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Distanciamiento, una amenaza para el matrimonio

A lo largo de la historia se ha identificado que el ser humano es un ser social por

naturaleza, dentro de su esencia está establecer relaciones con su entorno y con otros pares que

le permiten obtener significado y reconocimiento no solo a nivel mental sino también a nivel

emocional. Muchos estudios muestran cómo el ser humano en los momentos en los que se ve

expuesto al contacto social genera en su cuerpo oxitocina, la cual es una hormona que se encarga

de la inteligencia emocional, que hace que la persona se sienta tranquila y en paz. Esta hormona

se aumenta cuando se da o recibe un abrazo, una muestra de afecto, cuando tenemos relaciones

profundas con otras personas y, en consecuencia, el individuo puede vivir de una manera más

plena y tiene la capacidad de enfrentar los momentos críticos en su existir.

Sin embargo durante los últimos años las interacciones sociales se han visto afectadas de

forma significativa por nuevas formas de ver el mundo, dado que durante la época posmoderna el

ser humano ha cambiado las comunicaciones y las relaciones profundas y significativas, por un

modo de ver la vida y el mundo que están más alrededor de lo superficial y de las “relaciones”

virtuales, esto lo ha llevado a encerrarse en sí mismo y le cuesta generar relaciones profundas en

las que pueda dialogar, abrirse a sí mismo y exponer sus puntos de vista, Esto sucede por un lado

porque hay un temor de ser dañado o herido, pero por otra parte porque ha perdido la capacidad

de hablar de sí mismo. Es así que en la actualidad vemos con mayor frecuencia que el ser

humano tiene dificultad para expresar sus emociones, decir lo que está sintiendo y este aspecto

afecta de manera negativa la comunicación con otras personas y por ende, aunque no parezca, y
aunque la persona no lo pueda ver y reconocer, comienza a perder su sentido de relación y de

plenitud.

Dichas realidad no se ha escapado de la interacción más cercana que un ser humano

puede tener, que es la realidad de pareja, en los últimos años encontramos que los motivos de

consulta en psicoterapia y psiquiatría que generan mayores motivos son relaciones de pareja

disfuncionales, marcadas por patrones de interacción negativos y aversivos que generan en las

personas crisis significativas, identificando entre ellas algunas como la infidelidad, expectativas

no satisfechas y el distanciamiento emocional.

Hablando de este último, el distanciamiento emocional es un fenómeno que se ha ido

dando en diferentes escenarios, el cual está marcado por una apatía hacia la otra persona, es decir

una renuncia silenciosa, que lleva a cada uno de los cónyuges a caminar cada uno por su propia

dirección, simplemente se acercan sin intimar, conversaciones marcada por monosílabas y

aunque comparten espacios en casa solo tienen una conexión limitada a conversaciones triviales

o faltas de profundidad, conversaciones donde solo se habla de la rutina del día a día, temas

laborales, el cuidado de los hijos o las mascotas, pero carecen de esa conexión profunda que

existía al inicio del matrimonio y poco a poco comienzan a llegar frases como “el amor se

acabó” o “ya no siento atracción por mi pareja” y este distanciamiento se convierte en una

amenaza para el matrimonio.

Entre las causas más comunes de este distanciamiento podemos encontrar la monotonía o

la rutina de los quehaceres del hogar, el cansancio que puede generar la crianza de los hijos o los

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problemas financieros. Las ocupaciones y la falta de tiempo también pueden se una causa del

distanciamiento, puesto que en muchos hogares el deseo por tener mayor comodidad en recursos

materiales o sencillamente por necesidades básicas es necesario cumplir con largas horas de

trabajo y no se prioriza en los tiempos libres dedicar momentos de calidad a la relación de pareja,

sino que otros compromisos sociales o hobbies ocupan este espacio. Aunque estas razones son

muy comunes la más repetitiva e importante es la familiaridad que se da en la pareja, una

familiaridad vista desde un punto en el que ya no se perciben como pareja, sino que se sientes

más como hermanos, se sienten tan conocidos que les cuesta pasar tiempos de calidad y entablar

conversaciones y momentos significativos.

Cuando un matrimonio ha llegado a este punto es importante que puedan buscar apoyo y

una de las cosas más importante para tratar esta dificultad en una consejería, es la confrontación,

es decir llevar a los cónyuges a través de preguntas a pensar y puntualizar en aquellos que han

perdido y están perdiendo, si sienten que el distanciamiento les ha generado infelicidad, si

anhelan volver a sentirse como lo hacían al iniciar su relación, si en la actualidad tienen una

sensación de soledad, entre otros puntos que se pueden tratar, adicionalmente es importante que

la pareja pueda decidir y ser intencional en volver a disfrutar el tiempo juntos y esto lo pueden

lograr mediante tareas que los motiven a dialogar, por ejemplo entregar un test de preguntas y

proponer un tiempo semanal para que se dediquen como pareja, alejados de distracciones y

enfocados solo en ellos, adicionalmente es importante motivarles a creer que Dios puede y desea

reavivar su matrimonio y que si ellos lo permiten y abren su corazón ante el Señor el traerá,

cambios en su manera de pensar y ver la relación.

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