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ECONOMÍA DE LA ATENCIÓN

Es magnífico reconocer la forma en que la vida se adapta ante las circunstancias por las que ésta
se debe desarrollar, como por ejemplo la vida en el mundo de hoy, un mundo interconectado,
tecnológica y digitalmente, en sincronía con las personas, como si se tratase de una simbiosis en la
que la vida humana se ve determinada en parte por el avance tecnológico que lleguemos a
descubrir. Es raro, pero por momentos, el mundo actual en el que vivimos, parece haber puesto en
segundo plano aquello que hubiese sido prioridad en un mundo “del pasado”, parece también
haber otorgado valor a lo que realmente carece de ello. Este enfoque se ha dispersado de manera
masiva con el alcance de la tecnología y la digitalización, como si de un efecto dominó se tratase.

Las personas que vivimos en el mundo de hoy, podríamos decir que tenemos casi de forma
genuina un vínculo muy estrecho con lo digital, solo hace falta observar la actividad de una
persona en su día a día y notaremos que la dirige en condición de la tecnología, que va desde un
mundo virtual que se encuentra situado en la propia Internet, hasta los dispositivos digitales, que
en la actualidad ya serían considerados como extensiones de la propia persona.

Para esto solo hace falta ver nuestras manos en un momento del día cualquiera y seguramente
encontraremos en ellas nuestro teléfono móvil o celular, precisamente ese dispositivo es la
muestra más representativa de la relación íntima que tenemos con lo digital, y junto a todo esto
ya mencionado, viene consigo una cantidad de información incalculable, información que llega en
todas las direcciones y en todos los sentidos, información que incluso no pedimos o queremos,
pero se nos presenta de manera repentina. Ahora pregúntense a ustedes mismos… ¿esta
información puede ser ignorada?, claramente no, y al no poder ser ignorada, solo queda darle de
nuestra atención como respuesta, de forma prácticamente inevitable.

En este contexto es que se refleja la “economía de la atención”, atención que solo los seres
humanos son capaces de dar en este mundo digital, atención que sirve como combustible para
que todo siga funcionando, atención que a fin de cuentas podría traducirse como un recurso para
que este ecosistema tan extraño se siga manteniendo en actividad.

CONCLUSIÓN

Podría plantear una pregunta en este punto y es la siguiente… ¿existe algún problema con todo
esto?, y la respuesta es contundente, claro que si existe un problema y mientras esto siga siendo
como es, ese problema seguirá existiendo también. Entonces, ¿qué está mal?, lo malo está en que
la inteligencia artificial utilizada en este “ecosistema digital”, funciona con un algoritmo al cual no
le importa realmente la persona como tal, sino tiene como interés principal la atención que
nosotros podamos entregar, el algoritmo podría tenerte enganchado al mundo digital por días,
semanas, meses, años… sin importarle tu integridad o tu bienestar.

Quizás este algoritmo del que se habla, debería comenzar a trabajar de manera más “consciente”
respecto al uso de la atención como un recurso finito, ya que lo es, pero es probable que esta
petición de consciencia sea incapaz de lograr para la inteligencia artificial, ya que la única
inteligencia que posee consciencia es la humana, pero bueno, supongo que no deja de ser una
alternativa.

Geancarlo Oviedo Zuñiga.

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