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ED. RELIGIOSA
ORACIÓN: Señor Jesús, ayúdame a orar con la humildad de reconocerme ante ti, tal cual soy.
Dame el valor
1. OBSERVAMOS de reconocer mis faltas y arrepentirme. Reconozco que muchas veces me alejo de
Y RESPONDEMOS:
Ti, no es fácil seguir tus pasos y con frecuencia veo que me desvío. Sin embargo, Tú sabes que
deseo estar a tu lado. Ayúdame que, a pesar de mis caídas, tenga la fuerza y la gracia para ponerme
de pie y seguir caminando. Amén.
PROPÓSITO: En esta actividad, asumiremos a Jesucristo en nuestra vida como modelo de oración y
encuentro personal con Dios, y presentaremos acciones y actitudes que favorecen el cuidado de la
salud física, emocional y espiritual participando en el ejercicio del via crusis
“Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por
voluntad de Dios, su vocación de cristiano”. (1 Tesalonicenses 5,16-18)
Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban
a los demás: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de
impuestos. El fariseo puesto en pie, oraba para sí, de esta manera: "Dios, te doy gracias
porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este
recaudador de impuestos. "Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que
gano. "Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar
los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "Dios, ten piedad de mí, que soy
pecador. “Os digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que
se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado. (Lucas 18, 10-12)
5° GRADO
ED. RELIGIOSA
Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor,
enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos. Él les dijo entonces: “Cuando oren,
digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino; danos cada día nuestro pan
cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que
nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”. (Lucas 11, 1)
No es simplemente: «Señor, enséñame a orar. Saber la oración no es suficiente; tenemos que
saber orar, hablar y escuchar a Dios, como individuos que están en una relación personal íntima
y dinámica con Dios a quien oramos. Aunque hay principios de oración que aplica a todos, somos
individuales y Dios nos llevará a cada uno de nosotros a orar y comunicarse con Él, de maneras
únicas y personales.