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marianas en Andalucía
1. Este proyecto del que son autores: Salvador Rodríguez Becerra, Salvador Hernández Gonzá-
lez, Juan Antonio Conde Zambrana y María del Carmen Medina San Román, ha sido realizado
en el ámbito del Grupo de Investigación y Estudios de la Religiosidad en Andalucía (Giesra) de
la Universidad de Sevilla (SEJ-432). Ha sido financiado en sus inicios por la Fundación Machado
y posteriormente por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de
la Junta de Andalucía en dos fases (2003-2005 y 2006-2008). Resultados provisionales fueron
presentados en las XIV Jornadas Andaluzas de Etnología, celebradas en Carmona los días 8-10
de noviembre de 2004 y en la XV Jornadas Andaluzas de Etnología, celebradas en Sevilla los días
18-19 de octubre de 2006. Esta prevista su publicación en internet: http: /grupo.us.es/giesra/
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muy extendida, el hecho es que se repiten una y otra vez plasmándose por es-
crito en cuantas publicaciones se refieren a la imagen. Estas leyendas dan razón
de la existencia de las imágenes y los santuarios en donde se albergan. Hasta
ahora no se había acometido una recopilación de este tipo de documentos para
toda Andalucía.
Leyenda es una narración oral o escrita que generalmente quiere hacerse pasar
por verdadera o está ligada a un elemento de la realidad. Se transmite habi-
tualmente de generación en generación, casi siempre de forma oral –aunque se
puede poner por escrito-, lo que le da fijeza, y evita sólo en parte los añadidos
o modificaciones. Etimológicamente, refiere a una narración puesta por escrito
para ser leída en voz alta y en público, bien dentro de los monasterios, durante
las comidas en el refectorio, o dentro de las iglesias, para edificación de los fieles
en las fiestas de los titulares. En las leyendas la precisión histórica pasa a un se-
gundo plano en beneficio de la intención moral o espiritual. Posteriormente, la
palabra se desacraliza, pasando a designar una historia con valor poético que, a
pesar de hacer referencia a personajes o lugares reales, no se atiene a los hechos
históricos. Durante el Romanticismo, la leyenda se vuelve sinónima de lo cono-
cido en el siglo XIX como tradición popular.
La leyenda, a diferencia del cuento, se desarrolla habitualmente en un lugar
y un tiempo precisos y reales; comparte con el mito la tarea de dar fundamento
y explicación a una determinada cultura, y presenta a menudo criaturas cuya
existencia no ha sido probada; está generalmente relacionada con una persona,
una comunidad, un momento, un lugar o un acontecimiento cuyo origen pre-
tende explicar (leyendas etiológicas). Las leyendas contienen casi siempre un
núcleo básicamente histórico, ampliado en mayor o menor grado con episodios
imaginativos. La aparición de los mismos puede depender de motivaciones invo-
luntarias, o bien de la acción consciente de personas que, por razones interesa-
das o puramente estéticas, desarrollan el embrión original.
Mito es un relato tradicional que refiere acontecimientos prodigiosos, pro-
tagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, se-
midioses, héroes o monstruos. El término griego mythos significa aproximada-
mente ‘discurso’, por oposición a actos. Los mitos forman parte del sistema de
creencias de una cultura o de una comunidad, la cual los considera historias
verdaderas. Su carácter fantástico ha hecho que se considere a los mitos como
mentiras y por ello se utilizan ambos términos como sinónimos. Sin embargo,
los mitos sólo son entendibles en su contexto. Para una persona ajena a éste,
los mitos de cierto grupo resultarán inentendibles o absurdos. Todos los gru-
pos humanos tienen mitos y ellos se refieren a distintas dimensiones de la vida
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2. Hecho que no se compadece con la realidad, puesto que las imágenes conservadas son de peque-
ño formato y por tanto fácilmente transportables.
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de Simón Díaz3 y Aguilar Piñal4, dedicados a los siglos XVII y XVIII, respec-
tivamente, y la monumental obra de Palau y Dulcet5. También ha resultado de
utilidad el repertorio de Herrero Salgado6 sobre la oratoria sagrada española,
dado que algunos de los relatos de apariciones marianas se recogían en piezas
retóricas como sermones, oraciones panegíricas, etc., pronunciadas con motivo
de la celebración de la advocación en cuestión.
Las referencias facilitadas por estas obras enciclopédicas se han completado
y ampliado con otras procedentes de repertorios limitados al estudio de deter-
minadas topo –bibliografías, es decir, a la producción bibliográfica de deter-
minados marcos geográficos. Buena parte de estas bibliografías regionales y
locales se recogen en la útil recopilación de Delgado Casado, en la que aparecen
identificadas y clasificadas por regiones7. Para nuestro caso, hemos contado con
el clásico vademécum de Tomás Muñoz8 y el más reciente de Simón Díaz9, am-
bos referidos al ámbito nacional, y los repertorios de Cambiaso y Verdes para
Cádiz10, Ramírez de Arellano y Valdenebro y Cisneros para la provincia de Cór-
doba11, López-Huertas Pérez para Granada12, Caballero Venzalá y Sánchez Co-
3. SIMON DIAZ, J.: Impresos del siglo XVII: bibliografía selectiva por materias de 3500 ediciones prín-
cipes en lengua castellana. Instituto Miguel de Cervantes, Madrid, 1972; Id.: Bibliografía de la litera-
tura española. C.S.I.C., Madrid, 1950 en adelante.
4. AGUILAR PIÑAL, F.: Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII. (10 vols.). C.S.I.C., Madrid,
1981-2002.
5. PALAU Y DULCET, A.: Manual del librero hispanoamericano: bibliografía general española e hispa-
noamericana desde la invención de la imprenta hasta nuestros tiempos... Librería Anticuaria de A. Palau,
Barcelona, 1948 en adelante.
6. HERRERO SALGADO, F.: Aportación bibliográfica a la oratoria sagrada española. C.S.I.C.,
Madrid, 1971.
7. DELGADO CASADO, J.: Las bibliografías regionales y locales españolas. (Evolución histórica y
situación actual). Ollero y Ramos, Madrid, 2003.
8. MUÑOZ ROMERO, T.: Diccionario bibliográfico-histórico de los antiguos reinos, provincias, ciu-
dades, villas, iglesias y santuarios de España. Madrid, 1858. (Edición facsímil, Atlas, Madrid, 1973).
9. SIMON DIAZ, J.: Bibliografía regional y local de España. I. – Impresos localizados (siglos XV-XVII).
C.S.I.C., Madrid, 1976.
10. CAMBIASO Y VERDES, N. M. DE: Memorias para la biografía y para la bibliografía de la isla
de Cádiz. Madrid, 1829. (2 vols.).
11. RAMIREZ DE ARELLANO, R.: Ensayo de un catálogo biográfico de escritores de la provincia y
diócesis de Córdoba con descripción de sus obras. Madrid, 1921-1922; VALDENEBRO Y CISNEROS,
J. M. DE: La imprenta en Córdoba: ensayo bibliográfico. Madrid, 1900.
12. LOPEZ-HUERTAS PEREZ, M. J.: Bibliografía de impresos granadinos de los siglos XVII y XVIII.
Universidad de Granada, 1997. (3 vols.).
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bos para Jaén13, Llordén para Málaga14, y los de Escudero y Perosso, Montoto,
Aguilar Piñal y Domínguez Guzmán para Sevilla15.
Para la localización en bibliotecas concretas de los títulos objeto de análisis
hemos utilizado no sólo los instrumentos bibliográficos citados, que en algunos
casos indican el centro bibliotecario y signatura de las obras objeto de estudio,
sino también la consulta en línea de catálogos muy especializados, tales el Catá-
logo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español, la Biblioteca Digital Hispánica
o la Biblioteca Virtual de Andalucía, que en el caso de los dos últimos brindan ade-
más la posibilidad de acceder a obras a texto completo. Con carácter más pun-
tual, por referirse a bibliotecas concretas, se han vaciado catálogos bibliotecarios
específicos, como el de Iglesias Tais y Flores Muñoz sobre la Biblioteca Pública
de Córdoba16, el de Klaus Wagner sobre el fondo antiguo de las facultades de
Filología y Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla17 o el editado por
la Biblioteca Universitaria de Granada en conmemoración del quinientos ani-
versario de la llegada de la imprenta a esta ciudad18.
13. CABALLERO VENZALA, M.: Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino. Instituto de Estu-
dios Giennenses, Jaén, 1979-1996. (4 vols.); SANCHEZ COBOS, M. D.: La imprenta en Jaén (1550-
1831). Universidad de Jaén, 2005.
14. LLORDEN, A.: La imprenta en Málaga: ensayo de una topobibliografía malagueña. Caja de Aho-
rros Provincial de Málaga, 1977. (2 vols.).
15. ESCUDERO Y PEROSSO, Francisco: Tipografía hispalense. Anales bibliográficos de la ciudad de
Sevilla. Madrid, 1894. (Edición facsímil, Ayuntamiento de Sevilla, 1999); MONTOTO, S.: Impresos
sevillanos. Instituto Miguel de Cervantes, Madrid, 1948; AGUILAR PIÑAL, F.: Impresos sevillanos
del siglo XVIII: adiciones a la tipografía hispalense. Instituto Miguel de Cervantes, Madrid, 1974;
DOMINGUEZ GUZMAN, A.: La imprenta en Sevilla en el siglo XVII. (Catálogo y análisis de su
producción, 1601-1650). Universidad de Sevilla, 1992.
16. IGLESIAS TAIS, M.-FLORES MUÑOZ, A.: Catálogo de incunables e impresos del siglo XVI de
la Biblioteca Pública de Córdoba. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Córdoba, 1986.
17. WAGNER, Klaus: Catálogo abreviado de los libros impresos de los siglos XV, XVI y XVII de la
biblioteca de las facultades de filología y geografía e historia de la Universidad de Sevilla. Universidad
de Sevilla, 1987.
18. Apud inclytam Garnatam. 500 años de imprenta en Granada, 1496-1996. Biblioteca Universitaria
de Granada, 1996.
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tadas por títulos como la España Triunfante (1682) del carmelita fray Antonio de
Santa María, y el Compendio histórico (…) de las milagrosas y devotas imágenes de
(…) María Santísima, que se veneran en los más célebres santuarios de España (1740)
del jesuita Juan de Villafañe.
Como ejemplo de las grandes recopilaciones decimonónicas tenemos la Vida
de la Virgen María con la historia de su culto en España, de Vicente de la Fuente,
la Nueva historia de la Santísima Virgen María Madre de Dios y Señora Nuestra
de Moreno Cebada, el Año de María de Pallés y Llordés, las Advocaciones de la
Virgen y sus imágenes más veneradas de Castellanos y Velasco, y la enciclopédica
España Mariana, cuyo planteamiento se recoge y actualiza ya en el siglo XX en
El Libro de la Virgen coordinado por Celada García. Parecido enfoque enciclo-
pédico adopta también la Historia de la Santísima Virgen María, de Gil Ribas y
su continuación y adaptación por Pérez San Julián. Planteamiento mucho más
sintético a modo de apresurado vademécum ofrece El culto mariano en España de
Sánchez Pérez.
– Bibliografías locales. La mayoría de las versiones de apariciones que hemos
reunido tienen una importante representación en la producción bibliográfica
generada por la historia local. De ahí que para la localización de estas obras
hayamos completado la búsqueda en los catálogos y repertorios ya citados y el
de López Castro y Jiménez Pelayo de ámbito regional19, con la consulta de tra-
bajos especializados sobre el campo de la historiografía local, como los de Ruiz
Lagos sobre la provincia de Cádiz20, Casas Sánchez sobre Córdoba y su provin-
cia21, Góngora sobre Jerez de la Frontera22 y Castillejo Benavente sobre Sevilla
y su provincia23. En la misma línea hay que incluir aportaciones puntuales de
regestas bibliográficas en relación con el tema que nos ocupa, como el trabajo
de Flores Muñoz sobre las advocaciones marianas de gloria en la bibliografía
cordobesa24, el de Gómez Martínez sobre la bibliografía de la Virgen de la Ca-
19. LOPEZ CASTRO, M. DEL M.-JIMENEZ PELAYO, J.: Fuentes de información sobre Andalucía:
guía de obras de referencia y consulta. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Granada, 2001.
20. RUIZ LAGOS, M.: «Aportación para una bibliografía histórico-descriptiva de la provincia de
Cádiz», Cuadernos Bibliográficos, XXVIII (1972), págs. 195-201.
21. CASAS SANCHEZ, J. L.: Estudio de la historiografía sobre Córdoba y su provincia (1700-1936).
Caja Provincial de Ahorros de Córdoba, 1992.
22. GONGORA, A. DE: Materiales para la historia de la M. N. y M. L. Ciudad de Jerez de la Frontera.
Centro de Estudios Históricos Jerezanos, Jerez de la Frontera, 1976.
23. CASTILLEJO BENAVENTE, Arcadio: «Manuscritos de la Biblioteca Universitaria de Sevi-
lla que tratan de temas relacionados con Sevilla o su provincia», en De libros y bibliotecas. Homenaje
a Rocío Caracuel. Universidad de Sevilla, 1994. Págs. 79-94.
24. FLORES MUÑOZ, A.: «Advocaciones marianas de gloria en la bibliografía cordobesa», en
Actas del I Congreso Nacional Las advocaciones marianas de gloria. Cajasur, Córdoba, 2003. Tomo I,
págs. 529-543.
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beza25, el de Torres Jiménez sobre las fuentes para el conocimiento del santua-
rio de la Virgen de la Cabeza26, o la ya clásica obra de Serrano Ortega sobre la
bibliografía de la Catedral de Sevilla27.
Las obras vaciadas, bajo el común denominador del localismo adoptan diver-
sas tipologías: Monografías de historia local propiamente dicha; Historia ecle-
siástica regional vinculada a determinada sede episcopal; Historias de templos,
ermitas y santuarios; Historias de hermandades y cofradías; Guías histórico-
artísticas; Corografías provinciales; Diccionarios histórico-geográficos; Piezas
de oratoria tan variadas como sermones, oraciones, panegíricos, pregones, etc.;
Publicaciones ocasionales como programas de fiestas y ediciones ocasionales re-
ligiosas y civiles, como boletines de hermandades, revistas municipales, revistas
de feria, folletos y trípticos informativos, etc.
Entre esta maraña de títulos hay algunos de especial interés para nuestro
estudio. Como visión de conjunto actual sobre los santuarios andaluces con-
tamos con los dos volúmenes de la Guía para visitar los santuarios de Andalu-
cía, dedicados a la zona occidental y oriental, respectivamente, coordinados por
Manuel Carrasco Terriza. Carácter mucho más local tienen algunos opúsculos,
como el de Martínez Sánchez sobre los Santuarios marineros de la provincia de
Huelva, y alguna obras antiguas, escasas en número, dedicadas a los santuarios
de determinadas zonas, como es el caso de Escudero de la Torre con su Historia
de los célebres Santuarios del Adelantamiento de Cazorla (1669), primer ensayo de
compilación de los santuarios giennenses.
En otras ocasiones, las historias de las diócesis, los episcopologios o los san-
torales diocesanos recogen relatos de interés sobre este fenómeno de las apa-
riciones marianas. Como ejemplo de este tipo de obras podemos destacar el
Catálogo de los obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales eclesiásticos de este
obispado de Ximena Jurado (1654), el Catálogo de los obispos de Córdoba y breve no-
ticia histórica de su Iglesia Catedral y Obispado de Gómez Bravo (1778) y la Palestra
Sagrada o memorial de Santos de Córdoba, de Sánchez de Feria (1772).
Aunque en su mayor parte este material está integrado por impresos de ló-
gica diferencia cronológica en su edición, también hemos incluido la consulta
de obras manuscritas que a su condición de inéditas unen su rareza o su difícil
localización, factores que acrecientan su interés precisamente por ser escasa-
mente conocidas por la historiografía en su mayor parte, aunque algunas obras
25. GOMEZ MARTINEZ, E.: «Bibliografía sobre la Virgen de la Cabeza. Análisis e interpreta-
ción», en Religión y Cultura. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía-Fundación Machado,
Sevilla, 1999. Vol. 2, págs. 111-114.
26. TORRES JIMENEZ, J. C., «Génesis histórica del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza:
parte I: las fuentes», Mirando al Santuario n º 44 (2001).
27. SERRANO ORTEGA, M.: Bibliografía de la Catedral de Sevilla. Sevilla, 1901.
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concluSioneS
La hipótesis con la que hemos trabajado es que las leyendas que justifican las
apariciones de la virgen y los hallazgos de sus iconos son un sistema de vincu-
lación de una determinada imagen con una población concreta; una y otra que-
darán unidas por lazos que obligan tanto a la comunidad, ofreciéndole oraciones
y sacrificios, celebrando su fiesta y en suma dándole el culto debido, como a la
imagen ofreciendo protección y remedio a los males. La necesidad de protección
de las comunidades cuyo referente más cercano y fuerte era el pueblo ha con-
tado con numerosas experiencias; así, es fácil encontrar muestras colectivas de
agradecimiento a la virgen María por una epidemia, sequía o plaga que no le ha
afectado o en menor medida que a los pueblos vecinos. Una prueba evidente de
esta vinculación es que la mayoría de ellas han sido declaradas patronas de la
localidad, lo que no debe confundirse con la titular de la iglesia parroquial, que
obedece a causas relacionadas con la política eclesiástica y los juegos de poderes
locales de la sociedad estamental.
Los textos legendarios se construyen a posteriori para dar cuenta de la exis-
tencia de ermitas donde se veneran estos iconos y están en función de su impor-
tancia, que es tanto como decir de su capacidad de atracción. Aquellos iconos
que superan el nivel local tienen muchas posibilidades de ser mejor conocidos
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y sus textos engrosados y perfilados con más datos: nombre del vidente, fecha
exacta, y otras circunstancias que la mayoría no recogen. Detrás de estos textos
que responden a unos modelos básicos con variantes están la pluma y los ser-
mones de los frailes desde el siglo XVI al XVIII.
La mayoría de las ermitas dedicadas a María se han convertido en santua-
rios, con devociones locales muy fuertes pero que en pocos casos han dado el
salto fuera de la localidad a la comarca o región28. Si exceptuamos el poderoso
santuario y romería de la Virgen de la Cabeza, el de mayor poder de convocato-
ria en Andalucía hasta el siglo XX y del Rocio en nuestros días, sólo unos pocos
han atraído de forma organizada, es decir, con hermandades filiales. Ello no
quiere decir que gentes de los pueblos vecinos no acudan a la romería por devo-
ción a la imagen y la fiesta que conllevan estas celebraciones. La mayoría de los
santuarios de fuerte carácter local, cuyo icono identifica mejor que ningún otro
elemento a la localidad, reciben a forasteros por invitación, devoción o deseo de
fiesta.
Las imágenes de la virgen, según la tradición, fueron escondidas tras la con-
quista árabe, lo que presupone una amplia devoción a María antes del siglo VIII,
lo que no está completamente aceptado. Desde el punto de vista de la Historia
del Arte, no se admite la existencia de imaginería hasta la Plena Edad Media,
por lo que es imposible la existencia de imágenes de la Virgen en época visigo-
da, aparte de que no existe ninguna imagen de esta época. Es simplemente una
maniobra ideológica para otorgar antigüedad al culto mariano. Varias de ellas
han conservado tradiciones de haber recibido culto por los mozárabes durante
el período de los reinos de taifas, decayendo o desapareciendo tras las invasiones
almorávide y almohade. Histórica y artísticamente se trata en la mayoría de los
casos de esculturas góticas, por ello, pequeñas y ligeramente inclinadas, corres-
pondientes a los siglos XIII-XV29. Las referencias a períodos anteriores: ro-
manos o visigodos, no se soporta, pues como dice Melgares Raya tajantemente
para Jaén: «No es sostenible la versión…, que la Virgen de Tíscar fue traída por
San Hesiquio o Hisicio. Dicha imagen era una talla de la Baja Edad Media o del
siglo XVI, posterior al infante Don Pedro.» (2001, pp.447-472). Y es que la tra-
dición de la presencia de los llamados varones apostólicos en tierras andaluzas,
en donde fueron los primeros obispos de varias ciudades, incluye que trajeron
28 El estudio de las causas por las que las ermitas dedicadas a María no se han convertido
en santuarios, exigirá un estudio más detenido. Un mapa de las áreas de devoción de los san-
tuarios fue establecido por CHRISTIAN, W., «De los santos a María», en Temas de Antropología
Española (C. Lisón, ed.). Madrid, 1976, pp. 49-105.
29 Sobre este aspecto debe consultarse PEREDA, F.: Las imágenes de la discordia: política y
poética de la imagen sagrada en la España del Cuatrocientos. Madrid, 2007.
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imágenes de la Virgen desde Jerusalén, por tanto más antiguas, más sagradas y
cercanas al modelo vivo.
De la mayoría de las leyendas no se conserva el nombre y apellidos del vi-
dente o autor del hallazgo, de los que sí se cita su oficio: pastores o agricultores,
excepcionalmente a un revalidado de escribano o un ermitaño. Llama poderosa-
mente la atención la tendencia de los santuarios de Jaén a fijar el día, mes y año
de la aparición, cosa también poco frecuente en el resto de Andalucía. Entende-
mos que las fechas, y puesto que las leyendas son construcciones posteriores, se-
gún hemos defendido, se fijaron en referencia a otros eventos notables, como la
fecha de conquista de la villa o ciudad, y que los nombres y otras circunstancias
van siendo añadidas en el transcurso del tiempo por eruditos o religiosos en un
claro intento de añadir veracidad y cercanía. Los videntes que dudan ser creídos
de las maravillas que han presenciado tratan de cumplir con lo ordenado por la
Señora y se dirigen a las autoridades religiosas y civiles de la ciudad o villa.
La fecha de construcción de las ermitas, luego santuarios, es siempre des-
conocida, y su datación aproximada es en algunos casos compleja, dadas las
muchas reformas a que han sido sometidos por la escasa entidad y calidad cons-
tructiva de los mismos. En todo caso, puede darse una fecha aproximada por re-
ferencias indirectas, pues no se conservan documentos primarios. De ahí que se
les considere «venerables por su antigüedad, respetables por sus aparecimien-
tos, y sobre todo por los raros y estupendos milagros que ha obrado el brazo
poderoso de Dios, por intercesión de María Santísima, en atención a estos sus
santos Simulacros». El hecho de la aparición no se pone en duda y se alega como
explicación de la ignorancia el descuido y abandono de los antiguos. Las ermitas
existieron y sólo cuando adquirieron cierta notoriedad dentro de la localidad es
cuando surgen las leyendas de aparición, generalmente debidas a las predicacio-
nes y pluma de los frailes y no al contrario, como afirma Molina Prieto: «Como
sucede casi siempre el Santuario es posterior a la fecha de la aparición de Nª.Sª.
con la diferencia de un siglo» (1987:30). A este respecto es sintomático aunque
esta fecha es posterior (1857) lo que le ocurrió al fraile del convento de san Bue-
naventura de Baeza que fue a predicar a la fiesta de la virgen de Linarejos y «al
no encontrar los hermanos el original de la Historia, [se hizo una copia del ma-
nuscrito]…el cual en los sermones de dicha fiesta, siempre predicaba la Historia
de María Santísima». Y es que estas historias se exponían en los púlpitos y sólo
en los casos de santuarios de cierta importancia pasaron a la imprenta. Así Co-
valeda en su manuscrito de 1669 dice en un romance: «Escritores de los tiempos
/ hacen poca relación / por lo puesto en olvido / se tiene menos razón» (p. 165)
y sigue: «Si el jesuita –quiere decir fraile- no halla / ni escribiera, en conclusión
/ tan oculto se quedara / cuanto ha sido confusión» (p. 165). En la fiesta de San
Fernando de Sevilla hace unos años, hemos oído al canónigo magistral contar la
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historia de este santo exactamente como está escrito en los Anales Eclesiásticos y
Seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla (1795).
Es notoria la relación entre torres y torreones y los santuarios que en algu-
nos casos forman parte de los mismos o son elementos distinguidos de ellos; pa-
rece clara la relación entre santuarios y la frontera o banda morisca. El pacto de
Jaén entre Fernando III y el rey granadino que fijó la frontera durante casi 250
años es determinante en la geografía de los santuarios. Ello pone de manifiesto
la estrecha relación entre la frontera con el emirato de Granada y los castillos,
almenaras y fortalezas, base de la seguridad y la defensa.
Las imágenes fueron custodiadas en ermitas y santuarios rurales y sus cultos
organizados por hermandades y cofradías. En algunos casos fueron entregados
a las órdenes religiosas que los engrandecieron y en ocasiones los abandonaron
cuando no consiguieron su propósito. Varias imágenes están relacionadas con
los legendarios «varones apostólicos» que según la tradición, las trajeron con-
sigo de Roma, una vez que fueron ordenados obispos por los Apóstoles.
Es frecuente que en el suceso portentoso intervengan dos personas de dis-
tintas comunidades. Tales son los casos entre otros muchos, de la virgen de la
Cabeza en término de Andújar en que el pastor era natural de Colomera (Gra-
nada), o de la virgen del Rocío, encontrada en el término de Almonte por un
cazador vecino del cercano pueblo de Villamanrique (Sevilla).
La creencia en los poderes de la virgen, en el sentir de sus devotos, no cono-
ce límites, así de creencia ingenua pueden calificarse las creencias referidas a la
acción portentosa de las imágenes; así por ejemplo, las bellotas de una encina
reproducen la imagen de la virgen, tal es el caso de la Virgen de Escardiel en
Castilblanco de los Arroyos (Sevilla). El fenómeno no es único y puede unirse
a otros tantos como el que se hayan conservado encinas o lentiscos donde se
afirma que se apareció, o las huellas del casco del caballo que milagrosamente se
detuvo e impidió la caída al abismo del caballero, según se cuenta para la Virgen
de la Encarnación de Gerena (Sevilla).
En síntesis: En los siglos posteriores a la conquista de Andalucía se crearon
leyendas que justificaban la presencia sobrenatural de imágenes marianas en
los santuarios, leyendas que obedecieron a modelos culturales cuya creación
atribuimos a eclesiásticos, especialmente frailes, basadas en el hecho histórico
de la reconquista, particularizándolos en una advocación para cada población.
Estas leyendas han sido un poderoso instrumento de identificación local a la vez
que un sistema de seguridad frente a la adversidad; éstas han permanecido en
la memoria colectiva reforzada por los textos escritos y han funcionado como
verdades sin ser sometidas a la menor crítica.
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