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El ejercicio de trasladar el folio inicial de esta novela, en los años sesenta para la revista
sNob, con 33 notas incluidas, bastó a Salvador Elizondo para hastiarlo y alcanzar
se sumarían en los noventa nombres como los españoles Víctor Pozanco, traductor
sevillano, para una edición crítica del capítulo VIII en Cátedra. En ambos casos, con
resultados desastrosos.
por el ubicuo Eduardo Lago, o en Argentina, Luis Chitarroni y Osvaldo Lamborghini, cada
uno por su parte, con similares resultados; hasta la versión íntegra de Marcelo Zabaloy, la
cual vio la luz en junio de 2016, y que podría considerarse como un boceto fiable-pero-aún-
incomprensible del corpus finneganiano, por dedicarse en exclusiva a traducir lo que podría
Pero resulta que “Finnegans Wake” no está escrita en inglés, sino en un revoltijo de
más de 60 idiomas y dialectos, algunos reales y otros inventados, como el volapuk, que era
identificado en ese entonces, los años veinte, como un ejercicio lingüístico artificial,
había identificado Umberto Eco en su emblemático trabajo “Obra Abierta”, aun sin
Así pues, nos recuerda el semiólogo italiano que la primera cosa que una obra dice,
la dice a través del modo en que está hecha. Y es así como el arte produce complementos
del mundo, formas autónomas que se añaden a las existentes exhibiendo leyes propias y
vida personal. Por ello, en las obras abiertas que singularizan nuestro tiempo, el autor
ofrece al usuario una “propuesta inconclusa”: no sabe exactamente de qué modo podrá ser
llevada a su término, pero sabe que la resolución final será, no obstante, siempre su obra, y
no otra...
explícitamente, pero dentro de los límites preordenados por el autor o, mejor dicho, de la
una forma estética al modo del “Finnegans Wake”, en la que entran en acción factores
fenómeno misterioso; o bien se trata de negarla a través de capciosos análisis críticos que
En el caso específico del reto que implica “aprehender” un código multilingüe como
el de esta novela, se evidencia por parte de Umberto Eco que cada lengua es un hecho
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humano, un típico sistema de ramificaciones en el cual han intervenido numerosos hechos
que actúan para producir un estado de orden, unas relaciones precisas. De esta manera,
todos los obstáculos y accidentes que se evidencian para el lector no avezado en dicho
Es por ello que, para partir y variar un poco el ejemplo que se emplea en la
traducción de “Obra abierta” a la que tengo acceso, en afán de brindar la mayor claridad,
para estar seguro de que un mensaje como «Te oigo» será recibido de manera correcta, y de
silbidos del viento no lo harán incomprensible, yo puedo decir o escribir: «te oigo, es decir,
te escucho». Y es así como, por mal que vayan las cosas en la interpretación de mis
palabras, quien reciba el mensaje tendrá la posibilidad, con base en los pocos e incompletos
“redundancia”.
menos celebrada, incluso relegada, pero más estudiada por parte de la Academia; aunque
dados, ya que cualquier ruptura de la organización usual del discurso presupone un nuevo
sistema lingüístico del que sustancialmente respetaba las reglas básicas, como los recursos
lúdico-culteranos que alcanzan su cima en el Siglo de Oro con Góngora y Sor Juana, el arte
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contemporáneo realiza su originalidad al proponer un nuevo sistema lingüístico que tiene
significados múltiples que nos parecía ya esencial en las obras «abiertas» se plasma en
(fingida) al “Finnegans Wake”, como parte de las vanguardias del temprano siglo XX se
señalan ciertos dadaístas, y Hugo Bali, en el «Cabaret Voltaire» de Zurich, en 1916, quien
recitaba versos en una especie de jerga fantástica; lo mismo hace cierta vanguardia musical,
plurilingüe como el discurso de un dios ebrio, quien resulta ser el narrador omnisciente y
omnipresente que recorre la obra como un espíritu, y levanta testimonios de sus personajes
que reproduce “a su modo”: dios de dios, o al menos su par en cierto plano narrativo, ya
que el mismo protagonista Humphrey Chimpden Earwicker es avatar y/o suplente del dios
caído en desgracia.
un tipo de goce particularmente rico y sorprendente que persigue nuestra civilización actual
como un valor entre los más preciosos, puesto que todos los datos de nuestra cultura nos
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llevan a concebir, sentir y, por consiguiente, ver el mundo según la categoría de lo posible;
Wake” durante más de diez años de mi vida “productiva”, cuando su autor amenazó con
que se requerirían 200 años cabales para comprenderla? Bueno, la respuesta también se
encuentra en los ensayos de Umberto Eco, quien resalta que un estímulo se presenta a la
atención del usuario como ambiguo, inconcluso, y produce una tendencia a obtener
satisfacción; en suma, plantea una crisis, de modo que el intérprete tenga necesidad de
encontrar un punto firme que le resuelva la ambigüedad. En tal caso surge una emoción,
misterio”, cuando ese enigma resulta develado de acuerdo con mis propias convicciones y
deducciones. Algo que Sherlock Holmes entendería muy bien. Y cuanto más inesperada es
Es sabido que la estética debe interesarse más en las formas de decir que en lo que
se dice, por ello sostengo que “Finnegans Wake” es, quizá hasta el día de hoy, la forma más
acabada de arte verbal al que podemos aspirar los descendientes de las vanguardias del
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Sinopsis
Earwicker, por lo que son desechadas inicialmente varias teorías para acreditar al Talmud,
muestra arando en la arena con el falo cuando el rey es anunciado, encabezando un cortejo
de caza, por lo que HCE se presenta ante él como el súbdito que se encarga del puesto de
peaje, llevando una trampa para tijeretas (o tijerillas) que consiste en “una alta percha sobre
la cual una maceta fue fijada & levantada la tierra de cabeza con cuidado”. Confundido, el
monarca cree que su vasallo es un pescador que intenta atrapar langostas, pero celebra el
ingenio exhibido cuando se le explica la verdad y, mientras bebe cerveza, comenta a dos
personajes de su comitiva: “¡Huesos santos de San Huberto cómo nuestro hermano rojo de
Pomerania donde llueve a cántaros echaría humo de coraje ruidosamente si hubiera sabido
que tenemos un pícaro peajero en su terreno fiel a toda prueba quien es por turnos un pejero
envidian dicha historia de grandeza, porque “este hombre es montaña y en una de polvo
transformado asciende”; lo cierto es que desde entonces se le reconoce con las siglas
H.C.E., por lo que recibió el apodo de “Here Comes Everybody”, que tenía Hugh Culling
Eardley Childers, un renombrado político británico del siglo XIX, célebre por su gordura.
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La fama de ser como “todo el mundo” lo llevó a que su escandalosa vida sea retratada en el
teatro, al que él mismo asiste, ocupando un sitio especial como “virrey del vicio”.
haber padecido una enfermedad venérea e intervenir en un episodio vergonzoso que irritó a
presume una exposición indecente (masturbándose mientras ellas orinaban) que puede
atribuirse al calor excesivo de “un verano anormal”, pues era 15 de julio: día de San
Swithin.
aniversario de su asunción al Cielo, “eras y eras después del presunto delito”, andaba por
dicho parque y se encontró a un luciferino canalla con una pipa, la cual soplaba como gaita,
quien, para preguntarle la hora, lo abordó con un curioso saludo: “Guinness thaw tool in
jew me dinner ouzel fin?”, que en gaélico se entendería: “Conas tá tú indiu mo dhuine uasal
fionn?”, lo que se puede traducir: “¿Cómo estás tú hoy mi güero caballero?”; pero el
atribulado paseante interpretó: “¿Una cerveza Guinness bien helada me haría ser el oscuro
judío agudo & caballeroso de la cena?”, insinuándole la delación de Judas a Cristo. Con
temor de ser asesinado, y aun escuchando las diez campanadas de una iglesia cercana, el
protagonista respondió “que eran las doce de ambos tiempos sideral y cervezeal estándar”.
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obscena, en dirección al obelisco de Wellington, para jurar tartamudeando “que no hay una
pizca de verdad, permíteme decirte, en esa la más pura de las invevé invenciones”.
verdad; por lo que se quitó el sombrero, recibió unas monedas y huyó, dejando un rastro de
caspa, para relatarle a su esposa & sobrina (Berenice Maxwelton) lo ocurrido, de manera
“con un rápido oído para las escupideras”, interpretó el mensaje escondido y lo contó a
otras ciento once mujeres y a su confesor, Mr. Browne; quien a su vez lo narraría
“casualmente” al maestro Philly Thurnston, durante una carrera de caballos. Esta noticia
sería escuchada, al pasar, por dos bribones gemelos: Treacle Tom “y su propio hermano de
Tras salir del hipódromo y correrse una juerga en varias cantinas, el “meloso”
Treacle Tom llegó muy borracho a una casa comunal ubicada en la Cuadra W.W., en Pump
Court, distrito The Liberties, al sur del río Liffey, en donde compartía desnudo la cama con
otros. Después de vomitar y quedarse dormido, entre ronquidos reveló también el cuento,
oído en tal ocasión por tres personajes venidos a menos: Peter Cloran, comerciante
arruinado; O’Mara, “un secretario exparticular sin domicilio fijo”, y el cantante ambulante
Hosty, suicida, extranjero & “el más muerto de hambre”, quien había intentado matarse de
diversas formas durante dieciocho años, siendo frecuente su estancia en hospitales. Este trío
ocupó la misma litera esa noche, durmiendo como recién nacidos, unos encima de otros,
pero al alba se despertó Hosty reanimado con la intención de diseminar la sabida historia,
por lo que el “séquito de recámara” se encaminó hacia la taberna “The Old Sots' Hole”,
ubicada realmente en Essex Gate y frecuentada por Jonathan Swift. En este sitio, se unieron
a un empleado que había cobrado su sueldo semanal “y todos los triviablantes (¿quién dice
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no al sustantivo?) tuvieron estimulantes en la forma de ginebra y vaginas pagadas por el
maldito tipo decente de negra suerte”. Al salir del lugar, Hosty comenzó a improvisar la
balada de Earwicker, “el más vil tartamudo cabrón de pesadilla pero avatar más atractivo
vacío”, y de esta forma se extendió por todos lados, con un austero arreglo musical de
silbidos, hasta finalizar interpretada por una gran orquesta. “Y alrededor del pasto & de la
tierra la rima fluyó & corrió y ésta es la estrofa que hizo Hosty”. Aplausos atronadores.