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El egoísmo ético.

“El egoísmo ético es la idea de que cada quien debe buscar exclusivamente su propio
interés. Es diferente del egoísmo psicológico, que es la teoría de una naturaleza humana que
se ocupa de cómo de hecho se comporta la gente. El egoísmo psicológico dice que la gente
en realidad busca siempre su propio interés. En cambio el egoísmo ético es una teoría
normativa; es decir, una teoría de cómo debemos comportarnos. De cualquier modo que nos
comportemos, el egoísmo ético dice que nuestro único deber es hacer aquello que es lo
mejor para nosotros mismos.”
“El egoísmo ético no dice que se deban promover los intereses propios así como los
intereses de otros. Eso constituiría una idea normal de sentido común. El egoísmo ético es
la opinión radical de que el único deber que uno tiene es el de promover los intereses
propios. Según el egoísmo ético, hay un solo principio de conducta fundamental, el
principio del interés propio, y este principio resume todos los deberes y obligaciones
naturales que se tienen.”
“Sin embargo, el egoísmo ético no dice que se deban evitar acciones que ayuden a otros.
Puede suceder que en muchos casos tus intereses coincidan con los intereses de otros, de tal
modo que al ayudarte a ti mismo estarías ayudándolos, quiéraslo o no. O puede suceder que
ayudar a otros sea un medio eficaz para crear algún beneficio para ti mismo. El egoísmo
ético no prohíbe tales acciones; de hecho, puede recomendarlas. La teoría insiste sólo en
que en tales casos el beneficio de otros no es lo que hace correcta la acción. Lo que la hace
correcta es, más bien, el hecho de que es en provecho de uno mismo.”
“Finalmente, el egoísmo ético no implica que al favorecer los intereses propios uno deba
siempre hacer aquello que uno quiere hacer, o lo que le dará más placer a corto plazo.
Alguien puede querer beber mucho, fumar cigarrillos, tomar drogas o desperdiciar sus
mejores años en el hipódromo. El egoísmo ético vería todo esto con malos ojos, sin
importar los momentos de placer que nos traiga. El egoísmo ético dice que una persona
debe hacer aquello que, a la larga, realmente va en su mejor interés. Recomienda el
egoísmo, pero no la estupidez.”

Argumentos a favor del egoísmo ético.


“Rand sugiere que hay una base metafísica para el egoísmo ético. De alguna manera, es la
única ética que toma seriamente la realidad de la persona individual. Se lamenta de “la
enorme medida con que el altruismo socava
la capacidad del hombre para captar […] el valor de una vida individual; revela una mente
de la cual se ha erradicado la realidad de un ser humano”.
Una línea distinta de razonamiento sobre el egoísmo ético dice lo siguiente: “Se suele
presentar al egoísmo ético como una filosofía moral revisionista; es decir, como una
filosofía que dice que nuestras teorías morales de sentido común están equivocadas y deben
cambiarse. Sin embargo, es posible interpretar
al egoísmo ético de una manera mucho menos radical, como una teoría que acepta la moral
del sentido común y ofrece una explicación sorprendente de sus bases.”
“La interpretación menos radical es la siguiente. La moral común consiste en obedecer
ciertas reglas. Debemos evitar dañar a otros, debemos ser sinceros, cumplir nuestras
promesas, etc. A primera vista, estos deberes parecen tener
poco en común: son sólo una serie de reglas separadas. Pero, desde un punto de vista
teórico, podemos preguntarnos si no hay alguna unidad oculta que subyace a esta
mezcolanza de distintos deberes. Tal vez haya algún pequeño número de principios
fundamentales que expliquen todo el resto, así como en la física hay principios básicos que
unifican y explican diversos fenómenos. Desde un punto de vista teórico, cuantos menos
principios básicos haya, mejor. Lo mejor de todo sería un principio fundamental del cual se
pudiera derivar todo el resto. El egoísmo ético, entonces, sería la teoría de que todos estos
deberes se derivan en última instancia de un principio fundamental de interés propio.”
“Entendido de esta manera, el egoísmo ético no es una doctrina tan radical. No desafía la
moral del sentido común; sólo trata de explicarla y sistematizarla.”
“Puede darnos explicaciones convincentes de los deberes antes mencionados, y más:
• El deber de no dañar a otros: si nos creamos el hábito de hacer cosas que sean dañinas a
otros, la gente no se opondrá a hacer cosas que nos dañen. Seremos rechazados y
despreciados; nadie nos tendrá como amigos ni nos hará favores
cuando los necesitemos. Si nuestras ofensas a otros son lo bastante graves, podríamos
incluso terminar en la cárcel. De este modo, nos conviene no dañar a otros.
• El deber de no mentir: si mentimos a otras personas, sufriremos todas las malas
consecuencias de tener una mala reputación. La gente no confiará en nosotros y evitará
hacer negocios con nosotros. Con frecuencia necesitaremos
que la gente sea sincera con nosotros, pero difícilmente podemos esperar que sientan la
obligación de ser sinceros con nosotros si no hemos sido sinceros con ellos. Por ello, nos
conviene ser sinceros.
• El deber de cumplir nuestras promesas: nos conviene hacer acuerdos con otras personas
que sean mutuamente benéficos. Para beneficiarnos de esos cuerdos, necesitamos poder
confiar en que ellos mantendrán sus acuerdos: necesitamos poder confiar en que ellos
cumplirán las promesas que nos han hecho. Pero difícilmente podemos esperar que otros
cumplan las promesas que nos han hecho si no cumplimos las promesas que nosotros les
hemos hecho. Por tanto, desde el punto de vista del interés propio, debemos cumplir
nuestras promesas.

Fuente: Rachels, James, Introducción a la filosofía moral, Trad. Ortiz Millán, Gustavo,
México, FCE, 2006, pp. 129 a 137.

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