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Proyecto de Investigación
El proyecto de paisaje como instrumento de articulación para los
espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Equipo de Investigación:
(Resuelta mediante Orden de 16 de noviembre de 2009, de concesión de subvenciones previstas en la Orden de 3 de marzo de 2009, para
actividades de investigación en materia de Vivienda y Arquitectura, publicada en el BOJA número 235 de fecha 2 de diciembre de 2009)
ATLAS DE ESPACIOS VACANTES
DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción
Aspectos generales
Miradas al paisaje
Dinámicas y formas del paisaje
Metodología de la investigación
Mapa de observatorios
El litoral como límite, el límite del litoral
Paisaje en Andalucía y su litoral
Mapeado de observatorios
Mapa de espacios vacantes
Conclusiones
Anexos
ATLAS DE ESPACIOS VACANTES
DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción
Aspectos generales
Miradas al paisaje
Dinámicas y formas del paisaje
Metodología de la investigación
Mapa de observatorios
El litoral como límite, el límite del litoral
Paisaje en Andalucía y su litoral
Mapeado de observatorios
Mapa de espacios vacantes
Conclusiones
Anexos
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Quizás sean las líneas que se abren, cuando se incorpora la dimensión perceptiva
a los estudios territoriales, las que permiten, con más potencia, imaginar nuevas
maneras de pensar la actuación en el territorio. A esta primera intuición, que
encontramos en numerosos acercamientos y diagnósticos conjuntos sobre el
paisaje y el territorio, hay que añadirle el regusto de insatisfacción que dejan
frecuentemente los instrumentos actuales, a la hora de plantear la ciudad y ordenar
el territorio, por cuanto nos hacemos conscientes de lo que podría hacerse y sin
embargo no logra conseguirse con ellos.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
En el territorio litoral podemos decir que se da una mezcla, variable según la zona,
de espacios rurales con ciudades de dinámicas ya globales que se asientan en las
históricas ciudades portuarias, en las que las oportunidades de conexión que dio el
desarrollo de los puertos durante el siglo XIX y XX para el intercambio industrial,
comercial y cultural supuso un revulsivo para su desarrollo en comparación con
las del interior. A estas dinámicas se le añade de manera importante desde el
siglo XIX, pero sobre todo a partir del siglo XX el hecho del turismo y los procesos
que desencadena: aparición de nuevos asentamientos, abandono de espacios
agrícolas o ganaderos para dedicarlos a esta nueva actividad, construcción de
grandes infraestructuras para dar servicio a la población flotante, etc. Echando la
vista atrás parece obvio afirmar que los desarrollos turísticos que se han llevado
a cabo en las últimas décadas plantean importantes problemas territoriales, a
nivel local y general, al estar desvinculadas, en su mayoría, de los asentamientos
litorales históricos y alejados de la manera de instalarse en el territorio que, hasta
la aparición del turismo de masas, se había llevado a cabo de una manera algo
más respetuosa con el entorno.
Para poder hacer esta lectura del territorio que nos lleva de la forma a la dinámica,
de los símbolos a las envolventes, es necesario que pasemos por un periodo
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
1. Cualquier parte del territorio tal y como es percibida por la población, cuyo
carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o
humanos.3
2. Proyección cultural de una sociedad en un espacio determinado (…) con dos
dimensiones intrínsicamente relacionadas: una física, material y objetiva y otra
perceptiva, cultural y subjetiva. (…) Puede interpretarse como un dinámico código
de símbolos que nos habla de la cultura de su pasado, de su presente y también
la de su futuro.4
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[aproximaciones al paisaje]
Para conseguir ser capaz de leer un texto es necesario conocer, o reconocer, unos
códigos de escritura, gramática y poética que nos permita entender lo que el
texto nos quiere transmitir y, a la vez, interiorizar el mensaje y hacerlo parte de
nuestro desarrollo vital. Los estudios territoriales, las lecturas que se hacen del
territorio, entendemos que deben hacerse de la misma manera: la complejidad
que encierra el territorio actual, por la diversidad de códigos que se dan sobre
él, hacen necesario la participación de múltiples lectores que sean capaces de
traducir a un código común todos los mensajes, o mejor aún, identificar cada
mensaje para darle su sitio y su importancia en el contexto de la complejidad
donde se desarrolla.
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La necesariedad de una lectura de manera interdisciplinar, transversal, permite
un acercamiento más veraz a una realidad muy compleja, en general, y más en el
momento actual, donde los cambios introducidos en el ciclo en el que nos movemos
son tan rápidos que es complicado evaluar sus consecuencias ambientales,
económicas y sociales a priori. Si el paisaje se constituye desde una multiplicidad
de miradas sobre un territorio formado por distintas capas (ecológica, económica,
social...) y con distintos espesores según su dimensión en el tiempo, el estudio de
paisaje es un proceso complejo en el que diferentes disciplinas tienen que llegar a
un punto de trabajo en común, en el que los conocimientos de unos y otros fluyan
hacia un proyecto único.
Quizás los grandes cambios que se producen en el paisaje del litoral, y del litoral
andaluz, aparecen en la modernidad. La aparición-cambio de nuevos paisajes,
nuevas maneras de mirar y sentir territorios hasta ese momento solo vividos y
no admirados, como es el litoral, es lo que dará paso a la colonización de ese
territorio descubierto por los sentidos y a partir de la mitad del siglo XX a la
apropiación de él por parte de modos de vida ajenos. La globalización en la que
estamos inmersos ya en este siglo XXI provoca que las maneras de la ciudad,
de lo urbano, se propaguen a centros urbanos de menores dimensiones, rurales,
descontextualizándolos y quitándoles el carácter que lo hacía distinguibles. Los
grandes centros turísticos han dado el salto para convertirse en ciudad y han
creado un extenso escenario urbano que ocupa el territorio junto a las nuevas
explotaciones agropecuarias, la naturaleza delimitada y los centros de producción
y distribución de mercancías.
La intención ha sido elegir las dinámicas que tengan más significación y distinguir
las distintas maneras de instalarse y ordenar los espacios a lo largo de la historia, de
manera que se pueda hacer una genealogía del cambio en el territorio litoral. Tras
esa primera aproximación, se detectarán los espacios vacantes, los que generan
tensión y los que serían el detonante de una nueva articulación. El resultado de
esta aproximación se recoge en este documento, como herramienta de trabajo
abierta, y que puede favorecer y dar pautas para la articulación, rehabilitación,
ordenación y gestión de ese territorio.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Desde el paisaje, la lectura del territorio nos devuelve una red de espacios
vacantes, a la espera, que van desde los espacios que caracterizan una ciudad en
el litoral, los nuevos espacios urbanos que generan los asentamientos turísticos
y los espacios que se generan entre. Esta cartografía refleja un nuevo territorio,
un territorio para el diálogo de la ciudad y su medio, del ciudadano, el hombre, y
la naturaleza, retomando el diálogo clásico del pensamiento de ser y estar en el
mundo.
Tras el destructivo recorrido por el que hemos dirigido a la totalidad del planeta
en los últimos cien años a lo largo de diferentes oleadas, y una vez alcanzado por
parte de los países generadores de este proceso los niveles de calidad de vida
más altos de su historia, éstos observan como la velocidad de este cambio devora
sus más recientes referencias históricas y culturales en un paradójico proceso de
autodestrucción y valoración, en el que la misma sociedad culta, protectora de
este paisaje, nutre sus raíces culturales en un sistema económico basado en el
cambio y la transformación inevitables.13
Es la velocidad del cambio, su exponencial incremento, y el de sus efectos
cotidianos ante nuestros ojos, lo que en el fondo ha desatado la alarma ante
la degradación del paisaje. Este hecho forma parte de un proceso global de
degradación14, en el que los recursos naturales de todo el planeta, incluyendo los
“invisibles” como las aguas marinas y el aire de la atmósfera, han ido perdiendo
progresivamente calidad para su aprovechamiento por parte de los organismos
vivos más complejos, entre los que nos encontramos nosotros.15
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Los paisajes generados por el tercer tipo de proceso son los que nos interesan en
este trabajo, por ser aquellos que se encuentran en el limbo paisajístico, a medio
camino de nada, paralizados en su proceso de transformación, ya sea por su
fracaso inicial, o por la parálisis inducida por la tensión territorial en torno a ellos
o su propia degradación ambiental.24
Son paisajes asociados tanto a pequeños parajes como a grandes extensiones,
presentes tanto en el medio rural como en el urbano, que tanto aparecen junto
a los paisajes conservados como a los degradados, por lo que su importancia
territorial como matriz paisajística es importante, tanto por si relevancia como
nexo entre paisajes definidos, como por su propia entidad paisajística25.
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ATLAS DE ESPACIOS VACANTES
DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción
Aspectos generales
Miradas al paisaje
Dinámicas y formas del paisaje
Metodología de la investigación
Mapa de observatorios
El litoral como límite, el límite del litoral
Paisaje en Andalucía y su litoral
Mapeado de observatorios
Mapa de espacios vacantes
Conclusiones
Anexos
Miradas al paisaje
[opiniones]
[políticas]
[referencias]
Dinámicas y formas del paisaje
Metodología de la investigación
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[opiniones]
Tomando como referencia el texto “Las cinco puertas del paisaje” (Besse, 2006)
podemos analizar las diversas miradas que en la época moderna y contemporánea
se han volcado sobre este concepto, con múltiples disciplinas centradas en su
estudio, más allá de las que podemos decir son las clásicas. La estructura que
el autor plantea nos parece que hace un barrido global además de relacionar
disciplinas al englobarlas dentro de cada una de las entradas que define:
“El paisaje puede ser definido, en mi opinión, 1) como una representación cultural
(principalmente informada por la pintura), 2) como un territorio producido por las
sociedades a lo largo de la historia, 3) como un complejo sistémico que articula a los
elementos naturales y culturales en una totalidad objetiva, 4) como un espacio de
experiencias sensibles rebeldes a las diversas formas posibles de objetivación, 5) y
por último, como un sitio o un contexto de proyecto”.1
Más allá de dar como buena esta compartimentación, que creemos puede
considerarse una historia por disciplinas y que puede descaracterizar muchos
de los estudios que se citan valorando sólo una parte de ellos2, nos interesa el
recorrido breve por toda esa diversidad de miradas para que se pueda apreciar
las diferentes maneras que se ha tenido a lo largo de la historia de percibir y
valorar el paisaje según “el cristal con el que se mira”. A partir del texto original
de Besse, nuestra propuesta surge de compactar alguna de las entradas al
sopesar los criterios que se pueden considerar similares desde una mirada actual
y los resultados también, así hemos unificado la categoría del paisaje como
representación cultural y la del paisaje como contexto de proyecto, al valorar que
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
los proyectos de paisaje pueden agruparse según los principios de los que partan.
Las acciones realizadas por todos los artistas de Land Art y muchos arquitectos
y paisajistas en sus intervenciones territoriales, o más puntuales en acciones
urbanas, tienen una carga estética importante y el proceso de reversión a la
sociedad tiene un significado más artístico y por tanto equiparable a lo que en su
época significaron los grandes cuadros de paisaje como elementos que reflejaban
y enviaban un mensaje meditado por el artista.
Las entradas quedarían, por tanto, como paisaje y arte, paisaje y pensamiento,
paisaje y naturaleza, y paisaje y territorio, lo que sigue la línea de la colección
de textos “Pensar el paisaje” que recogen los cursos del mismo título dirigidos
por el Javier Maderuelo en el Centro de Arte y Naturaleza de la Fundación Beulas
en Huesca, donde se analizan además de los temas anteriormente citados
dos relacionados con historia y patrimonio, que en nuestra propuesta estarían
distribuidos por las entradas anteriormente citadas. Entendemos que ya no es
necesario hacer la matización de que paisaje es cultura, que se entiende como
superposición de acciones y dinámicas en distintas capas temporales, resultando
un palimspesto y que estos conceptos están ampliamente reconocidos en los
procesos de ordenación y gestión de los territorios y de sus paisajes.
[paisaje y arte]
En el análisis del paisaje como representación cultural, se recogen los conceptos de
paisaje in situ o in visu, es decir, paisaje real o paisaje representado y los estudios
que sobre ello se han realizado. Se analiza el paisaje como lectura que se hace
del mundo, intervenida por los códigos culturales del momento de su aparición, ya
sea pintura o literatura o cualquiera otra de sus representaciones. Existe por tanto
una iconografía del paisaje y sobre la determinación del origen del concepto de
paisaje que se asocia a la aparición del primer cuadro, o representación gráfica,
de paisaje se han realizado numerosos estudios y publicaciones.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
ordenado al modo de un jardín suele ser lo común en estas primeras pinturas; ya Mas nunca se vio niebla huir por vientos
cerca del Cinquecento se comienza a reflejar el medio abierto, fuera del control del como aquel día, o ríos por la lluvia
o el hielo, cuando el sol abre los valles.
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Huida a Egipto.Giotto. 1306. Mural en la capilla de los No me toques. Fra Angelico. 1446. Mural en la Adoración del Cordero (parte).Jan Van Eyck.
Scrovegni, Padua. iglesia de San Marcos, Florencia. 1432.
hombre, de la ciudad, pero como territorio civilizado: los palacios colonizando las cumbres y los caminos que atraviesan
las montañas manifiestan una nueva visión del mundo donde las fuerzas de la naturaleza empiezan a estar controladas
y dominadas, en parte, por los distintos conocimientos que empiezan a desarrollarse en esta época.
La pintura, como parte de las labores artísticas, es un reflejo de lo que ve la sociedad de una época y a la vez es
un instrumento educador de cómo debe verse e interpretarse el mundo, por lo que cualquier cambio en las técnicas
pictóricas influyen en el resultado del cuadro y a la vez da al pintor más herramientas de trabajo para transmitir a
través de su obra4. El perfeccionamiento de las técnicas de pintura al óleo5 que se producen en la escuela de Flandes
y se reflejan en las obras de Jan van Eyck donde se representan los paisajes de las tierras bajas, culminarán en lo que
para algunos autores se puede considerar el nacimiento del paisaje en la cultura occidental: los paisajes pintados por
Patinir, donde se refleja una nueva manera de interpretar el mundo y donde el paisaje pasa de ocupar un segundo
plano en el cuadro, los fondos, a adquirir un protagonismo mayor en la obra expandiéndose por toda la tela y ganando
4 En el arte, “si cambian las normas, los cánones, los principios del orden, cambian las formas de
representación, cambian las formas de representación. Puede haber órdenes muy constrictivos; puede haber
soltura, puede haber ajustes y equilibrio. Esta manera de hacer y pensar en el orden creativo, por ejemplo en
pintura, puede traspasarse como modelo mental a la comprensión del estilo del cosmos. Averiguar el ajuste entre
la norma y la forma ha sido el objeto de casi todos los acercamientos geográficos al paisaje desde Ritter.”
(Martínez Pisón, 2008).
5 Este perfeccionamiento complementa el uso de la perspectiva que se inicia en las escuelas italianas. La
técnica consiste en el uso de veladuras, en tenues capas de óleo aplicadas unas sobre otras y todas sobre un
soporte que consta de una tabla de madera pulida y pintada de blanco, con lo que se logra una reflexión de la
luz con el consecuente brillo de la pintura y una sugestión de profundidad.
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A lo largo del siglo XIX, la publicación de los resultados de los viajes de Alexander
von Humboldt recorriendo América va a provocar la visión de la Naturaleza como
un gran todo armonioso, las figuras que acompañan al texto científico reflejan
unos paisajes que aúnan esos datos con el goce estético. Las representaciones
de la naturaleza salvaje, con ejemplos escénicos de la mano de Dios influyen en
las escuelas pictóricas de Estados Unidos, con lo que la imagen que se trasladará
a las generaciones posteriores del paisaje americano es el de un territorio sin
huellas históricas y que mediante su representación sirve para “la creación de Weizenfelder. Jacob van Ruisdael. 1670
Como en todos los temas en los que las investigaciones son múltiples, existen
variaciones en la consideración del comienzo de una nueva etapa, siempre decisiva,
y un elemento bisagra que marca una nueva manera de interpretar y representar la
naturaleza. La salida del artista al campo es, para un gran número de expertos, un
momento crucial en la historia del paisaje, para algunos su verdadero nacimiento,
y van tres. En el ensayo de Bernardino de Pantorba sobre el paisaje marca como
pasos fundamentales los dados por Constable, para rematar el paisajismo clásico,
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(1)Adolph Gottlieb, Sin título, ca. 1966. Colección de la Adolph and Esther Gottlieb Foundation, Nueva York. (2)Frederic Edwin Church,
Iceberg, New Foundland, 1859. Cooper-Hewitt, National Design Museum, Smithsonian Institution, Nueva York, regalo de Louis P. Church (1917-
4-296-c). (3)Mark Rothko, Sin título, 1969. National Gallery of Art, Washington, D.C. (4)Gerhard Richter, 2.1.1978, 1978. Kunstmuseum
Winterthur, Winterthur. (5)Frederic Edwin Church, Marina con casquete glaciar a lo lejos, junio o julio de 1859. Cooper-Hewitt, National
Design Museum, Smithsonian Institution, New York. (6)Barnett Newman, El nombre, 1949. National Gallery of Art, Washington, D.C., 1949,
regalo de la Woodward Foundation, 1976 (1976.56.119). (7)Vincent Van Gogh, Raíces de árbol en tierra arenosa, 1882. Kröller-Müller
Museum. (8)Ernst Ferdinand Oehme, El Wetterhorn y el glaciar de Rosenlaui, Staatliche Museen zu Berlin, Kupferstichkabinett, Berlín.
(9)Caspar David Friedrich, El invierno, ca. 1803. Staatliche Museen zu Berlin, Kupferstichkabinett, Berlín. (10)Jackson Pollock, Sin
título, 1951. The Museum of Modern Art, Nueva York. (11)Anselm Kiefer, Sobre todas las cumbres hay paz, 1971. The Metropolitan Museum
of Art, Nueva York. (12)Adolph Gottlieb, Paisaje imaginario nº 2, 1956. Hirshhorn Museum & Sculpture Garden, Washington, D.C. (13)J.
M. W. Turner, Castillo de Dunstanburgh, Northumberland, ca. 1828. Tate, Londres. (14)John Constable, Estudio de nubes sobre un paisaje
amplio, 1830. Victoria & Albert Museum, Londres. (15)Max Ernst, Sol. Colección privada.
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y por Turner, que con una frase encierra la nueva manera de entenderlo en ese momento: “las cosas no hay que
pintarlas como son, sino como se ven”. Tras esta sentencia el camino hacia el Impresionismo está allanado.
Pero el arte del paisaje, que en este momento de la segunda mitad del siglo XIX alcanza la cima en sus logros,
comienza a caer en picado en los primeros años del nuevo siglo y con el desarrollo de las vanguardias. Se
considera un estilo que trae aires del antiguo régimen considerándose únicamente decorativo y por tanto no con
suficiente fuerza como para representar la nueva era en la que la máquina representa la idea de progreso. Bien
es cierto que hay intentos por parte de las primeras experiencias cubistas en utilizar el paisaje con ese nuevo
lenguaje pero no consiguen afianzarse, ya sea por lo encorsetado del estilo o por provocar una ruptura total con lo
que se está haciendo en los mismos años por otros artistas. No es hasta mitad del siglo XX cuando se comienza de
nuevo a utilizar la representación del paisaje de una manera más notable. Para unos hay una relación genealógica
entre la tradición romántica del norte de Europa y el expresionismo abstracto de la Escuela de New York con
Rotckho a la cabeza. Estas teorías expuestas por Robert Rosenblum en 1972 en un ciclo de conferencias que se
recogerán en una publicación posterior, tenían una avanzadilla en un pequeño artículo publicado en 1961 en la
revista ARTSnews 59:
[…] Lo sublime, que surge con Longino, fue explorado con fervor durante el siglo XVIII y a comienzos del XIX, y es una
recurrencia constante en la estética de escritores de la talla de Burke, Reynolds, Kant, Diderot y Delacroix. Para éstos,
así como para sus contemporáneos, lo sublime proporcionaba un receptáculo semántico flexible que permitía expresar
las nuevas y oscuras experiencias románticas de sobrecogimiento, el terror, la experiencia de la infinitud y de lo divino,
que comenzaban a romper los recatados confines de los sistemas estéticos precedentes. Tan impreciso e irracional como
los sentimientos que trataba de nombrar, lo sublime podía aplicarse tanto al arte como a la naturaleza: de hecho, una
de sus expresiones más importantes fue la pintura de paisajes sublimes.
[…] En su Crítica del Juicio (1790), Kant nos explica que en tanto que “lo bello en la naturaleza se refiere a la forma
del objeto, que consiste en su limitación, lo sublime, en cambio, puede encontrarse en un objeto sin forma, en cuanto
en él, u ocasionada por él, es representada la ausencia de límites”. (I Parte, Libro II, parágrafo 23). En efecto: esa
sobrecogedora confrontación con una ausencia de límites, en la que experimentamos una totalidad igualmente poderosa,
es una idea dominante que vincula con continuidad a los pintores de lo sublime romántico con un grupo de pintores
norteamericanos recientes que busca lo que podría denominarse lo “sublime abstracto”. En el contexto de dos escenas
de meditaciones ante el mar de dos grandes pintores románticos –el Mönch am Meer (“Monje a la orilla del mar”), de
Caspar David Friedrich, pintada hacia 1809 y The Evening Star (“La estrella de la tarde”) de Joseph Mallord William
Turner–, la obra Light Earth over Blue (“Luz y tierra sobre azul”) de Mark Rothko, de 1954, revela afinidades visuales y
emocionales. Al sustituir las fisuras abrasivas y desiguales de las gargantas reales y abstractas de Ward y Still por un
fenómeno no menos paralizante de luz y vacío, Rothko, al igual que Friedrich y Turner, nos coloca en el umbral de esas
infinidades carentes de forma de las que hablaban los estetas de lo sublime. El diminuto monje de Friedrich y el pescador
de Turner establecen, como el ganado en Gordale Scar, un conmovedor contraste entre la vastedad infinita de un Dios
panteísta y la infinita pequeñez de Sus criaturas. En el lenguaje abstracto de Rothko, un detalle tan literal como ése –un
puente de empatía entre el espectador real y la presentación de un paisaje trascendental– ya no es necesario; nosotros
mismos somos el monje frente al mar, silenciosos y contemplativos frente a esas enormes pinturas mudas, como si
observáramos una puesta de sol o una noche de luna llena. Al igual que la trinidad mística formada por el cielo, el agua
y la tierra que en el Friedrich y el Turner surge emanando de una fuente oculta, las franjas flotantes y horizontales de
luz velada de Rothko parecen esconder una presencia absoluta, remota, que sólo intuimos y jamás alcanzamos a captar
del todo. Esos infinitos e intensos vacíos nos transportan, más allá de la razón, hasta lo sublime; lo único que podemos
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hacer es rendirnos a ellos en un acto de fe y dejarnos absorber por sus radiantes profundidades.
[…] Un cuarteto formado por los lienzos más grandes de Newman, Still, Rothko y Pollock podría interpretarse fácilmente
como un mito de un Génesis posterior a la Segunda Guerra Mundial. Durante el romanticismo, los elementos sublimes de
la naturaleza eran prueba de la existencia de lo divino; hoy en día, las experiencias sobrenaturales de esa envergadura
se expresan solamente a través del medio abstracto de la pintura. Lo que era panteísmo (“Pantheism”) se ha convertido
ahora en una especie de “pintura-teísmo” (“Paint-theism”).
Las teorías que defiende por otra parte Javier Maderuelo del paisaje como secularización del arte, de desempolvarse de
la producción de imágenes religiosas para describir el mundo que se ofrece ante los ojos de los artistas de cada época,
difiere de las teorías de Rosenblum, llegando a considerar que no es posible denominar paisaje a las pinturas de los
artistas expresionistas antes citados, y son las obras de dos artistas ajenos a la pintura los que recuperan la exploración
de nuevas caras del concepto de paisaje: John Cage, músico, y Isamu Noguchi, escultor. La influencia del primero en la
generación de artistas americanos de los años sesenta se debía a los postulados de la indeterminación de la obra de arte
que liberaba a “la escultura de la objetualidad, la masa y la forma definida para abrirse a temas como la inmaterialidad,
la acción, la improvisación, el territorio y el paisaje”6.
La aparición de toda una serie de artistas en Estados Unidos influenciados por las ideas de Cage y, en los mismos
años, la generación que surge en Inglaterra al amparo de la Saint Martin’s School of Art produce una eclosión de
obras-experiencias en el territorio y con el paisaje como protagonista. De nuevo un cambio radical en la manera
de transmitir las experiencias artísticas provoca una serie de obras novedosas que, hoy en día, casi cincuenta
años después de la realización de alguna de ellas se siguen considerando actuales. La coincidencia de la aparición
de estas obras, de las inquietudes que llevan a estos artistas a su realización coincide con una crisis mundial que
da pie a la aparición de los movimientos ecologistas a nivel global y la nueva conciencia de estar el hombre en
la Tierra.
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[paisaje y pensamiento]
Las distintas corrientes que estudian e investigan en paisaje desde distintas
disciplinas sugieren que el concepto de paisaje como tal no puede reconocerse
hasta que en una civilización no existe una palabra que lo designe, una descripción
o representación del territorio mediante literatura, poesía, pintura o alguna
manifestación artística, y la aparición de jardines, pequeñas miniaturas de los
territorios creados para el disfrute y la contemplación7. Aunque parezca una
obviedad el concepto de paisaje está ligado al desarrollo de una civilización y de
su pensamiento, su cultura8.
7 (Berque, 1994).
8 “Tal como explican ciertas corrientes filosóficas, sólo se llegan a
conocer las cosas y los fenómenos cuando se logra nombrarlos y se pueden
describir”. (Maderuelo, Paisaje y arte, 2007, pág. Introducción).
9 En la segunda acepción recogida en el diccionario de la RAE se establece
que significar, dicho de una palabra o una frase, es ser expresión o signo
de una idea, de un pensamiento o de algo material.
10 (Núñez Florencio, 2008).
11 En esta denominación del hombre en movimiento están incluidos todas las
acciones que resultan del paso del hombre por un territorio, desde la acción
directa sobre él hasta el leve paso de la mirada.
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griegas o romanas o el Dios de los Libros Sagrados, manejan a su antojo los medios naturales para atemorizar y
castigar a la población, aún sin motivo.
Los cambios en el pensamiento clásico que aparecen en el Renacimiento, van a dar paso a la modernidad, y son
modificaciones fundamentales en la manera de estar el hombre en el mundo. A mitad del siglo XVI la obra Nicolás
Copérnico supuso un primer quiebro al mundo cerrado medieval al poner en movimiento la Tierra y romper con
lo que se percibía, que el sol era el que se movía y así se apreciaba a lo largo de la jornada.
Ya en el siglo XVII aparece la obra de Francis Bacon, Novum Organum, que sentará las bases para el desarrollo de
la ciencia moderna y, junto con las obras de Descartes, hace una propuesta de cómo ha de ser la ciencia: activa,
técnica y operativa. El fin último es el de controlar la naturaleza, someterla a los requerimientos del hombre,
frenar los envites que durante toda la historia anterior de la humanidad ha tenido que sufrir estando a expensas
de los acontecimientos naturales.
En los mismos años, aparecen las obras de Galileo y desde sus reflexiones se instaura la separación entre lo que
atañe a la ciencia, lo que es, y lo que atañe a la fe, a la religión, lo que debe ser. El desarrollo de las matemáticas
dio base a todo el pensamiento de Descartes, que es la mayor influencia en la filosofía moderna al plantear el
dualismo cartesiano del espíritu y la materia, la ciencia se basa en el objeto, en la cantidad y se olvida del sujeto,
de la sensibilidad, del mundo de la vida, que luego se volverá a retomar en la corriente de pensamiento de
Husserl, (Hottois, 1999).
A pesar de esto, desde 1670 hasta 1730 se desarrollan todas las teorías de la teología natural12 que, a pesar de
incorporar parte de los avances científicos de la época concibe la naturaleza como un espectáculo creado por Dios
para que lo pueda disfrutar y observar el hombre, manteniendo de esta manera una concepción antropocéntrica
del mundo. En esta mezcla entre ciencia y fe se favorece las investigaciones empíricas, que serán las que
señalarán las diferencias entre los elementos de la organización de la naturaleza y los signos divinos.
A partir del siglo XVIII, el pensamiento kantiano recogiendo todo lo dicho por Descartes y Hume, establece que
es el sujeto el que crea el objeto, por lo que lo que llamamos realidad es una invención de cada individuo, lo
que trasladado al concepto del paisaje deviene en el concepto actual que tenemos de él, como constructo social
y que será ampliamente desarrollado por todas las corrientes filosóficas que se dan a lo largo del siglo XIX y
XX. La genealogía que puede hacerse del concepto de paisaje va de la mano de la que se haría del concepto de
belleza, ya que como se ha dicho anteriormente, la consideración de paisaje debe incluir una mirada estética del
territorio, una búsqueda de la belleza en el medio exterior al hombre. Si a lo largo de la historia, la belleza ha
sido sinónimo de armonía y orden, a partir de finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX se produce una ruptura
con esa línea de consideración. La obra de Kant “Lo bello y lo sublime” consigue, aun sin proponérselo, sentar las
bases para un cambio en la apreciación de lo bello que de representar la proporción y la medida pasa a ser, ya
en el Romanticismo, aquello que escapa de las leyes racionales, lo grandioso y extraordinario, fuera del dominio
humano. En esta época comienza el gusto por lo viajes, los descubrimientos de estos espacios y lugares sublimes
como son las cimas de las montañas, los angostos pasos a través de ellos, los lugares inexplorados, etc. Este
12 Esta denominación es la que se da en Francia a la corriente de pensamiento, que en Gran Bretaña
se denomina físico-teología, que pretende explicar la existencia de Dios basándose únicamente en las
revelaciones de la Naturaleza y la ciencia, sin ningún tipo de revelación sobrenatural.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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es un acto en el que participan los sentidos y la cultura de cada individuo, para el discurso utilizado es necesario
que se distingan claramente los conceptos de sensación17 y percepción18. Un territorio y los elementos, capas,
que sobre él se han ido superponiendo a lo largo de la historia pueden provocar diversas sensaciones y múltiples
percepciones dependiendo del observador. Finalmente, lo que población resalta como identitario de un territorio
es una mezcla de las percepciones de todos ellos en lo referente a sus tradiciones, a su manera de estar y explotar
su entorno y la imagen que se ha ido conformando en el tiempo y también a sus expectativas de futuro. Esta
manera de reconocer que el paisaje no es solo una representación mental o una obra de la cultura, se adquiere
a través de la experiencia.
El paisaje es una experiencia y forma parte del acervo cultural de una población y este reconocimiento, intensificado
a lo largo del último tercio del siglo pasado, ha supuesto la consideración del paisaje como objeto de tutela
patrimonial, teniendo en los enunciados del reciente Convenio Europeo del Paisaje19 su marco de referencia.
Desde el punto de vista de la disciplina patrimonial esto no solo ha supuesto una mayor atención a los bienes
patrimoniales con entidad paisajística por parte de los organismos nacionales e internacionales de tutela, como
se reflejada en su progresiva incorporación a las políticas de protección y gestión del patrimonio, sino que va a
constituir la última secuencia en la evolución conceptual de la noción de patrimonio. Evolución que, entre otras
transformaciones, ha supuesto la gradual incorporación de la dimensión territorial de los bienes patrimoniales
desde su inicial consideración como objetos aislados.
Nuestra aproximación a esta evolución parte, al igual que para con la noción de paisaje, de la consideración
del patrimonio como una construcción sociocultural, una realidad conformada por las ideas, percepciones y
pensamientos de un determinado grupo social, capaz de reflejar la evolución del mismo20. En consecuencia, los
cambios en la conceptualización del patrimonio han estado siempre ligados a la aparición de nuevos discursos
culturales, implicando la sucesiva transformación de las categorías que definen su estatuto cultural y que, a su
vez, sirven de base al conjunto de las prácticas patrimoniales. Es decir, los valores que se le atribuyen, el contorno
espacio-temporal de los bienes considerados patrimoniales y su tratamiento disciplinar que, desde sus orígenes,
presenta una doble vertiente teórica y práctica21.
Este proceso de re-significación, que refleja la evolución de las sensibilidades sociales sobre lo patrimonial, se ha
desarrollado a través de la adjetivación del término patrimonio, al añadirle sucesivamente distintos epítetos como
histórico, histórico-artístico cultural, natural, urbano, contemporáneo o mundial. Lo que ha llevado a algunos
autores a describirlo como un concepto nómada como hace la arquitecta y crítica belga Françoise Choay en su
17 Entendemos sensaciones como las experiencias inmediatas básicas, generadas por estímulos aislados
simples.
18 Percepción sería la interpretación de las sensaciones, dándoles significado y organización. La
organización, interpretación, análisis e integración de los estímulos, implica la actividad no sólo de
nuestros órganos sensoriales, sino también de nuestro cerebro.
19 Este documento se firma en Florencia el 20 de octubre de 2000, y España lo ratifica en el año 2007
siendo de aplicación a partir de marzo de 2008.
20 (FLOR, V. 2006:9). Vicent Flor recoge la definición de construcción social desarrollada por Peter
Berger y Thomas Luckmann en su artículo “Democracia y urbanismo. Panorama para un posible reencuentro”, en
su obra La construcción social de la realidad publicada originalmente en Londres en 1991.
21 (Castellano, 2010).
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Estos discursos intelectuales, que desarrolla Choay23, y a los que denominará progresista y culturalista, van
a agrupar las distintas corrientes de pensamiento surgidas en torno a la cuestión de la ciudad, a lo largo del
siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX24. La consciencia de la ruptura que supone la llegada de la era
industrial y la nostalgia del pasado que caracterizan la visión culturalista, están directamente relacionadas con
los cambios en la jerarquía de valores atribuidos a los monumentos que son necesarios para la consolidación
de la nuevas categorías de patrimonio y monumento histórico. Ya que, por primera vez, se priorizan los valores
de sensibilidad, especialmente los estéticos, junto con los valores de pertenencia a la historia, adquiriendo,
primero el monumento, y después, la ciudad, una nueva determinación temporal que los hace irremplazables25.
La visión culturalista guiará los estudios urbanos de Camille Sitte, que reivindican una dimensión artística en la
construcción de la ciudad industrial, y las reflexiones sobre la naturaleza y función social del patrimonio de Alöis
Riegl y Gustavo Giovannonni, que pautarán la transformación del concepto de patrimonio urbano a lo largo de la
primera mitad del siglo XX, hasta enmarcarlo, al hilo del siguiente cambio en el estatuto cultural del patrimonio,
en la teoría italiana de los bienes culturales. Como resultado, a lo largo del siglo XIX, las prácticas patrimoniales
tendrán dos vertientes complementarias, comprendiendo la clasificación, entendida como primera medida de
protección, con la creación de inventarios y la restauración de los monumentos históricos.
Es a partir de la década de los años setenta del siglo XX cuando se instaura un nuevo modelo sociocultural, la
posmodernidad, que se inscribe en el contexto económico-político tardocapitalista, y que surge de la confluencia
de la reestructuración económica globalizadora iniciada tras la Crisis del Petróleo de 1973, y del modelo de
desarrollo informacional que se basa en la aparición de nuevas tecnologías de comunicación26. La ruptura con los
viejos paradigmas modernos de linealidad, objetividad, certeza y globalidad, se traduce en un reconocimiento
de los valores de subjetividad que sitúan al individuo, y a la comunidad como suma de individuos, en el centro
de las políticas culturales y, por extensión, de las patrimoniales. La traslación de valores del objeto al sujeto
redefine al patrimonio inmueble como contexto humano, “manifestación física de una serie de contenidos sociales,
productivos, espirituales, en definitiva, como manifestación de una determinada “cultura” o “civilización”27,
términos generalizados a partir de la década de 1960 del siglo pasado.
El motor de este cambio de modelo es, de nuevo, la transformación de los medios de producción. Choay propone
el adjetivo “protético” para calificar la mutación de la naturaleza de la técnica que protagoniza esta revolución.
Toma prestado este adjetivo de la obra de Sigmund Freud El malestar de la cultura (1929)28, para poner de
manifiesto la función de intermediación que estas nuevas tecnologías van a desarrollar, a modo de prótesis,
23 Este discurso lo desarrolla Francoise Choay en la obra “El urbanismo. Utopía y realidades” (1965),
libro determinante en la historia del pensamiento urbanístico.
24 (GARCÍA VÁZQUEZ, 2004:1-6)
25 (CHOAY, 2007:112-114)
26 (GARCIA VÁZQUEZ, 2004:57)
27 (CASTILLO, 2003:66)
28 En las notas del texto, El espejo del patrimonio:una conducta narcisista , capitulo 7 de su libro
Alegoría del Patrimonio, la autora incluye una cita literal de la página 35 de El malestar en la cultura
(1929) de Sigmund Freud que se recoge a continuación: “El hombre ha llegado a ser, por así decirlo, un
dios con prótesis”. Choay asimila las nuevas tecnologías a prótesis porque a diferencia de las técnicas
que protagonizaron la revolución industrial, la asimilación por el hombre de estas tecnologías disimula la
necesaria mediación instrumental. (CHOAY, 2007:223)
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tanto entre los individuos y el mundo, como entre los propios individuos. La
instantaneidad de las telecomunicaciones, la generalización del uso del transporte
aéreo y especialmente el desarrollo del ciberespacio interrumpen la continuidad
del tiempo orgánico y permiten la liberación de las restricciones espaciales y del
arraigo al “lugar”29, negando la dimensión corporal de la condición humana y el
papel del cuerpo en la construcción del vínculo social.
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[paisaje y naturaleza]
La consideración del paisaje como una parte de las investigaciones llevadas a cabo por las ciencias de la naturaleza
y del hombre está fuertemente consolidada ya a principios del siglo XIX. Desde esta consideración, el paisaje no
es sólo estética, una representación, es también el territorio, el país que lo sustenta y quizás estas teorías son las
que en la actualidad están más fuertemente consolidadas, debido a la base científica y realista que aportan a la
investigación de un concepto complejo que aúna lo objetivo y lo subjetivo.
La visión naturalista que adquirió la geografía moderna tras la difusión y aceptación de todos los trabajos realizados
por Humboldt. La ecología del paisaje32 se puede definir como el estudio de los procesos que se desarrollan en
el territorio a cualquier escala y sus orígenes se sitúan en los trabajos, sobre todo en el mundo anglosajón,
vinculados a la Historia Natural de principios del siglo XVIII. Cuando Humboldt publicó los resultados de sus viajes
al continente americano a principios del siglo XIX, se comienza a estudiar la naturaleza no de manera estática sino
de modo relacional, y se comienza a impulsar los estudios de distribución geográfica de plantas y animales. En
1866, se acuña el término de ecología para definir el estudio de los organismos vivos y la relación de estos con su
entorno33 y hasta 1938 no aparece recogida el término de ecología del paisaje, en una obra de Carl Troll34, donde
la definición más simple que puede darse de paisaje en estos estudios es la de área espacialmente heterogénea,
con lo que aparece como un espacio con unos elementos propios y unas dinámicas particulares. El concepto de
paisaje en estos estudios se refiere a los aspectos objetivos del medio, los aspectos morfológicos que adopta
un determinado espacio35. Estos estudios hacen posible evaluar distintos aspectos de un lugar ya que puede
recoger aspectos biológicos, socioeconómicos y culturales, aunque no es demasiado frecuente que se incluyan
estos dos últimos aspectos ya que aun se mantiene la idea de que los ecosistemas están vinculados a un plano
exclusivamente biológico y conservacionista.
Si la geografía clásica fomenta la observación y descripción del paisaje, su espacio físico y la sociedad que
sobre él habita y la relación de costumbres y sistemas que lo conforma como territorio, a partir de los trabajos
de Humboldt, que significó el nacimiento del paisaje como elemento principal de estudio científico por parte de
la Geografía, al definir la Naturaleza como un todo, con el hombre incluido, y que va evolucionando mediante
transferencias en su actividad entre el interior y el exterior. Si a los resultados de estos trabajos se le añade los
de Ritter que se centra en los fenómenos históricos, económicos y culturales, se abre el camino para el nacimiento
de la Ciencia del Paisaje.
Esta rama científica tiene como modelo teórico el Geosistema, que se puede definir como un conjunto de elementos
en interacción, en este caso un sistema natural en el que sus elementos (suelo, seres vivos, agua, aire) están
interconectados por un continuo intercambio de energía.
32 El término Ecología del paisaje es una traducción literal de landscape ecology, pero podría decirse
que una traducción más adecuada sería Ecología territorial como se propone en la obra Manual de ecología
del paisaje (Español Echániz, 2006, pág. 25).
33 El término aparece en la publicación Morfología General del Organismo del biólogo y filósofo alemán
Ernst Haeckel.
34 La obra a la que se hace referencia es Luftbildplan und ökologische bodenforschung, y que habla sobre
la interpretación científica de fotografía aérea.
35 (Español Echániz, 2006, pág. 24)
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[paisaje y territorio]
Cuando hablamos de territorio lo consideramos como la base geológica, suelo y
su relieve, y además la estructura organizada sobre esta base de una sociedad
donde se entremezclan los sistemas que hacen posible el desarrollo de ésta. La
consideración durante mucho tiempo del paisaje como la fisonomía del territorio
ha provocado que en los estudios territoriales forme parte de los elementos a
analizar como componente del objeto de estudio. Pero el paisaje va más allá,
establece una relación entre el sujeto que vive-contempla ese territorio y el objeto
de esa vivencia, el territorio.
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económicos40, los valores de estos paisajes son prácticos, se entiende como un espacio objetivo donde el hombre
vive. Estos territorios se representan tanto por la pintura de paisaje, que en esta época arranca ya con grandes
autores como Brueguel, como por la corografía que es una representación geográfica que complementa con
detalles e intenciones de inventario la cartografía al uso. Así que esta mirada al paisaje pone de manifiesto más
la realidad que se ve, ese territorio que sirve de soporte a todas las dinámicas que sobre él se han dado y que
se dan en ese momento y que han sido las conformadoras de su fisonomía, de su carácter, de su paisaje. Como
recoge Jean-Marc Besse, el aspecto de las cosas es una realidad geográfica41.
Esta concepción del paisaje prima la objetividad. Se sigue definiendo el paisaje como un hecho cultural pero
siempre desde la consideración de que es una sociedad, una cultura, la que le ha dado forma mediante su manera
de estar en el territorio y las transformaciones que producen para sobrevivir, y finalmente vivir bien, sobre él.
Existe, por tanto, un proyecto social, a veces inconsciente, para generar esas transformaciones en el territorio,
ese paisaje. La intervención tanto de la ingeniería como de la arquitectura en el territorio está en igualdad de
condiciones, en cuanto a generadores de ese proyecto, que la sociedad que sobre él habita y que explota sus
recursos.
La visión del paisaje como un espacio organizado y como resultado de una obra humana, le confiere el carácter de
híbrido en cuanto no puede considerarse natural si completamente artificial, ya que necesita esa base territorial
para existir. Finalmente hay que considerarlo como un sistema artificial de espacios superpuestos sobre el terreno
y que no funciona atendiendo a las leyes naturales sino en servicio a una comunidad, tal y como lo define J.B.
Jackson42.
Atendiendo más a estas consideraciones, serán las disciplinas más relacionadas con la intervención en el territorio
y en el paisaje las que desarrollen estas teorías, y muy principalmente apoyadas en todo el desarrollo de la
arquitectura del paisaje que se da en Estados Unidos. La figura principal de esta línea de intervención en el
paisaje es Frederick Law Olmsted, que fue el creador del término de landscape architect, y que desarrollo gran
parte de los proyectos de intervención en el sistema de parques urbanos (Central Park en New York, Prospect
Park en Brooklin, Franklin Park en Boston) y de parkways que pretendían introducir unir los distintos parques
urbanos y relacionarlos con las urbanizaciones exteriores, además de introducir nuevos parámetros de calidad en
un elemento esencial en la vida norteamericana, como son las carreteras y la separación existente entre la vida
comercial y laboral y la doméstica lo que implicaba una separación entre la ciudad convencional y compacta, donde
se ubica el trabajo, y la ciudad dispersa siguiendo el modelo de ciudad-jardín, donde se localiza lo doméstico y se
sitúa a grandes distancias de la ciudad.
Pero la mayor aportación de Olmsted fue el gran esfuerzo empleado en la creación de la figura de Parque
Nacional, que finalmente se consiguió. Intervino activamente en la declaración del Parque Nacional de Yosemite
y en el proceso de protección de las cataratas del Niágara. Con estas figuras de protección se consolidó la idea
de que el hecho urbano tiene una escala territorial, de modo que la protección en ese momento de estos grandes
espacios naturales formaba parte de un sistema de planificación territorial de escala nacional, asemejándose
40 (Camporesi, 1992)
41 (Bessé, 2010)
42 (Jackson, 2010, pág. 38)
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43 (Ábalos, 2005)
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[políticas]
Aunque como hemos visto en el punto anterior, el concepto de paisaje ha estado presente con mayor o menor
intensidad en la cultura occidental desde la Ilustración, hay que tener presente que no se extiende al grueso de
la población hasta la primera mitad del siglo XX, cuando se populariza una nueva cosmovisión44 llegando a la
mayoría de las culturas por la incipiente globalización.
“En Europa, en algún momento entre 1500 y 1700, la concepción medieval de un cosmos vertical empezó paulatinamente
a ceder el paso a una manera nueva y cada vez más secular de representar el mundo. La dimensión vertical estaba
siendo arrumbada por la horizontal: el cosmos empezaba a aceptar la presencia de un segmento plano no rotatorio
de la naturaleza llamado paisaje. Aquí, “vertical”, no es sólo una dimensión del espacio, sino un concepto cargado de
significaciones. Representa lo transcendente y tiene afinidad con una noción particular del tiempo. Un modelo del mundo
que hace hincapié en su eje vertical a menudo coincide con una concepción cíclica del tiempo; una cultura que se articula
rigurosamente en torno a un calendario de festividades es capaz de concebir un cosmos fuertemente estratificado. En
correspondencia con una tendencia geométrica hacia lo vertical y otra temporal hacia lo cíclico (y eterno), hay una
visión especial de la naturaleza humana; una que percibe una dimensión vertical en su sentido metafórico. La naturaleza
humana está polarizada. El hombre desempeña dos papeles: el social-profano y el mítico-sagrado; el uno atado al
tiempo, el otro transcendiéndolo. Estos papeles pueden ser representados por miembros de clases o castas diferentes.
O pueden ser desempeñados por la misma persona en ocasiones diferentes.
Aunque la idea del cosmos vertical comenzó a debilitarse en Europa durante la era de los grandes descubrimientos,
esta tendencia secularizadora tuvo poco efecto en el resto del mundo, o en aquellas regiones de Europa que estaban
alejadas de la cultura ilustrada de las ciudades o de los valores del comercio. El grueso de la humanidad, en particular
el campesinado, vivía en un mundo estratificado y en un tiempo cíclico, un estado de cosas que se mantuvo hasta la
primera mitad del siglo XX.”45
Es por esto que la mayor parte de los trabajos e investigaciones sobre paisaje no llegan a la población más que
envueltas en otros temas relacionados con el territorio, como es la planificación ambiental, económica y cultural
y los cambios que se van introduciendo en ella a lo largo de la contemporaneidad.
Hasta principios del siglo XX la planificación urbana, salvo honrosas excepciones, se ceñía al interior de las
ciudades y en los casos en que fue necesario, a los proyectos de ensanche más allá de la muralla o el límite
histórico de la población. El urbanismo moderno surge para dar respuesta a los graves problemas que se dan en
la ciudad por los cambios que se han producido tras la Revolución Industrial: intensas migraciones hacía la ciudad
y necesidad urgente de viviendas, mezcla de usos con graves incidencias en el funcionamiento de la ciudad y en
la calidad de vida, etc. En estos planes se detallan nuevos ensanches de las ciudades y nuevos núcleos urbanos
que ordenan una nueva manera de vivir y establecen también los parámetros básicos de la vivienda moderna.
La consideración del territorio como forma del paisaje y como elemento sustentador de las dinámicas económicas,
sociales, culturales que lo van marcando y hacen visible esas señales para dar lugar a los distintos paisajes, se
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voces para planificar el crecimiento de las ciudades desde una escala mayor, de manera que el territorio que cada
asentamiento humano tenía históricamente vinculado para su supervivencia se pueda incluir en la planificación de
la ciudad, aunque las políticas económicas en que se desarrolla Europa y el mundo occidental desde la Revolución
Industrial marcan unas tendencias que remitían a soluciones rápidas y puntuales ante la incapacidad que existía
para elevar voces discordantes a este sistema. La destrucción, a nivel físico y moral, que supuso la guerra en
mitad del siglo XX consiguió que desde los gobiernos se estableciesen planificaciones territoriales para recuperar
lo antes posible todo la estructura de producción y la red de infraestructuras de comunicación que conseguía que
los productos se trasladaran y salieran a mercado. Había una necesidad urgente de recuperar la posición mundial
a nivel económico que en estos momentos ostentaba Estados Unidos, tras haber sobrevivido a dos guerras
mundiales sin destrucción en su territorio.
El paisaje, por contra, no tiene este recorrido histórico en cuanto a herramientas administrativas aunque su
presencia si es más cercana para la población, a fin de cuentas han sido en general los grupos sociales los
primeros en alzarse cuando han comenzado a darse cambios radicales en la forma del territorio y la población ha
visto como paisajes cercanos comenzaban a banalizarse, en primera instancia, para posteriormente perder todo
su carácter. Las tendencias con las que se comienzan a recurrir a cartas de paisaje, una manera de cartografiar
el paisaje, comienza en Europa en la década de los setenta con el surgimiento de las corrientes ecologistas a
nivel popular. En un principio, se trataba de determinar que paisaje, que miradas debían conservarse en las
mismas circunstancias físicas y protegerlas del avance de la ocupación urbana, ya sea en forma de ciudad como
en visitas turísticas y avance de infraestructuras. Actualmente, los documentos administrativos relativos a paisaje
se utilizan como complemento de otros procedimientos de políticas sectoriales y que influyen decisivamente en
la configuración y en la mirada sobre el paisaje: industria, agricultura, infraestructuras, cultura y turismo. En
todos los documentos que actualmente se manejan como propuestas para una ordenación más sostenible del
territorio se hace referencia al análisis de los valores ambientales, paisajísticos y culturales para su preservación,
ordenación y mejora. Pero, ¿no engloba el paisaje esos valores ambientales y culturales?, a fin de cuentas la
forma final del territorio está modelada por los aspectos naturales y los introducidos por el hombre.
La pregunta que surge en el momento actual es si en estos procedimientos de protección, gestión y ordenación
del paisaje se recoge el aspecto dinámico que tiene el propio concepto: la mirada del hombre en un momento
concreto. Hacia donde se tendría que intentar dirigir estos documentos sería a unas directrices que aporten el
conocimiento a la población del territorio que perciben para que, con el conocimiento, se decida hacía donde nos
dirigimos. La mirada sobre el paisaje no puede ser la misma de sublimación que dio paso al Romanticismo, por lo
que son los paisajes cotidianos, los habituales, los que en este momento corren el peligro de desaparecer porque
el hombre pasa su mirada sobre ellos y no consigue verlos. Tenemos que conseguir que pueda darse el salto que
desvincule finalmente los conceptos de belleza y paisaje, que es lo que parece que nos impide poder transmitir
sentimientos y valores personales sobre partes del territorio y que en los conceptos globalizados de belleza no se
incluyen, pero no por eso dejan de ser bellos para los ojos que los ven.
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- Actualidad. Estado actual de la cuestión (problemas de P.N. Doñana para mantener la Reserva de la Biosfera,
por ejemplo). Causas.
En Doñana, uno de los espacios protegidos más antiguos y de mayor trascendencia natural y social, se puede
apreciar como el proceso descrito anteriormente: los poderes públicos declaran una zona protegida por sus valores
naturales - al margen de sus valores culturales -mediante el Decreto 2412/1969, de 16 de octubre, de creación
del Parque Nacional de Doñana58, posteriormente rectifica su política conservacionista para integrar la marginada
cultura local tradicional (Instrumento de Planificación -y sucesivos PDS-: Decreto 478/1996, de 22 de octubre,
sobre coordinación, seguimiento y evaluación del Plan de Desarrollo Sostenible del entorno de Doñana), pero es
finalmente incapaz de soportar la presión que la planificación económica y los usos locales59 imponen sobre los
ritmos naturales y también culturales que hicieron que el espacio se declarase como protegido en su origen.
La materialización de este ejemplo se plasma en la sobreexplotación agrícola y turística constante (desde los años
setenta) del acuífero 27 Almonte – Marismas, en la contaminación del acuífero por nitratos y sulfatos procedentes
del exceso de pesticidas y abonos empleados en la agricultura intensiva, en la fragmentación por agricultura de
los pinares aledaños, en la usurpación del dominio público hidráulico de los cauces que riegan el entorno del
parque, en la masificación turística y sus derivaciones en movilidad y residuos, en la degradación de las playas,
en la escasa restauración hidrológica de las marismas que lo conforman (Plan Doñana 2005), etc.60
Todas estas cuestiones y otras, hacen que la UNESCO haya atendido las denuncias de la sociedad civil ante la
degradación ecológica del espacio natural, habiendo enviado una visita de inspección recientemente (enero de
2.011), con la intención de valorar este extremo y su incidencia sobre el hermoso título de Reserva de la Biosfera61,
concedido a aquellas regiones que se distinguen por aunar una rica cultura local ligada a la conservación de
valores naturales relevantes. En el caso de Doñana, los planteamientos cortoplacistas están haciendo necesarias
visitas de este tipo para consolidar lo conseguido hace décadas.
Hay que mencionar que la degradación de Doñana se ve confirmada por el descenso del número de visitantes en
el año 200962, hecho superlativo en relación a la media del descenso nacional en ese periodo (2,64 %).
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unas tasas de crecimiento a cambio de asegurar la rentabilidad y valor del producto agrícola, ganadero, turístico,
recreativo, del tipo que fuere.
Los Parques Naturales ya han funcionado como un laboratorio en el que las Juntas Rectoras han definido las líneas
de desarrollo social y económico de los municipios que los ocupan. Estas decisiones se han mostrado acertadas
en la inmensa mayoría de casos, permitiendo a economías rurales aisladas sobrevivir a través del aprecio de su
modo de vida, sus productos, sus servicios y su cultura, y alcanzando niveles de calidad de vida muy superiores
a los de otros ámbitos rurales económicamente más potentes. Todo ello con la ventaja de preservar los recursos
naturales que para ello han servido, y que seguirán al servicio de las generaciones futuras.
Estas decisiones se han apoyado en herramientas derivadas de la prevención de impactos ambientales63, las
cuales tratan de una manera frontal la conveniencia o no de implantar determinadas actividades o estrategias
de desarrollo en un territorio determinado. Estas herramientas de planificación suelen utilizarse a la contra,
contraponiéndose a proyectos o estrategias.
Para trabajar en el apoyo técnico de estas decisiones a priori, el paisaje tiene la ventaja de poder aglutinar
los factores sociales, culturales y naturales, con lo que no solo se complementan los estudios de planificación
derivados de otras disciplinas, sino que se analizan pormenorizadamente las relaciones y acciones necesarias
para obtener un determinado paisaje, lo cual influye directamente en una determinada autoestima colectiva y
una mejor calidad de vida64 .
Los proyectos de paisaje en los parques naturales obligarían a la población a adoptar prácticas o usos beneficiosos
para su modo de vida cotidiano, para la preservación de los recursos naturales, culturales y sociales que conforman
su identidad colectiva (que sería reforzada), mejorando su calidad de vida, y por ende, la rentabilidad de los
productos y servicios enmarcados en ella.
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Este es un proceso más largo, que exige el compromiso y disciplina de todos, la inversión de tiempo y respeto a
favor de una idea común, de un proyecto común de paisaje lo más completo posible, lo que reducirá sus costes
sociales en materia de inversión pública y costes ambientales.
Los paisajes de componente eminentemente cultural (agrícola, forestal, urbana), que podemos encontrar más
intensamente representados fuera de los espacios naturales protegidos, no están en absoluto exentos de riqueza
natural, mas al contrario, poseen recursos ecológicos imprescindibles para la supervivencia de comunidades
biológicas que se han adaptado a su aprovechamiento. Esta adaptación es más eficaz en función de la estabilidad
del paisaje cultural en cuestión, y corresponde a una comunidad más diversa en función de la calidad de su
funcionamiento, por ello cada paisaje cultural67 debe encontrar la estabilidad en su proyecto de paisaje a través
del equilibrio entre su funcionamiento ecológico y productivo.
67 Forero La Rottaf, Augusto; Gutiérrez Martínez, Jorge; Anderson Ángel, John y Flórez Millán, Luis
Álvaro. Espacio público y paisaje cultural. Studiositas, Bogotá, Colombia (2), 5-11, 2007.
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Ya en el ámbito español, desde la aprobación del Convenio Europeo del Paisaje por el Consejo de Europa en 2004,
se han multiplicado las referencias al paisaje en los textos normativos y en los planes urbanísticos y de ordenación
del territorio desarrollados por las distintas Comunidades Autónomas. Sin embargo no todas han incorporado su
perspectiva holística del paisaje, debido, entre otras cosas, a la tardía entrada en vigor de su texto en España,
en marzo de 2008.71
La actual Ley del Suelo (R.D.L 2/2008, de 20 de junio) constituye un claro ejemplo de la dificultad de asumir
este cambio de orientación. Publicada después de la firma del Convenio Europeo del Paisaje, hace una referencia
conjunta a la protección del patrimonio cultural y del paisaje recogida en su artículo segundo (Art.2) “Principio de
desarrollo territorial y urbano sostenible” centrándose en la protección visual de los lugares con valor escénico.
Postulados que ya aparecían en la Ley del Suelo de 1956 y que son superados en el concepto de paisaje enunciado
en el convenio.
Podemos entender, por tanto, que este cambio de orientación hacia un entendimiento integral e integrador del
paisaje se va a desarrollar en paralelo desde las distintas miradas disciplinares que confluyen en el estudio del
paisaje; reflejándose la evolución de sus respectivos marcos normativos y de las políticas de gestión asociadas.
Desde el punto de vista de la perspectiva patrimonial, la evolución de la disciplina está marcada por los
documentos internacionales sobre patrimonio que, presentados bajo la bajo la forma de cartas, recomendaciones
o declaraciones, constituyen el corpus teórico que rige en la materia72.
A partir de dichos textos, se puede trazar la evolución de la teoría del patrimonio en lo relativo a la construcción
de la noción de paisaje y de su consideración como objeto de tutela. Para ello señalaremos aquellos documentos
que constituyen hitos en la reflexión sobre la dimensión paisajística de los bienes patrimoniales.
El primer documento internacional sobre patrimonio es la Carta de Atenas, resultado de la Primera Conferencia
Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, convocada por la Oficina Internacional de
Museos. Publicada en 1931 para concienciar a los gobiernos de la urgencia de la conservación y protección del
patrimonio histórico, no consiguió ser adoptada por todos los países, pero tuvo consecuencias de largo alcance,
sirviendo de base para la Carta de la Restauración italiana y otros documentos internacionales, como la Carta de
Venecia de 1964 y la Carta de Cracovia del año 2000.
Pero antes de llegar hasta la Carta de Atenas (Sociedad de las Naciones, 1931) es necesario destacar que el gran
salto conceptual que se produce en la disciplina patrimonial en el paso del siglo XIX al XX y que es asumido en
su texto, es la consideración de la dimensión social del patrimonio y la consecuente identificación del patrimonio
inmueble como contexto humano.
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sentido.
Por una parte, supone la superación de la consideración objetual de los monumentos históricos desplazando
la reflexión patrimonial hacia los conjuntos urbanos que, por primera vez, serán pensados como una totalidad
no reductible a la suma de sus monumentos aislados. Se inicia así la progresiva incorporación de la dimensión
espacial, perceptiva y territorial de los bienes patrimoniales.
Por otra, como indica el profesor Castillo Ruiz, la traslación de los valores del objeto que los materializa al sujeto
que los experimenta afirma la naturaleza del patrimonio como construcción sociocultural, de la que se deducen
gran parte de los presupuestos tutelares actuales como la instauración del interés público como legitimador de
la protección o el carácter democrático o universal de los valores patrimoniales75.La consideración del patrimonio
como manifestación de una determinada cultura o civilización sitúa al hombre en el centro de las políticas culturales
y de protección que están en la base de la definición de paisaje desarrollada en la Carta Europea.
En este contexto surge la Carta de Atenas donde, como principal aportación conceptual, se recoge por primera
vez, la defensa de los tejidos históricos a través de los conceptos de “respeto ambiental” y de la valoración de las
“arquitecturas menores” enunciados por el arquitecto y crítico italiano Gustavo Giovannoni.
Bajo la noción de ambiente establecida en el apartado VII de su texto en que la Conferencia recomienda […]
respetar, al construir edificios, el carácter y la fisonomía de la ciudad, especialmente en la cercanía de los
monumentos antiguos, donde el ambiente debe ser objeto de cuidado especial […] subyace una consideración
contextual de los hechos urbanos, como escenario, que genera una preocupación por el lenguaje de los centros
históricos. Hay que destacar que, aunque novedosa, la preocupación por el espacio público no responde a una
valoración en sí mismo, sino a su consideración como marco de los edificios monumentales.76
Se desarrollan así los primeros intentos por imponer un lenguaje en los tejidos históricos, mediante el control
del color, el mobiliario urbano, la contaminación visual y las perspectivas urbanas. La inserción de la arquitectura
contemporánea en los tejidos históricos será otro de los temas a debate77. Naciendo la noción de “patrimonio
histórico urbano” que se consolidará en la primera mitad del siglo XX. Los estudios urbanos del arquitecto vienés
Camillo Sitte, recogidos en su libro Construcción de ciudades según principios artísticos publicado en 1889, y las
aportaciones del italiano Gustavo Giovannoni en “Vecchie città ed edilizia nuova” (Turín, 1913), serán decisivas
para que se produzca este cambio de perspectiva.
Como consecuencia de la consideración del patrimonio inmueble como contexto físico de nuestra cultura o
civilización se produce, de manera sostenida durante la segunda mitad del siglo XX, una progresiva ampliación
de los tipos de bienes susceptibles de protección patrimonial que se refleja en la consideración otorgada al
patrimonio inmueble en las cartas y legislaciones internacionales, y, análogamente, en las diferentes normativas
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
El cambio de estatuto de patrimonio histórico a patrimonio cultural se traduce en un gran incremento de los bienes
que son objeto de consideración patrimonial, la universalización de la noción de patrimonio y de sus políticas de
protección y, por último, el crecimiento exponencial de su público.
Se trata de una triple extensión tipológica, cronológica y geográfica, que comienza con la incorporación de nuevas
tipologías de bienes, primero de naturaleza material y después de naturaleza inmaterial, que van a constituir
los denominados “patrimonios emergentes”. Además, se amplía el marco temporal para su adscripción, con el
perfeccionamiento de la arqueología y del proyecto memorial de las ciencias humanas, rebasando el límite de
la “era industrial” y avanzando hasta incorporar las realizaciones de la arquitectura industrial y las obras del
movimiento moderno.82
Por último, se expande el ámbito geográfico del origen de dichos bienes, con la consideración de “patrimonio
común” enunciada en la Carta de Venecia y la institucionalización de las políticas internacionales de protección
del patrimonio con la puesta en marcha del programa de Patrimonio Mundial en el marco de la Convección para
la protección del Patrimonio Mundial Natural y Cultural, celebrada en 1972 por la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que va a suponer la expansión mundial del sistema
de pensamiento y de los valores culturales occidentales en lo relativo a lo patrimonial.
Se inicia así un proceso que, derivado de la consideración contextual del patrimonio arquitectónico y de la
necesidad de integrarlo en el marco urbano o territorial en que se inserta, concluye con la sustitución del concepto
de patrimonio inmueble por el de paisaje cultural, convertido éste en el propio objeto de protección.
Desarrollado de manera paulatina a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, este proceso se articula mediante
el establecimiento de nuevas categorías que se incorporan al repertorio patrimonial a partir de su inclusión en
distintos textos internacionales.
En cuanto a la ampliación de la escala de los bienes, podemos distinguir dos etapas: la primera centrada en los
conjuntos históricos, ya sean urbanos o rurales, concluye con la definición del concepto de “ciudad histórica” en
la Carta de Washington, de 1987 y lleva asociada el perfeccionamiento de los instrumentos de intervención sobre
el patrimonio urbano; y la segunda tiene como puntos de inflexión la incorporación a la Directrices Prácticas para
la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial las nociones de “paisaje” e “itinerarios culturales” en 1992
y 2005 respectivamente.
En este sentido, podemos considerar que la Convención sobre la protección del patrimonio mundial y natural
de la UNESCO (1972) constituye un antecedente del concepto del Paisaje Cultural, al integrar bajo el paraguas
del “valor universal excepcional” los espacios culturales y naturales. Se trata de un texto innovador donde como
principales aportes conceptuales se equiparan, por primera vez, los valores culturales y naturales de los bienes,
se defiende la unidad de integración con el paisaje y se esboza como objetivo el desarrollo sostenible de la
comunidad, tal y como se recoge en su artículo 5 donde se insta a […] adoptar una política general encaminada
a atribuir al patrimonio cultural y natural una función en la vida colectiva.
Por su parte, la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico y otros documentos que la complementan como la
82 (CHOAY. F; 2007:190-191)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Esta etapa concluye con la definición del concepto de ciudad histórica en la Carta
Internacional para la Conservación de Ciudades y Áreas Urbanas Históricas.
Carta de Washington, ICOMOS 1987. Con ella se supera la visión fragmentaria y
jerárquica del conjunto histórico, convirtiendo en objeto de ordenación el ámbito
urbano y territorial global en que éste se inserta.86
Muy esclarecedora resulta la reflexión desarrollada por Alfredo Conti en el artículo
El espacio público como lugar y su importancia en las teorías de patrimonio (2008)
sobre los contenidos de la carta, de la que destaca la consideración, en calidad
de valor a proteger de la imagen de la ciudad y de su forma urbana definida por
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
la trama y el parcelario, de la relación entre los diversos espacios urbanos y el reconocimiento, por primera
vez, de componentes intangibles vinculados a la materialidad urbana a través de su referencia a la cita textual
[…]diversas vocaciones de la ciudad, adquiridas a lo largo de la historia […].
Inaugurando la segunda etapa y como referente más directo en la normativa internacional, el concepto de paisaje
cultural fue incorporado a las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial
en 1992 como bienes culturales que representan […] las obras conjuntas de bienes del hombre y la naturaleza
[…]ilustran la evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por
las limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas fuerzas sociales,
económicas y culturales, tanto externas como internas.87
Al hilo de lo anterior, la clasificación en tipos de paisajes desarrollada por Alfredo Conti en el citado artículo nos
permite establecer ciertos paralelismos entre los criterios de identificación y selección de los “tipos” y la teoría de
valores de los “monumentos históricos” desarrollada a lo largo del siglo XIX y XX. Se reconocen tres tipos básicos
de paisajes, establecidos en función del predominio de:
La dimensión estética que […] engloba a los paisajes construidos con una finalidad estética entre los que se
incluyen los parques y jardines […].88 En paralelo, esta escala “menor” del paisaje es reconocida por algunas
legislaciones de patrimonio, como la andaluza ley 16/1991 LPHA, bajo la categoría de “jardín histórico” asumida
en la actual ley 14/2007.
La dimensión cognoscitiva o documental. Engloba a los paisajes […] que surgieron a partir de una finalidad
precisa, testimonios de un orden económico, social o religioso y que han pasado por una evolución a través del
tiempo […].89 Es importante destacar que con esto se avanza en el reconocimiento del paisaje como proceso.
Se distinguen dos tipos de paisaje, diferenciados por su condición histórica o historial: los paisajes fósiles,
cuya evolución concluyó en un momento determinado de la narración histórica; y los que, instalados en la
historicidad se constituyen por aportes sucesivos, continuando su evolución hasta el presente y son portadores
de valores de contemporaneidad.
La dimensión simbólica. Categoría que engloba a los denominados […] paisajes asociativos en los que su
identidad patrimonial está dada por sus significados, generalmente históricos o religiosos […].90 Reconociendo
el papel de la componente intangible del paisaje.
En la construcción del paisaje como categoría cultural entran en juego un nuevo valor, el valor de identidad,
reclamado en todos los documentos internacionales que, entre 1975 y el año 2000, abordan la protección del
paisaje o del patrimonio vernáculo. Identidad que se asocia a la relatividad cultural formulada, a partir de la
reflexión sobre la autenticidad en la conservación del patrimonio cultural, en La Carta de Nara promulgada por
ICOMOS y la UNESCO en 1994.91
87 Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial. Ministerio de
Cultura consulta en red.
88 (Conti. A, 2008:21)
89 (Conti. A, 2008:21)
90 (2008,21)
91 (Castillo Ruiz J. 2003:70)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Definiendo el paisaje como […] la parte del territorio tal como es percibida por
las poblaciones, cuyo carácter es resultado de la acción de factores naturales
y/o humanos y de sus interrelaciones […] el texto de la Convención reconoce,
como principal aportación, valores93 objetivos y subjetivos del paisaje que van a
trascender a los planos operativos y tutelares.
El valor subjetivo, expresado con la frase “tal y como es percibida por las
poblaciones” introduce la componente perceptiva, no exclusivamente sensorial
sino también simbólica e identitaria, una nueva fenomenología que demanda la
participación de la población local en el desarrollo de los instrumentos de gestión
de dichos paisajes.
La gestión de la escala territorial del patrimonio, entendida como paisaje cultural,
exige la experimentación de nuevos instrumentos, que más allá de la tutela y
conservación tradicionalmente asociadas al paisaje y al patrimonio, dirijan los
procesos de transformación y de recualificación de lo nuevo, inherentes a la noción
de paisaje cultural. En respuesta a esta necesidad, las principales aportaciones
conceptuales a la materia a lo largo del siglo XXI han sido: el desarrollo de las
92 (LAMBERTINI. A, 2008:80)
93 Hasta la promulgación de la Carta Europea la concepción jurídica del
paisaje en las distintas y escasas legislaciones y/o normativas que le
hacían referencia, quedaba limitada a su dimensión objetiva, focalizando
las prácticas en la preservación de sus valores singulares: históricos,
estéticos y naturales. En opinión de Nuria Sanz el negativo de esta
selección era el no paisaje, sin ningún reconocimiento ante la ley.
Comentarios al texto de la Convención Europea del Paisaje Florencia 2000 en
cuaderno Repertorio de Textos Internacionales de Patrimonio Cultural. Junta
de Andalucía. Consejería de Cultura.2003
94 (2008:80)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Los itinerarios culturales incorporados a las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio
Mundial en 2005 surgen a partir de la inscripción del Camino de Santiago de Compostela en la lista de Patrimonio
Mundial. Constituyen, por su propia naturaleza dinámica y su funcionalidad histórica, la última secuencia en la
expansión en escala de los bienes patrimoniales, pudiendo afectar a distintas regiones, países e incluso continentes,
y de su complejidad por la diversidad tipológica de los bienes que agrupan incluyendo paisajes culturales.
El concepto paisaje histórico urbano, se institucionaliza en el Memorando de Viena, desarrollado el marco de una
reunión del Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO sobre patrimonio y arquitectura contemporánea de 2005.
En él subyace la lectura de la ciudad contemporánea como un sistema de relaciones complejo que concluye en
que la sostenibilidad de los tejidos históricos reside en su integración espacial, funcional y social en el conjunto
urbano.
Siendo éste el principal reto al que se enfrenta la gestión del patrimonio cultural contemporáneo: el de articular
instrumentos eficaces para el manejo de patrimonios en los que su autenticidad reside en su capacidad de
transformación.
Según la definición95 dada por el European Council of Spatial Planners - Conseil européen des urbanistes (ECSP-
CEU):
El urbanismo y la ordenación del territorio comprenden todas las actividades relacionadas con el desarrollo y
uso del suelo. Opera en todos los estratos sociales y en varios niveles espaciales interrelacionados –local, rural,
suburbano, urbano, metropolitano, regional, nacional e internacional. Se preocupa por la promoción, la guía, la
mejora y el control del desarrollo en un entorno físico constantemente en transformación, en interés del bien
común pero respetando los derechos del individuo.
Hace previsiones para el futuro, ayuda a reconciliar intereses en conflicto, proyecta el cambio físico y social,
facilita la evolución armónica de las comunidades e inicia la acción para una utilización óptima de los recursos. Es
tanto una actividad de gestión como una actividad creativa. Es un catalizador para conservación y el desarrollo
de la estructura y la forma, actual y futura, de las áreas urbanas y rurales. Contribuye a la creación del carácter
presente y futuro de la organización física, social y económica y a la calidad medioambiental.
95 Recogida la referencia del libro Las esquinas inteligentes, (Sánchez de Madariaga, 2008).
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[referencias]
Las políticas aplicadas históricamente al paisaje se han vinculado, hasta hace pocos años, a la intención de
protección y conservación de éstos, en general por reduccionismo del concepto a los valores naturales y a su
forma y figura. Esta simplificación se ha superado tras los términos consensuados por expertos y recogidos en
el Convenio Europeo del Paisaje (CEP), firmado ya en el año 2000 y de aplicación en España desde el año 2008,
tras su ratificación.
La tradición europea de estudios de paisaje y, por tanto, del desarrollo de trabajos aplicados es amplia y reconocida.
Las políticas activas desarrolladas en Francia, con una ley específica desde 1993, Gran Bretaña, con ley también
desde 1990, Países Bajos, con políticas aplicadas sobre paisaje desde hace décadas y desde 1992 basadas en la
Nota Landshap, y en Alemania, con amplia tradición de ordenación del territorio y con regulación específica en
temas ambientales y de paisaje desde 1975, son las que sirven de base de muchos de los desarrollos normativos
y estrategias que se han desarrollado en los últimos años en España.
En el estado de las autonomías en que se encuentra organizado el estado español, cada una de ellas aplica de
manera diferenciada las políticas y estrategias de carácter paisajístico, asemejándose de este modo más a la
tradición alemana, al ser este pías una organización federal que administrativamente se asemeja mejor a la
española que la tradición francesa que es un estado más centralizado.
Así mientras en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia se desarrolla una ley específica de paisaje, en el resto
de comunidades se marcan directrices y normas puntuales desde la planificación territorial, la urbanística o
desde los planes que ordenan o gestionan espacios naturales. En el caso de Andalucía, se ha determinado que la
aplicación de políticas de paisaje se haga de una manera transversal y mediante un documento, en este momento
en redacción, como es la Estrategia de Paisaje de Andalucía.
Alemania:
La normativa en materia de paisaje desarrollada en Alemania a partir de la Ley Federal de Protección de la
Naturaleza y Gestión del Paisaje, de 1976, introduce el concepto moderno de ordenación del paisaje. A partir de
esta ley, cada uno de los Länder que componen este estado federal desarrolla la propia con la misma estructura
y características, adaptándose a sus necesidades y variando la escala de aplicación96. Los objetivos generales
de esta ley se puede decir que priman la protección del ecosistema, y aunque hace mención a las cualidades
subjetivas del paisaje, se centra más en los elementos objetivables de éste. La política de paisaje no es la de
mayor rango de aplicación, por lo que los valores ambientales y de paisaje no prevalecen a priori sobre otros
aspectos.
96 (Askasibar, 1998)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Francia:
Una de las figuras fundamentales en la política de paisaje son los Atlas de Paisaje,
que a partir de del estudio de tres elementos que consideran fundamentales para
el conocimiento veraz de un paisaje. La estructura del paisaje, conformada por
los elementos materiales del territorio y sus relaciones, que permite identificar
las unidades de paisaje que la conforman. Una vez identificadas éstas, se analiza
el cómo las percibe la población según cuatro tipos de percepción: paisajes
reconocidos, representados, destacados y percibidos. Tras este análisis, se refleja
en el Atlas la dinámica de ese paisaje, su evolución, su tendencia, reconociendo
su vocación de transformación.
Gran Bretaña:
La experiencia británica en lo relativo a la regulación del paisaje también es larga y
aunque administrativamente diferenciada entre Inglaterra, Escocia y Gales similar
en objetivos y resultados. En Inglaterra, en 1943 se crea el Ministry of Town and
Country Planning y en 1947 se publica la Town and Country Planning Act que
revolucionará toda el sistema de planificación que junto con las sucesivas sobre
temas más puntuales como ubicación de industrias, parques y acceso a zonas
rurales, y desarrollos urbanos conseguirán que la legislación recoja todas las
inquietudes que tenía la sociedad de ese tiempo frente a los cambios rápidos que
se estaban dando consecuencia de una industrialización ya muy consolidada.
A principio de los años noventa del siglo XX, la Countryside Commission inicia un
programa, el Countryside Character Programme, para caracterizar el entorno rural
y establecer los elementos a proteger y mejorar del paisaje de esos entornos, que
eran los identitarios de la población de las islas. Este programa une las comisiones
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
administrativas que se dedicaban a la gestión de lo rural, lo natural y lo patrimonial, fruto de esa colaboración
surge el Character of England Map. En paralelo, en Escocia y en Gales se desarrollan experiencias parecidas.
Finalmente, esta caracterización y su sintetización en el mapa generan una herramienta de gestión a las distintas
administraciones que van complementando la información y obtienen datos para analizar las propuestas de
planificación de territorios menores.
En el año 2003 se desarrolló un proyecto que analiza la posible evolución de los paisajes hasta 2020, teniendo en
cuenta las dinámicas actuales que se dan sobre esos territorios y desde el año 2006, la Countryside Commission
asesora directamente al Gobierno en lo referente al paisaje y todo lo relativo a dinámicas que afectan al entorno
rural98.
Países Bajos:
La norma fundamental que ordena las políticas de paisaje en este país es el Memorándum del Paisaje (Nota
Landshap) de 1992, aunque ya desde principio del siglo XX existía una tendencia conservacionista en los que
los términos paisaje y conservación de la naturaleza se entremezclaban con sutiles matices. En los documentos
que desarrollan la planificación del territorio a partir de las inundaciones que sufre el país a mediados del siglo
XX, se introducen también planes de paisaje aunque con una incidencia sobre todo en el mundo rural y agrario,
y ya en 1977 se introducen especificaciones concretas sobre paisaje en el tercer Memorándum sobre ordenación
territorial.
La aspiración fundamental de la regulación es conseguir paisajes de calidad, tanto natural como cultural, así
como para los usuarios y perceptiva, aunque las determinaciones que se hacen para conseguirla no vagos y las
interpretaciones que se han hecho a lo largo de los años han sido dispares, desarrollándose proyectos de muy
diverso carácter.
Suiza:
El modelo se basa en la Ley federal, de 1 de junio de 1966, de protección de la naturaleza y el paisaje que en su
primer artículo establece los objetivos de la ley99:
Cuidar del aspecto característico del paisaje y de las localidades, los lugares que evocan el pasado, así como las
curiosidades naturales y los monumentos del país.
Apoyar a los cantones en el cumplimiento de su tarea en materia de protección de la naturaleza y del paisaje.
Apoyar los esfuerzos de las asociaciones para la protección de la naturaleza.
Proteger la flora y fauna autóctonas.
Para proteger los elementos que determinen de interés, la ley remite a inventarios de distintos niveles en función
de la importancia nacional, cantonal o local, marcando la responsabilidad en cada caso para su protección, así
como la financiación que se debe destinar para esa protección.
98 (Swanwick, 2009)
99 (Hervás Más, 2009)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Las políticas suizas de protección del paisaje, aun estando regladas de este
modo desde mitad de los años sesenta del siglo XX, comenzaron a aplicarse en
la manera en que este país creo su identidad nacional a través del propio paisaje,
de manera que Suiza al ser una Confederación de distintas lenguas y etnias usa
el paisaje como elemento de unión entre ellas, en un primer momento, para
posteriormente defenderlo como elemento de diferenciación con el resto de países
que la rodeaban. Ya en 1906 se declaraba una ley que prohibía la disminución de
la superficie de bosque, lo que refleja la defensa a un paisaje identitario y al que
no se le permite cambiar100.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Tradicionalmente la legislación española que ha contemplado el paisaje ha estado vinculada muy directamente
con cuestiones medioambientales y desde un punto de vista estático y conservacionista, aunque la concepción
patrimonial del paisaje también se hace patente en el marco normativo español, donde las competencias
paisajísticas y territoriales recaen desde la Constitución de 1978 en la Comunidades Autónomas. Esta
consideración es extensible a otras políticas sectoriales como la ordenación del territorio o las medio ambientales
que van a incorporar la protección de determinados paisajes singulares mediante el desarrollo de herramientas
de inventariado, categorización y clasificación similares a las de las distintas legislaciones patrimoniales. En
este sentido, es muy significativa la referencia explícita al paisaje que se hace en el Estatuto de Autonomía de
Andalucía, donde se establece que la comunidad autónoma ejercerá sus poderes para: la protección y el realce
del paisaje y del patrimonio histórico de Andalucía.
Este enfoque tutelar no será superado hasta el enunciado del CEP en el año 2000, como se pone de manifiesto
en la Recomendación CM/Rec (2008)3 del Comité de Ministros a los Estados miembro sobre las orientaciones
para la aplicación del Convenio Europeo del Paisaje donde se señala expresamente la diferenciación entre el
concepto de paisaje enunciado en el convenio y la concepción patrimonial desarrollada en anteriores documentos
internacionales de protección y tutela.
Ya en el ámbito español, desde la aprobación del CEP por el Consejo de Europa en 2004102, se han multiplicado
las referencias al paisaje en los textos normativos y en los planes de ordenación del territorio y urbanísticos
desarrollados por las distintas Comunidades Autónomas. Sin embargo no todas han incorporado su perspectiva
holística del paisaje, debido, entre otras cosas, a la reciente ratificación de esta convención en España y su
entrada en vigor, a partir de marzo de 2008103.
La actual Ley del Suelo (R.D.L 2/2008, de 20 de junio) constituye un claro ejemplo de la dificultad de asumir
este cambio de orientación. Publicada después de la firma del Convenio Europeo del Paisaje, hace una referencia
conjunta a la protección del patrimonio cultural y del paisaje recogida en su artículo segundo (Art.2) “Principio de
desarrollo territorial y urbano sostenible” centrándose en la protección visual de los lugares con valor escénico.
Postulados que ya aparecían en la Ley del Suelo de 1956 y que son superados en el concepto de paisaje enunciado
en el convenio104.
Podemos entender, por tanto, que este cambio de orientación hacia un entendimiento integral e integrador del
paisaje se va a desarrollar en paralelo desde las distintas miradas disciplinares que confluyen en el estudio del
paisaje; reflejándose la evolución de sus respectivos marcos normativos y de las políticas de gestión asociadas.
102 La firma del CEP se realizó en Florencia en el año 2000 pero no es hasta la ratificación por al menos
diez países de los firmantes, por lo que el Tratado no entra en vigor hasta el 1 de marzo de 2004.
103 Fanfani, D; Matarán Ruiz, A. Opinión citada en el artículo “ La aplicación del Convenio Europeo del
Paisaje en España e Italia: Un análisis crítico de los casos andaluz y toscano” publicado en la revista
electrónica e-rph en junio 2010 [ <http://www.revistadepatrimonio.es/revistas/numero6/gestion/estudios/
articulo.php> ], [consulta: 14/10/ 2010]
104 (Fanfani.d; Matarán Ruiz.a, 2010).
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Cataluña:
Esta ley regula las actuaciones vinculadas con la planificación territorial, como son
los catálogos, las directrices y los estudios de impacto e integración paisajística
que ya se han desarrollado de manera práctica, teniendo en cuenta que están
encadenados unos a otros en su sucesión en la redacción y aún no se ha alcanzado
la totalidad del territorio. Los estudios de impacto, por su parte, son obligatorios
para una serie de acciones sobre el territorio que se detallan en el Reglamento que
desarrolla la ley y que se aprobó en 2006.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Galicia:
La Ley 7/2008 de protección del paisaje de Galicia tiene como base las dos leyes anteriormente citadas y
predecesoras en el ámbito español, aunque la influencia catalana es mucho mayor quizás también debido a que
esta ley se centra exclusivamente en el paisaje y no regula también la ordenación del territorio, como ocurre
en la valenciana. El desarrollo normativo es parecido y los instrumentos que se plantean son los catálogos, las
directrices, los estudios de impacto e integración paisajística y, como novedad, los planes de acción del paisaje
en áreas protegidas.
Esta ley introduce toda la instrumentación necesaria para conseguir los objetivos marcados por el CEP de proteger,
gestionar y ordenar además de facilitar y fomentar la participación pública. Con anterioridad a esta ley, se había
aprobado en el año 2002 la legislación específica de urbanismo con un reconocimiento al medio rural de tanto
protagonismo en tierras gallegas y con problemáticas muy diferentes a las que se dan en los centros urbanos,
que en este territorio se estaba constatando una pérdida clara de calidad en los paisajes del medio rural por la
introducción de dinámicas urbanas de colonización y pérdida de carácter.
Otras:
El resto de comunidades autonómicas no cuentan en la actualidad con una legislación específica de paisaje, ya
sea porque recogen la protección, gestión y ordenación de los paisajes en su planificación territorial y urbanística,
es el caso del País Vasco, La Rioja, Aragón, Navarra y Murcia, lo incluyen en su planificación ambiental, como en
Cantabria y el Principado de Asturias, y otras simplemente introducen consideraciones paisajísticas en algunos
puntuales documentos como en la Comunidad de Madrid y en Extremadura.
La consideración al paisaje, sin embargo, ya está recogida en los Estatutos de Autonomía que se han redactado en
los últimos años, y la tendencia al reconocimiento de lo recomendado por el CEP es positiva, estando en marcha
muchas iniciativas para la inclusión del paisaje en las políticas territoriales y sectoriales con afección directa a su
calidad.
Actualmente está redactándose a Estrategia de Paisaje de Andalucía (EPA), cuyo objetivo principal es dotar a
todas las políticas con incidencia en el paisaje de unos principios rectores, objetivos, líneas de actuación y medidas
concretas para su inclusión en sus políticas de modo que el paisaje sea un elemento de política transversal en
todas las acciones de la política andaluza, siendo una posibilidad para el futura la redacción de una legislación
específica de paisaje. Como principios rectores se plantean la gobernanza, la sostenibilidad y la subsidiariedad.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Las políticas que desde la creación del Estado de las Autonomías han tenido en
Andalucía una mayor preocupación y consideración por el paisaje han sido, como
tradicionalmente se da en el resto del mundo, la ambiental y la patrimonial. En
Andalucía, la nueva ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico
de Andalucía conforma junto a la vigente ley 16/1985 del Patrimonio Histórico
Español el marco normativo andaluz en materia de patrimonio histórico.
Con la anterior LPHA ley 1/1991 Andalucía fue una de las primeras comunidades
autónomas en dotarse de una legislación propia en materia de patrimonio histórico.
Las tipologías de protección propuestas en la ley 1/1991 daban respuesta a la
paulatina ampliación tipológica de los bienes susceptibles de protección patrimonial
acontecida a lo largo del último cuarto del siglo XX, atendiendo a la identificación de
patrimonios específicos y a la incorporación de su dimensión territorial articulada
a través de las sucesivas cartas y textos internacionales.
Sin embargo, con las tipologías de protección con rango territorial establecidas en
ley 1/1991 - Conjunto Histórico, Jardín Histórico y Sitio Histórico para los bienes
catalogados como de Interés Cultural (BIC) y el Lugar de Interés Etnológico para
los bienes inscritos con categoría específica – no se proporcionaba un marco legal
adecuado para la protección integral de los paisajes culturales, interpretados de
manera parcial a través de estas tipologías que reconocían algunos de sus valores
patrimoniales pero no la indisolubilidad de su vínculo.
La ley 14/2007 LPHA profundiza en la doctrina italiana de los bienes culturales
que orienta sus contenidos, a partir del entendimiento de los hechos de naturaleza
patrimonial como testimonios de nuestra civilización105.
Con carácter general, el texto de la nueva ley persigue simplificar los procedimientos
de catalogación de los bienes para hacer extensible la protección a un mayor numero
número de tipologías y de elementos patrimoniales, dando respuesta a las nuevas
dinámicas sociales en la apreciación de lo patrimonial, mediante la introducción de
las nuevas figuras de Lugar de Interés Industrial y Zona Patrimonial. Además, se
persigue una mayor coordinación con la legislación urbanista y sus instrumentos
de ordenación del territorio.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
En lo relativo a la consideración del paisaje debemos destacar que pese a que las dos nuevas tipologías de
BIC establecidas - Lugar de Interés Industrial y Zona Patrimonial - presentan una fuerte dimensión territorial,
especialmente la Zona Patrimonial donde el territorio es el soporte que articula a bienes de distinta naturaleza
y cronología, con la redacción de esta ley se pierde la oportunidad de incorporar la noción de paisaje cultural
como tipología de clasificación. Generándose una cierta indeterminación respecto a un término cuyo uso se
había generalizado tras la de la Carta Europea del Paisaje en el año 2000, incluso desde la propia administración
cultural106.
En la definición desarrollada en el artículo 26 ley, se describen como zonas patrimoniales […] aquellos territorios
o espacios que constituyen un conjunto patrimonial, diverso y complementario, integrado por bienes diacrónicos
representativos de la evolución humana, que poseen valor de uso y disfrute para la colectividad y, en su caso,
valores paisajísticos y ambientales.
Con el reconocimiento explícito de que el valor patrimonial es unitario y de que reside en la indisolubilidad del
paisaje como principales aportaciones, esta tipología da respuesta a las necesidades de protección de amplias
zonas de la comunidad autónoma donde la interacción entre el hombre y el territorio han generado paisajes
culturales, que eran difícilmente reconocibles en las tipologías establecidas por la legislación anterior.
Dada la extensión, la diversidad de los bienes que pueden integrar y la posible existencia de valores ambientales
y paisajísticos de las Zonas Patrimoniales se plantea la figura del Parque Cultural (art.81), como un órgano de
gestión propio que integra las distintas Administraciones y sectores afectados por la declaración e implicados en
su protección. Contemplándose la obligatoriedad de redactar un Plan Director para el mismo.
Las Zonas Patrimoniales se integran junto con los Conjuntos y otro tipo de enclaves abiertos al público en la Red
de Espacios Culturales de Andalucía, creado por la ley 14/2007 y desarrollado en el artículo 83 del Capítulo IV,
como un sistema integrado y unitario que permite mejorar las herramientas de gestión y el funcionamiento de
los distintos espacios culturales que lo integran, mediante el desarrollo reglamentario de este órgano rector de
orden superior.
Otro aportación a destacar de la nueva ley 14/2007 del Patrimonio Histórico de Andalucía es que persigue una
mayor coordinación con la legislación urbanística y medio ambiental andaluza, especialmente con la nueva Ley
de Ordenación urbanística de Andalucía LOUA ley 7/2002. Entendiendo que la protección del patrimonio en su
contexto territorial solo puede abordarse desde el planeamiento, por lo que regula sus contenidos de protección
y el proceso de informe de los mismos107, incrementando la seguridad jurídica de los bienes declarados.
Como ejemplo, el planeamiento especial de protección es la herramienta urbanística que se propone para garantizar
la salvaguarda de los valores patrimoniales de la ciudad histórica tanto en la Ley 16/1985 del Patrimonio
106 A este respecto se recoge la aclaración que, sobre el sentido con que las administraciones públicas
emplean el término paisaje cultural, se hace en la publicación Paisaje y Patrimonio cultural en Andalucía.
Tiempo, usos e imágenes: […] Sin embargo, cuando desde las administraciones públicas se hace referencia
a dicho concepto, el objetivo es destacar a través de esta denominación aquellos paisajes en los que los
valores culturales (sean estos históricos, patrimoniales, inmateriales, etcétera)destacan en el conjunto,
fundamentan su singularidad y, derivado de todo ello, son objeto de una gestión específica.
107 (López Reche, 2008)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
declarados Monumentos, Jardines Históricos, Zonas arqueológicas, los que están comprendidos en sus entornos
o en los ámbitos territoriales vinculados a una actividades de interés etnológico (art.40).110
Con la delegación de competencias, que exige como novedad la creación de una Comisión Técnica municipal
multidisciplinar que informe de las actuaciones a autorizar, se persigue optimizar las políticas culturales,
incrementando la responsabilidad de los municipios en la tutela de su patrimonio cultural.
La consideración por parte de organismos internacionales de las características especiales del territorio litoral
se ponen de manifiesto en la aprobación en 1981 de la Carta Europea del Litoral y los posteriores documentos
estratégicos que han planteado políticas a ese nivel y el desarrollo normativo en los distintos países.
El caso de Francia es paradigmático por regular la protección y ordenación de las políticas en ese territorio
mediante una ley para la planificación, la protección y la puesta en valor del Litoral, la ley Litoral, desde 1986,
aunque ya desde 1975 había creado un organismo de tutela y vigilancia de estos territorios, el Conservatoire de
l'espace littoral et des rivages lacustres.
La política francesa en esos territorios se centra en la adquisición de terrenos de importante valor ambiental por
parte de este organismo, tanto en el litoral marítimo como en los territorios interiores de lagos así como en los
territorios de ultramar. Mientras la propiedad de los terrenos pasa completamente a este organismo, la gestión se
planifica con la intervención de otros agentes, como regiones, departamentos, municipios o sindicatos.
La política de planificación sobre territorios en el litoral en España tiene ejemplos en Cataluña, con su Plan
Director Urbanístico del Sistema Costero, en Galicia con su Plan de Ordenación del Litoral como primer documento
de planificación territorial con aplicación directa de su legislación en paisaje, y las planificaciones territoriales en
las Islas Baleares; es aquí donde vamos a destacar el Plan Territorial de Menorca.
El Plan Territorial Insular de Menorca (PTI) se aprueba en 2003, muy poco tiempo después de la firma del Convenio
del Paisaje y cuando aun no se habían articulado políticas activas que recogieran sus principios, pero el PTI toma
de referencia los ejemplos de la Countryside Commission inglesa y las Cartes paysagères francesas, estableciendo
el paisaje como una figura central en las fases de análisis y de diagnóstico, así como en la propuesta de modelo
de planificación. Este protagonismo fue principalmente fruto de unas prospecciones previas a la redacción donde
se estableció la importancia del paisaje para la población, la conciencia que de él tenían, así como del interés
particular de los integrantes del equipo redactor y de la consideración de que el paisaje de la isla era un elemento
identitario y patrimonial muy importante.
Las propuestas del PIT con mayor incidencia positiva en el paisaje han sido el establecimiento de un modelo
de crecimiento residencial y turístico, las de infraestructura viaria y movilidad, y las que limitan la edificación
dispersa en el medio rural. Además realizan propuestas específicas y más concretas que fomentan el acceso al
paisaje, con planes de recuperación de caminos y recorridos históricos, una mayor divulgación con la creación de
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Las DRLA pretendían crear un marco común para la aplicación de las políticas
sectoriales que afectaban al litoral, hacer una valoración de sus características
fisiográficas, una estructuración flexible de su normativa a incorporar, o tener
en cuenta, tanto en el planeamiento urbanístico como en otras políticas como
las infraestructuras, turismo, aprovechamiento de recursos naturales, y el
reconocimiento de las dificultades de gestión y seguimiento de este territorio
complejo por la organización jurídico-administrativa que está afectada. En lo
referido al paisaje, el artículo 11 prevé, posiblemente, las directrices más importan-
tes en orden a proteger el carácter público, en su uso, de la zona marítimo-terrestre
así como la regeneración y protección del paisaje de esta zona, para lo cual los
planes urbanísticos deberán contener las medidas que resulten necesarias para
ello, estableciéndose los plazos y recomendaciones en los artículos sucesivos.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Tras la aprobación del POTA, en 2006, y la redacción de los planes subregionales litorales, se establecen criterios
específicos para a protección, gestión y ordenación del paisaje del litoral desde un documento de planificación
territorial que han de incorporar los planes urbanísticos municipales. En general, las determinaciones para
aumentar la calidad paisajística y su valorización pasan por la protección y por adopción de medidas que impidan
acciones que lo deterioren, faltando una planificación en positivo de medidas específicas de regeneración al no
establecer, generalmente, partidas financieras para ello por lo que acaban siendo recomendaciones.
La creación del Centro de Estudios Paisaje y Territorio, en 2005, dependiente de la Junta de Andalucía y de las
Universidades públicas andaluzas, así como el Laboratorio del Paisaje Cultural en 2006, dependiente del Instituto
Andaluz de Patrimonio Historio (IAPH) y de la Consejería de Cultura, ha supuesto la proliferación en Andalucía
de estudios e investigaciones y su divulgación y fomento. Cabe destacar el proyecto de “Guía del paisaje cultural
de la Ensenada de Bolonia” (2004), realizada por el IAPH. Este documento incorpora al análisis y diagnóstico
del ámbito un ambicioso conjunto de propuestas proyectuales que agrupadas en cinco categorías: recursos
culturales, protección y mejora del medio físico, modernización de infraestructuras, planificación territorial y
adecuación de actividades económicas, persiguen “mantener los valores del lugar y mejorar la calidad de vida
de sus habitantes”112. La Guía se convierte, así, en un instrumento de gestión y planificación territorial, y en un
referente metodológico para el análisis territorial del patrimonio cultural.
A partir de las estrategias propuestas en la Guía se redacta un proyecto de actuación paisajística que desarrolla
una serie de acciones esbozadas en la Guía (Red de itinerarios, plan de acciones en Baelo Claudia y proyecto
de paisaje en el borde costero) y cuyo “objetivo fundamental es la integración del patrimonio natural y cultural
de este entorno privilegiado mediante la mejora de las condiciones paisajísticas de la ciudad romana de Baelo
Claudia y otros elementos del patrimonio cultural de la zona”113, promovido y financiado por el Ministerio de Medio
Ambiente a través del Instituto de Patrimonio Cultural Español está actualmente en ejecución.
112 Extraído del artículo “Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia, Cádiz” (Fernández
Baca, Fernández Cacho, Castellano Bravo, García de Casasola Gómez, Rey Pérez, & Villalobos Gómez, 2007)
113 Extraído de la página web del IAPH, (fecha de entrada 16 marzo de 2011)
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Miradas al paisaje
Dinámicas y formas del paisaje
[mundo]
[hombre]
[hoy]
Metodología de la investigación
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[mundo]
Las dinámicas que se consideran como generadoras de paisaje en esta investigación se agrupan en tres grandes
conjuntos: las del tipo geológico, que se detallan a continuación, las de tipo histórico, debidas a la acción continuada
del hombre sobre el territorio y que se detallarán en los puntos siguientes, y las de tipo político, debidas a la
legislación y la aplicación y gestión del territorio por parte de la administración.
A los efectos que ocupan a este trabajo, se realiza una breve descripción de los conceptos conformadores de la
geología del ámbito de estudio, en particular de aquellos con notables repercusiones paisajísticas. Los fundamentos
teóricos en lo que sigue han sido extraídos de Vera, J.A. Geología de Andalucía, en Enseñanzas de las Ciencias
de la Tierra, 1994, donde también detalla los numerosos los autores que se han dedicado a estudiar e investigar
el origen y desarrollo de la geología andaluza (Julivert, 1983; Junta de Andalucía, 1985; Fontboté, 1986; Vera,
1986, 1988; Martín - Algarra, 1987; Dallmeyer y Martínez - García, 1990; Sanz de Galdeano y Vera, 1991, 1992,
Martín - Algarra et al., 1992).
La unidad geológica de la Depresión Neógena del Guadalquivir ocupa la parte occidental del área de estudio,
mientras que la unidad de las Cordilleras Béticas ocupa la parte oriental, actuando como frontera entre ambas los
relieves fluviales del Guadalquivir (terrazas de la margen izquierda). La unidad geológica del Macizo Hespérico
ocupa el borde noroccidental del área de estudio, coincidiendo con las últimas estribaciones de la unidad
morfológica de Sierra Morena.
Los cambios paleogeográficos más significativos del área geográfica que actualmente ocupa Andalucía ocurrieron
desde el Mioceno inferior al inicio del Mioceno superior. Durante los 185 millones de años anteriores, estos es,
desde el inicio del Jurásico (210 Ma) hasta el Mioceno basal (hace 25 Ma), la línea de costas estuvo en el borde
sur del macizo hercínico y el mar ocupó el resto. En este intervalo de tiempo (Mioceno inferior hasta el inicio del
Mioceno superior) tuvieron lugar la colisión continental, la formación de las Cordilleras Béticas como una cadena
montañosa emergida y la individualización de las depresiones neógenas, lo que implican notables y constante
cambios de la línea de costa.
Depresión Neógena del Guadalquivir
Se trata de un área que quedó "deprimida" después de la orogenia alpina (colisión entre las Zonas Internas y
las Zonas Externas) que ocurrió durante el Mioceno medio. Este área subsidente se rellenó por sedimentos del
Mioceno superior, Plioceno y, más localmente, Pleistoceno producto de la erosión de los nuevos relieves.
La depresión neógena del Guadalquivir se sitúa entre el macizo hercínico de la Meseta y el borde septentrional
de las Cordilleras Béticas. Se trata de una cuenca de antepaís, que se superpone al surco frontal que existiría al
norte de la cordillera a la vez que se iba formando. Tiene una marcada asimetría ya que el borde norte (macizo
hercínico) es tectónicamente inactivo mientras que el borde sur sería activo, lo que trae como consecuencia
que junto a este borde activo se depositan en importantes volúmenes de olistostromas formados por masas
(olistolitos) de procedencia bética en el seno de materiales del Mioceno. La mitad norte de la Depresión del
Guadalquivir corresponde a afloramientos del Mioceno superior y Plioceno sin olistostromas.
Actualmente, la planicie marismeña ocupa la zona central de la cubeta sedimentaria, dejando paso a formas
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Las Zonas Externas: Afloran en la parte más septentrional de las Cordilleras Béticas
en una banda alargada según la dirección WSW-ENE y con una anchura media de
80-100 km. Constituyen la cobertera sedimentaria del margen sudibérico, plegada
y despegada de su zócalo.
Las Zonas Internas: Afloran en la parte más meridional de las Cordilleras Béticas
y dentro de ella se reconocen varias unidades geológicas de rango mayor. En
primer lugar se diferencian tres complejos (Nevado- Filábride, Alpujárride y
Maláguide) que constituyen tres conjuntos de mantos de corrimiento apilados,
estando enumerados desde el tectónicamente más bajo al más alto. Los tres
complejos corresponden a fragmentos del microcontinente que originariamente
ocuparía posiciones más orientales (Subplaca Mesomediterránea o Subplaca de
Alborán). A los efectos de la descripción, se incluyen en las Zonas Internas a las
"Unidades del Campo de Gibraltar" aunque su atribución es discutible, ya que en
realidad corresponden a los depósitos en las cuencas profundas, con substrato
de corteza oceánica (o continental parcialmente oceanizada) que rodeaban a la
Subplaca Mesomediterránea y, por tanto, tienen entidad propia.
Las Unidades del Campo de Gibraltar toman su nombre por el hecho de aflorar
extensamente en la mitad meridional de la provincia de Cádiz, aunque se prolonga
hacia el este con afloramientos progresivamente más reducidos, localizados entre
las Zonas Internas y las Zonas Externas. Comprende materiales del Cretácico,
Paleógeno y, especialmente, del Mioceno inferior. Corresponden a los depósitos
de los surcos profundos localizados entre el margen sudibérico y la Subplaca
Mesomediterránea, y entre esta última y el margen continental norteafricano en
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
el denominado surco de los "flyschs" norteafricanos. Litológicamente destacan las margas con intercalaciones
de turbiditas (calcáreas y terrígenas) alcanzado el máximo desarrollo de los depósitos de turbiditas terrígenas
en el Mioceno inferior, por lo que se tienen los mayores espesores en dichos términos. Estos materiales fueron
desenraizados durante la etapa de colisión continental de manera que fueron expulsados de su posición originaria
desplazándose hacia el oeste solidariamente con la Subplaca Mesomediterránea.
Macizo Hespérico
El conjunto del macizo hespérico se deformó en la orogenia hercínica, durante el Carbonífero, con varias fases
superpuestas, y emergió constituyendo a partir de entonces un continente sometido a denudación y erosión, que
fue el área fuente de los materiales depositados en los márgenes continentales o áreas subsidentes adyacentes,
individualizados al inicio de Mesozoico.
En Andalucía aflora la parte más meridional de este macizo, el cual se extiende, por el norte, hasta las costas
gallegas y asturianas. La alineación estructural dominante en este dominio hercínico es la NW-SE y paralelamente
a ella, clásicamente, se diferencian varias unidades (zonas) de las cuales tres están parcialmente representadas
en Andalucía (Zona Centroibérica, Zona de Ossa-Morena y Zona Surportuguesa). La tercera de ellas se considera
como de "zonas externas" del mismo macizo y en ellas afloran los materiales del Paleozoico superior, con escasas
rocas plutónicas y con un metamorfismo inexistente o de muy bajo grado.
La Zona Surportuguesa representada en la parte más occidental, en la provincia de Huelva, muestra un conjunto
inferior (Devónico-Carbonífero inferior) formado por pizarras y cuarcitas con un complejo vulcano-sedimentario
cerca del techo y un conjunto superior (Carbonifero medio) formados por lutitas y areniscas turbiditicas (facies
Culm). Dentro de esta zona se localiza la denominada "faja pirítica" que corresponde a una parte del afloramiento
del complejo vulcano-sedimentario en el que se localizan importantes reservas de pirita que han sido objeto
de explotaciones masivas. Se conocen más de 75 masas mineralizadas en esta faja, entre ellas las conocidas:
Aznalcóllar, Rio Tinto, Sotiel y Tharsis.
Esta unidad geológica asoma por el noroeste del ámbito de estudio, a través de las estribaciones de su zona
Surportuguesa, que junto al piedemonte de Sierra Morena, constituyó el borde continental, antes de la colisión
con la subplaca mesomediterránea. Correspondiente a una unidad tectónicamente inactiva, presenta un relieve
erosionado de pendientes medias y valles incididos por la actividad fluvial, a base de materiales pizarrosos,
cuarcitas, lutitas y areniscas turbidíticas.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[implicaciones paisajísticas]
A efectos paisajísticos, y considerando que las unidades dominantes en el ámbito
son las depresiones neógenas y las cordilleras béticas, se consideran dos grandes
mitades dentro del área de estudio. Tomando como eje el cauce del Guadalquivir,
la zona occidental del ámbito aparece preferentemente dominada por la
depresión neógena del río (secundariamente aparecen paisajes de componente
piedemonte), mientras la zona oriental, de mayor diversidad geológica, se
encuentra mayoritariamente controlada por los relieves béticos.
Zona occidental (Depresión neógena del Guadalquivir).
Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos
paisajísticos coincidentes con esta unidad son: Litoral Occidental Onubense,
Campo de Tejeda, Condado – Aljarafe, Dunas y Arenales Costeros de Doñana,
Arenales, Marismas y Vega del Guadalquivir.
- Enfoque físico:
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- Enfoque cultural:
Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos paisajísticos coincidentes con
esta unidad son: Litoral Occidental Onubense, Campo de Tejeda, Condado – Aljarafe, Dunas y Arenales Costeros
de Doñana, Arenales, Marismas y Vega del Guadalquivir.
Intensa modificación de las zonas secas de la unidad (glacis, terrazas fluviales) a través de la actividad forestal
(Arenales, Condado), y agrícola (Litoral Occidental Onubense, Condado – Aljarafe, Vega del Guadalquivir, Campo
de Tejeda).
Modificación menor en el caso de las zonas inundables o encharcadizas, aun considerando la desecación de
marismas y lagunas (Litoral Occidental Onubense, Marismas, Dunas y Arenales Costeros de Doñana).
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Arenas, arcillas, limos, en las zonas llanas (marismas y playas), dan paso a lugar
a calizas nodulosas, margas silíceas y margocalizas (subbético medio), y margas
turbidíticas (flysch), predominando por tanto las texturas finas, acompañadas del
grano grueso en las formaciones rocosas de las crestas litorales.
La discontinuidad y la variedad es la tónica general del relieve, reforzada por
la acción dinamizadora del agua que, como en el caso anterior, actúa en zona
continental y costera, ya sea mediante la inundación interior o la formación de
nuevos relieves terrestres costeros. La mayor variabilidad del régimen de vientos
de esta zona oriental, contribuye adicionalmente a diversificar el paisaje, ya sea a
través de la denudación de las tierras emergidas, como de la formación de nuevos
relieves costeros (playas, dunas, lagunas, flechas, etc.)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
dificultad de acceso a las vistas es una variable importante a tener en cuenta para la valoración de su fragilidad
paisajística.
- Enfoque cultural:
Intensa modificación de las lomas y pendientes medias del sector oriental a través de la actividad agrícola (Los
Alcores (olitostroma), la Campiña de Jerez – Arcos (olitostroma y subbético medio), la Campiña de Medina (Flysch
del Campo de Gibraltar), y el Litoral del Estrecho (Flysch del Campo de Gibraltar)), a través de la actividad
agropecuaria (Campiña de Medina y Campo de Gibraltar (Flysch del Campo de Gibraltar)), y a través de la
actividad forestal, y la actividad turística costera (Litoral del Estrecho (Flysch del Campo de Gibraltar)).
Modificación menor en el caso de las zonas inundables o encharcadizas, aun considerando la desecación de
marismas y lagunas (Bahía de Cádiz (Depresiones neógenas)). No obstante, estas zonas han sido ocupadas
parcialmente y acorraladas por el crecimiento urbanístico en torno a los núcleos urbanos y la industria turística.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[hombre]
Andalucía un territorio fuertemente antropizado cuyo paisaje, tal y como lo entendemos en esta investigación, es
fruto de las transformaciones realizadas por los distintos grupos humanos que lo han habitado y han explotado
sus recursos a lo largo de la historia. Las huellas dejadas por estas sociedades en su interacción con el medio
natural constituyen trazas culturales, memoria social del territorio, que lo cualifican y caracterizan desde el punto
de vista cultural y patrimonial.
Procesos de distinta naturaleza y con diferente recorrido histórico que han participado en la construcción del
litoral atlántico andaluz como entidad territorial con una identidad propia y diferenciada.
El reconocimiento de las especificidades históricas del territorio adquiere, por tanto, una gran importancia en
la identificación, delimitación y categorización del ámbito definido en la investigación como litoral atlántico
andaluz.
Se parte del reconocimiento de la triple dimensión del paisaje recogida en la Recomendación (95)9 relativa a la
conservación de los sitios culturales integrada en las políticas de paisaje para establecer los criterios metodológicos
con que se aborda el estudio de su componente cultural que engloba:
- Una dimensión temporal al ser el paisaje definido como testimonio de las relaciones pasadas y presentes de
los individuos con su entorno.
- Una dimensión perceptiva enunciada en la propia definición del Convenio Europeo del Paisaje, por la que
el paisaje se define y caracteriza por la observación que un individuo o un grupo social hace de un territorio
determinado.
- La capacidad de construir identidad colectiva, ya que participa en la formación de las culturas, sensibilidades,
prácticas, creencias y tradiciones locales.
Como consecuencia de los vínculos indisolubles entre sus componentes cultural y temporal1 el paisaje es entendido
como proceso, por lo que nuestra aproximación al litoral andaluz no puede limitarse a la caracterización de las
dinámicas contemporáneas a las que está sometido, desarrollándose un estudio diacrónico de las dinámicas
responsables de su actual configuración espacial, funcional y simbólica.
Por tanto, se identificarán, describirán y cartografiarán las dinámicas culturales responsables de la configuración
actual del litoral atlántico andaluz, tomando como base la identificación de procesos históricos antrópicos de
transformación del medio físico vinculados, en ocasiones, a acontecimientos históricos concretos, en otras, a
la explotación de sus recursos naturales; pero siempre, proyección de la construcción sociocultural que, del
1 En la que también se hace hincapié las Directrices prácticas para la aplicación de la Convención del
Patrimonio Mundial (2008) que en su artículo 47 recoge literalmente la importancia de esta relación cuando
considera que los paisajes culturales “ilustran la evolución humana y sus asentamientos a lo largo del
tiempo, condicionados por sus limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno cultural y
por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas”. (Fernández
Cacho, y otros, 2010, pág. 12)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
territorio litoral y de su paisaje, han hecho las distintas sociedades que lo han
habitado.
En una primera categoría se identifican las dinámicas históricas que han dejado
vestigios en el territorio soporte construyendo trazas culturales que identifican y
singularizan el paisaje del litoral, es decir, su memoria física.
Este interés no radica, por tanto, en establecer unos límites temporales estrictos en
la historia del litoral atlántico andaluz, sino en asociar las distintas sociedades que
lo han habitado con su papel en la configuración de su paisaje. Por lo que se toma
como criterio para abordar el relato de estos procesos históricos la significación
de las trazas culturales heredadas de las distintas sociedades, en la conformación
física del litoral atlántico y su incidencia en la construcción de la identidad de este
territorio.
Se toman como referencia por su capacidad de síntesis y de dar respuesta a los
objetivos de la investigación, la periodización establecidas por el Laboratorio de
Paisaje del IAPH, en el trabajo de caracterización y valoración de demarcaciones
paisajísticas culturales, publicado, en 2010, con el título de PH cuadernos Paisaje
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
y Patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes. Desde el punto de vista metodológico, lo que
interesa de ella es que pone de manifiesto las singularidades históricas del territorio andaluz, transcendiendo la
división clásica de la Historia en etapas cronológicas.
La ausencia de un marco político e institucional común es una condición histórica compartida por la globalidad
del territorio andaluz que no va a disponer de la capacidad de autogobierno hasta la creación de la Comunidad
2 Las etapas definidas en el PH cuadernos Paisaje y Patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e
imágenes son:
- primeros pobladores cazadores recolectores que han dejado su impronta en el territorio a través de
manifestaciones de arte rupestre.
- primeras sociedades sedentarias que construyeron monumentos megalíticos con monumentalidad que les hace
singulares en el contexto nacional e internacional.
- los míticos reinos tartésicos y turdetanos en comunicación con griegos, fenicios y púnicos.
- impronta tangible de las infraestructuras territoriales y configuración básica de la red de
asentamientos que puede retrotraerse a época romana y medieval
- impronta tangible de las infraestructuras territoriales y configuración básica de la red de
asentamientos época medieval (al –Andalus)
- ocupación de Al-Andalus por los reinos cristianos y su integración en la corona de Castilla
- la incorporación de influencias determinadas por la colonización de América
- la resistencia al invasor napoleónico
- la lucha ilustrada por las libertades en las Cortes de Cádiz
- la guerra civil
- la tardía industrialización
- la actividad turística
3 (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 15)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
económico y defensivo establecido por los señores de las grandes casas nobiliarias andaluzas. Algo similar ocurre
con localidades como Niebla, Ayamonte o Sanlúcar de Barrameda que como centros neurálgicos de los denominados
Señoríos Atlánticos consolidarán su población al mismo tiempo que aumenta su importancia geoestratégica y se
refuerzan sus dispositivos de defensa.
La concentración de dispositivos de la arquitectura militar distingue aquellos territorios que, en uno u otro
momento de la historia, tuvieron un especial interés estratégico. El propio litoral ha funcionado históricamente
como límite fronterizo y lugar de paso e intercambio comercial entre las dos orillas mediterráneas8; desde la
generalización de los intercambios comerciales entre las civilizaciones tartesia y turdetana y los colonos griegos,
fenicios y cartagineses hasta los ataques a las expediciones marítimo-comerciales protagonizados por piratas y
berberiscos durante los siglos XVI y XVII.
Al objeto de la investigación y dada la singularidad del ámbito de estudio, el patrimonio defensivo del litoral
occidental andaluz se agrupa en dos tipos de sistemas que desarrollan distintas estrategias de implantación y
control territorial en función de su finalidad específica y de su contextualización histórica:
• Sistemas fronterizos
En lo relativo al litoral atlántico andaluz, aunque se conservan registros de edificaciones militares desde la
antigüedad, el patrimonio de arquitectura defensiva es fundamentalmente de herencia medieval, siendo los
hechos fronterizos que caracterizan este territorio:
- La frontera entre los reinos cristianos y el reino nazarí de Granada que se prolonga durante más de dos
siglos (XIII-XV) determinando la localización y concentración de las construcciones defensivas en los pasillos
de comunicación entre estos reinos. Descrita en el Atlas del Territorio de Andalucía como […] una marca militar
que se extiende en diagonal del noreste al suroeste por el centro de Andalucía […]9 la frontera cristiano-nazarí
se asienta sobre las Sierras Béticas, conformando no solo una frontera política durante la Baja Edad Media, sino
el verdadero límite entre las dos realidades culturales andaluzas de mayor continuidad histórica: Andalucía
occidental y Andalucía oriental. Una división consolidada en la conformación de los cuatro reinos de Sevilla,
Córdoba, Jaén y Granada (s.XVIII) y en las sucesivas propuestas de reorganización territorial y modernización
político administrativa de Andalucía que concluyen en 1833 con la actual división provincial.10
La significación simbólica e identitaria de esta frontera, que se refleja en la configuración de un área de débil
poblamiento histórico en la zona, permite establecer el límite oriental del ámbito litoral atlántico, en su sector
más meridional, en las estribaciones de la Serranía de Cádiz, dejando fuera al campo de Gibraltar que participa
de dinámicas históricas propias del litoral mediterráneo.
En este sentido, destacan las líneas de defensa interior de la frontera cristiana que se extiende por el corredor
Arcos-Jerez-Medina Sidonia, un conjunto de castillos, que actuaron como puntos de defensa y origen de la
posterior repoblación, y torres diseminadas por el medio rural con funciones de atalaya.11
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- La fortificación de los señoríos atlánticos. La temprana ocupación cristiana y los problemas de estabilidad
derivados del mantenimiento de la frontera nazarí, son el origen de una organización territorial singular que va a
caracterizar el litoral occidental andaluz.
Durante la Baja Edad Media, gran parte de las costas atlánticas y las tierras de interior pasarán a estar bajo la
jurisdicción de las grandes casas nobiliarias andaluzas (los Medina Sidonia, Guzmán, Medinaceli, etcétera) que
cobrarán gran poder económico y protagonismo político. Las luchas de poder provocarán la fortificación de los
centros neurálgicos y los pasillos de comunicación entre el conjunto de señoríos feudales en que se divide el
territorio.
A partir del siglo XV, la política centralizadora desplegada por la corona de Castilla será la causante de las
principales fricciones. En 1641, durante el reinado de Felipe IV y en el contexto de una crisis política en que se
enmarcan la independencia de Portugal y las revueltas catalanas, se produce la fallida rebelión nobiliaria andaluza,
un intento de segregación protagonizado por el IX duque de Medina Sidonia y el VI Marqués de Ayamonte que
acabó con la ejecución de este último.12
- La frontera entre los reinos cristianos y el reino de Portugal, que supuso la fortificación del norte de la actual
provincia de Huelva, la denominada “Banda Gallega”, y, ya en nuestro ámbito, del curso del Guadiana como freno
a la política expansionista del reino de Portugal en el siglo XVII.13
• Sistemas defensivos del litoral
Durante la Edad Moderna, la tranquilidad en el interior del ámbito, hace que disminuya la actividad edificatoria
militar. Sin embargo, adquiere mayor relevancia el litoral que va a ser soporte de un sistema de vigilancia
costero formado por torres vigías, también llamadas torres almenaras, que situadas en lugares estratégicos,
se comunicaban entre sí mediante disparos de artillería, fuego o humo, alertando de la presencia de piratas y
berberiscos que amenazaban el comercio con América. Este sistema se implanta durante el siglo XVI, en el marco
de un plan extensivo a todo el litoral español, elaborado por el capitán general de artillería Francés de Álava14.
Los ataques de piratas han sido una constante histórica en este litoral, teniendo esta red de atalayas antecedente
en el sistema de vigilancia y defensa costero establecido en época del Califato de Córdoba para prevenir los
ataques de los piratas normandos.
Las defensas costeras se refuerzan a lo largo del los siglos siguientes destacando las actuaciones llevadas a
cabo en la Bahía de Cádiz y la Bahía de Algeciras, frente a Gibraltar; puntos estratégicos para el control del
tráfico y comercio marítimo a través del estrecho. El recinto de la ciudad de Cádiz se fortifica, tras el saqueo del
Conde de Essex en 1596, durante el reinado de Felipe II, reforzándose sucesivamente en siglos posteriores para
adaptarse a los nuevos requerimientos militares. Como consecuencia de ello las ciudades de Cádiz, Puerto Real y
San Fernando poseen un abundante patrimonio militar (baterías, baluartes, fuertes, etcétera), siendo las únicas
poblaciones que resistieron hasta el final de la Guerra de la Independencia; un hecho de fuerte carga simbólica
12 (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 66)
13 (2009, págs. 234-235)
14 Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Pese a que la dimensión física del proceso urbanizador andaluz alcanza durante
la Edad Moderna proporciones similares a las de otros territorios europeos
como el italiano o el holandés, donde las ligas y asociaciones de ciudades y/
o mercados lideraron procesos de integración territorial, ninguna de las tramas
de ciudades históricas andaluzas fue capaz de encabezar un proceso similar de
construcción regional.17 Siguiendo lo expuesto por el profesor Miguel Bernal en el
prólogo del Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía, la incapacidad de las
ciudades andaluzas para liderar estos procesos puede atribuirse a dos motivos
fundamentales.
En primer lugar, a que ninguna alcanzó en algún momento histórico un dinamismo
económico y funcional tan potente como para poder articular por sí sola la gran
extensión del solar andaluz. Ni siquiera Sevilla en su periodo de mayor pujanza
entre los siglos XVI y XVII […] llegó a alcanzar esa posición de liderazgo y dominio
político y económico sobre la geografía andaluza a pesar del papel central que la
ciudad desempeñó en el comercio mundial.18
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
propagado con mucha fuerza. Pudiéndose leer la evolución histórica del territorio litoral a través de ellas.20
Humanizado desde antiguo, el asentamiento en el litoral occidental andaluz se ha guiado por los invariantes
territoriales que estructuran su espacio geográfico. Manteniendo ciertas pautas de poblamiento constantes21
hasta la segunda mitad del siglo XX, momento en que las transformaciones sociales y económicas van a motivar
el desplazamiento de la población hacia el litoral y los grandes centros urbanos regionales. Pautas que, a grandes
rasgos, podemos describir como:
- Un poblamiento denso y concentrado en ciudades de rango medio en la vega del Guadalquivir y sus
campiñas.
- La formación de áreas de débil poblamiento histórico en las zonas de marismas, arenales y suelos inestables
que históricamente han sido consideradas como poco productivos e insalubres. Barreras hídricas que han
condicionado el asentamiento, las comunicaciones y el trazado de las redes viarias. Destacan por su extensión
las marismas del Guadalquivir.
- La formación de un área de débil poblamiento histórico en la frontera histórica entre los reinos nazarí y
cristiano.
- Un frente litoral desempeñando papeles cambiantes a lo largo de la historia como espacio de riesgo o de
oportunidad para el asentamiento humano alternativamente.
El principal eje de articulación de Andalucía desde la antigüedad es el valle del Guadalquivir, que actúa de corredor
entre borde de la meseta y el litoral occidental. La navegabilidad del río ha favorecido su condición histórica como
vía de comunicación. Por el contrario las marismas en su tramo final han constituido y siguen constituyendo un
impedimento para las comunicaciones terrestres entre Cádiz y Huelva.22
La configuración básica de la actual red de asentamientos urbanos del litoral puede considerarse conformada
durante las épocas romana y medieval, teniendo una notable continuidad histórica.23
En este periodo el sistema queda conformado por asentamientos de orientación agrícola en el interior o villae,
continuados en las alquerías medievales, que son el origen de muchos edificios agropecuarios y poblaciones
actuales, y asentamientos costeros especializados en la pesca y el comercio marítimo con otros territorios del
Imperio Romano. Como actividades complementarias al comercio marítimo-fluvial se desarrollan industrias
alfareras localizadas, fundamentalmente, en el curso bajo del Guadalquivir y en la Bahía de Cádiz; y factorías
dedicadas al procesado del pescado (factorías de salazones) que se distribuyen a lo largo de toda la costa
occidental andaluza, desarrollándose artes de pesca como la almadraba que sobreviven hasta la actualidad.
Este patrón de ocupación se apoyaba en la red de caminos y calzadas romanas que comunicaban los principales
núcleos urbanos del sistema y cuyos trazados han sido soporte, como demuestran la toponimia y los restos
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- La Vía Hercúlea que conectaba Malacitana (Málaga) con Gades (Cádiz) por la
costa. Esta vía organizaba el sistema de asentamientos del litoral del Estrecho,
conectando las localidades de Tarifa, Vejer, Conil y San Fernando. Su impronta
territorial ha tenido continuidad en el trazado de la carretera nacional N-
340.24
- La Vía Augusta que conectaba las ciudades de Cádiz y Sevilla para continuar
recorriendo el litoral mediterráneo hasta la frontera de Hispania en La Junquera.
El tramo que cruza nuestro ámbito parte de Gades (Cádiz) recorriendo el
antiguo camino de Arrecife hasta San Fernando y Puerto Real, enlaza con el
camino de Roma que recorre el margen izquierdo del Guadalete para vadearlo
junto a Jerez, probablemente junto a la actual ubicación de la Cartuja donde
se conservan un puente y yacimientos de origen romano, continúa por los
parajes de Hasta Regia (Mesas de Astas), Torres de Alocaz (Utrera) y Orippo
(Dos Hermanas) hasta alcanzar la ciudad de Sevilla.25
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Dentro de las rutas secundarias del ámbito definido como litoral atlántico andaluz,
destacan las vías que transcurrían entre Gades (Cádiz) y Asido Caeserina (Medina
Sidonia) y la que desde esta población discurría hacia el sur, hasta Iulia Transducta
(Algeciras); ruta interior paralela a la Vía Hercúlea cuyo recorrido retoma la actual
autovía Jerez-los Barrios.
En paralelo, el sector occidental del ámbito se caracteriza por una fuerte articulación
en sentido este-oeste condicionada por la estructura de su red hidrográfica, que
origina la disposición lineal de sus asentamientos interiores. Las comarcas del
Condado y El Aljarafe, entre el borde serrano y la marisma al sur, son soportes de
las infraestructuras de comunicaciones entre Sevilla y Ayamonte con Niebla, sobre
el río Tinto, como centralidad histórica.30
27 (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 226)
28 (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 436)
29 (2010, págs. 178-179)
30 (2010, págs. 272-273)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
La condición de puertos mineros del litoral onubense otorga gran importancia a las comunicaciones norte-sur en
dos momentos históricos diferenciados. En primer lugar, durante el periodo de pujanza de la actividad minero-
metalúrgica ibero-turdetana y romana como rutas de aproximación al Andévalo; vías que son utilizadas durante
la baja edad media como caminos pecuarios vinculados al desarrollo de la Mesta castellana. En segundo lugar
durante el siglo XIX, cuando se reactiva la explotación minera de manos de grandes compañías inglesas, dejando
como impronta territorial una red de trazados ferroviarios que conectan los centros de extracción del mineral con
los puertos embarcaderos, especialmente con el de Huelva.31
Si el Bajo Imperio romano y la etapa visigoda se distinguen por un detrimento de lo urbano, la dominación islámica
supone la implantación de una organización territorial (coras) basada en las ciudades, que vuelven a centralizar
las funciones administrativas. Con la reconquista cristiana y el reparto de donadíos entre las casas nobiliarias se
implanta un sistema de control político y económico del territorio que es la base del régimen de propiedad – el
latifundio - que caracteriza a las productivas campiñas del Guadalquivir a lo largo del Antiguo Régimen.32
Pese a que la desconcentración de la propiedad se convierte en objetivo de los procesos desamortizadores del
siglo XIX, la estructura social de las áreas de campiña se caracteriza por una fuerte división social entre grandes
propietarios y jornaleros, reflejada en la organización funcional de la arquitectura de haciendas y cortijos que
singularizan este paisaje.33
En nuestro ámbito, el proceso de roturación agrícola, continuado hasta la segunda mitad del siglo XX, genera un
paisaje de monocultivo cerealista y/o vitivinícola caracterizado por la impronta territorial de sus núcleos urbanos
que, en medio de grandes extensiones agrícolas, concentran la población jornalera. Lebrija, Jerez o Medina
Sidonia responden al modelo de agrociudad conjugando rasgos urbanos con una base rural en su composición
económica y social.34
La creación de las provincias litorales de Cádiz y Málaga, en 1799, y la de Sanlúcar de Barrameda, de breve recorrido
histórico entre 1804 y 1808, dentro del proyecto ilustrado de reorganización territorial y modernización político
administrativa del estado español supone el reconocimiento del peso económico, demográfico, e institucional
del litoral, refrendado en la división provincial definitiva de 1833.35 El sistema de asentamientos se completa a
lo largo del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX, con la planificación estatal de nuevos asentamientos
vinculados a la puesta en carga y explotación económica del medio natural.
En este sentido, destacan las actuaciones de transformación en regadíos de grandes extensiones de terrenos
inundables con la consecuente configuración de nuevos paisajes agrarios, generalmente de vocación arrocera.
Concebidos como proyectos de reordenación territorial de iniciativa estatal están vinculados a grandes obras de
infraestructura hidráulica e incluían la planificación de nuevos asentamientos para ubicar a la nueva población,
los denominados poblados de colonización. Aunque estos planes tienen su origen en el pensamiento ilustrado
del siglo XIX y existen iniciativa a lo largo de las primeras décadas del siglo XX - La Caulina en Jerez o La
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Otros antecedentes históricos de los núcleos turísticos costeros se dan junto a los
núcleos de pescadores de Mazagón o La Antilla. En las playas de Almonte, en el
entorno de Matalascañas, surgen a finales del siglo XIX una serie de asentamientos
temporales, agrupaciones de construcciones efímeras (ranchos) que hacia los
años veinte irán siendo sucesivamente sustituidas por casetas de madera con una
mayor presencia en el paisaje y vocación de permanencia.39
La valoración del uso y disfrute de las playas va a incidir en la expansión urbana
de Cádiz durante la primera mitad del siglo XX. A partir de la instalación en la
playa de la Victoria de un Balneario y de la creación en 1910 de una Sociedad
de Turismo, la ciudad comienza a definirse como una ciudad de vacaciones y la
ordenación de las playas se establece como motivo principal de urbanización de
Puertas de Tierra. Produciéndose una colonización del ámbito con la construcción
de villas de recreos junto a la playa y con la red de tranvías que comunicaba la
ciudad con San Fernando como soporte.40
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
naturales
En lo relativo a las actividades productivas, entendidas como dinámicas generadoras del paisaje del litoral
occidental andaluz, es necesario hacer una revisión de qué se entiende por cultura productiva de un grupo o
comunidad que, extrapolando de la definición de cultura pesquera propuesta por el profesor Juan L. Alegret en el
monográfico del boletín PH (julio, 2004) dedicado a la pesca podemos definir como […]el instrumento que permite
a un individuo, interaccionar con la naturaleza para poder desarrollar su actividad productiva o de subsistencia,
así como para organizarse y relacionarse con el resto de la sociedad […].41
Las culturas productivas abarcan, por tanto, los modos específicos de existencia material y de organización social
de determinados colectivos, incluyendo […] su cultura material, sus saberes, su representación del mundo y
los elementos en que se fundamenta su identidad como grupo […]. Con esta definición se ponen de manifiesto
las diferentes dimensiones de los hechos culturales superando la tradicional distinción entre la materialidad y la
inmaterialidad de la cultura.42
Este es el enfoque metodológico en que se enmarca la caracterización de las culturas productivas desarrollada
en la investigación; así, de la totalidad de los elementos que las conforman, se recogen las expresiones que
responden a sus sistemas de manejo, representación y percepción del territorio soporte de la actividad.
En función de la naturaleza de la actividad productiva, estas trazas culturales pueden clasificarse en:
- Primeras explotaciones de los recursos paisajísticos y valores ambientales-naturales del territorio. Entre ellos,
destacan las primeras infraestructuras turísticas y los primeros asentamientos originados por esta actividad.
• Impronta territorial de los usos históricos del territorio_actividades agropecuarias
Dentro de los usos históricos que han configurado el paisaje del ámbito definido en la investigación como litoral
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Dentro del complejo cultural pesquero andaluz, destaca la modalidad de la almadraba como elemento articulador
sociocultural y conformador del paisaje litoral. La dimensión cultural de almadraba es reconocida por el profesor
David Florido del Corral en base a cuatro factores determinantes: continuidad histórica basada en la transmisión
transgeneracional de saberes, dimensión territorial, capacidad de generar identidad social y facultad de atraer
migraciones hacia el litoral.45
La impronta territorial de la almadraba es consecuencia de los procesos de producción espacial derivados de la
actividad, entre los que se incluye la conformación de núcleos de trabajo generando, primero, un asentamiento
temporal de población y posteriormente, la consolidación de núcleos urbanos. Siendo éste el origen histórico de
distintas localidades del litoral occidental andaluz.
Este proceso se inicia en época romana, destacando la ciudad de Baelo Claudia como un gran centro productor
de la economía bética, ligado a la pesca, industrialización y comercio del atún. En el siglo XIV, se inicia el
poblamiento de Conil y de Zahara de los Atunes ligados al establecimiento de una almadraba de vista o tiro,
propiedad de la Casa Ducal de Medina Sidonia, fueron las almadrabas más importantes durante la Edad Media
y el Antiguo Régimen. En el litoral onubense, destacan las Almadrabas de El Rompido (Cartaya) situada en
la Flecha del Rompido y Nueva Umbría. El origen de Barbate también se debe a la explotación almadrabera
y al complejo industrial que se asentó en sus costas en el último tercio del siglo XIX. Durante el siglo XIX las
almadrabas de Barbate y Sancti Petri fueron las más importantes de nuestro litoral. La creación del Consorcio
Nacional Almadrabero, que va a unificar la gestión y explotación de las almadrabas existentes en las costas
andaluzas, implica la concentración de la actividad pesquera y del procesado del atún en cinco almadrabas, entre
las que destaca la ubicada en la península de Sancti Petri, donde surge un poblado ex novo que constituye un
ejemplo excepcional por la singular vinculación entre la intervención urbanística y arquitectónica y esta actividad
productiva, destacando también por sus condiciones de abandono y la dejación de la administración en su tutela,
así como por la falta de protección patrimonial.46
La incidencia de las almadrabas en la conformación de núcleos urbanos radica en dos factores asociados al
desarrollo de esta actividad. Por una parte, la estacionalidad recurrente del trabajo que generaba migraciones
interiores y asentamientos temporales de pescadores entre principios de la primavera y del otoño, terminando por
condicionar la fijación de una población permanente. A esto contribuye la estratificación sociolaboral del trabajo,
con una distribución de rentas complementarias en el ámbito laboral: los hombres en la almadraba y las chancas
y las mujeres en labores de procesamiento, como las fábricas de conservas.47
Otro aspecto de la dimensión territorial de la almadraba que incide en la conformación del paisaje litoral es la
generación de infraestructuras ad-hoc que constituyen algunos de los elementos más prominentes del legado
patrimonial y caracterizan el paisaje urbano de estas localidades.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Entre ellas sobresalen las Chancas, edificios en los que se realizaba el procesado
del atún, se almacenaban las barcas y pertrechos durante las temporadas en
que cesaba la actividad pesquera y donde se desarrollaban también otras labores
administrativas complementarias. Dentro de la red de almadrabas que se extiende
por todo el litoral occidental andaluz destacan las chancas de Conil, la chanca
fortaleza o castillo de Zahara de los Atunes y el real de la Almadraba de Nueva
Umbría en Huelva. Construcciones que se integran en el sistema defensivo litoral,
compartiendo funciones defensivas y de vigilancia costera. Así, del mismo modo
que las torres vigías eran utilizadas para avistar las “tropas de atunes” que
cruzaban el estrecho, la chancas -fortalezas albergaron a las tropas durante el
Antiguo Régimen.48
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
y Medina. La estructura de propiedad que subyace a los distintos tipos de cultivo incide en la conformación
del paisaje agrícola, determinando el número y la ubicación de los núcleos urbanos y de las arquitecturas de
haciendas y casas de viña, manifestaciones del habitat disperso, que caracterizan estos territorios.
Las grandes obras hidráulicas de iniciativa estatal y las políticas de desecación y transformación de los espacios
marismeños en zonas regables desarrolladas desde principios del siglo XX, serán las responsables de la
conformación de nuevos paisajes agrícolas de vocación arrocera, entre los años cuarenta y sesenta, en las
marismas del Guadalquivir y en la laguna de la Janda.
Entre otras actividades agropecuarias que también destacan por su capacidad de construir los paisajes de nuestro
ámbito litoral y la identidad social de las comunidades que los habitan, señalaremos la explotación tradicional de
las marismas mediante la producción de sal y la cría de pescados de estero que caracteriza al ámbito interior de
la Bahía de Cádiz o las vinculación secular entre ganadería (cría de especies autóctonas como la vaca mostrenca
y la yegua marismeña) y marismas que ha alcanzado un alto grado de identificación simbólica en el entorno del
Coto de Doñana, donde tradicionalmente se han desarrollado “actividades de bajo impacto ecológico como la
caza, legal o furtiva, el carboneo, la recolección de piñas o la apicultura”.50
• Impronta territorial de los usos históricos del territorio _actividades industriales de transformación de recursos
naturales
La producción de envases para el transporte es una de las actividades industriales históricamente desarrolladas
en nuestro ámbito litoral, ligada a la pujanza del comercio marítimo entre distintos puntos del imperio romano. En
muchas de las áreas donde se concentran el mayor número de hallazgos arqueológicos de alfares, estos aparecen
vinculados a factorías de salazón, dedicadas al procesamiento de los productos de la pesca, y consecuentemente
a la localización de los puertos romanos.51
La crianza del vino y la producción de aceite son las principales actividades de transformación asociadas a la
explotación agrícola del territorio con continuidad histórica desde época bajo medieval. Las instalaciones industriales
asociadas a estas actividades tienen una fuerte impronta paisajística, el paisaje de viñedos se caracteriza por la
presencia de cascos de bodega que han condicionado el desarrollo urbano de núcleos como Jerez, El Puerto de
Santa María o Sanlúcar de Barrameda o, a una escala menor, de los pueblos del Condado. A los que se incorporan,
a partir del siglo XIX, las tonelerías y destilerías de licor cuyas las chimeneas de alambique se recortan en el perfil
de los pueblos del Condado.
La producción de aceite ha dejado también numerosos edificios de molienda integrados en haciendas o cascos
urbanos que constituyen hitos referenciales en el paisaje.
• Impronta territorial de los usos históricos del territorio_actividades extractivas y de obtención de energías
Entre el conjunto de infraestructuras destinadas a la obtención de energías presentes en el territorio destacan los
molinos que aprovechan la fuerza motriz del agua o del viento para la molienda.
Como exponentes de los procesos de antropización y aprovechamientos vinculados al medio natural de la
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
marisma destacan los sistemas espaciales constituidos por los molinos mareales
de la Bahía de Cádiz y el litoral onubense que comienzan a funcionar en el siglo
XV perdurando hasta las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo XX. Ambos
conjuntos constituyen un referente patrimonial identificador de las marismas
litorales gaditana y onubense.
Del conjunto de molinos hidráulicos que se reparten por todo el espacio geográfico
del litoral occidental andaluz señalaremos el conjunto de molinos harineros que se
localizan en el cauce del río Tinto. Por su agrupación espacial destacan el conjunto
ubicado en el entorno de Villarrasa y del puente romano de Niebla.
El comercio es una de las bases económicas del territorio litoral desde la edad del
Hierro en que se generaliza el intercambio comercial entre los indígenas tartesios
y los colonos fenicios, griegos y cartagineses.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- La tradición de puertos mineros del litoral onubense se retoma en el siglo XIX con la concesión a empresas
inglesas de la explotación de las minas del Andévalo y la puesta en carga del puerto de Huelva como terminal
de distribución de su producción, influyendo considerablemente en la conformación del paisaje de las rías del
Tinto y el Odiel y dotándolo de un rico patrimonio industrial y portuarios.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Estas imágenes proyectadas nacen asociadas a las tradiciones distintivas del lugar
o a los acontecimientos históricos que allí se han desarrollado. Históricamente,
se han construido a través de las tradiciones orales y, a partir del siglo XVIII,
de las abundantes representaciones artísticas del paisaje, fundamentalmente
descripciones literarias, grabados y pinturas. En la actualidad se construyen y
proyectan a través de los nuevos canales de comunicación social, formales e
informales, especialmente a través de la red. Para su identificación se han consultado
las páginas web de los ayuntamientos, asociaciones locales y administraciones
de rango autonómico o estatal en las que reside la gestión o tutela del paisaje
andaluz.
Es fundamental identificar estos procesos de construcción del paisaje, a los que
denominaremos paisajes simbólicos o paisajes sociales, para poder salvaguardar
la identidad de las propias poblaciones y para garantizar su desarrollo como
sociedad; objetivos que el Convenio Europeo del Paisaje establece para las
políticas de ordenación del territorio y del paisaje.
Dentro del rico y complejo sistema cultural del litoral occidental andaluz podemos
destacar tres sistemas culturales – la romería del Rocío, el flamenco y la
almadraba - de fuerte carga simbólica, que transcienden de sus ámbitos locales
para convertirse en imágenes identitarias colectivas, no solo de nuestro ámbito
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
litoral, si no de gran parte del territorio andaluz. Estos sistemas incorporan recursos patrimoniales inmateriales
ligados indisolublemente a los paisajes donde se desarrollan, dotando de una dimensión espacial al conjunto de
prácticas, manifestaciones y saberes que los caracterizan que, a su vez, constituyen nuevas dimensiones de la
noción de paisaje.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[hoy]
La definición de las dinámicas que a lo largo de la investigación han servido para delimitar lo que hemos denominado
territorio litoral han tenido en cuenta tanto criterios naturales como culturales, como se ha expuesto en los puntos
anteriores, con distintas etapas temporales y diferentes modos de expresarse y manifestarse como elementos
característicos de su paisaje. Las dinámicas que hemos considerado como consecuencia de las épocas moderna y
contemporánea tienen que ver con el avance desmesurado de la tecnología que ha permitido al hombre no tener
que someterse a los envites de la naturaleza como en otros momentos históricos. El desarrollo de los artefactos
que han conseguido proteger las ciudades y sus territorios y el avance de las infraestructuras, y el cambio que
supuso en la manera de relacionarse territorial y globalmente, ha provocado grandes cambios en el modo de estar
en el mundo.
Podemos establecer el siglo XIX como el espacio temporal donde se consolida el fenómeno de la ciudad moderna.
Las circunstancias históricas que lo rodearon fueron esquemáticamente la aparición y el desarrollo de la máquina
de vapor, su aplicación en la industria y en los medios de transporte como el barco y el ferrocarril, la cima del
pensamiento ilustrado, la aparición de nuevas maneras de gobierno y de la clase media, la burguesía, como gran
masa de decisión política y económica y, la más importante e incluida en todas las anteriores, el nacimiento de la
economía moderna basada en el comercio a nivel mundial.
Sin entrar en estudios pormenorizados sobre la aparición de los ciclos económicos y el capitalismo mercantil55,
vamos a establecer de acuerdo con lo que el economista Kondratiev denominó la teoría de los ciclos largos, el
periodo que corresponde a los tiempos modernos y que abarca parte de los siglos XIX y XX y puede simplificarse
en cinco fases56 que comienzan con la utilización de la máquina de vapor en la industria a partir de 1780:
– 1782-1845: la revolución energética; surgen las nuevas ciudades y se liberan las funciones económicas.
– 1846-1892: la era infraestructural; la expansión y desarrollo de la estructura urbana se incluye en un
sistema regional y nacional de ciudades. Aparece lo que se denomina puertos de tránsito.
– 1893-1948: incremento de la (auto) movilidad; junto con el reforzamiento y concentración de las actividades
económicas, se sientan los fundamentos para la formación de los distritos metropolitanos.
– 1949-1998: globalización e internacionalización de la industria aparece en escena, acompañado de la era
de la oficina.
– 1999-actualidad: incremento de las redes de calidad, networks, cuyas estructuras están siempre cambiando,
llegando a ser cada vez más importantes en la era de la información.
55 Los estudios realizados por Immanuel Wallerstein y las investigaciones realizadas junto a él por
Giovanni Arrighi basándose en sus teorías del sistema-mundo, establecían unos grandes ciclos de
acumulación de capital que partiendo de las hegemonía de las repúblicas marítimas de Venecia y Génova tras
los imperios español y portugués, se pasa a un periodo de control del comercio por parte de Amsterdan
(Holanda), al que seguirá Londres (Gran Bretaña) y posteriormente New York (Estados Unidos). Los tres
países, cada uno en su momento, serán capaces de crear y usar en su beneficio una red de comercio y
financias en todo el mundo. (Arreghi, 1999).
56 (Meyer, 1999). Adaptación que el autor de las fases de los ciclos largos propuestos por Kondratiev,
que abarcaban periodos de 40 a 60 años.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
se relaciona directamente o en la distancia. La ciudad tenía que controlar, además de su espacio físico concreto,
los territorios que le suministraban los productos en cada temporada.
En la actualidad, el litoral se presenta como la parte de Andalucía que, junto con las aglomeraciones urbanas,
presenta mayor complejidad territorial; teniendo en cuenta, además, que cinco de estas aglomeraciones urbanas
de las nueve establecidas por el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía, en adelante POTA están en el
litoral. El litoral atlántico, objeto de nuestra investigación, se desarrolla a lo largo de poco más de 300 kilómetros
de longitud y una anchura variable desde la desembocadura del Guadiana hasta la punta de Tarifa.
Las ciudades en el litoral atlántico se ubicaron en dos posiciones, bien en la costa dedicándose a las labores
del mar, o bien en el interior buscando unos suelos más fáciles de trabajar y dedicándose a la agricultura. En
ambas posiciones se complementaban estas labores con la explotación de los recursos de la zona, ya fuera caza,
recolección, salinas, ganadería, etc. Tradicionalmente la costa se ha considerado un lugar difícil de vivir y marginal
en su explotación, pero actualmente están implantados en él dos de los sectores más dinámicos en términos
socioeconómicos: el turismo y la nueva agricultura59. Este dinamismo socioeconómico es sólo un reflejo de unas
tendencias recientes y que no manifiesta el proceso de formación histórico de este territorio litoral.
La presencia de una red de ciudades y puertos, de un sistema urbano portuario, a lo largo del litoral no presuponía
la apreciación de este paisaje particular ya que no sería hasta bien entrada la modernidad cuando la cultura
reconoce nuevos paisajes en territorios que hasta entonces eran denostados y rechazados como estéticamente
apreciables. A lo largo de la historia, esta red de ciudades, y sus puertos, han configurado un sistema local que no
llega a entroncar con las grandes rutas comerciales, salvo los despuntes puntuales de los puertos principales de
Huelva, Cádiz y Sevilla. La situación socioeconómica con la que se llega a la mitad del siglo pasado puede decirse
que es casi preindustrial, cosa que se intensifica con el periodo post-bélico en el que se encuentra el país tras la
guerra civil y Europa tras la contienda mundial.
Es a partir de estos años, mitad del siglo XX, cuando este territorio refleja cómo se desarrolla todo el crecimiento
urbano que se está dando en España; este desarrollismo urbano se acompaña, o más bien es una consecuencia, de
los cambios sociales, económicos y políticos que se dan en el resto del Europa para conseguir una reconstrucción
rápida y eficiente tras la guerra y una incorporación a la economía mundial para recuperar su anterior posición
privilegiada, ahora ya en poder de Estados Unidos.
Las políticas desarrolladas a raíz del Plan de Estabilización de 1959, que suponía el fin del período de autarquía
en que había estado sumido España desde la guerra, se aplicaron a lo largo de todo el territorio nacional y
estaban destinadas a incorporar al país a los mercados internacionales; los resultados obtenidos en ese bienio
fueron excelentes y además España se incorporó a los Organismos Económicos Internacionales de los que estaba
ausente. Tras este plan se aprobaron sucesivos Planes de Desarrollo Económico (PDE) donde se establecieron las
bases para el desarrollo fundamentalmente de la industria como base de la economía, pero también establecieron
los cimientos para el desarrollo del turismo y de nuevos procesos productivos en la agricultura.
Es en estos PDE donde se desarrollan las figuras de los Polos de Desarrollo y Promoción Industrial que favorecieron
la implantación de grandes extensiones de industria básica, y posteriormente de petroquímica, en Huelva y Palos
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En relación al turismo, tuvieron que pasar unos años hasta que se consideró
que esta actividad debía introducirse con mayor protagonismo en los PDE. No
sería hasta avanzados los años 60, cuando se aborda la redacción de un nuevo
Plan Nacional de Turismo60 que sea capaz de recoger la tendencia creciente del
turismo como motor económico y la necesidad de incorporarlo a la planificación
económica-social61. Desde el Ministerio de Información y Turismo (MIT) se
defendía que había que establecerse un marco general que hiciese posible dirigir
los procesos que se derivarían de las nuevas implantaciones turísticas, sobre todo
a nivel espacial. Finalmente, la idea de un nuevo Plan es abandonada y se aprueba
la ley de Zonas y Centros de Interés Turístico Nacional, ley 197/1963, que crea
un sistema territorial propio y diferenciado de los PDE. Acogiéndose a esta ley se
desarrollarán en el litoral atlántico andaluz los centros de Isla Canela, El Portil,
Mazagón, Matalascañas, en Huelva, y Los Ángeles de la Barrosa, en Cádiz.
60 Este Plan no llega a concretarse pero las ponencias que se realizaron para
su redacción sí que fueron utilizadas posteriormente para la planificación
turística posterior.
61 (Galiana Martín & Barrado Timón, 2006)
62 Andalucía no ha sido un territorio unitario realmente hasta la aprobación
del Estatuto de Autonomía mediante la Ley Orgánica 16/1981, y los estudios
e investigaciones sobre temas referentes a la planificación y ordenación
territorial referidos a su conjunto no surgen hasta finales de los años 70,
ya en el periodo democrático, (Zoido Naranjo F. , 2002).
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Para establecer las dinámicas que han moldeado el paisaje del litoral atlántico en la contemporaneidad tenemos
que hacer un repaso por estos elementos y los resultados de su planificación y ordenación a lo largo del siglo XX
y XXI. La superposición y relación directa que tienen la gran industria, el turismo, los cambios en la agricultura y
el desarrollo de las infraestructuras de transportes con la configuración final del territorio y con la generación de
nuevos modos de habitarlo y sentirlo, creando nuevos paisajes y modificando fuertemente los ya existentes, son
las dinámicas generadoras de paisaje que se han considerado en esta etapa de la contemporaneidad.
Las influencias que estas dinámicas territoriales han tenido, y tienen en la actualidad, en los sistemas relacionales
entre las ciudades y núcleos de población que se sitúan en el litoral, han producido una nueva manera de
organización modificando el funcionamiento y las relaciones históricas entre los núcleos, provocando una nueva
manera de habitar el territorio, un nuevo modo de apreciarlo, un paisaje diferente. El problema llega cuando el
paisaje al que se aspira o que se recuerda es muy distinto al que existe, el que se aprecia, aunque quizás se hace
invisible lo que no se quiere ver.
[desarrollo industrial]
Las políticas que se desarrollan desde los años 50 del siglo XX en el litoral atlántico de Andalucía tendrán como
protagonistas los que históricamente habían sido los dos focos de industria y desarrollo económico de este
territorio: el puerto de Huelva y la Bahía de Cádiz, por lo que finalmente se puede decir que la realidad de la
gran industria y de los grandes puertos están fuertemente vinculadas en este territorio litoral, estando el resto de
elementos portuarios más relacionados con la explotación pesquera y como puntos de atraque en grandes líneas
comerciales o turísticas.
El puerto de Huelva es el principal de la costa onubense, gracias a la vinculación con la industria minera del
interior de la provincia que encontraron y desarrollaron en este puerto la salida para sus productos. Hasta mitad
del siglo XX, la evolución del tráfico de mercancías del puerto reflejaba el carácter colonial de la economía minera
de la provincia, la mayoría del intercambio de mercancías era de carga (salida de los productos de la minería hacia
el exterior) y, en menor medida, el comercio local que se establecía entre los puertos de su entorno inmediato.
Las relaciones de intercambio de mercancías voluminosas se realizaban a través del río Tinto, hacia Palos de
la Frontera, Moguer y San Juan del Puerto, y del río Odiel, hacia Gibraleón, debido a las pésimas condiciones
de las carreteras que los conectaban; además de estas poblaciones, se establecen intercambios comerciales
de productos agroalimentarios y salazones con los puertos de la costa occidental. Las relaciones del puerto de
Huelva, y del resto de puertos de este ámbito litoral, es muy local y no lleva a relacionarse con intensidad con
el interior de la provincia por las casi inexistentes carreteras de calidad que permitan un transporte de grandes
mercancías, salvo las necesidades de las poblaciones mineras que aprovechan las infraestructuras ferroviarias
que brindan las compañías dueñas de las explotaciones. A partir de la implantación del Polo de Desarrollo en el
puerto de Huelva, y con la construcción de los puentes que atraviesan los ríos Odiel y Tinto, se pierde la relación
comercial con las poblaciones de sus riberas aunque sí que consolida las relaciones de cabotaje entre el resto de
puertos onubenses.
La aparición del Polo de Desarrollo63 y la implantación de grandes industrias básicas supuso drásticos cambios en
63 En el I Plan se define como Polo de Promoción y es ya en el II Plan cuando se lo define como Polo de
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
el paisaje de este territorio, más allá de la delimitación física del puerto. Además
de los cambios profundos en las zonas de ubicación del polo, hay que destacar
que gran parte de las industrias que en principio se instalaron en los terrenos que
se pusieron a su disposición llegaban de los núcleos donde se ubicaban las minas,
por lo que este cambio supuso también un abandono de instalaciones y población
en este otro territorio. Este trasvase de población provocó también la extensión
de las poblaciones adyacentes al nuevo suelo industrial, por lo que tanto Huelva
capital como San Juan del Puerto, Palos de la Frontera, Aljaraque y Punta Umbría
comenzaron el proceso para asimilar la creciente población que llegaba del interior
para trabajar en las nuevas industrias.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
El desarrollo industrial favorecido por las políticas públicas en el polo de Huelva ha tenido como consecuencias
un grave deterioro medioambiental de la zona con pérdida de espacios de marismas de alto valor ecológico, una
pérdida de espacios de uso público con cierto grado de relación con la naturaleza, un desajuste en la planificación
urbanística por errores en las estimaciones de crecimiento con lo que se ha generado un desorden en el territorio,
pérdida de relaciones históricas entre poblaciones y nuevas maneras de relación con el territorio muy vinculadas
a la explotación sin más ya que la contemplación devuelve una visión industrializada y sus consecuencias, no sólo
referido a las plantas industriales sino también a la agricultura intensiva que convive con aquella.
Mientras esto ocurría en Huelva, en la Bahía de Cádiz el desarrollo de las industrias está vinculado al sector naval
y al de transporte, que son los que ejercen de grandes transformadores del territorio de la bahía. La crisis del
comercio marítimo mundial en la segunda mitad del siglo XIX supuso un retroceso en la economía hasta entonces
boyante de este territorio, en esta época la pesca y las salinas fueron la base de su riqueza. Es justo en esta época
cuando se crea la Junta del Puerto de Cádiz y se suceden las obras para dotar de infraestructuras físicas a este
puerto que hasta entonces disponía de pocas, construyéndose diques, muelles, espigones, y también es cuando
se desarrolla el ferrocarril de Jerez-El Trocadero. En 1879 se construye el dique de Matagorda, favoreciendo la
implantación de nuevos astilleros.
Tras la guerra civil, se constituyen la Empresa Nacional Bazán, en San Fernando, y los Astilleros de Cádiz ganando
terreno al mar y transformando una superficie considerable de marismas y salinas para uso industrial. Pero será
en los años posteriores, ya con la política desarrollista del gobierno cuando se produzcan los cambios territoriales
más importantes: en 1969 entra en servicio el puente de José León de Carranza y la bahía comienza a recorrerse
de otro modo. Esta obra comunicaba la ciudad con los terrenos hacía donde se preveía su extensión y enlazaría
en pocos años con la autopista que la comunicaría con Sevilla a través de Puerto Real, además de con todas las
poblaciones del norte de la provincia. Al año siguiente de la inauguración del puente, se comienza la construcción
de la ampliación del astillero de Puerto Real en una superficie de 165 hectáreas en la zona del Bajo de las
Cabezuelas.
Todas las previsiones que se hacen en estos años y que han desarrollado gran cantidad de suelo para uso industrial
se van a al traste con la crisis del petróleo, la recesión económica y la inestabilidad política que se vive en España
en los primeros años de la transición. Será ya a mediados de los años 80 cuando se vuelvan a implantar grandes
industrias en la zona favorecidas desde la administración: General Motors en los suelos de que desarrollaba el
A.C.T.U.R. del Río San Pedro, en el polígono de El Trocadero de Puerto Real, y las instalaciones de Dragados y
Construcciones en el Bajo de Las Cabezuelas con un relleno de más de 160 ha de zonas de marismas.
Ya en la actualidad la última apuesta de la administración ha sido el desarrollo del Área de Actividades Económicas
de Las Aletas, en el término municipal de Puerto Real sobre una superficie total de 527 hectáreas, en parte de
los terrenos que ya 50 años antes se desecaron de las marismas del río Guadalete-San Pedro. El proyecto está
en proceso de re-planificación debido a una sentencia del Tribunal Supremo que lo paraliza por considerar nula
una reserva demanial de 287 hectáreas que se hacía sobre terreno del Dominio Público Marítimos Terrestre.
Finalmente las actividades que se pretenden implantar son de tipo empresarial, industrial y de servicios, logísticas
y de intercambio modal, I+D+I y de tecnología del mar, y una gran área para la restauración ambiental, que
sería todo la superficie afectada por el DPMT. La actual coyuntura económica, además del varapalo que supuso
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[planificación turística]
La ocupación de los espacios del litoral, más allá de los procesos propios de la
generación primitiva del hecho urbano, con la única aspiración que la de huir de
los ruidos generados en la ciudad, no sólo es un hecho de la cultura moderna
aunque es cierto que la colonización de estos espacios sí que se hace de manera
mayoritaria a partir del siglo XVIII y XIX para adquirir un ritmo vertiginoso durante
todo el siglo XX hasta nuestros días.
No vamos entrar en detallar cómo son las teorías urbanas y portuarias para la
fundación de estas nuevas realidades urbanas y vamos a centrar la atención en
lo que hoy puede considerarse una expansión del fenómeno del turismo iniciado
durante el siglo XVIII y que durante el siglo XIX ya tiene desarrollada toda la
teoría que favorece la imagen que hoy se tiene del turismo de playa que lleva a la
ocupación del litoral, de una forma masiva en el Mediterráneo y a otra escala en
la costa atlántica europea.
Las corrientes de la medicina de los siglos XV y XVI, basadas en las ciencias
desarrolladas por Hipócrato en la antigua Grecia, se basaban aún en el equilibrio
entre los componentes de la naturaleza y del cuerpo; los vapores y efluvios que
el mar traía hacía las playas se consideraban malignos y la causa de muchas de
las enfermedades que además se transmitían en los barcos con los marinos y
navegantes. Estas creencias se apoyaban en la consideración de la orilla, el litoral,
65 (Méndez, 2009)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Uno de los cambios que se produce en este proceso de generación del turismo y
de la ocupación del litoral, es la variación en la necesidad de la búsqueda de uno
mismo y la soledad que se requería para ello con el encuentro de la benignidad
del clima y las aguas así como de relacionarse y conversar. La estancia en los spa
pasa a convertirse en un sustituto de las temporadas que se pasaban en Londres
haciendo sociedad, por lo que se transforma en una actividad social y ya no sólo
en una formación interior que aumentaba el conocimiento propio del Siglo de las
Luces.
Estas estancias completamente organizadas y con unos códigos de conducta muy
cerrados eran frecuentadas únicamente por la aristocracia, para a medida que la
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
En nuestro ámbito de estudio, estos ejemplos de primeros centros de turismo los encontramos en Punta Umbría,
dando respuesta a la comunidad inglesa vinculada a la empresa Rio Tinto Company Limited que explotaba las
minas de Riotinto. Parece que ya en 1881 se instaura allí un sanatorio para los trabajadores de la compañía
afectados por los aires sulfurosos de la zona minera, que aunque termina fracasando da pie a la instalación de
casas de vacaciones que se ocupan casi exclusivamente por ingleses, y no será hasta 1969 cuando una carretera
conecte este enclave con el resto de asentamientos de la zona, fundamentalmente con Huelva, facilitando el
acceso a Punta Umbría ya no sólo por barco.
En Cádiz67, se retoma la tradición desarrollada en muchas ciudades litorales de Europa de favorecer la aparición
de instalaciones destinadas a ofrecer un marco urbano a la relación del hombre y el mar, y esa nueva moda de los
baños y paseos por la playa. A partir de de principio del siglo XX se fomenta el carácter de la ciudad como centro
de vacaciones y se autoriza la instalación de un balneario en la playa de la Victoria, que abre sus puertas en 1907.
Tres años más tarde se crea una Sociedad de Turismo68 y durante unos años se produce una colonización de este
ámbito con la construcción de numerosas instalaciones residenciales del tipo villa de recreo o de los llamados
hotelitos en las proximidades a la playa, utilizando la red de tranvías69 como soporte.
En lo referente a la planificación territorial, desde los años cincuenta del siglo XX, la administración turística en
España quería desarrollar las bases para que introdujeran principios de ordenación racional en este sector, tanto
desde lo territorial como en la calidad del producto final que se ofertaba. El esquema con el que se trabajaba era la
elaboración de una planificación territorial de un espacio geográfico amplio, las Zonas de Interés Turístico Nacional
(ZITN) donde luego se señalarían los Centros concretos que se desarrollarían, los CITN. Finalmente los ZITN no
llegaron a realizarse y la planificación se centro en la delimitación de los CITN a lo largo de la geografía nacional
con distintos criterios y que barrían distintos tipos de modalidades: zonas litorales con débil ocupación turística,
zonas turísticas litorales consolidadas, estaciones de esquí, urbanizaciones de segunda residencia y promociones
turísticas de interior. En el litoral atlántico andaluz se desarrollan tres actuaciones de grandes centros de interés
turístico: Isla Canela (1964), El Portil (1968) y Matalascañas (1969)70. De menor entidad, por superficie y plazas,
66 Puede ser una línea de estudio todas las poblaciones paralelas a la ciudad litoral principal que surge
de esta modalidad, como los Hampton y New York, Brighton y Londres, y en nuestro ámbito de estudio Punta
Umbría y Huelva.
67 A lo largo de dicho siglo surgen instalaciones como los Baños del Carmen en la Alameda Apodaca, y
los del Real en la Caleta. Los Baños del Real conservaron su configuración hasta que en los años veinte
la Diputación Provincial se plantea la construcción de un balneario en este emplazamiento. (Extraído de
la Base de Datos de Arquitectura Contemporánea de Andalucía, del IAPH dependiente de la Consejería de
Cultura.)
68 La ordenación y utilización de las playas se establece como motivo principal de urbanización de
Puertas de Tierra.
69 Implantación en 1906 de la línea de tranvías eléctricos desde la alameda Apodaca de Cádiz hasta San
Fernando y la Carraca, fundamental para la colonización del territorio conecta la ciudad histórica con
el territorio disponible; se establecen estaciones en el balneario de la Victoria (1907) continúa para
atravesar la ciudad lineal de San Fernando (Calle Real) hasta enlazar con sus zonas militares (San Carlos
y La Carraca), a la vez que a lo largo de la línea aparecen lugares de recreo y merenderos.
70 La consideración de gran actuación se establece por los criterios de una su superficie mayor a 70
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
núcleos turísticos ya comenzados y la supresión de varios de los que se planteaban. Es en este plan, sin carácter
normativo, donde se recomienda el desarrollo hacia la cabecera municipal de La Antilla para paralizar la ocupación
lineal que estaba teniendo sobre la costa; la apuesta por el incremento de plazas hoteleras frente a los desarrollos
de segunda residencia; la contención en el avance de las propuestas en Mazagón y Matalascañas; la recuperación
de marismas que estaban planificadas para uso turístico en Isla Canela; el desarrollo como ciudad turística de
Punta Umbría y el desarrollo como entidad independiente de El Portil como gran núcleo turístico de la costa
onubense, etc.
Todo el desarrollo turístico asociado a la Bahía de Cádiz puede decirse que se concentra en estos desarrollos de
El Puerto, además de la mezcla que se da en la misma ciudad de Cádiz, como se ha detallado anteriormente en
sus desarrollos primero balnearios y después de carácter residencial turístico en la expansión de la ciudad por el
istmo.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
ni para los requerimientos de vida actuales, que en estas décadas han variado
grandemente.
Las actuaciones en las marismas del Guadalquivir deben dividirse entre las que se
realizaron en la margen izquierda y las de la margen derecha. Ya desde principios
del siglo XIX se ha intentado poner en explotación las marismas en su conjunto
mediante pequeños proyectos que nunca llegaron a culminarse. A principios
del siglo XX aún se puede decir que las marismas estaban en estado natural
sin grandes intervenciones, más allá de la circulación de barcos por el río y las
explotaciones ganaderas de los locales.
En 1921 se crea la Compañía de Marismas con la idea de desarrollar un proyecto
de desecación para sanear las marismas de Dos Hermanas, Los Palacios, Utrera,
Las Cabezas de San Juan, Lebrija y Trebujena, iniciándose obras de construcción
de diques en 1928 que se finalizarán en 1934 y sin llegar a terminarse el proyecto
ni a cultivarse. Ya no será hasta 1940 cuando el Instituto Nacional de Colonización
(INC) declara los terrenos del estuario del Guadalquivir como de interés para su
desecación y puesta en regadío.
A partir de esta fecha se suceden las obras en las dos márgenes en distinta
intensidad, para encontrarnos a final de los años 50 del siglo XX con la consolidación
del plan de riegos del Bajo Guadalquivir al finalizarse el canal que desde Peñaflor
desviaba agua para riego de todos esos territorios, este canal es conocido por el
Canal de los Presos. Será a principios de los años 60 cuando comience a cultivarse
todas las marismas de la margen izquierda de la provincia de Sevilla, además
de la zona de Bonanza de Sanlúcar de Barrameda. Una parte de ellas, la que
corresponde a Los Palacios, y Las Cabezas se destinará arrozales, el resto a otros
cultivos de regadío con mayor o menor éxito. En Cádiz, en el periodo de 1956 a
1977 se drenaron las marismas de Sanlúcar de Barrameda y las de Trebujena,
siendo un fracaso la puesta en cultivo las de esta última población por lo que cerca
de 3.000 hectáreas desecadas no pudieron cultivarse por la alta salinidad de la
tierra y han quedado en desuso y sin recuperar a su estado natural.
Mientras en la margen derecha se inician las obras de desagüe del río Guadiamar,
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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Miradas al paisaje
Paisaje en Andalucía y en su litoral
Metodología de la investigación
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Este objetivo final que es la determinación, a nuestra escala de trabajo, de una red
de espacios vacantes nos permite valorar la mirada contemporánea a un territorio
en el que se mezclan usos y costumbres reflejo de una historia intensa y diversa,
así como el reconocimiento de la inmovilización de imágenes y sentimientos que
aparecen fosilizados por la tradición y que hasta hace muy poco pervivían con
imaginarios de hace siglos.
[re-conocimiento]
A partir de las hipótesis de partida y de los objetivos generales planteados, la
investigación se centra en la delimitación del ámbito de estudio, tras una primera
lectura del territorio que permite la identificación de los elementos físicos y las
dinámicas territoriales que nos van a definir lo que el equipo ha considerado el
litoral.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
se comienza a ver como paisaje, a sentir ese territorio más allá de cómo han lo
vivido las gentes que lo poblaban. Como relata Javier Maderuelo en la introducción
de la obra de Augustin Berque, “El pensamiento paisajero”, [...] Ese proceso de
argumentar sobre lo que se ve, de generar una poética y una iconografía sobre la
mirada proyectada en el territorio se inició, en nuestra cultura occidental, durante
el Renacimiento, alcanzando en los últimos lustros altas cotas de producción
intelectual que contrasta paradójicamente con la intensidad y rapidez con las
que la humanidad está destruyendo el paisaje heredado, aquel paisaje construido
desde la necesidad durante siglos en el que reconocemos hoy una sabiduría
paisajera que, sin embargo, carece de pensamiento articulado con palabras, una
sabiduría que ha sido desarrollada desde la experiencia del lugar.2
En el territorio litoral podemos decir que se da una mezcla, variable según la zona,
de espacios rurales con ciudades de dinámicas ya globales que se asientan en las
históricas ciudades portuarias, en las que las oportunidades de conexión que dio el
desarrollo de los puertos durante el siglo XIX y XX para el intercambio industrial,
comercial y cultural supuso un revulsivo para su desarrollo en comparación con
las del interior. A estas dinámicas se le añade de manera importante desde el
siglo XIX, pero sobre todo a partir del siglo XX el hecho del turismo y los procesos
que desencadena: aparición de nuevos asentamientos, abandono de espacios
agrícolas o ganaderos para dedicarlos a esta nueva actividad, construcción de
grandes infraestructuras para dar servicio a la población flotante, etc.
A esta escala, el trabajo se ha centrado en determinar cuáles han sido las
dinámicas determinantes para la configuración del territorio litoral como un
paisaje homogéneo o con unos elementos comunes, aunque variados, que
parecen conforman un paisaje común, diferenciador frente a los del interior. La
configuración del territorio como sistema de sistemas (el ecológico, el social, el
económico) nos devuelve un paisaje rico y diverso y el estudio de cada uno de
esos sistemas y de sus dinámicas son los que determinan los límites que hemos
dado al ámbito de estudio, siempre con la posibilidad de abrir o cerrar el objetivo
en aras de un mejor entendimiento del presente.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Para poder hacer esta lectura del territorio que nos lleva de la forma a la dinámica,
de los símbolos a las envolventes, pasamos por un periodo de reflexión de todos
los conceptos que confluyen en la investigación y cuya definición, como reflexión,
nos va a permitir afrontar el proceso investigador con unos conceptos definidos
para no llevarnos a equívocos a lo largo de este. La creación de este glosario
de términos, no de definiciones absolutas, nos lleva a trabajar con conceptos
próximos y que ayudan al entendimiento interdisciplinar, encontrando puntos en
común y diferencias de léxico que hay que unificar.
3 (Llop, 2009)
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ATLAS DE ESPACIOS VACANTES
DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción
Aspectos generales
Miradas al paisaje
Dinámicas y formas del paisaje
Metodología de la investigación
Mapa de observatorios
El litoral como límite, el límite del litoral
Paisaje en Andalucía y su litoral
Mapeado de observatorios
Mapa de espacios vacantes
Conclusiones
Anexos
El litoral como límite, el límite del litoral
[criterios]
[medio]
[ambiente]
[procesos de la investigación]
[aproximaciones al paisaje]
Paisaje en Andalucía y su litoral
Mapeado de observatorios
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[criterios]
La elección del término litoral frente a costa, viene dada por la intención del proyecto de investigación de incorporar
variables que recojan el paisaje de un territorio que no puede limitarse a la visión directa del mar. La determinación
es ampliar el territorio tradicionalmente definido como costero o litoral y no circunscribirlo exclusivamente al
plano de agua, sino al carácter que adquiere ese territorio y el paisaje que se genera por la cercanía al mar.1 Las
dinámicas a las que está sometido un territorio litoral se reflejan en su paisaje, cambiante con una velocidad que
en otros paisajes no se manifiesta; donde la introducción de elementos ajenos a ese sistema, lo altera y hace
visible esa variación en un espacio temporal breve.2
A lo largo de este capítulo se definen las variables que han dado la forma actual a este territorio litoral y que son
las que marcan las pautas para establecer los límites de la investigación, unos límites que son tanto geográficos
como temporales, es por tanto que la determinación de estas dinámicas que la investigación considera que dan
carácter a este territorio, que conforman su paisaje a lo largo de su historia o que se han introducido en la etapa
de la contemporaneidad, es una de las fases con más importancia en el proceso de indagación de este espacio.
El territorio litoral en el que se centra la investigación es la costa atlántica de Andalucía, desde el río Guadiana
hasta la punta de Tarifa, tal y como determina para este territorio Solé Sabaris3 cuando divide la costa española
según criterios geomorfológicos.
El establecimiento de la dimensión longitudinal del territorio litoral ha sido relativamente consensuado, ya que
existen numerosas fuentes que siguen este criterio, aunque también pueden encontrase referencias a la inclusión
de la bahía de Algeciras dentro de él. Desde las primeras etapas de la investigación se delimita entre Ayamonte
y Tarifa la longitud de la costa atlántica.
La dimensión transversal del litoral atlántico considerada para esta investigación, ha supuesto la superposición
de opiniones y la elección de los que se han considerado más adecuadas a los criterios que definirían el paisaje
de este territorio.
Al asumir el paisaje como un hecho dinámico, tanto desde el punto de vista natural como cultural, es la
determinación de las dinámicas que lo caracterizan las que han sido decisorias para configurar el ámbito final del
objeto de estudio, ya que le dan forman o la varían y también determinan los distintos modos de mirar, sentir y
1 Como definen en su trabajo “El litoral: ¿naturaleza domada? (Serra & Roca, 2004), esta franja de terreno
tendrá unas dimensiones variables en función de la disciplina que la estudie. En nuestro caso, estaremos de
acuerdo en que, aunque la delimitación ecológica sería importante por los espacios naturales en los que nos
movemos, la definición de los límites lo marcarán la aproximación desde el medio físico. En este sentido,
este territorio litoral será el área sometida a procesos marinos e influencias continentales, de manera
que esa dominancia variará en el tiempo. Con la consideración de esta cuarta dimensión, se establece una
visión que supera la acción humana al incluir variaciones que superan los tiempos en los que nos movemos los
hombres, (y más aún en los que se ajusta la sociedad contemporánea).
2 Tiempo y movimiento en el paisaje: el ritmo que impone quien mira el paisaje marca un tiempo, el paisaje
en si mismo tiene otro tiempo. Dos movimientos, el del observador y lo observado, el que mira y se desplaza
y el que introduce el cambio de la luz, las estaciones, etc…
3 (Terán, Solé Sabarís, & Vilá Valentí, 1994)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[medio]
La selección de los límites del ámbito general de la investigación responde a una motivación voluntaria y
eminentemente cultural del paisaje, no coincidente con la distribución geográfica natural que las condiciones
ecológicas costeras reservan para el paisaje litoral.
Esta decisión de partida responde a la preponderancia del factor cultural sobre el factor natural en la identificación
de espacios vacantes, ya que las dinámicas y procesos que generan la pérdida de identidad y carácter de los
paisajes comienzan a gestarse generalmente en la planificación del territorio (bases estratégicas del sistema
productivo5), o en las expectativas de su uso y aprovechamiento, mucho antes que en la materialización física
de su impacto ecológico. De ahí que, el límite de paisaje litoral designado en este trabajo, sea además de
eminentemente teórico, también claramente preventivo.
Desde el punto de vista normativo, el límite de la zona de estudio quedaría marcado por el límite del dominio
público marítimo terrestre, según la Ley 22/1988, de 28 de julio, de costas, que define:
3. Son bienes de dominio público marítimo-terrestre estatal, en virtud de lo dispuesto en el artículo 132.2 de la
Constitución:
1. La ribera del mar y de las rías, que incluye:
a) La zona marítimo-terrestre o espacio comprendido entre la línea de bajamar escorada o máxima viva equinoccial,
y el límite hasta donde alcanzan las olas en los mayores temporales conocidos o, cuando lo supere, el de la línea de
pleamar máxima viva equinoccial. Esta zona se extiende también por las márgenes de los ríos hasta el sitio donde se
haga sensible el efecto de las mareas.
Se consideran incluidas en estas zonas las marismas, albuferas, marjales, esteros y, en general, los terrenos bajos que
se inundan como consecuencia del flujo y reflujo de las mareas, de las olas o de la filtración del agua del mar.
b) Las playas o zonas de depósito de materiales sueltos, tales como arenas, gravas y guijarros, incluyendo escarpes,
bermas y dunas, tengan o no vegetación, formadas por la acción del mar o del viento marino, u otras causas naturales
o artificiales.
2. El mar territorial y las aguas interiores, con su lecho y subsuelo, definidos y regulados por su legislación específica.
3. Los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental, definidos y regulados por su legislación
específica.
Pertenecen asimismo al dominio público marítimo-terrestre estatal:
1. Las accesiones a la ribera del mar por depósito de materiales o por retirada del mar, cualesquiera que sean las
causas.
2. Los terrenos ganados al mar como consecuencia directa o indirecta de obras, y los desecados en su ribera.
3. Los terrenos invadidos por el mar que pasen a formar parte de su lecho por cualquier causa.
4. Los terrenos acantilados sensiblemente verticales, que estén en contacto con el mar o con espacios de dominio público
marítimo-terrestre, hasta su coronación.
5. Los terrenos deslindados como dominio público que por cualquier causa han perdido sus características naturales de
playa, acantilado, o zona marítimo-terrestre, salvo lo previsto en el artículo 18.
6. Los islotes en aguas interiores y mar territorial.
7. Los terrenos incorporados por los concesionarios para completar la superficie de una concesión de dominio público
marítimo-terrestre que les haya sido otorgada, cuando así se establezca en las cláusulas de la concesión.
8. Los terrenos colindantes con la ribera del mar que se adquieran para su incorporación al dominio público marítimo-
terrestre.
5 Plan de Desarrollo Rural, Política Agraria Común, Plan de Infraestructuras para la Sostenibilidad del
Transporte en Andalucía, etc.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
La definición del límite legal se corresponde con las tierras afectadas por el mar
directa o indirectamente, como es el caso de las marismas desecadas. Es una
definición que utiliza el contacto directo actual o potencial del mar para limitar su
ribera. Esta definición es precisa, exacta y medible, pero a efectos geográficos,
la influencia del mar también es entendible en términos geológicos, a través
de la influencia que su acción ha ejercido sobre los bordes de los continentes,
modelando morfologías litorales tierra adentro a lo largo de la historia del planeta,
reconocibles actualmente como paisajes litorales, aunque no estén bañados
actual o potencialmente por el mar. Este es el caso de paisajes de génesis litoral
como los campos dunares fosilizados, mantos eólicos, lagunas litorales cerradas
o acantilados marinos6.
6 Las costas de Huelva y Cádiz poseen una dinámica litoral costera marcadamente
distinta, siendo la primera especialmente activa. V.V.A.A. El Litoral de Huelva:
Fisiografía y Dinámica. Geología de Huelva. Lugares de Interés Geológico.
Huelva, España. Universidad de Huelva, Servicio de Publicaciones. Vol. 1.
2008. ISBN: 978-84-96826
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
las comunidades biológicas modifican las condiciones ambientales de partida mediante su propio funcionamiento
ecológico, en un proceso retroalimentado y homeostático, que favorece su supervivencia dentro de ciertos
límites.7
La correspondencia entre el paisaje litoral y su zona geográfica varía hacia el interior a lo largo de un gradiente
decreciente (ecotonos), el cual depende de la densidad y conspicuidad de elementos de origen costero de tipo
geológico y biológico, así como culturales. En la medida en que la continuidad cultural se mantenga dentro del
gradiente, el paisaje litoral será más reconocible tierra adentro.8 En la medida en que las formaciones geológicas
de origen litoral sean más notables, y la conservación de la biocenosis de tal origen sea mejor, la continuidad, y
por tanto el paisaje litoral, serán reforzados hacia el interior.9
Para describir las características ambientales del paisaje del ámbito general de estudio, se parte de las unidades
geológicas identificadas anteriormente, como grandes condicionantes del paisaje, y se incorpora a esas
descripciones realizadas, el efecto de la biocenosis.
Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos paisajísticos coincidentes
con esta unidad son: Litoral Occidental Onubense, Campo de Tejeda, Condado – Aljarafe, Dunas y Arenales
Costeros de Doñana, Arenales, Marismas y Vega del Guadalquivir. Esta organización en ámbitos paisajísticos,
es perfectamente asimilable a una organización comarcal del paisaje, donde cada comarca ha reorganizado la
cobertura vegetal y por tanto modificado la comunidad animal, de acuerdo a sus objetivos productivos y sus
formas culturales de aprovechamiento de los recursos naturales.
La transformación comarcal del paisaje se centra básicamente en la modificación de su cobertura, manteniéndose
al margen de la transformación de la base física del paisaje, más allá de algunos casos llamativos de explotación
minera o de los procesos erosivos fundamentalmente centrados en la colmatación y desbordamientos sucesivos
de los cauces afectados. Así pues, utilizaremos esta clasificación para recorrer el paisaje actual de la zona de
estudio.
7 La vida tiene la capacidad de demorar el proceso enunciado por la segunda ley de la termodinámica, por
el cual la entropía del sistema debe aumentar. Este control relativo del flujo termodinámico, permite la
creación de sistemas organizados capaces de prolongar su existencia e influir en las condiciones de su
entorno (ecosistemas).
8 Caso de los viñedos en la comarca de El Condado de Huelva, los antiguos huertos sobre arenas (“navazos”)
en Sanlúcar de Barrameda. Moderna y simbólicamente, la cultura surfista en Tarifa, se manifiesta en líneas
interiores de su litoral.
9 El ejemplo más palmario es el de los aguazales interiores (marismas y lagunas) y sus aprovechamientos
tradicionales.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Los espacios naturales protegidos en este ámbito han hecho de los pinos piñoneros
y el matorral mediterráneo, las comunidades halófilas (Spartina maritima), y las
comunidades psammófilas (enebrales) los exponentes del paisaje natural sobre
las terrazas fluviales, las marismas y lagunas, y los accidentes litorales.
Estos tres espacios naturales, actúan como focos estables del paisaje del ámbito,
equilibrando la confusión y desequilibrios desatados por la actividad agrícola,
urbanística y turística tanto en el interior como en la costa.
Campo de Tejeda:
Este ámbito funciona como un gran valle cubierto anualmente por un tupido
herbazal de cereal, que sigue el ritmo de las cosechas, carece de lindes, y solo
tiene por costuras a las borduras de los bosques de ribera de algunos de los
arroyos que lo surcan.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
La colmatación progresiva del estuario del Guadalquivir en su parte final, proporcionó la plataforma para la
acumulación de potentes formaciones eólicas sobre estos sedimentos. Estas formaciones cuentan con un gran
dinamismo y naturalidad en su cobertura vegetal, aunque existen sustituciones notables como la de los enebros
por los pinos piñoneros para la estabilización de las dunas. Asimismo, algunas de las especies más amenazadas
de la tierra aún permanecen vivas aquí, como es el caso del lince ibérico.
Estos paisajes son de origen plenamente natural, habiendo sido estabilizados en su dinámica geológica y sustituidos
en su estrato arbóreo.
Arenales:
De proceso análogo al anterior, su paisaje se desarrolla sobre mantos eólicos arenosos menos potentes, sobre los
que la protección natural del territorio no ha podido impedir la modificación profunda de la cubierta vegetal en
muchas zonas. Pinos piñoneros y eucaliptales en lugar de alcornoques y encinas, son los principales referentes
vegetales del paisaje, que a través de su plano relieve, halla en ellos sus principales referencias verticales.
Marismas:
Incluye las actuales y las antiguas, las funcionales y las desecadas, las mareales, las fluviales y las pluviales, y
abarca un extenso ámbito en el que la rala vegetación halófila tapiza la base y los muros de las marismas naturales
y alteradas topográficamente, donde la fauna salvaje se percibe en forma de ave, y donde la horizontalidad del
paisaje hace al cielo tan protagonista como a la tierra.
Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos paisajísticos coincidentes con
esta unidad son: Los Alcores. Piedemonte Subbético, Campiña de Jerez - Arcos, Campiñas de Medina, Litoral
Estrecho, Bahía de Cádiz, Los Alcornocales y Campo de Gibraltar.
Los Alcores.
La deformación tectónica de Los Alcores, fresca, margoarenosa, y de aguas subterráneas, seguida de la vega
del Corbones, al pie de su escarpe, ha forzado la vocación agrícola de estos suelos, plenamente fértiles para el
cultivo de legumbres, hortalizas, frutales y cereales. La vegetación, y por tanto la comunidad faunística, han
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Esta campiña se asienta sobre los terrenos ondulantes del olitostroma y de las
estribaciones del subbético medio, que encuentra en este ámbito su extremo
occidental.
Así, los hitos naturales funcionan como balizas en el territorio, dominado por la
homogeneidad agrícola.
Campiñas de Medina.
Ésta se asienta sobre la unidad del flysch de Gibraltar, deforestada por la ganadería
y la agricultura en el pasado, pero no apta para grandes rendimientos a parte
de los actuales, como productora de pastos forrajeros para el ganado vacuno
principalmente.
Los elementos naturales han sido borrados del paisaje, quedando relegados a
los farallones rocosos o las mayores pendientes, donde tampoco se libran de la
competencia de las repoblaciones de pinos piñoneros, carrascos y eucaliptos.
Los cauces carecen de cobertura vegetal natural asociada, estando ésta solo
presente en los de mayor jerarquía (Barbate, por ejemplo).
Las lagunas endorreicas (entre ellas La Janda) han sido desecadas, con lo que la
eliminación de referencias vegetales se limita a hilos arbóreos sobre determinados
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
No obstante, la avifauna es capaz aún de explotar los escasos nichos que estas transformaciones han dejado,
aprovechando acequias, charcos, pequeñas herrizas arbóreas y bosquetes encaramados, como refugio, alimento
y paso en la ruta migratoria del Estrecho, dotando de naturalidad al paisaje.
Litoral Estrecho.
Compuesto por una serie de playas, ensenadas, acantilados y dunas móviles, constituye un ámbito litoral cuya
naturalidad es reforzada por la escasa población, la tutela militar de algunos territorios, y el difícil acceso a
determinadas zonas.
La biocenosis asociada a este ámbito refuerza esta naturalidad innata de las formaciones geológicas, dado que
la rotunda y masiva presencia de pino piñonero, y la conservación de la vegetación psammófila en las dunas,
redobla esta sensación de originalidad y naturaleza.
Bahía de Cádiz.
Asentada sobre la depresión neógena asociada a los ríos Guadalete, San Pedro e Iro, se encuentra profundamente
dominada por la discontinuidad paisajística urbano–marisma, con algunas intercalaciones de bosque de pino
piñonero y lagunas endorreicas.
Las referencias naturales en el paisaje se encuentran asociadas a los lugares protegidos como espacio natural, el
parque natural Bahía de Cádiz aporta tanto ecosistemas mareales como terrestres (bosques de pino piñonero), o
los complejos endorreicos de Puerto Real y Puerto de Santa María. El fenómeno urbano rodea cualquier expresión
natural, siendo ésta siempre un acompañante de aquel, que ya se sitúa como fondo escénico, ya es aledaño a la
propia naturaleza (Parque Periurbano de Los Toruños). La proximidad de ambas influencias es tal, que el paisaje
resultante no es su suma, son su mezcla, generándose un paisaje donde la expresión natural es contigua a la
urbana.
Los Alcornocales.
Paisaje montaraz, forestal de quercíneas y matorral mediterráneo sobre pendientes fuertes y cumbres dominantes
sobre los bordes de la Campiña de Medina. El paisaje es plenamente natural, correspondiéndose con una pluvisilva
mediterránea, de fuerte productividad primaria, dado el alto grado de humedad y calor presentes.
Las variaciones cromáticas, morfológicas y texturales aportadas por la vegetación es muy notable, compitiendo
con la notoriedad de las formaciones montañosas. La comunidad faunística es asimismo muy importante en la
definición del paisaje, aportando según los casos su toque vocal (celo en el caso de los ungulados, canto de
rapaces y aves forestales), o su presencia (en el caso de las aves predadoras, como el águila culebrera, la real y
la perdicera).
Campo de Gibraltar.
Las laderas y cumbres redondeadas de este ámbito no poseen mayor rasgo natural que el de rodales arbustivos
de vegetación mediterránea residual (lentiscos, espinos), restos de la actividad maderera y ganadera de estas
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
laderas.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[ambiente]
Del mismo modo, la continuidad en el uso de las vías de comunicación histórica, tanto fluviales como terrestres, y
del sistema de poblamiento del ámbito, conformado en sus pautas básicas durante el periodo romano y medieval,
transciende en la actual organización administrativa, económica y social del territorio, habiendo contribuido a la
construcción, a lo largo de la historia, de las distintas identidades y paisajes sociales que lo conforman.
Esta singularidad histórica permite extender el ámbito litoral hasta la ciudad de Sevilla, puerto interior del
Guadalquivir, y paso obligado en las comunicaciones terrestres entre los territorios onubenses y gaditanos que ha
desempeñado el papel de capitalidad histórica del litoral atlántico andaluz. Estableciendo como límites norientales
del mismo el trazado de las autovías Sevilla-Jerez y Jerez-Los Barrios, herederas respectivamente de las calzadas
romanas que conectaban las ciudades de Gades (Cádiz) con Itálica (Sevilla) –vía Augusta- y de la que discurría
entre Hasta Regia (Mesas de Astas, Jerez) y Asido Caeserina (Medina Sidonia) y desde esta, hacia el sur, hasta
Iulia Transducta (Algeciras).
Del mismo modo, se establece como límite noroccidental del litoral atlántico el eje territorial Sevilla-Huelva-
Portugal, incorporando los trazados de la antigua carretera nacional Sevilla – Huelva (A-472) y de la autovía A-49.
Este eje que articula el sector occidental del litoral atlántico en sentido este-oeste, recoge el trazado de la vía que
comunicaba la ciudad de Itálica con el Río Guadiana pasando por el importante núcleo de Ilipla (Niebla); soporte,
posteriormente, de la vía pecuaria denominada vereda de carne que transcurría entre Sevilla y Ayamonte.
La definición de estos límites concluye una definición no restrictiva del paisaje litoral, incorporando ámbitos
territoriales de marcada orientación agrícola, pero que históricamente han estado influidos por las mismas
dinámicas que han conformado la franja de contacto marítimo-terrestre. Desempeñado un papel, en ocasiones
subordinado y, en otras, rector de los procesos configuradores del paisaje que se identifican en el marco de esta
investigación. Solo desde esta relación de dependencia y complementariedad histórica podemos comprender la
estructura actual del ámbito territorial que hemos definido como litoral atlántico andaluz.
Además de las trazas histórico-culturales que establecen criterios para la delimitación del límite del litoral
atlántico de esta investigación, se han de tener en cuenta criterios jurídicos-administrativos que finalmente van
transformando el sistema organizativo territorial por imponer en muchos casos maneras de organizar el territorio
ajena a la manera histórica.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A nivel jurídico, este ámbito territorial está definido en la Ley de Costas, ley
22/1988, como la orla litoral, una zona de cinco kilómetros de profundidad desde
el borde del mar hacía el interior de la plataforma continental. Esta ley tiene
por objeto la determinación, protección, utilización y policía del dominio público
marítimo-terrestre y especialmente de la ribera del mar.10 La ley también determina
las servidumbres legales (servidumbre de protección, de tránsito y de acceso al
mar) así como la zona de influencia, en donde en un ancho de 500 metros a
lo largo de la costa se establecen condiciones mínimas para la protección del
dominio público marítimo-terrestre, que deberán ser respetadas por la ordenación
territorial y urbanística.
10 Artículo 1.
11 Considerando todos los municipios en contacto directo con el Dominio
Público Marítimo Terrestre; a este grupo se añadirían también los que están a
menos de 10 kilómetros del DPMT.
12 El POTA las define como las grandes piezas geográficas susceptibles de
contener las estrategias más globales sobre los usos del territorio.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Unidades Territoriales van a ser la base territorial sobre la que hacer la planificación de ámbito subregional y van
a suponer que el sistema de ciudades que integran cada una de ellas funcione al modo comarcal. La base de ese
Sistema de Ciudades y su articulación ha sido los estudios realizados a lo largo de la década de los años 80 y
90 en Andalucía y recogidos en diversas publicaciones.13 Siguiendo estos criterios, la definición del ámbito litoral
quedaría determinada con un territorio mucho más amplio de lo que entendemos es necesario y coherente para
esta investigación.
13 Las publicaciones a las que se hace referencia son (Feria Toribio, El sistema urbano andaluz. Aglomeraciones
urbanas, áreas de centralidad y ámbitos desarticulados., 1992), (Plan de Ordenación del territorio de
Andalucía. Bases y Estrategias, 1999), (Sistema de ciudades de Andalucía, 1986).
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[proceso de investigación]
El actual interés en el paisaje desde distintos ámbitos disciplinares pone de manifiesto la pluralidad de significados
que encierra el término y la multiplicidad de campos a los que debe responder - arte, naturaleza, ciudad, territorio,
urbanismo o ambiente entre ellos. Como hemos visto, son numerosas las definiciones de paisaje esbozadas
desde las distintas disciplinas que se encargan de su estudio. De la visión del paisaje y de sus valores expresivos
desarrollada por Daniela Colafranceshi, directora de la colección Land&Scape, en el prólogo de la obra Lansdcape
+ 100 palabras para habitarlo14, tomaremos los conceptos de hibridación y contaminación disciplinar como base
de nuestra metodología de investigación. El paisaje es entendido, por tanto, como una categoría cultural en
construcción, que supera el ámbito de lo disciplinar invitando a perspectivas de intervención amplias y plurales
(2007:16).
La primera de ellas se pone de manifiesto en la Recomendación CM/Rec (2008)3 del Comité de Ministros a los
Estados miembro sobre las orientaciones para la aplicación del Convenio Europeo del Paisaje15, donde se cita
expresamente la diferenciación entre el concepto de paisaje enunciado en el convenio y la concepción patrimonial
desarrollada en anteriores documentos internacionales de protección y tutela.
La noción de paisaje enunciada en el Convenio supera su entendimiento como “bien”: 16 una parte del espacio
físico con valores naturales y/o culturales, y propone afrontarlo de manera integral, introduciendo el concepto
de calidad del paisaje, entendida como una condición esencial para la mejora de la vida de los individuos y sus
comunidades y como objetivo básico de las políticas de paisaje. El paisaje es percibido como recurso que, no solo
favorece la actividad económica17 sino que es clave para el desarrollo sostenible de la comunidad.
14 […] Valores sociales, pensamiento científico, expresión artística, cristalizan tensiones a escala
físicas y conceptuales que producen nuevos modelos de confrontación e interpretación de la naturaleza; aquí
– como en otros campos de la creatividad- será su hibridación con otras experiencias lo que conducirá a
nuevos modelos de paisaje. 14 (Colafranceschi, D., 2007:16)
15 Adoptada por el Comité de Ministros el 6 de febrero de 2008, durante la 1017ª reunión de los representantes
de los Ministros.
16 (Recomendación CM/Rec (2008)3 del Comité de Ministros a los Estados miembro sobre las orientaciones para
la aplicación del Convenio Europeo del Paisaje 2008, pág.6)
17 “afrontar de manera global e integral la cuestión de la calidad de los lugares, donde vive la población,
reconocida como condición esencial para el bienestar individual y social (entendido en el sentido físico,
fisiológico, psicológico e intelectual), para un desarrollo sostenible y como recurso que favorece la
actividad económica” (CEP, 2000)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
_medio
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
que pasa por la definición de paisajes potenciales en el ámbito de estudio; un segundo objetivo en el que se
identifican los procesos de transformación del paisaje potencial; un tercer objetivo en el que se identifican los
paisajes descontextualizados; y, finalmente, un cuarto objetivo ya del capítulo siguiente en el que se definen una
serie de observatorios y espacios vacantes.
19 Guerra Velasco, Juan Carlos. La acción humana, el paisaje vegetal y el estudio biogeográfico. Boletín
de la Asociación de Geógrafos Españoles, Nº. 31, 2001 , págs. 47-60
20 García Fernández, Jesús. La explotación de los montes y la humanización del paisaje vegetal (cuestiones
de método previas) Investigaciones geográficas, Nº 29, 2002 , págs. 5-22
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Los espacios vacantes, definidos en este documento anteriormente, recogen el sedimento paisajístico de los
desajustes entre territorio y paisaje, entre función y forma, y proceden de la identificación de estos paisajes
descontextualizados.
Los espacios vacantes que se estudian en este documento responden a grandes procesos de transformación
del territorio (escala de estudio1:1.000.000), de tal manera que aparecen normalmente agrupados en torno a
extensiones mayores caracterizadas por los procesos de desajuste y desequilibrio definidos anteriormente. Estos
grandes espacios en los que concurren varios espacios vacantes han sido definidos como observatorios. De tal
modo que los observatorios son el vivero en el que se fraguan los espacios vacantes, relacionados entre sí por las
condiciones territoriales que causan el observatorio, pero distinguibles entre sí también según las características
particulares de cada uno de ellos, normalmente determinadas por su historia, fisonomía actual, etc.
Los espacios vacantes pueden identificarse con parajes conocidos por la población, de límites definidos, o
con espacios de límites ambiguos, limitados finalmente por el grado creciente de organización de los paisajes
aledaños.
_ambiente
Este proceso de la investigación plantea, por tanto, identificar, caracterizar y cualificar, desde el punto de vista de
la componente cultural, las aproximaciones al paisaje litoral partiendo de una consideración integral y relacional
del paisaje y del reconocimiento de su triple dimensión espacial, cultural y temporal.
Esto exige el análisis de sus planos morfológico, natural, histórico, cultural; así como de sus interrelaciones,
y de las transformaciones a las que le han sometido los distintos grupos humanos que lo han habitado, es
decir identificar la memoria física del territorio. Las distintas secuencias del análisis repiten el mismo esquema
conceptual, aumentando progresivamente la escala de aproximación al ámbito estudiado y el grado de detalle en
su descripción.
Por tanto, se identificarán las dinámicas culturales responsables de la actual configuración del paisaje del litoral
atlántico andaluz, tomando como base la identificación de procesos históricos antrópicos de transformación del
medio físico vinculados, en ocasiones, a acontecimientos históricos concretos y en otras a la explotación de los
recursos territoriales.
La impronta territorial de estas dinámicas caracteriza desde el punto de vista cultural las unidades de paisaje
establecidas en los sucesivos zooms de aproximación al territorio objeto de estudio. Conforman sistemas espaciales
y relacionales complejos agrupados en las siguientes categorías:
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
la agricultura, la ganadería, la pesca, la explotación forestal, de las salinas y otros. Entre la que se incluyen
los asentamientos originados por la actividad y las pautas de habitabilidad características de cada cultura
del trabajo.
- Impronta territorial del comercio y configuración de puertos comerciales: zonas portuarias, actuaciones
urbanísticas e infraestructuras de transporte asociadas.
Esta categoría nace de la dimensión perceptiva del paisaje y de su carácter identitario. Esta dimensión perceptiva
tiene, a su vez, una componente sensorial y otra social o emocional que corresponde con la percepción que
tiene una población de su entorno. Los paisajes, por tanto, no sólo se caracterizan por una determinada
materialidad sino también por su dimensión simbólica. Los paisajes simbólicos son siempre descripciones
sintéticas que responden a unas determinadas manera de mirar o de interpretar el paisaje, es decir, a una
ideología que busca transmitir una determinada forma de apropiación del espacio.21
Para cumplir con los objetivos del Convenio Europeo del Paisaje de salvaguardar la identidad de las propias
poblaciones y garantizar su desarrollo como sociedad, es necesario identificar estos procesos de construcción
social del paisaje, a los que denominaremos paisajes simbólicos o paisajes sociales, y los valores y sentimientos
plasmados en ellos. La imagen o imágenes proyectadas por un determinado paisaje son el resultado de un
proceso de proyección cultural de una sociedad en un espacio concreto, que se crea desde las necesidades de
cada presente y, por tanto, es posible establecer también su evolución a lo largo del tiempo.
Cada una de las sinergias detectadas – económicas, sociales, políticas, etc.- son leídas y representadas como
sistemas de relaciones con implantación territorial. Como dinámicas han evolucionado a lo largo del arco
temporal que recoge la investigación, transformándose en función de las distintas concepciones culturales del
territorio litoral y de los usos que, sucesivamente, le han dado los distintos grupos humanos que han habitado
el solar andaluz, conformado así su paisaje litoral.
_actualidad
En el momento histórico actual es difícil categorizar el territorio en natural y antropizado, ya que la acción del
hombre ha llegado a todos los puntos del planeta. La consideración de la ciudad como un ecosistema donde
se han eliminado las condiciones naturales en beneficio de las necesidades humanas debe matizarse según la
intensidad de uso de cada parte del territorio litoral; de este modo podemos identificar un “amplio gradiente que
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
A lo largo del litoral atlántico y mediterráneo andaluz se disponen un conjunto de Ciudades Medias que presentan
características propias que deben ser tenidas en cuenta de manera diferenciada al resto de Ciudades Medias
interiores. El hecho litoral, en sí mismo, constituye un importante aspecto diferenciador, pero también lo es la
potente dinámica económica y demográfica de las ciudades de estos ámbitos y la particular configuración de
su estructura territorial. Asimismo, es preciso considerar las particularidades del proceso de urbanización de
estas ciudades y sus entornos (procesos expansivos que tienden a generar un continuo urbanizado en el que
quedan englobadas las ciudades históricas). Ello comporta problemas y oportunidades de ordenación territorial
de naturaleza muy diferente al de las Ciudades Medias interiores.
Los procesos que han introducido el sistema económico actual y el avance en muchos campos tecnológicos han
provocado una nueva manera de situarse la población en el territorio. Procesos de funcionalización de ciudades,
estableciéndose elementos diferenciadores en el uso general de algunas de ellas, sobre todo en las que son
centros regionales. La ubicación de empresas e industrias en éstas provoca un cierto abandono de partes de la
ciudad tradicionalmente destinada a residencia y un éxodo a poblaciones cercanas. Este movimiento se da por dos
motivos fundamentales y complementarios, primero un menor precio de la vivienda en estos núcleos exteriores,
y la obtención, o la pretensión, de una mejora en la calidad de vida. La tendencia internacional, en el caso de
grandes metrópolis y áreas metropolitanas de una escala no comparable a la de nuestro estudio, establece que el
proceso que se produce una vez se consolida el abandono de estas partes de la ciudad tradicional es la ocupación
de éstas por sectores de población con un nivel de renta menor para los que no es prioritario que el entorno
urbano donde se asienten cumpla unos requisitos comparables a los de otros sectores poblacionales. La otra
opción, y más vinculada a nuestro entorno de ciudades medias, es la ocupación por parte de sectores de población
de altos ingresos que quieren recuperar el estilo de vida urbano de ciudad compacta, lo que provoca que sectores
de población tradicional en centros históricos de los núcleos urbanos se desplace a zonas de la periferia.
Estas tendencias son comunes a todos los procesos de metropolización de las ciudades de Andalucía, no siendo
particularmente remarcables por el hecho de situarse en el litoral. El ejemplo que puede destacarse en nuestro
ámbito de estudio, es el de la ciudad de Cádiz a la que además de sufrir esa tendencia se le añade su configuración
física, ya que hace décadas que está agotada la superficie posible de crecimiento de la ciudad, por lo que en un
momento dado, se comenzó una política de crecimiento interior, es decir, regeneración urbana y rehabilitación
de edificaciones para incrementar, donde fuera posible, tanto la densidad de ocupación como la calidad de vida,
dado que las condiciones de habitabilidad de varios de los barrios del casco histórico no eran los apropiados a los
estándares establecidos en este momento.
En paralelo a esta primera experiencia, se aprueba la declaración de Área de Rehabilitación Concertada la de San
Mateo-Santiago y su entorno en el casco histórico de Jerez de la Frontera y a final de 2007 la declaración de la
totalidad de los Barrios Alto y Bajo del casco histórico de Sanlúcar de Barrameda. Estas experiencias, aunque
importantes en el contexto urbano, son puntuales a nivel territorial y en cuanto a la construcción de un paisaje
que se pueda considerar homogéneo del litoral.
Más que el crecimiento interior, lo más significativo para esta investigación es la actividad expansiva de las
ciudades, consolidando un modelo de asentamiento ajeno a este territorio y transformando profunda y rápidamente
el paisaje de donde se produce. La ocupación de las huertas y terrenos agrícolas del entorno de Chiclana de la
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
producción constituyen la muestra evidente de la mayor interrelación funcional entre asentamientos. En cuanto
a la configuración física, los actuales procesos de urbanización están dando lugar, sobre todo en los ámbitos más
dinámicos como las grandes ciudades o zonas litorales, a nuevas formas urbanas, que rompen con el modelo
tradicional de ciudad compacta y que se extienden espacialmente, rompiendo los límites administrativos”.26
La estructura del sistema viario presente en el arco atlántico, principal infraestructura en cuanto a movilidad real
de población, se mantiene con el mismo esquema desde sus primeros trazos en épocas romana y medieval. El
desarrollo que sufrió durante la mitad del siglo XX en cuanto a favorecer la accesibilidad a las ciudades principales,
creándose una red de carreteras sobre la red de caminos así como la construcción de los puentes que atravesaban
las marismas que rodean a Cádiz y Huelva, y las ampliaciones sucesivas debida a la vinculación actual que existe
entre desarrollo económico y desarrollo de esta infraestructura. La construcción dos fases temporales de la
autovía A-49 que conecta Sevilla-Huelva-Portugal, supuso un cambio importante en la presencia de esta parte del
litoral como destino turístico al nivel actual, así como mejorar las conexiones de las industrias allí asentadas y la
distribución de sus productos, agrícolas en su mayoría. Tal y como se recoge en el Libro Blanco de las carreteras
y los espacios protegidos de Andalucía, “la carencia de infraestructuras de transporte dificulta el desarrollo y la
conexión de los territorios, obstaculizando una adecuada movilidad de personas y mercancías, si bien, tal como
destaca la propia Comisión Europea, ninguna red de comunicaciones garantiza, por sí misma, la vertebración de
un territorio, debiendo aplicarse un enfoque integral en el que no sólo se tengan en cuenta aspectos comerciales,
económicos o de mayor velocidad en las relaciones, sino también otras cuestiones de índole social, cultural, medio
ambiental y relacionadas con el bienestar. En definitiva, el éxito de la política de infraestructuras de transporte,
exige también la aplicación simultánea de políticas sectoriales activas, que fomenten el potencial endógeno del
territorio desde una perspectiva de desarrollo sostenible.”27
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[aproximaciones al paisaje]
El paisaje del litoral atlántico andaluz se organiza en dos caras separadas por la desembocadura del Guadalquivir
y la geografía del río en su curso bajo. Este dato permite intuir el potente significado de la naturaleza en la
definición de un paisaje que, aunque habitado y transformado durante milenios, se organiza claramente en torno
a las bases naturales marcadas por su geología y su biología.
El lado oeste, asentado sobre el relieve suave de la depresión neógena del Guadalquivir y su intensa dinámica
costera, mantiene en un gradiente creciente hacia la costa, las señas de identidad de su paisaje natural, conocido
a través de sus accidentes geográficos costeros; marismas, barras, lagunas costeras, campos dunares, flechas y
ganchos arenosos, estuarios fluviales, etc.
El lado este, de estructura geológica más variada, es conformado paisajísticamente a través de una sucesión
de lomas (olitostroma), de sierras béticas y del flysch de Gibraltar (plegamiento alpino), y de valles tectónicos
interiores (endorreísmo) o formados por depresiones neógenas (Guadalete, Iro, Barbate).
En el lado oeste, el protagonismo de la biocenosis es mayor en la medida en que nos alejamos de los accidentes
geográficos costeros, que dinámicos y flexibles ecológicamente, y preservados parcialmente de la destrucción,
son capaces de albergar comunidades vegetales cercanas a su estadio climácico natural, y recuperarse de
perturbaciones no irreversibles. En la zona interior, esta biocenosis carece de continuidad y naturalidad fuera de
los espacios naturales protegidos, y de los bosques de repoblación de pino piñonero, que son las superficies sobre
las que aún se ha conservado parcialmente la comunidad vegetal arbustiva óptima de esta área biogeográfica.
En las comarcas de Condado – Aljarafe, Costa Occidental de Huelva y Campo Tejada, la perturbación agrícola ha
sustituido casi totalmente a la comunidad vegetal natural, generando un paisaje eminentemente cultural, donde
la naturaleza queda relegada a parches alrededor de ciertas dehesas y cauces.
En el lado este, la dinámica litoral produce menor variedad y cambios en la geografía costera, que siendo también
variada, carece de los fenómenos progradantes del lado opuesto. Playas, dunas, ensenadas y acantilados, se suceden
salpicados de pequeñas marismas resistentes a las desecaciones (Barbate y San Pedro), y de las desembocaduras
de ríos como el Guadalete o el Iro. La naturaleza agrícola o ganadera de las laderas olitostrómicas, y las laderas
subéticas y gibraltareñas, ha dejado al descubierto gran parte de su suave perfil geológico, quedando éste
simplemente cubierto por una tupida manta de herbáceas forrajeras en algunos casos, y de cereales en otros, que
ha eliminado casi totalmente la comunidad vegetal natural climácica, siendo el último reducto de ésta las laderas
de las sierras del P.N. de Los Alcornocales. El resto de manchas vegetales naturales interiores se concentran en
las serretas gibraltareñas de El Retín, La Plata, etc, donde pugnan desde los lugares más accidentados con las
repoblaciones de eucalipto y pino carrasco. Manchas de acebuchales se extienden en los valles altos de algunas
ensenadas y playas (Bolonia, Los Lances), como retazos del antiguo bosque de olivos salvajes que poblaron sus
suelos margosos.
En resumen, la naturaleza está presente en el lado oeste del área de estudio a través del intenso dinamismo
costero de su geografía litoral, mientras que en el lado este, el protagonismo paisajístico de la naturaleza se
reparte a través de la notoriedad y desnivel de sus relieves serranos, la estabilidad de sus accidentes costeros, y
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
el fondo escénico de las masas forestales del P.N. de Los Alcornocales. La relación
naturaleza paisaje sigue existiendo con intensidad en estas zonas litorales, pero
ello no ha impedido que se haya debilitado mucho en ciertos tramos costeros,
especialmente manipulados por extensas urbanizaciones, que borran referencias
geográficas a través de su ocupación laxa pero continua del territorio. Asimismo,
en el litoral interior, el proceso urbanizador laxo y continuo de segunda residencia
se ha unido al anterior agrícola, poniendo en riesgo el paisaje cultural para el
que la base física del lado oriental (faldas, lomas y laderas), y la forestal del lado
occidental (bosques de pino piñonero y dehesas) son fundamentales.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
_medio
Para la obtención de las unidades de paisaje potencial se ha partido de los siguientes datos:
- Cobertura digital del ámbito litoral definido por el proyecto de investigación (elaboración propia).
- Cobertura digital de las series de vegetación potencial. Modelos de restauración forestal (Junta de
Andalucía).
- Atlas de Andalucía. Tomo II. 2005. Consejerías de Medio Ambiente y Obras Públicas y Transportes de la Junta
de Andalucía.
- Mapa de Paisajes: Elaborado por J. M. Moreira, M. Rodríguez, F. Zoido, C. Moniz, C. Venegas y J. Rodríguez.
- Memoria Mapa de Paisajes: Elaborada por C. Moniz , J.M. Moreira, J.F. Ojeda, M. Rodríguez, C. Venegas y F.
Zoido.
- Cobertura digital de áreas paisajísticas.
- Cobertura digital de unidades fisonómicas.
- Cobertura digital de ámbitos paisajísticos.
- Cobertura digital de comarcas socioeconómicas según el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía
(POTA, elaboración propia a partir de datos del POTA).
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Utilizando la información de la publicación Modelos de Restauración Forestal de la Junta de Andalucía, y la del libro
Memoria del Mapa de las Series de Vegetación de España, de Salvador Rivas Martínez (1981 y revisado en 1987),
se ha determinado que en el ámbito de estudio se encuentran las siguientes series de vegetación potencial:
Geoserie edafohigrófila termomediterránea gaditano-onubo-algarviense, jerezana y tingitana silicícola.
Geoserie edafoxerófila litoral termomediterránea mediterráneo-iberoatlántica psammófila.
Microgeoserie edafohigrófila termomediterránea mediterráneo-iberoatlántica hiperhalófila.
Geoserie edafohigrófila meso-termomediterránea aljíbica silicícola + Serie termo-mesomediterránea aljíbico-tingitana
húmedo-hiperhúmeda silicícola del qiejigo andaluz (Quercus canariensis): Rusco hypophylli-Querceto canariensis S.
Serie mesomediterránea aljíbica húmeda-hiperhúmeda silicícola del roble melojo (Quercus pyrenaica): Luzulo baeticae-
Querceto pyrenaicae S.
Serie meso-termomediterránea aljíbico-tingitana húmedo-hiperhúmeda de Quercus suber: Teucrio baetici-Querceto
suberis S.
Serie edafoxerófila termomediterránea bético-rifeña seco-subhúmeda basófila de Ceratonia siliqua: Clematido cirrhosae-
Ceratonieto siliquae S.
Serie mesomediterránea luso-extremadurense seco-subhúmeda y silicícola de la encina o Quercus rotundifolia: Pyro
bourgaeanae-Querceto rotundifoliae S. Faciación termófila silicícola mariánico-monchiquense con Pistacia lentiscus.
Serie mesomediterránea, bética, seca subhúmeda basófila de la encina (Quercus rotundifolia): Paeonio coriaceae-
Querceto rotundifoliae S. Faciación termófila bética con Pistacia lentiscus.
Serie supra-mesomediterránea bética basófila subhúmeda-húmeda del quejigo (Quercus faginea): Daphno latifoliae-
Acereto granatensis S.
Serie supra-mesomediterránea rondeña calcícola de Abies pinsapo: Paeonio broteroi-Abieteto pinsapo S.
Serie termomediterránea, bética, algarviense y mauritánica, seca-subhúmeda, basófila de la encina (Quercus rotundifolia):
Smilaco mauritanicae-Querceto rotundifoliae S. Faciación típica.
Serie mesomediterránea luso-extremadurense y ribatagana subhúmedo-húmeda y silicícola del alcornoque (Quercus
suber): Sanguisorbo agrimonioidis-Querceto suberis S. Faciación típica.
Serie termomediterránea bético-gaditana y tingitana subhúmeda-húmeda vertícola de Olea sylvestris: Tamo communis-
Oleeto sylvestris S.
Serie meso-supramediterránea bermejense serpentinícola de Abies pinsapo: Bunio macucae-Abieteto pinsapo S.
Serie termomediterránea gaditano-onubo-algarviense y tingitana seco-subhúmedo-húmeda sabulícola del alcornoque
(Quercus suber): Oleo-Querceto suberis S.
Serie termomediterránea rifeña, bética y mariánico-monchiquense seco-subhúmeda y silicícola de la encina o Quercus
rotundifolia: Myrto communis-Querceto rotundifoliae S.
Serie termomediterránea rifeña, luso-extremadurense y algarviense subhúmedo-húmeda y silicícola del alcornoque
(Quercus suber): Myrto communis-Querceto suberis S.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Los criterios seguidos para su análisis paisajístico se han organizado en función de la estructura de la vegetación
(estratos), analizando el piso arbóreo, el arbustivo y el conjunto de la estructura vegetal, son los siguientes:
Estrato arbóreo:
Variedad. Diversidad de especies.
Textura. Nivel de cobertura de suelo y forma de distribución.
Morfología. Altura y forma del perfil del estrato.
Cromatismo. Variación del color cualitativa (diversidad) y cuantitativamente (intensidad, permanencia).
Estrato arbustivo.
Variedad. Diversidad de especies.
Textura. Nivel de cobertura de suelo y forma de distribución.
Morfología. Altura y forma del perfil del estrato.
Cromatismo. Variación del color cualitativa (diversidad) y cuantitativamente (intensidad, permanencia).
Cubierta vegetal:
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Utilizando la información de la publicación digital de la Junta de Andalucía “Mapa de Paisajes”, elaborado por J.
M. Moreira, M. Rodríguez, F. Zoido, C. Moniz, C. Venegas y J. Rodríguez, las categorías morfológicas el relieve
desde el punto de vista paisajístico se agrupan en “áreas” (definición del Manual de la cobertura digital). Se ha
determinado que en el ámbito de estudio se encuentran las siguientes áreas paisajísticas:
Campiñas alomadas, acolinadas y sobre cerros.
Campiñas de piedemonte.
Costas bajas y arenosas.
Costas con Campiñas costeras.
Costas con Sierras litorales.
Serranías de baja montaña.
Serranías de montaña media.
Los criterios seguidos para su análisis paisajístico se han organizado en función de las características físicas
perceptibles del suelo y el relieve.
Son los siguientes:
Suelo:
Cromatismo: Variación del color cualitativa (diversidad) y cuantitativamente (intensidad, permanencia).
Textura: Grado de diferenciación de sus materiales constituyentes (graves, rocas, cantos, arenas, arcillas,
etc).
Relieve:
Líneas: Predominio de alineaciones verticales, horizontales, oblicuas, etc.
Formas: Predominio de los ángulos duros, suaves, dando siluetas redondeadas, angulosas, etc.
Cromatismo: Variación del color cualitativa (diversidad) y cuantitativamente (intensidad, permanencia).
Textura: Grado de diferenciación de sus materiales constituyentes (calizas, granitos, areniscas, arcillas,
etc), y su modo de presentación (masivo, laxo, abigarrado, etc).
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Para definir las unidades de paisaje potencial se han combinado y analizado las unidades de paisaje vegetal
potencial con las unidades de paisaje morfológico, de manera que siete unidades de paisaje vegetal potencial
cubren trece unidades de paisaje geomorfológico. La combinación de ambas produce el paisaje global natural de
la zona de estudio en su estado pionero (antes de la intervención antrópica).
Las unidades de paisaje potencial, resultantes son fruto de la variedad que los ocho tipos de paisaje vegetal
potencial, es capaz de crear sobre las trece unidades morfológica definidas.
El número de unidades de paisaje potencial resultantes es de quince. Es decir, la biocenosis vegetal incrementa
en dos el número de paisajes potenciales que podemos distinguir en un estadio pionero.
Este incremento se produce cuando la comunidad vegetal adquiere entidad suficiente como para decantar por sí
misma una unidad de paisaje potencial distinta al resto dentro de una misma unidad geomorfológica.
La combinación de ambas capas de información siempre ha arrojado un número mayor de unidades de paisaje
que el de cada una de las capas independientes, ya que la vegetación incrementa la diversidad paisajística allá
donde su fisonomía posee entidad material suficiente como para diferenciar un paisaje nuevo.
No se ha dado el caso de que la vegetación sea capaz de reducir la diversidad paisajística mínima marcada por
la variedad de relieves geomorfológicos inicialmente distinguidos. Es decir, la potencia de la vegetación no es
suficiente para servir de homogeneizador paisajístico entre unidades morfológicas distintas.
El resultado del análisis de los cuadros anteriores indica que la combinación de las unidades geomorfológicas y las
vegetales en potencia, pueden producir las siguientes unidades de paisaje potencial. Son las siguientes:
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
1. Conservación.
Los procesos de conservación históricos son aquellos por los que el paisaje ve
reforzada su condición original, y son plenamente positivos para el paisaje dado
que son producto de la relación sostenible entre el Hombre y su medio.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- Roquedales calizos.
Al igual que en el caso de los acantilados marinos rocosos, los roquedales calizos
representan aquellas unidades fisonómicas que sirven para identificar paisajes
conservados, allí donde las labores agrícolas, forestales o canteras, no alteran los
elementos y funciones que sostienen el paisaje original.
Los desequilibrios que se identifican son la aparición de actividades de canteras.
- Playas.
La playa, entendida como la fracción de costa comprendida entre la primera
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
- Dunas y arenales.
La particularidad morfológica de estos paisajes los hacen reconocibles aún cuando
su estado de degradación sea avanzado. Esto, junto a su potente capacidad de
recuperación por encontrarse sometidos a la acción marina y eólica, potencian
su capacidad para resistir e incorporarse dentro de los procesos de conservación,
siempre y cuando las alteraciones no sean definitivas del tipo urbanización.
Es habitual encontrar estos paisajes fragmentados a lo largo de sus unidades
fisonómicas, con su biocenosis y morfología alteradas en distinto grado y presentes
de manera discontinua.
- Pinar.
Los procesos de transformación a pinar suponen la sustitución del estrato arbóreo,
y generalmente, la conservación de gran parte de la cohorte vegetal propia de los
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
bosques mediterráneos. Esto significa que los nuevos paisajes generados conjugan
elementos comunes al antiguo en el estrato arbustivo, con una estructura espacial
completamente nueva, dominada por las nuevas formas, colores y dimensiones
del estrato arbóreo, lo que repercute en unas relaciones de competencia nuevas
entre las especies arbustivas; una mayor competencia por la luz, una estructura
diferente del suelo, etc. Todo ello tiene consecuencias en nuevos crecimientos,
nueva distribución taxonómica, lo que influye en el cromatismo, morfología y
textura de todo el conjunto.
Los desequilibrios que se identifican son de ocupación del dominio público forestal,
de urbanización, de introducción de usos incompatibles y de sobreexplotación
forestal.
- Eucaliptal.
En el caso de los eucaliptales, las transformaciones son distintas, dado que el
nuevo estrato arbóreo protagoniza en mayor medida el paisaje, en detrimento
del arbustivo, que no encuentra las condiciones ecológicas para desarrollarse
con el mismo brío que en el pinar. En definitiva, se dibuja un paisaje más
homogéneo y vertical, donde el estrato arbustivo aporta menos, y el paisaje es
más homogéneo.
3. Transformación sostenible.
Este tipo de proceso interviene sobre los ecosistemas originales a través de la
modificación de su elementos y estructura, pero aprovechando las funciones
originales de éstos como motor del nuevo paisaje. Es el caso de los arrozales,
salinas y dehesas. Los tres paisajes son producto de este proceso de transformación
por el que determinados elementos y funciones son potenciados en detrimento
de otros, para alcanzar un nuevo equilibrio ecológico, que cuenta con las mismas
bases funcionales y estructurales del paisaje original, pero para construir un
edificio distinto, un paisaje distinto y equilibrado.
- Dehesa.
En este caso, el paisaje pionero representado por el bosque mediterráneo planifolio,
es transformado gradualmente a un bosque muy abierto, casi una sabana
mediterránea, donde el equilibro es patente en cualquiera de sus observaciones.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
- Arrozal.
El arrozal constituye otra de las manifestaciones de equilibrio en la generación de
nuevos paisajes. Paisajes que no generan impacto sobre otros, que se conjugan
perfectamente con su entorno, a pesar de suponer una modificación sustancial en
la composición de elementos y estructura del paisaje anterior.
El nuevo paisaje conserva las señas básicas del anterior en cuanto a su pureza
horizontal, y la presencia del agua como elemento motor del nuevo ecosistema.
Por ello, a pesar de la simplificación producida desde las marismas originales, los
arrozales conservan parte de la biocenosis original.
Los desequilibrios que se identifican son de abandono de tablas, de persecución
de avifauna, de contaminación de acuíferos y/o suelos y de marginalidad de usos
asociada.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- Olivar.
- Viñedos.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
- Breñal.
Los desequilibrios generales que se identifican son el abandono y/o sobreexplotación
cinegética y por pastoreo.
9. Alteración orográfica.
Este proceso responde a la generación de paisajes de ruptura, totalmente
independientes de su entorno, ya sea por extracción o por aporte de material
inerte sobre la corteza terrestre. Su producción genera discontinuidades de tal
naturaleza que pasan a ser protagonistas del paisaje en amplias cuencas visuales,
aunque su extensión física no lo sea, imponiendo de algún modo su carácter sobre
otras unidades de paisaje colindantes.
- Minas y escombreras.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
10. Infraestructuras.
11. Viario.
Las carreteras y ferrocarriles son elementos lineales cuya presencia y funcionamiento
generan procesos de transformación en el paisaje de forma directa e indirecta.
- Red de carreteras.
- Red ferroviaria.
Los desequilibrios generales que se identifican son el efecto llamada y la
consiguiente urbanización, así como la densidad de usos.
12. Urbanización.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
- Urbano y periurbano.
- Industrial.
Los desequilibrios generales que se identifican son la superposición de planes de
ordenación y la densidad de usos.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
_ambiente
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
o Ámbito de Doñana34
o Aglomeración Urbana de Sevilla35
o Costa Noroeste de Cádiz36
o Bahía de Cádiz-Jerez37
o La Janda38
o Campo de Gibraltar39
- Plan de Infraestructuras Sostenibles de Andalucía, 2007-2013
- Plan General de Turismo Sostenible de Andalucía, 2008-2011
- Programa de Desarrollo Rural de Andalucía, 2007-2013
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El litoral como límite, el límite del litoral
Paisaje hoy en Andalucía
Mapeado de observatorios
COSTA OCCIDENTAL DE HUELVA
CONDADO DE HUELVA
MARISMAS DE SEVILLA
BAJO GUADALQUIVIR
COSTA NOROESTE DE CÁDIZ
BAHÍA DE CÁDIZ
LA JANDA
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de las
comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en función
de su importancia dentro del ámbito. En este caso la aproximación de este territorio coincide con parte de
dos ámbitos, la Costa Occidental de Huelva y la Aglomeración Urbana de Huelva, de los definidos en el POTA.
Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos transformadores del paisaje sobre el paisaje
actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad territorial como un todo, sin desglosarla en sus
ámbitos paisajísticos.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por
marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el
monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua
irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños.
Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas
por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa.
Accidentes geográficos costeros activos, en transformación continua, colonizados por vegetación
psammófila y salobre propia de biotopos dunares y prelitorales.
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones bajo plástico y frutales, adosadas, separadas mediante lindes de
especies exóticas disuasorias, superficie de cultivo hasta el borde de los cauces.
Desaparición de referencias naturales hasta el borde de los pinares o de las marismas.
Carpas, túneles, vallas, arbustos, arbolillos, casas, alteraciones topográficas, caminos, accesos, naves de
almacenamiento, desorden, agolpamiento, confusión.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de pinos piñoneros.
Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral
mediterráneo. Deabajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes,
amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales,
anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones.
Estos bosques actúan a modo de tampón sobre la transformación del paisaje, al modo de las
marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño,
que enriquece notablemente el paisaje de la comarca.
Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en
invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad
marismeña de rica avifauna.
Rodales de eucalipto.
Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de
horizonte y de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Transformación sostenible.
Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños.
Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o
de sal.
Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas.
Inalteración del perfil horizontal marismeño.
Inalteración de los materiales marismeños.
Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños.
Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado.
Urbanización.
Alteración de la línea de costa mediante la inserción de edificaciones y viales sobre el frente dunar.
Red viaria.
Fragmentación de los paisajes naturales (marismas y pinares) mediante la construcción y ampliación de
carreteras.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
—Arenales.
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, las hortalizas, los frutales y el bajo
plástico, adosadas, sin separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde
de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No
excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Conservación.
Preservación del paisaje de:
Bosques de pino piñonero.
Lagunas endorreicas de inundación freática.
Dehesas de quercíneas.
Bosques de ribera.
Transformación sostenible.
Producción de dehesas de encinas y alcornoques.
Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y
madera o corcho.
Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
—Condado – Aljarafe.
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el
bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de
cultivo hasta el borde de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No
excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Transformación sostenible.
Producción de dehesas de encinas y alcornoques.
Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y
madera o corcho.
Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales.
Inalteración de los materiales originales.
Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos forestales.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño,
que enriquece notablemente el paisaje de la comarca.
Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en
invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad
marismeña de rica avifauna.
Rodales de eucalipto.
Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de
horizonte y de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Transformación sostenible.
Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños.
Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o
de sal.
Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas.
Inalteración del perfil horizontal marismeño.
Inalteración de los materiales marismeños.
Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños.
Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado.
Urbanización.
Alteración de la línea de costa mediante la inserción de edificaciones y viales sobre el frente dunar.
Red viaria.
Fragmentación de los paisajes naturales (marismas y pinares) mediante la construcción y ampliación de
carreteras.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
ESTRUCTURAS TERRITORIAL
Río Guadiana / Río Piedras / Ríos Tinto y Odiel
Nucleos: Ayamonte (AY), Isla Cristina (IC), Lepe (LE),
Cartaya (CA), Gibraleón (GI), Punta Umbría (PU), Palos
De La Frontera (PF), Moguer (MO), San Juan Del Puerto
(SJP), Huelva(HU), Aljaraque (ALJ), El Rompido (RO).
ESTRUCTURAS VIARIAS BÁSICAS
Red de ferrocarriles mineros:
Ferrocarril Tharsis – Huelva (1871)
CA_Puente la Tavirona. (Puente de hierro, que cruza
el río Piedras por donde pasaba el ferrocarril, que
pasaba por Cartaya y llegaba hasta Ayamonte)
PUERTOS MINEROS
MO_ Muelle de la Reina
HU_ Muelle de mineral de la Compañía Riotinto o
Cargadero de mineral de la Compañía Riotinto.
1874/1876. BIC Monumento 2003. Prolonga la línea
férrea de Riotinto desde la estación de la Compañía en
Huelva y enlaza con la actual de RENFE.
HU_ Muelle de carga de la Empresa Compañía Española
de Minas de Tharsis o Muelle de Minerales del
Riotinto. 1870/1915. BIC Monumento 1997.
[dinámicas históricas]
Los cursos fluviales han estructurado históricamente el territorio, ordenando las conexiones con las comarcas del
norte: Andévalo y Sierra Morena onubense, productoras de la materia prima con la que se comerciaba desde los
puertos de la franja costera; y condicionando las comunicaciones este-oeste, que se establece a través del eje
interior Huelva - Gibraleón – Cartaya – Lepe – Ayamonte, salvando el paso por las desembocaduras y marismas.
Consolidado desde época romana, este eje se recoge actualmente en la N-431 y A-49 (2010:334). Los ejes
viarios hacia el norte son más numerosos y menos potentes. En el mismo sentido se disponen los trazados
ferroviarios que conectaban los centros de extracción del mineral con los puertos embarcaderos, dejando una
impronta territorial que singulariza a este ámbito.
En la conformación del sistema urbano han influido el doble carácter de puerto y frontera de la unidad litoral,
en torno al cual se han desarrollado un conjunto de actividades con marcada incidencia en la evolución de este
territorio hasta la actualidad.
_puerto
Hay constancia de asentamientos humanos en los estuarios y elevaciones de la llanura litoral desde épocas
prehistórica, destacando los yacimientos de la etapa final del Bronce en la ría de Huelva, que la convierten a la
desembocadura del Tinto y Odiel en una de las zonas de la península con ocupación humana continuada más
temprana, remontándose al año 3000 A. d. C. (2010:12).
En el Bronce Inicial se desarrolla una avanzada cultura indígena, con un alto nivel de jerarquización social y
político, que se extiende por el Bajo Guadalquivir ocupando gran parte de la provincia de Huelva. Con una
economía basada en la agricultura, la ganadería y la pesca, a partir de la Edad de Hierro se generaliza el
intercambio comercial entre los indígenas tartesios y los colonos fenicios, griegos y cartagineses. El comercio de
metales supone el auge de esta civilización en el s.VI a.C. cuando el estuario de los ríos Tinto y Odiel se convierte
- 216 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
en un centro transformador y receptor de productos mineros procedentes de las minas de Sierra Morena y el
Andévalo. La importancia y el grado de desarrollo de la civilización tartesia en su contexto se pone de manifiesto
en la entidad y riqueza de sus yacimientos, entre los que destaca la necrópolis del cabezo de la Joya en Huelva.
La liberación del comercio en el mediterráneo occidental por la caída de Tyro en manos asirias, supuso la pérdida
del poder geoestratégico de Tartessos como intermediario en el comercio de minerales, que se desplaza hacia
la colonia griega de Massalia (Marsella); conllevando la decadencia de la metalurgia y un estancamiento de su
desarrollo económico. Posteriormente y tras derrotar a los griegos, Cartago relanza el comercio de minerales en
la región de Tartessos, controlado desde la colonia púnica de Gádir (Cádiz) por lo que los pueblos turdetanos,
herederos de los tartesios, no alcanzarán la pujanza económica de sus antecesores.
Durante la colonización romana el comercio marítimo se convierte en una actividad económica de primer orden.
El sistema de asentamientos de la costa se consolida, desde sus puertos se distribuyen al resto del imperio, los
productos derivados del pescado y de la explotación agrícola de las tierras de interior. Los asentamientos costeros
se especializan en la elaboración de productos derivados de la pesca, con la implantación de factorías de salazón,
de las que se tiene constancia arqueológica en Ayamonte, Isla Cristina, Lepe, Punta Umbría, Huelva y Moguer,
y de alfares para la fabricación de ánforas, utilizadas para el transporte marítimo.1 El comercio de minerales se
reactiva en el siglo I d.C., tras la reactivación del sector al completarse la colonización romana de la Sierra Morena
onubense y el Andévalo.
El comercio marítimo continúa como actividad propia del ámbito durante la Edad Media, centrado en la distribución
de vino, producido en la comarca y en las tierras anexas del Condado, desde sus puertos históricos a Francia,
Inglaterra y los Países Bajos. Los marinos onubenses van a realizar expediciones comerciales y viajes frecuentes
a las costas africanas y canarias, naciendo una tradición viajera que es clave en la elección de estos lugares por
Cristóbal Colón para la preparación de sus viajes al continente americano.
Los momentos de mayor esplendor de este sistema de ciudades están ligados al descubrimiento de América y a
las funciones ejercidas dentro del comercio americano, especialmente durante el primer periodo de la relación
americana que va a generar un crecimiento demográfico y económico de la región que se estancará a partir
del siglo XVI con el desplazamiento de un importante contingente de población, primero, hacia Sevilla, y tras el
traslado de la Casa de Contratación a Cádiz.2
Destacan por su significación histórica los núcleos de Moguer y Palos, desde donde partirán la primera armada
colombina, proveedores de naves y marineros para las viajes de Cristóbal Colón, y cuyos armadores (los Niño,
Yañez, Pinzón, etcétera) protagonizarán entre 1499 y 1508 los denominados viajes menores o viajes andaluces,
expediciones de descubrimiento o de rescate que seguirán la ruta marcada por Colón en su tercer viaje y que le
quitaron el monopolio del comercio con Las Indias.3 Esta dinámica productiva afectará también a otros núcleos del
ámbito como Ayamonte o Isla Cristina, que aportarán sus capacidades humanas, técnicas y materiales.
El reconocimiento de la relación de los núcleos ubicados en el margen izquierda de la ría del Tinto, tradicionalmente
1 (2010:12)
2 (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 188)
3 (Rubiales Torrejón, 2008, pág. 227)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
conocidos como Lugares colombinos, con el Descubrimiento y el intercambio con América, hecho histórico que
marcará la evolución política, administrativa y en gran medida, paisajística del ámbito territorial objeto de estudio,
constituye la marca de identidad más potente de la unidad de paisaje.
La tradición como puertos mineros de los puertos de esta unidad litoral y, especialmente, del estuario de los ríos
Tinto y Odiel, se retoma en el siglo XIX con la concesión a empresas inglesas de la explotación de las minas del
Andévalo y la puesta en carga del puerto de Huelva como terminal de distribución de su producción (2010:12).
La actividad portuaria y la influencia de la cultura inglesa conformarán desde el siglo XIX la imagen urbana de la
ría de Huelva, soporte de actuaciones urbanísticas y de infraestructuras portuarias de gran importancia, que han
dotando a la ciudad de un valioso patrimonio industrial portuario y urbano.
La actividad minera va dejar también como impronta territorial una red de trazados ferroviarios que conectan los
centros de extracción del mineral con los puertos embarcaderos, reforzando la estructuración Norte-Sur, definida
por el curso de los ríos Guadiana, Piedras, Tinto y Odiel, de esta unidad litoral.
_frontera
El carácter fronterizo del ámbito es otro factor que va a condicionar la evolución del sistema de asentamientos
que estructura el territorio de la unidad litoral. Sus pautas básicas se establecen en la época bajo imperial
consolidándose un patrón de asentamientos basados en la actividad agrícola y pesquera que se continúa durante
el tránsito al periodo visigodo y la etapa de dominación islámica, cuando surgen nuevos núcleos adaptados a la
organización jurisdiccional de las sucesivas “taifas” andalusíes.4
En el siglo XIII, tras la conquista por Alfonso X el Sabio de Niebla y Huelva, centros neurálgicos del sistema urbano
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
durante la baja edad media, el ámbito toma gran importancia estratégica como territorio fronterizo, sirviendo
de freno a la política expansiva del reino de Portugal. Esto conlleva la fortificación de la frontera con Portugal
mediante la construcción de estructuras defensivas ubicadas en posiciones ventajosas para controlar la frontera
Guadiana.
Las Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada (1750-1754) recogen entre los señoríos jurisdiccionales
del Reino de Sevilla que constituyen el ámbito de la unidad a los Marquesados de Gibraleón y Ayamonte, los
Señorío de Moguer y de Palos, y el Condado de Niebla.
El origen y desarrollo de muchos de los núcleos que aparecen en este periodo histórico está ligado a estas
arquitecturas militares – castillo, torres y fortificaciones- que constituyen hitos paisajísticos y forman parte
indisoluble de su imagen urbana en relación con las funciones de colonización y defensa territorial para las que
fueron fundados. Piezas claves en el desarrollo urbano como el Castillo Baluarte de Ayamonte, uno de los núcleos
defensivos más importantes del sur onubense, encargado de la defensa del río Guadiana, se emplaza en un
enclave estratégico en el interior del estuario, sobre una colina elevada con excelente visión de la orilla derecha y
de la desembocadura del Guadiana (SIPHA:ficha CH Ayamonte) y los Castillo de Cartaya, Gibraleón, Lepe, Moguer
y Palos de la Frontera5 constituyendo uno de sus principales elementos patrimoniales identificativos (Atlas de la
Historia del Territorio de Andalucia.6
El orden señorial es determinante en la organización del sistema de ciudades, consolidándose como centros los
núcleos de Ayamonte, Lepe, Niebla, Moguer y Palos sedes de las distintas casas nobiliarias que controlan militar y
económicamente el territorio. Siendo el caso de la las almadrabas que estaban reguladas minuciosamente como
principal actividad económica del litoral. Se consolidan nuevos núcleos en torno a la fortificación de los puntos y
control de fronteras entre señoríos, como es el caso de la plaza fuerte de Gibraleón junto al Río Piedras, frontera
entre el Marquesado de Ayamonte y el de Gibraleón, o de San Juan del Puerto, fundada, a orillas del Tinto, como
puerto de la Casa de Medina Sidonia.
Durante el S. XVII se desarrolla el programa de fortificación de la costa, para la defensa contra piratas y beberiscos
que amenazaban el comercio marítimo a través del estrecho, siguiendo un patrón espacial conformado por torres
vigías y reforzado por baluartes.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Existen noticias de poblamiento de esta unidad litoral desde épocas protohistóricas, con asentamientos dispersos,
localizados en cotas elevadas de la llanura litoral y sus estuarios.8 Destacan los yacimientos de la etapa final
del Bronce de la ría de Huelva, que convierten a la desembocadura del Tinto y Odiel en una de las zonas de la
península con ocupación humana continuada más temprana. Durante el Bronce Final, se desarrolla en el ámbito
la cultura tartésica que incorpora a una economía de base agrícola el comercio marítimo de los recursos mineros
del Andévalo.
Las pautas básicas del sistema de asentamientos se establecen durante la ocupación romana, los núcleos
interiores se orientan a la explotación agrícola y los costeros se especializan en la pesca y el comercio marítimo.
En el interior del ámbito se consolida un eje de comunicaciones este-oeste que salva las desembocaduras y
estuarios de los ríos Piedra y Odiel donde se van a asentar los principales núcleos de este sistema urbano. Esta vía
transcurre desde Huelva – Onuba- ciudad más importante hasta el puerto romano de Ayamonte – Ostium Fluminis
Anae- conectando Gibraleón, Cartaya y Lepe, enclaves que se consolidan en torno a sus fortificaciones.9
De la evolución del sistema de ciudades destaca, durante la época islámica, el desplazamiento del centro de poder
desde Onuba a la ciudad fortificada de Salthish, en la isla de Saltés, capital del reino taifa de los Baikríes en los
siglos X y XI.
Desde la Baja Edad Media, el orden señorial es determinante en la organización del sistema de ciudades, ya que
las casas nobiliarias controlan, tanto la defensa del territorio como su explotación económica agro-pesquera,
ejemplificada en la minuciosa regulación de las almadrabas como principal actividad económica del litoral. El
proceso de repoblación cristiana y la pujanza de las actividades militar y comercial durante la baja Edad Media
supone el desarrollo urbano de las plazas fuertes de los distintos señoríos, como Ayamonte, Lepe, y Niebla. Así
como la fundación de nuevas poblaciones en ubicaciones estratégicas como Villablanca, Palos, Moguer o San Juan
del Puerto (1468, Casa de Medina-Sidonía- Condado de Niebla) y la consolidación de núcleos como Cartaya.
El Descubrimiento de América será el detonante de nuevos procesos sociales y económicos que conllevan una
gran pujanza económica y demográfica del eje Palos-Moguer basada en el comercio marítimo con Europa y
América, con el consecuente desarrollo urbano de ambas localidades. Proceso que se estanca con el traslado de
la casa de Contratación a Cádiz en el siglo XVIII.10
Durante el siglo XVIII, tras el terremoto de Lisboa Isla Cristina es fundada (1755) como colonia pesquera por
catalanes y valencianos, siguiendo patrones urbanísticos propios de la época absorbiendo en el siglo XIX el núcleo
histórico de La Redondela.11
En siglo XIX se producen grandes transformaciones urbanísticas en Huelva asociadas al auge minero de Riotinto y
de influencia claramente inglesa, de las que se conservan la ciudad jardín del Barrio Obrero Reina Victoria o Barrio
Inglés de Huelva, la pedanía de Corrales y el asentamiento vacacional de Punta Umbría (presencia de casas de
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A lo largo de la historia, las formas de pescas más relevantes han sido la pesca de
atún en almadraba y la pesca en caladeros lejanos.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
pesquera”. Entre ellas destaca la industria conservera con constancia arqueológica de la existencia de factorías de
salazón en los entornos de las casi todas las salidas fluviales del ámbito desde épocas romanas y prerromanas,
que adquiere una nueva pujanza a finales del s. XIX con el desarrollo de nuevas técnicas de enlatado. En este
periodo se implantan numerosas instalaciones conserveras en los puertos pesqueros de Ayamonte e Isla Cristina
convirtiéndose en su principal dinamizador económico hasta principios de los años setenta del siglo pasado.13
Como exponentes de los procesos de antropización y aprovechamientos vinculados al medio natural de la marisma
destaca el sistema espacial constituido por los molinos mareales de los municipios de Ayamonte, Isla Cristina,
Lepe, Cartaya, Aljaraque, Gibraleón y Moguer, que comienzan a construirse y a funcionar desde el siglo XV,
perdurando hasta las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo XX.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas actuales]
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
además en Palos de la Frontera, y hacia Ayamonte, extensiones mucho mayores destinadas a la plantación de
cítricos.
A destacar como actividad económica, aunque no comparable a las anteriores, es la acuicultura que se sitúan
en este territorio en los estuarios y antiguas salinas, reconvertidas de manera más o menos generalizada desde
1969 a esta nueva actividad. Desde la administración también se fomentó esta práctica como contrapartida a la
escasez de productos de pesca debido al agotamiento de los caladeros de la zona. A partir de mediados de los
años ochenta es cuando se extiende manera generalizada a las marismas Ayamonte e Isla Cristina y la los ríos
Piedras y Odiel.
Una mirada más exhaustiva se debe dedicar al turismo15 en este territorio, ya que constituye uno de los elementos
conformadores de las nuevas dinámicas territoriales y gran transformador del paisaje real e imaginado. La
presencia de actividad turística en este territorio aparece a partir de los años sesenta del siglo XX, pudiéndose
decir que los ejemplos que encontramos anteriores a esta fecha son puntuales y sin ningún tipo de articulación
territorial o de planificación como sistema.
El ejemplo más antiguo se encuentra en el inicio de Punta Umbría como destino turístico asociado a la colonia
inglesa que se asentó en la ciudad de Huelva y en la explotación minera de la comarca del Andévalo, y aunque sus
inicios a partir de la segunda mitad del siglo XIX estuvieron vinculados a la implantación de un sanatorio y unas
casas para el descanso y recuperación de los trabajadores ingleses de las explotaciones mineras del interior. El
desarrollo de este núcleo como estación balnearia prosiguió hasta bien entrado el siglo XX, cuando ya a la pequeña
población autóctona de pescadores y los turistas ingleses se les suma parte de la burguesía onubense que imita
el modelo inglés en la manera de edificar sobre las dunas de Punta Umbría. A partir de la mitad del siglo XX este
núcleo está consolidado como destino vacacional y comienzan a establecerse también algunos establecimientos
hoteleros y comercios así como comienza el desarrollo de las infraestructuras que han favorecido la expansión
actual y el desarrollo inmobiliario desmesurado de los últimos años.
Además de este asentamiento, la aparición de La Antilla como centro de vacaciones está asociada a la construcción
de algunas casas de madera, a partir de 1920, que consolida el uso de esa playa como espacio de esparcimiento
de la burguesía agraria de Lepe. Lo que en principio era una ocupación temporal, y dependiente del Estado, se
convierte a partir de la década de los años cincuenta en la consolidación de la ocupación de la primera línea de
costa por edificaciones permanentes y autorizadas por el Ayuntamiento, en un exceso de sus competencias.
Surge de este modo un poblado ajeno a los tradicionales de este municipio que aunque situado en el interior del
territorio, mantenía su vinculación con el mar a través del poblado pesquero de El Terrón que se ubica en la orilla
del río Piedras, pero en una zona de marismas que no se consideraba adecuada para los baños de mar.
Una secuencia similar es la que presenta el núcleo de Mazagón, que viene a cubrir esa necesidad de esparcimiento
pero de las poblaciones de Moguer y Bonares, principalmente. Las edificaciones permanentes también aparecerán
a partir de los años cincuenta pero, en este caso, sin ningún tipo de organización ni estructura urbana.
En el extremo más occidental de este territorio nos encontramos los casos de Ayamonte e Isla Cristina, que
si bien hasta la etapa del desarrollismo no van a consolidar estructuras independientes para este uso, si que
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
cubren la dinámica turística de esta época dentro de los propios cascos urbanos e
intensificando la actividad comercial propia de cada municipio.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
establecieran los estándares de calidad para el turismo a los que aspiraba el Plan.
Por otro lado, el caso de Punta Umbría es excepcional por las circunstancias que rodearon su desarrollo que
supero con creces lo establecido en esta planificación. En esas fechas se establece en la ciudad de Huelva el Polo
de Desarrollo que provoca un desplazamiento importante de población a esta ciudad y el desarrollo de los núcleos
de los alrededores como receptores de esas necesidades de habitación que la ciudad no consiguió resolver. Es por
esto, que unido al desarrollo exclusivamente turístico de muchas edificaciones en el núcleo existente de Punta
Umbría, esta ciudad se sitúo como receptora de este fenómeno migratorio por lo que su crecimiento fue mucho
mayor al esperado y se mantiene a lo largo de los años hasta la actualidad, consolidándose como destino turístico
emblemático de este territorio así como ciudad-dormitorio de Huelva.
El desarrollo de La Antilla, como en Punta Umbría, también fue superior al determinado por el Plan, localizándose
la mayor parte al este de la carretera que unía el núcleo con Lepe y con una planificación interior pobre y que
pronto dejó al descubierto sus limitaciones en cuanto a infraestructuras y servicios para la población flotante
en las etapas de alta ocupación. En el mismo municipio de Lepe, el plan proponía la creación en la flecha de El
Rompido (en lo que hoy son los suelos pertenecientes a la Paraje Natural) de un núcleo turístico que finalmente
no llegó a desarrollarse por la coyuntura económica. Esta situación económica no afecta el desarrollo del núcleo
de La Antilla que es en estos años cuando se desarrolla hacia el otro lado de la carretera de Lepe, ocupando un
frente costero de algo más de un kilómetro y desarrollando ya edificaciones en altura hacia el interior así como
establecimientos hoteleros y comerciales.
No será hasta iniciados los años noventa del siglo XX cuando se reconduzcan muchas de las especificaciones que
se habían planteado desde esa primera planificación territorial turística. La oferta exclusiva de residencia en el
litoral ya no era suficiente para cubrir las expectativas y las tendencias en turismo establecían que la oferta debía
ser diversificada y prevaleciendo equipamientos y dotaciones deportivas y de ocio, además de establecimientos
hoteleros que implementaran el espectro de población turista potencial del este territorio. Es en estos años
cuando se desarrolla el proyecto de ampliación de El Portil, Nuevo Portil e Cartaya que se apuntó anteriormente,
cuando se reconduce la filosofía del asentamiento de isla Canela en Ayamonte, que no termina de consolidarse, y
cuando se redacta y ejecuta un nuevo proyecto entre los centros vacacionales de La Antilla, en Lepe, y Urbasur,
en Isla Cristina, en lo que se ha denominado Islantilla.
La estructura del planteamiento de Islantilla se puede resumir en el establecimiento de instalaciones hoteleras,
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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CONDADO DE HUELVA
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de
las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en
función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos
transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad
territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos.
—Andévalo Oriental.
Deforestación agrícola y modificación del drenaje.
Eliminación de la cubierta vegetal natural y sustitución por alineaciones paralelas de frutales, incluso
alteración topográfica mediante la formación de caballones.
Paisaje de una sola altura, una sola especie y una sola forma.
Artificialidad.
Nuevo paisaje.
—Campo Tejeda.
Deforestación agrícola.
Manto uniforme verde de herbáceas cerealísticas durante el cultivo, y de tierra de labor marrón
aterronada en invierno.
Naturalidad por armonía de formas, por presencia de aves y por asimilación a paisajes esteparios.
Contrapunto paisajístico en los bosque de ribera (vertical – horizontal; monocromatismo –
multicromatismo)
Nuevo paisaje.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de
horizonte y de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Positivo, ante la ausencia de sombra.
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, las hortalizas, los frutales y el bajo
plástico, adosadas, sin separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde
de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por
tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
—Condado – Aljarafe.
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el
bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de
cultivo hasta el borde de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
Sustitución especie cabecera.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No
excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Transformación sostenible.
Producción de dehesas de encinas y alcornoques.
Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y
madera o corcho.
Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales.
Inalteración de los materiales originales.
Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos forestales.
Continuidad paisajística entre el ecosistema aledaño (agrícola o forestal) y el transformado.
Conservación.
Preservación del paisaje de:
Bosques de pino piñonero.
Lagunas endorreicas de inundación freática.
Dehesas de quercíneas.
Bosques de ribera.
Urbanización.
Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos.
Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos,
etc.
Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente.
Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas.
Red viaria.
Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde
sobre los paisajes anejos.
Incremento del ruido.
Incremento de la basura.
Aumento de la ocupación espacial.
Aumento del tránsito rodado motorizado.
Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
—Marismas.
Conservación.
Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima
y salados de las distintas series de vegetación halófila.
Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve.
La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por
marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el
monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua
irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños.
Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas
por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de pinos piñoneros.
Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral
mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes,
amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales,
anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones.
Estos bosques actúan a modo de tampón sobre la transformación del paisaje, al modo de las
marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño,
que enriquece notablemente el paisaje de la comarca.
Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en
invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad
marismeña de rica avifauna.
Rodales de eucalipto.
Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de
horizonte y de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Transformación sostenible.
Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños.
Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o
de sal.
Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas.
Inalteración del perfil horizontal marismeño.
Inalteración de los materiales marismeños.
Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños.
Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas históricas]
La segunda unidad litoral abarca parcialmente las comarcas naturales de El Condado, en Huelva, y El Aljarafe,
en Sevilla, una alargada franja territorial que se extiende entre la antigua carretera nacional Sevilla – Huelva (A-
472) y el eje Almonte – Hinojos – Sevilla ( A-452) prolongado por la A-484 hasta su conexión con la A-49 por
el término de Bonares.
De clara orientación agrícola, su posición intermedia entre el pie de sierra, las marismas de la desembocadura del
Guadalquivir y la costa onubense hace que históricamente este territorio haya estado influido por las dinámicas
que han conformado el ámbito propiamente litoral. Desempeñado un papel, en ocasiones subordinado y, en otras,
rector de los procesos configuradores del paisaje que se identifican en la investigación. Solo desde esta relación
de dependencia histórica podemos comprender la estructura actual del ámbito territorial que hemos definido
como litoral occidental andaluz.
El carácter de corredor caracteriza la demarcación que, históricamente, ha desempeñado el papel de conexión entre
Sevilla y el extremo occidental andaluz, reforzado por la continuidad histórica de la vía romana que comunicaba
Itálica con el Río Guadiana en la antigua carretera nacional, la autovía del descubrimiento y la vía de ferrocarril
que conectan Sevilla con Huelva.1
Esta fuerte articulación este-oeste condiciona la disposición lineal de sus núcleos urbanos que, sigue la antigua
carretera nacional (A-472) entre Huelva y Sevilla, conectando las poblaciones de Niebla, Villarrasa, La Palma
del Condado, Villalba del Alcor y Manzanilla. Un eje secundario que transcurre paralelo al anterior, más al sur,
enlaza las poblaciones de Rociana del Condado, Bonares y Lucena del Pueto que se asientan sobre suaves colinas,
dominando el paisaje de viñedos que las rodea.2
Los ejes viarios norte –sur, poco importantes en la articulación del actual del sistema urbano, tuvieron un marcado
papel en dos momentos históricos bien diferenciados. Primero, como rutas de aproximación al Andévalo durante
el periodo de pujanza de la actividad minero-metalúrgica ibero-turdetana y romana. Este control del paso del
mineral hacia los puertos del litoral onubense provocó la ubicación en sus proximidades de asentamientos urbanos
que ocuparon las zonas de mejor defensa topográfica, destacando los núcleos fortificados de Niebla, sobre el río
Tinto, y Tejeda la Vieja, situado al norte de nuestra delimitación.3 Durante la baja edad media, estas vías son
1 (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 272)
2 (2010, pág. 269)
3 (2010, pág. 272)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
utilizadas como caminos pecuarios vinculados al desarrollo de la Mesta castellana, por los que transitaba el
ganado hacia los ricos pastos de las marismas.
Dentro de este sistema urbano, que surge ya en el neolítico asociado a la explotación agrícola, destaca la
ciudad media de Niebla, que viene desempeñado el papel de centro comarcal con continuidad histórica desde su
fundación ibero-turdetana. Continuada en la ciudad romana de Ilipla su papel geoestratégico se consolida durante
la alta edad media como sede episcopal visigoda y centro territorial. Durante la Baja Edad Media, tendrá especial
relevancia como capital de Condado de Niebla que se conforma en 1369 pasando, en 1445, a formar parte del
extenso Ducado de Mediana Sidonia. La impronta medieval de su conjunto urbano es uno de los hitos paisajísticos
identificativos de esta unidad. Destacando su recinto amurallado y la Alcazaba o Alcázar de los Guzmanes, de
origen islámico, reconstruido por la casa ducal de Medina Sidonia en el siglo XV y actualizado sucesivamente.
Presenta un paisaje suave de campiña, transición entre las laderas serranas del norte y las marismas de Doñana,
al sur, con una economía de base agrícola centrada en la trilogía mediterránea del trigo, olivo y viña. A partir del
siglo XVII, y especialmente durante el siglo XVIII, se observa una especialización del sector oriental, más próximo
a Sevilla, en el cultivo del cereal y el olivo, destacando como hitos conformadores del paisaje, eminentemente
agrícola, los conjuntos edilicios de las haciendas de labor y, dentro de los núcleos urbanos los edificios de cillas
y pósitos.
En paralelo en el sector occidental se consolida un paisaje de viñedos que lleva asociado, por una parte, una
mayor compartimentación de las parcelas agrícolas con una estructura de pequeños propietarios que caracteriza
también la organización social de la población y, por otra, la construcción en los cascos urbanos de edificios
de bodegas para la crianza del vino, que inciden directamente en su trazado, y de instalaciones industriales
destinadas al destilado de licores, cuyas torres de alambique son desde el siglo XIX, referentes del paisaje urbano
de poblaciones como Rociana, La Palma del Condado o Bollullos par del Condado.4
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
sobre el río Tinto, como mejor ejemplo de este patrón de ocupación.6 En estos momentos, el control del paso
hacia el Andévalo adquiere gran importancia debido a la pujanza de la actividad minero-metalúrgica ibero-
turdetana. La unidad ocupará una posición estratégica como paso obligado del mineral hacia los puertos del litoral
onubense, originándose asentamientos en la proximidades a las rutas hacia el Andévalo, entre los que destaca el
núcleo fortificado de Tejeda la Vieja, situado al norte de nuestra delimitación.
La romanización del territorio supone la intensificación de la colonización agraria y del número de villaes o
asentamientos rurales y la consolidación de un patrón de ocupación del territorio con base agrícola que incide en
la evolución medieval del ámbito. Las dos ciudades más importantes de este sistema serán Itucci (Tejeda la Nueva
en Escacena) y Niebla (Ilipla), localizadas sobre los dos asentamientos iberos fortificados más importantes. El
núcleo de Niebla se consolida durante la alta edad media como sede episcopal visigoda y centro territorial.
Durante la ocupación musulmana el territorio se adapta a la organización jurisdiccional de la cora andalusí, pero
se establece una gran continuidad con el sustrato poblacional hispano-romano. Las alquerías forman parte de las
unidades territoriales siendo el origen de algunas de las haciendas y núcleos actuales como Trigueros, La Palma
del Condado o Villalba del Alcor que tuvieron continuidad en época cristiana. Durante la época almohade destaca
la cora de Labla, con Niebla, ciudad fortificada, como capital.7
El papel predominante de Niebla continúa hasta el siglo XV, durante el auge del sistema feudal establecido
tras la conquista cristiana, como capital del Condado de Niebla que se conforma en 1369, pasando, en 1445,
a formar parte del extenso Ducado de Mediana Sidonia. Como parte de la política repoblación desarrollada
por los sucesivos señores del Condado de Niebla se consolidan una serie de poblaciones en torno a antiguas
alquerías o fortificaciones como Lucena, Bonares, Rociana del Condado, Bollullos, Chucena, Castilleja del Campo
o Villarrasa.8
A partir del siglo XVI el impacto del comercio con América provocará un descenso de población que se desplaza
hacia los puertos próximos de Sanlúcar de Barrameda, Sevilla, Huelva o Cádiz. La demarcación se orienta hacia
la actividad agrícola con base en el cereal, olivar, y viñedo destinado principalmente a la exportación a Sevilla o
al resto de territorios de la casa ducal de Medina Sidonia.
- 239 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
La unidad se ha articulado históricamente, en dirección este-oeste, sobre la vía romana que comunicaba la ciudad
de Itálica con el Río Guadiana, pasando por los importantes núcleos de Tejeda la Nueva y Niebla, consolidando el
poblamiento de la zona; Este camino fue soporte, posteriormente, de la vía pecuaria denominada vereda de carne
que transcurría entre Sevilla y Ayamonte, a su paso por Villarrasa, un ramal denominado cordel de Portugal, que
fue una conexión clave durante la Baja Edad Media cristiana.9 La articulación se refuerza en el siglo XIX con la
inauguración de la línea de ferrocarril que une Sevilla con Huelva y ya en el siglo XX con la carretera nacional y
la autovía del V centenario.
La posición intermedia de la demarcación, pasillo natural entre sierra y marisma, hace que sea atravesada en
dirección norte–sur por otras infraestructuras de comunicación, como las vías pecuarias que conducen a los
pastos marismeños de la Dehesa Boyal o los trazados ferroviarios por los que discurrían los trenes mineros.
Asociados a las vías ganaderas se localizan pilares y abrevaderos construidos durante la baja edad media y la
Edad Moderna.10
Igualmente entorno a Niebla se localizan vestigios de dos sistemas de abastecimiento hidráulico romano e
islámico.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
La crianza del vino y la producción de aceite son las actividades de transformación asociadas a la explotación
agrícola de este ámbito territorial prácticamente desde la época bajo medieval. Las instalaciones industriales
asociadas a estas actividades tienen una fuerte impronta paisajística, marcando la doble orientación productiva de
este territorio. Así en el sector occidental, se consolida, a partir del siglo XIV, un paisaje de viñedos caracterizado
por la presencia de tonelerías y cascos de bodega singularizando los trazados urbanos de núcleos como Bollullos,
Rociana y la Palma del Condado, acompañados desde el siglo XIX, por las chimeneas de alambique de las
destilerías de licor que se recortan en el perfil de los pueblos del Condado.
La producción de aceite ha dejado también numerosos edificios de molienda integrados en haciendas o cascos
urbanos que constituyen hitos referenciales en el paisaje. Destacan por su entidad constructiva la almazara con
torre de contrapeso de la hacienda Alcalá de la Alameda de Chucena y el edificio de la Hacienda en el casco urbano
de Rociana que conserva las dos torres de los contrapesos de las prensas de las vigas.11
En el cauce del río Tinto por los términos municipales de La Palma del Condado, Villarrasa y Niebla se localizan una
serie de molinos harineros que aprovechaban el agua, no apta para la agricultura, como fuerza motriz. Destacan
por su agrupación espacial el conjunto de molinos hidráulicos de Villarrasa formado por, entre otros, los Molinos
de La Vadera, Juan Muñoz, el de la Torre, el de Gadea y el del Centeno; y los del entorno del Puente Romano de
Niebla.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas actuales]
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
y en general de paso hacía el espacio natural o los destinos de playa situados en Matalascañas y Mazagón y cuyo
acceso se realiza a través de la A-49, como gran corredor distribuidor de esta parte del arco litoral. En lo que
se determina como Condado Sur, los núcleos urbanos se han ubicado en la frontera imprecisa entre el espacio
cultivado y el improductivo, por lo que se genera una red con dos alineaciones, al Norte la línea que se conforma
de Chucena a Niebla, y al sur la que ya se ha comentado que partiendo de Hinojos acaba en Lucena del Puerto.
La construcción de la A-49, mejora la conexión global del ámbito con el exterior pero no acabe de conformar un
gran eje estructuran te de este territorio, de manera que las poblaciones situadas mas hacía el oeste, basculan
hacía Huelva y su entorno, con las dinámicas más urbanas de expansión territorial y movimiento funcional. Las
poblaciones de Rociana, Bollullos Par del Condado y Almonte, junto las situadas al norte de la autovía, generan
una estructura consolida por relaciones históricas entre los núcleos de la comarca del Condado, mientras las
relaciones de Hinojos varían entre Almonte y Pilas.
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MARISMAS DE SEVILLA
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de
las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en
función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos
transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad
territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos.
—Condado Aljarafe
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el
bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de
cultivo hasta el borde de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No
excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Transformación sostenible.
Producción de dehesas de encinas y alcornoques.
Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y
madera o corcho.
Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales.
Inalteración de los materiales originales.
Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos forestales.
Continuidad paisajística entre el ecosistema aledaño (agrícola o forestal) y el transformado.
Conservación.
Preservación del paisaje de:
Bosques de pino piñonero.
Lagunas endorreicas de inundación freática.
Dehesas de quercíneas.
Bosques de ribera.
Urbanización.
Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos.
Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc.
Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente.
Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas.
Red viaria.
Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde
sobre los paisajes anejos.
Incremento del ruido.
Incremento de la basura.
Aumento de la ocupación espacial.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
—Los Alcores
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el
bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de
cultivo hasta el borde de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
Deforestación agrícola y modificación del drenaje.
Sustitución de la caminería tradicional.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Eliminación de lindes.
Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas).
Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia.
Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y
estructurales.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No
excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Urbanización.
Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos.
Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos,
etc.
Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente.
Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas.
Red viaria.
Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde
sobre los paisajes anejos.
Incremento del ruido.
Incremento de la basura.
Aumento de la ocupación espacial.
Aumento del tránsito rodado motorizado.
Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía.
—Marismas.
Conservación.
Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima
y salados de las distintas series de vegetación halófila.
Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve.
La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por
marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el
monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua
irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños.
Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas
por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de pinos piñoneros.
Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral
mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes,
amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales,
anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones.
Estos bosques actúan a modo de tampón sobre la transformación del paisaje, al modo de las
marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño,
que enriquece notablemente el paisaje de la comarca.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en
invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad
marismeña de rica avifauna.
Rodales de eucalipto.
Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de
horizonte y de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Transformación sostenible.
Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños.
Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o
de sal.
Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas.
Inalteración del perfil horizontal marismeño.
Inalteración de los materiales marismeños.
Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños.
Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado.
Patrimonio Militar
AZ_Castillo. BIC 1985
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas históricas]
A pesar de que el cauce del Guadalquivir ha constituido desde la fundación de la romana Híspalis una importante
arteria fluvial que comunicaba el valle con el mar, también ha supuesto un obstáculo en la relación entre
los territorios ubicados en sus márgenes que, aunque comparten procesos generadores de paisaje como los
relacionados con la progresiva desecación y roturación agrícola de las marismas, presentan una alejamiento
secular que los singularizan como dos espacios diferenciados1.
El eje viario que articula el territorio recorre su borde septentrional, conectando los núcleos de Aznalcázar, Pilas,
Hinojos y Almonte desde los que se ordenan los accesos al interior de las marismas constituyendo un sistema
de caminos y conexiones al que denominaremos las puertas del coto dando nombre a esta unidad de paisaje. Se
trata de un eje de comunicaciones secundario en el ámbito regional, ya que la conexión este-oeste se realizaba
a través del camino histórico que atravesaba las comarcas limítrofes de El Aljarafe, el Campo de Tejada y el
Condado fuera ya de esta unidad de paisaje.
A nivel territorial y paisajístico, el río Guadalquivir es el elemento configurador del ámbito que comprende esta
unidad de paisaje, protagonizando, a lo largo de la historia, los distintos procesos fisiográficos, demográficos
y productivos que son responsables de su actual conformación espacial fuertemente condicionada por los
importantes cambios geomorfológicos a los que ha sido sometido desde la prehistoria hasta nuestros días. Este
proceso, que se desarrolla en apenas dos mil años, es descrito de manera concisa en la publicación Paisaje y
patrimonio cultural en Andalucía como una evolución [...] desde una configuración inicial como golfo marino o
ensenada abierta, su progresivo cerramiento por el cordón dunar de Doñana, la instalación de islas y de una
marisma interior debido a la progresivos aluviones del Guadalquivir hasta el estadio actual de marisma desecada
convertida en tierras agrícolas de regadío y la reserva natural de Doñana.2
La transformación del paisaje trasciende en la localización de los primeros asentamientos con orientación agrícola
en el límite norte del ámbito como Almonte o Aznalcázar que, a lo largo de la Edad del Hierro, funcionan como
puertos de salida del mineral tartésico, influyendo en la posterior evolución del sistema urbano.
1 Frente a clasificación de demarcaciones paisajísticas propuesta por el laboratorio de Paisaje del IAPH
en el marco del Proyecto de Caracterización Patrimonial del Mapa de Paisajes de Andalucía, que considera
como una sola demarcación paisajística el ámbito conformado por el dominio territorial comprendido en
acercamientos a los territorios del borde y entrada a Doñana.
2 (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 250)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
de El Aljarafe y El Condado se desarrolla el cultivo de la vid en relación con el comercio con América. Por otra,
se intensifica el papel del río como eje comercial, lo que supuso un gran desarrollo de Sanlúcar de Barrameda,
capital del estado ducal de los Medina Sidonia, en su desembocadura.7
Como parte del programa defensivo costero desarrollado bajo el reinado de los Austrias a lo largo de los siglos
XVI y XVII se instalan las torres almenaras de El Porretal (Edad Moderna), El Asperillo o del Oro (Edad Media), La
Higuera (1577), La Carbonera (Edad Moderna) y de Zalabar (Edad Moderna). Constituyendo un sistema espacial
que se extiende a lo largo de la playa de Castilla, en el término de Almonte.
El tráfico fluvial disminuirá progresivamente desde mediados del siglo XVII debido a la crisis comercial del puerto
sevillano, enmarcada dentro de la crisis económica del imperio español, y al desplazamiento progresivo al puerto
de Cádiz del intercambio de mercancías con las colonias americanas. En 1717 se produce, definitivamente, el
traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz debido, sobre todo, a las dificultades que encontraban las
embarcaciones, cada vez con mayor capacidad de carga, para superar la barra de Sanlúcar y remontar el cauce
del Guadalquivir, bastante degradado respecto a su calado.8
Entre los siglos XIX y SXX se asiste a un nuevo interés por recuperar la navegabilidad del río, llevándose a cabo
una serie de obras de gran calado territorial – encauzamiento, exclusas, dragados, - que conformarán la imagen
actual de su cauce.9
La transformación a gran escala de la marisma del Guadalquivir se inicia a finales del siglo XIX con los planes
de desecación de la laguna de Almonte, en lo que hoy son las marismas de Almonte e Hinojos, planes nacidos
de la consideración generalizada de los humedales como zonas improductivas e insalubres. Sin embargo si que
existía una actividad productiva en las marismas aunque fuese poco rentable económicamente. Se desarrollaban
actividades de bajo impacto ecológico como la caza, legal o furtiva, la ganadería y otros aprovechamientos
tradicionales como el carboneo, la recolección de piñas o la apicultura.10
Entre todas ellas, la ganadería vinculada secularmente a las marismas alcanza una mayor significación simbólica
en los sistemas de identidades culturales locales, especialmente la cría de las especies autóctonas de la vaca
mostrenca y la yegua marismeña en un régimen de explotación asilvestrado.11
Durante la baja edad Media el espacio marismeño es transformado por la actividad ganadera de concejos y
señoríos en la gran dehesa boyal de Andalucía occidental. Hacia el siglo XVIII comienzan a explotarse los pastos
del Coto de Doñana y de las dehesas circundantes. En la edad moderna el ganado de renta se circunscribe a las
marismas y aparece el cerrado como explotación ganadera extensiva.12
Como huellas de esta interacción entre el hombre y la naturaleza se conservan algunas edificaciones de arquitectura
tradicional marismeñas construida con vegetación y otros materiales de la zona, los denominados chozos o
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
ranchos, que habitaron jornaleros y pescadores hasta las últimas décadas del
siglo pasado. Destaca el poblado de La Plancha, junto a la desembocadura del
Guadalquivir, habitado por familias dedicadas a la recolección de leña del pinar
cercano y la fabricación de carbón.13
La alteración de este paisaje se intensifica a lo largo del siglo XX por las políticas
de desecación, regadío y colonización del bajo Guadalquivir desarrollados durante
la dictadura franquista. Dotando al ámbito de su configuración definitiva en
cuanto a usos del suelo y sistema de asentamientos. Se generaliza el cultivo
del arroz en las marismas que anteceden a Doñana, resultando la única opción
de aprovechamiento agrícola compatible con la conservación de los humedales,
generando un ecosistema propio y un alto grado de identificación social.14
[dinámicas actuales]
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
algunos años se trata de remediar mediante un programa de restauración hídrica que busca restablecer, en la
medida de lo posible, el funcionamiento original de aquel sofisticado sistema de circulación de las aguas que es el
verdadero corazón que hace latir a Doñana. A todos estos problemas hay que sumar la progresiva pérdida de la
vegetación que cubría las riberas de todos los ríos y arroyos que desembocan en el estuario, lo que ha dado lugar
a importantes pérdidas de suelo, fenómeno que está causando una acelerada colmatación de las marismas. Si se
suman todos estos factores, advierten los especialistas, no es difícil imaginar la delicada situación en la que se
encuentra el estuario del Guadalquivir, y lo incierto que se presenta su futuro. No se trata sólo de salvaguardar los
valores naturales de este espacio, sino también su importancia en el mantenimiento de actividades económicas
ancestrales como la agricultura o la pesca. En definitiva, Doñana ha terminado por convertirse en uno de los
territorios en donde ha de prosperar, se quiera o no, el concepto de desarrollo sostenible. 16
El esquema urbano conformado por los núcleos acaba muy influenciado por la cercanía a la aglomeración urbana
de Sevilla, a lo que favorece la inclusión de estos municipios en la planificación territorial tanto de Doñana como
de la aglomeración de Sevilla. El esquema de funcionamiento es parecido al del territorio de Condado, en cuanto
a la ausencia de un eje vertebrador, y la ubicación en el borde, entre los espacios productivos y la marisma, en
este caso. Pilas es la cabecera del territorio denominado Bajo Guadiamar, al que se suma Aznalcázar, Villamarique
de la Condesa y otros núcleos próximos, ya fuera de nuestro ámbito de la investigación.
En el extremo oriental de este territorio se sitúa La Puebla del Río, desde donde se llega a Isla Mayor, un territorio
inundado con su núcleo resultado de la política de colonización iniciada en las marismas desde mediados de los
años cincuenta del siglo XX, y que se reconoció como municipio independiente en la última década de ese siglo.
Serán estos dos municipios los que más se resientan de la tecnificación en el cultivo del arroz, al existir una
dedicación casi en exclusiva a él, por lo que en ese momento una gran proporción de la población quedase
excluida, teniendo que reconvertirse, bien a otra actividad, bien a las actividades complementarias al cultivo. La
planificación que se hizo para la provisión de mano de obra se ve hoy desmesurada y los poblados de colonización
planteados han quedado casi abandonados.
La presencia del Parque Nacional y Natural de Doñana, y sus espacios aledaños, aun transformados, configuran
un paisaje excepcional y único. Será a partir de la década de los años sesenta del siglo XX, cuando las políticas de
desecación y puesta en producción de las marismas están en auge y se reúnen las condiciones económicas para
materializarlas, que un grupo de investigadores y asociaciones comienzan una lucha para que se reconozcan los
valores naturales, ecológicos y del paisaje de estos espacios, consiguiéndose la declaración de Parque Nacional
por parte del Estado en 1969, con una superficie de 35.000 hectáreas, a los que se han ido sumando más así
como los que desde la administración autonómica se declararon Parque Natural.
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BAJO GUADALQUIVIR
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de
las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en
función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos
transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad
territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos.
Bajo Guadalquivir
—Los Alcores
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el
bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de
cultivo hasta el borde de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
Deforestación agrícola y modificación del drenaje.
Sustitución de la caminería tradicional.
Eliminación de lindes.
Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas).
Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia.
Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y
estructurales.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No
excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Urbanización.
Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos.
Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos,
etc.
Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente.
Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas.
Red viaria.
Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde
sobre los paisajes anejos.
Incremento del ruido.
Incremento de la basura.
Aumento de la ocupación espacial.
Aumento del tránsito rodado motorizado.
Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía.
—Marismas.
Conservación.
Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas históricas]
Esta doble vinculación singulariza el recorrido histórico del territorio que puede
trazarse a partir de una lectura relacional de estas dinámicas. Así, la intensificación
de la explotación agrícola, base económica de la unidad, se asocia a la consolidación
del sistema urbano soporte de las comunicaciones históricas, tanto marítimas
como terrestres, entre el valle del Guadalquivir y el Golfo de Cádiz.
El inicio de los procesos de colmatación del antiguo golfo marino se relaciona con
la instalación en el ámbito de sociedades sedentarias y la intensificación agrícola
que se produce entre el Neolítico final y la Edad del Cobre. Encontrándonos en
el periodo turdetano, previo a la romanización, con un paisaje de […] paso de lo
marítimo a lo lacustre […] habitado por una sociedad fuertemente estructurada y
organizada en núcleos urbanos - Orippo (Torre de los Heberos, Dos Hermanas),
Ugía (Torres Alocaz, Utrera), Conobaria (cerro Mariana, Las Cabezas de San Juan)
Nabrissa (Lebrija), Hasta (Mesas de Asta, Jerez de la Frontera) - que son la base
del sistema de ciudades que estructura tanto el ámbito marismeño como la
campiña oriental de la demarcación.2
- 262 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
un gran número de villaes agrícolas marcando la orientación económica de la unidad de paisaje. Sin embargo, en
este periodo se diversifican las actividades económicas incorporando las actividades pesquera y conservera en el
entorno de los esteros y marismas, destacando los enclaves portuarios de Sanlúcar de Barrameda y la Playas en
Lebrija.3
En la alta Edad Media el espacio geográfico de la unidad de paisaje se reparte entre las coras de Isbilya (Sevilla) y
Sidunna (Medina Sidonia), manteniendo Lebrija y Las Cabezas su papel como núcleos centrales del sistema urbano
territorial, poseyendo un importante patrimonio de arquitectura defensiva procedente de este periodo(2010:253-
258). El origen bajo medieval de otras poblaciones es consecuencia de las repoblaciones cristianas, como
Trebujena, o de la proximidad a rutas de comunicación consolidadas, como Los Palacios y Villafranca, que se
incorporan al proceso urbanizador del territorio.4
Defensa de Sevilla
DH_Castillo de la Serrezuela. BIC 1985
DH_Torres Albarranas Defensivas. Edad Media
-Varga Santarén. S XIII. BIC 1985.
-De los Herberos. (ó del Caño) S XIV. BIC 1985
-De la Corchuela. BIC 1985
-De Quintos. S. XIII. BIC 1985
-El Copero o Torre de Franceses. BIC 1985. situada
entre los donadíos de El Copero y Cuartos.
Defensa de Jerez
-Alcazaba de Jerez
-Castillo de Melgarejo
-Torre de Machamuda
-TORRE GIBALBÍN
Castillo de Espera
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
El alto grado de urbanización que caracteriza al territorio durante las Edad Moderna
es un fenómeno compartido por todo el valle del Guadalquivir y liderado por las
grandes ciudades que, como Córdoba o Sevilla, se asientan en sus riberas. Este
patrón de ocupación alcanza en el siglo XVI un nivel solo comparable en Europa
con el norte de Italia o los Países Bajos. Se caracteriza por la concentración de
la población en pocos núcleos dispersos en grandes extensiones agrícolas. Los
núcleos compaginan características físicas (urbanismo, trazado, monumentalidad
de la edificación civil y religiosa), demográficas y hábitos de convivencia urbanos
con una base rural en su composición social y económica. Una ambivalencia que
se recoge en el término agrociudad con que son denominadas ciudades como
Lebrija que concentran casi la totalidad de la población jornalera.6
- 264 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
las que destaca el Canal de los presos construido entre 1940 y 1962 mediante el trabajo forzoso de los presos
republicanos que cruza el margen norte del ámbito de la unidad de paisaje desde La Corchuela (Dos Hermanas)
hasta Los Palacios, y en torno al cual se crean o consolidan asentamientos espontáneos de los familiares de los
presos como Valdezorras, Fuente del Rey, Bellavista y Torreblanca en el entorno de Sevilla o El Palmar de Troya
en Utrera.9
Desde mediados del siglo XX la marisma es sometida, dentro de los planes desarrollados por el Estado para el Bajo
Guadalquivir, a un proceso intensivo de desecación y roturación agrícola para la implantación de nuevos cultivos,
sobre todo arroceros, y la explotación extensiva del área; actuaciones de gran escala que se acompañan del
establecimiento de población en nuevos núcleos urbanos. Se trata de una de las últimas grandes transformaciones
del programa de regadíos y ejemplifica algunos de los rasgos característicos de sus mecanismos de actuación.11
Los planes de colonización desarrollados por el Instituto Nacional de Colonización (INC) son herederos de una
tradición de racionalización de la agricultura española a través del uso del agua que se remonta al regeneracionismo
de Joaquín Costa y la Ley de Repoblación y Colonización y Repoblación Interior de 1907. Con un antecedente
directo en las políticas de reparto de la propiedad planteadas por el gobierno de la II República a través de
la Obras de Puesta en Riego (OPER) y que nunca llegaron a realizarse, sus objetivos conllevan un cambio de
orientación política y social que trasciende en la adopción del modelo urbano republicano pero adaptado al nuevo
orden social. La extensión temporal del proceso colonizador va a desplazar el debate desde los primeros modelos
a las formas urbanas.12
Los poblados de colonización agraria constituyen una de las expresiones más directas de la arquitectura española
para formalizar la ordenación del territorio.13 Gracias a la libertad compositiva que ofrecía el medio rural, van a
suponer un excepcional ejercicio de investigación y reflexión sobre el planeamiento urbano y las necesidades del
habitar24, proponiendo nuevos lenguajes compositivos basados en la racionalización de los tipos constructivos
de la arquitectura tradicional. Expresiones materiales de una determinada cultura del trabajo constituyen un
patrimonio poco reconocido que ha de ser revalorado como recurso patrimonial.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas actuales]
El eje que conforman los núcleos principales de este territorio discurre paralelo al del
río Guadalquivir14, en las orillas de lo que sería el lago Licustino, al que se asoman
en la distancia y del que dependen por las actividades que se desarrollan en sus
riberas. El influjo de las dinámicas metropolizadoras de Sevilla, se dispersan a la
altura de Los Palacios y el carácter rural de este territorio es el predominante, aun
notándose dinámicas de lo urbano en las nuevas extensiones y en la implantación
de industrias. Finalmente, son ciudades que siguen mirando al río, a lo rural, y a la
vez a la ciudad y las dinámicas que está generando y que ha conseguido absorber
núcleos de la importancia de Dos Hermanas, convertida desde mitad de los años
ochenta del siglo XX en una ciudad dormitorio de la capital, así como receptora de
suelo industrial que no tenía cabida en ella.
“Los Palacios mantiene aún una notable actividad agraria que resulta esencial
en su economía (regadíos del Bajo Guadalquivir, cultivos de olivar y viñedos y,
finalmente, invernaderos de agricultura hortofrutícola intensiva y flor cortada) y
que vertebra a un dinámico movimiento cooperativo. (…)En Lebrija este dinamismo
del sector primario, que constituye la base casi exclusiva de la actividad económica
—acompañado por la aparición de un sector industrial emergente—, ha permitido
diversificar la estructura productiva de forma más racional. La mejora de las
infraestructuras productivas —el tramo final del canal de Bajo Guadalquivir— y de
comunicaciones ha permitido, al tiempo, una mayor seguridad en el sector primario
—regadíos— y una mayor vinculación con la ciudad capital de la provincia. (…)
Finalmente, este gradiente rural- urbano que caracteriza al eje del poblamiento de
la margen izquierda del Bajo Guadalquivir integra al núcleo de Trebujena, ya en
el ámbito provincial gaditano. Vinculada a remotísimos orígenes, (…) siempre fue,
como ahora, un pueblo de borde de marisma, sostenido por una agricultura en la
que los viñedos y la viticultura fueron y siguen siendo el soporte fundamental y un
modesto complemento de ganadería.”15
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COSTA NOROESTE
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de
las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en
función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos
transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad
territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos.
—Marismas
Conservación.
Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima
y salados de las distintas series de vegetación halófila.
Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve.
La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por
marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el
monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua
irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños.
Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas
por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No
excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Transformación sostenible.
Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños.
Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o
de sal.
Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas.
Inalteración del perfil horizontal marismeño.
Inalteración de los materiales marismeños.
Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños.
Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado.
- 270 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- 271 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas históricas]
Este territorio está conformado por las campiñas que se extienden en torno a Jerez, al norte del curso del
Guadalete hasta Chipiona y Sanlúcar de Barrameda. Este área ha estado históricamente organizado por el curso
bajo del río Guadalete que ha ordenado las comunicaciones y pautado el sistema de poblamiento del territorio con
la progresiva ocupación de su vega desde el Neolítico.
El Guadalete constituye la vía de comunicación natural entre la Bahía de Cádiz y el corredor intrabético regional
a través de la vega de Villamartín.1 La ciudad de Jerez ubicada en su margen derecha, junto a un vado histórico
de su cauce, ocupa una posición estratégica en la estructura histórica de articulación del territorio, como nudo de
comunicaciones desde el que parten rutas hacia el Valle de Guadalquivir y la Bahía de Algeciras.
El Guadalete marcará también la continuidad de los asentamientos desde épocas protohistóricas, conformando
un primer eje de población no sedentario. Posteriormente se iniciará un proceso de sedentarización y explotación
agrícola, con una progresiva ocupación de la vega del río y de la franja litoral que se consolidará durante el
Bronce Final, para desarrollarse plenamente durante la Edad del Hierro, con la conformación de la sociedad
ibero-turdetana, caracterizada por un alto nivel de organización urbana y social, y una economía diversificada
basada en la agricultura, la producción de cerámica y el comercio con los colonos fenicios asentados en el litoral
gaditano.2
La roturación y desecación extensiva de las tierras de interior marcará la evolución de la desembocadura del
Guadalete desde un estuario abierto hasta una marisma en avance ya en época prerromana, que tuvo como
consecuencia el abandono del asentamiento fenicio de la Torre de Doña Blanca por la pérdida de funcionalidad
portuaria durante época romana.3
Durante el periodo romano se formaliza una red de caminos que será soporte de las infraestructuras de
comunicaciones en épocas posteriores. El eje que articulaba el ámbito continuaba el trazado de la vía Augusta
procedente de Hispalis (Sevilla) desde la zona de El Cuervo hasta Gades (Cádiz), aproximándose a Hasta Regia
(Mesas de Asta, Jerez), superando el vado del Guadalete y prolongándose por su margen izquierdo hasta adentrarse
en la bahía por Puerto Real. Vinculado a este eje se inicia el poblamiento de Ceret (Jerez) y la intensa ocupación de
los márgenes del bajo río Guadalete por numerosas explotaciones agrícolas y manufacturas alfareras vinculadas
con la comercialización vía fluvial del vino y el aceite.4
Una red secundaria de caminos que conectaban los principales núcleos romanos completaba el sistema de
comunicaciones que, aunque supera el ámbito de la demarcación, ayuda a entender el papel jugado por este
territorio en la organización espacial y administrativa de la provincia romana. Destacan los caminos entre Hasta
Regia (Mesas de Asta) en Jerez hasta su conexión con la vía Augusta, de Gades a Asido Caeserina (Medina
Sidonia) y de ésta hacia el sur hasta Iulia Transducta (Algeciras, camino interior que discurre paralelo a la costera
- 273 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Infraestructuras históricas
Vía Augusta
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
La explotación agrícola del territorio se acentúa durante el bajo imperio romano y la etapa visigoda, originándose
una estructura de propiedad latifundista que caracteriza la evolución económica y social del ámbito y está en la
base de los rasgos definitorios de su cultura y paisaje.
En este transcurso destacan la concentración de la propiedad en manos de las grandes instituciones bajomedievales:
Iglesia, Nobleza y Corona, favorecida por la inestabilidad política del ámbito entre los siglos XIII y XVI; definiéndose
la orientación agrícola de las campiñas hacia el cultivo tradicional mediterráneo para decantarse por el viñedo tras
el descubrimiento de América. Esta estructura de propiedad favoreció la instalación de comerciantes del negocio
del vino, en su mayoría extranjeros, que fueron haciéndose con el control de toda la actividad desde el cultivo a
la elaboración del vino. Se consolida así, una fuerte jerarquización de la estructura social del área.
La relevancia del núcleo de Jerez como centro regional, con un ámbito de influencia que excede a esta demarcación,
se refleja en la continuidad histórica de su poblamiento que iniciado en el paraje de Mesas de Asta, donde se
ubica un importante oppido íbero, consolidado en el asentamiento romano de Hasta, se desplaza hasta su actual
localización con la fundación de la ciudad romana de Ceret. Convertida en capital de una extensa cora, Xeres
núcleo fortificado con alcázar almorávide y almohade, pasa en el siglo XIII a manos de la corona castellana,
desempeñando desde entonces un papel central en la organización territorial del interior de la provincia de
Cádiz.6
Las estructuras levantadas para la defensa de la ciudad se incorporan a la red de torres y castillos que diseminados
en el medio rural jalonan a la frontera con el reino de Granada, constituyendo referentes visuales y hitos en el
paisaje de la unidad. Entre los castillos del término de Jerez se encuentran los de Melgarejo, Torrecera, Gibalbín,
Gigonza y Berroquejo.7
La consolidación del comercio de vinos de Jerez a lo largo de los siglos XVIII y XIX, y la instalación de una
burguesía comercial extranjera la convierten en el dinamizador económico del ámbito, orientando hacia el cultivo
de la vid a toda la campiña costera (norte de Jerez, El Puerto de Santa María, Sanlúcar, Trebujena, Chipiona).8
Jerez constituye por sus dimensiones urbanas y su vocación económica agraria un claro ejemplo de la tipología
de ciudad media o agrociudad que históricamente han articulado el amplio territorio andaluz.
La actividad vitivinícola es responsable de la conformación del paisaje de su campiña, al que subyace una
estructura de propiedad latifundista jalonada por las casas de viña, edificaciones destinadas a la producción de
mostos de fuerte impronta paisajística que, al igual que las arquitecturas defensivas, se ubican en oteros desde
los que controlar visualmente sus dominios.
A estos elementos compositivos del paisaje se añade, en el siglo XIX, el trazado del ferrocarril del vino que
responde a los intereses del comercio vinícola, discurriendo entre Jerez y El Puerto de Santa María (1854),
Sanlúcar de Barrameda (1877) y Cádiz.9
- 275 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Por otra parte la actividad vitivinícola es también responsable del paisaje urbano de
dichas poblaciones al dotarlas de construcciones bodegueras que singularizan sus
entramados, condicionando su desarrollo y su perfil urbano. El vino tiene, incluso,
una fuerte presencia olfativa que forma parte de su identidad local1. Existe también
una estrecha relación entre la actividad productiva y las manifestaciones culturales
propias del territorio como el flamenco vinculado a los ámbitos de sociabilidad y
rituales de convivencias propios de la cultura del vino (tabancos)10.
[dinámicas actuales]
Los tres núcleos principales que configuran la estructura urbana de este territorio,
además de la ciudad de Jerez de la Frontera que está a caballo entre éste y
la Bahía de Cádiz en cuanto a relaciones internas, se sitúan en la costa y, a lo
largo de la historia, su actividad económica principal ha sido la pesca, además
de poseer una base agraria importante. A los núcleos principales, Sanlúcar de
Barrameda, Chipiona y Rota, en la costa, y Jerez de la Frontera, en el interior, se le
añaden una serie de asentamientos de diversa tipología que enriquecen esta red:
Bonanza y La Algaida, dedicadas a la pesca y agricultura, Costa Ballena, como
asentamiento turístico planificado a final del siglo XX, Tres Piedras y Aguadulce,
con una función principal residencial; además de estos se detectan diversas
ocupaciones diseminadas en las que se mezclan los usos y destinos, sobre todo
en la zona de Sanlúcar.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- 277 -
BAHÍA DE CÁDIZ
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de
las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en
función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos
transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad
territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- 281 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Paisaje efímero.
Deforestación a bosque abierto.
Aparición de bosques eucalipto (herrizas) en determinadas zonas donde la agricultura no ha podido
efectuar su labor de deforestación al completo (laderas, escaso suelo, encaharcamiento, et), o donde
las actividad forestal ha sido favorecida. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir
cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual
con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Mismo fenómeno en el caso de pinos piñoneros.
Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo
matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques
siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las
estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y
fructificaciones.
Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en
invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad
marismeña de rica avifauna.
Deforestación a matorral denso.
Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas
correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o
pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura.
Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y
del estrato arbustivo, de media altura.
Conservación.
Conservación de lagunas endorreicas.
Conservación periférica de las formaciones arbustivas residuales de la deforestación generalizada de
las cuencas limítrofes.
Conservación de bosques de pino piñonero.
—Bahía de Cádiz.
Urbanización
Alteración de los bordes urbanos, a veces limítrofes con marismas o bosques de pino piñonero.
Confusión entre paisajes naturales, urbanizaciones difusas y residenciales periurbanos.
Solares y espacios perdidos intermedios.
Red viaria
Vertebrador de vistas. Atraviesa paisajes que no poseen otras alternativas de tránsito que el rodado
motorizado.
Diversificador de cuencas visuales. Mediante enlaces y pasos superiores, proporciona la posibilidad
reobservar el paisaje desde oteaderos inesperados.
Conservación
Bosques de pinos piñoneros.
Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo
matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques
siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
—Campiñas de Medina.
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el
bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de
cultivo hasta el borde de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas históricas]
La Bahía de Cádiz está formada por la desembocadura y el estuario de río Guadalete. Un ámbito complejo
de arenales, marismas y aguas poco profundas de extraordinaria riqueza paisajística y biológica, articulado
históricamente por una red de ciudades que, asentadas en los promontorios rocosos que jalonan los arenales,
ordenan las comunicaciones terrestres y marítimas de la Bahía.1
La disposición histórica de los núcleos urbanos en el arco litoral de la bahía, distanciados 10 o 15 kilómetros y
separados por amplias zonas vacías (marismas salinas, pinares y playas), ha hecho que el conjunto funcione
históricamente como una estructura polinuclear con Cádiz como cabecera. Actualmente en estos espacios
intermedios conviven ámbitos naturales de gran valor medioambiental, protegidos y gestionados bajo la figura
de parque natural, con usos industriales, universitarios, turísticos, agrícolas y marítimos - entre las que destacan
por su alto valor cultural las explotaciones salineras - conformando un paisaje fuertemente antropizado con una
intensa carga simbólica y una abundante herencia patrimonial.
La intensa urbanización de las últimas décadas del siglo XX ha consolidado la aglomeración Bahía de Cádiz - Jerez
de la Frontera como una estructura urbana de carácter metropolitano. El dinamismo económico y demográfico
de Jerez, frente al estancamiento provocado en Cádiz por la escasez de suelo para el desarrollo urbano, ha
provocado su incorporación a las dinámicas metropolitanas de la Bahía, implicando la generación de un continuo
urbano (residencial, industrial, comercial) y de un flujo de relaciones funcionales interurbanas (residenciales,
trabajo, comercio, servicio, estudios) que dan lugar a […] un espacio económico y social compartido […].2
Cádiz ha ocupado históricamente un enclave estratégico como puerto natural en las rutas marítimas entre el
Mediterráneo y el Atlántico. El asentamiento de los colonos fenicios supone un hito en la organización del territorio
al implicar una progresiva asimilación de esta cultura por parte de los pobladores indígenas. Tal y como se
describe en la caracterización cultural que, del ámbito espacial de la Bahía de Cádiz, se hace en la publicación de
la Consejería de Cultura Paisaje y Patrimonio cultural en Andalucía, la organización de las relaciones comerciales
ibero-fenicias se plasma en este espacio geográfico con la creación del asentamiento de Gadir (Cádiz) como
[…] base comercial a larga distancia, y del gran poblado amurallado de la Torre de Doña Blanca (El Puerto de
Santa María) como […]punto de defensa-recepción-intercambio de mercancías con las poblaciones indígenas del
interior.3
La romanización conlleva la consolidación definitiva del modelo de organización territorial de base urbana antes
referenciado, que tendrá en el puerto marítimo de Gades (Cádiz) su centro, y la especialización productiva del
ámbito que se orientará hacia el comercio marítimo y la actividad pesquera, con el consecuente desarrollo de
una industria asociada a la transformación de la pesca y a la fabricación de envases cerámicos para el transporte.
Arqueológicamente se ha constatado la ubicación de factorías de salazón y alfares en los términos del Puerto
de Santa María, San Fernando, Cádiz y Puerto Real, que, citando la referida publicación, tiene […]en la bahía de
Cádiz su más destacado exponente en el conjunto de Andalucía, detectándose la mayor densidad de vestigios
arqueológicos conocidos(2010:105).
1 (Jiménez Mata J; Malo De Molina J, 1995), (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 104)
2 ( Jiménez Mata J; Malo De Molina J, 1995)
3 (2010, pág. 105)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
los astilleros Navantia y el dique de Matagorda (1872-1878) en Puerto Real, declarado en Lugar de Interés
Etnológico) por su representatividad como complejo industrial vinculado a la construcción de buques.7
La construcción naval es una de las actividades económicas sobre las que históricamente ha girado la economía
de la Bahía, teniendo continuidad hasta la actualidad, lo que la ha convertido en una de las imágenes más
proyectadas de la zona.8
Por su impronta territorial sobresalen también los restos del acueducto romano que desde el Tempul, en el
término municipal de Jerez, abastecía de agua a la ciudad de Cádiz.9
La especialización militar es el origen del rico patrimonio defensivo de la Bahía, un sistema cultural que se
extiende por todo su espacio geográfico caracterizando y singularizando su paisaje en clara vinculación con la
defensa marítima y la vigilancia costera.
Torres vigías
CHF_ TORRE DEL PUERCO
CHF_ TORRE BERMEJA
SF_ TORRE ALTA
SF_ TORRE GORDA
Infraestructuras históricas
VIA AUGUSTA
VIAS ROMANAS SECUNDARIAS
•VIA HERCULEA
•DE CADIZ A MEDINA SIDONIA
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas actuales]
- 289 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
aunque no se pudo impedir la desecación de las marismas del sistema del río
Guadalete y San Pedro que ha producido una gran espacio vacío y sin uso, único
en el territorio de la Bahía y que actualmente tiene parte de su superficie a la
espera de la resolución en los problemas administrativos de la planificación de
Las Aletas.
Los cambios que se producen desde mitad del siglo XX en estas actividades y
la introducción de las dinámicas contemporáneas de metropolización reflejan
claramente cómo se produce la transformación de los paisajes y modos de vida
de un territorio en un tiempo excesivamente corto como para su asimilación
por parte de la población. En la actualidad, el carácter de esta población está
vinculada a la residencia, como ciudad dormitorio de Cádiz, y las actividades
directamente vinculadas con el turismo cuyo máximo exponente es el desarrollo
de la urbanización Novo Sancti-Petri, en continuación a lo planificado por la ley
de Centros de Interés Turístico Nacional de 1963 en Los Ángeles de la Barrosa,
pero con un modelo actualizado de establecimientos hoteleros y campos de golf
además de un fuerte desarrollo inmobiliario. Lo que hasta principios de los años
ochenta del pasado siglo representaba la agricultura con un porcentaje alto de
actividad, aparece ahora como anecdótico en comparación con estas actividades.
Finalmente se puede decir que el carácter de la Bahía de Cádiz es eminentemente
urbano, turístico e industrial.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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LA JANDA
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada de
las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en
función de su importancia dentro del ámbito. En este caso el çambito de la investigaciçon se desarrolla sobre
dos de las unidades definidas por el POTA. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos
transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad
territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos.
La Janda
—Campiñas de Medina.
Deforestación agrícola.
Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el
bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de
cultivo hasta el borde de los cauces.
Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura.
Organización parcelaria y productiva ordenada.
Deforestación agrícola y modificación del drenaje.
Desecación de lagunas endorreicas.
Sustitución de la caminería tradicional.
Eliminación de lindes.
Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas).
Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia.
Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y
estructurales.
Sustitución especie cabecera.
Bosques de pinos piñoneros.
Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo
matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques
siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las
estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y
fructificaciones.
Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en
invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad
marismeña de rica avifauna.
Bosques de eucalipto.
Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No
excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes.
Sustitución de especies riparias inclusive.
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados.
Artificialidad.
Paisaje efímero.
Deforestación a matorral denso.
Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas
correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o
pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura.
Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y
del estrato arbustivo, de media altura.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Conservación.
Conservación de lagunas endorreicas.
Conservación periférica de las formaciones arbustivas residuales de la deforestación generalizada de
las cuencas limítrofes.
Conservación de bosques de pino piñonero.
- 296 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Urbanización
Urbanizaciones diseminadas en laderas, plataformas costeras y
ensenadas.
Alteración de la cubierta vegetal ocupada, y modificación de la
circundante por tránsito.
Fragmentación del paisaje previo y promoción de procesos
desequilibrantes y degradativos (degradación dunar).
Red viaria
Nuevas infraestructuras proporcionan la Inserción de nuevos oteaderos
y miradores.
Incremento de la fragilidad paisajística general.
Fragmentación simultánea del paisaje por ocupación directa e
intersección de cuencas.
—Los Alcornocales.
Conservación.
Protección del bosque mediterráneo húmedo, referente paisajístico de
los paisajes del Carbonífero, paeleopaisajes recreados.
Preservación de las formas geológicas, laderas y formaciones riparias
asociadas. Como ejemplo, arroyos no regulados en todo su tramo, de
alta naturalidad hidrológica.
Transformación sostenible.
Aclarado del bosque original, mediante la selección de la arboleda
óptima (fitosanitaria y corcho) y la eliminación del matorral para el
paso.
Mantenimiento de las señas originales del paisaje y refuerzo identitario.
Deforestación bosque abierto.
Incremento de la textura fina en la estructura general del paisaje,
crecimiento de la variedad estructural, decrecimiento de la cromática y
aparición de segundos y terceros planos.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
—Campo de Gibraltar.
Deforestación a matorral denso.
Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas
correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o
pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura.
Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y
del estrato arbustivo, de media altura.
Deforestación a matorral abierto.
Agudización del fenómeno anterior, sobre todo en laderas expuestas a mayor erosión, donde solo
progresan las especies correspondientes a los estadios sucesionales de las etapas degradativas de la
serie potencial.
Protagonismo de la herbácea.
Descenso en la variedad morfológica, cromática, textural y estructural.
Conservación.
Protección de formaciones costeras, playas.
Secundariamente, protección de formaciones vegetales asociadas a ellas (retamales, pinares de pino
piñonero, comunidades psammófilas, etc).
Urbanización
Urbanizaciones diseminadas en laderas.
Alteración de la cubierta vegetal ocupada, y modificación de la circundante por tránsito.
Fragmentación del paisaje previo y promoción de procesos desequilibrantes y degradativos.
—Los Alcornocales.
Conservación.
Protección de formaciones costeras, playas.
Secundariamente, protección de formaciones vegetales asociadas a ellas (retamales, pinares de pino
piñonero, comunidades psammófilas, etc).
Transformación sostenible.
Aclarado del bosque original, mediante la selección de la arboleda óptima (fitosanitaria y corcho) y la
eliminación del matorral para el paso.
Deforestación bosque abierto.
Incremento de la textura fina en la estructura general del paisaje, crecimiento de la variedad
estructural, decrecimiento de la cromática y aparición de segundos y terceros planos.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas históricas]
El espacio geográfico de la unidad de paisaje comprende la franja litoral y las
campiñas costeras que se extienden entre Conil de la Frontera y Tarifa, teniendo
como límite nororiental las estribaciones de la sierra de Cádiz y el parque natural
de Los Alcornocales. Desde el punto de vista de la conformación histórica del
territorio podemos distinguir entre un primer frente sometido a dinámicas
puramente litorales y un sector interior, articulado históricamente por la ciudad de
Medina Sidonia, que es soporte de las comunicaciones hacia el Campo de Gibraltar
y que cobra importancia estratégica a partir del siglo XIII con la consolidación de
la frontera que limita con el reino de Granada.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
de Baelo Claudia que, al no haber tenido continuidad en el poblamiento, constituye uno de los más importantes
yacimientos arqueológicos romanos de Andalucía.4
La vía romana que comunicaba Asido Caeserina (Medina Sidonia) con Iulia Transducta (Algeciras) discurría en
paralelo a la vía Hercúlea por el interior de la demarcación, continuándose en el reciente trazado de la autovía
Jerez-Los Barrios.5
Vías romanas
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
- 302 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Jerez
-Alcazaba
-Castillo de Gigonza
-Torre de Doña Blanca(hacia el Puerto)
-Castillo del Tesorillo (hacia el Puerto)
-Torrecera (Torre)
Paterna de Rivera
-Castillo de Berroquejo
Medina Sidonia
-Castillo FORTALEZA de Medina Sidonia
-Torre de Doña Blanca
-Castillo de Torre Estrella
Benalup
-Castillo de Benalup
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
De esta manera, la pesca del atún rojo en almadraba - arte de pesca de origen
fenicio que había constituido una de las actividades productivas fundamentales
para la pujanza del ámbito durante el periodo romano - vuelve a ser explotada
tras un periodo de inactividad, convirtiéndose durante el Antiguo Régimen en la
principal actividad económica del ámbito litoral y en una importante fuente de
ingresos para la casa ducal de Medina Sidonia.11 El régimen de monopolio de las
almadrabas durará hasta el Decreto de abolición de las Cortes de Cádiz de 1814.
De este proceso participan núcleos como Conil y Zahara de los Atunes que,
fundados en el siglo XIV, fueron las dos grandes almadrabas de la casa ducal
de Medina Sidonia desde la baja Edad Media hasta la abolición del monopolio
almadrabero en el siglo XIX. Conil constituye un ejemplo de comunidad pesquera
representativa de este litoral, un centro local-regional que adquiere una dimensión
internacional gracias al comercio del atún, relacionándose con Flandes, Valencia,
11 (2010, pág. 352), (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador,
2009, pág. 189)
12 David Florido del Corral en La almadraba como sistema cultural de la pesca
publicado en PH Boletín nº44 págs. 65-71. julio 2003 Consejería de Cultura.
Junta de Andalucía.
13 (Corbacho Gandullo & Durán Salado, 2003, pág. 42)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Cataluña o Italia.14
Del mismo modo, el actual núcleo de Barbate tiene su origen en la implantación de un complejo industrial
almadrabero en su costa en el último tercio del siglo XIX. Ya en la tercera década del siglo XX, se crea el Poblado
de Sancti-Petri, un conjunto urbano erigido ex novo por el Consorcio Nacional Almadrabero que creado en 1928
desarrolla una política de centralización de esta modalidad pesquera en la almadraba y factorías situadas en la
península del mismo nombre.15
Torres Almenaras
Conil_ Torre de Roche o Faro Roche
Conil_ Castillo de Guzmán el Bueno
Conil_ Torre de Castilnovo s. XVI
Conil_ Torre del Puerco
Conil_ Torre del Mayorazgo (El Palmar)
Vejer _Castillo de Vejer
Barbate_ Torre de la Meca
Barbate_ Torre del Tajo
Barbate_ Faro de Trafalgar s. XIX
Barbate_ Torre De Trafalgar S XVI
Zahara de los Atunes_ Fortaleza Casa Chanca
Zahara de los Atunes_ Torre del Cabo de la Plata
(Atlanterra)
Zahara de los Atunes_ Torre Escalera de Ranchiles
Tarifa_ Torre Punta Camarinal. s.XVII
Tarifa_ Torre de la Peña. s.XIII
Tarifa_ Torre del Rayo
Tarifa_ Faro Isla de Tarifa. S.XVI /antigua Torre
Almenara De Trafalgar
Tarifa_ Torre de Guadalmesí. S.XVI
Tarifa_ Castillo de Guzmán El Bueno
Tarifa_ Torre de la Almedina
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
En este sentido, existe una clara vinculación entre la configuración del sistema
territorial de la almadraba y el sistema de vigilancia militar que se extendía por el
litoral gaditano. Por una parte, las torres almenaras o torres vigías que jalonaban
esta costa para avisar de los ataques de la piratería fueron también utilizadas
para avistar los bancos de atunes que se dirigían hacia el Estrecho. Por otra, en
los núcleos almadraberos se levantaron unos conjuntos industriales -las chancas-
donde se realizaba el procesado del atún y otras actividades complementarias
que, además, eran utilizadas como recintos defensivos para albergar las tropas
y para la protección de las artes de pesca, barcas y material en las épocas en las
que la almadraba estaba desarmada.
Destacando las Chancas de Conil, construida a mediados del siglo XVI como fábrica
de salazones, y la Chanca- fortaleza o Palacio de las Pilas de Zahara de los Atunes
que fue construida por los Duques de Medina Sidonia con una triple finalidad:
residencial, económica y defensiva.16
La exposición del frente litoral a los ataques por mar de piratas y berberiscos va
a provocar la construcción de un sistema de alerta y vigilancia costera, formado
por numerosas torres vigías o almenaras aisladas entre sí y situadas en lugares
estratégicos y fortificaciones urbanas que se comunicaban por medio del fuego.
La mayor parte de estas edificaciones se construyen entre los siglo XVI y XVIII
y estuvieron en funcionamiento hasta mitad del siglo XIX, siendo en ocasiones
sustituidas por faros. Algunas como la Torre de la Peña, en Tarifa, se remontan
a la época islámica, perteneciendo al sistema de defensa costero establecido en
época del Califato de Córdoba para prevenir los ataques de los piratas normandos,
desarrollando la misma función en época cristiana.17
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Las últimas incorporaciones al sistema urbano que organiza la demarcación son los poblados de colonización de
Benalup y Tahivilla que se desarrollan en el marco de los planes de desecación y puesta en regadío de la laguna
de la Janda. Una actuación enmarcada en la política de desecación y saneamiento de zonas palustres iniciada en
el periodo ilustrado e impulsada por la ley Cambó de 1918. Iniciada en el siglo XIX, la desaparición de la laguna
de la Janda se completa en los años sesenta del siglo pasado, estando parte de su superficie dedicada al cultivo
arrocero.20
[dinámicas actuales]
Este territorio está configurado por una red de asentamientos entre las aglomeraciones urbanas de Bahía de Cádiz
y Algeciras, que es su característica principal. Esta red no está estructurada conformando un sistema relacional
o funcional, ya que una de los aspectos a destacar es la poca, o casi nula, relación entre los núcleos del interior
y los costeros, y entre éstos últimos entre sí. Su situación entre estas dos grandes aglomeraciones con fuertes
dinámicas como son Bahía de Cádiz, incluyendo el ámbito de Jerez, y Bahía de Algeciras, hace que este territorio
siempre se haya considerado como sitio de paso, un espacio charnela. La mejora de las infraestructuras y la
intensidad de la actividad turística han provocado una transformación intensa en partes de este territorio en las
últimas dos décadas.
El espacio comprendido entre Tarifa y Trafalgar, presenta una secuencia de espacios militares en la costa, que
han salvaguardado la riqueza natural y paisajística de la zona, y que puede decirse que son los elementos
representativos ya que la difícil orografía de la zona no ha permitido ni poblamiento importante reciente ni vías
de comunicación cercanas a la costa.
En los núcleos ya entre Barbate, Vejer y Conil, la actividad principal, una vez introducido este territorio como
destino, ha sido la residencia vacacional ligada al turismo de sol y playa durante los meses de verano, y es desde
los años setenta del siglo XX cuando se comienzan a desarrollar implantaciones y promociones más vinculadas a la
explotación turística, con establecimientos hoteleros y comercio especializado. Reste desarrollo ha supuesto una
mejora en sus condiciones socioeconómicas, que unido a la decadencia que se produce en todas las actividades
primarias, agricultura, pesca y ganadería ha provocado una diferenciación mayor entre los municipios del interior
de este territorio y los la línea de costa.
La gran atracción que suponen los dos polos de las bahías y la notable mejora en los medios de transporte tienen
como consecuencia un traslado de la población del interior hacia el trabajo que allí se desarrolla, provocando un
bucle en el que de nuevo son las actividades primarias las perjudicadas por el abandono, debido a la dureza y la
poca productividad reconocida por la población.
La ganadería vacuna extensiva es de los recursos más importantes de la zona en el aspecto económico, social
y cultural produciendo, o favoreciendo, la existencia de unos paisajes característicos de estos espacios y que
son los que generan la imagen característica del conjunto del territorio con grandes territorios de campiña, de
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Esta mejora en las infraestructuras viarias supone, tal y como se recoge en el Plan
de Ordenación del Territorio del ámbito de La Janda, “la mejora de la accesibilidad
amplía, como se ha señalado, el área de influencia de los aeropuertos y reduce
el tiempo de desplazamiento hacia el litoral, aumentando las perspectivas de
desarrollo turístico, así como del desarrollo residencial vinculado a la población
extranjera y la vivienda de temporada de residentes más alejados del ámbito.
Representa, por tanto, una mayor oportunidad de incrementar las posibilidades
de negocio y de empleo en estos sectores productivos”.
El planteamiento que se hace desde la administración, en lo que se refiere a la
ordenación del territorio sigue fomentando y haciendo que prevalezca la actividad
económica y desarrollista mediante la defensa de actuaciones que intensifiquen
la actividad turística con ocupaciones tanto en la costa como el interior. En este
sentido, es importante destacar la vinculación entre los núcleos costeros desde
Conil a Tarifa, creando un destino común en el modelo, si se puede decir que
exista tal, y que se ha visto favorecido en los últimos años por el aumento de la
movilidad de la población que accede a sus espacios turísticos y el acceso rápido
a este destino que favorecen los aeropuertos de Jerez y Gibraltar, así como la
mejora de infraestructuras viarias.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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[industria y puerto]
[nueva agricultura]
[colonias para turismo]
[espacios interiores]
[territorio de incertidumbre]
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Paisajes industriales que han conformado un patrimonio ligado a la industria, marismas, entre
espacios naturales protegidos sobresalientes.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Paisajes agrícolas desvinculados de la imagen tradicional, con una fuerte carga de impacto
territorial por los cambios introducidos en grandes extensiones. Nuevas maneras de vivir el
territorio mediante estas explotaciones con lo que el mundo de la agricultura se convierte en
un motor económico y con ello cambia su imagen simbólica.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Paisajes vinculados a una imagen proyectada de los beneficios de una vida en la naturaleza y
en contacto directo con el mar. Planificación puntual que no ha conseguido incorporar estos
elementos a las dinámicas del territorio por lo que aparecen como puntos de discontinuidad.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Paisajes más consolidados en el tiempo, más por el desuso (la no mirada externa). La introducción
de grandes infraestructuras de transporte y el cambio contemporáneo en la percepción del tiempo
los acercan al uso, a la mirada y también a la explotación y banalización, asimilándolo a
productos ya desfasados en otras ubicaciones y que se planifican introducir.
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ATLAS DE ESPACIOS VACANTES
DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción
Aspectos generales
Miradas al paisaje
Dinámicas y formas del paisaje
Metodología de la investigación
Mapa de observatorios
El litoral como límite, el límite del litoral
Paisaje en Andalucía y su litoral
Mapeado de observatorios
Mapa de espacios vacantes
Conclusiones
Anexos
[industria y puerto]
[nueva agricultura]
[colonias para turismo]
[espacios interiores]
[territorio de incertidumbre]
Fichas
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
El observatorio se encuentra
dominado por la actividad
industrial, los amplios despoblados,
las terrazas erosivas y la ría del
propio río Tinto.
Adicionalmente, se encuentran
connotaciones culturales en cuanto
a que La Rábida se encuentra
sobre la terraza izquierda del río,
y a que el lince ibérico tiene en
las inmediaciones del observatorio
(Estero Domingo Rubio), una de
las marismas que fluyen al Tinto
por su margen izquierda.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[espacios vacantes]
—La Rábida.
Protegida por el arbolado de los bosques de pino carrasco que la pueblan, constituye
una especie de oasis resistente dentro de la trama deforestada, contaminada y
confusa por actividades industriales y agrícolas.
Las grandes infraestructuras que rodean este paraje (puentes, factorías, polo
químico, balsas de vertido, etc), compiten con ella en el paisaje mental y físico de
este observatorio, convirtiéndola en una sorprendente isla colmada de historia y
cultura.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
A la inversa, desde Huelva, la altura de las balsas supone una barrera de lodo
blanco reverberante, reforzada por el polvo en suspensión, que reduce las vistas
potenciales que Huelva posee hacia La Rábida, cortando la comunicación directa
entre ésta y aquella, reforzando el aislamiento de ambas, y el efecto frontera de
las balsas.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Las marismas del tramo alto se hallan en un proceso de degradación, dado que
las actividades del entorno (contaminantes) y la naturaleza del río (ácida y rica en
hierro de forma natural) impide la explotación artesanal de las mismas (cultivos
acuícolas), lo que favorece una dinámica degradante por la que las poluciones y
actividades fracasadas dejan su huella en el paisaje, que no se recupera sumido
en un abandono indiferente.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Fuerte contraste entre la orilla de Los Toruños, formada por una marisma y pinares
e pino piñonero en el estuario del río San Pedro, y la isla de Trocadero y Matagorda,
totalmente poblada de instalaciones y servicios industriales. No obstante el fuerte
contraste, la dinámica industrial de la zona no plantea incertidumbre sobre el paisaje
global, el cual parece bastante bien definido y estable en sus dos extremos.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
(Lepe-Cartaya)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
(Lebrija-Trebujena)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[espacios vacantes]
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Los pinares de La Dinamita, San Jerónimo y Bonanza, junto a las lagunas, son los
elementos más frágiles de este espacio vacante en fase de estabilización, ya que
el cerco del poblado los ha reducido a su mínima expresión, generando una fuerte
discontinuidad física y psicológica.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Estas antiguas marismas fluvio - mareales, ahora únicamente pluviales son, al igual
que Las Aletas, otro ejemplo de espacio vacante por la transformación fracasada
y abandono posterior del territorio. La desecación de las antiguas marismas no
ha dado lugar a ningún otro paisaje que al de una estepa halina, que inspira un
profundo vacío, y que se encuentra a medio camino entre una estepa seca y una
marisma.
La tecnificación de los cultivos, también provoca que se necesite cada vez menos
mano de obra, por lo que su funcionalidda en cuanto acercar al trabajador de
campo a su actividad se encuentra en crisis.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Descripción escrita:
(Sancti Petri)
Tras la Bahía de Cádiz, tenemos la segunda, la bahía de Sancti Petri, con el caño mareal como protagonista dividiendo
las marismas que separan San Fernando de Chiclana. Este caño y la dinámica costera que se conjuga con él en su
desembocadura, forma no pocos biotopos y ecosistemas del mayor interés (flecha arenosa, marismas, caños, playas,
dunas y lagunas litorales). A caballo entre las urbanizaciones de estas dos localidades, y atravesadas por carreteras y
transitadas constantemente en la faena del marisqueo, se encuentran comprimidas por la urbanización, el turismo, el
aprovechamiento pesquero, y la ocupación por infraestructuras o residuos.
Un poco más al este, más allá del casco de Chiclana, el terreno se eleva, las arcillas se vuelven arenas, los suelos se
secan y manchas salteadas de huerta y bosquetes de pino piñonero constituyen las reliquias de las antiguas masas
boscosas y parcelas agrícolas que cubrieron estas plataformas costeras antes de la explosión turística de la urbanización
de La Barrosa.
La actividad turística en su ocupación residencial, urbanística, y de servicios, eclipsa cualquier otro proceso de
transformación de paisaje que pudiera convivir con él. La dinámica de ocupación y transformación indirecta es muy
potente en la parte este de La Barrosa, habiéndose estabilizado en la parte oeste (Caño de Sancti Petri), donde la
urbanización corresponde con residencias urbanas, y la mayor incógnita se cierne sobre el futuro de los paisajes
condicionados por las ocupaciones militares de Camposoto y La Carraca.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
(Costa Esuri)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[espacios vacantes]
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
La necesidad de planificaciones conjuntas a los lados del río hacen que el modelo
territorial se plantee común entre Andalucía y el Algarve; el paisaje que se ve
desde una orilla es el que se vive en la otra y al revés, por lo que las acciones
repercuten en el contario. Desde la administración andaluza se estaban dando
lso primeros pasos para realizar un plan de estudio de los paisajes fronterizos del
Guadina, que sirva de marco para la consiguiente planificación.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[Ubicación: Bahía interior de Cádiz, río Guadalete-San Pedro, rio Piedras, borde
de las marismas de Doñana.]
(Bahía interior)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Territorio dominado por inmensa cubeta sedimentaria generada por los cauces
de los ríos Guadalete y San Pedro en sus cursos bajos, dando lugar, en el caso
del primero, a una amplia llanura esteparia halina (marismas desecadas de Las
Aletas), y en el del segundo, a un curso meandriforme que genera unas marismas
litorales en las que desemboca, entre los pinares de Los Toruños y La Algaida.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[espacios vacantes]
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Entre los pinares de utilidad pública de Las Canteras y Las Yeguas, Puerto Real ha
extendido su urbanización de dos modos: concentrada, antes del cinturón viario
de su variante (Barriada de los Azahares), y difusa (diseminados de Torre Alta y
Pedralera Gollena), entre los pinares de Las Yeguas.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
—Las Aletas.
—El Portal.
En esta pedanía jerezana se concitan diversos procesos que la convierten, a ella y
todo su entorno en un espacio vacante:
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
(El Condado)
Campos de lomas tectónicas y campiñas costeras, hendidas por una amable red de drenaje que organiza el
modesto relieve de la comarca, constituyen el sustrato del paisaje de este observatorio. Un lugar que daría para
varios de ellos, pero que es considerado como uno por su relación común con el potente paisaje cultural y natural
de Doñana.
El Condado se mezcla con Doñana a través de una sucesión de lomas suaves y campiñas costeras, sobre las que
los procesos de sustitución de especies cabecera han generado bosques de repoblación de pinar y de eucalipto
(ambos paisajes muy diferentes en si mismos); pero sobre las que también se desarrollan otros procesos agrícolas
como los viñedos y almendrales. Los arroyos son reducidas manifestaciones de lo que logran alcanzar cuando el
nivel freático sube, la arena deja pasar el agua hacia arriba, y el cultivo deja libertad a los bosques freatófilos de
alcornoques y helechos.
El Aljarafe decanta su relieve tabular hacia el sur a través de sus extensos olivares, inmensos pinares de
repoblación, y el río Guadiamar, que bordea la comarca por su lado oeste para entrar a las marismas de Doñana
encajonado por el caño del mismo nombre.
Considerando ambas comarcas, los cultivos de cereal, olivar (Aljarafe) y vid (Condado), se conjugan en general a
lo largo de todo el territorio, asfixiando arroyos y conservando lindes (Condado), hasta llegar a los alrededores de
los montes de pino piñonero y las dehesas de encinas y alcornoques (Aljarafe), o las repoblaciones de eucalipto
(Condado), algunas de ellas abandonadas. Los arroyos de importancia de El Aljarafe (El Algarbe, de Gato, de
Pilas, Cañada Mayor) conservan una importante cobertura riparia en forma de bosque galería, lo que contribuye
notablemente a diversificar su paisaje agrario.
Ecológicamente, las dinámicas más inestables para el paisaje son las relacionadas con la desecación de humedales,
y el abandono de repoblaciones forestales de eucalipto, lo que en ambos casos genera importantes despoblados y
extensas estepas halinas o arenosas. Las dinámicas más estables se organizan en torno a los viñedos y olivares,
los pinares de repoblación, las dehesas de alcornoques, los bosques de galería y el paisaje protegido del río
Guadiamar.
El crecimiento urbanístico en torno a los pinares, y de los cultivos bajo plástico de forma generalizada en El
Condado, introducen pequeñas notas de inestabilidad dentro del paisaje urbano y agrario.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
(La Janda)
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Cultivo bajo plástico: Al igual que las actividades canteras, éstas se reparten
por todo el territorio de manera desigual, generando al igual que aquella
la destrucción total del paisaje anterior por deforestación, y provocando
discontinuidades notables entre los paisajes anejos a sí.
Erosión: Todos los procesos anteriores favorecen la erosión del suelo, de alta
erodabilidad en esta zona, acrecentándose éstos en el caso de abandono. Todo
ello afecta a la red de drenaje, que se colmata anormalmente y se desborda,
provocando nuevos episodios de erosión y arrastre anormal en una sucesión
en cadena que modifica el paisaje original.
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
—Enclaves militares.
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ATLAS DE ESPACIOS VACANTES
DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción
Aspectos generales
Miradas al paisaje
Dinámicas y formas del paisaje
Metodología de la investigación
Mapa de observatorios
El litoral como límite, el límite del litoral
Paisaje en Andalucía y su litoral
Mapeado de observatorios
Mapa de espacios vacantes
Conclusiones
Anexos
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
puede no llegar a conocer nunca este paisaje, pero que puede interesarse por
su calidad durante el proceso, por empatía, responsabilidad social, inquietud
intelectual, solidaridad, etc.
— Trata cuestiones con una fuerte componente cualitativa. La memoria, la
emotividad, la afinidad, la simbología, los sentimientos, los valores morales,
los éticos, la estética, la belleza, etc.…; son asuntos que atañen a la
configuración del paisaje proyectado, son aspectos catalogables científicamente,
cuantitativamente expresables por la comunidad científica, por paneles de
expertos, etc.…; pero con multitud de facetas, matices y detalles, que obligan
a realizar un exhaustivo estudio antropológico de una muestra de la población
afectada, para luego poder asignar determinados valores a determinadas
preferencias, en el proceso de valoración final.
— Este estudio ha de tomar en cuenta distintos criterios, como las diferentes
edades, las diferentes posiciones sociales, la diferente calidad educativa y
cultural, los planteamientos retroactivos y proactivos respecto al paisaje (que
pueden compartir visiones conservacionistas, involucionistas, inmovilistas,
evolucionistas, etcétera), el estatus de residente, transeúnte o ajeno, etc. Esta
investigación ha de proponer a la población en estudio perfiles paisajísticos
fundamentados científicamente para su valoración, y permanecer abierto a la
recepción de ideas nuevas, para finalmente obtener la variedad de paisajes
posibles, ligados a los distintos tipos sociales, y valorar cada uno de ellos en
función de la opinión experta y la opinión pública. De esta valoración surgirán
las alternativas de paisaje preferidas, que serán las que formen parte del
proceso de selección final.
Así pues es un proceso holístico, porque a atañe a toda la población como conjunto,
más allá de la suma de sus partes, y porque afecta a la totalidad de intervenciones
que se desarrollen posteriormente en el territorio.
En resumen, el proceso de participación pública de los proyectos de paisaje ha de
servir para que los expertos puedan clasificar y ordenar los anhelos paisajísticos
de la población participante, de acuerdo a su propia valoración, la de los propios
expertos, y las circunstancias territoriales pasadas, actuales y futuras.
Actualmente, el vertiginoso ritmo de transformación de la realidad impuesto por
la economía de mercado y una de sus principales consecuencias, la excesiva
movilidad, nos enfrenta a un horizonte en el que reina la provisionalidad, todo es
susceptible de modificación, destrucción, recreación, reutilización, restauración.
La inmutabilidad asociada a la idea de patrimonio, la conservación de la realidad y
sus bases territoriales tradicionales, quedan expuestas a esta voracidad económica
cortoplazista que hipoteca toda la realidad en el largo plazo.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
2 (Milani, 2006)
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atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
decir que se ha llegado a mirar el objeto del estudio de otro modo y también
hemos sido capaces de mirarnos y reconocernos en otros campos que hasta este
momento creíamos ajenos a nuestra actividad profesional e investigadora. La
intención primera de la investigación era poder hacer un trabajo en profundidad
sobre un tema que todos los miembros del equipo veíamos como prioritario;
como primer trabajo de investigación que realizábamos en este campo también
pensamos que era importante hacerlo desde un punto de vista territorial ya que
no era, ni lo es ahora, hacer un proyecto de paisaje al uso, sino más bien poder
argumentar como los proyectos de paisajes son los instrumentos que tienen las
herramientas para poder articular los espacios de un territorio y, sobre todo, los
que se ha denominado espacios vacantes.
Entendemos que el proyecto de paisaje es un proceso complejo en el que distintas
disciplinas tienen que llegar a un punto de trabajo en común, en el que los
conocimientos de unos y otros fluyan hacia un proyecto común.
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ATLAS DE ESPACIOS VACANTES
DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción
Aspectos generales
Miradas al paisaje
Dinámicas y formas del paisaje
Metodología de la investigación
Mapa de observatorios
El litoral como límite, el límite del litoral
Paisaje en Andalucía y su litoral
Mapeado de observatorios
Mapa de espacios vacantes
Conclusiones
Anexos
AA.VV.: Poéticas del lugar. Arte público en España, Lanzarote, Fundación César Manrique, 2001 (cat.
exp.)
AA.VV.: Richard Serra, Museo Nacional Reina Sofía, Madrid, 1992 (cat. exp.).
AA.VV: Cinq propositions pour une théorie du paysage, Champ Vallon, Seyssel, 1994.
AAVV. (28 de Noviembre de 2006). Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía. Plan de Ordenación del
Territorio de Andalucía, Decreto 206/2006 de 28 de noviembre de 2006 . Sevilla, Andalucía.
AAVV: Directrices para el tratamiento del borde costero. Madrid. Dirección General de Costas. Secretaría
General para el territorio y la biodiversidad. Ministerio del Medio Ambiente. 2008.
AAVV: Directrices sobre actuaciones en playas. Madrid. Dirección General de Costas. Secretaría General para
el territorio y la biodiversidad. Ministerio del Medio Ambiente. 2008.
AAVV: Estrategias para la sostenibilidad de la costa: diagnóstico y líneas de acción. Madrid. Secretaría
General para el territorio y la biodiversidad. Ministerio del Medio Ambiente. 2007.
AAVV: Memoria anual 2007 del Puerto de Huelva, Huelva, Autoridad Portuaria de Huelva, 2008.
AAVV: Resilience Alliance (2007): Urban Resilience, Research Prospectus. A Resilience Alliance Initiative
for Transitioning Urban Systems towards Sustainable Futures, CSIRO, Arizona State University, Stockholm
University, February 2007.
AAVV: Resilience and Sustainable Development. Building Adaptive Capacity in a World of Transformations,
Environmental Advisory Council to the Swedish Government, 2002.
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ÁBALOS, Iñaki: Atlas pintoresco, volumen 1: el observatorio, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 2007.
ÁBALOS, Iñaki: Atlas pintoresco, volumen 2: los viajes, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 2008.
ACCONCI, Vito: Vito Acconci: escritos, obras y proyectos, Barcelona, Polígrafa, 2001.
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ALEGRET, J. (2003) Valoración patrimonial del sector pesquero. En Revista ph nº 44. Sevilla: Junta de
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