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ESTADO, DEMOCRACIA ¥ GLOBALIZACION “objeto fundamental de la sociologia: la sociedad, concebida casi exclus' ‘vamente como el Estado-nacién bien delimitado» (1990, 2). Para el Gru po de Lisboa, la globalizacién es una fase posterior ala internacionaliz Gin y a la multinacionalizacién porque, contrariamente a éstas, anunci cl fin del sistema nacional como nticleo central de las actividades y de las estrategias humanas organizadas (1994). Un repaso de los estudios sobre los procesos de globalizacién nox ‘muestra que estamos frente a un fendmeno multifacético, de dimensiones econémicas, sociales, politicas, culcurales, religiosas y juridicas, relaciona- das entre side modo complejo. Por esta raz6n, las explicaciones mono- causales y las interpretaciones monoliticas de este fenémeno parecen poco adecuadas. Sucede que la globalizacién de los iltimos treinta afios, en ver de encajar en el patrén moderno occidental de globalizacién —en el sen- tido de homogencizacién y uniformizacién—defendido por Leibniz. y por Marx, tanto en las teorias de la modernizacién como en las del desarrollo dependiente, combina por un lado la universalizacién y la eliminaci6n de las fronteras nacionales, y por el otro el particularismo, la diversidad lo- cal, la identidad étnica y el retorno al comunitarismo. Ademés, esta glo- balizacién interactia de manera muy diversa con otras transformaciones ue le son concomitantes en el sistema mundial, tales como el aumento dramatico de las desigualdades entre paises ricos y paises pobres y, dentro de cada pais, entre ricos y pobres, la sobrepoblacién, la catéstrofe ambien- tal, los conflictos étnicos, la migracién internacional masiva, la emergen- cia de nuevos Estados y la desaparicién o implosidn de otros, la prolifera- iGn de guerras civiles, el crimen globalmente organizado, la democracia formal como condicién politica para la ayuda internacional, etcétera. ‘Antes de proponer una interpretacién de la globalizacién contempo- nea, describiré brevemente sus caracteristicas dominantes vistas desde una perspectiva econdmica, politica y cultural. Aludiré de paso a los tres, debates més importantes que ha suscitado, que se pueden resumir en las siguientes preguntas: 1) éla globalizacién es un fendmeno nuevo o viejo 2) dla globalizacién es monolitica, o por el contrario tiene aspectos pos tivos y aspectos negativos?s 3) éhacia dénde conduce la creciente inter sificacién de la globalizacién? En los debates sobre la globalizacién exi te una fuerte tendencia a reducirla a sus dimensiones econémicas. Sin dejar de lado la importancia de este aspecto, pienso que es necesario pres- tar igual atencién a las dimensiones social, politica y cultural, Hablar de caracteristicas dominantes de la globalizacién podria transmitir la idea de que la globalizacién es no solo un proceso lineal sino también un proc so consensual. Se trata obviamente de una idea falsa, como demostraré ids adelante. Pero, a pesar de ser falsa, es una idea dominante, pues no deja de tener una cierta dosis de verdad. Lejos de ser consensual, la glo- balizacién es, como veremos, un vasto e intenso campo de conflictos en- ‘re grupos sociales, Estados ¢ intereses hegeménicos, por un lado, y gru- pos sociales, Estados e intereses subalternos, por otro, Incluso dentro del 236 tucionalizados en Ios paises centrales después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en dia, en un periodo posfordista, tales conflictos estan siendo relativamente desinstitucionalizados sin que ello cause inestabili- dad alguna, pues al mismo tiempo la clase obrera se fragment6 y actual- ‘mente estin emergiendo nuevos compromisos de clase menos institucio- nalizados, dentro de contextos menos corporativistas. La idea de que, en consecuencia, se acabaron las divisiones entre los diferentes modelos de transformacién social forma parte también de este metaconsenso. Las tres primeras partes del siglo xx fueron dominadas por las rivalidades entre dos patrones antagénicos: la revolucién y el re- formismo. Ahora bien, si el colapso de la Unién Soviética y la caida del muro de Berlin significaron el fin del paradigma revolucionario, la crisis, del Estado-providencia en los paises centrales y semiperiféricos revela ue el paradigma reformista se encuentra igualmente condenado a morir. El conflicto Este/Oeste desapareci6, arrastrando consigo el conflicto Nor- te/Sur, que de hecho no fue munca un verdadero conflicto y que ahora constituye un campo fértil de interdependencias y cooperaciones. Frente esto, a transformacién social esa partir de ahora no tanto una cuestién. politica sino una cuestién técnica. No es més que la repeticién acclerada de las relaciones cooperativas entre grupos sociales y entre Estados. Fukuyama (1992), con su tesis del fin de la historia, fue quien asegu- 16 la expresin y la divulgacion de este metaconsenso. Huntington (1993) lo secundé con su idea del «choque de civilizacionese, al sostener que las rupruras habfan dejado de ser politicas para pasar a ser civilizacionales. Es precisamente la ausencia de las rupturas politicas de la modernidad o cidental la que lleva a Huntington a reinventarlas en términos de una ruptura entre el Occidente, ahora entendido como un tipo de civiliza- in, y aquello que misteriosamente llama la «conexi6n iskimica confu- cionistar. Este metaconsenso y los que de él se desprenden subyacen tras, las caracteristicas dominantes de la globalizacién en sus miltiples facetas que describiré a continuacién. De lo que ha quedado dicho hasta ahora y del andlisis que sigue, esté claro que las caracteristicas dominantes de la globalizacién son las caracteristicas de la globalizacién dominante 0 hhegeménica, Mas adelante haré la distinci6n, crucial en mi opinién, en- tre globalizacién hegemdnica y globalizacién contrahegeménica. LA GLOBALIZACION ECONOMICA Y EL NEOLIBERALISMO Como se sefialé en el capitulo anterior, Frobel, Heinrichs y Kreye (1980) fueron probablemente los primeros en hablar, en los primeros afios de la década de los afios ochenta, de la emergencia de una divisidn interna- cional del trabajo’, basada en la globalizacién de la produccién por par- 2, Walton (1985) reliee eres formas sucesivas de -ivisiones internacionales del 238 to a Ja nueva geografia, argumenta que «comparativamente con los aiios cincuenta, los ochenta conocieron un encogimiento de la geografia de la economia global, asi como la acentuacién del eje Este/Oeste. Esto se tor- nna evidente con el enorme crecimiento de la inversidn dentro de lo que ‘muchas veces es llamado Ja Triada: los Estados Unidos de América, Eu: ropa occidental y Japén> (Sassen 1994, 10). Otra caracteristica de la nue- vva geografia consiste en que la inversidn extranjera directa, de la cual ‘América Latina fue por mucho tiempo el mayor beneficiario, se dirigi6 hhacia el Oeste, el Sur y el Sureste Asidtico, donde la tasa anual de creci- ‘miento aument6 en promedio un 37% por afio entre 1985 y 1989, Por otro lado, mientras que en los aiios cincuenta el mayor flujo internacio- nal era el comercio mundial, concentrado en materias primas, en otros productos primarios y en recursos manufacturados, a partir de los aios ‘ochenta la distancia entre el crecimiento de la tasa de las exportaciones y el crecimiento de la tasa de los flujos financieros aument6 dristica mente. Después de la crisis de 1981-1982 y hasta 1990, la inversion ex- tranjera directa global crecié en promedio un 29% anual, una cifra muy alta en perspectiva historica (Sassen 1994, 14). Finalmente, en lo relativo a la estrucnara institucional, Sassen sostie- ine que estamos frente a un nuevo régimen internacional, centrado en el crecimiento de la banca y de los servicios internacionales. Las empresas internacionales son ahora un importante elemento en la estructura ins titucional, junto con los mercados financieros globales y con los bloques comerciales transnacionales. De acuerdo con Sassen, todos estos cam- bios contribuyeron a la formacién de nuevos lugares estratégicos en la ‘economia mundial: zonas de procesamiento para la exportacién, centros financieros offshore y ciudades globales (Sassen 1994, 18). Una de las transformaciones més dramiticas producidas por la globalizacién econd- mica neoliberal reside en la enorme concentracién del poder econ6mico por parte de las empresas multinacionales. De las 100 mayores econo- ‘mias del mundo, 47 son empresas multinacionales; el 70% del comercio mundial es controlado por $00 multinacionaless el 196 de estas empresas detenta el 50% de la inversi6n directa extranjera (Clarke 1996). En sintesis, la globalizacién econémica es sostenida por el consenso econémico neoliberal, cuyas tres principales innovaciones institucionales son: las restricciones drésticas a la regulacidn estatal de la economia; los nuevos derechos de propiedad internacional para inversiones extranjeras, invenciones y creaciones susceptibles de entrar dentro de la regulacidn de Ja propiedad intelectual (Robinson 1995, 373); Ja subordinacién de los Estados nacionales alas agencias multilaterales tales como el Banco Mun- dial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y la Organizacién Mundial del Comercio, Dado el cardcter general de este consenso, los re- ‘cursos que de él se desprendieron fueron aplicados, como se sefial6, alg nas veces con extremo rigor (lo que he llamado el modo de la jaula de hie 1770), otras veces con una cierta flexibilidad (el modo de la jaula de goma). 240 ESTADO, DEHOCRACIA Y GLORALIZACION pendencia, Evans fue uno de los primeros en analizar la «triple alianza» entre las empresas multinacionales, la élite capitalista local y lo que él ama la «burguesia estatal», como base de la dinamica de la industriali- zacién y del crecimiento econémico de un pais semiperiférico como Bra- sil (Evans 1979; 1986). Becker y Sklar, que formulan la teoria del posim- Perialismo, hablan de una burguesia emergente de cjecutivos, una nueva clase social producto de las relaciones entre el sector administrativo del Estado y las grandes empresas privadas o privatizadas. Esta nueva clase esta compuesta por una rama local y por una rama internacional, La rama local, la burguesfa nacional, es una categoria socialmente amplia que comprende la élite empresarial, directores de empresas, altos funciona- rios del Estado, lideres politicos y profesionales influyentes. Sin descono- cer su heterogencidad, estos diferentes grupos constituyen, de acuerdo con los autores, una elase «porque sus miembros, a pesar de la diversi- dad de sus intereses sectoriales, comparten una situacidn comin de pri- vilegio socioeconémico y un interés comin de clase en las relaciones del poder politico y del control social, intrfnsecas al modo de produccién ‘apitalistav, La rama internacional, la burguesfa internacional, esta com: puesta por los gestores de las empresas multinacionales y por los diri- sgentes de las instituciones financieras internacionales (1987, 7). Las muevas desigualdades sociales producidas por esta estructura de clase han sido ampliamente reconocidas incluso por las agencias multila~ terales que lideran este modelo de globalizacién, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Para Evans, el modelo de industria- lizaci6n y crecimiento que se funda en la «triple alianza» es inherente- mente injusto y capaz.tinicamente de un tipo de redistribucién «de la ‘masa de la poblacion hacia la burguesfa estatal, las multinacionales y el capital local. La conservacién de un equilibrio fragil entre los tres parti- cipes impide cualquier posibilidad de dar un trato serio a las cuestiones de la redistribuci6n de ingresos, aun cuando los miembros de la élite ex presen sti apoyo al principio te6rico de la redistribucién de ingresos» (1979, 288). En comparaciones mas recientes entre los modelos y patro- nes de desigualdad social de América Latina y del Este Asistico, Evans seftala otros factores que en su opinién pueden haber contribuido a que el modelo de desarrollo asistico haya producido relativamente menos de 1999, World Investment Report, 1999. Foreign Direct Investment and the Challenge of Development. Disponible en Internet: . Sepin ‘te informe, las empresas mltinacionales idean la produccin internacional —se tiende por ala produccién de bienes y servicios de un decerminado pas, controlada y ad- minstrada por empresas con sede en otro pals— y este liderazgo se concentra cada vez ims en los paises centales, Ceres del 90% de las 100 empresas multinacionales ms gran des estin domicliadas en los paises desarollados. Con ext sumenta igualmente la presion ‘de estas empresas en el sentido del iberaizaign dela inversion extranjers directa dela 145 mosdificaciones en laregulacin de Ia inversinextranjera decetadss en todo el mu doen 1998, 156 se reaizaron con el tn de crear condiciones mis favorables ala version. 242 ESTADO, OEMOCRACIA Y GLOBALIZACION. es superior a la de la totalidad de Africa. Y el tamafio de la red que sir- ve a América Latina es casi igual a la disponible en la ciudad de Seal (PNUD 2001, 3). En los iiltimos treinta afios la desigualdad en la distribucién de los ingresos entre paises aumenté draméticamente. La diferencia de ingreso entre la quinta parte mas rica y la mas pobre era en 1960 de 30 a 1, en 1990 de 60 a 1, en 1997 de 74 a 1. Las 200 personas mis ricas del mun- do aumentaron en més del doble su fortuna entre 1994 y 1998. La ri ‘queza de los tres multimillonarios més ricos del planeta excede la suma del producto interno bruto de los 48 paises menos desarroltados del mundo (PNUD 2001). La concentracién de la riqueza producida por la globalizacién neo- liberal alcanza proporciones escandalosas en el pais que ha liderado la aplicacién de este nuevo modelo econémico, los Estados Unidos. Desde finales de la década de los aiios ochenta, segtin los datos del Federal Re- serve Bank, el 19 de las familias norteamericanas detentaba el 40% de la riqueza del pais y en el 20% de las mas ricas se acumulaba el 80% de la riqueza nacional, De acuerdo con el Banco, esta concentracién no te- nia antecedentes en la historia de los Estados Unidos, ni siquiera era imaginable en comparacién con los otros pafses industrializados (Man- der 1996, 11). En el campo de la globalizacién social, el consenso liberal dice que el crecimiento y la estabilidad econémicos se fundan en la reduccién de los costos salariales, para lo cual es necesario liberalizar el mercado de trabajo, reduciendo los derechos laborales, prohibiendo el ajuste de los salarios a los beneficios de productividad y los ajustes relativos al costo de vida y, finalmente, eliminando a plazo la legislacién sobre el salario rminimo. El objetivo es impedir vel impacto inflacionario de los aumen- tos salariales». La contraccién del poder adquisitivo interno que resulta de esta politica debe ser suplida por la baisqueda de mercados externos, La economia resulta de esta manera desocializada, el concepto de con- sumidor sustituye al de ciudadano y el criterio de'imclusign deja de ser el derecho para pasar a ser la solvencia. Los pobres son los insolventex (lo que incluye de paso a los consumidores que sobrepasan los limites de endeudamiento). En relacién con ellos, deben adoptarse medidas de lu cha contra la pobreza, preferentemente medidas compensatorias «j disminuyan pero que no eliminen la exclusién, ya que esta iltima es un fenémeno inevitable (y por eso mismo justificado) de desarrollo fancla do en el crecimiento econémico y en la competitividad a nivel global Fste consenso neoliberal entre los paises centrales es impuesto a los pat ses periféricos y semiperiféricos a través del control de la deuda exter nna, llevado a cabo por el Fondo Monetario Internacional y por el Banct ‘Mundial. De ahf que estas dos insticuciones sean consideradas como rex onsables de la «globalizacién de la pobreza» (Chossudovsky 1997). Lat ‘nueva pobreza globalizada no proviene de la falta de recursos humainos 244 ESTADO, DEMOCRACIA YT GLOBALIZACION ims pobres hacia los mas ricos. Es lo que ocurre, entre otras, con la deu- da externa, El valor total de la deuda externa de los paises de Africa sub- sahariana aument6 entre 1980 y 1995 de 84.119 a 226.483 millones de d6lares. Para el mismo periodo, en términos del porcentaje del PIB, la deuda aument6 del 30,69 al 81,3%; en porcentaje de exportaciones, del 91,7% al 241,79 (World Bank 1997, 247). Al final del siglo xx, Africa pagaba 1,31 dolares de deuda externa por cada délar de ayuda internacional que recibia (World Bank 2000). El Fondo Monetario In- ternacional ha funcionado bisicamente como una institucién que garan- tiza que los paises pobres, muchos de ellos cada vez més pobres y endeu- dados, paguen sus deudas a los patses ricos (Fstados, bancos privados, agencias multinacionales) en las condiciones (intereses, por ejemplo) im= Puestas por estos tiltimos. Pero las transferencias liquidas del Sur hacia el Norte asumen muchas otras formas, como la «fuga de cerebrose: se- iin las Naciones Unidas, cerca de 100.000 profesionales indios han emigrado hacia los Estados Unidos, lo que corresponde a una pérdida de 2.000 millones de délares para la india (PNUD 2001, 5). LA GLOBALIZACION POLITICA Y EL ESTADO-NACION La nueva divisién internacional del trabajo, a la que se afade la nueva economia politica «promercado», trajo también algunos cambios impor- tantes en el sistema interestatal, Ia forma politica del sistema mundial moderno. Por un lado, los Estatios hegeménicos, por ellos mismos 0 a través de las instituciones internacionales que controlan (especialmente las instituciones financieras multilaterales) redujeron la autonomia poli- tica y la soberania efectiva de los Estados periféricos y semiperiféricos con una intensidad sin precedentes, a pesar de que la capacidad de re- sistencia y de negociacidn por parte de estos tltimos puede variar enor- memente*, Por otto lado, se acentué la tendencia a establecer acuerdos politicos interestatales (Unién Europea, NAFTA, Mercosur). En el caso de la Unién Europea, estos acuerdos evolucionaron hacia formas de so- berania conjunta © compartida. Por iiltimo, aunque no por ello menos importante, el Estado-nacién parece haber perdido su centralismo tradi- ional como unidad privilegiada de iniciativa econémica, social y politi- ca, La intensificaci6n de interacciones que trascienden las fronteras y las pricticas transnacionales afectan a la capacidad del Estado-nacién para ‘conducir 0 controlar flujos de personas, de bienes, de capirales o de ideas, tal como hizo en el pasado. El impacto del contexto internacional en la regulacién del Estado: nacién, mas que un fenémeno nuevo, es inherente al sistema interest 8. CL Stallings 1992b, Desde la perspctiva de las relacionesimernacionaes, cf. Du rand et al. 1993. 246 ESTADO, DEMOCRACIA Y GLOBALIZACION ses periféricos y semiperiféricos. En ese sentido, la creacién de requisi- tos normativos ¢ institucionales para las operaciones del modelo de de- sarrollo neoliberal genera una destruccién institucional y normativa tan contundente que afecta, mas que al papel del Estado en la economia, a |a legitimidad global del Estado para organizar la sociedad, El segundo factor de innovacién de la globalizacién politica actual cconsiste en que las asimetrias del poder transnacional entre el centro yf la periferia del sistema mundial, esto es, entre el Norte y el Sur, son hoy mas dramaticas que nunca. De hecho, la soberania de los Estados més débiles se encuentra ahora directamente amenazada no tanto por los Es- tados mas poderosos, como solia ocurrir antes, sino por las agencias fi nancieras internacionales y por otros actores transnacionales privados tales como las empresas multinacionales. La presién resulta asi apoyada por una unién transnacional relativamente uniforme, utilizando recur- sos poderosos de talla mundial. TTeniendo en cuenta la situaci6n en Europa y en América del Norte, Bob Jessop identifica tres tendencias generales en la transformacién del poder del Estado. En primer lugar, la desnacionalizacién del Estado, wna destru- yeron el concepto de «Sur» en la medida en que, como vimos anterior- ‘mente, la disparidad en la riqueza entre paises pobres y paises ricos no cces6 de aumentar en los iltimos veinte o treinta afios. Es cierto que la li- beralizacién de los mercados desestructur6 los procesos de inclusién y de exclusin en los diferentes paises y regiones. Pero lo importante es anali- zar en cada pafs o regién la relacién entre exctusién ¢ inclusién. Es es relacién la que determina si un pafs pertenece al Sur 0 al Norte, al cen tro 0 a la periferia o semiperiferia del sistema mundial. Los paises donde 26? ESTADO, DEMOCRACIA Y GLOBALIZACION puede a su vez convertirse facilmente en un proyecto francés de globa- lizacién. El discurso disciplinario trata del modo como la globalizacién es vista por las distintas ciencias sociales. El aspecto més importante de este discurso es la relevancia dada a la globalizacién econdmica. El dis- ‘eurso ideoldgico se entrecruza con todos los anteriores y trata de la apre- ciacién politica de los procesos de glohalizacién. Al diseurso proglaba- lizacién se contrapone el discurso antiglobalizacién, y en cualquiera de ellos dos es posible distinguir posiciones de izquierda y de derecha. Fi- nalmente, el discurso feminista, que, habiendo comenzado por ser un discurso antiglobalizacin —privilegiando lo local y atribuyendo lo glo- bal a una preocupacién masculina—, es hoy también uno de los discur- sos de la globalizacién que se distingue por el énfasis dado a sus aspec- tos comunitarios. La pluralidad de discursos sobre la globalizacién muestra hasta qué punto ¢s imperioso producir una reflexién tedrica critica de la globali- zaci6n, para captar de paso la complejidad de los fendmenos que envuel- ve y la disparidad de los intereses alli confrontados. La propuesta te6ri- ca que aqui presento parte de tres contradicciones que, a mi entender, confieren al petiodo hist6rico en el que nos encuntramos su expecifici= dad transicional. La primera contradiccién se presenta entre globalizacién y localiza- ion. El tiempo presente aparece frente a nosotros como dominado por tun movimiento dialéctico en cuyo interior los procesos de la globaliza- cidn se manifiestan a la par con los procesos de la localizaci6n. De he- cho, a medida que se intensifican la interdependencia y la interacciones slobales, las relaciones sociales parecen en general estar cada vez mis desterritorializadas, abriendo asi —para utilizar la metafora de las raices y las opciones que expliqué en el capfeulo 2— el camino a nuevos dere chos a las opciones, que atraviesan fronteras hasta hace poco dominadas por la tradicién, por el nacionalismo, por el lenguaje 0 por la ideologéa, y muy frecuentemente por todos ellos. Pero, por otro lado, y situando- se en aparente contradicciGn con esta tendencia, nuevas identidades re- gionales, nacionales y locales estn emergiendo, construidas en torno a tuna nueva preeminencia de los derechos a las raices. Tales localismos se refieren por igual a territorios reales o imaginados y a formas de vida y de sociabilidad fundadas en las relaciones frente a frente, en la proximi- dad y la interactividad. Los localismos territorializados son, por ejemplo, aquellos protago- nizados por pueblos que, tras siglos de genocidio y de opresi6n cultural, reivindican finalmente su derecho a la autodeterminacidn dentro de sus territorios ancestrales, y lo hacen con un relativo éxito. Es éste el casi de los pueblos indigenas de América Latina, Australia, Canada y N Zelanda. Por su lado, los localismos translocalizados son protagonizades por grupos sociales translocalizados, tales como los inmigrantes drabes en Paris o Londres, los inmigrantes turcos en Alemania o los latinos en 264 ESTADO, DEHOCRACIA Y GLOBALIZACION En estos términos, no existe una entidad tinica llamada globalizacién; en su lugar hay muchas globalizaciones. En realidad, este término solo de- beria ser usado en plural. Cualquier concepto més abstracto debe ser de tipo procesal y no sustantivo. Por otro lado, como puntos de confluen- cia de relaciones sociales, las globalizaciones implican conflictos ¥, por esto mismo, vencedores y vencidos. Con frecuencia, el discurso sobre la globalizacién es la historia de los vencedores contada por ellos mismios En verdad, la victoria es aparentemente tan absoluta que los derrotados terminan por desaparecer totalmente de la escena. Por esta razén, re- sulta errado pensar que las nuevas y mAs intensas interacciones trans- nacionales producidas por los procesos de globalizacién eliminaron las jerarquias del sistema mundial. Sin duda, estos procesos las han venido transformando profundamente, pero ello no significa que las hayan eli- minado, Por el contrario, la prueba empirica va en el sentido opuesto, en el sentido de la intensificacién de las jerarquias y de las desigualda- des. Las contradicciones y las separaciones arriba sefaladas sugieren que estamos en un periodo de transicién en lo relativo a las tres dimensio- nes principales: transicién en el sistema de jerarquias y de desigualdades del sistema mundial, transicién en el formato institucional y en la com- plementariedad entre instituciones, transicién en la escala y en la confi- guracién de los conflictos sociales y politicos. La teoria que hay que construir debe, pues, tener en cuenta fa plu- ralidad, asf como la contradiccién de los procesos de la globalizacién, en vex de intentar subsumir estos aspectos en abstracciones reductoras. La teoria que propondré a continuacién reposa en el concepto de sistema ‘mundial en transici6n. Digo en transicién, porque contiene en si el an- tiguo sistema mundial, en proceso de profunda transformacién, y un conjunto de realidades emergentes que pueden o no conducie hacia un nuevo sistema mundial, o hacia cualquier otra entidad nueva, sisteméti- 2.0 no. Se trata entonces de una circunstancia que, si la consideramos desde la perspectiva sincrénica, revela una apertura total en cuanto a las alternativas de evolucién. Tal apertura es el sintoma de una gran inesta- bilidad que configura una situacin de bifurcacidn, entendida en su sen- tido prigoginiano. Se trata de una situacidn de profundos desequilibrios y de compromisos volatiles, en la cual las pequefias alteraciones son ca- paces de generar grandes transformaciones. Estamos frente a una situa- cin caracterizada por Ia turbulencia y por la explosi6n de las escalas™. La teorfa que aqui propongo pretende dar cuenta de la situacién de bi furcacién y como tal no puede dejar de ser ella misma una teoria abier- ta a las posibilidades de caos. El sistema mundial en transici6n esta constituido por tres constela- ciones de précticas colectivas: la constelacién de précticas interestatales, 19, Sobre los canceptos de turbulencia de ecals y de explosin de excalas,véase el capitate ESTADO, DEMOCRACIA Y GLOBALIZACION ‘eases _ oye somes pudaprrwouorre uo.onyosop tious) pos Ra4 upeesdou suomi sonora NOIDVZFIVEOTD Aa SOSIDON SOT 768 ESTADO, DEMOCRACIA 7 GLOBALIZACION relativa en la jerarqufa del sistema mundial, ya que es éste el que dicta el tipo de intercambios y el grado de desigualdad. Las luchas por la pro- ‘mocién 0 contra la descalificacién y los movimientos en la jerarquia del sistema mundial en que éstas se traducen son procesos de larga duracién que a cada momento se cristalizan en grados de autonomia y de diferen- ia, En las précticas capitalistas globales, la lucha se desarrolla entre la clase capitalista global y todas las otras clases definidas en el Ambito na- ional, sean éstas la burguesfa, la pequefia burguesfa o el proletariado. Obviamente, los distintos grados de desigualdad del intercambio y los mecanismos que la producen son diferentes, dependiendo de las clases que estén confrontadas. Pero en todos los casos se inicia una lucha por la apropiacién o Ja valorizacién de los recursos mercantiles, sean éstos el trabajo o el conocimiento, la informacién o las materias primas, el crédito o la tecnologia. Lo que resta de las burguesias nacionales y de la pequefia burguesfa es, en esta fase de transiciGn, el colchén que amor- tigua y la cortina de humo que oscurece la contradiccién cada vez mis desnuda y cruda entre el capital global y el trabajo, transformado entre tanto en recurso global. En el campo de las pricticas sociales y culturales transnacionales, los intercambios desiguales recaen sobre recursos no mercantiles, cuya trans- nacionalidad se funda en la diferencia local, tales como etnias, identi- dades, culturas, tradiciones, sentimientos de pertenencia, imaginarios, rituales, iteranua escrita n oral. Son incontables los grupos sociales in- volucrados en estos intercambios desiguales y sus luchas se desarrollan en torno al reconocimiento de la apropiacidn o de la valorizacién no mercantil de estos recursos, es decir, alrededor de la igualdad en la dife- rencia y de la diferencia en la igualdad. La imteraccidn reciproca y la interpenetracién de las tres constela- ciones de pricticas hace que los tres tipos de contlitos estructurales y los intercambios desiguales que los alimentan se traduzcan en la préctica en contlictos compuestos, hibridos 0 duales en los que, bajo diferentes formas, se encuentran presentes cada uno de estos conffictos estructura- les. La importancia de este hecho radica en lo que designo con el nom bre de transconfflictualidad, que consiste en asimilar un tipo de conflic- to a otro y en experimentar un conflicto de cierto tipo como si fuera de otra naturaleza, Asf, un conflicto perteneciente a las précticas capitalis- tas globales puede ser asimilado a un conflicto interestatal y ser tomado como tal por las partes implicadas. Del mismo modo, un conflicto inter- estatal puede ser asimilado a un conflicto de pricticas culturales trans nacionales y ser vivido como tal. La transconflictualidad es reveladora dela apertura y de la situacién de bifurcacién que caracterizan al SMET, pues al comienzo no es posible saber hacia dénde est orientada tal trans” Conflictualidad. Sin embargo, la direccion que termina imponiéndose re sulta decisiva, no sélo para definir el perfil préctico del conflicto, sino también su Ambito y su resultado. 270 ESTADO, DEMOCRACIA GLOBALIZACION mayor 6 menor congruencia entre las jerarquias depende de las situacio- nes y de los contextos y s6lo puede ser identificada a posteriori. Esto sig- nifica que la identificacién s6lo puede percibir el ayer de la congruencia, nunca el hoy. En el SMET, un periodo castico en situacién de bifurca- ci6n, los andlisis son mas que nunca retrospectivos y las estrategias po- Iiticas estin mas que munca sujeras al efecto cascada del que habla Rose- nau (1990). El efecto cascada es el proceso por el cual los eventos y las decisiones aisladas se multiplican y se encadenan de manera cadtica, produciendo consecuencias imprevisibles. Si la congruencia entre las jerarquias es indeterminable, la jerarquia entre ellas es susceptible de una ordenacién general. Una de las diferen- cias mas significativas del SMET en relacién con el SMM es la relativa pérdida de centralidad de las practicas interestatales frente al avance y {a profundizacién de las practicas capitalistas globales y de las practicas sociales y culturales transnacionales. Esta pérdida de centralidad se tra- duce en la mayor interferencia a la que estin sujetas las pricticas inter- estatales por parte de otras constelaciones de practicas. Tal interferen- 1a provoca alteraciones internas en la institucionalidad de las practicas interestacales. Por ejemplo, las agencias financieras multilaterales ad- quieren una importancia ereciente con relacién a los Estados. Y lo mis- ‘mo ocurre en las formas de derecho con la superposicidn del derecho de integraci6n regional al derecho nacional. Por otro lado, la interfe- rencia de las otras practicas en las pricticas interestatales hace que los conflictos internos de estas diltimas sean derivados 0 fuertemente con- dicionados por conflictos propios de otras pricticas. Como resultado, el criterio de jerarquizacion propio de las précticas interestatales (cen- tro, semiperiferia, periferia) esta cada vez mds contaminado por los cri- terios propios del resto de practicas (global, local), de tal modo que lo ‘que se entiende por centro, periferia y semiperiferia es cada vez mas li eristalizacién, a nivel nacional, de miltiples y distintas combinaciones de posiciones o caracteristicas globales y/o locales dentro de las prcti «as capitalistas globales y de las précticas sociales y culturales transna. cionales. De esta forma, resulta posible establecer como hipétesis que los eri- terios global/local conformaran progresivamente los criterios centro, periferia y semiperiferia sin que estos tiltimos estén obligados a desapa- recer, sino todo lo contrario, Es caracteristico det SMET, en tanto que petiodo transicional, mantener ¢ incluso profundizat las jerarquias pro- pias del SMM, alterndndolas sin embargo con la légica interna de su produccién y reproduccién. ‘Ala luz de esto, sugiero que en las condiciones presentes del SMET, cl anilisie de los procesos de globalizacién y de las jerarquias que ellos producen esté centrado en los criterios gue definen lo global/local. Mas allé de la justficacién que presenté anteriormente, existe otra que estimo importante y que se puede resumir en lo que llamo la voracidad diferen- 272 ESTADO, DEMOCRACIA ¥ GLOBALIZACION lugar frente a éste de manera simulténea o secuencial. La globalizacion del sistema del estrellato de Hollywood contribuyé a la localizacién (et- nicizacién) del sistema de estrellato del cine hind. Andlogamente, los actores franceses 0 italianos de los afios sesenta —de Brigitte Bardot a Alain Delon, de Marcello Mastroianni a Sofia Loren— que simboliza- ban en aquel entonces el modo universal de representacién, parecen hoy, cuando vemos nuevamente sus peliculas, provincianamente euro- peos, cuando no curiosamente étnicos. La diferencia de la percepcién reside en que, desde entonces y hasta nuestros dias, el modo de repre- sentacién hollywoodesco logré globalizarse. Para dat un ejemplo en un {rea totalmente distinta, en la medida en que se globaliza la hamburgue~ sa 0 la pizza, se localiza el bolo de bacalao portugués o Ia feijoada bra- silefa, ya que estos platos serdn cada vex. mas vistos como particularida- des tipicas de la sociedad portuguesa o brasilefa. ‘Una de las transformaciones mis frecuentemente asociadas alos pro- esos de globslizacién es la compresién tiempo-espacio, es decir, el proce: so social por el cual los fenémenos se aceleran y se difunden por el glo- bo (Harvey 1989)". Aunque parezca monolitico, este proceso combina situaciones y condiciones altamente diferenciadas, y por esta razén no puede ser analizado independientemente de las relaciones de poder que responden a las diferentes formas de movilidad temporal y espacial. Por un lado, esté la clase capitalista global, aquella que realmente controla la compresin tiempo-espacio y que es capaz de transformarla a su fa- vor. Por otro lado, estan las clases y grupos subordinados, como los tra- bajadores inmigrantes y los refugiados, que en las iltimas décadas han efectuado una importante movilizacién transfronteriza, pero que no controlan de ningiin modo la compresién tiempo-espacio. Entre los eje- cutivos de las empresas maltinacionales y los emigrantes y refugiados, fos turistas representan un tercer modo de produccidn de la compresion tiempo-espacio. Existen también aquellos que contribuyen fuertemente a la global zacién pero que permanecen prisioneros de su tiempo-espacio local. Los campesinos de Bolivia, Peri y Colombia, cultivando coca, contribuyen de manera decisiva a una cultura mundial de la droga, pero ellos mismox permanecen «localizados» en sus pueblos y montafias como lo han he- cho desde siempre. Esto mismo ocurre con los habitantes de las favelay de Rio, que permanecen prisioneros de la vida urbana marginal, al paso’ que sus canciones y sus bailes, sobre todo la samba, constituyen hoy par te integrante de una cultura mundial globalizada. 21, La compresién tiempo-espacio trae consigo la idea de ireversibilidad y perma renca de los proces de globalizacién Sin embargo, Fortuna llama la atencin sobre [ahi pitess de que la globalizaign es un fendmeno temporal. Aludiendo al proceso de global {aca de ls eiudades, habla de la exintenia de -un proceso de plobaiaaion provesiente de a valorizacin temporal de los recursos de imagenes y epresentacionalee (1997, 16). 274 ESTADO, DEMOCRACIA ¥ GLOBALIZACION La segunda forma de globalizacién la he llamado globalismo locali- zado. Se traduce en el impacto especifico en las condiciones locales, pro- )”. Estos dos modos de produecién de globalizacién operan conjunta- mente, pero deben ser tratados por separado, dado que los factores, los agentes y los conflictos que intervienen en uno y otro son distintos. La produceién sostenida de localismos globalizados y de globalismos locali- zados resulta cada vez més determinante en la jerarquizacién espectfica de las pricticas interestatales, La divisiGn internacional de la produccion de globalizacién tiende a asumir el modelo siguiente: los paises centra- les se especializan en localismos globalizados, mientras que a los paises periféricos les corresponden tan sélo los globalismos localizados. Los paises semiperiféricos se caracterizan por la coexistencia de localismos slobalizados y de globalismos localizados, asf como por las tensiones en tre estos dos fenémenos. El sistema mundial en transicin es una trama de globalismos localizados y de localismos globalizados™. 23, Fl slabalsmo localzado puede dare bajo la forma de To que Fortuna lama slo- balizacin pasivas, aquella siteacin en la que =algunas ciudades se ven incorporadas de moda pasivo en los meandros de a globalizacin y son incapaces de hacer reconocer 8 Propios recursos (globalizants) en el plano eransnacional (1997, 16) 24. Ladivisién internacional del produccién de globalzacdn se articula con una de visin nacional del mismo tipo: ls repiones centrale los grupos dominantes de cada pals paricipan en la prodaccion y reproduccin de localismos nacionalizador, al paso que a lat Fegiones perifricas oa los grupos dominados ls corresponde product y reproducit os na sonalisos localizados. Para tomar un ejemplo notoro, la Exposicion Universal de Lisboa, la Expo 98, fue el resultado de a conversion en objetivo nacional de los objetvos locales dela ciudad de Lisboa y de la clase politica inteesada en promover una imagen donde no las regones peifricas ni los grupos sociales dominadas. Unas y otros fueron local 2ados por esta adecisin nacional al ser privados de los recursos y dela inversiones que, Al menos parialmente, ls podrian haber llegado sil Expo '98 no se hubise celebrado, 276 ESTADO, DEMOCRACIA Y GLOBALIZACION sea como localismos globalizados ya como globalismos localizados (para no hablar de su utilizacién para referirse al Ambito mundial de las empre- sas multinacionales como cosmocorp). Lo empleo, sin embargo, para se~ fialar que contrariamente a la creencia modernista (particularmente en el momento de firt de siécle), el cosmopolitismo es apenas posible de un modo intersticial en las mérgenes del sistema mundial en transicién como una practiea y un discurso contrahegemonicos, generados por uniones progresistas de clases o grupos subalternos y sus aliados. El cos- mopolitismo es efectivamente una tradicién de la modernidad occiden- tal, pero es una de las muchas tradiciones suprimidas 0 marginalizadas por la tradicién hegeménica que produjo en el pasado la expansién eu- ropea, el colonialismo y el imperialismo, y que hoy produce los localis- mos globalizados y los globalismos localizados. En este contexto, es todavia necesario hacer otra precision. El cos- mopolitismo puede invocar la creencia de Marx en la universalidad de aquellos que bajo el capitalismo solamente pueden perder sus cadenas*. No es que yo rechace tal invocacién, pero insisto en la distincin entre el cosmopolitismo tal como yo lo entiendo, y el universalismo de la cla- se trabaiadora marxista. Mas alld de la clase obrera descrita por Marx, las clases dominadas en’el mundo actual se pueden agrupar en dos cate gorias, ninguna de ellas reducible a aquella «clase que no tiene nada mas que perder que sus cadenas». Por un lado, hay sectores considerables 0 influyentes de las clases trabajadoras de los paises centrales y hasta de los, paises semiperiféricos que tienen hoy algo mas que perder que sus cade- nas (aunque ese «mas» no sea «mucho mas», 0 sea simbélico antes que material), Por el otro, existen amplios sectores en cl mundo que ni si- guiera tienen cadenas, en otras palabras, que no son lo suficientemente tiles o aptos para ser directamente explotados por el capital y para quie- nes, en consecuencia, una eventual explotacién se asemejaria a una libe- racién, En todas sus variedades, las uniones cosmopolitas apuntan hacia 25, La idea del cosmopolitismmo como universlismo, ciadadanta del mundo, negae simbslico. 278 ESTADO, DEHOERACIA Y GLORALIZACION vida de los trabajadores, pero también puede ser vista por organizacio- nes similares de los paises periféricos como una estrategia hegeménica del Norte, cuyo efecto ttil es crear mas de una forma de proteccionis- mo favorable a los paises ricos. Fl segundo modo de produccién de globalizacién en que se organi- za la resistencia a los localismos globalizados y a los globalismos locali- zados es lo que llamo, recurriendo al derecho internacional, el patrimo- rnio comin de la humanidad. Se trata aqui de las luchas transnacionales por la protecciGn y la desmercantilizacién de recursos, entidades, arte- factos y ambientes considerados esenciales para la supervivencia digna de fa humanidad y cuya sustentabilidad s6lo puede ser garantizada a una escala planetaria. En general, pertenecen al patrimonio comtin de la hu- manidad las luchas ambientales, las luchas por la preservacién de la Amazonia, de la Antirtida, de la biodiversidad o de los fondos marinos ¢ incluso Tas luchas por la preservacién del espacio exterior, de la Luna y de otros planetas, concebidos también como patrimonio comin de la humanidad. Todos estos combates hacen referencia a recursos que por su naturaleza deben ser administrados con una légica diferente a la de los intercambios desiguales, por fideicomisos de la comunidad interna- cional en nombre de las generaciones presentes 0 futuras®. El cosmopolitismo y el patrimonio comin de la humanidad conocie- ron una gran evolucidn en las sitimas décadas. A través de ellos se fue construyendo una globalizacién politica alternativa a la hegeménica, desarrollada a partie de la necesidad de crear una obligacién politica trans. nacional correspondiente a la que hasta ahora vincul6 mutuamente a ciu- dadanos y Estados-nacién. Esta obligacién més amplia es por ahora meramente coyuntural, toda vez que todavia queda por concretarse (0 imaginarse) una instancia politica transnacional correspondiente al Esta- do-nacién, Sin embargo, las organizaciones no gubernamentales dle abo- gacia progresista transnacional, Tas alianzas entre ellas y las organizacis fies y movimientos locales en diferentes partes del mundo, la organizacion de campaiias contra la globalizacion hegeménica (desde Greenpeace has- ta la Campaiia fubileo 2000), todos estos fenémenos son en ocasiones vis- tos como sefiales de una sociedad civil y politica apenas emergente. Pero canto el cosmopolitismo como el patrimonio comiin de la hu- manidad han encontrado fortisimas resistencias por parte de los que ma- nejan la globalizacién econémica (localismos globalizados y globalismos localizados) 0 por aquellos que se aprovechan de ella. El patrimonio co- min de la humanidad en especial ha estado bajo el constante ataque de los paises hegeménicos, sobre todo los Estados Unidos. Los conflictos, las resistencias, las luchas y las uniones en torno al cosmopolitismo y al patrimonio comin de la humanidad demuestran que aquello que llama. 28, Sobre el paimonio comin de Is humanidad, véanse, ente muchos otros, San tos (1998, 245-60) y el exhaustivo estudio de Pureza (1995). 280 ESTADO, OEMOCRACIA Y GLOBALIZACION Esta posicién se ha traducido en la identificaci6n, creacién y pro- mocién de innumerables iniciativas locales en todo el mundo. En con- secuencia, hoy es muy variado el conjunto de propuestas que en gene- ral podsfamos designar con el nombre de localizacién, Entiendo por localizacién el conjunto de iniciativas que buscan crear 0 mantener es pacios de sociabilidad a pequefia escala, espacios comunitarios, funda- dos en relaciones frente a fremte, orientados hacia la aucosustencabilidad y regidos por ldgicas cooperativas y participativas. Las propuestas de lo- calizacién inclayen iniciativas de pequeia agricultura familiar (Berry 1996; Inhoff 1996), pequefio comercio local (Norberg-Hodge 1996), sistemas de intercambios locales basados en monedas locales (Mecker- Lowry 1996) y formas participativas de autogobierno local (Kumar 1996; Morris 1996). Muchas de estas iniciativas o propuestas se fundan cn la idea de que la cultura, la comunidad y la economia estan incorpo- radas y enraizadas en lugares geogrificos concretos que exigen observa~ cin y proteccién constantes. A esto se le llama biorregionalismo (Sale 1996), Las iniciativas y propuestas de localizacién no implican necesaria- mente un ensimismamiento de carécter aislacionista, Implican, eso si, ‘medidas de proteccién contra las inversiones predadoras de la globali- zacién neoliberal. Se trata entonces de un «nuevo proteccionismo»: la ‘maximizacién del comercio local dentro de las economias locales, di- versificadas y autosostenibles, asf como la minimizacién del comercio de larga distancia (Hines y Lang 1996, 490)". El nuevo proteccionismo parte de la idea de que la economia global, lejos de haber eliminado el viejo proteccionismo, es ella misma una tictica proteccionista de las em ppresas multinacionales y de los bancos internacionales contra la eapaci- dad de las comunidades locales de preservar su propia sustentabilidad y ade la naturaleza. El paradigma de la localizacién no implica necesariamente la nega~ cin de resistencias globales o translocales. Sin embargo, coloca el énfa- sis en la promocién de las sociabilidades locales, Esta es la posicién de ‘Norberg-Hodge (1996), para quien es necesario distinguir entre las es- trategias que frenan la expansidn descontrolada de la globalizacién y las estrategias que promueven soluciones reales para las poblaciones reales. Las primeras deben ser levadas a cabo por iniciativas translocales, prin- cipalmente a través de tratados multilaterales que permitan a los Esta- dos nacionales proteger la poblacidn y el medio ambiente de los excesos del comercio libre. Por el contratio, el segundo tipo de estrategias, sin duda las mis importantes, solo puede ser llevado a cabo a través de mil- tiples iniciativas locales y de pequefia escala tan diversas como las cultu- ras, los contextos y el medio ambiente en el cual tienen lugar. No se trax 30, Enel mismo sentido, se ha superde que los movimientos progresses deben wor los instrumentos del nacionaismo econémico para combate alas fuerza del mercado, 282 ESTADO, OEHOCRACIA Y GLOBALIZACION A la luz de a caracterizacién del sistema mundial en transicién que propuse atrés, el cosmopolitismo y el patrimonio comin de la humani- dad constituyen una globalizacién contrahegeménica en la medida en que luchan por la transformacién de intercambios desiguales en inter- cambios de autoridad compartida. Esta transformacién tiene que presen- tarse en todas las constelaciones de précticas, aungue asumira perfiles, distintos en cada una de ellas. En el campo de las practicas interestata- les, la transformacién debe darse simultneamente en los Estados y en el sistema interestatal. En lo que respecta a los Estados, se trata de trans- formar la democracia de baja intensidad, dominante hoy en dia, en una democracia de alta intensidad. En cuanto al sistema interestatal, 1a idea es promover la construccién de mecanismos de control democritico a través de conceptos tales como el de ciudadania posnacional y el de es- fera piblica transnacional. En el campo de las practicas capitalistas globales, la transformacién contrahegeménica deviene gracias a la globalizacién de las luchas que permiten la distribucién democrética de la riqueza, esto es, invocando tuna distribucién fundada en derechos de ciudadania, individuales y co- lectivos, aplicados transnacionalmente. Finalmente, en el campo de las pricticas sociales y culturales trans- nacionales, la transformacién contrahegemonica se explica por la cons- truccién del multiculturalismo emancipatorio, en otras palabras, por la construccién democritica de las reglas de reconocimiento reciproco en- tre identidades y entre culturas distintas. Este reconocimiento puede ex- presarse en miltiples formas de reparto —tales como identidades duales, identidades hibridas, interidentidades y cransidentidades—, pero todas cllas deben orientarse por la siguiente pauta transidentitaria y transcul- tural: tenemos derecho a ser iguales cada vez que la diferencia nos infe- rioriza y a ser diferentes cuando la igualdad nos descaracteriza. LA GLOBALIZACION HEGEMONICA Y FL POSCONSENSO DE WASHINGTON, Distinguir entre globalizacién hegemdnica y globalizacién contrahege- manica implica presuponer la coherencia interna de cada una de ellas, Sin embargo, estamos aqui frente a un presupuesto problemstico, por lo menos en el actual periodo de transicién en el que nos encontramos. Se- fialé anteriormente que la globalizaci6n contrahegeménica, aunque r conocible en dos modos de produccién de globalizacién —el cosmopo- litismo y el patrimonio comin de la humanidad—, se encuentra muy fragmentada internamente en la medida en que asime precominante- 31._ Sobre ls concepros de democraca de ata incensidad y de democracta de bala n+ tensidd, fel capitulo 8 284 ESTADO, DEMOCRACIA Y GLOBALIZACION El capitalismo, entendido como modo de produccién, ha evoluciona- do hist6ricamente en diferentes familias de trayectorias. Boyer distingue cuatro de esas trayectorias, las cuales constituyen las cuatro configuracio- nes principales del capitalismo contemporéneo: el capitalismo mercantil de los Estados Unidos, Inglaterra, Canada, Nueva Zelanda y Australia; el capitalismo mesocorporativo de Japon; él capitalismo socialdemécra- ta de Suecia, Austria, Finlandia, Dinamarca y, en menor medida, Alema- nia; el capitalismo estatal de Francia, Italia y Espafia (Boyer y’ Drache 1996; 1998). Esta tipologia se limita a las economias de los paises cen- trales, quedando asf fuera de ella la mayoria de los capitalismos reales de Asia, de América Latina, de Europa central, del sur y del este de Afri- ca. Con todo esto, su utilidad reside en mostrar la variedad de las for- ‘mas de capitalismos, asf como el modo diferenciado en que cada una de ellas se inscribe en las transformaciones globales. En el capitalismo mercantil el mercado es la institucién central. Sus insuficiencias son suplidas por agencias de regulacién; el interés indivi- dual y la competencia dominan todas las esferas de la sociedad; las re laciones sociales, de mercado y laborales son reguladas por el derecho rivado; los mercados laborales son extremadamente flexibles; la inno- vaci6n tecnolégica cuenta con una prioridad, promovida por diferentes tipos de incentivos y protegida por el derecho de patentes y de propie- dad intelectual; finalmente, son toleradas grandes desigualdades socia {es, asi como la subinversidn en bienes pablicos 0 de consumo colectivo (transportes puiblicos, educacidn, salud, etc.) El capitalismo mesocorporativo japonés es aquel liderado por la gran empresa. En su seno se obtienen los principales ajustes econdmicos a través de los bancos que detenta y de la red de empresas afiliadas que controla; la regulacién pablica actia en estrecha coordinacién con las, sgrandes empresas; se presenta una dualidad entre los trabajadores «re gulares» y los trabajadores sirregulares», siendo la linea divisoria el cri- terio de pertenencia a la carrera estructurada en el mercado interno de la gran empresas los niveles de educacién generalista son igualmente al- tos y la formaci6n profesional es asegurada por las empresas; por tilti- mo, se acepta la estabilidad de las desigualdades. El capitalismo socialdemécrata se funda en la concertacién social centre los participes sociales, las organizaciones representativas de los patrones y trabajadores y el Estado. Se observan, entre otros, los siguien- tes aspectos: compromisos mutuamente ventajosos que garantizan la compatibilidad entre utilidades de competitividad, innovacion y produc tividad por un lado, y beneficios salariales y mejora del nivel de vida por cl otro; primacia de la justicia social; alta inversién en educacién; orga- nizacién del mercado laboral de tal forma que se minimice la flexibili- dad y se promueva la cualificacién como respuesta al aumento de la com petitividad y a la innovacién tecnolégica; una elevada proteccién social contra los riesgos, y la minimizacién de las desigualdades sociales. 286 ESTADO, DEHOCRACIA Y GLOBALIZACION tensifica, pero esta ver en el sentido de incentivar la inversién, las inno- vaciones y las exportaciones; el sector empresarial del Estado, cuando no ha sido totalmente eliminado, es fuertemente reducido: la pauperiza- cidn de los grupos sociales vulnerables y la agudizacién de las desigual- dades sociales son consideradas como efectos inevitables de la prosperi- dad de la economia, al paso que pueden ser disminuidas por medidas compensatorias, siempre y cuando éstas no perturben el funcionamien- to de los mecanismos del mercado. Este es, pues, el perfil de la globalizacién hegeménica, sobre todo en sus aspectos econémico y politico, Su identficacién guarda relacién con los diferentes grados de andlisis. A una gran escala (el andlisis que cubre luna pequefia drea con gran detalle), tal hegemonta es dificilmente de- tectable en la medida en que a este nivel sobresalen principalmente las particularidades nacionales y locales, asi como las especifidades de las respuestas, resistencias y adaptaciones a las presiones externas, Por el con- trario, a una pequefia escala (el analisis que cubre grandes Areas pero con poco detalle) s6lo son visibles las grandes tendencias globalizantes, a tal punto que la diferenciacién nacional o regional de su impacto y las resis- fencias que se le impuran son ignoradas. Es precisamente cn exte nivel de anilisis donde se sittian los autores para quienes la globalizacién es un fe- ‘némeno sin precedentes, tanto en su estructura como en su intensidad. Para estos tltimos es también impropio hablar de globalizacién hegemé- nica, pues, como dije atris, dado que hay una sola globalizacién inevita- ble no tiene sentido hablar de hegemonfa ni mucho menos de contrahe- gemonia. Es, entonces, a nivel de la mediana escala donde resulta posible identificar fenémenos globales hegeménicos que, por un lado, se articu- Jan de miileiples maneras con condiciones locales, nacionales y region- les, y que, por otro, se encuentran confrontados a resistencias locales, na- cionales y globales que podrfamos caracterizar como contrahegeménicas La cleccién de los niveles de escala se muestra asf crucial y puede ser determinada tanto por razones analiticas como por razones de estrate- gia politica o también por tna combinacién de éstas. Por ejemplo, para vislumbrar los conflictos entre los grandes motores del capitalismo glo- bal se ha considerado adecuado tomar una escala de anilisis que distin- ‘gue tres grandes bloques regionales relacionados entre sf por méltiples, interdependencias y rivalidades: el bloque americano, el europeo y el ja- ponés (Stallings y Streeck 19955 Castells 1996, 108). Cada uno de estos bloques posee un centro (los Estados Unidos, la Unién Europea y Japon, respectivamente), una periferia y una semiperiferia, En esta escala, los dos tipos de capitalismo a los que aludimos anteriormente, el socialde- maerata y el estatal, aparecen fundidos en uno solo, De hecho, la Unién Europea tiene hoy una politica econémica interna e internacional, y es ‘bajo su nombre como los diferentes capitalismos europeos libran sus ba- tallas contra cl capitalismo nortcamerieano en los foros internacionales, principalmente en la Organizacién Mundial del Comercio. 288 ESTADO, DEMOCRACIA ¥ GLOBALIZACION cados de trabajo, Paralelamente, existe un sistema de asistencia social amplia para quicnes no estin cubiertos por los regimenes contributivos. La desmercantilizacién de la proteccién social tiene como contrapartida la puesta en marcha de mecanismos efectivos de control social. Finalmente, el Estado-providencia socialdemocrata, propio de los paises escandinavos, se caracteriza por el acceso casi universal a los be- neficios, de tal forma que se incluyen las necesidades y los gastos de la clase media. El acceso a los derechos no tiene otra condicién que la de ser ciudadano o residente, raz6n por la cual el grado de desmercanti zacién es muy elevado. Los beneficios corresponden a montos fijos, bas- tante generosos y financiados por impuestos, aunque existan esquemas complementarios de seguridad social. Maurizio Ferrera ha propuesto un cuarto tipo de Estado-providen- cia, aplicable al sur de Europa (Italia, Espaiia, Portugal y Grecia) (1996). Se trata de un sistema corporativo de proteccién social altamente frag- ‘mentado en términos ocupacionales, generando asf muchas injusticias Aisparidades: polarizaciOn entre esquemas generosos de proteccion ¥ grandes vacios de proteccién; sistema universal de més baja calidad en el drea de la salud; bajos niveles de gastos piblicos sociales; persisten- cia de clientelismos y confusiones altamente promiscuas entre actores ¢ instituciones piiblicas por una parte, ¢ instituciones privadas por la otra, La caracterizaci6n de lo que he llamado el cuasi-Estado-providencia portugués ha sido esbozada en otro lugar (Santos 1993; Santos y Ferrei- 2 2001b). Lo que me parece importante seftalar aqui es la congruencia general entre la tipologia de Esping-Andersen y la tipologia de capita mos de Boyer. Al capitalismo mercantil le corcesponde un Estado-provi- dencia débil, el Estado-providencia liberal, a la vez que a los capitalismos ‘europeos, tanto el socialdemécrata como el estatal, les corresponden Es- tados-providencia fuertes aunque diferenciados. Y del mismo modo que en los tiltimos veinte afios el capitalismo mercantil busc6 globalizarse im- poniéndose frente a los demés, en el campo de la proteccién social asis- timos a la progresiva globalizacién del Estado-providencia liberal y a la consecuente localizacion defensiva de los otros tipos de Estado-pro dencia. La globalizacién del modelo de providencia estatal liberal impli- £6 su adopcién por paises que se sometieron a la nueva ortodoxia neo liberal, como fue el caso «pionero» del Chile de Pinochet, y también por Jas agencias financieras multilaterales (Banco Mundial, FMI, etc.). En 1994, el Banco Mundial publicé su célebre informe sobre sla crisis del envejecimiento> en ef que se propugnaban reformas radicales en los six- temas de seguridad social, tendentes a la remercantilizacion de la protec- cin social y a la privatizacién de los sistemas pensionales de jubilacién, sustituyendo los regimenes de reparto por los de capitalizacién indivi dual. Al conjunto de las propuestas se le conocid bajo el nombre de mo- delo neoliberal de seguridad social y en los afios siguientes fue activa- 290 ESTADO, DEMOERACIA Y GLOBALIZACION. levada a cabo por las miltiples iniciativas cosmopolitas mencionadas anteriormente, Pero es sin duda en el campo de la proteccién social y so- bre todo en el de la seguridad social donde Jas fracturas son hoy en dia ds visibles. En 1998 el reconocido economista norteamericano y vicepresiden- te del Banco Mundial Joseph Stiglitz lanz6 el primer ataque contra el Consenso de Washington y propuso un Posconsenso de Washington (Sti- slitz 1998). A finales de 1999 fue atin mas alld en su critica, afirmando que el modelo de seguridad social del Banco Mundial (el modelo neoli beral), ademés de haber causado mucho sufrimiento humano y de haber contribuido al empeoramiento de las desigualdades sociales a nivel mun- dial y dentro de cada pais, es un modelo cientéficamente errado, pues las supuestas verdades en las que se funda no dejan de ser micos (Stiglita y Orszag 1999). El mismo Stiglitz se encargé de demostrar esto Gltimo desmontando tno ano los diez mitos en los que, en su opinién, se basa el modelo del Banco Mundial. Antes de pasar a desmontar los diez mitos construidos en torno al modclo del Banco Mundial, tal como fue definido en cl informe de 1994 sobre pensiones de jubilacién, Stiglitz y su colaborador comienzan por sefialar cuatro puntos previos que son cruciales en la medida en que Je dan forma a la desmitificacié 1, Debe hacerse una distincisn entre los elementos que son inheren- tes alos sistemas y esquemas de pensiones (modelos tedricos) y aquellos ‘elementos que surgen con su implementacidn. Esta distincién debe per- tmitir observar si el sistema o esquema de pensiones slo tequiere correc- ciones o si por el contrario tiene que ser sustituido por otro, asi como si ¢ otro furcionaré mejor en las mismas circunstancias. La implementa- cidn de cualquier modelo debe tener en consideracién las circunstancias historicas concretas, siendo éstas diferentes para cada pais. 2. Las leyes de jubilacién deben tener en cuenta los sistemas y ex quemas existentes. En otras palabras, no se debe confundit el paso de un sistema @ otro con la introduccién de un sistema o esquema donde no existia nada antes, ya que en el primer caso hay costos de transicién que tienen que ser considerados. 3. En el analisis intergeneracional de los efectos de las medidas no hay que enfocar exclusivamente el largo plazo, pues se corre el riesgo de imponer pesados costos a las generaciones actuales en nombre de las ke- neraciones futuras. 4. Es necesario tener siempre presente que el objetivo iiltimo de low sistemas de pensiones es el bienestar. El ahorro y el crecimiento no son un fin sino un medio para aumentar el bienestar de los miembros de sociedad, sto puede levar a una elecion de sistemas 0 esquemas me tus rentables per vom menos riesgos Los diez mitos considerados y desmitificados por los autores son ile naruraleza macroecondmica y microecondmica y estén relacionados cnt 292 ESTADO, DEMOERACIA Y GLOBALIZACION slobalizacién hegemsnica y paralelamente incitan a formular nuevas sin- tesis entre estas divergencias y con ellas mismas para la reconstitucién de la hegemonia. Es asi como debe ser entendida la «tercera via» teori zada por Giddens (1999). LOS GRADOS DE INTENSIDAD DE LA GLOBALIZACION, La tiltima precisién que este capitulo aportara al concepto de globaliza- in se refiere a sus grados de intensidad. Entendemos la globalizacién como el conjunto de relaciones sociales que se traducen en la intensifi- caciGn de las interacciones transnacionales, sean éstas practicas interes- tatales, précticas capitalistas globales o practicas sociales y culturales transnacionales. La desigualdad del poder al interior de esas relaciones (os intercambios desiguales) se afirma por la manera como las entida- des o fenémenos dominantes se desvinculan de sus Ambitos o espacios y ritmos locales de origen, ¢ igualmente por el modo como las entidades © fenémenos dominados, después de ser desintegrados y desestructura- dos, resultan revinculados a sus Ambitos, espacios y ritmos locales de origen. En este proceso doble las entidades 0 fenémenos dominantes (globalizados), asi como los dominados (localizados), sufren transforma- iones internas. Inclusive la hamburguesa norteamericana tuvo que st- frir pequefias alteraciones para desvincularse de su ambito de origen (el ‘Midwest norteamericano) y conquistar el mundo. Lo mismo sucedié con las leyes de propiedad intelectual, la mésica popular y el cine de Holly- wood. Pero mientras que las transformaciones de los fendmenos domi- nantes son expansivas y buscan ampliar Ambitos, espacios y ritmos, las transformaciones de los fendmenos dominados son retrictiles, desinte- gradoras y desestructurantes, Sus émbitos y ritmos, que eran locales por razones endégenas y que raramente se autorrepresentaban como locales, resultan relocalizados por razones exdgenas y pasan en consecuencia a autorrepresentarse como locales. La desterritorializacién, desvineula- Gi6n local y transformacién expansiva por un lado, y la reterritorializa- Gin, revinculacién local y transformacién desintegradora y retréctil por el otro, aparecen asi como las dos caras de una misma moneda: fa slobalizacién, Estos procesos se manifiestan de maneras muy distintas. Cuando se habla de globalizacién, normalmente se tienen presentes procesos extre= madamente intensos y répidos de desterritorializacién y de reterritoria- lizacién, y consecuentemente se incluyen transformaciones expansivas y retrictiles extremadamente dramiticas. En estos casos, es relativamente facil interpretar estos procesos como un conjunto limitado de causa bien definidas. La verdad, sin embargo, es que los procesos de glohali zaci6n no siempre ocurren de esta forma. En ocasiones son mas lentos, mas difusos, mas ambiguos y sus causas se muestran més indefinidas. Cla- 294 ESTADO, DEMOCRACIA ¥ GLOBALIZACION mercado en la gestién de la vida social, de la cual resultaron las privati- zaciones y la desregulacién de la economia, la desmoralizacion de los servidores piblicos, la crisis de los valores republicanos, un nuevo prota- gonismo del derecho privado, asf como Ia emergencia de actores sociales poderosos hacia quienes se transfirieron prerrogativas de regulacidn s0- cial anteriormente en manos del Estado, Todo esto cre6 una nueva pro- miscuidad entre el poder econdmico y el poder politico, que permitié a las élites circular facilmente, y a veces de un lado para otro siguiendo un movimiento pendular. Esta promiscuidad, combinada con el debilita- miento de la idea de bien pilblico o bien comtin, acabé por traducirse en tuna nueva patrimonializacién © privatizacion del Estado, que recurrié muchas veces a la ilegalidad para concretar este hecho. La criminalidad de cuello blanco y en general la corrupcién fueron los actos que més no- toriedad dieron 2 los tribunals. En segundo lugar, la creciente conversién de la globalizacién capita- lista en algo irreversible ¢ inevitable, combinada con las seftales de crisis de los regimenes comunistas, condujo a la relativizacién de las grandes divergencias politicas. Estas divergencias, que antes permitian la resolu Gu politica de los vontlictos politicos, dejaron de hacerlo, de manera que los conflictos se vieron reducidos, fragmentados y personalizados hasta el punto de transformarse en conflictos judiciales. A este proceso politico de despolitizacién lo llamaremos judicializacién de la politica. En tercer lugar, esta judicializacion de la politica, que en un principio se mostré como una crisis de la democracia, se aliment6 a su vez de ella, La legitimidad democrética que antes reposaba casi exclusivamente en los érganos politicos elegidos, el parlamento y el ejecutivo, se fue trans- firiendo de algiin modo a los tribunales. Este fenémeno, ademas de presentarse en los paises antes menciona- dos, ha venido dandose en la iltima década en muchos otros paises de Europa del Este, de América Latina y de Asia, La misma relacién entre ccausas proximas (endOgenas y especificas) y causas remotas (comunes, transnacionales) puede ser identificada, aunque con algunas modifica- ciones. Por esta raz6n, considero que estamos frente a un fendmeno de ‘globalizacién de baja intensidad. Un caso muy diferente es el que, en la misma drea de la justicia y del derecho, ha sido protagonizado por los paises centrales a través de sus agencias de cooperacion y de asistencia internacional, asf como por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y ef Banco Interame- ricano de Desarrollo. Estas entidades se han propuesto promover en los paises periféricos y semiperiféricos profundas reformas juridicas y judi- ciales que hagan posible la creacién de una institucionalidad juridica y judicial eficiente adaptada al nuevo modelo de desarrollo, fundado en la 34. Fstefendmeno ha sido analizado detalladamente en Santos (20013). 296 ESTADO, DEMOCRACIA Y GLOBALIZACION idn entre ellas altera la l6gica interna de unas y otras. Fl sistema mun- dial en transicién es bastante complejo porque esta constituido por tres grandes constelaciones de précticas —précticas interestatales, capitalis- tas globales, y sociales y culturales transnacionales— profundamente en- trelazadas de acuerdo con dindmicas indeterminadas. Estamos, pues, frente a un periodo de gran apertura ¢ indefinicién, un periodo de bi- furcacién cuyas transformaciones futuras son inescrutables. La naturale- za misma del sistema mundial en transicin resulta problemstica, al pun- to que el orden posible es tanto cl orden como el desorden. Incluso si admitimos que un nuevo sistema reemplazard al actual periodo de tran- sicién, no es posible establecer una relacién determinada entre el orden que 10 sostendra y el cadtico orden del periodo actual, o el orden no caético que vino antes y que sostuvo durante cinco siglos el sistema ‘mundial moderno. En estas circunstancias, no es sorprendente que el pe- iodo en que vivimos sea objeto de las mis variadas y contradictorias lecturas. Son dos las principales lecturas alternativas acerca de los cambios ac- tuales del sistema mundial en transicién, las cuales sefialan al mismo tiempo dos caminos distintos: la lectura paradigmatica y la lectura sub- paradigmatica. La lectura paradigmética sostiene que el final de los afios sesenta y el principio de los setenta marcaron el periodo de teansicién paradigms- tica en el sistema mundial, un periodo de criss final de! cual surgird un nuevo paradigma social. Una de las lecturas paradigmaticas mas sugesti- vas es la propuesta por Wallerstein y sus colaboradores*, Para Wal- lerstein, el sistema mundial moderno entr6 en un periodo de crisis sisté- mica, iniciado en 1967, y se extenderi hasta mediados del siglo xx. Desde su perspectiva, el periodo entre 1967 y 1973 es crucial, pues mar- ca una triple conjuncién de puntos de ruptura en el sistema mundial: 42) el punto de ruptura en una onda larga de Kondratieff (1945-1995? ) ef punto de ruptura de la hegemonta de los Estados Unidos sobre el sistema mundial (1873-20252); ¢) el punto de ruptura en el sistema mundial moderno (1450-21002), Wallerstein explica que las pruebas que apoyan esta ruptura son més sélidas en a) que en b), € igualmente mas fuertes en 6) que en ¢), lo cual se explica una vez que el supuesto punto final de los ciclos se halla su- cesivamente mas alejado en el futuro. Segin é!, la expansién econémica mundial esta conduciendo a la mercantilizacién extrema de la vida social y a su extrema polarizacién (no slo cuantitativa sino también social), y en consecuencia esta alcanzando su limite maximo de ajuste y de adap- tacién, lo cual agotard en breve «su capacidad de mantenimiento de los ciclos ritmicos que constituyen su pulsacién cardiacar (1991b, 134). Fl colapso de los mecanismos de ajuste estructural abre un vasto terrenn 36, Wallerstein 1991b; Hopkin eta. 1996; Arrighiy Silver 1999, 298 ESTADO, DEHOCAACIA Y GLOBALIZACION. La lectura subparadigmdtica considera el periodo actual como un importante proceso de ajuste estructural, en el cual el capitalistno no pa- rece dar muestras de carencia de recursos o de imaginacién. El ajuste es significativo porque supone la teansicién de un régimen de acumulacién hacia otro distinto, o de un modo de regulacién (sfordismo») hacia otro (vodavia por bautizar, «postordisinv»), como his sido arguinentade por las teorfas de la regulacién’”. De acuerdo con algunos autores, el perio do actual de transicién pone al descubierto los limites de las teorias de {a regulacién y los conceptos que convirtieron en lenguaje comtin, como el concepto de «regimenes de acumulacién» y de «modos de reguiacién» (McMichael y Myhre 1990; Boyer y Drache 1996, 1998). Las teorias de la regulacién, al menos aquellas que tuvieron més difusién, considera- ban el Estado-nacién como la unidad de anslisis econémico, fo que te- nia probablemente sentido en el periodo historico del desarrollo capita- lista de los paises centrales en el cual estas teorias fueron elaboradas. Hoy en dia la regulacién nacional de la economia se encuentra en rui- nas, y de esas ruinas esta surgiendo una regulacién transnacional, una srclacién salarial global-, fundada paradgjicamente en la fragmentacion reciente de los mercados laborales, que transforma drésticamente el pa- pel regulatorio del Estado-nacién, forzando el retiro de la proteccién es- tatal de los mercados monetarios, laborales y mercantiles nacionales, y suscitando una profunda reorganizacién estatal. En realidad, se puede estar forjando una nueva forma politica: el «Estado transnacional>.. Como era de esperar, todo esto es discutible y est siendo cuestio- nado, Como vimos anteriormente, la real dimensién del debilitamiento de las fanciones regulatorias del Estado-nacién es hoy uno de los debates fundamentales de la sociologfa y de la economia politica. Es incuestiona- ble el hecho de que tales funciones cambiaran (0 estén cambiando) dra- miiticamente, y que esto se haga de tal forma que el dualismo tradicional entre regulacidn nacional y regulacién internacional sea puesto en duda. Dentro de la lectura subparadigmatica del actual periodo de desa- rrollo hay sin embargo algiin consenso en torno a los siguientes puntos. Dada la naturaleza antagénica de las relaciones sociales capitalistas, la reproduccién rutinaria y la expansién sostenida de la acumulacién de capital aparecen como inherentemente problemsticas. Pars que se pro- dduzca esta acumulacién de capital, se presupone: a) una correspondencia dindmica entre un determinado modelo de produccién y el correspon- diente modelo de consumo (un régimen de acumulacién); b) un conjun- to institucional de normas, instituciones, organizaciones y pactos socia- les que asegure la reproduccidn de todo un campo de relaciones sociales sobre el cual el régimen de acumulacién esta basado (un modo de re} lacidn). Asi, podrin presentarse crisis del régimen de acumulacién y eri- 37. Aglieta 1979; Boyer 1986; 1990. CE. igualmente Jessop 199Da; 1940; Kots 1990; Mahnkopf 1988; Noel 1987; Vroey 1984 300 ESTADO, DEMOCRACIA ¥ GLOBALIZACION Estas dos lecturas son de hecho los dos argumentos fundamentales referidos a la accién politica en las condiciones tormentosas de nuestros dias. Los argumentos paradigmaticos hacen un llamado a los actores co- lectivos que privilegian la accién transformadora, mientras que los argu- ‘mentos subparadigmiticos apelan a los actores colectivos que privilegian la accién adaptadora. En todo caso, se trata de dos tipos-ideas de acto- res colectivos. Algunos actores sociales (grupos, clases, organizaciones) se adhieren tinicamente a uno de los dos argumentos, pero muchos de ellos se identifican con los dos dependiendo del tiempo o del tema, sin garantizar fidelidades exclusivas o irreversibles frente a uno u otro. Cier- tos actores pueden experimentar la globalizacién de la economia en el modo subparadigmatico y la globalizacién de la cultura en el modo pa- radigmético, al paso que otros pueden proceder de manera inversa. Adi- cionalmente, habra quienes conciban como econdmicos los mismos pro- cesos de globalizaciGn que otros consideran culturales o politicos. Los actores que privilegian la lectura paradigmatica tienden a ser ‘més apocalipticos en la evaluacién de los miedos, riesgos, peligros y co- lapsos de nuestro tiempo, y a ser més ambiciosos en lo que tiene que ver con el campo de posibilidades y elecciones hist6ricas que esta siendo re- velado. Ast, el proceso de globalizacién puede ser visto ya sea como al- tamente destructivo de los equilibrios y de las identidades insustituibles, ya sea como la inauguracién de una nueva era de solidaridad global o in ‘luso césmica. ‘A su ver, para los actores que privilegian la lectura subparadigmati- «a, las actuales transformaciones globales de la economia, la politica y la cultura, a pesar de su indiscutible importancia, no estan forjando ni un nuevo mundo ut6pico ni tampoco una catastrofe. Ellas expresan apenas la turbulencia transitoria y el caos parcial que acompafian normalmente a cualquier cambio en los sistemas establecidos. La coexistencia de interpretaciones paradigméticas y de interpreta- ciones subparadigmaticas es probablemente la caracteristica més distin- tiva de nuestros dias. 2No seri ésta la caracteristica de todos los perio- dos de transicién paradigmética? La turbulencia para unos inevitable € incontrolable es vista por otros como un pronéstico de rupturas radica- les. ¥ entre estos tiltimos hay quienes ven peligros incontrolables «don- de otros ven oportunidades de emancipaciones insospechables. Mis anilisis del tiempo presente, mi preferencia por las acciones transforma- doras y en general mi sensibilidad —y ésa es la palabra exacta— me in- ducen a pensar que las lecturas paradigmaticas interpretan mejor que las lecturas subparadigmaticas nuestra condicién al comienzo del nuevo milenio”, 39. Lajstificacion de esta posicién es presentada en otro lugar (Santos 19982). 302 ESTADO, DEMOCRACIA Y GLOBALIZACION — y Drache, D, (eds) (1996), States Against Markets: The Limits of Globaliza tion. 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