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Imaginería Terapéutica
Imaginería Terapéutica
IMAGINERIA TERAPEUTICA
Stoddart, en 1911, parafraseaba así a Paracelso: “El hombre es su propio doctor y encuentra
las yerbas adecuadas en su propio jardín; el médico está en nosotros mismos y en
nuestra propia naturaleza están todas las cosas que necesitamos”.
“El avance de la civilización en los últimos 2000 años se lee como una historia de la
supresión social de la visualización y por ello, la negación de uno de nuestros más
básicos procesos mentales. La visualización es la manera en que pensamos. Antes de las
palabras eran las imágenes”. Don Gerrard, 1975.
En las ciencias sociales y del comportamiento, la “imagen” es tratada como una construcción
hipotética, una variable que interviene entre el estímulo -input- y la respuesta -output-. Como tal, la
imagen encuentra su posición al lado de otros grandes temas estudiados: aprendizaje, motivación,
memoria y percepción.
Definición
“Imaginería es el proceso de pensamiento que invoca y usa los sentidos: visión, audición, olfato,
gusto, los sentidos de movimiento, posición y tacto. Es el mecanismo de comunicación entre la
percepción, la emoción y el cambio corporal. Una causa mayor de salud y enfermedad, la imagen es
la mayor y más antigua fuente de curación”. Jeanne Achterberg
Sin embargo, aunque en general es bien aceptado el influjo nocivo de imágenes y estados de ánimo
negativos sobre la salud, no se acepta con la misma facilidad el que las imágenes puedan tener un
efecto terapéutico
El estudio del empleo terapéutico de la imaginación revela dos mecanismos básicos que podrían
explicar su positivo impacto sobre la salud:
La primera forma puede ser descrita usando herramientas derivadas de la bioquímica, la fisiología y
las ciencias del comportamiento. La forma traspersonal supone la existencia de canales para el flujo
de la información no identificados aún por la ciencia oficial. Ambos tipos de imaginería se superponen
tanto desde el punto de vista conceptual como en la práctica clínica, y su separación tiene un interés
esencialmente académico.
“Yo no sé que aprendió usted de los libros, pero la cosa más importante que yo aprendí
de los abuelos es que hay una parte de la mente sobre la que realmente no conocemos y
que esa parte es lo más importante ya sea que nos enfermemos o permanezcamos bien”
(Thomas Largewhiskers, curandero navajo de 100 años).
Peregrinajes y rituales impulsados durante siglos por la Iglesia Católica, se revisten aún hoy del tinte
pagano del chamanismo, aunque su Dios es aparentemente diferente. La misma Iglesia católica
Medieval incorporó los antiguos métodos griegos de sanación, en los que visualizaciones y sueños
representaban las semillas del conocimiento necesario para alcanzar la salud.
Hoy día, desde disciplinas tan diversas como la inducción de respuestas de relajación, el biofeedback,
el entrenamiento autógeno, etc., es aparente que la imaginación reconquista su rol histórico en la
búsqueda incesante de la salud. Toda interacción terapéutica modula la imagen global del paciente,
las expectativas sobre sí mismo y la enfermedad, lo que forzosamente repercute de una forma
poderosa sobre la salud.
La definición del chamán implica que se desempeña activamente un rol social reconocido por la
comunidad, calificación que no es normalmente cumplida por los llamados psíquicos y los místicos.
Los fenómenos considerados “psíquicos” como clarividencia, mediumnidad, telepatía, precognición,
pueden ser considerados aspectos del chamanismo.
La enfermedad para la medicina occidental, es algo que debe ser removido o destruido, o algo
contra lo que debemos protegernos. En el sistema chamanístico, en cambio, el problema primario no
es un elemento exterior sino la pérdida de un poder personal, que permite la intrusión de la
enfermedad, ya sea el agente una flecha o un espíritu maligno.
Para los chamanes de todo género no existe distinción alguna entre cuerpo, mente y espíritu. El
cuerpo es mente y la mente es espíritu.
Deberíamos reconocer el hecho de que las imágenes son tan efectivamente traducidas en cambios
físicos, que morir por recibir un diagnóstico temido no parece cosa muy distinta de la muerte
provocada por la práctica del vudú.
Algunos hechos estadísticos nos llevan a pensar en el papel que realmente pueden jugar las
imágenes culturalmente programadas sobre la vida, la salud, la enfermedad y la muerte. Así, las
estadísticas de mortalidad por cáncer en instituciones para enfermos mentales son del orden de 4 a
7%, mientras en la población general oscila entre el 15 y 18%. El sistema inmune de los
esquizofrénicos se comporta diferentemente del mismo sistema en personas normales.
En ausencia del temor y las imágenes negativas de la muerte, la enfermedad parece tener un curso
diferente. Surgen cuestiones éticas como: “Si la gente está muriendo del diagnóstico de la
enfermedad y no de la enfermedad misma, es ético ocultársela?”. Para Achterberg la respuesta es
negativa pues los diagnósticos tienen muy poco significado o poder absoluto en sí mismos. No es el
diagnóstico el que mata sino las expectativas e imágenes que lo acompañan. De tal forma que no es
lo que se dice a los pacientes lo que es crítico para su salud, sino cómo se les dice y cómo encuadra
el mensaje en el contexto de su propio sistema de creencias.
Los rituales chamánicos (cantos monótonos - ayunos - insomnio) permiten al chamán deslizarse en
un estado parecido al sueño, intermedio entre el sueño y la vigilia, en el cual es posible
experimentar procesos de imaginación extremadamente vívidos.
Para todos los problemas difíciles el chamán busca soluciones en sus experiencias internas, utilizando
memorias sensoriales, abstracciones y simbolismos, en lugar de procedimientos racionales.
La conciencia de que sólo existe una realidad de consenso y que todo otro tipo de percepción de la
realidad es patológica, ha impedido un conocimiento adecuado de los estados ampliados de
conciencia. En tales estados, puede describirse una realidad sin tiempo, donde las cosas existen
como componentes de una totalidad indivisible en partes, y en la que ni el tiempo ni el espacio
pueden prevenir el intercambio de información. En un análisis de la práctica del chamanismo en 42
culturas, Peter y Prince Williams concluyeron que el éxtasis chamánico es un estado alterado de
conciencia que puede definirse específicamente.
Los símbolos representan la manera en que el chamán condensa su viaje y presenta información
que la comunidad pueda apreciar. Es un sistema para comunicar una realidad poco comprendida.
Los estados ampliados de conciencia que conducen a conocimientos más allá de la realidad ordinaria,
se presentan cuando se da un fenómeno de fluidez que permite trascender las barreras ordinarias de
la personalidad. En tal condición, la imaginación va más allá del intelecto; un intenso y profundo
amor enfocado sobre el paciente es descrito como el eje del mecanismo de sanación.
La ruptura de las barreras del estado de conciencia ordinario es también producto de una
imaginación que puede conducir a estados ampliados de conciencia. En medio de éstos, el sanador
transpersonal invoca su capacidad de restablecer la armonía del paciente, sanando su relación con el
resto del universo.
“La actividad de la conciencia y la imaginación es más poesía que prosa y por ello no admite
fácilmente descripciones”.
“Para describir propiedades invisibles, los físicos acuden a matemáticas y analogías visuales; de
forma similar, los chamanes utilizan símbolos y rituales. La expresión verbal es un mero intento para
señalar la dinámica no verbal de la imaginación”. J. Achterberg
Estos procedimientos se han utilizado exitosamente para tratar condiciones como migraña, Syndrome
de Reynaud, artritis, dolor y enfermedades relacionadas con el stress. El incremento en las
Todas las formas de deprivación parecen buscar poner el cuerpo en sus límites fisiológicos,
circunstancia que favorece aparentemente el despertar de la mente. Así, lo que en una perspectiva
científica pareciera ser un camino peligroso para la salud, en la perspectiva del chamán es una ruta
hacia el conocimiento.
El poder de la mente para crear visiones en circunstancias de deprivación, ha sido visto a menudo
como el único factor que permitió a algunos individuos sobrevivir a las condiciones extremas de los
campos de concentración Nazi.
Aunque parece ser la vía más rápida y riesgosa, no es un requisito indispensable al trabajo
chamánico. Los practicantes avanzados no tienen más necesidad de las plantas, que en fases
iniciales parecen manejarse como un elemento mediador, y , en todo caso, jamás como un fin en si
mismas.
Consideradas como Mediadoras Sagradas, estas plantas de poder nunca han sido utilizadas en la
concepción chamánica como un instrumento recreacional.
El ritual del chamán con la planta no tiene jamás un propósito personal. Siempre devuelve el poder
adquirido en el viaje de la conciencia consagrándolo al servicio de su comunidad. Por ello su uso con
otras connotaciones está pleno de innegables riesgos, equivalentes a los de un viaje a un territorio
peligroso que se realiza sin planos y sin brújula o guía.
En todas las culturas el ser humano ha procurado la transformación de los estados de conciencia a
través de la ingestión de sustancias Psicotrópicas, cuyo contexto cultural permite comprender que
sus efectos rebasen con mucho las simples consideraciones farmacológicas. Esta modificación de los
estados de conciencia parecen estar al origen de las experiencias religiosas y místicas que han
estado al origen de grandes culturas.
El efecto psicotrópico de una sustancia, más que de la sustancia misma, depende de una cierta
dirección inducida por el ritual que acompaña siempre su uso: música, danza, actitud mental,
posturas físicas, ayuno, participación de miembros de la familia y el grupo social, etc. El solo
ambiente interno y externo generado por el ritual adquiere la eficacia simbólica suficiente para
reemplazar el efecto de sustancias psicotrópicas
4. Ayudas auditivas.
Incluyen cantos e instrumentos musicales diversos.
Achterberg utilizó exitosamente el sonido del corazón grabado in - útero para inducir sueño y
analgesia en niños con quemaduras severas.
Neher propuso que la estimulación sónica en el rango frecuencial de 4 a 7 ciclos por segundo podría
ser más efectiva en el trabajo ceremonial pues podría aumentar el ritmo theta que ocurre en el
cortex temporal auditivo. Los ritmos theta se han asociado a la creatividad, solución de problemas
difíciles y vívida imaginería.
Jilek analizó ritmos de tambores de los Indios Salish durante sus danzas ceremoniales y halló un
rango de frecuencias entre 0.8 y 5 ciclos por segundo. Un tercio de las frecuencias estaban por
encima de 3 ciclos por segundo , muy cerca de la frecuencia theta. Este estímulo rítmico acústico
involucra muchos tambores lo que incrementa su intensidad.
La mayor parte del trabajo sobre la inducción de respuestas resonantes a un estímulo rítmico (en la
que se conduce un sistema neuronal a desencadenar una actividad rítmica, acompasada con una
frecuencia inductora) ha sido realizada con el sistema visual. En estudios conducidos con animales,
personas con epilepsia y sujetos normales, un estímulo visual repetitivo con una luz estroboscópica
ha provocado la inducción de frecuencias similares en extensas áreas de la corteza. Podríamos
extrapolar estos hallazgos experimentales, que han fundamentado múltiples usos terapéuticos como
el de los sincronizadores cerebrales, a estímulos más complejos como la presentación de imágenes,
La actividad desencadenada por la frecuencia inductora puede permanecer mucho después de que el
estímulo cesa, así que la descarga neuronal se comporta como si la luz estuviera aún pulsando
(factor que remarca la validez de este mecanismo que inglés se denomina Frequence following
response).
Las investigaciones en meditación comprueban incluso que basta imaginar el estímulo auditivo para
efectuar un cambio fisiológico significativo (se desencadena un estado de relajación caracterizado por
una conciencia despierta y un estado hipometabólico que contribuye a restablecer la homeostasis,
estado que no corresponde a la conciencia la vigilíca, ni al del sueño, ni al proceso de ensoñación y
es por tal razón considerado por algunos como un cuarto estado de conciencia).
Las vías de la conciencia son las mismas, independientemente de cómo y dónde comienza el viaje
chamánico desde la realidad ordinaria.
Los métodos de diagnóstico y terapéutica chamánica son muy similares en todas las culturas y
comprenden las siguientes fases: Entrar imaginariamente en el paciente, identificarse vívidamente
Asclepio (Esculapio) fue representado en la Ilíada de Homero como un generoso aristócrata médico
que hizo grandes contribuciones en hombres y embarcaciones a la guerra de Troya.
La leyenda cuenta que nació de los encuentros amorosos entre el Dios Apolo y una mujer llamada
Coronis. Esta se casó con Ischys, mientras aún llevaba en su vientre al hijo de Apolo, quien los
condenó a muerte. Apolo salva a su hijo y lo envía al retiro de Kirón. Este centauro encargado de
educarlos tenía pleno conocimientos de las artes curativas. Asclepio se convirtió en un discípulo
aventajado y su habilidad para salvar vidas hizo que Zeus lo enviara a tierra.
Asclepius tuvo una famosa familia de sanadores: su esposa Epione calmaba el dolor; sus hijas,
Hygeia y Panacea, eran deidades de la salud y la terapéutica; y su hijo, Telesphoro, representaba la
convalecencia o rehabilitación. Asclepius se convirtió por siglos en símbolo de la curación. Su
leyenda emergió con las de Imhotep y Serapis, deidades egipcias de la sanación.
Los más famosos de estos templos son ahora excavados y reconstruidos en la isla de Cos y en
Epidaurus.
En los Asclepia la terapia del sueño o sueño divino, más tarde llamada sueño de incubación por los
practicantes cristianos, alcanzó su perfección como instrumento terapéutico.
Se utilizaba en pacientes severamente enfermos para quienes otras terapias habían resultado
inoficiosas. Para su preparación, los sacerdotes hacían que el candidato ayunara de alimentos por un
día , y de vino por tres días, con el fin de disponerlo para la comunicación espiritual.
Aristóteles creía que el sistema emocional no funcionaba en ausencia de imágenes; escribió en Pawa
Naturalia: “Aún los médicos científicos nos dicen que uno debería prestar diligente atención a los
sueños...”.
Galeno fue el primero en hacer una minuciosa descripción del efecto de la imaginación en la salud.
Consideraba que imágenes y sueños del paciente ofrecían importante información diagnóstica.
En la Iglesia, en lugar de Asclepius y su corte, la curación se atribuía a los Santos Cosmas y Damián,
mellizos que encontraron su martirio durante la persecución de Diocleciano (278 D.C.). Trabajaron
incesantemente y sin recompensa para ganar adeptos al Cristianismo. Iglesias dedicadas a sus
nombres fueron abiertas día y noche para los enfermos, usando el método de “incubatio” o sueño de
incubación, a semejanza de las curas de sueño divino de los griegos. En el estado entre la vigilia y el
sueño, los pacientes tendrían imágenes de los sanadores reverenciados, que proveerían información
diagnóstica y en algunos casos realizarían curaciones.
Las prácticas del sueño de incubación tienen gran reputación aún hoy día entre las Iglesias Cristianas
de Inglaterra. Así que los métodos de chamanes y mujeres sabias han sido parte de la Cristiandad
desde su nacimiento. Unicamente sus nombres han sido cambiados.
En resumidas cuentas, el chamanismo es una característica tan esencial de la socio biología humana,
que cuando la práctica chamánica no se institucionaliza en roles individualizados, las comunidades la
expresan en actividades colectivas que refuerzan a la vez el sentido de libertad y pertenencia,
fluidifican las relaciones grupales, restauran el patrón relacional del individuo con su grupo, y
desencadenan una especie de ampliación del marco de la conciencia colectiva.
“Yo creo en la intuición y la inspiración ..... La imaginación es más importante que el conocimiento.
Mientras el conocimiento es limitado, la imaginación abraza el mundo entero, estimula el progreso,
da nacimiento a la evolución. Es, estrictamente hablando, un factor real en la investigación científica
“ Einstein.
Los estados ampliados de conciencia (EAC) permiten alteraciones del potencial humano que abarcan
desde niveles neurofisiológicos hasta niveles cognitivos, que favorecen la emergencia de un
potencial terapéutico extraordinario.
Nos dice Michael Winkelman que la universalidad de los métodos de curación chamánica se debe a
fundamentos fisiológicos, que conforman lo que pudiéramos denominar el estado de conciencia
chamánico, un estado de conciencia ampliado o expandido. En éste se presenta una
parasimpaticotonía caracterizada por descargas sincronizadas de ondas lentas de alto voltaje desde
el sistema límbico y áreas relacionadas. Tal descarga produce sincronización y coherencia
interhemisférica e integración límbico- cortical. Las características básicas de tal estado pueden
resumirse en una actividad amplificada del hemisferio derecho, un estado parasimpaticotónico y una
sincronización cortical.
Mandell sugiere que estos estados trascendentes de la conciencia se basan en una vía
neurobioquímica común, que involucra neurotransmisores aminados a nivel del lóbulo temporal. Su
manifestación electrofisiológica es una actividad de baja frecuencia y alto voltaje, cuyo origen se
ubica en el área septal del hipocampo. Desde allí se desencadena una sincronización de ondas lentas
en ambos lóbulos frontales. El incremento resultante en la integración interhemisférica favorece
estados de fluidez caracterizados por sincronización y coherencia, en los que se logra una síntesis
feliz de la emoción y el pensamiento.
1- Las imágenes pueden involucrar cualquier sistema sensorial, pero pueden ocurrir en ausencia de
cualquier tipo de estímulo.
2- Se piensa que una imagen genera respuestas similares, aunque no idénticas, a las generadas por
los estímulos mismos. Por ejemplo, durante la experiencia de visualización, se activa normalmente la
corteza visual, aunque sus componentes periféricos, como la retina no se activan.
4- Alexander Luria reportó el caso de un hombre que podía incrementar su frecuencia cardíaca al
imaginar que corría, y alterar sus reflejos pupilares y cocleares imaginando visiones y sonidos.
5- En 1929, Jacobsen comprobó que el pensamiento intenso sobre un movimiento particular, activa
las neuronas respectivas. La imaginería fálica y sexual se acompaña de cambios fisiológicos
dramáticos. Imágenes de estímulos nociceptivos afectan parámetros como frecuencia cardíaca,
tensión muscular y resistencia eléctrica cutánea.
6- Ha sido así mismo demostrado el efecto de imágenes sobre la glucosa sanguínea, la actividad
gastrointestinal y el sistema inmune.
2. Las imágenes pueden ya sea preceder o seguir a cambios fisiológicos, indicando tanto un rol
causal como reactivo.
3. Las imágenes pueden ser inducidas por conductas conscientes o deliberadas, y por conductas
inconscientes (como estimulación eléctrica, sueño, etc.).
1. Las imágenes no verbales son una especialidad del hemisferio derecho. La misma imagen
corporal es generalmente lateralizada en el hemisferio derecho. Cuando hay lesiones del lóbulo
parietal derecho, pueden presentarse fallas en el reconocimiento de partes del propio cuerpo.
4. Antes de que la imaginería, característica del hemisferio derecho, pueda ser trasladada a un
pensamiento lógico significativo, debe ser traducida por el hemisferio izquierdo. Las imágenes tan
íntimamente conectadas a fisiología, salud y enfermedad, son preverbales o sin base lingüística; si
no existen conexiones funcionalmente adecuadas con el hemisferio izquierdo, las imágenes
continuarían afectando las emociones y alterando la fisiología, sin posibilidad de una interpretación
intelectual.
La alexithymia, que significa “sin palabras para el sentimiento”, puede como ejemplo de lo anterior,
ser la base de los inadecuadamente llamados “desórdenes psicosomáticos”. Los sentimientos
no verbalizados buscan salida a través de otros sistemas corporales.
La imaginería del lado derecho del cerebro puede ser vista como un medio de comunicación entre la
conciencia y el medio ambiente interno de nuestros cuerpos.
Jacobsen concluyó que los lóbulos frontales (aspecto anterior) eran necesarios a la memoria
inmediata y la memoria simbólica de imágenes (el mantenimiento de una imagen interna antes de
elaborar una respuesta). En las lobotomías frontales no sólo se presenta un “aplazamiento” de las
emociones sino que se compromete la capacidad para fantasear o imaginar el futuro, pues no se
pueden sostener imágenes simbólicas en el cerebro. El daño del lóbulo frontal izquierdo tiende a
alterar funciones verbales y el daño del lóbulo frontal derecho afecta el almacenamiento y evocación
de imágenes.
Humphrey y Langwill describieron pacientes con daño del área parietal posterior del hemisferio
derecho: reportaron poco o ningún sueño y falta de habilidad para visualizar (olfación, visión,
fenómenos auditivos, etc.).
En personas con epilepsia, las descargas neurales del lóbulo temporal derecho son frecuentemente
asociadas con imágenes como de sueños o auras que preceden el episodio (esto puede ser
reproducido por estimulación eléctrica).
La imagen, la conducta y sus concomitantes fisiológicos son aspectos unificados del mismo
fenómeno. La extensión en la que una función física puede ser conscientemente cambiada, depende
de cuánta actividad pueda ser reclutada en las uniones neurales y subconscientemente cuántos
patrones pueden activarse. Por esta razón, los sistemas de creencia son eventos críticos para la
consecución de la salud.
La recuperación de la salud supone reclutar tantos patrones neurales de salud como sea posible.
Ciertos sistemas de salud preconizan imaginar salud perfecta y armonía. Achterberg sugiere
imaginar las funciones específicas involucradas, incluídas vitaminas que se consumen y su
mecanismo de acción. Imaginarse en las condiciones óptimas de salud.
Una imagen eidética es descrita como una poderosa representación que ha sido impresa en la
memoria por eventos formativos críticos en el pasado. Akter Ahsen considera que esta imagen tiene
una naturaleza triple:
a) La imagen misma (normalmente concebida como una imagen visual).
b) Un componente somático (un conjunto de sensaciones corporales).
c) Un significado (componente cognitivo-interpretativo). Su evocación es útil en
psicoterapia.
Sugestión e hipnosis
Para Theodoro Barber, la efectividad de sugestión e hipnosis, está ligada a las imágenes inducidas
en el sujeto, como ya se mencionó en el apartado sobre ciencias de la conciencia.
Biofeedback
Elmer Green, Steve Fahrion y Pat Norris de la Fundación Menninger, atribuyen a la imaginería un
papel crítico en el aprendizaje de una respuesta física a través del entrenamiento por Biofeedback.
Hay evidencia hoy de que toda función física que pueda medirse en esta forma, es susceptible de ser
cambiada en alguna medida.
El instrumento informa al paciente si sus imágenes han sido adecuadas para evocar el resultado
buscado. El biofeedback es crítico para todo tipo de aprendizaje. El biofeedback requiere que
personas fuertemente motivadas se involucren e inviertan tiempo y esfuerzo en la búsqueda de su
propia salud. No es ni fácil ni económico.
Parece que la gran diferencia en las respuestas se relaciona con la capacidad de utilizar la
imaginación. Aquellos individuos incapaces de fantasear, los que rara vez recuerdan sus sueños y
quienes no son creativos, tienen la máxima dificultad en aprender la respuesta por biofeedback.
La mente y la inmunidad
Robert Ader y sus colegas en el Rochester Medical Center han demostrado concluyentemente que los
glóbulos blancos pueden ser entrenados de la misma forma que el Perro de Pavlov.
Stephen Locke y Mady Horning - Roan publicaron una bibliografía de cerca de 1300 artículos
científicos escritos desde 1976, relacionando la influencia de la mente sobre la inmunidad y las vías
neuroendocrinas asociadas.
Hay alguna evidencia para la especialización hemisférica en relación a ciertos aspectos de la
inmunidad. Bardos y Cols mostraron que en ratones, el hemisferio izquierdo controla la actividad de
las células T asesinas. Geschwen y Behan han identificado una relación entre la dominancia de la
mano izquierda y enfermedades del sistema inmune.
Psicoterapia
Muchas escuelas psicoterapéuticas como la Gestalt y la Psicosíntesis, dependen de la imaginería para
cambiar la conducta, la actitud y la salud. Para todas ellas los cambios dependen en primer lugar, de
la imaginería del paciente y, en segundo lugar, de la imaginación del terapeuta.
Larry Dossey, primer director de la oficina para las medicinas alternativas en U.S.A. busca
desencadenar procesos conscientes de imaginería a través de un cuidadoso diálogo con el paciente.
Joe D. Goldstritch y Dean Ornish utilizan imaginería conjuntamente con ejercicio y nutrición para la
enfermedad cardiovascular; Carl y Stephanie Simonton son pioneros de la imaginería asociada al
tratamiento médico, la psicoterapia y cambios en el estilo de vida para el tratamiento de pacientes
con cáncer.
Terapia autógena
Schultz y Luthe emplearon seis ejercicios estandarizados que se utilizan mientras el paciente yace
sentado o acostado en estado de relajación.
Las instrucciones preliminares eran imaginar entrar en contacto mental con las partes del cuerpo
concentrándose en ellas, repetir un frase especial, y tener una actitud casual respecto de los
resultados. La terapia involucra relajación, imaginación de una parte del cuerpo, y luego, permitir al
ejercicio trabajar, en lugar de forzar un cambio (usando lo que ellos denominan la “volición pasiva”).
Los seis ejercicios específicos que Schultz y Luthe desarrollaron siguen esta secuencia:
Primero, se afirma repetidamente “mi brazo derecho es pesado” (lo que el paciente puede repetir
silenciosamente o bajo la guía de un instructor).
En el segundo ejercicio se imagina una sensación de calor en manos y pies.
Para el tercer ejercicio, el paciente continúa sobre otros sistemas corporales, por ejemplo: “el
corazón late calmada y regularmente”.
El cuarto ejercicio enfoca en la respiración; el quinto en el calentamiento del plexo solar, y el sexto
en el enfriamiento de la frente.
Dick Read pensaba que el dolor excesivo asociado al parto, era básicamente el resultado de las
leyendas de sufrimiento repetidas de generación en generación. Afirma Dick Read: “La memoria, o
aún la visualización de un incidente, puede rodear una función fisiológica con un aura de dolor o
placer tan vívida que los reflejos normales se ven afectados”.
Los investigadores rusos, basados en Pavlov, investigaron el proceso del parto bajo la idea del
condicionamiento, partiendo de la base que las respuestas a los estímulos pueden ser aprendidas o
desaprendidas, lo cual dio origen al conocido método Psicoprofiláctico. Los métodos rusos son el
punto de partida para la escuela del ginecólogo francés Fernand Lamaze en la que se entrena a la
mujer en el relajamiento y la respiración durante el parto y el trabajo de parto. La concentración
sobre la respiración mejora la oxigenación, la calidad de las contracciones, y aleja la mente de la
sensación de incomodidad.
El método de “nacimiento natural” es una combinación de los métodos de Dick Read y Lamaze,
fundado por Danae Brook.
Toque terapéutico
De todas las técnicas practicadas en ambientes médicos, el toque terapéutico es la más próxima de
la concepción transpersonal de la imaginería terapéutica.
Los practicantes se entrenan para centrarse en sus propios pensamientos y se sensibilizan para la
recepción y emisión de mensajes no verbales o energía a través de sus manos. El proceso de toque
terapéutico recorre por cuatro etapas:
2- Evaluación e investigación del campo energético del paciente para detectar señales de
desequilibrio. Algunos indicadores de desequilibrio que con el adecuado entrenamiento se pueden
detectar son:
4- Evaluación del campo después de la terapia, pasando de nuevo las manos a partir del eje central
para detectar cualquier anomalía residual.
Al movimiento descendente de las manos hacia abajo en el campo energético de un paciente se le
atribuye un efecto sedante, mientras que la dirección ascendente desencadena el efecto opuesto.
En el toque terapéutico la modulación de la energía se refiere a su redistribución armoniosa en el
seno del campo energético personal, y su tonificación o sedación según su status inicial. Se asocia la
imaginería empleando sonidos los símbolos y colores como refuerzo al efecto buscado a través del
movimiento de las manos. Para dolores Krieger la curación nace de un sentimiento de compasión y
de la profunda convicción de participar del orden subyacente que existe en el universo, al que se
accede a través del proceso de centrarse en la propia conciencia, lo que equivale a acallar la
algarabía insustancial del propio cerebro.
“Borrar bacterias o virus, construir nuevas células para reparar las dañadas, suavizar las áreas
rugosas, calentar las zonas frías, volver confortables las regiones inflamadas, relajar zonas tensas,
drenar sitios congestivos, llevar la sangre a sitios que necesitan nutrición o limpieza, lubricar zonas
secas, aportar energía a las zonas que parecen cansadas”. Un ejemplo de utilización grupal de
imaginería terapéutica lo tenemos a diario en nuestros propios grupos bioenergéticos de sanación
que se realizan hoy en varios centros del país, y que durante la última década han constituido la
esencia misma de nuestra práctica terapéutica. Basados en las enseñanzas expuestas por el maestro
tibetano D.K. A través de Alice Bailey estos métodos serán tema específico del módulo VI de la
formación integral en Bioenergética.
Introducción:
La nueva cultura médica ha de estar animada por un espíritu de síntesis, en el que los
eventos relacionados con el hombre, se reconozcan y se analicen sin perder de vista la vida
misma. La vida ha de considerarse como un principio y todos los fenómenos ligados a su
dinámica, a su manifestación, han de considerarse como procesos de la gran cadena de la
vida, animados por la vida misma.
Todo vive, todo está ligado a una cadena de reciprocidad e interdependencia; la medicina ha
de rescatar como objetivo terapéutico la integración del sujeto a esta gran cadena, como un
proceso de aprendizaje, de apertura, de complementariedad, más que de antis.
La naturaleza que sana ha de estar adentro; desde esta premisa la subjetividad es no solo
justificable, sino necesaria, pues el ser, es él mismo instrumento terapéutico, de relación y
de conocimiento; del mismo modo, la integridad como camino de la salud no es contraria a
la relatividad de los contextos, cuyo colorido está condicionado a dónde está el sujeto y a su
código de lectura de las circunstancias; en una medicina más humana, el sujeto con toda su
natural subjetividad, es el objeto de la acción terapéutica; ésta no debe reducirse a una
acción contra la enfermedad, o a favor del mantenimiento de parámetros estadísticos de
‘normalidad’.
El enfoque del paciente no es independiente de cómo lo vemos, de qué es lo que vemos. Así
como fisiológicamente hablando la visión es binocular y por ello tiene perspectiva y
profundidad, la mirada al paciente ha de realizarse dentro de un marco de análisis que no
pierda de vista la síntesis entre lo exterior y lo interior, lo objetivo y lo subjetivo, el espíritu y
la materia, la mente y el cuerpo, las causas y los efectos; si podemos unir en el paciente, en
su vida, estas categorías aparentemente antagónicas, es posible encontrar el tipo de
interacción dinámica, el vector, la fuerza de relación, que ‘desvía’ la fisiología hacia un estado
mórbido y así mismo también, encontrar el fiel de la balanza que equilibre el sistema, es
decir es posible encontrar la vía para que el sistema recupere el correcto sentido de las
proporciones u homeostasis.
Cuando aplicamos energía e intención, es decir que no solo aplicamos sino que nos
implicamos, podemos producir una e-motion, un cambio que producirá también cambios
bioquímicos. Los conocimientos, los fundamentos nos permiten tener un punto de aplicación,
conocer las coordenadas, pero en una acción terapéutica que considere el mínimo común
denominador, la vida, el sujeto, es necesario también orientar, centrar y organizar según el
contexto del sujeto; aplicar tiene que ver con una aptitud, todo lo demás con la actitud que
nace de la propia la subjetividad, del punto de vista, de la capacidad de comprender. La
actitud es lo que hace al sanador.
A veces sabemos acerca de algo, como un saber periférico, pero no sabemos de ese algo; no
obstante este conocimiento externo “acerca de” puede ser una motivación para desarrollar
ese algo como una forma de vida, hasta volverlo un conocimiento interno. En esto radica la
diferencia que existe entre quitar un síntoma y sanar, entre la medicina como síntesis de arte
ciencia, humanismo y religión y medicina como aplicación técnica y extrapolación de síntomas
subjetivos a definiciones de enfermedades objetivas. Es la diferencia que existe entre el
sanador que sana por lo que es, y el doctor que resuelve malestares físicos por lo que conoce
intelectualmente. Cualquier doctor puede ser un sanador, pero no todos los sanadores
tienen que ser doctores. Estamos aquí para comprender, para darle un significado más
profundo a nuestros conocimientos, pues cuando conocimiento y alma se unen, la sabiduría
se pone al servicio de la humanidad. Esta es una invitación para que llevemos a la luz de la
suprema humanidad que hay en nosotros, todos nuestros conocimientos, para que
comprendamos que los conceptos, así como las moléculas, la fisiología, el cuerpo, no son
sino la vestimenta de significados esencialmente espirituales.
Las vivencias son siempre una oportunidad y un regalo si estamos en el continuo y atento
fluir con la vida; esto implica no estar predeterminado o programado para desarrollar un
impulso, sino leer permanentemente las manifestaciones de la vida. Hoy me encuentro aquí
con un paciente, la vida nos regala este encuentro, dejemos que la vida que se asoma en él
nos cuente. Sus primeras palabras cuando empezó a hablarme hace unos instantes fueron:
“Yo comprendí” Ese va a ser nuestro punto de partida respecto del tema que vamos a
desarrollar de la sanación, como proceso que va del centro a la periferia, de lo profundo a lo
superficial.
Interviene el paciente: “Quería compartir con la doctora lo que para mí en el día de hoy fue
una inmensa alegría pero con una duda también. En una consulta médica me ordenaron
hacerme el examen de antígeno prostático, el cual me salió con niveles altos, los exámenes
posteriores apuntaron hacia un cáncer de próstata. Vino luego la cirugía, el médico me había
dicho que con la operación el antígeno me bajaría casi a cero. Cuando me hice el primer
antígeno me resultó en 11, pero yo le adivine en él su frustración, lo adiviné en sus ojos,
aunque él me dijo: Usted tenía 55 y está en 11, esperamos dos meses y el resultado fue de
A él le diría que perdió el futuro y ganó el presente. Ya no tiene la carga de las expectativas:
el futuro; que no se le vuelva el resultado, el pasado, tampoco una carga.
Vamos a detenernos un poco en lo que dicen los ojos. Si uno ve el desarrollo de todas las
cosas, de todos los acontecimientos que nos ocurren día a día, si sólo lo viéramos, no
tendríamos que ir a leyes escritas en textos, porque todo está vivo en esa obra, La obra Una,
la obra que llamamos el SER, que es lo que permanece y se manifiesta a través de la
existencia en el cuerpo.
Y ¿Quién es el que ve, qué es lo que vemos? Cuando uno se ve a sí mismo, casi nunca ve al
que le salieron canas, arrugas, barriga, etc., porque uno está habitando consciente o
inconscientemente, el ser; pero de pronto es asediado y atemorizado por todas las
expectativas que ve en el espejo del que se arruga, se envejece, etc., que es el otro y
empieza a verse como lo que parece, se olvida del que es. La visión es aquella que nos
permite ver del ser al SER como totalidad, no como un conjunto de definiciones y de
adjetivos; la curación tiene que ver con el ser, con los significados y no con conceptos, con
puntos de vista, conjunto de síntomas y signos.
La curación es un asunto del alma, que opera en una estructura que es cambiante, como lo
es el cuerpo. El cuerpo está constantemente cambiando, sus funciones se adaptan y se
Luz
Voluntad Amor
LUZ
ALMA
VOLUNTAD
AMOR
CUERPO FÍSICO
Todos los principios de la curación se movilizan desde el alma, no desde el cuerpo físico y
actúan sobre el cuerpo físico, emocional y mental. Quiere decir que el asunto de la salud, de
la enfermedad y de toda esa dinámica que llamamos curación, se establece en ésta que es
una unidad cuerpo-alma, que es inseparable, indivisible. La forma y las cualidades que la
animan, son expresión de algo que es en nosotros permanentemente, swon expresiones del
alma.
Alma
Pecado, separación, se
pierde la unidad
Cuerpo
Una
de las dificultades cuando accedemos a la sanación es que tenemos tantos elementos, tantos
conocimientos, tantísimos puntos de análisis que nos es difícil llegar a la síntesis.
Cuando llegamos a este principio de unidad como una identidad, como un ser, vemos que la
síntesis es en ese individuo único, pero que también está en la unidad natural de todas las
cosas y de pronto nos damos cuenta que cuando sanamos, el primero que se ha sanado es
uno mismo. Cuando alguien sana, no es que alguien lo sane, sino que en presencia del
sanador o curador él mismo se sana. En presencia del sanador, el paciente despierta la
semilla magnética atractiva que activa su aura y pone su propio orden, no el del otro. La
Podemos entonces reconocer que una de las cosas necesarias en la sanación es estar
presente, no tanto como presencia física, sino como presencia de la voluntad de curar, de la
aspiración de servir. A veces estamos frente al paciente y no estamos presentes, ni es el
paciente el que está presente frente a nosotros, porque lo vemos a través de un cúmulo de
prejuicios que nos impiden verlo. Para que se produzca una impresión, ese potencial, esa
excitación que despierta el potencial curativo, o sea los atributos del alma del individuo,
según su ego y evolución (porque también según la evolución de cada cual, se han de
movilizar las estrategias de manifestación de los atributos del alma, no según las nuestras),
es necesario que haya relación, contacto. Los Chamanes Mexicanos enfatizan mucho cuando
ellos piden ayuda a los Devas o a sus guías la necesidad de conmoverse.
Volviendo al ser como alma que se manifiesta a través de la personalidad, es decir como luz,
amor y voluntad que se manifiestan a través del cuerpo físico, las emociones y la mente,
podemos reconocer que tras el énfasis de la vida en el vehículo que se torna un fin en sí
mismo, están el sufrimiento y la enfermedad, como también el conocimiento y la consciencia
que hacen posible la sanación.
MENTAL : Orgullo,
Crueldad, Prejuicios.
La llamada “gran herejía del separatismo”, puede verse desde la primera gran separación,
como la separación entre el alma y su vehículo. Cuando se ha perdido consciencia de lo que
realmente somos, el vehículo se vuelve un fin en sí mismo, y la luz el amor y la voluntad
adquieren a través del cuerpo físico, emocional y mental, cualidades negativas que
garantizan la supervivencia del yo separado.
Esto no es más que otra manera de ver dónde se queda atrapada la chispa; y es que la
enfermedad no es ninguna otra cosa que el oscurecimiento, el atrapamiento de la luz que no
circula para encontrarse de nuevo con su unidad, con su totalidad; el asunto no es tanto de
maldad o perversión del hombre como de ignorancia; creer que el dinero es un fin y no un
medio; creer que la comodidad es un fin y no un medio, creer que el sexo es un fin y no un
medio de comprensión, expansión y conocimiento. Ninguno de estos es un punto de llegada,
sino un punto de pasaje, para que la conciencia pueda liberarse y encontrar esa luz. La
experiencia en la personalidad sólo es la oportunidad para que en los tres niveles se
despierte eso que llamamos el loto del alma, el verdadero ser.
Sintonía y sintropía, frecuencia y propósito, son el soporte de una ley cíclica, que es la ley del
ritmo del tiempo, la ley de la oportunidad, que es la ley del karma, que llamamos sincronía.
Todo este asunto de la salud, de la enfermedad, de la experiencia, de la apertura de la
conciencia a través de la vivencia en la que el alma utiliza el cuerpo y los ciclos, tiene relación
con el tiempo y con aquello con lo cual nos sincronizamos.
Así, el curar como un modo de vida, se vuelve no una profesión de oficio, sino algo que se
profesa desde lo más profundo del ser; entonces viene la diferencia entre oficio con el cual
¿Con qué estamos sincronizados y sintonizados? De nuevo ¿Qué nos conmueve? Esto es lo
que determina nuestro punto de vista y más allá de eso, nuestra visión del mundo. Sintonía,
sintropía, sincronicidad apuntan a una visión. Todos nuestros pensamientos ocultos, todo
aquello ilícito que nos permitimos ‘ocultamente’, determina de modo crítico nuestro marco de
apertura, nuestro campo de visión, el papel que representamos; por esto lo que hacemos, el
poder que tenemos para cambiar el mundo no es algo sólo de conocimiento, sino de
integridad.
Como catalizadores del proceso de sanación de cualquier ser humano, nuestra visión puede
tener el valor de presentar una pantalla mucho más amplia, de modo que a través de lo que
nosotros vemos de la vida, del mundo, del ser ¡de lo que somos realmente!, ese ser humano
enfermo puede ampliar o cambiar su visión, puede descubrir una condición interna que es
mucho más significativa que las expectativas por los siempre cambiantes resultados de los
fenómenos externos, de las cosas.
¿Cómo nuestra forma de ver al mundo, de ver al otro está condicionando lo que el otro es?
Consciente de ello o no, nuestra visión está causando una impresión en el mundo que
habitamos; la forma como la madre mira a su hijo está despertando de un modo consecuente
en el niño su propia visión y le está dejando la huella de aquello que para ella es significativo
en el mundo; estas huellas se vuelven caminos a través de los cuales el niño recorre el
mundo, como una experiencia “individual”. Somos el producto de todas las visiones desde las
cuales hemos sido vistos, pero también de cómo nos estamos viendo a nosotros y al mundo
en el que habitamos; ese es el punto de partida: “El observador y lo observado son una
misma realidad, son inseparables”
Cuántas veces frente a un paciente no somos conscientes de esa humanidad que es total,
que no está dividida y nuestros conceptos lo fracturan, lo reducen, lo minimizan, restándole
potencial autocurativo. Independientemente del punto de vista, de los conceptos, hay algo
que en nosotros está presente a través de la vibración de nuestros átomos, que no está
solamente en nuestro intelecto, no está solamente en el filtro, o en el chacra tal, sino que es
consecuente con nuestra visión; somos una antena viva y estamos vibrando según lo que
somos.
Este punto de partida, lo que somos, se vuelve un espejo en el que el otro se recrea y se
activa, frente al cual puede recuperar la confianza, como dijera el paciente al comienzo:
Hablamos que cuando el Ser está dentro de esa estrategia sagrada y sublime del alma que es
la vivencia en su personalidad, ésta está sometida a leyes que son las leyes del tiempo, que
se inscriben en los ciclos y que se manifiestan también en la fisiología. Así, no es lo mismo
una crisis de asma en un niño, que en una mujer de 40 años o en un hombre de 80 años.
Tener no solamente un punto de partida sino tener un mapa inteligente que es un contexto,
nos permite comprender las informaciones que están presentes en un momento preciso de la
historia del paciente y modular las energías. Recordemos que todas las energías que vemos
como fenómenos en la existencia física, emocional y mental, son atributos de la luz, el amor
y la voluntad.
Las leyes que tienen que ver con el cuerpo físico, tienen que ver con los ciclos, con los
ritmos, tienen que ver con la manifestación; hay un principio que es el de la inercia que es
Tamas, otro que es actividad que es Rajas y otro que es ritmo que los entrelaza, que se
llama Sattva. Generalmente el problema de la salud y la enfermedad, por no decir siempre,
es un problema de ritmo. Cuando vemos un exceso de función en un lado, hay una
contraparte que está deficiente; siempre que yo me vuelco excesivamente hacia afuera para
complacer a los demás, hay una deficiencia de mí mismo adentro, creo un problema de auto-
reconocimiento. Entonces poder identificar dónde hay exceso de actividad, dónde se perdió el
ritmo y dónde hay inercia, es una actividad primaria en el proceso de sanación. Visto desde
A través de los ciclos y los ritmos en los que inercia y actividad son mezclados
alquímicamente en esa especie de creación permanente, pero a la vez inmutable y estable,
se llega a la intuición y a la iluminación. Este es el equivalente superior de la luz cuando se
alcanza desde el plano físico. La lógica nos puede impedir llegar a la luz y a la intuición; con
mucha frecuencia nos quedamos atrancados en la lógica y los conceptos, sin poder llegar a la
luz, a la intuición. La luz es un principio así como lo es la electricidad. La electricidad no es ni
buena ni mala, pero los aparatos pueden ser más o menos buenos, obsoletos, adecuados.
Entonces, Así mismo la lógica, los conocimientos, pueden ser más o menos válidos ¿Cómo
utilizar la lógica, los conceptos adecuadamente para que revelen el principio de la luz? La luz
solo debe ser utilizada adecuadamente como una lógica dentro de la síntesis que permita
descifrar la naturaleza del problema, en un momento particular.
Desde el cuerpo físico se produce una actividad que es una pulsión, que es un deseo; la
actividad superior de las pulsiones es la voluntad. La voluntad inspira, mueve el deseo y
conjuntamente voluntad y deseo han de transformarse en una manifestación dentro del
vehículo, en una actividad. La actividad que en el cuerpo físico se manifiesta como un deseo,
como una búsqueda no es sino la traducción a nivel inferior de la actividad de la voluntad
que en sí misma, no es ni buena, ni mala; todo depende que hagamos con ella. Cuando la
voluntad es voluntad de bien (el bien mayor) la actividad es armónica.
El ritmo no es solo una pulsación externa, también es una pulsación interna. Tal vez lo más
dramático que nos sucede como humanidad es la pérdida del ritmo, del contacto y del
diálogo con el entorno como algo que pueda arraigarse internamente, no sólo como asunto
de conveniencias o de roles. Muchas enfermedades lo que reflejan es la pérdida del ritmo de
la relación, del sentido de las proporciones de ‘lo propio’ y ‘lo ajeno’. Este sentido de las
proporciones, de las prioridades, varía según el contexto; así, identificar qué es lo prioritario
para un niño de dos años, para un hombre de 35, para uno de 80 años, nos debe permitir
valorar el punto en el cual, en una patología determinada, se perdió la relación, el equilibrio y
a partir de eso, se produjo la alteración de otra ley que también es rítmica, que es la de los
cinco movimientos.
Veamos por ejemplo una mujer que tiene una esterilidad primaria por una anovulación
crónica, que también explica la obesidad y el mal genio del que se queja su marido, no ella;
en principio es solo cuestión de hormonas y lo que hace cualquier médico es mandarle
hormonas; pero si más allá de su fisiología orgánica, en su fisiología anímica, reconocemos la
carencia de una imagen femenina de soporte en la que ella se reconociera, con la cual
pudiera haber establecido la resonancia que hace posible que el principio de lo femenino, de
la madre, se ancle en el metabolismo y se exprese como una función en las gónadas, más
que corregir forzadamente la dopamina y la GnRh, el sanador armoniza en su organización
energética los principios fundamentales, padre madre, hijo. (porque así como decimos que
hay amor, poder y voluntad; vida, cualidad, apariencia, también hay padre, madre e hijo; de
ellos está hecho todo cuanto existe). Cuando cada cosa, cada principio, cada arquetipo,
ocupa su lugar, y realiza su parte, la función puede ser correcta. Eso es lo natural y vemos
Entonces comprendemos por qué todas las cosas inherentes a la vida, son finalmente asunto
del corazón. ¿Dónde sobra y dónde falta? ¿Dónde mi corazón no puede expresarse en el
otro? ¿Dónde retengo, qué resiento, dónde se obstruye mi natural fluir? Allí donde hay un
bloqueo, se obstruye una función de la vida. Si mi corazón no puede encontrarse con el
corazón de mi padre, estoy bloqueando toda una línea de energía que tiene que ver con la
carga de energía ancestral para mi sistema, la chispa, y luego puedo desarrollar un
sentimiento de falta de valor propio que puede manifestarse en una artritis, en una
disautonomía, en una caída de energía de la suprarrenal, etc. La curación debe hacer alusión
a lo que significa la enfermedad para el paciente y para eso es necesario entender la función
de cada parte dentro de la totalidad en la cual se manifiesta, no solo orgánica y
fisiológicamente, sino anímica, humana y socialmente.
Trataremos de hacer una reinterpretación a luz de las cosas más elementales y de decodificar
en su aspecto más primario las leyes de la manifestación dinámica.
Ley del Uno, o de la síntesis: Lo primero es el ser, la vida. Es la unidad de la cual soy
realmente parte. Desde lo que uno es (su punto de vista, su sintonía, su vibración, su
sintropía, aquello con lo cual yo simpatizo, sus ritmos), uno actúa; quiere decir que uno
actúa desde su ser total, esa es la ley de la unidad que dice que el alma vive en la síntesis y
se ocupa del análisis desde la síntesis; el ser; es desde la unidad, desde donde es posible
hacer un análisis correcto.
Ley del dos: El yo y el tú; la relación, como conciliación de los opuestos, del más y el menos,
de la cabeza y el corazón, del corazón y el plexo solar, del instinto y la creatividad. Esta no
es la ley de los opuestos, sino la que hace de ellos una unidad, la que permite la atracción
magnética entre ellos. Es la ley del amor. ¿Cuáles son las fuerzas polares que se están
moviendo en un individuo en un momento determinado? El masculino y el femenino, la
sumisión y el poder, la juventud y la decrepitud, el fracaso y el éxito. Todo estos se pueden
ver de diferente manera y así reinterpretar y traducir los síntomas, no como un nombre
técnico que se corresponde con una farmacopea química, sino como el desplazamiento de los
vectores de relación entre los arquetipos esenciales, que se corresponde con la presencia de
actitudes predisponentes a enfermar. Si por lo menos lo consideramos, es posible
restablecer el vector de relación para que la armonía de los opuestos sea expresión de la ley
del amor.
Ley del tres: El tres hace alusión a un principio a través del cual se construye nuestra
entidad manifestada: acciones, pensamientos y motivos; esa es la primera gran síntesis que
realizamos. Para lo humano, el tres tiene que ver con la integración de esos tres aspectos
básicos de la personalidad: El pensar, el sentir, el actuar. Dicho de otro modo: el polo neuro-
sensorial que aprende y establece contacto; el polo rítmico que relaciona y da sentido y el
polo metabólico que actúa y aplica. Cuando vivimos como individuos en una sola de las
esferas, posiblemente la emocional para ésta etapa de desarrollo de la humanidad, tenemos
Ley del cuatro: el cuatro es aquello que da estructura y soporte; corresponde a la materia. Si
la estructura no corresponde a lo necesario, a lo justo, se vuelve la prisión del ser. En los
paradigmas científicos, políticos, económicos, éste (la materia, el poder), ha sido el único
objeto de consideración; si bien hemos conocido las leyes de la materia y las posibilidades
de manipularla y de crear a partir de ella han sido enormes, esto no ha producido la
liberación esperada; cada vez enfermamos de cosas más graves, y es que “no solo de pan
vive el hombre”. Generalmente son pequeñas cosas las que, tras el lente de las expectativas
propias y ajenas, asuntos de poder, se vuelven grandes abismos, grandes guerras.
Veamos ahora la ley del cinco: Es una ley de la mente, no solo del hombre, sino de todo el
universo; el cinco se manifiesta en los elementos, éter, aire, fuego, agua, tierra; esta ley
tiene que ver con la estrategia de la mente universal que se manifiesta través los “Reinos
Mutantes” en diferentes grados de vibración y de densidad. Desde esta perspectiva, el éter
es el que todo genera y al que todo vuelve; corresponde al sonido y a la audición. Luego
viene en orden decreciente de densidad, el aire que genera movimiento y comunicación y
corresponde al tacto. El fuego que genera claridad y poder y corresponde a la visión. El agua
que genera sensación y fluidez y corresponde al gusto. Finalmente la tierra, que genera
solidez y estabilidad y corresponde al olfato.
En lo terreno están tanto el éter, el aire, el fuego, el agua como también está la tierra. Allí en
la creación en la materia, en el hombre, se está consumando la perfección de la totalidad, de
la divinidad. Por eso la experiencia en la encarnación, ha de vivirse como una gran
oportunidad y verse en todas sus dimensiones en cuerpo físico, emocional y mental como la
mejor oportunidad que tenemos para adquirir consciencia, para ser conscientemente parte de
ese principio universal que es el HOMBRE CÓSMICO.
Ley del seis: “Como es arriba es abajo”. Esto lo podemos ver como el equilibrio de los
opuestos que son triples, espíritu y materia; así el alma, construye el vehículo para que el
hombre gane a través de la experiencia consciencia. El espíritu hace un proceso de
transformación y se manifiesta en la materia impregnada de luz, amor y poder, y la materia
hace un proceso de transmutación generando actividad, conciencia y conocimiento.
Esta ley tiene que ver con desarrollar el entendimiento, la comprensión (empezando por
nosotros mismos) de que el desarrollo espiritual no implica abandonar las responsabilidades,
las vivencias, las oportunidades en el plano físico, anímico o mental, pues cada cosa es
sagrada y en el mundo de las cualidades no hay cosas ni más ni menos importantes, todo
En el centro de los dos triángulos, del espíritu y la materia, del alma y el cuerpo, está la
eternidad, está el presente. En el presente el Yo es el alma que utiliza un cuerpo físico. En el
eterno presente se ofician permanentemente lo que llamamos sacramentos, que no son sino
metáforas de lo que es llamado en el lenguaje esotérico iniciaciones. Cada instante estamos
renaciendo, nos estamos reconociendo, nos estamos transfigurando; cada uno de los átomos
puede vibrar de una manera nueva, conforme la conciencia de la experiencia, pero nuestra
conciencia está dominada por una inercia tan grande, que la transfiguración es nuevamente
nuestra antigua imagen; cada instante estamos crucificados en la materia, pero también cada
instante estamos resucitando. Todo esto está ocurriendo permanentemente en este centro
que es el ahora, el presente.
Ley del siete: En el gobierno de toda creación dinámica, existen siete grandes y sagradas
energías, así como existen siete colores, siete notas musicales; en el mundo visible el siete
organiza las vibraciones para que se produzca la creación y la curación. En el hombres, a
través de los siete centros de energía, esa sinfonía sagrada, esa pintura cósmica, se está
revelando como una existencia humana, con su particular colorido y vibración, que se vuelve
una función en los centros glandulares y nerviosos. Esos centros ce energía, llamados
chacras permiten el intercambio de energía entre el hombre y el universo.
Cada chacra se asocia con una glándula y cada glándula es el resonador de un tipo de
energía que se relaciona no solo con una fisiología orgánica, sino también con el
desenvolvimiento de un individuo o un grupo, como parte de la creación con la cual
interactúa permanentemente. Podríamos sintetizar ambas connotaciones con una palabra
clave, como expresión sutil y también concreta de la actividad de los chacras y de las
glándulas.
¿Cuándo podemos utilizar el cuerpo físico, el cuerpo emocional, la relación para liberar? La
clave la contienen las imágenes. Las imágenes mueven todos los arquetipos. Se han descrito
toda clase y naturaleza de arquetipos, héroes, dioses, etc. pero en ultima instancia, las
imágenes arquetípicas son realmente tres: La luz, el amor, el poder; la vida, la cualidad, la
En una imagen puedo hacer la gran síntesis: Este ser que tengo frente a mí, tiene que
conciliar sus opuestos y llegar a una integridad de la personalidad a través del procesamiento
correcto de su propia imagen. Por ejemplo, volviendo a la paciente con esterilidad primaria,
uno se sintoniza y piensa: “Segundo centro, chacra del ovario lo conecta con el hígado, con
el bazo y lo sube a través del triángulo de prana al quinto centro, al sexto, al hipotálamo, al
núcleo supraquiasmático, la epífisis, la melatonina, la dopamina...” A veces nos diluimos y
nos dispersamos tanto que no sabemos concluir y visto intelectualmente, todo esto puede ser
correcto, pero si no se llega a una síntesis, si no hay conclusión, la dispersión puede ser tan
grande que el paciente no logre sintetizar una imagen sanadora; la imagen sanadora tiene
sentido para el paciente, está llena de significado. Una vez yo estoy frente a esta paciente, sé
que lo que tengo que movilizar es la imagen femenina ¿Desde dónde? Ya sé por la historia,
que es la imagen de lo femenino obstruida en los ovarios, y que el factor de relación está en
un centro de procesamiento emocional, el corazón; entonces, llevo esa imagen de lo
femenino, liberándola de los ovarios a través del segundo centro, al cuarto y a su corazón,
como imagen materna, como su propia imagen y finalmente puedo terminar en el
hipotálamo, con dopamina o sin dopamina. El cerebro procesa antes que átomos organizados
inteligentemente, imágenes, patrones de organización, arquetipos y es a partir de esos
arquetipos como se estratifican y organizan las vibraciones (como frentes de onda o
algoritmos) y se produce toda la psico-neuro-endocrino-inmuno-transmisión.
Los niños, el cerebro y los pacientes, tienen algo maravilloso y es que todo lo creen. Cuando
le decimos algo a un niño, ¡¡lo cree!!; eso se siembra en su naturaleza tierna y sensible,
como una semilla que se vuelve un modelo para él y el cerebro comanda el programa de
desarrollo, cueste lo que cueste, para ejecutar eso que nosotros le dijimos o que él mismo se
está diciendo. Si alguien se está diciendo a si mismo: “Es que no valgo nada, es que de
pronto me va a dar un cáncer porque es que ya lo estoy sintiendo”; el cerebro obedece y
ejecuta ese programa. Si en los ancestros hay una información: “Las mujeres no son sino
para tener hijos y cuidar la casa, las mujeres son muy brutas, ellas que no estudien”, ellas se
lo creen y se ven grandes talentos perdidos, vidas que solo esperan la muerte.
En conclusión, en la sanación, los conceptos no son los que sanan, son las imágenes
revestidas con nuestra intención, en resonancia correcta con la necesidad del alma del
paciente; es porque tiene significado, dirección y propósito, que una imagen puede
proyectarse estratégicamente a través de una forma, de una organización tisular, de una
molécula y producir grandes transformaciones vitales, sin mayor gasto de energía. Cuando
además de los conceptos y las herramientas está el ser, sanar es el sagrado y desprovisto de
pretensiones, arte de acompañar.
Acompañar, más que hacer por el otro, favorece el comprender; cuando el paciente
comprende, como sabiamente nos lo dijo el paciente al comienzo, la alusión a la crisis y la
enfermedad como algo dañino o algo externo o algo indeseable, se torna en el
reconocimiento del necesario trabajo interno, que no es otra cosa que el reconocimiento del
valor del ser en el presente, en cada momento. Así las cosas no son en sí mismas ni buenas
ni malas, ni deseables, ni indeseables, y lo que ellas producen, son un señalador de estados
Las grandes cosas están hechas de pequeñas cosas y tienen que estar confirmadas en la
vivencia cotidiana; si podemos utilizar una terapéutica accesible a todos, al alcance de cada
ser en cada momento, es tanto mejor que seguir generando dependencia. Uno de los
recursos más maravillosos que tenemos es la naturaleza, nuestra propia naturaleza en la que
están inteligentemente dispuestos para lo humano los legados de los reinos mineral, vegetal
y animal.
El trabajo con el reino mineral tiene que ver con la capacidad de irradiar; este reino ha
conquistado el aferramiento de la luz en la materia, pero su estado superior es la
transparencia y la irradiación; todo lo que se aferra excesivamente, se cristaliza y finalmente
muere. Con los pacientes que van a terapia antitabaco, que tienen una forma de apego, de
aferramiento a algo que saben que les hace daño, una de las herramientas más poderosas
es decirles: “No vale la pena dejar el cigarrillo porque le de miedo, porque fulanito se murió,
porque se esté intoxicando, porque le echan cantaleta, pero ¿Que tal si piensa que con lo
que usted está haciendo, dejar de fumar, está cambiando toda la historia de la evolución?
¡Sí vale la pena dejarlo! Usted puede darle ese regalo a toda la humanidad, a todo la
creación”. ¿Quién ante semejante oportunidad no quisiera participar con decidida alegría?
Eso es literalmente cierto con cada acto por irrelevante que parezca, pero más aun, con cada
pensamiento, con cada actitud: nosotros estamos cambiando la historia de la evolución; el
mayor o menor poder que tengamos para hacerlo depende de nuestra integridad y de
nuestra inclusividad. Cuando trabajamos con el reino mineral estamos trabajando la
capacidad de dar, de desaferrarnos; no tenemos que ir literalmente a esculpir o a amasar
barro, sino desarrollar esa cualidad de dar y de donar, de desapegarnos y en ello radica
también nuestra libertad.
El reino vegetal nos ofrece la oportunidad de trabajar como él lo hace, la devoción a la luz, el
crecimiento hacia algo superior. Para ilustrar la vocación de servir en la naturaleza, hay una
metáfora hermosa y es que si a un árbol cargado de frutos maduros se le tira una piedra, no
responde con la misma piedra, sino que suelta sus frutos; él nunca produce los frutos para sí,
sino para donarlos. Lo primero que nos dona, es la luz hecha sustancia; ese es su servicio.
Cuidar las plantas, observarlas, ser sensibles a su esencia, comunicar los sentimientos de
admiración y simpatía al reino vegetal, evoca en nosotros el rítmico crecimiento a la luz y al
servicio; este trabajo nos evoca el propio florecimiento interno, nos induce a comunicar la
luz. Esto tiene que ver con la liberación del potencial del ser humano, su fruto, su semilla.
Esto también puede lograrse ‘sembrando’ en los pacientes una visión, un pensamiento
semilla, que día a día cultivan con su aspiración y dedicación, hasta que los frutos aparecen
como la consecuencia natural del florecimiento humano, como un producto de su propia
tierra, de su propia luz, de su propia agua, pues cada cual florece de acuerdo a lo que es.
El trabajo con el reino animal nos permite desarrollar la compasión en nosotros; cuando les
damos de comer, cuando les hacemos parte de nuestra vida cotidiana, cuando somos
solidarios con la disminución de sus potencialidades y respetuosos por la sumisión a lo
Trabajar con el reino humano: el bendito reino humano se trabaja a través de las
interacciones, a través de las relaciones. El misterio a revelar de las relaciones es la
inofensividad.
Si “como es arriba es abajo” el reino Dévico no sólo está arriba, sino que está también abajo;
encontramos Devas en el reino mineral, vegetal, animal y paralelo a la evolución humana, la
supra-humana, en el reino de las almas.
El mínimo conocimiento portado por el amor, por la compasión, por la inofensividad, por la
impersonalidad que no busca para sí resultados ni reconocimiento, es una semilla que va a
germinar.
¿Cómo producir inspiración? No tengo otra forma de decirlo: podemos tener actos
inteligentes, podemos tener el conocimiento, pero solo cuando vivimos el curar al que
¿Cuál es el máximo bien de una persona? ¿Qué es lo más sanador? ¿Qué es lo que lo
puede llevar a más comprensión y que es lo que le puede facilitar esa comprensión?
Antes que fórmulas inmutables, tenemos que hacer una lectura de ese individuo en su
momento, en su contexto, guardar siempre el sentido de las proporciones y de
máximo bien; esto quiere decir quitar el ruido para que pueda comprender, para que
pueda vivir; no es eliminar el esfuerzo auto-consciente.
Que el paciente no se vaya sin que hayamos sembrado una semilla; esa semilla puede ser
una mirada, un abrazo, una palabra; hay muchas formas y el ser humano tiene una gran
creatividad para hacer de cualquier mínima luz una una apertura a una nueva forma de vivir,
más plena, más consciente, más libre, más humana.