Está en la página 1de 3

Transición de la Edad Media a la Edad Moderna

LA CRISIS DE LA ECONOMÍA MEDIEVAL Y LAS BASES DEL FUTURO CAPITALISMO COMERCIAL.

A partir del siglo XIV, una serie de catastróficos eventos perjudicaron todos los sectores de la
economía medieval. En primer lugar, la peste negra (brote principal endémico) acabó con gran
parte de la población, lo cual afectó negativamente a la demografía.

Entrada la Edad Moderna, se producen conquistas territoriales en busca de control por parte
de las monarquías para aumentar sus territorios, llevando a violentas guerras civiles y entre
naciones (guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra). La caída del Imperio Bizantino a
manos de los turcos otomanos producirá la necesidad de buscar nuevas rutas y comercios.

Tras el óptimo climático de la Edad Media se da una tendencia opuesta que impide cultivar, lo
que producirá una congestión de ciudades y pueblos y una deforestación, pues se produce una
reducción de los recursos. La agricultura perderá productividad que conllevará una subida de
precios y descenso de salarios que aumentaron las tensiones sociales.

Los efectos de estos episodios dieron paso al descenso de la población y se produjo una
fundamental inversión de tendencia: los precios bajos y salarios más altos por la falta de mano
de obra. Además, se introdujeron cambios en las condiciones económicas de los campesinos:
progresiva liberación de la esclavitud feudal.

Se inicia así el siglo XV, época de crecimiento y desarrollo socio-económico en Europa


Occidental, con salarios más altos, más tierras para los pastos y una mejor alimentación.

TRANSICIÓN DE LA EDAD MEDIA A LA EDAD MODERNA: ASPECTOS PRINCIPALES.

Los dos eventos que marcan comienzo y fin de la Edad Moderna son la conquista de
Constantinopla (1453) y la Revolución Francesa (1789). No se trató de un corte “definitivo” con
los procesos que plasmaron la Edad Media, sino más bien una “continuidad en evolución”.

Cambios sociales: el auge de la burguesía.

La prosperidad económica que marcó el comienzo del siglo XV, tuvo entre las principales
consecuencias importantes cambios sociales. Se desarrollaron las ciudades portuarias y
estratégicas europeas como Venecia, París o Londres; que conllevaron el surgimiento de una
sociedad urbana, rasgo característico de la Edad Moderna.

La sociedad siguió dividida en estamentos, sin posibilidad de movilidad social: los privilegiados,
cercanos a la corte no pagaban impuestos, se dividían en nobleza y clero, terratenientes con
poder político. Los no privilegiados, el tercer estado, incluía al resto de la sociedad que debía
pagar impuestos: campesinos libres, siervos, burguesía.

La burguesía, residente en las ciudades, sin embargo no estaba sometida a ninguna autoridad
feudal. Se componía por la alta burguesía formada por grandes comerciantes, banqueros y
funcionarios con influencia, que junto a la nobleza formaban la oligarquía local. Por su parte, la
baja burguesía se componía por pequeños comerciantes, funcionarios menores, maestros,
artesanos y artistas, y obreros.
Cambios políticos: monarquía autoritaria y surgimiento del Estado Moderno

La nueva etapa de recuperación y el consiguiente desarrollo del comercio, provocaron el


aumento de la riqueza disponible y la posibilidad de recaudar impuestos más altos.

Esta situación fue aprovechada por los monarcas para fortalecer su poder y reformar las
instituciones existentes, con los objetivos de consolidar su autoridad absoluta, contener el
poder de la nobleza y fortalecer su posición frente a otros monarcas.

Para ello formaron ejércitos y crearon cuerpos diplomáticos, fortaleciendo así la burocracia,
cuyos funcionarios dependían exclusivamente del monarca. Se produjo una centralización del
poder que redujo la autonomía de los señores feudales y todo tipo de legislación especial o
local, para lo que se estableció una Corte o sede permanente, capital de cada reino.

Esta nueva organización se conoce como Estado Moderno. Las monarquías más poderosas en
los inicios de la Edad Moderna fueron las Monarquías Hispánica (reino de Castilla y Aragón),
Portuguesa (pionera en la explotación de las nuevas rutas comerciales) y la Francesa, Inglesa y
Rusa.

Cambios culturales: Humanismo, Reforma Protestante y Contrarreforma

Se dieron importantes cambios en el pensamiento y en la ciencia, cambios que fue posible


difundir gracias al mayor de los inventos de la época: la imprenta.

El humanismo es un movimiento intelectual que surgió en Italia, cuyos rasgos principales


fueron la recuperación de la cultura clásica, tomando Grecia y Roma como referentes; el
antropocentrismo que fijo al ser humano como centro de reflexión, quedando las
explicaciones religiosas al margen; el optimismo y la creatividad para mejorar la vida, el
aprendizaje: un conocimiento universal y sin límites; y el espíritu crítico que establecía la
experiencia como la verdadera fuente de conocimiento cuyas bases eran: la razón (reflexion
personal), investigación (ampliación) y experimentación (demostración).

El saber escolástico medieval quedó desplazado pues los humanistas comenzaron a escribir sus
obras en las lenguas de sus países (lenguas vernáculas). Se dieron a su vez avances
tecnológicos y científicos: Copérnico y la teoría heliocéntrica, la Tierra daba vueltas alrededor
del sol; estudios anatómicos, el conocimiento del cuerpo humano; Gutenberg y la invención de
la imprenta que permitió la publicación de libros y difusión del conocimiento; y se crearon
instituciones culturales, academias para la enseñanza e universidades, destacan las italianas.

La Reforma Protestante se trató de un movimiento religioso de la primera mitad del siglo XVI,
iniciado en Alemania por Martín Lutero, que originó la división de la Iglesia cristiana y la
formación de las Iglesias protestantes. Las protestas de la Reforma se centraban en la falta de
formación del bajo clero, la excesiva riqueza del clero y de la Iglesia; la compra-venta de cargos
eclesiásticos y las ventas de indulgencias pues se recaudaba dinero “cobrando” por el perdón
de los pecados.

Martín Lutero, frente a tanta corrupción, en 1517 publicó Las 95 Tesis contra la venta de
indulgencias. Los principios fundamentales de la doctrina luterana eran la libre interpretación
de la Biblia, de ahí su publicación en todas las lenguas; el perdón y la fe dependen de Dios; el
rechazo de muchos cultos y sacramentos: mantuvo sólo el Bautismo y la Eucaristía; y la
oposición a las propiedades de la Iglesia: rechazo del lujo y de los beneficios económicos.
En respuesta a la Reforma se produjo la Contrarreforma por parte de la Iglesia católica. Con el
Concilio de Trento (1545-1563) se afirmaron tres principales líneas de actuación. Se
consolidaron las ideas y principios católicos, manteniendo los dogmas rechazados por los
protestantes; se realizó una reforma interna para corregir la corrupción de la Iglesia; y se dio
una represión del protestantismo: denuncia de la herejía, fortalecimiento de la Inquisición, y
publicación de un índice de libros prohibidos.

Los católicos mantuvieron la supremacía en el sur y en el centro de Europa mientras que las
Iglesia protestante se fue afirmando en los países del norte de Europa. Esta nueva “división”
religiosa tendrá una influencia fundamental en el desarrollo económico de los países
europeos.

También podría gustarte