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Este texto que voy a comentar pertenece a la obra Poemas májicos y dolientes de Juan
Ramón Jiménez. Fue publicado en 1911, a comienzos del siglo XX.
Nuestro autor se caracteriza por una originalidad desmedida y por una vida entera
dedicada a la poesía, una poesía marcada por la influencia de autores como Bécquer y
corrientes literarias como el Simbolismo o el Modernismo. Podemos situar este poema
en una etapa de su vida que muchos la han denominado como “etapa sensitiva”, donde
predominan las descripciones del paisaje, sentimientos vagos, melancolía, música y
color, recuerdos e ilusiones amorosas. Se trata de una poesía emotiva y sentimental
donde se refleja la sensibilidad del poeta a través del perfeccionismo de la estructura
formal.
La estética que encontramos en dicho poema sería la de la “poesía pura”, que es además
un concepto artístico que él mismo introdujo en la época.
El tema de este poema sería la descripción de la llegada de la primavera que lo inunda
todo de color amarillo, que lucha contra el estado anímico de tristeza del autor. Puede
simbolizar un renacer de la vida ante lo doloroso de esta. Esto puede constituir una
transformación en el paisaje con la llegada de abril, al inundarlo de color amarillo, y
también en el ánimo de la voz poética que siente esperanza y alegría.
Vemos como Juan Ramón Jiménez emplea esa descripción detallada de la naturaleza a
través del color amarillo, que concuerda muy bien con su etapa sensitiva.
Hablando del nivel morfosintáctico, podemos ver los siguientes recursos estilísticos
encontrados en el poema de Juan Ramón Jiménez:
- Encabalgamiento: nos permiten marcar el ritmo del poema y destacar ciertas
palabras. Tenemos encabalgamientos suaves como el de la primera y segunda
línea: “Abril galán venía, todo/ lleno de flores amarillas…” y también abruptos
como el de la línea 13: “Guirnaldas amarillas escalaban/ los árboles; el día…
- Anáfora: nos destaca el color que ronda todo el poema: amarillo el arroyo/
amarilla la senda (l. 3, 4).
- Vemos una repetición continua de la palabra amarilla, con sus derivados
amarillas, amarillo y palabras de su mismo campo semántico o palabras que nos
recuerdan a este color, como son sol (l. 7), luces (l. 8), lirios (l. 9), oro (l. 15).
- Vemos antítesis en los versos finales, donde dice “despertar de vida…/entre los
huesos de los muertos”. Puede significar que se recupera del todo la felicidad, ya
que la vida vuelve a despertar con la llegada de la primavera y los muertos
descansarían en un lugar mejor de la mano de Dios.
- Si nos centramos en el sintagma nominal, encontramos:
o En cuanto a la estilística del sustantivo, si nos detenemos en el grado de
presentación del sustantivo, podemos decir que es un poema bastante
generalizador, ya que el autor no participa enfáticamente en el poema, se
presentan los sustantivos acompañados de determinantes (artículos
definidos e indefinidos) o sin ellos.
o La estilística del adjetivo: podemos considerar esta secuencia lirios
áureos (l. 9) como un adjetivo en grado intensivo, ya que el autor en vez
de caracterizar el lirio también como amarillo, ha optado por escoger
áureos para darle más intensidad y profundidad al sustantivo.
- En el sintagma verbal destacamos:
o Predicados verbales (venía, vivía, ungía, etc.) que le aportan al poema
dinamismo.
o Formas verbales imperfectivas (venía, vivía, ungía) que en este caso son
imperfectos que denotan acciones vistas en su transcurso. Quizá el poeta
emplea este tipo de construcciones verbales porque para él la primavera
que llega le trae esperanza y buenas vibraciones y no quiere desprenderse
de ella.
o El poema está compuesto por oraciones simples y yuxtapuestas, que hace
que presente un ritmo ágil y armonioso.
Por último, trataremos el nivel semántico, en el cual nos fijaremos en las
transposiciones de significado, es decir, el recurso poético mediante el cual a una cosa
se le da el nombre de otra:
- Metáfora: encontramos una especie de metáfora sinestésica en “el día era una
gracia perfumada de oro” (l. 15).