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REPÙBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MPPPEU ALDEA UNIVERSITARIA MÈRIDA


CIUDAD BOLIVAR, ESTADO BOLÌVAR

PFG COMUNICACIÒN SOCIAL

UC DISCURSO PERIODÍSTICO II

TEMA IV

RELACIÓN ENTREVISTADO-ENTREVISTADOR

ASESOR: TRIUNFADORA:

EDUARDO GUZMÁN CHACIN, NÈLIDA

C.I. 13.326.614

CIUDAD BOLÌVAR, MAYO DEL 2.022


Cualidades del entrevistador

En definitiva, un buen entrevistador ha de saber escuchar, saber hacer las


preguntas adecuadas, saber hacer bien las preguntas y organizarse y preparar la
entrevista. Además de respetar al entrevistado al mismo tiempo que
comprendemos sus problemas, inquietudes y valores.

Se necesita tener una serie de cualidades que permiten a uno ser un buen
entrevistador. A continuación, se estarán exponiendo detalladamente cada una:

1. Planificación:

 El psicólogo, al momento de entrevistar, debe tener la habilidad de diseñar


planes que sean útiles durante el proceso.

Cada individuo y aspecto a evaluar es diferente, por tanto es necesario, tener


la facultad de trazarse un propósito específico y adecuar las preguntas a este. Es
recomendable, preparar las preguntas, buscar el espacio adecuado y organizarlo,
planear el tiempo que se tomará la entrevista. También, predecir posibles
imprevistos y organizar una estrategia que permita encontrarles solución en el
momento justo.

Además, el tipo de entrevista  es importante tenerlo en cuenta al momento de


la planificación. Por ejemplo, si es una entrevista laboral no es prudente preguntar
a la persona acerca de los traumas de su infancia. Por tanto, cada entrevista tiene
sus preguntas claves. En el momento de la planificación es que se seleccionan.
De esta manera,  se tiene un mejor desenvolvimiento.

2. Buen dominio

Un buen entrevistador tiene que conocer todo acerca de la entrevista, o al


menos, la mayor parte de los contenidos. Es necesario, que conozca las bases
generales del comportamiento humano, el significado de los gestos corporales,
también saber hacer buenas preguntas.
Además, tiene que estar consciente del objetivo de la entrevista,  dominar las
demás técnicas complementarias (como la aplicación y corrección de pruebas
psicométricas, la interpretación de los resultados y la elaboración de informes).
Todos estos conocimientos son los que le permiten hacer un buen trabajo.

Para obtener esta experiencia es imprescindible, una buena formación, la


cual se obtiene a través del estudio, la capacitación y la práctica. Leer libros sobre
profesionales de esta área y participar en cursos de esta índole, son opciones
muy  viables para lograrlo.

3. Seguridad

Teniendo los conocimientos necesarios para entrevistar, es lógico que uno


muestre seguridad al momento de hacerlo. Aunque muchas veces, aún no se tiene
la vasta experiencia, y se está aprendiendo. De todas formas, el entrevistador
debe mostrarse seguro, ya que muchas veces el entrevistado viene con nervios
anticipados.

Demostrar inseguridad, duda y poca iniciativa podría aumentar el


nerviosismo del evaluado o peor aún, que este no respete al profesional como
entrevistador. Por esa razón, es sumamente importante tener dicha habilidad, la
cual forma parte de la personalidad. Esta puede trabajarse a nivel personal y
también en el transcurso de la carrera aplicando las técnicas que esta ofrece.

4. Buena observación

El entrevistador necesita saber observar y registrar cada información vista en


los apuntes. La observación comienza desde que el evaluado atraviesa la puerta.
Se presta atención a la vestimenta, la forma en que saluda, se sienta y se
expresa. Cada gesto debe ser bien observado y recopilado. Para esto el
entrevistador debe estar muy atento a cada movimiento.

Es necesario prestar mucha atención a los microgestos, aquellos que que


son imperceptibles para alguien que no haya estudiado arduamente esta área.
Estos son los que prevalecen aún cuando el individuo quiere ocultar la expresión
de una emoción. Tenerlos en cuenta, permite relacionar lo que se dice con las
acciones. Y de esta forma, poder descubrir si el evaluado desea dar una mejor
impresión de la que en realidad tiene.

5. Elocuencia

Es importante  saber comunicarse de manera efectiva. Especialmente, al


hacer las preguntas, es recomendable ser claros y concisos. Para que de esta
forma, el entrevistado comprenda bien y pueda contestar de forma apropiada.

Es necesario, elegir bien lo que se va a preguntar y la manera en que se


hará. Poder expresar en una pregunta lo que se quiere saber, es fundamental.  Si
se carece de dicha habilidad, esta se puede reforzar realizando ejercicios
lingüísticos que contribuyan a desarrollar la fluidez verbal como realizar
crucigramas, exposiciones y debates. También hacer cursos de oratoria es una
excelente opción.

6. Flexibilidad

Es cierto que el entrevistador planifica el proceso, pero  muchas veces es


necesario realizar cambios. Tener la habilidad de hacerlos en la marcha es lo que
caracteriza a un buen entrevistador.

Se pueden tener las preguntas anotadas, pero en ocasiones es necesario


saltar una o profundizar en otras. Para lograr esto, se pueden improvisar nuevas
preguntas, siempre y cuando, estas sean relevantes para el cumplimiento del
objetivo trazado.

También, es imprescindible ser flexible en cuanto a demostrar ingenuidad


ante lo que dice el evaluado. El entrevistador debe tener una actitud equilibrada,
ya que si muestra demasiada ingenuidad, el entrevistado puede pensar que no se
le está comprendiendo y si muestra muy poca, entonces puede pensar  que el
entrevistador carece de humildad, que es superior a él, entre muchas otras
impresiones que podrían bloquear la comunicación.
7. Capacidad para escuchar

Esta es otra habilidad muy importante. El entrevistador debe saber escuchar,


lo cual se refiere a prestar mucha atención a todo lo que dice el entrevistado, ya
que es información que puede servir para la evaluación. Ser paciente y permitir
que el evaluado pueda expresar todos sus puntos de vista y emociones es una
excelente forma de lograrlo. El entrevistador jamás puede hablar más que el
evaluado, este solo hará preguntas y comentarios necesarios para el éxito de la
entrevista, pero el 80% del desarrollo de esta, es el evaluado que debe tener la
palabra.

8. Empatía

Esta es una de las cualidades más importantes que el psicólogo debe tener.
En todas las áreas es necesaria. Ya que como evaluadores debemos crear un
ambiente favorable para el entrevistado. Para esto, es imprescindible conocer  los
elementos que podrían hacerle sentir cómodo. Se comienza comprendiendo la
necesidad del evaluado de estar en un ambiente favorable, tranquilo y sin
distracciones. Luego está la actitud que se demuestre. La simpatía es muy eficaz,
ya que logra que el evaluado se relaje y se sienta libre de expresar sus ideas,
emociones y puntos de vista.

Una sonrisa calurosa con un buen saludo es un excelente paso para iniciar el
Rapport, que sería el proceso en el cual el profesional se gana la estima del
evaluado. Este es sumamente importante, ya que si se logra, se puede obtener la
colaboración del entrevistado. Por tanto, se recopila mucho más información.

9. Comprensión

Esta habilidad, va de la mano de la empatía y consiste en aceptar las


opiniones, comportamientos, personalidad y sentimientos del individuo. Aunque
estas contradigan los valores del entrevistador este no puede juzgar al evaluado,
sino comprender las razones de su comportamiento y demostrárselo mediante
frases y gestos comprensivos.
10. Motivación

El entrevistador  debe de motivar al evaluado a cooperar activamente con la


entrevista. Si se  observa que la persona  se muestra cohibida o sin ganas de
responder, es recomendable animarle a que lo haga. Para esto, se necesita tener
un buen tono de voz, paciencia y capacidad persuasiva. Todas estas
cualidades pueden fortalecerse, más si uno se encuentra inmerso en estos
trabajos de forma cotidiana.

11. Capacidad de análisis

Esta es una importante habilidad, la cual permite que el entrevistador pueda


enfocarse en varias opciones a la vez para tomar una decisión. También,
contribuye a poder  realizar deducciones, sin que estas afecten la objetividad del
proceso. La capacidad de análisis, también permite dar una buena interpretación a
los resultados de la evaluación para la posterior realización de un informe
psicológico. Además, la neutralidad ayuda a aumentar esta capacidad, ya que
permite observar objetivamente todos los aspectos.

12. Curiosidad

La curiosidad permite que el evaluador esté interesado en obtener


información. Es recomendable, que el entrevistador quiera saber más sobre el
individuo. Para esto, se sugiere realizar una investigación detallada sobre este
último, antes de realizar la entrevista. Algunos aspectos para investigar pueden
ser: El Historial clínico y académico, sus relaciones sociales y familiares. También
sus intereses, experiencias laborales anteriores, edad, sexo, nombre,
aspiraciones, etc. En la medida, en que el  entrevistador se muestre interesado por
la información que pueda obtener, mejor hará su trabajo.

13. Genuinidad

Mostrarse como uno es originalmente podría ayudar a que el evaluado se


sienta más en confianza. Si el entrevistador se muestra auténtico, entonces  es
más probable que el entrevistado se muestre más a gusto en el momento. Esta
habilidad sirve para romper el hielo entre ambas partes.

14. Auto aceptación

Es necesario conocerse y entender así mismo, para poder  aceptar a los


demás. Tener la facultad de conocer las fortalezas y debilidades que uno tiene y
trabajar para mejorarlas, permite que el entrevistador pueda realizar sus preguntas
sin que ninguna posible respuesta del individuo pueda causarle sentimientos
negativos.

Para concluir, manifiesto nuevamente que la entrevista es una de las


técnicas más importantes. Lograr dominarla es fundamental para ser un buen
profesional en la psicología. Para esto, es muy importante practicar mucho.

No siempre se obtienen buenos resultados en el primer y segundo intento.


Así que es necesario tener paciencia y perseverancia. Hay muchos puntos que
deben tomarse en cuenta para poder hacer una entrevista eficaz. No todas las
técnicas pueden absorberse y aplicarse en una sola entrevista. Sin embargo, no
es asunto para alarmarse, ya que estas habilidades se adquieren en cada
experiencia.

La entrevista como proceso dialógico

De muchos tipos y de diversos enfoques, la entrevista es además de una


herramienta potente, un proceso de comunicación dialógico que permite no solo
obtener información relevante para los investigadores. En una entrevista se
comparte.

Un diálogo implica la relación entre un emisor y un receptor, en la que se


intercambia un mensaje. Discurso dialógico es el nombre que recibe el producto
de ese intercambio discursivo entre los interlocutores, o de las emisiones que
realiza el emisor. “Nuestra proximidad está dada por la lengua que compartimos,
territorio de significación en el que anclamos quizá más fuertemente que en otras
fronteras”.

• Definir la E como género abordará la situación comunicativa regida por el


intercambio dialógico, sus participantes, su vecindad con la conversación
cotidiana, los usos del lenguaje, sus infracciones, lo que de previsible e
imprevisible tiene ese juego intersubjetivo de la verdad, de lo coloquial a lo formal,
del chiste, el malentendido, a la ironía o la agresión

• Hipotetizar respecto de un uso regulador de los sentimientos en el plano


social. Despejar aquí la manera en que interviene la afectividad, la expresión de
los sentimientos, los personajes que se dibujan en esa escena, incluyendo a
entrevistadores y entrevistados, en busca de admiración, reconocimiento,
identificación. Se incluye aquí la figura del héroe, distante del valor clásico pero
inspirado en nuevas hazañas, donde la fama suplanta con ventaja a las
motivaciones trascendentales.

• La aparición de “historias” que se narran en el devenir del diálogo, superan


el acontecer de la noticia para acercarse a la literatura y sobre todo a los géneros
biográficos: autobiografías, memorias, diarios íntimos, testimonios, confesiones.
La diferencia con estos géneros literarios reside en la inmediatez del contacto, esa
palabra que aparece dicha sin mediación, en la espontaneidad del intercambio
“cara a cara” y que aún las formas escritas tratan de restituir. También aparecen
en este trabajo la entrevista política, entendido como una manera de acercar a la
persona, a ese “ser común” que lo asemeja a cualquiera de nosotros y puede
despertar, nuestra confianza por ende, nuestra confianza y la entrevista en la
investigación periodística, donde se acentúa el carácter detectivesco de la
indagación.

Dos salvedades: este trazado de un género discursivo supone sólo una


relativa especificidad ya que los umbrales con otras formas son borrosos y a
veces, indefinibles y por otra parte, se tiene en cuenta el carácter azaroso de la
lectura, la negociación de sentidos que el texto siempre suscita en el lector.
Los lenguajes de la Entrevista

De los consumos mas mediáticos que cualquiera de nosotros realizamos


durante un día cualquiera podemos registrar que buena parte de esos consumos
múltiples y discontinuos estuvo ocupado por entrevistas.

Seguimos con naturalidad esos diálogos con reparto desigual donde uno de
los protagonistas usa (y abusa) del derecho a la interrogación. Esta naturalidad
proviene del hábito del ejercicio de la conversación; en realidad se trata de la
misma práctica sólo que trasladada al espacio público. Esta semejanza, por
momentos engañosa, permite delinear el espacio social que ocupa la E: por un
lado, el diálogo como lazo de proximidad, como familiaridad del intercambio entre
personas, cualquiera sea su investidura; por el otro, una estricta normativa
institucional que rige las posiciones no intercambiables del entrevistador y
entrevistado, los temas recorridos autorizados, según de quien se trate, los límites
respectivos y hasta las posibles infracciones.

El diálogo se construye precisamente en esa mutua adecuación de hablar no


solamente para sino por otro.

Técnicas para el abordaje del entrevistado: investigación previa acerca


del entrevistado. Clima de la charla. Establecimiento del “Rapport”.
Percances más frecuentes. Reglas fundamentales

En primer lugar, el denominado sesgo confirmatorio hace referencia a la


tendencia a prestar atención especial, e incluso única, a los datos del cliente que
tienden a confirmar nuestra valoración inicial, ya sea positiva o negativa, sobre el
grupo ideológico, étnico, religioso, etc., al que pertenece. Por ejemplo, un
entrevistador con creencias religiosas puede atribuir erróneamente cualidades
personales positivas a un sacerdote o una monja (confianza en los demás,
altruismo, humildad, etc.) e interpretar desde esa perspectiva el comportamiento
del cliente, lo que le llevaría a ignorar indicios que pueden ser contrarios a la
valoración inicial basada en sus convicciones religiosas. El sesgo de primacía se
resume en el clásico dicho «la primera impresión es la que vale».

Se refiere a la tendencia que todos tenemos a dejarnos llevar por la primera


impresión que nos produce un cliente, lo que conlleva desatender otras
informaciones que tienden a desecharla o ponerla en entredicho. El error
fundamental radica en este caso en resistirnos a cambiar esa primera impresión,
tanto si es positiva como, sobre todo, si es negativa. Por ejemplo, pensemos en
una persona que llega tarde a la entrevista y no se disculpa por ello. Es posible
que, a partir de ese momento, nuestra interpretación y valoración del
comportamiento o el modo de ser de esa persona sean poco objetivas, en
términos profesionales, porque la hemos prejuzgado como irresponsable o
desconsiderada. Un tercer sesgo es el efecto de halo. Consiste en la tendencia a
juzgar todo el comportamiento o el estado mental del entrevistado sobre la base
de la valoración, positiva o negativa, que nos induce un determinado rasgo o
aspecto del entrevistado que nos llama la atención de manera especial.

Por ejemplo, evaluar como más estable emocionalmente a una persona que
se expresa con un vocabulario fluido, o que viste de un modo que nos parece
atractivo o elegante, frente a otra que, según nuestros gustos y parámetros, viste
de manera llamativa o inadecuada o que utiliza palabras soeces al explicar su
estado emocional y sus relaciones interpersonales. La proyección es otro sesgo al
que debemos prestar especial atención. En este caso el problema está en que
podemos llegar a identificarnos en exceso con el cliente, por ejemplo por
concordancia ideológica, moral o política, o situación personal, lo que nos puede
llevar a atribuir al entrevistado nuestras propias características emocionales, de
personalidad o de cualquier otro tipo. Imagínese por ejemplo que el entrevistador,
un hombre de mediana edad, acaba de romper la relación con su pareja, una
mujer diez años más joven que él, porque ésta se ha enamorado de un hombre de
su misma edad.

La interacción en la entrevista acude a la entrevista guarda relación con ese


suceso. Si nos dejamos influir por nuestra propia experiencia personal, puede que
atribuyamos al cliente nuestras mismas valoraciones sobre las relaciones de
pareja, o que lo percibamos con un estado de ánimo similar al nuestro, o que
incurramos en el error de explicar y admitir sin más algunos de sus comentarios
negativos hacia las mujeres en lo referente al modo que éstas tienen de
relacionarse con los hombres.

El entrevistador debe estar también atento a los fenómenos de sugestión y/o


condicionamiento. Puede darse el caso de que induzca en el cliente,
intencionadamente o no, determinadas conclusiones o explicaciones sobre su
estado mental o emocional, su comportamiento con los demás o cualquier otro
aspecto que se esté evaluando en la entrevista. Este efecto puede ser en parte el
resultado de una inadecuada proyección, o la consecuencia de la presencia de
cualquiera de los sesgos que venimos comentando. El bien conocido efecto
greenspoon, según el cual un entrevistador puede estar induciendo ciertas
respuestas en un cliente a través del refuerzo verbal contingente a unas
respuestas concretas, aunque el cliente no sea consciente de ello, es un ejemplo
claro de sugestión. La siguiente conversación con un cliente que tiene problemas
de relación con su hijo adolescente refleja este efecto:

Cliente: «La verdad es que no sé cómo tratarlo, no sé hablar con él como


antes...».

Entrevistador: «Bueno, eso pasa siempre con los adolescentes, cambian


tanto que llega un momento en que nos parecen personas diferentes».

Cliente: «Sí, es como si no lo reconociera, como si aquel crío que estaba


pendiente de mí, que no se dormía hasta que yo no entraba en su cuarto...».

Entrevistador: «¿No le parece que es como si hubiera olvidado todos los


buenos ratos?».

Cliente: «¡Sí, como si le hubiera dado un ataque de amnesia...!».

La conclusión más evidente que podemos extraer de todo lo que venimos


comentando es ésta: ignorar la existencia de barreras de este tipo es lo peor que
podemos hacer. Por el contrario, reconocer su presencia y poner en marcha los
mecanismos pertinentes para minimizarlas y/o mantenerlas bajo control es la
actitud adecuada que facilitará promover una interacción correcta con el
entrevistado y permitirá no perder de vista el objetivo de la entrevista, que es a lo
que, como profesionales, debemos atender de manera prioritaria.

La apariencia física con la que nos mostramos a los demás es importante,


pero en un contexto profesional de entrevista es, por decirlo gráficamente, de lo
último de lo que debe acordarse un cliente una vez terminada. Hay sin embargo
otros aspectos y cualidades de nuestra presencia que son mucho más importantes
y, por tanto, de los que sí debe darse cuenta el cliente. Se trata de los que
habitualmente, siguiendo la influencia de Carl Rogers, se incluyen en el apartado
de la dimensión afectiva que se pone de manifiesto en una interacción: calidez,
aceptación incondicional, autenticidad, comportamiento no verbal, empatía y
rapport.

La mayoría de los profesionales identifican la calidez interactiva con la


aceptación incondicional del cliente, entendida como el mantenimiento de un flujo
constante y regular de sentimientos positivos y de apertura del entrevistador hacia
el cliente, con independencia de las actitudes, sentimientos o acciones concretas
que éste pueda manifestar a lo largo de la entrevista. Esto no implica que el
entrevistador se vea obligado a sentir siempre afectos positivos por sus clientes,
puesto que pueden presentarse situaciones que el entrevistador no comparta en
absoluto. Pero esas situaciones no deben modificar su consideración y respeto
hacia el cliente como persona.

Por eso mismo es importante ser conscientes de cuáles son los sentimientos
que nos despierta un cliente e identificarlos lo antes posible, pues tanto si son
extremadamente positivos como si son negativos y dejamos que guíen nuestra
intervención, la interacción con ese cliente se va a ver sesgada y viciada desde el
principio. En el caso de que estos sentimientos sean tan intensos que dominen
nuestra visión del problema, debemos plantearnos renunciar a continuar con la
entrevista o pedir la supervisión de otro colega. La aceptación incondicional y la
actitud de permisividad del entrevistador se manifiestan evitando hacer juicios de
valor sobre el contenido de la comunicación con el cliente y a través de la escucha
atenta. Pero, sobre todo, la calidez de la interacción se traduce en la calidez de la
comunicación: tono de voz, postura, distancia interpersonal o emisión de refuerzos
verbales del tipo «agradezco tu sinceridad», «disculpa por todas estas preguntas,
pero quiero asegurarme de que he entendido bien».

Como es natural, cada entrevistador tiene su propio estilo de comunicación


interpersonal en sus relaciones cotidianas, y eso implica que no todos somos igual
de cálidos, afables y comprensivos en nuestra vida diaria. También es cierto que
cuando hablamos de calidez, apertura y afabilidad nos estamos refiriendo a rasgos
o dimensiones básicas de personalidad y, por tanto, cada uno de nosotros los
posee de manera natural en cantidades muy diversas. Por tanto, habrá
entrevistadores a los que les resulte muy sencillo mostrarse cálidos y afables, y a
otros les resultará más difícil. En este último caso, habrá que esforzarse por
aprender a comportarse de ese modo. La calidez es también una habilidad social
que un entrevistador debe aprender a desarrollar, sin que ello signifique que está
fingiendo algo que no es.

Hay razones de distinto tipo que aconsejan el aprendizaje de esta capacidad,


pero la más importante tiene que ver con los beneficios que un estilo de
interacción cálido aporta de cara a los clientes, especialmente en el contexto
clínico: reducción de la ansiedad y tensión en el entrevistado, facilitando la
comunicación de sus problemas y la receptividad a las indicaciones terapéuticas,
lo que incide directamente en la utilidad de los procedimientos de intervención que
se aplican (Steering Committee, 2002).

La autenticidad consiste, ni más ni menos, en ser uno mismo durante la


entrevista. Comportarse de forma espontánea y genuina, a la vez que ni defensiva
ni abierta, y esforzándose por ser congruente: es decir, que el comportamiento
verbal y el no verbal no sean contradictorios y coincidan con lo que, como
profesional, estima que es mejor para el cliente y para facilitar la interacción con
él. Espontaneidad no significa verbalizar todo lo que se piensa o se siente en
relación con el cliente, sino ser capaz de expresar sentimientos de comprensión y
de «ponerse en el lugar del otro» en un momento dado. Por ejemplo, imaginemos
que hemos de pasar una prueba de memoria a un cliente y se produce la siguiente
situación:

Cliente: «no sé si podré hacerlo, los tests se me dan fatal, me pongo


nervioso y no acierto ni una...».

Entrevistador: «te comprendo, a mucha gente le pone también nervioso


hacer pruebas de éstas, a mí tampoco me gusta mucho hacerlos, pero luego es
más sencillo de lo que parece y hasta puede ser divertido...».

O esta otra, en la que una cliente que acaba de ser madre y debe
reincorporarse a su trabajo manifiesta sus dudas:

C: «no estoy segura de si podré con todo esto, la casa, el trabajo, la niña...
se me hace una montaña sólo pensar que tengo que volver a trabajar la semana
que viene...».

E: «bueno, eso es normal, nos ha pasado a todas las que hemos sido
madres; luego la realidad es que poco a poco te vas haciendo con las cosas, y
aunque a veces pasas malos ratos, también disfrutas de otros estupendos...».

Por otro lado, el entrevistador debe estar también atento al comportamiento


no verbal del cliente. Por ejemplo, imagínese que una cliente mira hacia otro lado
cuando estamos intentando que valore la disfuncionalidad de un determinado
comportamiento o creencia, o que se mueve inquieta en la silla, o retuerce sus
manos, etc. Esto puede significar muchas cosas: aburrimiento, falta de acuerdo,
dificultades para comprender lo que decimos, nerviosismo, actitud defensiva o
cualquier otra cosa.

En este punto, una intervención de este estilo: «veo que cuando hablo de
esto miras hacia otro lado (o pareces molesta, o inquieta), y quisiera saber por
qué», puede ayudarla a ser consciente de que éste es un tema problemático, o de
que el entrevistador está verdaderamente atento a sus reacciones y emociones, lo
que redundará en una mejoría significativa de la profundidad de la interacción.
Tradicionalmente, la profundidad de la interacción durante una entrevista se ha
vinculado con las nociones de empatía y rapport. Dada la importancia de estos
conceptos, los examinaremos con más detalle en el siguiente apartado.

Clima de la Charla

El ambiente para una entrevista puede ser de dos tipos (como se ha


mencionado con anterioridad): Físico: el local de la entrevista debe ser confortable
y sólo para este fin; Psicológico: el clima de la entrevista debe ser ameno y cordial.
El clima de confianza es importante durante la entrevista.

El sentido común dice que todo contacto que el periodista mantiene con una
fuente para obtener información es una entrevista. Sin embargo, existe una
diferencia sustancial entre la utilización de datos puntuales en las notas
periodísticas que aparecen a diario en los medios y la reproducción de un diálogo
entre periodista y entrevistado.

Los elementos que comúnmente ve el lector en las noticias y las crónicas


son obtenidos en conversaciones que el periodista mantiene con la fuente. Pero
este contacto no puede calificarse como entrevista pues las declaraciones que se
obtienen son reproducidas en forma aislada para redactar una nota y ocupan un
lugar secundario con respecto al resto de la información.

Básicamente, la entrevista se considera un subgénero periodístico cuando


por sí misma constituye un artículo entero o su mayor parte, y no cuando se
extraen fragmentos de ella para construir y argumentar notas de publicación diaria.
En la entrevista, las posibilidades del diálogo son mayores: el interrogador debe
tener habilidad para hacer que el entrevistado hable sobre hechos que anhela
conocer el público o que revele sus opiniones y sentimientos más profundos.
La entrevista es una conversación del periodista con una o varias fuentes
con fines informativos, ya sea para conocer su opinión sobre un tema o para
reconstruir su vida y personalidad, siempre que se reproduzca en forma de
diálogo. Sólo hay entrevista si el lector puede constatar que efectivamente ocurrió
ese diálogo entre el periodista y la fuente, y que no se trató de una consulta
ocasional.

Entrevistar, entonces, supone una relación dialéctica entre periodista y


entrevistado, donde este ultimo genera información a partir de reflexionar sobre las
cuestiones que le plantea el entrevistador. El lector, a su vez, debe tener la
sensación de que forma parte de ese encuentro y de que el entrevistado conversa
directamente con él. En una buena entrevista periodística, todo debe girar en torno
a la reflexión y a la producción de conocimiento, al surgimiento de nuevos
interrogantes.

Clasificación de la entrevista

Una de las clasificaciones de la entrevista que mayor aceptación tiene es


aquella que distingue cuatro clases: de declaraciones, de personalidad, de
fórmulas establecidas y de semblanza.

La de declaraciones aporta información sobre un acontecimiento o proyecto y


no sólo es la más frecuente en el ejercicio periodístico por su sencilla realización
sino también por ser la más fácil de leer debido a su inmediatez y su estilo directo
y llano. Es el protagonista del hecho o el responsable del proyecto el que brinda
una declaración que será reproducida en forma textual y que les transmitirá a los
lectores la opinión o la propuesta del entrevistado.

Este tipo de entrevistas puede ser sobre hechos u opiniones, generalmente


acerca de un tema de actualidad. De fácil redacción, no requiere vastos
conocimientos técnicos pues se trata de reproducir lo que dijo de interesante el
entrevistado. Aunque no suelen destacar por su profundidad o elaboración, son
tan válidas como las demás si logran transmitir información que atraiga al lector.

Las de personalidad tienen como objetivo revelar la forma de actuar y de


pensar del entrevistado; a partir de las preguntas del periodista revelará sus
sentimientos, sus ambiciones, sus trayectoria, etc. Esas declaraciones se
combinan con la impresión subjetiva del periodista y con los detalles que capta
durante la conversación. Estos dos elementos, respuesta del entrevistado e
impresiones del periodista, le darán al lector una imagen bastante aproximada del
sujeto.

La característica fundamental de las entrevistas de personalidad es que se


centran en una persona, no en sus declaraciones, por lo que son el instrumento
más eficaz para llegar a fondo a un entrevistado (cabe aclarar que éste no tiene
que ser necesariamente un famoso; el único requisito es que tenga algo
importante para comunicar).

La redacción de esta clase de entrevistas requiere mayor creatividad de


parte del periodista, ya que deberá situar al lector con datos del ambiente y
describir el curso de la entrevista, subrayando la intención, los gestos y el modo de
responder del sujeto. De esta forma, la función de informar se combina con la
intención de presentarle al público un producto estético de calidad; al ser el
personaje lo importante y no la declaración, también es fundamental atender a las
formas de hablar, la gesticulación, los silencios, etc.

Para que una entrevista de personalidad tenga éxito es necesario que el


periodista logre cierto nivel de intimidad con el personaje, una aproximación lo
más cercana y fiel posible al individuo privado que se oculta detrás del traje de
personaje público. En ese clima de confianza debe existir un ida y vuelta, un
diálogo que refleje el interés de los dos interlocutores y no el compromiso laboral y
obligatorio del periodista.
La de semblanza o de perfil, que puede considerarse como una variante de
la de personalidad, apunta a la reconstrucción biográfica, construida en base a las
opiniones, declaraciones y experiencias del entrevistado, pero combinadas con
material de archivo y testimonios de fuentes cercanas al él. El objetivo de esta
clase de entrevistas es formar una especie de mosaico para dar un retrato lo más
nítido posible del entrevistado combinando sus dichos con los comentarios del
periodista y la información que obtiene de otras fuentes, utilizando
alternativamente la narración y el diálogo para su redacción.

Las de formas establecidas son derivaciones menores de la entrevista,


donde el sujeto responde según parámetros rígidos como en el caso de la
entrevista de cuestionario fijo y la encuesta. La entrevista de cuestionario fijo, de
estilo ameno, está basada en preguntas pre-establecidas que son realizadas a
diferentes individuos, sin posibilidad de variación, con el objetivo de abordar su
personalidad pero de forma más ligera, apelando no a sus respuestas profundas
sino a su rapidez, gracia y agilidad para responder.

La encuesta, por otra parte, tiene menos preguntas que la modalidad anterior
y apunta a recoger opiniones de los entrevistados en un estilo más formal, y no
tanto a mostrar su intimidad a través de gustos y aficiones.

Etapas de la entrevista

El proceso de realización de una entrevista consta de tres momentos:


preparación, ejecución y escritura, cada uno de los cuales presenta sus
particularidades.

En la etapa de preparación, el periodista debe documentarse a fondo para no


formular preguntas obvias con resultados obvios y para que el entrevistado no
repita lo que ya ha dicho en varias oportunidades. Además, la documentación
previa evita que el personaje tenga que dar al periodista datos sobre su vida y
obra, que éste ya debe conocer de antemano.
Esto vale por igual para la entrevista de declaraciones, donde no es
necesario saber tanto del entrevistado como del tema a tratar, y para la de
personalidad, donde obviamente el conocimiento del personaje es vital y debe
construirse con documentación de diarios y revistas y testimonios de sus
familiares, amigos y compañeros de trabajo.

Otro paso importante de la etapa de preparación es la elaboración de un


cuestionario previo, aunque sea mínimo, con las preguntas básicas. Esto ayudará
a que el periodista no quede en blanco sin saber cómo continuar la entrevista y
evitará que olvide los asuntos relevantes a tratar.

Aunque parezca innecesario aclararlo, esta etapa de documentación no tiene


sentido si no se solicita la entrevista. Puede resultar una acotación obvia, pero
muchas veces el periodista no contacta a una persona porque cree de antemano
que será imposible que acceda a hablar.

El momento más importante de una entrevista es el que sigue a la


preparación: la ejecución, el desarrollo mismo del encuentro. Lo importante aquí
es crear un clima de cordialidad e intimidad, para que el diálogo no sea forzado
sino que se asemeje a una conversación informal; la charla debe fluir, no saltar de
un tema a otro bruscamente, pero no debe perderse de vista que siempre será el
entrevistador quien la guíe y no su entrevistado.

Con respecto a las preguntas, deben ser formuladas de tal manera que
puedan arrojar un contenido interesante para los lectores y para que el
entrevistado pueda explayarse. En ese sentido, las preguntas que exigen
respuestas monosilábicas no sirven.

Saber preguntar es fundamental; las mejores preguntas son las directas, no


aquellas que no conducen a nada por ser demasiado extensas o por estar
formuladas de manera rebuscada. Para preguntar con claridad es necesario
conocer el tema, de lo contrario la pregunta será obvia o confusa y no arrojará
ningún resultado positivo.
Asimismo, saber escuchar es tan importante como saber preguntar; si no se
presta atención a la respuesta del entrevistado el diálogo se quiebra pues la
conversación será un combinado de temas aislados donde, muchas veces, una
misma pregunta se repetirá varias veces.

En ciertas entrevistas será necesario formular una pregunta indiscreta o


comprometedora. De ninguna manera el periodista debe privarse de hacerla por
temor a perder la entrevista o la confianza del entrevistado, pues de esa manera
estaría hipotecando la calidad noticiable y el valor periodístico de la nota. Una
pregunta, por más incómoda que sea, siempre puede formularse en el momento
preciso, con un clima de confianza previamente construido.

En otras ocasiones, la respuesta que tanto busca el periodista tendrá lugar


cuando el entrevistado, relajado por el clima de confianza con aquel, suelte
declaraciones sin darse cuenta de ello. Sin embargo, conviene volver a preguntar
lo mismo de otra manera para constatar que no se trató de un acto de
irresponsabilidad o de una distracción.

Las cuestiones técnicas también son un tema a considerar: ¿es conveniente


grabar la entrevista o tomar apuntes mientras habla el entrevistado? Cada método
tiene sus ventajas y desventajas: grabar permitirá registrar con fidelidad las
declaraciones y percibir entonaciones, silencios y vacilaciones, aunque en
ocasiones puede intimidar al entrevistado.

Por otra parte, escribir ayudará al periodista a sacar lo verdaderamente


importante del encuentro, ya que tomar apuntes se convierte en una especie de
filtro al ser imposible anotar todo, pero también lo privará de prestar atención a los
gestos del sujeto y al entorno.

La tercera etapa, la de la escritura, ofrece diversas variantes según cada


clase de entrevista. Las de declaraciones, por ejemplo, son las más fáciles de
redactar pues se trata de transcribir lo que dijo el entrevistado en formato de
pregunta y respuesta o con entrecomillados; la redacción del artículo donde se
colocarán las declaraciones responde al formato tradicional de la noticia.

En el caso de las entrevista de personaje y de semblanza la cuestión es más


compleja porque no se trata de escribir en forma textual lo que dijo el entrevistado,
sino de recrear el ambiente donde tuvo lugar la entrevista, las sensaciones que le
generó al periodista, los gestos del personaje, etc. En cuanto al cuerpo del
artículo, también hay diferentes formas de escritura. En la entrevista de
declaraciones las opiniones del periodista no podrán reproducirse dado que
afectarían la pretendida objetividad del texto. Caso contrario es el de las de
semblanza y personaje, donde lo que percibe el periodista es casi tan importante
como lo que expresa el entrevistado.

Con respecto a las declaraciones del personaje, el periodista puede tomarse


ciertas libertades en la transcripción siempre y cuando contribuyan a corregir
errores gramaticales propios de la oralidad. Lo que no puede suceder bajo ningún
punto de vista, dado su carácter anti-ético y anti-profesional, es que el escritor
cambie el sentido de la frase para hacerle decir al entrevistado algo que nunca
tuvo intención de expresar.

Más allá de estas recomendaciones y reglas básicas, escribir una buena


entrevista sólo se logrará a partir de acumular experiencia y de forjar un estilo
propio.

Percances más frecuentes

-No investigar lo suficiente.

-No ser concreto en tus respuestas.

-No conocer tu CV al detalle.

-Criticar a empresas o empleos anteriores.


-Ser demasiado cercano durante la entrevista.

Reglas fundamentales

1 regla: Puntos fuertes de uno mismo.

No olvidemos que lo que pongamos en el currículum hay que demostrarlo


después en la entrevista de trabajo, por qué lo comprobarán. Debemos centrarnos
solo en los méritos relacionados con el trabajo.

2 regla: Lenguaje positivo.

No utilizar nunca muletillas, palabras argot, sustituir los “peros” por un


además. Por ejemplo nos piden experiencia sobre un puesto, nunca digas, “me
falta experiencia para este puesto” al decir esto, estas perdido; en cambio si dices
“tengo una buena preparación para el puesto” dará más sentido a tu frase.

3 regla: Confianza en uno mismo.

Ya que los gestos, en nuestra forma de hablar es nuestra mejor tarjeta de


visita. Hazlo con confianza en ti mismo: ellos también están interesados en
nosotros. Atención a la mirada constante, la palabra precisa y la sonrisa que salga
de forma espontánea. Palabras que conozcamos con certeza y defina mejor lo que
quieres expresar. El mejor lenguaje que puedes aplicar es el directo, el sencillo.
Las manos encima de mesa, no gesticules mucho con las manos, demuestra
nerviosismo e inseguridad.

4 regla: No hablar mal de nadie.

Ya que si lo haces perderás toda tu credibilidad. Nunca critiques a


compañeros y sobre
todo a anteriores jefes, una entrevista de trabajo, puede ser una trampa y,
además, los futuros jefes pensarán que puedes hacer lo mismo con ellos y que no
te adaptas a la empresa.

5 regla: Versatilidad, Flexibilidad, Adaptabilidad.


El sueño de todo empresario, es tener empleados versátiles, flexibles y
adaptables a cualquier puesto de trabajo; muestra esas cualidades, enseña una
actitud abierta y positiva. No te equivoques, no debes confundirlo con peloteo,
sumisión, etc. Ya que esto nos haría quedar mal y si necesitas hacer eso, creo
que tampoco te interesa trabajar en una empresa así.

6 regla: Conocer el entorno.

Conocimiento de la empresa, sus objetivos, movimientos, a qué se dedica, lo


que pueden buscar de ti. Intenta no dejar nada para la improvisación, hay que
preparar la entrevista de trabajo con unos días de antelación.

7 regla: Palabras clave.

Estas palabras te darán más credibilidad, y deben estar en tu pensamiento,


no gastarlas y, sobre todo, que sean sinceras, que formen parte de tu manera de
ser. Un ejemplo de palabras clave: Garantía, responsabilidad, futuro, colaboración,
experiencia, metas, reto, objetivos, eficacia, proyecto, confianza.

8 regla: Saber escuchar.

Atenderemos a todas las preguntas que nos hagan y solo responderemos


cuando nos pregunten.

9 regla: Concretar.

Nunca se te ocurra responder divagando, trata de concretar al máximo tus


respuestas.

10 regla: Naturalidad.

Pecar de exceso de poses ensayadas, tampoco exceso de confianza en el


entrevistador. Una vez terminada la entrevista de trabajo pregunta cuál será el
siguiente proceso de selección. Si el entrevistador no comenta nada de próximos
encuentros, toma tú la iniciativa. Da las gracias por su tiempo y dedicación.
Empatía y Rapport: Factores Básicos que determinan la calidad de la
interacción de la Entrevista

La empatía y el rapport (o compenetración) se han calificado como los dos


requisitos imprescindibles para cualquier intervención que conlleve la interacción
entre un profesional y un cliente. Y la entrevista es una modalidad de intervención
especialmente importante para cualquier ámbito de ejercicio profesional de la
psicología.

No obstante, ambos conceptos son difíciles de definir operacionalmente y,


por tanto, su evaluación empírica es asimismo muy compleja. Además, en muchos
contextos se suelen utilizar como sinónimos, a pesar de que no lo son.

En este apartado revisaremos las nociones fundamentales de lo que


significan ambos conceptos con un énfasis especial en cómo utilizarlos en el
contexto de la entrevista.

Empatía

La empatía se ha definido de muchos modos y es uno de los conceptos más


debatidos, menos comprendidos y, como dice Bennet (2001), de los que más se
ha abusado en la literatura psicológica. Histórica y conceptualmente se ha
relacionado con la actitud de simpatizar con el otro (More, 1994), lo que conlleva
conexión personal y sentimiento de complicidad. Un simpatizador es alguien que
está en armonía con los sentimientos y/o experiencias de otro y además se siente
afectado emocionalmente por ello.

La empatía es análoga a la simpatía, pero sin el matiz de afectación


emocional personal. Es decir, la simpatía conlleva un elemento de compromiso
afectivo-personal, o una inclinación hacia la otra basada ante todo en el afecto y el
agrado que suscita, mientras que en la empatía el compromiso no es,
necesariamente, afectivo ni de agrado, sino más bien neutral en ese sentido y, por
el contrario, más basado en un aprecio o consideración racional.
Rapport

El rapport, o colaboración y compenetración entre entrevistador y cliente, se


ha definido como la alianza o el establecimiento de una relación de trabajo en la
que ambos pueden expresar abiertamente y sin dificultades sus pensamientos y
sentimientos, aun cuando sean difíciles o complejos (Miller, 2010). De un modo
coloquial, se ha definido también como «estar en la misma onda», y constituye
uno de los primeros pasos necesarios para establecer una interacción eficaz
durante una entrevista y, en el contexto clínico, uno de los requisitos
imprescindibles para la alianza terapéutica, con la que en ocasiones se confunde y
solapa.

Según Tickle-Degnen y Rosenthal (1992), los altos niveles de rapport se


caracterizan por: a) un alto grado de atención mutua e implicación,) alto grado de
actitud positiva y calidez y c) elevada coordinación comportamental. Hall et al.
(2009) han investigado el rapport en el contexto de las relaciones médico-paciente
con un grupo de estudiantes de medicina y los enfermos con los que
interactuaban. La calidad del rapport se definió como una relación agradable y de
compromiso mutuo, con alto nivel de afecto positivo, atención mutua, relación
armoniosa, comunicación tranquila, alto grado de sincronía y simetría en la
interacción. El buen rapport se asoció con algunas características personales de
los estudiantes, como capacidad para interpretar emociones no verbales, y con
una elevada satisfacción por parte de los enfermos con la atención recibida.

Se han descrito muchos modos y técnicas para lograr establecer un buen


rapport, y todas convergen en una misma dirección: establecer desde el principio
una interacción cálida y abierta en la que primen el entendimiento mutuo, la
aceptación no prejuiciosa y abierta y una disposición sincera y de respeto para
escuchar al cliente desde su propia perspectiva. En cuanto a los modos
específicos para establecer y mantener un buen rapport en una primera entrevista,
puede ser de utilidad seguir una secuencia o guión.

Pasos para establecer un buen rapport en la primera entrevista


1. Saludar, presentarnos y preguntar al cliente cómo prefiere que le
llamemos.

2. Dedicar unos minutos a charla informal (por ejemplo, «¿le ha resultado


fácil llegar?», «¿encontró aparcamiento?»).

3. Observar si se siente molesto/a con el tuteo. En ese caso (o si hay dudas),


preguntar cómo prefiere que nos hablemos (tuteo o de usted).

4. Pedirle que se siente en un lugar concreto o dejarle que escoja. Si el lugar


lo permite, sentarse sin obstáculos (mesas) entre ambos.

5. Explicar los objetivos, el formato y la duración de la entrevista, así como la


confidencialidad de la información que vamos a tratar. En caso de que los
resultados vayan a ser comunicados a terceros, pedir su consentimiento explícito y
explicar los motivos.

6. Preguntar al cliente por sus expectativas con respecto a la entrevista,


aclarar los aspectos que no comprenda o que le puedan preocupar y ajustar sus
expectativas a los objetivos reales de la entrevista.

7. Poner de manifiesto que comprendemos la incertidumbre del cliente hacia


nosotros. Por ejemplo: «comprendo que le pueda resultar difícil hablar con alguien
a quien acaba de conocer».

8. Ayudar al cliente a expresarse. Muchos clientes tienen dificultades para


explicar lo que les sucede, o no saben por dónde empezar, o ignoran si lo que
están pensando será relevante, o temen estar olvidando algo que puede que a
nosotros nos parezca importante. Una indicación de ayuda podría ser: «muchas
veces es difícil saber qué decir para empezar. ¿Qué le parece si empezamos por
hablar sobre... qué tal le va en el trabajo... si ha tenido algún problema
recientemente con... (etc.)?».

En cuanto a las técnicas o estrategias específicas para aumentar o propiciar


el rapport, no son diferentes de las que se explican en otros capítulos, puesto que
estamos hablando del rapport como requisito para establecer y mantener una
buena interacción durante una entrevista. En consecuencia, es necesario recurrir a
técnicas como la clarificación, el resumen o la escucha activa, además de atender
al lenguaje no verbal, manejar de un modo tranquilo y comprensivo los contenidos
emocionalmente sensibles, etc. Por último, el establecimiento de un buen rapport
implica asimismo que el entrevistador sea consciente de sus propias reacciones y
sentimientos hacia el cliente, puesto que en el caso de que sean negativos pueden
traslucirse en su comportamiento —verbal o no verbal— y suponer así una
amenaza.

Una de las situaciones que representa una amenaza importante para el


rapport lo constituyen las entrevistas estructuradas y cerradas. En estos casos es
extremadamente importante esforzarse por suplir con el lenguaje no verbal aquello
que el contenido verbal de nuestra intervención no nos permite poner en práctica
(mirar a los ojos, intentar escuchar mientras responde sin anotar o anotando lo
menos posible, etc.), además de explicar al inicio de la entrevista su formato
cerrado o estructurado y las razones que nos llevan a realizarla de ese modo. Por
último, hay que tener en cuenta que el rapport constituye la base para una buena
alianza terapéutica y que, como ésta, fluctúa a lo largo de las diversas sesiones y
encuentros con los clientes. Por tanto, es un requisito que debemos esforzarnos
por establecer y mantener en todos y cada uno de esos encuentros.

En definitiva, establecer y mantener un buen rapport significa crear una


interacción abierta, de confianza y seguridad con el cliente. Naturalmente, decirlo
es más fácil que hacerlo, pero, en la medida en que seamos conscientes de su
importancia, estaremos más dispuestos a lograrlo y a revisar los errores y
equivocaciones que podemos cometer en el proceso.

Lenguaje paralingüístico: (corporal y gestual)

El lenguaje gestual y corporal es una forma de comunicación en la que no se


utiliza el habla, sino los gestos, posturas corporales y otras señales de contacto
visual. La comunicación gestual y corporal.
El lenguaje gestual y corporal es una forma de comunicación en la que no se
utiliza el habla, sino los gestos, posturas corporales y otras señales de contacto
visual.

Esta modalidad de comunicación se expresa a través del lenguaje corporal,


las expresiones faciales, todo tipo de gestos y el contacto visual. Es algo que se
usa a diario, incluso cuando enviamos mensajes verbales es habitual
acompañarlos de algún tipo de lenguaje no verbal que complete la información.

El lenguaje corporal incluye señales que se envían de forma consciente o


inconscientemente, e incluso el espacio corporal. Incluso puede hacer que un
mensaje verbal no sea comprendido o cambie su significado si el lenguaje verbal
no encaja con el lenguaje verbal. De hecho, cuando alguien habla con nosotros no
sólo estamos pendientes de su mensaje verbal, sino que ponemos nuestros cinco
sentidos en todo aquello que envuelve ese mensaje.

Nuestro lenguaje corporal expresa tanta información como las mismas


palabras. Ya que de forma involuntaria, sin nosotros mismos darnos cuenta a
medida que estamos tratando de transmitir una información o simplemente
pasando por un momento tenso o emocional constantemente enviamos
información de lo que nos proponemos, lo que estamos sintiendo y nuestra propia
personalidad. Hasta incluso quedándonos de pie frente a alguien, el silencio, los
gestos del rostro, la posición de nuestro cuerpo y nuestra propia apariencia física,
pueden resultar más elocuentes de lo que nosotros pensamos.

Este tipo de comunicación que no es verbal relata en verdad quiénes somos,


que estamos sintiendo en ese momento y nuestros verdaderos gustos. En el
momento que estamos interaccionando, nuestro gesto, nuestras expresiones
corporales demuestran que estamos comprendiendo algo, o que tenemos
concordancia con otra persona llegando a estar de acuerdo, hasta nos puede
desmentir dando a conocer lo que en verdad estamos pensando.

Estos movimientos corporales son totalmente involuntarios y en muchas


ocasiones nuestro cuerpo no nos alerta de que estamos arrojando información que
quisiéramos guardar, en algunas ocasiones nos afectará en nuestra relación con
las demás personas.

En muchas ocasiones hablar significa más que juntar palabras y formar una
oración, comunicar es mucho más que dar a conocer en forma textual y recibir
datos. Comunicar, expresar emociones, ideas racionales, si existe concordancia
entre el emisor y el receptor de que la información tenga algún significado. Esto no
puede ser llevado a cabo con total eficiencia, si falta la conducta corporal.

Remontándonos a la historia del mundo, el lenguaje existe desde mucho


antes de la historia del ser humano, tiene una relación íntima con las emociones,
el instinto de nuestro cuerpo y cerebro. Viene desde el mismo subconsciente.

Utilidad de la comunicación corporal

La comunicación no verbal es fundamental para crear una buena primera


impresión en el entorno laboral, y sobre todo en una entrevista de trabajo. En este
contexto se debe tener en cuenta que gracias a la comunicación no verbal se
pueden extraer conclusiones de tipo psicológico sobre la persona entrevistada. El
lenguaje no verbal nos delata, y es por ello que los entrevistadores son
conscientes de ello, por lo que además de un currículum, la postura y gestos del
entrevistado tienen cada vez más importancia. Gestos que transmiten confianza
como mirar a los ojos y estar cómodo son fundamentales para conseguir un
trabajo. En el mundo laboral la importancia de una primera impresión puede llegar
a condicionar a la persona que tenemos delante, pudiendo resultar en el comienzo
de una relación profesional o en otra fallida entrevista.

Pero superar una entrevista no resta importancia a este asunto, ya que la


comunicación no verbal es fundamental para mantener relaciones exitosas en el
entorno laboral. Tanto los empleados como los jefes deben ser conscientes de la
forma en que se comunican con el lenguaje gestual y corporal. Un empleado
puede percibir como hostil a un compañero que mantiene una distancia física y
evita el contacto visual.
Alguien que mantiene los ojos abiertos expresa que está prestando atención,
gestos sencillos como tocarse el pelo o la camisa son percibidos de forma positiva,
mientras que por otro lado gesticular y moverse demasiado expresa nerviosismo, y
contestar elevando la voz expresa agresividad. Por otro lado los jefes deben ser
igualmente conscientes de su comportamiento más allá del lenguaje verbal. Si se
comunican a través de un medio distante como el email o en su oficina los
empleados se sientan en un lugar alejado, puede hacer que sean percibidos de
forma negativa.

Por lo tanto, para tener éxito en el ambiente laboral es necesario observar los
comportamientos de los compañeros y tratar de adaptarse. Las personas con
carreras exitosas son buenos relacionándose con otra gente, y todo gracias a su
capacidad para observar el entorno y percibir los sentimientos y pensamientos de
los demás; sin olvidar que es fundamental para mantener una buena relación con
los clientes, ya que la comunicación no verbal puede decir lo que el cliente quiere
y necesita. Se debe prestar atención a sus gestos, ya que al poder percibir lo que
dicen con su lenguaje gestual y corporal se puede conseguir con mayor facilidad
un cliente satisfecho.

La habilidad del lenguaje corporal, la gran capacidad de hacer gestos del ser
humano. Entre las partes de nuestro cuerpo que podemos usar para expresar
algo, el rostro se destaca de entre ellas, tanto la mirada y la sonrisa hacen un gran
papel para expresar lo que queremos decir. La importancia de tener un control
sobre la comunicación que ofrece nuestro cuerpo, ayuda tanto para transmitir
mensajes en situaciones comunes de la vida, como entrevistas de trabajo, charlas
con amigos, discusiones, etcétera.

Si bien te dispones a expresar algo con tu cuerpo, pero las palabras dicen
algo totalmente distinto, el mensaje se contradice y es confuso. Un ejemplo que
podemos ver claramente es el joven que llega a la entrevista de trabajo totalmente
desarreglado o vestido de una forma inadecuada, llegando tarde, pero entrega un
currículum de un alto nivel. Esto es un vivo ejemplo de un mensaje confuso, Ya
que la persona quiere conseguir un trabajo, pero su apariencia y falta de
responsabilidad demuestra lo contrario.

El lenguaje corporal es un lenguaje que debemos aprender a usar. En


algunas ocasiones no te costará mucho entenderlo, Solo hace falta prestar
atención y tener un poco de experiencia. Si quieres aprender a ver, a interpretar el
lenguaje corporal, analízate en situaciones en las que has estado, toma en cuenta
cuál ha sido tu postura, la expresión de su rostro, los sentimientos que tenías en
ese momento, esto te va dando una idea de cómo se expresa el cuerpo.

Es por esto que es importante conocer la comunicación corporal.

Expresiones de comunicaciones gestuales y corporales.

La comunicación corporal y gestual comprende una serie de recursos


corporales que podemos utilizar, como la postura, la apariencia, las expresiones
faciales o gestos etc.,

Todo tipo de estímulo que trates de enviar a otras personas, principalmente,


están enfocados en las manos, la cabeza y los pies.

Los gestos: estos deben de aparecer de acuerdo a una idea. Lo más común
es que vayan acorde a las ideas de un discurso. Estos gestos acompañan un
discurso, una charla, para darle mayor efectividad al mensaje final.

La sinceridad: mucha concordancia entre los sentimientos reales de la


persona y lo que podemos ver a través de sus gestos corporales.

Sincronización: cuando estás haciendo una pregunta o tienes una duda, el


rostro acompaña a esta incertidumbre, con una cara con ansias de respuesta.

Exactitud: los gestos llegan con las palabras en el momento justo, sí es


involuntario, ya que si es voluntario en muchos casos se está actuando.

Diversidad: repetir un gesto llega a desagradar a las personas. Por eso sí


hay que repetir un gesto, lo mejor es variar un poco.
Sencillez: los gestos corporales deben de ser sencillos sin ninguna mímica
exagerada.

Lo que dice nuestro cuerpo y cómo lo dice.

Detallar lo que se dice con la postura al sentarse, al mirar, en las expresiones


faciales, en la forma en que se mira al interlocutor, etc.

Entre las expresiones faciales que se encuentran dentro del grupo de las
expresiones emocionales existen 4 que son básicas.

-La sorpresa

-La tristeza

-La alegría

-El Miedo

La mirada es como dicen es “el espejo del alma”, en la mirada puedes


determinar si una persona habla con valentía en sus ojos o reflejas ser una
persona desagradable. Después de la expresión facial o corporal, le precede la
mirada, ya que está hace una conexión.

Una mirada puede expresar si la persona no tiene ánimo porque se le ve


dormida, o si tiene una verdadera intención cuando la mirada se ve viva en todo su
esplendor.

*Tipos de entrevistado: Políticos, policías y militares, hombres de ciencia.


Deportistas, empresarios, la gente del espectáculo, escritores, público en general,
otros.

EL POLÍTICO

-Son gente acostumbrada a las entrevistas.

-Miden todo el tiempo las consecuencias y repercusiones de sus dichos. O


sea que son respuestas medidas.
- Con ellos se da harto el uso del off the record.

Una buena entrevista a un político es aquella que lo lleva a decir


contradicciones.

Muchas veces los miembros de la iglesia también funcionan así. (Ejemplo


entrevistas de don Francisco a los candidatos presidenciales).

POLICIAS Y MILITARES, HOMBRES DE CIENCIA, DEPORTISTAS Y


GENTE DEL ESPECTÁCULO, VÍCTIMAS O TESTIGOS, GENTE DE
INSTITUCIONES - HABLADORES O MUDOS, EMPRESARIOS

Son muy cercanos a los políticos en cuento a la forma como se mueven en


las entrevistas. Suelen ser acartonados y no les gusta hablar mucho en general de
su vida privada. Muchas veces son reacios a dar entrevistas que no sea
estrictamente por pega. Lograrlo es lo ideal. También frases políticamente
incorrectas.

ESCRITORES

¿Qué es una fuente o información en off?

Javier Ortega

¿Cuál fue el mejor reportaje que pudiste hacer debido a la información que te
proporcionó una fuente en off? ¿Qué dato te dio?

Las cartas.

"Para la investigación es recurrente el uso de fuentes en off. La construcción


de la serie de reportajes Zonas Ocupadas, en CIPER, no hubiera sido posible sin
entrevistas de ese tipo. Nos permitieron ir metiéndose de a poco a los distintos
barrios, identificar a los narcotraficantes y las bandas de delincuentes y las
historias de sus habitantes. Revelar sus identidades podría haber puesto en
peligro a nuestras fuentes".

- No juntarse en lugares públicos.


- Pedirle documentos que respalden su dato.

- No demostrar que es fundamental para el reportaje.

- No creerle todo.

- No transcribir la entrevista poniendo su nombre en el archivo.

-Pedirle grabar aunque sea en off para tener mejores apuntes.

- No olvidarse que en las entrevistas en on, puede haber partes de


información que es en off. "No lo pongas así, pero..."

La fuente en off: un caso para analizar

http://www.theclinic.cl/2015/04/15/exclusivo-las-cuatro-boletas-del-ministro-
penailillo-la-empresa-de-martelli-que-facturo-filial-de-soquimich/

Historia que necesita más explicación

"Declaraciones que el entrevistado fórmula con la grabadora apagada o con


el compromiso de que se puede utilizar pero sin atribuirle a el los dicho". (G.
Bauducco)

Muy técnico

-A estudiar se ha dicho.

-Estar bien informado de lo que ha hecho, como para tener la capacidad de


entrevistar.

- Manejan términos que muchos no conocen y hay que preguntarles que los
expliquen con palabras que después uno pueda explicar de forma sencilla.

- La dificultad del lenguaje que manejan es lo que a veces complica. Como


hay que traducir lo compejo a un vocabulario más facil, hay que ser capaz de dejar
abierta la puerta para llamar pr dudas. Si incluso la entrevista es informativa, se le
puede pedir que eche un vistazo.
TAREAS

-Eligen un tipo de personaje y buscan un ejemplo de entrevista para la


próxima semana.

-Buscar ejemplos de reportajes realizados con datos de transparencia y traer


dos ideas de temas que le gustaría desarrollar

Algunos consejos para entrevistas con fuentes en off

“El refugio más violento del narcotráfico en Santiago” PPE 2011

Ejemplos

http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2014-05-
10&dtB=04-03-2015%200:00:00&PaginaId=5&SupplementId=1&bodyid=0

http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2015-08-
08&dtB=08-08-2015%200:00:00&PaginaId=5&SupplementId=1&bodyid=0

Ese sentido de la autoridad, (que muchas veces confunden con superioridad)


que tienen incorporados e sus vidas, los vuelve unos sujetos difíciles.

-Las preguntas incómodas son tomadas como desacatos.

-Rol subordinado.

Información personal

Hay veces que la entrevista puede ser muy buena, pero por alguna razón
(poco cuñero, muy técnico o porque necesita mayor profundidad para explicar el
tema) no sirve para mostrarlo en formato entrevista, pero sí se puede transformar
en una buena fuente para hacer un reportaje y mostrar sus cuñas más importantes
junto a otros entrevistados y datos.

En off: los datos


"Hay varios. En el libro de Bachelet. La historia no oficial (2005) usamos solo
fuentes en off the record con mi compañera Andrea Insunza. Logramos reconstruir
muchos episodios sobre la vida de la entonces candidata de la Concertación,
antes de su triunfo presidencial de 2005. Uno de ellos fue la traición de Jaime
López, el amor de su juventud, que fue capturado por la DINA cuando era un
dirigente socialista clandestino y que terminó entregando a muchos de sus
compañeros. Fuimos los primeros que contamos esa historia en detalle, todo
gracias a fuentes en off the record. Otra revelación que conseguimos fueron las
reuniones de los dirigentes socialistas con Bachelet para convencerla de que fuera
candidata".

Lo que se puede lograr con una entrevista en off

El Tila, un sicópata al acecho

Juan Pablo Figueroa

http://ciperchile.cl/2009/07/20/vivir-yo-morir-en-una-zona-ocupada-de-
santiago/

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