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UNIVERSIDAD NACIONAL JOSÉ FAUSTINO

SÁNCHEZ CARRIÓN

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

CURSO:
DERECHOS HUMANOS

CICLO:
III-B

TEMA 10:
DERECHOS HUMANOS DE QUINTA GENERACIÓN

DOCENTE:
DR. WILMER MAGNO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ

HUACHO – PERÚ

2022 - II
DERECHOS HUMANOS DE QUINTA GENERACIÓN
Finalmente hay autores que esquematizan las oleadas de derechos humanos en cinco generaciones.
Así, Helio Gallardo, por su parte defiende la existencia de cinco generaciones de derechos humanos,
que identifica con las reivindicaciones de diferentes grupos sociales. Serían los derechos civiles y
políticos, reclamados por la burguesía; los económicos, sociales y culturales, propios de
los movimientos obreros y antiesclavistas; los derechos de los pueblos y sectores diferentes,
incluyendo las luchas de descolonización y feministas; los ambientales, que define como derechos
las generaciones futuras; y los relativos al control del cuerpo y la organización genética de uno
mismo, enfrentados a la mercantilización del interior de la vida. Esta generación considera el
derecho a la seguridad digital, derecho de acceder al espacio de la nueva sociedad de la información,
el uso del espectro radioeléctrico y de la infraestructura para los servicios en línea.

Derechos humanos de quinta generación:


1. La superación del paradigma jurídico antropocéntrico.
2. La protección jurídica de los animales: el paso de seres sintientes a personas.
3. Del antropocentrismo al biocentrismo: animales sujetos de derechos.
4. La Madre Tierra como sujeto de derechos: el tránsito del iusantropocentrismo al iusecocentrismo.
5. Derechos de quinta generación: ¿obsolescencia del humanismo?
6. El agua como derecho fundamental y como servicio público domiciliario

Las falsas tesis de la naturalidad, la universalidad, la inalienabilidad, la imprescriptibilidad y la


inherencia de los derechos humanos han sido superadas gracias a su estudio científico. La historia
nos muestra que la realidad está llena de "derechos naturales" que apenas son culturales, "derechos
universales" que en realidad son locales, "derechos inalienables" que son alienados a diario,
"derechos imprescriptibles" que con frecuencia caducan y derechos "inherentes a la persona
humana" cuya existencia sin embargo nadie ha podido observar por fuera de la cultura. Aunque en el
pasado el derecho facilitó la "cosificación de las personas" a través de instituciones tan crueles como
el esclavismo, hoy favorece la "personificación de las cosas" mediante el reconocimiento, como
sujetos de derechos, de los animales, los ecosistemas y probablemente nuevas formas de "vida" no
biológica como consecuencia del desarrollo acelerado de la inteligencia artificial. También cabe
empezar a concebir la posibilidad de reconocer derechos a seres "transhumanos" o "poshumanos", es
decir, personas con identidad genética, cognitiva o informacional modificada por la nanorrobótica.
El reconocimiento de derechos humanos a entidades no humanas supone la superación del
antropocentrismo en el derecho constitucional y permite vislumbrar el nacimiento de una nueva
generación de "derechos no humanos", que no obstante siguen siéndolo como creación del ingenio
de nuestra especie. Los derechos humanos son tomados en cuenta como fenómenos jurídicos, pero
también como productos políticos y culturales en permanente construcción que son "hijos de su
tiempo". Su objetivo es estudiar, desde diversas aristas, el cambio de paradigma que se ha producido
en la construcción de los derechos humanos de última generación. Para ello se pregunta por las
características e implicaciones propias de esta nueva camada de derechos, los desafíos éticos que
plantea y las perspectivas de su futuro desarrollo.
La quinta 'generación' de derechos humanos se genera a partir de las posibilidades de intrusión de
las tecnologías de punta mercantiles en el mapa genético de la vida y específicamente de la
autoproducción personal (individuación) y social humana. Se trata centralmente de una demanda
que busca proteger de manipulaciones genéticas inconsultas u obligatorias la autonomía de las
personas y las individuaciones peculiares con sus efectos sobre la sociabilidad. Su racionalidad
proviene de una sospecha radical sobre unas ciencias disciplinares (y tecnologías) que se declaran
social y políticamente neutrales y despolitizadas pero que, en el mismo movimiento, establecen
alianzas (financiamientos, aplicaciones, etc.) y sirven a las grandes corporaciones mercantiles y a las
burocracias estatales y sus gobiernos eventuales. La sospecha por esta toma de partido antipopular y
antihumano se extiende a los diversos niveles de contaminación transgénica en tanto tecnología
monopólica que agrede a los entornos naturales, recorta y acosa la producción de los pequeños y
medianos productores, tiende a tornar no factible la experiencia campesina original, y
potencialmente daña a todas las formas de vida existentes en el planeta sin hacerse responsable ni
jurídica ni culturalmente por ello. A diferencia de la generación de demandas cosmocentradas, ésta
se inscribe en una perspectiva más íntima acerca de la vida y la existencia humana sin entrar en
conflicto con la perspectiva cosmocentrada sino más bien complementándola. Su antivalor es el
cambio y el ‘progreso’(el reino de lo efímero a partir de invariantes, en realidad) unilateralmente
determinado por la codicia.

Uno de los campos de la investigación y desarrollo científico que ha dado un salto cualitativo tiene
que ver con las neurotecnologías y los progresos de la inteligencia artificial. El desarrollo de
sistemas e instrumentos que establecen una vía de conexión con el cerebro humano y que pueden
registrar y/o alterar la actividad neuronal puede traer múltiples beneficios para la humanidad, pero
también algunos dilemas éticos y preocupaciones jurídicas sobre cómo pueden estas tecnologías
tener un efecto invasivo que altere no solo la actividad cerebral, sino la voluntad de las personas.
Las posibilidades de conexión directa entre el cerebro y el mundo digital suponen problemas éticos
únicos y sin precedentes.

Estas preocupaciones sobre los desafíos éticos, sociales y de derechos humanos de la neurociencia y
de las neurotecnologías han empezado a ser abordadas en diversas instancias internacionales, cabe
destacar las recomendaciones de los últimos informes presentados durante el último período de
sesiones del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, sobre el derecho a la privacidad
sobre La inteligencia artificial y la privacidad, así como la privacidad de los niños, que aborda el
tema desde la autodeterminación y autonomía de las personas. Asimismo, ha advertido que “el
desarrollo de tecnologías podría revelar (...) los pensamientos de los individuos en formas que antes
no era posible”, afectando el derecho a la privacidad de las personas; así como el informe sobre
“Impactos, oportunidades y retos que pueden entrañar las tecnologías digitales nuevas y
emergentes en relación con la promoción y la protección de los derechos humanos”.

El Comité Jurídico Interamericano de la OEA (CJI) ha aprobado la Declaración sobre


“Neurociencia, Neurotecnologías y Derechos Humanos: Nuevos desafíos jurídicos para las
Américas”, constituyendo el primer pronunciamiento de un órgano oficial de la OEA sobre
neurotecnologías y la protección de abusos potenciales surgidos de su indebida utilización, la cual
destaca que “los avances de la neurociencia y el desarrollo de las neurotecnologías plantean
importantes preocupaciones éticas y jurídicas sobre su impacto final en principios, derechos y
libertades fundamentales como la dignidad humana, el libre desarrollo de la personalidad, la
identidad y la autonomía, el derecho a la privacidad e intimidad, la libertad de pensamiento y de
expresión, la integridad física y psíquica, el disfrute del más alto nivel posible de salud física y
mental y el acceso a remedios, la igualdad ante la ley, así como a la protección judicial en caso de
daños, entre otros”.
La Declaración contempla algunas inquietudes sobre las que se debe dar respuesta:

Condicionamiento de la personalidad y pérdida de autonomía: 


La Declaración aclara que la libertad personal está protegida en los instrumentos interamericanos e
incluye el derecho de toda persona a organizar, con arreglo a la ley, su vida individual y social
conforme a sus propias opciones y convicciones en absoluta libertad. Sin embargo, el Comité
Jurídico de la OEA entendió que “el vertiginoso avance de las neurotecnologías, especialmente
aquellas para uso no médico, nos enfrenta a la posibilidad de que esta autonomía se vea en riesgo
por el uso indiscriminado y no regulado de aplicaciones o dispositivos tecnológicos”.

Intervenciones legítimas en materia de salud, integridad física y mental: 


La salud ha sido entendida como un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no
solamente como la ausencia de enfermedades y la Declaración destaca que dentro de los contenidos
de exigibilidad inmediata del derecho a la salud se encuentran el derecho al consentimiento
informado frente a cualquier intervención médica en el cuerpo (en relación con el derecho de acceso
a la información); y el derecho al secreto médico, respecto de todo aspecto vinculado a la atención
en salud (referente al derecho a la vida privada). La preocupación del Comité Jurídico de la OEA
recae en el ámbito de las neurotecnologías (especialmente aquellas de uso no médico), ya que faltan
estándares y normativas claras que garanticen información adecuada, la voluntariedad, la
preservación de la libertad y autoconciencia, la determinación del grado de riesgos asumibles, y el
secreto del contenido de los datos de la actividad cerebral.

Privacidad mental y protección de datos neuronales obtenidos a partir del uso de


neurotecnologías: 
La protección de la privacidad se caracteriza porque las personas queden exentas e inmunes a las
invasiones o agresiones abusivas o arbitrarias por parte de terceros o del propio Estado. La
Declaración anticipa que el sistema interamericano de derechos humanos reconoce que este derecho
implica una protección frente a interferencias en la esfera más íntima de las personas, abarca una
serie de factores relacionados con la dignidad del individuo y ha alertado que ciertos progresos o el
desarrollo de determinadas herramientas tecnológicas pueden poner en riesgo el derecho a la vida
privada.

Igualdad de acceso y no discriminación en el uso de las neurotecnologías: 


El principio de igualdad y no discriminación es la base fundamental del marco jurídico
interamericano. No obstante, la Declaración consideró que los desarrollos y las aplicaciones
neurotecnológicas pueden generar brechas en el acceso a las mismas, con los consecuentes impactos
en materia de discriminación, particularmente en lo que respecta a las tecnologías de aumentación o
potenciación mental. En este sentido, varios factores crean barreras significativas para acceder a los
tratamientos, especialmente en el mundo en desarrollo. Por otra parte, se destacó que no existen
medidas legales, éticas y técnicas que anticipen, prevengan e impidan el uso discriminatorio y la
imposición de sesgos de estas neurotecnologías.

Libertad de expresión y acceso a la información pública: 


El Comité Jurídico de la OEA entendió que la irrupción de las neurotecnologías plantea algunas
preocupaciones en relación al control y monitoreo que los ciudadanos y medios de comunicación
pueden tener respecto a ellas: “Las neurotecnologías, así como las herramientas de IA utilizadas,
deben ser inteligibles para los desarrolladores, profesionales médicos, pacientes, usuarios y
reguladores. Al respecto, genera inquietud que no existan estándares que aseguren la transparencia
de dichas tecnologías y que habiliten un debate público sobre su diseño y riesgos. Además, la
proliferación de noticias falsas o especulativas acerca de las neurotecnologías y sus implicancias,
que exageren tanto de efectos positivos como negativos, podrían constituir una barrera para un
debate público informado”.

De esta manera, se observa que en la actualidad aquello que está en juego es la posibilidad de
ingresar a la intimidad misma de las personas, invadir su privacidad y autonomía, y afectar la
libertad y el desarrollo de la personalidad. Por eso, la ausencia de regulaciones locales e
internacionales es un escenario que genera gran preocupación. La Declaración hace un llamado a los
Estados para “anticiparse a estas preocupaciones y prestar especial atención al desarrollo de estas
tecnologías mediante regulaciones, que ofrezcan salvaguardas suficientes para que su desarrollo e
implementación progresiva no constituyan amenazas a los derechos y libertades protegidos en el
marco jurídico interamericano”.

Aunque está claro para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos que todos los derechos
son interdependientes e indivisibles, que no pueden separarse o fragmentarse unos de otros, todos
los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales, ambientales y culturales deben
comprenderse como un conjunto, siendo iguales entre sí y no existiendo jerarquías entre ellos, hoy
estamos asistiendo a una quinta generación o a una nueva ola de reconocimiento de derechos en
favor de la persona humana, en relación a la protección que requiere frente al impacto de las nuevas
tecnologías, su integridad cerebral, salud mental, privacidad y libertad de su pensamiento.

La demanda propia de una sexta ‘generación’ de derechos humanos (es decir de defensas
jurídico-culturales contra procesos e instituciones y sus personificaciones que lesionan la
posibilidad de producir humanidad para uno mismo y ofrecerla a otros para crecer en
plurales emprendimientos colectivos) se vincula con la tendencia actual del mercadeo
capitalista  que hace del tiempo de cada individuo (determinado como consumidor), es decir de
cada momento de su existencia, una oportunidad (excitación) de venta. El efecto de esta
tendencia que se da los medios para universalizarse (sin por ello comprender a todas las
personas) es el de una saturación fetichista (fetichismo del mercado) que, en lo básico, vacía las
subjetividades mediante su escrutinio y manipulación, hace aparecer lo real producido (el
mercado absoluto) como ‘natural’ y pervierte el carácter de autoproducción responsable de
las personas y de la especie: estrictamente, y ante la necesidad imperiosa de constituir hoy
política y culturalmente la especie humana, se trata de una práctica de deshumanización
sistemática más radical que la tortura. Si se la judicializara, debería tener el rango de delito de
lesa humanidad (3). La racionalidad que alimenta esta demanda es la que se sigue de la
necesidad de respetar a las personas y las tramas sociales que las constituyen como tales en
tanto factores de una sociabilidad fundamental liberadora por creativa y amable, y de una
sociedad del trabajo orientado hacia la producción de vida subjetiva y objetiva, no del empleo
alienante y enajenador de autoestima efectiva a la que reemplaza por un consumo cómodo y
autodestructivo y la indiferencia por los otros. Este imaginario crítico acentúa el enfoque
antropocentrado de las primeras demandas de derechos, pero lo reposiciona al exigir como
referente utópico la autoproducción política y cultural de una humanidad plural por diversa pero
que se comunica para gestar emprendimientos colectivos inclusivos.
ACTIVIDAD 10

En base al material de lectura proporcionada:

1. ¿Qué son los derechos humanos de quinta generación?


2. ¿Mencione cuáles son los derechos humanos de quinta generación?
3. Comente sobre las Intervenciones legítimas en materia de salud, integridad física y mental.
4. Comente sobre la igualdad de acceso y no discriminación en el uso de las neurotecnologías. 
5. Comente sobre libertad de expresión y acceso a la información pública.

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