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La tecnología, ¿Nos libera o esclaviza?

Hoy en día, la tecnología se ha democratizado y está al alcance de cualquiera.  Aplicaciones


que son capaces de conectarnos con el resto y otras que buscan hacernos la vida más fácil.
Pero, ¿Nos beneficiamos tanto como pensamos, o quedamos presos de nuestras propias
incapacidades?Hoy, no es difícil encontrar al interior de nuestro teléfonos móviles,
aplicaciones con recetas para aprender a cocinar, cupones de descuento en locales
comerciales mientras vas en el mall (Izit), videos tutoriales para toda clase de cosas, mapas
con GPS, calculadoras, redes sociales, etc.
La capacidad de los smartphones es tan impresionante, que hoy en día los «teléfonos
inteligentes» nos otorgan herramientas capaces de encender y apagar las luces de la casa,
los equipos de música, e incluso manejar la alarma de tu hogar. Estas nuevas herramientas
forman parte de la, poco conocida hasta ahora, Domotica; O la inclusión de la tecnología en
las casas para automatizar los sistemas y simplificar la vida de sus dueños.

Los fenómenos del acelerado crecimiento e innovación tecnológica a partir de la


globalización han llegado a niveles in-imaginados. Los típicos juegos en la plaza el día
domingo han sido delegados al olvido por culpa de los smartphones, tablets y videojuegos,
generando en los niños los malos hábitos de una vida sedentaria, donde no es necesario
moverse, donde todo está al alcance de un simple click.

Este nuevo estilo de vida al interior de «la aldea global» ha acelerado los ritmos de vida de
las personas, ha creado un deseo de inmediatez  en conseguir las cosas que necesitamos, y
ojalá, con el menor esfuerzo físico o mental posible. Y para cumplir este deseo, es que ha
aparecido nuestra querida, y a veces odiada, tecnología. Y según se piensa, llegó para
quedarse.

Gracias a la tecnología, el nivel de inactividad del usuario ha llegado a niveles


impresionantes donde ya no es ni siquiera necesario levantarte de tu cama, o incluso estar
en tu casa, para que los objetos al interior de esta funcionen. Ejemplos de esto último hay
varios, uno de ellos podría ser la aspiradora que «aspira sola», Roomba.
Es más, se está pensando implementar en nuestro país, un sistema a través del cual
podríamos pagar en los supermercados simplemente usando nuestro smartphone, por lo
que gracias a la inclusión de la tecnología en nuestro diario vivir, no solo dejamos de hacer
esfuerzo físico, sino que incluso ganamos tiempo libre para nuestra disposición.

Pero, ¿Es realmente «libre» nuestro tiempo de ocio?


La tecnología ha llegado para solucionarnos la vida, o quizás, esa es la mejor excusa, es la
mejor fachada para que aceptemos su inclusión en nuestra rutina, e incluso, llegar a
necesitar de esta para poder ser útiles o productivos en nuestro diario vivir.
La gente está hiperconectada, está apegada a sus teléfonos móviles y sus aplicaciones
(muchas de ellas gratuitas), ya que a través de ellas, los usuarios pueden conversar con el
resto, «conocer» lugares, gente, y hacer un sin fin de cosas que, físicamente «demandan de
mucho esfuerzo».

La verdad es que ante esto, el panorama que se viene a futuro no es nada alentador. Un
planeta mega-tecnológico, la sociedad más dependiente que nunca de la conectividad global
y aplicaciones que vienen falsamente a solucionarnos la vida.
Muchos de los pensamientos expuestos en este artículo se ven fielmente reflejados en un
corto futurístico creado por Eran May-raz y Daniel Lazo. Un vídeo que nos hace recordar
automáticamente novelas de Orwell o de Aldous Huxley.

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