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Las zonas de amortiguamiento

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José Luis Lalana


Universidad de Valladolid
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DOCUMENTOS
septiembre 2010

centro ciudades
PATRIMONIO MUNDIAL

las Zonas de
Amortiguamiento

01
centro ciudades
PATRIMONIO MUNDIAL

DOCUMENTOS 01. CENTRO CIUDADES PATRIMONIO MUNDIAL


Septiembre 2010

LAS ZONAS DE AMORTIGUAMIENTO


José Luis Lalana. Universidad de Valladolid

Edita:
Centro Ciudades Patrimonio Mundial
Palacio de los Verdugo
C/ Lope Núnez nº4
05001 Ávila (España)
(+34) 622 746 485
centrociudades@ccpm.es
www.ccpm.es

Equipo técnico:
José Luis Lalana Soto
Andrea Martín González
(INSTITUTO UNIVERSITARIO DE URBANÍSTICA de la Universidad de Valladolid)

 DOCUMENTOS 01. CENTRO CIUDADES PATRIMONIO MUNDIAL


centro ciudades
PATRIMONIO MUNDIAL

Presentación
Es difícil definir exactamente qué es una “ciudad patrimonio mundial”, especialmente
dentro del actual proceso de definición del concepto de paisaje urbano histórico. En torno
a un tercio de los bienes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial son conjuntos urbanos,
que han sido incluidos en ella al reconocerles su Valor Universal Excepcional. Pero tampoco
podemos olvidar las ciudades incluidas dentro de los paisajes culturales o las que cuentan
en su interior con bienes inscritos que, por diversos motivos (importancia, extensión, si-
tuación o número, por ejemplo), desempeñan un papel relevante en la vida urbana.

Conjugar la necesidad de afrontar los retos que plantea el devenir urbano, adap-
tándose al nuevo objetivo de la sostenibilidad en todas sus vertientes, con la protección
del patrimonio, que a la vez que condiciona las actuaciones supone un recurso presente y
futuro y una seña de identidad colectiva, es tan ineludible como complejo. Desde el año
2003, y especialmente desde el 2005, con la presentación del Memorando de Viena sobre
“patrimonio mundial y arquitectura contemporánea”, UNESCO está trabajando sobre el
concepto de “paisaje urbano histórico”, que por una parte abre oficialmente la puerta a la
inclusión de factores ambientales, territoriales y socioeconómicos en la gestión de las Ciu-
dades Patrimonio Mundial, pero por otra ha supuesto la introducción de nuevos conceptos
todavía poco definidos.

En este primer número de Documentos del Centro Ciudades Patrimonio Mundial plan-
teamos una aproximación al concepto de “zona de amortiguamiento” (o zona tampón,
siguiendo el término francés), que si bien no es nuevo, puesto que aparecía ya recogido
en la primera edición de las Directrices Prácticas, se ha desarrollado especialmente en los
últimos años. Desde la edición de 2005 cuenta con un epígrafe específico (párrafos 103
a 107 del apartado II.F, relativo a Protección y Gestión), y sigue siendo un concepto en
general poco conocido, que plantea no pocos problemas en la práctica.

LAS ZONAS DE AMORTIGUAMIENTO 


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Las Zonas de Amortiguamiento


El concepto de buffer zone, o zone tampon, traducido generalmente al castellano
como zona de amortiguamiento (ZA) está cobrando, dentro del ámbito del Patrimonio Mun-
dial, cada vez más importancia, aunque tanto el propio término como su aplicación práctica
siguen y seguirán planteando muchas discusiones.

El concepto de ZA proviene de la gestión de las áreas naturales, y en su acepción


más común se ha venido entendiendo como un “escudo”, un área de protección que actúa
separando dos usos considerados incompatibles. Sin embargo, y aunque en determinados
casos todavía se aplica con este significado, con el tiempo se ha ido imponiendo una visión
más vinculada a los conceptos de transición y de conexión, y se ha ampliado, en los dos
sentidos, al campo del patrimonio cultural.

Hay que considerar, pues, dos puntos de vista básicos a la hora de definir o analizar
una ZA. El primero es la posible necesidad de proteger el Bien inscrito en la Lista del Pa-
trimonio Mundial de problemas que se originan fuera de sus límites, para preservar y, si es
posible, realzar su integridad, y el segundo establecer o facilitar las relaciones entre el área
protegida y la más amplia que la rodea.

En todo caso, no se trata de un concepto nuevo, y aparece ya mencionado en el


párrafo 26 de la primera formulación de las Operational Guidelines, donde se indica que
al fijar los límites del Bien propuesto, “se puede aplicar el concepto de zona de amorti-

Centro histórico de San Mari-


no y monte Titano (San Mari-
no, 2008).
Disposición habitual de las zonas
de amortiguamiento, con una
sola zona continua que envuelve
al área inscrita en la Lista del Pa-
trimonio Mundial.

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guamiento si se considera apropiado”, añadiendo poco después (1978) “y factible” al final.


Durante la década siguiente, en las sucesivas revisiones, hubo varias reformulaciones me-
nores, hasta llegar a la redacción de 1988, que, sin variar significativamente las anteriores,
enfatiza el papel de las ZA, al establecer en el párrafo 17 que “siempre que sea necesario
para la adecuada conservación de un bien cultural o natural, se debe de prever una «zona
de amortiguamiento» en torno al Bien […]. Una zona de amortiguamiento puede ser de-
finida como un área circundante al Bien en la que se establecen restricciones al uso para
procurar una capa adicional de protección.”

A partir del año 2005 se ha incluido ya un epígrafe específico en las Directrices (pá-
rrafos 103 a 107 del apartado II.F, relativo a Protección y Gestión), y ha cambiado sensi-
blemente el tratamiento de las ZA, puesto que en el párrafo 106 se establece que cuando
no se proponga una zona de amortiguamiento, la solicitud de inscripción deberá incluir una
declaración en la que se especifique por qué no es necesaria.

Durante más de dos décadas un gran número de bienes han sido inscritos en la Lis-
ta del Patrimonio Mundial sin una ZA, o al menos sin una sancionada oficialmente en el
Comité, puesto que la redacción de las Directrices sugería, de forma implícita, que no era
necesaria. Sin embargo, desde 2005, con la redacción del párrafo 106 se ha pasado a
considerar, también de forma implícita, que sí lo es en la mayoría de los casos, aunque no
sea obligatoria.

Para las nuevas inscripciones, la ZA se debe de plantear en el mismo proceso de no-


minación, puesto que forma parte del conjunto de medidas de gestión y protección (de ahí
la situación de los párrafos relativos a las ZA en las Directrices). Por lo tanto, la solicitud
de inscripción, además de los aspectos relativos al Bien, debe de contener una delimita-
ción clara de la ZA propuesta y las regulaciones previstas para la misma, como parte del
compromiso de protección de Valor Universal Excepcional. La cuestión que actualmente se
está debatiendo es en qué circunstancias puede el Comité exigir la creación de una ZA para
bienes que fueron inscritos sin ella, algo que debe de tener en cuenta las características
específicas de cada bien.

Como criterio general y según se desprende de la redacción del párrafo 106 de las Di-
rectrices, podemos partir de que hay una fuerte presunción de base de que en la mayoría
de los bienes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial es necesaria una ZA.

La Reunión de Davos (2008) sobre Patrimonio Mundial y Zonas de Amortiguamiento,


consideró en su informe final que las características básicas de las ZA son comunes a los
bienes naturales, culturales y mixtos, aunque tanto las funciones como la forma de implan-
tarlas pueden ser muy diversas. No sólo los diferentes tipos de bien requieren aproxima-
ciones diferentes, sino que cada caso tiene sus características particulares, tanto por su
naturaleza como por la de los problemas que le pueden afectar, por lo que no se puede,
por tanto, trabajar con un concepto “cerrado”. En realidad, el término ZA es genérico, y
hace referencia a un amplio abanico de formas de intervención, con el denominador común
de la protección del Valor Universal Excepcional.

Protección de un Valor Universal Excepcional del que, sin embargo, no participa. Un


primer aspecto esencial, que por sí mismo es ya una fuente de problemas de interpreta-
ción, es que la ZA no forma parte del área inscrita en la Lista del Patrimonio Mun-
dial. Es su efectividad en la protección del Valor Universal Excepcional del Bien la que es
objeto de evaluación y seguimiento.

. Las Operational Guidelines de 2005 están traducidas al castellano, con el título Directrices Prácticas para la
aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial. En la versión actualmente en vigor, de 2008, la redacción
de estos párrafos no ha variado (ver anexo con los párrafos 103 a 107), aunque en la 34ª reunión del Comité
del Patrimonio Mundial celebrada recientemente en Brasilia se ha aprobado la modificación de algunos aspectos
relativos a este tema, especialmente el párrafo 107.
. Publicada, en inglés, en la serie World Heritage Papers, número 25, en marzo de 2009. Antes, en noviembre
de 2006, ICOMOS Japón había organizado un congreso sobre el tema (World Heritage Convention and the Buffer
Zone Symposium).
. Tampoco es obligatorio utilizar la denominación “zona de amortiguamiento”.

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Sitio histórico nacional de L’Anse aux Meadows (Canadá, 1978).


Inscrito en 1978, se considera que es el primer bien del patrimonio cultural que se inscribió en la
Lista del Patrimonio Mundial, el asentamiento europeo más antiguo y el único vikingo acreditado
en el continente americano. No tiene una zona de amortiguamiento definida formalmente, aunque
se considera que ello no ha generado problemas en la protección efectiva del bien, gestionado por
el Gobierno de Canadá, con espacios que ejercen el papel de core zone (el sitio arqueológico) y el
resto de zona de amortiguamiento.
En general, los bienes estadounidenses tampoco tienen definida ZA, aunque algunos han estableci-
do lo que denominan “zonas de cooperación”. En el caso europeo, por ejemplo, Alpes Suizos-Jun-
gfrau Aletsch no tiene ZA, pero sí una “esfera de influencia”.

Hay que tener claro, pues, que el Bien es el área que contiene el Valor Universal
Excepcional y la que, por tanto, está inscrita en la Lista, y la ZA es la que proporciona pro-
tección adicional al mismo, pero no lo incluye (si fuera así debería de ser parte integrante
del Bien).

Según las conclusiones de la Reunión de Davos una ZA se puede definir como:

“Área(s) claramente delimitada(s) fuera del área inscrita y adyacente a sus límites,
que contribuye a la protección, gestión, integridad, autenticidad y sostenibilidad del Valor
Universal Excepcional del Bien. Aunque no se consideran parte del área inscrita, sus límites
y las propuestas relevantes de gestión deben de ser evaluadas, aprobadas y formalmente
archivadas en el mismo momento de la nominación del Estado Parte. Donde se hayan de-
finido zonas de amortiguamiento, deben de ser consideradas como una parte integral del
compromiso del Estado Parte para la protección y gestión del Bien.”

Las ZA son básicamente una herramienta de gestión, y no una parte del Bien, aun-
que tengan una plasmación espacial concreta, con límites definidos. Son una herramienta
valiosa, pero no la única posible. Hay problemas potenciales, como se recoge en el informe
final de la Reunión de Davos, que pueden requerir la adopción de otros mecanismos de
gestión, como complemento de las ZA o en lugar de las mismas.

. Hasta hace poco tiempo se ha denominado frecuentemente al área inscrita en la Lista como “zona central”
(core zone), marcando su posición respecto a la ZA. Una de las recomendaciones de la Reunión de Davos, para
evitar confusiones y enfatizar la diferencia entre ambos espacios, ha sido la de evitar esta denominación, susti-
tuyéndola por la de Bien (property).

LAS ZONAS DE AMORTIGUAMIENTO 


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Bloques de viviendas modernistas de Berlín (Alemania, 2008).


El área inscrita comprende seis grupos de viviendas construidos en Berlín entre 1910 y 1933. Para
cada uno de los grupos se ha definido el área inscrita y una zona de amortiguamiento continua,
siguiendo también, como el caso de San Marino, la práctica habitual.

El objetivo primordial de las ZA es, pues, proporcionar una protección adicional


al Bien inscrito en la Lista, frente a problemas que tienen un origen externo al mismo. En
este sentido, es importante que todas las medidas y mecanismos de protección del Valor
Universal Excepcional (internas y externas) se desarrollen dentro de un marco de gestión
general, que establezca no sólo estas medidas sino las relaciones entre ellas. Tanto el
área inscrita como la ZA deberían de ser gestionadas, siempre que sea posible, mediante
un único sistema, que incluya todas las medidas y mecanismos de protección. Ello suele
implicar la necesidad de coordinación de todos los niveles de decisión, especialmente las
autoridades locales y regionales, para que se impliquen tanto en la construcción del marco
adecuado como en el proceso de gestión.

La posibilidad de utilizar otras herramientas para la gestión es una de las posiciones


recurrentes en el informe presentado por todos los organismos en la Reunión de Davos
(ICOMOS, ICRROM, UICN, WHC), que se refleja también en las recomendaciones y en el
informe final. En ese sentido, cabe destacar el planeamiento integrado, especialmente
para los conjuntos urbanos vivos. Los mecanismos de planificación urbana y de ordenación
del territorio son muy importantes tanto dentro como fuera del área inscrita para proteger
el Valor Universal Excepcional y establecer ZA operativas. Un plan integrado puede, pues,
incluir ZA, pero también puede hacerlas innecesarias. Partiendo de una clara definición del
Valor Universal Excepcional, y tomando en consideración no sólo los aspectos patrimonia-
les (el Bien incluido en la Lista y otros bienes patrimoniales), sino también las funciones
o las interacciones comunitarias, se trata de gestionar la ciudad o el territorio. La idea se
podría resumir en menos control de desarrollo y más gestión de contexto.

Porque, a pesar de que es la situación más habitual, las ZA no tienen por qué
tener una naturaleza esencialmente restrictiva, y pueden ser utilizadas también en
positivo, para aumentar el bienestar o las oportunidades de desarrollo de una comunidad,

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Butrint (Albania, 1992).


Inicialmente colonia griega, fue también ciudad romana y sede de un obispado paleocristiano, hasta
que a finales de la Edad Media fue abandonada. Las excavaciones comenzaron en el siglo XX, y la
ciudad apareció casi intacta, protegida por el barro. Ha estado inscrita en la Lista del Patrimonio
Mundial en Peligro entre 1997 y 2005, sobre todo por la presión urbanística ilegal desde la cercana
ciudad de Ksamil.
El plano corresponde al año 2007, y el área inscrita (A) está dividida en tres sub-zonas, una de pre-
servación especial (A1), otra de medio natural (A2) y otra de patrimonio cultural (A3). En cuanto a
las zonas de amortiguamiento, hay definidas tres: la B (uso recreativo), la C (uso tradicional, con
tres subzonas para pesca, ganadería y usos recreativos) y la D (zona de uso sostenible).

aunque la aproximación a la diversidad de factores sociales y culturales no suele ser fácil.


Conviene recordar, pese a todo, que en el caso de las ciudades vivas es una tarea siempre
necesaria, puesto que la diversidad es precisamente una de las características constitutivas
del hecho urbano. En las áreas urbanas, las ZA pueden convertirse en mecanismos con un
gran potencial para compartir los beneficios derivados de la inclusión de parte de las mis-
mas en la Lista del Patrimonio Mundial o para responder a las necesidades de la comunidad
en las áreas de su entorno, además de actuar como “áreas de cooperación” que conecten
el Bien con la gente que lo habita.

En principio, la creación de una ZA potencia la integridad del área inscrita en la Lista,


pero hay diferentes nociones de integridad, incluyendo aspectos visuales, estructurales o
funcionales, que se han de tener en cuenta en la identificación de las ZA, especialmente en
los bienes culturales. Más allá de los aspectos materiales y visuales, es esencial conectar
la gestión directamente con el desarrollo y el uso sostenible por parte de las comunidades
locales y otros agentes interesados, tomando en consideración las prácticas y usos tra-
dicionales de la ciudad, e integrando la visión en un conjunto más amplio, mediante las
nociones de entorno, paisaje urbano y espíritu o sentido del lugar (genius loci).

LAS ZONAS DE AMORTIGUAMIENTO 


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Villa fortificada de San Miguel y santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco (México,


2007).
El plano, que corresponde a la ciudad denominada actualmente San Miguel de Allende (el santuario
está a 14 kilómetros de distancia), muestra el área inscrita, que aquí todavía se denomina como
área central, y tres zonas de amortiguamiento, ninguna de las cuales es continua.

Esta tendencia, cada vez más evidente, se deriva de la constatación de algunos pro-
blemas derivados de la utilización de las ZA en la gestión de bienes históricos vivos, como
las ciudades históricas o los paisajes culturales, cuando las condiciones establecidas para
controlar los cambios físicos del Bien pueden llegar a ocultar cambios sociales, económicos
o culturales, menos visibles pero esenciales y, en ocasiones, críticos para el mantenimiento
del Valor Universal Excepcional. En casos extremos, la adopción de controles estrictos, con
una visión más enfocada al carácter monumental que al de espacio vivo, puede contribuir
al aislamiento del Bien de su contexto social, económico y cultural, contribuyendo a una
innecesaria e indeseable museificación.

Derivado de su condición de herramienta, y en función de las características del Bien


y de los problemas que pueden afectar a la protección de su Valor Universal Excepcional,
la primera decisión que hay que considerar es si se incluye o no una (o varias) ZA en el
sistema de gestión.

Hay muchos bienes que no tienen especificada una ZA, especialmente los inscritos en
las dos primeras décadas, aunque en muchos de estos casos, como resultado de los pro-
cesos de monitoreo reactivo y de los informes de conservación, se está tendiendo a exigir
la definición (o redefinición) de la misma.

Es más, no todo bien tiene que contar con una ZA, aunque en este sentido cabe
señalar que los bienes sin una ZA definida se consideran casos excepcionales, donde esta
ausencia ha de estar argumentada (párrafo 106 de las Directrices), y siempre que cuenten
con un sistema de gestión que se considere suficiente. Hay, no obstante, situaciones en
las que puede no ser necesario el establecimiento de una ZA:

• Los límites del área inscrita son suficientes para asegurar la protección del Valor Uni-
versal Excepcional por sí mismos, ya sea porque el bien no está sujeto a problemas

10 DOCUMENTOS 01. CENTRO CIUDADES PATRIMONIO MUNDIAL


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externos significativos, o porque las áreas que podrían servir como tales ya están
incluidas en el conjunto del bien.
• Los problemas son de tan gran escala que no pueden ser adecuadamente tratados
con una ZA. Si la ZA es demasiado grande, la implantación y la gestión puede resul-
tar muy difícil o poco efectiva.
• Las características del medio físico hacen innecesaria una ZA.
• El entorno del bien ha cambiado ya radicalmente.
• Existen regulaciones y medidas de protección suficientes a escala territorial.

Una vez tomada la decisión de establecer una ZA, hay que considerar sus caracterís-
ticas, empezando por el número. Las ZA pueden tomar la forma de múltiples zonas de
protección en torno a un Bien, para tratar tipos diferentes de problemas externos,
y a veces puede ser necesario crear más de una ZA para un mismo lugar inscrito.

No obstante, la tendencia habitual es considerar solamente una ZA, con el objetivo


de favorecer una gestión integrada, al margen de que en su interior se pueda establecer
una zonificación como herramienta de gestión.

Partiendo de la función original de las ZA, esto es, proporcionar una protección adi-
cional al Bien inscrito en la Lista, el primer aspecto clave a la hora de crear o modificar una
ZA es establecer claramente dónde reside el Valor Universal Excepcional del Bien
y cuáles son los problemas externos que pueden amenazarlo, para poder determinar el
área que puede ser necesaria para su protección, y dotarla de un marco legal y de gestión
adecuado, sin el cual difícilmente será efectiva.

Por otra parte, y en conexión con el carácter positivo que se menciona, el análisis no
sólo ha de tener en cuenta los problemas, sino también las oportunidades.

Determinadas categorías de bienes precisan ZA con requerimientos especiales. En


el caso del patrimonio natural sigue siendo importante la función de escudo, de área de
separación, pero también el control de los recursos naturales (por ejemplo, el agua), y
las idea de conectividad (entre espacios naturales, para las migraciones de fauna…) y co-
nexión socioeconómica. También en el caso de las áreas urbanas las ZA tienen un papel
especial, y no sólo por la concepción tradicional de protección frente al impacto de las
nuevas edificaciones sobre la integridad visual de los paisajes urbanos, sino también por
la necesidad de integrar a las comunidades locales en su diversidad, de responder a retos
complejos (abandono de determinadas áreas, marginación, elitización), o por el carácter
dinámico de los problemas. Las ZA pueden ser también una forma de afrontar problemas
y oportunidades nuevos.

Así, además de complementar las medidas de protección del bien inscrito en la Lista,
las ZA pueden ser necesarias para:

• Incluir valores dispersos y dar conectividad, en el caso de bienes seriados, entre los
diversos elementos.
• Definir y proteger el entorno del bien, incluyendo paisajes culturales.
• Tratar problemas específicos que afectan a un territorio amplio que rodea al Bien.
• Promover actividades que otorguen beneficios a la comunidad local, facilitando el uso
cultural, espiritual, social o económico, o proveyendo de espacio para necesidades
recreativas o educativas.
• Dar protección a otros valores culturales o naturales del área, además de los que han
sido la base de la inscripción.
• Conectar el Bien con elementos de gran escala (corredores, paisajes culturales…).
• Crear conciencia colectiva (caso de la Ciudad Vieja de Berna).

. Es una situación inusual, pero puede ocurrir si el área del bien es muy grande o si el establecimiento de ZA
supusiera la delimitación de límites muy complejos que, más que ayudar, dificultasen la gestión, como ocurre en
el caso de L’Anse aux Meadows.

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Ferrocarril rético en el
paisaje de los ríos Al-
bula y Bernina (Suiza-
Italia, 2008).
De las dos líneas ferro-
viarias alpinas (Albula y
Bernina) que componen
el Bien, hemos seleccio-
nado tres planos, en tres
escalas distintas, para po-
der apreciar el sistema de
zonas de amortiguamien-
to. El área inscrita es la
ocupada por las líneas fe-
rroviarias y todas sus ins-
talaciones (en rojo), y se
han definido tres zonas
de amortiguamiento: una
denominada “primaria”,
en el entorno inmediato y
visible del ferrocarril, otra
del área “cercana” y otra
del área “distante” (que
en realidad sería más un
área de influencia que
una zona de amortigua-
miento), hasta la línea
del horizonte (línea azul).
Con estas zonas se ha
tratado de proteger tanto
la vista del paisaje desde
el tren como la inserción
de la infraestructura fe-
rroviaria en el paisaje.

12 DOCUMENTOS 01. CENTRO CIUDADES PATRIMONIO MUNDIAL


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Los criterios básicos, según expuso el informe de ICOMOS en la Reunión de Davos,


a la hora de establecer la ZA serían los de funcionalidad, relación (visual y espacial) y vul-
nerabilidad.

Otro de los aspectos a resolver es el del tamaño de las ZA, puesto que una demasiado
pequeña puede no ser suficiente para responder a los problemas, y una demasiado grande
no ser efectiva en la protección del Valor Universal Excepcional. Y es ahí donde ha de en-
trar en la consideración la relación de las áreas inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial
con los fenómenos de gran escala, para la cual las Directrices no nos ofrecen ninguna guía.
En este sentido hay que considerar los conceptos de área de influencia y de entorno.

Además del área inscrita y de las ZA, en algunos casos es útil el concepto de área
de influencia, que aparece con denominaciones diversas (área terciaria, zona de coopera-
ción, etc.), para incluir una zona amplia en la que el desarrollo de determinadas actividades
puede tener un impacto sobre el Valor Universal Excepcional. Es el caso, por ejemplo, de
los corredores visuales, como el planteado para el Ferrocarril Rético. No obstante, con-
viene diferenciar claramente las ZA de las áreas de influencia, ya que éste último es un
concepto útil para propósitos de gestión, más que un área recogida por la Convención.

Más complejo todavía es el concepto de entorno, planteado en la Declaración de


X’iang (2005), que requeriría discusiones profundas para su aplicación en el patrimonio
cultural. En todo caso, la Reunión de Davos consideró que donde el “entorno” forma parte
del Valor Universal Excepcional de un bien, debería estar incluido en el área inscrita, mien-
tras que cuando no forma parte de él, aunque puede ayudar a su apreciación, es deseable
que sea incluido en la ZA.

El tema de las ZA es, hoy día, de gran importancia. De los 163 casos de bienes ins-
critos en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro, casi la mitad, 73, estaban relacionados
con las ZA, con diversos tipos de problemas:

• Desarrollo urbano en el interior de las ZA (40): construcciones de altura con un fuerte


impacto visual. Frecuentemente los propios Bienes son la causa de un incremento
del turismo, desencadenante del desarrollo de hoteles y centros de turismo en el
entorno.
• Límites poco claros o insuficientes (25).
• Ausencia de ZA (12), que los informes consideran necesaria.
• Aspectos legales (16). El plan de gestión debe definir claramente el estatus legal y
las actividades apropiadas en la ZA. Si la ZA no cuenta con ninguna provisión legal
para su gestión, puede convertirse en un área “virtual”, escasamente efectiva para
los fines para los que se ha establecido.

A petición del Centro de Patrimonio Mundial se puso en marcha, en el año 2004, el


Rectrospective Inventory Project, para bienes inscritos entre 1978 y 1998, con el fin de
identificar omisiones críticas en los expedientes de inscripción, y especialmente la presen-
cia o ausencia de mapas y su calidad. Con esta información se elaboró una base de datos
necesaria para acometer el segundo ciclo de informes periódicos. En el correspondiente a
la región de Europa y Norteamérica (2005-2006), el 42% de los bienes inscritos antes de
1998 no tenían ZA, y otro 23% las tenía pero con límites que los gestores consideraban
inadecuados. Francia propuso, por ejemplo, la creación de nuevas ZA para los ocho bienes
que no las tenían en el momento de su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial.

En conclusión, los problemas que plantea la aplicación de las ZA se derivan funda-


mentalmente de la variedad de situaciones que se engloban en la Lista del Patrimonio Mun-
dial, que exige conceptos muy flexibles y adaptables a circunstancias muy diversas.

Pero también, a escala general, es preciso revisar las Directrices, para elaborar un
léxico preciso e incluir las determinaciones básicas en sus párrafos. En este sentido, se
encargó al Centro de Patrimonio Mundial el estudio de estos aspectos, con el fin de pre-
sentar el trabajo en la reunión del Comité del año 2009 (Decisión 32 COM 7.1), pero se ha

. Publicado en la serie World Heritage Reports número 20, en inglés.

LAS ZONAS DE AMORTIGUAMIENTO 13


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pospuesto hasta la de 2010, cuando se ha adoptado la decisión de modificar la redacción


de los párrafos relativos a las zonas de amortiguamiento en las Directrices.

En todo caso, es preciso todavía aclarar la relación de las ZA con el área inscrita,
teniendo presente que, tal como se desprende de las diversas reuniones celebradas sobre
el tema, la ZA no puede ser considerada una zona de importancia secundaria que apoya a
otra primaria, sino una parte igual, complementaria e inseparable de la así llamada zona
de importancia primaria, que contribuye a establecer y definir su carácter distintivo. Los
planes y condiciones del área inscrita, las ZA e incluso las áreas de influencia se han de
diseñar juntos.

En ausencia, por tanto, de una normativa específica y claramente definida, y dada la


heterogeneidad de las situaciones, el estudio de los casos concretos es, junto con el cono-
cimiento profundo de las características de cada área inscrita en la Lista y la capacidad de
innovación, un paso imprescindible a la hora de plantear las zonas de amortiguamiento.

José Luis Lalana Soto


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14 DOCUMENTOS 01. CENTRO CIUDADES PATRIMONIO MUNDIAL


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ANEXO. Redacción de los párrafos 103 a 107, relativos a las zonas de amor-
tiguamiento, en la edición de 2005 de las Directrices Prácticas para la aplicación
de la Convención del Patrimonio Mundial.

103. Cuando la conservación adecuada del bien lo requiera, deberá esta-


blecerse alrededor del bien una zona amortiguamiento.

104. A los efectos de la protección eficaz del bien propuesto, una zona
de amortiguamiento es un área alrededor del bien cuyo uso y desarrollo están
restringidos jurídica y/o consuetudinariamente a fin de reforzar su protección.
Para ello se tendrá en cuenta el entorno inmediato del bien propuesto, perspec-
tivas y otras áreas o atributos que son funcionalmente importantes como apoyo
al bien y a su protección. La zona de amortiguamiento deberá determinarse en
cada caso mediante los mecanismos adecuados. La propuesta de inscripción
deberá contener detalles sobre la extensión, las características y usos autoriza-
dos en la zona de amortiguamiento, así como un mapa donde que se indiquen
los límites exactos tanto del bien como de su zona de amortiguamiento.

105. También se proporcionará una explicación clara sobre cómo la zona


de amortiguamiento protege el bien.

106. En los casos en que no se proponga una zona de amortiguamiento,


la solicitud de inscripción deberá incluir una declaración en la que se explique
por qué no es necesaria una zona de amortiguamiento.

107. Aunque las zonas de amortiguamiento no suelen formar parte del


bien propuesto, cualquier modificación de la zona tampón de amortiguamiento
realizada con posterioridad a la inscripción del bien en la Lista del Patrimonio
Mundial tendrá que obtener la aprobación del Comité del Patrimonio Mundial.

En las propuestas de modificación de las Directrices presentadas en las sesiones 33ª


(Sevilla, 2009) y 34ª (Brasilia, 2010), reflejadas en el documento WHC-10/34.COM/13, se
plantea una modificación menor en el párrafo 103 (sustituyendo el término “conservación”
por el de “protección”), y otra, más importante, en el párrafo 107, estableciendo que, en
principio, la modificación de los límites de la zona de amortiguamiento sea considerada
como modificación menor, aunque sigue sujeta al examen por parte de los organismos
consultivos y a la aprobación por el Comité.

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