para la
década del 70, Francia era una potencia industrial de primer orden.

Alemania[editar]
Artículo principal: Milagro económico alemán
Ensamblaje del Volkswagen Escarabajo en Alemania Occidental.

Los Gobiernos de la República Federal Alemana se orientaron hacia políticas de


corte neoliberal, si bien con algunos componentes intervencionistas. A pesar de
los proyectos iniciales de los aliados, que planteaban la necesidad de debilitar
económicamente a Alemania para impedir al retorno de las situaciones que
provocaron las dos guerras, las realidades de la Guerra Fría y la necesidad de
frenar el avance del comunismo, obligaron a revisar estas ideas reemplazándolas
por la concepción de que una Europa ordenada y próspera requería una Alemania
estable y productiva. El triunfo de las ideas neoliberales se produjo en un marco
donde en la sociedad alemana existía un consenso mayoritario a favor de una
economía planificada. El gobierno aceptó gran parte del ideario
neoliberal [cita  requerida]pero incorporó la cogestión obrero-empresaria y una activa
política contra los procesos de concentración, que sin embargo, siguieron siendo
característicos de la economía alemana.

En Alemania se produjo un despegue acelerado debido a la adecuada provisión


de capital, mano de obra y mercados, y la instrumentación de políticas
económicas que contribuyeron al crecimiento. Los niveles de inversión bruta en
esos años alcanzaron valores que iban desde el 20 al 24%, proporción superior al
resto de los países occidentales. La autofinanciación empresarial fue el
instrumento principal, y la importante reserva de maquinaria existente permitió la
rápida reconstrucción del tejido industrial. La abundancia de mano de obra,
ampliada por los emigrantes y refugiados del bloque oriental, permitió la existencia
de moderadas demandas salariales, sumada a una comprensión de los sectores
sindicales de la necesidad de no profundizar los enfrentamientos con el
empresariado. La tradicional capacidad alemana en la industria pesada le permitió
aprovechar su reingreso en el mercado mundial, favorecido por la liberación del
comercio y el establecimiento del Mercado Común Europeo.

Con respecto a la política económica, los gabinetes liberales, que gobernaron el


país hasta 1966, mantuvieron una orientación que privilegiaba el control de precios
y de la balanza de pagos en detrimento de los gastos sociales. Con la llegada de
los socialdemócratas al poder en 1966, comenzaron a aplicarse algunos
instrumentos de las políticas keynesianas como la financiación deficitaria del
presupuesto, la implementación de medidas fiscales y monetarias y algunos
elementos de planificación a mediano y largo plazo. Alemania se alejó así de la
corriente neoliberal para insertarse en el movimiento generalizado en Occidente
de la economía mixta.

Japón[editar]
Artículo principal: Milagro japonés

Un receptor de radio hecho por Sanyo en 1959. Durante este período, Japón


fabricaba gran parte de los electrodomésticos del mundo.

Japón se trata de un país pobre en recursos naturales, superpoblado y con una


escasa superficie cultivable por habitante. Es el primer caso de una economía no
occidental que despega hasta en punto de convertirse en la segunda potencia del
planeta. Para Japón, el enfrentamiento del 1939-1945 terminó en un desastre en
el terreno militar y económico. No solo perdió todas sus colonias y su influencia
en Asia, sino que también les fueron arrebatadas sus inversiones
en Manchuria y China. La idea original de los vencedores era acabar con la
hegemonía japonesa en el extremo oriente limitando su crecimiento. Sin embargo,
la evolución de la coyuntura internacional, marcada por la guerra fría y al triunfo
de Mao Tse Tung en China, obligó a la reconstrucción del Japón como bastión
contra los países socialistas. La Guerra de Corea (1950-1956) terminó de definir la
situación: la demanda de armamentos y repuestos militares por parte del ejército
estadounidense se volcó hacia la economía japonesa, por lo que fue preciso
modificar los planeamientos originales, proponiéndose el desarrollo de Japón
como potencia hegemónica en el sudeste asiático.

El crecimiento explosivo experimentado por Japón, desde principios de los años


50 hasta la crisis del petróleo, fue claramente superior al de cualquier otro país.
Esto se debe a una multiplicidad de causas. En primer lugar, el clima internacional
de la posguerra, asentado en la hegemonía de Estados Unidos y la expansión del
comercio mundial impulsada por el GATT, creó las condiciones necesarias pera la
colocación de exportaciones japonesas en el mercado mundial, fundamental para
pagar las importaciones de materias primas como petróleo y recursos
tecnológicos. Otro factor, fue el importante suministro de mano de obra barata
para la industria proveniente del sector agrícola, que permitió una
gran elasticidad en la oferta, por lo que fue viable que los salarios crecieran menos
que la productividad facilitando el descenso de los costos. Por otro lado, el
elevado nivel de ahorro de la población, asentado sobre una baja propensión al
consumo, permitió que el país tuviera el mayor índice de inversión dentro de los
países desarrollados.

Por otro lado, el papel del Estado partió del rechazo de una estrategia de


crecimiento a largo plazo basada en la teoría de ventajas comparativas, por lo que
actuó como mecanismo de compensación de las deficiencias del mercado.
Además, coordinó de manera amplia el conjunto de la actividad productiva,
involucrando organismos públicos y sectores de la actividad privada. Asimismo,
desde el estado se estructuró un sistema educativo de alta calidad, dirigido a
impulsar el desarrollo económico y a servir a las grandes empresas. Muchos
alumnos solo estudiaban para obtener empleo en una de las principales
compañías. El proceso de modernización industrial se realizó inicialmente a partir
de la utilización de recursos tecnológicos provenientes de Estados Unidos. Este
impulso inicial fue acompañado por un considerable esfuerzo del Estado para
impulsar el cambio tecnológico, incrementando los gastos en la investigación
básica y aplicada. Por último, el predominio del Confucianismo en la sociedad
japonesa implicó el asentamiento de una visión del mundo que justificaba el orden
social existente y el encolumnamiento detrás de la autoridad. La organización
fabril japonesa, con todas sus peculiaridades, fue entonces aceptada
mayoritariamente como parte de ese statu quo incuestionable, y las clases
trabajadoras apuntalaron con su esfuerzo la estrategia de expansión económica
acelerada.

España[editar]
Artículo principal: Milagro económico español

Monumento al SEAT 600, símbolo del milagro económico. Producido por la


empresa española SEAT, entre 1957 y 1973 se construyeron más de 794 000
ejemplares de esta versión del FIAT 600 italiano, convirtiéndose en el primer
coche de muchas familias de clase trabajadora española.

En 1945 España era un país principalmente agrícola y atrasado. A pesar de no


haber participado en la Segunda Guerra Mundial, la guerra civil de 1936-
1939 planteó obstáculos en la recuperación económica; agravados por la
política franquista de alianza con las potencias del eje, las
pretensiones autárquicas y el intervencionismo económico. Sin embargo, cuando
las relaciones entre Estados Unidos y la URSS, aliados en la guerra, se
deterioraron; se produjo un acercamiento entre España y Estados Unidos basado
en el enemigo común que significaba el comunismo. Este proceso culminó en los
Acuerdos de Madrid de 1953.

Desde un punto de vista económico, la década del 40 presenta un balance muy


negativo. Solo gracias a la ayuda de Argentina y Estados Unidos el país se salvó
de una catástrofe alimenticia. En pocos años, el régimen franquista había acabado
con los excedentes de producción de trigo de la Segunda República Española al
desabastecimiento de los bienes de consumo más básicos. Pero a partir
del 1951 se comenzaron a aplicar políticas de apertura hacia el exterior, que junto
con la ingente cantidad de capital norteamericano 20 y la restauración de las
relaciones económicas con una Europa en recuperación, y con sectores como la
electricidad (Iberdrola), las telecomunicaciones (Telefónica), la distribución de
petróleo (Repsol), la explotación de las minas (Hunosa), la metalurgia pesada
(Altos Hornos), la producción automovilística (SEAT), el transporte ferroviario
(Renfe) y aéreo (Iberia),producción y distribución de tabaco (Tabacalera Española)
que eran monopolios estatales rentables21 capaces de proporcionar servicios
básicos a precios asequibles22, y cuyos beneficios revertían en el Estado
permitieron empezar un proceso industrializador.

A pesar de no formar parte de los acuerdos de integración económica de Europa,


la economía española se benefició del espectacular crecimiento europeo de
los años 60. En primer lugar, la demanda europea provocó un gran crecimiento de
las exportaciones españolas lo que permitió importar los productos necesarios
para el desarrollo industrial. Por otro lado, se produjo un proceso de emigración de
población española hacia países más industrializados lo que ayudó a resolver la
falta de puestos de trabajo en el país. A su vez, el turismo creció como actividad
económica ya que muchos europeos comenzaron a elegir a España como destino
de sus vacaciones, lo que en última instancia hizo al país dependiente a este,
pues entre 1959 y 1973 las ganancias del sector turístico aumentaron un 2403%. 23
Por último, tuvo lugar una amplia apertura a las inversiones de capitales
extranjeros. Los efectos de este proceso fueron notorios: el crecimiento económico
español fue superior a la media europea siendo la industria del automóvil una de
las locomotoras más potentes del crecimiento (de 1958 a 1972 creció a una tasa
compuesta anual del 21,7 %.) A su vez, el sector agrario vivió un acelerado
proceso de modernización paralelo al éxodo rural hacia zonas urbanas y al
extranjero.

Aunque la propia naturaleza del régimen era un obstáculo para el progreso de


la educación, la investigación y para el desarrollo del capital humano. La ausencia
de una refoma tributaria y la no implementación de políticas keynesianas impidió
que el gobierno español gastase más en educación, sanidad e infraestructuras de
transporte y comunicaciones. Durante la década del 60, España se convirtió en un
país industrial gracias a la favorable coyuntura internacional y la mantención de
sectores estratégicos estatales. Sin embargo, en muchos aspectos, la sociedad
española permanecía alejada de muchos patrones europeos, debido al
programa franquista que impulsaba el inmovilismo político y social.

Las explicaciones del crecimiento[editar]

La expansión económica de posguerra ha sido objeto de múltiples explicaciones


que buscan identificar sus causas.

La fundamentación neoclásica[editar]
Artículo principal: Economía neoclásica

Explica el crecimiento partiendo de cada factor de producción. De los tres factores


principales (recursos naturales, capital y trabajo) se despegan una significativa
cantidad de variables específicas como la duración del año de trabajo, los niveles
educativos de la mano de obra, la infraestructura, etc. Incluye también al factor
residual como los conocimientos técnicos y los avances en la organización. La
teoría neoclásica estudia al crecimiento del lado de la oferta apuntando a sus
causas inmediatas.

Argumentos keynesianos[editar]
Artículo principal: Keynesianismo

Se enfatiza la importancia de la existencia de una elevada demanda agregada


como condición necesaria para el crecimiento, el cual se alcanza mediante una
activa política fiscal y monetaria y un alto nivel de inversiones. El papel del Estado
es crucial para evitar la irrupción de coyunturas depresivas que afecten la
inversión privada. A su vez, el gobierno debe facilitar el comercio internacional y
asegurar ingresos para desocupados, enfermos y jubilados para consolidar una
demanda estable. El error de esta teoría es dar por sentado la utilización de
políticas keynesianas en países que no lo hicieron o lo hicieron por muy poco
tiempo.
Modelos del cambio estructural[editar]
Artículo principal: Estructuralismo (economía)

El estructuralismo afirma que el crecimiento es un proceso desequilibrado en el


que el progreso técnico no se distribuye de forma uniforme entre los sectores. La
estructura de la demanda conduce a modificaciones en la estructura productiva:
algunos sectores crecen, otros declinan. Se parte del modelo de Lewis que
supone la existencia de dos sectores, uno atrasado y otro avanzado con salarios y
productividad más elevados. El crecimiento es el proceso de transferencia de
trabajo y recursos y aumento de productividad del sector atrasado hasta
desaparecer.

La escuela del catching up[editar]

Indica que si el nivel de producción de un país es inferior a otros, los países


atrasados pueden acortar las distancias que los separan de los países líderes
mediante el deseo de imitación, la flexibilidad para el cambio y la capacidad para
organizarlo. Un ejemplo es el crecimiento rápido de la Europa Occidental y el
Japón a partir de la imitación de los Estados Unidos mediante la capacidad para
organizar el cambio, la libertad de la libre empresa, la organización del sistema
educativo y el control institucional de los conflictos. El proceso de crecimiento
pierde velocidad cuando ya no queda nada que imitar.

El enfoque marxista[editar]
Artículo principal: Marxismo

Explica la historia del modo de producción capitalista desde 1945 de acuerdo con
las leyes básicas del movimiento de capital descriptas por Marx. Se hace un
análisis cíclico del capitalismo indicando que la onda larga se inicia tras la
Segunda Guerra Mundial y se caracteriza por un incremento a largo plazo de la
tasa ganancia y una expansión del mercado a través de la innovación tecnológica
y un aumento de la tasa de plusvalía acompañado de un aumento de los salarios
reales. Esta etapa del capitalismo tardío incluye tres nuevos rasgos: la reducción
del tiempo de rotación del capital fijo, la aceleración de la innovación tecnológica y
el aumento del costo de los grandes proyectos de acumulación. Asimismo, la
creciente propensión del sistema a las explosivas crisis convierte al Estado en un
administrador de crisis, el cual mediante políticas anticíclicas evita las depresiones
catastróficas. La consecuencia de este intervencionismo produce un proceso
inflacionario el cual dificulta sostener la demanda.

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