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IMITACION Y ADAPTACION DEL MODELO

BRITANICO

En distinta medida, las nuevas experiencias históricas presentarán caracteres tanto de


imitación del modelo británico como de adaptación a las circunstancias particulares de
sus propios países. Se inaugurarán así vías propias hacia la industrialización, no
fácilmente reducibles a denominadores comunes, por lo que será preciso analizar
algunos casos de forma particular.
¿PORQUE LAS FECHAS 1815-1870?

1815 tiene un gran contenido político pero también derivaciones económicas. 1870 es
una fecha sin embargo de gran calado económico. El Congreso de Viena (1815) puso
fin a la serie de guerras emprendidas por Francia desde 1792 con el propósito de
conquistar Europa y convertirla en Imperio francés. El equilibrio político establecido en
Viena significó el fin de un ambiente generalizado de inestabilidad e incertidumbre
político-militar así como el fin del bloqueo económico a Inglaterra. La paz conquistada
y la liberalización del comercio internacional instauraron un entorno propicio al
desarrollo económico.
DESAFIOS
 Primero, la competencia de las manufacturas británicas amenazaba los
mercados interiores de los países del continente así como sus mercados
coloniales ultramarinos.

 Segundo, el mercado británico de bienes y factores ofrecía nuevas


oportunidades de crecimiento económico al resto de los países a través del
comercio exterior, la inversión de capital y la transferencia de tecnología, fuera
esta por medios legales o por espionaje industrial.

 la conciencia de que la riqueza nacional era la base fundamental del poder del
estado animó a los dirigentes políticos a seguir el ejemplo británico mediante
una mayor intervención en la economía. La industrialización se convirtió así en
un imperativo tanto económico como político. Una vez iniciada, la difusión de
la Revolución Industrial fue un proceso inevitable.

REVOLUCIONES POLITICAS
Las revoluciones políticas llevadas a cabo en EE.UU. y Francia a fines del siglo XVIII
entran con pleno derecho en la nómina de factores impulsores del cambio económico.
La Declaración de Independencia de los EE.UU. (1776) y su Constitución (1787-89) así
como la Revolución francesa (1789) y las guerras revolucionarias (1790-1815)
provocaron un cambio radical de panorama en toda Europa y en América. Ellas
tuvieron decisivas consecuencias económicas a largo plazo. El ejemplo de EE.UU.
abriría para todo el continente americano la esperanza de independencia y de
implantación de nuevos derechos civiles. Y por lo que respeta a Europa, hay que
reconocer que Francia no inventó el liberalismo pero dio cuerpo al Estado-Nación y lo
difundió por Europa aportando los principios políticos e ideológicos, de libertad e
igualdad civil, que habían inspirado su revolución.

EL CRECIMIENTO

El crecimiento económico del mundo se aceleró respecto a la época anterior de forma


más que significativa. En términos agregados, su ritmo aumentó casi diez veces,
pasando de una tasa estimada del 0.06% anual en el anterior periodo, 1700-1820, a
0.54% en el actual. La intensidad del crecimiento no fue sin embargo la misma en
todas partes. Europa Occidental creció a un ritmo bastante más intenso, casi el doble,
que la media mundial, pero no fue el continente ni la región del mundo que más
creció. Otras lo hicieron a un ritmo superior

Cambio estructural
Lo que de verdad distingue la experiencia inglesa de la de sus vecinos europeos fue el
hecho de que en las dos o tres últimas décadas del siglo fue protagonista activo de un
crecimiento industrial y del inicio de un rápido cambio estructural. En el resto de los
países no estaban aún completamente maduradas las condiciones que en Inglaterra
habían propiciado tal cambio. Ni la dotación de ciertos factores desde la oferta, ni la
extensión y estabilidad del mercado desde la demanda, ni las instituciones, la
iniciativa empresarial o la intervención del estado eran iguales.

Divergencias (imagen)

Transformaciones en la agricultura

El incremento de la productividad, allí donde se produjo y en la medida en que se


produjo, permitió a la agricultura desempeñar varias contribuciones esenciales al
crecimiento económico y a la industrialización. Por el lado de la oferta, la función de la
agricultura consiste: en aumentar, primero, la producción de alimentos a precios
moderados para una población en crecimiento y cada vez más urbanizada y la de
materias primas para la industria (cueros, fibras textiles), así como, en su caso, la
exportación de productos agrícolas con los que adquirir bienes de capital del exterior;
segundo, en transferir factores productivos, trabajo y capital, a las actividades no
agrarias en expansión, a través de las migraciones del campo a la ciudad de los hijos de
agricultores y la inversión en la industria y servicios, mediante el pago de impuestos, la
renta de la tierra y los beneficios de los agricultores.

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