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HISTORIA MEDIEVAL

PROFESOR

MARTÍN ALVIRA CABRER


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Planta 11ª, despacho 29

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TEMARIO

1. La Edad Media: introducción


2. El Bajo Imperio Romano: crisis y transformación

ALTA EDAD MEDIA (Siglos V-X)

3. Las invasiones bárbaras y los reinos germano-romanos de Occidente


4. Del Imperio Romano de Oriente al Imperio Bizantino
5. El Islam: génesis y expansión
6. La Europa de los Carolingios
7. Las Segundas Invasiones y la Europa del año Mil
8. Iglesia, sociedad y economía en el Occidente altomedieval
9. Resurgir de Bizancio y fragmentación del Islam

PLENA EDAD MEDIA (Siglos XI-XIII)

10. El Occidente plenomedieval: aspectos socio-económicos


11. Idea y realidad de la sociedad feudal europea
12. Renacimiento y apogeo de la cultura medieval
13. Papado, Imperio e Iglesia: de la Reforma Gregoriana a la Teocracia Pontificia
14. La evolución de los reinos plenomedievales
15. El Imperio Bizantino y el Islam en la época de las Cruzadas

BAJA EDAD MEDIA (Siglos XIV-XV)

16. Bizancio y el Islam en la Baja Edad Media


17. De las monarquías feudales a los Estados modernos
18. La crisis del Pontificado y los cambios espirituales
19. Crisis y recuperación de la sociedad bajomedieval europea
20. Cultura, artes y ciencias: del “Otoño de la Edad Media” al Renacimiento

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TEMA 01. INTRODUCCIÓN A LA EDAD MEDIA

1.1 El concepto de Edad Media: génesis, evolución y significados.

Para tener las primeras periodizaciones de la historia, tenemos que esperar hasta la corriente del
Humanismo, donde el término peyorativo “medieval” comienza a ser usado para denominar el tiempo
comprendido entre el período grecorromano y el Renacimiento. Este período es llamado Tempora Media o Etas
Media, haciendo referencia a lo antes
mencionado. El carácter peyorativo del término
hace alusión a que en la época del Humanismo (s.
XVI), se considera a esta Etas Media como un
tiempo de retroceso en varios aspectos: hay
carencia de filosofía, se da un “retroceso artístico”
–por ejemplo, el arte gótico toma el nombre de los
bárbaros godos, y es que no había nada peor que
la barbarie–, la ideología era bastante simple,
como podemos comprobar con el hecho de la
creencia de que la Tierra era plana. Del mismo
modo, los grandes reformadores protestantes, en
especial Calvino y Lutero, observaban que la
Edad Media supuso una verdadera deformación
del auténtico cristianismo.

Ya en el s. XVII comenzamos a tener una mejor comprensión de la Edad Media, debido en parte a la
figura del historiador Cristoph Keller, que divide sus estudios en tres volúmenes, estableciendo, de igual modo,
lo que podría denominarse como una pronto-subdivisión de la Edad Media: su Historia Antiqua narra los
acontecimientos comprendidos entre el comiendo de la humanidad hasta la época de Constantino I el Grande;
su Historia Nova narra los hechos entre 1453 –la caída del Imperio Romano de Oriente– y la época
contemporánea al historiador; sin embargo, la obra que más nos interesa es la publicada en 1688, la Historia
Medii Evi, que se sucede entre la época de Constantino y la caída del Imperio antes mencionado.

El término “medieval o medievo” se acuña en época moderna, ya que los propios medievales no se
consideraban como tal, sino como posromanos. En el s. XVIII se da un aumento del desprecio hacia lo
medieval, esta vez debido al carácter feudal de la misma. El odio llega a traducirse en la creación de una
Leyenda Negra de la Edad Media, debido al fanatismo y oscurantismo de la misma. Sin embargo, esta
exagerada opinión es, cuanto menos, injusta, ya que los aspectos negativos que se le atribuyen al medievo son
inherentes al ser humano y no exclusivos de un período histórico.

Si seguimos avanzando en cronología, podemos observar una cierta recuperación del carácter medieval
en el s. XIX, debido a tres movimientos fundamentales:

- Positivismo: se trata de una corriente filosófica basada en el estudio riguroso de los datos puramente
demostrables de la historia (datos positivos).

- Nacionalismo: esta ideología política ve en la Edad Media el nacimiento de las grandes naciones
europeas. Es también el origen de la corriente historiográfica que ensalza los aspectos de la propia nación, por l
que se presupone consta de un gran peso nacionalista.

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- Romanticismo: se trata de un movimiento cultural que idealiza la época medieval en literatura y arte,
al igual que se idealiza el arte de dicha época. Es el nacimiento de las corrientes “neo” artísticas. Este
movimiento es el causante de la aparición de una Leyenda Rosa, por contraposición a la Leyenda Negra, que
sigue siendo igual de injusta en tanto que a veraz se refiere.

Por último, ya en el s. XX se da una consolidación del estudio medieval en todos sus aspectos, con un
creciente interés por la vertiente socioeconómica. Se conforma el nacimiento de la arqueología medieval y de la
antropología, así como de una serie de movimientos que comportan nuevas tendencias, como es el Marxismo,
que da pie al Materialismo Histórico1; L’École de Annales –con las figuras de Febvre, Bloch y Brandel–; y la
Nouvelle Histoire –con Le Goff y Duby–.

1.2 La actualidad de la Edad Media.

En la actualidad, es innegable que la Edad Medieval es esencial para la formación de nuestro mund
occidental, ya que somos, en esencia, medievales: la Europa que conocemos se desarrolla y madura en el
medievo, así como la absoluta mayoría de los países que hoy en día conocemos –Francia evoluciona desde las
anteriores Galias romanas, Castilla de la antigua Hispania o Inglaterra de la Britania romana–; nos regimos por
instituciones medievales, como pueden ser las Cortes o la misma monarquía; nos movemos por valores
medievales, como es el de caballería; estudiamos en instituciones medievales; hablamos lenguas desarrolladas
durante la Edad Medieval; etc.

Sin embargo, el factor medieval más importante sigue siendo el de la religión. Si bien el Cristianismo no
tiene su génesis en el medievo, es aquí donde se desarrolla y adquiere el carácter dominante que lo caracteriza
por el resto de la historia. Otra de las religiones que se conforman en esta época es el Islam.

1.3 Períodos de la Edad Media.

La cronología divisoria de la Edad Media es necesaria para facilitar su estudio, ya que es un amplísimo
período que abarca un milenio entero de historia. Sin embargo, podemos poner una fecha de inicio y una de
clausura al medievo: se comienza por la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 d.C y se culmina
con la caída de su antiguo hermano, el Imperio Romano de Oriente a manos de los turcos otomanos en 1453.
Sin embargo, nosotros dataremos el final del medievo en una fecha mucho más conocida a nivel nacional, como
es la caída del Reino Nazarí de Granada en 1492.

A modo de facilitar la comprensión de un período tan amplio, la historia se subdivide en varios tiempos:

- Alta Edad Media (476 - 1300) Sin embargo, nosotros usaremos una subdivisión
- Baja Edad Media (1300 - 1492) más detallada:

A pesar de que esta es la división más aceptada, - Alta Edad Media (476 - 1000)
también hay dataciones diferentes, como puede ser a través - Plena Edad Media (1000 - 1300)
de los diferentes movimientos artísticos. - Baja Edad Media (1300 - 1492)
TEMA 02. EL BAJO IMPERIO ROMANO:
CRISIS Y TRANSFORMACIÓN

1 Véase el Materialismo Histórico como un sistema filosófico que alega que sólo existe la materia y que reduce el espíritu
a una consecuencia de ella.
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2.1 El mundo romano en crisis

Para una correcta comprensión de la Edad Media –al menos del período de la Alta Edad Media–hay que
partir de los precedentes que se inician en el Bajo Imperio Romano, con lo que se conoce más comúnmente
como la crisis del s. III: una cadena de crisis que comportaron el cambio radical que sufrió el Imperio y que,
podría decirse, dieron comienzo al declive del mismo.

Estos cambios fueron de varias


índoles, comenzando por una gran
inestabilidad política, dada por las
numerosas sucesiones en el trono en
breves períodos de tiempo; una
acusada fragmentación política y
territorial –lo que conllevó que en el
312 d.C el Imperio quedase a manos
de una tetrarquía–; revueltas militares
y levantamientos; inflación; declive
demográfico; y lo más importante,
numerosos ataques exteriores.

A finales del s. III el Imperio remonta de manera notable gracias a figuras como la de Diocleciano
(†305) o Constantino I el Grande (307 - 337). Los cambios de estas figuras lograron salvar, aunque
temporalmente, al Imperio, pero lo transformaron profundamente, lo que conllevó que sus efectos tuvieran un
eco en la Alta Edad Media.

2.2 Las respuestas a la crisis y sus consecuencias.

I. Transformaciones políticas

Se produce una división del Imperio en dos, como parte


de las reformas de Diocleciano. De esta manera, se establecía
la diarquía como forma de gobierno del Estado, con la
intención de facilitar el buen gobierno de tan amplio territorio.
El siguiente paso de la diarquía fue la tetrarquía
anteriormente mencionada, que repartía el territorio en 4
iguales, de modo que el bloque Occidental quedaba en un
medio a cargo de un Emperador y el otro medio a cargo del co-
Emperador, el bloque Oriental funcionaba de la misma manera.

a) Descentralización y división territorial del Imperio.

La división del Imperio en dos bloques acusó la separación progresiva e indeseada de los mismos. A
modo de freno, Constantino funda una nueva capital en el bloque oriental: sobre la antigua colonia griega de
Bizancio, se erige Constantinópolis (330), que vivió un rápido crecimiento demográfico, llegando a alcanzar el
medio millón de habitantes en el s. IV, convirtiéndose así en la gran potencia del Mediterráneo Oriental durante
la Edad Media.

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A pesar de la ya mencionada separación imaginaria, el Imperio permanece unido hasta el s. V, cuando el
gobierno de los dos emperadores se vuelve autónomo y ambos se convierten en Imperios individuales.

b) Reforzamiento de las estructuras políticas y administrativas.

En cuanto a los cambios políticos, se reforzaron los organismo del Imperio Romano, dotando al
Emperador de mayor poder, el cual usó para transformar en Imperio en una monarquía autoritaria y militarizada
completamente intervencionista: fue el inicio de la autocracia. Sería correcto decir que en este momento, los
ciudadanos pasan de ser considerados como tal para pasar a ser súbditos del monarca.

De la misma manera, las estructuras imperiales comienzan a estar caracterizadas por una burocracia
muy jerarquizada e interevencionista: el monarca controla absolutamente todo. Además, se aumenta la presión
fiscal sobre los habitantes de las ciudades, lo que fue necesario para costear los pagos a raíz de la crisis.

II. Transformaciones militares.

Quizás el cambio más importante dentro de la estructura militar romana es que el Imperio
pasa de ser una potencia conquistadora ofensiva a tener un carácter puramente defensivo,
en pos de proteger las fronteras y establecidas. El cambio de carácter del Imperio explica
el hecho de a que, a partir del s. III, se comience a fortificar las ciudades con murallas.
De manera paralela, el establecimiento del servicio militar obligatorio supuso un gran
rechazo por parte del conjunto de la sociedad. De manera coetánea, se producía una
barbarización del ejercito –sobre todo por parte de conjuntos germanos– que llevó a una
transformación del ejército, lo que se tradujo en un cambio de vestimenta, armamento y
táctica militar.

III. Transformaciones sociales y económicas.

a) Los grupos sociales y sus cambios.

Lo primero de lo que cabe hablar es del factor de la polarización social: la crisis del s. III dejó a su paso
un empobrecimiento del sector pobre de la población, de manera contraria a lo que ocurrió con el sector
adinerado, el cual acabó enriqueciéndose más. Este hecho fue el que desembocó en el aumento del clientelismo,
es decir, de los vínculos de dependencia entre el poderoso y el indefenso.

La sociedad tardorromana se dividía en dos categorías, que a su vez estaban fragmentadas dependiendo
de los derechos y obligaciones que éstos tuvieran:

- Aristocracia romana: formada por familias senatoriales y altos dignatarios. Ostentaban el


poder político y económico, así como una gran influencia social y cultural.
- Grupos intermedios urbanos: formado por artesanos, mercaderes y profesionales libres, que
se va reduciendo debido a la presión fiscal.
Ciudadanos - Campesinos pequeños y medianos propietarios: este grupo social ve reducido su nivel de
vida a causa de la presión fiscal y las deudas. Los campesinos se ven obligados a ponerse al
libres amparo de un latifundista en relación de patronato o encomendación, por la cual cedían parte o
el total de sus tierras a cambio de protección física y fiscal, ya que a partir de este
momento es el amo quien paga los impuestos.
- Campesinos no propietarios: caen en la dependencia personal hacia el amo, de manera en que
van perdiendo derechos hasta convertirse en personas no libres –servus–.

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- Campesinos libres no propietarios o Servus: se caracterizaba por la ausencia de derechos
Ciudadanos políticos, lo que implicaba que no pudieran participar de la vida política, como pertenecer a
asambleas o al servicio militar. Contaban con una desigualdad jurídica, sin capacidad de acceso
no al pleito con el amo, al que, por otro lado, deben sumisión por el hecho de estar sujetos a la tierra
libres y no poder disponer de los bienes que habían pasado a ser propiedad del amo, el cual podría
castigarles de manera severa si lo veía necesario. La categoría de servus no siempre era
desventajosa, ya que aseguraba protección física y fiscal por parte del amo.

- Esclavos: dedicados al servicio doméstico o rural. A pesar de que la economía romana fuera
esclavista, el número fue descendiendo a partir del s. III, debido en parte a la ausencia de guerras
No exteriores –y por tanto de prisioneros de guerra a los que esclavizar–y a la liberación de
ciudadanos numerosos grupos de esclavos por parte de sus amos, los cuales pasaron a ser servus, mucho más
económico que el estado de esclavo. Otra de las razones por las que su número se vio reducido
es por cuestiones religiosas, ya que el cristianismo comenzó su expansión en esta misma época.
Como aspecto general, podríamos quedarnos con el aumento del subgrupo de los servus, que vio
aumentado su número desde varias vertientes: por un lado, campesinos libres que pasaron a serlo a causa de la
presión fiscal y las deudas y por otro lado de manos de los esclavos liberados.

b) Los cambios económicos.

Dentro de los cambios a causa de la crisis del s. III, destaca el declive de la cuidad en favor de las áreas
rurales. Las ciudades comienzan a ser abandonadas por las élites sociales por motivos como el aumento de la
presión fiscal, la inseguridad que se vivía en la urbe, el declive del comercio en favor de uno de carácter más
rural o la progresiva desaparición de la moneda.

Es curioso observar que la ciudades a las que más afectó este éxodo rural fueron las norteñas, por la
simple proximidad con los pueblos que protagonizaban los numerosos y continuados ataques a Roma. Del
mismo modo, estos cambios se aprecian en mayor medida en el bloque occidental del Imperio, ya que en el
oriental todo discurrió con normalidad.

Cuando las grandes clases abandonas la ciudad, no por


ello abandonan el lujo y la comodidad del hogar. Gracias a su
partida, se consolida el modelo de villa romana, que consistía
en un gran latifundio que se organizaba en una residencia
lujosa, provista de termas y de todas las comodidades, y
dependencias agropecuarias, todo ello fortificado y defendido
por ejércitos privados. En torno al conjunto estructural, una
gran cantidad de tierras trabajadas se extendía hacia los lados.
De esta manera, la villa va, de manera progresiva,
sustituyendo a la ciudad como marco socioeconómico de la
población occidental.

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2.3. Las transformaciones espirituales: el Imperio Romano-Cristiano

I. La cristianización del Imperio Romano

a) Cristianismo e Imperio hasta el Edicto de Milán

El Cristianismo nace en el s. I en Judea de la mano de Jesús de Nazaret, quien era considerado como el
mesías. Esta nueva religión se caracteriza por el monoteísmo y el altruismo –el amor al prójimo–. A partir de su
creación, se expande de manera magistral por todo el Imperio, destacando su acogida en la región oriental del
Imperio.

En el s. III, el Cristianismo se comienza a ver como una amenaza, como algo peligroso para la cohesión
del Imperio. Es por este motivo por lo que en tiempos de Diocleciano se pone en marcha una serie de
persecuciones masivas hacia los practicantes de dicha religión. Sin embargo, a principios del s. IV, con
Constantino se polariza por completo la visión que se tiene de la religión cristiana, llegando en el 313 d.C., a
desarrollar el Edicto de Milán, que toleraba el Cristianismo como una religión aceptada en todo el Imperio
mientras se mantenía la religión pagana tradicional como la oficial. Este cambio se debió a la visión que
Constantino tenía del Cristianismo: se pone esta religión al servicio del Imperio, de manera que actúa como
factor cohesionador entre las diversas gentes que lo conforman. De manera paralela, las estructuras litúrgicas
cristianas se asimilan a las estructuras romanas, haciendo una suerte de simbiosis entre ambas.

b) El cristianismo en el siglo IV: de religión tolerada a religión oficial

La política de libre aceptación del Cristianismo


hizo que éste se expandiera por todo el Imperio
Romano hasta que a finales del s. IV se culmina el
proceso con la puesta en marcha del Edicto de
Tesalónica en el 380 d.C., impulsado por el
emperador Teodosio el Grande. Gracias a este nuevo
edicto, la religión Cristiana no sólo es aceptada en todo
el Imperio, sino que se establece como religión oficial
del mismo, prohibiendo los cultos paganos
tradicionales e iniciando lo que se conoce como el
Imperio Romano-Cristiano.

II. La transformación de la Iglesia cristiana

Las comunidades cristianas se organizaban en lo que se conoce como ekklesias, las cuales no tenían una
organización conjunta. Dentro de las estas comunidades se establecía una jerarquía sacerdotal triple:

– Obispos: estaban al frente de la comunidad y eran elegidos por ésta.


– Presbíteros o sacerdotes: eran los auxiliares de los obispos.
– Diáconos: se encargaban de la formación de los clérigos y de la administración.

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A partir del Edicto de Milán del 313 d.C., el Imperio Romano dota a las comunidades cristianas de una
serie de derechos que mantendrán en la Edad Media y que conformarán la idea de Iglesia que tenemos en la
actualidad:

– Constantino exime al clero de pagar impuestos.


– Los obispos perciben poderes civiles, convirtiéndolos en funcionarios del Imperio.
– Autoriza a la Iglesia a recibir donaciones, lo que formará el origen del patrimonio de la Iglesia.
– Se autoriza a la Iglesia a construir lugares de asistencia –los futuros hospicios medievales–.
– Se inicia una política de construcción de iglesias a cargo del Estado, entre las que podemos destacar
San Juan de Letrán o la Basílica de la Natividad en Belén.

En cuanto a la estructura territorial de la Iglesia, quedan establecidos tres niveles:

1. Los patriarcados o primados: eran las


unidades territoriales más amplias, las cuales
estaban a cargo de un patriarca o primado. En el IR
Oriental había cuatro: Antioquía, Constantinopla,
Alejandría y Jerusalén. En el IR Occidental tan
sólo había un patriarcado, Roma, cuyo primado era
el Papa, sucesor de San Pedro y por tanto cabeza
de toda la Iglesia Cristiana. A pesar de esto, la
primacía de los papas era puramente honorífica,
tradicional y respetada, lo que quiere decir que su
autoridad no era efectiva entre el resto de los
patriarcas, del mismo modo que tenían una escasa
capacidad de mando sobre los obispos occidentales.

2. Provincias: eran gobernadas por un obispo metropolitano –el cual a partir del s. VIII comenzará a
llamarse arzobispo– y se organizaban en una ciudad y sus alrededores. Fue y es la estructura clave de la
Iglesia.

3. Diócesis u obispados: eran las unidades más pequeñas, ya que se incluían dentro de las provincias.

Es curioso observar la tendencia de los obispos hacia la aristocratización, de manera paralela al aumento
de su poder e importancia. De esta manera, dejan de ser elegidos por la comunidad para pasar a ser elegidos de
entre los miembros de las familias de la aristocracia senatorial romana además de por pactos con el clero
provincial.

III. Poder imperial e Iglesia: la fijación de la ortodoxia

Volviendo a Constantino, es importante tener en cuenta que se comienza a ver la figura del emperador
como representante de Dios en la Tierra, lo que hace que se le sitúe a la cabeza de la Iglesia. Se inicia por tanto
el cesaropapismo; la acumulación del poder político y religioso bajo la misma figura.

Sin embargo, uno de los principales problemas que tuvo Constantino fue el de la homogeneidad entre
los cristianos, ya que éstos contaban con una división interna principal: el dogma. El dogma sobre la Santísima
Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo– hizo que el Cristianismo se escindiera en dos corrientes principales:

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– La religión Cristiana Ortodoxa, por la cual los integrantes de la
Santísima Trinidad tienen el mismo nivel de igualdad y divinidad.
– El Arrianismo –difundida por Arrio, uno de los sacerdotes
alejandrinos– y por la cual la Santísima Trinidad no es igual, ya que al Hijo
se le considera no divino. El arrianismo tuvo una particular buena acogida
en el Imperio de Oriente.

Con la intención de poner fin a las desigualdades entre los dos


dogmas, Constantino convocó en el 325 d.C., lo que se conoce como el
primer concilio cristiano universal, el Concilio de Nicea –en Asia Menor–.
Gracias a este concilio, se establece que el arrianismo es una creencia
errónea, constituyendo la primera gran herejía de la Iglesia al tratarse de
una práctica heterodoxa. A partir de esto, el arrianismo comienza a
desvanecerse, aunque aún tendrá un protagonismo al ser el dogma elegido
por los bárbaros romanizados.

2.4. Las causas de la caída del Imperio Romano de Occidente

Entorno al 400 d.C., el Imperio se hallaba muy dividido, aunque no por ello se encontraba en
decadencia. El caso es que sí contaba con numerosos problemas internos que lo deterioraban:

1. Aumento de las tendencias centrífugas en el Imperio.


2. Una mayor separación entre ambas partes del Imperio.
3. Desconfianza generalizada, tanto por parte de las familias senatoriales, lo que conllevó un desapego y
una indiferencia que deterioraron al Imperio de Occidente, como por parte de la población hacia un Estado muy
opresivo. Esta desconfianza explica que la actitud de la aristocracia, la cual en tiempos difíciles huye hacia sus
villas para refugiarse, llegando incluso a pactar con los invasores y la actitud apática de la mayor parte de la
población ante el destino del Imperio.

Sin embargo, los factores internos no fueron la verdadera causa de la caída del Imperio. En realidad, la
causa clave de la desaparición del Imperio Romano de Occidente fueron las invasiones bárbaras.

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TEMA 03. LAS INVASIONES BÁRBARAS Y LOS REINOS GERMANO-ROMANOS DE
OCCIDENTE (S. V - VIII)

3.1. Los pueblos bárbaros antes de las migraciones

El término bárbaro se remonta a la época griega, cuando éstos llamaban así a los extranjeros de manera
peyorativa. El significado se mantuvo hasta época romana, dotando al término de un carácter negativo al usarlo
con ánimos de inferioridad hacia el pueblo al que se destina. Durante esta época romana había varios pueblos
bárbaros:

– Pueblos de las estepas: la franja esteparia de estos


pueblos culminaba en la llanura de Panonia, en el extremo
occidental. Se caracteriza por tener un clima árido poco apto
para la agricultura, aunque excelente para la ganadería
debido a los numerosos pastos. Se dio sobre todo la cría de
caballos, a los que se dedicaban los pueblos nómadas o semi-
nómadas que la habitaban. Estos pueblos se agrupan
dependiendo de la lengua que empleasen:

– Lenguas indoeuropeas: Escitas, Cimerios,


Partos, Sármatas y Alanos.
– Lenguas altaicas (turcos): Hunos, Ávaros,
Jázaros, Pechenevos, Turcos, Mongoles...

Se trataba, por lo general, de pueblos sin estructura política unida o grande, aunque en los momentos en
los que se unían, cambiaban el curso de la historia.

– Pueblos celtas: los habitantes de las tierras de la Britannia romana al norte del Muro de Adriano eran
los Pictos –llamados así por las pinturas corporales que empleaban– y los Caledonios, mientras que en Hibernia
–ahora llamada Irlanda– habitaban los Escotos.

– Beréberes: habitaban en el norte de África.

– Pueblos germanos: eran pueblos de lengua indoeuropea habitantes del este-nordeste-norte de Europa.
Se trataba de pueblos guerreros inferiores en capacidad a Roma, aunque algunos de ellos se encuentran
influenciados por el Imperio. El modelo social de estos pueblos era el del clan patriarcal, que se organizaban en
tribus → pueblos → confederaciones. La aristocracia de estos pueblos era guerrera y siempre iba acompañada
de lo que se conoce como comitatus, regidos por vínculos de fidelidad personal. Como se ha dicho, a la cabeza
de cada pueblo había un rey y una asamblea de guerreros, llamada mallus o thing. Las prácticas económicas de
los germanos eran muy variadas, aunque destacan por ser unos maravillosos orfebres. El comercio, por otro
lado, era rudimentario, reducido al trueque. En cuanto a la religión germana, practicaban el politeísmo pagano.
A pesar de esto, en el s. IV diversos pueblos comienzan a cristianizarse por puro contacto con el Imperio
Romano, el problema es que se convierten al arrianismo cuando éste ya estaba vetado por la Iglesia Ortodoxa
tras el Concilio de Nicea del 325 d.C.

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3.2. Las migraciones bárbaras y el Imperio Romano de Occidente (376 - 476)

I. Aspectos generales de las migraciones

La verdadera caída del Imperio Romano de Occidente fue un proceso lento que se extendió por un siglo
entero (376 d.C - 476 d.C) y que apenas fue perceptible para los contemporáneos de la época. Se debió
principalmente a varias causas:

1. Entrada de pueblos bárbaros: fueron simultáneas y en distintos territorios, lo que explica la


incapacidad de Roma para movilizar al ejército.
2. No fueron luchas como las que estamos acostumbrados a ver en las películas, sino que se trató de una
coalición de romanos y bárbaros romanizados contra los bárbaros exteriores.
3. En vez de invasiones, lo correcto sería decir que estos pueblos bárbaros practicaron las migraciones,
en algunos casos de pueblos enteros.
4. Estos pueblos perseguían el ideal de integrarse en el Imperio Romano, no de destruirlo. Unos
buscaban protegerse de otros pueblos bárbaros, mientras que otros buscaban integrarse por la fuerza.
5. Hubo varias formas de entrada: como ya hemos mencionado, en algunas ocasiones se trató de
migraciones de pueblos, mientras que en otros momentos se realizaron entradas realmente violentas.
Una de las maneras de entrada pacífica era por medio de pactos con el Imperio, de los cuales había dos
modelos:
– Foedus: pacto de alianza entre pueblos bárbaros
con el Imperio Romano de manera que los extranjeros se
asentaban de manera legal en unas tierras y se les asignaban unas
rentas –convirtiéndose en foederatus– a cambio de defender el
Imperio frente a otros invasores.
– Hospitalitas: se basaba en la instalación de un
grupo reducido de bárbaros en latifundios cedidos por grandes
propietarios romanos o por el propio Imperio a cambio de una
parte de lo que sacaran de la tierra.

Ya instalados estos pueblos, los romanos pusieron en


marcha varias políticas:

– Se procuró dispersar a los pueblos bárbaros.


– No se les instalaba en las zonas aprovechables y ricas, sino en zonas más bien comunes.
– Procuraron ponerlos al servicio del Imperio.
– Se intentó poner a unos pueblos contra otros para buscar su escisión.

Sin embargo, estas políticas fracasaron en el Imperio de Occidente, aunque tuvieron una buena acogida
en el bloque oriental, donde se añadió una política más: desviar a los pueblos hacia el bloque occidental.

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II. La llegada de los hunos

La verdadera razón tras la migración masiva de los Germanos está en la presión del pueblo de los
Hunos, de procedencia esteparia del norte de China y Siberia. Desarrollaban sus vidas a caballo, por lo que no
es de extrañar que en un futuro se instalen en Panonia. Sin embargo, una crisis en el s. III les empuja a avanzar
hacia el oeste, llegando en el s. IV al Mar Negro, donde comienzan a avanzar más hacia el oeste y en contra de
los Germanos. Este avance sin precedentes provoca la desaparición de numerosos pueblos y la absorción de
otros tantos, formando una confederación.

Entorno al 370 d.C., chocan con los Ostrogodos, absorbiendo a cierta parte del pueblo mientras que la
otra parte huye al oeste, presionando a los visigodos hacia el norte del Danubio.
III. Las primeras oleadas

El periplo de los visigodos

Hacia el año 376, unos visigodos muy romanizados


piden asilo en el Imperio Romano de Oriente.
Valente, el emperador, les concede asilo en la zona
de los Balcanes. Sin embargo, dos años después, en
el 378, se dan problemas de convivencia con los
habitantes romanos, lo que se traduce en una
revuelta goda que acaba en la Batalla de
Adrianópolis, donde el Imperio Romano sufre una
gran derrota y hasta pierde al propio emperador. A la
muerte de Valente, su sucesor, Teodosio, pacta un
foedus por el cual quedan instalados de manera legal
en los Balcanes. Sin embargo, a la muerte de
Teodosio en el 395, se da otra revuelta goda dirigida
por el rey Alarico I, quien llega a poner sitio a la
propia Constantinopla hasta que finalmente parten hacia el oeste.

En el 410 se produce un hecho sin precedentes: Alarico I llega a Roma y la toma


por primera vez en la historia, lo que conmociona al mundo romano. Tras la toma y
posterior saqueo de la ciudad eterna, los godos se trasladan al sur de las Galias, donde
quedan instalados. Entre el año 416 y 418, dos foedus ratifican que los visigodos quedan
finalmente instalados en esta zona, estableciendo la capital en Tolosa e instaurando el
primer reino visigodo: el Reino Visigodo de Tolosa.

b) Las invasiones del Rin

De manera simultánea al avance de los godos, se dan las entradas de otros pueblos por acción de los
mismos Hunos. De esta manera, el 31 de Diciembre del 406, aprovechando la helada del Rin, Vándalos,
Suevos y Alanos lo cruzan e invaden las Galias para instalase en el 409 en Hispania –Vándalos al norte, Suevos
al oeste y noroeste y Alanos al centro y sur–. Poco más tarde entran al Imperio los Burgundios, instalados
como foederatus en el Valle del Rin y Ródano, Alamanes en el Rin y Francos al norte de las Galias.

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En el 429, Vándalos y Alanos al mando del
rey Genserico cruzan el estrecho de Gibraltar para
tomar la zona norte de África perteneciente al
Imperio Romano, tomando Cartago e instaurando el
Reino Vándalo de África. Esta caída fue clave en la
desaparición final del Imperio Romano, ya que
África era el granero principal del Imperio sumado a
que los Vándalos se hacen con la flota marítima
romana, haciéndose a la mar e interrumpiendo el
comercio marítimo.

De manera paralela, existen otros pueblos bárbaros


que toman diversas zonas del territorio romano. Hacia el
450, Anglos, Jutos y Sajones llegan por primera vez a
Britannia, organizando y verdadero caos en el que se
enfrenta la resistencia britano-romana al mando del
caudillo mítico Artús –posible origen del mito del Rey
Arturo y la Mesa Redonda–.

Los Hunos, el pueblo que más nos interesa, entran


en el 450 en el Imperio liderando una coalición de pueblos
súbditos y aliados, como Ostrogodos, Hérulos o Gépidos.
Se instalan en la llanura de Panonia –por el hecho de que
ésta es perfecta para el desarrollo de los caballos– y pasan a
estar liderados por el mítico Atila el Huno: el azote de Dios. En el 451, éste dirige una campaña militar contra
las Galias, provocando una coalición entre romanos y germanos federados que logra frenar el avance huno en la
Batalla de los Campos Cataláunicos. Dicha batalla termina en tablas, pero es suficiente para que Atila se
repliegue.

En el 452, dirige otra campaña, esta vez con su objetivo en Roma. Sin embargo, la actuación del papa
León I el Magno, que lo amenaza con un castigo divino, es suficiente para que el ejercito de Atila se disipe.
Sumado a un posible ataque por la retaguardia en Panonia por parte de los romanos, Atila finalmente desiste. En
el 453, muere de manera accidental, provocando la rápida desaparición de su Imperio.

IV. Descomposición y fin del Imperio Romano de Occidente

Entre los años 453 y 476 el Imperio Romano de Occidente se va diluyendo de manea paulatina hasta
que el último emperador, Rómulo Augústulo, es depuesto por el bárbaro Odoacro, quien envió las insignias
imperiales al bloque oriental para informar de que el Imperio Occidental había desaparecido.

3.3. Evolución de los reinos germano-romanos de Occidente (siglos V-princ. s. VIII)

I. Reino vándalo de África (429 - 534)

Con capital en la Cartago, la actual Túnez, logran el control de la antigua zona de dominio romana en
África y de las islas mediterráneas –Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia–.
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Se trata dela único reino germano marítimo, ya que logra hacerse
con la flota de Roma. En el 455 lanzan un ataque contra Roma y logran
saquearla. Sin embargo, eran un reino débil internamente, ya que debido
a a destrucción de las estructuras sociales romanas carecían de una
propia. Uno de los aspectos más importantes del Reino Vándalo es el
radical odio hacia el mundo romano y por ende a los afro-romanos. Los
vándalos eran un pueblo antirromano y anticatólico, ya que eran
arrianos. De hecho, sus niveles de odio hacia el mundo cristiano llegan
al punto en el que organizan varias cacerías de cristianos.

La debilidad interna es el factor que explica su rápida desaparición, que ocurre en a principios del s. VI
a manos de los bizantinos.

II. Reino ostrogodo de Italia (493 - 554)

Se trata de pueblos germanos muy romanizados y arrianos. Su entrada al Imperio se produce por
acción de la presión de los Hunos, de los que se liberan en el s. V, pasando a actuar de manera autónoma,
lanzando ataques protagonizados y dirigidos por Teodorico el Grande hacia finales del s. V.

Les es encargada la tarea de recuperar la península itálica para el Imperio


Romano de Oriente, ahora en manos del emperador Zenón, entrando en ella
en el 493 y derrocando al hérulo Odoacro –que recordemos había destituido
al último emperador romano, Rómulo Augústulo– y conquistando Italia.
Nace así el Reino Ostrogodo de Italia.

Este reino era mixto, con la administración civil en manos de


italorromanos cristianos y estructura militar a cargo de ostrogodos arrianos.
Teodorico intenta recuperar las instituciones romanas, como el Senado, al
igual que apoya la cultura romana, protegiendo a las dos últimas figuras de
Roma: Boecio y Casiodoro. La política respetuosa de Teodorico se torna hostil hacia el final de su reinado.
Con Teodorico muerto en el 526, se inicia la desaparición de su Imperio, acusado por las revueltas
italorromanas y la intervención bizantina en el territorio, lo que desencadena las Guerras Góticas (534 - 554),
que acaban con el dominio bizantino y el fin del Reino Ostrogodo de Italia.

III. Britania y los reinos anglosajones (500 - s. VIII)

Las invasiones culminan con el acorralamiento de los Britanos en el oeste de la isla: Gales y Cornualles.
Otra parte de la población britana emigra hacia la zona gala de Armorica, lo que se comienza a llamar Britania
Minor, dominio de los Bretones. Otra parte de éstos emigra más lejos, más concretamente a la península
ibérica, a la parte de lo que se conocerá como Gallaecia.

Mientras, en la propia Britania Maior –a la que ahora se la comienza a llamar Anglia Terra–, sufre la
desaparición del componente romano entorno a los ss. V y VI, instalándose los germanos y fundando 7 reinos
en lo que se conoce como la Heptarquía Anglosajona:

– 3 reinos anglos: Northumbria, Mercia y Anglia oriental.


– 3 reinos sajones: Essex, Sussex y Wessex.
– 1 reino juto: Kent.
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En los primeros siglos, los reinos dominantes son los
pertenecientes a los Anglos, en especial el reino de Northumbria, del que
podemos destacar a Edwin y Oswald como monarcas. En cuanto al
componente cultural, el gran historiador de los Anglos fue Beda el
Venerable, que escribió toda la historia de la llegada de su pueblo a la isla
en la obra Historia eclesiástica del pueblo anglo.

Hay que recordar que el suroeste-oeste de Britannia sigue habitada


por britanorromanos, que son los que permiten que la lengua gaélica –de
origen celta– siga con vida. Entre los ss. VI y VII se produce la
recristianización de la isla, fundando las dos iglesias principales, ambas
católicas:

– Iglesia celta irlandesa, fundada por san Patricio a finales del s. V.


– Iglesia anglosajona romana, que aparece a finales del s. VI y es
fundada por el papa Gregorio Magno.

IV. Reino suevo de Gallaecia (409 - 585)

Se instalan en la península en el 409, más concretamente en el territorio


noroeste. Tras su cristianización surge una iglesia sueva. Sin embargo, este
reino será fagocitado en el 585 a manos del pueblo visigodo, más
concretamente con el rey Leovigildo.

V. Reino visigodo: de Tolosa a Toledo (418 - 711)

Habíamos visto que se instalan y


crean el Reino Visigodo de Tolosa, con el que llegarán a su máximo
esplendor gracias a Eurico (†584), aunque más tarde tendrán que hacer
frente al expansionismo Franco, que los empuja al sur. El enfrentamiento
llega finalmente en la batalla de Vouillé del 507, donde los visigodos son
derrotados y expulsados a la península, donde se instalan en el centro de
manera inicial y fundan el Reino Visigodo de Toledo. De esta manera, la
península queda configurada de la siguiente manera: Suevos en el
noroeste; Visigodos en el centro; Vascones, Cántabros y Astures al norte; y
Bizantinos al sur y sureste. Sin embargo, el territorio más elevado
culturalmente era el de los visigodos, con una figura excepcional como es
san Isidoro de Sevilla (†634), autor de las Etimologías y el primero en
contemplar la idea de una península unida bajo un mismo mando.

Por otra parte, el reino de Toledo evoluciona en tres etapas diferenciadas:

– 507 - fin. s. VI: se da el proceso de hispanización de los visigodos, un proceso lento. Se da una fusión
de la minoría visigoda germana arriana con los hispanorromanos católicos. Tiene como momento cumbre el
reinado de Leovigildo (†586), a quien se suele considerar como el verdadero fundador de la monarquía goda y
el que toma el Reino Suevo.

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– fin. s. VI - fin. s. VII: culmina el proceso de asimilación a través de
varias unificaciones simultáneas. La primera es la unificación religiosa bajo
el dogma Cristiano, que se da con Recaredo tras el tercer Concilio de
Toledo en el 589, que más tarde se convertirá en la Iglesia Mozárabe; la
unificación territorial gracias a la expulsión de los bizantinos; y la
unificación legislativa mediante la puesta en marcha de las mismas leyes
para toda la población: se redacta el Liber Iodiciorum gracias a Recesvinto,
que más tarde será el Fuero Juzgó medieval. Hacia el final de esta etapa se
da un empoderamiento de la aristocracia que será el desencadenante del
desastre del Reino Visigodo de Toledo.

– fin. s. VII - 711: esta etapa está marcada por las constantes luchas internas por la posesión del trono.
Con una de las últimas batallas, los hijos del rey Witiza –que se enfrentaban a don Rodrigo– piden ayuda a los
musulmanes del otro lado del estrecho para que les asistan en lo que se conoce como la Batalla de Guadalete
(711). Aprovechando la crisis interna del reino, los musulmanes optarán por instalarse en Hispania y pasar a
controlarla casi por completo.

VI. Reino de los burgundios (437 - 534)

Se instalan en los valles del Rin y Ródano, habitado por romanos


germanizados bajo el dogma arriano. El proceso de cristianización ocurre
entorno al año 500, mientras que su reino –la actual Borgoña– es tomado por
los Francos entorno al 534, pasando a englobar el territorio franco pero
manteniendo su personalidad.

VII. Reino de los alamanos (siglos V -


VII)

Se instalan a las orillas del Rin entorno al s. V. Hacia el 500 tiene lugar su
cristianización, mientras que en el s. VII el territorio pasa a ser dependiente de
los Francos bajo la forma de ducado.

VIII. Reino de los francos (482-fin. s. VI)

Entran en el Imperio Romano


hacia el s. V, instalándose en el norte de las Galias. Eran gentes paganas
muy poco romanizadas, aunque mantuvieron buenas relaciones con la
población romana. En el 482 se inicia el reinado de Clodoveo, nieto de
Meroveo –el que inicia la dinastía Merovingia–, que inicia una
expansión territorial multidireccional, conquistando los dominios
romanos que les quedaban en las Galias, conformados por el Dominio
de Siagrio, de especial importancia por incluir la ciudad de París. De
la misma manera, se expande por el reino burgundio y alamano. De la
misma manera, logra el control de la zona sur de las Galias, territorio
de Visigodos, tras la batalla de Vouillé en el 507. Con el control de este amplio territorio, se produce un
cambio de nombre: de las Galias, pasa a llamarse Franquia.

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La conversión de los francos al cristianismo fue una apuesta verdaderamente arriesgada por parte de
Clodoveo, que pasó del paganismo al dogma ortodoxo sin hacer escala en el arrianismo. El motivo tras la
conversión es la unificación de todos los habitantes de los territorios bajo una misma Iglesia, teniendo en cuenta
la importancia de la religión en esta época. El proceso sucede entorno al año 500.

El territorio de los Francos puede dividirse en cuatro grandes


zonas:

– Territorios Francos: Austrasia y Neustria al norte.


– Irisia: producto de la expansión y colonización.
– Ducados germanos al este: Alamania, Baviera y Turingia.
– Territorios muy romanizados y urbanizados: Burgundia,
Provenza y Aquitania.

La de los francos era una monarquía hereditaria y frágil, al estar


muy influenciada por la aristocracia. Fueron culturalmente inferiores a
los godos, aunque no estuvieron exentos de intelectuales como
Gregorio de Tours, autor de la Historia francorum.

Clodoveo muere en el 511, dividiendo el Imperio entre sus hijos, que lo dividen y reunifican varias
veces en los siguientes años hasta que a mediados del s. VII la dinastía merovingia queda supeditada a la
aristocracia, mientras que el poder pasa a manos de los mayordomos de palacio en vez de a los monarcas como
tal. A finales del s. VII se produce el cambio de poder hacia una familia franca, los Carolingios, que
comenzarán una etapa nueva.

3.4. El Occidente germano-romano: aspectos generales (siglos V - VII)

Los bárbaros que se expandieron por todo el territorio europeo no buscaban destruir la herencia romana,
sino reproducirla y continuarla en cada unidad de territorio en la que se desarrollaron. A pesar de su empeño,
fracasaron, aunque lograron conservar lo que pudieron, como las importantes estructuras socioeconómicas.

I. Bases políticas: las monarquías altomedievales

Los primeros siglos de la Alta Edad Media son una fusión entre elementos romanos y germanos, siendo
los germanos una minoría que logra anteponerse a la mayoría romana. Eran territorios con leyes dobles: unas
válidas para romanos y otras para los germanos, aunque poco a poco se van fusionando.

Las monarquías germanas eran militares, dotadas de autoridad política, militar y judicial. A pesar de
ello, mantuvieron muchas de las tradiciones romanas: funcionarios, el uso del latín como lengua oficial, la
moneda, así como los nombres romanos –el propio Recaredo era en realidad Flavio Recaredo– y la idea de la
res publica.

A pesar de ello, la administración estaba muy mediatizada por la aristocracia a la par que privatizada.
De esta manera, tenían poca capacidad para controlar a la población, además de contar con un sistema tributario
débil a cargo de la aristocracia y el clero.

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El principal apoyo de la monarquía era por parte de las familias de aristócratas –tanto familias germanas
como romanas, aunque éstas se van fusionando con el tiempo–, que contaban con una serie de derechos y
deberes para con el monarca, como jurarle fidelidad a cambio de recompensas que comprenden desde el
otorgamiento de cargos, tierras y bienes. La base de la monarquía, por tanto, no estaba en el ejercicio de
mandar, sino de consensuar pactos con diversas personalidades importantes, como domini, próceres, magnates,
optimates y seniores. Para estos pactos eran imprescindibles las victorias bélicas, ya que si se quedaban sin
recursos que repartir perdían el poder de pactar con los poderosos a cambio de apoyo. Finalmente, otro de los
apoyos importantes a la monarquía venía por parte de la Iglesia.

II. Bases sociales

Las invasiones germanas acentuaron la evolución de la sociedad iniciada en el siglo III. No


cambian la sociedad sino que aceleran procesos anteriores, se consolida la transformación de la sociedad
tardorromana, de carácter esclavista, en una sociedad prefeudal. La tierra era la fuente principal de riqueza y era
lo que marcaba la posición social, la cual estaba diferenciada en varios grupos:

– Las aristocracias: con 3 orígenes diferentes:

1. Germana: los guerreros barbaros con sus familias.


2. Romana laica: descendientes de la aristocracia romana.
3. Romana eclesiástica: el alto clero, los obispos y abades que eran de origen romano.

Estas 3 aristocracias se van fusionando en una vía matrimonios, alianzas... y formaba o era una minoría
rica en lo económico, poderosa en lo político, y dominante en todos los sentidos. Se les llaman los señores, los
domini (Señor viene del latín Senior), y también los magnati, los grandes.

– Los grupos intermedios, que en época romana ya estaban desapareciendo, pues ahora siguen
existiendo pero son una minoría, son muy pocos (artesanos, mercaderes...).

– El campesinado, donde vemos pequeños y medianos propietarios de tierras, libres, son pocos, muchos
más son los campesinos colonos (libres encomendados) y los campesinos siervos (semilibres con condiciones
de esclavo), y por último los esclavos (no libre) que cada vez son menos pero aún había.

El proceso general que afecta al campesinado en el s. VIII es un proceso en el que se difuminan las
diferencias jurídicas entre los diferentes tipos de campesinado. En general todos ellos ven deteriorada su
situación y hay un sometimiento mayor a la aristocracia.

La desaparición del Imperio Romano dejó desamparada a una gran parte de la población, en la alta EM
al desaparecer las fórmulas romanas de protección social se toman nuevas fórmulas de protección:

a) Las fórmulas de protección social

La desaparición del Imperio Romano dejó desamparada a una gran parte de la población, en la Alta
Edad Media al desaparecer las fórmulas romanas de protección social se toman nuevas fórmulas de protección:

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– El clan familiar: la familia, abundante en la Edad Media y en forma de clan, constituía la primera
forma de protección del individuo ya que proporciona bienes materiales y seguridad personal. La manera de
administrar la justicia viene por la venganza privada, contemplada en el derecho germano –que por otro lado
es mucho menos avanzado que el derecho romano–, lo que genera ciclos de violencia que podían ser heredados
por las generaciones siguientes. A pesar de la existencia de la venganza personal, el derecho germano también
contemplaba ciertas compensaciones económicas a fin de evitar el derramamiento de sangre.

En general, la violencia tenía un componente positivo, y es que era un factor de cohesión básico para los
grupos sociales.

– Clientela privada: se multiplican las relaciones de clientelismo, sentando las bases para el posterior
vasallaje. El poder de una familia o del monarca se medía no por el oro ni las tierras, sino por el número de
personas que tenía a su cargo y dependían de él. Había dos formas de
clientela:

1. Clientela rural: un campesino y su familia pasan a ser


clientes de una familia más poderosa, quedando bajo su amparo.
2. Clientela militar: un hombre libre se encomienda a un
poderoso para servirle con las armas, bajo un juramento de fidelidad a
cambio de mantenimiento y protección por parte del poderoso.
Este tipo de clientelismo comportó la aparición de los ejércitos
privados a cargo de los poderosos.

III. Bases económicas

Las migraciones germanas no producen cambios en las tendencias del s. III, sino que aceleran estos
procesos. El verdadero cambio llega en el s. VII a causa de un enfriamiento del clima, una epidemia de peste y
la crisis del Imperio Bizantino además de la expansión del Islam.

Los territorios de esta sociedad estaban aglutinados en manos de una aristocracia concentrada mientras
que eran trabajados por la población campesina. Esta población escasa y dispersa trabajaba un tipo de cultivos
dedicados al trigo, la vid y el aceite, dirigidos a la demanda local. Trabajaban las tierras con maquinaria
rudimentaria (utillaje), que dada la baja productividad daba lugar a la autarquía. Dada esta escasez de alimentos
cultivados, había una gran tendencia a la ganadería, aunque el fantasma de las hambrunas siempre estaba
presente.

Por otro lado, el paisaje cambia en favor de los bosques, al mismo tiempo que se produce una recesión
en el comercio al ámbito rural. A pesar de ello, hay presencia de comercio a larga distancia, sobre todo con las
zonas del norte europeo.

Del mismo modo, se da unan recesión en la moneda, retrocediendo al trueque en algunas zonas. A pesar
de esto, el tono político de la moneda se mantiene. Uno de los cambios que sufren las monedas es la ausencia
de oro en función de la plata, más barata y fácil de conseguir.

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a) Los espacios socioeconómicos

a) Las ciudades: hay una tendencia a la separación del entorno rural. Además, las ciudades cambian
radicalmente de aspecto, con antiguas casas de la aristocracia reconvertidas en viviendas multifamiliares;
termas, teatros y demás espacios públicos desmantelados; sistema de alcantarillado abandonado. Lo único que
parece mantenerse es la muralla, ya que hasta el entramado clásico romano se pierde. Dentro del urbanismo, se
construye menos en piedra. De manera paralela, se produce una cristianización del entorno urbano, con la
edificación de iglesias-catedrales anexas a barrios episcopales.

Culturalmente, se pierde el concepto de la ciudad como centro de cultura, introduciendo la idea bíblica
de la ciudad como lugar de pecado al contrario de la paz que transmite el campo. La aristocracia abandona las
ciudades, pasando a vivir en villas, aunque en la parte del Mediterráneo europeo se mantienen en las ciudades.

Las ciudades experimentan una serie de problemas con respecto a la aparición de otros centros
económicos, como pudieran ser los puertos o las factorías (emporios) aparte de los monasterios.

b) Pequeñas y medianas propiedades rurales cerca de aldeas o burgos y en vías de comunicación:


reciben el nombres de vicus o poblados y están habitados por gentes mixtas, tanto romanas como germanas.

c) Grandes latifundios: son los herederos de la villa romana del Bajo Imperio. Las tierras son trabajadas
por colonos y campesinos no libres, comenzados a llamar siervos.

IV. Bases mentales

La mentalidad de los habitantes de esta época tuvo un proceso de germanización de la población romana
y una romanización de la población germana. En la mentalidad de estos contemporáneos, el mundo romano no
estaba muerto, sino que en Occidente incluso se consideran posromanos. Sin embargo, no hay un pensamiento
de progreso, sino que sólo se espera una recuperación de la cultura anterior.

Se da una militarización de la sociedad, con los valores guerreros como modelo de moral. La religión
era la dominante de todos los aspectos de la vida, siendo el factor cohesionador de la sociedad. No se entiende
el concepto de laicidad, ya que no hay tal cosa; tan sólo hay gente perteneciente al episcopado y gente externa
al él.

3.5 El protagonismo de la Iglesia en el Occidente altomedieval.

I. La Iglesia occidental: evolución de sus estructuras

La Iglesia toma un papel fundamental en la sociedad, siendo la unificadora de todos los habitantes. Hay
una diferenciación territorial de las iglesias en función de los reinos –diferenciando en Iglesia galo-franca,
Iglesia Visigoda, Iglesia Anglosajona e Italo-romana–.

Mientras, la figura del obispo es ensalzada y elevada al cargo de oficiales reales, pasando a ser
consejeros del rey. Debido a la procedencia mayoritariamente aristócrata del episcopado, se acelera el proceso
de aristocratización, ya que la mayoría de las familias importantes querían formar parte de este mundo. Estos
obispos serán nombrados por los reyes entre los miembros de las familias aristócratas.

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Por otro lado, el bajo clero estará conformado por los curas –del latín curare–. Presentan un bajo nivel
cultural, moral e incluso religioso.

En cuanto a los templos, las primeras iglesias se edificaron en las ciudades, con una nueva construcción
como son las iglesias-catedrales adyacentes a una serie de construcciones episcopales al igual que espacios
cementeriales –incluyendo el baptisterio, palacio del episcopado, hospicios...–. Por la proliferación de estos
edificios, se da una cristianización del entorno urbano, aunque también ocurre lo mismo en el campo, si bien es
un proceso más lento.

En cuanto a las iglesias rurales, hay de dos tipos:

– Parroquias: con un sacerdote nombrado por el obispo y bajo la autoridad del mismo.
– Iglesias privadas: son costeadas por la aristocracia y
ubicadas en sus territorios. El sacerdote de estas iglesias era
elegido por el propio aristócrata. El lado positivo de estas iglesias
es que permitieron la dispersión rápida del cristianismo, aunque
el lado malo es que pusieron a buena parte del tejido episcopal
bajo el mando de la aristocracia, menospreciando el poder el
obispo, lo que comportará problemas en un futuro. Un ejemplo de
este tipo de iglesias es San Pedro de la Nave, en Zamora.

II. El papado: fortalecimiento de su autoridad

La figura del Papa sufre un aumento en su importancia y poder, al estar el Emperador del bloque
occidental vacante. Hay tres figuras papales que contribuyen a este ensalzamiento de su cargo:

– León I el Magno (440 - 461): es un papa aún no medieval. Es defensor de la primacía de Roma sobre
el mundo cristiano. Es la figura clave en la defensa italiana contra el ataque de los Hunos liderados por Atila, lo
que le otorga un gran prestigio.

– Gelasio I (492 - 496): es el defensor e impulsor de la teoría de las dos espadas


o de los dos poderes, clave en toda la Edad Media. Gelasio I afirma que hay dos
poderes universales e independientes: un poder terrenal, dotando de potestas, que
le corresponde al Emperador, y un poder espiritual, al que le corresponde la
autoritas para ejercer sobre todos los cristianos, y que está en manos del Papa.
Gelasio I es partidario de que el poder terrenal ha de quedar supeditado al
espiritual. La verdadera intención tras esta teoría era la de derrocar el
cesaropapismo, lo que conllevó disputas entre Iglesia y Emperador.

– Gregorio I Magno (590 - 604): es considerado como el primer Papa


verdaderamente medieval. Era sumamente culto, una de las grandes mentes de la
época y autor de Los Diálogos. Importante porque consolida la autoridad papal sobre Roma y los territorios del
centro italiano –Perugia y el Patrimonium Petri o Patrimonio de San Pedro, lo que más tarde será
conocido como los Estados Pontificios–. Además, consolida la primacía del Papa sobre Italia y la
independencia de Roma de Bizancio y su cesaropapismo. Inició la evangelización de Britania, dando pie a la
aparición de la Iglesia Anglosajona Romana.

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Toda esta unificación la consiguió mediante la romanización de la Iglesia occidental, es decir,
difundiendo la liturgia romana por el resto de iglesias occidentales, haciendo que tomasen el mismo rito para
sus misas. A pesar de ello, no lo consigue en Hispania, donde la Iglesia Visigoda sigue independiente. Del
mismo modo, se le atribuye la expansión del canto en latín durante la liturgia: el canto gregoriano.

III. El monacato cristiano: origen, modalidades e implantación en Occidente

Nace en el Bajo Imperio Romano, por acción de los cristianos que buscaban perfeccionar la fe,
alejándose del mundo y buscando la perfección a través de la oración. En muchas ocasiones recurren a la
ascesis (sacrificio). Nace en el Mediterráneo Occidental Romano.

a) Anacoretismo o eremitismo

Nace en Egipto con San Antonio Abad. Se basa en la vida


solitaria de retirada al desierto para dedicarse a su vida espiritual. Es
la forma de monacato más dura y anti-intelectual, llegando a
conclusiones como la de que sólo se alcanza la perfección en la fe a
través del sufrimiento (ascesis).

Se desarrolla poco en occidente, con una mayor aceptación en


oriente. En Hispania destacan los sitios de San Saturio o San Millán
de la Cogolla.

b) Cenobitismo

Consiste en la vida en grupo de varios montajes eremitas, con varias reglas comunes pero
con una vida espiritual individual. Se desarrolla sobre todo en el sur de las Galias y sobre
todo en Irlanda. Será san Patricio († 490) quien lleve esta práctica a la isla bajo el nombre
de monacato celta o monacato irlandés, siendo uno de los más activos en la Alta Edad Media
en dos campos: ser los primeros misioneros –como san Columba y san Columbano– y en el
desarrollo cultural, excepcionales en la copistería y miniaturas, como puede verse en el
ejemplo del Libro de Kells, uno de los más importantes Códices iluminados.

Cristianizan buena parte de Britania gracias a su acción misionera, llegando al punto de


convivencia con la Iglesia Anglosajona Romana de Gregorio Magno. Después de una serie de tensiones, se
llega a la fusión de ambas.

c) Comunidad monástica: la Regula monachorum del monacato Benedictino

Nace en Asia Menor de la mano de san Benito de Nursia (480 - 549), habitante de Montecassino. Este
personaje es el creador de una nueva regla monástica, llamada comúnmente la Regla de san Benito. Es menos
dura y exigente que las otras prácticas monacales de oriente, consistente en tres votos básicos: celibato, pobreza
y obediencia. El componente ascético es sustituido por la obediencia a un superior, denominado Abbá y elegido
por el resto de los monjes.

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San Benito añade la contemplación y el trabajo –el lema de los benedictinos es ora en labora–. Les
rigen tres actividades diarias: la liturgia (lectio divina), la oración (opus dei) y el trabajo, ya fuera en materias
manuales o económicas. La faceta de trabajadores hace de los monasterios benedictinos autosuficientes como
para ser considerados centros económicos y culturales.

Cuando muere san Benito en el 549, su obra estaba poco desarrollada, siendo el monacato celta-irlandés
el más extendido. El monacato benedictino se desarrollará a partir del s. VIII gracias a los reyes francos.

IV. La cristianización de Europa

El proceso de cristianización de Europa fue lento y protagonizado por los obispos que se dedican a
expandir el dogma, por los misioneros y por las conversiones de los monarcas. La Iglesia no tiene ambición de
conseguir nada extraordinario, sino que adopta una política de mínimos, realizando conversiones rápidas. Se
podía ser cristiano con unas prácticas simples: querer ser cristiano, ir a la iglesia, estar bautizado, penitencia y
con el matrimonio.

Sin embargo, esta política de conversión dio lugar a transformaciones rápidas y masivas, aunque
superficiales. Se desarrolla un cristianismo popular muy simple, mezcla de elementos paganos y cristianos y
con un Dios vengativo más cercano al del Antiguo Testamento, que debía demostrar su poder mediante signos.
Es por ello que aumenta la importancia del culto a los santos y a las reliquias.

3.6 De la cultura antigua a la cultura medieval

La Iglesia es la transmisora de la cultura antigua. Entre los ss. IV y V es la cultura altomedieval la que
asume la herencia clásica. El anterior rechazo a la cultura pagana empieza a disiparse con la inclusión de los
ritos y festividades romanas en la liturgia Cristiana. Este proceso lento es llevado a cabo por una serie de
personajes que forman lo que se conoce como patrística. Estos personajes, clave en la evolución del
cristianismo, asumen tanto la cultura como la filosofía .

I. Los Padres De la Iglesia

Hay tres personajes clave dentro de la patrística:

– San Ambrosio († 397): político y obispo de Milán en tiempos de Teodosio.


– San Jerónimo ( † 420): importante por traducir la Biblia al latín, la Vulgata.
– San Agustín de Hipona (354 - 430): de procedencia afro-romana,
es la persona más importante De la Iglesia occidental hasta nuestros días.
Entre sus obras más conocidas destaca De Civitate Dei (La Ciudad De Dios),
que fue utilizada como defensa para los cristianos acusados de llevar a la
ruina el Imperio Romano. Su filosofía divide al mundo en 6 eras o edades, y
que nos encontramos viviendo en la última de ellas, por lo que el Fin del
Mundo es algo inminente. Esta forma de pensamiento da lugar a la corriente
del Mileniarismo.
Su teoría política es que hay dos reinos: uno terrenal al que
pertenecen los poderes terrenales y que está condenando por se lugar de
pecado e impurezas (el emperador) y otro divino, regido por a Iglesia y que está por encima del terrenal y cuyo
propósito es defender el Cristianismo y expandirlo. Este pensamiento es importante porque será clave en los
enfrentamientos entre Iglesia y Emperador. Es conocida como Agustinismo Político.
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Este Agustinismo es una corriente que comienza con el santo, pero que a su muerte no queda
desarrollada en su plenitud, ya que son autores posteriores los que la desarrollan hasta conformarla.

II. Evolución de la cultura en Occidente

La cultura romana quedó reducida a la nada en ciertas regiones donde las invasiones tomaron lugares
donde la romanización estaba en vías de desarrollo o era apenas inexistente, como es el caso de Inglaterra o el
norte de África. Con estas entradas germanas, la moneda cambió, los nombres, la cultura, las modas, etc.

En cuanto as la lengua, el griego se pierde en occidente, quedando el latín como lengua vernacular.
Incluso los intelectuales pierden la costumbre del uso del griego –al contrario que en el bloque oriental, donde
ocurre justo lo contrario-. El pensamiento se estanca, dando una primacía al enciclopedismo, es decir, la
repetición de los mismos datos. La filosofía se estanca por igual a la entrada del teocentrismo.

Por otro lado, se mantuvo la importancia de una cultura latina en cuanto a liturgia y cultura, al igual que
en los documentos escritos. Las iglesias pasan a ser centros culturales, pasando a desarrollar una clericalización
y monacalización de la cultura. Poco a poco, la figura del clérigo se va asociando a la del hombre sabio, ya que
las actividades culturales quedaron reducidas al ámbito de las catedrales y monasterios. Debido a esto, se
produjo una profunda cristianización de la cultura, con una filosofía supeditada a la religión –cosa que no
cambiará hasta la entrada del Humanismo en el s. XIV–. De este modo, queda establecido un modelo educativo
basado en las llamadas Artes Liberales (ss. V - XII y XIII):

– Trivium: gramática, retórica y dialéctica.


– Quadrivium: geometría, aritmética, música y astronomía.

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TEMA 04. DEL IMPERIO ROMANO DE ORIENTE AL IMPERIO BIZANTINO

4.1. Resistencia y continuidad del Imperio Romano de Oriente

I. El Imperio Romano de Oriente: aspectos generales

En el 476 cae el Imperio Romano de Occidente a manos de Odoacro, quien depuso al último emperador
romano, Rómulo Augústulo. Quedaba, por tanto, el bloque oriental del Imperio, llamado también Imperio de
Bizancio o Bizantino en honor a la antigua colonia griega sobre la que Constantino erigió la gran capital del
Imperio, Constantinopla. Este bloque se mantuvo toda la Edad Media hasta su caída en 1453 a manos de los
turcos otomanos. Sus habitantes se veían como los herederos de Roma, por lo que se denominaban como tal.

Características territoriales

Los territorios básicos de este Imperio


fueron Constantinopla, los Balcanes y Asia
Menor. Los límites del Imperio quedaban
regidos por el Mar Adriático al oeste, el
Danubio al norte, Libia y Sudán al sur y el
Imperio Persa Sasánida al este.

Sobre el Imp. Sasánida cabe decir que


será uno de los enemigos principales del Imp.
Bizantino, dando bastantes problemas sobre
todo durante la dinastía Heráclida. Eran
comparables al Imp. Romano en varios
aspectos. Su territorio se establecía en la
antigua Mesopotamia y Persia, con capital en
Ctesifonte. Los sasánidas aspiraban, al igual
que el Imp. Bizantino, al dominio universal.

b) Características culturales

Los bizantinos presentaban un elevado nivel cultural en todos los aspectos, herederos de la cultura y la
lengua grecolatina. Sin embargo, se va perdiendo el latín en favor del griego como idioma universal. Además,
en este imperio encontramos otras lenguas –copto, arameo, hebreo y árabe– además de culturas, lo que presenta
un amplio número de diferencias identitarias. Este hecho comportará las tendencias centrífugas que sufre el
imperio a lo largo de su existencia.

c) Características políticas

En el ámbito político, es heredero de Roma, por lo tanto tiene sus mismas estructuras políticas
territoriales y jurídicas –heredan el derecho romano–. Presenta un gobierno autocrático y cesaropapista.

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d) Características religiosas

Se trataba de un Imperio dividido en cuatro patriarcados –Constantinopla, Alejandría, Antioquía y


Jerusalén–, de los cuales el centro que más destaca es Constantinopla por su proximidad al poder imperial y
por ser la capital del Imperio en sí.

Durante los ss. IV y V fue escenario de diversas disputas producto de las relaciones entre las diversas
herejías que surgieron en el momento. Estas herejías, como sucedía con el dogma arriano y el ortodoxo, tienen
como origen de sus diferencias la naturaleza de Cristo. Estas herejías serán condenadas en los consecutivos
Concilios Ecuménicos o Universales. Las principales son:

– Arrianismo: niega la naturaleza divina de Cristo. Es condenada en el Concilio de Nicea del 325 y
posteriormente en el primer Concilio de Constantinopla en el 381.

– Nestorianismo: Nestorio, patriarca de Constantinopla –doctrina que por otro lado arraiga en Siria y
Antioquía– expone que Cristo era más hombre que dios, y que por ello la Virgen era madre de un hombre y no
la madre de Dios. Fue condenada en el Concilio de Éfeso del 431.

– Monofisismo: los monofisitas aparecen como una reacción al nestorianismo, exponiendo que Cristo
era más dios que hombre. Arraiga en el patriarcado de Alejandría, Egipto. Fue condenada en el Concilio de
Calcedonia del 451.

Las condenas impuestas a los dos últimos grupos serán ignoradas abiertamente por sus practicantes,
quienes llegan a formar sus propias iglesias. Los nestorianos fundan la iglesia que será la enemiga principal de
la Iglesia Católica Bizantina, mientras que los monofisitas fundarán iglesias coptas a lo largo de Egipto. Este es
el momento en el que la Iglesia Bizantina comienza a denominarse ortodoxa, por oposición a las religiones
heterodoxas que la rodeaban.

El trasfondo político de estas herejías se palpa en los problemas que supone para Bizancio, ya que atenta
contra la integridad del propio Imperio.

e) Características socio-económicas

La economía del Imperio se basaba en una agricultura próspera con un campo bastante equilibrado con
pocas villas y pocos latifundios pero con abundancia de pequeños y medianos propietarios. El territorio urbano
estaba bien definido y comunicado, con dos grandes capitales: Alejandría y Antioquía. Además, destaca el
crecimiento de la emergente Constantinopla, que hacia mediados del s. IV ya contaba con medio millón de
habitantes. Estas ciudades actúan como centros neurálgicos de la vida del Imperio.

La economía en las ciudades se basaba en la artesanía y en el comercio, estando muy monetarizada


mediante el solido o el nomisma o el besante –moneda de oro empleada hasta el s. XI y en occ. hasta el s. IX–.
El comercio establecía relaciones con poblaciones tan lejanas como China, por lo que era a larga distancia.

La población urbana era amplia y variada, algo inestable en materia socio-política, sobre todo en las
grandes ciudades. Acudían a los hipódromos para entretenerse y recibir alimentos distribuidos por el Estado, al
igual que para descargar tensiones en forma de manifestaciones en las que expresaban sus opiniones religiosas
y políticas. Los bandos estaba organizados por colores: azules, verdes, rojos y blancos. Este ambiente hacía de
las ciudades un lugar inestable, siendo Constantinopla la entidad más peligrosa.
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II. Evolución política (ss. IV-VI)

El Imperio Oriental sobreviene mejor las invasiones bárbaras por estar mucho más cohesionado que su
vecino occidental y por la política de desvío que practicaba con el mismo. Otro factor que ayudó en su
mantenimiento fue la gran muralla doble que protegía la capital, lo que la hacía prácticamente inexpugnable.
Del mismo modo, los sobornos a los caudillos bárbaros ayudaron a que dejaran de intentar tomar Bizancio. De
este modo, el gran problema a nivel exterior llega con el Imperio Sasánida, mientras que el problema interno
es la gran división producto de las diferentes religiones que cohabitaban en la capital.

4.2. La restauración de Justiniano I el Grande (527-565)

Considerado como el último emperador romano, Justiniano I era


un defensor celoso del dogma ortodoxo. Tenía una gran capacidad de
trabajo y era muy autoritario. Se rodeó de los mejores consejeros, sus
generales Belisario y Narsés, al igual que de su esposa, antigua
cortesana, Teodora, con la que gobernaba mano a mano el Imperio
debido a su gran autoridad y capacidad de maniobra ante los
advenimientos.

I. Política interior

Inicia una política de fortalecimiento del Imperio que conlleva un aumento en la presión fiscal sobre el
pueblo, por lo que éste estalló en una revuelta durante una carrera en el hipódromo. La revuelta Niké del 532
–revuelta de la Victoria– llevó a la destrucción parcial de Constantinopla y pone en peligro al propio Justiniano,
quien estaba decidido a marcharse de la ciudad si no hubiera sido por la insistencia de Teodora de proteger la
ciudad a sangre y fuego.

A raíz de esta revuelta, Justiniano toma una serie de medidas para afianzar su lugar en el Imperio:

– Sacraliza la figura del emperador.


– Moderniza la administración.
– Desarrolla la legislación (529 - 534), origen del Corpus iuris Civilis, que está conformado por cuatro
libros:
– Institutas, manual de derecho para estudiantes.
– Código Justinianeo, una renovación de códigos legislativos hasta la fecha.
– El Digesto o Pandectas, la compilación de códigos legislativos más notables y, por tanto, el
más importante dentro del Corpus de Justiniano.
– Novellae, las leyes nuevas.

Estas leyes llegarán a occidente con el tiempo, sentando las bases del corpus legal que base desarrollará
en estos reinos.

– Realización de grandes obras públicas con el objetivo de exaltar el poder imperial. Las principales
obras están en la capital e incluyen la ampliación del palacio real –sede del poder imperial hasta la aparición de
Topkapi por Mehmed II– y la construcción de Hagia Sophia (532 - 537) sobre las ruinas de una antigua
Catedral destruida en la revuelta Niké; se trata de la gran aportación de Justiniano al arte.

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– Política de unificación religiosa, en la que impone el dogma ortodoxo y reprime las minorías
religiosas. Se cierra la academia de Atenas, al igual que se persigue a los maniqueos, seguidores del
Zoroastrismo. Condena a los nestorianos en el 2º Concilio de Constantinopla del 533, al igual que persigue a
los monofisitas –aunque con más levedad, ya que Teodora era monofisita–.

Como balance general, el Imperio Bizantino era muy avanzado para la época, muy centralizado y rico,
aunque muy autoritario y asfixiante con los ciudadanos, ahogados por la presión fiscal. Contaba también con
una gran división interna.

II. Política exterior: la renovatio Imperii Romanorum

La política exterior de Justiniano se basaba en restaurar la antigua gloria del Imperio Romano, y ello
incluía recuperar Occidente. Por ello, el auge del Imperio Bizantino se pone al servicio de la recuperación del
Imperio Romano. El ejército bizantino era potente, introduciendo partes bélicas como los hippotoxotai –
arqueros montados–.

Entre el 533 y el 534, invade el norte de África y pone fin al Reino Vándalo, pasando a controlar
Sicilia, Córcega, Cerdeña y las Baleares.

Una vez recuperada esta zona, se lanzan a la recuperación italiana de mano del Reino Ostrogodo (534).
Con un comienzo favorable para el bando bizantino, la guerra se alarga por la presión de los godos,
expandiéndose veinte años en el tiempo (534 - 554); son las llamadas Guerras Góticas. El saldo final se cierra
con la toma de Italia, instalando la capital al norte, en Rávena.

En el 554 se lanzan a la reconquista de Hispania,


aunque los visigodos del Reino de Toledo plantarán
más resistencia, limitándolos a la toma del sureste de
la península.

Este es el momento cumbre del Imperio Bizantino,


que a partir de aquí comenzará a retroceder casi a
pasos agigantados. A pesar de los esfuerzos,
Justiniano no consigue su fin: recuperar el Imperio
Romano de Occidente.

A la muerte de Justiniano en el 565, un gran


Imperio queda debilitado ante los posible ataques. De
hecho, una gran crisis le sobrevendrá en el s. VI y durante todo el s. VII.
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4.3. De la expansión a la crisis del s. VII: presiones externas y transformaciones internas

I. La crisis interna y el repliegue territorial

Problemas internos

El Imperio Bizantino presentaba una serie de problemas de carácter interno:

– Problemas económicos: agotamiento por el esfuerzo expansionista.


– Problemas militares: numerosos levantamientos del ejército a causa de la crisis y como resultado de
estar mal pagados.
– Problemas sociales: pérdida notable de la población a causa de epidemias, lo que da lugar a una
recesión demográfica. Además, la presión fiscal da lugar a revueltas sociales. De manera paralela, el
campo entra en crisis, con un éxodo urbano y el aumento de poder de los grandes latifundistas y
propietarios.
– Problemas políticos: hay continuos golpes de estado por el control del Imperio.
– Problemas religiosos: hay un conflicto abierto entre ortodoxos, monofisitas y nestorianos.

b) Amenazas exteriores

El Imperio Bizantino era enorme, pero también muy vulnerable al tener fronteras muy frágiles. La
situación fue aprovechada por los nuevos enemigos del Imperio, a cada lado de sus fronteras.

En el caso de Occidente, los territorios se organizan a modo de exarcados con la figura del exarca al
frente. Había dos: Italia, con capital en Rávena, y África, con capital en Cartago. En el caso de Hispania, el
principal problema era la presencia de los visigodos, que presionaban en contra de Bizancio. El mismo caso se
daba en el norte africano, donde los beréberes presionaban de la misma manera.

En el 568 se inicia la invasión lombarda de Italia; se trata de la última de las invasiones germanas en
occidente. Los lombardos eran germanos arrianos muy poco romanizados y su invasión fue muy destructiva. Se
instalarán en el norte, estableciendo la capital en Pavía y renombrando la zona como Lombardía. Otro grupo
de lombardos penetró en el sur y centro de la península. A raíz de la conquista múltiple de Italia, ésta queda
dividida en dos: una monarquía lombarda dividida en ducados y la Italia Bizantina, concentrada en Rávena y
los alrededores de Roma y las islas.

Un tercer elemento es Roma y el papado, teóricamente bajo el dominio bizantino pero cada vez más
independiente y con más autoridad. La división de Roma se mantendrá hasta el s. XIX con Garibaldi.

En el caso de Oriente, la zona de los Balcanes será el foco de los problemas para el Imperio, con la
presencia y aparición de determinados grupos:

– Los ávaros: con origen turco y emparentados con los Hunos, llegan al Danubio en el s. VI y se
instalan en Panonia, creando el Kanato de los Ávaros.
– Los eslavos: de origen indoeuropeo, tenían un nivel de desarrollo inferior a los germanos. Avanzan de
igual manera hacia el oeste, alcanzando el Danubio a fin. s. VI, invadiendo los Balcanes bizantinos. Estas
migraciones eran masivas, pudiendo ser comparadas con las invasiones germanas en occidente.

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– Los búlgaros: pueblo asiático con origen turco-mongol. Alcanzan el Danubio, pero no lo cruzan por el
momento.

El último frente que podríamos mencionar es con el Imp. Persa Sasánida, que desarrolla una
civilización muy rica y avanzada. Su territorio se expande por Mesopotamia y Persia, con capital en Ctesifonte.
A principios del s. VII el conflicto con los bizantinos se reaviva.

II. La crisis del siglo VII: la dinastía Heráclida (610-695)

Heraclio (610-641): guerras persas y nuevas divisiones religiosas

Heraclio era un gobernador militar que asesta un golpe de Estado en


tiempos de crisis y logra mantenerse en el poder por muchos años, a diferencia de
otros que lo intentaron antes.

En política interna, uno de los primeros cambios que tiene en cuenta es la


adopción de un nuevo título imperial: hace llamarse basileus en vez de César o
Augusto, lo que denota el alejamiento final de la cultura romana y la adopción de
la tradición helena.

Heraclio también intenta acabar con las diferencias religiosas que dividen
el Imperio Bizantino, por lo que propone una nueva doctrina religiosa: el
monotelismo. Este nuevo dogma afirmaba que Jesucristo tenía dos naturalezas –
divina y terrenal, para contentar a los ortodoxos– y una sola voluntad –para contentar a los monofisitas–. Fue un
fracaso absoluto por ambas partes, las cuales lo consideraron herejía. Se abrió un nuevo debate con el papado,
que también lo consideró herejía y lo condenó en el 3er Concilio de Constantinopla (680 - 681).

b) Derrotas en Oriente, retroceso en Occidente y presión en los Balcanes

En cuanto a la política externa, Heraclio tuvo que hacer frente a problemas con las fronteras desde casi
el inicio de su reinado.

El primer enfrentamiento, con los persas (611 - 630) comenzó con cuantiosas derrotas para Heraclio,
que perdió en Siria, Palestina, Egipto y Asia Menor. La contraofensiva de Heraclio, en vez de tratar de
reconquistar lo perdido, fue asestar un golpe en el mismo corazón del Imperio Sasánida, consiguiendo la
victoria en el 630. A pesar de la victoria, ésta fue pírrica, lo que deja agotado y vulnerable al Imperio
Bizantino.

La situación de agotamiento fue aprovechada por una novedosa fuerza militar que, hasta el momento, no
había dado señales de vida fuera de sus fronteras. En el 632 surgen de Arabia los musulmanes y hacen
menguar el Imperio Bizantino: pierden Siria (634 - 638) –incluida Antioquía y Damasco–, Palestina (637) –
incluida Jerusalén, lo que conlleva una pérdida moral y de fe al tratarse de la Ciudad Santa– y Egipto (646) –
incluida Alejandría–. En los años posteriores pierden al control del mar a manos de los mismos musulmanes.
Esta nueva fuerza llega a ser tan potente que logra poner asedio a la ciudad de Constantinopla entre el 674 y el
678, que logra resistir tan sólo por la muralla, que contaba con un sistema de doble amurallado y era
prácticamente inexpugnable. Además, los bizantinos contaron con un arma poderosa que logró igualar un poco

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la balanza, el fuego griego, que contaba con la particularidad química de que, a más agua le echaran para
apagarlo, más se prendía –la utilización de este arma conlleva otro punto del alejamiento de lo latino en favor
de lo griego–.

En cuanto a la frontera occidental, también se da un profundo retroceso, al ser reducidos en Italia a tan
solo el exarcado de Rávena y zonas puntuales de la costa; son expulsados de Hispania por los visigodos; y son
expulsados del norte de África por los musulmanes, que toman Cartago en el 698.

En cuanto a los Balcanes también se aumenta la presión por parte de ávaros y eslavos, pero sobre todo
de los búlgaros, que maduran y crean un reino propio: el Kanato de los Búlgaros, que será el gran enemigo
bizantino en esta frontera.

c) Las profundas transformaciones internas

El Imperio sufre unos profundos cambios derivados de la crisis que ha pasado a lo largo de todo el siglo.
Estos cambios pueden ser resumidos en 6 procesos:

1. Se produce el colapso de las estructuras heredadas del Imperio Romano.


2. Se privatizan las relaciones sociales y económicas, aumentando el clientelismo y sobre todo el
patronato campesino, haciendo que muchos de ellos pasen a depender de un poderoso.
3. Se produce una profunda militarización de la sociedad como consecuencia del estado de guerra
permanente. Se sustituye la antigua organización romana del ejército, que pasa a estar dividido en themas –un
distrito territorial militar que sustituye a las diócesis–, al mando de los cuales estaba un estratega que dominaba
tanto el distrito como la thema. Estas unidades estaban formadas por soldados campesinos llamados estratiotas,
los cuales son compensados con una explotación agraria en el distrito que protegen. Este hecho fue capaz de
crear ejércitos continuamente motivados, ya que no protegían una zona cualquiera, sino que guardaban tanto su
tierra como sus familias.
4. El entorno urbano entra en decadencia como consecuencia de la crisis del s. VII. Fue grave, aunque
no tanto como en Occidente. De hecho, en Oriente, logran una recuperación urbana en el s. IX y pueden seguir
considerándose como un imperio de ciudades.
5. Se produce una ruralización social como consecuencia de la decadencia urbana. Se da un auge en la
importancia de los monasterios rurales como forma de refugio de la población, además de la creación de aldeas
nuevas por parte del Estado y como estrategia para ubicar aquí a los estratiotas, este hecho, sin embargo,
comportará la aparición de una aristocracia rural, compuesta por un número reducido de estratiotas
enriquecidos.
6. Cambios mentales generales en la población, que adopta una mentalidad de asedio constante.
Precisamente por el hecho de la continua sensación de guerra, se produce un aumento del culto a los iconos,
que se convertirán en los protectores principales de la población al ser un intermediario directo con la divinidad.
El proceso de la iconoclastia que se da en un futuro tiene que ver con ese auge desmedido.

La dinastía Heráclida acaba en el 695, con un saldo final de profundos cambios en el Imperio
Bizantino: ahora es más pequeños, más cohesionado, más militarizado, más rural, más privatizado y más griego
que nunca. Se confirma, por tanto, el paso el Imperio Romano de Oriente al Imperio Bizantino.

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TEMA 05. EL ISLAM: GÉNESIS Y EXPANSIÓN

5.1. La Arabia preislámica


El Islam es la tercera y última gran religión monoteísta, con una gran tradición y cultura. Se trata de una
civilización muy amplia en el espacio y el tiempo. Al ser una religión tan amplia tiene una gran heterogeneidad.

Lo primero es sentar una serie de conceptos básicos para no errar con el Islam:

– Árabe: una persona de Arabia o que habla árabe o que pertenece a la cultura árabe. Es importante
saber que no todos los musulmanes son árabes: por ejemplo, los beréberes son musulmanes pero no pertenecen
a Arabia. Tampoco todos los árabes son musulmanes.

– Musulmán: seguidor del Islam.

– Moro: la forma en la que los romanos denominaron a los habitantes del norte de África. En la Edad
Media también se aplicaba a los habitantes de Al-Ándalus.

– Islámico: se aplica tanto a religión como a cultura, aunque lo correcto sería decir cultura
araboislámica.

– Islamista: no está bien utilizando, ya que se emplea sobre todo para los extremistas.

– Mahometanos: está en desuso.

I. Arabia y sus regiones

El origen del Islam clásico se da en el s. VII - VIII a partir de


una cultura preislámica anterior. En el s. VI se sientan las bases del
Islam en Arabia, encajada entre el Imperio Persa Sasánida y el
Imperio Bizantino. Se desarrolla, sobre todo, en la zona centro-
occidental, denominada Hiyaz, donde existían verías ciudades-oasis
importantes, como es el caso de La Meca o Yathrib, que prosperan
por el declive de otras zonas de mayor importancia.

Estas zonas eran habitadas por árabes, que no eran más que
gente semita con una estructura patriarcal organizada en familias,
clanes y tribus con un patriarca al frente de todo, quien era asesorado
por un Consejo de Tribu con jefes de clan. Las relaciones entre
familias y clanes estaban regidas por lazos de sangre o de parentesco,
mientras que las relaciones entre tribus estaban marcadas por
la competencia por el agua y por cuentas pendientes, teniendo en cuenta que
se empleaba la Ley del Talión.

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II. Los árabes antes del Islam

Desde el punto de vista económico, desarrollaban una forma de vida pastoril nómada, dedicados a los
camellos, corderos, etc; además de ser transportistas y mercaderes. Algunas tribus comenzaron con el
sedentarismo, viviendo principalmente del comercio y del cobro de tasas a lugares de peregrinación o lugares
santos.

Desde el punto de vista religioso, eran inicialmente politeístas, con dioses asociados a la naturaleza y a
los que se rezaba a través de ídolos, que desencadenaron una serie de peregrinaciones. El santuario más
importante era el de La Meca, donde se encontraba la Kaaba: la piedra –inicialmente blanca– que Dios entregó
a Abraham y que se volvió negra con los pecados del mundo.

Con la influencia del cristianismo y el judaísmo, el islam se volvió cada vez más monoteísta,
considerándose descendientes de los poetas bíblicos, sobre todo de Abraham y su hijo Ismael, tomando una
figura única como dios creador superior, Allah.

5.2. Mahoma y el nacimiento del Islam (c. 570-632)

I. El Profeta Muhammad

a) Los primeros años

En el momento de génesis del Islam es cuando aparece su profeta,


Muhammad, que nace aproximadamente en el 570 en La Meca y que pertenecía a
la tribu de los Quraiš, que quedaba dividida en dos clanes de diferente importancia:
los Hāšimīes y los Umayya, el clan dominante en Hiyaz.

Mahoma queda huérfano a una corta edad, pasando a ser cuidado por su tío.
Durante su infancia es cuando desarrolla una fuerte conciencia por los
desfavorecidos. Durante sus primeros años de hombre se desenvuelve en el mundo
del comercio caravanero, llegando a trabajar para una viuda que se convertirá en su
primera esposa, Judiya. Gracias a este enlace, Mahoma asciende en la escala social
y comienza a tener contacto con otras religiones.

b) Las revelaciones de La Meca y la primera comunidad

Aproximadamente en el 610 es cuando recibe las primeras


revelaciones de Arcángel san Gabriel, que se le aparece en la cueva
de La Meca donde solía meditar el profeta. San Gabriel le hace llegar
una serie de quejas por parte de Allah. Estas reclamaciones eran: la
denuncia a la corrupción de la sociedad árabe del momento, el deseo
de un carácter igualitario para el mundo musulmán y una serie de
ideas que pasarán a conformar una nueva religión.

El Arcángel le pide a Mahoma que transmita estas ideas, lo que


conlleva que entre el, 610 y el 622 Mahoma se dedique a ello
enteramente. En el 619 se crea el primer grupo de seguidores de

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Mahoma, que tendrán al clan de los Omeyas como opositores, ya que iban en contra de la religión politeísta
clásica y ponían en cuestión la economía a base del pago de tasas por la peregrinación a la Kaaba.

La presión de estos Omeyas llega al punto en el que el 16 de julio del 622, Mahoma y sus seguidores
han de partir al exilio a la ciudad de Yathrib –que acabará tomando el nombre de Medina o La Ciudad del
Profeta–. Este exilio se conoce con el nombre de Hégira. En este contexto de huída es cuando nace la
comunidad de musulmanes propiamente dicha, la Umma. Además, este año se tomará como el año cero del
calendario musulmán.

c) Las revelaciones de Medina y la lucha contra los mequíes

Ya en Medina, Mahoma recibe unas nuevas revelaciones que le hacen cambiar de parecer sobre la
doctrina del Islam. Estas nuevas insisten en el monoteísmo y de una arabización del Islam, ya que se aleja cada
vez más del judaísmo y el cristianismo –uno de estos cambios se presenta en la forma de rezar, ahora de cara a
La Meca y no a Jerusalén como se hacía anteriormente–.

Aparte de cambios religiosos también se introducen cambios políticos, ya que el Islam no es sólo una
creencia. En un principio se fusionan la autoridad religiosa y política –unidas ahora y para siempre–; se afirma
que el poder político proviene de Dios, por lo que nos encontramos ante un sistema teocrático; se insiste en el
carácter igualitario del Islam –siempre que se pertenezca a este dogma–; se prohíbe la lucha entre creyentes; se
militariza la comunidad islámica, con Mahoma como jefe militar; se crea el primer Estado Islámico en Medina.

A pesar de las medidas unificadoras, los conflictos entre La Meca y Medina continúan, haciendo estallar
una guerra en e 624 y que acabará en el 630 con la victoria de Mahoma sobre los Omeyas –denominados como
infieles en el Corán–. Mahoma muere en el 632 en Medina, acabando así la etapa profética del Islam.

II. El Islam

a) Principios y creencias

El Islam tiene una serie de principios que todos sus fieles han de seguir:

– Estricto monoteísmo, con un dios único y omnipotente, Allah, al que hay que someterse –cabe decir
que la propia palabra Islam significa sumisión–. Esta sumisión se representa en la forma de rezo, de rodillas y
con la frente al suelo.

– Unicidad de Dios –entendido como el tawhid–; Allah es uno, único y está en todos lados. Por otro
lado, Mahoma es tan sólo su profeta: no es ni Dios ni hijo de éste. Así mismo, los musulmanes creen en los
ángeles, demonios y genios (yinn).

– La existencia de corrientes mileniaristas islámicas que dan pie a la escatología islámica. Se cree que
habrá un juicio final en el que se juzgarán los pecados del hombre. Por otro lado, se cree en la inmortalidad del
alma.

– Se presentan varias influencias de otras religiones, como es el cristianismo o el judaísmo: Mahoma


se presenta como heredero de los profetas judeocristianos –Adán, Noé, Moisés y Jesús–, por lo que, al ser el
sello de los profetas, su dogma es el más perfecto y completo. El Islam es, por tanto, la última de las religiones
del libro.
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– Los cristianos y judíos son la gente del libro, por lo que mantienen relaciones de parentesco con los
musulmanes. El Islam es una religión jerárquica, en la que no se cumple el principio de igualitarismo que en
teoría se pretende: en un primer lugar se colocan los musulmanes, seguidos de la gente del libro y por último
los paganos y demás.

– A modo curioso, el cristianismo vio el Islam como una herejía de su propio dogma, no como algo
nuevo, sino como una desviación.

b) Los “Cinco Pilares”

Las creencias del Islam se transmiten a través de lo que se conoce como los Cinco Pilares, lo que
demuestra que se trata de una religión de una profunda espiritualidad pero con una mayor práctica de rituales
que el Cristianismo.

1. Profesión de Fe. No hay más dios que Allah y Mahoma es su profeta. (In šāʾ Allāh, si Allah quiere)

2. Plegarias diarias. El rezo es la máxima forma de sumisión. Se realiza cinco veces al día, de cara a La
Meca –que en las mezquitas se indica por el muro de la quibla–, indicados por una llamada desde los minaretes
–Allāhu akbar–. La mezquita mayor está dirigida por un imam. El día santo de los musulmanes es el viernes.

3. Práctica del Ramadán. Un mes de ayuno y abstinencia durante el día.

4. Limosna. Entrega de un diez por ciento de los bienes de cada musulmán para los desfavorecidos.
Comienza siendo una muestra de caridad, pero acaba convirtiéndose en el primer impuesto del Islam.

5. Peregrinación a La Meca. Tiene un origen pre-islámico. Se islamiza el culto abrahámico a la Kaaba.


Debe realizarse una vez en la vida salvo por imposibilidad física o económica, en cuyo caso puede acudir un
procurador que peregrine por la persona en cuestión.

Como práctica adicional, podría mencionarse el ejercicio del Yihād (esfuerzo).


Se trata del ejercicio espiritual y personal para ser mejor persona y para mejorar el
Islam, a la par que el esfuerzo personal y colectivo para defender al dogma
musulmán de los enemigos. Este carácter bélico es tanto defensivo como ofensivo,
ya que uno de los puntos de la Yihād es extender el Islam por todo el mundo. Es un
ejercicio avalado por Allah y recompensado si se muere durante su práctica. A
pesar de ello, la Yihād siempre ha de esta promovida por una autoridad competente,
dado su carácter santo, además de que no se pueden llevar a cabo cierto tipo de
cosas, acorde con el Corán.

c) Otras prácticas islámicas

Junto con los Cinco Pilares del Islam existen otra serie de prácticas que acaban asimilándose dentro del
propio dogma a pesar de su origen cultural.

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– Abstinencia del cerdo. Era una práctica semítica, muy probablemente extendida por culpa de una
plaga que afectó a la carne porcina. Sin embargo, si un musulmán tiene que comer cerdo para no morir de
hambre, no por ello irá al infierno.

– Prohibición de las bebidas fermentadas, ya que provocan embriaguez.

– Circuncisión de los varones. Otra práctica de origen semita.

– Abluciones rituales antes de la liturgia, ya sea en la mezquita o fuera de ella.

– Poligamia. El varón puede tener hasta cuatro esposas legales, aunque esto no es una obligación, sino
más bien una posibilidad.

– Uso de diferentes tipos de velo femeninos. Originalmente se concibieron para evitar el acoso y las
violaciones en una sociedad tan patriarcal, aunque fueron asimilándose a la religión, aunque no únicamente al
Islam –como podemos ver en las mismas monjas cristianas–. El principio canónico tras esta práctica es el recato
y el pudor en la vestimenta.

III. Las fuentes doctrinales

Los principios doctrinales del Islam se recogen en dos fuentes escritas de gran importancia para el
mundo musulmanes.

a) El Corán

Recoge la palabra de Allah revelada a Mahoma, por lo que es posterior a la muerte del profeta. Recoge
de manera escrita lo que ya se llevaba a cabo por tradición oral. Se compone a mediados del s. VIII en árabe,
que se divide en 114 suras (capítulos) organizados en aleyas (versículos).

b) La Sunna

Es un conjunto de hechos, dichos y gestos de Mahoma, transmitidos en un comienzo de manera oral y


que luego se ponen por escrito. Cada episodio se denomina Hadith y comienzan a compilarse en el s. IX. Estos
consejos servían de orientación a los creyentes, ya que el Corán no solucionaba todos los problemas planteados.

Ambos escritos son la base de la ley islámica, llamada sharia. La religión carece de clero, aunque
presenta expertos en las leyes –alfaquíes– y en la religión –ulemas–. Ambos grupos son muy influyentes en la
sociedad musulmana y juntos eligen a los jueces, llamados qadíes.

5.3. El Califato Ortodoxo: primera expansión y divisiones internas (632-661)

A la muerte de Mahoma en el 632 se inicia el periodo conocido como el Califato Ortodoxo, en la cual
el poder recae sobre los compañeros y familiares del profeta, los llamados califas ortodoxos, que encarnan la
autoridad política, religiosa y militar. El título de califa es el más elevado en el mundo islámico.

Esta estalla está protagonizada por dos procesos de relevancia:

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– La primera gran expansión del Islam.

– La división interna de la comunidad islámica, ya que Mahoma no había designado ningún sucesor ni
había dejado indicaciones sobre cómo llevar a cabo la elección de dicho sucesor. Esta lucha acabó con la
división del Islam en varias corrientes.

I. Los cuatro primeros califas

Los cuatro únicos califas ortodoxos son también llamados los bien guiados.

a) Abū Bakr (632-634)

Es el suegro de Mahoma, padre de su segunda esposa, Aixa. Es elegido por una asamblea y logra
unificar todas las tribus de Arabia, dando comienzo a una expansión exterior.

b) ‘Umar (634-644)

Es nombrado por Abū Bakr. Lleva a cabo una gran expansión militar frente a Bizancio y los Persas.
Establece las bases de la política administrativa e impone el 622 como año cero del calendario islámico.
Además, adopta un título que llevarán todos los califas en adelante: Emir de los Creyentes.

c) ‘Utmān (644-656)

Fue uno de los primeros seguidores de Mahoma y miembro del clan de los Omeyas. Fue elegido por un
consejo establecido por ‘Umar. Es el encargado de poner por escrito el Corán a mediados del s. VII, creando al
texto canónico que puso fin a las diferentes versiones que circulaban por Arabia.

Con este califa estallan los conflictos entre los dos bandos principales del Islam:

– El bando de La Meca, liderado por los Omeyas y en apoyo de ‘Utmān.


– El bando de Medina, dirigido por el primo-hermano y yerno de Mahoma, ‘Alī –marido de Fátima, la
hija del Profeta–. Era considerado como el único califa verdadero, ya que se creía que Mahoma lo había
designado como su sucesor. Este bando negaba la autoridad de ‘Utmān y, aprovechando el asesinato de éste, se
hizo con el control.

d) ‘Alī (656-661)

Es elegido por sus partidarios en un contexto de guerra civil abierta. No toma muchas medidas
importantes, aunque traslada la capital de Medina a Khufa, en la actual Irak. Es un califa breve e inestable, que
inmediatamente se gana el rechazo de los Omeyas, ahora liderados por Mu‘āwīyah (661-680).

En el contexto de guerra, Mu‘āwīyah se proclama califa, habiendo dos coetáneos. ‘Alī queda en
minoría y es finalmente asesinado en el 661. Los Omeyas, con el apoyo de la mayoría de los árabes, inician el
Califato Omeya.

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II. La división de la comunidad islámica

La pugna por el control entre La Meca y Medina da lugar a varias corrientes político-religiosas que aún
perviven hasta nuestros días en muchos casos.

a) Sī’ies o Alíes

El chiismo hace referencia a la corriente religiosa que se deriva del apoyo a ‘Alī –la misma palabra šīʿa
significa partidario–. Está conformada por partidarios y sucesores de ‘Alī y es la corriente minoritaria. Presenta
varias diferencias en cuanto a los sunníes:

– Imamato. Reconoce a ‘Alī como el único califa verdadero, por lo que desprestigia a los califas
ortodoxos anteriores a éste. Los sucesores reciben el nombre de imam –intermediario entre Allah y los
hombres–. Hay una corriente dentro de eta práctica que cree que el último de los imames no murió, sino que se
ocultó y volverá en el fin de los tiempos –la llamada doctrina del imam oculto–. Hay varias ramas dependiendo
del último imam que tomen por el oculto, pero la más extendida es la de los duodecimanos, que creen que el
oculto es el número doce. Esta doctrina explica el culto a los lugares de sepultura de los imames, con medios
como la peregrinación a dichas tumbas.

– Existencia de un clero. Hay una casta religiosa que gobierna a los chiíes en nombre del imam oculto.
Están conformados por los mullá (ulemas) y el más importante recibe el nombre de ayatollah (señal de Allah).
Esta corriente arraiga especialmente bien en Irak, Irán y el Líbano.

b) Jariyíes

Se forma en plena guerra civil entre Medina y La Meca, de manos de partidarios de ‘Alī que en un
momento dado le abandonan. Se trata de un movimiento minoritario, muy ascético y promotor de la Yihād. Para
este grupo, cualquier musulmán honesto puede ser califa, sin importar si es o no árabe. Como dato, ‘Utmān
pertenece a este grupo.

c) Sunníes

Es la comunidad mayoritaria, característica por considerar a la Sunna de igual importancia que el


Corán. Su origen está en el s. VII, en los personajes que aceptaron el Califato Omeya. A pesar de no establecer
normas de sucesión, pero considerarán que el califato le pertenece a aquellos allegados a Mahoma, es decir, es
la rama ortodoxa del Islam.

III. La primera expansión del Islam

a) Las grandes conquistas

Las tropas que llevaron a cabo la expansión del mundo árabe en estos tiempos estaban conformadas por
mandatarios árabes.

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En tiempos de Abū Bakr se inicia la
expansión exterior, habiendo ya controlado
Arabia entera. Con ‘Umar se produce el,
a u g e d e l e x p a n s i o n i s m o e x t e r i o r,
aprovechando la inestabilidad de los
Imperios vecinos. En el Imperio
Bizantino, se toma Siria –incluyendo
Antioquía y Damasco– entre el 634
y el 638; Palestina –incluyendo
Jerusalén– en el 637; y Egipto –
incluyendo Alejandría– entre el
639 y el 646. En paralelo, se lleva a
cabo la conquista del Imperio Persa
Sasánida, tomando Ctesifonte en el 636. La muerte del último emperador persa en el 651 comporta la
desaparición final de los sasánidas.

Con ‘Utmān se inicia la expansión por el Mediterráneo, en pugna entre los bizantinos y los árabes.

b) Trascendencia y causas

El expansionismo musulmán tuvo un carácter extraordinario, dadas las dimensiones de las conquistas, la
rapidez con la que de hicieron y la estabilidad que permaneció en ellas tras la conquista. Las causas que
explican esta brillantez son:

– La fuerza interna de los musulmanes, alentada por la Fe.

– La debilidad de los adversarios, ya que estaban en una situación de agotamiento por las luchas que
habían desempeñado entre ellos mismos en el pasado.

– La superioridad militar de los árabes. La toma de territorio no siempre se hizo por la fuerza –aunque
no estuvieron exentos de violencia–, sino que en muchas ocasiones se pactaba –sobre todo con las gentes del
libro– para evitar el derramamiento de sangre. Estos pactos consistían en el reconocimiento de la autoridad y
soberanía musulmana, aunque se respetaba la religión del pueblo conquistado, aunque de manera privada, al
igual que se mantenía al administración y las propiedades de los conquistados.

c) Consecuencias políticas, sociales, económicas y religiosas

La consecuencia más clara de la expansión musulmana es la aparición de una nueva realidad política,
social, económica y religiosa, ya que surge una sociedad diferente, con varios grupos religiosos, sociales y
políticos:

– Musulmanes: inicialmente lo integran solo los árabes que se expanden, por lo que es la minoría
dominante que se instala en el poder, e impone su religión, lengua y cultura. Pagan la limosna legal, y
mantienen una actitud de superioridad frente al resto de grupos.

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– Población conquistada no musulmana: adquieren la condición de protegidos o dimmies, y constituyen
la mayoría de la población dominada y protegida por los musulmanes, que a cambio de dicha protección exigen
que estos reconozcan su autoridad y que paguen impuestos, dos en concreto: un impuesto personal sobre
varones en edad de combate, y un impuesto territorial sobre las tierras en posesión (a más tierras, más
impuestos); esto genera una situación de perjuicio económico y social, pues la promoción social era
complicada, y estaba prácticamente reservada a los musulmanes.

– Conversos: es la población de cristianos, zoroastristas, algunos judíos... que se convierte al Islam por
contacto e influencia: las conversiones se dan en principio en las élites, pero en un proceso largo y lento en el
tiempo acaba extendiéndose a casi todos los sectores sociales.

Las razones de las conversiones pueden ser varias, y una probablemente se debe al interés, pues siendo
musulmán no se pagaban impuestos y se podía mantener la posición social. Otra razón se debe a que el Islam
era una religión atractiva y triunfante, lo que generó dudas entre los demás creyentes de otras religiones, cuyo
Dios había sido derrotado, pero también es una religión sin clero ni Iglesia, por lo que las tensiones religiosas
que acontecían en zonas como el Imperio Bizantino aquí desaparecieron. No obstante, no toda la población se
convirtió, ejemplo de ello son los coptos o los mozárabes.

Muchos piensan que los musulmanes árabes querían la conversión de todos, pero en ningún momento
van a favorecer la conversión de nativos, ya que eso perjudicaba el dominio de la minoría árabe, así como la
estabilidad financiera del califato, pues el estado y la élite recaudan menos. Por tanto, la minoría intentó evitar
las conversiones, pero viendo que era algo difícil, optaron por limitar y condicionar dichas conversiones:
exigían a los conversos que siguiesen pagando sus impuestos, y les obligó a convertirse en clientes
dependientes de las tribus árabes; el problema de las conversiones será un factor clave de inestabilidad en la
sociedad islámica, pues el desencanto de esta población nativa ante dichas medidas marcará en buena parte el
destino del califato.

5.4. El Califato Omeya (661-750)

En el 661 muere el último califa ortodoxo, ‘Alī, en un ataque de sus enemigos en la mezquita de Kufa, y
comienza de esta manera la tercera etapa de la historia islámica: el Califato Omeya (661-750), una etapa que
establece la primera dinastía de califas de la historia

I. La organización de un califato árabe

a) El desarrollo de las estructuras califales

El primer mérito de los Omeyas fue organizar y desarrollar unas estructuras políticas y administrativas
para gobernar el califato correctamente, ya que en estos momentos los territorios islámicos eran más variados y
complejos, y por tanto la vieja organización tribal de Arabia no era válida para el caso. Las principales
estructuras que desarrollan son:

– Estado centralizado y burocratizado, tomando el modelo bizantino. Para poner en práctica esto, llevan
a cabo una centralización administrativa y territorial, cuyo primer paso lo dio Mu‘āwīyah, el cual traslada la
capital de Kufa a Damasco, y así Siria y Damasco se convierten en el polo más importante del Califato Omeya.

– Ejército potente basado en las tribus árabes de Siria.


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– Estructura territorial dividida en distritos, al frente de los cuales se encuentra un gobernador: el emir o
valí (wali), que actuaba como enlace entre el califa y la población.

– Órganos de gobierno con burocracia especializada y formada, y así tenemos: una chancillería, un
sistema de correos, y un sistema fiscal que permitía a los califas recaudar más y mejor. Esta centralización
genera descontento entre las tribus árabes, pues suponía que un mayor porcentaje de los ingresos iba al estado,
y por tanto los árabes recibían menos.

– Centralización económica: para ello proceden a la unificación monetaria, nuevamente copiando las
monedas bizantinas para crear a partir de ahí monedas propias: el dinar de oro, y el dírham de plata. La
diferencia con las monedas bizantinas es que, en vez de contener iconografía, simplemente llevan texto grabado
en ellas.

– Administración de justicia: es dirigida por el cadí y los ulemas.

En términos generales, los Omeyas son mal vistos en la historia islámica, además porque las fuentes
conservadas que hablan sobre ellos son posteriores y comúnmente están escritas por enemigos suyos. Son vistos
como corruptos, impíos e ilegítimos, y esta creencia hunde sus raíces en su tiempo, pues la autoridad Omeya
estuvo siempre discutida por dos circunstancias:

– Historia de la familia Omeya: era un clan distinto al de El Profeta, y enemigo suyo. Fueron además los
últimos en convertirse al Islam en la época.

– Acceso al poder: los Omeyas se hacen con el poder tras vencer en una guerra civil entre musulmanes.

b) Las políticas de legitimación

La oposición obligó a los Omeyas a justificar y legitimar su autoridad por medio de una serie de
políticas de legitimación:

– Impulsan el Yihād.

– Refuerzan la autoridad califal: en tiempos del Califato Ortodoxo, los califas gobernaban por consenso
y consulta, no eran autocráticos y totales. Los Omeyas entonces desarrollan un modelo político con una
autoridad indiscutible, elaborando para ese fin una teoría del poder califal: el califa es un poder de origen
divino, con una misión divina, que es mantener el orden ideal creado por Mahoma. En este proceso, los Omeyas
tratan de sacralizar la figura del califa, siguiendo para ello modelos persas y bizantinos.

– Establecen un personal de Corte tipo imperial, formado por con un chambelán, la guardia califal, y así
se inician los grandes ceremoniales cortesanos, unos protocolos de Corte que estaban inspirados nuevamente en
modelos bizantinos y persas.

– Imponen el principio dinástico: el hijo o pariente más cercano del califa es el legítimo sucesor del
poder, lo que genera gran descontento entre los musulmanes y árabes. Una vez más, este principio tiene su
origen en modelos persas y bizantinos.

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– Llevan a cabo la construcción de importantes y
numerosas obras religiosas con la intención de enaltecer el Islam
y la figura del califa. Algunos de los ejemplos de estas
construcciones son la Cúpula de la Roca en Jerusalén,
construida por el califa Abd al-Malik –lugar histórico en el que
se supone que Abraham intentó matar a a su hijo en nombre de
Dios–, la Mezquita de Damasco, obra del califa al-Walid entre
el 705 y el 715 sobre la anterior basílica de San Juan Bautista; y
las mezquitas de Medina, Alepo y al-Aqsa (c. 710).

Estas políticas de legitimación tendrán un éxito relativo, ya que el de los Omeyas será un califato
siempre en discusión. A pesar de ello, las medidas serán repetidas por todos los califas que les siguieron,
incluso los no omeyas.

c) Las políticas favorables a la minoría árabe

Los Omeyas gobiernan un califato árabe apoyado en las tribus árabes, y por tanto refuerzan la posición
de los mismos, los cuales, entre otras cosas, recibieron los beneficios de las conquistas (tierras, botines,
tributos...) y los principales cargos del califato, además de que los Omeyas establecieron el árabe como lengua
oficial del califato, iniciando una política de arabización de esta manera, y promueven la asimilación entre lo
árabe y lo islámico.

Estas políticas pro-árabes convierten a los árabes, sobre todo a los de Siria, en una minoría más rica,
privilegiada y dominante, y dicha situación genera un creciente descontento entre las poblaciones musulmanas
no árabes

II. La expansión del Islam en tiempos de los Omeyas

a) Aspectos generales

La expansión fue llevada acabo por mandatarios árabes, aunque las tropas eran mixtas: mientras que en
oriente las tropas serán formadas por árabes, persas conversos y turcos, en occidente serán formadas por árabes
y beréberes conversos.

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b) Las principales conquistas

En un plano general, la conquista hacia el norte se verá limitada por el choque con los
bizantinos. Caben destacar los dos ataques navales a Constantinopla, ambos fracasados (674-678 y 717-718).

Hacia el este es donde hay un verdadero desarrollo, llegando a alcanzar el norte de la India.

Sin embargo, la zona de las grandes conquistas es Occidente. El exarcado de África cae el primero, al
tomar Cartago en el 718 y la entrada musulmana en el África Noroccidental –lo que ellos denominarán
Magreb–. Las duras guerras que desarrollaron con los beréberes acabaron con la sumisión y conversión de
éstos. La conquista de África supuso una ruptura en horizontal del Mediterráneo cuyos efecto siguen visibles
hoy en día.

Tras conquistar a los beréberes, los musulmanes dan el salto a Europa con el califa al-Walid, a
principios del siglo VIII, con la entrada el Reino visigodo de Toledo durante la Batalla de Guadalete (711);
aprovechando las coyunturas políticas, conquistan la Península Ibérica y avanzan hacia las Galias, invadiendo
así el Reino de los francos y alcanzando en este momento la máxima expansión del mundo islámico.

c) El fin de la expansión

El fin de la expansión islámica tiene que ver con una serie de


batallas, algunas de ellas derrotas, como es el caso de la Batalla de
Poitiers en el 732, donde Carlos Martel puso fin al avance musulmán
por el reino franco. En el 738 tiene lugar la batalla de Rajasthan, en
la cual son derrotados ante los hindúes y se pone fin al avance por
oriente; en el 740 son derrotados ante los bizantinos, que se repetirá en
la batalla naval contra el Imperio en el 747, cerca de las costas de
Chipre; la batalla de Talas en el 751 fue una victoria a favor de los
musulmanes ante la dinastía Tang china, aunque el choque con la
misma comportó la frenada del avance en Asia Central.

III. La caída de los Omeyas

A partir del 725 se inicia la crisis del Califato Omeya, que viene agudizado por varias causas:

1. Luchas internas por el poder.

2. Lucha entre las tribus y clanes que sostenían el Califato y sin las cuales comenzó a desestabilizarse.

3. Descontento de los conversos, factor clave en la crisis, ya que se sentían apartados social, política y
económicamente.

Todas estas causas hacen que en el 747 estalle una guerra anti-omeya impulsada por una serie de
elementos, como es el sentimiento anti-omeya y anti-árabe, problemas sociales, etc. La revuelta además está
apoyada por chiíes y jariyíes y liderada por un clan de los Quraiš, el clan de los abasíes, cuyo líder, Abdul
‘Abbas as-Saffah culmina la revuelta en el 750 con la entrada en Damasco y el asesinato de todos los omeyas
salvo uno, que logra escapar a Al-Ándalus y en el 756 funda el Emirato de Córdoba: Abderramán I.
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TEMA 06. LA EUROPA DE LOS CAROLINGIOS

6.1 El ascenso de los carolingios y el cambio dinástico (687-768)

Los siglos VII-X son distintos a los anteriores, pues estamos ante una sociedad claramente medieval.
Nos encontramos en un momento de la historia occidental protagonizado por el Reino de los francos,
concretamente por la familia de los Carolingios, que entonces eran mayordomos de palacio de los reyes
merovingios. De los primeros integrantes de esta familia, cabe destacar a varios de ellos.

I. Pipino de Herstal (679-714)

No es el primer carolingio, pero sí el primero importante. Procede del extremo norte del reino, y es un
mayordomo de palacio que ejerce el poder en nombre del rey merovingio.

II. Carlos Martel (714-741)

Es el hijo bastardo de Pipino de Herstal, figura clave en la consolidación de los carolingios, que
literalmente significa "sucesores de Carlos". Era también un mayordomo de palacio que gobernaba el reino, y
un jefe guerrero que se impone por la fuerza, creando para ello un ejército más grande y mejor, y logra crearlo
repartiendo tierras de todo tipo: propias, reales, públicas y tierras de la Iglesia expropiadas, que son repartidas a
la aristocracia franca para obtener su fidelidad y apoyo político y militar. De esta manera, Carlos Martel inicia
una política expansionista:

– Conquista Frisia, un territorio germano pagano del norte, que es conquistado y convertido.

– Promueve una política de cristianización e integración de Germania, y la lleva a cabo por medio de
monjes misioneros celtas, anglosajones y francos. La figura más destacada del proceso de conversión es San
Bonifacio, monje anglosajón llamado tradicionalmente el Apóstol de Germania.

– Se enfrenta a un gran problema: la expansión musulmana en el sur de las Galias, lo que explica en
buena parte la creación de un potente ejército para frenar dicha amenaza, cuya respuesta militar más importante
es la Batalla de Poitiers (732), que supone una gran victoria franca. A partir de ahí, los musulmanes retroceden
y se instalan en la Península Ibérica, y los francos recuperan el sur de las Galias.

III. Pipino el Breve (741-768)

Es el hijo de Carlos Martel, y mantiene la política de su padre, siendo importante el hecho de que,
estando en una posición de solidez política, decide dar el salto al trono franco: en el 751 Pipino destrona, con
ayuda de la aristocracia franca, al último rey merovingio, Childerico III, que es recluido en un monasterio,
poniendo fin de esta forma a la dinastía merovingia, y dando paso al inicio de la dinastía carolingia.

Hablamos así de una especie de golpe de Estado apoyado por la aristocracia, y que fue bendecido por el
Papa Zacarías. Lo importante de esto es que ahora se sella una alianza política entre carolingios y Papado, que
consiste en el apoyo político y espiritual de los Papas a la nueva dinastía, para legitimar el poder, a cambio de
que los carolingios apoyasen política y militarmente al Papado en Italia. Esta alianza se activa inmediatamente:
el Reino de los lombardos estaba en plena expansión, y a principios del s. VIII conquista el exarcado de
Rávena, y su siguiente paso era conquistar Roma; en ese contexto, se produce la alianza y petición de ayuda

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del Papa a los francos, ya que el Imperio Bizantino, al cual pertenecía, tenía una presencia frágil en Italia, y el
Papa necesitaba un apoyo urgente.

En el 755-756, Pipino y sus francos intervienen en Italia, derrotan a los lombardos y obligan a entregar
el exarcado de Rávena al Papa. Así, hay una ampliación del patrimonio de San Pedro, que va tomando forma de
cara a lo que serán los futuros estados pontificios.

Esta alianza tuvo una serie de consecuencias a medio y largo plazo:

– El Papado se desvincula del Imperio Bizantino, e inicia un proceso de occidentalización: ya no vemos


la presencia de Papas griegos, sino de Papas occidentales.

– Reforzamiento de la figura del Papa como autoridad religiosa en occidente: los francos promocionan
la figura del Papa.

6.2 Carlomagno (768-814) y el Imperio Carolingio

En el 768 muere Pipino el Breve, que tiene dos


hijos: Carlomán y Carlos. Siguiendo la tradición franca,
Pipino reparte el territorio entre los dos, pero entre ellos se
produce al inicio un enfrentamiento, sin embargo
Carlomán muere pronto, y entonces toma el poder Carlos,
llamado comúnmente Carlos el Grande o Carlomagno
(de Karolus Magnus). Carlomagno es el más importante
rey franco (768-814), y una figura clave en la historia
europea.

En la biografía que sobre Carlomagno realiza


Eginardo –llamada Vita Karoli Magni–, es descrito como
un germano culto, austero en el vestir, buen comedor y
bebedor, con personalidad carismática, pero intelectualmente limitado, aunque esta última característica es
discutible, pues Carlomagno, por ejemplo, sabía hablar franco, latín y algo de griego, aprendió a leer, aunque no
a escribir, pero apreciaba enormemente la cultura, como la música o la literatura.

I. La expansión territorial del reino franco

Carlomagno protagoniza la gran expansión del


Reino de los francos, que se produce gracias a un ejército
grande, potente, bien armado y muy móvil. Destacan las
siguientes campañas militares, cuyo fin es la expansión
territorial y la cristianización de paganos:

– Campañas contra los rivales cristianos de fuera y


dentro del reino: entre el 771-774 estalla en Italia una
guerra contra el Reino de los lombardos: el Papado se
siente nuevamente amenazado, y pide ayuda una vez más
a los carolingios, que acuden en su ayuda bajo el control
de Carlomagno, pero en esta ocasión los carolingios
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conquistan a los lombardos y se anexionan su territorio, y Carlomagno se convierte en rey de los francos y de
los lombardos. A su vez, Carlomagno extiende su autoridad hasta el sur de Roma, incluido el patrimonio de San
Pedro, y va a adoptar una actitud cesaropapista en los territorios.

Los carolingios se anexionan firmemente el Ducado de Baviera, territorio periférico germano que era
muy autónomo; afianzan el dominio sobre el Ducado de Aquitania al sur, con rasgos culturales llamativos y con
gran autonomía en relación al norte, y también Carlomagno convierte en dependiente al Ducado de Bretaña.

– Campañas contra rivales no cristianos: en


el 778 tiene lugar una campaña en la Península
Ibérica, contra el Emirato Omeya de Córdoba, con el
fin de conquistar Zaragoza, pero no sale bien la
campaña, y de vuelta al reino Carlomagno y sus
tropas francas sufren la derrota de los vascones en
los Pirineos occidentales, en la Batalla de
Roncesvalles, episodio que acabará convirtiéndose
en la leyenda que inspira el Cantar de Roldán
(s. X); esta fue la única derrota que experimentaron
los carolingios bajo el mando de Carlomagno, y a
partir de ella los francos mantienen la política
expansionista en la península, logrando avances en
la zona nororiental, conquistando Gerona y Barcelona en el 801.

En los años 772-803, estalla una guerra dura y difícil para Carlomagno: se produce la conquista de
Sajonia, al norte de Germania, formada por unas tribus germanas paganas, tal vez las últimas de este tipo, y en
estos años los carolingios intentan anexionarse este territorio. La guerra fue brutal, y en ella intervinieron
diversos factores de guerra religiosa (matanzas, deportaciones...), y finaliza con la anexión y cristianización de
los sajones.

En los años 791-796, se desarrolla la campaña contra el Kanato de los ávaros, en Panonia: Carlomagno
destruye el reino y se anexiona parte de él. Estas intervenciones permiten al reino extender su influencia hasta
los eslavos, que maduran en buena parte bajo la órbita franca, sin llegar a estar anexionados.

A finales del s. VIII Carlomagno domina buena parte de Europa occidental (Galias, Germania, gran
parte de Italia e Hispania), y vemos el primer momento de unidad política tras la caída del Imperio Romano de
Occidente, bajo una sola mano. A esto se añade que en el Imperio Bizantino, en el 800, gobernaba la emperatriz
Irene, y esto genera en occidente una sensación de vacío en el poder. En este contexto de unidad y predominio
político franco, y de vació bizantino, los consejeros eclesiásticos de Carlomagno, de cultura romana, le
aconsejan que se proclame emperador, y la fecha clave será la Navidad del 800.

II. La coronación de Carlomagno y la restauratio Imperii Romanorum

El 25 de Diciembre del 800, el rey se dirige a Roma, y en la Basílica de San Pedro, el Papa León III
corona a Carlomagno como emperador romano de occidente, alterando el protocolo de coronación imperial, que
establecía que, antes de la coronación como tal, el que iba a ser coronado debía ser aclamado por las personas
presentes en el acto, sobre todo aristócratas: León III invierte la fórmula, y corona primero a Carlomagno, casi
por sorpresa, y después pidió la aclamación de los presentes, para así transmitir la idea de que la autoritas
imperial procede de Dios, y era transmitida por el Papa. Este hecho generó cierta aversión en Carlomagno, que
!51
intentó nuevamente revertir el protocolo, pero con el paso del tiempo este precedente se impone y acaba
estableciéndose la idea de León III.

Más importante es el hecho de que, en esa Navidad, nace el Imperio de Carlomagno o Imperio
Carolingio, que consiste en una restauración del Imperio Romano-Cristiano de Occidente, y Carlomagno es
visto como sucesor de los emperadores romanos occidentales. Este es uno de los acontecimientos más
importantes de la Edad Media, y tiene varias lecturas:

– Supone la culminación del ascenso de los carolingios.

– Es la máxima expresión de hegemonía franca en occidente.

– Representa la culminación de la alianza entre Papado y carolingios.

– Constituye la máxima expresión de la idea de Roma como mito político y religioso, como el modelo
de la Edad Antigua que seguir.

III. El Imperio Carolingio: organización política y administración territorial

El Imperio Carolingio era de esta manera romano de nombre y de inspiración, y cristiano de espíritu,
pero en los niveles de organización y estructuración era más germano que romano. En general, era un imperio
enorme muy heterogéneo, con diversas culturas, leyes, etnias, tradiciones... y por tanto era un territorio
difícilmente gobernable con los medios de la época. El gobierno del imperio se regía a partir de:

a) Palatium

Es una palabra latina con la que se define el órgano político más


importante del imperio carolingio: es el nombre de la residencia y de la
Corte ambulante del rey franco, heredera de la Corte merovingia, pero
Carlomagno, a fin. s. VIII, establece la capital política del imperio en
Aquisgrán, y allí construye el Palacio Imperial, que incluye la famosa
Capilla Palatina; es un palacio muy rústico, pero importante, en el cual se
cuenta que había una gran piscina, muestra de la afición del rey por nadar.

De esta manera, el Palatium no solo es la residencia real, sino que


también es la Corte y el entorno del emperador: dentro de él se encuentra
el séquito real y varios órganos de gobierno, como son el Consejo Real, la
Cancillería, el Tribunal Palatino y la Capilla Palatina, así como
oficiales de gobierno, tales como el camarero (encargado, entre otras
tareas, de guardar el Tesoro Real), el copero (encargado de la mesa real,
donde no solo se comía, sino que era clave para establecer vínculos y
alianzas), el mariscal o condestable (jefe del ejército) y el senescal
(asume algunas funciones que tenían los extintos mayordomos de palacio).

El rey/emperador era ayudado en sus tareas de organización por la tradicional Asamblea de guerreros: el
Placitum, que técnicamente son hombres libres, pero en la práctica eran aristócratas con sus séquitos de
guerreros; era también aquí donde se aprobaban las leyes hechas por el Palatium, y se compilaban en los
capitulares, como el Admonitio generalis (789) o el Capitulare de villis vel curtis imperii (ca. 800).
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Esta monarquía franca recibía ingresos de los botines de guerra, de las rentas de las tierras públicas del
rey, y de las tasas sobre el tráfico de mercancías. El imperio era un territorio no unificado por la tierra, sino por
las personas: era una gran red de grupos familiares poderosos interconectados.

b) Aristócratas y estructuras territoriales

El poder de la aristocracia residía en su riqueza patrimonial, en su cercanía al rey y en el ejercicio de


cargos. La función del rey era mantener el equilibrio entre los grupos aristocráticos, repartiendo para ello, de
manera equitativa, cargos, tierras, etc. Los cargos más importantes (no confundir con títulos) eran los dados por
el gobierno a territorios en nombre del rey, y así eran cargos que permitían actuar de nexo entre el rey y la
población local:

– Conde: es el gobernador de un condado, con autoridad militar, fiscal y judicial. Era elegido por el rey
entre una serie de parientes, fieles y amigos de su entorno. En las Galias surge una figura subalterna que ayuda
al conde: el vizconde, que paulatinamente se iguala al conde en peso.

Para evitar el abuso de los condes, Carlomagno crea un sistema de inspección: los "enviados del
señor" (Missi Dominici), que eran un conde y un obispo, y recorrían durante varios años un condado o grupo de
condados para supervisar a los condes desde el poder central.

– Marqués: es un cargo con autoridad militar en las marcas, que eran regiones fronterizas que
agrupaban varios condados: los condes tenían funciones fiscales y judiciales, pero la función militar quedaba,
por razones de seguridad, en manos del marqués. Marcas importantes fueron: la Marca de Bretaña, la Marca
Danesa, la Marca de Panonia y la Marca Hispánica.

– Duque: es un cargo con autoridad sobre territorios grandes de varios condados, y que cuenta con una
tradición e historia propia. Ducados importantes carolingios eran el Ducado de Baviera y el Ducado de
Alamania.

– Rey: existen reinos subordinados al emperador. Este cargo lo aplica Carlomagno a su hijo Luis, que es
nombrado rey de Aquitania. Este cargo también se da a un territorio con gran autoridad y con características
propias.

c) Obispos y abades

Los carolingios se apoyan en las estructuras de la Iglesia para reforzar su autoridad política y militar: los
obispos actúan como oficiales reales, debían prestar servicio militar (por medio de un personal, no con sus
propios cuerpo), y sirven a su vez como consejeros, enviados del rey. Los obispos eran nombrados por el rey, y
eran tan importantes como los condes dentro de la estructuras políticas y administrativas del imperio.

Los monasterios y los abades también son importantes como órganos de gobierno del imperio: algunos
abades eran oficiales reales, casi actuaban como condes, y los monasterios además prestaban recursos, servicio
militar, etc.

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IV. El sistema vasallático carolingio

Para consolidar su autoridad, los carolingios refuerzan los antiguos sistemas clientelares, y los
desarrollan hasta crear el vasallaje carolingio, un sistema de relaciones de fidelidad, subordinación y clientela
entre hombres libres; estamos ante los orígenes del feudalismo. El vasallaje carolingio se establece con un
doble contrato.

– Contrato personal: vincula un hombre libre (hombre, fiel o vassus, que a partir del siglo IX se
convierte en vasallus) con otro hombre libre más poderoso, que inicialmente es el rey o el mayordomo de
palacio, y más tarde serán también los aristócratas (magnates, grandes, señores). Este vínculo se establece a
través de un ritual en dos actos:

– Encomendación: el vasallo se pone bajo protección y autoridad del señor, y se compromete a


prestar dos servicios: auxilum (ayuda militar) y consilium (consejo o asesoramiento político, económico...). El
rito consistía en la colocación de las manos juntas por parte del vasallo en las manos del señor (inmixtio
manum), e iba acompañado de una declaración verbal y un beso ritual.

– Juramento de fidelidad u homenaje: era el centro del ritual, pues era un juramento ante Dios,
y generaba un vínculo permanente, salvo que una de las dos partes incumpliese el trato, bien por medio de
desafuero del señor, bien por felanía del vasallo.

– Contrato material o investidura: el señor entrega al vasallo unas tierras en usufructo (beneficio,
tenencia o feudo), en una ceremonia simbólica. En época de Carlomagno, estas tierras eran públicas,
normalmente asociadas a un cargo, y esa entrega material inicialmente era una concesión voluntaria e
irrevocable. Desde mediados del s. IX, esa entrega se vuelve obligatoria.

Este sistema lo desarrollan poco a poco los carolingios para consolidar su autoridad política y militar en
el imperio: Carlos Martel lo desarrolló para enfrentarse a los musulmanes y consolidar su autoridad, Pipino el
Breve lo desarrolla para acceder al trono, y Carlomagno extiende este sistema a todos los oficiales del reino y
hombres libres, para así garantizar su autoridad. De esta forma, dicho sistema permitió crear una red de
fidelidades, en la medida en que el rey convirtió en vasallos directos a los aristócratas y oficiales del reino, y a
su vez los aristócratas crearán sus propios vasallos, que serán hombres libres.

Las consecuencias a corto plazo de este sistema son positivas, pues la monarquía carolingia se ganó la
fidelidad y apoyo de la aristocracia, lo que les permitió estructurar el reino. Pero las consecuencias a medio y
largo plazo fueron negativas, ya que el sistema favorecía más a la aristocracia que a los reyes: con el paso del
tiempo los carolingios perdieron el control de los hombres, y al final el rey dependía en buena medida de la
aristocracia y perdió el control sobre cargos y tierras, que van a ser privatizadas, hasta convertirse en
hereditarias. Este sistema es una causa interior importante en la futura desintegración del Imperio Carolingio.

6.3 Crisis y fragmentación del Imperio Carolingio (814-888)

I. De Ludovico Pío (814-840) al Tratado de Verdún (843)

En el 814 muere Carlomagno, que tuvo varios hijos, de los cuales solo sobrevive uno para suerte del
imperio, pues de haber sobrevivido más, este se habría comenzado a fragmentar, y de esta forma hay un único
emperador indiscutible: Ludovico Pío o Luis el Piadoso (814-840). En la época era mal visto, pues no tenía el
talento político de su padre, y además el Imperio Carolingio debe hacer ahora frente a una serie de problemas.
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– Exteriores: el imperio deja de conquistar,
y pasa a ser defensivo, por lo que ya no hay más
botines de guerra, ni tierras que repartir, lo que se
traduce en tensiones con la aristocracia. Además, el
imperio sufre constantes y crecientes ataques de
enemigos externos, lo que se denomina "Segundas
Invasiones".

– Interiores: hay una creciente influencia de


la Iglesia en el gobierno del imperio, y se ve ya una
progresiva fragmentación territorial, debido a la
aparición de múltiples tendencias centrífugas.

Se inician a su vez luchas por la sucesión de


Luis, que tiene varios hijos vivos que aspiran a una parte del Imperio Carolingio; estas luchas envenenan a todo
el reinado. La tradición germana afirmaba que el imperio debe repartirse entre los
hijos, pero choca con la tradición romana, que exigía la existencia de un único
poder.

En el 817 se establece una ley para organizar la sucesión de Ludovico Pío, así
como el reparto de su herencia, la denominada Ordinatio imperii: el imperio será
uno, el hijo mayor es su emperador, el cual recibe el grueso de la herencia, y los
otros hijos reciben unos reinos dentro del imperio. Los tres hijos iniciales de Luis
el Piadoso son, por orden de nacimiento: Lotario, Pipino y Luis.

Pero surge entonces un problema a los pocos años: nace un cuarto hijo, Carlos el
Calvo, lo que obliga a revisar la Ordinatio Imperii. La situación se envenena, y en el 830 estalla una guerra
abierta por la sucesión del poder entre los hermanos, incluso contra el propio padre.

II. Declive del Imperio y evolución de los reinos carolingios (843-888)

En el 840 muere Luis el Piadoso, y en estos momentos encontramos en el imperio una situación de
plena fragmentación: la guerra no tuvo vencedor, y finalmente tres de los cuatro hermanos (Pipino había muerto
anteriormente) llegan a un acuerdo en el 843, en el Tratado de Verdún, un acuerdo de reparto por el que el
imperio queda dividido en tres franjas verticales de norte a sur: Lotario, con su título imperial, se queda la
franja central, la Francia Media, que incluye Aquisgrán y Roma, las dos capitales del Imperio Carolingio;
Luis recibe la zona de Germania, lo que explica que fuese apodado Luis el Germánico; Carlos el Calvo,
finalmente, obtiene la franja occidental, la Francia Occidental.

Por encima de todos seguía encontrándose el emperador, pero


en la práctica el título imperial queda prácticamente inservible, pues
cada territorio es autónomo en su gobierno. El Tratado de Verdún
confirma así la división del Imperio Carolingio y el inicio de la historia
individual de cada uno de esos tres territorios. A partir de mediados del
s. IX se agravan los problemas del imperio, sobre todo en Francia
Occidental e Italia:

– Ataques exteriores.
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– La idea de imperio se diluye y se confirma el control del título imperial
por parte de los Papas, y a aristocracia gana el poder de hacer y deshacer
reyes al mismo tiempo. En el interior de los territorios se acentúa el proceso
de feudalismo.

En el s. IX, hacia el 870, la zona norte de la Francia Media, Lotaringia, es


absorbida y repartida por los otros dos reinos en el Tratado de Mersen,
quedando solo así la zona meridional. En la Francia Occidental hay luchas
interiores entre aristócratas, y por tanto una gran fragmentación política:
surgen grandes principados en manos de las grandes familias condales, y el
rey mantiene el apoyo de la Iglesia, pero cede muchos de sus poderes a la aristocracia. Finalmente, la Francia
Oriental comienza a denominarse Reino de Germania, y se produce una evolución distinta, pues la monarquía
se mantiene sólidamente, constituyendo así la más sólida de las tres.

En el 888 muere el último emperador carolingio que mantuvo unido el imperio, Carlos el Gordo: a la
muerte de los tres parientes que gobernaban cada una de las tres zonas, logró mantener todo el Imperio
Carolingio unido, sin divisiones territoriales. Al morir Carlos, ya no habrá más unidad carolingia, se produce el
fin del imperio (aunque sigue habiendo emperadores), y comienza, como hemos dicho, la historia autónoma de
cada zona, que no volverá a unirse con las otras: Reino de Francia Occidental, Reino de Borgoña o Provenza,
Reino de Italia y Reino de Germania.

En la Francia Oriental, el título real pasa a manos de Arnulfo de Carintia, en Italia cae bajo el poder de
Berengario de Friuli (nieto de Luis el Piadoso), y en la Francia Occidental gobernará Carlos III el Simple.

6.4 El impulso cultural de la época carolingia: el Renacimiento Carolingio

La expresión Renacimiento carolingio, a pesar de ser una clara invención historiográfica y artificiosa,
sirve para designar el momento de mayor auge cultural y artístico que experimentó el Imperio Carolingio
durante su existencia. Al numerar las características, lo más llamativo es el hecho de que este impulso cultural
no tenía una intención de Arte por el Arte, sino que buscaba satisfacer unos fines determinados.

I. Características

– Se crean muchas escuelas en monasterios, catedrales y algunas iglesias menores. Ahí estudiaban
eclesiásticos y jóvenes aristócratas, es decir, la minoría de la población.

– Se fomenta la enseñanza usando el tradicional sistema de las Artes Liberales.

– Se multiplica la copia de manuscritos antiguos.

– Mejora la calidad del latín: las élites francas eran plurilingües, y hablaban, entre otros idiomas, franco,
latín culto y latín vulgar. Los intelectuales creían que la gente estaba hablando un mal latín, pero en realidad
estaban hablando una lengua diferente. La recopilación del latín clásico va a favorecer la separación entre el
latín y las lenguas vulgares. Por ejemplo, en el 847 se redactan los Juramentos de Estrasburgo, una alianza
entre Luis el Germánico y Carlos el Calvo cuyo texto estaba escrito en dos versiones: una en franco oriental
(futuro alemán), y otra en franco occidental (futuro francés).

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– Se normaliza la escritura y se adopta un tipo de letra fácil de leer y de escribir: la letra minúscula
carolingia, que facilitará la copia de manuscritos, entre otras cosas.

– Se produce un resurgir del Arte Carolingio, una corriente prerrománica muy vinculada a la liturgia
(iglesias, monasterios, objetos sagrados, libros evangeliarios...).

II. Protagonistas

En este Renacimiento carolingio distinguimos dos etapas:

1. Primera etapa (hasta el 830): los intelectuales de este momento no son francos la mayoría, sino que
provienen de toda Europa, y se concentran en la Escuela Palatina de Aquisgrán. Entre ellos, destacan:

– Paulo el Diciano († 799): es el gran historiador de los lombardos.

– Benito de Aniano († 871): es un monje que antes de tomar tal condición se llamaba Witiza, por lo que
es de origen hispano-godo, una de las personas que busca refugiarse del avance musulmán. Promueve la
reforma monástica carolingia, que consistió en la unificación de monasterios benedictinos bajo la Regla de San
Benito, y a partir entonces de los ss. VIII-IX se produce la expansión del monacato benedictino como modelo a
seguir en occidente.

– Teodulfo († 871): fue obispo de Orleáns.

– Alcuino de York († 804): fue el maestro de Carlomagno, y era un anglosajón del Reino de
Northumbria, y tal vez el máximo representante del Renacimiento carolingio.

2. Segunda etapa (830-870): es una etapa más creativa desde el punto de vista intelectual, pues se
producen aportaciones novedosas y desarrollan su labor personalidades en su mayoría de origen franco:

– Eginardo († 840): es el autor de Vita Karoli Magni.

– Juan Escoto Erigena († 877): era un celta irlandés filósofo, gramático, teólogo... y uno de los pocos
intelectuales occidentales que dominaba la lengua griega.

– Hincmaro de Reims († 882): fue obispo de Reims, y una figura clave en el final del Renacimiento
carolingio.

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TEMA 07. LAS SEGUNDAS INVASIONES Y LA EUROPA DEL AÑO MIL

7.1 Las “Segundas Invasiones”

I. Los sarracenos (princ. s. IX-princ. s. XI)

Los ataques de este pueblo están dirigidos principalmente


a las islas justo enfrente de su territorio original: las islas y costas
de todo el Mediterráneo –ya que son pueblos de origen
islámico–. El ámbito de estos ataques no era el de tomar tierras,
sino saquear en busca de riquezas. A pesar de ello, no están
exentos de la toma de territorio. Los principales lugares de
ataque fueron Creta, Chipre, Malta, Córcega, Cerdeña, las
Baleares y Sicilia, donde culminó la actuación sarracena y donde
instalaron una colonia en forma de emirato.

Otras zonas de actuación, aunque menos comunes, fueron


el interior de Italia y el sur de las Galias.

En general, las invasiones sarracenas causaron un


ambiente de terror generalizado, aunque el efecto de las mismas fuera momentáneo y no causara estragos a
largo plazo.

II. Los magiares (s. X)

De origen estepario, los magiares –conocidos más comúnmente como húngaros– compartían elementos
comunes con otros pueblos cercanos, como los hunos o los ávaros. A fin. s. IX se instalan en la llanura de
Panonia, desde donde se dedican a lanzar continuos ataques contra todos los de su entorno: el Imp. Bizantino,
Germania, las Galias, Italia, etc. La intención tras los ataques no estaba en la conquista de tierras, sino en el
saqueo y la toma de esclavos, lo que explica que estas
intrusiones fueran rápidas y de carácter muy
destructivo, creando un clima de terror generalizado
en toda Europa –es curioso observar que el origen de
la palabra ogro proviene de una variación de
húngaro–.

El pueblo húngaro fue finalmente detenido en el


955 en la Batalla de Lechfeld por el rey germano Otón
I. A partir de entonces comienzan a dejar los saqueos
para asentarse en Panonia de manera oficial,
superando la organización tribal y cristianizándose. El
proceso de asentamiento húngaro culmina con la
conversión al cristianismo occidental del caudillo Vajk (c. 1000), pasando a ser conocido como san Esteban de
Hungría. Este monarca consigue el dominio de la región de Hungría gracias al apoyo del Emperador y el Papa,
debido a que decide convertirse al dogma católico y no al ortodoxo –como hubiera sido lo lógico debido a la
proximidad de Hungría con el Imp. Bizantino–. De esta manera, Hungría pasa a convertirse en el tapón frente a
la entrada de nuevos pueblos esteparios del este, ya que cierra el corredor por la parte occidental.
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III. Los normandos (fin. s. VIII-princ. s. XI)

Al fin y al cabo, los vikingos van a ser los verdaderos protagonistas de estas Segundas Invasiones.

a) El mundo de los vikingos

Los vikingos contaban con una sociedad muy a la germana. Tenían una vida rural con una serie de
pequeños reyes para llevarlas y un jarl o conde al frente de un grupo de estos reyes a modo de superior. Como
estructuras administrativas, contaban con una asamblea de guerreros, llamada thing.

En el aspecto económico, se basaban en el desempeño del sector agrícola y ganadero, con una gran
importancia de la pesca al habitar lugares cercanos a la costa. Tampoco estaban exentos de ser buenos orfebres
y herreros.

En cuanto al tema religioso, los vikingos desempeñaban una religión politeísta, basada en el culto a
numerosos dioses a cuya cabeza se encontraba el gran Odín, padre de Thor, que reinaba sobre los nueve reinos
del Yggdrasil desde su trono en Asgard. Era un panteón con una gran vocación guerrera, como se puede
observar en la literatura nórdica –la Völuspá o Profecía de la Vidente es uno de los textos principales del mundo
religioso vikingo, en el que se cuenta que el fin de los tiempos vendrá a modo de una gran batalla, el
Ragnarök–. Esta sociedad divina tenía aspectos bélicos tan importantes como las Valquirjas, vírgenes guerreras
que luchan a favor de Odín y que encaminan las almas de los muertos en combate hacia el Valhalla, el gran
palacio donde esperarán comiendo y bebiendo hasta que llegue el Ragnarök. Para contentar a estos dioses
existían varias formas de sacrificio que contemplaban el verter sangre humana.

En cultura, la transmisión oral de los cantares, leyendas y ciclos épicos vikingos


se hacía a través de la lengua Norse. Ya un poco más avanzados en el tiempo, esta
tradición se puso por escrito a través de un simple lenguaje a base de runas –cuyo
origen divino tiene que ver con Odín perdiendo un ojo–. Las escrituras medievales
más importantes en lenguaje de runas son las dos Eddas escritas para plasmar el
mundo mitológico nórdico, la Edda Menor –también llamada Edda Prosaica– escrita
por Snorri Sturluson y la Edda Mayor –o Edda Poética–, de autor desconocido. Ambas
compilaciones constatan la fuente más amplia y completa de mitología nórdica y
leyendas heroicas germanas de las historia.

b) Causas y características de la expansión

Una de las primeras causas en las que debemos pensar es en la acción del comercio como factor
impulsor de la expansión vikinga, ya que al ampliar las redes comerciales se hacía necesaria la ampliación de
las fronteras del mundo normando.

En segundo lugar debemos pensar en que la sociedad tan jerarquizada del mundo vikingo impedía que la
mayoría de los hombres tuvieran la capacidad de prosperar debido al monopolio del poder que ejercían los jarls
y los reyes menores. Es por este motivo, unido al factor cultural de la sociedad guerrera que eran los vikingos:
aquellos con gloria y riquezas tenían más sencillo el ascender en la escala social y unirse a las familias de
poder. Es por esto por lo que se forman grupos de hombres libres que ven en las incursiones en tierras
extranjeras una oportunidad de regresar a territorios vikingos llenos de gloria.

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Una de las últimas causas es la anteriormente mencionada acumulación de poder en manos de ciertos
jarls y reyes, que logran expulsar a sus iguales al exilio –podríamos hablar de exilio político–. Estos exiliados
parten hacia tierras extranjeras con la intención de conseguir las riquezas suficientes como para volver y plantar
cara a aquellos que les expulsaron, pero la realidad es que muchos de ellos se quedan en tierras nuevas y no
regresan nunca a sus ciudades y ambientes natales.

Como un breve paréntesis, hay que citar que las incursiones normandas eran arriesgadas y estaban
acompañadas de una alta tasa de mortalidad y fracaso. El éxito y la facilidad de las primeras expediciones
hicieron que se multiplicaran las incursiones, aunque, de manera paralela, la resistencia opuesta por los reinos
atacados iba creciendo de manera exponencial.

Como última causa de la expansión vikinga, hay que


citar el grandioso desarrollo de la tecnología naval y de los
sistemas de navegación. Para empezar, desarrollaron un tipo de
barco extremadamente avanzados para la época, los llamados
långskip –aunque había diferentes modelos dependiendo del
tipo de prestaciones que se quisieran– o comúnmente llamados
drakkar en honor a los mascarones en proa y popa en forma de
dragón. El modelo general es que eran barcos con multitud de
usos; servían para la guerra, para viajes e incluso de uso
funerario –como es el caso del Barco de Oseberg–. Se
propulsaban mediante remos y una vela de forma cuadrada y
estaban dotados de un calado bajo para poder remontar ríos y
ser mucho más maniobrables y estables. A medida que las
incursiones normandas navales tuvieron éxito, los navíos se fueron perfeccionando, hasta el punto en que
pasaron a ser el modelo de barco predominante en el Mediterráneo hasta el s. XII –teniendo una duración más
larga que la propia Era Vikinga–. Sobre los tripulantes de estos navíos hay que decir que eran expertos en el arte
de la navegación, conociendo mareas, costas y tenían una capacidad extraordinaria para guiarse por mar abierto.

c) La expansión vikinga

La verdadera expansión vikinga comienza en el s. VIII –citamos el año 793 como el año de comienzo de
la Era Vikinga debido al ataque que realizaron contra el monasterio de Lindisfarne, en Northumbria–. Fue una
expansión en varias modalidades, aunque por lo general eran ataques rápidos y muy violentos –la estrategia que
los normandos llevaban a cabo se conoce como strandhögg–. Conllevó una propagación del terror en general –
de hecho, uno de los rezos más comunes en esta época era de furore normannorum, libera nos, Domine–. Por lo
general, los normandos buscaban enfrentamientos sencillos, sin luchas abiertas, ya que si los atacados
presentaban algún tipo de oposición organizada, los vikingos solían salir perdiendo siempre.

Una manera sencilla y rápida de enriquecerse fue poner en práctica el cobro de rescates, ya fuera de
personas, objetos o ciudades enteras puesta sitio, además del hecho de exigir unos tributos, de los cuales uno de
los más importantes fue el Danegeld –el tributo de los daneses–.

Los territorios que colonizaron los poblaron mediante la unión con mujeres nativas o directamente
lavando a sus propias mujeres hasta las tierras conquistadas.

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Dentro de los propios movimientos expansionistas de los normandos, diferenciamos entre los tres
pueblos que más movimientos presentaron:

– Los noruegos. Llevaron a cabo su expansión por las islas que tenían justo al frente de su tierra de
origen, ampliándose a las islas de Shetland, Orcadas, Hébridas y Feroe –todo ello hacia fin. s. VIII–.
Posteriormente atacaron Britania, instalándose al noroeste de Escocia, norte y noroeste inglés e Irlanda. Entre
sus ataques también se encuentra el propio Imperio Carolingio.

En el 860 descubren Islandia e instalan una colonia permanente en


la zona. En el 982, estos islandeses van más al oeste y se topan con
las verdes costas de Groenlandia, donde establecen otra colonia
que perdurará hasta el s. XIV. En el 992, el caudillo Islandés tras el
descubrimiento de Groenlandia, Erik el Rojo, lleva a cabo una
incursión más hacia el oeste, descubriendo Vinland, en
Norteamérica y estableciendo contacto con los habitantes de la
zona, los skrælingjar. Forman una colonia en Terranova, aunque
ésta tiene una duración muy breve –de apenas cinco años–. Erik el
Rojo, por tanto, podría decirse que fue el que primero puso pie en
el nuevo continente, pero para el verdadero descubrimiento habrá
que esperar a los múltiples viajes de Cristóbal Colón y a las expediciones castellanas del s. XVI.

– Los daneses. Tienen como frontera al Imperio Carolingio, contra el que ejercerán una política muy
conquistadora y guerrera –uno de los episodios que podríamos citar es el asedio que sufre la ciudad de París en
el 885 durante el reinado de Carlos el Simple–. También irán contra Britania (s. IX). A finales del s. IX se
instalan en la desembocadura del Sena, donde inician el asentamiento de Normandía. En e 912 tiene lugar un
hito clave en la historia de los daneses: el caudillo Rollo se cristianiza bajo el dogma católico y se hiciera
vasallo del monarca, con la intención de que el antes mencionado Carlos legitimizara el asentamiento de
Normandía, que a partir de ahora sería considerado como un ducado del reino franco.

– Los varegos. También llamados suecos, fueron un pueblo guerrero y saqueador, aunque con una
voluntad mucho más orientada hacia el comercio. Su zona de expansión se centra en el Báltico y el norte de
Rusia, la cual invaden desde el s. IX, cuando ésta estaba habitada por fineses y eslavos. Fueron los que dieron
nombre al país, llamada la tierra roja en metáfora a los rojos cabellos de los habitantes autóctonos.

Tras su asentamiento se convierten en una aristocracia guerrera, fundando ciudades nuevas como
Novgorod. En su avance hacia el sur van fundando factorías hasta alcanzar Kiev a fin. s. IX, unificando ambas
zonas en un corredor mientras sufrían un proceso de eslavización. Una vez asentados en Kiev, ponen sus miras
en el Imperio Bizantino con la intención de tomar Constantinopla, labor en la cual fracasan, lógicamente. Tras
esta primera toma de contacto hostil con Bizancio, establecen relaciones comerciales, de las cuales toman una
grandísima influencia. Esta influencia bizantina es la que hace que el caudillo Vladimir I se convierta al dogma
ortodoxo en el 998.

La combinación de gentes y culturas es el factor detrás del génesis de la Rusia medieval, conocida
históricamente como la Rus’ de Kiev.

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d) El final de la Era Vikinga

Como causas de la desintegración del movimiento expansionista vikingo podemos citar la aparición de
los tres reinos independientes que se generan a partir de la toma de territorios: Dinamarca, Suecia y Noruega,
que estarán por encima del resto de territorios. Otra de las causas es la creciente cristianización de los paganos
normandos.

IV. Consecuencias

Las consecuencias de las invasiones normandas son muy amplias, aunque podríamos citar la
desaparición del Imperio Carolingio como la más pesada de ellas junto con la inmensa pérdida del patrimonio
cultural occidental que se había mantenido intacto hasta la fecha.

A la par, provocan perjuicios en el mundo rural. Dan lugar al proceso de encastillamiento de la


población, la cual se concentra en lugares bien protegidos y bajo el amparo de un señor feudal, lo que hace
acelerar el proceso de feudalización en Europa. También provocan estragos en las ciudades, aunque esto tiene
efectos secundarios positivos, como es la reconstrucción de las murallas y el hecho de que los grandes poderes
señoriales se trasladaran a las urbes, concentrando el poder en las mismas.

La Iglesia quedará profundamente tocada, sobre todo los monasterios, creando efectos psicológicos de
terror y una conciencia de culpa y autocastigo. Esta es la mentalidad que impulsa las grandes reformas católicas
del s. X.

En el ámbito económico se dinamiza el comercio, ya que los saqueos, tributos y rescates ponen en
circulación bienes y una cantidad grande de moneda, lo que favorece el flujo del líquido monetario. Del mismo
modo, conecta territorios que hasta ahora estaban aislados, como es el caso de Kiev.

A pesar de que los normandos no tenían como intención primera la toma de territorios nuevos, hay
ciertos lugares cuya historia quedó tocada de por vida por la acción de estos pueblos en sus tierras. Tal es el
caso de Sicilia –ocupada hasta hace relativamente poco–, Hungría, Inglaterra, Normandía y Rusia.

7.2 La fragmentación de la Europa post-carolingia: los principados regionales

Tras la caída del Imperio Carolingio, Europa quedó dividida en cuatro grandes espacios territoriales, en
cuyo mando quedaba un heredero de la dinastía carolingia elegido por la aristocracia y controlado por la misma.
Esta aristocracia estaba formada por duques, condes, vizcondes y herederos de cargos anteriores –ahora
privatizados y hereditarios– y estaba unida por lazos de fidelidad variables dependiendo del espacio en que se
dieran –en el norte de Europa se ofrecía la fidelidad a cambio del mantenimiento en el cargo y protección,
mientras que en el sur tan sólo se pedía la protección a cambio–. Este juramento de fidelidad se realizaba
mediante el ritual típico del Imperio Carolingio. El poder que ejercía esta aristocracia se extendía a muchos
ámbitos, como ciudades, palacios rurales, fortalezas, monasterios y grandes latifundios.

El poder que desarrollaban duques y condes debía ser compartido con los señores locales en una especie
de simbiosis, ya que los grandes aristócratas necesitaban un seguimiento y control del pueblo; por otro lado, los
señores locales veían en la aprobación de estos duques y condes el visto bueno para su mantenimiento en el
cargo. De esta manera, se crea una estructura piramidal en la que se reparten las tierras, los bienes, rentas,
justicia, fieles, etc; por este método, los vasallos del rey –aristócratas como condes o duques– crearon sus
propios vasallos, que a su vez crearon los suyos propios.
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7.3 El reino de Germania y la restauración del Imperio: los Otones (888-1024)

Fue un reino formado por varios ducados, entre los que se incluyen Sajonia, Franconia, Turingia,
Suabia, Lorena y Baviera. La monarquía de este reino se mantuvo más fuerte que en otras regiones europeas, ya
que contaba con la capacidad y los recursos para controlar a los duques subordinados. Se trataba de una
monarquía electiva.

I. Otón I y el Imperio Germánico (936-973)

A principios del s. X, la dinastía de los duques de


Sajonia accedió al trono de Germania de la mano de Otón I
el Grande, de mano firme y con un gran control. Logra
frenar el avance magiar en la batalla de Lechfeld del 955 y
extiende su poder al reino de Borgoña-Provenza por vía
matrimonial, mientras que toma el control de Italia por vía
militar. Recupera la política cesaropapista anterior que,
unida a una nostalgia imperial, hacen que en el 962 sea
coronado emperador por el papa Juan XII. Supone una
restauración del Imperio Carolingio y el nacimiento de lo
que se conoce hoy en día como Sacro Imperio Romano
Germánico (Reich), con un kaiser a la cabeza. Este Sacro
Imperio se mantiene hasta el s. XV con la entrada de la dinastía de los Habsburgo y hasta principios del s. XIX,
cuando lo conocemos como Imperio Austro-Húngaro.

Este Imperio va a ser considerado como la máxima potencia y autoridad política del occidente cristiano,
aunque no se le reconozca el poder ni la autoridad por parte de los reyes.

II. Otón II (973-983) y Otón III (983-1002)

Otón II va a establecer una serie de políticas de acercamiento con el Imp.


Bizantino, ya que su propia mujer era bizantina. Establece una orientación
italiana para el Imperio: se acentúa el interés por dominar la península itálica al
completo, dada su gran ventaja estratégica, política y económica. Esta
orientación se mantiene hasta el s. XIII.

El sucesor de Otón II, Otón III es mucho más culto que sus dos
antecesores, por lo que es el padre de lo que podemos denominar Renacimiento
Otoniano, con intelectuales de la talla de Gerberto de Aurillac –maestro de
Otón III, quien lo nombrará Papa bajo el nombre de Silvestre II, en un alarde de
comportamiento cesaropapista–.

Por otra parte, Otón III amplía la influencia imperial en oriente, a territorios como Polonia, Bohemia y
Hungría –en este territorio será clave la acción de Papa y rey, ya que son los responsables de la coronación de
Esteban I de Hungría–. Así mismo, se le atribuye la puesta en marcha de una nueva doctrina imperial; una
nueva forma de ver el Imperio. Esta doctrina recibe el nombre de Imperio Cósmico, según la cual Imperio y
Emperador son el centro mismo del Universo y a su alrededor basculan el resto de territorios y cargos.

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Para terminar con este monarca, tanto él como Silvestre II son los protagonistas del año 1000; el cambio
de milenio. Las grandes corrientes mileniaristas de la Edad Media no tuvieron base fehaciente, ya que no se ha
podido demostrar que grandes terrores asolasen el mundo conocido.

En el año 1024 se pone fin a la dinastía otoniana, empezando una época nueva para el Imperio: la época
Plenomedieval había comenzado.

7.4 El reino de Francia: la instauración de la dinastía Capeto (888-1031)

En este territorio hay una monarquía muy debilitada por la aristocracia local, en parte por culpa de que
el rey ya no puede otorgar cargos por el hecho de que éstos han sido privatizados. De esta manera, el reino se
divide en varios territorios dominados por la nobleza.

– Ducados: Bretaña, Normandía, Borgoña, Aquitania y Gascuña.

– Condados: París, Champaña, Flandes –anterior Frisia–, Anjou,


Tolosa y Barcelona.

Los monarcas pierden por completo el contacto con los territorios


más al sur, que comienzan a desarrollarse de manera autónoma e
independiente. Podemos distinguir dos ámbitos culturales distintos: al
norte un entorno franco-francés y al sur uno provenzal u occitano. En
la medida de lo posible, los monarcas se apoyan en obispos y abades
para afianzar su poder. Sin embargo, hasta fin. s. X hay una pugna por
el trono entre los últimos carolingios y los condes de París. Esta
guerrilla acaba en el 987, cuando Hugo Capeto, conde de París, se
entroniza. Se instala por tanto la dinastía de los Capeto, que perdurará hasta prin. s. XIV.

Huelga decir que la dinastía de los Capeto domina una Francia muy debilitada, en la que su rango de
alcance comprende París y poco más, ya que los alrededores están dominados por la nobleza. Esta aristocracia
será la protagonista de una serie de guerras privadas, las Guerras Feudales.

7.5 Britania: anglosajones, daneses y escotos (s. VIII-1066)

I. La hegemonía de Mercia (s. VIII)

Mientras que en los ss. VI-VII la hegemonía de Britania pertenecía al reino de Northumbria, durante el
s. VIII le toca el turno a Mercia, más concretamente con la figura real del rey Offa († 796). Este monarca lleva
acabo una política parecida a al de los carolingios: reorganiza la Iglesia, renueva la administración, regulariza la
moneda, etc. Es también importante mencionar que introduce un nuevo título real, el de Rex anglorum, aunque
habrá que esperar a que el término pueda ser usado con razón.

II. El reino de Wessex y las invasiones danesas: Alfredo el Grande (865-980)

A partir del s. IX la historia inglesa se tiñe de oscuro a causa de las invasiones de daneses. La
hegemonía en este siglo pasa de los anglos a los sajones, más concretamente al reino de Wessex.

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En el 865 se inicia una conquista danesa de Inglaterra, entre los que se incluyen a caudillos menores con
bastante renombre, como es el caso de Ragnarr Loðbrók Sigurdsson. Debido a esta invasión desaparecen la
mayor parte de los reinos sajones excepto Wessex. El mantenimiento de Wessex y el hecho de que no fuera
absorbido por los daneses se debe a la figura del legendario monarca Alfredo el Grande. Este monarca guerrero
logra poner freno al avance danés gracias a la reorganización del ejército y la construcción de grandes burgos
fortificados –aprovechando que los vikingos no eran muy duchos en eso
de planificar un asedio prolongado–, además de poner en funcionamiento
la flota británica.

De esta manera, Inglaterra queda dividida en dos:

– El Danelagen, en el centro-este, zona colonizada por los daneses


y cuyas huellas perduran aún.
– Wessex, en el centro-sur, que incluía parte de Mercia.
A su muerte, sus sucesores van recuperando el Danelagen mientras
que los invasores van asimilándose e incluyéndose en tierras inglesas.
Este proceso culmina gracias a la cristianización de los paganos y cuando
Wessex termina tomando el Danelagen entero y su rey, Athelstan, se
proclama rey de anglos y sajones.

En referencia al tema cultural, Alfredo el Grande era un hombre


muy culto que promovió la protección del patrimonio tanto clásico como coetáneo a su época, labor que le fue
encargada a los monjes de los monasterios.

En cuanto a la organización del territorio, se dividía en condados con varios niveles de jurisdicción: a la
cabeza y con el máximo poder se encontraban los earldormen, mientras que el ámbito judicial y fiscal recaía en
los sheriff. Por último, por debajo de los earldormen se encontraban los theng o pequeños aristócratas. En
cuanto a la estructura eclesiástica, el papel fundamental lo desarrollaban los obispos.

III. La Inglaterra anglo-danesa (980-1066)

En el 980 se produce una nueva oleada de conquistas por parte de los daneses, pero esta vez ya no son
tan desorganizados como en las ocasiones anteriores, ya que estas expediciones están a cargo de los propios
reyes del reino de Dinamarca, que por otro lado ya había madurado lo suficiente. A partir de estas segundas
incursiones, Inglaterra queda incluida al reino de Dinamarca, conformado por la propia Dinamarca, Inglaterra,
Noruega y el sur de Suecia. El monarca más importante de este pseudo Imperio Danés fue Knut el Grande
(1017-1035).

Esta sociedad anglo-danesa inicia un primer proceso de feudalismo, aunque no tiene nada que ver con el
que se está desarrollando en Francia en el mismo tiempo.

Con la muerte de Knut en el 1035 se produce la fragmentación del Imperio y el regreso de los reyes
anglosajones exiliados. Con esto, Inglaterra recupera su poder gracias a la figura de Eduardo el Confesor
(† 1066).

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IV. Las tierras del norte: del reino de Alba al reino de Escocia (ss. VII-XI)

En el norte de Inglaterra se produce un desarrollo en paralelo de varios pueblos, entre los que incluimos
a los escotos, pictos y britanos. Entorno al s. VIII se da una hegemonía de pictos y escotos, bajo la cual se da un
monarca importante para su desarrollo, Kenneth I, que logra aunar a ambos pueblo y declararse primer rey de
Escocia, aunque lo más correcto sería decir que el primer monarca escocés auténtico fue Donald II (889-900),
rey de Alba, una forma previa de denominar a Escocia.

7.6 Los reinos hispanos (711-1035)

Podemos fechar el año 711 como la causa principal del despegue militar y social de los reinos hispanos,
ya que se responde a la invasión musulmana de la península, lo que despertará, en pocos años, uno de los
capítulos más importantes de Hispania: la Reconquista.

I. El reino de Asturias

Está formado por satures, cántabros


y refugiados visigodos que huyeron al
norte. En el 722 tiene lugar el hecho que
hace despegar a este reino –aunque en
realidad fue una pequeña escaramuza, será
contada como una batalla épica–: la batalla
de Covadonga, protagonizada por don
Pelayo, que se impondrá como primer rey
de Asturias, cuya capital queda en Cangas
de Onís. En años posteriores se da un
avance al sur gracias a los papeles de
monarcas como Alfonso I y Alfonso II, lo
que explica el cambio de capital a Oviedo.
Durante estos años se da un auge cultural y
espiritual, marcado por la vida y obra de
Beato de Liébana –escritor del Comentario
al Apocalipsis– y por el descubrimiento en
el 814 del sepulcro del apóstol Santiago en
Finisterre, que inicia el culto al santo y la peregrinación a su sepulcro. Santiago se convertirá en el patrón de
España. Destaca la construcción de iglesias importantes, como San Miguel del Lillo o Santa María de Naranco
–que fue un antiguo palacio–.

La máxima expansión del reino de Asturias llegará con Alfonso III el Grande († 910), que establece la
frontera en la línea del Duero y traslada la capital a León, dando lugar a la concepción del reino asturleonés –
aunque pronto la participación de Asturias vaya menguando–. Se desarrolla la idea de que son herederos de la
cultura visigoda, por lo que se pone en marcha todo un movimiento identitario que legitimiza las acciones de la
Reconquista, conocido como el Neogoticismo o Neovisigotismo.

Durante la segunda mitad del s. X se dan varias disputas por el poder que acaban con la escisión de dos
condados, el de Portugal, que se transforma en reino en el s. XII, y el de Castilla, que lo hace en el s. XI. Como
dato que nos sitúe en el tiempo, es la época dorada del Califato de Córdoba de Abderramán III, que, con ayuda
de Almanzor, destruyó y saqueó capitales políticas y espirituales como León en el 988 y Santiago en el 997.
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II. El reino de Pamplona

Se encuentra en la órbita carolingia, poblado de vascones. Se consolida como reino entre los ss. IX-X a
manos de la familia de los Garcés. La capital poítica quedaba en Pamplona, mientras que la capital religiosa
quedaba en San Salvador de Leire y en san Millán de la Cogolla.

Amplían sus dominios hacia El Valle del Ebro, anexionando Aragón en el s. X. No están exentos de
sufrir los ataques de Almanzor, aunque logran ejercer una hegemonía sobre el resto de los reinos con el
monarca Sancho III el Mayor († 1035).

III. Los condados aragoneses

Desde el s. X, Aragón adquiere el mayor peso de los condados pirenaicos centrales –Sobrarbe,
Ribagorza, Pallars y Aragón–. Con capital en Jaca y capital espiritual en San Juan de la Peña. A princ. s. X se
unen al reino de Pamplona, aunque mantienen su personalidad y cultura.

IV. Los condados catalanes

El condado principal es el que corresponde a Barcelona, que fue tomada en el 801. Fue habitada por
refugiados visigodos, francos y nativos de la zona. Se organizaba en condados –apodada la Cataluña Vieja–. A
med. s. IX la crisis carolingia hace que los cargos se privaticen, formando una coalición de estos condados bajo
el mando del conde de Barcelona en manos de Vilfredo el Velloso († 897). Su centro religioso es Santa Maria
de Ripoll. Tampoco están exentos de los ataques de Almanzor, que destruye y saquea Barcelona en el 985.

7.7 La evolución de los pueblos eslavos

A medida que se van cristianizando, forman


entidades políticas perfectamente definidas que van
conformado la Europa oriental.

– Croatas. Crean un primer reino (s. IX) bajo el


cristianismo occidental.

– Serbios. Son eslavos balcánicos con influencia


búlgara y bizantina. No forman una estructura
política completa, pero sí que se añaden al
cristianismo ortodoxo.

– Eslovenos. Situados en Carintia, tampoco


conforman una entidad propia y se añaden al
catolicismos occidental.

– Moravos. Situados en Moravia es el grupo más importante. Bajo la órbita del Imperio Carolingio se
crea el ducado de Moravia, posteriormente amplían sus territorios y se convierten en la primera potencia eslava.
A med. s. IX basculan hacia Bizancio, por lo que se explica su conversión al cristianismo ortodoxo, aunque a
finales del mismo siglo, al convertirse en la máxima potencia –llamada la Gran Moravia– se convierten
finalmente al cristianismo occidental. En una etapa final (s. X) son destruidos por sus vecinos los magiares.

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– Bohemios. Están bajo una gran
influencia germana. El personaje fundador es
Wenceslao, que muere en el 922 y es quien
convierte al ducado de Bohemia al catolicismo
occidental.

– Eslavos del Báltico. Eran inicialmente


paganos que la dinastía otoniana de Germania
intentó incluir en su sociedad mediante su
cristianización, pero fracasan y se mantienen
marginados y paganos hasta el s. XII.

– Polacos. En un principio hay dos


territorios diferentes:

– Vislanos, que conforman la


Pequeña Polonia con capital en Cracovia.

– Polanos, que conforman la Gran Polonia, uno de los estados más fuertes y consolidados bajo
influencia germana. Con capital en Poznan, el resurgir de este ducado llega con el duque Boleslao I, que intentó
convertir el territorio en reinado pero fracasó y continuó siendo ducado.

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TEMA 08. IGLESIA, SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL OCCIDENTE MEDIEVAL

8.1 Clérigos y monjes: la reforma monástica

Hablamos de una Iglesia poderosa, aunque aún no está centralizada en Roma, por lo que no es efectiva
por el momento.

I. El clero secular

En este ámbito nos encontramos con obispos, arzobispos y sacerdotes, que conformaban una minoría
heterogénea. Entre estos personajes, podemos distinguir varias clases episcopales diferentes y con diferentes
derechos.

– El alto clero. Conformado por obispos y arzobispos, que contaban con autoridad civil, política,
económica y religiosa, ya que dominaban y gestionaban grandes territorios. Su nombramiento dependía de los
poderes laicos –duques, condes, reyes...–, por lo que estaban ligados a éstos en relación de vasallaje.

– El bajo clero. Formado por sacerdotes de origen humilde que presentan un nivel cultural, moral y
religioso mayor que en épocas anteriores.

– Clero urbano. Comienzan una fuerte monacalización, conformando grupos cerrados que actuaban de
apoyo a los obispos, los canónigos, que a su vez se van conformando en un grupo conocido como cabildo.

Por lo general, había nuevas iglesias, aunque se mantenían aquellas de origen privado. En esta etapa, las
iglesias atraen a un gran número de fieles, lo que está detrás del origen de muchos poblamientos. A pesar de
esto, todavía no existen las parroquias

II. El clero regular: la reforma monástica de Cluny

El clero regular está formado por monjes que siguen las directrices de una norma litúrgica, que en
muchas ocasiones se caracteriza por la ausencia total de bienes. Debido a esta perfección en la fe, se observa
una gran clericalización de los monjes, es decir, son ordenados sacerdotes.

La proliferación de monasterios en esta época responde a varias razones:

– Espirituales. Los monjes que habitan un monasterio rezan por la familia fundadora de dicho edificio,
convirtiéndolo en panteón por el hecho de acercarlo a una vida más divina por medio de la oración continua.

– Religioso-social. Eran el destino de muchos miembros de la aristocracia que no podían tener un cargo
en la vida aristócrata social, por lo que pasaban a engrosar las filas del episcopado. Por otro lado, hacían de
retiros para muchos miembros importantes, como reyes o viudas.

– Permitían conservar el prestigio de la familia fundadora así como su memoria cuando éstos ya habían
fallecido.

– Político-religioso. Permite sacralizar un territorio en propiedad y ampararlo bajo la protección de un


santo o virgen divina.
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– Económica. Los monasterios actúan como verdaderos centros de comercio y producción, ayudando a
dinamizar la economía.

En el s. IX se produce un auge monacal como resultado de la reforma carolingia llevada a cabo por
Benito de Aniano con la intención de extender la regla de san Benito a todos los monasterios carolingios, de
manera que los monjes benedictinos son los que marcan la pauta a seguir por el resto de religiosos. En esta
época, los monasterios son víctimas de las segundas invasiones, así como de un control extremo de la
aristocracia o los obispos. Esta situación de descontento junto con las repetidas destrucciones de monasterios y
los desplazamientos que debían realizar los monjes para salvar sus vidas acaban por desarrollar un deseo de
reforma generalizado, aunque son estos monásticos quienes primero lo llevan a cabo. Esta reforma se basa en
una serie de prácticas.

– La reforma de monasterios.

– La expansión de la vida monástica, no sólo al sector del episcopado, sino a toda al sociedad.

– Mejorar la vida religiosa y, por tanto, desprenderse del control laico.

Quienes inician esta reforma son, a pesar de que sea extraño, duques, monjes y obispos, que fundan los
primeros monasterios libres del dominio laico, es decir, que sólo responden ante las órdenes de Roma. De estos
monasterios hubo varios, pero sin duda el que más trayectoria tuvo fue el de Cluny, una abadía fundada en
Borgoña por el duque Guillermo de Aquitania en el 910. La finalidad de los cluniacenses era purificar la
religión mediante la mejora de la regla de san Benito. De este monasterio destacan varios abades:
Bernón → Odón → Odilón.

Dentro de la orden, los cluniacenses desarrollan una variante especial de monacato, caracterizada por
varias reglas:

– El hábito de los monjes es completamente negro –llegó el punto en el que los cluniacenses eran
conocidos como los monjes negros–.

– Daban mucha importancia a la liturgia y a los rituales cristianos, los cuales eran muy solemnes y
pomposos. La práctica religiosa ocupaba unas siete horas del día de los monjes.

– Defendían una ascesis moderada.

– El trabajo que realizaban era, sobre todo, intelectual.

– Daban mucha importancia a la decoración de los monasterios, ya que los tomaban


como la casa De Dios y todo lujo era poco para honrarlo.

Abad de
Los monjes cluniacenses seguían unas pautas feudales de jerarquía, comportamiento que
Cluny
se explica por el hecho de que la mayoría de ellos provenían de familias nobles y reproducían
el modelo de su entorno social. Cluny fue primero una abadía que más tarde se fue
extendiendo por el territorio, fundando varias casas que seguían una estructura
Sucesor
Sucesor
Sucesor
feudal.
(en vasallaje) (en vasallaje) (en vasallaje)

Prior Prior Prior Prior Prior Prior !72


Es importante señalar que toda abadía es un monasterio, pero no todo monasterio es una abadía
–entendido como que puede ser un priorato, como en el caso de los vasallos de Cluny–.

Gracias a esto, el Imperio monástico de Cluny se extendió hasta el s. XII, siendo los causantes de la
expansión del arte románico por Europa. Sin embargo, esta extensión tuvo una serie de consecuencias.

1. El monje se consolida como modelo cristiano a seguir, lo que provoca el aumento de la popularidad
del cargo y por tanto una subida en el número de cabildos.

2. Se difunde la idea del celibato como indispensable para una vida religiosa pura y completa. Hasta
entonces, no estaba mal visto que un monje se relacionara de manera carnal con mujeres, es más, algunos hasta
vivían en su compañía.

3. Se difunden los obispos con origen monástico e incluso algún Papa con el mismo origen.

4. El papel del monje cala a toda al sociedad, convirtiéndose en el modelo universal a seguir.

8.2 La maduración de una sociedad señorial

La sociedad que madura en esta época es de corte feudal y está dividida en dos grupos con diferentes
derechos y deberes.

1. Ciudadanos libres. Poseen tierras y derechos variados. Están conformados por una minoría de duques
y condes que tienen en relación de vasallaje a la mediana y pequeña aristocracia, que a su vez tiene como
vasallos a los guerreros.

2. Ciudadanos no libres. Son subordinados de los ciudadanos libres.

La dominación de la ciudadanía libre combinaba el poder territorial y la autoridad. Llevaban una vida
ostentosa con muchos gastos –la mayoría de ellos en comida, de ahí que empezaran a conocerse como lords,
que se traduce como el que alimenta– y practicaban la guerra. Respecto al tema bélico, en época carolingia
comienza a desarrollarse la táctica a caballo, por lo que comienza a asimilarse como un rasgo de la nobleza.
Estos guerreros montados se denominaban milles o caballarius, que evoluciona al conocido caballero.

Desde fin. s. IX comienza a aumentar el número de torres y castillos –que se da hasta el s. XIII– a causa
de las continuadas invasiones, ya que actúan como elementos de dominación social y política. La construcción
de estos edificios pasa a transformar el paisaje y a verticalizarlo.

8.3 La vida socio-económica

I. La población rural

Es un mundo aún muy ruralizado donde el poder del individuo se basa en las tierra. La mayoría de los
habitantes son campesinos en asentamientos rurales dispersos. La dominación en materiales constructivos la
tiene la madera, debido a la escasez y elevado coste de la piedra.

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A partir del s. VIII hay un crecimiento demográfico que obliga a llevar a cabo un reagrupamiento rural.
La vida de estos campesinos se rige por las horas de luz, mientras que el tiempo está marcado por las
actividades agrícolas, que condicionan el calendario litúrgico. El tiempo del día a día está marcado por las
campanas.

II. La economía agraria

Podríamos describir la economía como una agraria de subsistencia bastante rudimentaria, con una
predominancia del uso del arado romano. El utillaje sufre algunas mejoras entre los ss. IX-X, aunque habrá que
esperar al s. XI para que se difunda de verdad. El tipo de cultivo que se practicaba era bastante diverso, aunque
el más extendido –sobre todo en el Mediterráneo– era la trilogía del cereal, vid y olivo. Los cultivos se llevaban
a cabo bajo la rotación bienal –que consistía en partir la tierra cultivable en dos y, mientras una mitad se cultiva,
la otra se deja en barbecho un año–. Esta práctica agrícola se complementaba con la explotación forestal, ya que
en tiempos de escasez, el bosque proveía madera y alimento y con la artesanía doméstica no especializada –
habrá que irse a urbes y monasterios para encontrar una artesanía más definida y especializada en gremios–.

Por lo general, la economía era de subsistencia: siempre estaban al borde de la carestía, pero no había
hambrunas generalizadas ni extendidas por períodos largos de tiempo. Para una verdadera mejora de la
producción agraria habrá que esperar al s. X.

III. El campesinado y las formas de explotación

Se consolida la gran propiedad rural en manos de reyes,


aristócratas, obispos y monasterios bajo la forma de una extensísima
masa de tierra, la villa carolingia. Ésta tenía dos zonas bien
Saltus Ager diferenciadas.
Reserva

– Saltus. Era la zona silvestre sin tratar


Curtis o Palatium
Mansos
– Ager. Comprendía las zonas dominio del terrateniente, a su vez
dividido en varias zonas.

– Reserva. Era la explotación privada del latifundista, la


cual era explotada por los vasallos directos del señor.

– Curtis o palatium. Era la residencia del latifundista, habitada por trabajadores domésticos y
siervos ministeriales que gestionaban el domicilio. Éstos trabajadores tenían una gran capacidad de promoción
social, gracias al entorno en el que se desarrollaban.

– Mansos. Eran explotaciones entregadas a familias campesinas en calidad de usufructo hereditario.


Incluían la casa, las tierras cultivables, una huerta y el derecho a usar el bosque y los pastos. A cambio de esta
entrega, se comprometían al pago de unas rentas –ya fuera en dinero o en productos cultivados– y al trabajo
durante unas jornadas en la reserva señorial (corveas o sernas). El trabajo en la reserva era siempre un
impedimento para las familias, ya que las alejaba de sus propias tierras, minimizando sus ganancias. Había dos
tipos de manso:

1. Mansos libres → Se le entregaba a familias libres, eran más grandes, con mejor utillaje y con menos
obligaciones para con el latifundista.
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2. Mansos serviles → Se le entregaban a siervos, eran más pequeñas y con peor utillaje, aparte de estar
sometidos a mayores cargas y más días de trabajo en la reserva señorial.

Entre los ss. VIII-IX, la gran villa carolingia va fragmentándose poco a poco, formando los famosos
señoríos jurisdiccionales.

Aparte de este sistema, existían una serie de tierras libres que no dependían ni respondían ante nadie: los
alodios. Estas tierras sufrían un gran acoso por parte de los grandes señores, como los monasterios, duques o
condes. La realidad tras sus existencia es que, poco a poco, van siendo fagocitados por los más poderosos, hasta
que las pequeñas y medianas tierras sin cargas se ven añadidas a sus latifundios.

Por otro lado, el sistema esclavista desaparece como tal en la Alta Edad Media, ya que la mayoría de
esclavos han pasado a ser siervos. Sin embargo, la esclavitud sigue existiendo, siendo éstos –paganos y paganos
comprados–, siendo la base de esta esclavitud los eslavos paganos.

IV. La actividad comercial

Existe un comercio local a pequeña escala organizado por las villas, los monasterios y las ciudades.
Sabemos que en estos entornos había agentes comerciales profesionales que se dedicaban al comercio de
manera activa, que básicamente se agrupan entorno a las ciudades, facilitando el resurgimiento de las mismas.

Existe un comercio a larga escala, aunque está menos extendido. Este tipo de comercio hace que
aumenten las factorías costeras y las ferias, ambos lugares de venta al por mayor. Mientras, también aumenta el
número de mercaderes, siendo éstos en su mayoría frisios, anglosajones, escandinavos y judíos. Se puede
observar un repunte en la demanda de productos de lujo, agudizado por la ostentosa forma de vida de la
nobleza.

Las principales zonas comerciales eran las rutas fluviales, el Báltico y Atlántico –zona de dominio
escandinavo– y la zona del Mediterráneo –de dominio italiano–.

V. Los cambios monetarios

Estos tiempos presentan también un aumento en el flujo de la moneda,


poniendo en marcha una reforma monetaria que pone en uso el sistema
monetario carolingio, una unificación monetaria basada en el antiguo sistema
monetario romano. Constaba de una moneda de plata –el dinero, antiguo
denario–, el óbolo y dos monedas de oro –el sueldo, antiguo sólido y la libra,
ambas monedas de cuenta, es decir, que se usaban para llevar cuentas y apenas
circulaban–. Un sueldo equivalía a doce dineros, mientras que una libra
equivalía a veinte sueldos y por tanto a doscientos cuarenta dineros.

Las consecuencias de la puesta en marcha de este sistema monetario fueron variadas.

– La moneda se unificó en casi todo Occidente, con excepción de Italia, que circulaba en el sur con
moneda bizantina, e Hispania, que bajo dominación musulmana funcionaba con el dinar y el dirham.

– Permite agilizar el uso de la moneda, lo que ayuda a la expansión del comercio.

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– Perdura hasta los ss. XVIII y XIX, llegando incluso a principios del s. XX.

– Algunos reyes pierden el monopolio de la acuñación de monedas –regalía–, como es el caso de


Francia, donde hay obispos y nobles que acuñan la suya propia.

– Las Segundas Invasiones favorecen la acuñación de moneda, ya que se ponen en circulación


numerosos tesoros religiosos que, o se venden o bien se funden para hacer moneda.

– En el s. X se sufre una regionalización de la moneda, lo que hace que este sistema sea mucho más
complicado que anteriormente.

VI. El resurgir de la vida urbana

La planta de la ciudad es polinuclear, con varios barrios diferenciados, como es el episcopal, el condal o
barrios de mercaderes o artesanos. La población a su vez es poliactiva, es decir, se dedica a varias cosas.

A partir del s. X se observa un crecimiento en determinadas partes de Europa –el norte de Francia y
Alemania, el sur de Inglaterra, la Rus’ de Kiev, los reinos cristianos peninsulares...–. Este crecimiento e impulso
se debe, en parte, a la presencia del clero y de la aristocracia en las ciudades. Se aprecia especialmente en Italia,
una región muy romanizada que se impulsa gracias al mantenimiento de las tradiciones y estructuras romanas
imperiales. A partir de este siglo se observa un crecimiento demográfico y económico, siendo uno de los
motores principales de éste el comercio marítimo –podemos destacar varias ciudades comerciales, como es el
caso de Génova, Pisa, Amalfi o Venecia, antigua ciudad bizantina que se independiza del Imperio Oriental y
pasa a controlar el comercio del Mediterráneo oriental–.

El balance final de todos estos cambios se traduce en una recuperación económica y demográfica que
incide en una recuperación comercial y monetaria: hay un verdadero cambio de ciclo.

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TEMA 09. RESURGIR DE BIZANCIO Y FRAGMENTACIÓN DEL ISLAM (ss. VIII-XI)

9.1 El Imperio Bizantino: del repliegue al segundo apogeo

I. La dinastía Isáurica y el repliegue de Bizancio (717-867)

a) Retrocesos territoriales y cambios internos

Tenemos un imperio reducido a Córcega, Cerdeña y Asia Menor, que irá retrocediendo aún más. En la
zona italiana continúan con la presión lombarda, a la que le seguirá la presión de los contingentes francos. El
plano general del Imperio en esta época es caótico: el Papado se independiza del Imperio y se occidentaliza, el
Mediterráneo sigue en control sarraceno, los Balcanes siguen repletos de ávaros, búlgaros y eslavos y en Asia
Menor hay guerras continuas con el mundo musulmán.

En cuanto al interior, hay una serie de reorganizaciones que comportaron una ligera recuperación. El
declive de la aristocracia, por otro lado, hizo que ésta se concentrase en Constantinopla, mientras que el auge de
la aristocracia militar rural –compuesta por estrategos y estratiotas– hizo aumentar el número de latifundios.

b) Nuevos conflictos religiosos: la Querella de las imágenes

Lo que de verdad condiciona este período es un nuevo conflicto religioso: la iconoclastia.

El origen se remonta a los inicios del culto a las imágenes, que siempre había existido siempre había
estado aceptado, ya que las imágenes eran necesarias para explicar el dogma –la aceptación de las imágenes se
denomina iconodulia y es dominante en Occidente–. Esta política de aceptación estuvo apoyada por el propio
Gregorio Magno. A pesar de la aceptación, siempre hubo cristianos contrarios a la idea, ya que alentaban que
daba lugar a la idolatría de las imágenes por encima del personaje al que representan. Esta segunda actitud se
denomina iconoclastia y se desarrolla en el Imperio Bizantino por varias razones:

1. El auge del culto a las imágenes durante la crisis del s. VII.

2. Siempre hubo una corriente contraria al empleo de imágenes en las iglesias orientales, hecho que se
vio agudizado por el contacto con otras religiones que tampoco usaban dichas imágenes, como es el caso del
Islam.

3. Los monasterios eran los lugares donde se guardaban los iconos más importantes, por lo que no es de
extrañar que estos lugares aumentaran su prestigio e importancia, llegando a desvincularse de los patriarcas
bizantinos e incluso a cuestionar la autoridad religiosa del emperador.

A partir del s. VIII, los emperadores de la dinastía Isáurica se proponen retomar el poder religioso, por
lo que dan comienzo a la revuelta iconoclasta, que se divide en varias etapas.

– 726-787 (con el Papa León III). Se asume la doctrina iconoclasta como la oficial en el
Imperio y se procede a la destrucción de numerosos iconos y a la adopción de la cruz como
símbolo religioso oficial. Genera un choque directo con los monjes y con la Iglesia Occidental,
que lo categoriza como herejía. Esta aceptación provoca un basculamiento casi definitivo del
Papado hacia la zona occidental –presente también en su alianza con los francos–. El conflicto
culmina en el 787 cuando la Emperatriz Irene convoca el II Concilio de Nicea, por el cual se
!77
restaura el culto a las imágenes siempre que no se tienda a la idolatría. Como dato, este concilio es el séptimo
Ecuménico y el último concilio oficial de la Iglesia Oriental

– 815-843. Este nuevo conflicto coincide con el triunfo de las invasiones sarracenas aparte de una serie
de conflictos internos. Los emperadores imponen de nuevo la iconoclastia hasta que en el 843 la Emperatriz
regente Teodora retoma las bases del II Concilio de Nicea y restaura el culto a las imágenes. A partir de este
momento, la iconoclastia decae.

Como consecuencias podemos citar el empoderamiento de los monjes, la desaparición de la escultura


bizantina y el hecho de que estas revueltas fueron un factor decisivo en la separación definitiva del Papado
para con el Imperio Bizantino.

II. La expansión de la Iglesia bizantino-ortodoxa

El surgimiento de nuevas iglesias vinculadas a la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla que influyen en el


distanciamiento del bloque Occidental. Los protagonistas son obispos y monjes misioneros, de entre los que
destacan san Cirilo y Metodio. Éstos desarrollan un alfabeto con el fin de facilitar la conversión, denominado
alfabeto cirílico y que se convertirá en el idioma de los conversos. Estos conversos son los eslavos serbios, el
Kanato de los Búlgaros –que culmina con Boris I († s. IX)– y rusos –que se incorporan al mundo ortodoxo con
Vladimir I a fin. s. X–.

III. La dinastía Macedónica: fortalecimiento y segundo apogeo bizantino (867-1057)

a) El fortalecimiento del Imperio (867-959)

Hay una mejora general en varios ámbitos y una bonanza económica. Se refuerza la posición de la
aristocracia rural mientras que el sistema militar de themas se sustituye por uno de carácter ofensivo. Al mismo
tiempo, se consolida un pensamiento artístico: se consolida el griego como idioma oficial y se abren escuelas de
copistas que transmiten las obras clásicas –el auge de la copistería se debe a la aparición del papel, introducido
desde el mundo chino a través del mundo musulmán–. La figura más importante de esta época es el patriarca
Focio, protagonista del Cisma de Focio –un cisma menor poco conocido pero que incidió en el distanciamiento
entre bloques–.

b) El segundo apogeo (959-1057)

Es un siglo de esplendor generalizado en todos los ámbitos, siendo considerado como el segundo
momento culmen del Imperio Bizantino después de la época de Justiniano. Tiene su máxima expresión en la
política exterior, protagonizada por emperadores-soldado a la cabeza de ejércitos muy ofensivos. La expansión
derivada de esto es multidireccional: Asia Menor –recuperan Antioquía y están cerca de retomar Jerusalén–, y
retoman Chipre y Creta. El emperador que mejor representa esta época es Basilio II (976-1025), que establece
una alianza con la Rus’ de Kiev para anexionar Bulgaria.

También representa un momento de apogeo cultural y del


monacato, destacando monasterios como santa Catalina del Sinaí o el
Monte Athos en Macedonia.

Sin embargo, en el 1057 se desarrollan unas tensiones internas que


marcan el final del segundo apogeo del Imperio Bizantino.
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9.2 El Califato Abbasí y la fragmentación del Islam

I. El Califato Abbasí: un “imperio” islámico (750-909)

a) La “revolución abbasí” y sus consecuencias

Los abbasíes era una tribu perteneciente al clan de los Quraiš, muy cercanos al Profeta, que lideraron,
con la figura de Abdul ‘Abbas as-Saffah, la revuelta anti-omeya que acabó con su Califato. Estos abbasíes
pronto formaron uno nuevo que, aunque mantenía las estructuras omeyas, ya no era árabe, sino un Califato
mucho más orientalizado hacia la vertiente persa. Este enorme Califato se mantenía unido gracias a la figura del
califa, a la religión oficial y a la lengua árabe.

b) El “imperio” abbasí y sus califas

– Abdul ‘Abbas as-Saffah (750-754).

– Al-Mansur (754-775). Gran constructor inspirado en modelos


persas. Traslada la capital a Bagdad en el 762 –Bagdad era la gran
ciudad circular, en cuyo centro estaba el palacio y la mezquita–.

– Harúm al-Rashid (786-809). Fue coetáneo de Carlomagno, con


el que se intercambiaba presentes.

– Al Ma’mún. Sucesor de al-Rashid. Califa sabio que impulsa el mutazilismo: una visión del Islam
desde la filosofía griega –se convierte en doctrina oficial–. Será finalmente derrotada por los ulemas, las
autoridades religiosas. A partir de este momento, la autoridad religiosa se aparta del poder califal para reposar
en los ulemas por completo a la vez que se desarrolla un rechazo hacia el racionalismo religioso.

II. El declive interno y fragmentación territorial: las dinastías emirales

Es un proceso largo y lento, que culmina en el s. X. Sucede por varias razones:

1. Falta de estructuras cohesionadoras.

2. Divisiones internas en el propio califato.

3. Problemas sociales que devienen en una acusada inestabilidad.

4. Luchas cortesanas en Bagdad.

5. Pérdida de la autoridad califal, que al final acaba cayendo en manos de visires que gobiernan en lugar
de los califas, quienes también pierden el mando militar.

6. Deseo de una mayor independencia por parte de los emires, que controlaban cada región a su libre
albedrío.

El primer emirato que se pierde es Al-Ándalus, donde se funda el Emirato Independiente de Córdoba
(756-929) a manos de Abderramán I –que recordemos había huido de la revuelta anti-omeya que acabó con el
!79
Califato de sus parientes–. Le siguen el Emirato Idrisí de Fez, que funda su capital en el s. VIII a modo de
continuación de la dinastía de los Aglabíes del norte africano, quienes fundan Qayrawan. En Egipto, se funda
el Emitrato de los Tulunníes.

El proceso de independencias culmina con la creación de dos nuevos Califatos en el s. X: el Califato


Fatimí de El Cairo y el Califato Omeya de Córdoba.

III. La división del mundo islámico: los tres califatos (909-1055)

El poder califal queda en manos de los visires, que reducen al califa a un mero objeto representativo o
ceremonial. Los tres califatos cuentan con economías potentes, sobre todo el materia agraria, ámbito en el que
estaban muy desarrollados. El Califato Fatimí destaca por el comercio terrestre, mientras que el Omeya de
Córdoba destaca por el control de las rutas de oro y el comercio marítimo. En temas militares, ambos cuentan
con ejércitos mercenarios –persas y turcos en Bagdad; armenios, beréberes, negros, turcos y eslavos en el
Fatimí; beréberes, negros y francos en Córdoba–.

a) Califato Abbasí de Bagdad (946-1055)

También llamados Buyíes. La autoridad califal queda


reducía a Irán e Irak, mientras que el resto del califato queda en
manos de visires. Estos buyíes eran chiíes. La debilidad del
califato coincide con la llegada de los turcos –nómadas de Asia
Central que se islamizan bajo el dogma Sunní–, que inician una
expansión por el oriente islámico. Al frente de estos turcos se
encuentra una familia dirigente, la Silyuq, que dará nombre a la
dinastía entera: los Selyúcidas. En el 1055 entran en Bagdad,
expulsando a los buyíes e imponiéndose en el poder, aunque
respetando al califa, proclamándose ellos como sultanes. A partir de este momento, los turcos mantienen su
expansión por Siria, Palestina y Asia Menor.

b) Califato Fatimí de El Cairo (909-1099)

Se trata de un movimiento chií que recibe el nombre de


Fátima, la hija de Mahoma. Se erigen como Califato por
desavenencias con Bagdad. Se expanden hacia el Magreb y el
este, tomando Egipto y trasladando su sede allí, donde fundan
la ciudad de El Cairo. Avanzan por Siria, Palestina y el norte
de Arabia, convirtiéndose en la primera potencia islámica. De
entre sus construcciones destaca la mezquita-escuela de Al-
Azhar, mientras que su momento más álgido se da con el
califa al-Hákim, autoritario, rigorista y visionario que ordenó
la destrucción del Santo Sepulcro, aumentando la hostilidad de Occidente hacia el mundo musulmán.

Muerto al-Hákim, se inicia el declive del califato, acuciado por la fragmentación territorial quedando
reducido a tan sólo Egipto. Sufren la presión turca selyúcida, que le arrebata Siria, Palestina y Arabia.
Hubieran desaparecido por completo de no ser por la acción de los primeros cruzados, que actuaron de tapón
prolongando su duración hasta el s. XII.

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c) Califato Omeya de Córdoba (929-1031)

Aprovechan la independencia del Califato Fatimí para proclamarse


Califato ellos también. Este Califato fue fundado por Abderramán III y
destacan construcciones como Medina Azahara y la gran Mezquita de
Córdoba. Uno de los visires más importantes de este periodo es Almanzor,
quien desarrolló numerosas campañas por las capitales cristianas de la
península –Barcelona (985), León (988) o Santiago (997)–. Las tensiones
originadas en el 1002 acaban con una serie de revueltas que dividen el califato
en diferentes reinos de taifas en el 1031.

IV. El apogeo del “Islam Clásico”

El periodo clásico del Islam disfrutaba de una agricultura basada en la cultura del agua y el regadío,
dando lugar a un tipo de paisaje conocido como de huerta. Contaban con un comercio próspero y a escala
global, puesto que dominaban mercados y rutas comerciales –llegan a promover el uso del sáh, el cheque, como
método de pago–.

Las ciudades del Islam contaban con planos desordenados y caóticos que se mantienen hoy en día. La
casa típica del mundo islámico mira hacia dentro, distribuida a través de un patio central con jardín. El agua
vuelve a ser un elemento presente en el desarrollo de las ciudades. El poder político, por otro lado, no reside en
las ciudades, sino en las alcazabas, de entre las que destaca la de Alepo.

Fue una época de esplendor científico gracias al contacto con todas las culturas
anteriores y coetáneas al Islam. El cosmopolitismo urbano también fue decisivo en el
desarrollo científico, ya que obligaba a la ciudades a competir entre ellas. Destacan dos
centros de saber principales: la Casa de la Sabiduría en Bagdad (s. IX) y la Casa de la
Sabiduría de El Cairo (s. XI). A pesar de ello, los intelectuales más importantes se
desarrollan en Asia Central bajo la lengua farsi. Influye en el desarrollo la llegada del
papel desde China. Este desarrollo es multidireccional, así como comprende todas las
materias y disciplinas. De entre los sabios más reconocidos, Ibn Sina –Avicenna– es el
más destacable, siendo un filósofo clásico y uno de los grandes médicos de la antigüedad,
escritor del Canon de Medicina, que se empleó hasta bien entrado el s. XVI.

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!82
TEMA 10. EL OCCIDENTE PLENOMEDIEVAL: ASPECTOS SOCIO-ECONÓMICOS

10.1 La expansión agraria

I. Motores de desarrollo

a) Crecimiento demográfico. Se calcula que la población europea se duplicó entre el s. X-XIV.

b) Mejora del clima. Experimentó un calentamiento que permitió un retroceso de los bosques y la
aparición de nuevas tierras de cultivo, permitiendo las siembra de cereales en el norte de Europa.

c) Mejora de técnicas agropecuarias. Se inicia


en el s. X. Hay una renovación, introduciendo la
rotación trienal. Se suma una mejora del utillaje, con
un mayor uso de hierro. Se mantiene el arado romano
y se introduce el arado pesado o de vertedera, que
permite hacer surcos más profundos, lo cual es útil en
suelos húmedos y blandos. Hay que añadir el uso del
caballo y de animales de tiro. Se introducen nuevos
sistemas de tracción animal (collera rígida), que
permiten aprovechar más la fuerza animal. Se
introducen los molinos de agua entre los s. IX-XI y el
molino de viento en el s. XII.

II. Paisajes y poblamientos

El paisaje se ve favorecido por los dueños de las tierras, señores y monasterios, impulsado por los
campesinos. Las nuevas tierras tuvieron una serie de consecuencias:

– Hay una remodelación del paisaje, que es el que vemos hoy en día.

– Aparecen nuevos poblamiento rurales, dados por la colonización de nuevas tierras, práctica apoyada
por el poder político.

– Se da el paso de la aldea al pueblo medieval. La población se concentra en lugares más amplios, con
iglesia, cementerio o fortificación.

III. La sociedad rural y la propiedad de la tierra

Es una sociedad rural y campesina en su mayoría, con tres marcos sociales poblacionales:

a) Aldeas y pueblos.

b) Parroquias. Es la unión de varias aldeas o pueblos. Es el marco espiritual de la población, vinculándose a un


patrón y en torno a un sacerdote. Cuenta con dos impuestos: diezmos y primicias, que servían para el
mantenimiento de la Iglesia y el sacerdote, la ayuda a los desfavorecidos, etc. Se controlaban en realidad por los
señores laicos, desviándose de su propósito original.

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c) El Señorío Jurisdiccional. Es una evolución de la villa carolingia, cambiando la propiedad de la tierra y de
las personas. Proporcionaba recursos de distinto origen: ingresos de la reserva señorial, aunque eran menos
importantes que la villa carolingia e ingresos de tierras cedidas, como mansos, tenencias o solares. Por otra
parte, los campesinos estaban obligados a pagar unas rentas fijas en
especias y ahora en dinero, también estaban obligados a trabajar
unas jornadas en la reserva señorial –córveas–, aunque ahora podían
compensarse mediante el pago de rentas en dinero. Éstos
campesinos cuentan con más excedentes, aumentando sus
condiciones de vida. En muchas ocasiones reciben estatutos
favorables con el fin de evitar su huída a las ciudades, que ofrecían
un mayor nivel de vida.

Junto a los ingresos, los señores recibían una serie de derechos


señoriales llamados banalidades: el control del uso del bosque, el
control del uso de tierras baldías, control del tráfico de mercancías
(portazgos, pontazgos, peajes), etc. También hay ingresos para el uso
de las mecánicas del señor, como los molinos, hornos y fraguas. Otro derecho era el privilegio de comercializar
sus excedentes antes que los campesinos.

Del mismo modo, el señor ejercía autoridades jurisdiccionales de diferente tipo:

– Militar. El señor podría prestar servicios de escolta o de defensa, exigiendo un pago por el préstamo
de dicha protección. Del mismo modo también podía exigir córveas para mejorar o construir muros, murallas,
castillos, o un pago a cambio de ese trabajo.

– Administrativa. El señor cobraba impuestos por fiestas. Por el derecho de albergue, también cobraba
impuestos, haciendo que tuviera que ser mantenido por la población a la que se trasladaba.

– Judicial. Administraba justicia en su señorío de manera directa o a través de sus tribunales. Cobraba
tasas, multas y confiscaciones.

La alta aristocracia contaba con este poder tan grande, mientras que la baja aristocracia era más
moderada. Sin embargo, la autoridad solía estar repartida entre varios señores, junto con el obispo o con el
mismo rey. A veces ejercían su poder de forma violenta, aunque no tenían la capacidad de imponerse a diario
por la fuerza ya que generaba revueltas que no podían permitirse. Podría decirse que necesitaban el beneplácito
de la población, por lo que su opresión era moderada. A cambio del visto bueno, daban algo a cambio para su
mantenimiento, como es la protección, la paz y una mejora de las condiciones de vida a través del comercio y
demás.

A partir del s. XIII el señorío se estanca y retrocede en el plano jurisdiccional en favor de los monarcas.
Desde el punto de vista socioeconómico, el señorío se mantendrá hasta incluso el s. XX.

10.2 El Renacimiento urbano: la ciudad plenomedieval

El renacimiento de las ciudades se debe a numerosos desarrollos y al apoyo de los grandes señores y
reyes. El crecimiento fue general.

I. El desarrollo urbano: modelos de ciudad


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1. Zonas no romanizadas con pocas ciudades y monasterios. El desarrollo será con el auge agrario y
comercial. Los pequeños burgos comienzan a crecer hasta hacerse ciudades. Destacan Brujas, Flandes y
Gante.

2. Espacios eslavos en la Europa oriental. Estas zonas comienzan a crecer en torno a una estructura
defensiva, como Cracovia.

3. El Mediterráneo. Son zonas romanizadas donde la expansión agraria y demográfica junto con el
comercio marítimo desarrollaron las ciudades. Ejemplos como Venecia, Nápoles, Pisa y Génova o Tolosa,
Montpellier, Marsella y Carcasona. Como ejemplos dentro de la península ibérica, podemos citar a
Barcelona, Jaca, Pamplona y Santiago.

II. Características de la ciudad plenomedieval

a) Morfología física específica. Destaca un elemento común


como son las murallas. El plano de estas ciudades era
desordenado y caótico, con una agrupación por barrios
profesionales. Destacan dos edificios principales: la catedral
con un barrio episcopal y el alcázar. Las dimensiones eran
variables, aunque no muy grandes en comparación con otras
ciudades musulmanas o bizantinas. El tamaño medio era de
unos 5.000 a los 10.000 habitantes. Le seguirían las
capitales con 20.000 habitantes más o menos, como
Colonia, Tolosa, Toledo o Barcelona. Las ciudades muy
grandes eran aquellas entre los 50.000 y los 80.000
habitantes como París, Génova, Nápoles y Londres.
Como último dato, había macro ciudades con más de 150.000 habitantes como Milán o Venecia.

b) Sociedad compleja y diversificada. Había diferentes grupos, algunos clásicos y otros nuevos:

1. Clásicos:

– Aristocracia urbana. Sólo estaba presente en el Mediterráneo, organizada en el linajes. En las ciudades
se organizaban en bandos y residían en fortificaciones como San Gimigiano.

– Clero urbano. Obispos, canónigos varios y frailes.

– Campesinos. Residían en la ciudad o en los campos aledaños.

2. Nuevos:

– Burgueses. Habitaban en burgos. Eran artesanos y mercaderes. Los artesanos se agrupaban en


gremios, reguladores de horas de trabajo, técnicas, calidad, precios, etc. con jerarquía interna (aprendices sin
remunerar, oficiales y maestros). Había gremios más importantes que otros. Se habla de Artes Mayores
(pañeros, sederos, tejedores y especieros), Artes Medianas (herreros, carniceros, etc.) y Artes Menores
(miniaturistas, orfebres, etc.).

!85
El segundo grupo de burgueses son los mercaderes, un grupo muy variado. Los grandes mercaderes y
artesanos – grandes burgueses – formaban el patriciado urbano, con un monopolio económico. Aspiraban al
gobierno de la ciudad, lo que lleva al enfrentamiento con la aristocracia urbana y los arzobispos.

– Profesionales especializados. Notarios, juristas, médicos, etc.

– Pobres y marginados. Surgen junto con un nuevo concepto de la pobreza: el pobre ya no tiene la
misma imagen, ya que comienza a ser visto como un peligro social. Conlleva procesos de aislamiento y
marginación social.

c) Estatuto jurídico especial. Se caracteriza por la existencia de un fuero o costumbres. Son unas normas que
reconocen los derechos y libertades a los habitantes de las ciudades por parte de autoridades, como
emperadores o reyes, para favorecer la vida urbana y beneficiarse ellos mismos. Entre estos, se incluyen el no
pagar tributos señoriales, celebrar un mercado feria o el derecho al autogobierno.

d) Gobierno municipal autónomo. Los primeros gobiernos autónomos nacen en situaciones de pugna entre los
tradicionales y los nuevos. Los gobiernos quedan en manos de burgueses y señores. Siempre serán
oligárquicos, lo que genera descontento en la población. La forma en la que se denominan es bajo la apariencia
de municipios, concejos o ayuntamiento, dotados siempre de estructuras.

– Jurisdicción propia sobre toda la ciudad y el entorno rural y mediato, denominado alfoz.

– Asamblea que reúne a los representantes.

– Magistrados oficiales, como el alcalde, alguaciles, notarios, escribanos y el jefe de la milicia.

– Ayuntamiento, que actúa como local de reunión.

– Una campana y pregoneros, que servían para convocar a la gente.

– Marca de cartas y títulos de derecho de la ciudad.

– Un sello municipal que valida los documentos.

e) Espíritu urbano. Había una mentalidad específica, con un mayor individualismo, un menor control social, un
mayor asociacionalismo – ya que hay menos apoyos familiares – en asociaciones profesionales (gremios),
religiosas – cofradías – y asistenciales –hermandades –. Del mismo modo, había una conciencia de comunidad
y un orgullo urbano, con una mayor curiosidad hacia lo nuevo y diferente. La mayoría de las innovaciones
surgen en la ciudad.

10.3 La reactivación del comercio

I. Las bases de la expansión comercial

a) Mercaderes. Se multiplican los profesionales, con dos tipos de agrupaciones:

– Guilda o Hansa. Un conjunto de ciudades que hacen negocios y se protegen entre ellas, destacando la
Liga Hanseática o Hansa Germánica.
!86
– Sociedad de comercio. Surgen en ciudades italianas para el comercio internacional, dotadas de un
mayor capital y entidad.

b) Medios de transporte. Destacan varias opciones:

– Comercio a pie. Se desarrollaba en animales o con vehículos, aunque éstos no se empleaban muy a
menudo. Era lento, caro e inseguro.

– Comercio fluvial. Se realizaba en los grandes ríos navegables. Era más rápido y seguro, además de
apto para cargas de mayor tamaño.

– Comercio marítimo. Era el más rápido y barato, aunque incluía el riesgo de la piratería y de las
inclemencias del tiempo. Incrementa y favorece la construcción naval, aunque en el Mediterráneo se mantiene
la galera con la introducción de la vela latina. En el Atlántico se introducen los navíos de dos palos, destacado
la nao y la coca, característicos por tener poco calado y ser anchos para aumentar la capacidad de carga. se
mejoran los instrumentos de medición así como los cálculos de navegación – brújula y astrolabio –.

c) Formas de pago. Se pasa del trueque al crédito, con un auge impresionante de la moneda. En general, la
moneda multiplica su uso debido a la gran cantidad de entrada por Al-Ándalus y por el mundo bizantino a causa
de las cruzadas. hay una mayor explotación de las minas, llegándose a acuñar más moneda. se mantiene el
modelo carolingio de dinero, aunque se introducen modelos de moneda nuevos, como es el caso del Grosso, el
Gros Tornés, aparte de modelos en oro, como el florín o el ducado, que actuaban como monedas de cuentas.
asociado al auge de la moneda, aparece el gremio de los cambistas: personal especializado en el valor de las
diferentes monedas.

Sin embargo, el auge tan grande del dinero tiene sus consecuencias, como es el que a partir de entonces
se pagara todo en dinero, que se cobrara en monedas o la acumulación del capital. Del mismo modo, la moneda
se convierte en un instrumento financiero, de modo que los reyes podían devaluar la moneda a su gusto para
darle un empujón a la economía de sus reinos.

De manera paralela al desarrollo de la moneda, se dan nuevas formas de pago, com pueden ser los
préstamos con interés – desarrollado por los judíos ya que para ellos la usura no era pecado, y utilizado por
mercaderes italianos y franceses –, aunque se desarrollan los préstamos con intereses más bajos, pensados para
mercaderes y desarrollados por cambistas. nacen en este momento los primeros bancos y se crea un sistema de
créditos y los contratos de cambio, que permitían la negociación sin la presencia de moneda física.

d) Escenarios de la actividad comercial. Se desarrollaba en tres ámbitos principales:

– Mercados al por menor. Se desarrollan entre los ss. IX-XI. se intercambian bienes agrícolas por
manufacturas o por bienes de primera necesidad. Se reúnen semanalmente y son protegidos e impulsados por
las autoridades locales.

– Ferias. Se trataba del intercambio regional o a larga distancia al por mayor y entre profesionales.
Proliferan entre los ss. X-XI y son el escenario del nacimiento de las primeras operaciones de crédito. Se
reúnen anualmente y siempre en una ciudad, con una duración de dos a cinco semanas y bajo el impulso y
protección política. Las más importantes fueron las ferias de Champaña, por estar ésta región situada en el
centro de la ruta entre Flandes e Italia.
– Tiendas. Se desarrollaban en ciudades grandes.
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II. Áreas comerciales

Había tres zonas comerciales principales:

1. Zona del Báltico. Estaba dominada


por la Liga Hanseática, formada por unas 70
ciudades norteñas, de entre las que destaca su
centro, Lübeck.

2. El Mediterráneo. Fue controlado


hasta el s. XIII por italianos – Venecia, Pisa y
Génova –. Se comerciaba con materias primas y
objetos de lujo. Esta ruta se ve muy favorecida
por la acción de las cruzadas.

3. Ruta Flandes-Italia.

III. Comercio y cambios mentales

El auge del comercio y del dinero comporta una serie de cambios en el pensamiento de los habitantes de
las ciudades y en sus personalidades. La Iglesia, por ejemplo, prohibe los intereses – usura –. Los clérigos
rechazan a los burgueses, ya que era un grupo novedoso que no formaba parte del conjunto clásico de las
ciudades. Sin embargo, este rechazo fue remitiendo hasta el s. XIII, cuando los burgueses pasaron a ser una
parte muy respetada e integrada en el conjunto urbano.

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TEMA 11. IDEA Y REALIDAD DE LA SOCIEDAD PLENOMEDIEVAL

Los intelectuales carolingios y post-carolingios organizaron la sociedad en torno a tres grupos sociales
diferenciados que contaban con una función determinada. este pensamiento se configuró en el ca. 1000.

11.1 Los oratores: clérigos seculares, monjes y frailes

Los clérigos quedaban situados a la cabeza de la


sociedad, ya que su misión era la más elevada.

I. El fortalecimiento institucional de la Iglesia y del


Papado

La Iglesia se centraliza en torno a la figura del papa


como consecuencia de la Reforma Gregoriana. es un
proceso largo y lento que se culmina en el s. XIII. Supuso
la transformación del papado en una Teocracia Pontificia, que gobernaba a la Iglesia y a toda la cristiandad,
incluyendo a los laicos. Supuso un aumento de la presencia religiosa en la sociedad y fue posible gracias al
desarrollo de varias estructuras:

– Clero secular. Sacerdotes, obispos, arzobispos y cardenales – consejeros directos de los papas y sus
únicos electores –.

– Clero regular. Monjes.

– Derecho canónico, que se desarrolla entre los ss. XI y XII.

– Justicia eclesiástica con el papa a la cabeza.

– Fiscalidad. Desarrollada por el papado y organizada en diezmos y primicias.

– Concilios – importados desde Oriente –. Siempre están presididos por los papas.

– Legados papales. Emisarios o delegados representantes del papa en diferentes reinos. Conforman el
origen de la diplomacia.

II. La renovación espiritual de la Iglesia

Surgen nuevas tendencias religiosas para mejorar el cristianismo. Destaca el evangelismo – el principio
del cristianismo es amar al prójimo y, pobreza, ejemplo y asistencia enfermo –. Se materializa en la creación de
nuevas órdenes religiosas.

a) Apogeo y declive de Cluny

Sufren un gran agujero enorme en el siglo XI. Destacan la figura de Hugo el Grande y Pedro el
Venerable. Tienen una gran influencia en Europa. Impulsan la reforma de la iglesia, el fortalecimiento del
papado, protagonizan la vida política y desarrollan una vida cultural y artística muy interesante.

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Mediados del siglo XII renuevan su abadía
– formando Cluny III – con una iglesia de cinco
naves. El estilo de esta iglesia es románico
clásico, siendo la mayor hasta el siglo XIV –
hasta la renovación de San Pedro del Vaticano –.
La nave tenía 180 m de largo.

Impulsan las nuevas formas espirituales,


como las cruzadas y la peregrinación, que se pone
de moda ahora. Las diferentes peregrinaciones se
realizaban hacia Jerusalén – ayudada por las
cruzadas –, Roma y Santiago de Compostela. Las razones por las que se hacían las peregrinaciones era por
penitencia, ya que había castigos que contemplaban la peregrinación, para pedir algo o para agradecer algo.

A mediados del siglo XII se inicia el declive de Cluny a causa de su antigüedad. Será reemplazada por
otras órdenes nuevas.

b) La segunda gran renovación del monacato benedictino: el Cister

Se funda la Abadía en el 1098 en Borgoña y aparece de ella la orden del Císter. Su pensamiento es una
respuesta a Cluny, son opuestos – motivo por el cual visten en el hábito completamente en el banco –. Buscan la
aplicación literal de la regla de San Benito, para ello, abandonan el mundo y se instalan en lugares alejados pero
cerca de ríos. Son un elemento clave para la colonización de nuevas tierras – como es el Monasterio de Piedra
–. Desarrollan un trabajo intelectual y manual – agrícola y ganadero –. Buscan un regreso a la pobreza y a la
austeridad en la liturgia y en la decoración de templos, desarrollando el arte cisterciense caracterizado por la
austeridad decorativa. Piensan que el monasterio es el camino a Dios, no la casa, por lo que no debe estar
excesivamente decorado.La persona clave es San Bernardo de Claraval, abad de Claravaux (1090-1153) e
impulsor de la Orden del Temple.

En el Císter, cada monasterio es una Abadía que trabaja de forma independiente y que se relaciona en el
capítulo general anual en Citeaux. Los Abades son elegidos por los monjes – como dice la regla de San Benito
–. Destacan los monasterios de Santa María la Real de Burgos y de Santa María de Poblet. Como datos
generales, fueron la orden dominante hasta el siglo XIII, momento en el que pierden el monopolio ya que
surgen nuevas formas de vida religiosa. Impulsaron la Reforma Gregoriana y tuvieron un gran culto a la virgen
María.

c) El regreso de los eremitas

En el siglo XI hay un resurgir del movimiento eremita, con dos movimientos importantes:

– San Romualdo de Rávena funda en el 1024 la orden de los Camaldulenses.

– San Bruno, que funda los Cartujos en el 1084. Estos cartujos se caracterizan por ser benedictinos muy
exigentes, con la característica del voto de silencio.

!90
d) La renovación de los canónigos

Afecta a los canónigos catedralicios y de las colegiatas – iglesia parroquial con tantos recursos como las
catedrales –. Un ejemplo sería Santillana del Mar. Adoptan reglas monásticas y viven de manera parecida a los
monjes. Hay dos tipos: los canónigos negros o agustinos y los de San Norberto de Premontré (1120).

III. De los monjes a los frailes: las órdenes mendicantes

Se caracterizan por el pauperismo, es decir, la vida en absoluta pobreza. Rechazan el lujo material para
aceptar el lujo espiritual junto a Dios. Se desarrollan en las ciudades, por lo que son órdenes urbanas muy
novedosas. Están muy orientadas a la vida intelectual. A sus miembros se les denomina frailes y sus casas son
los conventos.
a) Los franciscanos. Es un movimiento pauperista y evangélico fundado por San Francisco de Asís
(1182-1226), que crea el movimiento franciscano en 1205. La orden recibe el nombre de Hermanos Menores y
se caracterizan por la pobreza total, la predicación, el optimismo ante la vida y el amor por la naturaleza. En
1212 aparece una escisión femenina, la Orden Segunda Franciscana, por Santa Clarisa de Asís. En 1221 se crea
la Tercera Franciscana.

b) Los dominicos. Fundada por Santo Domingo de Guzmán (1170-1221). En 1206 se afinca en el sur de Francia
para predicar a los herejes (cátaros) y fundan la Orden de los Hermanos Predicadores. Combinan el
evangelismo con la actividad intelectual y la predicación, lo que implica su vinculación con la Inquisición.

11.2 Los bellatores: señores y caballeros

Era la minoría defensora de los habitantes de la ciudad.

I. Linajes aristocráticos y ascenso de los caballeros

Señores, vasallos y sirvientes se identifican por el


apellido familiar, la onomástica de la familia o los cargos
que van quedando fijos en determinadas familias, las
tierras que ocupan o los monasterios a los que están
adscritos.

Hay un proceso de ennoblecimiento de la


aristocracia, por lo que la forma de herencia cambia: ahora tan sólo es el hermano mayor el que hereda el
patrimonio de la familia, mientras que el resto de hermanos son enviados a monasterios. Por otra parte, las
mujeres también pueden heredar, pasando a engrosar el patrimonio de su esposo. La forma de relación entre
familias nobles es por medio de lazos de sangre, como el matrimonio, o por vínculos vasalláticos.

II. El ideal de la Caballería

Había varios términos para designar a estos caballeros: cavalry – gente a caballo –, knighthood – grupo
social de caballeros – y chivalry – el ideal caballeresco –.

Hay una serie de cambios importantes en el mundo que rodea a estos caballeros, como es el hecho de
que se mejora el armamento defensivo – pasando a armar a los caballos también –, al igual que hay cambios en
las técnicas de combate con lanza, pasando a desarrollar la técnica de la lanza tendida a modo de impactar con
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mayor fuerza en el cuerpo del enemigo. De igual manera, se desarrollaron
una serie de juegos y competiciones pensadas para el desarrollo de las
técnicas de los caballeros:

– Torneo. Combate entre dos equipos de caballeros en un espacio


abierto con el objetivo de capturar al rival y obtener un rescate por él.

– Justa. Un enfrentamiento singular a caballo en un espacio


delimitado al que posteriormente se le añadirá la típica barrera de madera
entre medias.

– Paso de armas. Un caballero defendía un paso ante sus enemigos,


ya fuera un pontazgo o un portazgo.

Estos juegos se convierten en verdaderos espectáculos con


influencia política y económica.

Hay que mencionar que el ser caballero no era la gran cosa en un principio, pero en el sur de Francia
comienzan a surgir un nuevo tipo de caballeros que prestan sus servicios de protección a cambio de
manutención o alojamiento: eran caballeros con relaciones vasalláticas. Vivían en las cortes de los grandes
señores y, debido a ello, comenzaron a recibir una serie de privilegios y prestigio social. el hecho de ser
caballero cambió por completo y pasó a estar bien visto, aunque hay que mencionar que no se trata de gentes
nobles, sino comunes. El hecho es que, a partir del s. XIII todo aristócrata se hace llamar caballero.

El hecho es que, a pesar de no ser nobles, llevaban un modo de vida como si lo fueran:

– Poseían señoríos jurisdiccionales con castillos en el centro y con función defensiva, residencial y de
control del campesinado. Destaca Loarre.

– Disfrutaban de privilegios. Tenían el monopolio de la actividad militar y del gobierno. Contaban con
un trato diferente en materia judicial – tenían el derecho a no ser juzgados por sus inferiores –, contando
también con inmunidad fiscal.

– Tenían un conjunto de valores e ideas de su condición: el Ideal de la Caballería, basado en varios


principios:

– Valores guerreros feudales. Tenían el deber de cumplir su juramento de lealtad, además de


tener valor en el combate y practicar un combate limpio con su enemigo, siempre desde el respeto. En lo
referente a la fama, tenían una gran preocupación por ser reconocidos y admirados. Es por este motivo por el
que se desarrolla la heráldica a mediados del s. XII.

– Valores personales. Tenían un gran interés por proteger el honor, tanto suyo como de su familia
o de su señor. También le juraban lealtad a la palabra dada y tenían pánico a la mala fama y a la vergüenza. Uno
de los principios por los que se regían era el de la generosidad, la cortesía y la gentileza.

– Valores religiosos. Le debían lealtad a la Iglesia, así como tenían el deber de protegerla a ella y
a los débiles. Pasaron a formarse los miles christi, los caballeros de Dios.

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Estos ideales caballerescos se dispersaron gracias a la literatura, organizada en tres bloques:

1. Literatura mitológica:

– Ciclo de Francia, El Cantar de Roldán.


– Ciclo de Britania, el Ciclo Artúrico
– Ciclo Antiguo, Libro de Alexandre y Crónica Troyana.

2. Tratados de caballería, destacando a Bernardo de Claraval con Elogio de la nueva caballería y a


Ramón Llull con el Libro de la Orden de la Caballería.

3. Poesía lírica: de temática caballeresca con mención al amor cortés o temas políticos.

– Trovadores en lengua provenzal.


– Troveros en francés.
– Minnesänger en alemán.
– Juglares, que se deicaban a cantar lo que escribían los anteriores.
No hay que olvidar que el ideal de caballero era eso, sólo un ideal. Este ideal no llegaba a campesinos ni
a burgueses y en numerosas ocasiones no se respetó ni entre los mismos caballeros.

En un determinado momento, el sector de la caballería se ennoblece. Esta nueva nobleza comienza a


excluir a aquellos que no eran de su casta y a poner trabas a aquellos que deseaban armarse caballeros. Había
varios métodos de exclusión:

– Requisitos militares.

– Se exige un rito de entrada – llamado investidura de armas –, que se celebraba en una fiesta religiosa o
antes de una batalla. Constaba de una serie de pasos:

– Vella. Pasar la noche anterior a la ceremonia en vela.


– Ceñimiento de la espada.
– Colocación de las espuelas.
– Pescozada, que evolucionará al típico golpe de espada en los hombros.

Con estos métodos, es sector de la caballería va quedando reservado de manera exclusiva a los hijos de
los nobles. Estos requerimientos hicieron que se creara la figura del escudero; un aprendiz de caballero que
servía a su amo en lo que necesitara.

III. Los milites Christi: las órdenes militares

Formadas por clérigos y caballeros con votos y obligaciones. Nacen para defender los lugares santos y a
la cristiandad, convirtiéndose en la presencia militar más importante en Tierra Santa y en la élite de las zonas
fronterizas. Había varios tipos de órdenes militares:

1. Órdenes universales o de caballeros mixtos – ya que eran tan grandes que participaban caballeros de
diferentes territorios –.

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– Orden del Temple. Fundada en 1119 para proteger los caminos hacia
Tierra Santa y a los peregrinos. Adoptan la regla del Císter, siendo Bernardo de Claraval
su patrón. Son expulsados de Tierra Santa a finales del s. XIII, aunque logran mantener
sus condiciones económicas y se convierten en los mayores banqueros de Europa,
especialmente en Francia. Será esta riqueza tan notable la que precipitará su crudo final
en 1312.

– Los Hospitalarios. Fundada como una orden asistencial militarizada. Colaboran con canónigos
agustinos. Su indumentaria es una combinación del negro con el rojo. Con la expulsión de Tierra Santa se
asientan en Chipre y luego en Rodas. Se trasladan finalmente a Malta, donde hoy en día siguen funcionando
bajo el nombre de Orden de Malta.

2. Órdenes territoriales.

– Orden de los Teutones. Fundada a finales del s. XII por caballeros alemanes en Jerusalén. Se
desplazan al este, a la zona del Báltico, que pasarán a controlar hasta la época moderna. Su indumentaria era
blanca con una cruz negra.

– Órdenes españolas. Destacan la de Calatrava, Alcántara, Montesa y Santiago, además de Avis y


la Orden de Cristo en Portugal. eran órdenes autónomas, pero estaban muy vinculadas a la monarquía. Cuentan
con un gran protagonismo en la Edad Media.

11.3 Los laboratores: el campesinado

I. Servidumbre y dependencia

El campesinado era la inmensa mayoría de la


población. Este sector mejora sus condiciones de vida, ya
que no hay esclavitud, sino servidumbre. Sin embargo, la
situación de servidumbre exigía un pago al amo además
de una serie de obligaciones para con él – como por
ejemplo pedirle permiso para contraer matrimonio –. Esta
servidumbre dependía del nivel económico del
campesino, ya que los que tenían más recursos y poder económico se enfranquecieron, haciéndose libres.

II. La familia campesina

Eran familias clánicas, ya que es una de las formas más simples y comunes de protección. En este
momento se da un nuevo modelo de familia corta – conformada por el padre, la madre, los hijos y algún
familiar muy cercano –. Varias de estas familias formaban una comunidad rural.

III. La comunidad rural

La comunidad estaba formada por varias familias, que contaba con un Concejo presidido por los líderes
de dichas familias. Debido a las diferencias monetarias, se dan dos procesos que pasan a modificar el aspecto de
la comunidad rural:

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– Proceso de señorialización. Los señores imponen su dominio en la comunidad.

– Evolución interna de la comunidad. Surgen diferencias económicas entre los campesinos, haciendo
que algunos – una minoría – se consolide en el poder. Esta minoría se libera del dominio señorial, pasando a ser
sus ayudantes o se hacen formar caballeros: forman lo que se conoce como nobleza rural.

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TEMA 12. RENACIMIENTO Y APOGEO DE LA CULTURA MEDIEVAL

12.1 El Renacimiento Cultural del siglo XII

Se da en occidente entre los ss. XII-XIV: se trata del gran renacimiento cultural del s. XII.

I. Avances en la escritura y el dominio del latín

Se da un aumento en la producción escrita, extendiéndose entre los laicos. Del mismo modo, se da un
aumento en el valor de la escritura en contraposición a la tradición oral. Se desarrollan la gramática y la
retórica al mismo tiempo que mejora la calidad de latín – a pesar de que se comienza a escribir en otras
lenguas que son aceptadas más tarde como lenguas cultas –.

Algunos de los ejemplos literarios más importantes de esta época están escritos en lenguas que no son el
latín, como puede ser Beowulf, El Cantar de los Nibelungos , El Cantar de Roldán, El Cantar del Mio Cid
etc.

II. Renovación y creación de escuelas

a) Escuelas monásticas. Se desarrollan en el Renacimiento Carolingio y


Otoniano, aunque tiene un nuevo auge entre los ss. XI y XII. Se dedican al estudio
de la Biblia, la patrística y el quadrivium. Destacan el de Montecassino, Silos o
Ripoll, con personalidades como Pedro el Venerable, San Bernardo y Hildegard
von Bingen.

b) Escuelas episcopales. Ligadas a obispos y catedrales. Sustituyen a las


escuelas monásticas a partir de mediados del s. XII. Se dedican al estudio del latín
y el trivium. Destacan dos escuelas principales: la Escuela Episcopal de París,
dedicada a la teología con la figura destacada del obispo Pedro Lombardo y la
Escuela de Chartres, con personalidades como Bernardo de Chartres y Juan de
Salisbury.

c) Escuelas “urbanas”. Son similares a las escuelas episcopales, dedicadas al estudio y a la formación
práctica – leer, escribir, etc –. Destacan la Escuela de Derecho de Bolonia (s. XI), con la figura de Graciano,
escritor del Decretum, y la Escuela de san Victor de París, dedicada a las artes mecánicas y con Hugo de san
Victor como máximo representante.

d) Escuelas “de traductores”. Aparecen por la necesidad de conocer y manejar obras en otros idiomas
– principalmente griego y árabe – de autores importantísimos como Ibn Sina, Ibn Rus, principal estudioso de
Aristóteles, y Maimónides. Estas escuelas aparecen en lugares puntuales que están en contacto con los mundos
a los que estudian. Destacan la Escuela de Sicilia – Escuela de Palermo – y la Escuela de Traductores de
Toledo, impulsada por el monarca Alfonso X el Sabio.

III. Mejora en los métodos intelectuales

El cambio clave fue el impulso de la dialéctica como método de reflexión intelectual. Cuaja de verdad
en el s. XII, cuando surge una nueva forma de pensar: el pensamiento escolástico o de escuelas, en gran medida

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impulsado por la generación masiva de escuelas. Este pensamiento se ve favorecido por la llegada masiva de
obras traducidas y por la llegada del derecho romano – el Código Justinianeo –.

El gran pensador de la época es Pedro Abelardo, el primer y mayor pensador del s. XII. Fue maestro de
lógica en París y uno de los mayores dialécticos de la Edad Media. Lo conocemos por su autobiografía.

IV. Nacimiento de un nuevo pensamiento intelectual

El nuevo pensamiento es el escolástico, desarrollado en el apartado anterior.

12.2 La cultura en el siglo XIII

I. El nacimiento de las universidades. Universitas Magistrorum et Scholarium

Se basaban en la agrupación de maestros y estudiantes con el objetivo de alcanzar unos determinados


saberes. Hay varios orígenes: algunas nacen de antiguas escuelas episcopales – la Sorbona en 1150 y Oxford
–, otras nacen de escuelas urbanas – Bolonia –, otras del conflicto entre universitarios y burgueses –
Cambridge en 1209 –, otras de la lucha entre maestros y estudiantes – Padua en 1222 como escisión de
Bolonia – y otras son de nueva planta – Palencia en 1212, Salamanca en 1218, Lisboa en 1290 y Lérida en
1300 –.

Estas universidades están bajo la jurisdicción episcopal o real, pero van adquiriendo independencia y
ganando autonomía. Su organización interna era a partir de rectores, decanos, maestros y escolares. Las carreras
principales que se impartían eran las Artes Liberales, Derecho, Medicina y Teología.

II. La sistematización intelectual: las corrientes de pensamiento

Se dan cuatro novedades que darán lugar a las diferentes corrientes de pensamiento de la época.

– Mayor interés por la Teología y la dialéctica como forma de trabajo.

– El protagonismo de las universidades en la creación de nuevos pensamientos.

– Protagonismo de las órdenes mendicantes en el pensamiento de las universidades.

– Aparición de nuevas corrientes de pensamiento definidas (s. XIII) y que cuajan en el s. XIV.

1. Corriente Agustinista. Defiende el pensamiento de san Agustín. Es Neoplatónica y argumenta que la


fe es imprescindible para alcanzar la razón. Es la única teoría extendida hasta el s. XIII y sus protagonistas son
los franciscanos de París.

2. Corriente científico-natural. Destaca Roger Bacon, apodado el doctor Maravilla. No es una


corriente escolástica que se basa en la exaltación de las matemáticas y la óptica.

3. Aristotelismo cristiano. Opina que la fe y la razón pueden combinarse en un sistema común:


combinando la teología con Aristóteles. Fue propuesta por Alberto Magno y su discípulo, quizás más conocido
que su maestro, el dominico santo Tomás de Aquino (1225-1274). Propone tres ideas:

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– Teoría del conocimiento antropológico. El hombre puede conocer la naturaleza por sí mismo.

–Propone una metafísica nueva.


– Nueva doctrina político-social basada en el cristianismo, Aristóteles y en el derecho romano.
Afirma que el hombre tiene una naturaleza política y trascendental.

Para alcanzar el bien es necesario un principio que nos dirija con buenas intenciones para alcanzar el
bien común.

4. Averroísmo latino. Desarrollado por los maestros de París, que apuestan por la razón. Propone que
hay dos verdades: una para la fe y otra para la razón. Al ser una corriente heterodoxa, es ordenada como herejía
en 1277, aunque ya es demasiado tarde, pues ha logrado extenderse por toda Europa.

12.3 Esplendor del arte medieval: el Románico y el Gótico

12.4 Cambios culturales y cambios mentales

Hay un cambio con respecto a la naturaleza. A partir del s. XII se tiene un punto de vista más optimista
gracias a los franciscanos. Del mismo modo, se comienza a tener la opinión de que la naturaleza no es
inmutable, sino que puede modificarse. De la misma manera,hay cambios en a concepción del tiempo, ya que
aparece un grupo que lo modifica: los burgueses. Se regulan mejor las actividades a lo largo del día. Aparecen
los relojes de sol y los mecánicos – situados en las plazas principales –. En el mismo ámbito del tiempo, hay un
gran desarrollo de la cronística. Por último, hay un cambio en la cartografía y en el concepto que se tiene del
mundo, teniendo la certeza de que la Tierra no es plana.

Hay un cambio en el concepto de cristiandad. Se consolida la identidad católica y se aumenta el odio


hacia los paganos, griegos – especialmente a los bizantinos, llegando en el 1054 a producirse el Cisma de
Oriente –, sarracenos, etc. Hay una diferenciación entre los miembros de una misma comunidad de creyentes,
entre los autóctonos y los alóctonos – xenofobia –, entre los grupos marginales y hacia las minorías no
cristianas – principalmente hacia los judíos, ya que se comienza a crear un prejuicio social entorno a ellos,
denominándolos deicidas, un prejuicio político y económico. Su condición de vida empeora en el s. XI, siendo
el principal objetivo de las acusaciones públicas y protagonizando un proceso de marginación y expulsión –.

Hay una mayor preocupación por las normas y las leyes, lo que explica el crecimiento de los
especialistas en el ámbito – juristas –.

Se crea el individualismo germinal, lo que se aprecia en varios aspectos, como es el estudio de la


genealogía familiar, la aparición de la heráldica familiar y el género autobiográfico – ejemplos como la obra de
Pedro Abelardo y El libro de los hechos de Jaime I –. Hay cambios en la onomástica, pasando a nombrarse con
el nombre propio seguido del patronímico y del lugar de origen. En el ámbito de las artes, hay un crecimiento
en el interés por identificarse como autores.

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TEMA 13. PAPADO, IMPERIO E IGLESIA: DE LA REFORMA GREGORIANA A LA
TEOCRACIA PONTIFICIA

13.1 Los dos poderes universales

Debido a la lucha del Papado y la Corona se dan procesos como la creación del Reino de Sicilia. Esta
lucha estaba regida por la teoría de las dos espadas, vista con anterioridad. De la lucha entre estos dos poderes
nacen dos doctrinas:

– Agustinismo político, por el cual el poder religioso es superior al terrenal.


– Cesaropapismo, por el cual el poder terrenal del monarca es superior al del Papa.

Uno de los dos poderes siempre estuvo subordinado al otro, aunque esto ocurrió de manera intermitente.
El verdadero cambio llegó en el s. XI, cuando el Imperio Otónida se debilita y el Papado se fortalece. En esta
situación se da el primer equilibrio de fuerzas, prolongando el conflicto entre ambas partes.

13.2 La Reforma Gregoriana y la Querella de las Investiduras (1024-1123)

I. El Imperio, idea y realidad

La realidad es que el emperador no contaba con los medios suficientes para imponerse, además, su
poder se limitaba a los reinos de Germania, Borgoña y el norte de Italia. De la misma manera, debían
enfrentarse a nuevos enemigos que amenazaban la centralización del Imperio, como duques, las ciudades
norteñas de Italia –que irían demandando más y más independencia– y algunos obispos anti-cesaropapistas.

En el bando del Imperio, cuentan con apoyos de condes alemanes e italianos y diversos obispos
partidarios a su causa.

Sin embargo, el resumen que podemos arrojar de la situación es que el poder imperial era frágil y tenía
que enfrentarse a un Papado más fortalecido com causa de la incipiente Reforma Gregoriana.

II. Los deseos de reforma

La reforma fue iniciada por monjes cluniacienses, siendo muy diferente al interpretarse por ambos
bandos:

Para el Papa, la reforma sólo era posible si se libraba a la Iglesia de los poderes laicos, consiguiendo así
la libertas ecclesie. Esta libertad se conseguiría por medio de varios métodos:

1. Consiguiendo el control del nombramiento de los cargos eclesiásticos y eliminando la


simonía; la compra-venta de cargos.

2. Eliminando el nicolaísmo, es decir, el concubinato.

3. Reformando la figura de obispos, sacerdotes y el propio Papado.

4. Instaurar una Teocracia Pontificia, es decir, situar al Papa por encima de todo poder.

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Para los emperadores, por el contrario, la reforma sólo era posible si se contemplaba el control total de
la Iglesia por parte del Emperador –cesaropapismo–.

III. El camino hacia la Reforma Gregoriana

La Reforma Gregoriana supuso la centralización de las estructuras De la Iglesia bajo la mano del Papa,
aunque fue un proceso lento entre los ss. XI - XIII.

a) La reforma imperial

Es iniciada por la actitud cesaropapista de la dinastía de Franconia (1024-1125), que permite a los
monarcas comenzar la reforma. En el 1044, Enrique III nombra papa a León IX, quien da el inicio a la
Reforma. En el 1054 se produce el cisma con la Iglesia de Oriente. De manera paralela, en el sur de Italia se
instalan los normandos contratados como mercenarios por los italianos y bizantinos, llegando a asentarse y a
crear sus propios dominios a cargo de la familia Altavilla, liderada por Roberto Guiscardo.

b) El inicio de la reforma pontificia y los normandos de Italia

A la muerte de León IX (1055), Enrique IV se queda al poder y se convierte en monarca en el 1056. El


hecho de que fuera aún un niño provocó un vacío de poder, que fue aprovechado por la nobleza alemana y por
los papas. En el 1057 se elige al pontífice –sin contar con el Emperador– Esteban IX, sucedido por Nicolás II,
quien fija un nuevo sistema de elección del Papa: será elegido, a partir de ahora, por cardenales en el seno de la
Iglesia y sin contar con el Emperador.

Debido a estas medidas, el Papado afianza su poder en el centro de Italia,


aliándose con los normandos –quienes habían acudido en ayuda del bando contrario–,
reconociendo a Roberto Guiscardo sus dominios a cambio de su vasallaje. Gracias a
esto el control normando se expande: en el 1072 conquistan toda Italia sur, expulsando
a los bizantinos; en el 1091 toman Sicilia de parte de los sarracenos.

En el 1073 es elegido papa Hildebrando (1073-1085), más conocido como


Gregorio VII. Siendo un radical reformista, es el verdadero responsable de la Reforma
Gregoriana. Como parte de esta reforma, en el 1075 promulga la Dictatus pape, un
compendio de 27 ideas que fijan al papa como único poder universal, siendo soberano,
inviolable, inflalible, injuzgable, etc. Son estas leyes las que provocan el choque
definitivo, ya que Enrique IV lo considera un ataque directo al poder imperial.

IV. Reforma Gregoriana e Imperio: la Querella de las Investiduras (1073-1123)

Enrique IV convoca una asamblea en la que depone al papa. Como


consecuencia, Gregorio VII excomulga al emperador, arrebatándole de todos
los vínculos que éste tenía –ya fuera con vasallos o con otros países–. La
nueva situación de precariedad en la que se encuentra Enrique IV –quien
tiene que hacer frente a numerosos levantamientos a partir de ahora–, le
lleva a viajar a Italia a negociar con el papa. Se produce así la famosa
humillación de Canossa (1077), en la que Enrique IV estuvo tres días a las
puertas de la casa de Gregorio VII para que éste le dejara negociar. Una vez
que se apaciguó el ambiente y Enrique IV fue admitido en el seno de la
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Iglesia de nuevo, reunió a los ejércitos y marchó contra Roma. Gregorio VII tuvo que refugiarse en el Castell
de Sant’Angelo hasta que fue rescatado por los normandos. Murió en el exilio.

La querella de las investiduras acaba en el 1122 con el Concordato de Worms, firmado por Enrique V
y el nuevo papa Calixto II. En este concordato se acordó que el Emperador concedía la libertas ecclesie a
cambio de que los cargos a elegir fueran propuestos por el emperador.

El conflicto provocó que a largo plazo se consolidara el concepto de la ruptura de poderes, ya que
ambos no tenían por qué estar juntos.

En 1123 el papa Calixto convoca un concilio en Letrán, donde se confirma el Concordato de Worms. A
pesar de la tregua que se vivía, se trataba sólo de una tregua temporal. A med. s. XII se reinicia el conflicto con
dos bandos diferentes.

13.3 El segundo choque: Federico I Barbarroja y la lucha por el Dominium mundi (1123-1198)

I. La división política del Imperio y el nacimiento del Reino de Sicilia

Por un lado tenemos a los partidarios del papa –los duques de Baviera, llamados Welfos– y a los
partidarios del emperador –duques de Suabia, conocidos como los Staufen, con centro en el palacio de
Waiblingen–.

En 1137 el trono imperial pasa a la familia de los Staufen (1137-1254). En 1135 el duque normando
Roger II se convierte en rey, dando comienzo al Reino de Sicilia –compuesto por italianos, bizantinos,
islámicos y normandos–. Sicilia es la frontera y principal enemiga de los bizantinos de los Balcanes. Es un
reino vasallo del papa, que existe desde el s. XII hasta Garibaldi en el s. XIX.

En el 1139 se convoca el II Concilio de Letrán gracias a Inocencio II, donde se confirman las leyes
impuestas por la Reforma Gregoriana.

II. Federico I Barbarroja (1152-1190) y el Dominium mundi

Federico I Barbarroja intentó ser el primero en obtener el dominium mundi, es decir, el poder
universal –una actitud cesaropapista–. Esta actitud choca con el papado reformador, encabezado por Alejandro
III. El choque no tarda en llegar, conformando dos bandos principales:

– Por un lado, el papa estaba apoyado por la alta nobleza alemana, por los Welfos y por las ciudades
norteñas de Italia, sedientas de independencia –se hacían llamar la Liga Lombarda, con Milán al frente de
todas–.

– Por otro lado, los apoyos de Federico I se basaban en varios antipapas que iban en contra de la Liga
Lombarda.

Podría decirse que Federico I no calculó bien su jugada, ya que el Imperio no era lo suficientemente
fuerte como para imponerse al papado, que por el contrario era más poderoso que nunca. En 1177 Federico I
reconoce que no puede vencer y pide una reconciliación con Alejandro III, conocido como la Paz de Venecia.

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En 1179 Alejandro III convoca el III Concilio de Letrán en el que se confirman las medidas de la
reforma, se modifica la elección del papa –ahora ha de contar con 2/3 del colegio cardenalicio–, se impulsa la
creación de escuelas, se prohíbe la usura, el comercio bélico con musulmanes y se condenan los torneos y
herejías.
Federico I reorienta su política hacia la diplomacia, casando a su hijo con Constanza Altavilla,
heredera de Roger II de Sicilia –de esta manera, se asegura el domino de los estados pontificios, ya que quedan
rodeados por su territorio–.

En 1189 se pone al frente de la III Cruzada, ya que en 1187 Jerusalén había caído en manos de los
sarracenos. Sin embargo, a poco tiempo de llegar a Tierra Santa –en 1190–, sufre un accidente en el que muere
ahogado en un río. La cruzada se disuelve pronto y el trono pasa a su hijo, Enrique VI (1190-1197).

Siendo sucesor Enrique VI, toma las mismas políticas que su padre y queda cerca de conseguir sus
metas. En 1194 se hace coronar rey de Sicilia, provocando el cambio dinástico de los Altavilla a los Staufen,
que permanece hasta 1266. Planea una expansión por el Mediterráneo, aunque sus intenciones son frustradas
por su repentina muerte en 1197. La muerte de Constanza Altavilla en 1198 deja a un joven heredero al trono,
Federico Roger –el futuro Federico II–, que queda bajo la tutela del papado por orden de Constanza.

13.4 Inocencio III y el triunfo de la Teocracia Pontificia (1198-1216)

Lotario dei Conti de Segni hace realidad el sueño gregoriano gracias a su corta edad y a sus
capacidades personales. La Iglesia en este momento contaba con el dominio de estructuras muy fuertes, además
de aprovechar el contexto de ausencia imperial. Consigue controlar Roma y los Estados Pontificios,
aumentando su influencia sobre el Imperio. En esta sede vacante, el papa confía el trono a Otón IV, duque de
Baviera –coronado emperador en 1209–, con la condición de que
renunciara a Sicilia. A pesar de los votos iniciales, rompe su
promesa, por lo que es excomulgado y depuesto, dejando vía
libre para el joven Federico II.

Este conflicto papado-Imperio se combina con la guerra


entre Francia e Inglaterra, en la que Otón IV se alía con los
ingleses y el papado con Francia. Los movimientos bélicos
culminan en el 1214 con la batalla de Bouvines, en la que Otón
IV es finalmente derrotado, perdiendo toda pretensión al trono y
cediéndoselo a Federico II.

Inocencio III extiende su poder a otros territorios


europeos, los cuales quedan como vasallos de Roma –se incluyen
Sicilia, Hungría, Polonia, Dinamarca, Portugal, Aragón e Inglaterra, a causa del conflicto de Juan sin Tierra–.
Del mismo modo, promueve numerosas cruzadas, entre ellas la IV y la V cruzadas contra musulmanes, la
primera cruzada contra herejes –Cruzada Albigense promovida en 1208– y una cruzada en España, la cual
acaba con la victoria cristiana en Navas de Tolosa en 1212 frente a los almohades, el día más feliz de Inocencio
III.

Su papado culmina en 1215 con el IV Concilio de Letrán, con asistencia masiva y donde se promulgan
cánones políticos –Federico de Sicilia queda como único candidato al trono; se confirma el dogma de la
transubstanciación, el uso del pan y el vino en la liturgia– cánones eclesiásticos –aprobaron las órdenes
mendicantes–, cánones laicos –regularon las obligaciones de los laicos–.
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La acción de Inocencio III es decisiva para la consolidación de la Teocracia Pontificia y por su estadía
en el tiempo. Inocencio III muere en 1216.

13.5 El último choque de los dos poderes: Imperio y Papado en el siglo XIII (1216-1274)

I. Federico II y el Papado teocrático (1220-1250)

Como emperador, Federico II Staufen fue un hombre culto y políglota, refinado y abierto al Islam, ya
que fue rey de Sicilia desde 1198. Le coronaron emperador en 1220. Potencia la creación de escuelas,
estudiando él mismo en la Escuela de Palermo y fundando la Universidad de Nápoles.

En pensamiento político, se propone dominar Italia y obtener el dominium mundi, que chocará con las
partes implicadas de siempre –nobleza alemana, ciudades norteñas de Italia, welfos y el papa, en este caso
varios: Honorio III, Gregorio IX e Inocencio IV–. Fue una guerra sin cuartel en todos los ámbitos: Federico II
invade Roma, desatando el hecho de que el papa lo condene como hereje y promulgue una Cruzada contra él,
de manera paralela a que el emperador acuse al papa de ser un mal cristiano.

Federico II consigue expulsar a los papas de Roma, aunque no acaba con ellos del todo. En 1245
Inocencio IV convoca el Concilio de Lyon, en el que excomulga, condena y depone al emperador, quien
comienza a perder apoyos de manera masiva. Federico II muere finalmente en 1250, sin herederos.

II. El Gran Interregno (1250-1273), el triunfo del Papado en Italia (1260-1268) y el II Concilio de Lyon
(1274)

Durante esta etapa hubo una falta de decisión sobre quién ocuparía el trono. Se extendió entre
1250-1273, provocando que la autoridad imperial no se recuperase nunca más. En 1273 se elige al conde
Rodolfo de Habsburgo. En Italia, por otro lado, los sucesores del Imperio son los reyes de Sicilia, quienes
aspiran al dominio de Italia entera. Para conseguirlo, buscan ayuda en Francia, más concretamente en el
hermano de Luis IX, Carlos de Anjou. Entre 1266 y 1268, éste entra en Italia y se hace con su dominio,
proclamándose rey de Sicilia y eliminando a los Staufen. Los Anjou se mantendrían en el poder de Sicilia hasta
el s. XV. El papado por fin había triunfado.

En 1274, el papa Gregorio X convoca el II Concilio de


Lyon, donde se institucionaliza el color rojo como el oficial
de los cardenales y se impone una nueva forma de elección
papal, en vista de las indecisiones que habían ocurrido en
tiempos anteriores. En esta nueva medida, los cardenales
serían encerrados bajo llave en una sala y puestos a decidir.
Si se excedían en su elección, a partir del tercer día sólo eran
alimentados con una comida al día; a partir del quinto, sólo
con agua y pan. Este método recibió el nombre de Clausi
cum clave, que actualmente se conoce como Cónclave.

III. Balance de la pugna Papado-Imperio

La victoria final del Papado hizo que se dejase de tener una idea de un Imperio Cristiano Universal, de
iguala manera que se dejó de creer en la unidad entre Alemania e Italia, pasando los Alpes a ser la frontera
natural entre ambos territorios.
!105
Sin embargo, no todo fue favorable para la Santa Iglesia, ya que los papas perdieron prestigio por su
involucramiento en los numerosos enfrentamientos abiertos. Además, la Teocracia Papal ha de enfrentarse a
enemigos mucho más fuertes que emperadores, como son los reyes, cuyo poder está mucho más concentrado
que el de los emperadores. Se inicia, por tanto, el declive de esta Teocracia Papal.

Como idea general, la lucha va a provocar la crisis de la idea de cristiandad entre los creyentes.

13.6 Resistencias a la nueva realidad eclesiástica-religiosa: las corrientes disidentes y las grandes herejías

I. Los movimientos heterodoxos: causas y características

Se deben en mayor medida a los cambios económicos, que provocaron un malestar en la forma de vivir
la religión de las personas. Los ateos, en este caso, no es que no creyeran en Dios, sino que su fe requería más
de ellos; eran mucho más exigentes que los católicos. Este sentimiento crítico, unido al excesivo control por
parte de algunos sectores de clérigos –quienes ejercían un verdadero monopolio–, generaron más dudas y más
exigencias en estos sectores de la población, que pedía una serie de cambios:

– Una Iglesia evangelizante en materia militar y moral. Que practicaran la pobreza, la dedicación, el
ejemplo y la asistencia social como predica el Evangelio.

– Buscaban un regreso al ideal que tenían de la Iglesia primitiva, es decir, simplificando la liturgia.

– Critican la jerarquía interna de la Iglesia.

II. Las herejías plenomedievales

Había varios modelos de herejías, algunas con más calado que otras:

1. Corrientes urbanas de reforma radical (agresivas).

2. Corrientes itinerantes (muy agresivas).

3. Corrientes mileniaristas que creían en la proximidad del fin del mundo.

4. Corrientes proféticas, que creían en un fin del mundo con una fecha determinada. De esta corriente
destaca el Joaquinismo, difundido por el cisterciense italiano Joaquín de Fiore. Vaticinó para el 1260 el inicio
de una nueva era, la Era del Espíritu, caracterizada por una Iglesia espiritual sin jerarquía alguna. Fue vista de
manera hostil, aunque fue favorecida por los enemigos del papado. A esta corriente se suma una minoría de
franciscanos muy militarizados y espirituales.

5. Valdismo. Es una corriente pauperista fundada por Valdo en Lyon. Abandonan toda riqueza, por lo
que sus miembros pueden ser llamados valdenses o Pobres de Lyon. Fue una corriente muy amplia y
evangelista que defendía el derecho de los laicos a predicar.

6. Corrientes dualistas o maniqueos. Los más notables en esta época fueron los cátaros, cuyo nombre
proviene del griego puros. Creían en la existencia de dos miembros creadores: Dios como creador del alma y de
las cosas buenas y Satanás como creador del cuerpo y las cosas materiales, las malas. Por este motivo es por el
cual rechazaban la carne –tanto el pecado como la comida, por lo que nos encontramos ante los primeros
!106
vegetarianos–, rechazaban la Iglesia y los juramentos, al igual que los vínculos terrenales, negaban la muerte de
Cristo en la cruz y la Resurrección de los muertos, al igual que el culto a Los Santos y a las reliquias y
eucaristía. Pertenecer a esta corriente requería un nivel cultural alto y una forma de vida exigente y rigurosa.
Tiene una especial acogida en la zona sur de Francia, especialmente en Albi, donde serán denominados
Albigenses.

III. Las respuestas de la Iglesia

Las herejías suponían un verdadero peligro para la Iglesia, por lo que condenó todas y cada una de ellas,
imponiendo una serie de métodos para acabar con ellas.

a) Métodos de persuasión

Los predicadores de corrientes heréticas eran reintroducidos en órdenes religiosas aceptadas por la
Iglesia, ya fueran dominicos, cistercienses, etc. Había debates públicos entre los líderes de las conductas
heréticas y aquellos que pertenecían a corrientes católicas, en algunos de estos debates ganaban los herejes,
cosa que no convenía a la Iglesia.

Es en este momento cuando se desarrolla un discurso sobre la herejía, que se comienza a ver como un
cáncer para la sociedad Cristiana, considerando a los herejes peores que los sarracenos. Es este pensamiento de
odio el que da lugar a los movimientos de represión.

b) Métodos de represión

Es aplicado por poderes públicos en contra de los herejes y sus cómplices, como es el caso de señores
que permitían que vivieran herejes en sus tierras.

– Vía legislativa. Procesos como la excomunión, la marginación social, la confiscación de


bienes o sanciones penales que contemplaban la muerte.

– Vía militar: la Cruzada Albigense (1209-1229). Predicada


por Inocencio III en 1208 y protagonizada por cruzados del norte de Francia
hacia tierras sureñas, liderados por Simón de Montfort enc otra de herejes y
cómplices –principalmente el conde de Tolosa–. Hay que mencionar que los
habitantes de estas tierras perjudicadas eran vasallos del rey de Aragón,
Pedro II el Católico, quien estaba atado de pies y manos, ya que la Cruzada
la había predicado el papa, su señor feudal.

El año clave es 1213, cuando el rey de Aragón acude en ayuda de sus


vasallos, precipitando la batalla de Muret, que acaba con su propia muerte.
Significa el fin de la presencia de la Corona de Aragón en el sur de Francia.

La Cruzada Albigense culmina en 1229 con la victoria francesa y la anexión de las tierras del sur a La
Corona. Sin embargo, no consiguen ponerle fin a la herejía, poniendo en macha el último método.

– Vía policial: la Inquisición. Nace en 1231 en Tolosa y fue confiada a monjes franciscanos y
dominicos. Tendrá un éxito rotundo en la desaparición de los cátaros a finales del s. XIV.
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!108
TEMA 14. LA EVOLUCIÓN DE LOS REINOS MEDIEVALES

14.1 La conformación de las monarquías feudales

Existen varios tipos de definiciones para el mismo concepto, siendo el primero el que se trata de aquel
reino en el que el rey ese señor de señores que están vinculados a él mediante vasallaje, ó, también comprende
el espacio político en el que viven los vasallos de un rey. Para llegar a una monarquía feudal, había dos
caminos: el reforzamiento de la autoridad de unos reyes ya fuertes en Alta Edad Media, como Inglaterra y los
reinos hispanos, y la integración, por parte del rey, de entidades políticas autónomas como ducados, condados y
señoríos, como en Francia.

A la "monarquía feudal" se llega por dos caminos:

• A través del reforzamiento de la autoridad de unos reyes ya fuertes en la Alta Edad Media. Es el
caso de Inglaterra y los reinos hispanos.

• Por medio de la integración, por parte de la monarquía, de entidades políticas autónomas


(ducados, condados, señoríos). El mejor ejemplo es Francia.

Todos los reyes emplean las mismas fórmulas para consolidar su autoridad:

• Fuerza militar, es decir, el uso de la guerra para acabar con los rivales externos e internos, para ganar
así vasallos y con ello aumentar las fidelidades.

• Consolidan definitivamente un sistema de sucesión hereditario.

• Rituales de exaltación y sacralización del rey y de la familia real: coronación, consagración, bautizos
reales...

• Teorías políticas: son ideologías que exaltan la monarquía, basadas en principios cristianos, feudales y
romanos. Algunas de estas ideas son: el rey como representante de Cristo en la tierra, el rey como
autoridad divina (Rex gratia Dei), el rey como fuente de todo derecho y justicia, el rey como
encarnación de la comunidad del reino, el rey como emperador en su reino (Rex imperator in regno suo
est).

• Desarrollo de estructuras de poder cada vez más fuertes y eficaces: fiscalidad real, hueste real
(formada por nobles, caballeros y milicias urbanas) y justicia regia, cada vez más extendida y respetada.

En este proceso aparecen en Europa en el siglo XII las asambleas representativas estamentales, así
llamadas porque forman parte de ella la nobleza, el clero y las ciudades. Estas asambleas surgen como la
evolución de la Corte feudal, y representan a la comunidad política: en España reciben el nombre de Cortes,
mientras que en Inglaterra son conocidas como el Parlamento, y como Estados Generales en Francia.

Las "monarquías feudales" con consecuencia de dos procesos:

• Proceso de institucionalización: las instituciones son cada vez sólidas y evolucionadas.

• Proceso de territorialización del poder real.


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Estos procesos son logrados por los reyes a partir de las prácticas feudo-vasalláticas que ya existían
inicialmente (fidelidad y obligaciones mutuas): los reyes extienden estas prácticas individuales al conjunto de
la comunidad, desarrollan instituciones que alcanzan a toda la población, y finalmente logran gobernar reinos
formados por "vasallos naturales", personas vinculadas al rey por el simple hecho de haber nacido en el reino.
A finales del siglo XIII los reinos europeos estaban ya unidos por vínculos políticos, que eran más territoriales y
colectivos que feudales y personales.

14.2 Francia e Inglaterra: el gran conflicto Capeto-Plantagenet

I. El reino de Francia y el ascenso de los Capeto (1060-1180)

A mediados del siglo XI el reino de Francia estaba


dividido y tenía una monarquía débil: estos reyes, los Capetos,
gobernaban únicamente de forma efectiva una pequeña
franja, y estaban rodeados por grandes vasallos con más
tierras, rentas y personas. Estos señoríos pueden dividirse en
norte y sur:

• Señoríos del norte: ducado de Normandía, ducado de


Bretaña, ducado de Borgoña y varios condados
(Champaña, Blois, Anjou, Maine). Estos territorios
norteños hablaban la lengua de oil, es decir, el francés.

• Señoríos del sur: ducado de Aquitania, ducado de


Gascuña, condado de Tolosa y condado de Barcelona.
Estas regiones sureñas hablaban la lengua de oc, es decir,
el occitano o provenzal, y estaban muy alejadas de París y
de la monarquía Capeto, por lo que estos territorios van
quedando bajo la creciente influencia de los condes de Barcelona, que acabarán siendo los reyes de
Aragón.

El objetivo de los Capetos era imponer su autoridad efectiva a todo el reino, y para ello
aprovecharon sus poderes feudales superiores en tanto que eran reyes, señores de señores: en el caso de Francia,
el rey era consagrado y ungido, y esa condición situaba su figura por encima de cualquier señor. Los Capetos
van a lograr imponer su autoridad en un proceso muy largo, lento y complejo, que empieza en el siglo XI
y culmina exitosamente en el siglo XIII.

En el siglo XI los reyes eran débiles y estaban por tanto a merced de la aristocracia, pero la situación
empieza a cambiar con Luis VI, el Gordo (principios del siglo XIII), que va ganando peso y va reforzando la
autoridad real frente a los grandes vasallos. Más importante será su hijo, Luis VII (1137-1180), que consolida
aún más la autoridad real, y toma una medida trascendente: su matrimonio con la heredera del gran ducado
de Aquitania, Leonor de Aquitania, y este matrimonio permite al rey francés extender su influencia por buena
parte del suroeste de Francia. Pero el problema viene cuando este matrimonio es finalmente anulado, ya que
inmediatamente después Leonor de Aquitania se casará con el gran rival del rey de Francia: el rey de
Inglaterra.

II. De la Inglaterra anglosajona a la Inglaterra anglonormanda (1042-1154)


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En el 1066 muere sin descendencia el rey de Inglaterra Eduardo III el Confesor, el último rey
anglosajón, y por ello se inicia una crisis sucesoria ante la cual se presentan dos candidatos al trono: Harold,
miembro de la aristocracia anglosajona, y el duque de Normandía, Guillermo I el Bastardo, aliado y pariente
de Eduardo III. El conflicto por la sucesión desemboca en la guerra y la invasión de Inglaterra por parte de los
normandos, que culmina con la Batalla de Hastings (1066), en la cual muere Harold y vence Guillermo I, el
cual se convierte en Guillermo el Conquistador.

Tras la victoria de Guillermo I, se pone fin a la Inglaterra


anglosajona y comienza la historia de la Inglaterra
anglonormanda, ya que ahora el reino está gobernado por una
dinastía normanda, y la aristocracia anglosajona prácticamente
desaparece y es sustituida por una aristocracia normanda. Los
normandos llevan a Inglaterra las instituciones feudales,
comenzando así una sociedad más feudal, acorde a las
sociedades europeas.

Los sucesores de Guillermo I viven una crisis interna


(finales del siglo XI-principios del siglo XII), una época de
lucha por el trono con la nobleza, hasta que en 1135 el poder
pasa a la nieta de Guillermo I, Matilde, que va a ser reina de
Inglaterra y esposa del señor francés Godofredo
Plantagenet, conde de Anjou, Maine y Turena.

Matilde y Godofredo tienen un hijo, el cual va a heredar una


enorme herencia: Enrique II Plantagenet (1154-1189), uno de
los grandes protagonistas del siglo XII, comparable en
importancia al emperador Federico I Barbarroja, un gran político que recibe en herencia el reino de
Inglaterra, el ducado de Normandía, los condados de Anjou, Maine y Turena, la influencia sobre el
ducado de Bretaña, y los dominios de su esposa, Leonor de Aquitania. Estos vastos dominios es lo que se
denomina Imperio Angevino o Plantagenet, y es la primera potencia política del siglo XII.

III. El Imperio Angevino y la “Gran Guerra Capeto-Plantagenet” (1154-1223)

Enrique II Plantagenet aplica una serie de políticas:

• Centraliza el gobierno de Inglaterra, y esto le supone un choque frontal con la Iglesia de Inglaterra,
hecho que conlleva un enfrentamiento con el arzobispo de Canterbury, Thomas Becket, el cual se
opone al rey, y termina siendo asesinado en 1170, en la catedral de Canterbury, por parte de un caballero
del rey.

• Extiende la hegemonía de Inglaterra a las Islas Británicas: Gales, Escocia y el norte de Irlanda.

• Actúa en Francia como el primer poder del reino: es el poder más fuerte del reino, pero no el
primero, ya que en Francia existen vasallos más poderosos que el rey, y no hay que olvidar que un señor
de un territorio puede a su vez ser vasallo de uno más grande, como ocurre con el sur de Francia.

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Esta situación, en la cual un vasallo es más poderoso que el rey, provoca un choque frontal entre los
Plantagenet de Inglaterra y los Capetos de Francia, un conflicto que es una "Gran Guerra" internacional,
comparable y paralela a la pugna Papado-Imperio, y claro precedente de la Guerra de los Cien Años.

Esta guerra tiene una serie de fases:

• 1ª fase (1154-1180): en esta fase se enfrentan Enrique II Plantagenet y Luis VII, y es un momento
de claro predominio de los Plantagenet. En 1180 muere Luis VII, y le sucede su hijo: Felipe Augusto
(1180-1223).

• 2ª fase (1180-1189): es una etapa de equilibrio. En el 1189 muere Enrique II Plantagenet, y le sucede
en el trono su hijo: Ricardo Corazón de León (1189-1199), rey mítico, prototipo de rey caballero y
cruzado.

• 3ª fase (1189-1199): en esta fase se mantiene el equilibro de fuerzas, y poco a poco el rey Ricardo se
impone, pero una muerte tonta le pilla por sorpresa.

• 4ª fase (1199-1216): a Ricardo Corazón de León le sucede su hermano, Juan Sin Tierra, que no tiene
la misma talla ni el mismo carisma que Ricardo, y por tanto tiene menos capacidades, y con él se inicia
el declive del Imperio Angevino. En 1204 el rey Felipe Augusto conquista el ducado de
Normandía, y los condados de Anjou, Maine y Turena.

En este momento, el conflicto Capeto-Plantagenet


se mezcla con la pugna Papado-Imperio: Juan Sin Tierra se
alía con el emperador Otón IV, y Felipe Augusto se alía con el
papa Inocencio III. Por si no fuera suficiente, a este doble
conflicto se suma un tercero: el conflicto por la hegemonía
en el sur de Francia entre el rey de Aragón y los cruzados
de la Cruzada Albigense. Se forman en este contexto dos
coaliciones: una formada por Juan Sin Tierra, el emperador
Otón IV y el rey de Aragón Pedro el Católico, y otra integrada
por Felipe Augusto y el papa Inocencio III.

Esta disputa se resuelve a través de varias batallas:

o Batalla de Muret (1213): en esta batalla el barón francés


Simón de Montfort derrota y mata a Pedro el Católico.

o Batalla de la Roche-aux-Moines (1214): en esta batalla Juan Sin Tierra desembarca en


Aquitania, pero es derrotado por los franceses.

o Batalla de Bouvines (julio de 1214): en esta batalla el emperador Otón IV es derrotado por el
rey Felipe Augusto.

En los años posteriores a estas victorias francesas el rey Felipe Augusto conquista la mayor
parte del Imperio Angevino, restando solamente el ducado de Gascuña, que permanece en manos del
rey de Inglaterra. En 1223 muere Felipe Augusto, auténtico constructor de la Francia medieval.

!112
A partir de principios del siglo XIII se puede
contar la historia de Francia e Inglaterra de
forma separada.

-El reino de Inglaterra en el siglo XIII: del Imperio


Angevino a la monarquía parlamentaria:

• La Carta Magna (1215):

Juan Sin Tierra es considerado el peor rey


de Inglaterra, debido a sus derrotas y pérdidas
territoriales, lo que supuso la crisis del Imperio
Angevino. Esta situación da lugar a una rebelión en Inglaterra en 1215, la denominada Primera Guerra
de los Barones, que imponen al rey un documento importante: la Carta Magna o Magna Carta
Libertatum. Es un texto que garantiza a la nobleza, la Iglesia y la burguesía de las ciudades una serie de
derechos y privilegios frente a la autoridad real.

Este documento supuso la subordinación de la monarquía inglesa al control de la aristocracia, del clero y
de la burguesía, y por tanto la Carta Magna es considerada el primer paso de la transformación de
Inglaterra en una monarquía parlamentaria. Es decir, nos encontramos ahora en una monarquía pre-
parlamentaria.

• El reinado de Enrique III (1216-1272):

Juan Sin Tierra muere en 1216, y a él le sucede su hijo Enrique III (1216-1272), un reinado
largo marcado por los fracasos. En el exterior, intentó recuperar el Imperio Angevino, pero no lo
consiguió. Al mismo tiempo Inglaterra pierde su influencia en las Islas Británicas.

En el interior, Enrique III intenta actuar contra el


control de la Carta Magna, lo que provoca una Segunda
Guerra de los Barones (1264-1265), que termina entre
1266-1267 por medio de un acuerdo, por el cual el rey
recupera buena parte de su autoridad, pero a cambio
acepta la Carta Magna. De esta forma, en la segunda
mitad del siglo XIII se consolida en Inglaterra una
monarquía parlamentaria, es decir, una monarquía fuerte
que requiere de tres fuerzas (nobleza, clero, burguesía).

Enrique III muere en 1272, y a él le sucede su hijo,


Eduardo I (1272-1307), con el que comienza la Guerra
de los Cien Años.

!113
IV. El reino de Francia en el siglo XIII: el “Siglo de San Luis”:

a) Luis VIII (1223-1226) y la regencia de Blanca de Castilla:

En 1223 muere el rey Felipe Augusto y le sucede Luis VIII, el León (1223-1226), reinado corto
debido a que muere joven. Es marido de una princesa española muy célebre en Francia: Blanca de
Castilla, hija de Alfonso VIII.

El reinado de Luis VIII es importante, ya que consolida los logros de su padre. Su mayor mérito
es haber liderado la Cruzada Albigense en el sur de Francia: en ella, Luis VIII se hace con el control
político y militar de buena parte del sur de Francia, y lleva a la monarquía Capeto a las orillas del
Mediterráneo. No obstante, el rey muere en 1226 y le sucede su hijo, Luis IX, conocido como San
Luis.

b) El reinado de San Luis (1226-1270):

Al acceder al trono durante su minoría de edad, se abre un vacío de poder, un periodo de crisis,
y al frente del reino queda como regente Blanca de Castilla. Se produce una revuelta de la alta
nobleza ante el vacío, pero va a ser sofocada por la reina. El otro gran mérito de Blanca de Castilla fue
poner fin a la Cruzada Albigense en 1229, lo que significó el dominio y la consolidación definitiva del
rey de Francia en el sur.

En 1235 Luis IX ya es adulto y empieza a gobernar en solitario (1226-1270). Se va a convertir en


el prototipo de rey medieval, es considerado ya en vida rey santo, pues es canonizado a finales del
siglo XIII, y además está movido por grandes ideales compatibles con los intereses del reino.
En el interior, San Luis se mueve por el bien común: su reinado es considerado de buen gobierno de
sus súbditos, y más tarde este periodo temporal será recordado como los buenos tiempos del señor San
Luis. Con este rey la monarquía Capeto extiende su autoridad al conjunto del reino de Francia y
de sus barones.

En el exterior, su ideal es la paz entre los reyes cristianos, ya que estos deben unirse contra los
verdaderos enemigos de la Cristiandad; es comprensible que San Luis buscase este fin tras un agitado
siglo XII de conflictos entre reyes cristianos. San Luis promueve grandes tratados de paz:

o En el sur de Francia se da una situación muy inestable, debido a que su población era hostil al
rey de Francia, y el rey de Aragón era el señor feudal de buena parte de estas tierras, incluso
había población que pedía al rey de Aragón que les liberase de la ocupación francesa.

San Luis pretende resolver esta cuestión, y para ello promueve el Tratado de Corbeil en 1258,
por el cual Luis IX renunció a sus derechos sobre los antiguos condados de la Marca
Hispánica (sur de los Pirineos), a cambio de la renuncia del rey de Aragón, Jaime I, el
Conquistador (hijo de Pedro el Católico), de sus derechos feudales en el sur de Francia
(norte de los Pirineos).
La consecuencia de este acuerdo de paz fue que los Pirineos se convirtieron desde entonces en
una frontera política entre Francia y la Península Ibérica.

o En 1259 Luis IX firma el Tratado de París con Inglaterra, movido para acabar con la vieja
guerra Capeto-Plantagenet. Con este pacto, San Luis reconoció al rey de Inglaterra la
!114
posesión del ducado de Gascuña (lo que quedaba del Imperio Angevino), a cambio de que
este se declarase vasallo del rey de Francia en dicho ducado. Por su parte, Enrique III
renuncia a recuperar otros territorios.

Esta paz se firmó con el ánimo de lograr una


paz estable y larga, pero en realidad será una de
las causas que propicien la Guerra de los
Cien Años.

Luis IX reina en una época en la que se


produce una expansión exterior del reino de
Francia, que se convierte en el reino
hegemónico europeo en el siglo XIII, que por
esta razón es conocido como el "Siglo de San
Luis":

o Se expande hacia el condado de Flandes,


territorio vasallo integrado en reino, pero muy
rico, autónomo, urbanizado, con un gran
comercio, y al mismo tiempo muy vinculado a
Inglaterra.

o Se dirige a la Península Ibérica, y a mediados del siglo XIII el reino de Navarra pasa a
manos de la dinastía de los condes de Champaña, vasallos del rey de Francia.

o Se extiende al condado de Provenza, territorio imperial que queda vinculado a reyes franceses,
pues Carlos de Anjou (hermano de San Luis) se convierte en conde de Provenza por medio de
un enlace matrimonial.

o Finalmente, se expande hacia Italia, apoyando a los papas en su lucha contra los Staufen, y por
medio de Carlos de Anjou, que se convierte en rey de Sicilia en el 1266.

San Luis es también uno de los últimos defensores del ideal de Cruzada: participa como
impulsor en la Séptima Cruzada (1248-1252) y la Octava Cruzada, en la cual muere en 1270.

c) Felipe III el Atrevido y las Vísperas Sicilianas (1270-1285):

A San Luis le sucede su hijo, Felipe III, el Atrevido (1270-1285), reinado en el que se mantiene
la hegemonía exterior francesa:

o Casa a su hijo y sucesor, Felipe IV, con la heredera del reino de Navarra, y así los reyes de
Francia se convierten también en reyes de Navarra.

o Apoya a su tío Carlos de Anjou en Italia, el cual se propone una gran política expansionista
en el Mediterráneo: en tanto que rey de Sicilia, quiere conquistar el norte de África, el Imperio
Bizantino, Jerusalén y el conjunto de Tierra Santa, y el Mediterráneo occidental, y aquí choca
con la Corona de Aragón, que también se expande por esta zona con Jaime I, el Conquistador

!115
(tomando Mallorca, Valencia, estando
los catalanes en la costa... todo era
propicio para impulsar esta expansión
marítima).

Para sufragar esta política expansiva,


Carlos de Anjou incrementa su
autoridad en el reino de Sicilia, y
aumenta los impuestos, lo que genera
un creciente rechazo, sobre todo en la
isla de Sicilia, por parte de la
población. Todo este malestar general
termina en 1282, cuando tienen en lugar
las denominadas Vísperas Sicilianas, una gran revuelta antifrancesa, así llamada porque estalló
cuando la gente salía de la misa de vísperas.

Aunque se cree que la revuelta fue propiciada por la violación de unas damas sicilianas
por parte de unos angevinos, en realidad la revuelta estaba planificada, ya que en ella estuvieron
implicados los sicilianos, los gibelinos, los bizantinos (que temían la invasión de Carlos de
Anjou) y el rey de Aragón, Pedro el Grande, casado con una princesa de origen siciliano:
Constanza, descendiente de Federico II, y por tanto última Staufen.

Los sicilianos liquidaron a todos los franceses de la isla, y en esos momentos apareció la
flota de almogávares del rey de Aragón, que interviene en la isla, toma control de ella, y Pedro
entonces se proclama rey de Sicilia en nombre de su mujer Constanza.

Carlos de Anjou pide ayuda a su sobrino, el rey Felipe III, y organiza entonces una
cruzada, con apoyo del papa, contra el rey de Aragón, en 1285: la Cruzada de Cataluña. Se
denomina así porque en ella el ejército francés invade la Corona de Aragón, pero termina con la
derrota del rey de Francia, que muere en el camino de vuelta en 1285, año en que muere
también Carlos de Anjou.

La guerra prosigue hasta llegar en 1302 a la Paz de Caltabellotta, acuerdo donde el


reino de Sicilia queda partido en dos: un reino continental, con capital en Nápoles, en manos
de la dinastía de los reyes de Francia; y otro reino insular, con capital en Palermo, bajo dominio
de una dinastía de la Corona de Aragón, consolidando así la presencia catalano-aragonesa en la
isla. A partir de aquí, se habla del Reino de las Dos Sicilias.

A Felipe III le sucede Felipe IV, el Hermoso (1285-1314), rey con el que empieza una nueva
época en Francia.

14.3. Los reinos hispanos y la Reconquista:

En los siglos XI-XIII los reinos hispanos entran en otra etapa histórica, debido al fortalecimiento
interior de los reinos cristianos en un contexto de expansión y maduración de la política general en Europa.
Los reinos hispanos en estos momentos son: el viejo reino de León, el reino de Navarra, dos reinos nuevos
(reino de Castilla, en el siglo XI, y reino de Portugal, en el siglo XII, ambos nacidos del reino de León), el
!116
reino de Aragón (siglo XI), el condado
de Barcelona, y en 1137 Barcelona y
Aragón se unen para formar la Corona
de Aragón. Se habla por lo tanto de la
"España de los cinco reinos".
Esta época es distinta, pues a partir
del siglo XII desaparece el califato de
Córdoba y se fragmenta el territorio
andalusí en diversos reinos de taifas, lo
que supone el debilitamiento y la
profunda crisis de Al-Ándalus, que
sufre los procesos de reconquista y de
repoblación (luchas, desplazamientos,
poblamiento de tierras conquistadas...).
Estos procesos se prolongan en varias
fases:

•Mediados del siglo XI-mediados del


siglo XII: es un momento de hegemonía cristiana sobre los reinos de taifas, y después de
enfrentamiento entre los cristianos y el Emirato Almorávide. Algunos reyes importantes de esta fase
son: Alfonso VI, rey de León y Castilla (conquista Toledo en 1085); Alfonso el Batallador, rey de
Aragón (conquista Zaragoza en 1118); y Alfonso VII, el Emperador, que ejerce su hegemonía sobre
todos los reinos hispanos.

• Mediados del siglo XII-1220: es un momento de equilibrio entre los cristianos y el Califato
Almohade. En 1212, con la Batalla de las Navas de Tolosa, vencen los cristianos y empiezan a
cambiar las tornas.

• 1220-1275: es la época de la gran Reconquista, pues se produce un avance cristiano acelerado hacia el
sur y se conquista Portugal, llegando hasta la zona del Algarve. Los reinos de Castilla y León
quedan unidos definitivamente a partir de 1230, y van a expandirse y conquistar Extremadura,
Murcia y el valle del Guadalquivir (Córdoba cae en 1236, y Sevilla en 1248), teniendo como
protagonista a Fernando III, el Santo, rey de Castilla y León (1216-1252).

Por su parte, la Corona de Aragón se expande también rápidamente por Baleares (1229) y
Valencia (1238), y tiene como protagonista a Jaime I, el Conquistador (1213-1276).

Hacia 1250 la presencia musulmana en la península se reduce a Granada, vasallo de


Castilla. La Reconquista parecía inmediata, pero en 1275 se produce la intervención en la península de
los Benimerines del norte de África, que en apoyo de Granada frenan a los cristianos en seco,
iniciándose así la Guerra del Estrecho, una nueva fase que se prolonga hasta el siglo XIV.

14.4. Los reinos y principados de la Europa oriental y escandinava: el Drang nach Osten:

En estos territorios podemos distinguir tres ámbitos:


• Ámbito escandinavo: cuenta con tres reinos ya consolidados al norte: Noruega, Dinamarca y Suecia.

!117
• Ámbito eslavo: cuenta con varios poderes importantes que ahora evolucionan: ducado de Bohemia,
que se convierte en reino en el siglo XIII; ducado de Polonia, y los principados rusos de Kiev y
Nóvgorod.
• Ámbito del reino de Hungría, un reino muy vinculado a occidente.

En los tres ámbitos se dan características comunes en su evolución policía, tres procesos:
• Se pasa de sociedades arcaicas a sociedades feudales.
• Se cristianiza a la población.
• Hay una consolidación de la monarquía frente a la aristocracia, salvo en Polonia y Rusia, donde
no llega a cuajar del todo la monarquía.

Estos territorios viven una historia


condicionada por dos circunstancias
exteriores no previstas:
• En los siglos XII-XIII se produce la
expansión alemana hacia el este, que
afecta a la Europa oriental y
escandinava.
• Tienen lugar en el siglo XIII las
invasiones de los mongoles, que
afectan a Hungría, Polonia y Rusia.

En lo referido a la expansión alemana, hablamos de un gran


proceso de expansión de población alemana hacia Europa
oriental, cuyos objetivos son colonizar tierras poco pobladas,
ampliar la influencia alemana e imperial en Europa oriental, y
convertir a los pueblos bálticos en cristianos, ya que todavía eran
paganos.

Esta expansión empieza hacia 1100 y termina hacia 1240, pero


no participan los emperadores, porque están en estos momentos
ocupados en Italia, por lo que participan obispos alemanes, duques
(alta nobleza), órdenes religiosas, mercaderes, campesinos, y ya en
el siglo XIII órdenes militares, especialmente la Orden Teutónica.
Esta expansión contra los paganos será apoyada por el papa, y se
habla entonces de las Cruzadas del Báltico.

La expansión se va a realizar en alianza o en competencia


con diferentes poderes regionales:
• Se hace en alianza con los reinos escandinavos, sobre todo con Dinamarca, con Polonia, con Bohemia y
con Hungría, con la cual a veces se realiza en competencia.
• Se realiza siempre contra el principado ruso de Nóvgorod, cuyo príncipe Alejandro Nevski logra frenar
en el norte de Rusia a los teutónicos en 1232.

!118
Las consecuencias de la expansión son varias: se logra
la cristianización e incorporación de tierras del Báltico en
la Cristiandad occidental, se crea toda una red urbana en
la Europa oriental, se da un gran impulso al comercio y a
la economía en general, protagonizado por la Liga
Hanseática; aparece un nuevo Estado político, el Estado de la
Orden Teutónica, que ocupa la zona de la futura Prusia; y se
produce una germanización étnica y cultural de las
grandes regiones de Europa central y oriental. Esta
presencia alemana es trascendente, pues está en el origen de lo
que será Alemania, y porque no va a desaparecer hasta 19

!119
!120
15. BIZANCIO Y EL ISLAM EN LA ÉPOCA DE LAS CRUZADAS

15.1. Los califatos del Islam oriental:

I. El Califato Abbasí de Bagdad y el Sultanato de los Silyuqíes (1055-1307)

En el siglo XI el Califato Abbasí sufre la entrada de los turcos silyuqíes, que en 1055 penetran en la
capital, Bagdad, y la controlan bajo el título de sultanes, iniciándose así la etapa de los grandes sultanes
silyuqíes. Es una época de expansión y dominio de los turcos, que desde Bagdad conquistan Siria, Palestina
y Arabia. En 1071 los turcos derrotan a los bizantinos en la Batalla de Manzikert, victoria que supone la
invasión turca de Asia menor. A finales del siglo XI, el dominio silyuqí se fragmenta en varios espacios:

• En Asia menor surge un nuevo sultanato: el Sultanato de Rum (siglos XI-XIV).

• En Siria se crean varios poderes.

• En Irak se mantiene el Califato Abbasí hasta finales del siglo XII.

• En Irán y Asia central surge un nuevo imperio: el Imperio de los Corasmios o Jwarzimíes (siglos
XI-XIII)

• En la India surge, a principios del siglo XIII, un nuevo sultanato: el Sultanato de Delhi, que gobierna
el norte de la India hasta el siglo XVI.

II. El Califato Fatimí de El Cairo (1055-1171)

El Califato Fatimí en estos siglos se concentra en Egipto y vive una gran debilidad, a causa de la pérdida
de territorios (Siria, Palestina, Arabia) frente a los turcos selyúcidas. El califato logra sobrevivir hasta finales
del siglo XII.

15.2. El Imperio Bizantino: los problemas del siglo XI y los primeros Comneno:

En el siglo XI termina la dinastía Macedónica, y se inicia una etapa distinta, más negativa. Este cambio
de época viene marcado por varios episodios trascendentes:

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•En el 1054 tiene lugar la ruptura con la Iglesia
occidental, el Cisma de Oriente o de Miguel
Cerulario, patriarca de Constantinopla. Los
orientales empiezan a ser llamados cismáticos.

•En el 1057 termina la dinastía Macedónica y


se instala en el trono bizantino la dinastía de
los Comnenos (1057-finales del siglo XII).

•En el 1071 tiene lugar la Batalla de


Manzikert, cuya derrota bizantina supone el
comienzo de la pérdida de los territorios en Asia
menor frente a los turcos.

•En el 1072 los bizantinos son expulsados del


sur de Italia por los normandos.
En la segunda mitad del siglo XI tiene lugar en
el Imperio Bizantino una época de crisis y
declive, pero la situación se estabiliza gracias al
emperador Alejo I Comneno (muere en
1118). En el interior Alejo I lleva a cabo
reformas que refuerzan la posición de la
aristocracia militar, es decir, hablamos de un
proceso de feudalización del Imperio
Bizantino, similar a occidente.

En el exterior, Alejo I se encuentra con dos


problemas: la creciente influencia de los
mercaderes italianos (sobre todo venecianos)
sobre la economía bizantina, y paralelamente
el retroceso territorial en Asia menor ante los turcos. El imperio conserva los territorios de la costa, pero
hay problemas en el interior, y en este contexto de presión turca Alejo I pide ayuda al papa. La
consecuencia de esta petición de ayuda es la llegada de los cruzados occidentales a oriente.

15.3. La expansión exterior del Occidente latino y la Primera Cruzada:

A partir del siglo XI, el desarrollo interior de Europa occidental se traduce en una expansión exterior
histórica, de larga duración, la primera expansión europea después del Imperio Romano, pues hasta entonces se
habían producido invasiones exteriores. Los europeos salen hacia el sur de Italia (para enfrentar a los
bizantinos y musulmanes de Sicilia), a la Península Ibérica (para enfrentar a los musulmanes), al Báltico (para
enfrentar a los paganos) y al Mediterráneo oriental por medio de las Cruzadas.

I. Las Cruzadas: idea y realidad

Las Cruzadas son expediciones militares y religiosas de cristianos occidentales, latinos y católicos,
en el Mediterráneo oriental. Se habla de un total de ocho Cruzadas, en una época que va desde 1095 hasta
1291. Las Cruzadas dieron lugar a la instalación de cristianos occidentales en Tierra Santa y en el Imperio

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Bizantino. Hablamos de un fenómeno histórico de primer orden desde todos los puntos de vista: militar,
político, económico, religioso, espiritual...

Las consecuencias de las Cruzadas fueron varias:

• Militares: las Cruzadas fueron una sucesión de grandes fracasos, a excepción de la Primera Cruzada.
Todas terminan en derrota, pues los cristianos occidentales acaban siendo expulsados de Tierra Santa.

• Económicas: las Cruzadas impulsaron la expansión del comercio occidental en el Mediterráneo,


sobre todo el italiano.

• Religiosas y culturales: las Cruzadas contribuyeron a acentuar las malas relaciones y diferencias
entre los cristianos occidentales y el Islam y el Imperio Bizantino.

• Ideológicas: las Cruzadas fueron un ideal que se mantuvo vigente durante esta época, que llegó a la
Baja Edad Media, e incluso se llegó a prolongar hasta la Edad Moderna.

II. La idea de Cruzada

El origen de las Cruzadas se sitúa en la formación de la idea de Cruzada, como consecuencia de la


combinación de varios factores religiosos, espirituales y sociopolíticos:

• Ideal de Jerusalén: es una ciudad santa, la capital de la Cristiandad. Para los cristianos occidentales
se hizo en el siglo XI cada vez menos soportable ver su capital en manos de los infieles. A ello se
añade la idea milenarista de Jerusalén, una ciudad asociada al fin de los tiempos cuya liberación
supondría el fin o la salvación de los que contribuyesen a este objetivo.

• Deseo de ayudar a los cristianos en oriente contra los musulmanes: en esta época no se sabía dónde
acabarían los turcos, y el miedo ante esta amenaza se sentía en occidente.

• Desarrollo de la noción de guerra santa cristiana: es un proceso muy lento y largo, que empieza en
el siglo IV, y culmina en el siglo XI. Esta noción supuso la transformación doctrinal del
Cristianismo, que pasó de ser una religión pacifista a ser una religión que admite la violencia. Este
salto se produce de forma larga y lenta a través de una serie de ideas: se postula la idea de que
combatir en defensa de los cristianos, de la Iglesia, del Imperio Romano Cristiano, puede ser
necesario y justo. San Agustín es el primero en defender esta idea.

Si esto es posible, esa guerra es querida por Dios, y si es querida y admitida por Dios, es una guerra
sagrada, y si es una sagrada puede lavar los pecados, y si lava los pecados puede conducir a la salvación,
y por tanto quien muere en ella muere como un mártir. Es decir, se produce una santificación de la
guerra.

El proceso culmina en el siglo XI con la idea de Cruzada, la idea de combatir por Cristo y Dios
para liberar su tierra y heredad, a cambio de bendiciones en este mundo y de recompensas
espirituales en el más allá.

!123
• Auge de la peregrinación como práctica piadosa y penitencial: la Cruzada se puede una
peregrinación armada a Jerusalén, y combina elementos espirituales de la guerra santa y de la
peregrinación.

La palabra "Cruzada" como tal no existe hasta el siglo XIII, se denominaba iter ("camino"), passagium
("pasaje"), y los que iban al camino se denominaban peregrini ("peregrinos"), que asumían un voto o promesa,
y su signo público era una cruz de tela cosida en su ropa (cruce signatus, "señalado por la cruz", cruzado). Los
participantes de la Cruzada recibían la indulgencia, el perdón de los pecados, y si morían en el camino, eran
asimilados a los mártires.

La Cruzada se va a convertir en una obligación religiosa y moral para toda la Cristiandad, sobre
todo para los bellatores. Todos comparten el ideal, pero se interpreta de distintas maneras:

• Los papas ven la Cruzada como una empresa sagrada para obtener la salvación del conjunto de la
comunidad cristiana. Las Cruzadas solo las puede promover el papa, y las dirigen sus legados. Al
mismo tiempo, los papas van a usar la Cruzada como instrumento al servicio de su autoridad
universal: la emplean contra los enemigos exteriores de la Cristiandad, pero después la utilizan contra
los enemigos interiores (herejes) y los enemigos políticos.

• Los emperadores y los reyes ven la Cruzada como una vía de salvación personal y colectiva, como
una obligación moral, y al mismo tiempo como un medio de obtener prestigio para reforzar su
propia autoridad.
• Los señores y los caballeros ven la Cruzada como una vía de salvación, como una obligación moral,
y también les abría la posibilidad de obtener botín y tierras para prosperar. En esta época es
perfectamente compatible luchar por Dios y obtener botín, pero esa posibilidad solo se da entre
cruzados de alto nivel económico: era tremendamente caro participar en una Cruzada, y no siempre se
obtenía lo deseado, pues guardamos noticia de señores que fueron a una Cruzada y regresaron sin
obtener beneficios, perdieron el dinero invertido.

• Para las masas populares la Cruzada era la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida, ya que
tenían una visión bíblica de Tierra Santa. Comparten la visión milenarista de Jerusalén, y por tanto
tienen una visión muy idealizada que no se corresponde con la realidad.

III. La Primera Cruzada y el Ultramar Latino (1095-1099)

La Primera Cruzada es la más importante, y fue la única que tuvo pleno éxito, por lo que se convirtió
en el modelo ara las demás, además de por ser la primera. Fue predicada por el papa Urbano II en el
Concilio de Clermont (1095), en el cual animó a caballeros cristianos a dejar de luchar entre sí, para luchar
contra los sarracenos, y de esta manera ayudar a los hermanos de oriente y liberar Tierra Santa. El llamamiento
del papa fue acogido enormemente al grito de Deus lo vult!

Para la Primera Cruzada se pone en marcha una primera expedición, la Cruzada Popular, formada por
campesinos, la mayoría desfavorecidos, liderada por predicadores papales, destacando a Pedro el Ermitaño,
de carácter milenarista. Estas masas alcanzan Constantinopla, y tras la sorpresa el emperador bizantino las
traspasa a Asia menor, y al entrar son aniquiladas por los turcos fácilmente.

Paralelamente a la Cruzada Popular se organiza una segunda expedición: la Cruzada de los Barones,
bien organizada y preparada, con señores y caballeros profesionales de diverso origen: franceses, flamencos,
!124
loreneses, provenzales y normandos de Sicilia. Su
líder principal es Godofredo de Bouillón, conde
de Lorena. Esta expedición avanza hacia el este
por diferentes itinerarios, llega a Constantinopla,
son pasados a Asia menor, y atraviesan la zona
aprovechando la sorpresa causada entre los
musulmanes con esta llegada masiva de
"francos", y aprovechando las divisiones
internas del mundo islámico, fragmentado
políticamente en varios poderes del Islam oriental.

El 15 de julio de 1099 los cruzados entran a


sangre y fuego en Jerusalén. A raíz de la
expedición de los cruzados, estos ocupan y
conquistan varios territorios que dan lugar a la
creación de principados occidentales en Tierra
Santa, lo que se
denomina el
Ultramar Latino, Estados Latinos o Estados Cruzados. Estas entidades
políticas son: el Reino de Jerusalén, el condado de Trípoli, el Principado de
Antioquía, el condado de Edesa, el Reino de la Pequeña Armenia (territorio
de armenios y cristianos orientales, aliados de los cruzados) y el Reino de
Chipre.

Estos territorios se caracterizan estar organizados con instituciones


feudales occidentales, por estar gobernados por una minoría occidental sobre
una mayoría de población oriental (sobre todo cristianos orientales, y algunos
judíos y musulmanes), por haber una fuerte presencia de las órdenes militares,
y por haber estado siempre divididos por fuertes rivalidades interiores.

15.4. Turcos y francos en el siglo XII:

I. Los nuevos poderes de Siria y Egipto: Zengi y Nur al-Din (1092-1174)

A principios del siglo XII la fragmentación del Califato Abbasí, más la debilidad del Califato Fatimí,
permiten el ascenso de varios poderes en Siria.

El primer poder es encarnado por Zengi (1127-1146),


caudillo turco gobernador de Mosul (Irak) y Alepo (Siria).
Zengi pone en marcha una política duradera para reunificar el
Islam con tres objetivos: controlar Siria, dominar Egipto y
expulsar a los infieles de Tierra Santa, siendo así el primero en
llamar al yihad para combatir contra los cruzados occidentales.
Zengi logra conquistar el Condado de Edesa en 1144, y de esta
manera unifica Alepo, Edesa y Mosul.

!125
A Zengi le sucede su hijo, Nur al-Din (1146-1174), que continúa las políticas de su padre: logra
controlar Siria tras la conquista de Damasco, y a partir de ahí envía un ejército para conquistar Egipto y
el Califato Fatimí.

II. La caída de Edesa y la Segunda Cruzada (1145-1149)

La caída del condado de Edesa en 1144, por acción del


caudillo turco Zengi, provoca la Segunda Cruzada
(1147-1149), protagonizada por el emperador Conrado III y
el rey de Francia Luis VII, al que acompaña su esposa,
Leonor de Aquitania. La Cruzada termina en una gran
derrota frente a los muros de Damasco.

III. Saladino y la Tercera Cruzada (1189-1192)

Al frente del ejército enviado por Nur al-Din para la toma


de Egipto se encuentra Salah al-Din Yusuf ibn Ayyub
(1171-1193), conocido como Saladino, caudillo curdo a su
servicio. Saladino es recordado en occidente por encarnar en
buena medida el ideal del caballero.

Saladino llega a Egipto, y en 1171 muere el último califa


fatimí, poniendo así fin a la historia del Califato Fatimí: así,
Saladino se hace con el control efectivo de Egipto. En 1174
muere Nur al-Din, y Saladino se hace con el control de Siria,
de modo que unifica en una sola mano Siria y Egipto. Se inicia
ahora el Sultanato de los Ayyubíes (1174-1250).

Ya unificadas Siria y Egipto, Saladino a continuación


combate con los infieles e impulsa el yihad contra los cruzados.
En 1187 tiene lugar la Batalla de Hattin, victoria total de
Saladino sobre el ejército cruzado, y gracias a esa victoria
Saladino conquista Jerusalén y los territorios cruzados, a excepción de Tiro, Trípoli y Antioquía.
Como consecuencia de la conquista se predica la Tercera Cruzada (1189-1192), en la cual participan el
emperador Federico I Barbarroja, el rey de Francia Felipe Augusto, y el rey de Inglaterra Ricardo
Corazón de León. Federico I muere tontamente en Asia menor, y solamente llegan los dos reyes a Tierra Santa.
Ricardo lucha por mar, pasando por Sicilia y conquistando Chipre a los bizantinos, territorio que se
incorpora al Ultramar Latino.

Ambos reyes conquistan la ciudad de San Juan de Acre, y entonces se retira el rey de Francia,
quedando solo en la Cruzada el rey de Inglaterra. Ricardo logra recuperar varias posiciones en la costa,
derrota a Saladino, pero no logra reconquistar Jerusalén. Finalmente, las fuerzas quedan equilibradas, y
Ricardo y Saladino llegan a una tregua en 1192. Ricardo regresa a Inglaterra, y en 1193 muere Saladino.
!126
En los años siguientes en oriente el Sultanato de los
Ayyubíes se fragmenta en varios sultanatos: el más
importante es el de Egipto, pero no es el único, pues también
se crean otros sultanatos más pequeños en Irak y en Siria.

15.5. El declive del Imperio Bizantino (1143-1282):


A mediados del siglo XII asistimos en el mundo
bizantino a un momento de cierta recuperación del
imperio, aunque está enfrentado a tres grandes
problemas:

•Creciente control de la economía bizantina por


parte de los mercaderes occidentales, sobre todo los
venecianos.

•Pugnas constantes contra los normandos de


Sicilia.

•Presión turca en Asia menor.

I. El reinado de Manuel I Comneno (1143-1180)

Para contrarrestar las amenazas del Imperio Bizantino, el emperador Manuel I Comneno busca apoyo
en los occidentales: se alía con el Imperio, recibe el apoyo del Reino de Jerusalén para hacer frente a los
musulmanes, y se alía con Pisa y Génova para enfrentar a Venecia. Esta política inicialmente triunfa, pero
acaba fracasando y el Imperio Bizantino va perdiendo los apoyos occidentales, enfrentándose así a una
grave situación interior y exterior, sobre todo a dos grandes problemas:

• Aumento de la tensión entre la población bizantina y los mercaderes italianos.

• Sufrimiento de una segunda derrota frente a los turcos en Asia menor, en la Batalla de Myriokephalon
(1176). A partir de finales del siglo XII, Asia menor empieza ya a ser tierra de turcos. A principios del
siglo XIII los cruzados occidentales llaman ya a esta tierra Turquía.

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II. La crisis interna y la dinastía Ángelo (1180-1195)

Manuel I Comneno muere en 1180, dejando al Imperio


Bizantino en una crítica y grave situación, amenazado en el interior y
en el exterior. Esta situación se agrava en los años siguientes, al
punto en que se produce un estallido de las hostilidades
antioccidentales, un ataque popular bizantino a comerciantes
occidentales, muchos de los cuales acaban asesinados o expulsados.
Esta revuelta coincide con el fin de la dinastía Comneno (1185), y
en su lugar se instaura una dinastía menor: la dinastía Ángelo
(1185-1195).

El primer emperador de la dinastía Ángelo es Isaac II Ángelo


(1185-1195), un reinado de retroceso en todos los campos: el Imperio Bizantino pierde el control de Bulgaria
y de la isla de Chipre, los mercaderes italianos recuperan el control de la economía bizantina, y al mismo
tiempo el poder imperial se debilita, al punto en que se produce un golpe de Estado e Isaac II es depuesto
por su hermano Alejo III.

III. La Cuarta Cruzada (1199-1204) y el Imperio Latino de Constantinopla (1204-1261)

Tras ser destituido Isaac II, este acude a los


occidentales para que le devuelvan el trono, y esta
petición de ayuda coincide con la organización de
la Cuarta Cruzada (1199-1204), predicada por
Inocencio III, en la que participan cruzados
franceses y los venecianos con su flota.
La Cuarta Cruzada hacia Jerusalén va a ser
desviada por los venecianos, acaba en
Constantinopla, y en abril de 1204 termina con
el asalto y la conquista de la ciudad por parte de
los cruzados. Constantinopla, que resistió en
tiempos pasados a todo tipo de enemigos, caía
ahora por primera vez en su historia, y además fue
saqueada por dichos cruzados, sobre todo en lo
referido al patrimonio artístico.

Las consecuencias de la conquista de Constantinopla por parte de los cruzados fueron varias:

• Se produce una verdadera ruptura entre los cruzados y los bizantinos. El Cisma de Oriente de 1054
fue la ruptura oficial, pero esta ruptura supuso de aquí para siempre un punto de no retorno, pues no
volverán a haber buenas relaciones entre los católicos occidentales y los ortodoxos orientales.

• Desaparece el Imperio Bizantino como potencia política, pues al ser conquistado es también
fragmentado en varios territorios, lo que se conoce como la Partitio Romaniae. Nace un imperio nuevo:
el Imperio Latino de Constantinopla o de Oriente, con capital en Constantinopla, gobernado por
emperadores occidentales cruzados. Una serie de lugares de este nuevo imperio quedan bajo dominio
veneciano, ya que estos se llevan la mayor parte de las riquezas de los territorios bizantinos, sobre todo
se van a quedar con Creta, varias islas del Egeo, del Adriático y de la antigua Grecia.
!128
Ese nuevo imperio se fragmenta a su vez en varias entidades políticas bizantinas, en tres pequeños
imperios: el Imperio de Trebisonda (en manos de la dinastía Comneno), el Imperio de Nicea (en
manos de la familia Laskaris), y el Despotado de Epiro (gobernado por la familia Ángelo).

•F u e e l m á x i m o e j e m p l o d e
instrumentalización de una
Cruzada, en el sentido en que el papa
promovía las Cruzadas, pero no las
podía controlar. Esta Cuarta Cruzada
fue manipulada por los venecianos, y
desvió su rumbo de Jerusalén a
Constantinopla.

IV. La restauración bizantina y las nuevas amenazas occidentales (1261-1282)

A partir del Imperio de Nicea los bizantinos poco a poco van recuperando posiciones: en este imperio
se entroniza en 1259 la dinastía Paleólogo, cuyo primer emperador es Miguel VIII Paleólogo. Es la última
dinastía de emperadores bizantinos (1259-1453). En 1261 Miguel VIII recupera Constantinopla, pone fin al
Imperio Latino de Oriente y restaura el Imperio Bizantino. Sin embargo, el restaurado Imperio Bizantino se
encuentra en una enorme situación de debilidad:

• El imperio está reducido territorialmente, y agotado por los esfuerzos de restauración.

• Cuenta con una aristocracia y monjes muy poderosos, y por otro lado con un campesinado muy
sometido a dicha élite social, y bastante arruinado.
• Su economía está controlada por los venecianos.

• Es un imperio que vuelve a


estar amenazado de nuevas
invasiones exteriores, pues en
Sicilia Carlos de Anjou se
vuelve a plantear la conquista del
Imperio Bizantino. Ante esta
amenaza, Miguel VIII busca
apoyo en el papa, ofreciéndole a
cambio la unión de las Iglesias,
negociaciones que van a acabar
en fracaso, por lo que la amenaza
se mantiene hasta 1282, fecha de
las Vísperas Sicilianas. Pasada la amenaza de Carlos de Anjou, a los pocos años los bizantinos se
enfrentarán con la amenaza definitiva: los turcos otomanos.

!129
15.6. Las cruzadas del siglo XIII:

I. La Quinta Cruzada (1217-1221)

La Quinta Cruzada fue predicada por


Inocencio III, y es considerada por muchos la
última gran Cruzada, pues estuvo bien
organizada y planificada, y contó con cruzados
de todas partes de Europa, por lo que siguió
siendo una Cruzada internacional. Una parte
de las tropas se dirigen a Tierra Santa, y
van a ser derrotadas, mientras que el grueso
de los efectivos ataca Egipto, pues los
cruzados llegan a la conclusión de que con la
conquista de Egipto, el dominio de Jerusalén
será más sencillo. La Cruzada empieza bien,
pero acaba en una gran derrota en 1221.

II. La Sexta Cruzada (1228-1229)

La Sexta Cruzada está protagonizada por el emperador Federico II, por lo que es una Cruzada
imperial, pero además es diplomática, no hay guerra en ella. La Cruzada termina con un tratado entre
Federico II y el sultán ayyubí de Egipto, Al-Kamil; el tratado consiste en el dominio compartido de
Jerusalén y los lugares santos, por lo que se produce cierta recuperación por parte de los cruzados. Este éxito
es efímero, ya que Jerusalén en 1244 vuelve a estar en manos de los musulmanes, y esta pérdida explica la
puesta en marcha de la Séptima Cruzada.

III. La Séptima Cruzada (1248-1254) y el Sultanato Mameluco (1250-1291)

Es la primera Cruzada liderada por San Luis, por


lo que es una Cruzada francesa casi en su totalidad. Esta
Cruzada remite a la estrategia de la Quinta Cruzada: los
cruzados atacan nuevamente Egipto, donde se encontraba
el sultán ayyubí, que para su defensa contaba con unas
tropas de élite, los mamelucos, que lograron derrotar y
capturar al rey de Francia en 1250.

Aprovechando esta victoria, los mamelucos


destronan al último sultán ayyubí y toman el poder tras un
golpe de Estado, fundando de esta manera el Sultanato
Mameluco de Egipto (1250-siglo XVI). En los años
siguientes a su fundación, el nuevo sultanato se expande
por Siria, Palestina, Arabia, Libia y Sudán.

!130
IV. La Octava Cruzada (1270)

La Octava Cruzada es la segunda Cruzada dirigida por San Luis,


pero esta vez no va a Egipto, Jerusalén o Constantinopla, sino que se
dirige hacia Túnez y está al servicio de los intereses de conquista de
Carlos de Anjou. La Cruzada termina con la muerte de San Luis ante los
muros de Túnez, y demuestra una vez más la desviación e
instrumentalización de una Cruzada.

V. Agonía del Ultramar Latino y declive de la idea de cruzada

En los años siguientes a la Octava Cruzada los cruzados pierden paulatinamente sus posiciones en Tierra
Santa, conquistadas por los mamelucos de Egipto. En 1291 cae San Juan de Acre, última ciudad cristiana
del Ultramar Latino.

En paralelo se produce un declive de la idea de Cruzada: a finales del siglo XIII se planifican grandes
proyectos de Cruzada, con unas planificaciones de las campañas muy modernas para entonces, pero nunca se
van a poner en marcha debido a dicho declive, pues se ha perdido el espíritu y la fuerza de voluntad
originales de las Cruzadas, entre otras razones porque han sido usadas varias veces con fines al servicio de
unos determinados intereses distintos de los de la Cristiandad. A pesar de todo, la idea de Cruzada se mantiene
vigente durante toda la Baja Edad Media e incluso en parte de la Edad Moderna, claro está, sin la misma fuerza.

15.7. Las invasiones de los mongoles:

En el Islam oriental, paralelamente a las Cruzadas, se produce un importante cambio histórico


propiciado por la aparición de los mongoles, nómadas esteparios del norte de China, tribus que siempre
habían estado desunidas, pero que en estos momentos son
unificadas bajo la mano de Gengis Kan (de nombre Temujin,
1167-1227). Los mongoles, al mando de Gengis Kan, inician
una enorme expansión militar, caracterizada por la
destrucción y los conflictos sangrientos, y conquistan: el norte
de China a los chinos, y Asia central a los musulmanes.

Los hijos de Gengis Kan amplían aún más la expansión


iniciada por su padre, y alcanzan, en Extremo Oriente, China,
Corea, el Tíbet y el norte de la India, arrebatan toda Asia
central a los musulmanes, y conquistan buena parte de
Próximo Oriente: Irán, Irak (toman Bagdad en 1258 y ponen
así fin al Califato Abbasí), Siria, se dirigen a Egipto, pero en
Palestina son frenados por primera vez por los mamelucos,
hecho histórico de primer orden. En paralelo, los mongoles avanzan hacia Europa oriental, en torno a
1230-1240, y conquistan: el sur de Rusia, someten a vasallaje a los principados rusos del norte, lanzan
incursiones muy destructivas en Hungría, Polonia, Bulgaria y Serbia. En 1241 los mongoles se concentran
cerca de Viena para conquistar Europa occidental, pero la muerte de Gengis Kan dio lugar a una crisis
sucesoria, lo que impide la invasión del occidente europeo.

!131
De la expansión de las tribus de los mongoles surge un territorio
muy extenso: el Imperio Mongol, el imperio terrestre más grande
de todos los tiempos, que va desde Corea hasta Europa oriental.
Además, fue un imperio unificado y pacificado por los mongoles
por primera vez en su historia, incluso se llega hablar de los años
de la Pax Mongolica. Estos mongoles no eran millones de
personas, sino que eran una élite dirigente que se impuso
paulatinamente a las mayorías nativa de cada región.

Sin embargo, el
imperio se
fragmenta a
finales del siglo
XIII en cuatro kanatos:

•Kanato de la Horda de Oro: abarca los territorios de


Siberia y el sur de Rusia.

•Kanato de Ilján o Iljanato: abarca los territorios de Irán e


Irak, y por momentos dominan la zona de Asia menor.

•Kanato de Yagatai: controla la región de Asia central.

• Kanato del Gran Kan: abarca los territorios de China,


Mongolia y el Tíbet, y está gobernado por la dinastía Yuán,
una dinastía de emperadores mongoles, entre los que destaca
su primer emperador, Kublai Kan.
La religión de los mongoles era chamanista, pero también
hubo cristianos nestorianos, y además, los mongoles
situados en territorios musulmanes se islamizan con el
paso del tiempo, se acaban convirtiendo a finales del siglo
XIII, y se integran en su civilización. Los mongoles, que
estuvieron a punto de destruir el Islam, acabaron siendo una
fuerza revitalizadora del mismo.

Los mongoles en occidente eran llamados tártaros, y


debido a que solo eran conocidos por las historias que escuchaban, despertaron varias impresiones:

• Impresiones de pánico y horror, debido a sus ataques sanguinarios y destructivos.

• Impresiones de esperanza: los mongoles son poderosos, no son musulmanes, e incluso hay algunos
cristianos, aunque estén desviados. Esto abre la posibilidad de convertir a los mongoles al Cristianismo
y hacerlos aliados de los occidentales en su lucha contra los musulmanes. Esto explica el envío de
embajadas cristianas occidentales europeas a negociar con los mongoles en Extremo Oriente, pero al
final no salen bien.

• Impresiones de curiosidad e interés económico: los mongoles controlan un vasto imperio, lleno de
personas, mercados y productos que interesan para el comercio. Esto abre la posibilidad de conocer qué
!132
hay más allá del mundo conocido, lo que
propicia a su vez la puesta en marcha de los
primeros viajes de comerciantes a Extremo
Oriente, destacando la familia Polo, sobre
todo la figura de Marco Polo, un veneciano
que residirá en la Corte de Kublai Kan,
aprenderá mongol y escribirá una obra: el
Libro de las maravillas, llamado en occidente
Il milione. Estos viajeros abren a los
occidentales por primera vez las puertas a
Extremo Oriente, y así por ejemplo
Constantinopla es la puerta de paso hacia la
Ruta de la Seda.

15.8. El Islam occidental: la dominación de los bereberes:

En los siglos de la Plena Edad Media, se experimentan en el Islam occidental dos procesos: el retroceso
territorial frente a los cristianos (los musulmanes pierden Sicilia y la península Ibérica, salvo el reino de
Granada), y la sustitución de los árabes por los bereberes como élite dominante en los territorios islámicos
occidentales, que van a fundar dos entidades políticas importantes: el Emirato Almorávide y el Califato
Almohade.

I. El Emirato Almorávide (c. 1041-1163)

Los almorávides eran un movimiento religioso que nace


entre los bereberes del sur de Marruecos. Es un movimiento
islámico, rigorista, literalista y yihadista, razón por la que eran
conocidos como los "velados". A mediados del siglo XI
(1040-1050), los almorávides unifican las tribus bereberes del
sur de Marruecos, fundan la ciudad de Marrakech, e inician
una expansión militar hacia el norte.

El emir más célebre del Emirato Almorávide


(subordinado al califa de Bagdad) es Yusuf ibn Tasufin
(1073-1106), con el cual los almorávides conquistan el norte
de Marruecos, y son llamados en ayuda por los reyes de
taifas de Al-Ándalus en su lucha contra los cristianos. A esta
llamada, los almorávides entran en la península Ibérica en apoyo
de los reyes de taifas, pero acaban con ellos, reunifican Al-
Ándalus y frenan el avance cristiano.

A mediados del siglo XII, los almorávides entran en


declive por varias razones:

• Presión militar de los reinos cristianos.

• Descontento de las poblaciones andalusíes.


!133
• Surgimiento en el Magreb de un nuevo movimiento religioso: los almohades, que serán enemigos
de los almorávides.

II. El Califato Almohade (c. 1130-1269):

Los almohades eran un movimiento


religioso, unitarista, que surge entre los
bereberes del centro-sur de Marruecos.
Su fundador es Ibn Tumart, que predica un
Islam muy original y diferente, mezcla de
sunnismo y chiismo; su discípulo más
importante es Abd al-Mumin. En 1147, los
almohades conquistan Marrakech,
convierten la ciudad en su capital, y Abd
al-Mumin se proclama califa, creándose
de esta manera el Califato Almohade,
independiente de Bagdad.
Los sucesores de Abd al-Mumin continúan
con la expansión del califato por todo el
Magreb y Al-Ándalus, unificando así todo
el Islam occidental. En este momento, el
Islam occidental vive un periodo de
apogeo, de unidad política, de auge económico, intelectual y artístico, y muestra de ello es la construcción
de grande obras, como la mezquita de Hasan, la mezquita de Marrakech o la Giralda de Sevilla.

En 1212 los almohades, con el califa An-Nasir, sufren una catastrófica derrota contra los reyes
cristianos en la Batalla de las Navas de Tolosa, que supone el inicio del declive del Califato Almohade. A
partir de 1220 se inicia la crisis abierta del califato, debido a la inestabilidad política, las derrotas ante los
cristianos y el descontento andalusí. En 1269 los benimerines toman Marrakech y ponen fin al Califato
Almohade, y con la pérdida del califato, desaparece la última gran potencia del Islam occidental, el cual
nunca volverá a estar unido.

!134
TEMA 16. MUSULMANES Y BIZANTINOS EN LA BAJA EDAD MEDIA
16.1. El Islam occidental: los Emiratos del Magreb y el Reino Nazarí de Granada:

A mediados del siglo XIII desaparece el Califato Almohade y se fragmenta el Islam occidental en cuatro espacios:
Granada, "Marruecos", Argelia y Túnez. Como consecuencia de esta división política, el Islam occidental pierde
peso frente a los cristianos y su expansión, cae en la dependencia económica de los mercaderes europeos (genoveses
y catalanes), y pierde progresivamente territorios frente a los cristianos (castellanos y portugueses).

A pesar de que la Baja Edad Media es una época de declive político para el Islam occidental, es también una época de
auge intelectual y artístico, destacando en este contexto dos personajes importantes:

• Ibn Battuta (muere en 1377): es un viajero magrebí nativo de Tánger


cuyos escritos van a ser muy trascendentes en la Edad Media, más incluso
que los de Marco Polo. Va a viajar por todo el mundo islámico, pero va a
llegar más allá del mismo.

• Ibn Jaldún (muere en 1406): es uno de los más grandes historiadores de


todos los tiempos. Procede de Túnez, pero es de origen andalusí. Vivió en
Egipto y es el autor de una conocida obra: Los prolegómenos. Es
considerado el padre de la sociología, y también por aportar la
concepción moderna de la historia.

I. El Emirato de los Benimerines de Fez (1269-1465)

Los benimerines (Banu Marin) sustituyen a los


almohades en el Magreb más occidental, y establecen su
capital en la ciudad de Fez. En los siglos XIII-XIV
inician una expansión militar en el Magreb hacia
Argelia y Túnez, donde ejercerán su hegemonía, y
hacia Al-Ándalus, en apoyo del reino de Granada
contra los cristianos. Esta intervención se inicia en 1275
y da lugar al inicio de una nueva fase en la Reconquista:
la Guerra del Estrecho (1275-1350), llamada así
debido a que lo que está en pugna entre cristianos y
benimerines es el control del estrecho de Gibraltar.

El apogeo del emirato llega con Abu-l-Hassan


(1331-1351), el cual controla el sur de Al-Ándalus e intenta recuperar el valle del Guadalquivir. Esta pugna culmina
en la Batalla del Salado (1340), que supone una gran derrota para los benimerines a manos de los cristianos, y un gran
punto de inflexión en la historia. A partir de ahí, el emirato entra en declive debido a las derrotas militares y a la
expansión de la Peste Negra.

A partir del siglo XV, el Emirato de los Benimerines sufre una


creciente presión de los cristianos sobre las costas: en 1415 los
benimerines pierden Ceuta contra los portugueses, y en 1471, ya en
época wattasí, pierden Tánger. Estas pérdidas territoriales debilitan a
los emires políticos y empobrecen dichos dominios. En 1465 termina la
historia de los benimerines, y a esta dinastía la sustituyen los wattasíes.

!135
II. El Reino de los Nazaríes de Granada (1246-1492)

Este reino aparece en 1246 como reino


vasallo de Castilla, se convierte en el último reducto
de Al-Ándalus. Es fundado por el emir Muhammad
Ibn Nasr (1238-1273). En Granada había una
población islámica muy mezclada, con una buena
parte constituida por refugiados de otras regiones de
la antigua Al-Ándalus, pero también existían
bereberes, muladíes... La capital del reino es la
ciudad de Granada, con la Alhambra presidiendo el
conjunto.

En el interior, era un reino sólido y fuerte, con


una economía desarrollada, un ejército potente, y
gozaba buenos niveles culturales y artísticos. En el
exterior, en los siglos XIII-XIV recibe apoyo del
Emirato de los Benimerines durante la Guerra del
Estrecho. Desde mediados del siglo XIV hasta mediados del siglo XV el Reino de los Nazaríes de Granada sobrevive
gracias a los problemas internos de Castilla.

La presión cristiana aumenta desde principios del siglo XV, y la última gran guerra de la Reconquista, las
Guerras de Granada, va desde 1482 hasta 1492, que culmina con la caída de la capital y la entrega de las llaves de la
ciudad a los Reyes Católicos por parte de Boabdil el Chico. La toma de Granada supone el fin de la Reconquista
cristiana y el inicio de una nueva era: la Edad Moderna.

III. Abd al-Wadíes de Tremecén (1236-1554) y Hafsíes de Ifríqiya (1236-1574)

El Emirato de los
A b d a l - Wa d í e s d e
Tremecén, y el Emirato
de los Hafsíes de
Ifríqiya, son dos
emiratos nacidos de la
disolución del Califato
Almohade. En la
primera mitad del siglo
XIV están bajo la órbita
del Emirato de los
Benimerines. Desde
mediados del siglo XIV
se gobiernan de forma autónoma, pero desde el siglo XV están bajo la presión de los reinos cristianos, sobre todo de
Castilla.

A finales del siglo XV estos emiratos pierden buena parte de las ciudades costeras ante los cristianos, y a
mediados del siglo XVI estos dominios quedan en la órbita de los turcos otomanos.

16.2. El Islam oriental: mamelucos y mongoles:

I. El Sultanato Mameluco de Egipto (1250-1517)

En 1250, en Egipto, los mamelucos derrotan al rey San Luis en la Séptima Cruzada, y aprovechando esta victoria,
destronan al último sultán ayyubí e implantan el Sultanato Mameluco de Egipto. Los mamelucos eran una casta militar
de guerreros de élite de origen esclavo. Eran comprados desde niños o desde muy jóvenes, eran entrenados duramente

!136
en academias militares profesionales, y al terminar su formación eran liberados, pero quedaban muy vinculados al señor
que los había comprado. Eran de origen turco o caucásico.

El Sultanato Mameluco se extiende por Egipto, Libia, Sudán, Palestina y Siria, convirtiéndose de esta manera
en la primera potencia islámica de Próximo Oriente. Los mamelucos expulsan a los cruzados de Tierra Santa en el
1291, y frenan el avance de los mongoles. Desarrollan una administración centralizada, gozan de una economía
próspera, en la cual el comercio sigue siendo un factor clave.

Políticamente, los mamelucos quisieron


continuar el Califato Abbasí, y para ello acogen en
Egipto a supuestos descendientes de los abbasíes, de
modo que el título califal se prolonga durante el
Sultanato Mameluco, pero sigue siendo un sultanato,
no es un califato.

A mediados del siglo XIV (ca. 1350) el


Sultanato Mameluco entra en declive económico
debido a varias razones:

• Consecuencias de la Peste Negra: declive


demográfico, caída de la actividad agrícola,
declive de las ciudades.

• Pérdida del control del comercio, que pasa a manos venecianas.

Los mamelucos políticamente aún se mantienen muy estables, con mano firme, y gobiernan Egipto hasta 1512,
fecha en la que Egipto es anexionado al poder de los turcos otomanos.

II. Los kanatos mongoles (c. 1300-1501):

Los kanatos mongoles están gobernados por una población de origen turco-
mongol, y por debajo de estas élites se encuentran poblaciones nativas varias (persas,
árabes, chinos...). Son cuatro los kanatos nacidos de la división del Imperio Mongol:

• Kanato de Yagatai: es un kanato muy estepario cuyos dominios se extienden


por Asia central. A finales del siglo XIV surge en este kanato la figura de
Tamerlán o Timur Lang (1370-1405), caudillo turco-mongol que se decía
descendiente de Gengis Kan. Este caudillo unifica las tribus mongolas de Asia
central, y acto seguido inicia una gran expansión militar muy violenta y
destructiva, creando así un enorme imperio por Asia central, Irán e Irak. La
creación de este imperio va a tener gran trascendencia para estos territorios y sus vecinos:

o Tamerlán lanza ataques contra los otomanos y los derrota,


llegando casi a aniquilarlos por completo. Esta derrota otomana es la
que permite al Imperio Bizantino sobrevivir medio siglo más.

o Derrota al Kanato de la Horda de Oro lanzando varias campañas de


devastación, de modo que el kanato queda muy fragilizado, y eso
permite la expansión de los principados rusos.

La capitán del Imperio de Tamerlán es Samarcanda, conocida por la obra


de la Embajada a Tamerlán, de Ruy González de Clavijo, en la que se narra
el viaje de tres embajadores castellanos, enviados por el monarca Enrique III.
A la muerte de Tamerlán en 1405, con sus sucesores, los timúridas o
timuríes, el Imperio de Tamerlán se fragmenta en varios poderes.

• Iljanato o Kanato de Ilján: en la Baja Edad Media este kanato se fragmenta en varios poderes.

!137
• Kanato de la Horda de Oro: abarca las regiones de Rusia y Siberia. Este kanato se ve muy afectado por la Peste
Negra, y luego por las incursiones destructivas del Imperio de Tamerlán. Este
declive del kanato permite a los principados rusos del norte ganar terreno y
liberarse del yugo mongol, destacando el principado de Moscú.

En el siglo XV el Kanato de la Horda de Oro se fragmenta en varios kanatos:


Kanato de Kazán (siglos XV-XVI), Kanato de Astracán (siglos XV-XVI),
Kanato de Siberia (siglos XV-XVI) y Kanato de Crimea (siglos XV-XVIII).

•Kanato del Gran Kan: este


kanato está gobernado desde el
siglo XIII por una dinastía
mongola que controla la zona de
China: la dinastía de los Yuán, cuyo primer emperador es
Kublai Kan. Esta dinastía se prolonga hasta 1368, y a partir de
ahí se instaura la dinastía de los Ming, una dinastía china, no
mongola. Los Ming gobiernan desde 1368 hasta mediados del
siglo XVII, y su capital se encuentra en Nankín. Es la época de
los mandarinos, los altos funcionarios imperiales.

A principios del siglo XV los Ming se expanden al norte


(Manchuria, Mongolia), y durante su gobierno se amplía la
Ciudad Prohibida, la ciudad-palacio de la Corte imperial.
Durante el primer tercio del siglo (hasta 1434-1435) los Ming protagonizan una expansión marítima por el
Pacífico y el Índico, y alcanzan la costa oriental de África. Los chinos contaban con una tecnología naval de
primer nivel, lo que les proporcionaba grandes capacidades de desplazamiento. La expansión terminó en la
misma década de los 30 del siglo XV, ya que no tenía objetivos económicos, ni un fondo comercial o religioso, su
motivación principal se basaba en el prestigio. A partir de mediados del siglo XV los Ming frenan las
expediciones, y China se repliega sobre sí misma.

• India: a principios del siglo XIII estaba


gobernada por el Sultanato de Dehli, nacido de
la fragmentación del Imperio Silyuqí. Este
sultanato controla el norte de la India. En el
siglo XIV se expande hasta dominar
prácticamente toda la India, pero a partir del
siglo XV los sultanes sufren la presión del
Imperio de Tamerlán, y por ello el Sultanato de
Dehli se repliega nuevamente al norte. Su
existencia se prolonga hasta el siglo XVI.

16.3. Griegos y turcos: del Imperio Bizantino al


Sultanato Otomano:

I. El Emirato Otomano y las luchas internas en Bizancio (1282-1359):

a) El ascenso de los turcos otomanos:

Los turcos otomanos crean un pequeño principado en Asia menor en estos


años. Otomano deriva del nombre de su fundador, Otmán I (1280-1326). Su
hijo y sucesor, Orján I (1326-1359), es aún más importante, ya que da una
mayor entidad al Emirato Otomano: lo refuerza internamente, y crea un
potente ejército bien armado y preparado, lo que propicia la expansión
otomana, a costa de los turcos vecinos de Asia menor, y de los bizantinos.

b) El Imperio Bizantino en crisis:

A finales del siglo XIII, en el Imperio Bizantino gobernaba la dinastía


Paleólogo, cuyo emperador Miguel VIII logra evitar la amenaza de Carlos de Anjou, pero después vino una

!138
mayor e inevitable: los turcos otomanos.
A partir de mediados del siglo XIV, llegan años de gran
debilidad para el Imperio Bizantino. Para frenar a los turcos
echan mano de la ayuda de mercenarios occidentales,
concretamente de los almogávares catalano-aragoneses, que
van de Sicilia al Imperio Bizantino. Estos almogávares logran
recuperar algunas zonas de Asia menor para el imperio, pero
después la situación entre bizantinos y almogávares se tensa.
Los bizantinos ejecutan una masacre sorpresa durante un
banquete contra los almogávares. Como respuesta, los
almogávares se rebelan contra los bizantinos al grito de Desperta
Ferro!, y se acaban instalando en Grecia, donde fundan los
ducados de Atenas y Neopatria, que quedan vinculados a la
Corona de Aragón.

En los años posteriores a la gesta almogávar, los bizantinos


pierden territorios en Asia menor y en Europa contra los
otomanos, que acaban dando el salto a los Balcanes, y de esta
forma rodean al Imperio Bizantino. El emperador al final tiene que declararse primero tributario, y luego vasallo
del emir otomano. En 1386 el emir Murad I se declara sultán. Con su sucesor, Bayaceto I, los otomanos
conquistan parte de Grecia, toman Bulgaria y el sur de Hungría, y esta presión turca en Europa oriental da
lugar a una Cruzada tardía anti-otomana en 1396: la Cruzada
de Nicópolis. Esta Cruzada busca ayudar a los bizantinos, y
en ella participan tropas francesas, borgoñonas, algunas
inglesas, alemanas y húngaras, pero la Cruzada es derrotada
cerca de Budapest, en la Batalla de Nicópolis.

En los años siguientes, el Imperio Bizantino está a punto de


desaparecer, en torno al 1400, pero de forma inesperada
aparece en el este, en 1402, el Imperio de Tamerlán, que
entra en Asia menor con un poderoso y devastador ejército, y
derrota a los otomanos, llegando incluso a capturar a su
sultán. Esta derrota otomana en la Batalla de Ankara permite
al Imperio Bizantino sobrevivir medio siglo más.

II. La expansión otomana y el final del Imperio Bizantino


(1359-1453)

Ante la muerte de Tamerlán, los otomanos se recuperan rápidamente en tiempos de Mehmed I y de Murad II, el
cual recompone los dominios del Sultanato Otomano y renueva el ejército, de modo que reinicia la ofensiva contra los
bizantinos. En 1422 Murad II asedia Constantinopla, que estuvo a punto de caer. En este contexto, el emperador Juan
VIII Paleólogo viaja por occidente para recabar nueva
ayuda, y ofrece a cambio la unión de las Iglesias, política
que fracasó anteriormente, pero que ahora triunfa
momentáneamente, ya que en 1439 se celebra el Concilio
de Florencia, y el emperador Juan VIII y el papa
Eugenio III firman un acuerdo o bula de unidad de las
Iglesias. Sin embargo, el acuerdo fue rechazado de plano
por la Iglesia bizantina y el pueblo bizantino, de modo que
dicho acuerdo quedó en nada, y eso impide la ayuda de los
occidentales.

El último emperador bizantino fue Constantino XI


Paleólogo (1449-1453), que solo mantiene los territorios
de Constantinopla, Trebisonda y parte del Peloponeso.
Los bizantinos estaban defendidos de los otomanos por los
dominios venecianos, genoveses y hospitalarios (Chipre y

!139
Rodas). Esta situación coincide con el sultanato de Mehmed II, el Conquistador (1451-1481), que en 1453 pone asedio
definitivo a Constantinopla, cuyas murallas caen ante la potente artillería otomana el 29 de mayo, día en que también
muere el emperador Constantino XI. La ciudad de Constantinopla sigue manteniendo esta denominación hasta el siglo
XX, pues con la fundación de la moderna Turquía se impone el nombre de Estambul, que viene de una expresión griega
(eis tin poli, "en la ciudad").

La caída de Constantinopla tiene importantes consecuencias:

• Desaparece el Imperio Bizantino, heredero político, cultural y religioso del Imperio Romano.

• El liderazgo de los ortodoxos pasa del patriarcado de Constantinopla al patriarcado de Moscú, ya que este
principado se convierte en el heredero político, cultural y religioso del Imperio Bizantino. En el siglo XVI Moscú
será llamada la Tercera Roma.

• Se consolida el Sultanato Otomano como primera potencia islámica y como gran enemigo de Europa. Al
mismo tiempo, los turcos bloquean el acceso a las rutas comerciales orientales, lo que obliga a los
occidentales a buscar nuevas rutas alternativas, destacando dos potencias: el reino de Portugal, que rodea toda
África; y el reino de Castilla, destacando la figura de Cristóbal Colón, que buscando una ruta alternativa para
llegar a oriente acabó de forma inesperada en América.

III. El Sultanato Otomano en su apogeo (1453-1520)

Tras la toma de Constantinopla, el Sultanato Otomano


continúa sus conquistas: Atenas cae en 1456, Serbia lo hace
en 1459, Morea o el Peloponeso es tomado en 1460,
Trebisonda es conquistada en 1461 (última posición
bizantina), Bosnia cae en 1463, Albania en 1468 y finalmente
Crimea en 1475. En 1480 los turcos otomanos entran en Italia
y siembran el pánico en Europa occidental, pero en realidad
solo fue una incursión.

En los años siguientes, con los sultanes Bayaceto II,


Selim I y Solimán I el Magnífico, se crea un gran imperio, el
Imperio Otomano (siglos XV-XVI), y conquistan el
Cáucaso, Irak, Siria, parte de Irán, Palestina, Arabia y
Egipto, lo que explica el final de los mamelucos, y el hecho de
que los otomanos hereden el título de califa. Los otomanos
eran muy moderados en materia política y religiosa, lo que
explica el hecho de que el imperio se mantenga hasta 1924.

!140
TEMA 17. DE LAS MONARQUÍAS FEUDALES AL “ESTADO MODERNO” (Siglos XIV-XV)

En el siglo XIV tiene lugar la llamada “Crisis del siglo XIV”, debido principalmente a tres razones: un
enfriamiento del clima, una crisis económica, propiciada sobre todo por la llegada de la Peste Negra en 1348, y una
enorme conflictividad en toda Europa, cuyo máximo reflejo es la Guerra de los Cien Años. A partir del siglo XV
hallamos un periodo de recuperación y maduración con respecto al siglo anterior, pero con importantes altibajos.

En toda Europa tienen lugar en estos siglos una serie de procesos generales:

• Cambios políticos: culminan con la aparición del llamado “Estado Moderno”.

• Cambios socioeconómicos: se consolida el Antiguo Régimen, y se inicia así una economía de tipo pre-
capitalista.

• Tiene lugar una gran expansión marítima: se inicia la exploración marítima del mundo, lo que anuncia la salida
de los occidentales.

• Cambios espirituales: anuncian la ruptura de la Cristiandad en el siglo XVI.

• Cambios culturales y artísticos: permiten el paso de la cultura medieval al Humanismo y el Renacimiento.

17.1. La formación del “Estado Moderno”:

En materia política, tienen lugar en Europa dos procesos: grandes conflictos políticos, y la transformación de
las “monarquías feudales” en “Estados Modernos”, que son organizaciones políticas nuevas que se desarrollan
primero en los grandes reinos occidentales (reino de Francia, reino de Inglaterra y reinos hispánicos), y madura en la Edad
Moderna.

El “Estado Moderno” presenta una serie de características:

• Es una monarquía que no se basa en una relación feudal entre el rey y sus vasallos, sino que está basada en
unas estructuras políticas más avanzadas y desarrolladas. El rey gobierna a través del Consejo Real, el
principal órgano de gobierno, formado por consejeros profesionales a cuyo frente se encuentra un canciller.
Dentro de estas estructuras políticas tienen gran importancia las Cortes y las ciudades.

• El rey monopoliza la guerra, porque ahora es él el que la promueve, ya que está en estos siglos muy tecnificada,
especializada, y por tanto es mucho más cara, por lo que los nobles ya no tienen suficiente capacidad
económica para mantener los gastos bélicos. Se produce un desarrollo del armamento individual y de la
artillería, la cual solo puede manejar gente profesional que en consecuencia es muy cara de mantener.

Esta evolución de la guerra culmina a mediados del siglo XVI, cuando aparecen los primeros ejércitos reales
permanentes.

• Es una monarquía que desarrolla una fiscalidad regia muy centralizada y eficaz. La fiscalidad se desarrolla
en estos siglos en relación directa con el desarrollo de la guerra, con el fin de sufragar sus elevados gastos. En
esta época se desarrolla la Hacienda o Tesorería Regia, cuyo objetivo es controlar los recursos fiscales.

• El rey controla la justicia a través de tribunales regios y leyes que afectan a toda la población del reino.

• Es una monarquía que desarrolla nuevas ideas y sentimientos de identidad “nacionales”, los cuales se
expresan por medio de una simbología política heráldica la cual identifica rey, reino, población y territorio.

• El rey gobierna con gran autoridad, y su figura se identifica y es identificada con el reino y el Estado. El rey
pasa de ser un señor natural a ser un señor soberano, y por eso se habla también de un Estado autoritario.

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17.2. Francia e Inglaterra: la Guerra de los Cien Años:

A finales del siglo XIII se inicia un periodo de gran inestabilidad internacional por varios factores:

• Crisis del Imperio y del Papado.

• Fin momentáneo de la Reconquista debido al aumento de tensiones entre los reinos hispánicos.

• Existencia de conflictos no resueltos en épocas anteriores, sobre todo la “Gran Guerra Capeto-Plantagenet”.

• Crisis económica del siglo XIV, que lleva a los reyes y aristócratas a intentar compensar las pérdidas de rentas a
través de la guerra.

I. La Guerra de los Cien Años (1337-1453)

El gran conflicto internacional de estos siglos es la Guerra de los Cien Años (1337-1453), que enfrenta
inicialmente a los reyes de Francia e Inglaterra, pero que acaba implicando a todos los reinos del occidente europeo.
“Guerra de los Cien Años” es una expresión del siglo XIX, la cual define una cadena de conflictos que se agrupan bajo
ese término.

a) La génesis del conflicto (c. 1272-1337):

Los orígenes remotos del conflicto los hallamos en la “Gran Guerra Capeto-Plantagenet" (siglos XII-XIII): la
herencia del conflicto es el Ducado de Gascuña o de Guyena, dominio inglés situado en territorio francés. Las
causas inmediatas del conflicto son varias: el fortalecimiento interno de las monarquías inglesa y francesa
desde el siglo XIII, lo que da lugar a varios intentos de expansión exterior sobre vecinos más pequeños.

Los reyes en esta época de génesis de la Guerra de los Cien Años son Felipe IV, el Hermoso (1286-1314), en
Francia; y Eduardo I Plantagenet (1272-1307), en Inglaterra. Las principales zonas de conflicto entre ambas
potencias son las siguientes:

o Francia quiere ampliar su poder dominando el Ducado de Guyena, el Ducado de Bretaña


(tradicionalmente vinculado a Inglaterra debido a las relaciones marítimas y comerciales), Navarra (cuña
francesa en los reinos hispánicos, que cuenta con un rey consorte francés), y el condado de Flandes, la
zona de mayor conflicto, pues es un territorio francés vinculado económicamente a Inglaterra, destacando
su industria pañera de lana.

o Inglaterra quiere controlar el condado de Flandes (el cual ya domina en el ámbito económico), Gales, y
sobre todo el reino de Escocia, lugar con el que siempre se han producido enfrentamientos, pero se
incrementan con el reinado de Eduardo I, y tienen lugar las guerras anglo-escocesas.

En 1303 se llega a una tregua entre ambas potencias, por la


cual Eduardo II, hijo de Eduardo I, se casa con la hija del rey
de Francia, Isabel de Francia, teniendo así lugar una
pacificación del conflicto por medio de una alianza matrimonial.
A partir de 1307, y hasta 1327, reinará Eduardo II, el cual sufre
varias derrotas frente a Robert Bruce en Escocia, destacando
en 1314 la Batalla de Bannockburn.

Eduardo III (1327-1377), hijo de Eduardo II, es uno de los


monarcas más importantes de la Edad Media. A la muerte en
1328 del rey de Francia, Carlos IV, que no deja herederos
varones, se abre un problema sucesorio, y se postulan dos
candidatos al trono francés: Felipe de Valois y Eduardo III,
ya que es nieto del rey de Francia e hijo de Isabel de Francia. En
1328 la nobleza francesa recupera una vieja ley franca, la Ley
Sálica, por la cual las mujeres no pueden transmitir sus derechos
al trono a sus herederos varones, lo que permite elegir como rey a Felipe VI de Valois (1328-1350). Se produce

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de esta manera un importante cambio dinástico: finaliza la dinastía de los Capeto, y se instaura hasta finales
del siglo XVI la dinastía de los Valois.
En 1337 Felipe VI confisca la Guyena inglesa, y ese acto hostil es respondido por Eduardo III con la
reclamación del trono de Francia. A partir de esta época los conflictos se encadenan y estalla la Guerra de los
Cien Años.

b) Las grandes victorias inglesas (1337-1360):

En 1340 tiene lugar una batalla naval en frente de Brujas, en las costas del condado de Flandes: la Batalla de la
Esclusa (l'Écluse) o de Sluys, que supone una victoria total de la flota inglesa sobre la francesa. A raíz de esta
victoria, Inglaterra se hace con el control del mar, y los
franceses son desalojados del mismo.

En 1346 Eduardo III desembarca en Francia, y tiene lugar un


choque frontal con las tropas francesas en la Batalla de Crécy,
que supone una nueva victoria aplastante de las tropas inglesas, ya
que, entre otras cosas, la caballería francesa no fue capaz de hacer
frente al penetrante poder de los arcos largos ingleses.

En 1347 Eduardo III aprovecha la victoria obtenida en la Batalla


de Crécy para conquistar la ciudad de Calais, la ciudad francesa
más cercana a Inglaterra, que va a permanecer en poder de los
ingleses hasta mediados del siglo XVI. La victoria parecía
evidente, pero la llegada inesperada en 1348 de la Peste Negra
impide al rey Eduardo III rematar esta conquista, y se
paralizan las operaciones militares por el momento.

Los conflictos militares se reanudan en 1356 con el hijo de


Eduardo III, el Príncipe Negro, Eduardo, príncipe de Gales, que
lleva a cabo en Francia varias cabalgadas de destrucción,
destacando dos: una cabalgada de ida y vuelta desde Burdeos
hasta Narbona, y en 1356 una segunda cabalgada, a cuyo regreso
se topó en Poitiers a las tropas francesas, estallando así la Batalla de Poitiers. Esta batalla terminó, una vez más,
con la victoria de los arqueros largos ingleses, y esta victoria es de las más importantes para Inglaterra, ya que el
Príncipe Negro captura al rey de Francia, Juan II, el Bueno (1350-1364), sucesor de Felipe VI.

En los años siguientes, ambas partes llegan a la firma del tratado de Brétigny en 1360,
por el cual Juan II tiene que pagar un fuerte rescate para ser liberado y entregar a
Eduardo III casi toda Aquitania, y a cambio Eduardo III renuncia a todos los derechos al
trono de Francia. Con este tratado termina la primera fase de la Guerra de los Cien Años,
con un balance desastroso para el reino de Francia.

c) La internacionalización del conflicto (1360-1389):

Esta segunda fase comienza en 1364 con la muerte de Juan II, al que sucede Carlos V de
Francia (1364-1380), rey importante para Francia, ya que protagoniza la recuperación
del reino de Francia en la Guerra de los Cien Años. En un primer momento Carlos V no
muestra interés por enfrentarse a Inglaterra, decide mantener la paz, pero traslada el
conflicto a un escenario indirecto para mantener la tensión del momento: se dirige al
reino de Castilla, donde se estaba produciendo una guerra civil entre el rey Pedro I, el
Cruel o el Justiciero (aliado de Inglaterra), y su hermanastro, el conde Enrique de
Trastámara (apoyado por la aristocracia castellana), que pide ayuda a Carlos V, y este cede su apoyo, ya que
quería convertir a Castilla, gran potencia económica y con una potente flota, en aliada de Francia en la Guerra
de los Cien Años.

Carlos V envía a Castilla compañías de mercenarios franceses (también con el fin de liberarse de ellas, por los
problemas que generaban en su situación de paro), dirigidas por Bertrand du Guesclin, y cuando los ingleses
ven llegar a los mercenarios franceses, el rey Eduardo III envía por su parte un ejército de mercenarios

!143
liderados por el Príncipe Negro. De esta
manera, la Guerra Civil castellana se convierte
en un nuevo escenario de la Guerra de los Cien
Años.

La guerra termina en 1369, con el


enfrentamiento mano a mano de Pedro I y
Enrique de Trastámara en el Castillo de
Montiel: Pedro I cae en una trampa y se ve
obligado a combatir contra su hermanastro, y
en un determinado momento llega a estar a
punto de matarlo, pero entonces interviene Du
Guesclin, reequilibra la contienda, hasta que
finalmente Enrique II apuñala sin piedad a
Pedro I. Este hecho supone un trascendente
cambio dinástico en el reino de Castilla:
termina la dinastía de Borgoña, y se instaura
la dinastía de Trastámara, iniciada con la
coronación de Enrique II, y que se prolongará
hasta el siglo XVI, con la llegada de los
Austrias.

Carlos V, con la victoria de Enrique II, pone a


castilla del lado de Francia, y de esta forma
logra el apoyo de su poderosa flota. En 1372
tiene lugar una segunda batalla naval: la Batalla de La Rochelle, que significa una victoria total de la flota
castellana sobre la flota inglesa, y así Francia recupera su control sobre el mar, aunque realmente es Castilla
la nueva dueña del Atlántico. En los años siguientes, la flota castellana lanza varias incursiones contra las costas
inglesas.

En Francia e Inglaterra suben al trono dos reyes menores en los años posteriores: Ricardo II de Inglaterra
(1377-1399), hijo del Príncipe Negro, y Carlos VI de Francia (1380-1422), rey que manifiesta desde muy
temprano problemas de salud mental. Esta situación de minorías en ambos reinos es la que explica las firmas de
las treguas de Bayona-Leulinghen en 1389, con las que termina la segunda fase de la Guerra de los Cien Años.

d) Triunfos ingleses y guerra civil en Francia


(1389-1422):

La tercera fase del conflicto empieza en 1399 con el


destronamiento de Ricardo II, por parte de una
revuelta aristocrática, lo que supone un cambio
dinástico fundamental: termina la dinastía de los
Plantagenet, y se instaura la dinastía de los
Lancaster con el rey Enrique IV (1399-1413), que
fue el líder de dicha revuelta. Más conocido es su
hijo Enrique V (1413-1422), pues va a ser el que
reinicie la guerra con Francia: reclama nuevamente
sus derechos al trono francés, desembarca con sus
tropas en Francia, y en 1415 tiene lugar la Batalla
de Agincourt, que culmina con una victoria total de
los ingleses, una vez más, gracias al uso de los arcos
largos.

Gracias a la victoria obtenida en la Batalla de


Agincourt, el rey Enrique V de Inglaterra conquista el norte de Francia. Para la monarquía francesa, la
situación es crítica, debido a las derrotas militares y el desprestigio que ellas conllevaban, a la crisis propiciada
por los problemas mentales del rey, y a una lucha mortal entre la propia aristocracia francesa, la cual divide al
reino en dos bandos: el bando de los partidarios del duque de Orleans y del rey Carlos VI, los armañacs o

!144
armagnacs; y el bando de los partidarios del duque de Borgoña y de
la alianza con el rey Enrique V de Inglaterra, los borgoñones.

En 1419 tiene lugar el asesinato del duque de Borgoña, Juan Sin


Miedo, a manos de los armañacs, lo que supone que su hijo Felipe,
el Bueno, se alíe con los ingleses. En 1420 el duque de Borgoña y
Enrique V de Inglaterra fuerzan al rey de Francia Carlos VI a firmar
el tratado de Troyes, un acuerdo por el cual Carlos VI renuncia a
las tierras conquistadas por los ingleses, y acepta que a su muerte el
trono de Francia pase a manos del rey de Inglaterra, uniéndose de
esta manera las dos Coronas. Se pone así fin a la tercera fase de la
Guerra de los Cien Años.

e) La victoria de Francia (1422-1453):

La cuarta fase del conflicto comienza en 1422, con la muerte de


Carlos VI de Francia, pues de esta forma se aplican los principios
pactados en el tratado de Troyes, y Enrique V de Inglaterra se
vuelve ahora también rey de Francia, pero ese mismo año también
muere Enrique V, que deja como heredero a Enrique VI, al que le
espera una larga minoría. El reino de Francia queda dividido a
raíz de esto en tres zonas:

oFrancia inglesa: en esta zona los ingleses tratan de ganarse el


apoyo de la población francesa, pero no lo logran, debido al gran desarrollo de los sentimientos de
identidad franceses.

o Francia borgoñona: es un gran dominio que se


encuentra entre el reino de Francia, el Imperio y el
reino de Inglaterra. Es una zona heterogénea que
abarca varias tierras: Ducado de Borgoña,
condado de Borgoña (Franco Condado), condado
de Flandes, condado de Holanda, condado de
Zelanda, Ducado de Brabante, Ducado de
Lorena y Ducado de Luxemburgo. Las regiones
que comprenden la Francia borgoñona son en
esencia las zonas más ricas de todo el reino, que
gozan de una gran riqueza agrícola, industrial y
comercial.

Estos territorios no participan directamente en la


Guerra de los Cien Años, sino que se aprovechan
del desgaste de los dos reinos. En este contexto, el
Ducado de Borgoña experimenta un gran auge
económico, un tremendo fortalecimiento político
y una expansión territorial, y a ello se suma un
importante auge cultural y artístico, el llamado
"Renacimiento del norte", valiendo como buen
ejemplo la pintura flamenca.

o Francia francesa: es la región controlada por el


hijo de Carlos VI, Carlos, que no es el rey de
Francia, sino que es el delfín. Al principio el delfín
Carlos muestra una gran pasividad en la Guerra de
los Cien Años, pero esta situación cambia drásticamente en 1419, cuando aparece en su Corte una
doncella lorenesa visionaria, Juana de Arco, que le dice que Dios le ha encomendado la liberación de
Francia de los ingleses.

Juana de Arco representa los sentimientos de identidad y de legitimidad al rey francés de la población
francesa sometida, pero en general de toda la población francesa, harta de la guerra. Juana convence al
!145
delfín Carlos de que la coloque al frente de las tropas francesas, y estas vencen a los ingleses en
Orleans, ciudad que estaba sitiada por ellos, y las tropas de Juana de Arco por tanto levantan el asedio,
aunque de forma inesperada. Se creía entonces que si Orleans caía en manos inglesas, Inglaterra
conquistaría toda Francia. Esta victoria permite al delfín Carlos coronarse rey, y así pasa a llamarse
Carlos VII (1429-1461). Posteriormente,
con 18 años, Juana de Arco es apresada
por los anglo-borgoñones, es llevada a
Ruan, y allí es ejecutada en la hoguera en
1431.

Gracias al impulso dado por Juana de


Arco, Carlos VII toma la iniciativa en la
guerra aprovechando varios factores: el
descontento de los franceses dominados,
la puesta en marcha de unas reformas
fiscales y militares, que permiten a Carlos
VII obtener recursos y crear un ejército
permanente muy poderoso; y se aprovecha
en 1435 del cambio de bando de
Borgoña en el tratado de Arras, que
cambia porque el duque de Borgoña se
apercibe de que Francia va a ser la
vencedora de la guerra.

En 1436 Carlos VII recupera París, en 1451 toma Guyena, en 1455 se hace con Normandía, y en
1453, en la Batalla de Castillon, Francia vence, por primera vez, a los arqueros largos ingleses. Con
esta batalla finaliza la Guerra de los Cien Años: no hubo acuerdos de paz, los ingleses fueron expulsados
directamente del territorio francés, conservando solamente Calais.

II. Las consecuencias del conflicto:

Consecuencias para Francia:

• Se consolida una monarquía muy poderosa y centralizada,


que se convierte nuevamente en una potencia expansiva: en este
caso busca ampliar sus poderes por Navarra (guerras franco-
españolas) e Italia (inicio de las Guerras de Italia, buscando
dominar Milán, Nápoles...). Los últimos reyes franceses de la
Edad Media son Luis XI, la Araña (1461-1483), y Carlos VIII
(1483-1498).

Consecuencias para Inglaterra:

• Consecuencias económicas: los ingleses pierden zonas


importantes de producción, como Burdeos, así como mercados.
Se produce de esta manera un retroceso del comercio inglés y
de su economía en general.

• Consecuencias políticas: a largo plazo, Inglaterra se convierte


en una isla, pues Inglaterra deja de estar unida al continente,
lo que explica que a partir de los siglos XVI-XVII
los ingleses inicien una expansión marítima. A corto
plazo, la derrota hizo explotar las tensiones interiores
en Inglaterra, que se traducen en una inmediata guerra civil: la Guerra de las Dos Rosas (1455-1485).

En la Guerra de las Dos Rosas se enfrentan dos bandos: el bando de la dinastía de los Lancaster
(rosa roja), y el bando de la dinastía de los York (rosa blanca). La guerra civil supone para Inglaterra
una etapa de crisis de la monarquía inglesa, debido entre otras razones a los diversos cambios
dinásticos que tienen lugar dentro de ella. El episodio final de la guerra civil es la Batalla de
Bosworth en 1485, en la cual muere Ricardo III, último rey de la dinastía de los York. Esta batalla
!146
final es vencida por Enrique Tudor, el rey Enrique VII, y por ello se produce otro gran cambio dinástico:
termina la dinastía de los Lancaster y se inicia la dinastía de los Tudor, que permanece en el poder hasta
principios del siglo XVII.
17.3. De la España plenomedieval a la Monarquía Hispánica:

I. La Guerra del Estrecho y las Guerras de Granada

Castilla continúa su Reconquista, y debe hacer frente a dos guerras más contra los musulmanes:

• Guerra del Estrecho (finales del siglo XIII-mediados del siglo XIV): en ella
los castellanos se enfrentan contra los benimerines de Fez y los nazaríes de
Granada. El episodio central de esta guerra es la Batalla del Salado en 1340,
mientras reinaba en Castilla Alfonso XI.

• Guerras de Granada (1482-1492): son guerras fronterizas castellanas que


concluyen con la toma de Granada durante el reinado de los Reyes
Católicos.

II. Implicación de los reinos hispanos en la Guerra de los Cien Años

El reino de Castilla en un primer momento es aliado de


Inglaterra, pero luego se pasa al lado de Francia con la dinastía de los
Trastámara. La Corona de Aragón por su parte está del lado inglés, y
Navarra siempre ha estado del lado francés desde el siglo XIII. El reino
de Portugal, rival del reino de Castilla, por consiguiente, va a aliarse
con el reino de Inglaterra

III. Guerras civiles y cambios dinásticos

En los siglos bajomedievales tienen lugar en los reinos hispánicos


varios conflictos en los que se aprecia una clara pugna entre la
monarquía, que quiere ser autoritaria, y la alta nobleza, la cual quiere frenar ese autoritarismo regio.

En 1369, en Castilla, se pasa de la dinastía de Borgoña a la dinastía de los Trastámara. En Portugal, en 1385, se
pasa de la dinastía de Borgoña a la dinastía de Avis (hasta el siglo XVI). En la Corona de Aragón, en 1412, termina la
dinastía de los condes de Barcelona, que llevaba gobernando desde el siglo XII, y se instaura la dinastía de los
Trastámara; en ese mismo año tiene lugar en Aragón el Compromiso de Caspe. En Navarra, se mantienen dinastías
francesas, hasta que a finales del siglo XIV son sustituidas por la dinastía de los Trastámara, una vez más.

IV. Expansión de los grandes reinos hispanos

En Castilla, el reino hegemónico y más poblado de la


península Ibérica, en 1385 tiene lugar la Batalla de
Aljubarrota, donde el rey de Castilla, Juan II, intenta
conquistar el reino de Portugal y unirlo al reino de Castilla,
aprovechando para ello una crisis sucesoria para reclamar el
trono portugués. Juan II entra en Portugal, cuenta con el apoyo
de muchos nobles, y entonces tiene lugar una batalla contra
Juan I de Avis, la cual termina con la derrota castellana, lo que
supone la independencia de Portugal con respecto a Castilla,
y entra al trono la dinastía de Avis.

Por otro lado, Castilla sí logra extender su hegemonía


en Navarra, que a finales del siglo XV y principios del siglo
XVI se incorpora a los dominios de los Reyes Católicos. La Corona de Aragón por su parte continúa su expansión
mediterránea de mano de los catalano-aragoneses, y conquista en 1324 Cerdeña, y en 1443 toma el reino de Nápoles,
conformando de esta manera los territorios que constituirán la futura Monarquía Hispánica.
!147
El reino de Portugal en esta época inicia también una expansión marítima, pero en su caso por el Atlántico, y pone así
las bases de la futura expansión marítima europea. Esta expansión tradicionalmente se asocia al infante don Enrique, El
Navegante, pues se dice que había creado en la ciudad de Sagres una escuela de navegantes, la Escuela de Sagres, en la
cual convocó a pilotos, marineros, intelectuales, científicos, cartógrafos... Pero a día de hoy se duda de la existencia de
esta escuela, puede ser más bien un mito nacional tardío, y a esta afirmación contribuye el hecho de que en Sagres no se
han hallado restos arqueológicos de esta escuela.

Se piensa que las expediciones portuguesas


eran más bien realizadas sobre la marcha, no se cree que
estuvieran planificadas antes de partir. Estas
expediciones fueron posibles gracias al desarrollo de los
navíos, destacando la invención de la carabela a
mediados del siglo XV, barco ligero y rápido para
navegar. Gracias a estos nuevos navíos y a otros
desarrollos cartográficos y científicos, los portugueses
se expanden por tierras desconocidas: en 1415
conquistan Ceuta, y desde ahí se lanzan a nuevos
viajes; en 1425 llegan a la isla de Madeira, en 1431
desembarcan en las Azores, y en 1434 superan el
Cabo Bojador, límite psicológico de los mapas
occidentales del siglo XV, y el primero en superar esa
barrera cartográfica es el navegante Gil Eanes.

A partir de ahí, los portugueses llegan a mediados del siglo XV a la zona de Senegal y a las islas de Cabo
Verde, en 1470 alcanzan el Golfo de Guinea, y en 1488 el navegante Bartolomeu Dias dobla el Cabo de Buena
Esperanza, confirmando así que África es una gran isla, y de ahí pasa
al Índico. En el curso de estas expediciones, los portugueses van
fundando factorías comerciales, ciudades, conquistando terrenos...
poniendo así las bases de su imperio colonial.

A finales del siglo XV se produce la unificación política de las


zonas de Castilla y Aragón, durante la época de los Reyes Católicos,
y estos reinos imponen su hegemonía a Navarra, conquistan el
Reino de los Nazaríes de Granada, e intentan la unión con
Portugal con el fin de unificar toda la península Ibérica.

17.4. El Imperio durante la Baja Edad Media:

I. Los grandes procesos territoriales y políticos:

En el debilitamiento del Imperio desde finales del siglo XIII intervienen varios procesos:

• Fragmentación territorial: Alemania e Italia se separan e inicia historias


propias, con los Alpes como frontera. Alemania sufre una fragmentación
interior mayor que en épocas anteriores, y se divide en principados dominados
por la alta nobleza y el alto clero. Esta evolución histórica del Imperio se
plasma en la Bula de Oro de 1356, del emperador Carlos IV, que muestra
que la autoridad imperial queda reducida a Alemania, y queda regulado que el
emperador será elegido por unos príncipes electores, que son tres arzobispos
(Colonia, Maguncia, Tréveris) y cuatro laicos (conde del Palatinado, duque
de Sajonia, margrave de Brandemburgo, rey de Bohemia).

• Reducción territorial: el Imperio pierde algunos territorios: el Lionesado, el


Delfinado y el condado de Provenza pasan a Francia. Se independiza además una nueva entidad política a
finales del siglo XIII, la Confederación Helvética, formada por los cantones suizos.
!148
• Basculamiento hacia Europa oriental: el Imperio ahora mira más a esta zona por varias razones: por las
relaciones políticas tradicionales entre el Imperio y las regiones orientales, por la fuerte presencia de alemanes en
el este, y por la pérdida de Italia, que fue el objetivo de los otónidas.

• Presencia en el trono imperial de varias dinastías: la dinastía de los


Austrias o los Habsburgo (su primer emperador es Rodolfo de
Habsburgo), la dinastía de los Luxemburgo (siglos XIV-XV) y la dinastía
de los Wittelsbach (1327-1347). A finales del siglo XV el trono imperial
pasa definitivamente a los Habsburgo, siendo su emperador medieval más
conocido Maximiliano I (muere en 1519), cuyos dominios principales
están en Austria al sureste de Germania. Con este emperador se incorporan
los dominios del Ducado de Borgoña.

II. Italia: entre el Medievo y el Renacimiento:

Italia está dividida en varios poderes independientes. En estos siglos se


acentúan las diferencias entre la Italia del norte y la Italia del sur:

• En el norte de Italia tenemos un territorio muy poblado, urbanizado, con una sociedad urbana y una economía de
carácter artesano-mercantil. Estos territorios se dividen en grandes, ricas e independientes ciudades con
territorios propios (contados), ciudades que están además en continua rivalidad, destacando en estos
enfrentamientos el uso de compañías de mercenarios o condotieros.

Entre estas regiones cabe destacar Venecia, una república de carácter aristocrático, y al mismo tiempo mercantil,
gobernada por el Gran Consejo de Venecia, a cuyo frente está el Dogo; esta ciudad mantiene su hegemonía en el
norte y un imperio marítimo en el Mediterráneo oriental. También es importante mencionar a Génova, una
república de carácter burgués y mercantil que domina el noroeste de Italia y Córcega, está en continua pugna
con la Corona de Aragón al oeste, y a finales del siglo XV pierde peso frente a Milán. Otra región importante es el
Ducado de Milán, la gran potencia del norte, gobernada por la familia Visconti
y los Sforza, potencia que atrae los intereses de las potencias exteriores,
especialmente Francia, y más tarde España. Finalmente hay que citar Florencia,
una república de carácter burgués y mercantil gobernada por la familia Médici,
destacando a miembros como Lorenzo de Médici.

•El centro de Italia está formado por unos Estados Pontificios ya


consolidados que ejercen una fuerte influencia en toda Italia.

•En el sur de Italia encontramos menos poderes y más grandes, aunque son
territorios menos poblados, con una economía agraria y una sociedad más
tradicional y nobiliaria. Este territorio está dividido en dos zonas: el reino de
Nápoles (en manos de la dinastía Angevina) y el reino de Sicilia (en manos de
la Corona de Aragón). Poco a poco se impone en el sur de Italia la hegemonía
catalano-aragonesa, que conquista Cerdeña (siglo XIV) y Nápoles (1442),
que permanece en manos españolas hasta el siglo XVIII.

En 1494 se inicia la invasión francesa de Milán, que supone el origen de las


Guerras de Italia.

17.5. La Europa centro-oriental y escandinava: el auge de los grandes principados:

Europa oriental en la Baja Edad Media está condicionada por la unión y


separación de varios de sus territorios.

I. La Orden Teutónica

A finales del siglo XIII termina la conquista, cristianización y


germanización de Prusia, y se forma acto seguido una entidad política: el Estado
de la Orden Teutónica. La expansión de esta orden militar alcanza su apogeo
!149
entre mediados del siglo XIV y principios del siglo XV, con una expansión territorial frente a los vecinos que se
traduce en la fundación de ciudades, la colonización de nuevas tierras, vínculos con la Liga Hanseática, etc.
Este apogeo de la Orden Teutónica explica la reacción de sus rivales, cuya consecuencia clara es la unión del
reino de Polonia y el Ducado de Lituania en 1386 para enfrentar a la presión teutónica. En 1410 tiene lugar la Batalla
de Tannenberg, de Grunwald o de Žalgiris, que supone una gran derrota para los teutónicos, que inician ahora una fase
de declive, pero la entidad política perdura hasta principios del siglo XVI, y en sus territorios se fundará el Ducado de
Prusia.

II. El reino de Polonia y el Gran Ducado de Lituania

Polonia en el siglo XIII era un conjunto de ducados fragmentados que no cuajaron como monarquía. A principios
del siglo XIV estos ducados se unifican y surge el reino de Polonia. Su apogeo se produce con el reinado de Casimiro
III el Grande (muere en 1370). Tras la muerte de este monarca, Polonia se une y separa con otros territorios: con el reino
de Hungría, y en 1386 con el Gran Ducado de Lituania.

Los lituanos eran unos pueblos bálticos que a mediados


del siglo XIII eran paganos y estaban fragmentados, pero
acaban unificándose como consecuencia de la presión
teutónica, surgiendo de esta manera el Gran Ducado de
Lituania al norte, con capital en Vilna. A partir de ahí, en
el siglo XIV los lituanos se expanden al sur sobre los
rusos y los tártaros. El momento clave de su historia es el
reinado de Vladislao II Jagellón (1377-1434), ya que con
este monarca Lituania se une al reino de Polonia,
surgiendo una especie de gran reino-ducado, y en 1410
derrota a los teutónicos. Con su sucesor, Vladislao III
Jagellón (muere en 1444), Polonia y Lituania incorporan
a sus dominios el reino de Bohemia y el reino de
Hungría por un tiempo.

A finales de la Edad Media esta gran entidad política


sufre rivalidades con los otomanos en el sur, con los
Austrias al oeste, y la Rusia de Moscú al este, que va a ser
su gran rival. Con todo, polacos y lituanos mantienen sus
vínculos hasta el siglo XVIII.

III. El reino de Bohemia

Bohemia en el siglo XIII pasa de ser un ducado a ser un reino. En los siglos XIV-XV para por el poder de varias
dinastías: Luxemburgo, Habsburgo, Jagellón... hasta que finalmente en el siglo XVI la dinastía Habsburgo se hace con
su control definitivo. En Bohemia hay una población mixta de checos y alemanes. En el siglo XV vive un proceso
histórico importante: las Guerras Husitas.

IV. El reino de Hungría

Hungría es un reino oriental católico muy vinculado a occidente, que pasa


también por el poder de varias dinastías, y nuevamente en el siglo XVI acaba
imponiéndose la dinastía de los Habsburgo. Su historia ahora la marca su
condición de frontera de la Cristiandad frente a los turcos otomanos. En este
contexto destacan figuras como Vlad el Empalador, guerrero húngaro de la
frontera que estuvo en continua pugna con los turcos.

V. La Rusia de Moscú

La historia rusa entre mediados del siglo XIII y mediados del siglo XIV
viene marcada por las invasiones de los mongoles. Los principados rusos quedan como sus vasallos, y todo el sur de
Rusia es ocupado por los tártaros. A mediados del siglo XIV el Kanato de la Horda de Oro entra en declive y eso
permite a los rusos empezar a liberarse de su dominio, emergiendo así el Gran Ducado de Moscú, también
!150
denominado Gran Principado o simplemente Principado de Moscú,
heredero de Nóvgorod. Un príncipe ruso importante es Basilio I
(1389-1425), que inicia una expansión militar contra los tártaros y los
lituanos.

En 1453 cae Constantinopla y los rusos asumen la herencia


bizantina. Su último rey importante es Iván III, el Grande (muere en
1505), que protagoniza una expansión por todas las direcciones, y crea
un Estado unificado y autoritario inspirado en el modelo bizantino.
Iván III, además, se casa con una pariente del muerto emperador
Constantino XI, y se titula a sí mismo príncipe de todas las Rusias.
Durante su reinado se amplía la fortaleza de Moscú, el Kremlin
(Kreml'), la ciudad-palacio sede del poder ruso. En el siglo XVI, Iván
IV el Terrible adoptará el título de zar, y se asumirá definitivamente la
idea de Moscú como la Tercera Roma.

V. Los reinos escandinavos:

Los reinos escandinavos ahora buscan la unidad política para evitar el control
económico que ejercía en la región la Liga Hanseática. Esta política de unificación
culmina en el 1397, con la Unión de Kalmar, en tiempos de la reina Margarita de
Dinamarca. Se produce así una unión política coyuntural que se mantiene hasta el siglo
XVI, cuando se separa Suecia. Sin embargo, Dinamarca y Noruega mantienen sus
vínculos hasta 1814.

17.6. El mapa político de Europa a finales de la Edad Media:

A finales de la Baja
Edad Media vemos en Europa varios reinos y principados:
en Europa oriental podemos observar grandes principados
enfrentados a la presión otomana (reino-ducado de Polonia y
Lituania, Gran Principado de Moscú); en Europa occidental,
Italia y Alemania están muy fragmentadas frente al oeste
unificado, donde destacan cuatro potencias: el expansivo
reino de Francia; el ahora insular reino de Inglaterra, que va
a iniciar su gran expansión marítima; el reino de España,
con una monarquía unida, expansiva y hegemónica en los
siglos XVI-XVII; y el reino de Portugal, con un imperio
marítimo que perdura hasta finales del siglo XX.

Europa occidental termina la Edad Media con unos


niveles generales de desarrollo científico, social,
económico, histórico... superiores a los que nunca tuvo el
Imperio Romano. Europa se convierte así en la civilización
dominante del mundo hasta 1945.

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TEMA 18. LA CRISIS DEL PONTIFICADO Y LOS CAMBIOS ESPIRITUALES

18.1. El Papado bajomedieval: de la Teocracia Pontificia al Renacimiento:

En paralelo a los cambios políticos, en Europa también se están produciendo importantes cambios religiosos,
espirituales y eclesiásticos, los cuales están en el origen de la ruptura de la Cristiandad en el siglo XVI.

I. Las causas de la crisis

A finales del siglo XIII el Papado logra la victoria y la Teocracia Pontificia, pero al poco tiempo entra en una fase
de declive debido a varios motivos:

• Desgaste en la pugna con el Imperio, lo que implica un gran desprestigio para el Papado, debido a su enorme
intervención en el conflicto sangriento.

• Ascenso de los grandes reinos, con unos reyes que son más poderosos que los antiguos emperadores, y que
pueden por tanto hacer frente al papa con sus mejores recursos.

El Papado pierde su papel de protector de reyes, y ahora los reyes empiezan a convertirse en protectores de
las Iglesias de sus reinos. Este proceso va a dar lugar, desde el principio, a un choque directo entre papas y reyes, el
cual deriva de varios factores de tensión:

• Libertas Ecclesiae: esta establecía el control del nombramiento de cargos eclesiásticos por el papa, pero ahora los
reyes van a querer controlar este nombramiento.

• Fiscalidad eclesiástica: la Iglesia cobraba rentas y tributos de todos los fieles, y además el clero no pagaba
impuestos. Con la creación del "Estado Moderno", los reyes quieren revertir esta situación, por lo que intentarán
obtener los impuestos de los fieles y hacer que el clero, que se incluye en la población del reino, pague sus
impuestos como los demás.

• Jurisdicción eclesiástica: la Iglesia tenía sus propios tribunales, y los reyes ahora quieren someter con sus leyes a
todos los habitantes de sus reinos, y el clero no es una excepción.

La finalidad de los reyes era controlar las Iglesias de sus reinos, crear Iglesias "nacionales". Este fin en Francia
se denomina galicalismo, que va a triunfar en el siglo XVI especialmente en Inglaterra con el rey Enrique VIII, de ahí
que pase a tomar el nombre de anglicanismo. Este objetivo provocó un claro choque frontal con el Papado teocrático, y el
primer y más importante choque entre rey y papa se va a dar en Francia.

II. El choque con Francia: Felipe el Hermoso y Bonifacio VIII (1294-1312):

Felipe IV, el Hermoso (1285-1314) era un monarca francés, el rey más poderoso del momento, y durante su
reinado va a tener que hacer frente al papa Bonifacio VIII (1294-1303), considerado el último papa de la Teocracia
Pontificia. Este choque termina con la excomunión del rey Felipe IV de Francia, el cual responde con el Atentado de
Anagni en 1303, un intento de secuestro del papa. Bonifacio VIII al poco tiempo de este hecho muere, y sus sucesores
van a someterse a las directrices del rey de Francia.

El máximo ejemplo de este sometimiento de los papas al rey francés se da en 1312, con la disolución, por
parte del papa Clemente V a instancias del rey Felipe IV de Francia, de la Orden del Temple. La orden militar
mantiene todavía sus funciones económicas, pero el rey francés, que quería controlar sus recursos, promueve una
campaña difamatoria contra los templarios, y el viernes 13 de octubre de 1307 lleva a cabo una redada en suelo
francés que acaba con todos los templarios.

III. El Papado de Aviñón (1309-1377)

En 1309 la curia papal se traslada de Roma a Aviñón, que aún no era una ciudad francesa, debido a los
problemas que se estaban dando en Roma. Este traslado es un nuevo síntoma del declive del poder de los papas. La curia
papal permanecerá en Aviñón hasta 1377, y durante esta época predominan papas y cardenales franceses, se
!153
centralizan estructuras pontificales judiciales y financieras, pero este periodo es recordado sobre todo por el
desprestigio que sufre el Papado, que pierde su papel de autoridad moral.

Este momento de declive papal es aprovechado por los reyes para ganar terreno en el control de sus Iglesias. En
1377 los papas regresan a Roma, y pensando que la situación del Papado mejoraría, la cosa va a ir a peor.

IV. El Cisma de Occidente (1378-1417):

En 1378 se elige al papa Urbano VI, pero al poco tiempo un grupo de cardenales decide elegir a un papa que
consideran más digno y válido que Urbano VI, Clemente VII, el cual se desplaza a Aviñón debido ya que Urbano VI se
encontraba en Roma. De esta manera se inicia el llamado Cisma de Occidente. Al existir dos papas la curia papal se
fragmenta en dos bandos, pero también lo hacen, entre otros, los cardenales y los reinos.

Urbano VI es apoyado por Inglaterra, Portugal, Sicilia, el Imperio y varios principados de Europa oriental,
y será sucedido por Bonifacio IX, Inocencio VII y Gregorio XII. Clemente VII por su parte es apoyado por Francia,
Escocia, Nápoles y los reinos hispánicos. En 1394 Clemente VII es sustituido por Benedicto XIII, Pedro de Luna,
considerado el primer papa español.

La crisis del Papado se convierte en una crisis general de la Iglesia y en una conflictividad de toda la Cristiandad.
Se buscaron varias soluciones a este cisma: una negociación entre los dos papas, lograr el vencimiento de uno sobre otro,
y una de las soluciones que peor resultado tuvo fue la celebración del Concilio de Pisa (1409), por el cual se depuso a los
dos papas y se eligió a un tercero oficial, pero ninguno de los dos aceptó estas medidas, y el resultado fue que el Papado
se dividió ya no en dos, sino en tres. Una vez más, esta situación crítica del Papado la aprovechan los reyes para afirmar
el control sobre sus Iglesias.

V. El conciliarismo y la recuperación del Papado (1417-1503):

La solución definitiva al Cisma de Occidente se va a hallar en una práctica eclesiástica conocida como
conciliarismo, una teoría que defiende la superioridad del concilio sobre la autoridad personal del papa. Esta doctrina ya
venía defendiéndose desde finales del siglo XIII, destacando a personajes importantes como Mansilio de Padua (muere
en 1343), Guillermo de Ockham (muere en 1349) y Juan Gersan (muere en 1429).

Esta doctrina eclesiástica da lugar a la convocación del Concilio de Constanza (1414-1418), el cual depuso
formalmente a los tres papas, y nombró a uno definitivo para todos, Martín V, con el cual se pone fin al Cisma de
Occidente. Sin embargo, el papa Benedicto XIII se refugia en el palacio de Peñíscola, y será papa, aunque sin ningún
tipo de apoyo, hasta su muerte. Varios concilios posteriores van a confirmar las decisiones tomadas en el Concilio de
Constanza: Concilio de Pavía (1423), Concilio de Siena (1423), Concilio de Basilea (1431) y Concilio de Florencia
(1439).

En torno a 1340 los papas empiezan a recuperar autoridad, y tres factores son clave en esta recuperación del
Papado:

• Consigue el control de los Estados Pontificios, y con ello aumenta su radio de acción e influencia en toda Italia.

• Obtiene gran prestigio al liderar las negociaciones con el Imperio Bizantino para la unión de las dos Iglesias,
y eso fragua en el Concilio de Florencia (1439).

• Comienza a realizar negociaciones con los reyes, unos acuerdos bilaterales en los que ambas partes ceden algo,
los llamados concordatos. En estos pactos, los reyes reconocen la autoridad superior del papa sobre el conjunto
de la Iglesia, a cambio de que el papa acepte el control regio de las Iglesias de los reinos, controlando por
consiguiente el nombramiento de cargos eclesiásticos, la fiscalidad y la jurisdicción.

Este cambio en las tornas del Papado lo protagoniza el papa Eugenio IV (1431-1447), y el punto final del
proceso se alcanza en 1460, cuando el papa Pío II decreta que la convocatoria de un concilio universal solo puede ser
realizada por el papa, y solo él puede presidir dicho concilio en caso de ser aprobado. Con esta medida, se diluye y
decae el conciliarismo como forma de organización de la Iglesia.

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Los últimos papas medievales consolidan el control sobre los dominios papales, pero no consiguen movilizar a
los cristianos contra los turcos. La mayoría de estos papas reflejan ser más príncipes del Renacimiento que modelos
de vicarios de Cristo, todos están muy vinculados al Humanismo, son mecenas renacentistas que transforman la Roma
medieval en la Roma renacentista, y todo ello a costa de los ideales evangélicos y de un nuevo desprestigio del Papado.
Uno de estos papas es el español Alejandro VI, de la familia de los Borja, último papa medieval. Esta ostentación papal
va a estar en el origen del estallido de la Reforma Protestante, liderada por Martín Lutero.
18.2. Declive y renovación de las órdenes religiosas:

I. Las viejas órdenes:

Entre las órdenes antiguas que aún permanecen en la Baja Edad Media, tenemos:

• Órdenes benedictinas de Cluny y del Císter: estas dos órdenes están en declive debido a los cambios que está
experimentando la sociedad. Estas órdenes son conscientes de su situación, y ponen en marcha varios intentos de
reforma, pero no siempre salen bien, pues no logran remontar la situación.

• Orden de los Cartujos: esta antigua orden eremítica sí que mantiene su prestigio en estos siglos, y sigue
cumpliendo su regla, lo que hace que estos cartujos sean muy apoyados y patrocinados por los reyes, lo que
explica la fundación de varias cartujas en la Edad Media (cartuja de El Paular, cartuja de Valldemosa, cartuja de
Miraflores...).

• Órdenes mendicantes: estas órdenes en estos siglos tampoco viven su mejor momento, pero sí mantienen en esta
época sus niveles de desarrollo y su prestigio.

II. Las nuevas órdenes:

En esta época, además de mantenerse órdenes antiguas, se crean otras nuevas, las cuales en muchos casos son
fundadas, como novedad, por los laicos. Cabe destacar entre estas nuevas órdenes:

• Orden de San Jerónimo: es una orden castellana fundada a mediados del siglo XIV, muy prestigiosa y apoyada
por los reyes, lo que se traduce en la creación de no pocos monasterios jerónimos.

• Orden de los Hermanos de la Vida Común: es una orden fundada en Flandes a finales del siglo XIV por
Gérard Groote y Florens Radewijns, figuras también importantes en el desarrollo de la Devotio Moderna. Es
una congregación de canónigos regulares.

• Orden de los Mínimos: es fundada en el sur de Italia por San Francisco de Paula a mediados del siglo XV. Es
una orden eremítica muy rigurosa, como todas.

18.3. La nueva espiritualidad bajomedieval:

I. La exacerbación de la religiosidad popular:

La crisis del siglo XIV genera una radicalización de la religiosidad popular, se extiende una visión pesimista del
mundo como un valle de lágrimas, como un lugar de sufrimiento. Se da en paralelo una obsesión por el pecado, la
muerte y el infierno. Estas obsesiones se plasman en el arte, en la iconografía (huesos, calaveras, transis, es decir,
cuerpos en descomposición, con la inscripción conocida que dice "Como me ves te vi, como me ves te verás") y en el
folclore (las Danzas de la Muerte), mostrando siempre un reflejo de la fragilidad de la vida.

En este contexto, se dan una serie de soluciones a esta angustia existencial, soluciones tradicionales un tanto
exacerbadas a veces:

• Resurgen las peregrinaciones, pero ahora se viaja a santuarios más regionales y locales, como Canterbury o el
Monte Saint-Michel.

• Se experimenta un auge de la devoción mariana: esto incluye peregrinaciones a santuarios de la Virgen María,
como el convento de Loreto o el monasterio de Montserrat.

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• Resurge el culto a los santos como mediadores entre Dios y los humanos: los santos en estos siglos van a ser
muy reclamados y van a ser asociados a todo (oficios, enfermedades, reinos...). Esta creencia en los santos se tiñe
de supersticiones, y por ello los santos adquieren en estos momentos cierto carácter mágico.

• Devoción al Cristo doloroso: el sufrimiento de Jesucristo es un reflejo de lo que estaba ocurriendo en el contexto
de la época, y eso alimenta las devociones y rituales de Semana Santa.

• Devoción al Cristo resucitado: esto va a dar lugar al apogeo de la gran fiesta religiosa de la Baja Edad Media: el
Corpus Christi, que aunque comienza a gestarse desde finales del siglo XIII, se generaliza en pleno siglo XIV.

II. El auge de la superstición

En los siglos bajomedievales se acentúan las creencias populares en toda clase de seres malignos (diablos,
demonios...), mucho más que en tiempos anteriores. Se da también un auge de las creencias en la magia y la hechicería,
y se desarrolla, sobre todo en el norte de Europa, más tardíamente en el siglo XV, un pánico obsesivo por las brujas, el
cual va a tener su auge en los siglos XVI-XVII.

III. Las nuevas formas espirituales: la Devotio Moderna

Se producen también en esta época cambios importantes en las formas espirituales, unas formas desarrolladas y
promovidas, como novedad, por los laicos urbanos, de origen burgués. Cabe destacar, al menos, tres formas de expresión
de esta nueva espiritualidad:

• Creación de cofradías de laicos: en estas cofradías se vive un Cristianismo muy intenso y místico. Los hombres
aquí reciben el nombre de begardos, mientras que las mujeres son llamadas beatas o beguinas.

• Auge de la mística cristiana: está protagonizada en buena medida por mujeres piadosas, las cuales suelen
escribir además. La máxima expresión de esta figura es Santa Catalina de Siena (muere en el 1380). En la Baja
Edad Media tenemos muchas más santas mujeres que antes, porque hay más fuentes, y también por la
importancia que cobra la espiritualidad femenina.

• Aparición de la Devotio Moderna: esta espiritualidad laica nueva aparece a mediados del siglo XIV, y sostiene
una vida cristiana sencilla, evangélica, siguiendo el modelo de Cristo. Cultural e históricamente, esta
espiritualidad defiende una religiosidad individual, basada en la soledad, el silencio, y dando gran importancia
a la lectura en solitario y meditando. La obra clave de la Devotio Moderno es el De imitatio Christi (1427), del
canónigo alemán Tomás de Kempis, que se convierte en Europa en el libro más leído después de la Biblia.

18.4. Las herejías bajomedievales:

Tanto las herejías pasadas, como las nuevas, comparten una serie de características en común, sobre todo las
críticas a la jerarquía eclesiástica y al Papado. Para estas herejías, la Iglesia mantiene políticas tradicionales, como
reinsertar a los herejes moderados y perseguir a los herejes recalcitrantes por medio de la Santa Inquisición.

I. Las herejías heredadas del pasado:

Entre las herejías del pasado que aún perviven en estos siglos, hay que mencionar:

• Valdismo: esta herejía se mantiene viva en el norte de Italia, y sobrevive toda la Baja Edad Media. En el siglo
XVI, los valdistas se unen a la Reforma Protestante de Lutero.

• Catarismo: esta herejía desaparece definitivamente a principios del siglo XIV, en torno al 1320, en el sur de
Francia.

• Espirituales franciscanos: es una minoría de los franciscanos muy apegada al ideal evangélico de San Francisco.
Estos franciscanos espirituales defendían una Iglesia puramente espiritual, y eran muy críticos con la Iglesia y el

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Papado. Recibieron también el nombre de fraticelli, y en el norte de Italia dieron lugar a movimientos violentos
y subversivos, siendo el más importante el liderado por Fra Dulcino da Novara (muere en 1307), cuyos
seguidores son los dulcinistas.

• Corrientes apocalípticas: tienen un notable repunte en el siglo XIV, debido a la gran crisis que se estaba
viviendo. Destaca en este siglo el movimiento de los Flagelantes, que aparece a finales del siglo XIII, y alcanza
su apogeo en 1348. Los Flagelantes pretendían calmar la ira de Dios, y para ello los hombres debían realizar
penitencias para mortificar sus cuerpos y evitar el castigo divino, y esta práctica dio lugar a fenómenos de
histeria colectiva.

II. Las grandes herejías bajomedievales:

a) El wyclifismo y la revuelta de los lollardos (1381):

Wyclifismo toma su nombre de su fundador, el inglés John Wycliff (1320-1384), un maestro de teología de la
universidad de Oxford, un intelectual reformista muy crítico con el Papado y la jerarquía de la Iglesia. En sus
escritos postula una serie de ideas heterodoxas, como el rechazo de varios sacramentos (eucaristía,
transubstanciación...) y de las penitencias, defiende un Cristianismo muy apegado a la Biblia, ya que es la
fuente de toda autoridad religiosa, y defiende también la idea de la Iglesia espiritual formada por cristianos
predestinados a la salvación.

Wycliff va ser condenado por su tesis como hereje por el arzobispo de Canterbury. Las ideas de Wycliff van a ser
difundidas a través de sacerdotes populares pobres, los llamados lolardos o lollardos. Aparece de esta manera
un wyclifismo popular y radical que alimenta una revuelta social en 1381, la Revuelta de los campesinos, que
estalla por los problemas en Inglaterra derivados de sus derrotas en la Guerra de los Cien Años. Es una revuelta
anti-clerical, anti-señorial y apocalíptica que llega a amenazar al rey inglés. Finalmente, la revuelta es
reprimida por las autoridades, y comienza así a diluirse este wyclifismo popular, pero el wyclifismo
moderado se mantiene vivo dentro de la Corte inglesa y entre los intelectuales, cortesanos que pretendían una
reforma de la Iglesia inglesa, que no va a llegar hasta el siglo XVI, gracias al rey Enrique VIII, que romperá con
la Iglesia católica. Por tanto, el wyclifismo está en la raíz del anglicanismo.

b) El husismo y las Guerras Husitas (1415-1434):

El husismo, cuyos seguidores son los husitas, nace en el reino de Bohemia, y en el origen de este movimiento
religioso está Jan Hus (1370-1415), que da nombre al movimiento. Jan Hus era un intelectual reformista de la
universidad de Praga que asume las ideas de John Wycliff, cuyos escritos llegan incluso a Bohemia. Jan Hus
predica a partir de ahí una serie de ideas: critica a la jerarquía eclesiástica, defiende el apego a la Biblia,
pugna por lograr que se predique en checo, y busca la comunión bajo las dos especies (el pan y el vino).

Jan Hus difunde estas ideas y es excomulgado y condenado


por el arzobispo de Praga. Acude después al Concilio de
Constanza a defenderse, pero en dicho concilio es condenado
como hereje, y en 1415 muere en la hoguera. A partir de este
hecho, estalla una revuelta general husita en el reino de
Bohemia, una revuelta religiosa que tiene implicaciones
sociales, políticas, económicas y nacionales. El estallido de la
revuelta genera una reacción de la Iglesia y del emperador
Segismundo, en tanto que también era rey de Bohemia.

Esto da lugar a la puesta en marcha de las Guerras Husitas o


Cruzadas Husitas (1420-1434). Todas las campañas militares
contra los husitas fracasaron, por lo que la Iglesia y el papa,
Eugenio IV, se ven obligados a negociar con los husitas:
dividen el movimiento husita, el papa pacta con el ala
moderada (calicistas), y llega a un acuerdo, logrando separar a
los moderados del ala radical (taboritas), que es derrotada en
1434 en la Batalla de Lipany.

La revuelta husita tiene una serie de consecuencias:

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o En el reino de Bohemia, surge una Iglesia checa diferente: es una Iglesia católica, pero con elementos
husitas, que va a durar unos años.

o Lutero, cuando inicia la Reforma Protestante, ve el precedente de dicha reforma en el modelo husita. No
hay por tanto luteranismo sin husismo, de modo que la revuelta husita también implica serias
consecuencias para todo el conjunto de la Cristiandad.

18.5. El desarrollo del antijudaísmo:

El fenómeno del antijudaísmo va a más en los


siglos bajomedievales, debido a la crisis que sufre la
población, la cual busca un chivo expiatorio de sus
desgracias, y debido al desarrollo del "Estado
Moderno", al fortalecimiento de unas monarquías que
veían en los judíos a una minoría diferente, no
integrable ni controlable. Estos hechos se tradujeron
en la adopción de políticas antijudías cada vez más
sistemáticas, que se basan en la conversión o la
expulsión de judíos.
En siglos anteriores ya hubo varias expulsiones de
judíos:

•A finales del siglo XIII los judíos son expulsados


de Inglaterra.

•En Francia, los judíos fueron expulsados por


primera vez durante el siglo XII, y en el siglo XIV
se van a suceder nuevas oleadas de expulsión.

• En la península Ibérica los judíos tenían una mejor situación, debido a la existencia de la tradicional
comunidad de los sefardíes, y a una tradicional coexistencia entre cristianos, judíos y musulmanes en los
siglos anteriores. Esta mejor situación de los judíos cambia en el siglo XIV, en 1391, cuando estalla la hostilidad
antijudía que llevaba gestándose durante varios siglos. La hostilidad se traduce en una persecución general de
los judíos, que comienza en Sevilla y se extiende por toda la península.

En la revuelta antijudía, muchos judíos mueren, y otros tantos se convierten al Cristianismo. Este hecho marca el
inicio del declive de los sefardíes en la península Ibérica, y es el origen del problema de los judíos conversos,
ya que la persecución generó un gran grupo de judíos convertidos al Cristianismo, los llamados cristianos nuevos
o marranos. Estos judíos se convirtieron principalmente por dos causas: por miedo, y también muchas veces por
interés.

La conversión masiva de judíos trajo varias consecuencias:

o Se incrementa la hostilidad de los conversos hacia los judíos


restantes, llegando a ser más antijudíos incluso que los cristianos viejos.
Esta mayor hostilidad se explica por el hecho de que los judíos no
querían levantar sospechas en los verdaderos cristianos.

o Sospechas de los cristianos viejos hacia los cristianos nuevos, ya que


piensan que, a pesar de ser cristianos en el exterior, siguen siendo judíos
en el interior de sus casas, lo cual muchas veces era cierto. Estos reciben
el nombre de cristianos judaizantes o criptojudíos, y eran considerados
herejes por los verdaderos cristianos.

El problema de los conversos se convierte en un problema religioso, social y político en los reinos hispánicos.
Finalmente, deciden acabar con el problema los Reyes Católicos, que establecen en 1478 el tribunal de la
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Santa Inquisición, dirigido en teoría contra los cristianos judaizantes, pero en la práctica se convirtió en un
instrumento de unificación religiosa. El proceso culmina en 1492, cuando los Reyes Católicos decretan la
expulsión o conversión definitiva de los judíos: el grueso de la comunidad sefardí elige la opción del destierro,
y muchos judíos, desde la península Ibérica, marchan a varias zonas de refugio, destacando Flandes, Italia, el
norte de África y el Sultanato Otomano.


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TEMA 19. CRISIS Y RECUPERACIÓN DE LA EUROPA BAJOMEDIEVAL

19.1. La crisis del siglo XIV y la evolución demográfica:

I. Causas de la crisis:

Socioeconómicamente, a finales del siglo XIII se observa un cambio de ciclo económico, una crisis que empieza
en el siglo XIV y de la que se el mundo se recuperará ya en el siglo XV. La crisis económica actúa como un motor de los
cambios en el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. Las causas que propician esta crisis son varias:

• Cambios climáticos naturales: a partir del siglo XIV se produce un enfriamiento del clima y tiene lugar una
pequeña Edad de Hielo. Esto generó una crisis agraria, un retroceso de las especies, y una caída de la
producción y del comercio.

• Crisis demográfica: a principios del siglo XIV, en torno a 1300, se alcanza el techo demográfico, tiene lugar para
la época un fenómeno de superpoblación (1300 millones de habitantes). A partir de ahí se inicia un gran declive
demográfico por varias causas:

o Origen malthusiano: Malthus era un teórico que postulaba un principio que afirma que, al producirse
superpoblación, como consecuencia, estalla una crisis económica, y a raíz de esto, tiene lugar una crisis
demográfica.

o Crisis agrarias: se produce en el siglo XIV una sucesión de malas cosechas que genera una crisis
alimentaria, los cereales son más caros, y aumenta el hambre, la desnutrición y la mortalidad.

o Llegada de grandes epidemias de Peste Negra: en un contexto de plena crisis agraria, esta enfermedad
hace su aparición, en el peor momento posible.

II. El descenso de la población: la Peste Negra:

La Peste Negra comienza en las


estepas asiáticas, lugar donde la transmisión
de la enfermedad era más lenta a causa de la
baja población. En torno a 1330 la
epidemia ya ha llegado a Asia central, y
poco después, tras pasar el mar Negro y
el Mediterráneo, comienza a propagarse
por toda Europa. Los años centrales de la
Peste Negra son 1347-1351, y el año clave
es 1348. Tras 1351, habrán nuevos rebrotes
más locales y regionales, pero menos
intensos, que se van a dar en las décadas de
1360, 1370 e incluso principios de 1380.

El contagio de la enfermedad se ve favorecido en Europa por la superpoblación, los problemas de higiene y


el problema sanitario, pues no se habían desarrollado los medios suficientes. En el siglo XIV se habla más bien de una
epidemia mixta, a día de hoy sigue en debate qué tipo de peste fue la que se propagó, y se proponen tres opciones:

• Peste bubónica: esta enfermedad es la que tradicionalmente se ha defendido. Su síntoma más claro es la
proliferación de bubones por todo el cuerpo, inflamaciones de los ganglios linfáticos. Este tipo de peste se
contagia por medio de las pulgas de las ratas, y causa una mortalidad del 30%. Vemos por tanto que la
difusión de esta enfermedad no es tan rápida como la que tuvo lugar en el siglo XIV, de ahí que se hayan
estudiado otras variantes más acordes.

• Peste neumónica: esta enfermedad afecta a los pulmones, provoca hemorragias internas, y se contagia por el
aire, de forma que la propagación es más masiva, y la mortalidad es del 100%. Este tipo de peste coincide de
mejor manera con las características de la Peste Negra.

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•Peste septicémica o meníngea: es una complicación de
los anteriores tipos de peste, que se contagia por medio
de personas que ya han contraído una peste. La
mortalidad en este caso es del 70%.

Las consecuencias de la Peste Negra fueron devastadoras:

•Caída brusca de la población, que se estima en un


cuarto, un tercio, e incluso se llega a afirmar que murió la
mitad de la población: de más de 70 millones de
habitantes, se pasó a tan solo más de 40 millones en
torno a 1400. Hay una casuística muy variable, pues la
Peste Negra no afectó de igual manera a todas las regiones,
y mientras que unas zonas aguantaron, de una o mejor
forma, la catástrofe de la epidemia, otras zonas llegaron
incluso a quedar abandonadas.

• La esperanza de vida cae de los 40 años a los 20 años.

• Se produce una crisis moral general.

• Tienen lugar diversas explosiones de libertinaje, y un ejemplo es el movimiento de los Flagelantes.

• Se da una desorganización de las estructuras agrarias.

III. La lenta recuperación del siglo XV:

A partir del siglo XV se observa en Europa, sobre todo a mediados de siglo, una lenta recuperación, y hacia 1500
se vuelve a los niveles de población que hubo en 1300. Las mejoras demográficas, aún así, no cambiaron la conciencia
de la muerte, la cual se mantiene todo el siglo XV.

19.2. Crisis y evolución del mundo rural:

I. Los problemas y los cambios del siglo XIV:

Como consecuencia de la crisis económica y demográfica, en el siglo XIV se experimentan una serie de problemas y
cambios:

• Reducción de la mano de obra agrícola, y en consecuencia a un descenso de las tierras cultivadas.

• Fenómeno de la despoblación, por la cual pequeñas y medianas localidades del siglo XII desaparecen en el siglo
XIV. Este proceso se da de forma general en toda Europa como fruto de la caída demográfica.

• Se abandonaron las tierras menos productivas: hasta 1300 se cultivaban toda clase de tierras, pero con la
bajada demográfica los campesinos deciden concentrarse en tierras buenas y productivas.

• Caída de las rentas señoriales: la caída de la producción y del consumo afectan especialmente a la mediana y
pequeña nobleza, mientras que la alta nobleza sí que pudo aguantar la crisis.

II. Continuidad y cambios en el siglo XV:

La población busca varias soluciones a los problemas del siglo XIV, casi todas ellas vinculadas a la demanda y el
consumo urbano:

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• Aumenta la ganadería, que satisface una demanda urbana importante de carne, lácteos, lana... En el
Mediterráneo se da un importante desarrollo de la ganadería trashumante.

• Se especializan los cultivos: hallamos ahora cultivos industriales, cultivos de regadío, una mejora en la
producción del vino, plantas tintóreas, linos... Esta especialización tiene como objetivo, en la mayoría de los
casos, el desarrollo de un mercado lujoso.

• Se desarrolla la pesca: en el siglo XV se alcanzan caladeros mucho más lejanos gracias a las expediciones
marítimas.

• La producción artesanal se diversifica (tejidos, paños, objetos de madera, industria metalúrgica...), pero ahora
es desarrollada fuera de los gremios, a pequeña escala.

19.3. La sociedad bajomedieval y la conflictividad social:

I. La estructura social y sus cambios:

No hay en esta época grandes cambios en la jerarquía social: la alta nobleza y el alto clero mantienen su posición
predominante, y también sufren la crisis general del siglo XIV. Los grandes propietarios hacen frente a esta crisis
adquiriendo más tierras. Ahora la aristocracia también se implica en el comercio. En general, se consolida el modelo
ostentoso de la aristocracia, caracterizado por un intenso despliegue de la iconografía heráldica, la compra de muebles
lujosos...

La mediana y pequeña nobleza por su parte sufre más la crisis, y para solucionar los problemas relativos a la
pérdida de rentas señoriales y de estatus social, estos nobles recurren a las armas: se implican en los grandes conflictos
de la época, y se convierten muchas veces en mercenarios. Otros extorsionan al campesinado, y se da un fenómeno de
bandolerismo. Estos pequeños y medianos señores se emparentan con los burgueses adinerados para mantener su
estatus privilegiado. En otros tantos casos pasan a servir al rey en la administración, la burocracia, en los ejércitos
reales... en el contexto de la construcción del "Estado Moderno". Surge así, sobre todo en el siglo XV, una nobleza nueva
frente a la anterior nobleza de sangre: la nobleza de oficio o nobleza de toga, que alcanza altas posiciones en la sociedad
sirviendo al rey.

En el campesinado, el impacto de la crisis es variable: algunos se empobrecen y caen en la mendicidad, y otros


pierden sus tierras y pasan a ser mano de obra para otros propietarios. Esta degradación es muy evidente en Europa
oriental, donde hay una caída en servidumbre del campesinado libre. En otros casos se da una emigración a las
ciudades, y en otros los campesinos logran mantener su posición e incluso se favorecen poniéndose al servicio de nobles
y burgueses, y esto es muy claro en Inglaterra: a raíz de la crisis quedaron pocos campesinos ingleses, por lo que estos se
convirtieron en mano de obra demandada, lo que les permitió realizar exigencias; la mayoría de estos campesinos no eran
propietarios, y a raíz de este hecho pasan a ser pequeños propietarios, surgiendo así una clase media de campesinos con
tierras.

El grupo social que más prospera a medio y largo plazo es la burguesía, cuyo protagonismo se hará evidente
ya en plena Edad Moderna.

II. Los conflictos sociales:

En el curso de esos cambios sociales tiene lugar un fenómeno que


se intensifica ahora más debido a la crisis: los conflictos sociales. El
origen de esta conflictividad reside en causas económicas, en la
presión fiscal, en causas sociales (presión de señores y reyes), en causas
políticas (guerras, destrucciones, incendios, pasos de ejércitos, guerras
civiles...) y en causas religioso-morales, y en este sentido la sociedad
cristiana mantiene la idea que asocia a la riqueza con el mal y a la pobreza
con el bien, y se difunde la idea de la purificación para calmar el castigo
de Dios.

Los conflictos afectaron a regiones concretas en momentos concretos, no


fue un fenómeno continuo, todos los conflictos sociales respondieron a
!163
distintos patrones. Algunos de estos conflictos sociales de la Baja Edad Media son:

• Cruzada de los pastorcillos o pastoreaux (1320): afecta a Francia como consecuencia de la crisis del
campesinado, y a esto se añaden sentimientos antijudíos. Algunos de esos pastores franceses llegan a alcanzar la
Corona de Aragón.

• Revuelta de Flandes (1323-1328): estuvo protagonizada por campesinos medios y artesanos urbanos. Las
causas de su estallido fueron varias: crisis alimentaria, sobre todo en lo relacionado al encarecimiento de los
cereales; competencia industrial que evidencia la crisis de la industria pañera flamenca; y presión fiscal de los
condes flamencos. La revuelta termina en una guerra, y en 1328 culmina con la victoria y represión del conde
de Flandes y el rey de Francia, que intervino en su ayuda en pleno contexto de la Guerra de los Cien Años.

• Ataques a comunidades judías en el contexto de la Peste Negra, especialmente en Alemania y Francia en 1349,
donde se acusa a los judíos de ser los culpables de la epidemia.

• Revuelta de la Jacquerie (1358): es una revuelta campesina muy violenta, llamada así debido a que el nombre
más popular que se daba a los campesinos franceses era Jacques. Las causas que propiciaron esta revuelta
tuvieron relación con la crisis política de Francia, la presión fiscal y la destrucción causada por los ingleses en
la Guerra de los Cien Años.

• Revuelta inglesa de campesinos (1381): en esta revuelta se levanta el campesinado y la pequeña nobleza
urbana y rural, grupos sociales afectados por la crisis de la guerra y la presión fiscal. A ello se suma la difusión
de las ideas apocalípticas, anti-señoriales y anti-clericales de los lolardos o lollardos.

• Persecución de judíos en España en 1391.

En el siglo XV se producen menos revueltas, son más bien conflictos menores, más urbanos y locales. Entres
estos conflictos tenemos:

• Revuelta de los Cabochiens (1411-1423): estalla en París, en pleno contexto del dominio anglo-borgoñón de la
ciudad. Esta revuelta es liderada por Simon Caboche, líder del gremio de los carniceros de París.

• Revuelta de los husitas en el reino de Bohemia.

• En España tienen lugar varias revueltas, que son de dos tipos: revueltas anti-señoriales y revueltas urbanas.
Dentro del primer grupo, hay que mencionar: la Revuelta Irmandiña (1467-1469) en la zona de Galicia, y la
revuelta de los remensas (1462-1472, 1484-1486) en la zona de Cataluña, solucionada por Fernando el Católico.
Dentro del segundo tipo, tenemos: la revuelta entre La Biga y La Busca en Barcelona, y la revuelta de Pedro
Sarmiento (1449) en Madrid.

19.4. La expansión artesanal y comercial de finales de la Edad Media:

I. Áreas, rutas y centros comerciales:

En estos siglos se da una gran expansión artesanal y mercantil a pesar de la crisis del siglo XIV. El principal
cambio del comercio viene dado por la caída del comercio mediterráneo como consecuencia de la expansión islámica
(primero Tamerlán, luego los otomanos), hecho que afecta al comercio italiano y catán, que va a caer en grave crisis,
llegando Valencia a convertirse, a partir del siglo XV, en la gran capital económica de España. Por otra parte, ahora
experimenta un gran auge el comercio atlántico, dominado por la Liga Hanseática, el comercio inglés y el comercio
castellano. La gran novedad de esta época es el desplazamiento del eje comercial, que pasa de Flandes hacia el oeste.

II. El auge de la industria textil y otros sectores artesanales:

La industria general experimenta un auge, pero sobre todo la industria textil, que produce en estos siglos seda,
lino, algodón, y sobre todo lana castellana merina.

Además de la industria textil, experimentan un importante desarrollo otro tipo de industrias más novedosas, como
la industria del vidrio, la industria metalúrgica o la industria naval, todas industrias muy modernas y tecnificadas.

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TEMA 20. CULTURA, ARTE Y CIENCIA: DEL OTOÑO DE LA EDAD MEDIA AL
RENACIMIENTO

20.1. Cambios en el pensamiento intelectual: de la Escolástica al Humanismo:

La transición de la Edad Media al Renacimiento es propiciada por una serie de procesos culturales paralelos:

• Se mantienen los valores feudales y nobiliarios anteriores, pero como novedad aparecen ahora nuevos ideales
que se consolidan, sobre todo los llamados valores burgueses o urbanos, como el manejo del dinero, el trabajo,
etc.

• Se da una pérdida del monopolio cultural por parte de la Iglesia, ya no es la única que controla la cultura,
pues ahora también están las ciudades, los burgueses, los gremios...

• Madura en estos momentos la conciencia individual.

• Se consolida el espíritu laico, y también se consolidan la razón y la experimentación como instrumentos de


conocimiento de la verdad.

• Se diversifican los campos de estudio, y se profundiza en todos ellos, tanto en las ciencias como en las letras.

• Mejoran los niveles culturales de la población, y encontramos por tanto gente formada y personas que mejoran
su formación ya obtenida. Esto se da sobre todo la población urbana.

• Se presenta una distinción entre la cultura de las élites, es decir, la cultura oficial, y la cultura popular.

I. La crisis del pensamiento escolástico

A finales del siglo XIII entra en crisis el pensamiento escolástico,


el cual veía posible combinar de forma armónica la fe y la razón. Ahora la
teología se va separando de la filosofía, y uno de los protagonistas de
esta nueva forma de entender el pensamiento es Guillermo de Ockham
(muere en 1349), un intelectual inglés franciscano.

II. El desarrollo de las universidades

En estos siglos las universidades se confirman como centros de


formación intelectual, y además se fundan nuevas universidades, como la
universidad de Alcalá de Henares (1499). Se confirma también la
universidad como el escenario de los grandes debates del momento
(filosóficos, teológicos...) y como principal cantera de los principales
cuerpos de la administración. Algunos intelectuales universitarios
bajomedievales son: Jean Gerson (muere en 1429), Nicolás de Cusa
(muere en 1464) y Giovanni Pico della Mirandola (muere en 1494).

III. El Humanismo

Una de las grandes novedades en la cultura de la Baja Edad Media es el desarrollo del Humanismo, un
pensamiento intelectual novedoso que surge en Florencia, Venecia y Roma, es decir, en Italia, a mediados del siglo XIV.
Es un movimiento elitista que crea una nueva cultura centrada en el Hombre, cuyo fin último era transformar la
sociedad, mejorar el mundo. Es un pensamiento original, en el sentido en que no es un movimiento universitario.

Los primeros humanistas fueron Francesco Petrarca (1304-1374) y Giovanni Bocaccio (1313-1375), los cuales
defienden la capacidad humana para superar cualquier obstáculo gracias a su virtú (talento), a la meditación y a la
reflexión, y al conocimiento de la cultura clásica, de las humanidades, de los evangelios y del Ser Humano. El
Humanismo defiende la paz y un sentido cívico de la vida.

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El pensamiento humanista es continuado en el siglo XV por otros intelectuales, como Lorenzo Valla (muere en
1457) o Leone Battista Alberti (muere en 1472). Este movimiento va a ser puesto en el siglo XV, más que en el siglo
XIV, al servicio de las grandes familias italianas del Quattrocento, que lo van a utilizar como elemento de legitimidad. El
Humanismo se prolonga en el siglo XVI, siendo su figura clave Erasmo de Rotterdam.

20.2. La literatura y los libros:

I. La nueva literatura bajomedieval

En la Baja Edad Media la literatura experimenta dos procesos:

• Alcanza un público cada vez más amplio, sobre todo urbano, gracias en buena medida al uso de lenguas
vernáculas.

• La creación literaria adopta un carácter más laico, se va alejando de lo eclesiástico.

El tema central de la literatura bajomedieval es el Hombre, lo que explica que en esta época se pase del
teocentrismo al antropocentrismo.

Se consolidan en el siglo XIV las bibliotecas nacionales, con una producción literaria asociada a su
correspondiente región. En estos siglos encontramos ya no solo autores que escriben en lengua vernácula, sino autores
que continúan escribiendo en latín, idioma que alcanza en estos siglos un gran desarrollo.

Las grandes aportaciones de estas literaturas nacionales son representadas por grandes autores:

• En Italia tenemos la Divina Comedia de Dante Alighieri (muere en


1321), que escribe en toscano siguiendo las normas del Dolce stil
novo, y exalta a la gente de la ciudad; y las poesías de Francesco
Petrarca.

• En Francia hay que mencionar a dos autores: Jean Froissart (muere


en 1404), famoso por sus Chroniques, y Christine de Pizan (muyere
en 1430), escritora de enorme éxito en la época, conocida por su obra
La ciudad de las damas, es considerada la precursora del feminismo
moderno.

• En Inglaterra, sobresale el escritor Geoffrey Chaucer (muere en


1400) y sus famosos Cuentos de Canterbury. En la Corte inglesa, el
idioma oficial hasta el siglo XV sigue siendo el francés, y a partir de
esa época será sustituido por el inglés.

• En la Corona de Aragón, se da literatura en latín, en aragonés y en


catalán, y es una literatura muy vinculada a Italia, destacando autores
como Juan Fernández de Heredia (muere hacia 1396) o Ausiàs
March (muere en 1459), e importantes obras, como el libro de caballerías Tirante el Blanco.

• En la Corona de Castilla, cabe destacar al arcipreste de Hita, Juan Ruiz (muere hacia el 1351), con su Libro de
buen amor, y al cronista y canciller Pero López de Ayala (muere en 1407). Por otra parte tenemos a poetas como
el Marqués de Santillana (muere en 1458) y Jorge Manrique (muere hacia el 1479) y sus Coplas a la muerte
de su padre, poetas que escriben bajo la influencia francesa e inglesa.

II. Los cambios en la lectura y en los libros: la imprenta

Se producen también en estos siglos importantes cambios en los hábitos de lectura: se pasa de escuchar una
lectura pública en voz alta, a una lectura privada de forma personal, en silencio. Surge al mismo tiempo el modelo
del lector laico burgués formado, que no solo lee para formarse, sino que también lee por placer.

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Paralelamente, se da un cambio en la concepción y producción del libro: hasta el siglo XV el libro era
principalmente una herramienta de trabajo, pero a partir de ese siglo el mundo del libro se amplía y se diversifica. En esta
época, aumentan los libros baratos y especializados en papel y en lengua vernácula, y también aumenta, por otra
parte, el mercado de obras de lujo, caras, iluminadas y personalizadas para el gusto del comprador.

Es en medio de este contexto de cambios en la lectura cuando se inventa la imprenta, un sistema de tipos
móviles procedente de China y desarrollado en Europa por el alemán Johannes Gutenberg entre 1440-1450. Este
invento supuso una auténtica revolución en la producción bibliográfica, y su éxito fue inmediato, como podemos
observar en la producción de incunables, aquellos libros impresos antes de 1500. La imprenta fue rechazada por algunos
intelectuales, pero acabo imponiéndose y tuvo consecuencias clave para la cultura occidental:

• Se amplía enormemente la cantidad de obras publicadas y variadas.

• Permitió el acceso a los libros de una mayor cantidad de público.

• Impulsó el aprendizaje de la lectura y de la escritura, y comienza a ser una obligación social saber leer y
escribir.

• Favoreció la unificación ortográfica.

20.3. Los avances científicos y técnicos:

I. Las matemáticas

El más notable avance matemático bajomedieval es el paso de la numeración romana a la numeración árabe,
hecho que permite un enorme desarrollo del cálculo. A finales del siglo XV, comienzan a manejarse en las matemáticas
signos como el más y el menos, y números como el cero o el millón.

I. La física y la química

Los cambios en la física se dan sobre todo en la física ampliada:

• Se desarrolla la óptica, siendo el máximo ejemplo de ello la invención de lentes y gafas.

• Se desarrolla el magnetismo.

• Se mejora la mecánica y el movimiento, sobre todo aplicado a la invención de los primeros relojes mecánicos.

• Se profundiza en el conocimiento de la acústica, destacando la fabricación de órganos musicales.

La química en estos momentos está muy ligada a la religión y a la magia, teniendo en este sentido gran
importancia la alquimia, que entonces era considerada una ciencia, y su finalidad era transformar los metales en oro.
Pero se dan avances sobre todo en cuestiones aplicadas a problemas químicos, entre ellos los relacionados con la
elaboración de bebidas alcohólicas, con la fermentación del vidrio para realizar vidrieras, con el jabón para lavar la lana,
con la fabricación del papel para la producción de libros, con los metales para producir campanas, cañones... y con la
fabricación de pólvora para su uso en la artillería bajomedieval.

III. Las ciencias biológicas:

Se dan también importantes avances en las ciencias biológicas, como la botánica y la zoología, y este desarrollo
se refleja en la creación de jardines botánicos y parques de fieras. También se dan avances en la medicina a partir del
siglo XIV: se pasa de la medicina grecorromana a la medicina específica, que considera que cada enfermedad tiene sus
síntomas y su cura.

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20.4. La geografía y el conocimiento del mundo:

I. El desarrollo de los conocimientos teóricos:

Lo más destacable dentro del desarrollo de la geografía en la Baja Edad Media son los avances en la cartografía,
encontrando ya en estos siglos unos mapas muy detallados que se interesan sobre todo en la plasmación de los puertos
(portulanos). Uno de los mapas bajomedievales más conocido es el Atlas catalán, de Abraham Cresques, que es muy
fiel en la parte occidental, pero que, llegando a oriente, adquiere tintes fantásticos y un aspecto más difuso.

En paralelo a los avances en la geografía, se da un auge de la literatura de viajes, de libros que hablan de
pueblos conocidos y desconocidos, de animales fantásticos... una primera literatura de ciencia-ficción llegamos a
encontrar en estas obras a veces. Una obra fundamental de este género es el Libro de las maravillas del mundo, de Juan
de Mandeville.

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