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SEGUNDO “ENCUENTRO PAISAJES CULTURALES EN PATAGONIA”

UN PAISAJE CON IDENTIDAD CULTURAL MINERA.

Autor: Pablo Esteban González.


Profesor Adjunto e Investigador en UART UNPA – ICASUR.

Resumen:
Se pretende describir el Paisaje Cultural presente en la Cuenca Carbonífera de Río Turbio,
considerando dos puntos de vista:
 histórico-antropológico (tratando de relacionarlo con la identidad de pueblo
minero en un entorno patagónico)
 jurídico-ambientalista (teniendo en cuenta el derecho ambiental sobre el
paisaje y el patrimonio).
No todo paisaje es cultural ni patrimonio paisajístico y “para que lo sea se requiere un
proceso de patrimonialización: la selección de un paisaje cotidiano, declarado como patrimonio y
protegido como tal” (Ciselli et al, 2012).
En una definición de la Comisión Evaluadora de Patrimonio (CEPHCyN, 2005) se señala
que Paisaje Cultural es “aquel que combina trabajos de la naturaleza y de la humanidad que
expresan la íntima relación entre la sociedad y su ambiente natural”.
La Patagonia Austral es un paisaje natural y se presenta como un mito en el ideario
colectivo.
La Cuenca del Río Turbio (Santa Cruz) sintetiza el paisaje natural con la actividad humana
a lo largo de años de ocupación. Desarrollada con aporte estatal a partir de la instalación de
Yacimientos Carboníferos Fiscales como “La Empresa”, amalgama el matiz y la trama de enclave

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minero en un paisaje natural con identidad propia (abarcando necesariamente a todos aquellos
que son parte de esa identidad colectiva), no pudiendo dejarse de ser considerado por otro lado
como un Proyecto de Desarrollo Industrial en áreas estratégicas.

PALABRAS CLAVES
Patrimonio – Identidad Minera – Cuenca Carbonífera – Turismo Sostenible – Desarrollo
Local.

INTRODUCCIÓN
Desde mediados del siglo pasado la Cuenca Carbonífera de Río Turbio en la provincia de
Santa Cruz (Patagonia Austral Argentina), fue ocupada y se desarrolló con el aporte estatal y con
un modelo que para esos tiempos era considerado desarrollista. La instalación de los Yacimientos
Carboníferos Fiscales fue responsable del matiz y la trama que a lo largo del tiempo se fue
afianzando en la forma de un enclave minero. A nivel político-estratégico fue considerado este, al
igual que otros tantos, otro proyecto de desarrollo industrial en áreas estratégicas (Salvia et al,
2001).
No obstante estas prioridades nacionales, se planteaba un estancamiento estructural con el
paso del tiempo, entre cuyos factores estarían citados: una alta dependencia social y comunitaria
hacia el enclave minero y la falta de un proyecto social autónomo, agravados los mismos por el
aislamiento, la desarticulación estructural y la conflictiva trama social y política que inhibía la
integración y la cooperación entre los actores sociales (Salvia et al, 2001).
Con un enfoque de Desarrollo Territorial, a nivel local se podría identificar la articulación
espacial de unidades de producción, distribución y consumo en torno a una actividad
preponderante que caracterice un determinado territorio. Esta articulación de unidades
correspondería a la aplicación de la metodología de Circuitos Productivos (Rofman, 1999) que
podría hacerse para el circuito del carbón, conocido como enclave minero en el espacio
denominado cuenca carbonífera del río Turbio y además sería posible hacerlo en otras
aplicaciones para el análisis de otros circuitos como el del turismo (Laurelli y Schweitzer, 2001 y
2005) que nos ocupa en este trabajo, y que por otro lado permitiría la identificación de subregiones
(Zárate et al, 2000) y mediante ellas se podría formular una periodización de los procesos de
ocupación diferencial del territorio provincial.
A pesar de algunas diversificaciones que dejaron la suma de otras actividades al perfil
productivo de la provincia se mantiene aún su orientación primario-exportadora, asentada en el
aprovechamiento de los recursos naturales, sin mayores niveles de agregación de valor en el
espacio provincial (Schweitzer et al, 2008).
El territorio provincial efectivamente usado acentúa oyen el día de hoy las desigualdades
existentes, definidas por las desiguales aptitudes del medio biofísico y el escaso equipamiento
general. Por otro lado existen tensiones entre empresas en su competencia por el acceso a servicios
de apoyo a la producción o en la disputa por el uso del suelo y del agua. En este último caso un

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ejemplo casi típico es el que enfrenta a las actividades mineras y turísticas en el centro y norte de
la cordillera (Schweitzer et al, 2008).
En este contexto, la gestión ambiental, entendida de manera amplia como el campo que
busca equilibrar la demanda y competencia cada vez más creciente de esos recursos naturales de la
tierra con la capacidad del ambiente natural, tiene que responder a esas demandas y competencias
en una base sostenible, por lo que surge como el elemento fundamental en la búsqueda de la
sustentabilidad ambiental (Colby, 1991).
El gran desafío que se presenta para la generación entrante es el de tratar de conciliar esas
desigualdades y demandas: la identidad de paisaje cultural que se corresponde con un enclave
minero, con el desarrollo de una actividad turística con fuerte carácter local que aproveche todos
los recursos de la zona en un marco de sustentabilidad y posicione a la cultura y al patrimonio de
la región como atractivos únicos por su autenticidad y escasez. Porque si bajo un marco
regionalista se concibe al medio natural y al patrimonio cultural como recursos escasos, debería
asignarles un valor excepcional: valor dado por sus condiciones intrínsecas en sí y valor dado por
su condición de escasos. Y teniendo entendido que la percepción de las cualidades de un objeto es
lo que permite apreciar su valor, de esta forma se podría revalorizar el patrimonio local
(atendiendo a su valor formal y simbólico) y aprovechar la oportunidad para difundirlo, y generar
un valor agregado (valor de uso, no consuntivo) mediante el turismo (Ballart, 1997).

UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Según el Plan de Ordenamiento y Desarrollo Territorial para la provincia de Santa Cruz
que se observa en el Mapa 1 se pueden hacer los siguientes comentarios:
En el área de estudio confluyen las actividades de expansión hidrocarburíferas con la
explotación histórica del carbón que le confiere autenticidad y singularidad al sitio en cuestión.
La presencia de recursos naturales característicos de la precordillera, con bosques de lengas
y de ñires, flora y fauna de gran variedad. El relieve montañoso y la cuenca hídrica dominante
desde variadas perspectivas ofrecen un paisaje de singular belleza que podría constituir por sí
mismo un atractivo.
En ese enclave minero se desarrollan actividades turísticas con dinámicas transfronterizas
propias de la región austral que se articulan con los principales destinos turísticos de Argentina (El
Calafate y El Chaltén) y de Chile (Punta Arenas – Puerto Natales y Torres del Paine).
Por otra parte es necesario tener en cuenta la infraestructura y servicios de sitio, que
contará con un Aeropuerto alternativo para la región, un postergado sueño de tren turístico que se
corresponde con el ramal ferro industrial de YCRT y las rutas que unen los poblados considerados
en este estudio.

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REVISIÓN DE ANTECEDENTES
La primera definición internacionalmente reconocida de Desarrollo Sostenible se
encuentra en el documento conocido como Informe Brundtland (Brundtland et al, 1987), fruto de
los trabajos de la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas. Esta definición
se encuentra en el Tercer Principio de la Declaración de Río ‘92 y plantea que: El derecho al

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desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades de
desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras (PNUMA, 1992).
Por lo tanto debemos considerar como lo hace esta comisión, que el desarrollo sostenible
es aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las
posibilidades de las futuras generaciones para atender a sus propias necesidades.
El desarrollo sostenible propone un enfoque de sistema en el que se compatibilicen las
dimensiones ambientales, con las económicas y las sociales, desde una perspectiva solidaria y de
responsabilidad social intergeneracional.
Esta visión se debería complementar con el apoyo de las leyes y ordenanzas que le
proporcionen un marco institucional en el cual puedan interactuar los diversos actores implicados.
La comprensión de la complejidad de los sistemas naturales y la inclusión de esta perspectiva
dentro del análisis y conceptualización de las áreas naturales se transforma en una herramienta de
importancia para lograr la sustentabilidad de las actividades que se vayan a realizar en esas áreas,
en las cuales se incluyen las especificamente turísticas (Andrés y Encabo, 2008).
La visión de la Organización Mundial de Turismo (UNWTO) es la de considerar al
desarrollo sostenible, como aquel que atendiendo las necesidades de los turistas actuales y de las
regiones receptoras, al mismo tiempo protege y fomenta las oportunidades para el futuro. El
turismo sostenible será el que tenga plenamente en cuenta sus impactos económicos, sociales y
ambientales actuales y futuros, las necesidades de los visitantes, de la industria, del medio
ambiente y de las comunidades locales. Los principios de sostenibilidad se refieren a los aspectos
ambientales, económicos y socioculturales del desarrollo turístico, y un adecuado equilibrio debe
establecerse entre estas tres dimensiones para garantizar su sostenibilidad en el largo plazo
(UNWTO, 2004).
Lo sostenible en turismo, hace referencia también a aquellas intervenciones y
planificaciones que prevean acciones reparadoras y rectificadoras para mantener los impactos
negativos al mínimo, buscando no romper el equilibrio del sistema y maximizando los beneficios.
(Dachary, 2002)
En Perú se ha definido que el Turismo Sostenible es la base del Desarrollo Integral del
país, promoviendo el uso responsable de los recursos naturales y culturales, mejorando la calidad
de vida de las poblaciones locales y fortaleciendo su desarrollo social, cultural, medio ambiental y
económico (Mincetur, 2006).
En Ecuador el Desarrollo Sostenible del Turismo es un concepto aplicable a todas las
formas de turismo en todo tipo de destinos (Ministerio de Turismo de Ecuador, 2008), y por lo
tanto debe tener en cuenta:
 Respeto de la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, lo que
equivale a valorizar el patrimonio cultural del lugar (sus edificios, el patrimonio cultural vivo y los
valores tradicionales), de manera que se contribuya a la comprensión intercultural y a la tolerancia
y que no se introduzcan cambios inducidos que alteren su legitimidad;
 Uso óptimo de los recursos naturales manteniendo los procesos ecológicos
esenciales y ayudando a conservar la biodiversidad, no sobrepasando la capacidad de carga del
sitio y no atentando contra la continuidad en el tiempo del uso de esos recursos; y

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 Viabilidad económica a largo plazo y repartición equitativa de los beneficios
socioeconómicos que genera la actividad, que será el motor que hará funcionar a toda esta cadena
de valor agregado.
Se debe hablar de un Desarrollo Turístico Sostenible como de una oportunidad
estratégica para el desarrollo local, porque posee la versatilidad y la flexibilidad necesarias para
adaptarse a las condiciones propias de cada territorio y de cada población (Rodríguez Posse,
2001).
Un Desarrollo Turístico Sostenible por ende no solo no va a en detrimento del Patrimonio
de la localidad en que se sostiene, sino que debe ser el sustento y la defensa de ese Patrimonio que
hace de cada lugar un lugar único en el mundo, y por lo tanto escaso lo que le da un valor alto.
Una alternativa de desarrollo turístico sostenible puede ser el turismo rural como una
fuente importante para la generación de empleo rural no agrícola. Sin embargo, es importante
señalar que debemos favorecer aquellas modalidades de empleo que se propongan, las cuales sean
compatibles con las actividades tradicionales de la localidad. (Barrera, 2011). La compatibilidad
estaría dada en que la población local se sienta identificada con esta actividad turística y a la vez
pueda ver los beneficios de la misma.
Considerando algunas definiciones de turismo rural se adoptó una que permitiera avanzar
hacia el concepto de agroturismo: Conjunto de actividades que se desarrollan en un entorno rural,
excediendo el mero alojamiento y que pueden constituirse, para los habitantes del medio, en una
fuente de ingresos complementarios a los tradicionalmente dependientes del sector primario,
convirtiéndose en un rubro productivo más de la empresa agropecuaria (UNWTO, 1993, citado
por Román y Ciccolella, 2009).
El turismo rural debe fundamentarse sobre los criterios de sustentabilidad. El turismo
sostenible no deja de ser una alternativa económica para las explotaciones agropecuarias, pero
además puede ser un medio para hacer conocer y respetar la cultura y los lugares. El turismo así
entendido debe ser sostenible respecto de tres ejes principales (Bini, 2008):
a) Ambiental: no debe destruir el ambiente donde se realiza; no debe comprometer los
recursos naturales para usos futuros.
b) Económico: debe distribuirse equitativamente el resultado de la actividad
económica entre los pobladores rurales, beneficiando a la gente del lugar como pilar del
desarrollo local.
c) Social: no debe destruir ni alterar la cultura del lugar, sino que debe valorarla y
preservarla en el tiempo.
Se sostiene entonces que el desarrollo de un turismo rural debe fundamentarse sobre
criterios de sustentabilidad, es decir, perdurar ecológicamente en el largo plazo respondiendo a los
intereses de las poblaciones locales de modo que el impacto sobre el medio ambiente garantice un
destino turístico sostenible.
No es posible entonces pensar en desarrollo turístico sostenible para la cuenca carbonífera
sin tener en cuenta ese respeto de la autenticidad sociocultural de la comunidad y de no inducir
cambios a la fuerza para alterar la genuinidad de esa identidad.

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PROPUESTA DE DESARROLLO LOCAL REFERIDA AL PAISAJE CULTURAL
Existe más a menudo de lo que pensamos una relación entre el entorno natural y social, por
lo tanto, a los fines de la conservación, dichos elementos que constituyen un sistema natural deben
ser pensados en conjunto, como parte de un todo interrelacionado y que dentro de él toda acción
humana tiene una repercusión, a veces positiva, a veces negativa (Morello, 1982).
El turismo como generador de valor agregado al recurso natural implica la existencia de un
excedente en el ingreso de los viajeros y refleja no sólo aspectos cuantitativos, sino también
sociales y culturales. Por ello los individuos, las empresas y las instituciones que quieran
adentrarse en el tratamiento de temas turísticos, como uno de los elementos del mencionado
sistema, ya no pueden limitarse a operar solo para sus relaciones internas y externas (llámense
clientes o proveedores), sino que deben resignificar y redefinir su rol en la sociedad, involucrarse
en el desarrollo de su comunidad y en la conservación de los recursos que directa o indirectamente
utilizan (Andrés y Torre, 2010).
La teoría de los sistemas permite entonces abordar el conocimiento del turismo desde esa
perspectiva más integral, considerando al sistema turístico como un sistema abierto que se
relaciona con el medio ambiente en el que se desarrolla la actividad, formalizando una serie de
intercambios.
Cuando hablamos de actividades turísticas, queda implícito el concepto de atractivos
turísticos, que deben determinarse para el enclave minero, y que involucran a múltiples factores
que tienen que ver con la calidad, con la especificidad y con autenticidad de los mismos para que
sean convocantes y que por lo tanto deben conservarse y desarrollarse.
La calidad se refiere a que las características de los productos y servicios que se ofrecen no
deben generar en la mente de quienes los consumen falsas expectativas, variar en el tiempo o no
cumplir con las especificaciones prescriptas con antelación. La especificidad tiene en cuenta a
todas las cualidades o condiciones que lo hacen propio del lugar o del entorno y que deberían tener
la debida adecuación al fin específico que se le va a dar. Y la autenticidad significa la posesión de
los caracteres y de los requisitos que le son inherentes, y que por lo tanto lo hacen fiel a sus
orígenes y a sus convicciones.
En zonas donde las explotaciones agropecuarias, tienen escasos o insignificantes ingresos
rurales no agropecuarios, o sea ingresos extraprediales exiguos, habrá mayores factores de presión
para buscar trabajos fuera de dichos predios. Existen zonas que son relativamente pobres en
agricultura, pero que tienen algún otro motor de crecimiento como la minería o el turismo, o por
estar relativamente cerca de algún centro poblado o vía de acceso que puedan fomentar esos
empleos rurales no agrícolas (Barrera, 2011). Por lo tanto, la cuestión a considerar para nuestra
realidad, es la competencia que existiría entre dos actividades que al captar mano de obra local,
competirían entre sí, como el caso concreto de la explotación carbonífera con el desarrollo de un
potencial turismo para nuestra zona; debiendo tener en cuenta en los alcances del presente estudio
todas las cuestiones relacionadas con la competencia o complementariedad entre las mismas.
Por otra parte, en el caso de los chacareros de la cuenca carbonífera, por un lado estos
tampoco tienen al parecer demasiadas presiones económicas, y por otro a prima facie no cuentan
con una rica cultura o formación previa (historia o experiencia en la producción primaria) para
trabajos agropecuarios, ni la zona en sí se caracteriza por algún tipo de producción, no contando

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tampoco con la infraestructura básica para dicho desarrollo en los predios, todo lo cual también
sería necesario cuantificar.
El interés del Estado debiera ser el del desarrollo local y territorial, entendido como un
proceso dinámico y no inmediato; se trata entonces de proyectos de mediano plazo. Sin dudas esto
es un grave inconveniente dada la mirada de cortísimo plazo que predomina en el escenario
político, por lo tanto es importante diseñar un proyecto de modo que se observen algunos logros
rápidamente (Barrera, 2011).

Para la región en general y para el enclave minero en particular la gestión en temas de


turismo es muy importante ya que permite combinar la oferta natural con los beneficios
económicos propios de la actividad. Esto es muy importante en una región alejada de circuitos
turísticos y económicos, escasamente poblada y que basa su desarrollo económico en la
explotación de los recursos naturales como los hidrocarburos, la pesca y la explotación forestal
(Enricci, 2004).
Siguiendo con esta premisa, en una empresa cualquier acción, cualquier intento de
desarrollo, cualquiera sea su actividad, producirá cambios en la sociedad que la incluye y en el
sistema natural que la alberga. Es decir: utilizará los recursos de la zona, los transformará para
lograr cierto producto, consumiendo energía en ese proceso y liberando también desechos.
(Andrés y Torre, 2010).
El paso decisivo para este desarrollo sostenible del turismo es cambiar la forma de percibir
la actividad, pero la resistencia al cambio es una barrera difícil de vencer, tal y como lo cita
Nicolás Maquiavelo: Nada más difícil de emprender, ni más peligroso de conducir que la
iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas, la innovación tropieza con la hostilidad
de todos aquellos a quienes les sonrió la situación anterior y sólo encuentra tibios defensores en
quienes esperan beneficios de la nueva (Maquiavelo, 1999). La resistencia al cambio, dice
Maquiavelo, proviene tanto de quienes perciben que pudieran salir perjudicados por la
introducción de nuevas actividades o producciones que se proponen, como por quienes se verían
en alguna medida beneficiados, ya que éstos últimos sólo apoyarán tímidamente las nuevas
iniciativas pues el hombre es incrédulo y sólo apoyará lo nuevo cuando lo experimente. La
coyuntura actual hace un tanto dificultosa la introducción y generación de iniciativas que puedan
complementar y coexistir con las tradicionales; coyuntura variable en el mediano plazo con el
devenir de las variables políticas y económicas que se susciten en el país y en la región.
El gran desafío es adoptar un planeamiento continuo e integrado a la actividad turística,
con medidas de control ambiental, de valorización del patrimonio histórico cultural, de políticas de
gestión que estimulen el crecimiento de la economía local, de consideración de las cuestiones
sociales y espaciales. En fin, un plano que busque constantemente concretar el turismo sostenible
en las zonas rurales. Ya que las áreas rurales son reservas de espacio de ocio que es urgente
planificar para preservar sus recursos, y lograr un desarrollo sostenible de la actividad.
Para el desarrollo de proyectos de turismo sostenible en base al aprovechamiento de los
recursos naturales pensados como una alternativa posible y viable se debe tener en cuenta a la
pluriactividad para las actividades rurales, pensando a la misma como el despliegue de estrategias
que apuntan a garantizar la supervivencia de las explotaciones agropecuarias y la inserción de los
miembros que la conforman en contextos socioeconómicos y productivos que se modifican
rápidamente (Andrade, 2009) y también considerar la posibilidades de diversificación, de
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complementación de actividades y de reconversión en los casos necesarios, para otras actividades
no agrícolas, bajo un enfoque sostenible y con las premisas éticas de la responsabilidad social
empresaria, institucional e individual.
En el trabajo Turismo en la Cuenca Carbonífera: una Posibilidad de Desarrollo, se
explicita que la ciudad de Río Turbio al comenzar su historia como un campamento minero,
quedaba determinada su identidad en parte por los inmigrantes y en parte por el pueblo que les
daba un modelo de enclave: los habitantes del pueblo tenían su origen lejos del pueblo. Traían sus
ideas y ellas podían tener efectos sobre lo que allí se hacía y con quien se hacía. Era la empresa
quien regulaba la vida en el pueblo de Río Turbio: tanto la mina como el FFCC, el alojamiento
de los mineros, la asignación de las viviendas, la educación y la salud. Los mineros eran
trabajadores varones jóvenes que dejaban a sus familias en su pueblo. Ellos esperaban vivir unos
años trabajando duro y regresar a sus hogares (Alabau y Labarthe, 1996).
Cada inmigrante al llegar a la cuenca carbonífera lo hacía siendo contenedor de diferentes
sistemas socioculturales que le daban a la comunidad su identidad en ese contexto social, y por
otro lado a cada individuo la percepción de cierta identidad étnica (como la serie de indicadores
culturales que dan a una comunidad su identidad en el contexto social). Para mantener la
suficiente entidad, los grupos étnicos necesitan un territorio ocupado, una demografía suficiente,
una mentalidad urbana y una voluntad de identidad diferencial (Barth, 1969).
El relieve, la vegetación, la fauna, el clima, la historia de desarrollo del enclave minero y
las políticas económicas y sociales incidieron entre sí para ir tallando el perfil de la Cuenca
Carbonífera hasta nuestros días. Las coyuntura dada por la alta presión demográfica puntual, la
insuficiente planificación de infraestructura necesaria para la actual población, los riesgos de
deterioro y de modificación ambiental que son antagónicos con los atractivos de la zona y las
riquezas naturales de la región y por lo tanto hacen necesaria la búsqueda de soluciones por parte
de un sector de la población que manteniendo su patrimonio cultural, intente mejorar su forma y
calidad de vida al apostar por el desarrollo local.
El patrimonio cultural de una región está constituido por todos aquellos elementos y
manifestaciones tangibles e intangibles producidas por las sociedades, resultado de un proceso
histórico en donde la reproducción de las ideas y del material, se constituyen en factores que
identifican y diferencian esa región. Los elementos del patrimonio cultural son testigos de la
forma en que una sociedad o cultura se relaciona con su ambiente (Casasola, 1990).
El patrimonio cultural se constituye por ende de una porción del ambiente natural
transformado. Es el producto de un proceso de cambios a lo largo de un período extenso de
tiempo, en el cual intervienen y coaccionan agentes diversos y situaciones que hacen necesaria una
mirada a largo plazo, en la concepción y en el uso de esos recursos.
Hablar de Patrimonio es considerar a la cultura resultante de la interacción de la
sociedad con el ambiente, en donde se incluye el conocimiento, las aptitudes y hábitos adquiridos
por el hombre como miembro de la sociedad. Estas manifestaciones y elementos son un reflejo de
la respuesta que el hombre da a los problemas concretos de su existencia y su relación con el
entorno; esto es lo que lo hace válido para el desarrollo sostenible (Fernández y Guzmán Ramos,
2004).
Está demostrado que el turismo es una actividad económica de creciente dinamismo dentro
de la economía nacional y regional y por lo tanto será capaz de producir cambios que deberán ser
asimilados e interpretados de manera lógica y previsible. Por este motivo es de suma importancia
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que se pueda contar con una Metodología adecuada que permita realizar valoraciones objetivas de
la actividad.
En esa metodología se tendrá que tener en cuenta pautas de manejo que permitan el uso
sostenible del recurso y deberían incluir componentes de educación y conciencia ambiental,
definición de los límites aceptables de cambio, instrumentación del control de la fiscalización y la
participación multisectorial (Tagliorette, 1993).

LA VIDA Y EL TRABAJO EN EL POBLADO MINERO


Pensar en el diseño de un Producto que sirva para el uso y apropiación de dos pasajeros,
que al compartir la esencia del lugar puedan disfrutar de sus vínculos personales en un ambiente
de intimidad que le dé a nuestra comunidad una base para el desarrollo de un Turismo con
Identidad Minera.
La idea es crear un Producto Único al amalgamar dos conceptos propios relacionados por
un lado a la minería de la zona y por el otro a la historia de sus habitantes. La historia de los
habitantes de la Cuenca Carbonífera la podríamos sintetizar en un tipo de vivienda como es el
“Quonset” que se utilizó desde la fundación del poblado y sigue hasta nuestros días. La actividad
minera la podríamos sintetizar por otro laso con los “carros mineros” o “vagonetas” que fueron
usados por muchos años y quedan como testigos mudos de lo que fue la extracción del carbón
durante muchos años.
1. EL QUONSET COMO SÍMBOLO DE LA VIDA DE LOS PIONEROS: son
cobertizos de material liviano realizados con estructura prefabricada de perfiles de hierro y de
chapa galvanizada corrugada, que tienen una sección transversal semicircular. El diseñaron
para uso durante la Primera Guerra Mundial. El nombre proviene de su lugar de primera
fabricación, Quonset Point, en el Centro Naval Batallón de Construcción Davisville (un pueblo
situado en la ciudad de North Kingstown, Rhode Island, EE.UU.

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Las dimensiones de los Quonset utilizados para vivienda unifamiliar son las siguientes:
6,35 m de frente; 7,35 m de largo y 3,15 m de altura.
En los Planos se pueden apreciar las disposiciones de los distintos ambientes.

2. EL CARRO MINERO (LA VAGONETA) COMO SÍMBOLO DEL TRABAJO


MINERO: Los Carros Mineros fueron fabricados por dos empresas en Argentina: Emepa y
Glastra (Buenos Aires). Se utilizaron por muchos años para entrar en las galerías de las minas,
desde donde extraían el carbón.
En estos momentos ya no se usan más para la actividad minera y quedaron como
residuales pasivos ambientales. Se está realizando un inventario de los mismos para su
posterior puesta en valor.

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La capacidad de estos carros es de 4 m3 (6 toneladas) se consigue con las siguientes
dimensiones: de largo: 3,40 m; de ancho: 1,40 m y de altura: 0,80 m. Cada carro tiene un número
de serie que lo identifica.

RESULTADOS Y CONCLUSIONES
Si se tiene como eje prioritario a nivel provincial el desarrollo del Turismo Rural, este no
debe salirse del enfoque que le da el sector en donde estará inmerso que es específicamente el de
enclave minero. Por lo tanto, con este concepto en mente, se pretende trabajar en conjunto con la
empresa YCRT un ideal de turismo en el que se utilice como Producto Emblemático un bien
desarrollado para albergar a visitantes que contenga la síntesis de la identidad cultural y social,
que permita trasladar al visitante a un lugar inequívoco, que sea único en su carácter, valedero en
su trascendencia y profundo en su significado. Un producto que sea el ícono para el turista que
visita nuestra tierra. Algo que se encuentre aquí y solo aquí. Algo que le permita vivir el presente
y revivir el pasado con un alto contenido histórico, cultural, patrimonial y sentimental.

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Dos modelos se presentan (por lo menos) a desarrollar para que dos personas por vez,
puedan adentrarse en la identidad local y en la historia (y en la mente por así decirlo) de los
pioneros que habitaron ese lugar.

Queda por delante todo un trabajo a realizar, en cuanto a relevamientos, mediciones,


elaboración de Protocolos Adicionales entre las Instituciones que participan (UNPA – YCRT), con
la finalidad de poner en valor el Patrimonio Cultural de la Cuenca Minera, expresado en estos dos
componentes. Por otro lado se abren múltiples posibilidades de seguir avanzando en una línea,
referida al patrimonio minero y la legislación vigente en su relación con el ambiente natural y con
las actividades realizadas por el hombre.

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