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¿Cómo hacer mejor nuestras oraciones?

Rezar es conversar con Dios, “es elevar nuestra alma a Dios” (San Juan Damasceno).
Los temas para hablar con Dios son tan variados como lo son las conversaciones que
diariamente tenemos con otras personas. En nuestra oración podemos pedir, agradecer, interceder
y alabar a Dios. Además, hay varios tipos de oración: oral, meditación, contemplación.
Algunos consejos útiles:
- Invocar al Espíritu Santo y ponernos en presencia de Dios.
- Confiar y creer. Dios es mi Padre, me ama, me cuida y me escucha.
- Tener un tiempo y lugar. Es verdad que a Dios podemos rezar en todo tiempo y en todo lugar.
Es muy útil descubrir qué tiempo y lugar son los que me permiten rezar mejor. La Misa y la
adoración son los momentos por excelencia.
- Silencio: por un momento, desconectarnos de todas las preocupaciones y, sobre todo, de los
medios de comunicación.
- Ser honestos con Dios y con nosotros mismos. Pedir conocernos mejor a nosotros mismos y
descubrir como Dios actúa en nuestra vida.
- Leer la Sagrada Escritura: “a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras” (San Ambrosio).
- No ceder ante las tentaciones. Hay obstáculos en la vida de oración, como ser las distracciones,
las sequedades la falta de fe, la acedia, el desánimo y los pensamientos terrenales.
- Leer un bueno libro que nos enseñe más sobre la oración.
- Vivir en gracia de Dios: los sacramentos, de modo especial la Eucaristía y la Confesión son
indispensables para crecer en santidad.
- Ser coherentes en nuestra vida. La oración y vida cristiana son inseparables: “une la oración a
las obras y las obras a la oración” (Orígenes).
- Ser perseverantes: “siempre en oración y suplica, orando en toda ocasión en el Espíritu,
velando juntos con perseverancia” (San Pablo).

En el Nuevo Testamento hay numerosos ejemplos de oración. Jesús muchas veces rezó y
nos enseñó a rezar. La Virgen María nos ayude a imitar a su Hijo.
Fr Higinio Rosolen

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