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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS


CARRERA DE TRABAJO SOCIAL

NOMBRE: TATIANA SIMBAÑA


CURSO: TERCERO “A”
FECHA: 13 de junio del 2019

LAS ETAPAS DEL CICLO DE VIDA FAMILIAR


La familia es el grupo primario no solamente porque es el primer grupo al que cada
persona pertenece, sino porque suele ser el sistema básico de referencias afectivas que le
da significado a la vida de cada persona, considerando que es imposible la vida de un
ser humano sin compartir significados, entre ellos la propia identidad como significado
nuclear de todos los significados. Para saber qué soy y quién soy es necesario compartir
esto con alguien más, con quien se tiene una historia de significados compartidos sobre
los que se montan los nuevos significados incluyendo al Yo.
1. El noviazgo y el amor como germen de un nuevo grupo primario
El noviazgo es el germen de una familia porque significa la identificación amorosa, la
intimidad, la confianza, la cooperación y la posibilidad de tener hijos a quienes educar y
formar, para darle continuidad a un determinado proyecto social y de la especie
humana. Cuando una pareja, y por tanto una familia, se funda en otros criterios que no
son la afinidad amorosa, no logran constituir un grupo primario real, lo que puede
afectar gravemente la salud psicológica de sus integrantes además de la fragilidad de esa
aparente unidad.

El noviazgo surge como atracción exogámica al disminuir los niveles de intimidad en la


familia de origen, dado el alejamiento corporal entre padres e hijos y entre hermanos
por la prohibición moral y psicológica del incesto, en la medida en que surgen los
caracteres sexuales secundarios. Las amistades adolescentes y, sobre todo, el noviazgo
son la nueva intimidad que hace al grupo de amigos o a la pareja un nuevo grupo
primario que se sobrepone en importancia a la familia de origen. Ahora se tiene más
confianza en los amigos o en el novio o en la novia que en los padres y hermanos.

Los novios comparten actividades placenteras y tienen pocas obligaciones. En la medida


en que hay más responsabilidades y actividades obligatorias que placenteras el noviazgo
entra en crisis, como después ocurre con los matrimonios. Es lógico que cuando hay
pocas presiones y muchas actividades interesantes y placenteras basadas en el acuerdo
mutuo, cada integrante de la pareja exprese sus mejores actitudes: caballerosidad,
flexibilidad, ternura, atención a la pareja, deseo de agradarle, respeto, etc. Mientras que
ocurre lo contrario cuando prevalecen las presiones, obligaciones y exigencias.

Muchos noviazgos pasan rápidamente a la siguiente etapa (matrimonio) debido a los


conflictos, la soledad o a lo aburrido de las familias de origen, aún sin haber madurado
suficientemente el acoplamiento cultural que supone la vinculación con una nueva
persona. Algunos de estos noviazgos también se precipitan por la existencia de un
embarazo no deseado, producto de la falta de una suficiente preparación en el uso de
anticonceptivos. Dado que esos matrimonios no son producto de una decisión clara
tomada por una persona segura de sí misma, de lo que quiere y de lo que no quiere, las
posibilidades de conflictividad y ruptura en el corto plazo se acentúan.

2. El matrimonio o vida en pareja: presiones, responsabilidades, culpas y


chantajes.
Cuando los novios se casan o deciden vivir juntos cambia mucho la dinámica de su
relación. Poco a poco disminuyen las actividades típicas de “salir” al cine, a tomar el
café, a comer, a caminar, a conversar durante horas. Las llamadas por teléfono y los
mensajes electrónicos que durante el noviazgo eran amorosos, prolongados y muchas
veces triviales se van volviendo cada vez más operativos y demandantes.

No es que los novios dejen de fingir o se quiten la “máscara” al poco tiempo de vivir
juntos, sino que las presiones y responsabilidades que implica el matrimonio tienden a
ser excesivas y eso transforma su humor y los vuelve rígidos. Conforme las cosas no
salen como se suponía surgen momentos de frustración y estados neuróticos cada vez
más duraderos, por lo que se requiere echarle la “culpa” a alguien como manera de
compensación. Ese alguien es la persona más cercana, a la que se le tiene más confianza
y se supone que debiera estar dispuesto(a) a aguantar y a hacerse responsable, como
implica la decisión de haberse casado o de vivir juntos.

Entre mayor sean las presiones, el desbordamiento de responsabilidades, la exigencia de


cumplir con determinadas expectativas, mayor serán las probabilidades de frustración,
neurosis y del mutuo culparse de la pareja. Además, en las grandes ciudades ocurre que
las distancias entre el trabajo de uno y otro miembro de la pareja les impide comer
juntos de lunes a viernes, por lo cual se ven apenas muy temprano antes de salir a
trabajar y luego ya extenuados por la noche para conversar un poco cosas operativas, no
de buen humor, y a dormir para cumplir la misma rutina al día siguiente; salvo los fines
de semana en que muchos van de compras, ven el futbol o conviven alternadamente con
las familias de origen sin darle espacio a la pareja, lo que contribuye a generar
fricciones, malos entendidos y sentimientos de soledad. Soledad que una parte puede
compensar con “amistades”, dominó y alcohol, mientras otra lo hace con telenovelas y
chismes de artistas y vecinos, o disfrutando ambos masoquistamente de sus episodios de
violencia verbal y a veces corporal que les permite tener el pretexto para reconciliarse y
tener un momento de disfrute entre muchos días de desgaste. Pero la espiral negativa
continúa gradualmente hasta niveles en que hay conflictos graves y puede venir la
separación.

3. El nacimiento, espaciamiento y la educación de los hijos

En la etapa 1 se hablaba de “novia” y “novio”, en la etapa 2 se transformaron en


“esposo” y “esposa”, pero en la etapa 3, al nacer el primer hijo los roles principales
suelen ser el de “madre” y “padre”, desplazando a una importancia secundaria o casi
inexistente los roles anteriores.

A veces la llegada del primer hijo(a) es muy pronto, dado que el embarazo surgió antes
de vivir juntos o en los primeros meses de matrimonio. Todavía no termina de asentarse
la segunda cuando se entra a la tercera etapa, lo que implica un proceso de adaptación
más complejo y, por tanto, más riesgoso para la salud psicológica de esa familia. Lo
ideal sería que los matrimonios ocurrieran entre los 24 y los 32 años de edad, habiendo
ya definido una vocación ocupacional que permita la independencia económica de
ambos integrantes de la pareja y la madurez personal correspondiente, así como cuando
existen las mejores condiciones corporales para la vida sexual y la reproducción. Sería
conveniente que la pareja tuviera un lapso de 2 a 3 años de convivencia, disfrute,
adaptación y acoplamiento antes de iniciar el primer embarazo y esperar la llegada de su
primer hijo(a).

Lo ideal sería tener tres hijos separados alrededor de 3 o 4 años entre uno y otro para
permitir que la madre se reponga del embarazo anterior y tenga un período de disfrute y
acoplamiento con su hijo y su pareja. Además, ese espaciamiento es razonable para
considerar la evolución económica de la familia, así como para favorecer la atención
adecuada de cada hijo sin que éste se sienta desplazado por el siguiente; esa diferencia
de edades también permite que los hermanos compartan intereses y tengan una actitud
de apoyo mutuo, más que de rivalidad, a través de las diferentes edades, salvo en ese
período en que uno ya es adolescente mientras el otro todavía es muy niño, lo cual
cambiará en poco tiempo.

 El riesgo más importante de esta etapa es la diferencia entre el compromiso emocional
de la madre y del padre hacia los hijos. Tradicionalmente es mucho mayor el
involucramiento materno que el paterno, debido a los sentimientos generados por la
diferente participación en el embarazo, el parto, el amantamiento y el contacto cotidiano
por la crianza con los hijos. Es típico que sea la madre la que desarrolle una mucha
mayor intimidad con los hijos que la lograda por el padre.

4. El crecimiento y la formación de los hijos


Si la pareja ha tenido estabilidad, afinidad y congruencia esenciales (salud psicológica
mínima), los hijos crecerán con actitudes positivas y darán motivos de satisfacción a sus
padres, lo cual contribuirá a su cohesión como pareja, sintiéndose orgullosos de sus
resultados educativos. Sin embargo, cuando los hijos resultan “problemáticos”, ya sea
por alguna alteración fisiológica o bien como efecto de la inestabilidad, la falta de
afinidad y la falta de congruencia de sus padres, entonces éstos tenderán a culparse
mutuamente de ese resultado y, por tanto, tensionarán también su relación de pareja, lo
que afectará toda la vida familiar de manera proporcional a la frustración de las
expectativas hacia los  hijos, generando espirales de violencia verbal y a veces corporal
hasta niveles insoportables que propicien la ruptura.

Según sea el grado de conflictividad y represión que un niño vivió durante su infancia al
llegar a la adolescencia sus actitudes conflictivas crecerán exponencialmente. Es obvio
que un niño con bajo nivel de represión y conflictividad, responsable y cooperativo en
su infancia, con confianza esencial en sus padres, tendrá un proceso adolescente mucho
más suave que otro que vivió más reprimido o sobreprotegido y en medio de conflictos.
Sin embargo, generalmente los padres no se dan cuenta de cómo están fraguando esas
explosiones adolescentes cuando ejercen su autoritarismo sobre los menores de 12 años.
Sobre todo, considerando que cada vez las nuevas generaciones de niños tienen más
herramientas a su alcance para tener información y formas de manipular a sus padres
cuando éstos pretenden ser represivos sin lograrlo suficientemente porque –además- casi
no están en casa o lo están abstraídos en sus quehaceres y problemas personales. Los
adolescentes conflictuados con sus padres, en mayor medida que cuando eran niños,
harán muchas cosas para preocuparlos y exigirles de manera desmesurada,
aprovechando los sentimientos de culpa de éstos por haberlos semiabandonado y ver sus
resultados, con el ingrediente adicional de las influencias perniciosas con las que se
retroalimentan mutuamente en los grupos de adolescentes resentidos o emocionalmente
empobrecidos, afectados por los absurdos de la vida escolar, donde también padecen la
rigidez y el autoritarismo de docentes, prefectos, “orientadores” y directivos también
emocionalmente alterados. 

5. ¿Los hijos se van?


Una quinta etapa de la vida familiar ocurre cuando los hijos comienzan a tener vida
independiente para ir formando el nuevo grupo primario estable, su nueva familia. Los
padres se van quedando solos, vuelven a encontrarse con el rol esencial de “ser pareja”.
Muchas veces les urge tener nietos y/o mantener a los hijos ya casados dentro de la
propia casa para seguir manteniendo ese rol preponderante de padres (ahora abuelos o
suegros) en el que ya están muy habituados y estabilizados por haberlo ejercido durante
muchos años.  Han logrado con ese rol superar las etapas anteriores. El riesgo es la
intromisión excesiva e indebida en la vida del nuevo núcleo familiar en formación. Más
las suegras que los suegros quieren seguir teniendo una relación prioritaria con sus
hijos, por encima de la prioridad que también su pareja les exige. Muchos abuelos
pretenden ejercer criterios de crianza de los nietos por encima de los criterios de los
nuevos padres, teniendo actitudes “consentidoras” que no ejercieron antes cuando
iniciaban la crianza de sus hijos. Esto genera una dinámica conflictiva entre las tres
generaciones y promueve habilidades manipulativas en los nietos que podrán chantajear
a sus padres bajo la mirada protectora del abuelo o abuela. Por eso es importante que
una nueva familia tenga su espacio propio, suficientemente separado e independiente de
las familias de origen, al menos tres cuadras para que la distancia no permita la
intromisión cotidiana de alguna o de ambas familias de origen.

Cuando los hijos forman su nuevo grupo primario a distancia suficiente de los padres,
incluyendo a los hijos menores, entonces se da el fenómeno conocido como “nido
vacío” en que la pareja tiene el dilema de reencontrarse y construir una nueva afinidad,
ya sin los hijos de por medio, o bien existen ya tantos rencores e intereses separados,
incluyendo otras afinidades prioritarias, lo que motiva la tantas veces pospuesta
separación conyugal.
En la medida en que la pareja haya mantenido espacios independientes de los hijos, en
los que cultivaron su relación a lo largo de la vida, será mejor y hasta creciente su
reintegración amorosa ya sin estar al cuidado de los hijos. También las parejas que
mantienen un sistema cooperativo que los hace interdependientes en sus actividades e
intereses logran mantener su estabilidad posterior a la separación de sus hijos. En esta
etapa pueden cultivar su relación de pareja aprovechando su libertad frente a los hijos y
su mejor situación económica al no tener ya que hacer tantos gastos para ellos. Es una
etapa propicia para viajar más, para pasear más, para cuidar la salud mutua y para
explorar y experimentar experiencias innovadoras en todos los aspectos: actividades,
cultura, historias, gastronomía, y, por supuesto, en la vida sexual.

6. Jubilación y senectud en la pareja


Después de la separación de los hijos, dada la mayor estabilidad económica y el
desgaste de haber trabajado por muchos años, uno o ambos integrantes de la pareja
deciden jubilarse o dejar de tener la actividad laboral que ejercieron durante muchos
años. Las jubilaciones implican una desadaptación de hábitos muy duraderos, lo cual
será más difícil en la medida en que mayor sea la edad y la antigüedad de la persona. No
saben bien a qué dedicarse una vez jubilados o, aunque lo sepan, tienen dificultades para
generar una nueva actividad que les brinde expectativas, retos y satisfacciones. La
inercia de no dedicarse a nada durante un tiempo prolongado genera depresión y
ansiedad, por lo que pueden caer en vicios: ludopatía, acentuar su alcoholismo o su
tabaquismo, televisión compulsiva, consumismo, etc. Y a veces caer en cuadros
limítrofes entre neurosis y psicosis o en francos estados delirantes, como lo ilustra el
caso de Don Quijote de la Mancha.

En la medida en que las personas son de mayor edad, sus rasgos de personalidad son
más rígidos y tienen mayor tendencia a caer en la rutina, elementos que dificultan la
labor del psicólogo, quien tiene que ofrecer mucha comprensión y tener paciencia para
ir conduciendo gradualmente los cambios de hábitos necesarios para el mencionado
acoplamiento a las nuevas circunstancias y el involucramiento en actividades
motivantes.

7. Muerte: ausencia y falta de sentido de la vida.


Mientras haya amor, entendimiento y entusiasmo con la actividad que se realiza hay
felicidad y la vida tiene sentido. Esos elementos son más difíciles de mantener cuando
las personas se acercan o rebasan los ochenta años de edad. Es todo un reto mantener a
los ancianos concentrados en aprovechar su experiencia para aportarla a sus familiares,
a sus amigos, a su comunidad. Poco a poco van perdiendo el interés en medio de
achaques y problemas de salud que les van impidiendo realizar actividades sociales,
laborales y recreativas. El contacto con los niños y los animales, con su energía y
actividad, puede contribuir mucho a la sensación de vida de las personas ancianas, así
como el recordar los pasajes más agradables e interesantes de su vida. Escuchar con
atención sus narraciones de recuerdos, preguntarles y retroalimentarlos, puede ser muy
importante por parte de sus hijos, nietos y amistades. Conforme la vida personal se va
haciendo menos variada la vida vicaria se vuelve más importante: enterarse, opinar y
estar al pendiente de la vida de otros familiares, las telenovelas, la música, la lectura, el
cine, las revistas cobran mayor relevancia como medios de concentración y vivencia de
los ancianos.

Es muy agradable ver el amor que vuelven a tenerse algunas parejas de ancianos,
mientras otras constituyen un intercambio continuo de expresiones refunfuñantes que
pretenden negar las limitaciones generadas con la edad. Las parejas generan rutinas que
les dan estabilidad y producen sentimientos de soledad que se compensan un poco
cuando hijos y nietos vienen de visita.

Cuando finalmente uno de los dos muere, el otro requiere de apoyo adicional para
compensar el hueco enorme que le deja la ausencia de esa persona que de manera más o
menos conflictiva o armoniosa le ha acompañado durante muchos años. Cuando el
sobreviviente no tiene lazos afectivos con hijos, nietos y amistades que le den fuerza
motivacional para retomar sus actividades productivas, la depresión por su ausencia
desencadena enfermedades y propicia la muerte del otro en poco tiempo. Con lo cual
concluye el ciclo vital de la familia, dejando su legado, su experiencia, sus influencias
negativas y positivas, las cuales juegan ahora un papel fundamental en las generaciones
siguientes. Es eso lo que se esfuerzan por descubrir quiénes se dedican a estudiar las
constelaciones familiares.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:
MURUETA. M. (2015/04/29). LAS ETAPAS DEL CICLO DE VIDA FAMILIAR.
Recuperado el 11 de junio de 2019 de http://murueta.mx/index.php/textos/23-
las-etapas-del-ciclo-de-vida-familiar-en-la-teoria-de-la-praxis

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
CARRERA DE TRABAJO SOCIAL

NOMBRE: TATIANA SIMBAÑA


CURSO: TERCERO “A”
FECHA: 13 de junio del 2019

IMPACTO DEL USO DEL CELULAR EN LA DINÁMICA FAMILIAR


El uso de teléfonos celulares y otros aparatos electrónicos afecta momentos tan
familiares como el sentarse a la mesa a comer, momento en el que cada vez se conversa
menos, según una psicóloga especializada que alerta de sus consecuencias.
El uso desmesurado de aparatos electrónicos constituye una “disrupción” de la
“comunicación en familia” y contribuye al aislamiento de los miembros de la familia,
explica a Efe la psicóloga educativa especialista en desarrollo de familia.
“Se supone que el teléfono celular es para mejorar la comunicación entre las personas,
pero ¿quién en su casa no ha visto a la familia reunida en la sala, cada uno embebido en
la pantalla de su teléfono sin poner atención a nada más?”, lamenta Rodríguez.
En su opinión, el teléfono celular, los videojuegos o las tabletas pueden crear una
“peligrosa individualización” de los miembros de la familia.
LA SOLUCIÓN
Busca espacios para actividades de integración familiar en los cuales “se deba apagar el
celular por norma” como pintar, leer, escribir, cocinar, caminar, practicar deportes,
hacer juegos de mesa, cenar, etc., de esta manera no solo mantendrás comunicación con
tus hijos, además “conocerás su entorno y fomentarás su creatividad”, asentó Quintana
Camacho.
Dicen que los Smartphone acercan a personas que están amillones de kilómetros de ti,
pero también “alejan” a los que están cerca. No dejes que su uso afecte tu vida, el
celular es un instrumento a tu servicio y no al revés.
Mira a tu alrededor, estás perdiendo momentos valiosos de tú vida. Toma la decisión,
hazlo por ti y por los que amas.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:
Quintana. A. (2016/11/01). ¿Cómo afecta el celular a nuestras familias? .Recuperado el
11 de junio de 2019 de https://www.elsoldepuebla.com.mx/circulos/como-afecta-el-
celular-a-nuestras-familias-857473.html

IMPACTO DEL USO DEL CELULAR EN EL DESEMPEÑO ACADÉMICO


“El mal uso del celular en los jóvenes influye mucho en el bajo nivel académico, la
distracción en clase hace que él pierda la concentración y se pierda de la explicación del
profesor. Además, pierde la noción de las tareas y ejercicios propuestos. Cuando se
hacen en grupos hay discordias con aquellos que han estado atentos”. 

En un estudio reciente, los investigadores del College of Education, Health and Human
Services de la Universidad Estatal de Kent en Ohio informaron que el uso frecuente de
teléfono celular parece estar asociado con el bajo rendimiento académico, ansiedad e
infelicidad en los estudiantes universitarios. Según lo informado por el Medical News
Today:

"No censuro el uso de teléfonos inteligentes en los estudiantes universitarios de hoy en


día, lo que les permite mantenerse en contacto con familiares y amigos y
permitiéndoles navegar en Internet, los investigadores sugieren que es preferible tener
en cuenta los daños potenciales que pueden suponer."

El estudio, publicado en la revista Computers in Human Behavior6 encuestó a más de


500 estudiantes universitarios para evaluar su uso del teléfono celular y posteriormente
comparar los resultados con sus calificaciones y con las pruebas de ansiedad y
satisfacción con la vida. Los niveles de uso de teléfonos celulares fueron vinculados
tanto a las calificaciones GPA como con los niveles de ansiedad en una forma
dependiente a la "dosis". Cuanto mayor fue el uso del teléfono celular de un estudiante,
menores fueron sus calificaciones y mayores fueron sus niveles de ansiedad.

Si bien se podría argumentar que tal vez las personas que están más ansiosos tienden a
pasar más tiempo en sus teléfonos inteligentes, o que juegan demasiado tiempo con sus
teléfonos, tendrán un efecto adverso más o menos evidente en su desempeño académico,
los autores instan a los estudiantes a considerar el impacto que puede causar el uso del
teléfono celular en sus calificaciones, salud mental y bienestar.

Esto incluye los efectos negativos sobre los niveles de actividad. A principios de este
año, los investigadores de la misma universidad encontraron que un mayor uso de
teléfonos celulares estuvo vinculado con una reducción de actividad física y condición
física.7Aparentemente, la portabilidad no significa que las personas lo utilicen mientras
están realizando alguna actividad física... Según los autores, "los resultados sugieren
que el uso del teléfono celular puede ser capaz de medir el riesgo a una multitud de
problemas de salud relacionados con un estilo de vida inactivo"

 Los niveles de uso de teléfonos celulares estuvieron vinculados a ambas


puntuaciones GPA y a los niveles de ansiedad de una manera dependiente a la
"dosis". Cuanto mayor es el uso de teléfonos celulares de un estudiante, menor
es el rendimiento académico y mayor es su nivel de ansiedad
 Los científicos también han encontrado que las microondas transmitidas por los
teléfonos móviles y otros dispositivos inalámbricos pueden dañar las células de
la sangre, causar daño a las células nerviosas y el ADN, desencadenar la
enfermedad de Alzheimer, menor producción de la densidad ósea, y más

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:
VEGA. L. (2016/07/06). E l uso del celular influye en el rendimiento académico de los
jóvenes. Recuperado el 11 de junio de 2019 de
https://www.vanguardia.com/entretenimiento/jovenes/el-uso-del-celular-influye-
en-el-rendimiento-academico-de-los-jovenes-KGVL364718

MERCOLA. (2014/01/06). El uso de teléfonos celulares está relacionado con un bajo


rendimiento académico, ansiedad y algo mucho peor… Recuperado el 11 de
junio de 2019 de
https://articulos.mercola.com/sitios/articulos/archivo/2014/01/06/uso-del-
telefono-celular.aspx

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
CARRERA DE TRABAJO SOCIAL

NOMBRE: TATIANA SIMBAÑA


CURSO: TERCERO “A”
FECHA: 13 de junio del 2019

ESTADÍSTICAS DE MATRIMONIOS REGISTRADOS EN EL REGISTRO


CIVIL
Los resultados principales de las encuestas demuestran que entre el 2016 y el 2017 los
matrimonios aumentaron en el país, pero también lo hicieron los divorcios. 

En el 2017 se registró un total de 60 353 matrimonios, un 4,5% más que en el 2016


cuando hubo 57 738. Sin embargo, en el mismo periodo de tiempo, la cifra de divorcios
aumentó en un 12,2% de 25 648 en el 2016 a 28 771 en el 2017. La edad promedio de
los contrayentes fue de 28 años para las mujeres y de 30 para los hombres. En el 2016,
la edad promedio de las mujeres fue de 27,5 años y la de los hombres 30. 

Las uniones matrimoniales en 2017 llegaron a 60.353. Así lo dio a conocer el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censo (INEC), en sus cifras y tendencias sobre matrimonios
en el Ecuador publicadas este jueves 7 de junio del 2018. 

Esta cifra, sin embargo, no iguala a la del más alta de los últimos años. En 2015 se
celebraron 60.636 uniones, mientras que en 2016 se registró la cifra más baja
con 57.738 matrimonios. 

Así también, este año tiene la tasa más baja de nupcialidad desde 1997 con un 3.60%,
esto significa que se casaron 3.60 personas por cada mil habitantes. 

En 2017 la edad promedio de los contrayentes es de 29.7 años para las mujeres y 32.7
años para los hombres, por lo que el INEC afirma que ahora se espera más para casarse,
comparado con cifras de hace diez años.  

En nuestro país, las provincias que tuvieron la cifra más alta de nupcialidad fueron
Galápagos y Chimborazo. En Galápagos se casaron 7.45 personas por cada mil
habitantes y en Chimborazo, 4.54 personas por cada mil habitantes. En cambio,
Esmeraldas y Bolívar registran la más baja tasa de nupcialidad. 

De acuerdo a esta estadística, los hombres prefieren casarse entre los 25 y 29 años. De
su parte, las mujeres prefieren casarse entre los 18 y 24 años. Pero los adultos mayores
también buscan su felicidad en el altar. Un total de 2.304 personas mayores de 65 años
contrajeron matrimonio en el 2017.

En cuanto a los meses en los que se realizan bodas, diciembre es el mes en el que hay
más matrimonios, con un total de 7271. Y el viernes es el día favorito para casarse, pues
en total durante todo el año se celebraron 23.241 matrimonios ese día. 

En retrospectiva a anteriores años, podemos comparar con las siguientes cifras:

Entre el 2006 y 2016, los divorcios se incrementaron en un 83,45% al pasar de 13.981 a


25.468, mientras los matrimonios cayeron un 22,01% al registrar 74.036 nupcias en el
2006 frente a 57.738 del 2016, según los últimos datos del Anuario de Estadísticas
Vitales: Matrimonios y Divorcios, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y
Censos (INEC).

Según datos de este registro administrativo, las principales causas del divorcio en 2016
fueron: por mutuo acuerdo con 15.995 casos, seguido de abandono voluntario e
injustificado del otro con 8.157 casos e injurias graves o actitud hostil con 895 casos.

De los matrimonios que se divorciaron, 1.249 hombres se quedaron con la custodia de


los hijos frente a 14.669 mujeres en esa misma condición.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:

COMERCIO. (2018/05/22). Cae el tiempo promedio de la duración de los matrimonios


en Ecuador. Recuperado el 11 de junio de 2019 de
https://www.elcomercio.com/actualidad/disminucion-duracion-promedio-
matrimonios-ecuador.html

ECUAVISA. (2018/06/07). INEC revela datos impactantes sobre matrimonios


ecuatorianos. Recuperado el 11 de junio de 2019 de
https://www.ecuavisa.com/articulo/noticias/actualidad/389301-inec-revela-
datos-impactantes-sobre-matrimonios-ecuatorianos

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