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5

1
HIPATIA .
BIBLIOTECA INSTRUCTIVA.

HIPATIA Ó

LOS ÚLTIMOS ESFUERZOS DEL PAGANISMO EN ALEJANDRÍA.


NOVELA HISTÓRICA

DEL SIGLO V
TRADUCIDA DIRECTAMENTE DEL INGLÉS AL ESPAÑOL

por

D. U. 1. C.

SEGUNDA EDICION.

MADRID .

LIBRERÍA DE SALVADOR SANCHEZ RUBIO , EDITOR


Carretas, núm . 31 ( frente á la Imprenta Nacional) .
1857 .
IMPRENTA DE MANUEL MINUESA,
calle de Valverde, núm. 5.
HIPATIA .

CAPITULO PRIMERO .

LA SOCIEDAD MORIBUNDA .

Ex el piso superior de una casa situada en la calle


del Museo de Alejandría, y construida con arreglo al an
tiguo modelo ateniense , habia una pequeña habitacion
elegida por la persona que la ocupaba , no precisamente a
>

causa de la tranquilidad del sitio , sino quizá por otros


motivos, pues aunque estaba á bastante distancia de
las esclavas que trabajaban , charlaban ó reñian en
los soportales del patio de las mujeres , se oian en
él distintamente el ruido de los carruajes, las voces
de los transeuntes , los rugidos , bramidos y silvidos
que salian de la casa de fieras, situada en la acera
opuesta de la calle . El atractivo de aquel cuarto consis
tia tal vez en que desde su ventana se veian los jardines
del Museo , los cuadros de flores , las fuentes, las está
2

tuas , paseos y cenadores , donde por espacio de sete


cientos años se habia oido la voz de los sábios y poetas
de Alejandría. Los de una y otra escuela habian pasea
do , enseñado, cantado sucesivamente en aquel lugar á
>

la sombra de aquellos castaños y de aquellas palmeras.


Los jardines parecian aun conservar el recuerdo de todas
las riquezas del pensamiento y del canto griego desde
la época en que Tolomeo Filadelfo se habia paseado por
6 HIPATIA .

ellos con Euclide; y Teócrito , Calimaco y Licofron . A la


izquierda del jardin se elevaba la parte oriental del
Museo con su galería de pinturas , sus salones de esta
tuaria , sus cenáculos y sus cátedras ; en una de las alas
inmensas del edificio estaba la famosa librería , fun
dada por el padre de Filadelfo , y que en tiempo de Sé
neca , aun despues de la destruccion de una gran parte
de ella á consecuencia del asedio de Alejandría por las
tropas de César, contenia cuatrocientos mil manuscri
tos. Allí , pues , sobresalia entre los demás edificios
aquella maravilla del mundo, reflejando en sus blancos
tejados los rayos brillantes del sol , nunca empañados por
la lluvia ; y mas allá la vista , dejando atrás multitud de
nobles edificios, alcanzaba á distinguir el hermoso azul
del mar .
La habitacion de que hablamos estaba adornada con
el mas puro estilo griego , no sin cierta afectacion de
severo arcaismo en las formas y en las medias tintas de
los frescos que hermoseaban las paredes con escenas de
la antigua mitología ateniense . Sin embargo , el aspecto
general, a pesar del resplandeciente sol que entraba al
través de los mosquiteros que cubrian las ventanas del
patio , convidaba a la tranquilidad y al reposo ; el cuar
to no tenia ni alfombra , ni hogar, ni armarios ; sus úni
cos muebles eran un lecho-sofá , una mesa y una silla de
brazos , todos de formas tan delicadas y graciosas como
los que se ven pintados en los vasos antiguos de un pe
ríodo muy anterior al de que tratamos . Pero probable
mente el que hubiera entrado en él aquella mañana , no
habria podido dirigir una mirada ni al mueblaje , ni á las
pinturas , ni á los jardines del Museo , ni á la perspectiva
del azulado mar que se descubria en lontananza ; sus ojos
HIPATIA . 7

se habrian fijado solamente en un tesoro que poseia , en


comparacion del cual todo lo demás era de ningun valor .
Porque en la ligera silla de brazos, leyendo un manus
crito que habia sobre la mesa , estaba sentada una mujer
como de veinte y cinco años , evidentemente la diosa tu
telar de aquel pequeño santuario , vestida en perfecta
consonancia con el arcaismo del sitio , con una sencilla
túnica, blanca como la nieve, trabajo de las mujeres de
Jonia , que desde la garganta le caia hasta los pies, y de
aquella severa y graciosa hechura segun la cual la parte
superior de la túnica vuelve á caer lesde el cuello á la
cintura formando una especie de capotillo y dejando des
cubiertos los brazos y el estremo de los hombros . No
tenia mas adorno en su persona que los dos cordoncillos
de púrpura en la frente que marcaban su categoría como
ciudadana romana , sandalias de oro en los pies y la re
decilla de oro que le caia desde la cabeza hasta el cuello
cubriendo el pelo , cuyo color y brillo apenas se distin
guian de los del mismo metal . Era aquel un cabello que
la misma Atene habria envidiado por su color y su abun
dancia . Su rostro , brazos y pies pertenecian al tipo mas
severo de la antigua belleza griega , mostrando en todas
partes el gran desarrollo de los huesos cubiertos de esa
piel firme, mórbida , torneada , que los antiguos griegos
debian al contínuo uso de los ungüentos , de los baños y
del ejercicio muscular. Tal vez parecia que aquellos lím
pidos ojos azules tenian una espresion de tristeza dema
siado exagerada; tal vez habia demasiado orgullo en aque
llos labios apretados, demasiada afectacion en la estudia
da severidad de su postura mientras leia , postura , al pa
recer, copia de algun antiguo bajo relieve. Pero la gracia
sin igual y la hermosura de todas sus facciones, escusa
8 HIPATIA .

ba y aun ocultaba estas faltas; y en ella se encontraba


a primera vista una marcada semejanza con los retratos
ideales de Atene que adornaban las paredes de la estancia.
Acaba de levantar los ojos del manuscrito y está mi
rando con semblante animado hacia los jardines del Mu
seo ; mueve sus hermosos labios ; habla consigo misma .
Oigamos.
-Sí, las estátuas están rotas, los cenadores silencio
sos , los oráculos mudos ; y sin embargo , ¿ quién dice que
ha muerto la antigua fé de los héroes y de los sabios? Lo
bello no puede morir . Si los dioses han abandonado sus
oráculos , no han dejado por eso las almas de los que
aspiran a unirse con ellos ; si han cesado de guiar á las
naciones , no por eso han dejado de comunicarse á sus
elegidos ; si desdeñan las adoraciones de la grey vulgar ,
no desprecian las de Hipatia .
Sí , creer en la antigua religion mientras todos se
apartan de ella ; creer , áa pesar de los desengaños; es
perar contra toda esperanza ; mostrarse superior al vulgo
viendo ilimitados abismos de gloria viva en esos ritos
que para él han llegado á ser oscuros y sin sentido ; lu
char hasta el fin contra las supersticiones nuevas y vul
gares de un siglo corrompido, y en favor de la fé de mis
antepasados , de los antiguos dioses , de los antiguos hé
roes , de los antiguos sabios que sondearon los misterios
del cielo y de la tierra , y acaso vencer , ó á lo menos
>

recibir mi recompensa ! Ser admitida en las filas celes


tiales de los héroes , elevarme hasta los dioses inmorta
les , hasta las potencias inefables,> subiendo , y subiendo
siempre por siglos y eternidades hasta encontrar en fin
el reposo y confundirme en la gloria del Ser Absoluto y
sin nombre! .....
HIPATIA . 9

Su rostro , que se habia iluminado durante este so


liloquio , se cubrió de una nube de temor Уy disgusto al
notar que desde la pared de enfrente la estaba mirando
una vieja judía , arrugada y corcovada, vestida con el
lujo mas esplendente del estilo bárbaro.
-¿Por qué me persigue esa vieja ? Hace un mes que
la veo en todas partes. Diré al prefecto que averigue
quién es y que me libre deella , antes que pueda fasci
narme con sus malditos ojos. Gracias a los dioses que se
vá. Oh! necia , necia de mí ! Me jacto de filósofa, y creo
contra la autoridad del mismo Porfirio ; creo , sí , en el
mal de ojo y en la mágia . Pero ahí está mi padre pa
seando en la librería .
En efecto , en aquel momento entró el anciano padre
de Hipatia . Era tambien griego, pero de un tipo mas co
mun y mas inferior que el de su hija. Su tez morena, su
aire severo y gracioso , sus facciones delicadas y consu
>

midas por la meditacion , guardaban perfecta consonan


cia con el grave y sencillo manto filosófico que llevaba
como señal de su profesion. Apenas entró , se puso á
pasear impacientemente por el cuarto como embebido
en intensa meditacion .
-Ya lo hallé... No , otra vez se me escapa... esto es
contradictorio ... Miserable de mí . Si hemos de creer á
Pitágoras, el símbolo deberia ser una serie de potencias
del 3 ; y sin embargo este maldito factor binario viene
á echar por tierra todos mis cálculos. ¿ No sacaste tú la
suma una vez , Hipatia ?
-Siéntale, padre mio, y come, no has tomado alimen
to en todo el dia .
-¿Qué me importa el cciner ? Me he empeñado en
formular lo informulable; lo he de hacer aunque me cos
10 HIPATIA .

tase la cuadratura del círculo . Aquel que vive en una


esfera superior a las estrellas, ¿ cómo quieres que á ca
da momento se detenga en la tierra?
-Ah ! dijo con amargura Hipatia ; spluguiese al cielo
que pudiéramos vivir sin alimento , imitando a los dio
ses inmortales! Pero mientras estemos en esta cárcel de
la materia , debemos llevar nuestra cadena . Sí , y aun
llevarla con gracia si tenemos buen gusto y convertir
el vil alimento del cuerpo en símbolo del alimento di
vino de la razon . En el aposento inmediato tienes pre
paradas frutas y lentejas con arroz, y pan si no lo des
precias demasiado.
-¡Comida de esclavos ! contestó el padre . Bien , co
meré aunque me cause vergüenza. Pero oye, ¿ no te lo
he dicho ? Esta mañana han venido seis nuevos pupiloš
á la escuela de matemáticas. Nuestros prosélitos se
aumentan : todavía podemos vencer.
Hipatia suspiro. - ¿ Cómo sabes, dijo, que no han ve
nido á buscarte con la intencion que llevaban Cricias y
Alcibiades a la escuela de Sócrates, esto es , para apren
der una virtud meramente política y mundana ? Es
singular que los hombres se contenten con arrastrarse
por la tierra y ser hombres, cuando podrian elevarse á
la categoría de dioses . Ah ! padre mio , ese es mi ma
yor dolor : ver á los mismos que por la mañana me hàn
oido en la cátedra como si quisieran adorar cada pala
bra que salia de mi boca , rodear por la tarde la litera
de Pelagia, y entretenerse por la noche , porque bien
sé que así lo hacen , con los dados , el vino y otras cosas
peores. ¡ Pensar que la misma Palas ha de ser vencida
diariamente por Venus Pandemos, que Pelagia haya de
tener mas influencia que yo ! No es esto decir que yo me
HIPATIA . 11

incomode por una persona semejante ; no hay cosa en


la tierra que pueda turbar la tranquilidad de mi ánimo;
pero si pudiese detenerme en este mundo para abor
recer , la aborreceria , sí , la aborreceria .
Y su voz tomó un tono que indicaba que á pesar de
la tranquilidad de espíritu de que se jactaba y de la
elevada impasibilidad que decia poseer , odiaba á Pela
gia con odio bastante humano y mundanal .
En aquel momento interrumpió la conversacion la
entrada precipitada de una joven esclava , que con voz
agitada dijo :-Señora, el prefecto. Hace cinco minu
tos que su carro se ha detenido a la puerta y está su
biendo las escaleras .
- Necia , contestó Hipatia con cierta afectacion de
indiferencia. ¿ Y eso crees que podria alterarme? Tú,
en verdad , hija del vulgo , es natural que te turbes ; pe
ro el filósofo está siempre dispuesto para todo. Que
entre .

Abrióse la puerta , y precedido por el olor de media


docena de perfumes diferentes, entró un hombre de fac
ciones delicadas , lujosamente ataviado en traje sena
torial , y con los dedos y el cuello cubiertos de joyas.
-El representante de los Césares tiene el honor de
presentarse ante el santuario de Atene Polías , y se re
gocija de ver en su sacerdotisa el mejor y el mas amable
retrato de la diosa á quien sirve.... No lo digas á nadie;
pero verdaderamente no puedo menos de hacerme paga
no cuando me encuentro bajo la influencia de tus ojos,
-La verdad es poderosa , dijo Hipatia levantándose
y saludando al prefecto con una sonrisa y una reve.
rencia .
-Sí , eso dicen ..... pero tu escelente padre ha des
12 HIPATIA .

aparecido : es un hombre modesto , demasiado modesto,


pues que se cree inepto para oir secretos de Estado.
Sin embargo, la verdad es que yo no he venido sino a
consultar tu talento . ¿ Cómo se ha portado en mi au
sencia esta turbulenta canalla de Alejandría ?
-La plebe ha comido , ha bebido, y se ha casado,
?

todo como de costumbre , segun creo , contestó Hipatia


en tono lánguido.
--¿Y se ha multiplicado sin duda alguna ? Qué me
place; con eso el imperio perderá menos si yo crucifi
co una docena ó dos , como estoy resuelto á hacer en
el primer motin que haya . Es realmente un gran con
suelo para un hombre de Estado que las masas estén
convencidas de que merecen la cruz, y que por lo mis
mo traten de evitar cuidadosamente que la justicia des
pueble una provincia. ¿Pero como vá la escuela ?
Hipatia movió tristemente la cabeza .
-Ahl los niños siempre serán niños.... yo tambien
me confieso culpado. Video meliora proboque, deteriora
sequor. No te muestres inexorable con nosotros.....
Cualquiera que sea nuestra conducta en la vida privada,
te obedecemos en público ; y si te proclamamos reina
de Alejandría , debes tener con tus cortesanos y guar
dias alguna tolerancia . No , no suspires ; jamás me
consolaria de haberte hecho suspirar. De todos modos,
tu mas temible rival ha emprendido un viaje al desier
to en busca de la ciudad de los dioses , mas allá de
las Cataratas .
--¿De quién hablas? preguntó Hipatia con una an
siedad que nada tenia de filosófica .
-¿De quién he de hablar sino de Pelagia ! He halla
do á esa lindísima y envilecida criatura en el camino
HIPATIA . 13

de Tebas , transformada en una perpétua Andrómaca


de casto amor .
-¿Y quién es su amante?
-Una especie de gigante godo . ¡ Qué hombres se
crian entre esos bárbaros ! Yo temí que me aplastara
bajo uno de sus pies de elefante á cada paso que daba
con él .
-¿Cómo ? preguntó Hipatia; ¿ tu escelencia se digno
hablar con semejante salvaje ?
-Si he de decirte la verdad , llevaba consigo otros
cuarenta robustos compatriotas suyos, que podrian ha
ber dado que hacer á un pobre prefecto ; fuera de que
siempre es bueno mantener amistad con esos godos.
Despues del saco de Roma , despues de haber sido Ate
>

nas limpiada como un panal por un enjambre de avispas,


la cosa se vá poniendo séria . En cuanto á ese grau bru
to, parece que es allá en su tierra de elevada catego
ría; se jacta de descender de no sé qué raza antropófa
ga de dioses ; y apenas se hubiera dignado hablar á un
pobre gobernador romano , si sú fiel y amorosa amante
no hubiera intercedido por mí . Sin embargo , el tunan
te entiende de buena educacion , y celebrainos nuestro
tratado de amistad con nobles libaciones.... , pero no
debo hablarte de esto . Te diré solamente que al fin me
desbice de ellos; les dije todas las mentiras geográficas
que he oido y muchas mas, con lo cual estimulé gran
demente su apetito para proseguir su necia espedicion ,
y nos separamos. Así , pues, la estrella de Venus ha
llegado al ocaso y la de Palas está en su período ascen
denle. Dime ahora : & qué debo hacer con Cirilo ?
-Justicia .
- Ah, hermosa Minerval no pronuncies esa horrible
14 HIPATIA .

palabra fuera de la cátedra. En teoría todo eso es muy


bueno , pero en la práctica de este pobre é imperfecto
mundo terrenal , un gobernador debe contentarse con
>

hacer lo que pueda. En abstracta justicia, yo deberia


crucificar á Cirilo, á sus diáconos, á sus visitadores de
distrito , todos en una fila sobre las colinas de arena fue
ra de la ciudad . Esto es sencillísimo ; pero como otras
muchas cosas sencillas y escelentes, es tambien impo
sible .
- Temes al pueblo ?
-Sí , hermosa Hipatia : ¿ no sabes que ese infame
demagogo tiene de su parte a toda la plebe? Me es
pondria á que se reprodujesen aquí los motines de Cons
tantinopla; y confieso que esa idea me estremece; no la
puedo soportar.
Hipatia suspiró . Ah ! si tu escelencia comprendiese
que el éxito del gran duelo depende solamente de tus
-esfuerzos ! No pienses que la batalla se ha de dar entre
el paganismo y el cristianismo....
Bah ! si eso fuera , ya sabes que soy cristiano y que
represento á un emperador cristiano lleno de santidad ,
aun prescindiendo de su augusta hermana ....
-Entiendo, interrumpió Hipatia levantando con im
paciencia su hermosa mano.... ni entre la filosofía y la
barbárie : la lucha será tambien entre la aristocracia y
la plebe, entre la riqueza , la elegancia , el arte , el
saber , todo lo que engrandece las naciones, y la grey
salvaje de proletários, la gente innoble éé ignorante des
tinada a trabajar y a servir a los nobles. El imperio
romano įmandará ú obedecerá á sus esclavos ? Esta es
la cuestion que tú y Cirilo teneis que debatir, y la lu
.

cha debe ser á muerte.


HIPATIA . 15

--- No estrañaria que así fuese, contestó el prefecto en


cogiéndose de hombros. A cada momento cuando salgo
de palacio temo que algun loco me rompa la tapa de los
sesos .

-Es natural ; ¿Y cómo no ha de serlo en una época


en que los emperadores y los varones consulares se ar
rastran al pie de la tumba de un constructor de tiendas
ó de un pescador, y besan los huesos descarnados del
mas vil de los esclavos? ¿Cómo no ha de serlo en un
pueblo cuyo Dios es el hijo crucificado de un carpinte
ro ? ¿Cómo podrán el saber,la autoridad, la antigüedad ,
el nacimiento , la categoría , el sistema del imperio , que
se ha desarrollado sostenido por la ciencia acumulada
de siglos y siglos, cómo podrá todo esto proteger tu vi
da un momento contra la furia de cualquier mendigo
que cree que el Hijo de Dios murió por él lo mismo que
por tí, y que es tu igual , si no tu superior , á los ojos de
su plebeya é iliterata deidad?
-Mi elocuente filósofa, todo eso puede ser, y tal vez
es muy cierto ; convengo en que hay muchos inconye
nientes prácticos de esa especie en la nueva .... quiero
decir en la católica creencia ; pero el mundo está lleno
de inconvenientes . El sabio no debe reñir con su fé por
ser desagradable , así como no riñe con sus dedos cuan
do le duelen ; tiene que conformarse y procurar pasarlo
lo mejor posible . Solamente quisiera que me dijeses
cómo podria conservar la paz .
--¿Y dejar que fuese destruida la filosofía ?
-Eso no sucederá mientras viva Hipatia para ilumi
nar la tierra ; y en cuanto á mí , prometo que te daré
campo ancho y gran proteccion , como lo prueba el ha
ber venido a visitarte públicamente, a visitarte en este
16 HIPATIA .

momento, cuando me están esperando en la audiencia


de ciento á cuatrocientos majaderos, grandes y peque
ños, para atormentarme. Así, pues , aconsejame. ¿Qué
debo hacer ?
- Ya lo he dicho.
-Ahl sí , en el terreno de los principios; pero ahora
>

no estamos en la catedra y prefiero un consejo práctico.


Por ejemplo, Cirilo me escribe (el cielo le confunda , 'no
me dejará cazar en paz una semana siquiera) que los
judíos han urdido una trama para asesinar á los cris
tianos. Aquí tengo el precioso documento; mírale. No
me importa ni que los judíos quieran matar á los cris
tianos, ni que los cristianos maten á los judíos . Pero de
bo adoptar algunas medidas á consecuencia de esta
carta .
---No soy de la misma opinion .
-¿Cómo! ¿y si sucediera algo ? ¿ro comprendes cuán
to se escribiria á Constantinopla contra mí?
-Que escriban , ¿qué importa, si tu conciencia está
tranquila ?
-Conciencia tranquila! ¡Bahl perderé mi prefectural
-El mismo peligro corres de un modo que de otro .
Suceda lo que quiera , serás acusado de favorecer á los
judíos.
-Y en realidad no dejará de tener algun fundamen
.

to la acusacion , porque sin su benévolo auxilio el tesoro


de la provincia estaria siempre exhausto. Si esos cris
tianos quisieran prestarme su dinero, en vez de construir
con él hospitales y casas de asilo, mañana sin que yo
me opusiera á ello podrian quemar todo el barrio de
los judíos. Pero ahora ....
-Pero ahora , tu escelencia no debe hacer caso de
HIPATIA . 17

esa carta . El tono en que está escrita te lo prohibe por


tu propio honor , por bonor del imperio . No debes tratar
con un hombre que habla del pueblo de Alejandría co
mo del rebaño que el rey de los reyes ha encomendado
á su direccion y vigilancia. ¿ Quién manda en Alejan
dría , tú ó ese orgulloso obispo?
2

-Eu realidad , querida Hipatia , yo he abandonado


el cuidado de informarme de lo que pasa .
- Pero él no, se dirige á tí como persona de auto
ridad sobre las dos terceras partes de la poblacion , no
vacilando en indicar que esa autoridad procede de un
origen mas elevado que la tuya. La consecuencia es cla
ra : si su autoridad es de un origen mas alto , puede opo
nerse á la tuya ; y si le respondes, confiesas que eres in
ferior á él , es decir , admites en principio la justicia de
todas las estravagantes reclamaciones que pueda diri
girte.
-Pero algo le he de decir ; de otro modo me espongo
á ser apedreado en las calles . Vosotros los filósofos, por
mas superiores que seais á los dolores del cuerpo , no de
beis olvidar que nosotros los pobres mundanos tenemos
huesos que pueden romperse ,
-Entonces le dirás , y esto solamente de palabra ,
que como los informes que le ha enviado son el resulta
do de sus noticias particulares, y no le conciernen como
obispo, sino que se refieren á un asunto cuyo conoci
miento te pertenece como magistrado, no puedes to
marlo en consideracion sino cuando te los dirija como
persona particular, presentando una justificacion en
forma ante tu tribunal.
-Magníficol reina de los diplomáticos como de los
filósofos. Voy á obedecerte. ¡ Ab ! ¿por qué no serás Pule
2
18 HIPATIA .

queria? Pero no , porque entonces Alejandría quedaria


sumida en la oscuridad , y entonces Orestes perderia la
felicidad suprema de besar esta mano que Palas cuando
la hizo debe haber tomado del taller de Afrodita .
--Recuerda que eres cristiano, contestó Hipatia son
riéndose .
Despidióse el prefecto , y atravesando el salon este
rior, que estaba ya lleno de los aristocráticos pupilos y
visitantes de Hipatia, se abrió paso saludando a todos,
y llegó a su carruaje pensando interiormente con placer
en la seca respuesta que pensaba dar á Cirilo, y conso
lándose con el único testo de la Escritura que le parecia
verdaderamente inspirado: «bastante es por hoy el mal
que se ha hecho . »
A la puerta habia una multitud de carros, esclavos
que tenian los quitasoles de sus amos , y pilluelos del
mercado , tan comunes en Alejandría entonces, como
despues en todas las grandes ciudades , los cuales, áá pe
sar de los coscorrones que recibian de los guardias del
prefecto, no cesaban de mirarlo, calculando qué especie
de glorioso personaje podria ser Hipatia , y qué especie
de gloriosa vivienda la suya, cuando era visitada por el
escelso prefecto de Alejandría . Tambien habia entre la
multitud plebeya muchos rostros descontentos y som
bríos , mucha gente que murmuraba abiertamente de
que el prefecto fuese con tanto aparato á visitar la casa
de una mujer pagana, antes de oir las demandas de los
pobres en el tribunal ó de rezar sus oraciones en la
iglesia .
Estaba subiendo Orestes en su currículo , cuando vió
bajar las escaleras de la casa de llipatia á un joven de
elevada estatura y tan lujosamente vestido como él
HIPATIA . 19
mismo , y dirigirse negligentemente hacia el negrillo
que le aguardaba con el quitasol .
-Ah ! ¡Rafael Aben - Ezra , mi escelente amigo! ¿ Qué
propicia deidad .... mártir, quiero decir.... te trae á
Alejandría, precisamente cuando mas te necesito? Su
be a mi lado y hablaremos un poco mientras me llevan
al tribunal .
El jóven a quien se dirigian estas palabras se ade
lantó lentamente , saludando con humildad afectada, hu
mildad que sin embargo no podia ocultar , ni en realidad
trataba de hacerlo , la espresion de desprecio y de indo
lencia pintada en su rostro; y preguntando en tono indo
lente :
-¿Y con qué benévolo objeto se digna el representan
te de los Césares hacer tanto honor al mas humilde de
sus ... etc. , etc? La penetracion del lector comprenderá
lo demás .
-No te asustes , no voy á pedirle dinero , contestó
Orestes con amable sonrisa , mientras que el judío subia
al currículo .
- Mealegro saberlo , porque verdaderamente un usu
rero es bastante para una familia . Mi padre reunió el
caudal que tengo , y yo gastándolo creo hacer todo lo
que puede exigirse de un filósofo .
-¡Magnífico tiro de caballos blancos de Nisa ! zno es
verdad ? y entre todos los cuatro no hay mas que uno
calzado .
-Sí... pero los caballos son una carga segun veo como
todo lo demás. Ya caen malos , ya se desbocan , ya le
9 7

quitan á uno la tranquilidad de una manera ó de otra .


Además , vengo aburrido con las comisiones que he te
nido que desempeñar en Cirene para compra de perros,
20 HIPATIA .

caballos y arcos por cuenta de ese Nemrod episcopal


llamado Sinesio .
-¡Hola ! ¿y pasa una vida tan activa como siempre?
-¿Activa? no me ha dejado descansar un minuto en
tres dias que he estado con él . A las cuatro de la maña
na ya está levantado, y siempre con una salud infernal;
y desde aquella hora no cesa de cultivar la tierra , de
correr , de cazar , de perseguir las bandas de merodea
dores negros , de predicar , de pedir dinero, de bautizar,
de escomulgar , consolar á las ancianas , proporcionar
dotes á las jóvenes , escribir sobre filosofía , y dentro de
media hora sobre veterinaria : luego la noche la pasa escri
biendo poesía, y á la madrugada vuelta á montar á ca
ballo ; y á todo esto sin hablar mas que del deseo que
tiene de retirarse del torbellino del mundo . ¡Líbreme el
cielo de estos torbellinos de dos pies.... A propósito, en
el mismo buque en que he venido ha llegado tambien una
hermosa jóven de mi nacion con un cargamento que creo
convendrá á tu escelencia !
-Hay muchas jóvenes hermosas de tu nacion que me
con vendrian sin cargamento pinguno .
-Ahl las jóvenes de mi naciun siempre han tenido
gran partido desde los dias de Jeroboan , hijo de Nebat !
Pero te hablo de la vieja Miriam , á quien conoces . Ha
prestado dinero á Sinesio para combatir á los negros ; y
realmente ya era tiempo , porque han quemado todos
los pueblos en muchas millas a la redonda de la pro
vincia . Pero al mismo tiempo que esa atrevida vieja so
corria á Sinesio , ha querido hacer un buen negocio ; ha
ido al Atlas , ha comprado todas las cautivas y algunos
de sus hijos e hijas por cuentas y hierro viejo , y ha ve
nido con un cargamento tan hermoso de beldades líbi
HIPATIA . 21

cas como puede desear un prefecto de buen gusto.


--¿Supongo que tú habrás escogido ya , amigo Rafael?
-No tal . Las mujeres son una plaga , segun pudo con
vencerse de ello Salomon hace mucho tiempo. Yo empe
cé como él por tener el harem mas selecto de Alejan
dría ; pero armábanse tantas disputas , que un dia sali y
las vendí todas, escepto una que era judía y que conser
vé por no dar que decir á los rabinos. Despues probé á
vivir solamente con una como hizo Salomon ; pero mi
jardin cerrado y mi fuente sellada exigia que estuviese
siempre enamorado de ella , de suerte que me presenté
á los jurisconsultos , la concedi una buena pension para
mantenerse , y ahora me encuentro completamente libre
y dispuesto a auxiliar á tu esceleacia con mi buen gusto
y con la esperiencia que pueda poseer en este punto .
-Gracias , digno judio ; yo todavía no me encuentro
tan aburrido como tú , y enviaré á buscar esta tarde á
esa vieja . Ahora hablemos de negocios políticos. Cirilo
me ha escrito que vosotros los judíos habeis urdido un
complot para asesinar á los cristianos.
-No tendria nada de estraño : celebraria mucho que
fuera verdad ; y bien considerado, es muy probable que
lo sea .
-- Por los inmortales... santos! ¡estás loco!
-¡No lo permitan los cuatro arcángeles! Ese no es
asunto que me concierne . Todo lo que puedo decir
te es que mi pueblo es un gran necio como el res
to del mundo y que tiene esa intencion . Por lo de
más , no logrará llevarla á cabo , y eso es cuanto te
interesa ; pero , si contra mi opinion crees que el asun
to vale la pena de tomar informes , dentro de ocho
dias tengo que ir a la sinagoga para mis asuntos y
22 HIPATIA .

preguntaré á algun rabino lo que hay sobre el parti


cular .
-; Hombre indolente! ¡ Pues no sabes que tengo que
contestar á Cirilo hoy mismo!
- Razon mas para no hacer preguntas á ningun ju
dío. Puedes contestar sin riesgo de mentir, que no sabes
nada de ese asunto .
--- Bien considerado , la iguorancia es una gran defen
sa para los hombres públicos. Por consiguiente, no te
precipites por traerme noticias.
-Te aseguro que no me precipitaré .
- Dentro de diez dias ó así.....
---Exactamente, cuando todo haya concluido.
-Y nada pueda remediarse . ¡ Qué consuelo es á veces
el decir: no ha podido remediarse!
-Es la raiz y la médula de toda la filosofía . El hom
bre práctico , como un pobre diablo, procura remediar
7

este mal y el otro , y atormenta su caletre discurriendo


medios, procurando prever , tratando de evitar . Pero
el filósofo dice tranquilamente, no puede remediarse; si
debe ser , será ; si es , ha debido ser; nosotros no hemos
hecho el mundo y no somos responsables de lo que en
él sucede . Esta es la suma y sustancia de la verdadera
sabiduría , y el epitome de todo cuanto se ha dicho y es
crito sobre el asunto , desde Filon el judío hasta Hipatia
la gentil. Pero ahí viene Cirilo bajando las escaleras del
Cesáreo. ¡Hermosa presencial aunque de gesto avina
grado. Viene rodeado de sus servidores. ¡Qué cara de
tunante tiene aquel alto! Hablan en secreto : déles el cie
lo buenos pensamientos.
-A dijo Orestes con sarcasıno; y lo hubiera di
cho de mejor gana si hubiera podido oir lo que Cirilo
HIPATIA . 25

decia á Pedro , aquel hombre alto cuyo aspecto tanto


habia disgustado á Rafael.
-¿Dices que viene de casa de Hipatia? ¿Cómo es eso,
si acaba de llegar esta mañana á Alejandría ?
-No hace media hora que he visto su cuadriga á la
puerta , al dirigirme aquí por la calle del Museo .
-Y habria además otros veinte carruajes.
-La calle estaba atestada . Mira : carruajes , literas,
esclavos y gente de posicion . ¿ Cuándo veremos ese con
curso donde debe estar?
Cirilo no contestó уy Pedro prosiguió .
-Donde debe estar, enfrente de lus puertas en el Se
>

rapeo .
-El mundo, el demonio y la carne tienen sus do
radores; y mientras existan lugares en que se les dé
culto, no hay que esperar que los que los frecuentan
vengan á nosotros . Mientras esas escuelas de iniquidad
estén abiertas, y los grandes y poderosos acudan á ellas
á aprender escusas para su tiranía y ateismo, continua
rán los principes de este mundo con su corte de pará
sitos, gladiadores y usureros influyendo en Alejandría ,
en vez de los obispos y sacerdotes del Dios vivo .
Llegó á Pedro su vez de guardar silencio ; y mientras
los dos con su séquito atraviesan la grande esplanada
que miraba al puerto y desaparecen en las pobres y mi
serables calles del barrio de los marineros , les dejare
mos desempeñar la mision de caridad á que Cirilo se
encamina como ministro del Altísimo, y nos detendre
mos á oir la conversacion de los dos amigos que iban
en el dorado currículo , tirado por cuatro caballos
blancos .
--Buena brisa se levanta de esta parte del faro , Ra
24 HIPATIA .

fael, dijo el prefecto: buena para los buques que llevan


el trigo.
-¿Han salido ya?
- ¿Pues no? envié la primera flota hace tres dias y
el resto sale hoy del puerto .
-Abljentonces no sabes nada de Heracliano!
-¿Heracliano? ¿Qué diablos tiene que ver el conde de
Africa con mis buques que llevan trigo?
- Nada , verdaderamente ; Уy á mí no me importa gran
--

cosa . Solamente se sabe que iba á rebelarse .... pero ya


hemos llegado á tu puerta .
-¿A qué? preguntó Orestes alarmado.
-A rebelarse y atacar á Roma , contestó Rafael.
-Justos Dioses! .... Justo Dios, quiero decir! jun
nuevo contratiempo! Entra , entra y refiere esas noticias
á este pobre gobernador. Habla bajo, por amor del
cielo : espero que esos tunantes de esclavos no te habrán
oido .
-Nada mas fácil que arrojarlos al canal si ban oido
algo, dijo Rafael atravesando negligentemente salones y
corredores en pos del prefecto.
El pobre Orestes no se detuvo hasta que llegó á un
pequeño aposento retirado de uno de los patios interio
res. Hizo entrar al judío detrás de él , cerró la puerta,
se arrojó en una silla de brazos , puso las manos en las
rodillas, inclinando el cueppo hacia adelante, y comenzó
á mirar á Rafael con espresion ridícula de terror y per
plegidad .
-Dime todo lo que hay, dímelo al momento.
>

-Te he dicho todo lo que sé, contestó Rafael sentán


dose tranquilamente en un sofá y jugando con el mango
de su puñal adornado de joyas. Creia que estabas en el
HIPATIA . 25

secreto ; de otro modo no te hubiera dicho nada. Ya sa


bes que ese asunto no me interesa .
Orestes, como todos los hombres débiles y afemina
dos , especialmente romanos , tenia instintos feroces, y
estos instintos se despertaron entonces .
- Furias del infierno! ¡Maldito esclavol zhasta dónde
piensas llevar tus libertades ? ¿No sabes quién soy yo, in
fame judío? Dime todo lo que hay , ó por vida del em
perador que te he de hacer arrancar la carne con tenazas
ardiendo .
El rostro de Rafael tomó cierta espresion rebelde , que
>

mostraba que aun habia en sus venas algo de la antigua


sangre judía bajo aquella superficie de afectada indolen
cia neoplatónica . Sonrióse de un modo desagradable , y
contestó :
-Entonces, mi querido prefecto, serás el primer hom
bre de este mundo que ha obligado á un judío á hacer ó
decir lo que no quiere .
- ¡Lo veremos ! gritó Orestes. ¡Hola, esclavos! Y co
menzó á dar palmadas para llamar á su gente.
--Cálmese tu escelencia , dijo Rafael levantándose. La
puerla está cerrada , el mosquitero cubre la ventana , y
este puñal está envenenado. Si algo me sucediere, agra
viarás á todos los prestamistas judíos y morirás dentro
de tres dias con mucho dolor, sin poder asistir a la cita
con la vieja Miriam , perdiendo una amable compañía y
dejando tus negocios y los de la prefectura en grave des
arreglo. ¿ No será mucho mejor sentarse y oir filosófica
mente lo que tengo que decirte como un verdadero dis
cípulo de Hipatia, sin tratar de obligarle a uno á referir
lo que realmente no sabe?
Orestes, despues de haber mirado en vano si habia
26 HIPATIA .

por donde escaparse, se volvió a sentar tranquilamente en


su silla ; y cuando los esclavos llamaron á la puerta , ha
bia recobrado su serenidad filosófica lo bastante para man
dar llamar, en vez de los verdugos , á un page con vino.
>

-¡Ahl vosotros los judíos , dijo , tratando de echar á


>

risa lo que habia pasado, continuais siendo tan perversos


como en tiempo de Tito .
--Los mismos, mi querido prefecto. Ahora bien , va
mos al punto importante , á lo menos para los gentiles.
Heracliano vá á rebelarse , segun me ha dicho Sinesio; ha
preparado un armamento para atacar á Ostia ; ha dete
nido la salida de su cargamento de trigo , é iba a escribir
te para que detuvieses la del tuyo con el fin de matar de
hambre á la ciudad eterna con sus godos >, su senado, su
emperador y todos sus habitantes. Ahora tú sabrás si de
bes acceder ó no á esta sencilla peticion .
-Eso dependerá de los planes que Heracliano tenga .
- Se entiende. No era de esperar que sirvieses sus mi
ras, á no ser que el asunto valiera la pena .
Orestes quedó abismado en profunda meditacion .
-Pues claro está , dijo al fin sin saber lo que decia .
Despues , teniendo haberse descubierto demasiado, miró
ferozmente al judío.
-¿Y cómo sabré yo si eso que me dices no es una
trama infernal de tu gente ? Dime cómo lo has sabido , ó
por Hércules (Orestes habia ya olvidado que era cristia
no) , por Hércules y por los doce dioses .....
-No uses espresiones indignas de un filósofo. Mis no
ticias han venido por un conducto muy sencillo y muy
bueno . Heracliano queria negociar un empréstito con los
rabinos de Cartago , los cuales, ó por miedo ó por lealtad ,
ó por ambas cosas , se negaron á prestarle dinero. Hera
HIPATIA . 27

cliano sabia , como saben todos los gobernadores cuando


piensan bien en ello, que es inútil acosar á un judío, y se
dirigió á mí. Yo no presto dinero, porque es cosa antifilo
sófica ; pero le recomendó á la vieja Miriam , que es capaz
de hacer negocios con el mismo diablo. No sé si Miriam
le habrá prestado ó no lo que necesila ; pero de todas
maneras tenemos su secreto ; y si quieres mas noticias,
la vieja, que se muere por una intriga casi tanto como
por el vino de Falerno, te las podrá dar.
-Bien veo que á pesar de todo eres un buen amigo.
--¿Quién lo duda ? Y ahora ¿no es mas fácil y mas
agradable este método de saber la verdad que el de ha
cer que me desuellen un par de esclavos negros, obli
gándome por despecho á no decir mas que mentiras? Pero
aquí viene tu Ganimedes con el vino; llega á tiempo para
calmar tus nervios y comunicarte el espíritu de adivina
cion ..... á la diosa del Buen Consejo, ini querido prefec
to. ¡Qué vino este !
-Siriaco legítimo, fuego y miel al mismo tiempo ; ca
torce años cumplirá en la próxima vendimia , amigo Ra
fael. Salte afuera, Hipocorisma. Mira no sea que esté es
cuchando a la puerta ese bribonzuelo . Me engañaron sa
cándome por él dos mil monedas de oro hace dos años .
Me dijeron que no tenia mas que trece, y ya necesita
barbero. Volviendo a nuestra conversacion , ¿en qué pien
sa Heracliano ?
- Piensa en cobrar el premio de la muerte de Esti
licon .
--¿No es bastante ser conde de Africa ?
-Supongo que alega tambien los servicios de los úl
timos tres años .
-Es verdad , salvó el Africa .
28 HIPATIA .

-Y por consiguiente á Egipto. Así es que tú le eres


deudor lo mismo que el emperador.
-Querido amigo , mis deudas son ya tantas, que me es
imposible pensar en pagarlas. ¿ Pero qué premio quiere ?
-La púrpura .
Orestes se estremeció y despues se quedó pensativo.
Rafael le estuvo observando un rato, y despues dijo:
-Ahora mi noble amigo, ¿ puedo marcharme? He dicho
todo lo que tenia que decir, y si no voy á casa á almorzar
ahora mismo , no tendré tiempo de ver á la vieja Miriam
y arreglar nuestro negocio con ella antes de anochecer.
--Espera : ¿ qué fuerza tiene?
-Unos cuarenta mil hombres, segun dicen . Los Dona
Listas están todos con él ; y si puede llevarlos á alguna
parte donde cambien sus garrotes por acero...
-Está bien , vete . Con cien mil ya podria llevar el
negocio adelante , dijo para sí mientras Rafael se mar
chaba ; pero no los reunirá . Sin embargo , & quién sabe ?
ese hombre tiene cabeza de César... ¡ Y el necio de Atalo
que me hablaba de unir el Egipto al imperio de Occi
dente! ... No , no será así tampoco ; cualquiera cosa es
buena menos el ser gobernado por un idiota y dos hipó
critas . El mejor dia espero ser escomulgado por alguna
ofensa hecha a la devocion de Pulqueria ... Heracliano,
emperador de Roma ... y yo dueño y señor á este lado
del mar... Lanzaremos á los Donatistas contra los Orto
doxos para que se corten mútua y pacíficamente el cue
llo ... no tendré que temer de la vigilancia de Cirilo ni
de sus cartas á Constantinopla ... pero todo eso me vá a
costar tanla incomodidad ...
Diciendo estas palabras , Orestes pasó a darse su ter
>

cer baño templado .


HIPATIA . 29

CAPITULO II .

LOS LAUROS .

En el mismo dia y á la misma hora en que ocurrian


los sucesos mencionados en el anterior capítulo , el jóven
monge Filemon estaba sentado á trescientas millas de
Alejandría sobre el borde de una elevada cadena de ro
cas cuyas cimas estaban cubiertas de arena . Detrás de
él el desierto se estendia , sin vida , interminable, refle
jando su amarillento resplandor sobre el limpio azal del
horizonte; á sus pies la arena corria de barranco en bar
ranco ó de coliña en colina , ó bien se arremolinaba for
mando una nube amarilla segun el impulso del aire del
desierto . Acá yy allá , en la superficie de las rocas que
cerraban el valle por el lado opuesto , se veian sepulcros
subterráneos , antiguas canteras con obeliscos y medias
columnas todavía en pie como los obreros las habian de
jado muchos siglos antes . La arena se iba amontonando
alrededor de ellas y en sus capiteles ; todo era silencio y
desolacion alrededor : era aquella la tumba de una na
cion muerta en una tierra moribunda . Allí , sin embar
go , estaba meditando , lleno de vida , de salud y de be
lleza un joven Apolo del desierto . Su único vestido era
una piel de cordero sujeta a la cintura con una correa;
sus largos y negros rizos que no habian sido cortados
desde su niñez , ondulaban y relucian al sol , y el abun
dante vello que le cubria la barba y las megillas reve
laba la primavera de una vigorosa edad. Sus manos
30 HIPATIA .

callosas y su piel tostada por el sol anunciaban que es


taba acostumbrado al trabajo ; sus ojos brillantes y su
ceño denotaban atrevimiento , imaginacion , pasion , pen
samiento , aunque sin esfera de accion en aquel lugar .
¿ Qué hacia aquel hermoso jóven entre las tumbas?
Tal era acaso tambien su pensamiento , cuando pa
sándose la mano por la frente como para desvanecer al
gunas ideas molestas , se levantó suspirando y empezó
á caminar entre las rocas examinando cada abertura y
cada barranco en busca de combustible para el monas
terio de que procedia .
Pohre , como era el material que buscaba, consis
tiendo principalmente en los miserables arbustos del ári
do desierlo ó en algun fragmento de madera abandona
do entre las ruinas , iba siendo cada vez mas escaso al
rededor de los lauros del abad Pambo en Scetis; y File
mon tuvo que alejarse mucho mas que nunca para
reunir la cantidad que todos los dias llevaba al monas
terio .
De repente , á la vuelta de un montecillo , descubrió
un espectáculo nuevo para él . Era un templo abierto
en la roca arenisca , en frente una plataforma cubierta
>

de maderos y de herramientas de carpintería , y acá y


allá un esqueleto blanqueando entre la arena , tal vez
de algun trabajador muerto durante su trabajo en una
de las infinitas guerras de la antigüedad . El abad , su
padre espiritual , y tambien el único padre que habia
>

conocido , pues los recuerdos de su niñez no pasaban


mas allá de los lauros y de la celda del anciano , le habia
probibido estrechamente entrar y aun aproximarse á
aquellos restos de la antigua idolatría ; pero un ancho
camino guiaba a la plataforma desde arriba , y la abun
HIPATIA . 31

dante provision de combustible era demasiado tentadora


para no pasar adelante... Bajaria , recogeria unos cuantos
palos y luego volveria á dar al abad la noticia del tesoro
que habia encontrado , y á consultarle si deberia ó no
volver allá . Bajó , pues , atreviéndose apenas á levantar
los ojos hacia las imágenes pintadas de encarnado y azul
que todavía brillaban en aquella soledad resistiendo las
injurias de aquel aire siempre seco. Pero era jóven , y
la juventud es curiosa : Filemon se santiguo y esclamó:
¡ Señor , aparta de mi este espectáculo de vanidad !... Y
sin embargo miró.
-¿Y quién hubiera podido no mirar aquellas cuatro
estátuas colosales de reyes , sentadas, inmóviles y se
veras , con sus enormes manos descansando sobre las
rodillas , en eterno reposo , como si sostuvieran la mon
taña sobre sus magestuosas cabezas? Filemon se sintió
sobrecogido de cierto pavor, y no se atrevia á recoger la
leña que habia á sus pies : tan fijamente parecia que le
miraban con sus grandes ojos.
Alrededor de sus rodillas y de sus tronos habia gra
bados caracteres místicos , símbolo tras símbolo , línea
tras línea. Allí estaba la antigua ciencia de los egipcios
que Moisés , el honibre de Dios, habia aprendido. ¿Por
qué él no habia de aprenderla tambien ? ¿Qué terribles se
cretos no se ocultarian tal vez bajo aquellas palabras so
bre el mundo , sobre lo pasado , lo presente y lo futuro,
secretos de que Filemon conocia solo tan pequeña parte?
Aquellos reyes los habian sabido todos , sus ásperos la
bios parecia que iban a moverse dispuestos a hablarle ...
¡Oh! isi pudieran hablar una vez siquiera !... y sin em
bargo, aquella sonrisa severa con que parecia que le es.
presaban su desprecio al mirarle desde la altura de su
32 HIPATIA .

poder y de su ciencia, trastornaba al pobre jóven y no se


atrevió a mirarlos mas .
Pasó adelante y entró en los salones del templo , en
una especie de abismo de tibia y verde sombra que se
prolongaba por lo interior columna tras columna , hasta
perderse todo en las mas densas tinieblas . A pesar de la
oscuridad, Filemon descubrió en todas las paredes y en
todas las columnas magníficos arabescos y cuadros de
historia , triunfos y trabajos; filas de cautivos, en trages
estraños У fantásticos, llevando estraños animales como
tributos de tierras desconocidas ; grupos de mujeres
coronadas de guirnaldas , celebrando banquetes, tenien
do cada una en la mano la fragante flor del loto , mien
tras los esclavos les llevaban vino y perfumes y sus
hijos se sentaban en su regazo y sus maridos á su lado;
comparsas de bailarinas vestidas de túnicas trasparen
tes y ceñidas de dorados cinturones.... ¿Qué significaba
todo aquello? ¿por qué habia existido? ¿ por qué el mun
do habia caminado de aquella suerte , siglo tras siglo,
milenio tras milenio, comiendo , bebiendo y casándose,
y sin saber mas, pues que sus antepasados habian per
dido la luz siglos y siglos antes que nacieran los perso
najes allí representados?.... Y Cristo no habia venido sino
muchos siglos despues que esas personas habian muer
to.... ¿Cómo podian ellas saber? .... Y sin embargo, to
das estaban en el infierno .... Sí, todas aquellas mujeres
con sus abundantes cabellos, sus guirnaldas , sus colla
res, sus flores, sus hermosos trajes... aquella que tal
vez en vida se sonreia tan dulcemente, y vestia tan lu
josamente, y tenia hijos y amigos , y jamás pensó en lo
que iba á sufrir despues..... tambien estaba en el in
fierno ardiendo para siempre .... Filemon miraba fija
HIPATIA . 33

mente el suelo pedregoso como si quisiera penetrar con


la vista sus secretos.... Los ojos de la ſé los penetraban ,
y con ellos veia aquella mujer retorciéndose los miem
bros entre las llamas, iustada , desollada , en eierna ayo
nía , padeciendo dolores cuyo solo pensamiento le hacia
estremecer . Una vez se habia quemado las manos con
una hoja de palmera incendiada , y recordaba la clase
de sensacion que habia esperimentado... Aquella mu
jer padecia diez mil veces mas, y para siempre.... Fi
gurábasele oir sus gritos é implorar en vano una gota
de agua para humedecer su lengua . Solo una vez habia
oido los alaridos de un ser humano : eran de un niño
que bañándose en el Nilo habia sido arrebatado por un
cocodrilo.... Sus quejidos débiles y lastimeros, a pesar
de la distancia , habian resonado en su alma de un mo
do intolerable por muchos dias .... ¡Y pensar que millo
nes de seres exhalaban para siempre quejidos semejans
• tes bajo las bóvedas de fuego del infierno !....
Semejantes pensamientos eran la tentacion de un
enemigo Habia penetrado en el recinto donde el demo
nio conservaba todavía sus antiguos altares; habia per
mitido que sus ojos mirasen las abominaciones del gen
tilismo, y el espíritu del mal se habia apoderado de su
ánimo . Debia huir al monasterio y referirselo todo á su
padre espiritual, que le daria el castigo merecido, roga
ria a Dios por él y le perdonaria... Pero ¿podia decir
selo todo? ¿ Podia atreverse á confesarle la verdad ente
ra , la insaciable curiosidad , el vivu deseo de penetrar
los misterios del saber , de ver el mundo y sus grandes
hombres, deseo que habia ido creciendo en él lentamen
te basta tomar espantosas proporciones? ¡Ah! no podia
vivir por mas tiempo en el desierto . Aquel mundo que
3
34 HIPATIA .

enviaba tantas almas al infierno, żera realmente tan


malo como su padre le decia? Muy malo debia de ser
cuando tales frutos daba de sí; pero él deseaba verlo y
juzgar por sí mismo .
Llena su alma de estas ideas , vagas éé iuformes como
los pensamientos de un niño , siguió andando Filemon
hasta que llegó al borde de la roca á cuyo pie estaba su
morada .
Y eran agradables de ver aquellos solitarios lauros
ó calles de toscas celdas ciclópeas , bajo la perpétua
sombra del muro de rocas que las limilaba al Mediodia
y teniendo al frente un bosquecillo de palmeras. Una
gran caverna servia á los solitarios de capilla , despensa
y hospital ; y mas allá , en el valle inmediato, el terreno
>

cultivado por la comunidad ofrecia mijo , maiz,, habas,


y era regado por un arroyuelo cuidadosamente diri
gido.
Aquel jardin, como todo lo demás que habia en los
lauros, escepto los siete pies de cada celda , era propie
dad comun , y por tanto objeto de los cuidados y de
los placeres de todos . Todos habian trabajado en él ,
abonándolo con el limo del Nilo, sacado en cestos de
hojas de palma ; todos habian cuidado de limpiarle de
arena ; todos habian recogido en él la pobre cosecha de
que todos debian participar . Para comprar ropas , li
bros y ornamentos sagrados, cada monge trabajaba dia
y noche; y mientras se ocupaba el ánimo en celestes
pensamientos, las manos tejian las hojas de palma para
formar cestas , que un monge anciano cambiaba por los
objetos necesarios en otros mas prósperos y frecuentados
monasterios de la orilla opuesta del rio. Filemon so
lia atravesar con él la corriente en una ligera canoa de
HIPATIA .

papiro, y se entretenia en pescar mientras le aguardaba


para trasladarle otra vez á los lauros.
Era una vida feliz, sencilla , tranquila la de aquellos
>

lauros , toda arreglada por principios y métodos, que se


consideraban sagrados , y que no sin razon se decian
calcados en los de la Escritura . Cada hombre tenia allí
alimento, vestido y abrigo, amigos y consejeros; vivia
en una continua confianza en Dios, у tenia dia y noche
ante sí la esperanza de una vida eterna , mas gloriosa
quc todos los sueños de los poelas . ¿Qué mas podia na
die desear? Aquellos nionges habian buscado el retiro en
que se hallaban , huyendo de ciudades , en comparacion
de las cuales Gomorra podia pasar por casta ; alejándose
de un mundo infernal, corrompido, moribundo, de lira .
nos y esclavos , hipócritas y cínicos, para meditar tran
quilos sobre el deber y el derecho, la muerte y la eter
nidad , el cielo y el infierno , para buscar una ſé comun ,
un interés comun , esperanzas , placeres , obligacio
nes , dolores comunes .... Cierto que muchos de ellos al
>

huir á los desiertos de la Tebaida habian abandonado


los puestos en que Dios les habia colocado.... Qué es
pecie de puestos y qué especie de tiempos eran aque
llos, lo veremos tal vez antes que termine esta his
toria .
- Tarde vienes, hijo mio , dijo el abad , concluyendo
su cesto de palmas al acercarse Filemon .
-La lewa anda escasa , y he tenido que ir muy lejos.
-Un monge no debe responder hasta que se le pre
gunte : no te preguntaba la razon . ¿Dónde has encontra
do esa leña?
-Delante del templo, mas allá del valle.
-El templo! ¿ Qué viste alli?
36 HIPATIA .

Filemon no respondió . Pambo le miró con sus ojos


grandes y perspicaces.
- Tú has entrado en él y te has complacido en mirar
sus abominaciones .
--Yo .... yo no hice mas que mirar.
-¿Y qué viste? ¿mujeres?
Filemon guardó silencio .
-¿No te he prohibido mirar á las mujeres? Una mu
jer fué la primera que abrió las puertas del infierno, y
desde entonces son el origen de lodo mal . ¡ Desgraciado
jóven ! ¿qué has hecho ?
-Eran mujeres pintadas en la pared .
-Ah! dijo el abad , como si de repente se le hubiera
quitado un gran peso de encima. ¿Pero cómo sabes que
eran mujeres, cuando hasta ahora, á no ser que hayas
mentido, lo que no creo de tí, no has visto la cara de
una hija de Eva ?
– Tal vez ... , tal vez , dijo Filemon , no eran sino unos
hermosos diablos .
-¿Y de dónde sacas que los diablos son hermosos ?
-Iba yo el otro dia conduciendo en la lancha al pa
dre Aufugo, cuando en la orilla del rio..... no muy cer
ca , vimos dos personas con el pelo tendido, vestidas de
medio cuerpo abajo de negro, encarnado y amarillo ....
y estaban cogiendo flores en la playa. El padre Aufugo
volvió la vista á otro lado; pero yo ... yo no pude me
nos de pensar que eran los objetos mas hermosos que
hasta entonces habia visto . Por eso le pregunté por qué
volvia los ojos á otra parte , y me respondió que aque
llos eran diablos de la misma especie de los que habian
tentado al bendito Anton . Entonces recordé haber oido
leer que Satanás habia querido seducir á Anton en fi
HIPATIA . 37

gura de una mujer hermosa .... Y así ... y así.... como


las figuras que estaban pintadas en la pared se parecian
tanto á aquellas .... creí que ....
Y el inocente jóven , que pensaba haber cometido un
gran pecado mortal , se puso colorado, tartamudeó al
gunas palabras, y al fin guardó silencio.
--Dios te perdone, hijo mio , como yo te perdono,
dijo el abad : desde hoy no saldrás de los límites del mo
nasterio .
- No salir de los límites del monasterio! Imposible....
no puedo .... si no fueras mi padre , diria no quiero . Ne
cesito libertad , necesito ver por mí mismo, juzgar por
mí mismo lo que es este mundo , del cual hablais todos
aquí con tanta amargura . No aspiro á sus pompas y va
nidades ; yo te prometo , padre mio, si quieres, no en
trar jamás en un templo pagano , y ocultar mi cara en
el polvo siempre que se me acerque una mujer. Pero
necesito ver mundo ; quiero ver la iglesia metropolitana
de Alejandría, y el patriarca y su clero . Si ellos pueden
servir á Dios en la ciudad , ¿por qué yo ro? Mas puedo
hacer allí que aquí por el servicio de Dios .... No que yo
desprecie las virtudes de los santos varones de este mo
nasterio: tampoco soy ni seré ingrato jamás á los favo
res que te debo, padre mio .... oh, eso nunca .... pero
deseo combatir por el Señor. Déjame marchar; no estoy
disgustado de tí ni de los lauros , sino de mí mismo. Co
nozco que la obediencia es noble y digna , pero el peli
gro lo es tambien . Si tú has visto el mundo, ¿por qué
no he de verle yo? Si tú has huido de él por baberle en
contrado demasiado perverso para vivir en su seno, i no
es de esperar que yo tambien le encontraré malo y vol
veré aquí espontáneamente para no dejarte ya nunca ? ....
38 HIPATIA .

Y sin embargo, Cirilo y su clero no han huido á la so


ledad ....
Filemon pronunció este discurso sin respirar, rápi
damente, desesperadamente , y despues se calló, creyen
>

do que el buen abad iba á levantar su báculo y á casti


garle con él duramente . Si lo hubiera hecho , el jóven
se habria sometido con paciencia al castigo ; y del mis
mo modo lo habria sufrido cualquiera otro individuo,
aun el mas venerable del monasterio .... ¿Por qué no?
Despues de una larga residencia entre los padres, y
despues de largas meditaciones y oraciones , estos deli
beradamente le habian elegido por su abad , es decir ,
abba, padre, el mas ilustrado, el mas cuerdo , el mas
virtuoso , y en este concepto debia ser obedecido por
todos .... Y obedecido era con una obediencia leal y ra
cional , y sin embargo absoluta ; con obediencia que hu
bieran envidiado muchos reyes y muchos conquistado
res , y que solo el sentimiento religioso podia producir....
¿Eran cobardes? ¿Eran serviles? Los soldados de las le
giones romanas podian contestar á estas preguntas.... y
contestaban diciendo que temian mucho mas al monge
desarmado de la Tebaida que á los bárbaros armados,
fuesen godos ó vándalos , mauritanos ó españoles .
Dos veces el anciano alzó su báculo para herir á Fi
lemon , y dos veces se detuvo en su propósito. Al fin , le
vantándose lentamente, dejó al jóven alli arrodillado; y
caminando con los ojos fijos en el suelo, se dirigió con
ánimo deliberado a la celda del padre Aufugo .
Todos en el monasterio honraban al padre Aufugo.
Rodeábale un misterio que aumentaba el atractivo de
su admirable santidad , de su dulzura уy de su humildad
casi infantil. Decíase (en las raras conversaciones secre
HIPATIA . 59

tas que algunos monges tenian en sus solitarios paseos)


que habia sido en el inundo un gran personaje; que ha
bia dejado una gran ciudad , tal vez la misma Roma ,
para refugiarse en el desierto; y los sencillos monges es
taban orgullosos en pensar que tenian en su compañía
á un hombre que habia visto a Roma . A lo menos el
abad Pambo lo respetaba ; nunca habia sido castigado,
ni siquiera reprendido: quizá jamás habia dado motivo
para ello ; pero al fin las reprensiones eran el medio
que se ofrecia á todos para que , sometiéndose á ellas,
ejercitasen su humildad . ¿No era el ahad un poco par
cial con el padre Aufugo ? Cuando Teófilo habia enviado
desde Alejandría un mensajero con noticias que pusie
ron en consternacion á todo el monasterio , anunciando
el saco de Roma por Alarico, ¿no le introdujo Pambo
ante todo en la celda de Aufugo, y allí estuvo tres horas
en consulta secreta antes de anunciar la tremenda nue
va al resto de la comunidad? Y el mismo Aufugo, ¿ no
dió al mensajero cartas escritas de su puño, que conte
nian al parecer profundos secretos de política munda
na, desconocidos de todos? Así, cuando los santos varo
nes , que áa las puertas de sus celdas estaban ocupados
>

en sus trabajos manuales, vieron al abad , despues de


un arrebato desacostumbrado de descontento, dejar al
culpado de rodillas y dirigirse á la celda del sábio Aufu
go, pensaron que algun acontecimiento estraordinario y
delicado habia ocurrido , y cada cual deseaba sin envidia
tener los méritos que el padre Aufugo , para ser consul
tado y resolver la dificultad .
Por mas de una hora permanecieron Aufugo y el
abad en la celda hablando con interés y en voz baja;
despues se oyó un ruido solemne, como el de dus hom
40 HIPATIA .

bres que rezan entre lágrimas y suspiros; y todos los


monges bajaron la cabeza , elevando sus corazones á
Dios y pidiéndole humildemente que guiase sus accio
nes para el bien del monasterio , de la Iglesia y del mun
do . Entretanto Filemon continuaba arrodillado é in
móvil esperando su sentencia . ¿Y quién puede decir lo
que pasaba en su ánimo ? Hay en el corazon humano
abismos insondables, que el poeta por mas que pretenda
no puede analizar , y que debe contentarse con indicar
por med o de los actos á que dan orígen .
Al fin el abad Pambo salió grave y lentamente de la
celda del padre Aufugo, y sentándose á la puerta de la
suya dijo estas palabras:
- « Y el mas jóven dijo , padre, dame la parte que me
toca de mi hacienda.... Y tomó el camino hasta que llegó
á un pais distante, y alli gastó sus bienes en la disipacion
y el libertinaje. » Tú , hijo mio , saldrás del monasterio ,
»

pues que así lo deseas; pero antes ven conmigo y habla


rás al padre Aufugo .
Filemon , como todos los demás, amaba al padre Au
fugo ; y cuando el abad se retiró y les dejó solos , no sin
tió temor ni vergüenza al descubrirle su corazon.... Lar
ga y apasionadamente habló en respuesta a las pregun
tas del anciano, que sin rigidez ni solemnidad pedantesca
interrumpió al jöven , y se dejó interrumpir por él ama
blemente , graciosamente , casi placenteramente . Y sin
embargo, su tono era melancólico al contestar al discur
so de Filemon .
-Tertuliano , Orígenes , Cipriano , ban vivido en el
mundo , dijo el jóven . Todos esos y otros muchos mas
cuyos nombres honramos , cuyas oraciones pedimos,
eran hombres instruidos en la ciencia de los gentiles , y
HIPATIA . 41

pelearon y trabajaron sin mancilla . ¿ Por qué no he de


poder yo imitarlos ? Cirilo , el mismo patriarca , no ha
venido desde las cuevas de Nitria á sentarse en la silla
patriarcal de Alejandría ?
El anciano levantó la mano lentamente , y echando
atrás los espesos cabellos del joven que tenia arrodillado
á sus pies , le miró fijamente con blandos y compasivos
ojos.
-Y tú quieres ver el mundo , pobre insensato , y tú
quieres ver el mundo !
-Quiero convertirlo.
-Para eso es necesario ante todo que le conozcas . ¿Te
diré lo que es ese mundo que te parece tan fácil de con
vertir ? Aquí me tienes á mí, pobre y desconocido mon
ge , ayunando, rezando por todo el resto de mis dias para
que Dios tenga piedad de mi alma; y no sabes lo que he
sido . Si lo supieras , te darias por contento con poder vi
vir aquí para siempre.... Yo soy Arsenio ... ¡ Ah ,> loco de
mil Tú, hijo mio, no has oido jamás este nombre, ante el
cual en otro tiempo se cubria de palidez el semblante de
las reinas y enmudecian sus labios. i¡ Vanitas vanitatum ,
et omnia vanitas ! Y sin embargo , aquel cuyo ceño hace
temblar al mundo , ha temblado delante de mí. Yo he
>

sido tutor de Honorio .


-¿El emperador de Roma ?
-Sí , hijo mio . Allí ví ese mundo que tú deseas ver .
¿Y qué es lo que ví ? Lo que tú verás : eunucos conver
tidos en tiranos de sus soberanos mismos; hombres re
vestidos de altas dignidades besando los pies de parri
cidas y de prostitutas; mentirosos elogiados por sus men
tiras ; hipócritas regocijándose en su hipocresía ; los mu
chos vendidos y esterminados por la malicia, el capricho
42 HIPATIA .

y la vanidad de los pocos ; espoliadores de los pobres,


despojados a su vez por otros mas ladrones que ellos;
cada tentativa de reforma, fuente de peores escándalos;
cada ejemplo de clemencia , origen de nuevas crueldades;
los perseguidores de ayer perseguidos hoy á su vez con
igual furor; cada espíritu infernal exorcizado volviendo
con otros siete peores que él : mentira y egoisme , sober
bia y concupiscencia , confusion horrible , Satanás com
batiendo contra Satanás en todas partes , desde el empe
rador que se ostenta èn su trono , basta el esclavo que
blasfema entre sus cadenas .
-El reinado de Satanás no subsistirá .
-En el mundo venidero ; pero en este subsistirá y ven
cerá hasta que llegue su término . Estos son los últimos
dias de que han hablado los profetas , el principio de ca
7

lamidades , tales como no se han visto jamás en la tierra .


Las naciones se miran atribuladas ; los corazones de los
fuertes tiemblan al pensar en las cosas que van á sobre
venir en la tierra . Yo las preveo : un año y otro he ob
servado cómo se van acercando cada vez mas terribles .
acontecimientos . Un año tras otro he observado cómo se
acerca el negro torrente de los bárbaros del Norte , seme
jante á los remo inos de arena que alza el viento del de
sierto , que pasan una y otra vez hasta que al fin sepul
tan las caravanas . Yo he previsto esa calamidad ; yo he
rogado que se tratase de evitarla; pero como la antigua
Casandra, ni mi profecía ni mis súplicas han sido oidas .
Mi pupilo ba despreciado mis avisos ; las disoluciones de
la juventud, las intrigas de los cortesanos han sido para
él mas fuertes que la voz de Dios : y entonces he cesado
de esperar ; he cesado de orar por la gloriosa ciudad ,
porque he visto que su sentencia está ya dada . La he
HIPATIA . 43

visto en espíritu , como San Juan la vió en sus revela


ciones; he visto sus pecados y su ruina . Por eso he hui
do de ella secretamente una noche y me he enterrado
aquí en el desierto para esperar el fin del mundo.
Noche y dia ruego al Señor que llame á sus elegidos y
apresure la llegada de su reino . Todas las mañanas le
vanto mis miradas al cielo temblando, y sin embargo
con la esperanza de ver en él la señal de la venida del
Hijo del Hombre, cuando el sol se ha de oscurecer, la
luna convertirse en sangre, las estrellas caer , el firma
mento hundirse , las fuentes del abismo brotar fuego
bajo nuestros pies y llegar el fin de los tiempos. ¿ Y tú
quieres ir á ese mundo, del cual yo he huido ?
-Si la cosecha está próxima, el Señor necesita sega
dores. Si los tiempos son tremendos , yo debo hacer en
ellos tremendas cosas . Enviadme allí , y que el último
dia me encuentre donde deseo estar , peleando en pri
>

mera fila en los combates del Señor .


- Hágase su santa voluntad : irás. Ahí tienes cartas
para el patriarca Cirilo. Te amará por mí , y tambien
por tí mismo, porque creo que te granjearás su afecto .
Vas de tu propia voluntad y con nuestro pleno consen
timiento. El abad y yo hemos estudiado tu carácter por
mucho tiempo, conociendo que en otra parte podias
ser mas úlil al Señor que aquí : no hemos hecho mas
que probarte para ver en tu presteza para la obedien
cia si eras apto para el mando . Vete en paz , hijo mio ,
y Dios sea contigo. No codicies las riquezas mundanas;
no comas carne ni bebas vino ; vive coino has vivido
hasta aquí . No temas la faz del hombre , pero guár
date de contemplar la de la mujer. Ven , el abad nos
espera .
44 HIPATIA .

Filemon se levantó con lágrimas de sorpresa, de jú


bilo, de dolor , casi de miedo .
>

- Vamos, ven . ¿Para qué causar pena á nuestros her


manos con tantas despedidas ?. Toma de la despensa
provision de dátiles secos y de mijo para una semana ;
el bote de papiro está amarrado á la orilla : en él pue
des bajar el rio . El Señor nos dará otro cuando le nece
sitemos . Cuando hayas navegado cinco dias rio abajo ,
pregunta por la entrada del canal de Alejandría. Una
vez allí , cualquiera te guiará á casa del patriarca. En
víanos noticias de tu salud por algun digno mensajero .
Vamos .
Diciendo esto atravesaron juntos el valle y llegaron
á la orilla del gran rio. Pambo estaba allí ya , y sus
blancos cabellos se veian brillar á la luz de la luna, que
empezaba á levantarse , mientras con lentas y débiles
manos trataba de botar al agua la ligera canoa . Filemon
se echó á los pies del anciano , y deshecho en lágrimas
le pidió le perdonara y le diese su bendicion .
- Nada tenemos que perdonar' , dijo el abad . Sigue tu
vocacion interior . Si es mundana , ella misma será tu cas
tigo; si es del espíritu divino , ¿ quiénes sumos nosotros
para oponernos á la voluntad del Señor ? Adios , hijo mio.
Pocos momentos despues el joven bajaba en su canoa
por la rápida corriente á la dorada luz del crepúsculo .
Un minuto mas, y la noche cubrió la escena con su os
curidad , viéndose tan solo el pálido reflejo de la luna
sobre las aguas del rio у sobre las rocas , y los dos reli
giosos arrodillados en la playa , apoyada la cabeza del
uno en el hombro del otro , como dos niños , y llorando
y rezando juntos por aquel jóven , objeto querido de su
avanzada edad .
HIPATIA . 45

CAPITULO III .

LOS GODOS .

Por dos dias el jóven monge siguió la corriente rápida


del Nilo , dejando atrás ciudades a la derecha y á la iz
quierda, ý volviendo la vista á las casas de campo que
descubria á uno y otro lado, hasta que alguna vuelta
del rio se las ocultaba; y mas de una vez se le pasaron
grandes deseos de saber qué tal parecerian aquellos edi
ficios y jardines contemplados de cerca , y qué especie
de vida llevaban los miles de personas que llenaban los
muelles y caminaban á pie ó en carruaje, formando un
cordon inmenso por las carreteras que seguian una y
otra orilla . Eviió cuidadosamente el encuentro con todos
los botes que pasaban junto a él , desde la durada barca
del propietario y del mercader, hasta la débil canoa
llena de jarros vacíos destinados a la venta en algun
mercado del Delta . Acá y allá vió y saludó a algunos
monges , que echaban sus redes en algun sosegado re
manso , ó que pasaban por el camino para trasladarse
+
de un monasterio á otro ; pero todas las noticias que re
»: cibió de ellos se redujeron á decirle que el canal de Ale
jandría estaba aun muchas jornadas mas abajo. Pare
cíale que no habia de concluirse nunca aquella monóto
na vista de dos elevadas riberas de arcilla , con sus es
clusas y azudes y sus vergeles de palmeras: era casi in
finita aquella monótona série de barras arenosas y ban
cos de limo, idénticos todos, presentando todos á la
46 HIPATIA .

vista la misma línea , al parecer, de maderos ó piedras,


pero en realidad , como observaba Filemon al acercarse ,
de cocodrilos que tomaban el sol ó de pelícanos dormi
dos. Sus ojos, cansados con la estrechez de los límites á
que podia estender la mirada , ansiaban deleitarse en la
ilimitada estension del desierto , en los vagos perfiles de
las remotas colinas que habia contemplado en su niñez,
apareciendo misteriosamente al salir el sol y disipándo
se del mismo modo misterioso al anochecer , colinas de
trás de las cuales habitaba un mundo de maravillas, de
sátiros, dragones, antropófagos , elefantes, y hasta del
>

ave fénix . Cansado y melancólico, y no pudiendo fijar


su atencion por mas tiempo en los objetos esteriores , co
menzó á reflexionar sobre sí mismo, y entonces recordó
las palabras de Arsenio : ¿era su vocacion un llamamien
to de Dios ó una tentacion mundana ? i Cómo resolver
este problema? Deseaba ver el mundo: este era un de
seo carnal .... ¿ pero no deseaba tambien convertirlo?
¿No habia salido del monasterio con esa noble inten
cion .... ambicionando el trabajo, la santidad , el marti
rio mismo, si era necesario que viniese, para cortar el
nudo gordiano y salvarle de todas las tentaciones ? ¡ Ah!
el martirio le ahorraria la multitud inmensa de trabajos
y dificultades porque tenia que pasar para salir triun
fante de ese mundo en el cual aun no habia entrado .
Oprimiósele el corazon y suspiró echando de menos la
tranquilidad del amado monasterio y la vista de rostros
familiares . Pero la suerte estaba echada y no le era
dado retroceder .
Al volver un recodo del rio se halló delante de una
barca , pintada de brillantes colores , en la cual iban
hombres armados , vestidos de trajes toscos y estranje
HIPATIA . 47

ros, y que se ocupaban con bárbara gritería en dar caza


á un hipopótamo que aparecia en el agua . En la proa ,
uno de ellos, de gigantesca estatura , blandia con la ma
no derecha un arpon , mientras con la izquierda tenia la
cuerda de otro , cuya cabeza se hallaba fija en el san
griento costado del hipopótamo, que echando torrentes
de espuma , se sumergia unas cuantas varas en el rio .
Un viejo y canoso guerrero puesto al timon , conservaba
constantemente la proa del buque hacia el monstruo , á
pesar de las contínuas vueltas que daba , y cuando huia ,
veinte ó mas remos azolaban el agua persiguiéndole.
Todo era en la barca actividad y animacion , y no es de
estrañar que la curiosidad de Filemnon le indujera á
acercarse demasiado, antes de descubrir bajo un vistoso
pabellon en la popa una docena de pares de ojos negros
y lánguidos, que se dirigian alternativamente á la caza
y á su persona . Aquellos ojos pertenecian á unas jóvenes
de lucientes cabellos, adornadas de gargantillas de oro
У de ligeros trajes, que charlaban entre sí y se sopreian .
Filemon se soprojó sin saber por qué , y por medio del
remo trató de alejarse de allí ; per:) como sus esfuerzos
para huir de la influencia de aquellos ojos brillantes dis
trajeran su atencion de todo lo demás, no observó que
el hipopótamo le habia visto y que furioso con el dolor
de sus heridas se lanzaba directamente contra la in
ofensiva canoa . La cuerda del arpon se enredó entonces
en el cuerpo de Filemon , y en un momento él y su bar
quilla zozobraron , mientras el mónstruo se acercaba
con la boca abierta y enseñando sus grandes y blancos
colmillos.
Por fortuna Filemon , que habia tenido siempre por
costumbre bañarse, nadaba como un barbo ; jamás ha -
48 HIPATIA .

bia conocido el miedo ; y la muerte habia sido para él ,


lo mismo que para los demás monges sus compañeros,
un objeto demasiado frecuente de contemplacion para
que llevase consigo ninguna idea de lerror , ni aun en el
momento en que parecia que iba a comenzar a vivir .
Además, el monge era hombre y jóven, y no tenia in
tencion de morir sin defenderse . Así , pues , en breve se
desembarazo de la cuerda, y dejándose ir de repente á
fondo, evitó el ataque del monstruo ; despues , sacando
el cuchillo corto , única arma que llevaba, le aiacó por
detrás á cuchilladas , que aunque no muy profundas ,
iban tiñendo cada vez mas de sangre las aguas del rio .
Los bárbaros lanzaron gritos de jóbilo ; y el hipopótamo,
volviéndose furiosamente contra su nuevo agresor , des
hizo en menudos fragmentos la canoa de una sola den
tellada. Sin embargo, aquella vuelta le fué fatal, por
que la barca de los guerreros le seguia de cerca , y al
presentarse descubierto , el fuerte brazo del gigante le
arrojó el dardo , que atravesándole el corazon, le dejó
muerto flotando sobre las aguas .
¡Pobre Filemon ! El fué el único que guardó silencio
en medio de aquella confusion de gritos de triunfo . Co
menzó á nadar tristemente alrededor de los restos de su
canoa .... y halló que no se hallaban en estado de sosie
ner una mosca . Miró á la orilla distante, pensando diri
girse á ella ; pero se detuvo temiendo los cocodrilos....
miró á la barca y pensó en aquellos ojos de basilisco ....
Podia librarse de los cocodrilos ; pero ¿ cómo evitar el
encuentro de las mujeres ? ... Esta reflexion le hizo di
rigirse resueltamente hacia la orilla , cuando observó
que le impedian el paso con la barca , desde la cual uno
de los bárbaros le arrojó una cuerda y le subió á bordo
HIPATIA . 49

entre las risas , las esclamaciones, los gritos de la tripu


lacion , que esperaba como cosa natural que se hubiese
aprovechado de su auxilio y que no podia cumprender
la causa de su repugnancia á aceptarlo.
Filemon contempló asombrado á sus estraños hués
pedes , su blanca tez , sus cabezas y rostros redondos,
sus pómulos salientes, sus colosales estaturas , sus atlé
ticas formas, sus barbas rojas, sus cabellos dorados for
mando un fantástico nudo sobre la cabeza ; sus feos tra
jes, medio romanos, medio egipcios, medio estranjeros,
manchados y estropeados en los asaltos y en las batallas,
y adornados sin gusto y sin arte , pero con clásicas joyas,
broches y monedas romanas ensartadas á modo de co
llares . Solo el piloto, que se habia adelantado á ver el
hipopótamo y á ayudar á subirlo á bordo, parecia con
servar el verdadero y sencillo traje de su raza , botines
de piel de venado, coraza de cuero entretelada, capa de
piel de oso, cuyo único adorno eran las uñas de la mis
ma fiera, y una franja de penachos grises, que parecian
cabelleras humanas . El idioma en que hablaban era
completamente ininteligible para Filemon , aunque para
nosotros no es necesario que lo sea .
Este es un poble y valiente muchacho, amigo Wulf,
hijo de Ovida , dijo el gigante al héroe de la capa de piel
de oso, y entiende el arte de llevar pieles en este clima
abrasador casi mejor que tú.
-Yo conservo el traje de mis antepasados , Amalrico
el Amal . Lo que fué bueno para saquear a Roma , tam
bien lo será para entrar en Asgard.
Elgigante, que tenia yelmo, coraza y borceguíes se
natoriales, y una especie de traje romano entre militar
y ciyil, y llevaba al cuello como una docena de cadenas
4
50 HIPATIA .

de oro y los dedos llenos todos de joyas , volvió la cara á


otra parte con gesto impaciente.
-Asgard, Asgard ! Si tanta prisa tienes por llegar
á Asgard , pregunta á ese muchacho cuánto dista de
aquí .
Wulf hizo lo que Amalrico le mandaba y dirigió su
pregunta á Filemon , el cual no pudo responderle sino
moviendo la cabeza .
-Pregúntale en griego. 1

-El griego es lengua de esclavos . Haz que le hable


un esclavo, no yo.
-¡Hola ! que venga una de esas muchachas: Pelagia ,
tú que entiendes la lengua de este mozo , pregúntale
cuánto hay de aquí á Asgard .
-Háblame con mas cortesía , héroe salvaje, contestó
una voz dulce que salia de debajo del pabellon . A la be
lleza se la trata con mimo y blandura , no con imperio.
-Ven , pues, gacela mia , palnsera mia , mi flor de
loto, mi .... ¿ qué fue la última tontería que me enseñas
te ? Ven y pregunta á este rústico mancebo cuánto está
de aquí esa maldita conejera de Asgard, á la cual pare
ce que no hemos de llegar nunca .
Levantóse la cortina del pabellon y sentada en blan
dos y lujosos almohadones, abanicada con plumas de
pavo real y resplandeciente de rubíes y topacios, apa
reció á los ojos atónitos de Filemon una mujer como de
veinte yy dos años, formada por el tipo mas voluptuoso de
la belleza griega, y cuya tez trasparente dejaba descu
brir el ligero azul de las venas al través de su lustroso
color moreno. Sus pequeños pies, desnudos al pisar los
almohadones, parecian mas perfectos que los de la mis
ma Afrodita, y mas suaves que el pecho de un cisne.
HIPATIA . 51

Su túpica de gasa descubria los contornos de su busto y


de sus brazos , y desde la cintura abajo estaba envuelta
en una tela de seda color de naranja, bordada de guir
naldas de conchas y rosas. Su pelo negro caia esparcido
sobre la almohada en mil rizos, sujetos con oro y joyas;
sus lánguidos ojos brillaban como diamantes debajo de
unas pestañas negras, y sus labios , plegados por natu
raleza ó por hábito, parecian siempre en actitud de be
sar . Levantó negligentemente su pequeña mano, abrió
con lentitud sus labios, y en el lenguaje ático mas puro
y melodioso, hizo á Filemon la pregunta que su sigan
tesco amante deseaba. Despues, sin dar tiempo a que el
jóven monge contestase, dijo:
-¿Asgard ? ¿Qué es Asgard ?
--La ciudad de los Dioses inmortales, respondió el an
ciano guerrero en tono áspero.
-La ciudad de Dios está en el cielo, dijo Filemon á
su intérprete, procurando evitar aquellas miradas bri
llantes y escudriñadoras.
Su respuesta fué acogida con una carcajada general
por todos, menos por el gefe, que se contentó con enco
2

gerse de hombros.
-Tanto cuesta , creo yo, subir al cielo, como subir por
el Nilo; y la misma probabilidad tenemos de llegar á él
volando que navegando rio arriba . Pregúntale, Pelagia,
en dónde nace este rio .
Pelagia obedeció .... y aquí siguió una narración con
fusa de todas las imposibles maravillas de aquella tier
ra encantada que habia aprendido Filemon en su juven
tud y de las tradiciones igualmente quiméricas que los
godos babian recogido en Alejandría . Segun ellas, el Nilo
subia basta el Cáucaso. ¿ Dónde estaba el Cáucaso ? File
52 HIPATIA .

mon no lo sabia.... En el Paraiso , en la India Etiópi


ca.... en la Etiopia indica. ¿ Dónde estaban ellos ? Tam
.

poco lo sabia Filemon ni nadie. El rio corria por espacio


de cienlo cincuenta jornadas, atravesando desiertos ha
bilados tan solo por serpientes voladoras y sátiros, y en
que el calor abrasaba hasta las melenas de los leones..ias
-Buena caza habrá allí, aunque no haya mas , entre
esos dragones, dijo Smid , hijo de Troll, maestro armero:
de la partida.
Tan buena como la de Thor cuando cogió á la ser-
HS

piente Midgard con la cabeza de toro , dijo Wulf.


-Despues el rio volvia hacia el Oriente por espacio
de cien dias mas de camino, rodeando la Arabia y la
India у atravesando selvas llenas de elefantes y de mu
jeres con cabeza de perro ....
--¿Tanto mejor, Smid! gritó Wulf regocijado.

-Allí estará barata la carne fresca , principe Wulf,
éh ? dijo Smid . Debo prevenir saetas.
-Hasta llegar a las montañas, de los Hiperbóreos,
donde reivaba una elerna noche y el aire estaba lleno de
plumas.... Uno de los tres brazos del rio nacia allí. Otro
venia del Océano Austral , mas allá de las montañas de la
Luna, donde nadie habia estado, y el tercero del pais
donde vivia el fénix, pais cuya situacion era desconoci
da de todo el mundo. Además, el rio tenia cataratas é
inundaciones, y mas allá de las cataratas no habia sino
montes de arena llenos de diablos de un estremo a otro .
En cuanto a la ciudad de Asgard , nadie habia oido ha
blar de ella .
Conforme iba bablando Filemon , y Pelagia interpre
tando bien o mal lo que decia , se iban poniendo más sé
rios los rostros de los bárbaros, hasta que al fin el gi
HIPATIA . 53

gante mordiéndose la mano y dando una palmada en la


rodilla , juró que no daria un paso mas' rio arriba en
busca de Asgard .
-No hagas caso del fraile, gritó Wulf. ¿Qué sabe ese
pobre bestia de cosas como esas ?
-¿Por qué no ha de saber un monge tanto como un
gobernador romano ? dijo Smid.
-¡Oh, los monges lo saben todo ! esclamó Pelagia.
Ellos suben el rio por espacio de cientos y miles de mi
llas , y atraviesan desiertos pasando por entre diablos y
monstruos , que devorarian á cualesquiera otros.
-¡Oh , santos varones! dijeron á una voz las demás
jóvenes : todas esas maravillas las hacen con solo la señal
de la cruz. Y se santiguaron; y aun se hubieran arrodi
llado delante de Filemon para pedirle su bendicion, si el
miedo a los godos, sus amantes, no se lo hubiera impe
dido .
- Dices bien , Smid , dijo Amalrico: ¿por qué no ha de
saber este monge tanto como el prefecto? Yo creo que el
prefecto se burló de nosotros cuando dijo que Asgard no
distaba sino diez jornadas.
-¿Por qué razon? preguntó Wulf.
-Yo nunca doy razones. ¿De qué serviria ser Amal
é hijo de Odin , si tuviese uno que andar dando razones á
cada paso como un miserable leguleyo romano? El go
bernador tiene cara de embustero , y este monge por el
contrario, por su traza parece un muchacho hunrado, y
prefiero creerle mejor que al otro. Por consiguiente no
hay mas que hablar.
-No me mires con esos ojos, principe Wulf: no es
culpa mia ; yo no he hecho mas que repetir lo que decia
el monge , dijo Pelagia en voz baja .
54 HIPATIA .

--¿Quién te mira con malos ojos , mi reina? gritó en


furecido el Amal. Dímelo, y por el martillo de Thor
juro ....
-¿Quién habla contigo, estúpido amante mio? dijo
Pelagia, que temia á cada paso una tormenta . Nadie aquí
me loira mal: solo yo me enfado contigo porque no oyes
bien y te metes en todo. Mira, si no eres bueno, me es
ca paré con el príncipe Wulf. ¿No ves que toda tu gente
está esperando que les pronuncies un discurso?
El Amal se levantó y dijo:
-Wulf, hijo de Ovida, y vosotros, guerreros todos,
oíd . Si necesitamos riquezas, no las encontraremos entre
montañas de arena ; si queremos mujeres, no las lialla
remos mas hermosas que estas entre dragones y dia
blos. No arrugues el ceño, Wulf: ¿por ventura, querrás
casarte con alguna de esas muchachas de cabeza de per
ro , deque nos ha hablado el monge? Además , tenemos
dinero y mujeres, y si deseamos divertirnos en la caza,
mas vale cazar hombres que cazar fieras. Por tanto , lo
mejor es volver donde encontremos hombres que cazar ,
ya que por el camino que llevamos no hemos de encon
trarlos . En cuanto a la fama y demás, aun cuando tene
mos ya bastante, todavía bay mucha que adquirir en
cualquiera de las costas del Mediterráneo. Podemos que
mar y saquear á Alejandria. Cuarenta de nosotros bas
tan para matar a todos sus defensores en dos dias, y
despues ahorcaremos a ese embustero de prefecto , que
nos ha hecho venir hasta aquí con sus mentiras . No me
repliques , Wulf: yo sabia que nos engañaba, pero como
tú escuchabas con tanta boca abierta lo que decia, tuve
que dejarme guiar por el parecer de los mas ancianos .
Volvamos : enviaremos por alguna de las tribus; envia
HIPATIA . 55

remos á España por los vándalos, que ya están cansados


de ese maldito Ataulfo : yo les llamaré; forınaré con
ellos un ejército y tomaré á Constantinopla. Entonces yo
seré Augusto y Pelagia Augusta , y tú y Smid sereis los
dos Césares y haremos á este monge gefe del palacio , ¿eh?
En fin , haré lo que querais como no sea dar un paso
mas por este maldito canal de agua caliente . Amigos
mios, preguntad á vuestras mujeres; yo preguntaré á la
mia : las mujeres son todas profetisas.
-Cuando son honradas, murmuró Wulf entre dientes.
-Yo iré hasta el fin del mundo contigo , rey mio,
dijo Pelagia suspirando ; pero ciertamente me agrada
mas Alejandría que esto.
El anciano Wulf se puso en pie con ademan feroz, y
dijo:
Amalrico el Amal , hijo de Odin , y vosotros , héroes
todos, oíd . Cuando mis padres juraron fidelidad á Odin
y dieron el reino á los sagrados Amales, hijos de Æsir ,
¿ cuál fué su vínculo de union con vuestros padres? ¿No
fué que caminaríamos siempre al Mediodia hasta llegar
á Asgard , la ciudad donde mora Odin eternamente, y
entregar en sus manos el cetro de toda la tierra? ¿No
hemos guardado nuestro juramento? ¿No hemos seguido
á los Amales? ¿No dejamos á Ataulfo, que no queria con
tinuar mas al Sur, por cumplir nuestra palabra , mientras
ha habido un Amal que nos guiase? ¿No te hemos sido
fieles, bijo de Æsir?
-Nadie ha visto á Wulf, hijo de Ovida , faltar jamás
á amigo ni á enemigo.
-Entonces , ¿ por qué su amigo le falta å él? Si el toro
se echa a descansar, ¿qué hará el resto del ganado? Si el
lobo pierde la pista, ¿cómo la ha de conservar la mana
56 HIPATIA .

da de lobeznos? Si el Ingling olvida el canto de Asgard ,


¿quién le cantará á los héroes?
- Cántalo tú , si te parece. Pelagia canta bastante bien
para mí .
Aprovechó astutamente la ocasion Pelagia, y comenzó
a cantar con acento suave , blando y voluptuoso:

Deja los remos, por vida mia


A Alejandría volvamos ya .
Entrega el barco á la corriente ,
Que blandamente nos llevará .
La vida es corta , el tiempo vuela;
Suelta la vela ; descansarás
En el regazo de quien te adora
Y hasta la aurora te dormirás .

—¿Qué puedes contestar a eso, Wulf? esclamaron una


docena de voces .
-Oíd el canto de Asgard, guerreros de los godos, ese
-

canto que tanto agradaba al rey Alarico. Yo le canté en


su presencia en el palacio de los Césares, hasta que
juró, no obstante ser cristiano como era , caminar siem
pre al Mediodia en busca de la ciudad santa . Y cuando
se fué al Walhalla ( 1 ) , y los buques naufragaron en Si
cilia ; y cuando Ataulfo volvió las espaldas como un per
ro cansado y se casó con la hija de los Romanos aborre
cida de Odin y se dirigió de nuevo al Norle hacia la Ga
lia , os cante todo aquel canto en Mesina hasta que jurás
teis seguir al Amal por entre el fuego yу el agua en buscà
de la morada de Odin , donde recibiremos la copa de sus
manos. Oid , pues, guerreros godos . 1
(1 ) Al cielo de Odin .
HIPATIA . 57

-No quiero oir, gritó furiosamente el Amal tapándo


9

se los oidos con ambas manos . ¿ Quieres escitarnos otra


vez á derramar sangre, precisamente cuando estamos
mas tranquilos y cuando empezamos a conocer que la
vida se ha hecho para otra cosa?
-Oid el canto de Asgard . -¡Adelante! já Asgard , á
Asgard , hijos de los godos ! gritaron otros : y en breves
momentos el barco fué una babel de voces.
-¿No llevamos ya siete años de marchas y combates ?
decia uno .
-¿No hemos bebido, decia otro , diez veces mas san
gre que la que se necesita para satisfacer á Odin? Si nos
necesita, que venga él mismo y sea nuestro capitan.
-El príncipe Wulf es como su nombre (1 ) , nunca se
cansa; pero si él tiene piernas de lobo, esa no es razon
para exigir que nosotros las tengamos tambien .
-¿No has oido lo que dice el monge ? Que no podre
mos pasar de las Cataratas .
-Yo concluiré primero con él y con sus cuentos de
vieja, y despues me entendere con vosotros.
Y levantándose del travesaño en que estaba sentado,
tomó con una rano un cuchillo y asió con la otra el cue
llo de Filemon .... Un momento mas , y todo habia con
cluido para el pobre monge.
Por la primera vez en su vida Filemon sintió en su
cuerpo la mano de un enemigo , y una nueva sensacion
corrió por todos sus nervios al sostener el ataque del
anciano guerrero , cogiéndole con la mano izquierda de
la muñeca que tenia levantada, asiéndole ' con la otra
del cinturon, y comenzando con él sin propósito deter
minado una lucha terrible ,9 que por mas estraño que
( 1 ) Wulf significa lobo. (N. del T.)
58 HIPATIA .

parezca, fué un espectáculo divertido para los circuns


tantes .

Las mujeres gritaban suplicando áá sus compañeros


que separasen á los combatientes , pero en vano,
--¡Dejadlos, dejadlos ! ¡ Buen combate ! ¡ magnífico !
Encoge esas piernas, Yto; ¿no ves que van a caer sobre
tí ? Eso es justo, príncipe, no hay que usar del cuchillo :
no tardará uno en caer. ¡ Voto a todas las Walkirias, los
dos han caido, y el príncipe debajo del otro !
Así era en efecto; y en un momento Filemon podria
haber arrancado el cuchillo de la mano de su enemigo.
Pero con grande asombro de los espectadores, hizo un
poderoso esfuerzo para despreoderse de él , le soltó y se
retiró tranquilamente a su asiento, asustado en su con
ciencia de la horrible sed de sangre que se habia apode
rado de él al ver al anciano guerrero bajo su poder.
La admiracion impuso por un momento silencio á
todos ; tenian por cosa corriente que Filemon hubiera
usado de su derecho matando á su enemigo y arrancán
dole la cabellera, acontecimiento que habrian deplorado
profundamente, pero que como hombres de honor no
habrian tratado de evitar, contentándose con desollar
vivo al vencedor, ó practicar con él alguna otra delicada
ceremonia de esta especie , que pudiera servir para mi
tigar su pena y consolar el alma del difunto .
Wulf se levantó con el cuchillo en la mano y miró
alrededor, tal vez para inquirir lo que de él se esperaba.
Levantó luego su arma para herir á Filemon , el cual sin
moverse de su asiento no hizo mas que mirarle tranqui
lamente á la cara.... Entonces el anciano guerrero , fi
jando la vista en la orilla del rio , observó que el barco
seguia con rapidez la corriente; y cuando se convenció
HIPATIA . 59

de que indudablemente en vez de subir navegaban rio


abajo, tiró el cuchillo y se sentó resueltamenle en su si
tio , 'asombrando a los espectadores casi tanto como los
habia asombrado Filemon .
- Cinco minutos de buen combate, y ninguno ha
muertol i qué vergüenzal esclamó Smid . Queremos ver
correr la sangre, y vale mas que sea la tuya que la de
aquellos que son mejores que tú .
Diciendo esto el armero de la compañía, se lanzó so
bre el pobre Filemon.
El armero habia manifestado los deseos de toda la
tripulacion del barco. La lucha habia despertado sus
instintos sanguinarios ; querian sangre ; y levantándose
todos, no con la furia del celta ó del egipcio , sino con la
fria Уy alegre crueldad del teuton , se apoderaron de Fi
lemon con el objeto de desollarle , ó por lo menos de em
palarle.
Filemon se sometió tranquilamente áa su suerte, si su
mision puede llamarse aquel estado de absoluto asom
bro, en que la novedad del caso le lenia . Su repentina
salida del monasterio; el nuevo mundo de ideas У de ac
cion en que habia entrado; los nuevos compañeros con
quienes se hallaba le tenian como estupefacto. El , que
habia prometido no mirar á las mujeres, se encontraba
por efecto de circunstancias invencibles, en un barco lle
no de las peores que podia haber hallado ; y habiéndole
así acaecido lo peor que en su concepto le podia acon
tecer, todo lo demás que pudiera sobrevenirle necesa
riamente habia de mejorar su situacion . Por lo demás,
habia salido para ver mundo y le estaba viendo ; era
preciso conformarse y recoger el fruto de sus deseos .
Y ciertamente le hubiera recogido antes de cinco mi
60 HIPATIA .

nutos en una forma demasiado terrible, si Pelagia no


hubiera gritado llena de compasion :
- Amalrico, Amalrico, no les dejes que le maten! (No
puedo sufrir tal espectáculo !
-Los guerreros son hombres libres, querida mia, y
yo no puedo intervenir en esto . ¿ 1Pero qué te importa la
vida de ese animal ?
Antes que nadie pudiera detenerla , Pelagia se habia
levantado de sus almohadones y lanzado en medio de
aquel círculo de fieras, gritando :
- Dejadle , dejadle, por amor mio !
- Hermosa jóven , no interrumpas la diversion de los
guerreros .
En un instante Pelagia se quitó su manto y le arrojó
sobre Filemon, quedando solo cubierta de la ligera tú
nica de gasa y esclamando :
- Veremos quién se atreve á herirle debajo de ese
manto , aunque está teñido de azafran .
Los godos retrocedieron . Tenian á Pelagia tan poco
respeto como el resto de la sociedad; pero en aquel mo
mento no era para ellos la Mesalina de Alejandría , era
una mujer; y fieles a su antiguo é instintivo respeto a las
mujeres, se detuvieron , contemplaron sus ojos brillan
tes , en que estaban pintados el terror femenil , la noble
>

indignacion , la piedad , y se retiraron murmurando.


Sin embargo , todavía no estaba asegurada su victo
ria , cuando Pelagia sintió que una mano pesada se apo
yaba en su hombro, y volviéndose vió á Wulf, hijo de
Ovida .
- Retírate , hermosa , dijo Wulf. Guerreros, reclamo á
ese jóven , es mi prisionero . Podria haberle dado muerte
si hubiera querido. No lo hice, y nadie le matará .
HIPATIA . 61

-Dánosle, príncipe Wulf: no hemos visto sangre hace


muchos dias .
-Habríais visto rios de ella si hubiérais tenido cora
zon para seguir adelante . Ese valiente muchacho es mio;
me ha derribado en buena lucha y me ha perdonado la
vida ; quiero enseñarle á ser guerrero .
Y levantó del suelo al monge, que estaba tendido
en él .
-Eres mi prisionero, le dijo. ¿Te gustan los combates ?
Filemon , no comprendiendo el idioma en que le ha
blaban , no pudo hacer mas que mover la cabeza .
-¡Dice que no, dice que no ! i¡ Es un cobarde; dánosle!
- Ya habia yo muerto reyes cuando vosotros no ma
tábais todavía sino ranas . Oidme, hijos mios. El cobarde
lucha con furor al principio y afloja al momento , porque
su sangre tan pronto como se enciende se enfria. Pero
el valiente cada vez se enardece pas, porque el espíritu
de Odin desciende sobre él . Yo he visto el modo de com
batir de este muchacho , y os digo que con mis lecciones
será todo un hombre .
Y Wulf llevó á Filemon á su asiento.
- Podemos tambien hacer que nos sirva , dijo Smid.
--Bien , contestó su nuevo protector: puede remar por
nosotros, como nosotros hemos remado por él ; y si he
mos de volver para bajar al pozo de Hela despues de
una muerte sin gloria , cuanto mas deprisa vayainos
mejor.
Y poniéndose á remar todos, dieron un remo tam
bien á Filemon, y le manejó con tanta fuerza y destreza ,
que los que acababan de mostrarse sus enemigos, le fe
licitaron cordialmente por aquellas estimables cuali
dades .
1
HIPATIA . 63

CAPITULO IV ,

MIRXAM .

Pocos dias despues de los sucesos referidos en el capí


tulo anterior , la esclava favorita de Hipatia entró en su
cuarto una inañana con rostro alterado .
-Señora, la vieja judía , esa á quien tantas veces he
mos visto mirando á tus ventanas desde la acera de en
frente, esa que nos asustó á todas el otro dia atrevien
dose á entrar, porque seguramente es una hechicera ter
rible....
-Bien , ¿ qué ?
-Está abajo y quiere hablar contigo. Yo no tengo
cuidado, porque llevo un amuleto. ¿ Le tienes tú tam
bien ?
- Necia I Los que como yo están iniciados en los mis
terios de los dioses pueden desafiar á los malos espíri
tus y darles órdenes . ¿ Crees que la favorita de Palas
Atene podrá temer los encantos ni la mágia ? Dile que
suba .
La esclava se retiró considerando las altas preten
siones de su ama con un sentimiento de respeto mezcla
do de incredulidad, y volvió con la vieja Miriam , con
servándose prudentemente detrás de ella y procurando
evitar aquella mirada de basilisco para no esponer á
una prueba demasiado fuerte el poder del amuleto que
llevaba consigo.
Miriam entró, y adelantándose hacia la orgullosa be
64 HIPATIA .

lleza , que permanecia sentada, se inclinó profundamen


te delante de ella , aunque sin apartar la vista de su
semblante.
El rostro de la vieja era duro y arrugado , su boca
ancha, sus labios delgados ; pero lo que mas llamó la
atencion de Hipatia fueron los ojos negros como el car
bon , que brillaban bajo las cejas grises de su semblante
moreno entre dos rizos negros , que le caian de la frente
entrelazados con monedas de oro. Hipatia no podia se
parar su vista de aquellos ojos; se puso encendida y em
pezó á sentir los impulsos de una cólera nada filosófica
al ver que la vieja la miraba con insistencia , como si su
piera , y quisiese emplear en ella , la influencia que ejer
cian sus miradas .
Despues de un momento de silencio , Miriam sacó ,
una carta del pecho y la presentó á Hipatia, haciendo
otra profunda reverencia .
- ¿ De quién es esto ?
- Tal vez la carta misma se lo dirá á la hermosa , á
la afortunada , á la discreta seùora, respondió la vieja en
tono adulador y meloso. ¿ Qué ha de saber la pobre ju
día de los secretos de los grandes personajes?
-¿De los grandes personajes ?
Hipatia miró el sello que fijaba el cordon de seda de
que iba rodeada la carta. Era de Orestes, y estaba es
crita de su puwo .... ¿ Por qué habia elegido tan estraño
mensajero ? ¿ Qué mensaje podia ser aquel, que exigia
semejante secreto ?
Dió un par de palmadas llamando a la esclava , y ,
dijo:
-Que espere esa mujer en la antesala .
Miriam salió, de espaldas haciendo cortesías. Hipatia
HIPATIA . 65

al levantar la vista de la carta para ver si estaba sola,


observó los ojos de Miriam fijos en ella y cierta espre
sion en su rostro, que sin saber por qué, la hizo tem
blar.
-¡Qué necia soy ! dijo : ¿ qué me importa á mí de esa
vieja hechicera ? Pero veamos la carta .
« A la mas noble y mas hermosa maestra de filosofía,
amada de Atene, su pupilo y esclavo, salud .... )
-¡Mi esclavo , y no dice su nombre !
« Hay quien cree que la gallina favorita de Honorio,
que lleva el nombre de Ciudad - Imperial, medrará mas
entregada al cuidado de un nuevo dueño; y el conde de
Africa ha sido espedido por comision de sí mismo y de
los dioses inmortales para dirigir por ahora el gallinero
de los Césares, á lo menos durante la ausencia de Ataul
fo y Placidia . Hay tambien quien considera que en esta
ausencia el leon de Numidia podria venir á fornear yunta
con el cocodrilo de Egipto , para labrar entre los dos una
hacienda que pueda estenderse desde las Cataratas hasta
las columnas de Hércules, y que no dejaria de presentar
atractivos aun para un ánimo filosófico. Pero la Arcadia
es imperfecta si al labrador no le acompaña una ninfa .
¿Qué hubieran sido Dionisio sin Ariadna , Ares sin Afro
dita, Zeus sin Hero ? Artemis tuvo su Endimion ; sola
mente Atene se quedó soltera, y eso porque Efesto fué
un amante demasiado brusco . No es así el que ahora
ofrece a la representante de Atene la oportunidad de
participar de un puesto , que ha de ganarse, porque de .
otro modo seria imposible , con el auxilio de su sabidu
ría . Fonanta synetoisin . Eros, invencible por siglos y si
glos, į podrá ahora errar el tiro cuando tiene al alcance
de sus flechas la caza mas noble del mundo ? ... >>
5
66 HIPATIA .

El rostro de Hipatia , que se habia puesto pálido al


>

recibir la última mirada de la judía , se coloreó de nuevo


rápidamente conforme iba leyendo las líneas de esta sin
gular epístola; hasta que al fin estrujándola entre las
manos se levantó y corrió a la librería inmediata , donde
estaba Teon meditando sobre sus libros.
-Padre, ¿ me podrás decir qué significa esto? Mira
la carta que Orestes se ha atrevido á enviarme por mano ,
de una vieja judía .
Y desarrugando la carta delante de él , esperó en
actitud orgullosa é impaciente á que el anciano se
enlerase de su contenido.
Teon la leyó con cuidado y despues levantó la vista ,
al parecer no muy descontento de lo que habia leido.
--¿Qué dices , padre ? preguntó Hipatia casi en tono
de reconvencion. ¿ No te indigna el insulto que se hace a
tu hija ?
-Querida mia , contestó el padre, sin duda no has re
parado que aquí te ofrece....
-Ya sé lo que me ofrece, padre: el imperio de Afri
ca .... Me propone que descienda de las alturas de la
ciencia, de la contemplacion de las glorias inmutables é
inefables á los campos inmundos de la vida práctica y
terrena , para mezclarme en intrigas políticas y tomar
parte en las miserables ambiciones, delitos y falsedades
del género humano .... Y el premio que me ofrece por
todo esto, á mí , la inmaculada, á mí , Hipatia , es.... su
mano. រ¡ Oh , Palas Atene ! ino te sonrojas ante esta in
juria hecha a tu hija ?
--- Pero , hija mia , un imperio....
--Por ventura , ¿ el imperio del mundo podria devol
verme, una vez perdido, el respeto de mí misma, mi
HIPATIA . 67

justo orgullo ? ¿Evitaria que mis megillas se cubriesen


de rubor cada vez que recordara que habia llegado á ser
propiedad y juguete de un hombre, para someterme á
su gusto, criar sus hijos y ocuparme en los nauseabun
dos quehaceres domésticos ? No podria ya gloriarme de
mi misma pureza é independencia , toda entregada como
estaria á un hombre, iy qué hombrel frívolo , disipado,
sin corazon , que solo cultiva mi sociedad para recoger y
aprovechar para fines mezquinos las migajas que caen
del banquete de los dioses.... | Necia de mí , que he fo
mentado sus pretensiones!... Pero no, no tuve yo la cul
pa.... Creia que viéndole a nuestra puerta , la causa de
los dioses inmortales ganaria mucho en honor y fortaleza
á los ojos de la multitud .... He tralado de presentar en
los altares del cielo ofrendas impuras.... y esta es mi
recompensa . Voy a escribirle ahora mismo con su digna
mensajera y á devolverle insulto por insulto .
-En nombre del cielo, hija mia , por amor de tu pa
dre, Hipatia, mi orgullo, mi alegría , mi única esperanza,
ten compasion de mis canas !
Y el pobre viejo se arrojó á los pies de su hija y abra
zó sus rodillas en actitud suplicante.
Hipatia le levantó afectuosamente, y echándole los
brazos al cuello, le estrechó contra su corazon y vertió
abundantes lágrimas sobre sus blancos cabellos; pero no
dijo una palabra que indicase que habia cambiado de re
solucion .
- Piensa en mi gloria , en tu gloria : piensa en mí....
no, en mí no ; yo no me cuido de mí, añadió el anciano
llorando tambien .... Pero morir viéndote emperatrizl...
--Aun podria ser que antes de coronarme muriese de
parto, como mueren muchas mujeres que no tienen fuer.
68 HIPATIA .

za para someterse á tormentos, propios tan solo de es


clavos.
--- Pero .... pero , dijo Teon poniendo en prensa su ce
rebro , á fin de buscar un argumento bastante opuesto a
la naturaleza y al sentido comun para producir efecto
en aquella hermosa fanática .... pero, sy la causa de los
dioses ? ¡ Qué no podrias hacer por ella ! ... Acuérdate de
Juliano !
Hipatia dejó caer los brazos como abatida ; y el pen
samiento que iniciaba su padre brilló en su mente pro
duciendo en su corazon una mezcla de deleite y de ter
ror.... Recordó los tiempos de su rosada juventud , los
templos.... los sacrificios, los colegios de sacerdotes ....
los museos. ¿ Qué no podia hacer ? &¿ qué trasformacion
no podria verificar en Africa ? Diez años de poder , y al
cabo de ellos el aborrecido nombre cristiano quedaria
olvidado, y la estátua colosal de Atene Polias , hecha de
oro y marfil , ostentaria su triunfo sobre el puerto de una
Alejandría pagana .... ¡ Pero á que precio debia conse
guirse este objeto !
Hipatia se cubrió el rostro con las manos, y vertien
do amargas lágrimas se retiró a su cuarto , combatido
su ánimo por encontrados afectos .
Su padre la miró ansioso y perplejo, y despues de
un momento de duda la siguió. Estaba sentada junto á
la mesa y tenia el rostro cubierto con las manos . Teon
no se atrevió a distraerla ; además del afecto que la te
nia; además de la superior instruccion , de la gloriosa
belleza de su hija, que formaban el encanto de su ancia
nidad , la creia dotada de aquel poder sobrenatural y
distinguida por los dioses con aquel favor á que él tan
atrevidamente aspiraba. Se contentó, pues, con mirarla
HIPATIA . 69

desde el umbral de la puerta , rogando en su corazon á


todos los dioses y espíritus, y especialmente al genio
protector de su hija, que la persuadiesen á adoptar una
determinacion que él no podia aprobar, pero que tenia
la debilidad de desear .
Al fin la lucha interior que sostenia Hipatia cesó , y
la hija de Teon levantó de nuevo la cabeza , serena, bella
y tranquila.
-Lo haré . Por amor de los dioses inmortales , por
amor de las artes , de las ciencias , de la filosofía .... lo
haré. Si los dioses necesitan una víctima , aquí estoy dis
?

puesta al sacrificio . Si por segunda vez en la historia de


los siglos las naves griegas no pueden darse á la vela
para su mision de civilizacion y conquista sin el sacrifi
cio de una virgen , yo entregaré mi cuello al cuchillo.
Padre, no me llames ya Hipatia : llámame Ifigenia .
-Entonces yo seré Agamemnon , dijo el anciano reani
mado y tratando de disipar cop un chiste la tristeza de
su hija. Sin duda me crees un padre muy cruel , pero....
-Por favor, padçc, ten compasion de mí, como yo la
he tenido de tí .
Y empezó a escribir su respuesta .
- He aceptado , dijo , su oferta condicionalmente....
Veremos si tiene valor ó no para cumplir sa condicion .
No me preguntes cuál es : mientras Cirilo mande en la
plebe de Alejandría, siempre será mas seguro para tí ,
padre mio, que puedas negar que sabes mi respuesta .
Te diré solo para tu satisfaccion , que si él obra como
tú quisieras que obrase , yo seguiré tambien tus de
seos .

-¿Has sido demasiado severa ? ¿ Le has exigido algo


que por consideracion á la opinion pública no pueda
70 HIPATIA .

otorgar abiertamente, pero que pueda concederte á tí


luego que....
-Precisamente . Si yo he de ser víctima, el sacrifica
dor ha de ser por lo menos un hombre, no un cobarde
y un esclavo de las circunstancias. Si cree en la fé cris
tiana , que la defienda contra mí , porque ella ó yo pere
çeremos. Pero si, como todo lo indica , no cree en ella ,
que la abandone y se abstenga de proferir contra los
dioses inmortales esas blasfemias que repugnan tanto á
su inteligencia como a su corazon .
Hipatia llamó con una palmada á su doncella y le
entregó en silencio la carta que habia escrito para Ores
tes . Despues cerró la puerta de su cuarto y trató de con
tinuar sus comentarios sobre Plotino. Pero, jahl ¿Qué
eran para ella los brillantes sueños de la metafísica en
aquella lucha práctica del corazon? ¿De qué le aprove
chaba definir los procedimientos por medio de los cua
les las almas de los individuos emanaban del alma uni
versal, cuando su alma, sola y bajo su responsabilidad
propia , tenia que decidir sobre un acto lan terrible de la
voluntad? ¿De qué le servia escribir elegantes frases so
bre la inmutabilidad de la suprema Razon cuando la
suya propia estaba sola luchando por su existencia en
medio de unpiélago ilimitado de dudas y. oscuridad?
¡Cuán grande, claro y lógico le habia parecido todo me
dia hora antes, y cuán irresistiblemente habia ido dedu
ciendo silogismo tras silogismo la no existencia del mal,
no siendo este sino una forma inferior del bien , uno de
los inumerables productos de la gran mente que todo
lo penetra , que no puede errar ni cambiar, pero que es
traña y recóndita en sus operaciones, escita antipalía
en todos los ánimos, menos en el del filósofo, que ha
HIPATIA . 71

aprendido á conocer el vínculo que une el frulo amargo


con la raiz perfecta de que ha nacido! ¿Podia ella ver á
la sazon ese vínculo? ¿Podia ver la conexion entre la
pura y suprema Razon y las horribles caricias del cor
rompido y cobarde Orestes? ¿No era aquel mal tambien
puro sin ninguna mezcla de bien futuro ni presente ?
Cierto que podria conservar su alma inmaculada en
medio de todo; cierto que podria sacrificar la materia y
ennoblecer el espíritu por este sacrificio.... Pero esto
mismo , ¿no aumentaria su horror, su agonía, su mal? A
>

lo menos para ella aquel era un mal , un verdadero


mal. ¡Y los dioses lo exigian! ¿Eran justos en esto? ¿Ó
acaso les era exigido á ellos por algun poder mas alto
de que no eran sino emanaciones é instrumentos? Y ese
poder mas alto, ¿ no podria ser dominado por otro aun
mas sublime, por algun inefable y absoluto ser de que
los cielos, la tierra , las criaturas eran víctimas arrastra
das en inevitable torbellino hacia el fin para el cual cada
cosa hubiera sido creada? ¡Ah , y ella , Hipatia , habia sido
creada para tal humillacion ! Este pensamiento era into
lerable. ¡No ; no cumpliria tal destino; se rebelaria ;
como Prometeo, desafiaria á la suerte y lucharial ...
Con esta idea se levantó para evitar que llegase la
carta á manos de Orestes .... Pero Miriam habia ya mar
chado con ella .
Hipatia se arrojó en el suelo y lloró amargamente.
Su agitacion , á la verdad , no se habria calmado si hu
>

biera visto á la vieja Miriam entrar con su carta en una


pobre casa del barrio de los judíos, abrirla , leerla Уy vol
verla á cerrar con maravillosa habilidad. Ni tampoco
habria recibido gran consuelo si hubiera gido la conver
sacion que en una habitacion de verano del palacio de
72 HIPATIA .

Orestes tenian en aquel momento este ilustre hombre de


Estado y Rafael Aben -Ezra, que sentados en dos diva
nes uno enfrente de otro, esperaban su respuesta y ma
taban el tiempo jugando a los dados.
- Otra vez treses! Tienes el diablo en el cuerpo ,
Rafael.
- Así lo creo, contestó Rafael recogiendo las monedas
de oro que habia ganado.
--¿Cuándo vendrá esa bruja ?
--Cuando haya leido tu carta y la contestacion de Hi
patia .
-¿Leido ?
-Se supone. No la creas tan necia que vaya á llevar
una carta sin saber lo que dice. Pero no te enfades; no
dirá nada . Al contrario, creo que daria uno de aquellos
carbones encendidos que ella llama sus ojos porque ese
asunto prosperase .
—¿Por qué?
- Ya lo sabrá tu escelencia cuando venga la carta .
Aquí está ; oigo pasos en el corredor . Ahora , vamos otro
lance antes que vengan . Apuesto dos contra uno á que
exige que te hagas pagano.
-¿Qué jugamos? ¿ Los negrillos?
-Lo que quieras.
:-- Ganados. Entrad, esclavos.
Hipocorisma entró con aire de disgusto.
--Esa furia judía está á la puerta con una carta, y ha
tenido la desvergüenza de decirme que no quiere que la
entre yo .
-Entonces que venga ella. ¡Vivo!
-¿Qué hago yo aquí entonces, si mi amo tiene secre
tos que yo no debo saber? dijo el muchacho.
HIPATIA . 73

-¿Quieres que te ponga una banda azul sobre esas


blancas espaldas? gritó Orestes. Pues si quieres, á la
mano tengo el látigo de hipopótamo .
-Pongámosle de rodillas aqui por un par de horas y
que sus suaves espaldas nos sirvan de mesa para jugar
á los dados, dijo Rafael. Esta era la costumbre que tú
observabas con las jóvenes de Armenia .
-Ah! ¿Te acuerdas? | Y cómo gruñian por eso aque
Ilos bárbaros papas! Hasta que al fin me ví precisado á
crucificar un par de ellos, ¿éh? Aquello sí que era vivir.
A mí me gustan esos paises apartados del centro , donde
nadie le pregunta á uno lo que hace , pero aquí .... Ah !
Ya viene Canidia.... ¿Y la respuesta? Dámela , reina de
las mensajeras.
Orestes la leyó y mudó de semblante .
-¡He acertado? preguntó Rafael.
- Fuera de aquí, esclavos, gritó Orestes, y cuidado
con escuchar a la puerta !
-¿Conque, he ganado? volvió a preguntar Rafael.
Orestes le alargó la carta , y el judío leyó:
« Los dioses inmortales no aceptan devotos á medias;
» y el que quiera tener derecho a los consejos de su pro
» fetisa, debe saber que no la inspirarán mientras no se
» les devuelvan sus perdidos honores. Si el que aspira á
» ser dueño del Africa se atreve á pisotear la odiada
» cruz, y restituir el Cesáreo á los númenes en cuyo ob
sequio fué edificado; si se atreve á proclamar con la
> palabra y con los hechos ese desprecio que su buen
" gusto y su razon le han inspirado hácia nuevas y bár
>

»baras supersticiones, demostrará que es persona con


» quien puede tenerse á gloria el trabajar y el morir en
» favor de una gran causa . Pero hasta entonces .... »
74 HIPATIA .

No decia mas la carta .


-¿Qué debo hacer ? preguntó Orestes.
-Cogerle la palabra , dijo Rafael.
- Justo cielol Seria escomulgado. Y .... ¿y qué sería
de mi alma?
-¿Y qué será en todo caso , escelente amigo ? añadió
Rafael con voz suave .
-Ya sé que vosotros los judíos pensais que nadie sino
vosotros se salvará . ¿Pero qué diria el mundo? ¡ Yo
apóstatal No me atrevo, te digo que no me atrevo.
-Nadie te pide que apostates.
-¿Cómo no?
-Lo que te piden es que prometas apostatar. No será
la primera vez que despues del matrimonio han dejado
de cumplirse promesas hechas antes de contraerlo .
-No me atrevo , es decir, no quiero prometer. Ahora
creo que esta será alguna intriga inventada por vosotros
los judíos para ensañarme contra los cristianos à quie
nes aborreceis.
-Te aseguro que desprecio demasiado a todo el gé
-

nero humano para aborrecerle . Nunca sabrás cuán des


interesado ha sido mi consejo al proponerte este casa
miento , y seria una inmodestia en mí el esplicártelo.
Pero creo que bien merece un pequeño sacrificio la mano
de esa locuela. Con el auxilio de su clarísimo entendi
miento y de la osadía de su corazon , podrias resistir á
todos los romanos , bizantinos y godos juntos. Y en .
>

cuanto á hermosura... la suya vale mas que la de todas


las mujeres de Alejandría.
- Por Júpiter! Veo que la admiras demasiado, y sos
pecho que estás enamorado de ella . ¿ Por qué no la ofre
ces tu mano ? Te haré mi primer ministro, y entonces
HIPATIA . 75

tendré el usufructo de su talento sin verme obligado á


sufrir sus caprichos. ¡Por los doce dioses! Si te casas con
ella y me ayudas, te haré lo que quieras.
Rafael se levantó é hizo al prefecto una profunda re
verencia .
- Tu escelencia me confunde. Pero te aseguro que no
habiendo cuidado hasta ahora de mas intereses que de
los mios, espero seguir toda mi vida la misma conducta.
-Eso es hablar con franqueza.
-Exactamente; y además la que se case conmigo ,
quien quiera que fuere, será práctica lo inismo que teó
ricamente mi propiedad particular.... ¿ Comprendes ?
-Otra prueba de franqueza .
-

--En efecto; y dejando a parte que probablemente


Hipatia no querria casarse conmigo , debo observar que
no seria decoroso que el pueblo pudiera decir que yo el
ministro tenia una esposa mas bella é inteligente que tú
el señor, y sobre todo una esposa que hubiera desecha
do los ofrecimientos de tu magnificencia.
-¡Por Júpiter! ¿Me ha rechazado de veras? Yo la
haré que se arrepienta . Fuí un necio en pedir lo que
podia exigir por la fuerza. ¿ De qué sirve, si no, el tener
una guardia? Si por buenos medios no consiente, con
sentirá por malos. En este momento voy á enviar por
ella .
-Ilustre magestad, ese recurso será vano. No conoces
la resolucion de esa mujer. Ni el látigo ni las tepazas la
obligarán a ceder á tu voluntad mientras viva; y estan
do muerta no te servirá de nada .
-Pero se irá jactando por toda Alejandría de que la
he ofrecido mi mano y de que no la ha aceptado.
- Nocreo que haga tal cosa . Tiene demasiado talento
76 HIPATIA .

para comprender que si lo hiciese, podrias tú informar


al populacho cristiano de las condiciones que te impo
nia ; y áá pesar de todo el desprecio que manifiesta á los
padecimientos de la carne , no me parece que le agrade
.

esponer su hermoso cuerpo á ser arrastrado por las ca


lles de Alejandría.
-Entonces, qué te parece que haga?
- Nada. Dentro de dos ó tres dias la abandonará el
espíritu profético de que ahora se halla poseida ; y al
cabo de ese tiempo ella misma rebajará un poco el pre
cio en que ahora se estima. No tengas cuidado; á pesar
de todas sus inefabilidades é impasibilidades, y de todas
esas brillanteces á que jugamos en Alejandría, un trono
es un cebo demasiado lisonjero para que lo rechace ni
aun la pitonisa Hipatia . Así, pues , déjala entregada á
sus reflexiones, y vaya otro lance antes de separarnos.
-¡Oh , Rafael ! Eres el mas escelente consejero que
pudiera haber elegido un pobre diablo de prefecto como
yo . Si yo tuviese como tú una renta heredada , tomaria
el dinero y dejaria que las cosas se hiciesen por sí
mismas.
--Ese es el mejor método de gobernar, dijo Rafael
inclinándose y saliendo de la habitacion .
Al atravesar la puerta principal vió en la acera
opuesta á Miriam , que sin duda estaba esperándole. La
vieja , sin aparentar que le habia visto , siguió andando
paralelamente á Rafael, hasta que este hubo vuelto la
esquina . Entonces atravesó la calle y le asió del brazo ,
diciendo :
--¿Se atreve ese majadero ?
-¿A qué?
-Ya sabes lo que quiero decir. ¿ Puedes suponer que
HIPATIA . 77

la vieja Miriam lleva cartas sin saber lo que vá dentro


de ellas? ¿Piensa apostatar ó no? Dímelo: soy discreta
como la tumba .
- Parece que ha encontrado allá en un rincon de su
corazon un pedazo de conciencia comido de gusanos, y
no se atreve.
.

-¡Maldito cobardel ¡Y yo que tenia tan magnífico


plan! Antes de un año no habria en Alejandría un solo
perro cristiano. ¿Qué teme ese necio?
-Las penas del infierno .
-De todos modos irá á él ese condenado pagano.
-Eso es lo que yo le insinué tan delicadamente como
pude; pero , como el resto de los mortales, parece que
desea ir allá por su camino y no por el de otros.
-¡Cobardel ¿Y á quién elegiré yo ahora? ¡14Ah! Si esa
Pelagia tuviese tanto talento en toda su cabeza como
Hipatia tiene en uno solo de sus dedos, la sentaria con
su godo en el trono de los Césares . Pero....
- Pero tiene ciuco sentidos y el juicio puramente ne
cesario para valerse de ellos, zeh ?
-
-No te burles de ella : yo la quiero mucho, á pesar
de todo. Mi sangre se reanima al ver qué bien entiende
su negocio y cómo goza de su juventud, cual verdadera
hija de Eva .
-Ciertamente, madre, que debes estar orgullosa de
ella , porque ha sido tu pupila mas aprovechada.
La vieja murmuro para sí algunas palabras , y des
pues, volviéndose á Rafael, le dijo:
-Mira, te traigo un regalo .
Y se sacó del dedo una magnífica sortija .
-Pero, madre, siempre me estás regalando. No hace
un mes que me has dado esta daga envenenada .
78 HIPATIA .

-¿Y por qué no te he de regalar? No profesamos la


misma religion? Toma, toma la sortija .
-Qué opalo tan hermoso !
-Sí, es un ópalo y tiene inscrito el nombre inefable ,
justamente como el anillo de Salomon . Tómalo; el que
lo lleve no tiene que temer ni al fuego , ni al hierro, ni
al veneno , ni al mal de ojo de mujer alguna .
-¿Incluso el tuyo?
-Tómalo, te digo.
C

Y Miriam, cogiéndole la mano, le puso la sortija en


el dedo, añadiendo:
- Ya está . Ahora estás libre . Llámame otra vez ma
dre; no sé por qué, pero me gusta que me lo llames.
Pero, Rafael Aben-Ezra , no te burles de mí, ni me lla
mes bruja, como sueles. No me importa oir eso de cual
quier otro; estoy acostumbrada á ello ; pero cuando tú
me lo llamas me dan deseos de matarte. Por eso te he
dado ese puñal ; acostumbraba yo á llevarle conmigo, y
he temido verme tentada á usarle algun dia ..... No te
rias de mí.... Puedo hacerte emperador ó primer minis
tro cuando menos lo pienses , y si quisiera ....
-No lo permita el cielo, dijo Rafael riéndose .
-No te rias : ayer eché tu horóscopo , y no lienes mo
tivos para reir . Te amenaza un gran peligro y una gran
tentacion , Rafael; pero si resistes a la tempestad que va
á descargar sobre tí , podrás ser primer ministro , como
te he dicho , ó emperador, si quieres. ¡Y lo serás, por los
cuatro arcángeles, lo serás!
Y la vieja desapareció por una callejuela inmediata,
dejando atónito á Rafael.
-¡Por Moisés y los profetas! ¿ Si querrá esta vieja ca
sarse conmigo? ¿Qué puede haberle llamado la atencion
HIPATIA . 79

en mi negligente persona? De todos modos, Rafael, ya


tienes un amigo en este mundo además de Bran la perra
de presa , y por tanto un nuevo motivo de incomodidad,
porque los amigos quieren que se les corresponda con
cariño y servicios al cariño que nos muestran y á los
servicios que nos hacen. ¿Si será que la vieja ha caido
en alguna trampa y quiere que la ayude á salir del mal
paso ?... ¡Pero qué milla completa de sol me aguarda
desde aquí á mi casal ... Y por fortuna , no hay ni una
litera que poder alquilar.... ¡Oh! ¿Cuándo se acabará
esto ? Treinta y tres años hace que padezco en esta Babi
lonia de necios y malvados, y con esta abominable salud
que tengo no será estraño que pase todavía otros treinta
y tres.... Pero como no sé nada , ni espero nada , ni me
cuido de nada, no quiero tomarme el trabajo de hacer
un agujero en mi cuerpo, para que saliendo el alma por
él vea si hay algo digno de verse fuera de aquí, y si en
la otra orilla del sepulcro se vive menos estúpidamente
que en esta ... ¡Cuándo acabaremos y descansaré yo en
el seno de Abraham , ó en cualquier otro, con tal que no
sea el de una mujer!
N
HIPATIA . 81

CAPITULO V.

UN DIA EN ALEJANDRÍA .

ENTRETANTO Filemon,, con sus huéspedes los godos, ha


bia ido bajando por el rio, dejando atrás antiguas ciuda
des у ruinas. Al fin una tarde habian entrado en el gran
canal de Alejandría, y despues de haberse deslizado
toda la noche con felicidad por entre los bancos de arena
del lago Mareotis, se habian encontrado al amanecer en
tre los inumerables mástiles y en los poblados muelles
del mayor puerto del mundo.
La bulliciosa multitud de estranjeros; el ruido de
.

tantas frases pronunciadas en mil diferentes idiomas ,


desde el de la Crimea hasta el de Cádiz; los vastos mon
tones de mercancías y de trigos, dejados al aire libre en
aquel clima siempre seco; los enormes buques que car
gaban trigo para Roma, y cuyos altos costados se eleva
ban piso sobre piso, como palacios flotantes, sobre los
edificios del muelle interior ; la vista de estos objetos y
de otros cien mas hicieron al jóven monge pensar que el
mundo al primer aspecto ne era una cosa tan desprecia
ble. Enfrente de varios montones de frutas acabadas de
sacar de los botes que las llevaban al mercado , se veian
>

grupos de esclavas negras sentadas y riendo en el mue


lle, mirando con ansiedad y coquetería alrededor, en
busca de un buen amo que las comprara. Ellas sin du
da no creian empeorar cambiando los trabajos del de
sierto por los placeres de la ciudad. Filemon no podia
6
82 HIPATIA .

apartar sus ojos de un espectáculo de vanidad, sin fijar


los en otro de la misma especie. El ruido y la multitud
de objetos nuevos le aturdian, y apenas tuvo fuerzas
para aprovechar la primera ocasion de huir de sus peli
grosos compañeros.
-¡Hola! rugió Smid el armero, corriendo detrás del
fugitivo. ¿Conque te escapabas sin despedirte siquiera
de nosotros?
-Detente , muchacho , y quédate a mi lado. Te he sal
vado la vida y me perteneces.
Filemon se volvió y dijo:
-Soy monge y pertenezco á Dios.
-En cualquier parte puedes pertenecerle: quiero ha
cer de tí un buen guerrero .
--- Las armas de mi profesion no son carne y sangre,
sino oracion y abstinencia , contestó el pobre Filemon ,
que comprendia cuánto mas necesarias le serian estas
armas en Alejandría que en el desierto .... Dejadme
marchar; no tengo vocacion para vuestra vida. Te doy
gracias y te bendigo, príncipe ; rogaré por tí, pero déja
me marchar .
—¿Perro maldito! gritaron media docena de voces .
Príncipe Wulf, ¿por qué no nos has dejado hacer con él
lo que pensábamos? Mira qué modo de agradecer tus be
neficios,
-Me debe mi parle de diversion, dijo Smid , y voy á 1

tomársela .
Smid tomó un martillo y se le tiró á la cabeza á Fi
lemon : este apenas tuvo tiempo para ladearse, y el ar
ma pasó silvando junto a su oido y fué á dar contra las
rocas de granito que estaban detrás.
--¡Bien salvado el golpel dijo Wulf friamente, mien
HIPATIA : 83

tras los marineros y las mujeres gritaban , y los oficiales


del puerto y los ganapanes acudian al sitio de la con
tienda temiendo una catástrofe. Entonces'Amalrico gri
tó con voz de trueno desde su bote :
--No hay que hacer caso , amigos mios; somos godos
!
que vamos á visitar al prefecto .
-Godos y nada mas, añadió Smid; y al oir esté omi
noso nombre la multitud , procuró aparentar indiferen
cia, y se fué retirando hasta dejar solos á los guer
reros .
-Que se vaya ese muchacho, dijo Wulf subiendo las
escaleras del muelle; ' y añadió murmurando : siempre
que he puesto mi inclinacion en algun hombre, me he
llevado chasco, y no puedo esperar de este otra cosa .
Filemon , ya que se encontró en libertad de marchar
se, creyó que el hacerlo no era asunto tan urgente, ' y
que de todos modos debia despedirse de sus huéspedes.
Volvió , pues, para hacerlo, y halló á Pelagia y á su gi
gantesco amante que entraban en un palanquin. Filemon
se acercó con los ojos bajos y murmuró algunas palabras
de cumplido.
- Háblame de tí antes de separarnos, dijo Pelagia con
graciosa sonrisa. ¡Hablas el griego con tal perfeccion ....
Acento puro ateniense.... ¡ Me gusta tanto el oir el acen
to de mi patrial ¿ Has estado alguna vez en Atenas ?
-Cuando era muy niño . Recuerdo... sí ... recuerdo....
-¿Qué? preguntó Pelagia con interés.
-Recuerdo que vivia en una gran casa en Atenas, y
que se dió una gran batalla y que vine á Egipto en un
buque.
-Cielos! esclamó Pelagia, y se detuvo.... Qué casua
lidad h... Muchachas, ¿ no deciais que se parecia á mi?
:
84 HIPATIA .

-No lo hemos dicho por ofenderte, sino por chanza,


contestó una de las jóvenes.
-¡Se parece a mí! Yen á verme alguna vez; tengo
algo que decirte .... Es preciso que vengas.
Filemon , interpretando mal el interés que le mostra
ba Pelagia, no pudo contener un gesto involuntario de
repulsion. Pelagia añadió :
- No vayas aá tener la presuncion necia de sospechar...
¿ Crees que no tengo nada que hablar contigo sino frivo
lidades? Ven á verme, que puede tenerte cuenta : vivo
en.... Y aquí pronunció el nombre de una de las mejo
res calles de Alejandría , nombre que Filemon , aunque
resuelto á no aceptar la invitacion , no pudo olvidar.
--Deja á ese salvaje y ven , gritó el Amal desde el in
terior del palanquin. Supongo que no tratarás de entrar
monja.
—No, mientras tú vivas, dijo Pelagia sentándose á su
lado y dirigiendo una mirada de despedida afectuosa á
Filemon .
Pero Filemon estaba ya lejos de allí, afanándose por
atravesar la apiñada multitud y buscar el camino que
habia de conducirle á casa del patriarca.
- La casa del patriarca! esclamó el primero á quien
dirigió esta pregunta , y que era un hombrecillo flaco ,
moreno, de ojos negros y vivos, con un cesto de fruta á
los pies, y que subido en un madero miraba con afecta
da sagacidad a los transeuntes. Sin duda que la sé; toda
Alejandría tiene motivos para saber la casa del pa
triarca . ¿ Eres monge ?
-Sí .
-No lo pareces: yo por mi parte soy griego y filósofo,
y aspiro á vivir conforme a los dictados de la pura razon,
HIPATIA . 85

-¿Y quién te ha enseñado filosofía ? preguntó File


mon medio riéndose.
- Hipatia misma , la fuente de la sabiduría clásica.
Yo , portero de su escuela, mientras guardo las capas y
los quitasoles á la puerta sagrada de su aula , bebo su
celestial sabiduría . Desde mi juventud he sentido en mí
una alma superior a la del comun de los mortales : Hi
patia me ha revelado el hecho glorioso de que soy una
chispa de la divinidad, una estrella caida , amigo mio....
caida entre los senos de este bajo mundo .... Pero , en
fin , te mostraré el camino de la casa del arzobispo : yo
tengo gran placer' en abrir los tesoros de la ciencia á
los jóvenes modestos. En cambio me ayudarás á llevar
este cesto de fruta .
Y el porterillo, poniendo el cesto sobre la cabeza de
Filemon, echó á andar delante .
Filemon le siguió reflexionando qué especie de filoso
fía seria aquella que podia alimentar la vanidad de un
ente tan ridículo y mal trazado como su guia ; pero el
ruido de la calle, el perpétuo movimiento de la circula
cion en aquella afanosa multitud , las líneas de carros
palanquines , asnos cargados , camellos , elefantes que
encontraba, le hicieron pronto olvidarse de todo , dejan
do solo en su mente una vaga curiosidad , un gran te
mor al verse en aquella Babilonia , y un intenso aunque
inútil deseo de gozar del reposo y silencio de su monas
terio y de hallarse con personas conocidas.
Su guia le llevó por mas de una milla siguiendo la
calle principal, que en el centro de la ciudad era cortada
en ángulo recto por otra de igual magnificencia. A cada
estremo de esta última , por cima de las cabezas de la
corriente humana de transeuntes, se descubrian las are
86 HIPATIA ..

nas amarillas del desierto; y enfrente de Filemon , al fin


de la otra calle, se veia brillar al azulado puerto cubier
3
to de inumerables mástiles.
Al fin llegaron al muelle del otro estremo y allí se
presentó a los ojos atónitos de Filemon un vasto semicir
culo de azulado mar franjeado de palacios y torres....
Detúvose involuntariamente, y su guia se detuvo tam
bien y miró, al jóven para observar el efecto que le cau
saba el espectáculo de aquel gran panorama .
-Mira, mira nuestras obras , las obras de los genti
les, de los griegos. Mira al estremo izquierdo del semi
círculo ese faro, maravilla del mundo, mira ese muelle
de una milla de largo con sus dos puentes que unen los
dos puertos; mira esta Esplanada y esta puerta del Sol
bajo la cual nos hallamos; contempla el Cesáreo á nues
tra derecha y enfrente esos obeliscos , uno de ellos la
aguja de Cleopatra; mira inmediato á él el Museo y mas
allá el templo de Neptuno , уy el Timonio, donde Anto
nio, derrotado en Accio, olvidó su desdicha en brazos de
aquella reina . Dime, ¿pueden los cristianos hacer esto ?
-Los cristianos son aun capaces de mayores maravi
llas , contestó Filemon aparentando toda la indiferencia
que le fué posible, pero en realidad atónito a la vista de
aquellas admirables construcciones. Al fin , reponiéndo
se de su sorpresa , volvió áa preguntar por la morada del
arzobispo.
- Por aquí, por aquí, contestó el hombrecillo lleván
dole hacia el pie del obelisco .
Filemon vió entonces un nuevo edificio adornado de
símbolos cristianos .
1. ¿Es esta una iglesia ? preguntó.
-Es el Cesáreo: temporalmente se ha convertido en
HIPATIA . 87

iglesia cristiana, por condeseendencia de los dioses in


mortales , pero no por eso deja de ser el Cesáreo. Por
>

aquí , bajando esta calle á la derecha , está la última


morada de las Musas, el aula donde dá sus lecciones Hi
patia.... Aquí , enfrente del Museo , en esta magnífica
casa , vive la favorita de Atene. Deja ahí cesto .
El hombrecillo llamó entonces à la puerta , y dando
la fruta á un portero negro que salió á recibirla, hizo
una reverencia á Filemon y se dispuso á entrar y á de
jarle en la calle.
-¿Pero cuál es la casa del arzobispo? gritó Filemon .
-Cerca del Serápeo : no tiene pierde . Cuatrocientas
columnas de mármol , ahora arruinadas , coronan una
eminencia ....
-¿Pero cuánto está de aquí?
-Unas tres millas , cerca de la puerta de la Luna .
- Cómo ! ¿La puerta del otro lado de la ciudad por
donde hemos entrado?
-Exactamente ; ya que has venido hasta aquí, sabrás
volver.
Filemon tuvo que hacer un grande esfuerzo sobre sí
para contener los impulsos que le dieron de asir por el
pescuezo al hombrecillo y estrellarlo contra la pared.
-¡Es decir , infame pagano , esclamó al fin , que me
.

has hecho andar seis é siete millas fuera de mi camino !


-Buenas palabras , jóven , porque si me tratas mal ,
pediré auxilio . Estamos cerca del barrio de los judíos y
vendrán como avispas aprovechando la ocasion de dar
una buena paliza á un monge. Lo que he hecho ha sido
con buen fin; primero, políticamente ó sea segun la sa
biduría práctica , para que me trageses el cesto de fruta ;
segundo, filosóficamente o segun las intuiciones de la ra
88 HIPATIA .

zon pura , para que viendo la magnificencia de la gran


civilizacion que tus compañeros tratan de destruir,
comprendieses que eres un asno , una tortuga, una nada
y quisieras ser algo.
Filemon cogió al porterillo por el cuello de su estro
peada túnica, y no soltó la presa por mas que el filósofo
pretendia escurrirsele como una anguila .
--De grado ó por fuerza vendrás conmigo, le dijo, y
me llevarás hasta la misma casa del arzobispo , en justo
castigo de tu engaño.
-El filósofo domina las circunstancias sometiéndose á
ellas , dijo el portero . Por otra parte las necesidades de
esta miserable existencia material me obligan á volver
á la puerta de la Luna por mas fruta .
Volvieron, pues, atrás, el portero riéndose interior
mente de Filemon , y este reflexionando sobre lo que
acababa de ver y oir.
Despues de haber caminado en silencio cerca de una
milla , se volvió Filemon de repente á su guia , y como
siguiendo el curso de sus pensamientos, le preguntó :
-¿Pero quién es esa Hipatia de quien tanto me has
hablado?
-¿Quién es Hipatia, rústico? La reina de Alejandría :
en talento Atene; Hera en magestad; Afrodita en hermo
sura .

-¿Y quiénes son esas? volvió a preguntar Filemon .


El portero se detuvo ; le miró desde los pies a la ca
beza con aire de profunda compasion y de solemne des
precio, y ya volvia á ponerse en camino sin contestar,
cuando sintió sobre si el robusto brazo de Filemon .
“ Ah! sí .... ¿Me preguntas quién es Atene? La diosa
dispensadora de la sabiduría : ¿quién es Hera ? La esposa
VIPATII. 89

de Zeus, reina de los dioses celestes : quién es Afrodita ?


La madre del amor. Llámanse tambien Minerva la pri
mera , Juno la segunda, Venus la tercera .... Supongo
que tampoco entenderás esto .
Filemon entendió lo bastante para conocer que Hipa
tia era una persona maravillosa y única en concepto de
su guia, y añadió:
Y esa Hipatia , ¿es amiga del patriarca ?
El portero abrió desmesuradamente los ojos, se de
tuvo otra vez, miró de alto á bajo la imponente figura
de Filemon, y dijo:
-Hipatia es amiga de la raza humana en general. El
filósofo debe elevarse sobre el individuo a la contempla
cion del universal .... Pero , ah ! aquí hay algo digno
de verse , y las puertas están abiertas.
>

Y se detuvo en el pórtico de un vasto edificio.


—¿Vive aquí el patriarca? preguntó Filemon.
-Los gustos del patriarca son mas plebeyos. Vive,
segun dicen, en una habitacion pequeña y modesta, co
nociendo que otra cosa no se ha hecho para él . ¡Esta la
casa del patriarca ! ¡i Bah! Esta es mas bien sus antípo
das, si en efecto los antípodas tienen una existencia cós
mica, sobre lo cual Hipatia abriga sus dudas. Este es el
templo del arte y de la belleza ; el trípode délfico de la
inspiracion poética ; el solaz de la terrestre turba; en una
palabra , el teatro, el teatro que tu patriarca si pudiera
convertiria mañana en .... pero la murmuracion no es
digna del filósofo.... ¡ Ah! Veo los ministriles del prefec
to á la puerta: está sin duda dando sus disposiciones , es
decir, formando el programa de la funcion con arreglo
al gusto del público. Todas las semanas , en tal dia
como hoy , un bailarin del género mímico, ejecuta aqui
90 HIPATIA .

sus habilidades con mucho aplauso , especialmente de


los judíos. Para gustos mas clásicos muchos de sus mo
vimientos carecen de la verdadera severidad antigua , y
aun generalmente hablando, pueden llamarse indecen
tes . Sin embargo , el cansado transeunte se divierte aquí
y descansa : entremos y veamos. ·
Antes que Filemon pudiese manifestar su repugnan
cia á entrar en el teatro, sono dentro un rumor estrepi
toso , una parte de la multitud salió precipitadamente, y
los ministriles del prefecto entraron .
- Es falso! gritaban muchas voces ; es una calumnia
de los judíos: ese hombre es inocente.
- ; Pobrecito ! esclamaba una mujer llorando. Esta
mañana le dije yo: por qué no azotas á los muchachos,
maestro Hierax? ¿no ves que si no los castigas no apren
derán? A lo cual me contestó que no podia ver una vara
ó un látigo sin que le temblasen las espaldas.
-¡Socorro , socorrol decian otros; Hierax el cristiano
ha sido preso y le están dando tormento .
Y la multitud, reforzada por centenares de personas
que se le agregaron, se precipitó bajo las anchas bóve
das de la entrada, llevándose por delante al portero y á
Filemon .
- Amigos mios , decia el porterillo tratando de apa-,
-

rentar cierta calma filosófica, aunque sus pies no toca


ban al suelo y era llevado en volandas por los circuns
tantes, amigos mios, ¿de que proviene este tumulto ?
-Los judíos han acusado falsamente á Hierax de que
trataba de armar un motin , ellos que todos los sába
dos se amotinan por venir á ver á este bailarin de sų.
raza , en vez de trabajar como hacen los buenos cris
tianos .
HIPATIA. 91

- Eh ! diferencias de secta que el verdadero filó


sofo ....
El porterillo no pudo concluir la frase , porque
abriéndose de repente la multitud que le sostenia, cayó
al suelo y no se le volvió a ver por entonces,
Filemon, indignado de que tan ferozmente se tratara
á un cristiano, y estimulado por las voces y esclamacio
nes de los que le rodeaban , penetró por entre la turba
y en breve llegó a las primeras filas; pero allí se en
contró con fuertes puertas de hierro que impedian el
paso, dejando ver sin embargo entre las barras la trá
gica escena del desgraciado Hierax, que suspendido de
un palo , lanzaba lastimeros alaridos á cada golpe de las
varas con que le azotaban sus verdugos.
En vano Filemon у los que iban con él golpearon la
puerta ; solo obtuvieron por respuesta risotadas de los
esbirros del prefecto y maldiciones contra la plebe tur
bulenta de Alejandría , contra el patriarca, el clero , las
iglesias y los santos. Entretanto los quejidos del pacien
te iban siendo cada vez mas débiles, y por último, des
pues de un estremecimiento convulsivo de todo su cuer
po, cesaron absolutamente .
- Le han muerto , le han martirizado ! esclamaron
muchas voces. Llevemos al patriarca tan triste nueva :
él cuidará de obtener justicia .
La multitud, en efecto , salió arrastrando á Filemon
consigo y atravesando varias calles estrechas, hasta una
especie de plazuela de edificios nuevos y bajos, domina
dos por las cuatrocientas magestuosas columnas del Se
rápeo. La yerba crecia ya sobre los arruinados capi
teles y arquitrabes de aquel edificio, y debia llegar el
dia en que solo una de tantas magaíficas columnas debią
92 HIPATIA .

quedar para mostrarnos lo que los hombres de la anti


güedad pensaron é hicieron .
Filemon al fin pudo librarse de la presion de las tur
bas, y sacando del pecho la carta que llevaba para el
patriarca, la puso en manos de uno de sus familiares, el
cual le hizo atravesar un corredor, subir una escalera y
entrar en una habitacion, donde le mandó esperar á que
le llamara el prelado .
Aquella habitacion tenia una puerta que daba á otra
pieza interior , y estaba cubierta con una cortina . Al
cabo de algunos minutos alzóse esta cortina y Filemon
se halló en presencia del patriarca .
El traje del prelado era basto y sencillo , así como
>

la habitacion en que se hallaba era modesta. Llevaba


Cirilo la barba bien peinada , aunque sin afectacion ; y
la varouil belleza de sus facciones, el brillo de sus ojos ,
lo espeso de sus cejas indicaban en él un hombre desti
nado á mandar y á ser obedecido. Estaba paseándose en
su cuarto cuando entró Filemon , y suspendiendo el pa
seo y mirando al jóven de un modo penetrante , tomó la
carta , la leyó y dijo:
-Filemon, un joven griego: me dicen que has apren
dido á obedecer. Si así es, sabrás tambien mandar . El
padre abad me transfiere ta tutela . Ahora es á mi á
quien tienes que dar obediencia .
-Obedeceré .
--- Bien dicho. Parece que deseas ver el mundo. Quizá
has visto ya hoy algo de él .
He visto el asesinato de....
-Entonces has visto lo que has venido á ver aquí, lo
que es el mundo, y la justicia y la misericordia que en él 1
reinan . Habiendo visto eso , sospecho, á juzgar por tu tra
HIPATIA . 93

za, que no te pesará ver el castigo de los malvados y aun


ser instrumento de la voluntad divina en ese castigo,
-Haré lo que mandes.
-Ab, pobre maestro ! Su muerte te parece, oh jóven ,
el estremo de la iniquidad ; pues bien , aguarda un poco
y verás cosas peores .
En aquel momento entró un diácono y dijo:
-Los rabinos de los judíos están abajo esperando. Les
hemos hecho entrar por la puerta escusada, por temor
de que el pueblo irritado ....
-Bien liecho. Diles que suban. Pedro, añadió diri
giéndose á un familiar, lleva a este jóven con los para
bolanos para que ayude al hermano Cleitofonte, que le
enseñará bien . Dejadme solo.... Ahora veamos lo que
tengo que hacer: cinco minutos de conferencia con estos
judíos para exhortarles á que procuren contener los es
cesos de su gente, sin lo cual no respondo de que los fie
les irritados no se dejen llevar á otros escesos repro
bables. Despues una hora para examinar las cuentas del
hospital, otra para las escuelas, y media para los casos
reservados de pobreza; otra media de oracion y luego el
servicio divino.... ¿ Vienen ya esos judíos ?...
Y Cirilo se entregó á sus tareas con aquella energía
incansable y aquel espíritu de abnegacion y de método,
que á despecho de todas las acusaciones de que era ob
jeto, le conquistaba el amor y la obediencia de la multi
tud cristiana .
Así, pues , Filemon ingresó en la corporacion de los
parabolanos, especie de visitadores de distrito ; y en su
compañía vió aquella tarde otra de las fases, la mas ne
gra sin duda, del mundo que ansiaba ver. Miles de se
res humanos de la antigua poblacion griega vivian en
94 HIPATIA .

Alejandría en la mas espantosa miseria, sumidos en la


pobreza, en la suciedad , en el desórden , en la ignoran
cia , feroces, descontentos, olvidados completamentë de
las autoridades civiles , hambrientos , corrompidos , y
dando a conocer su existencia solo por medio de sangui
narios tumultos, que se reprimian tambien con cruel
dad. Entre esta poblacion , no sin rudeza tal vez , pero
con intenciones piadosas, trabajaban los parabolanos no
che y dia , y con ellos trabajó aquella tarde Filemon,
proporcionando á unos alimento y vestido; llevando á
otros al hospital ; ayudando á llevar a otros al sepulcro;
limpiando las casas infestadas, porque la fiebre era pe-:
renne en aquellos barrios , y consolando á los moribun
dos con la buena nueva del perdon celeste.
Era ya de noche cuando volvió á la celda que le ha
bian destinado, y que se hallaba en un largo corcedor,
donde estaban tambien las de sus compañeros. Arrojóse
rendido de cansancio en una carriola ó cama pequeña de
ruedas , y empezaba á ver en sueños á los godos danzan
do con los parabolanos , á Pelagia en figura de ángel con
plumas de pavo real , á Hipatia con cuernos y pies her
rados cabalgando a la vez en tres hipopótamos уy dando
la vuelta al teatro , y á Cirilo echando bendiciones desde
una ventana , cuando le despertó el ruido de corridas y 1

gritos en la calle. Incorporóse en su lecho, y oyó:


- Fuego, fuego ! jla iglesia de San Alejandro está ar
diendo !
Filemon se levanto ; procuró recordar dónde estaba,
y al fin disipándose completamente su estupor , se echó
encima la piel de cordero y salió al corredor á inquirir
noticias.
El corredor estaba ya lleno de personas que habian
HIPATIA : 95

acudido á despertar á los parabolanos, entre las cuales


descollaba la figura de Pedro.
-Fuego , fuego! ¡ Socorro, que se quema la iglesia de
San Alejandro ! gritaba la multitud dentro y fuera del
edificio .
Todos salieron a la calle . Filemon , deslumbrado por
la repentina transicion de la completa oscuridad de su
aposento á la claridad de la calle , alumbrada por la lu
na en un cielo, puro y sereno, retrocedió un paso, y de
este modo probablemente se salvó de la muerte; porque
en aquel instante vió salir un bulto negro de detrás de
una esquina, brilló ante sus ojos un largo puñal , y un
clérigo que se hallaba a su lado cayó en tierra dando un
gemido, mientras el asesino se retiraba por la misma
calle de donde habia salido, perseguido de cerca por la
multitud .
Filemon , que corria como un avestruz del desierto,
se adelantó en breve a todos , . menos á Pedro. Entonces
vió destacarse de las esquinas y de los quicios de las
puertas varios hombres, que al parecer se pusieron tam
bien en persecucion del asesino. De repente, despues de
haber corrido unas cien varas , se detuvieron al llegar á
una bocacalle: el asesino se detuvo tambien; y Pedro,
sospechando alguna celada, acortó el paso y asió el brazo
de Filemon , diciéndole:
-¿No ves gente ahí en la sombra ?
Pero antes de que Filemon pudiese responder, salie
ron de la bocacalle treinta ó cuarenta hombres con los
puñales en mano y recibieron a los fugitivos en sus filas.
¿Qué significaba aquello !
-He venido á ver el mundo , pensó Filemon , y me
parece que voy viendo ya demasiado .
96 HIPATIA .

Pedro volvió pies atrás, y echó á huir con la misma


presteza con que habia corrido detrás del asesino ; y Fi
lemon le siguió considerando que la prudencia es la me
jor parte del valor .
-Hay, dijo , gente armada al fin de la calle .
-Asesinos ! ijudíos!,conspiracion para asesinarnos!
gritaron multitud de voces .
El enemigo en efecto se presentó a la vista adelan
tándose lentamente y en silencio; veíanse brillar los pu
ñales á la claridad de la luna, y la multitud de los cris
tianos retrocedió guiada siempre por Pedro y seguida de
mala gana por Filemon .
Apenas este babia retrocedido diez ó doce varas,
cuando oyó á sus pies una voz lastimera :
- ;Socorro , misericordial no me dejeis aquí para que
me asesinen : soy cristiana .
Filemon se detuvo y levantó del suelo una negra ,
llorando, temblando y con el vestido lleno de girones.
-He salido de casa cuando oſ que se quemaba la igle
sia , y los judíos me han herido y maltratado, dijo la po
bre mujer : me han roto y llevado el manto Уy la túnica ;
y antes de que pudiera salvarme, los cristianos han pa
sado corriendo por aquí y me han dejado caer en tierra.
Ahora cuando vuelva á casa, si puedo volver, mi marido
me dará de golpes.... i Pronto , pronto, retirémonos á
esa callejuela, que nos matan !
En efecto , el grupo de hombres armados estaba ya
junto a ellos y no habia tiempo que perder. Filemon ,
prometiendo a la negra que no la abandonaria , la llevó
hacia la callejuela que le habia indicado. Pero sus per
seguidores habian notado este movimiento , y mientras
seguian por la calle principal, se destacaron tres o cua
HIPATIA . 97

tro del grupo para darles caza . La pobre negra iba co


jeando, y Filemon desarmado volvia la cabeza atrás á
cada instante. No tardó en ver brillar los puñales de sus
enemigos; y encomendando su alma á Dios, se dispuso
á morir como cristiano y como monge. Sin embargo, la
juventud nunca pierde la esperanza : hizo entrar á la
negra en un oscuro portal, donde su color podia contri
buir mucho a mantenerla oculta ; y apenas habia tenido
tiempo para esconderse detrás de un pilar , cuando lle
gó el primero de sus enemigos. Filemon detuvo el alien
to temblando. ¿ Le veria su enemigo ? - No moriré á lo
menos sin defender mi vida , dijo para sí. - Pero no , el
del puñal no le habia visto, y siguió adelante . Un mo
mento despues llegó otro corriendo, vió á Filemon de
repente, y asustado retrocedió. Este movimiento salvó
al jóven , el cual , ligero como un gato, se lanzó sobre él ,
le tiró en tierra de un solo golpe, le arrancó el puñal y
se levantó justamente á tiempo de herir con él la cara
del tercer perseguidor. Este último, echándose mano á
la parte herida , volvió pies atrás uniéndose á otro de
sus compañeros; pero Filemon , animado con su victoria ,
persiguió a ambos asestándoles cinco ó seis golpes , mas
que afortunadamente procedian de una mano poco prác
tica; y ellos, maldiciendo en una lengua desconocida,
huyeron dejándole solo con la negra y el otro asesino,
que aturdido del golpe, yacía todavía en el suelo .
Todo esto fué obra de un minuto. La negra se arro
dilló en el portal y comenzó á dar gracias al cielo por
su inesperada salvacion . Filemon estaba á punto de ha
cer otro tanto, cuando le ocurrió súbitamente una idea .
Acercóse al judío, le quitó el manto y se lo dió a la po
bre negra , considerándolo como derecho de conquista...
7
93 ΗΡΑΤΙΑ .

En esto una gran turba de gente llenó la calle antes de


que pudieran advertirlo.... Desesperados, iban sin em
bargo á huir; pero, joh júbilo ! á la luz de la luna File
mon conoció á Pedro.
-¡Hola , muchacho ! ¿ Estás salvo ? Dios sea loado; te
habíamos creido muerto . i¿ Quién es ese ? Ah , un prisio
nero : nosotros traemos otro que salió de esta calle cor
riendo, y sin duda debe de haber pasado por aquí.
-En efecto pasó , dijo Filemon, y este es su compa
ñero .
Los dos asesinos fueron en breve atados codo con
codo, y la multitud se dirigió de nuevo a la iglesia de
San Alejandro, con el objeto de apagar el incendio.
Filemon miró en derredor de sí en busca de la ne
gra , pero habia desaparecido. No quiso por lo mismo
decir nada de ella , sin embargo de que deseaba volver

la á ver; y en vez de creerla ingrata por no haberse de


tenido á contar lo que habia hecho por ella , le agradecia
que desapareciendo oportunamente hubiese evitado una
mortificacion á su modestia .
-¡Es singular ! pensaba Filemon : no hace mas que
cuatro dias que sali del monasterio con el propósito de
no mirar a una mujer , y ya he formado conocimiento
con una multitud de mujeres. Es verdad que habiendo
la Providencia enviado a este mundo tantas mujeres co
mo hombres, es difícil huir enteramente de ellas; y qui
zá el Señor las crió con intencion de que fueran de al
guna utilidad para el otro sexo.... No arguyas, pobre
Filemon , no arguyas : la iglesia de San Alejandro está
ardiendo. i; Adelante !
Y adelante siguió la multitud confusa , compuesta de
algunos monges, de los parabolanos y de populacho, lle
HIPATIA . 99

vando en el centro á los prisioneros judíos, que obstina


damente se negaban á responder a todas las preguntas
que se les hacian sobre la conspiracion en que habian
tomado parte .
—¡No ha de quedar mañana un judío en Alejandría!
decia el populacho furioso : es preciso lanzarlos a todos
de la ciudad como la peste que la inficiona .
En vano los monges procuraban calmar aquella efer
vescencia .
-¡Fuera los judíos! gritaba la multitud : nos han que
rido asesinar . No estaremos seguros mientras no nos
veamos libres de ellos .
Al volver la esquina de una calle se abrieron las dos
hojas de la puerta de un grande edificio, y por ellas salió
una larga fila de hombres cubiertos de resplandecientes
armaduras , que formando en medio de la calle , descansa
ron en tierra sus lanzas dando un solo golpe y quedando
inmóviles. La multitud que se adelantaba retrocedió un
paso , y varias voces aterradas dijeron : los estacionarios!
-¿Quiénes son esos? preguntó Filemon en voz baja.
-Los soldados , los soldados romanos , le contestaron
en el mismo tono .
Filemon , que iba de los primeros, habia retrocedido
tambien sin saber por qué al ver aquella súbita y terri
ble aparicion; pero en seguida volvió a adelantarse todo
lo mas posible .... ¡ Aquellos eran soldados romanos! ¡ los
conquistadores del mundo ..... Los hombres cuyo nom
bre no habia oido desde su niñez sino con pavor y ad
miracion .... ¡ Soldados romanos! ¡ Al fin se veia cara á
cara con ellos !
Su curiosidad , sin embargo, se vió repentinamente
contenida, pues asiéndole del brazo uno que parecia
100 HIPATIA .

oficial, á juzgar por los adornos dorados de su casco y


coraza , levantó la espada con aire amenazador sobre su
cabeza y dijo :
-¿Que significa esto? ¿Por qué no estais tranquilos en
vuestras camas, canalla?
-La iglesia de San Alejandro está ardiendo, contestó
Filemon .
-Tanto mejor, dijo el oficial.
-Y los judíos están asesinando a los cristianos, aña
dió uno de la turba .
- Pelead con ellos , respondió el oficial. Vamos aden
tro, muchachos ; no es nada , no es mas que un pequeño
alboroto .
Y la aparicion se disipó inmediatamente , volviendo
aquellos hombres cubiertos de acero á entrar por la
puerta por donde habian salido ; mientras la corriente
.
popular, una vez removida aquella barrera, seguia
adelante con mas impetuosidad que nunca .
Filemon siguió con la corriente , pero no sin cierto
sentimiento de despecho . —¡Un pequeño alborotol decia
entre sí, repitiendo las palabras del oficial. De manera
que la corporacion de los parabolanos, la iglesia de San
Alejandro, el asesinato de los cristianos por los judíos,
las persecuciones que sufria la fé católica, todo esto era
insignificante para aquellos cuarenta hombres solos en
medio de miles de personas, y tranquilos con el conven
cimiento de su fuerza y del poder de la disciplina . Sen
tíase humillado por aquellos soldados, y se vió todavía
mas cuando al cabo de haber caminado largo rato , una
voz de mujer gritó desde una ventana que no era cierto
que la iglesia de San Alejandro estuviese ardiendo; que
ella habia subido al terrado de su casa, como lo habrian
HIPATIA . 101

podido hacer los demás, si no hubieran sido tontos, etc. ,


y que había visto que la iglesia estaba sin novedad.
La multitud arrojó a la ventana por via de respuesta
un par de pedradas, y en seguida hizo alto y comenza
ron las indagaciones . Nadie habia visto la iglesia arder,
ni bablado á persona que la hubiese visto ; nadie sabia
quién habia dado el primer grito de fuego. Además, la
iglesia de San Alejandro distaba aun dos millas, y cuan
do llegase la multitud, si en efecto se habia quemado,
deberia estar ya reducida á cenizas: esto sin contar con
las celadas que habian preparado los judíos en todas las
calles que conducian á aquel templo . Pareció, pues, pru
dente retirarse por aquella noche; y los mas cautos ,
aquellos que guiados por un sentimiento piadoso habian
acudido á salvar de las llamas un templo del Señor ,
luego que vieron que sus esfuerzos habian sido inútiles,
se fueron separando poco áa poco de la turba , a medida
que esta retrocedia hacia el Serápeo . Allí los que que
daban hallaron nuevos grupos de populacho reunidos
para informarles que habian sido engañados; que la
iglesia de San Alejandro no se habia quemado; que los
judíos eran los que habian esparcido' la voz de fuego
para aprovecharse de la confusion y matar a los cristia
nos; por último, que todo el barrio de los israelitas esta
ba armado y en marcha para caer sobre ellos.
Al oir esta última noticia , todo el mundo trató de de
fenderse, y retirándose á la casa del arzobispo y á las in
mediatas , se cerraron y alrancaron las puertas, se colo
caron vigilantes y se hicieron los preparativos de un sitio.
Una hora despues se oyó en lo alto de la calle un
gran ruido de pasos; miles de cabezas salieron a las ven
tapas para observar al enemigo, mientras Pedro bajaba
102 HIPATIA .

corriendo a las cocinas para hacer calentar las calderas,


pues tenia gran confianza en la fuerza defensiva del
agua hirviendo. La luz de la luna brilló despues sobre
una larga fila de cascos y corazas. ¡Gracias al cielo! Eran
los soldados .
-¿Vienen los judíos?
-¿Está la ciudad tranquila?
--¿Por qué no habeis impedido esta infamia ? Mil ciu
dadanos de Alejandría caian asesinados mientras vos
otros roncábais .
Estas y otra multitud de preguntas y esclamaciones
como estas saludaron á los soldados al pasar.
- Cada mochuelo á su olivol 1A dormir, caualla vocin
glera, ó pondremos fuego al corrall dijeron los soldados.
Un grito de indignacion y de desafío contestó á este
atento discurso; y los soldados, que no querian haberse
las con las piedras y el agua hirviendo, siguieron tran
quilamente su camino.
El peligro habia pasado : sin embargo, la prudencia
exigia que los que se ballaban fuera de su casa aguar
daran la luz del dia para volver á ella; y así cada cual
se acomodó donde pudo para pasar el resto de la noche .
Filemon se tendió en un rincon y durmió como un niño,
hasta que al rayar el dia le despertó uno de los para
bolanos .
No todos, sin embargo, hicieron lo que Filemon . En
tre aquella multitud habia algunos de la poblacion grie
ga, antiguos gentiles, de pasiones feroces y de codicia
desenfrenada, que habian abrazado ostensiblemente la
fé cristiana, pero que ni la conocian , ni la apreciaban ,
ni pretendian valerse de ella sino para satisfacer sus
viciosos instintos. Estos eran los que promovian todos
HIPATIA . 103

os disturbios, los que estaban siempre prontos á escitar


los furores del populacho, nunca a aliviar sus miserias,
y los que se ponian al frente de todo motin donde hu
biera la menor probabilidad de robo y de saqueo. Va
rios de ellos, lobos con piel de oveja, se babian intro
ducido en la corporacion de los parabolanos, para estar
siempre en contacto con la multitud , de quien pensaban
servirse; y otros, afectando un celo hipócrita por la
causa de Dios, habian sabido ganarse hasta cierto punto
la confianza del arzobispo, y mas de una vez se habian
valido de su nombre para sus fines.
En una de las oscuras celdas del corredor de que
antes hemos hablado, se reunieron á la sazon , mientras
los demás dormian , Pedro, Teopompo, Clitias y otros,
conocidos en los diversos barrios por haber escitado ya
en otras ocasiones los escesos de la muchedumbre. Cirilo
les habia llamado, como a otros muchos, é impuesto la
obligacion de calmar los ánimos; mientras él , despues
de baber dado aviso al prefecto de las maquinaciones de
los judíos, trataba, en su conferencia con los rabinos, de
>

exigir á estos la promesa de que mantendrian la tran


quilidad entre sus sectarios .
-No hay que esperar nada de esos infieles, dijo Per
dro: mirad cómo han cumplido la palabra que dieron
sus gefes al santo patriarca .
-Tanto mejor, añadió Clitias : así ellos nos ofrecen la
ocasion de acabar con todos de un golpe . Aprovechemos
las circunstancias: la irritacion del pueblo es grande; si
le decimos que es órden de Cirilo , mañana al romper el
dia caerá sobre el barrio judío, y á la tarde no habrá
un israelita en toda la ciudad .
-Para obrar en nombre de Cirilo y no en el nuestro,
104 HIPATIA .

se necesita mas precaucion que la que te figuras, dijo


Pedro. Nadie creerá que el patriarca manda asesinar
personas indefensas, á mujeres, á niños, por mas que
1

pertenezcan á una aborrecida secta .


-Paréceme que hay medio de conciliarlo todo, dijo
Teopompo . Nosotros hemos sido llamados por el patriar
ca. Esparciremos la voz de que habiendo faltado los ra
binos á su palabra , de que habiendo querido los judíos
asesinar á los cristianos, y no pudiendo contar con el
apoyo del prefecto para defenderlos, Cirilo consiente,
para evitar mayores males en lo sucesivo, que la multi
tud se encargue , no de matarlos, pero sí de espulsarlos
de la ciudad . Diremos que la gloria de Dios exige que se
invadan sus casas ; que el patriarca prohibe todo insulto
personal , pero que entrega sus bienes al pueblo; y de
este modo levantaremos treinta mil hombres , deseosos
de hacer conocimiento con el oro y las joyas de los is
raelitas. Por lo demás, cada uno de nosotros conoce las
casas adonde debe dirigirse .
--¿Y si Cirilo llega á saber ? ...
-Cuando lo sepa , lo cual es difícil, no podrá reme
diarlo, y al cabo se regocijará de encontrar la ciudad
libre de enemigos tan terribles y molestos.
Luego que estos dignos compañeros arreglaron su
plan y convinieron hasta en sus menores detalles, se se
pararon y salieron cada uno por su lado para preparar
lo , no dudando del buen éxito , merced á la ignorancia y
codicia de la plebe alejandrina, al odio que inspiraban
los judíos , y que ellos parecia que trataban de justificar
con sus maquinaciones, y á la ciega obediencia con que
se prestaban los cristianos á cumplir las órdenes que se
les comunicaban como procedentes de su patriarca
HIPATIA . 105

CAPITULO VI,

EL NUEVO DIOGENES.

Hácia las cinco de la mañana del dia siguiente , Rafael


Aben-Ezra se hallaba tendido en la cama , unas veces
bostezando y leyendo al mismo tiempo un manuscrito
de Filon Judío , otras tirando de las orejas á su mastin ,
otras contemplando el chorro de la fuente, que se eleva
ba desde el patio hasta la altura de la ventana , é impa
cientándose porque todavía el muchacho que le servia
no babia entrado á decirle que estaba preparado el
baño .
-Ahl pobre de mil decia meditando en alta voz .
Héme aquí otra vez en el punto de partida.... ¿Cómo me
libraré de esa sirena de los gentiles? ¡Mala peste cargue
con ella ! Creo que voy á concluir por amarla .... y aun
no estoy libre de inclinarme ya hacia ella un poco . En
efecto, recuerdo que me puse absurdamente alegre
cuando aquel majadero me dijo que no se atrevia á
aceptar mi modesta oferta . ¡Já .... jál ... iqué delicioso
seria ver á Orestes inclinándose ante maderos y piedras,
y á Hipatia instalada en las ruinas del Serápeo como
gran sacerdotisa de la Abominacion de la Desolacion ! ...
Y ahora .... De todos modos , los cielos .y la tierra son
testigos de que he combatido con valor.... ¿Qué podia
hacer un pobre hombre mas que tratar de casarla con
cualquiera otro , con la esperanza de acabar de una
vez ? En fin , toda mariposa tiene su luz y todo hombre
106 HIPATIA .

su destino.... Pero squé osadía y qué imaginacion tiene


la tontuela ! Se ha propuesto sin duda ser otra Zenobia
con Orestes por Odenato y Rafael Aben-Ezra, para hacer
el papel de Longinos.... y recibir en pago el hacha ó el
veneno de Longinos. Ella no se cuida de mí; ese cruel y
fanático arcángel me sacrificaria , y á otros mil como yo,
para lavar con nuestra sangre los cimientos de algun
nuevo templo dedicado á ídolos rotos .... ¡ Oh, Rafael
Aben - Ezra, qué necio eres !... Bien sabes que dentro de
un momento vas á ir, como de costumbre, á oirla en su
cátedra .
Aquí llegaba Rafael de sus confesiones, cuando entró
el page á anunciar , no el baño, sino á Miriam.
La vieja , que en virtud de su profesion tenia entrada
libre en casa de todos los ricos y elegantes de Alejan
dría , llegó apresuradamente , y en vez de sentarse , como
de costumbre, á conversacion , permaneció de pie é hizo
seña al page para que saliera.
-¿Qué hay , madre? Siéntate. Pero, ah , ya veo. Hola,
9

tunante, ¿cómo no bas traido vino para la señora ? ¿No


lo sabes de siempre?
-Eos lo ha dejado á la puerta, como de costumbre ,
contestó el page con acento de dignidad ofendida.
-¡Sal de aquí, hijo de Satanás! dijo Miriam.
Y despues, volviéndose á Rafael, añadió:
>

--No es esta ocasion de beber vino, Rafael. ¿ Cómo es


tás en la cama? ¿No has recibido una carta?
--¿Una carta? Sí ; pero tenia demasiado sueño para
leerla : ahí está .... veamos.... ¿Qué es esto? ¿Un pasaje
de Jeremias? « Levántate y huye, por tu vida , porque
el mal viene contra toda la casa de Israel. » -¿Es esta
carta del sumo pontífice? Siempre tuve al venerable pa
HIPATIA . 107

dre por hombre sobrio .... ¿ Eh ? ¿ qué dices, Miriam ?


- Necio , en vez de reirte de las palabras del profeta,
levántate y obedécelas. Yo he sido quien te ha enviado
ese billete .
-¿Y no puedo obedecer á los profetas en la cama?
Mira, aquí estaba leyendo la Cábala, ó á Filon , que es
aun mas estúpido: ¿ qué mas quieres?
La vieja, no pudiendo contener su impaciencia, cor
rió hacia él apretando los dientes, le asió de un brazo y
le sacó de la cama al suelo, sin que Rafael hiciera gran
resistencia .
-Gracias, madre, por haberme librado del tormento
que tengo todos los dias á estas horas; no sabes cuánto
me cuesta hacer voluntad para salir de la caina .
-Rafael Aben -Ezra, ¿tan infatuado estás con tu filo
sofía , con tu paganismo , con tu holgazanería , con tu des
precio de Dios y de los hombres, que te sea indiferente
el espectáculo de tu nacion abandonada á sus enemigos
y sus riquezas dadas á perros paganos? Te digo que Ci
rilo ha jurado que mañana á estas horas no habrá un
judío en Alejandría.
- Tanto mejor para los judíos si están, no digo tanto
como yo, pero siquiera la mitad cansados de vivir en
este bullicioso Pandemonium. ¿Pero cómo evitarlo? ¿Soy
yo por ventura la reina Ester para que vaya a pedir al
Asuero de la prefectura que me entregue el dorado
cetro ?
-Necio , si hubieras leido esa nota á tiempo, habrias
podido ir y salvarnos, y tu nombre se hubiera repetido
para siempre de generacion en generacion como el
de un segundo Mordecai.
-Ay, madrel Asuero habria estado ó muy dormido ó
108 HIPATIA .

muy borracho para escucharme. ¿Por qué no fuiste tú


-¿Crees que no hubiera ido si me hubiera sido po
-

sible? ¿Me supones tan indolente como tú? A riesgo de


mi vida he venido aquí para salvarte, si es que hay
tiempo ya para ello .
-Bueno : ¿me visto? ¿Qué se puede hacer ahora?
- Nada. Las calles están interceptadas por la plebe.
¿No oyes los gritos? Están atacando ya la otra parte del
barrio .
-¡Cómo! ¿están matando a los judíos? preguntó Ra
fael acabándose de vestir. Pues si á tanto llega el juego,
tendré el mayor placer en defender mi vida y la de los
mios. ¡ Hola , muchacho! Imi espada y mi puñal !
-Oh , no, dicen que no se derramara sangre : que no
ultrajarán á nadie con tal que les dejen saquear . El án
gel del Señor les confunda .
La conversacion fué interrumpida por la entrada
precipitada de todos los criados llenos de terror ; y Rafael,
subiendo al piso superior, se asomó á la ventana y vió la
calle cubierta de mujeres y niños llorando, mientras
hombres viejos y jóvenes miraban el despojo de sus ri
quezas en una actitud demasiado prudente para ofrecer
resistencia , pero demasiado varonil para quejarse.
Miriam , que habia seguido á Rafael, se paseaba por
el cuarto en un parasismo de furor escitándole en vano
á que bablase ó hiciera algo por salvar sus bienes.
-¡Déjame solu , madrel dijo al fin . Aun pasarán lo
menos diez minutos antes que vengan aquí. Y entre
tanto , ¿qué mejor cosa puedo hacer que contemplar los
progresos de este pequeño Exodo?
--Pero no como el primero. Entonces entre el ruido
de los cimbalos y de los cánticos nos dirigimos hacia el
HIPATIA . 109

mar Rojo, llevando con nosotros las joyas de plata y


oro y las riquezas que cada mujer habia pedido presta
das á sus vecinas.
-Y ahora las devolvemos : bien considerado, esto no
es mas que una restitucion. Debíamos haber dado oidos
á Jeremías bace mil años, y no haber vuelto , como ne
cios á un pais donde habíamos contraido tantas deudas.
- Tierra maldita! esclamó Miriam . En mal hora
nuestros padres desobedecieron al profeta. Ahora coge
mos el fruto de nuestros pecados . Nuestros hijos han ol
vidado la fé de sus mayores por la filosofía de los gen
tiles у llenan sus habitaciones de ídolos paganos....
Mientras esto decia dirigiendo alrededor una mira
da de desprecio, una joven salió huyendo de la casa in
mediata seguida de un hombre medio borracho , que con
una mano la tenia asida del cabello y pugnaba con la
otra por arrancarle una cadena de oro que llevaba al
cuello. A los gritos de la joven acudió otro de los amoti
nados; tendió en el suelo al primero de una puñada, y
tomando el collar que la jóven le ofrecia llena de espan
to , le arrojó en tierra, escupió sobre él , lo pisoteó y con
tinuó su camino gritando : jafuera los circuncisos! jafue
ra los blasfemos ! mientras la pobre jóven se desmayaba
entre los circunstantes.
Rafael contempló esta escena pensativo , mientras Mi
riam se lamentaba de la destruccion de la preciosa joya.
-Ese hombre ha hecho bien, madre, dijo Rafael: si
esos cristianos emplean tal método con nosotros, nos
derrotarán siempre; porque desde el principio nuestra
ruina ha sido la aficion á riquezas terrenales.
-¿Pero qué piensas hacer ? dijo Miriam asiéndole del
brazo .
110 HIPATIA .

-¿Y tú? preguntó Rafael.


-Yo, dijo Miriam, nada tengo que temer: en el canal,
á la puerta del jardin me aguarda un bote; ' me quedo
en Alejandría; no hay en el mundo quien pueda obligar
á la vieja Miriam á dar un paso contra su voluntad. Mis
joyas están todas enterradas; mis esclavas están vendi
das; salva lo que puedas y sígueme.
-Querida madre, spor qué te manifiestas mas solicita
por mi bien que por el de todos los demás hijos de Judá?
-Porque .... porque .... No, ya te lo diré en otra oca
sion . Basta por ahora que sepas que amaba á tu madre
У ella me amaba á mí . Ven .
Rafael guardó silencio y se puso de nuevo á obser
var los progresos del tumulto . Despues dijo:
-Miriam , hija de Jonatam ....
-Yo no soy hija de nadie; no tengo padre, ni madre,
ni esposo, ni .... Llámame madre otra vez .
- Madre, ó como quieras que te llame, ahí en esa
caja hay joyas y riquezas bastantes para comprar me
dia Alejandría. Tómalas. Yo me voy .
-¿Conmigo ?
-No, sino á correr mundos. Estoy cansado de ser
rico: ese salvaje amotinado entiende la vida mejor que
nosotros los judíos . Pienso hacer de la necesidad virtud
y volverme pobre.
--¿Pobre?
- Bah ! ¿por qué no? De grado ó por fuerza esa gente
me dejará sin bienes . Así , pues, me voy : no tengo que
despedirme de nadie. Esa perra es el único amigo que
tengo en el mundo.
Puedes escaparte conmigo á casa del prefecto y sal
var la mayor parte de tus riquezas.
HIPATIA . 111

- Precisamente eso es lo que no quiero hacer. Detes


to al prefecto, y a decir verdad , me voy inclinando de
masiado hacia esa hermosura pagana....
-¿Quién? grito Miriam. ¿ Hipatia ?
-La misma , si no lo llevas á mal . Por eso me parece
que el mejor modo de deshacer el encanto es espatriar
me. Pediré paso en el primer buque que salga para Ci
rene é iré á Italia á estudiar con la espedicion de Hera
cliano.- Toma, toma mis joyas, que yo me voy : pron
to, pronto : mis libertadores están ya á la puerta.
Miriam abrió la caja llena de diamantes, perlas, ru
bíes y esmeraldas, y ocultó este tesoro entre su amplio
гораје.
— Vete, vete, añadió, huye de esa jóven: yo me en
cargo de guardarte las joyas .
-Sí, ocúltalas como la madre tierra oculta las cosas
en su seno para duplicarlas. Ya habrás tenido tiempo
de hacerlo cuando nos veamos . ¡ Adios, madre !
--No para siempre , Rafael, no para siempre; promé
teme por los cuatro arcángeles que si te ves en peligro ó
en necesidad me escribirás á casa de Eudaimon.
-¿El filósofo porterillo de Hipatia?
- El mismo: él me dará tu carta ; y te juro que cru
zaré los montes de Kaf para salvarte. Yo te devolveré
tus joyas; lo juro por Abraham , por Isaac, por Jacob; pé
guese mi lengua al paladar si no te doy cuenta de todo.
-No hagas promesas imprudentes, madre : si me
canso de ser pobre, pediré prestadas á cualquier rabino
unas cuantas monedas de oro y con ellas comerciaré.
En realidad, no pienso que me devuelvas nada; y así
es que si nada me devuelves no me llevaré chasco. ¿Por
qué razon habia yo de imaginar que fueras ? ...
112 HIPATIA .

- Porque.... porque.... ¡Pero, Dios mio! ... No, estará


por aquí.... ¡Espíritu de Elías! ‫ ¿ܐ‬Dónde está la ágata ne
gra? ¿ Dónde está la otra mitad del talisman de ágata
negra ?
Rafael se puso pálido.
-¿De qué sabias que yo tenia una ágata negra?
preguntó.
-¿De qué lo sabia ? esclamó Miriam asiéndole del
brazo. ¿ Dónde está? ¡Todo se pierde si no la encuentro!
¡Necio! añadió soltando el brazo. ¿ Se la has dado acaso
á esa infiel ?
- Por el alma de mi padre, misteriosa hechicera, que
parece que todo lo ves: sí , eso es precisamente lo que
he hecho .
Miriam cruzó las manos desesperada y esclamando:
- Se ha perdido! ... No, yo la obtendré; sí, se la arran
caré del corazon. Me vengaré de ella : me vengaré de esa
sirena , sí, y vénguese de mí el cielo si ella y sus hechi
zos viven de aquí á un año .
-¿Silencio, Jezabell Pagana ó no , Hipatia es tan pura
como la luz del sol . Le dí la ágata porque la agradó el
talisman que tenia.
-Le queria para encantarte con él , para arruinarte .
— Tú sin duda crees que todos son tan abyectos como
las desdichadas que vendes y compras, y a quienes haces
si es posible tan dignas del infierno como tú misma.
Miriam le miró con ojos centelleantes. Por un mo
mento buscó el mango de su puñal ; y despues rompien
do á llorar y ocultando el rostro entre las manos, salió
precipitadamente de la estancia .
En aquel instante un grande estrépito anunció que
los amotinados acababan de echar la puerta abajo .
HIPATIA : 113

--- Muchachos , dijo Rafael llamando a los esclavos : to


mad cada uno lo que pueda y huid por la puerta del
jardin .
Los esclavos ya le habian obedecido. Sonrióse al no
tarlo , bajó las escaleras seguido de la perra , y no tardó
en hallarse frente áa frente con la turba de mendigos y
populacho.
-Bien venidos, amables huéspedes, les dijo : tened
C

cuidado; esta perra es de Bretaña , y si hace presa en


alguno , mientras no la maten no suelta : además, este
puñal está envenenado , y el menor arañazo basta para
causar la muerte. Así, pues, hagamos las cosas en buen
órden : entrad ; mi bodega y mi despensa están á vuestra
disposicion ; y si entre los ilustres personajes que aquí
veo hay alguno que guste cambiar sus harapos por mi
traje, estoy a su disposicion .
-Yo cambiare contigo, perro judío, dijo uno de los
mas sucios de la plebe.
-Gracias, amigo ; entremos en esta habitacion .....
Cuidado, cuidado; ese vaso de porcelana vale mil piezas
de oro,, pero si le rompeis no valdrá nada . Así , pues, >

dejo á vuestra consideracion lo que debeis hacer .


Y mientras la multitud sin hacerle caso se llevaba lo
que podia y rompia lo que no podia llevarse , Rafael se
quitó su traje, se puso la rola túnica de algodon y el
sombrero de paja viejo y estropeado que le dió el men
digo , y atravesando impavido las turbas con la mano
en el mango del puñal y seguido de la perra, desapa
reció .

8
2
HIPATIA . 115

CAPITULO VII.

LOS OFEXSORES .

En la mañana que siguió a la escena que acabamos de


describir , estaba Filemon envuelto en su piel de cordero
y sentado en una grada calentándose, como un verda
dero hijo del desierto, al resplandor de un magnífico sol ,
que ponia candente la negra piedra hasta el punto de
no poderse tocar con la mano desnuda . Observaba las
golondrinas que revoloteaban entre las columnas del Se
rápeo, y pensaba en las muchas veces que habia con
templado con placer su danza aérea , cuando giraban y
se remontaban en el antiguo valle de Scetix. Multitud
de ciudadanos con procesos, recursos y peticiones , en
traban y salian de la sala de audiencia del patriarca.
Pedro y el arcediano aguardaban á la sombra cerca de
allí hasta que se reuniesen los parabolanos , y discur
rian con calor sobre los últimos sucesos, oyéndose de
tiempo en tiempo los nombres de Rafael, de Hipatia y
Orestes .
Llegó á la sazon un anciano eclesiástico , yУ saludando
respetuosamente al arcediano, pidió que uno de los pa
rabolanos le auxiliase , pues era preciso trasladar al hos
pital la familia de un sastre , atacada toda de fiebre .
El arcediano le miró, respondió « bien , » y siguió con
versando con Pedro. El eclesiástico , inclinándose mas
que la primera vez, manifestó que el auxilio requerido
no podia dilatarse.
:
116 HIPATIA .

-Es muy fastidioso , dijo Pedro dirigiendo la vista


á las golondrinas del Serápeo , que algunas gentes no
tengan bastante influjo en sus parroquias para conse
guir que las buenas obras se ejecuten sin necesidad de
molestar á su santidad el patriarca .
El anciano eclesiástico tartamudeó una especie de es
cusa, y el arcediano , sin dignarse mirarle segunda vez,
dijo:
- Buscadle un hombre, hermano Pedro: cualquiera
servirá . ¿ Qué hace ahí ese chico.... Filemon ? Que vaya
con el maestro Hieracas.
Pedro pareció no recibir la proposicion favorable
mente , y habló en voz baja al arcediano ....
-No; no puedo desprenderme de ningun otro. Las
C

personas importunas deben correr la suerte de estar


bien ó mal servidas. Vamos , ahí están nuestros herma
nos; iremos todos juntos.
-Cuanto mas tiempo vayamos juntos mejor para el
chico , dijo Pedro bastante alto para que Filemon , y qui
zá el anciano eclesiástico , le oyesen .
Filemon fué , pues , con ellos , y por el camino
preguntó á sus compañeros en voz baja quién era Beck
fael. ja ( 39
- ¡Un amigo de Hipatia !
Este nombre le asediaba donde quiera ; y empezó, del
modo mas indirecto y oculto que le fué posible, á pedir
informes sobre la que lo llevaba . La precaucion era in
util ; pues con solo oir mencionar aquel nombre , todos
prorumpieron en gritos de reprobacion.
-¡Confunda Dios á esa sirena , á esa encantadora ,
maestra de hechizos y brujerías! Es la estraña mujer á
quien se refieren las profecías de Salomon .
HIPATIA . 117

-En mi sentir, dijo otro, es la precursora del Ante


cristo .
-Quizá sea la virgen de quien está anunciado que
debe nacer , observó uno de la comitiva ,
-- Eso no, yo respoudo , dijo Pedro con una burla gro
sera .

-¿Y Rafael Aben-Ezra es su discípulo en filosofía ?


preguntó Filemon .
--Su discípulo en engaños , contestó otro. La realidad
de la filosofía ha muerto hace tiempo ; pero las personas
principales hallan digno aun adorar su sombra .
- Algunos de los que frecuentan la casa de Hipatia
adoran algo mas que su sombra, dijo Pedro. ¿ Creeis
que Orestes vá allí tan solo por amor á la filosofía ?
-No debemos ser tan duros en nuestros juicios, dijo
el anciano eclesiástico: Sinesio, obispo de Cirene, es un
santo, y sin embargo quiere mucho á Hipatia .
-¿Él un santo ? esclamó Pedro . ¿ Y tiene mujer ? ¿ Y
su insolencia llegó hasta decir al bienaventurado Teófilo,
que no seria obispo si no se le permitia conservarla ; y
prefirió al don del Espíritu Santo los goces carnales del
matrimonio, ignorando las Escrituras , que afirman que
los que son siervos de la carne no agradan á Dios? Como
dice muy bien Siricio de Roma : « ¿ Acaso puede el Santo
Espíritu de Dios morar en cuerpos que no sean santos? »
No hay , pues , que admirarse de que una persona como
Sinesio se arrastre á los pies de la querida de Orestes.
-¿Segun eso es una mujer perdida ? preguntó Fi
lemon .
-Debe serlo. ¿ Tiene un pagano fé ni gracia ? Y sin fé
ni gracia , ¿ qué es la rectitud sino impureza ? ¿ No dice
San Pablo que Dios los ha entregado á un espíritu ré
118 HIPATIA .

probo, fuente de injusticia, deshonestidad , codicia , ma


licia y demás que contiene el catálogo que conoceis ?
¿Por qué, pues , me preguntas ?
¡Ay! y ella es todo eso ?
-¡Ay ! ¿ y por qué ay ? ¿ Cómo seria glorificado el
Evangelio si los paganos escediesen en santidad a los
hijos de Cristo ? Debe ser, luego es. Si Hipatia parece
poseer virtudes, no teniendo la gracia de Cristo , son
solo vicios, engaños , es el diablo convertido en ángel de
luz. En cuanto a la castidad , flor y corona de todas las
virtudes, el que dice que, siendo aun pagana , la posee,
blasfema contra el Espíritu Santo , cuyo peculiar y mas
alto don es , y debe estar seguro del eterno anatema
« ¡Amen ! »
Y Pedro, persignándose devotamente, se separó con
ira y desprecio de su jóven compañero .
Filemon era bastante avisado para conocer que la
asercion es distinta de la prueba ; pero el argumento de
Pedro : « debe ser , luego es, » ahorraba un sinnúmero de
dificultades .... y no cabe duda que él bebia en muy
buenas fuentes. Así, Filemon siguió su camino triste, sin
saber por qué , con la nueva idea que habia formado de
Hipatia , figurándosela a modo de una Mesalina , temible
por sus hechizos, cuya habitacion estaba contaminada
con mágicos ritos y almas pervertidas de hombres.
Justamente en aquel'momento Pedro y el resto de la
comitiva tomaron una calle lateral , y Filemon y Hiera
cas se dirigieron juntos á su destino . Caminaron algun
tiempo en silencio , subiendo por una calle y bajando
>

por otra , hasta que Filemon , á falta de otra cosa mejor


que decir, preguntó á dónde iban .
-Adonde me plazca . ¡No, jóven! Si siendo como soy
HIPATIA . 119

un simple eclesiástico , he tenido que sufrir insultos de


un arcediano, no los sufriré de tí .
-Te aseguro que no he querido insultarte .
-Ciertamente que no : vosotros aprendeis todos la
misma treta , y los jóvenes la toman de los viejos con
bastante anticipacion. Palabras mas blandas que man
teca, y sin embargo verdaderos puñales .
-¿Supongo que no te quejarás del arcediano y sus
compañeros ? dijo Filemon lleno de celoso respeto hacia
el cuerpo á que pertenecia.
El eclesiástico no contestó .
-¡Cómo, señor ! zno están en el número de los hom
bres mas santos y piadosos?
-¡Ah ! ... sí ... , dijo Hieracas en un tono que parecia
significar: ¡ Ah!... no....
--¿No opinas así? preguntó Filemon bruscamente .
- Eres jóven .... eres jóven . Espera hasta que hayas
visto tanto como yo . Esta es una época degenerada , hijo
mio , y que en nada se parece áá los buenos tiempos anti
guos, cuando los hombres padecian y morian por la fé.
Hoy prosperamos demasiado; y hermosas mujeres se pa
sean con Magdalenas bordadas en sus adornos de seda ,
y Evangelios pendientes de su cuello . En mi juventud
morian por lo que ahora les sirve de adorno .
-Pero yo hablaba de los parabolanos .
-Ah!... Muchos de ellos no tienen de tales mas que
el nombre . No vayas á decir que yo te lo he contado;
pero sabe que muchas personas ricas ponen su nombre
en la lista de los cofrades, únicamente para eximirse
de pagar contribuciones, y dejan el trabajo á los pobres
como tú . Todo es corrupcion , hijo mnio ; te convence
rás de ello. En cuanto a los predicadores .... El público
120 HIPATIA .

solia decir.... y lo mismo decia el abad Isidoro.... que


nadie me aventajaba en Pelusium tocante á buenas do
tes para el púlpito; pero desde que he venido aquí , hace
once años, que lo creas que no lo creas, no me han en
cargado un solo sermon en mi parroquia .
--Sin duda te chanceas!
-Como soy cristiano , que no . La razon no se me
oculta . Aquí temen á los discípulos de Isidoro.... quizá
porque han adoptado la manera sencilla de espresarse
de aquel santo.... y los oidos son delicados en Alejan
dría. Se encuentran en estos parajes tambien algunas
personas que no le perdonarán nunca la parte que tomó
en el asunto de esos tres miserables , Maron , Zósimo y
Martiniano , y cierta carta suya. No es otra la causa del
triste papel que hago aquí , mientras los lisonjeros y
personas como Pedro prosperan y me tratan con despre
cio . Pero así sucede siempre. Todos los obispos, escepto
el bienaventurado Agustin (jojalá hubiese yo seguido el
consejo de mi abad , é ido con él á Hipona! ) , han te
nido sus aduladores y soplones, á cuya cabeza se pone
generalmente el que piensa ocupar su lugar en cuanto
muera , saltando por cima de los párrocos llenos de mé
ritos y virtudes . Así vá el mundo . ¡ Si á lo menos exis
tiese hoy la unidad que en los buenos tiempos de Diocle
ciano y Decio !
--¿De los perseguidores?
-Sí , hijo mio .... en los tiempos de la persecucion ,
cuando los cristianos morian como hermanos , porque
como tales vivian . Poco de eso verás hoy , á no ser en
>

algun remoto obispado , del que nadie oye hablar;; pues


en las ciudades reina gran pugna por los empleos y el
poder . Cada cual está celoso de su vecino . Los presbíte
HIPATIA . 121

ros lo están de los diáconos, y con razon; los obispos del


metropolitano , y este , tambien con razon , lo está á su
vez de los obispos del Africa Septentrional. Es un cis
ma , un completo cisma .
Mientras hablaban , dos corpulentos negros se ade
lantaron y colocaron ante las gradas de una iglesia jun
to á la cual pasaban, un objeto nuevo para Filemon , á
saber: una silla de manos, cuyas varas estaban embuti
das de marfil y plata , y la parte superior cubierta con
cortinas de seda color de rosa .
-¿Qué hay dentro de esa jaula ? preguntó al anciano
eclesiástico, cuando los negros se detuvieron para lim
piarse el sudor que corria de sus frentes, y una esclavi
lla acudió con un quitasol y chinelas en la mano , alzan
do respetuosamente la orla de la cortina .
-Una santa .
Un zapato bordado , con una ancha cruz de oro en el
empeine , salió delicadamente de debajo de la cortina , y
la doncella arrodillada puso en él la chinela .
-¡Eso esl murmuró el eclesiástico. No basta servirse
de cristianos como de acémilas .... Así solia decir el abad
Isidoro; y á Iron , el litigante, dijo en su cara que no
comprendia cómo un hombre amante de Cristo , y cono
cedor de la ley de gracia que ha emancipado á todos los
hombres, podia tener esclavos .
-Ni yo lo comprendo tampoco , dijo Filemon .
- Pero , como ves, en Alejandría pensamos de otra
manera. Necesitamos, para subir las gradas del templo
de Dios, añadir algo que proteja nuestros delicados pies.
--Se me habia figurado que estaba escrito : Quítate los
zapatos, porque el sitio en que entras es un lugar sa
>

grado.
122 HIPATIA .

-Ah ! Muchas cosas están escritas que nos parece


conveniente no recordar. ¡Mira ! ¡ Es una de las mas ricas
y piadosas damas de Alejandría!
Y bajó de la silla de manos una mujer, á cuyo as
pecto Filemon se quedó mas atónito que cuando vió á
Pelagia . Cualesquiera que fuesen los pensamientos que la
riqueza y negligente gracia de los adornos de esta últi
ma hubiesen despertado en su alma , de seguro no habian
inclinado su buen gusto griego á reir y llorar al mismo
tiempo, como le sucedió con aquel modelo de la insulsa
>

moda de una civilizacion artificial y en decadencia que


tenia ante sus ojos . El traje de la dama estaba relleno
por detrás de una manera que escitaba en los desasea
dos chicos que se veian alrededor de las gradas saltando
sobre sus dedos para ganar alfonsigos, la misma censura
con que San Clemente habia reprobado desde el púlpito
á las damas de Alejandría de su época . El referido traje
era de seda blanca , y tenia , desde la cintura hasta el to
billo, ciertas misteriosas figuras encarnadas y verdes,
cuando menos de un pie de largas, que Filemon gradual
mente descubrió eran representaciones de la parábola del
Rico y de Lázaro, en el mas bajo y feo estilo de un arte
degenerado ; mientras que colgaban de su espalda , sobre
un brillante chal azul , un Job sentado, rodeado de sus
tres amigos ; memoria , dijo en voz baja el anciano ecle
siástico , de una peregrinacion que la dama habia hecho
uno ó dos años antes á Arabia , para ver y besar el mis
mo estercolero en que habia estado sentado el pa
triarca .
De uno de los seis collares que adornaban su gar
ganta , pendia un manuscrito de los Evangelios, con ribe
tes dorados y manecillas de joyas; la elevada diadema
HIPATIA . 123

de perlas que ceñia su cabeza, llevaba al frente una


gran cruz de oro ; en tanto que sus cabellos, por medio
de la pomada, sobresalian rizados medio pie por cima
de la cabeza, formando una confusion de dobleces y de
bucles, que debieron costar á algunas infelices esclavas
una hora de trabajo y quizá mas de una reprimenda
aquella mañana .
Poco a poco , con risueño semblante é inclinados
ojos, de tiempo en tiempo lanzando un suspiro de ar
repentimiento , sacudiendo la cabeza y colocando la
mano sobre su seno cubierto de joyas, subia la hermosa
penitente las gradas, cuando alcanzó á ver al eclesiás
tico y al fraile; entonces, volviéndose á ellos con la mas
profunda humildad, les rogó que le permitiesen besar
la orla de sus vestidos .
- Mucho mejor harias , señora , dijo Filemon en tono
bastante áspero, en besar la orla del tuyo .. Llevas ahí
dos lecciones que me parece no has aprendido aun .
Al instante su rostro se encendió en orgullo y
furia .
-He pedido vuestra bendicion y no un sermon . Este
puedo tenerlo cuando me acomode.
-Y como te acomode , murmuró el anciano eclesiás
tico .
Ella subió las gradas, arrojando algunas monedi
llas á los haraposos chicos , y diciendo para sí , aunque
>

de modo que lo oyese Filemon , « que informaria de todo


á su confesor, y que no volveria á verse insultada en las
calles por ningun fraile grosero. »
- Ahora confesará allá dentro sus pecados, menos los
que acaba de comeler á nuestra vista , y golpeará su pe
cho, y llorará como una verdadera Magdalena. ¡ Ah, jó
124 HIPATIA .

ven ! aun ignoras las modas de la ciudad . Cuando ten


gas mas años, en lugar de decir duras verdades á una
hermosa dama que lleva una cruz en la frente, te pres
tarás á ir hasta las columnas de Hércules, si te lo exige,
en cambio de su cooperacion para llegar a ser un predi
cador a la moda ú obtener quizá un obispado.
Filemon prosiguió en silencio su marcha al lado del
anciano eclesiástico , lleno de asombro y con el alma en
ferma....— Y esto es lo que el mundo tiene que mos
trarme.... ¡ Cañas que el viento sacude, y hombres con
lujosos vestidos, propios únicamente para los palacios
de los reyes !
¡Por aquello habia dejado el antiguo monasterio tan
querido, los sencillos goces y los amigos de la niñez, y se
habia arrojado en el rugiente torbellino del trabajo y la
tentacion ! Sentíase disgustado con el anciano eclesiástico
por haber disipado su sueño ; deseaba creer que sus que
jas eran solo exageraciones de un mal humor cínico, ó
de un desaliento egoista . Sin embargo, Arsenio zno le
habia prevenido con tiempo, anunciándole palabra por
palabra lo que deberia encontrar.... lo que habia en
contrado? La grande idea de San Pablo, zera , pues, un
vano é imposible sueño? ¡No ! La palabra de Dios no po
dia menos de cumplirse; en la Iglesia no cabia el crror.
La falta no podia estar en ella , sino en sus enemigos ;
no, como decia el anciano , en su demasiada prosperidad,
sino en su esclavitud . ¿Cómo habia de marchar la Iglesia
con entera libertad en la senda de la salud, hallándose
oprimida y aprisionada por los principes de la tierra?
¿Y cómo podian estos ser sino los tiranos y antecristos
que eran , mientras estuviesen amenazados y engañados
por la filosofía pagana , y por los vanos sistemas de la
HIPATIA . 123

humana sabiduría? Si Orestes, era la maldicion de la


Iglesia de Alejandría, entonces Hipatia era la inaldicion
de Orestes. Sobre la cabeza de esta pesaba la verda
dera culpa ; ella era la raiz del mal . ¿ Quién lo estir
paria ? ...
¿ Por qué no habria de ser él? La empresa podia ofre
cer peligros; pero, feliz ó desgraciada , tenia que ser glo
riosa . La causa del cristianismo necesitaba de grandes
ejemplos. ¿No era posible.... (y su juvenil corazon latia
con fuerza al pensarlo) no era posible, por algun grande
acto de atrevimiento, de abnegacion , de divina locura de
la fé, semejante á la de David en los antiguos tiempos
cuando salió á combatir con el gigante , despertar un
noble entusiasmo en almas egoistas é incontinentes, y
traer a la memoria de sus contemporáneos, logrando
quizá que ajustasen á ellos sus vidas , los modelos de
aquellos mártires que eran el orgullo, la gloria , la he
rencia de Egipto ? Y al presentarse á su imaginacion ,
una tras otra las figuras de hombres sencillos y de mu
jeres débiles que habian resistido á la tentacion y la ver
güenza , al tormento y la muerte , para vivir siempre en
la memoria del género humano y sentarse entre los es
cogidos de la celeste córte, brillando sus frentes por toda
la eternidad con la corona de los mártires , su corazon
latió fuerte y apresuradamente, y solo deseó que se pre
sentase el momento oportuno de atreverse y morir.
Y el deseo creó la oportunidad . Porque apenas se
reunió con sus hermanos visitadores , cuando el pensa
miento que le absorbia le impulsó á hablar de nuevo, y
empezó áa . pedirles con ardor mas noticias acerca de Hi
patia .
En este particular, no obtuvo verdaderamente sino
126 HIPATIA .

nuevas invectivas; pero , cuando sus compañeros , des


pues de hablar de los últimos sucesos, mencionaron la
gran derrota del paganismo veinte años antes, en el pa
triarcado de Teófilo; á Olimpiodoro y su turba de secua
ces, que con la fuerza de las armas defendieron muchos
dias el Serápeo contra los cristianos , haciendo salidas
y alormentando y asesinando á los prisioneros que co
gian; cuando recordaron los mártires que, en medio de
aquellas columnas suspendidas sobre sus cabezas, ha
bian preferido morir en el tormento á sacrificar á Sera
pis; y la victoria final y el soldado que , en presencia de
la asustada multitud abrió la grande quijada del ídolo
colosal , y destruyó para siempre el encanto del paga
nismo , el corazon de Filemon ardió por distinguirse
como aquel soldado, y calmar su agitada conciencia con
algun hecho mas indisputable de cristiana valentía . No
habia ya ídolos que romper; pero la filosofía estaba aun
en pie. —¿Por qué no llevar la guerra al centro del
campo enemigo , y encerrar á Satanás en su cueva? ¿Por
qué algun hombre de Dios no penetraria valerosamente
en la sala donde esplicaba la hechicera , y testificaria
contra ella en su misma presencia ?
-Hazlo, si te atreves, dijo Pedro . Nosotros no desea
mos ver nuestras cabezas rotas por todos los jóvenes no
bles y libertinos de la ciudad .
--Yo lo haré, contestó Filemon.
-Se entiende , si su santidad te permite disponer tan
locamente de tí mismo .
-Cuidado con lo que hablas. Injurias á los bienaven
turados mártires, desde San Esteban á San Telémaco,
calificando de locura semejante accion .
- Informaré á su santidad de tu insolencia .
HIPATIA . 127

- Como quieras, dijo Filemon, el cual absorto en su


nueva idea, cifraba todos sus deseos en llevarla á cabo.
La conversacion no pasó adelante .
.

-Insufrible vá haciéndose la presuncion de los actua


les jóvenes , dijo Pedro al patriarca aquella tarde.
- Tanto mejor. Así se aumentará el vigor de los mas
viejos en la carrera de las buenas obras. Pero , ¿quién es
hoy el presuntucso ?
- Ese mozalvete á quien Pambo envió del desierto, el
cual se ha atrevido á ofrecerse como campeon de la fé
contra Hipatia . Ha propuesto que irá á la sala donde es
plica y la argüirá en su cara . ¿Qué te parece este ejem
plo de modestia y desconfianza juvenil?
Cirilo no contestó.
—¿Qué respuesta tendré el honor de llevarle? ¿Un
mes de destierro á Nitria , sin tomar mas que pan y agua?
Seguro estoy de que no dejarás impunes tales cosas,
pues de lo contrario la autoridad y la disciplina aca
barian .
Cirilo permaneció un instante mas en silencio; mien
tras tanto se anublá la frente de Pedro. Por último, el
patriarca dijo:
-La causa necesita mártires . Envíame á ese jóven.
Pedro bajó las escaleras encogiéndose de hombros; y
con una espresion de semblante demasiado parecida á
envidia, dió el recado de Cirilo al trémulo Filemon,
que cayó de rodillas, no bien entró en la habitacion del
patriarca.
C
-Me han dicho que deseas ir á la sala en que es
plica la mujer pagana y arguirla . ¿ Tienes valor para
ello ?
128 HIPATIA .

-Dios me lo concederá.
-Serás asesinado por sus discípulos.
- Puedo defenderme, respondió Filemon, echando
una perdonable ojeada á sus fornidos miembros. Y si
no , ¿bay por ventura muerte mas gloriosa que el mar
tirio ?
Cirilo se sonrió .
-Prométeme dos cosas.
-Dos mil, si quieres.
-Es bastante difícil cumplir tan solo dos. La juven
tud es fácil en hacer promesas y mas fácil aun 'en olvi
darlas. Prométeme que , acontezca lo que acontezca , no
darás el primer golpe.
-Te lo prometo .
--- Prométeme, además, que no argüirás con ella .
-¿Y entonces ?
--Contradice, denuncia , desafia ; pero nada de razo
nes, porque no estás instruido; porque tienes fé, pero
no sabiduría ni elocuencia ; y ella , mas sutil que la ser
piente, maneja perfectamente el sofisma. Si obras de
otro modo se reirán de tí y huirás de allí avergonzado.
Prométeme no argüir.
-Te lo prometo .
- Vé, pues .
--¿Cuándo ?
--Cuanto mas pronto, mejor. Pedro , ¿a qué hora es
plica mawana esa mujer ?
-Hoy la hemos visto ir al Museo á las nueve.
-Entonces irás mañana á esa hora . Toma dinero .
-¿Para qué sirve esto? Preguntó Filemon, pasando los
dedos curiosamente por las primeras monedas que habia
manejado en su vida .
HIPATIA . 129
- Para que te dejen entrar . En casa de la filósofa na
die entra sin dinero . No sucede así en la Iglesia de Dios ,
abierta todo el dia al pobre y al esclavo . Si logras con
vertirla , bien ; si no....
—¡Sí , dijo Pedro amargamente á Filemon , ya fuera
de la presencia de Cirilo , sube á Ramoth Gilead y pros
pera, jóven loco ! ‫ ¿؛‬Qué mal espíritu te envió aquí para
alimentar la única flaqueza del noble patriarca?
-¿Qué quieres decir ? ¿ qué flaqueza es esa ? preguntó
Filemon con toda la altivez de que fué capaz .
-Esa flaqueza consiste en la idea de que por medio
de sermones , protestas yy martirios se puede estirpar á
los cananitas, cuando esto solo se conseguirá con la es
pada del Señor y de Gedeon . Su tio Teófilo conoció esto
bastante bien. A no ser así , Olimpiodoro se hubiera
apoderado de Alejandría , y hoy el incienso arderia aun
ante la imágen de Serapis . ¡Vé , sí , y que ella te con
vierta ! Toca la cosa maldita , como Acam , y concluirás
por depositarla en tu tienda . Acompaña á las hijas de
Madian , y te unirás á Belfegor , y comerás las ofrendas
de los muertos .
Despues de esta consoladora sentencia , ambos se
>

separaron .

9
1
HIPATIA . 131

CAPITULO VIII.

EL VIENTO DE ORIENTE .

Cuando Hipatia salió al dia siguiente en todo el brillo


de su gloria , con una comitiva de filósofos y filosofastros,
de estudiantes y caballeros, que llenos de respetuosa
admiracion la seguian hacia el sitio donde esplicaba, un
andrajoso mendigo , acompañado de un perrazo de mala
catadura , se plantó delante de ella , y estendiendo su
puerca mano , le pidió una limosna .
Hipatia , cuyo refinado gusto no podia sufrir la vis
ta , y mucho menos el contacto , de ningun objeto escuá
lido ni degradado , se retiró un poco y dijo a su esclavo
que la librase de aquel hombre dándole una moneda .
Sin embargo, muchos de los jóvenes se consideraban ini
ciados en el noble arte de dar matracas , arte en boga á
>

la sazon en las universidades de Africa , уy al cual debe


mos estar agradecidos, pues que llevó a San Agustin de
Cartago á Roma ; y cumpliendo con la moda usual de
atormentar a la primera sencilla criatura que encontra
ran , por medio de burlas é insultos , empezaron una
série de chistes personales que el mendigo soportó con
estóica resignacion. Fuéle alargada la moneda ; pero ,
desviando suavemente la mano del esclavo , permane
ció sin moverse y resuelto , al parecer , á impedir que
Hipatia prosiguiese su camino.
-¿Qué quieres? ¡Alejaú de aquí, señores, á este mi
132 HIPATIA .

serable y á su espantoso perrol dijo la pobre filósofa


algo asustada.
-Yo conozco este perro , dijo uno de la comitiva ; es
9

de Aben-Ezra. ¿Dónde te has hallado , pícaro , antes de


que se perdiese ?
- Donde tu madre te encontró á tí , en el mercado de
esclavos . Hermosa Sibila , ¿te bas olvidado de tu mas
humilde discípulo , como estos jóvenes , que están tra
tando ya de enseñar á su maestro en el noble arte de
burlarse de la gente?
Y el mendigo , levantando su ancho sombrero de
paja , dejó ver las facciones de Rafael Aben-Erza . Hipa
tia retrocedió con un grito de sorpresa .
-Ahl estás atónita. ¿De qué, por favor ?
-De verte así .
-¿Por qué? ¿No nos has estado predicando largo
tiempo la gloria que resulta de abstraerse de todo lo
que halaga, los sentidos? Hace formar muy mala idea
del aprecio en que tienes á tus discípulos y del valor
que das á tu elocuencia , el que de tal modo te conster
nes porque uno de ellos te ha obedecido al fin .
-¿Qué significa ese disfraz? preguntó Hipatia y una
docena de voces juntamente con la suya . :'
Voy a Italia , como otro Diógenes, en busca de un
hombre. Cuando le encuentre, esperimentaré sumo pla
cer en volver a participarte tan sorprendente noticia .
Adios! Descaba contemplar otra vez cierto semblante,
aunque me he trasformado , como ves , en cínico ; y de
hoy en adelante no pienso tener mas maestro que mi
perra , la cual , afortunadamente , no se hace pagar la
instruccion que proporciona ; de otro modo , permane
ceria ignorante , pues mi riqueza patrimonial voló ayer
HIPATIA . 133

por la mañana . Sin duda sabes el plebiscito contra los


judíos, que ha sido llevado a cabo bajo los auspicios de
cierto tribuno del pueblo.
-Eso es infame!
-Y peligroso, querida Hipatia ; porque el buen éxito
es contagioso.... y la casa de Teon puede ser saqueada
con la misma facilidad que lo ha sido el barrio de los
judíos.
- Vamos , vamos , Aben -Ezra , esclamaron los jóve
nes ; eres demasiado buen compañero para resignarnos
á perderte. Haremos una suscricion en beneficio tuyo,
¿ éb ? y vivirás un mes con cada uno de nosotros. ¿Cómo
nos vamos á divertir sin tí?
--Gracias , amigos; pero habeis sido demasiado tiem
po juguetes mios , para que pueda reducirme á serlo
vuestro. Señora' , digoale oirme una palabra antes de
marchar.
Hipatia se inclinó hacia adelante , y valiéndose de la
lengua siriaca , le dijo apresuradamente y en voz baja :
-¡Quédate , te lo suplico ! Eres el mas sábio de mis
discípulos.... quizá mi único verdadero discípulo .... Mi
padre hallará donde ocultarte de la persecucion de esos
miserables ; y si necesitas dinero , acuérdate de que es
tu deudor... No te hemos devuello aun el dinero que...
-Hermosa Musa , aquel dinero fué la paga de mi en
trada en el Parnaso. Yo sí que estoy en deuda contigo; y
he traido para ti mis ahorros en la forma de esta sortija
de opalo. En cuanto á admitir un asilo cerca de tí, pro
siguió bajando mas la voz , y hablando como ella en sie
riaco , Hipatia la pagana es demasiado amable para la
paz del alma de Rafael el judío . Dicho esto, se quitó
del dedo la sortija de Miriam y se la presentó .
134 HIPATIA ,

- Imposible! dijo Hipatia poniéndose de color de es


carlala : no puedo aceptarla.
-Te lo ruego. Es la última carga terrestre que me
queda , si se esceptúa esta prision de carne y hueso , en
la que mi puñal abrirá una salida si llega á ser imposi
ble soportarla mas tiempo. Pero no es mi ánimo dejar
mi concha si de mí depende , sino cuando y como me
acomode ; y no cabiendo duda de que , si llevo conmigo
esta sortija , alguno de los circunceliones de Heracliano
mo romperá la cabeza para obtenerla , por eso te supli
co la aceptes .
- Jamás! ¿Por qué no la vendes y buscas un asilo al
lado de Sinesio ? El te lo concederá .
-Asilo , con vengo ; pero no descanso . Seria como le
>

vantar mi tienda en el cráter del Etna ; porque se em


peñaria dia y noche en persuadirme á que aceptase ese
ecléctico fárrago , que ha dado en llamar cristianismo
filosófico. En suma , si no quieres la sortija , pronto voy
á disponer de ella. Nosotros los orientales sabemos ser
espléndidos y vanos, como cumple á los señores del
mundo .
Pronunciadas estas palabras, se volvió a la turba de
filósofos :
-Oidme, jóvenes de Alejandríal ¿ Hay alguno entre
vosotros que desee pagar sus deudas de una sola vez ?...
Ved el arco iris de Salomon , un opalo como nunca lo
ha visto hasta ahora Alejandría , que bastaria para com
prar á cualquiera de vosotros, jurtamente con su papá ,
mamá y hermanos macedonius , sus caballos , sus loros,
sus pavos reales , por doble de su precio en cualquier
mercado de esclavos del mundo. El que desee poseer
una joya del valor de diez mil monedas de oro , necesi
HIPATIA . 135

tará solo cogerla de la zanja en que voy á arrojarla .


¡Jóvenes Fedrias y Pamfili, saltad á ver si la atrapais !
No faltarán Lais y Tais que os oyuden a gastarla .
Y levantando en alto la joya , iba á lanzarla á la
calle , cuando le detuvieron el brazo por detrás y se la
arrancaron de la mano. Volvióse bastante irritado , y
vió a su espalda á la vieja Miriam, en cuyos ojos se pin
taban la furia y el desprecio.
Bran se abalanzó al cuello de la anciana en un ins
tante ; pero el brillo de la mirada de Miriam la obligó á
retroceder. Rafael llamó a la perra , y dirigiéndose tran
quilamente a los burlados espectadores , dijo :
- Paciencia , mis desafortunados amigos. Habreis de
reunir dinero por vosotros mismos: ¡cómo ha de ser ! Sin
embargo, desde la partida de mi nacion , esto ofrece mas
dificultad que nunca . Los supremos destinos, á quienes,
como lo conoceis perfectamente cuando os achispais, ni
aun los filósofos pueden resistir , han devuelto el arco
iris de Salomon á su primitivo dueño. Adios , reina
de la filosofía. Cuando encuentre al hombre en cuya
busca voy , te avisaré. Madre , te acompaño para oir de
tu boca una palabra amistosa antes de separarnos; si
bien , prosiguió riéndose al alejarse de allí juntos , has
obrado mal en privar á uno de nuestra nacion del es
quisito placer de ver á esos perros paganos saltar den
tro de la zanja por un efecto de su generosidad .
Hipatia prosiguió caminando hacia el Museo , suma
mente turbada por tan estraño encuentro, y por el fin
aun mas estraño que habia tenido. Cuidó , sin embargo,
.

de no dejar traslucir ninguna señal esterior de su pro


fundo interés hasta verse sola en su pequeño gabinete ,
unido al salon de lecciones ; y allí , arrojándose en una
136 HiPATIA .

silla , se puso a pensar , sintiendo por último , con no


7

poca sorpresa y disgusto , resbalar las lágrimas por sus


megillas. Con todo , en su seno no se abrigaba la menor
chispa de afecto hacia Rafael; y si hubo alguna vez pe
ligro de ello , el astuto judío se encargó de hacerlo des
aparecer con el chancero y privado tono que empleaba
siempre que veia apuntar un sentimiento profundo en
sí mismo ó en los demás . En cuanto a los cumplimientos
con que celebraba la belleza de Hipatia , esta , como de
masiado acostumbrada á tales demostraciones, los reci
bia con indiferencia . Pero conocia , segun acabamos de
oírselo decir , que habia perdido quizá su único ver
dadero discípulo ; mas aun.... tal vez su verdade
ro maestro. Porque veia con bastante claridad que,
bajo aquella máscara de Sileno , estaba oculta una na
turaleza capaz de... , mas quizá de lo que ella se atrevia
á imaginar. Siempre le habia encontrado superior á
ella en habilidad práctica; y aquella mañana se habia
convencido de lo que recelaba hacia tiempo, á saber:
que tambien la dejaba atrás en ese ardor moral , en esa
fuerza de voluntad que buscaba inútilmente en los ener
vados griegos que componian su círculo. Hasta en aque
llas materias en que Rafael se declaraba su discipulo,
Hipatia se habia recreado alternativamente en descubrir
que él era el único de su escuela que parecia compren
der á fondo y como por instinto todas sus palabras; yy la
hacia temblar la desagradable sospecha de que Rafael
estuviese meramente jugando con ella , con sus malemá
ticas y geometría , con su metafísica y su dialéctica, como
un maestro de esgrima que se ejercitase tirando el flore
te y reservase su verdadera fuerza para algun objeto
mas digno de él . Muchas veces una paradoja ó una pre
HIPATIA . 137

gunta del judío habian hecho vacilar sus mas hermosos


sistemas y abierto horribles abismos de duda hasta en
las verdades mas palpables, al parecer ; óó alguna semi
>

burlesca alusion á aquellas Escrituras hebreas, en las


cuales él no habia querido nunca confesar hasta dónde
y cómo creia , la hizo indignarse imaginando que Rafael
se consideraba en posesion de un fondo reservado de
ciencia , mas profunda y segura que la suya, que no
queria partir con ella.
A pesar de lodo, Hipatia se sentia irresistiblemente
atraida hacia el judío . El lujo -constante y deliberado de
este, que á ella le asustaba, era para Aben-Ezra , segun
solia repetir con jactancia , a modo de un vestido que se
pondria y quitaria á voluntad; y justamente acababa de
probar que sus palabras no carecian de fundamento ,
presentándose como un digno rival de los grandes filó
sofos estóicos de otro tiempo. ¿ Hubiera podido hacer
mas el mismo Zenon? Por otra parte , Rafael le habia
sido muy útil prácticamente. El , de motu propio , re 9

solvia sus problemas matemáticos; buscaba autoridades;


mantenia en órden á los discípulos con la acritud de sus
palabras , y proporcionaba otros nuevos con las gracias
de su ingenio , con sus argumentos, y por último, con
el no menos poderoso atractivo de su incomparable co
cinero y de su bodega. Sobre todo, hacia en favor de Hi
patia las veces de un terrible y valiente perro , que la
defendia contra las bandas de groseros y á menudo bru
tales sofistas , restos de los antiguos Cínicos, Estóicos, y
contra las escuelas académicas que , con veneno crecien
te , segun costumbre de los partidos , en su decrepitud
atacaban el hermoso castillo de naipes del Neo-Platonis
mo, como una estéril amalgama de todos los sistemas de
138 HIPATIA .

filosofía griega , con todas las supersticiones orientales.


Estos Filisteos habian temido la pluma y la lengua de
Rafael mas aun que las del caballeresco obispo de Ci
rene , y eso que este, á juzgar por algunas de sus car
tas , los aborrecia tanto como era capaz de aborrecer
á criaturas humanas; es decir , no con mucha acri.
monía .
Pero las visitas de Sinesio eran pocas y muy de vez
en cuando ; la distancia entre Cartago y Alejandría , el
trabajo de su diócesis , y mas que todo , la creciente di
ferencia de miras entre él. y su hermosa maestra , dis
minuian el precio de su proteccion. Y ahora faltaba
tambien Aben- Ezra , y con él mil planes y esperanzas.
¡Cuán a menudo habia soñado Hipatia con que le con
vertiria al cabo á la fé filosófica en los antiguos dioses, y
le haria su instrumento para detener la corriente del
humano error! ... ¿Quién ocuparia su puesto? ¿Plutarco
de Atenas ? Era demasiado viejo. ¿ Siriano ? Un mero ló
gico, que violentaba el testo de Aristóteles , obligándole
á decir lo que ella sabia yУ él debiera haber sabido , que
Aristóteles nunca pensó. ¿Su padre? Un hombre para
quien todo se reducia á triángulos y secciones cónicas.
¡Cuán necios le parecian todos al lado del insonda
ble judío ! ... Arañas de lindas telas, ... Pero įlas mos
cas se dejarian coger en ellas? Constructores de hermo
sas casas.... ¡Si á lo menos el pueblo quisiese entrar y
vivir en ellas ! ¡Predicadores de selecta moralidad ....
que sus discípulos no practicaban. Sin ella , segura es
taba de que la filosofia debia morir en la ciudad de Ale
jandría. ¿Y era su saber .... ú otros encantos mas mun
danos.... los que le daban el necesario influjo para mag
tenerla viva? ¡Triste pensamiento ! ¡Oh! ¡Pluguiera al
HIPATIA , 139

cielo fuese fea , tan solo para evidenciar el poder de sus


doctrinas....
¡No ! La contienda era ya bastante temible. Hipatia
hubiera aceptado con júbilo cualquier auxilio , aunque
terrestre y carnal. Pero ¿habia alguna esperanza de
éxito? Lo que necesitaba eran hombres que obrasen
mientras ella se detenia á pensar; y esos justamente no
los encontraria en ninguna parte , escepto (bien lo sabia)
en el clero cristiano , al cual odiaba. Así , el sacrificio de
esta temible Ifigenia aparecia á lo lejos como inevitable,
y la única esperanza de la filosofía estaba en su deses
peracion .

Hipatia enjugó sus lágrimas , entró con orgullo en el


salon , y subió a la tribuna , semejante á una diosa >, en
medio de los aplausos de su auditorio.... ¿ Qué le impor
taban ? ¿Harian aquellos individuos lo que ella les dijese ?
Estaba a la mitad de la leccion , y aun no habia podido,
9

recobrarse y lanzar de su mente el recuerdo de Rafael,


En este punto principiaremos .

«La verdad ! ¿Dónde está la verdad , sino en la mis


ma alma? Los hechos, los objetos no son mas que fantas ,
mas , espectros materiales de esta noche terrena, á cuya
vista el alma , que duerme aquí en el cieno de la materia ,
tiembla, y llama á sus temblores sentido y percepcion .
Sin embargo, esos sueños en estado de vigilia, que deng
minamos vista y sonido, del mismo modo que los que te
nemos cuando dormimos realmente, escitan en nosotros
la idea de seres misteriosos é iomateriales, libres de
las ligaduras del tiempo y del espacio : divinos men
sajeros , áa quienes Zeus , compadeciéndose de sus hijos,
140 HIPATIA .

que gimen encerrados en esta prision de carne , mando


despertar en ellos el recuerdo de ese verdadero mundo
de las almas , de donde proceden . Una vez realizado es
to en el filósofo; viendo , al través del velo de los sen
tidos y de los hechos, la verdad espiritual , de la cual
ellos no son mas que la vestidura momentánea emplea
da en ocultar aquello mismo que hacen palpable, puede
muy bien despreciar el hecho por la doctrina , la cásca
ra por la pepita , el cuerpo por el alma , de la cual este
no es mas que el símbolo y el vehículo . ¿ Qué importa ,
pues , al filósofo que estos nombres de individuos , Hec
tor ó Priamo , Elena ó Aquiles , representen personas ó
9

mitos? ¿Qué importa que hablasen ó pensasen como el de


Scios dice que lo hacian? ¿Qué importa , tampoco , que
el mismo Homero haya tenido ó no una existencia ter
restre ? El libro está aquí ; aquí está la palabra que los
hombres llaman suya . A quien quiera que perteneciesen
eslos pensamientos en un principio , ahora son mios.
Yo me los he apropiado , los he pensado , los he hecho
parte de mi alma . Aun mas , fueron y serán siempre
partes de mí misma ; porque ellos, como lo fué el poeta ,
como lo soy yo, no son más que una parte del alma
universal. ¿Qué importa , pues , que la noche envuelva
aquellos poderosos pensamientos de antiguos profetas?
Ocúpense otros en conciliar los fragmentos cíclicos, ó
en vindicar el catálogo de las naves que fueron á Troya.
¿ Qué ha perdido el filósofo aunque se pruebe que los
primeros son contradictorios y que el último ha sido in
tercalado ? Las ideas están allí y nos pertenecen . Abra
mos nuestros corazones para recibirlas , procedan de
donde procedan. En los libros sucede como en los hom
bres, nuestras almas solo deben tener comercio con el
HIPATIA . 141
alma ; y el alma del libro es todo lo que en él se encuen
tra de hermoso , verdadero y noble. Nos es indiferente
que el poeta həya obrado con entera conciencia de las
intenciones que en él descubrimos ; en todo caso , esas
intenciones deben hallarse en sus versos , porque si no ,
¿cómo las veríamos nosotros ? Hay , tanto en el vulgo
proſano, como entre los que llevan aun bajo el manto
del filósofo, un corazon tambien profano, personas que
consideran estas interpretaciones meramente como jue
gos arbitrarios y sofisticos de la fantasía. A ellas toca
manifestar el objeto que Homero se propuso , si son ab
surdas las intenciones espirituales que en él encontra
mos ; decir al mundo por qué es admirable Homero , si
en él no existe lo que , en nuestro dictámen , le reco
mienda á la admiracion de los hombres. ¿Dirán que el
general lauro de que ha gozado durante tantos siglos ha
sido inspirado por lo que parece ser su primera y literal
intencion ? Mas aun , ¿ se atreverán á imputarle esta in
tencion literal? ¿Podrán suponer que la divina alma de
Homero se degradase hasta escribir sobre fesțines actua
les y físicos, sobre nupcias, danzas , robos nöclurnos de
caballos , fidelidad de perros y de porquerizos, enlaces
entre dioses y hombres ; ó que debe á estas vulgarida
des el título de padre de la poesía, que le ha adjudicado
el mas sábio de todos los siglos? ¡Miserable pensamiento ,
propio solo de la grosera y estúpida raza incapaz de
apreciar sino lo que es palpable y está sujeto a la prue
ba de los sentidos! Seria como creer lo que nos dicen las
Escrituras cristianas , cuando hablan de una divinidad
que tiene manos y pies , ojos y oidos , que condesciende
en prescribir modelos de muebles y de utensilios.culina
rios, y cuya perfeccion se consuma naciendo --- repug
142 HIPATIA .

nante pensamiento! -de una doncella de aldea, y conta


minándose con las miserias de los mas viles esclavos.
- Es falso ! Es una blasfemia ! Las Escrituras no pue
den mentirl gritó una voz desde el estremo mas distante
de la sala .
Era la de Filemon . Habia estado escuchando toda la
leccion , ó mejor dicho, habia estado observando, fuera
de sí, la belleza de Hipatia, la gracia de sus maneras, la
melodía de su voz , y sobre todo el laberinto de su retó
rica , que brillaba ante los ojos de su alma como una tela
de araña resplandeciente con el rocío. Un mar de nuevos
pensamientos y cuestiones , ya que no de dudas, se agol
pó á cada sentencia sobre su agudo entendimiento grie
go, con tanta mayor fuerza , tanto mas irresistiblemente,
cuanto que su facultad especulativa estaba aun del todo
desierta y vacía , sin que la protegiese ningun cultivo
científico contra el embate de las olas. Por la primera
vez en su vida se halló frente á frente con las cuestiones
cardinales de todo pensamiento: « Qué soy , y á dónde
voy? » « ¿Qué es lo que puedo saber ? » Y en la terrible
lucha empeñada con ellas , habia olvidado el objeto que
le tragera allí . Al fin sintió que era preciso deshacer
aquel encanto . ¿No era una pagana y una falsa profetisa ?
Oyó en sus últimas frases algo que le prestaba materia
para el ataque; y parte por la indignacion que habia es
citado en él la blasfemia, parte por forzar su naturaleza
á entrar en accion, salió de su estupor y habló.
2

Levantóse un grito general.


- Afuera con el fraile! ¡ Arrojad al rústico por la
ventanal esclamaron una docena de jóvenes. Algunos de
los mas valientes empezaron á trepar por los bancos
para dirigirse contra él ; y Filemon estaba felicitándose
HIPATIA . 143
interiormente al ver tan próximo su glorioso martirio ,
cuando la serena y argentina voz de Hipatia apaciguo
aquel tumulto en un momento.
-Dejad al joven que oiga , señores . Es un fraile y un
plebeyo, y no alcanza mas; le han enseñado así. Dejadle
tomar asiento tranquilamente, y quizá podamos ense
warle de otra manera .
Y sin interrumpir, ni aun por una mudanza de
tono, el hilo de su discurso, prosiguió diciendo :
«Oíà ahora un pasaje del sesto libro de la Iliada , eu
el cual la última noche me ha parecido ver vislumbres
de algun poderoso misterio. Lo conoceis perfectamente,
y sin embargo, os lo voy á leer ; pues el sonido y la pom
pa de tan alta poesía predispondrá nuestras almas para
recibir mejor las ideas de una sabiduría sublime, Abam
non , el maestro , dice muy bien que el alma era en un
principio armonía y ritmo, y antes de entregarse al cuer
po habia escuchado la armonía divina . Por eso, cuando
despues de unida al cuerpo , oye aquellas melodías que
se asemejan mas á la armonía divina , las acoge con júbi
lo, recuerda por su medio esta armonía , se siente impe
lida hacia ella , en ella encuentra su refugio, y de ella
participa tanto como le es posible. )
En seguida hirió los oidos de Filemon , por la prime
ra vez, el poderoso y rotundo verso homérico:

Así habló la celosa despensera;


Y Héctor, que presuroso de su alcázar
Saliä por volverse, por el mismo
Camino que viniera , 'recorria
Las anchurosas calles . Y la inmensa
Ciudad atravesando, ya llegaba
144 HIPATIA .

Junto aá la puerta Escea que salida


Daba a la gran llanura ; cuando triste
A encontrarle corrió su tierna esposa ,
Andrómaca, nacida del valiente
Etion, de Cilicia soberano,
Que en Teba , capital de la selvosa
Hipoplacia, habitó cuando vivia.
Hija de este gran rey , y con riqueza
Mucha dutada , la feliz esposa
Era Andrómaca de Héctor; y á encontrarle
Entonces vino acompañada solo
De la nodriza , que arrimado al seno
Á Astianacte llevaba . Era este niño
De Héctor única prole, y parecia
Un lucero, y su padre le pusiera
El nombre de Escamandrio; pero todos
Los Teucros Astianacte le llamaban ,
Porque Héctor era el baluarte firme
Que á Ilion defendia . Cuando el héroe
Al niño vió, se sonrió en silencio ;
Y Andrómaca, acercándose afligida,
Lágrimas derramaba . Y al esposo
Asiendo de la mano, y por su nombre
Llamándole, decia acongojada:
a ;Infeliz! tu valor ha de perderte :
Ni tienes compasion del tierno infante,
Ni de esta desgraciada que muy pronto
En viudez quedará; porque los griegos,
Cargando todos sobre tí , la vida .
Fieros te quitarán. Mas me valiera
Descender à la tumba , que privada
De tí quedar; que si á morir llegases,
HIPATIA . 145

No habria para mí ningun consuelo,


Sino llanto y dolor. Ya no me quedan
Tierno padre ni madre cariñosa .
Mató al primero el furibundo Aquiles,
Mas no le despojó de la armadura ,
Aun saqueando á Teba ; que á los Dioses
Temia hacerse odioso . Y el cadáver
Con las armas quemando, á sus cenizas
Una tumba erigió; y en torno de ella
Las ninfas que de Júpiter nacieron ,
Los Oréades, álamos plantaron .
Mis siete hermanos en el mismo dia
Bajaron todos al averno oscuro ;
Que a todos de la vida despiadado
Aquiles despojó, mientras estaban
Guardando los rebaños numerosos
De bueyes y de ovejas. A mi madre,
La que antes imperaba poderosa
En la rica Hipoplacia , prisionera
Aquí trajo tambien con sus tesoros,
Y admitido el magnífico rescate
La dejó en libertad ; pero , llegada
Al palacio que fuera de su esposo ,
La hirió Diana con süave flecha .
¡Héctor! tú solo ya de tierno padre,
Y de madre me sirves y de hermano ,
Y eres mi dulce esposo . Compadece
Á esta infeliz, la torre no abandones;
Y en orfandad no dejes á este niño
Y viuda á tu mujer. En la colina
De silvestres higueras coronada
Nuestra gente reune; que es el lado
10
146 HIPATIA .

Por donde fácilmente el enemigo


Penetrar puede en la ciudad , y el muro
Escalar de Ilion . Hasta tres veces
Por esa parte acometer tentaron
Los mas ardidos de la suerte aquea .
Los Ayaces , el rey Idomeneo,
Los dos Atridas y el feroz Diomédes;
O ya que un adivino este paraje
Les hubiese mostrado, ó que secreto
Impulso los hubiese conducido .»
Respondió el héroe a su afligida esposa :
« Nada de cuanto dices se me oculta ;
Pero temo tambien lo que dirian
Contra mí los troyanos y troyanas
Si cual cobarde de la lid huyera .
Ni lo permite mi valor, que siempre
Intrépido be sabido presentarme
En la liza , y al frente de los Teucros .
Pelear animoso por la gloria
De mi padre y la mia . Bien conozco ,
Y el corazon y el alma lo presienten ,
Que ha de llegar el dia en que asolado
Será el fuerte Ilion , y en que perezcan
Priamo y su nacion tan poderosa .
Pero , no tanto la comun rüina
Que á los demás troyanos amenaza ,
Ni de Hércules la suerte y de mi padre
El rey Priamo siento y mis hermanos,
Que muchos valientes por la diestra
De nuestros enemigos en el polvo
Derribados serán, como la tuya :
Que alguno de los principes aqueos
HIPATIA . 147

Dejándote la vida , por esclava


A Argos te llevará, bañada en lloro .
Y allí, de una estranjera desdeñosa
Obediente á la voz , áa pesar tuyo
Y á la necesidad cediendo dura,
La tela tejeras, é irás por agua
A la fuente Meseida 6 Hiperea .
Y cuando vayas, los Argivos todos
Que te vean pasar triste y llorosa,
El uno al otro se dirán alegres :
-Esa es la viuda de Héctor , el famoso
Campeon, que de todos los troyanos
Era el mas fuerte, quando en torno al muro
De Ilion con los griegos peleaban.
Así alguno dirá , y al escucharle
Nuevo dolor afligirá tu pecho ,
Y mucho entonces sentirás la falta
De tu Héctor, el solo que podria
De esclavitud sacarte si viviese.
La tierra amontonada mi cadáver
Antes oculte , que llevarte vea
Por esclava , y escuche tus gemidos ...
Así decia, y alargó la mano
Para tomar en brazos al infante;
Pero, asustado el niño , sobre el pecho
De la nodriza se arrojó gritando .
Porque al ver la armadura reſulgente
Y la crin de cabello que terrible
Sobre la alta cimera tremolaha ,
Se llenó de pavor . Su tierno padre
Y su madre amorosa se reian ,
Y el héroe se quitó de la cabeza
148 HIPATIA .

El casco reluciente, y en el suelo


Poniéndole , en sus brazos al infante
Tomó y le acarició . Y el dulce beso
Imprimiendo en su candida megilla,
2
Esta plegaria al soberano Jove
Dirigió y á los otros inmortales :
« ¡Padre Jove! ¡ Y vosotras, bienhadadas
Deidades del Olimpol Concededme
Que mi hijo llegue á ser tan esforzado
Como yo , y á los Téucros aventaje
En pujanza y valor, y que algun dia
Sebre Ilion impere poderoso;
Y que al verle volver de las batallas,
Trayendo por despojo en sangre tinto
El arnés de un guerrero , áá quien la vida 1

El mismo haya quitado, diga alguno :


-Este es mas valeroso que su padre.
Y Andrámaca se alegre al escucharlo. »
Así dijo, y en manos de su esposa
Al niño puso ; y la doliente madre,
Mezclando con sus lágrimas la risa ,
Le recibiera en el fragante seno (1 ) .

«Tal es el mito. ¿Imaginais que en él quisiese Home


re presentar á la admiracion de los siglos, lugares co
munes como el brutal afecto de una madre y los terro
res de un niño ? Séale permitido al filósofo , con su
conocimiento mas profundo, sin que se le tache de vi
sionario , ver al través de los anteriores versos algun
misterio mas hondo.
» El alma escogida , por ejemplo.... ¿Su nombre no
(1) Traduccion de Hermosilla.
HIPATIA . 149

es Astianacte, rey de la ciudad , guia y señor de todo lo


que le rodea, por el simple hecho de su parentesco ete
eté
reo , aunque no lo sabe? Niña aun , descansa en el fra
gante seno de su madre la Naturaleza, nodriza y ene
miga , sin embargo, del hombre , Andrómaca, como el
poeta la llama perfectamente, porque combate , cuando
crece y llega al estado de hombre, con el mismo á quien
alimentó en la infancia. Es hermosa, pero imprudente;
pues nos trata , segun la costumbre de las madres, con
una indulgencia que raya en debilidad ; y temiendo que
salgamos en busca de las grandes realidades de la espe
culacion , no sea que la olvidemos por la gloria , desearia
que pasásemos la juventud en el harem y que jugáse
mos eternamente sobre sus rodillas. Y el alma escogi
da, ¿no tiene tambien un padre á quien no conoce? ¿Héc
tor , que está afuera -- independiente de la Naturaleza ,
de la cual , no obstante, es marido , -el Alma plástica
que lo invade todo, que forma, que organiza , á quien los
hombres llaman Zeus el legislador, Æster el fuego, Osi
ris el dispensador de la vida; á quien el poeta nos pre
senta como el defensor de la ciudad mítica , de la armo
nía, del órden , de la belleza en todo el universo ? Aparte
está su abuelo.... Priamo, la existencia primera , padre
de muchos hijos, la Razon absoluta; invisible, tremen
>

do, inmóvil en su distante gloria ; y sin embargo , some


tido á esa unidad sin fondo que Homero llama Nada. El
Origen de todo lo que existe, y no obstante Nada en Si
mismo, inefable, sin predicado .
» Desde Él y por Él el Alma universal penetra en
todo lo creado , para cumplir las órdenes de aquella ra
zon , de la cual sale y se derrama, á su pesar , en la mul
titud de las apariencias materiales , combatiendo las
150 HIPATIA .

fuerzas brutas de la grosera materia , destruyendo todo 5

lo que es impuro y no arınoniza con ella , y estrechando


contra su seno la belleza y todo aquello en que vé su
reflejo; imprimiendo en esta su sello y reproduciendo
su semejanza, sea estrella ,> demonio ó alma del ele
gido; y sin embargo, como el poeta insinúa en su an
tropomórfico lenguaje , asediada entretanto por cierta
tristeza, oprimida en medio de todas sus tareas por el
sentimiento de la fatalidad , por la idea de esa Unidad
Primera , de quien el Alma ha emanado en un principio,
de quien ella y su padre la Razon se separaron , cuando
se atrevieron á pensar y obrar , sosteniendo que eran li
bres .
» En este tiempo, jay ! Héctor, el padre, combate ,
mientras sus hijos duermen y se crian ; ha marchado á
la guerra y ellos no le conocen ; no conocen , no saben
que ellos , los individuos, no son mas que porciones de
él , el universal. No obstante, de vez en cuando (ibendi
tos tres veces aquellos que deben á su parentesco celes
tial el que tales momentos formen parte de sus desti
nos ! ) , de vez en cuando brilla en el alma humana la
intuicion del inesplicable secreto . En la estrellada gloria
de una noche de verano; en el rugido del caudaloso
Nilo, que lleva la fertilidad en sus olas; en los pavo .
rosos abismos de la bóveda del templo; en las salvajes 1

melodías de los antiguos cantores Orficos ; ó ante las


imágenes de aquellos dioses, de cuya perfecta hermosu
ra los divinos teosofistas de Grecia tomaron una pasaje
ra sombra , y con el repentino poder del éstasis artísti.
co la sumergieron , como baria la vara de un encantador,
en un éterno sueño de blanca piedra ; en medio de todos
esos objetos se refleja sobre la luz interior del espíritu,
HIPATIA . 151

la vision , hermosa y lerrible , de una fuerza , una ener


gía , un alma, una idea, única, y sin embargo , múltiple ,
que pasa al través de las cosas creadas , como el viento
al través de las cuerdas de la lira , sacando de ellas una
armonía celeste ; sangre vital que recorre el millon de
venas del universo, y que brota de un gran corazon invi
sible , cuyas atronadoras pulsaciones oye á lo lejos el
espíritu , latiendo eternamente en la honda soledad , mas
allá de los cielos y de las vias lacteas , mas allá de los
2

espacios y de los tiempos, que no son en sí mismos sino


venas y canales de un mar, que todo lo fecunda .
> ¡Felices una y mil veces los que se han atrevido,
aun faltándoles el aliento , cegados por las lágrimas de
una temible alegría , y cayendo de rodillas en el mayor
desamparo, al sentirse á modo de hojas secas en el tor
bellino que barre el universo ; felices, digo, los que se
han atrevido á mirar, aunque fuese un solo instante , el
terror de tan glorioso espectáculo; y que , como el niño
Astiapacte , no se han asido trémulos del cuello de la
madre Naturaleza , asustados por el resplandor de las
armas de Héctor y por el brillo de su cimeral ¡Felices
una y mil veces , aun cuando sus pupilas, quemadas
por el esceso de luz, se reduzcan a cenizas en sus conca
vidades .... ¿No seria un noble fin haber vislo á Zeus , у
morir como Semele , abrasado por su gloria ? ¡ Felices
una y mil veces ! aunque sus entendimientos vacilen á
impulso de la divina embriaguez , y los cerdos de Circe
los llamen en adelants locos y entusiastas. En efecto,
son entusiastas, porque la Divinidad está en ellos , y
ellos en la Divinidad. Con el tiempo, esta carga de indi
vidualismo se desvanece, y reconociéndose como porcio
nes del Alma universal, se elevan, al través y mas allá
152 HIPATIA .

de la Razon de que el alma procede, hasta la fuente de


todo, la inefable y Suprema Unidad, y en viéndola , se M

convierten por este acto en partes de su esencia . Ellos


2
no hablan mas , pero Ella habla en ellos; y todo su ser,
en virtud de la gloriosa luz solar cuyos rayos se han
atrevido , como el águila, á mirar sin débil temblor, se
7

trasforma en armonioso vehículo de las palabras de la


Divinidad , y pasivo en sí mismo , profiere los seere
tos de los dioses inmortales. ¿Qué estraño que al ma
yor número parezcan visionarios ? Sea así . i¡ Que rian
cuanto quieran ! Pero no me pidais que os enseñe cosas
inesplicables , superiores á todas las ciencias ; cosas que
ni la dialéctica ni la razon han podido alcanzar , que de
ben ser vistas únicamente , confesando en seguida la im
posibilidad de esplicarlas. Fuera de aquí, oh , tú que no
crees en la academia ! Fuera de aquí, Cínico, que te
burlas de todo ! ¡Fuera de aquí , Estóico, que adoras los
sentidos é imaginas que el alma recibe su ciencia de esas
apariencias materiales que ella misma crea !... | Fuera
de aquí.... Pero no ; iquedaos y reid , si así os place!
Todo se reduce á pasar unos cuantos dias mas en esta cár
cel de nuestra degradacion , y luego cada cosa volverá á
su fuente; la gota de sangre al corazon profundo , el agua
al rio , el rio al mar; y la gota de rocío que cayó del
cielo , subirá otra vez al cielo, lanzando lejos de sí el
1
polvo que la obligó á bajar con su peso; derretida la
nieve que la habia tenido encadenada á la yerba de la
tierra ; elevándose mas y mas, al través de las estrellas
уy los soles, al través de los dioses y de los padres de los
dioses , creciendo su pureza en las vidas sucesivas, hasta
entrar en la Nada , que es todo, y hallar por último su
morada definitiva ....
HIPATIA . 153

Al llegar aquí, Hipatia se detuvo repentinamente;


en sus ojos se veian brillar algunas lágrimas, y toda su
figura parecia estremecerse y dilatarse, en medio del en
tusiasmo que la arrebataba . Permaneció un momento in
móvil У mirando con ardor á su auditorio , como si es
perase escitar en él algun sentimiento poderoso en rela
cion con el suyo; en seguida, recobrándose, añadió en
tono mas tierno y no exento de cierta tristeza :
« Idos ya , discípulos mios . Hipatia no tiene hoy
nada mas que deciros. Idos , y ahorradle á lo menos
(pues que al cabo es mujer) la vergüenza de conocer
que os ha comunicado mas de lo que debia , alzando el
velo de Isis delante de personas cuyos ojos no están aun
bastante purificados para ver la gloria de la diosa .
¡Adios !»
Acabó de hablar; y Filemon , en el momento que el
encanto de su voz cesó de obrar sobre él , saltó de su
asiento y atravesó rápidamente el corredor hasta en
contrarse en la calle ....
¡Qué hermosa ! ¡ Qué tranquila y llena de compasion
hacia él ! ¡Qué entusiasta con todo lo que era noble! ¿No
habia hablado ella tambien del mundo invisible , de la
esperanza de inmortalidad , de la conquista del espíritu
sobre la carne , justamente como lo hubiera hecho un
cristiano ? ¿Era tan inmenso el abismo que los separaba?
Entonces, ¿ por qué las aspiraciones de Hipatia habian
despertado en su corazon ecos semejantes a los que so
lian despertar las oraciones y lecciones de los Laurost
Pareciéndose tanto el fruto, ¿no debia parecerse tambien
la raiz ? ... ¿ Seria todo aquello una impostura ? ¿Seria
Hipatia un ministro de Satanás, bajo la forma de un
ángel de luz? Porque luz era .... En sus ojos , en sus lá
154 HIPATIA .

bios, en sus acciones brillaban la pureza , la sencillez,


el valor , el entusiasmo, la ternura.... Una pagana que
no creial .... ¿Qué
&( significaba todo esto? ...
Pero faltábale el golpe final, que debia completar la
estremada confusion de su espíritu . Porque , aun no ha
bia andado cincuenta varas, cuando su amigo, el de la
cesta de fruta , á quien no habia vuelto á ver desde que
desapareció bajo los pies de la multitud en la puerta del
teatro, le asió del brazo y prorumpió en las siguientes
frases, pudiendo apenas respirar de cansado:
-¡Los.... dioses.... prodigan sus favores.... á aque
llos que.... que menos los inerecen ! ¡ Temerario é insu
lente rústico ! ¡ Y es esta la recompensa de tu locura !
-¡Vete! dijo Filemon, no encontrándose en aquel mo
mento con ánimo de renovar sus relaciones con el por
terillo. Pero el encargado de custodiar los quitasoles te
nia bien echada la garra á la piel de cordero.
-Loco! ¡Hipatia, la misma Hipatia te envia á llamar!
¡ Sí, la vas á ver , vas á hablar con ella ! mientras que
yo.... yo, el iluminado.... yo, el obediente.... yo , el
adorador .... que hace tres años me estoy arrastrando en
el arroyo a fin de que la orla de su vestido toque la
punta de mi dedo mas pequeño.... yo.... ye.... yo....
- ¿ Qué quieres, loco ?
-¡Ella te llama , miserable , insensato ! Teon me ha
enviado.... á mí , que apenas puedo respirar á causa de
2
1

la carrera y de la envidia .... ¡Vé, favorito de los injus


tos dioses!
-¿Quién es Teon ?
-¡Su padre, ignorante! El me envia á decirte que
vayas á casa de Hipatia .... a su casa .... aquí.... enfren
te.... mañana á las tres.... ¡Oye yУ obedecel ... Pero están
HIPATIA . 155

saliendo del Museo y todos los quitasoles van á trocarse.


¡ Ay, desdichado de mil
Y el pobre porterillo retrocedió apresuradamente;
mientras que Filemon , flotando entre el temor y el de
seo , no cesó de correr en todo el camino que conducia
al Serápeo , sin cuidarse de carruajes, de elefantes, ni
de las personas que iban a pie; y despues de haber sido
derribado en tierra por un insolente portero, y de haber
dejado un pedazo de su piel de cordero entre los dientes
de un camello furioso, sin tener tiempo para vengar
ninguno de estos insultos , llegó á casa del arzobispo ,
tropezó en la puerta con Pedro, y pidió temblando una
audiencia á Cirilo .
1
HIPATIA . 157

CAPITULO IX .

EL ARCO ROTO .

Cirilo oyó la narracion de Filemon yy .el mensaje dirigi


do á este por Hipatia con tranquila sonrisa , y en seguida
despidió al jóven, encargándole trabajo para aquella
tarde en la ciudad , y previniéndole no dijese palabra de
lo que habia pasado , y que volviese por la noche á reci
bir sus órdenes, pues ya habria tenido tiempo de refle
xionar sobre el asunto. Filemon salió , pues, con sus com
pañeros y recorrió calles asquerosas por efecto de la por .
quería y la pobreza , hijas de la ociosidad obligada y del
crímen . Terriblemente real y práctico era todo aquello;
pero él lo veia confuso, como si estuviese soñando. Ante
sus ojos brillaba siempre un semblante; en sus oidos so
naba una voz argentina .... «Es un fraile, y no sabe
mas.... ¡Es cierto! ¿Y cómo sabria mas? ¿ Podia él decir
lo mas que habia que saber en aquel grande y nuevo
universo, habiendo pasado hasta allí la vida metido en
una de sus mas estrechas grietas? No conocia mas que
un solo lado de las cosas. ¿Y si estas contasen dos ? ¿No
tenia derecho .... es decir, no era propio, bueno, pru
dente oir á las dos partes, y luego juzgar ?
Quizá Cirilo no andavo acertado en enviar al jóven
á practicar actos de beneficencia sin prescribirle antes
su deber respecto a la invitacion de Hipatia. No habia
calculado los nuevos pensamientos que atormentaban á
Filemon ; y tal vez fueran ininteligibles para él, si los
158 HIPATIA .

conociese. Educado bajo las reglas del mas severo dog


ma, en los vastos establecimientos monásticos de Nitria ,
que eran en sí mismos un mundo de produccion indus
trial , no menos que de ejercicio religioso, y acostumbra
>

ban á los frailes, por su aproximacion a la gran ciudad ,


á aquel mundo , objeto de su desprecio; envuelto desde
la niñez en las intrigas de su altivo y ambicioso tio Teófi
lo , Cirilo le habia sucedido en el patriarcado de Alejan
dría sin haber esperimentado nunca el veneno de la du
da; y podia , sin el menor escrúpulo , emplear su terrible
energía y su claro entendimiento en la causa de la Igle
sia . ¿Cómo simpatizaria , pues , con el pobre jóven de
veinte años, arrancado de improviso de la tranquila y
sombría caverna de los Lauros , y arrojado en medio del
tumulto у del brillo deslumbrador del mundo? Tambien
él se habia criado en el cláustro; pero la vida ocupada
de Nitria , sin descanso , sin sencillez , sin afectos huma
nos, era diametralmente opuesta al gobierno de las dis
tantes y pobres comunidades de cenobitas, que medita
ban en los solitarios valles que se internan en el corazon
de los desiertos de la Nubia . Allí Filemon habia encontra
do en un venerable anciano la simpatía de una madre y el
cuidado de un padre , y ahora necesitaba el estímulo de
una voz apacible , la mirada benévola de un amigo, y es
taba solo y con el corazon enfermo.... Y entretanto la voz
de Hipatia asediaba incesantemente sus oidos, como un
torrente de armonía .... Aquel alto entusiasmo, tan dul
ce y modesto en su grandeza; aquel tono de piedad (pues
en una persona tan amable no podia llamarse desprecio)
con que se dirigia al mayor número; aquel delicioso fan
tasma de ser un entendimiento escogido.... diverso de
la multitud .... « Y soy yo enteramente como la multi
HIPATIA . 159

tud?» dijo para sí Filemon , mientras se sentia vacilar


bajo el peso de un enfermo que llevaba acuestas . « : No
puede encontrarse para mí un trabajo mas á propósito
que este, que cualquier mozo de carga del muelle es ca
paz de desempeñar tan bien como yo ? ¿ La tarea en que
me ocupo, no habrá deteriorado algo mis facultades ? ¿ No
tengo entendimiento , gusto, razon? Yo pudiera apreciar
lo que ella decia. ¿Por qué mis facultades no han de ser
educadas? ¿Por qué la ciencia ha de estar vedada para
mí únicamente ? Hay una gnosis cristiana como la hay
pagana. Lo que fué permitido á Clemente (é iba á nom
brar á Orígenes , pero se detuvo al borde de la heregía )
debe serlo tambien á mí. ¿Mi ansia de saber no es señal
de que existe en mí la capacidad de la ciencia? Segura
mente mi esfera es el estudio mas bien que la calle. »
Y entonces sus compañeros (no podia menos de con
fesarlo ) empezaron á ser menos venerables á sus ojos.
Por mas que se empeñase en olvidar las censuras del
anciano eclesiástico, tenia el hecho ante sí . Aquellos
hombres eran groseros, feroces, turbulentos.... ¡ tan di
ferentes de ella ! Sus conversaciones parecian mera char
la , y algunas hasta escandalosas; las mas encerraban
malos juicios , versando por lo regular sobre la ambicion
particular de este hombre ó sobre la orgullosa mirada
de aquella mujer ; ocupándose en si fulano habia asisti
do á la Eucaristía el domingo anterior , ó si zutano habia
salido despues del sermon ; y murmurando de los que se
habian quedado y de los que se habian marchado... Sos
pechas sin fin , burlas, quejas.... ¿ Cómo habian de cui
darse de la eterna gloria y de la vision beatífica ? El pobre
jóven, sintiendo avivarse su facultad de censurar con la
influencia de las censuras de los demás, creia ver, bajo
160 HIPATIA .

las humildes frases en que hablaban de sus obras de


amor y de la recompensa futura de sus presentes humi
llaciones, un profundo y mal encubierto orgullo, una fé
en su propia infalibilidad, una intolerancia despreciati
va de todos los hombres, por venerables que fuesen, si
disentian de su partido en la cosa mas ligera. Hablaban
con desden de las tendencias de Agustin á latinizar, y
execraban abiertamente á Crisóstomo, como el mas vil
é impío de los cismáticos. Pero, cuando al hablar de
guerras y desolaciones pasadas y futuras, no les oia una
palabra de lástima hacia las víctimas; cuando última
mente, á la sola mencion de Orestes y de Hipatia, como
su consejera , habian prorumpido en imprecaciones, lla
mando sobre ellos la maldicion de Dios , Filemon se es
tremeció, preguntándose á sí mismo involuntariamente,
si eran aquellos los ministros del Evangelio ; si eran
aquellos los frutos del Espíritu de Cristo....
Esta pregunta formaba un eco débil , lejano, seme
jante al ruido sordo, precursor del terremoto; y sin em
bargo habia abierto, como aquel en el suelo , una grieta
en su creencia , en su esperanza , en el recuerdo de su
ser, una hendidura del grueso de un cabello.... Solo del
grueso de un cabello, pero bastaba con esto para que
todo su mundo, así interior como esterior , cambiase de
forma y estallase cada una de sus coyunturas. ¿Qué su
cederia si debiese caer hecho pedazos ? La sola idea le
volvia loco y dudaba de su identidad. La luz del cielo
habia alterado su color. Por último, la firme tierra que
pisaba no era una realidad sólida, sino una frágil concha
que cubria.... ¿ el qué ?
La pesadilla se desvaneció y respiró nuevamente .
¡ Qué estraño sueño ! El sol y el cansancio le habian
HIPATIA . 161

causado vértigos y se habia olvidado de cuanto le ro


deaba .
Fatigado con el trabajo, y mas aun con el pensamien
to, volvió aquella tarde , deseando y temiendo á un tiem
po que el patriarca le permitiese hablar á Hipatia. Casi
esperaba á ratos que Cirilo le considerase demasiado dé
bil para ello; y en el momento siguiente , todo su orgullo
y atrevimiento , por no decir su fé y su esperanza, le es
citaban á ir. ; Si pudiese á lo menos arrostrar la presen
cia de la terrible encantadora y censurarla en su cara !
¡ Pero era tan amable , tan noble su aspecto ! ¿ Cómo ha
blarla en tono que no fuese de blando consejo, de pie
dad , de súplica ? &¿ No
h le seria posible convertirla .... sal
varla ? ¡ Pensamiento glorioso ! ¡ Conquistar semejante
alma para la verdadera fé ! Ser capaz de mostrar , co
mo primer fruto de su mision , al mas ilustre adalid del
paganismo ! Valia la pena de haber vivido para conse
guir esto , despues de lo cual no importaba morir.
El palacio arzobispal , cuando Filemon entró en él , se
hallaba en un estado de fermentacion mayor que el que
tenia de costumbre . Grupos de frailes, clérigos , parabo
Janos y vecinos ricos Уy pobres, ocupaban el patio y dis
currian agitadamente; y una multilud de monges recien
llegados de Nitria , con el cabello y la barba descompues
tos, las facciones descarnadas á consecuencia del conti
nuo ayuno , y envueltos de la cabeza hasta los pies en
sus largos hábitos, estaban gesticulando violentamente
y escitaban con palabras desteinpladas á sus compañe
ros mas pacíficos á vengar algun insulto inferido a la
Iglesia .
-¿De qué se trata ? preguntó Filemon á un vecino de
porte magestuoso , que estaba mirando, con rostro per
11
162 HIPATIA .

plejo, hacia las ventanas de las habitaciones del pa


triarca .
-No me preguntes, pues es cosa que no me interesa.
¿ Por qué su santidad no sale y les habla ? | Santisima
Vírgen , Madre de Dios, haz que salgamos bien de todo
esto !
--Cobarde ! gritó un monge á su oido. Estos merca
deres no se cuidan mas que de sus tiendas. Mejor que
perder un dia de despacho, quisieran ver las iglesias sa
queadas por los paganos.
- No los necesitamos ! esclamó otro. Nosotros mane
jamos á Diógenes y su hermano, y podemos manejar á
Orestes. Envie la respuesta que le acomode; de todos
modos el diablo tendrá su presa .
- Hace dos horas que debieran haber vuelto; sin duda
no estarán ya vivos .
-El no se habrá atrevido á tocar al arcediano .
-A todo es capaz de atreverse . Cirilo no ha hecho
bien en enviarlos conio ovejas entre lobos. ¿ Qué necesi
dad habia de decir al prefecto que los judíos se habian
marchado ? Demasiado pronto lo hubiera sabido por si
mismo en el momento que necesitase pedir prestado di
nero .

-¿Qué es lo que sucede ? pregunto Filemon á Pedro,


que se presentó á la sazon en el cuadrángulo , recor
riéndolo a paso largo , y al parecer fuera de sí de
rabia .
-¡Ah ! ¿Tú aquí ? ¡ Bien puedes irte hasta mañana ,
necio ! El patriarca no está en disposicion de hablar aho
ra contigo . ¿ Por qué habria de hacerlo ? Hay gentes que
han formado de sí mismas tal opinion , que.... Vamos,
bien puedes irte. Si no has perdido el juicio, vete y vuel
HIPATIA . 163

ve mañana. i¡ Veremos si el que se eleva á sí propio no


es abatido antes que todo concluya !
É iba á salir, cuando Filemon , sin temer sų cólera ,
le detuvo .
Su santidad me ordenó le viese antes de....
Pedro se volvió a él lleno de furia .
-- Loco ! ¿ Te atreverias á presentarte a él con tus
fantásticos sueños en momentos como estos ?
-El me ordenó que le viese , dijo Filemon con la dis
ciplina verdaderamente militar de un monge, y le veré,
a pesar de todo el mundo . El corazon me anuncia que
tú deseas privarme de sus consejos y de su bendicion .
Pedro le miró un instante con maligna espresion ; y
en seguida, sin que el joven lo esperase, le dió un bofe
ton y gritó pidiendo auxilio .
.

Si el golpe se lo hubiese dado Pambo en los Lauros


una semana antes, Filemon lo hubiera llevado con pa
ciencia; pero dándoselo aquel hombre, y sin aguardarlo,
como la coronacion de su desaliento y disgusto , le era
intolerable. Así, en un instante las largas piernas de Pe
dro estaban tendidas en el suelo , mientras él bramaba
como un toro, llamando en su socorro a todos los mon
ges de Nitria .
Una docena de manos descarnadas y morenas es
taban asidas del cuello de Filemon cuando se levantó
Pedro .
- Cogedle, cogedlel gritaba este . Es un traidor ! Un
herege ! Está de acuerdo con los paganos!
-Al suelo con éll Echadle de aquí ! Llevadle al ar
zobispo !
Entretanto Filemon consiguió librarse de ellos, y Pe
dro volvió a la carga .
164 HIPATIA .

- Atestiguo con todos los buenos cristianos ! ¡ Me ha


molido á golpes en el patio de la casa del Señor, en me
dio de tí, oh Jerusalem ! ¡ Y estuvo en el salon de lec
ciones de Hipatia esta mañana !
Levantóse un grito de piadoso horror. Filemon apo
yó su espalda contra la pared.
- Su santidad el patriarca me envió !
- ;Confiesa, confiesa ! ; Engañó la piedad del patriðrca
para que le dejase ir, so pretesto de convertirla ; y aho
ra mismo quiere penetrar hasta Cirilo, escitado única
mente por el deseo carnal de ver á la hechicera en su
casa mañana !
--- Escándalo ! | Abominacion ! Y todos embistieron al
pobre jóven .
Subiósele la sangre á la cabeza . La parte respetable
de la multitud , como acontece en tales casos, se retiró
prudentemente y dejó á Filemon á merced de los mas
turbulentos, no queriendo dañar su reputacion de orto
doxia , ya que supongamos no se acordara de poner á
salvo sus personas ; y el jóven se defendió como pudo.
Buscó con los ojos un arma ; pero no habia ninguna.
-¡Permitidme salir de este patio ! Dios sabe si soy
herege, y á El apelo. El santo patriarca será informado
de vuestra iniquidad. No os molestaré ; os dejaré que me
llameis berege , ó pagano , si os place, con tal de atrave
sar ese umbral , hasta que vuelva de órden de Cirilo y
os cubra de vergüenza .
Dicho esto, se abrió paso hasta la puerta , en medio
de las burlas de la multitud, que bacian agolpar toda su
sangre á las megillas. Por dos veces al atravesar el pa
saje embovedado le acometieron ; pero los mas modera
dos entre sus perseguidores , sirvieron de freno a los de
HIPATIA . 165

más. Sin embargo, Filemon , á fuer de jóven y exaltado ,


no pudo dejarlos sin dirigirles por despedida algunas
palabras; y ya en el umbral, se volvió á ellos y les dijo:
-Vosotros, que os llamais los discípulos del Señor, У
os pareceis mas bien á los endemoniados que habitan dia
y noche en las tumbas, gritando y cortándose con pie
dras....
En un instante se vió acometido por todos, y afortu
nadamente para él , fué á parar en medio de una partida
de eclesiásticos, que venian precipitadamente de la ca
lle, con los rostros pálidos de terror.
- Se ha negado ! esclamó el que iba delante. ¡ Ha de
clarado la guerra á la Iglesia de Dios !
-¡Oh, amigos mios ! dijo el arcediano, nos hemos li
brado como el pájaro de la red que le tiende el cazador .
El tirano nos tuvo dos horas aguardando á las puertas
de su palacio , y despues envió lictores contra nosotros
con varas y hachas , diciendo que era el único mensaje
que enviaba á los autores de motines.
-Al patriarca !, Vamos á ver al patriarca !
Y la multitud entró de nuevo en el patio , dejando á
Filemon solo en la calle.... y en el mundo.
¿A dónde iria ahora ?
En su furia anduvo unas ciento ó mas varas antes de
hacerse á sí mismo esta pregunta; y cuando llegó el caso
de dirigirsela, no se encontró dispuesto a responder á
ella . Camino a la ventura , como si fuese lanzado del
puerto en medio de un mar sin orilla , ceñido de tinie
blas: el cielo y la tierra no eran nada para él . Estaba
solo en la ceguedad de su ira .
Gradualmente una idea fija , como un fanal, empezó
á brillar al través de su tormenta .... Ver á Hipatia y
166 HIPATIA .
4
convertirla . Tenia para ello la licencia del patriarca.
Esto le justificaria y le proporcionaria un triunfo mas 1

glorioso que el de ningun César, en el cual llevaria cau


>

tiva, en las cadenas del Evangelio , á la reina del paga


nismo. Le quedaba esto para hacerle grata la vida .
Su cólera fué calmándose á medida que anduvo ar
riba y abajo á la débil luz del crepúsculo de la tarde ,
hasta que por último perdió enteramente el camino .
¿ Qué le importaba ? Al dia siguiente encontraria á lo
menos el salon de lecciones . Llegó por fin á una calle
ancha, que le pareció conocer . ¿ Era la puerta del Sol
aquella que se veia á lo lejos ? Filemon corrió indiferen
temente hacia ella , y se halló al cabo en la grande es
planada , donde le habia engañado el porterillo tres dias
antes. Estaba , pues, cerca del Museo y de la casa de Hi
patia . El destino le habia conducido , sin él saberlo , al
teatro de su empresa . Era un buen presagio ; y Filemon
hubiera querido dirigirse allí desde luego , pues lo mis
mo dormiria en la grada de la puerta de Hipatia que en
otra cualquiera , y lograria quizá ver a la filósofa , áá pe
sar de lo tarde de la hora , saliendo ó entrando. Por otra
parte, debia convenirle acostumbrarse á su vista , para
no sentirse confuso al dia siguiente delante de aquella
hechicera. Además, si hemos de decir la verdad , su in
dependencia y su libre albedrío , subyugados, ó mas bien
adormidos por la disciplina de los Lauros, habian empe
zado á vivir con una vida salvaje, yle producian un mis
terioso placer , que no habia esperimentado sino desde
que era un niño desobediente, y que consistia en hacer
lo que le acomodase, bueno ó malo , simplemente por
ser su gusto . Toda criatura dotada de libre albedrío,
tiene momentos semejantes. ¡ Dichosos aquellos que no
HIPATIA . 167

han carecido , como el pobre Filemon , de la educacion


necesaria para saber contrarestarlos ! Pero él debia
aprender aun, mejor dicho, sus tutores debian conven
cerse de que la senda mas segura para llegar el hombre
á obedecer voluntariamente y á refrenar con energía sus
pasiones, no es la esclavitud , sino la libertad .
El no estaba cierto de cuál era la casa de Hipatia ;
pero en cuanto a la puerta del Museo , no le cabia la me
>

nor duda. Así, se sentó al pie de la pared del jardin , in


>

fluyendo en él de un modo beneficioso la fresca noche,


el augusto silencio y el rico perfume de mil flores exóti
cas que llenaban el aire con su bálsamo. Allí sentado,
esperó en vano entrever el único objeto que ocupaba su
imaginacion . ¿ Cuál de aquellas casas era la suya ? ¿ Cuál
era la ventana de su habitacion ? i¿ Daba á la calle?
¿Qué tenia que hacer la fantasía de Filemon con habita=
ciones de mujeres ?... Sin embargo , no podia menos de
fijar la vista en una ventana abierta , que dejaba ver
dentro una lámpara encendida , y su imaginacion se en
tregaba a una porcion de conjeturas y esperanzas . Hasta
dió algunos pasos mas para ver mejor el interior bri
llante de aquel aposento . A pesar de su altura , logró
distinguir estantes de libros y cuadros en las paredes .
¿ Era su voz la que acababa de oir ? Sí I ... una voz de
mujer, leyendo versos , se percibia claramente en el si
lencio de la noche , tan profundo, que ni siquiera se oian
mover las hojas de los árboles. Filemon quedó como cla
vado allí por la curiosidad .
De repente cesó la voz , y la figura de una mujer se
aproximó a la ventana , donde permaneció inmóvil mi
rando al cielo estrellado y aspirando, al parecer , la glo
ria , el silencio, el rico perfume.... ¿ Seria ella ? Filemon
168 HIPATIA .

sentia precipitarse las pulsaciones de todo su cuerpo....


¿Seria Hipatia ? ¿ Qué estaba haciendo ? No podia distin
guir sus facciones; pero el resplandor de una brillante
luna oriental le mostraba una frente dirigida hacia arri
ba, en medio de doradas trenzas que ocultaban todo su
rostro, escepto las blancas manos cruzadas sobre su se
no.... ¿ Estaba orando ?‫ ¿ܬܐ‬Eran aquellas sus brujerías de
la media noche ?
Y su corazon palpitó cada vez con mas fuerza, hasta
casi imaginar que ella pudiese oir sus latidos.... La des
conocida seguia inmóvil , con los ojos fijos en el cielo, se
mejante á una estátua de marfil y oro . Y detrás, en lo
interior de la habitacion , se veian pinturas, libros, un
mundo entero de ciencia y hermosura desconocidos .... Y
ella , la sacerdotisa de aquel templo, le convidaba á imi
tarla y á ser sábio. ¿ Era una tentacion ? Quiso huir de
allí.... Locural ¿ Acaso tenia seguridad de que fuese
Hipatia ?
De repente hizo un movimiento. Ella miró hácia aba
jo, le vió, y desapareció cerrando la ventana. En vano,
ya que la aparicion se habia desvanecido, Filemon vol
vió á sentarse, y aguardó que reapareciese, casi maldi
ciendo haber deshecho el encanto . La ventana no volvió
á abrirse, y el jóven , fatigado, se encontró al poco tiem
po caminando en sueños hacia los Lauros, bajo el influjo
de una balsámica noche semitropical.
HIPATIA . 169

CAPITULO X.

LA ENTREVISTA .

FILEMON
ILEMON fué despertado al amanecer del siguiente dia
por los criados que iban á barrer la sala de lecciones, y
empezó áa pasearse , bastante triste , arriba y abajo, de
seando y temiendo a la par que pasasen las tres horas,
trascurridas las cuales seria admitido en casa de Hi
patia. Pero no habia probado alimento desde las doce
del dia anterior ; apenas habia dormido tres horas
aquella noche , y habia estado trabajando , corriendo y
combatiendo por espacio de dos dias sin un momento de
tranquilidad de cuerpo ni de espíritu . Enfermo de ham
bre y de cansancio , y lleno de dolores desde la cabeza
Hasta los pies, á causa del duro lecho de granito que
acababa de dejar, se sintió incapaz de reunir sus ideas
para la próxima entrevista. No se le alcanzaba el mo
do de conseguir qué comer ; pero , teniendo dos manos,
podia á lo menos ganarse una moneda trasportando
alguna carga ; de consiguiente, se dirigió á la esplanada
en busca de trabajo. No habia ninguno , por desgracia ;
y se sentó en el parapeto del muelle , entreteniéndose en
observar la multitud de sardioas que jugaban sobre los
escalones de mármol bañados por las olas, y en admi
rar los cangrejos y langostas de mar que subian y baja
ban arrastrándose para comerse los despojos de peces
muertos. Por último , su espíriu , demasiado fatigado
>

para pensar en ninguna otra cosa , se absorvió en la


170 HIPATIA .

contemplacion de una poderosa lucha entre dos grandes


cangrejos , que tenian prendida fuertemente , cada cual
con una pata , su respectiva rama de alga, mientras que
con las dernás tiraban , uno de la cabeza y otro de la
7

cola , de un pez muerto . ¿Cuál de ellos venceria?.. ¿Cuál?


Y durante cinco minutos Filemon estuvo solo en el mun
do con los dos héroes luchadores.... ¿Serian tal vez em
blemáticos ? ¿No pudiera el cangrejo superior represen
tar á Cirilo, el inferior á Hipatia , y en el pez muertó nó
pudiera estar representado él mismo? .... Pero repenti
namente aquel espectáculo concluyó : el pez se dividió
por la mitad , y los emblemas de Hipatia y de Cirilo,
>

desprendiéndose de sus respectivas ramas de alga con


el sacudimiento, cayeron , llevando cada cual su medio
pez , y desaparecieron en los azules abismos de tan ri
dículo modo , que Filemon soltó la carcajada.
-¿Qué motivo hay para tal risa? preguntó detrás de
él una voz que le era bien conocida , al mismo tiempo
>

que una mano le tocó familiarmente la espalda .


Se volvió y vió al porterillo, el cual llevaba en la
cabeza una cesta de higos , uvas y sandías ; objetos que
>

el fraile contempló con ávidos ojos.


-Bien , mi jóven amigo, y cómo no estás en la igle
sia ? Mira detrás de tí á todos los santos que entran en
el Cesáreo .
Filemon prorumpió de bastante mal humor en so
nidos inarticulados.
-¡Holal zIndispuesto ya con el sucesor de los apósto
les ? Mi profecía se ha cumplido . ¿Qué tal?
¡ Pobre Filemon ! Disgustado consigo mismo , por co
nocer que el portero tenia razon ; temblando ante la
idea de publicar las fallas de los cristianos; mas aun, de
HIPATIA . 171

hacer su confidente á aquel tonto ; y sin embargo >, de


seando en su aislamiento desahogarse con alguno , refi
rió casi á su pesar los sucesos de la última noche , y
acabó pidiendo al porterillo que le sugiriese un medio
de ganar su almuerzo.
-Ganar tu almuerzol... ¿El favorito de los dioses....
el huésped de Hipatia habria de ganar su almuerzo,
mientras yo tenga un óbolo que partir con él? ¡Bajo pen
samiento! ¡Jóven ! yo te he hecho una injusticia . Ayer
por la mañana , obrando de una manera antifilosófica,
dejé que la envidia alborotase las olas del Océano de mi
inteligencia. Hoy somos ya amigos , y hermanos en el
odio á la raza monástica.
-No los aborrezco , dijo Filemon. Pero , esos salvajes
de Nitria ....
-Son los modelos mas perfectos; y si tú aborreces á
esos , es evidente que aborreces á todos los demás . No
en vano he aprendido yo la lógica. Ahora , levántate !
El mar acaricia nuestros miembros cubiertos de polvo ;
las Nereidas y los Tritones , sin exigir dinero por ello ,
nos convidan á los baños de la naturaleza . En casa , un
gran pescado humea sobre la alegre mesa , el cuerno es
tá rebosando con la cerveza y las cebollas adornan la
fuente : ¡vamos , pues , huésped mio y hermano !
Filemon devoró ciertos escrúpulos que le acometian
de admitir el convite de un pagano, convencido de que ,
á no ser así, no tendria que devorar ninguna otra cosa ;
y despues de bañarse en el mar acompañó al hospita
lario porterillo hasta la casa de Hipatia , donde el últi
>

mo dejó su diaria racion de frutas, y en seguida entró


con él en una calle angosta , donde , en el piso bajo de
un caseron con una escalera comun, llena de chiquillos,
172 HIPATIA .

de gatos y de pollos , fué introducido por su huésped en


2

una sala pequeña ; y allí , el incitante olorcillo del pes


cado. cocido reanimó el corazon del monge.
Judít!,jJudít! Equé haces? ¡Mármol del Peniélico!
¡Espuma de vino tinto! ¡ Lirio del lago Marcótis !.. ¿Oyes,
maldita Andrómeda negra? Si no traes al instante el
alınuerzo , te voy a abrir en canal!
La puerta interior se abrió , y apareció trémula , con
varios platos en las manos, una negra alta , vestida, se
gun acostumbraban los de su raza , con una camisa de
algodon blanco , un zagalejo encarnado y un turbante
amarillo, tambien de algodon , rodeando su cara negra
de tal modo , que hubiera podido servir de punto de mira
á una milla de distancia . Dejó los platos , y el portero
magestuosamente condujo a Filemon á su asiento, mien
tras que ella se retiró , y permaneció de pie sirviendo
con la mayor humildad á su señor,> el cual no tuvo á bien
presentar al monge la negra hermosura que componia
todo su serrallo .... Pero , siu duda , semejante acto de
.cortesía hubiera sido inútil ; pues apenas el primer trozo
de pescado estuvo seguro en la boca del pobre Filemon ,
cuando la negra se lanzó á él , le cogió por la cabeza y
le cubrió de besos.
El porterillo se levantó gritando , con un cuchillo
en una mano y un puerro en la otra , mientras que Fi
lemon, no menos escandalizado , saltó tambien de su
asiento y se desembarazó de la negra , que , viendo la
imposibilidad de desahogar por mas tiempo sus senti
mientos sobre la cabeza del joven , cambió de táctica,
sa echó al suelo y empezó á besarle los pies.
-¿Qué significa esto ? ¡Delante de mil Levántate,
mujer sin vergüenza, ó te mato !
st

Rico A. Latern

Cambio de tactica, se echó al suelo y comenzo á besarle los pies .


Sanchez Rubio, Editor Midrid
HIPATIA . 173
Y el porterillo tiró de ella , hasta hacerla poner de
rodillas .
-

- Es el monge. ¡Es el joven de quien te dije que me


babia salvado de manos de los judíos la otra nochel
¿ Qué buen ángel le ha enviado aquí , para que yo pu
diera darle gracias ?
Así esclamaba aquella infeliz, mientras que las lá
grimas corrian por su negra y lustrosa cara .
-Yo soy ese buen ángel, dijo el portero , con una mi
rada de profunda satisfaccion . Levántate, hija del Ere
bo ; te concedo el perdon , por la circunstancia de no
ser mas que una mujer. ¿No dice el poeta que « la mu
jer es esclava de la pasion , al paso que el hombre tiene
imperio sobre la pasion y sobre ella?... ) Jóven! ven
á mis brazos! Con razon dicen los filósofos que el uni
verso es mágico , y que en sí mismo y por medio de mis
teriosas simpatías enlaza lo semejante á lo semejante. El
instinto profético de tus beneficios futuros, me atrajo á
tí como por una invisible cadena desde que te ví la pri
mera vez. Tú eras un espíritu familiar mio , mi herma
no , aunque no lo conocieses. Por eso no te alabo .... no,
ni te doy gracias, aunque me hayas conservado la única
palma que presta sombra á mi fatiga; la sola flor de
loto (negra , no blanca , en este caso especial) que na
ce para mí en este grande Océano de fango. Lo que has
hecho , lo has hecho por instinto , por impulso divino; no
podias menos de hacerlo , como ahora no puedes menos
de comer ese pescado ; y no debes ser elogiado por ello.
--Gracias , dijo Filemon.
-Comprendeme. En las escuelas , nuestra teoría
para tales casos es la siguiente (á lo menos , lo ha sido
en los últimos seis meses) : en ti y en mí existen , como
174 HIPATIA .

resultado de un origen comun , partículas semejantes.


Causas semejantes producen efectos semejantes ; nues
tras atracciones , antipatías , impulsos , son por lo tanto,
en circunstancias parecidas, absolutamente iguales; y
así , tú hiciste la otra noche lo mismo que yo hubiera
hecho en tu caso .
Filemon consideró cuestionable la última parte de la
teoría ; pero no habia cesado aun de comer y su boca
estaba demasiado llena de pescado para meterse á ar
güir .
-Y por eso , prosiguió el porterillo , debemos mirar
nos en adelante como una sola alma en dos cuerpos .
Concedo que te ha tocado la mejor parte corpórea de la
division.... pero el alma es lo que constituye la per
sona . Créeme; yo no desdeñaré nuestra fraternidad .
Si alguno te insultare en lo porvenir , llámame; que
si te oigo , este brazo derecho ....
E intentó dar un golpecito en la cabeza de Filemon;
pero como este le escedia en estatura , hasta el punto de
llevarle la cabeza y los hombros , la tentativa no tuvo
el menor éxito. Entonces el porterillo cogió la calabaza
de la cerveza , y llenando de este líquido un cuerno de
vaca , lo levantó en el aire con el dedo pulgar fijo en el
estremo mas delgado.
-¡A la Décima Musa y á tu entrevista con ella !
Dijo , y separando el pulgar , derramó una gran
cantidad de líquido en su boca , no tomando aliento has
ta dejar vacío el cuerno; en seguida se limpió los lábios,
lo alargó á Filemon , y se ayalanzó con nuevo ardor al
pescado y las cebollas.
Filemon , á quien todo aquello parecia soberana
>

mente absurdo , no tenia ninguna invocacion que hacer,


HIPATIA . 175

escepto una que consideraba demasiado sagrada para el


actual estado de su entendimiento ; así, se limitó á ver
de imitar la accion del porterillo , y lo que consiguió
fué llenarse de cerveza los ojos , la nariz , el pecho ; y
por último , que se le pusiera negra la cara cou la sofo
cacion , mientras que su huésped le observaba sonrien
dose .
--¿Segun eso, ignoras los usos antiguos y clásicos,
conservados en este centro de civilizacion por los des
cendientes de los héroes de Alejandro ?... ¡ Judit I le
vanta la mesa . ¡Ahora , al santuario de las Musas!
Filemon se levantó , no sin rezar a la conclusion de
la comida . Un respetuoso Amen se oyó al otro estremo
de la sala ; lo habia pronunciado la negra. Al notar que
el jóven la miraba , bajó los ojos modestamente y se re
tiró llevándose los restos del almuerzo. Filemon y el
porterillo se encaminaron á casa de Hipatia.
- Tu mujer es cristiana? preguntó el monge cuando
estuvieron fuera .
--¡Hem !... su alma bárbara se inclina á la supersti
cion. Con todo , para ser mujer y negra , es buena y
>

económica , aunque necesita, como todos los animales de


baja ralea , que se la castigue de vez en cuando . Yo me
casé con ella fundado en motivos filosóficos. Me era ne
cesaria una mujer por muchas razones ; pero , acordán
dome que el filósofo debe dominar los apetitos materia
les y elevarse sobre los ruines deseos de la carne , aun
que su naturaleza le impulse á satisfacerlos, traté de
hacer que el placer fuese lo mas desagradable posible.
Tenia la eleccion de varias lisiadas.... y los parientes de
estas , oriundos de antiguas familias macedónicas, como
yo , no se oponian á la boda ; pero yo necesitaba una
176 HIPATIA .

mujer de gobierno , con cuyos deberes no se avenia la


>

falta de un brazo o de una pieroa.


-¿Por qué no te casaste con una mujer colérica y
regañona ? preguntó Filemon .
-Escelente observacion , contestó el porterillo. Y si
te he de decir la verdad , el ejemplo de Sócrates asaltó
luminoso mas de una vez mi imaginacion. Pero, ¿y la cal
ma filosófica , mi querido jóven , y la pacífica contempla
cion de lo inefable ? Yo no podia prescindir de estos lu
jos. Así , babiendo ahorrado , por la bondad de Hipatia y
de sus discípulos, una corla suma , sali, compré una ne
gra y alquilé seis habitaciones en el caseron que acaba
mos de dejar, donde admito jóvenes alumnos de la Divi
na Filosofía , mediante la competente retribucion .
-¿Tienes inquilinos ahora?
- Ciertas habitaciones están ocupadas por una señora
de alta clase . El filósofo debe abstenerse, sobre todo, de
habladurías. Refrenar su lengua es.... Pero , hay un ga
binete paratí ; y en cuanto a la sala de recibo de donde
hemos salido .... ano somos, por ventura , hermanos? Po
demos combinar nuestras comidas , del mismo modo que
lo están ya nuestras almas .
Filemon le dió las mas espresivas gracias por el ofre
cimiento, aunque sin aceptarlo; y dentro de diez minutos
se encontró á la puerta de la misma casa que habia esta -
do observando la noche antes. ¡ Era , pues , Hipatia la
mujer que habia visto..... Un portero negro le dirigió á
una esclavilla, la cual le condujo, al través de cláustros
y corredores , a la gran librería , donde cinco ó seis jóve
nes se ocupaban , bajo la inspeccion de Teon , en copiar
manuscritos y dibujar diagramas geométricos .
Filemon miró con curiosidad aquellos símbolos de
HIPATIA . 177

una ciencia que le era desconocida, costándole trabajo


creer que pudiese tambien él llegar a entender algun dia
sus misterios; pero tuvo que bajar los ojos al notar que
los jóvenes contemplaban con desprecio su piel de cor
dero hecha pedazos y sus cabellos desaliñados . Apenas
pudo reunir sus ideas lo suficiente para obedecer las in
dicaciones del venerable anciano , el cual le llevó en si
lencio fuera de la sala , atravesando en su compañía , sin
que dejasen de sonar á sus oidos las risas de los alum
nos, la antesala por donde habia entrado , y siguiendo á
lo largo de una galería , hasta que se detuvo y llamó
suavemente á una puerta .... ¡Debia estar dentrol...
¡ Ahoral ... ¡ Al fin !... Las rodillas de Filemon se tocaban
una con otra ; su corazon se hundia en mil abismos....
¡Pobre jóven ! ... De buena gana hubiera retrocedido, no
parando hasta verse en la calle .... pero , ¿ el paso que
>

iba á dar no era su única esperanza , su único objeto?...


¿ Por qué no habria hablado aquel anciano? Si á lo me
nos hubiese dicho alguna cosa .... Si á lo menos le hubie
se mirado con malos ojos, con desprecis .... Pero , tan
gravemente impasible como un hombre ocupado en una
faena indiferente para él y que desease darlo a entender
así, el anciano abrió la puerta , y Filemon le siguió....
¡ Allí estaba Hipatial mas radiante de gloria que nunca ;
mas aun que cuando resplandecia con el entusiasmo de
su elocuencia; mas que la noche antes, velada por tren
zas de oro y coronada por los rayos de la luna . Estaba
sentada, sin mover un solo dedo cuando ellos entraron .
Saludó a su padre con una sonrisa , que valió por toda su
aparente falta de cortesía hacia él , y en seguida fijó sus
grandes ojos pardos en Filemon .
-Hija mia, aquí tienes al jóven . Has deseado que te
12
178 HIPATIA .

le trageran , y siempre he creido que sabes mejor que na


die lo que conviene .
Otra sonrisa de Hipatia puso fin á las palabras de su
padre, y el anciano se retiró humildementé á otra puer
ta , con algo de ansiedad en el rostro , y allí se detuvo y
miró hácia atrás, sin quitar la mano del pestillo .
-Si necesitas de alguien , ya sabes , no tienes mas que
llamar : todos estaremos en la librería .
Hipatia se sonrió por tercera vez, y el anciano des
apareció , dejando a los dos solos .
Filemon permanecia de pie, trémulo y con los ojos
clavados en el suelo. ¿Dónde estaban las hermosas frases
que tenia dispuestas para cuando llegase la ocasion? No
osaba levantar los ojos y fijarlos en aquel semblante,
por temor de que se los hiciese saltar de la cabeza . Y sin
embargo , cuanto mas tiempo pasaba sin mirar el rostro
de Hipatia, mayor era su certeza de que estaba obser
vándole, y mayor la escasez de hermosas frases que esta
certeza le producia.... ¿Cuándo romperia ella el silencio?
Quizá deseaba que hablase el primero. Hipatia debia
empezar, pues era la que habia querido que viniese ....
Pero permanecia sin desplegar los lábios examinándole
de pies á cabeza, tan inmóvil como si fuese una estátua,
con las manos cruzadas sobre el manuscrito que descan
saba en sus rodillas. Suponiendo que su atrevimiento la
hiciese sonrojar, no se hallaban los ojos de Filemon en
estado de conocerlo .
¿Cuándo terminaria aquella intolerable suspension?
Quizá ella sintiese la misma repugnancia a hablar que él.
Pero alguno debia ser el primero; y , como sucede siem
pre, la parte mas flaca, impelida por el temor, rompió
el silencio en tono medio indignado y medio apologético
HIPATIA . 179

-Me has enviado á llamar, dijo Filemon .


-En efecto . Me pareció, al fijar la vista en tí durante
mi leccion , antes y despues de que fueses bastante áspe
ro para interrumpirme, que tu ofensa provenia de mera
ignorancia juvenil . Me pareció que tu rostro revelaba
mas noble naturaleza que la que los dioses acostumbran
dispensar á los frailes. Para que yo pueda cerciorarme
de si me he equivocado ó no en mi juicio, quiero me di
gas qué idea te ha traido aquí .
Filemon consideró esta pregunta como inspirada por
el cielo , pues se ponia en camino de cumplir su comi
sion. Sin embargo, titubeó y respondió con un esfuerzo
desesperado:
- Reprenderte por tus pecados.
-¿Mis pecados? ¿Qué pecados? preguntó Hipatia, le
vantando sorprendida, aunque con cierta magestad , sus
grandes ojos pardos , ante los cuales se abatieron los del
monge, sin saber por qué.
¿Qué pecados? Él los ignoraba . ¿Tenia acaso el aspec
to de una Mesalina? Pero, ¿ no era una pagana y una he
chicera ? ... Y con todo, Filemon se sintió cortado, tarta
mudeó , bajó la cabeza, cual si le asustase el sonido de
sus mismas palabras.
-Las torpes hechicerías.... y el desarreglo, peor que
las hechicerías, en que dicen ....
No pudo proseguir; porque al alzar los ojos, solo vió
una terrible Уy tranquila sonrisa en aquel semblante , no
habiendo sus palabras logrado alterar el color de aquellas
megillas de mármol .
-¡Dicen ..... Sí, los hipócritas y calumniadores; fieras
del desierto, é intrigantes fanáticos, que, segun las pala
bras del que llaman su Señor, recorren el cielo y la tier
180 HIPATIA .

ra para buscar un prosélito, y cuando le han encontra


do , le hacen dos veces mas hijo del infierno que ellos.
Vete.... te perdono.... eres jóven, y no conoces aun los
misterios del mundo. La ciencia te enseñará algun dia
que la forma esterior es el sacramento de la belleza in
terior del alma . Un alma así creí yo que revelaba tu
rostro; pero me equivoqué. Solo los corazones ruines
son capaces de abrigar tan ruines sospechas, juzgando á
los demás por sí mismos. ¡Vetel ‫ ¿܀‬Es mi aspecto de ?...
La sola figura piramidal de estos dedos , si supieses
leer su simbolismo , desmentiria tus palabras.
Y el brillo de su glorioso semblante le hirió de lleno,
como los rayos de sol al reflejarse en la superficie de un
espejo.
¡Pobre Filemon ! ¿dónde están tus elocuentes argu
mentos, tus leorías ortodoxas? El monge luchó orgullo
samente con su corazon de hombre, y probó á desviar
sus ojos; pero era como si la aguja imantada iratase de
deshacer el encanto que la atrae al Norte. En un mo
mento sintió, áa pesar suyo, vergüenza , remordimientos,
deseo de alcanzar el perdon ; y se encontró de rodillas
ante ella, rogándole con palabras poco dignas y entre
cortadas que le perdonase .
- Vete.... te perdono. Pero sabe , antes de irte, que la
leche divina que cayó del seno de Here , tiñendo la plan
ta que tocaba de una eterna blancura, no era mas para
que el alma de la hija de Teon .
Filemon miró el semblante de Hipatia, y un instinto
infalible le dijo que sus palabras eran verdaderas. Era
un monge acostumbrado á considerar el pecado animal
como el peor de todos .... como « la grande ofensa ,» en
cuya comparacion todos los demás pecados eran venia
HIPATIA . 181

les. Pero donde existia la pureza física, ¿no debian en


contrarse todas las otras virtudes? Las demás faltas" des
aparecian bajo el brillante velo de aquella grande ber
mosura , y en su abatimiento se espresó como sigue :
-¡Ah! ¡no me desprecies! ¡No me eches de tu lado!
No tengo amigos , casa ni maestro. La noche última huí
de los hombres que proſesan mi fé, abrumado de insul
tos é injusticias y disgustado con su ferocidad é igno
rancia . No me atrevo , no puedo, no quiero volver a la
oscuridad de los Lauros de la Tebaida. ¡ Tengo mil dudas
que resolver, mil preguntas que hacer , sobre ese gran
mundo antiguo del que nada conozco .... y de cuyos inis
terios tú sola , dicen , posees la clavel Soy cristiano ; pero
estoy sediento de ciencia. ¡No prometo creerte; no pro
meto obedecerte; pero déjame oir tus lecciones ! Enséña
me lo que sabes, para que pueda compararlo con lo que
sé.... ¡Si es que (y tembló al pronunciar estas palabras)
si es que sé alguna cosa!
-¿Has olvidado los epitetos que acabas de aplicarme?
-¡No! ¡ no! Pero olvídalos tú; me fueron sugeridos.
Yo.... yo no los creia cuando los dije. Me costó una ago
nía el pronunciarlos; pero lo hice figurándome que así te
salvaba . ¡Oh! ¡ permíteme que pueda volver y oirte.
Desde lejos .... desde el mas distante riucon de tu sala de
lecciones. ¡Guardaré silencio, y no me verás. Ayer tus
palabras despertarop en mí.... no , no dudas ; pero, debo
oir aun mas, ó ser tan miserable interiormente como lo
soy en mis circunstancias esteriores!
Y miraba hacia arriba con ademan suplicante.
- Levántale. Ese tono y esa actitud no son propios ni
de ti ni de mí .
Y cuando Filemon se levantó, ella se puso tambien
182 HIPATIA .

de pie , y pasó á la librería , donde estaba su padre, vol


viendo con él á los pocos minutos .
-Sígueme, jóven , dijo el anciano, descansando su
mano con bastante afabilidad en el hombro de Filemon...
Tú y yo podemos arreglar el resto de este asunto.
Filemon le siguió , sin atreverse á mirar á Hipatia,
mientras que toda la sala giraba ante sus ojos.
-Sé que has dicho cosas groseras á mi hija; pero ella
te ha perdonado ....
--¿Me ha perdonado? preguntó el mouge estreme
ciéndose.
:-¡Ah ! Tienes razon de admirarte . Pero tambien yo
te perdono. Sin embargo , ha sido una suerte para tí que
no te oyese yo; pues de otro modo, viejo y todo como
soy, no sé lo que hubiéra hecho. ¡ Ahljno la conoces , no
>

la conoces! Y los ojos del anciano pedante, brillaron con


el orgullo del amor paterno.... ¡Ruega á los dioses te 1

concedan algun dia una hija por el estilo ( es decir, si


aprendes á merecerla ), tan virtuosa como sábia , tan sá
bia como hermosal Ciertamente , me. han recompensado
por mis trabajos en su servicio . ¡Mira, jóven ! aunque
hayas contraido pocos méritos para ello, aquí está una
prenda de tu perdon , por la cual las personas mas ri
cas y nobles de Alejandría dan con gusto muchas onzas 1
de oro ; á saber: una tarjeta de libre admision en lo por
venir á todas sus lecciones . Ahora vete; has sido favore
1
cido mas de lo que merecias; lo cual te enseñará que el
filósofo practica lo que el cristiano se contenta con pre
dicar, y vuelve bien por mal .
Dicho esto , entregó á Filemon la consabida tarjeta ,
y encargó á uno de los secretarios que le acompañase
hasta la puerta esterior.
HIPATIA . 183

Los jóvenes le miraron desde sus asientos cuando


pasaba con rostros en que se leian la sorpresa y el te
mor, y no pensando ya evidentemente en el absurdo de
su piel de cordero y de su tez morena; y él salió á la ca
lle con el sentimiento de asombro y confusion propio de
uno que, mediante un salto desesperado, se ha súmer
gido en un mundo para él nuevo . Trató de alegrarse ;
pero no se atrevió a ello . Ante él todo era ansiedad , to
do incertidumbre. Se habia entregado á merced de las
olas; estaba en el gran rio . ¿ A dónde le conduciria este?...
Acaso no era aquel el gran rio? ¿El género humano en
todos los siglos no habia flotado sobre su superficie?
Ahora bien ; zera únicamente un rio desierto, que de
crecia bajo el ardiente sol , y estaba destinado á perderse
á pocas millas de aquel sitio , en medio de las estériles
arenas? Arsenio yy la fé de su niñez tenian .razon? ¿ EL
.

mundo antiguo caminaba rápidamente a su fin , y el


reino de Dios se hallaba próximo? ¿Tenia razon Cirilo , y
la Iglesia Católica debia pasar por todas las alternativas
de la propagacion, la conquista , la destruccion y la re
edificacion , hasta que los reinos de este mundo llegasen
á ser los reinos de Dios y de su Cristo? Entonces .... ¿para
qué le serviria la antigua ciencia que deseaba adquirir ?
Y sin embargo, si estaba cerca el dia en que todo seria
aniquilado, y los tiempos habian de continuar empeoran
do hasta el fin .... ¿ cómo podia ser que? ...
-¿Qué bay'de nuevo ? preguntó el porterillo, que le
habia estado aguardando abajo todo aquel tiempo. Qué
hay de nuevo , favorito de los dioses?
-Voy á vivir уy á trabajar contigo. En este momento
no me preguntes mas . Estoy.... estoy ....
-Los que bajaban á la caverna de Trofonio y veian
184 HIPATIA .

lo inefable, permanecian atónitos durante tres dias, ami


go mio.... Así te sucederá á tí!
En seguida marcharon juntos á ganarse el sustento .
Pero entretanto, ¿qué hacia Hipatia en aquel nebu
loso Olimpo, donde vivia lejos del ruido y de las luchas
de los hombres?
Se ba sentado otra vez, con su manuscrito abierto
ante ella ; pero está pensando en el jóven monge.
-Hermoso como Antinoo.... mejor dicho, como el
mismo Febo, después de haber matado la serpiente Pi
ton . ¿ Por qué no llegaria él tambien á ser matador de
Pitones y otros horribles monstruos, criados en el fan
go de los sentidos y la materia ? ¡Tan atrevido y lleno de
ardor! ... Le perdono aquellas palabras por el mero
hecho de haber osado dirigirmelas en casa de mi pa
dre.... Y sin embargo, ¡ tan tierno , tan dispuesto al ar
repentimiento y á una noble vergüenzal... No debe ser
de origen plebeyo ; sin duda corre por sus venas sangre
patricia ; se conoce en todas sus actitudes, en el tono de
Si voz , en el inovimiento de la mano y de los lábios.
Imposible que pertenezca al comun de los hombres.
¿Qué persona vulgar ha buscado nunca la ciencia por
su propio inpulso ?... ¡ Y tanto como he ansiado tener un
verdadero discípulo! He querido encontrarle entre los
afeminados mozalvetes que pretenden escuchar mis lec
ciones . Pensaba haber hallado uno.... y en el momento
de perderle, otro se presenta, dotado de una naturaleza
mas fresca, pura y sencilla que lo fue jamás la de Ra
fael. A juzgar por todas las leyes de la fisonomía , por
todo el simbolismo de los gestos y de la voz, por la
complexion , por el instinto de mi corazon , ese jóven
fraile pudiera ser el instrumento pronto , valiente y su
HIPATIA . 185

miso para realizar todos mis sueños. Si yo lograra hacer


de él un Longino, me alreveria á representar el papel
de una Zenobia , teniéndole por consejero.... ¿Y quién
seria mi Odenato? ... ¿Orestes?... ¡Qué horror!
Se cubrió el rostro con la mano por un minuto .
--¡Nol dijo enjugándose las lágrimas . ¡ Esto .... y cual
quier cosa.... y todo , por la causa de la filosofía У de
los dioses!

¿Puede ahora el autor pedir la misma libertad que


se le concedió al poeta en la antigua comedia griega , de
mostrarse una sola vez , arrojando por unos cuantos mi
nutos la máscara dramática , y dirigiéndose á sus lecto
res á fin de ponerlos al corriente de algunos hechos ' ge
nerales necesarios para la inteligencia de su historia?
Quizá debiera haberse hecho esto al principio, como
en la citada comedia, por medio de un prólogo; pero el
autor, con tal omision , quiso mostrar á los lectores que
los consideraba bastante instruidos para poder seguirle,
mas bien en clase de críticos que de alumnos , al través
de un campo histórico perfectamente conocido.
Sin embargo, puede convenirle, al paso que reclama
la indulgencia de aquellos que saben mucho mas que él
en este asunto , dar up ligero bosquejo de la época que
ha elegido para teatro de su novela .
Por algo mas de cuatrocientos años, el Imperio Ro
mano y la Iglesia Cristiana , que aparecieron en el mun
do casi al mismo tiempo, se babian estado desarrollando,
como dos grandes poderes rivales , en mortal lucha por
la posesion de la raza humana . Las armas del Imperio
no habian sido meramente una opresora fuerza física y
186 HIPATIA .

un ánsia cruel de conquistas, sino otras aun mas pode


>

rosas, á saber : su genio sin igual para la organizacion, y


un sistema uniforme de leyes y de órden en lo esterior.
Esle era generalmente un bien real para las naciones
conquistadas, porque sustituia a las miserias fortuitas y
arbitrarias de una guerra salvaje, una espoliacion fija y
regular ; y el mismo sistema atraia al lado del Imperio á
los ciudadanos ricos de todo pueblo vencido , concedién
doles participacion en el despojo de las masas trabajado
ras que les estaban sometidas. Estas, en los distritos ru
rales, yacían en completa esclavitud, mientras que en
las ciudades su libertad nominal de poco les servia , pues
que solo se libraban de morir de hambre por las limos
nas del gobierno, y su brutal buen humor era debido á
un vasto sistema de espectáculos, en que se saqueaban
los reinos de la naturaleza y del arte para satisfacer la
admiracion, la incontinencia y la ferocidad de un degra
dado populacho .
La Iglesia habia estado combatiendo contra esta vas
ta organizacion durante cuatrocientos años, armada úni
camente de su poderosa mision y de la manifestacion de
un espíritu de pureza y virtud , de amor y abnegacion ,
mas capaz, segun el éxito lo demostró, de suavizar y
unir los corazones de los hombres, que toda la fuerza y
elterror, toda la organizacion mecánica, todos los atrac
tivos sensuales que el imperio opuso áá aquel Evangelio,
en el cual , instintivamente y á primera vista , habia des
cubierto su mortal enemigo.
Pero ya la Iglesia habia triunfado. A pesar de las
crueldades de los perseguidores; á pesar de la atmósfera
infecta de pecado que la rodeaba ; a pesar de haberse
formado, no de una raza de hombres puros y aislados,
HIPATIA . 187
sino de la masa de los mismos que la insultaban y per
seguian ; á pesar de tener que sufrir en su seno los con
tínuos embates de las malas pasiones á que sus hijos se
habian entregado alguna vez; aá pesar de las mil here
gías que brotaban alrededor y dentro de ella , preten
diendo que se considerasen como porcion de su gremio,
y que ganaban prosélitos por el mismo esclusivismo y la
misma arrogancia que ostentaban ; a pesar de todo, la
Iglesia habia triunfado . Los emperadores se pusieron
de su parte. La última tentativa de Juliano para resta
blecer el paganismo, probó únicamente que la antigua
fé habia perdido lodo su poder en las masas; y á su
muerte, la gran corriente de la nueva opinion prosiguió
su marcha sin estorbo , y los príncipes de la tierra se
dejaron llevar por ella , aceptando , á lo menos de pala
bra, las leyes de la Iglesia como suyas; reconociendo un
Rey de reyes, áá quien ellos tambien debian homenaje y
obediencia, y llamando á sus esclavos « pobres her
manos . )

Pero si los emperadores se habian vuelto cristianos,


no así el Imperio. Se cortaban algunos abusos aislados;
ora un edicto disponia visitar las cárceles y aliviar la
suerte cruel de los presos ; ora un Teodosio entraba por
algun tiempo en la senda de la justicia y la humanidad ,
gracias a las severas amonestaciones de San Ambrosio.
Pero el Imperio continuaba siendo el mismo ; una gran
tiranía esclavizaba aun las masas, oprimia la vida na
cional , y se enriquecia , y enriquecia tambien á sus de
pendientes, por medio de un vasto sistema de pública
rapiña; no habiendo esperanza para la raza humana
mientras siguiese dominando . Además, habia aun entre
los cristianos personas que veian , como despues Dante,
188 HIPATIA .

en el « fatal don de Constantino ) y en la tregua entre


la Iglesia y el Imperio , nuevos y mas terribles peligros.
¿El Imperio , no aspiraba á estender sobre la misma
Iglesia aquella sombra con que habia marchitado todas
las demás formas de la humana existencia? ¿no queria
convertirla en esclavo oficial suyo, por cierto estipen
dio , mimándola cuando fuese obediente y castigándola
siempre que se atreviese á hacer uso de su libre albe
drio; y no le encomendaba , con refinada hipocresía, el
cuidado y la asistencia de las masas, cuya sangre era
su alimento ? Así pensaban muchos cristianos entonces,
y á mi entender , no iban descaminados.
Pero si la condicion social del orbe civilizado era
anómala al principio del siglo quinto, su estado espiri
tual lo era aun mas . La fusion universal de razas , idio
mas y costumbres , que se habia verificado por espacio
de cuatro siglos bajo las leyes del Imperio, produjo una
correspondiente fusion de creencias, una fermentacion
universal de pensamientos humanos y de fé. Toda
creencia honrada en las antiguas supersticiones locales
del paganismo , habia sucumbido ante la idolatría mas
palpable y material del culto tributado á los emperado
res; y los dioses de las naciones , incapaces de salvar á
las personas que habian confiado en ellos, se reducian
uno a uno á vasallos del Divus Cæsar, siendo despre
ciados por el filósofo rico y adorados únicamente por
las clases inferiores, en las que los antiguos ritos servian
aun de pretesto á sus apetitos groseros, ó favorecian la
riqueza é importancia de alguna localidad especial.
Entretanto los entendimientos de los hombres, una
vez rotas sus antiguas barreras, vagaban á la ventura
en mares desconocidos de dudas especulativas; espe
HIPATIA . 189

cialmente en el Oriente, que mas metafísico y contem


plativo, trataba de resolver por sí las cuestiones de la
relacion del hombre con lo invisible, por medio de aque
llos mil cismas, heregías y teosofías (es una desgracia
para la palabra filosofía el usarla en el presente caso) ,
cuyo recuerdo llena hoy de asombro a las personas es
tudiosas , incapaces igualmente de contar y de esplicar
sus fantasías.
Con todo, aun esos, como otros varios desahogos
del libre pensamiento humano, tuvieron su utilidad y.
dieron su fruto. Presentaron a las inteligencias de los
eclesiásticos mil cuestiones nuevas que necesitaban resol
verse , á menos que la Iglesia no quisiera renunciar á su
pretension de ser la gran maestra y el oráculo del alma
humana . Estudiar esas cuestiones, en atencion á que se
ofrecian á cada paso; sentir demasiadas veces por una
triste esperiencia , como Agustin , el encanto de sus
atractivos; eliminar las verdades á que aspiraban de la
falsedad que prometian en reemplazo de aquellas ; pre
sentar á la Iglesia Católica como capaz de satisfacer
en los grandes hechos que proclamaba hasta las mas
sutiles preguntas metafísicas de un siglo enfermo.... tal
fué la obra de aquel tiempo; y se enviaron hombres que
la realizasen , ayudándoles en su trabajo las mismas
causas que habian pr8ducido la revolucion intelectual .
La mezcla general de ideas, creencias y razas, hasta
las facilidades meramente físicas de comunicacion entre
los diſerentes puntos del Imperio, contribuyeron a dar
á los grandes Padres cristianos de los siglos cuarto y
quinto una amplitud de observacion, una profundidad
de pensamiento , una paciencia y tolerancia tales, pode
mos decirlo sin temor de que se nos desmienta , como la
190 HIPATIA .

Iglesia no ha visto desde entonces sino rara vez, y el


mundo nunca ; á lo menos si juzgamos á aquellos gran- ·
des hombres por las cualidades que tenian y no por las
que les faltaban , y creemos , como estamos obligados á
3

creer , que si hubieran vivido hoy, y no entonces , se


7

habrian sobrepuesto a esta generacion como sobresalie


ron en aquella . Y así , un siglo que, al conocimiento su
>

perficial de un burlon como Gibbon , parece tan solo un


confuso caos de sensualidad y anarquía , de hipocresía
y fanatismo, produjo un Atanasio y un Gerónimo , un
Crisóstomo y un Agustin ; absorvió en la esfera del Cris
tianismo todo lo que habia de mas estimable en los filó
sofos de Grecia y Egipto y en la organizacion social de
Roma , como una herencia para las naciones futuras; y
echó en paises estranjeros, valiéndose de agentes ig
norantes de su mision , los cimientos de todas lạs cien
cias y de la moral europeas .
Pero las Iglesias egipcia y siria , estaban destinadas
á trabajar , no para sí mismas , sino para nosotros . Las
señales de decrepitud se habian manifestado ya sobra
damente en ellas. La peculiar inclinacion de los enten
dimientos greco-orientales, que hizo fuesen los grandes
pensadores de aquella época , produjo el efecto de des
viarlos de la práctica y dirigirlos a la especulacion; y
las razas de Egipto y Siria fueron afeminadas, y queda
ron físicamente exbaustas en el trascurso de algunos
siglos , durante los cuales no hubo ninguna infusion de
>

sangre nueva que reanimase el tronco. Mórbidas, egois


tas , físicamente indolentes , incapaces , entonces como
ahora , de libertad personal ó política , suministraban
material para formar fanáticos, pero no ciudadanos del
reino de Dios. Las ideas de familia y de vida nacional
HIPATIA . 191

habian perecido en Oriente por el mal influjo que ejer


ciera la práctica universal de la esclavitud , y tambien
por la degradacion de los judíos , que habian sido largo
tiempo vivo testimonio de aquellas ideas. El apasionado
carácter oriental , como todos los que son de suyo dé
biles , halló la total abstinencia mas fácil que la tem
plauza , el pensamiento religioso mas halagüeño que la
accion piadosa , y un mundo monástico surgió en el
Oriente, tan casto , que en Egipto se decia rivalizaba
numéricamente con la poblacion lega , resultando , al
mismo tiempo que una disminucion enorme en la suma
del mal moral , otra no menos enorme en la poblacion .
Semejante pais no podia resistir de modo alguno á la
creciente tiranía del imperio oriental . Eu vano trataron
hombres como Crisóstomo y Basilio de oponer su perso
nal influencia á las infames intrigas y villanías de la
córte de Bizancio ; el rápido descenso del cristianismo de
Oriente continuó sin freno durante dos miserables siglos
mas , en los mismos momentos que crecia el desarrollo
de la Iglesia de Occidente; y en tanto que los sucesores
del gran San Gregorio estaban arreglando y civilizando
una Europa recien nacida , las iglesias de Oriente des
aparecian ante los invasores mahometanos, fuertes con
la confianza en aquel Dios, a quien los cristianos, mien
tras que se entregaban á odios y persecuciones recípro
cas por argumentos acerca de él , negaban y blasfema
ban en todos los actos de su vida .
Porque la salud de una iglesia no depende solo de la
creencia que profesa, sino de la fé y la virtud de sus hi
jos. La mens sana debe tener un corpus sanum donde
residir . Y aun respecto de la Iglesia de Occidente, los al
tos destinos que la aguardaban no se hubieran podido
192 HIPATIA .

cumplir , sin alguna infusion de sangre nueva y mas


pura en las venas de un mundo agotado y corrompido
por la influencia de Roma .
Y esa nueva sangre, en la época de este relato, esta
ba próxima . La grande inundacion de aquellos godos,
cuyos tipos mas puros son hoy los noruegos y los ale
manes , si bien todas las naciones de Europa, desdeGi
braltar á Petersburgo , les deben los mas preciosos ele
mentos de fuerza , avanzaba , ola trás ola, en su curso
constante al Sudoeste , al través del territorio romano, y
9

sin detenerse hasta alcanzar las playas del Mediterrá


neo . Aquellas tribus bárbaras traian consigo, en el cir
culo mágico de la influencia de la Iglesia occidental, los
materiales que esta requeria para la construccion de un
cristianismo futuro, y que no podia encontrar ni en el Im
perio de Occidente ni en el de Oriente: una moral pura;
el respeto tributado á la mujer, á la familia , á la ley;
justicia igual para todos; libertad individual ; tanta ca
pacidad como los romanos para el poder práctico , y no
mucho menos agudeza imaginativa y especulativa que
los orientales .
Su fuerza se sintió de una vez . Su vanguardia , con
finada con dificultad por tres siglos mas allá de los Al
pes orientales , á costa de sangrientas guerras, habia
sido admitida , donde quiera que esto era practicable, al
servicio del Imperio; yy el nervio de las legiones roma
nas estaba compuesto de oficiales y soldados godos. Pero
el principal cuerpo habia llegado ya , y una tribu en
pos de otra descendian de los Alpes y se agolpaban á
las fronteras del Imperio . Los hunos, inferiores á ellos
individualmente , los acosaban por la espalda con el ir
resistible peso del número; Italia , con sus ricas ciuda
HIPATIA . 193

des y fértiles campiñas, les escitaba al robo; como auxi


>

liares , habian conocido su fuerza y la debilidad de los


romanos ; pronto se halló un casus belli.... ¡ Qué impru
dentemente obraron los hijos de Teodosio , negándose á
usar con los godos la generosidad acostumbrada y que
les impedia atacar el imperio.... El diluvio se precipitó
sobre las llanuras de Italia , y el imperio de Occidente
fué desde aquel dia un idiota moribundo, mientras que
los nuevos invasores dividieron entre sí la Europa. Los
diez años anteriores á la época de esta novela habian
decidido la suerte de Grecia ; los tres últimos la de
Roma. Las enormes riquezas que cinco siglos de rapiñas
habian acumulado en torno del Capitolio , cayeron en
poder de hombres vestidos con pieles de cordero y cue
ro de caballo ; y la hermana de un emperador creyó
que su hermosura , su virtud , su orgullo de raza , no
7

desmerecerian si daba la mano al héroe del Norte, que


la leyó de Italia como sú cautiva y su esposa , para en
contrar nuevos reinos en el Sur de Francia y España y
arrojar á los recien llegados vándalos, al través del Es
trecho de Gibraltar, á las entonces florecientes costas
del Africa del Norte. Por todas partes los miembros
desgarrados del mundo antiguo se estaban cociendo en
la caldera de Medea , para salir de allí enteros , jóvenes
y fuertes. Los longobardos, la raza mas noble , habian
hallado un punto de descanso temporal en la frontera
austriaca , despues de vagar mucho tiempo al Mediodia
de las montañas de Suecia , para ser echados de allí
pronto por los hunos , y , cruzando los Alpes , dar su
nombre á las llanuras de Lombardía . Algunos años mas
de guerras , y los francos serian dueños de las tierras
que baña el Rhin Inferior; y antes de ponerse blancos
13
194 HIPATIA .

los cabellos de los discípulos de Hipatia , Hengisto y


Horsa habrian desembarcado en las playas de Kent y
habria surgido una nacion inglesa en aquellos parajes.
Pero la Providencia no permitió que nuestra raza,
triunfante en todos los demás puntos, estendiese su do
minio mas allá del Mediterráneo , ni aun en Constanti
nopla , que conserva hoy en Europa la fé y las costum
bres del Asia. El mundo oriental pareció cerrado, por
alguna dura sentencia , al único influjo que pudiera re
generarle. Todas las tentativas de la raza goda para es
tablecerse al otro lado del mar , sea en la forma de un
reino organizado , como hicieron los vándalos en Africa ;
sea en la de una banda de salteadores , como lo intenta
ron los godos en Asia , á las órdenes de Gainos; sea en
la de una guardia pretoriana , como los varangos de la
edad media ; ó en la de invasores religiosos , como los
cruzados , tuvieron por resultado la corrupcion уy des
aparicion de los colonos . La estraordinaria reform.a mo
ral que, segun Salviano y sus contemporáneos , llevaron
á cabo en el Africa Septentrional los vándalos conquista
dures , no les valió de nada : perdieron mas de lo que
daban. El clima , el mal ejemplo y el lujo del poder , los
degradaron en un siglo, convirtiéndoles en una raza de
amos de esclavos , destinados à sucumbir á impulso de
los ejércitos semi.godos de Belisario , y con ellos des
apareció la última probabilidad de que las razas godas
hubiesen de ejercer en el mundo oriental la misma dis
ciplina dura , aunque saludable, que habia vuelto la vida
al mundo de Occidente.
Pero en el período á que se refiere esta novela , el
espíritu greco-oriental estaba aun á la mitad de su
grande obra , Aquella admirable sutileza metafisica que,
HIPATIA . 195

en frases y en definiciones , a menudo sin sentido para


nuestros groseros entendimientos , veia los símbolos de
>

las mas importantes verdades espirituales , y creia que


de la distincion entre homoousios y homviousios po
dia depender el destino de la raza humana , estaba com
baliendo en Alejandría, antiguo baluarte de la filosofía
griega , con los estériles restos del mismo pensamiento
científico á que debia su estraordinaria cultura . El aisla
miento monástico en que los padres de aquel período
vivian respecto de sus familias y de los deberes nacio
nales , les facilitaba el llevar a cabo la empresa , permi
tiéndoles , si no otra cosa , tratar las cuestiones con un
ardor y una constancia imposibles á las inteligencias
mas sociales y prácticas de los hombres del Norte .
Nuestro deber es , en vez de burlarnos como ciertos pe
dantes ilusos, dar gracias al cielo de que se encontrasen
personas , justamente cuando mas se necesitaban , capa
ces de hacer por nosotros lo que nosotros no hubiéra
mos hecho jamás en nuestro propio beneficio; esto es,
dejarnos , como una preciosa herencia comprada real
mente con la sangre de su raza , una metafísica a la vez
cristiana y científica , que en vano se ha intentado des
pues mejorar, y luchar victoriosamente con aquella es
trana familia de monstruos teóricos, engendrados por la
filosofía griega unida al simbolismo egipcio , á la astrolo
gia caldea, al dualismo parsi y al espiritualismo brami
nico.... fantasmas hermosos y brillantes, de los cuales
se dirá algo mas en el siguiente capítulo.

fo
1
HIPATIA . 197

CAPITULO XI .

OTRA VEZ LOS LAUROS .

N. un sonido , ni el movimiento de un objeto interrum


pian el profundo silencio del valle de Scetis . Las som
hras de las rocas , aunque desvaneciéndose á cada mo
mento ante la creciente claridad de la aurora , oscurecian
todavía aquel cuadro, y una línea ondulante de niebla
se veia aun sobre la superficie del arroyuelo. Los pena
chos de las palmeras colgaban inmóviles como si aguar
dasen resignados los ardores del sol que se aproximaba.
Al fin, en medio de los verdes surcos del jardin del mo
nasterio, dos pardas figuras que estaban de rodillas se
levantaron , é interrumpieron aquel silencio con los len
tos y débiles golpes de sus azadas entre los guijarros.
-Estas habas crecen admirablemente, hermano Au
fugo. Podremos verificar nuestra segunda siembra , con
la bendicion de Dios, una semana antes que el último
año .
La persona a quien se dirigian estas palabras no
contesto ; y su compañero , despues de observarle algun
tiempo en silencio , volvió a decir :
-¿Qué te pasa , hermano ? Observo en tí hace algun
tiempo una melancolía impropia de un hombre de Dios .
Un hondo suspiro fué la única respuesta . El que ha
bia hablado dejó la azada en el suelo , y poniendo cari
ñosamente su mano en el hombro de Aufugo, le pregun
tó otra vez :
198 HIPATIA .'

-¿Qué te pasa , amigo ? Me guardaré de emplear


contigo mi derecho de abad para conocer los secretos de
tu corazon ; pero seguramente ese corazon no abriga
nada indigno de que yo lo oiga , si bien no merecí
oirlo .
-¿Por qué no he de estar triste, Pambo , amigo mio ?
>

¿No dice Salomon que hay un tiempo para la tristeza?


-Es verdad ; pero hay otro para la alegría .
-No , no lo hay para el penitente , sobre quien pesan
>

muchos pecados .
--Recuerda lo que el bienaventurado Antonio acos
tumbraba á decir : « No confies en tu rectitud , ni eches
menos lo pasado . »
-No hago ni lo uno pi lo otro , Pambo .
-No hables con esa seguridad . La confianza que tie
nes en tí mismo , no es la que te hace echar menos lo
pasado , el cual te muestra que no eres lo que quisieras
ser ?
- Pambo , amigo mio , dijo Arsenio con solemnidad ,
te daré cucnta de todo Mis pecados no han pasado aun ;
porque Honorio, mi discípulo, vive todavía, y en él vi
ven la flaqueza y la miseria de Roma. Si hubiesen pasa
do , ¿cómo veria yo levantarse sin cesar ante mí una no
che y otra , esa turba de espectros acusadores, almas de
hombres degollados en las batallas , de viudas y de
huérfanos, de vírgenes del Señor , que lanzan pavorosos
gritos entre las manos de los bárbaros ; espectros que
rodean mi lecho y esclaman : « Si hubieras cumplido con
tu deber , no nos veríamos asíl ¿Qué has hecho del cargo
imperial que Dios te cometió ? ...)
Y el anciano ocultaba su rostro en las manos , y llos
raba amargamente.
HIPATIA . 199

Pambo descanso de nuevo su mano con ternura en


el hombro de Arsenio .
--¿No hay orgullo en lo que estás diciendo , hermano
mio? ¿Quién eres tú para cambiar el destino de las na
ciones yy el corazon de los emperadores , que están en la
mano del Rey de reyes? Si has sido débil é imperfecto
en tu obra ( pues infiel, respondo que no has sido nunca)
Él te colocó allí por tu misma imperfeccion para que lo
que ha sucedido pudiese suceder ; y tú no hiciste mas
que sobrellevar tu carga.... aunque no fuiste tú , y sí
El , quien la llevó por tí.
-Entonces, ¿por qué me atormentan esas visiones
nocturnas?
C

-No las temas , amigo. Son espíritus malos , y por lo


mismo mentirosos . Si fueran espíritus buenos , solo te
hablarian de piedad , de perdon , de estímulo. Pero si
son apariciones ó demonios , deben ser malos, porque
son acusadores , como el diablo , acusador de los santos.
El es el padre de las mentiras , y sus hijos se le parece
rán. ¿Qué dice el bienaventurado Antonio? Que un mon
ge no debe ocupar su entendimiento con vanos espectros
ni darse por perdido ; sino que debe mas bien estar ale
gre, como el que sabe que está redimido y en manos del
>

Señor , donde el diablo no puede causarle ningun daño.


Porque (solia decir ) los demonios se conducen con nos
otros segun el estado en que nos encuentran . Si nos ven
abatidos У sin fé , nos aterran aun mas para poder su
mirnos en la desesperacion. Pero si nos ven llenos de
fé y alegres en el Señor , con nuestras almas henchi
das de la gloria futura , entonces retroceden Уy huyen
humillados y confusos . ¡ Alégrate , amigo ! Esos pen
samientos son propios de la noche , hora de Satanás
200 HIPATIA .

y de las potestades del abismo , y con el alba desapa


recen .

-Sin embargo , a los hombres les son reveladas cosas


en sus lechos y en visiones nocturnas .
-Sea así . Pero á tí nada te ha sido revelado en tu
lecho, escepto lo que tú sabes ya mucho mejor que Sa
tanás , es decir, que eres pecador. En cuanto á mi, ami
go mio , aunque no dudo que sucedan esas cosas , creo
que el dia , y no la noche, nos trae reyelaciones.
-¿Cómo , pues?
-Porque durante el dia puedo ver y leer ese libro
escrito , como la Ley dada en el monte Sinaí, sobre ta
blas de piedra , por el dedo del mismo Dios ,
Arsenio le miró con curiosidad ; Pambo se sonrió .
-No ignoras que , como muchos santos hombres de
otros tiempos, carezco de instruccion , y que ni aun co
nocia la lengua griega hasta que tú , con la bondad de
un hermano , me la enseñaste . Pero, ¿no has vido lo que
Antonio dijo á cierto pagano que le echaba en cara su
ignorancia de los libros? « ¿;Qué es primero, le preguntó,
el espíritu ó la letra? ... ¿ El espíritu , contestas?.Pues
sabe que el espíritu sano no necesita de letras . Mi libro
es toda la creacion , que se estiende ante mí, y en la que
puedo leer siempre que quiera la palabra de Dios. »
Supongo que no desprecias la ciencia, amigo mio?
-Soy viejo entre los monges , y he visto la conducta
que han observado muchos ; y entre ellos mi sencillez
cree haber visto hombres consumiéndose en el estudio
y atormentando su alma, para averiguar si debian pre
ferir esta ó aquella doctrina , mientras que no sabian
con Salomon , que en la mucha ciencia va envuelto inu
cho disgusto , y que en tanto que se afanaban en inter
HIPATIA . 201

pretar la letra delmensaje de Dios , su espíritu se aleja


ba cada vez mas aprisa de ellos .
- Y cómo has conocido eso en los hombres á que
aludes ?
- Viendo que á medida que se aumentaba su ciencia
teológica y su celo por la ortodoxia de la letra , eran
menos buenos y misericordiosos ; estaban menos llenos
de confianza de Dios y de pensamientos consoladores
para sí y sus hermanos , hasta el punto de parecer que
habian oscurecido su alma con dispulas, capaces solo de
engendrar disturbios , y que habian olvidado del todo
el mensaje escrito en ese libro con que se contentaba el
bienaventurado Antonio .
-¿Qué mensaje es ese de que hablas ?
- Miral dijo el anciano abad estendiendo su mano
hacia el desierto de Oriente , y juzga como un sábio por
tus mismos ojos.
Mientras hablaba , los rayos del sol paciente , des-,
cendiendo de roca en roca , inundaron de luz У de vida
la escena que los rodeaba . El astro del dia se levantó al.
través de la parda niebla del desierto, y cuando bañó de
su gloria todo el valle , los vapores se deshicieron en
mil fantásticas figuras, dejando brillar la corriente del
agua entre las rocas . Las golondrinas salieron á cente
nares de las hendiduras de la piedra, y comenzaron su
aérea danza ; el jerboa, despues de haber hurtado su
comida en el jardin del monasterio , se retiraba de ocul
to y á saltos ; los lagartos de color oscuro abrian sus
ojos bajo las piedras, y viendo que era de dia , arras
>

traban sus inflados cuerpos hácia donde hallaban mas


caliente la arena , y enroscándose como para librar
>

se del frio , se dormian nuevamente ; el perróptero,


202 HIPATIA .

que se consideraba señor del valle , despertó con un


chirrido lastimero , y levantándose y estirándose des
pues de su sueño de la noche , se puso á acechar inmó
vil las alondras que cantaban sobre los peñascos; mien
tras que , desde el distante Nilo , sonando al través de
las vueltas del valle , se oian el graznido de los pelíca
nos y los gansos , y el silbido del francolin y el chorli
to; últimamente , las voces de los monges se oian cantan
do el himno de la mañana por algun aire rústico orien
tal ; y un nuevo dia habia comenzado en Scetis , como
los anteriores y los que debian seguirse, semana tras
semana y año tras año , de trabajo y oracion ,'tan tran
quilos como un sueño.
-¿Qué te enseña esto , Aulugo , amigo mio?
Arsenio no contestó .
-A mí me enseña que Dios es luz , y que en ÉI no

hay la menor oscuridad . Que la vida y la alegría son


eternas en su presencia. Que Él es el que dá , y se de
leita en su generosidad ; el que ama , y cuya misericor
dia se estiende a todas sus obras.... ¿por qué no ha de
estenderse hasta tí , hombre de poca fé ? Mira aquellas
bandadas de pájarus.... iy no eres tú de mas valor que
muchos gorriones ,, tú por quien Dios permitió que su
Hijo muriese? ... ¡ Ay , amigo mio! Nosotros debemos
buscar la imágen de Dios en la naturaleza ; cuando per
sistimos en dirigir los ojos á lo interior y examinar cu
riosamente nuestras imperfecciones , nos forjamos un
Dios á nuestra semejanza , y creemos que nuestra oscu
ridad yy la dureza de nuestro corazon son los modelos de
su luz y su amor ,
--Tus palabras son mas propias de un filósofo que de
un penitente católico . En cuanto a mí , siento que nece
HIPATIA . 203

sito mirar mas á lo interior y no menos. El exámen mas


profundo de mí mismo , la abstraccion mas completa á
que pueda aspirar aun aquí , esto es lo que quiero. De
seo .... (perdóname, amigo mio ) deseo cada vez mas la
vida solitaria. Esta tierra está maldecida por el pecado
del hombre ; y así me parece, que cuanto menos la vea
mos , mejor.
-Puede que yo hable como un filósofo ó como un pa
gano ; sin embargo , paréceme , como suele decirse , que
mas vale medio pan que ninguno ; que el hombre sábio
debe aprovecharse de lo que tiene , y no desechar una
leccion porque el libro esté algo estropeado y sucio . La
tierra me enseña mucho mas . ¿Cerraré mis ojos para no
ver aquellas cosas invisibles de Dios que están manifes
tadas claramente por las cosas visibles , solo porque al
gun dia me serán manifestadas con mas claridad que
ahora ? Y tocante á lo que has dicho de mayor abstrac
cion , ¿cs muy mundana nuestra vida de Scelis?
-

-Ainigo mio, cada hombre tiene su vocacion , y para


cada uno un método peculiar de vida es mas edificante
que otro. En mi caso , te diré que los hábitos de enten
dimiento que adquirí en el mundo , me asedian , á mi
pesar, aquí mismo. No puedo menos de observar las
acciones de los demás , de estudiar sus caractéres, de
formar planes para ellos , de ocuparme en pronosticar
su suerte futura . Ni una sola palabra , ni un gesto de
nuestra reducida familia hay que no desvie mi entendi
miento de alguna cosa necesaria .
-¿Y te figuras que el anacoreta tiene en su celda
menos distracciones?
-Las suyas se limitan á proveer a las necesidades
imprescindibles de la vida , y estas pueden reducirse á
204 HIPATIA .

coger unas cuantas raices y yerbas . Los hombres han


vivido ya como las bestias ; bueno es, pues, que vivan
tambien como los ángeles.... y por qué no habria de
vivir así yo ?
-Y tú eres el hombre sábio de este mundo.... el
que ha estudiado los corazones de los demás.... el que
anatomiza el suyo propio! ‫ܐ‬No has descubierto que el
hombre , además de tener un estómago exigente , lleva
dentro de sí un corazon corrompido ? He visto muchos
hombres , que en su prisa por huir de los enemigos es
teriores , se han olvidado de cerrar la puerta de su co
razon á peores enemigos , prontos á introducirse en él .
Muchos monges , amigo mio , cambian de sitio, pero no
destruyen por eso la angustia de su alma . He conocido
algunos que , obligados á alimentarse de sus ideas en la
soledad , se han arrojado desesperadamente de las rocas,
y han traspasado su cuerpo para librarse de pensamien
tos que un compañero, una voz cariñosa , habrian ale
jado de ellos . He conocido otros tan envanecidos con las
penitencias destinadas á humillarlos , que han despre
ciado todos los medios de gracia , cual si fuesen ya per
fectos; y rehusando hasta la Santa Eucaristía , han vivi
>

do halagados por sueños y visiones que les sugerian los


espíritus malos . Uno sobre todo , en la locura de su or
gullo , se resistió a que le aconsejase ningun hombre....
diciendo que no llamaria á ningun hombre su maestro.
¿Y cuál fué su fin ? El que acostumbraba alabarse de
que podia vagar todo un dia en el desierto sin comer
ni beber ; el que se jactaba de sostener su vida por tres
meses consecutivos solo con yerbas silvestras y el Pan
Bendito , impelido de un fuego interior , huyó de su cel
da para ir á frecuentar los teatros , el circo, las taber
HIPATIA . 205

nas; y concluyó su miserable vida en una glotonería de


sesperada, diciendo que lodas las cosas no eran mas que
fantasmas, negando su existencia , y hasta la de Dios .
Arsenio sacudió la cabeza .
-Sea ... Pero mi caso es diferente. Tengo que confesar
todavía otra cosa , amigo mio. Cada dia me persigue mas
el recuerdo de ese mundo de que he huido. Conozco que
si volviera á él no hallaria placer en sus pompas, que
despreciaba aun cuando vivia en medio de ellas. Los
cantos de hombres y mujeres no tienen ya ningun atrac
tivo para mí , ni puedo ya distinguir lo que como ni lo
que bebo. Y sin embargo.... los palacios de aquellas
siete colinas, sus hombres de Estado y sus generales,
sus intrigas, sus derrotas y sus triunfos .... (porque aun
pudieran levantarse de su postracion y vencer) asaltan
de continuo mi imaginacion ; no hay momento en que no
me seduzcan , como a la mariposa la luz que la ha que
mado ya una vez , con un terrible encanto , al que por fin
cederé jmiserable de mil contra mi voluntad , ó me libra
>

ré de él huyendo a algun desierto lejano, de donde el


retorno sea imposible.
Pambo se sonrió.
-¡Y eres tú , vuelvo á decir, el hombre sábio y lleno
de esperiencia , el escudriñador de corazones ! ¡ Y quieres
huir del pequeño convento de los Lauros , que á ratos
distrae tus pensamientos de tales sueños , para sepultar
te en una soledad , donde serás su víctima ! ¡ Bien , amigo!
¿ qué mal hay en que algunas veces te sientas inquieto
y formes planes por este ó aquel hermano? Mejor es
sentir ansiedades por otros que por uno mismo . Mas
vale tener algo que amar.... y hasta por llorar ....
que ser en una solitaria caverna el mundo de sí pro
206 HIPATIA .

pio.... ó quizá , como muchos a quienes he conocido,


constituir de su misma persona su Dios !
- ¿ Sabes lo que estás diciendo? preguntó Arsenio con
cierta agitacion .
-Digo , que huyendo un hombre á la soledad se se
grega de todo lo que forma al cristiano ; esto es, la obe
diencia , la ayuda prestada á sus semejantes , la abnega
cion .... hasta de la comunion de los santos .
-¿De qué manera?
-¿Cómo has de mantener comunion con aquellos á
quienes no puedes mostrar amur ? ¿Y cómo has de mos
trar amor sino con amorosas obras?
-Puedo , á lo menos , orar dia y noche por todo el
género humano . ¿ No tiene esto un lugar .... mejor dicho ,
no tiene el lugar preferente en la comunion de los santos!
-El que no puede rogar por hermanos a quienes vé,
y cuyos pecados y tentaciones conoce, es difícil que rue
gue cou fervor, amigo Aufugo, por hermanos a quienes
no vé, ó por otra cosa cualquiera. Y el que no quiere
trabajar por sus hermanos , cesará pronto de rogar por
ellos 6 de amarlos. Además , ¿ no está escrito, que el
hombre que no ama á su hermano , á quien ha visto ,
menos amará á Dios , a quien no ha visto?
-Repito, ¿sabes á dónde conducen tus argumentos?
-Soy un hombre sencillo, y no entiendo de argumen
tos. Si una cosa es verdad , que conduzca adonde con
>

duzca , siempre será adonde quiera Dios.


--Pero, en ese caso, seria preferible para un hombre
casarse , procrear hijos y mezclarse en el tumulto de
los afectos carnales, á fin de tener mas personas que
amar y por quienes lemer y trabajar.
Pambo guardó silencio un instante,
HIPATIA . 207

-Soy un monge, dijo al fin, y no un lógico. Pero re


pito, que si dejas los Lauros por el desierto, es contra
mi voluntad . Mejor quisiera , si mi deseo hubiera de ha
cerse , verte instalado cerca de la metrópoli , en Troe ó
Canope , por ejemplo, donde pudieras tomar parte en
las batallas del Señor. ¿De qué sirve aprender la sabi
duría del mundo , si no ha de emplearse en el bien
de la Iglesia ? Basta . Vámonos.
Y los dos ancianos atravesaron el valle para dirigir
se al monasterio, muy agenos de la respuesta práctica á
sus argumentos que los aguardaba en la celda del abad
Pambo. Allí encontraron un hombre alto y de rostro
severo , ocupado en satisfacer su hambre con dátiles y
mijo, sin olvidarse del vino de palmera , único regalo de
la casa , y que no se sacaba mas que para obsequiar á
un huésped .
La espléndida y cortés hospitalidad de los orientales,
no menos que la prudente bondad de los monges cristia
nos, impidieron al abad interrumpir al estranjero ; y
solo despues que hubo acabado de comer, le preguntó
Pambo su nombre y el asunto que allí le traia .
- Me llamo Pedro, y vengo de órden de Cirilo con
cartas y mensajes para el hermano Aufugo.
Pambo se levantó é inclinó respetuosamente.
-Dignate acompañarnos á la celda de Aufugo.
Pedro los siguió con aire de importancia á su peque
na choza ; y allí, sacando del pecho la carta de Cirilo, la
entregó á Arsenio, el cual se sentó, leyéndola y releyén
dola con ceñuda frente, mientras que Pambo le contem
plaba asustado, no atreviéndose á interrumpir medita
ciones que creia de insondable profundidad.
Estos son, sin duda, los últimos dias , dijo Arsenio
208 HIPATIA .

al cabo, de que habla el profeta, en que muchos corre


rán acá y allá . ¿ Conque Heracliano se ha dado a la vela
para Italia ?
- Hace tres semanas que unos mercaderes de Alejan
dría encontraron su armada en alta mar.
-¿Y el corazon de Orestes se endurece cada vez mas?
-Sí, es otro Faraon ; aunque, hablando con verdad ,
quien le inspira es Hipatia, la pagana .
>

-Siempre he temido yo mas á esa mujer, que á to


das las escuelas de los paganos, dijo Arsenio . Pero y el
conde Heracliano , á quien consideraba el mas sábio y
justo de los hombres! ¡ Ay ! jay! ¿qué virtud es capaz de
resistir , cuando la ambicion se apodera del corazon
humano?
-Terrible, realmente , dijo Pedro, es el deseo del po
>

der; pero en cuanto á Heracliano, yo empecé á descon


fiar de él desde que le ví tan indulgente con los Dona
tistas .
-Cierto . Así un pecado trae en pos de sí otro.
-Yo considero la indulgencia con los pecadores como
el peor de los pecados.
-No tan así, dijo Pambo humildemente .
Pero Pedro , desentendiéndose de aquella interrup
cion , se dirigió á Arsenio .
-Y ahora , ¿qué respuesta me dá tu sabiduría para
su santidad?
-Un momento .... aguarda un momento.... Necesita
pensarse ... Deberia conocer mejor el estado de las cosas,
¿Supongo que él se habrá puesto en comunicacion con
los obispos de Africa y tratado de unirlos á su partido?
-Hace dos meses . Pero los porfiados cismáticos están
aun celosos de él , y se mantienen a distancia.
HIPATIA . 209

-Cismáticos es un término demasiado duro. ¿Ha en


viado á Constantinopla ?
- Necesita una persona acostumbrada á las cortes; y
cree que tu esperiencia pudiera tomar á su cargo esa
mision .
-¿Mi esperiencia ? ¿Quién soy yo? ¡ Ay! ¡ Es la tentam
cion diaria ! Que envie á quien mejor le acomode.... Sin
embargo.... si yo estuviese..., á lo menos en Alejan- •
dría.... mis coosejos .... Sin duda veria un camino
mas despejado .... Acontecimientos imprevistos pudie
ran ocurrir.... Pambo, amigo mio , ¿ Crees que seria per
cado obedecer al santo patriarca?
-¡Ah ! ¡Ah ! dijo Pambo riéndose, ¿y eres tú el que,
no hace un instante, estabas decidido á huir al desierto?
¿Y ahora que oyes á lo lejos el rumor de la batalla, es
tás impaciente en el valle , como el viejo caballo de
guerra ? ¡ Vé, y Dios sea contigo!
--¿Hablas de veras?
-¿Qué acabo de decirte en el jardin ? Vé , y enviame
noticias de nuestro bijo.
—¡Ah ! jimperdonable olvido! En todo este tiempo no
me habia acordado de preguntar por él . ¿Cómo se en
cuentra el jóven?
-¿Qué jóven?
-Filemon , nuestro hijo espiritual , que enviamos á
Cirilo hace tres meses, dijo Panabo. No me cabe duda
de que á estas horas tendrá buena colocacion .
-¿Quién, él ? Se ha marchado.
-¿Se ha marchado?
-Sí , y con la maldicion de Judas sobre su alma. A
los tres dias de estar allí , me maltrató públicamente en
el patio del palacio arzobispal, abandonó la fé de Cristo,
1

210 HIPATIA .

y huyó á reunirse con la pagana Hipatia , de quien está


enamorado .
Los dos ancianos se miraron pálidos de terror.
¿ Enamorado de Hipatia? dijo al fin Arsenio.
-¡Es imposiblel añadió Pambo. ¡ El joven debe de ha
ber sido tratado dura é injustamentel Alguien le habrá
insultado ; y como no habia visto hasta entonces sino bon
dad para con él, no habrá podido sufrir. ¡ Hombres crue
les! ¡ Dios os pedirá cuenta de la sangre de ese niño!
-¡Esta es, dijo Pedro levantándose con orgullo , la
justicia de la tierra ! ¡ Cúlpame á mí , culpa al patriarca,
culpa a todos , menos al pecador! ¡Como si una cabeza
ardiente y un corazon todavía mas ardiente, no basta
sen para esplicarlo todo! ¡Como si fuese la primera vez
que un joven loco cae en las redes que le tiende un her
moso semblantel
-; 0h , amigos mios , amigos mios! esclamó Arsenio:
¿por qué os injuriais uno a otro sin motivo? Yo.... úni;
camente yo merezco censura . ¡Yo te aconsejé, Pambo! ...
Yo le envié .... ¡Yo debiera haber sabido .... lo que hacia ,
conociendo tan bien el mundo, con arrojar al pobre ino
cente en medio de las tentaciones de Babilonia ! ¡ Ese es
el resultado de todos mis proyectos! ¡ Y ahora su sangre
caerá sobre mi cabeza , como si no tuviese ya bastantes
pecados que expiar! ¡Sí , iré á rescatar á mi Josef, al hijo
de mis viejos años , de manos de los Madianitas! Iré
contigo .... ahora .... al instantel ¡ No descansaré hasta
encontrarle, y abrazaré sus rodillas hasta que se com
padezca de mis cabellos blancos ! Que Heracliano y
Orestes sigan, su camino.... Yo le encontraré , repito.
¡Oh , Absalon! ¡Hijo mio! ¡Pluguiese á Dios que hubiera
muerto por tí , hijo unio ! ¡Hijo mio !
HIPATIA . 211

CAPITULO XII,

LOS GOCES SENSUALES .

LA casa que Pelagia y el Amal babian alquilado des


pues de su vuelta á Alejandría , era uva de las mas
>

magníficas de la ciudad . Hacia tres o mas meses que vi


vian en ella , y en este tiempo el gusto de Pelagia habia
suplido lo poco que le faltaba para llegar a ser un pa
raiso de goces sensuales. Pelagia era rica; y sus huéspe
des godos, poseyendo con esceso despojos romanos, cuyo
uso no entendian , la dejaban , y tambien á sus ninfas,
gastar con ellos los tesoros que habian ganado en mu
chos y terribles combates. ¿Qué les importaba? Con tal
que tuviesen bastante que comer, y mas aun que beber,
ningun uso mejor creian poder hacer del resto de sus
riquezas , que empleándolas en divertir á sus damas....
Y cuando no les quedase nada .... Entonces se marcha
rian á cualquier parté.... y ganarian mas .... Todo el
mundo estaba ante ellos esperando ser saqueado , y
ellos querian llenar su mision donde mejor les convinie
se. Entretanto , no tenian prisa . El Egipto les suminis
traba profusion de alimentos de todas clases, que podian
contentar paladares mas delicados que los suyos. Y por
lo que toca al vino.... pocos de ellos se acostaban sin
embriagarse toda una semana . ¿Qué mas habian de de
sear las almas de los guerreros , ni aun en los salones
del Valhalla ?
Así pensaba la partida que ocupaba el patio interior
212 HIPATIA .

de la casa , una calurosa tarde de la misma semana en


que el mensajero de Cirilo habia interrumpido de un
modo tan brusco el reposo de Scetis .
En cuanto al reposo de los huéspedes de Pelagia,
nadie aun lo babia alterado. La gran ciudad rugia afue
ra. Orestes maquinaba ; Cirilo contra-maquinaba; y el
destinu de un continente pendia (ó parecia pender), tré
mulo en la balanza ; pero el tumulto esterior así lurbaba
el sosiego de aquellos perezosos titanes, como pudiera el
ruido de las ruedas de un carro turbar á los papagayos
у loros que poblaban , bajo un tendal de hilo de metal
dorado, el patio interior de la casa de Pelagia . ¿Por qué
se cuidarian ellos de semejantes cosas ? Cada nuevo des
órden , cada nueva ejecucion , conspiracion, bancarrota ,
¿no era una señal de que el fruto estaba madurándose
para el saqueo ? Hasta la rebelion de Heracliano У la
conspiracion que se sospechala hallarse tramando Ores
tes , eran para los mas jóvenes é ignorantes godos una
especie de juego de niños, al que podian asistir , y reir
se , y apostar de la mañana a la noche; mientras que, en
concepto de los mas avisados, como Wulf y Smid , eran
solo señales de la corrupcion general .... nuevas grietas
en aquellas grandes paredes, sobre las cuales se propo
nian con la sencilla é infantil conciencia de su poder,
enarbolar la bandera de la victoria cuando se les anto
jase.
Y mientras llegaba la ocasion, qué mejor cosa que
comer , beber y dormir ? Verdaderamente habian escogi
do un sitio encantador en que cumplir mision tan alta .
Columnas de porfido de color de púrpura y verde , entre
las cuales brillaban los blancos miembros de delicadas
estátuas, ceñian un estanque , en que habia un juego de
HIPATIA . 213

agua que salpicaba perennemente las hojas de los na


ranjos y las mimosas, mezclando su murmullo con el
canto de los pájaros tropicales que anidaban entre las
ramas .
A un lado de la fuente, á la sombra de un palmito
de hojas anchas, descansaban los fuertes miembros del
Amal , tendidos sobre almohadones, con su cabellera
amarilla coronada de hojas de vid, y teniendo en la
mano una copa de oro, que habia sido ganada á los Ra
jahs indios por Cosroes, el Parto, á Cosroes por los ge
nerales romanos , á los generales romanos por los hé
roes de la piel de cordero y el cuero de caballo; Pelagia
estaba al lado del dormido Hércules-Dionisos , apoyada
en la orilla del estanque, sumergiendo perezosamente
sus dedos en el agua , y gozando, como los mosquilos que
cubrian su superficie , en el mero placer de la exis
tencia .
En la opuesta orilla del estanque, servido cada cual
por una Hebe de ojos negros, que llenaba las copas y
ayudaba de vez en cuando á vaciarlas, descansaban
Ios especiales amigos y compañeros del Amal , Goderico,
hijo de Hermanrico, y Agilmundo , hijo de Cniva , que,
lo mismo que el Amal , se jactaban de descender de los
dioses; y por último, el mas importante y sagrado perso
naje , Smid , hijo de Troll , reverenciado por su sabidu
>

ría , superior á la de los hijos de los hombres ; pues no


solo podia hacer y componer todo , desde un puente de
barcas á un brazalete de oro, herrar los caballos y cu
rarlos, aliviar por medio de hechizos todas las enferme
dades de los hombres y las bestias, grabar runas, in
terpretar preságios bélicos, anunciar el tiempo, alborotar
los vientos , y finalmente , vencer en la lucha a todos,
>
214 HIPATIA .

escepto á Wulf , hijo de Ovida; sino que , durante su


permanencia entre los medio civilizados mesogodos, ha
bia tomado bastantes nociones de latin y de griego, y
una idea grosera de leer У escribir .
A unas cuantas varas de allí estaba el anciano Wulf
tendido de espaldas, con las rodillas en el aire y las
manos cruzadas detrás de la cabeza, comentando, me
dio dormido, la siguiente conversacion :
-Escelente vino, ¿no es verdad?
-Sí, escelente. ¿Quién lo compró para nosotros?
--La vieja Miriam, en una almoneda de un arrenda
dor de contribuciones. El tunante hizo bancarrota , у Mi
riam dijo que habia comprado el vino por la mitad de
su precio
-Mucho elogias á esa bribona de Miriam . Seguro es
toy de que la vieja zorra ha bincado bien el diente en el
negocio.
-¿Qué nos importa? Podemos pagar como hombres,
si ganamos como hombres.
-No lo podremos mucho tiempo mas, obrando de
este inodo, murmuró Wulf.
-Entonces iremos á ganar mas. Estoy cansado de no
hacer nada .
-La gente no necesita hacer nada , a menos que no
sea esa su voluntad , dijo Goderico. Wulf y yo estuvimos
corriendo á caballo la otra mañana por las arenosas co
linas. Yo no habia teuido apetito hacia una semana , y
desde entonces devoro como un lobo.
- Corriendo ? &¿ En esos brutos de largas piernas y
colas pobladas , como una zorra sobre zancos, que el
prefecto os indujo con engaño áá comprar?
-Lo que os aseguro es que levantamos una multitud
HIPATIA . 215

de esos.... No sé qué nombre les dan aquí .... Ciervos


con cuernos de cabra .
-¿Antílopes?
-Sí. Y los perros se lanzaron entre ellos, como un
halcon en medio de una bandada de patos. Wulf y yo
galopamos por aquellos malditos montones de arena,
hasta que los caballos no pudieron mas; y cuando vol
vieron á adquirir brio, hallamos á cada pareja de per
ros con un ciervo muerto debajo. ¿Qué mas pudiera de
sear un hombre , no siéndole dado combatir ? Os los
>

comísteis, y así no teneis que reiros.


– Bien ; segun eso , las únicas cosas de algun valor
que produce Alejandría son perros.
-Y mujeres hermosas! dijo una de las jóvenes .
-Convengo en ello. Pero los hombres ....
-¿Los qué? Yo no he visto un hombre desde que vine
aquí, escepto uno ó dos trabajadores en los muelles; to
dos son eclesiásticos y mozalvetes, á quienes sopongo
no ireis á llamar hombres.
Qué es lo que saben hacer además de montar
monos ?
- Filosofar , segun dicen .
-¿Y qué es eso ?
-No lo sé; supongo será una especie de ....
- ; Pelagia! ¿Sabes qué viene á ser eso de filosofar ?
-No, ni me importa .
-Yo lo sé , dijo Agilmundo con cierto aire de supe
rioridad . Yo ví un filósofo el otro dia .
-¿Y qué especie de cosa era?
-Os lo diré. Estaba paseándome en la calle grande,
en direccion del puerto, y ví una multitud de chicos....
aquí los llaman hombres .... entrar en un portal . Pro
216 HIPATIA .

gunté á uno de ellos qué ocurria , y el bribon , en vez de


responderme, señaló mis piernas y provocó á reir á to
dos los demás monos. Yo , entonces , le pegué en las ore
ijas, y cayó al suelo.
-Así hacen todos en cuanto se les pega en las ore
jas, dijo el Amal pensativo, como si hubiese encontrado
una gran ley inductiva .
- Ah ! diju Pelagia alzando los ojos y con su encan
tadora sonrisa , no son gigantes como vosotros, que ha
ceis á una pobre mujer sentirse como una gacela en las
garras de un leon .
---Continuaré. Ocurrióseme que, hablando en lengua
goda , el chico pudiera no haberme entendido, pues que
era griego. Entré por lo tanto en el portal , para ahorrar
preguntas y ver por mí mismo. Uno de los presentes
me alargó la mano . Yo supuse que seria para pedirme
dinero, y le dí dos o tres monedas de oro y un golpe en
da oreja, que por cierto le derribó en tierra; pero me pa
reció que quedaba muy satisfecho. Entré, pues.
-¿Y qué viste?
-Un gran salon , bastante ancho para contener mil
héroes, lleno de esos pícaros de egipcios echando gara
batos con pinceles sobre tablillas, y al estremo de él la
mujer mas bella que he visto en mi vida , con hermosos
cabellos y ojos azules, hablando, hablando.... No pude
entender lo que decia , pero los monos parecian encon
trarlo muy bueno ; pues primero la miraban á ella, y
despues sus tablillas, abriendo la boca como ranas se
dientas, A la verdad , era tan hermosa como el sol, y
hablaba como una mujer Alruna . No que yo compren
diese una palabra ; pero lo que es ver de un modo ú otro
todos podemos. Al fin , me quedé dormido; y cuando
HIPATIA . 217

desperté y salí, encontre ii uno que me entendia , el cual


me dijo que era la fainosa doncella , la gran filósofa .
Esto es todo lo que sé de filosofía .
-¡Qué lástima de mujer entre esos afeminados pisa
verdes! ¿Por qué no se casa con algun héroe ?
--- Porque no hay aquí ninguno en estado de casarse ,
dijo Pelagia; escepto algunos que están ya comprometi
dos, y mucho mas ventajosamente .
-Pero ¿qué es lo que hablan y aconsejan al pueblo
esos filósofos, Pelagia ?
- Ohl ellos no dicen á nadie que haga nada.... á lo
menos, si lo dicen, no veo que ninguno les dé oido: ha
blan de soles y estrellas, de justicia é injusticia , de al
mas y espíritus , y otras cosas por el estilo; tambien re
comiendan la templanza en los goces. Sin embargo,
nunca he visto á uno de ellos mas feliz que los demás
hombres.
-Esa debe haber sido una doncella Alruna, dijo
Wulf para sí.
-Es una criatura muy preciada de sí misma, y yo
la aborrezco, dijo Pelagia .
-No lo dudo , murmuró Wulf.
-¿Qué es una doncella Alruna? preguntó una de las
jóvenes.
-Algo que se parece á tí como un salmon á una san
guijuela. Héroes , &quereis oir una saga?
- Con tal que sea fria , dijo Agilmundo, que trate de
hielo , pinos y tempestades de nieve. En tres dias mas
voy a quedar completamente asado.
--¡Oh! dijo el Amal . ¡Si nos viésemos otra vez en los
Alpes, aunque fuese solo por dos horas, resbalando por
aquella nieve sobre nuestros escudos , con el silbo del
218 HIPATIA .

granizo á nuestros oidos! Aquello sí que era diver


sion .
- Para los que podian conservar su asiento, dijo Go
derico. ¿Y el que caia de cabeza en un ventisquero y
se enterraba en cincuenta pies de nieve, y necesitaba
ser metido dentro de un caballo acabado de matar para
que volviese á la vida ?
- No serias tú, de seguro , dijo Pelagia. ¡Oh, admira
ble criatura ! ¡Cuántas cosas has hecho y sufrido!
- Bien ! esclamó el Amal con una mirada de necio
amor propio . Supongo que he visto bastante en mi
tiempo, ¿eh?
-Sí, Hércules mio; has concluido tus doce trabajos
y salvado á tu pobre Hesione, despues de dar cima á
todos ellos, cuando estaba encadenada a la roca, para
servir de pasto á los horribles monstruos marinos; y
ella te amará y te librará de nuevos trabajos para con
servarte á su lado .
Diciendo así, Pelagia rodeó con sus blancos brazos el
cuello de toro del Amal , y le estrechó contra su pecho.
-¿Quereis oir mi saga? dijo Wull impaciente.
-Queremos, sí , contestó el Amal; cuéntanos algo
para pasar el tiempo .
-Que hable de nieve, dijo Agilmundo.
-¿Y no de las esposas Alrunas ?
-De ellas tambien , dijo Goderico ; mi madre lo era ,
y así debo defenderlas.
-Lo era , sí. Eres digno hijo suyo. Ahora, escuchad ,
lobos de los Godos.
Y el anciano tomó su pequeño laud, ó su fidel, que
es como probablemente lo llamaria , y comenzó a cantar ,
acompañándose:
HIPATIA . 219
Junto al fuego de los campamentos
He bebido con héroes ;
A orillas del Danubio,
Calentándome en la trinchera,
He oido á los sagas ,
Hombres de los Longobardos,
Sábios y viejos,
Con voces dulces como 'miel.
Espantando el lobezno,
Espantando el buho ,
Sacudiendo las guirnaldas de nieve
De las ramas de los pinos ,
Al estrellado cielo
Sube su canto .
Cantaban que el pueblo de Winil
Sobre la helada superficie
Resbalando , desde la Escania
Vinieron á Scoring ;
Cantaban de Gambara ,
La amada de Freya ,
Madre de Ayo ,
Madre de Ibor ;
Cantaban que los hombres de Wendel ,
Ambri y Assi,
Al pueblo de Winil
Fueron con palabras de guerra :
« Sois pocos , joh estranjeros!
Y nosotros somos muchos ;
Pagadnos ahora peaje y tributo
Paño de lana, anillos y bueyes ;
Si no, sereis sentenciados
Al banquete del cuervo. »
220 HIPATIA .

Entonces, empuñando el puñal,


Embrazando la piel de toro,
Guarnecida de hierro,
Salieron todos los Winils,
Salieron los hijos de la Alruna ,
Ayo é Ibor,
Y marcharon con la ira en el corazon .
Las mujeres lloraron mucho,
Mucho lloró la esposa Alruna
Triste en su estado .

Mas allá de las tierras donde nace el dia ,


Sobre los hielos flotantes
Fué la hermosa Freya
Deslizándose hasta Scoring .
Blancos estaban los pantanos,
Y helados ante ella;
Pero estaban verdes los pantanos,
Y floridos detrás de ella .
De sus dorados rizos
Sacudiendo las flores de primavera ,
De sus vestidos
Sacudiendo el viento Sur ,
Alrededor en los abedules
Despertando los tordos
Y haciendo que todas las castas esposas
Deseasen la vuelta de sus héroes;
Buena y repartiendo amor ,
Llegó á Scoring.
Llegó a la presencia de Gambara ,
La mas sábia de las Valas .
«Vala , ¿Por qué lloras?
HIPATIA . 221

A lo lejos, en el ancho cielo azul,


Desde arriba, en el palacio de Elfin ,
Oi tu llanto.»

« No pares el curso de mi llanto,


Hasta que uno pueda pelear contra siete .
Tengo bijos, héroes de alta estatura ,
Los primeros en el manejo de la espada;
Hoy , á manos de los Wendels,
Aguilas deben destrozarlos;
Mientras que sus infelices madres
Molerán el trigo para los Wendels. »
Lloró la esposa Alruna ,
La besó la hermosa Freya :
« Lejos, en las tierras donde nace el dia ,
En el alto Valhalla ,
Hay una ventana abierta ;
Su umbral es el pico nevado ,
Sus postes son surtidores de agua ,
Los nubarrones tempestuosos su dintel;
Sobre ella doradas nubes
Se amontonan para formar el techo,
Lejos en el palacio de Elfin ,
Arriba en el ancho cielo azul .

Cada mañana se soprie desde allí


Odin , Padre de todos;
Bajo el techo de nubes
Tiene sonrisas para los héroes,
Sonrisas para las castas esposas,
Sonrisas para las yeguas paridas,
222 HIPATIA .

Sonrisas para el trabajo de los herreros.


De aquellos será la espada de la fortuna,
Y con ella la gloria ,
Así Odin lo ha jurado ....
Que primero en la mañana
Le encontraren у saluden . »

Todavía lloraba la Alruna .


« ¿ Quién le saludará ?
Aquí solo hay mujeres;
Lejos, en los pantanos ,
Detrás de los tilos,
En vano aguardan
La suerte favorable del combate
Todos los héroes de Winil ,
Uno contra siete . )

La Reina se sonrió con dulzura .


«Oye ahora mi consejo ;
Recibe la sabiduría ,
Amada de Freya .
Toma contigo tus mujeres,
Doncellas y casadas:
Sobre vuestros tobillos
Atad las blancas bragas;
Sobre vuestros senos
Atad la dura cota ;
Sobre vuestros lábios
Plegad largos rizos con arte ;
- Así, guerreros barbudos
El Rey Odin os juzgará ,
Cuando desde la parda orilla del cielo
HIPATIA . 223

Al salir el sol le saludeis . »

El hijo de la noche conducia


Sus caballos de pelo dorado;
Sobre los campos de Oriente
Brillaban sus crines.
Se sonrió bajo el techo de nubes
Odin Padre de todos,
Aguardando la batalla;
Freya estaba junto a él ,

« Quiénes son aquellos corpulentos héroes,


Membrudos Longobardos?
¿Sobre el baño de los cisnes
Por qué gritan, dirigiéndose a mí?
Los huesos deben romperse ,
Los lobos deben tener abundante comida,
Donde quiera que esos hombres terribles
Hagan uso de sus espadas. »
Freya se sonrió con dulzura .
«Un nombre les has dado;
Ni á tí ni á ellos avergüences ;
Lo pueden llevar muy bien ,
Dáles la victoria ;
Son los primeros que te han saludado,
Dáles la victoria ,
¡Hermano mio !
Doncellas y esposas son esas,
Esposas de los Winils ;
Pocos son sus héroes,
Y lejos, en el camino de la guerra ,
224 HIPATIA .

Sobre el baño de los cisnes ,


Gritan dirigiéndose á tí . »

El entonces se sonrió como rey;


Y le agradó aquella astucia ,
A él , Odin Padre de todos;
Y dijo, sacudiendo las nubes:
« Hábiles son las mujeres,
¡Son atrevidas é importunas!
Longobardos se llamarán,
Los cuervos les darán las gracias:
Donde las mujeres son héroes ,
¿Qué serán los hombres ?
Suya es la victoria;
¡No necesitan de mil

-Ahora bien, dijo Wulf cuando acabó de cantar; zes


esto bastante frio para vosotros?
- Demasiado, ¿no es cierto, Pelagia? preguntó el
Amal riéndose .
-Sí, prosiguió el anciano con amargura ; tales eran
vuestras madres, tales vuestras hermanas, y tales de
berán ser vuestras esposas, si quereis perinanecer mu
cho tiempo sobre la haz de la tierra .... Mujeres que se
cuiden de algo mas que de comer bien , beber con
esceso y descansar suavemente .
-Es verdad , príncipe Wulf, dijo Agilmundo; pero,
bien considerado todo, no me gusta la saga. Se parece
mucho á eso de que dice Pelagia tratan los filósofos ....
justo é injusto , y cosas por el estilo .
-No lo dudo .
-Pues bien, á mí me agrada una saga verdadera
HIPATIA . 225

mente buena, que hable de dioses y gigantes, de reinos


de fuego , de reinos de nieve, del Æsir, haciendo hom
bres y mujeres de dos palos, y así todo.
-Sí , dijo el Amal ; algo que no se parezca á nada
de lo que uno ha visto en el mundo; algo semejante á
los sueños del que está ébrio ; algo grande é ininte
ligible, que tenga á uno pensando toda la mañana si
guiente.
-Bien , dijo Goderico ; mi madre fué una mujer
Alruna, y así no quiero yo ser el pájaro que manche su
nido. Sin embargo, diré que me gusta oir bablar de
fieras , de espectros, de ogros, de nicores, de algo que
uno pudiese matar, si se diese el caso, como lo hacian
nuestros padres.
-Vuestros padres no matáran nunca nicores, dijo
Wulf, si hubieran sido....
-Como nosotros.... Entiendo, dijo el Amal . Pero, ya
que eres bastante viejo para poder ser nuestro padre,
es fácil, príncipe , que hayas visto algun nicor.
- Mi hermano vió uno en el mar del Norte , de tres
brazas de largo, con el cuerpo de bisonte, la cabeza de
gato , las barbas de hombre y colmillos que le llegaban
al pecho; estaba en acecho de pescadores, y él le hirió
de un flechazo, de modo que huyó al fondo del mar y
no volvió a subir a la superficie.
- ¿Qué es un nicor, Agilmundo? preguntó una de las
jóvenes.
-Un diablo marino que se come los marineros. Los
habia en abundancia en los paises de donde vinieron
nuestros padres , y tambien ogros, que salian de los pan
tanos para introducirse en los salones por la noche,
cuando los guerreros estaban durmiendo, y chuparles
15
226 HIPATIA .

la sangre y huir lejos, lejos, y saltar sobre su vícti


ma .... así .
Pelagia, mientras duró la saga, habia permanecido
con la vista fija en el estanque y jugando con el agua ,
como una persona indiferente. Quizá fuera para ocultar
su sonrojo y algo muy semejante á dos ardientes lágri
mas que se desprendieron de sus ojos sin que nadie lo
observase. En este momento levantó la cabeza repenti
namente , y dijo:
-Supongo que babrás malado muchas de esas terri
bles criaturas , ¿ éh , Amalrico ?
-No he tenido esa buena suerte, querida . Nuestros
abuelos les dieron tan buena caza , que cuando nosotros
7

Dacimos no quedaba ninguno.


-Sí , vuestros abuelos eran hombres, murmuró Wulf.
-En cuanto á mí, prosiguió el Amal , el animal ma
yor que he matado fué una serpiente en los pantanos
del Danubio. ¿Qué largo tenia , príncipe? Te sobró tiem
po para verlo, pues que continuaste comiendo y miran
do , mientras ella trataba de romperme los huesos.
-Cuatro brazas , respondió Wulf.
- Junto a ella estaba un toro que acababa de matar.
Yo me aproveché de su comida , ¿no es verdad , Wulf ?
-Sí , dijo el regañon anciano algo ablandado ; fué un
buen combate ,
-¿Por qué, pues, no compones sobre él una saga ,
en lugar de componerlas sobre lo justo y lo injusto , y
otras cosas por el mismo estilo?
-Porque me he vuelto filósofo. Iré á oir á esa donce
lla Alruna esta tarde .
--Bien dicho. Iremos todos. Preciso es buscar en qué
pasar el tiempo.
HIPATIA . 227

-Oh! no ! jnolitú no irás! esclamó Pelagia enlazan


do apasionadamente con sus brazos el cuello del Amal .
-¿Por qué no , hermosa?
-Es una hechicera .... No te amaré mas si te atreves
á ir -allá . Tu única razon es el elogio que ha hecho
Agilmundo de su hermosura.
- Seal ¿Temes acaso que me agraden mas sus ca
bellos rubios que los tuyos negros?
-¿Yo? ¿Temer yo? dijo levantándose y palpitando
de ira. ¡Ea , jóvenes ! Tambien iremos nosotras.... to
das.... sin miedo á esa monja, que se cree demasiado
sábia para hablar á una mujer y demasiado pura para
amar á un hombre . ¡Traedme mis joyas! ¡ Ensillad mi
mula blanca! ¡Iremos con real pompal ¡No nos aver
gonzaremos de llevar la librea de Cupido, amigas
mias.... chal de color de azafran y todo ! ¡Vamos á ver
si la impudente Afrodita no es digna rival de Palas Ate
ne y su mochuelo !
Diciendo así se precipitó fuera del cláustro.
Los tres jóvenes prorumpieron en una carcajada,
mientras que Wulf los miraba con severa aprobacion .
—¿De veras que deseas ir á oir á la filósofa , princi
pe? preguntó Smid .
-Donde quiera que se encuentra una mujer santa
y sábia, el guerrero no debe avergonzarse de escuchar
la . ¿No nos mandó Alarico que no ofendiésemos en Roma
á las monjas? Y si bien no soy cristiano , como él lo era ,
no creo que deshonre al sectario de Odin recibir la ben
dicion de esas mujeres ; y yo quiero recibir la de esta ,
Sinid , bijo de Troll .
|
1
HIPATIA . 229

CAPITULO XIII.

EL FONDO DEL ABISMO .

Al fin he llegado ! dijo Rafael Aben - Ezra hablando


consigo mismo. He cogido tierra con toda seguridad en
el fondo de lo insondable , divirtiéndome en el firme sue
lo de la nada primitiva , y ballando mi nuevo elemento ,
como los niños que empiezan á nadar, no muy imprac
ticable ciertamente. Ningun hombre, ángel ni demonio
puede hoy salirme con que soy demasiado débil para
creer ó negar cualquier fenómeno ó teoría concerniente
al cielo ó la tierra; ni que tal cielo, tierra, fenómenos 6
teorías existan .... Sin duda , no soy bastante dogmático
para negar ni asegurar que haya sensaciones.... en nú
mero demasiado grande para que sirvan de alivio....
pero , en cuanto a ir mas lejos, por induccion , deduc
cion, análisis ó sintesis, renuncio á ese oficio de Aracne ,
y no quiero tejer mas telas de araña con mi alma .... si
tengo alma . ¿Sensaciones?.... ¿Qué son las sensaciones
sino partes de uno mismo.... si este uno mismo existe?
¿ Quién ha infundido en la cabeza del hombre esa idea
infantil, de que hay algo fuera de él que produce las
sensaciones? Parecidas son las que se tienen en sueños,
y es sabido que no hay realidad correspondiente a
ellas.... Sabido! ¡Tú no lo sabes! ¿Cómo osas llevar tu
dogmatismo hasta afirmarlo ? ¿ Por qué tus sueños no han
de ser tan reales como tus pensamientos en estado de
vigilia? ¿Por qué tus sueños no han de ser realidad, y
230 HIPATIA .

tus pensamientos en estado de vigilia sueños ? Uno ú


otro, ¿qué importa ?
»¿Qué importa, verdaderamente ? Años enteros he
estado observando (a no ser que esto tambien haya sido
sueño, cosa muy probable) cuántos saltimbanquis han
hecho cabriolas en la cuerda tirante de la filosofía ; y to
dos ellos son muñecos de madera , formados con hilos de
metal, que vienen á ser petitiones principii.... Cada filó
sofo cree baber resuelto la cuestion , y camina adelante ,
con el orgullo del que ha obtenido un triunfo, y se alaba
de probarlo todo despues. No es estraño que su teoría
convenga al universo, cuando él antes ha cercenado al
universo para que convenga á su teoría . Yo he intenta
do resolver mas de una .... estremeciéndome, já qué ne
garlo ? Al llegar al minimum de la reduccion .... porque
supongo no es posible descender mas que al simple
Yo soy yo.... á no ser (cosa igualmente demostrable) al
Yo no soy yo. Recuerdo (ó sueño) que ofrecí a ese dulce
sueño , llamado Hipatia , deducir todo lo que hay en el
cielo y en la tierra, desde los principios astronómicos
de Hiparco hasta el número de plumas que tiene el ala
de un arcángel, de esa sencilla proposicion , si antes
ella queria escribirme su demostracion , como una es
pecie de pousto para el vértice de mi pirámide inverti
da . Pero no se dignó hacerlo .... Es comun desdeñarse
de ejecutar aquello para lo cual uno conoce que es im
potente.... Se contentó con responder «que era un axio
ma , igual al de uno y uno componen dos.... ) ) ¡ Cuál se
quedó el dulce sueño cuando le dije que no consideraba
axioma lo uno ni lo otro; y que el parecernos que uno y
uno compoven dos, no era mas segura prueba de que
fuesen dos en realidad, y no trescientos sesenta y cinco ,
HIPATIA . 231

que la de que un hombre en la apariencia honrado , no


debiese ser un pícaro; y cuál se quedó despues cuando
le pregunté, al apelar ella á la esperiencia universal,
cómo se haria para probar que la locura combinada de
todos los locos podia convertirse en sabiduría !
> ¡Yo soy yo, un axioma ! ¿ Qué derecho me asiste
para decir que soy yo y no otro? ¿Cómo lo sé? Yo , ó mas
bien , algo, siente un número de sensaciones , deseos ,
pensamientos, ideas (ſcargue el diablo con todas !) nue
vas á cada instante , y cada una en lucha con todas las
demás; y entonces, en vista de esa infinita multiplicidad
y contradiccion, que solo yo noto, soy ilógico hasta el
punto de esclamar: Yo soy yo; y juro que soy una cosa ,
cuando todo lo que sé es que el diablo es el único que
sabe lo que soy . ¡De todas las buenas deducciones de la
esperiencia , esta es la mejor! ¿No seria mas filosófico
concluir que yo, que nunca he visto , sentido ni oido lo
que llamo mi yo, soy eso que he visto, oido y sentido (ni
mas ni menos); soy esa sensacion que llamco caballo ,
hombre muerto , asno; como esos cuarenta mil asnos de
dos piernas , que aparecen corriendo allá abajo por sal
var sus vidas, con la idea de que son algo.... como yo
tambien imaginé, en mi necia costumbre de imputarles
lo mismo que encuentro en mi yo .... maldita palabral
La locura de mis antepasados ( suponiendo que los haya
tenido) ha estorbado que adquiriese otra costumbre me
jor.... ¿Por qué no he de ser todo lo que siento .. . ese
cielo , esas nubes.... el universo entero? ¡Hércules! iqué
genio creador debe ser ini sensorium ! ... Voy á compo
ner una poesía .... épico-burlesca , en veinte y dos libros,
titulada : El universo, ó Rafael Aben-Ezra; y tomaré
por modelo el Margites de Homero. ¿De Homero? ¡ Mio!
232 HIPATIA .

¿ Por qué el Margites, como todo lo demás, no ha de ha


ber sido una sensacion de mi yo? Hipatia solia decir que
la poesía de Homero era una parte de ella .... solo que
no podia probarlo.... pero, yo he probado que el Mar
gites es una parte de mi .... ¡ Lo cual no significa que yo
crea mi prueba.... el escepticismo lo prohibel ¡Oh! iplu
guiera al cielo que todo este desagradable universo fue
se aniquilado , para que la esperiencia me enseñase de
ese modo si queda algo del yo, cuando todos los objetos
esteriores han desaparecido ! ... ¡Necio y dogmático! ¿Y
cómo sé yo que así se aprenderia eso ? Y si se aprendiese,
¿qué necesidad habria de enseñarlo? ...
» Me atrevo a decir que hay una respuesta que cua
dra á todo esto. Yo pudiera escribir una muy buena en
media hora; pero luego no la creeria .... ni la réplica....
ni la contra-réplica .... Así.... tengo sueño y hambre....
ó mas bien , el hambre y el sueño me tienen á mí . »
Y Rafael concluyó su meditacion con un gran bos
tezo .
Este consolador discurso fué pronunciado en una
sala de lecciones á propósito para semejantes monólogos.
En medio de las desnudas paredes de una torre des
truida por el fuego en la Campiða de Roma, sobre un
monton de yerba seca , rodeado por unos cuantos pinos
quemados y negros con el humo, estaba sentado Rafael
Aben -Ezra, esforzándose en hallar la última fórmula
del gran problema humano: Dada la existencia del yo,
hallar la de Dios . Desde allí podia disfrutar la estensa
perspectiva de la llanura, cubierta de árboles rotos,
trigos hollados por los pies, quintas aun humeando, y
demás horribles señales de una reciente guerra ; y áá lo
lejos hacia las tranquilas montañas de color de púrpura
HIPATIA . 233

y el plateado mar, hacia el cual se dirigia, grandes li


neas negras de movibles manchas, que ora corrian jun
tas, ora se separaban , deteniéndose unas veces, retroce
diendo otras para seguir luego su curso por algun nuevo
canal, mientras que de tiempo en tiempo un brillo de
centellas blancas y agudas atravesaba aquellas densas
y negras masas .... El conde de Africa se habia lanzado
á disputar el imperio del mundo.... y habia perdido.
« Magnífico y viejo sol ! dijo Rafael. ¡Cuán alegre
mente baña con su resplandor las hojas de espada que
se ven á lo lejos, sin cuidarse de que cada centella lleve
ó no un grito de muerte tras síl ¿Y por qué se cuidaria?
No es de su incumbencia. Los astrólogos son necios. La
mision del sol es brillar , y su escesivo brillo es, en ver
dad, una de mis sensaciones poco satisfactorias. ¿ Qué
significa esto ? Es cosa agradable , sin disputa ! »
Mientras discurria así , una columna de tropas avan
zaba al través del campo, en direccion de aquel punto.
« Si estas nuevas sensaciones mias me hallan aquí,
infaliblemente producirán en mí una nueva sensacion ,
que hará imposibles todas las demás.... ¿Y qué cosa
mejor pudieran hacer por mí?... Si ; pero, ¿cómo sé que
la harian? ¿Qué prueba tengo de que si un fantasma de
dos piernas introduce un duro fantasma de melal entre
mis sensaciones , esas sensaciones serán las últimas que
esperimente? ¿El que yo me ponga pálido, y yazga en si
lencio, y en uno ó dos dias me convierta en carne de
corneja, es una razon para que no deba sentir? ¿Y cómo
sé yo lo que sucederá? Veo que acontece esto á ciertas
sensaciones de mi pupila .... 6 de otra parte .... ¿qué im
porta cuál? que llamo soldados; pero ¿qué analogia exis
te entre lo que parece sucede á esas sensaciones indivi
234 HIPATIA .

duales, llamadas soldados, y lo que puede ó no aconte


cer realmente á todas mis sensaciones reunidas, que
llamo yo? ¿Produciria yo manzanas, si un fantasma vi
niera y me plantara? Entonces ¿por qué habria de mo
rir si otro fantasma viniera y me atravesara el costado?
» Sin embargo, tampoco lo niego , pues no soy dog
mático. Positivamente los fantasmas se dirigen á mi tor
re; y de todos modos, es mas seguro huir de aquí. Pero,
en cuanto a perder el sentimiento, continuó levantándo
se y guardando unas cuantas cortezas eninohecidas de
pan en la mochila , eso, como todo lo demás, está por
probar . Porque.... si ahora , cuando me asiste alguna
escusa para imaginarme una cosa que ocupa un si
tio, casi me vuelve loco el número de mis sensaciones,
¿qué será cuando sea comido , y me convierta en polvo,
é indudablemente en muchas otras cosas ocupando mu
chos otros lugares? ¿No se multiplicarán entonces las
sensaciones.... de una manera insoportable? ¡ Lo juraria,
si fuese capaz de jurar por algo! ¡Ser cambiado en el
sensorium de cuarenta miserables cornejas distintas
unas de otras, además de dos o tres zorras y un grande
escarabajo negro! Huiré, como los demás .... si los de
más existen. ¡ Vamos , Bran ! ... )D

« Bran ! ¿dónde estás? ¿dónde estás, desgraciada é


inseparable sensacion mia ? ¿Alimentándote ya de esos
soldados muertos? Bien ; la lástima es que este necio y
contradictorio gusto mio, despertándome el hambre , me
impida seguir tu ejeinplo. ¿Por qué he de recibir lec
ciones de mis fantasmas - soldados y no de mi fantasma
perra ? ¡ Esto es ilógico ! ¡Bran ! ¡ Bran ! »
Y salió y silbó inútilmente llamando a la perra .
HIPATIA . 235

« ¡Bran! Desgraciado fantasma, que no se desvanece


ni de dia ni de noche, descansando en mi seno basta
cuando sueño; y que tampoco permite que yo me des
vanezca y resuelva el problema (si bien no creo haya
tal problema): ¿por qué me sacaste del mar en Os -
tia? ¿Por qué no dejaste que me trasformara en una
multilud de cangrejos? ¿Cómo sabias tú ni yo que no
son gente muy alegre, y que las dudas filosóficas no
alteran su sosiego en lo mas mínimo?... Pero, quizá no
eran cangrejos, sino fantasmas de cangrejos .... Y , por
otra parte , ¿si los fantasmas - cangrejos producen sensa
ciones alegres, por qué no las producirán los fantasmas
cornejas? Así, cualquiera que sea el resultado, es indife
rente; y puedo muy bien esperar aquí, y parecer que
me convierto en corneja, como sucederá sin duda . –
¡ Bran ! ... ¿A qué aguardar por ella? ¿Qué gusto puede
darme el sentimiento de una cosa con cuatro pies , piel
de colores , orejas cortadas y hocico largo , siempre en
tre lo que parecen ser mis piernas? ¡ Ahí está! ¿dónde
te has detenido? ¿No me ves dispuesto a emprender mi
marcha , con el palo y la mochila al hombro? ¡ Vamosl »
Pero la perra, mirándole como solamente estos ani
males saben hacerlo, corrió a la espalda de la mina,
volvió adonde él estaba , y así estuvo yendo y viniendo,
hasta que Rafael la siguió.
« Qué es esto ? ¡ Esta es una nueva sensacion acom
pañada de una venganza ! ¡ Oh , tropel de apariencias
>

materiales ! į no bastaba cou vosotras , sino que era pre


ciso añadiéseis á vuestro número tambien estas ? Bran ,
Bran ! ¿ No podias haber buscado otro dia inejor que
este en el año para regalar mis oidos con la agradable
música de uno .... dos ... tres ... nueve perrillos ciegos ? »
236 HIPATIA .

Bran por toda respuesta corrió al agujero donde su


nueva familia estaba arrastrándose уy chillando , sacó un
perrillo en la boca y lo puso á los pies de Aben - Ezra.
«Inútil, te lo aseguro. Estoy perfectamente instruido
de lo que pasa . ¡ Cómo ! ¿ Otro ?.... i Vejestorio ! ; crees,
como las hermosas damas , que lo que te ha sucedido es
cosa para envanecerte ? ... Pero isi va á sacar toda la
camada ! .... ¿ En qué estaba pensando últimamente ?
Abl... el argumento era contradictorio , sí , porque yo
no podia argüir sin emplear los mismos términos que
repudiaba. Bien .... Y .... ¿ por qué no habria de ser
contradictorio ? ¿ Por qué no ?.... Se debe tambien sos
tener esto. ¿ Por qué una cosa no podria ser verdadera
y al mismo tiempo falsa ? ¿ Qué daño resulta de que una
cosa sea falsa ? ¿ Qué necesidad hay de que sea verda
dera ? ¿ Verdadera ? ... ¿ Qué es la verdad ? ¿ Por qué una
cosa ha de ser peor siendo ilógica ? ‫ ¿ܘ‬Por qué ha de exis
tir lógica de ninguna clase ? He visto yo jamás un ani
malillo huir con la Lógica acuestas ? ¿ Qué sé yo de ella ,
sino que es una sensacion de mi alma .... supuesto que
tenga alma? ¿Qué prueba es esta de que yo deba obede
cerla á ella , y no ella á mí ? Si una pulga me pica , me
libro de esta sensacion ; y si la lógica me molesta hago lo
propio . Conviene enseñar á los fantasmas á desaparecer
cortesmente . La única esperanza de consuelo está en re
sistir débilmente a la tiranía que ejercen sobre uno las
ideas y sensaciones .... todos los filósofos lo confiesan ....
¿y qué divinidad es la lógica para que deba ser la única
escepcion ?... ¿ Qué quieres , vieja ? Te advierto que hoy,
ni mas ni menos que una monja , tienes que elegir entre
los vínculos de familia y los del deber . »
Bran le cogió por el estremo de la ropa y le atrajo
HIPATIA . 237
adonde estaban los perrillos; en seguida tomó uno de
estos y lo levantó hácia él , repitiendo lo mismo con
otro .
apInjusto animal! Supongo no te atreverás á esperar
que cargue con tus perros . »
Y Rafael volvió la espalda para marcharse .
Bran se echó sobre sus patas traseras y empezó á
ahullar.
« yAdios, pues ! has sido, es verdad , un agradable
sueño.... Pero si te empeñas en imitar á todos los fan
tasmas .... )
Y se puso en camino.
Bran corrió tras él saltando y ladrando; luego, acor
dándose de sus hijos, retrocedió, intentó llevarlos uno á
uno en la boca , despues todos ; pero no pudiendo , se
echó y ahulló.
« ¡Vamos , Bran !, Vamos , querida l »
La perra estuvo yendo y viniendo de él á los perri
llos y viceversa , hasta que de repente se paró, dejó caer
la cola y se dirigió poco áa poco á sus hijos con un pro
fundo murmullo de reprension .
« Si bien se considera , dijo Rafael, tienės razon!
Aquí están nueve cosas que han venido al mundo; fan
tasmas ó no, aquí están; no puedo negarlo. Son algo, y
tú tambien eres algo ; ó á lo menos bastante parecida á
algo. ¿ Y tú no eres tan buena como yo, y ellos tam
bien , y con el mismo derecho a vivir que lengo yo?
Así, i por los siete planetas ! los llevaré conmigo. »
Dicho esto, retrocedió, ató los perrillos en un pa
ñuelo , y echó á andar : Bran ladraba , chillaba , saltaba,
corria entre las piernas de Rafael, sin saber cómo espre
sarle su alegría .
238 HIPATIA .

ajAdelante ! já donde quieras ! El mundo es ancho.


Serás mi guia , mi tutor, mi reina de la filosofía, solo
>

por el sentido comun de que estás dotada. Adelante,


nueva Hipatial ¡ Te prometo no oir hoy mas lecciones
que las tuyas ! »
Se puso en marcha con bastante dificultad, ya atra
vesando por entre cadáveres, ya subiendo á una pared, á
fin de salirse del camino y evitar alguna partida de ca
ballería , ó alguna cuadrilla obscena de ladrones, que se
ocupaban en despojar y robar á los muertos.... Por úl
timo, enfrente de una estensa quinta , trasformada á la
sazon en un esqueleto negro y humeante, se encontró,
al saltar una pared , junto á un monton de cadáveres
que habian sido apilados contra el muro del jardin . Allí
se habia luchado de un modo terrible tres horas antes .
-Sácame de este estado miserable ! ¡ Mátame, por
piedad ! dijo á sus pies una voz lastimera .
Rafael miró al suelo, y vió que el infeliz estaba heri
do y mutilado de una manera que no daba lugar á la
menor esperanza .
-Lo haré, amigo, si tal es tu deseo.
Así diciendo, desenvainó el puñal . El desgraciado
estendió la garganta , esperando el golpe con espantosa
sonrisa . Sus ojos se encontraron con los de Rafael , y
este sintió que le faltaba el ánimo y se levantó .
-¿Qué consejo me das, Bran ?
Pero la perra estaba lejos de allí, saltando y ladran
do con impaciencia.
-Obedezco, dijo Rafael.
Y siguió al animal , mientras que el herido le llamaba
angustiosamente y en tono de reconvencion.
«No aguardará mucho. Esos ladrones no serán tan
HIPATIA . 239

débiles como yo.... Es estraño ! Segun mis reminiscen


cias armenias, me hubiera creido tan exento de seme
jante flaqueza como cualquiera de mis antepasados los
Cananitas.... Y sin embargo, un mero espíritu de con
tradiccion me impidió matar a ese infeliz, precisamente
por lo mismo que me rogaba lo hiciese.... Hay en esto
inas de lo que cabe en esa gran pirámide invertida de
Yo soy yo.... Olvidémoslo, y ante todo aprendamos de
memoria las lecciones de la perra . ¿ A dónde nos di
rigimos, Bran ? Ahl increible trasformacioni Esta es
la misma herinosa quinta que vi ayer por la mañana ,
con los asientos del jardin entre lechos de flores, justa -
mente como las jóvenes los dejaron, y los pavos reales
y faisanes de color de plata andan corriendo de un lado
para otro, admirados de que sus lindas amas no vayan
á echarles de comer . Hay aquí un monton de escombros
y de corrupcion, que encontrarán las jóvenes cuando
se atrevan á volver de Roma , quejándose entonces de
los horrores de la guerra que les destruye todos sus ar
bolillos, y de la crueldad de los soldados que les matan
y se comen sus pobres tórtolas. ¿ Por qué no ? ¿ A qué
llorar otras cosas .. que son como estas irremediables , ó
que tal vez no necesitan remedio ? ¡ Ah ! i¡ Bajo aquel ár
bol frutal descansa un bizarro sugeto l »
Rafael se acercó á un círculo de cadáveres , en medio
de los cuales yacía , medio apoyado coutra el tronco del
árbol , un oficial de elevada estatura , en la flor de su
edad viril . Su casco y armadura, con hermosos embuti
dos de oro, estaban cortados y abollados por cien golpes;
su escudo atravesado de parte á parte ; su espada rota
en la yerta mano que la tenia aun asida . Separado de
su tropa , hizo la última parada bajo aquel árbol , metido
240 HIPATIA .

hasta la rodilla en medio de las gayas flores de verano,


y allí yacía cubierto , como por burla .... 6 por lástima...
de la madre naturaleza , de rosas marchilas y de frutas
de color de oro, que habian caido de las ramas en aque
lla terrible lucha . Rafael se detuvo un momento á con
templarle con una triste sonrisa .
« ¡Bien !... ¡ has vendido cara tu creida personalidad !
¿Cuántos hombres mataste?... Nueve.... once .... Hom
bre presuntuoso ! ¿ Quién te habia dicho que tu vida va
lia tanto como las once que destruiste ?»
Bran se acercó al cadáver, quizá porque le supusie
>

ra vivo á causa de su posicion; arrimó las narices á la


fria megilla, y retrocedió con un triste ahullido.
>

« Eh ? ¿ Es así como debe mirarse este fenómeno ?...


Bien ; en último resultado, siento tu suerte.... casi te
amo.... Todas tus heridas están hechas por delante, cual
deben ser las que reciba un hombre . i¡ Pobre pecioliNi
Lais ni Tais volverán á rizar esos magníficos bucles!
¿Qué bajo relieve es este que adorna tu escudo ? i¡ Venus
recibiendo á Psiquis en la morada de los dioses .... ¡ Ah!
A estas horas ya babrás descubierto cuanto hay de ver
dad en las alas de Psiquis ! ... ¿ Cómo sé yo eso ? Y sin
embargo, ¿ por qué, a pesar de mi sentido comun (si
tengo alguno) , te estoy hablando , á tí, y amándote, y
compadeciéndote, si eres nada ahora , y probablemente
siempre lo has sido ? |Bran ! qué derecho tienes de
compadecerle sin dar tus razones en debida forma, como
hubiera hecho Hipatia ? Perdóname, jóven ... pero, exis
tas ó no , me es imposible dejar ese.collar que cuelga so
bre tu pecho, para que esos lobos que andan por ahí lo
conviertan en aguardiente . »
Diciendo así, se inclinó y quitó, con bastante suavi
HIPATIA .
241
dad al guerrero un magnifico ,collar que le servia de
adorno.
« No lo quiero para mí, te lo aseguro. Como la man
zana de oro de Até , detur digniori. ¡i Ven aquí, Bran ! »
Y ató las joyas alrededor del pescuezo de la perra ,
la cual , envanecida con tal carga , saltó y se puso en
marcha ladrando , en direccion de Ostia, por el mismo
camino que habian traido hasta allí , viniendo del mar .
Rafael la siguió , sin cuidarse de saber adonde , y entre
tanto continuó hablando consigo mismo en voz alta ,
como acostumbran las personas de mal humor y fuer
temente escitadas .
.... « ; Y el hombre decanta su dignidad , su inte
ligencia, su celeste parentesco , sus aspiraciones á lo
invisible, á lo hermoso, á lo infinito .... á todo lo que
no se le parecel ... ¿ Qué pruebas tiene de ello? Sin
duda los infelices que yacen en estos contornos son
perfectos modelos de humanidad . ¿ Y qué aspiraciones
hácia el infinito han tenido desde que nacieron , com
o
no sea á beber vino infinitamente ? Comer , beber; des
truir cierto número de su especie; reproducir cierto
número de séres de la misma , cuyas dos terceras par
tes mueren en la infancia , causando mortal pena á sus
9

madres y gastos á sus padres putativos .... Y luego ....


¿ qué dice Salomon ? Lo que les sucede á ellos, sucede
tambien á los irracionales . Como uno muere, así mue
re el otro , todos respiran lo mismo, y el hombre no tie
ne ninguna preeminencia sobre el animal , porque todo
es vanidad . Todos van á parar á un sitio ; todos son de
polvo, y vuelven á ser polvo . ¿ Quién es el que sabe que
el aliento del hombre sube, mientras el de la bestia baja
hácia la tierra ? ¿ Quién, sapientísimo antepasado? No soy
46
242 HIPATIA .

yo, ciertamente. Rafael Aben -Ezra, ¿en qué eres tú me


jor que una bestia? ¿Qué preeminencia tienes, no mera
mente sobre esta perra , sino sobre las pulgas á quienes
con tal jactancia maldices? Al hombre le cuesta mucho
la casa , la ropa , el fuego .... lo que es una escelente
prueba de su sabiduría , cuando la pulga , sin ningun
trabajo por su parte , sabe aprovecharse de mi sábana
mucho mejor que yo. El hombre hace ropas, y la pulga
vive en ellas.... &quién es mas sábio de los dos?...
» Pero.... el hombre está caido.... ¡ Bienl ... y la pul
ga no. Tanta mayor ventaja tiene sobre el hombre, por
que es lo que fué hecha , y llena la verdadera defini !

cion de la virtud.... lo cual no podemos decir igual


mente nosotros. Y si el antiguo mito fuese cierto , y el
hombre hubiese caido por querer elevarse en sus obras
mas que la pulga , eso probaria que no era capaz de
ellas .
»Pero ¿sus artes y sus ciencias? ... El sonido de los
cascabeles de esos niños grandes me hace daño.... Un
asno presuntuoso en una generacion , cuyo trabajo y dis
gusto crecen sin cesar, y que concluye por morir como
mueren los locos; y diez millones de brutos y esclavos,
justamente donde lo fueron sus abuelos y donde lo serán
sus hijos y nietos, hasta el fin de la farsa .... Lo que ha
>

sucedido es lo mismo que sucederá ; y nada nuevo hay


bajo el sol ....
» En cuanto á vuestros palacios , ciudades y tem
plos.... i Contemplad esta Campiña y judgad ! .... Las
picaduras de pulgas desaparecen al cabo de un rato....
у lo mismo les pasa á ellos . ¿Son acaso mas que las hin
chazones que nosotros , pulgas humanas , hacemos en la
piel de esta vieja tierra?... ¿Hacemus? No; causamos
HIPATIA . 243
meramente , como las pulgas causan las picaduras....
¿Qué son todas las obras de los hombres, sino una espe
cie de desórden cutáneo en el cuero enfermo de la tier
ra, y nosotros una raza de pulgas grandes, que corre
mos por entre su piel , á la cual llamamos árboles? ¿ Por
qué no seria la tierra un animal ? ¿Cómo sé yo que no lo
es? ¿Por qué es demasiado grande? ¡Bah! ¿ qué es grande
y qué es pequeño ? ¿Por qué no tiene la forma de un
animal ?... Mirad dentro de la red de un pescador , y ved
qué formas hay allí. ¿ Por qué no habla? ... Quizá no ten
ga nada que decir , estando demasiado ocupado. Quizá
no pueda hablar con mas juicio que nosotros .... En am
bos casos , muestra su sabiduría, refrenando la leagua .
¿Por qué se mueve en una direccion necesaria?... ¿ Cómo
lo sabeis? ¿ Podeis asegurar que en este momento no está
jugueteando con todas las siete esferas á la vez ? Y si lo
hace.... tanto mayor es su sabiduría , si esa es la direc
cion que mas le conviene. ¡Oh! i¡ Es una baja sátira de
nosotros у de nuestras ideas sobre lo hermoso y lo ade
cuado , decir que una cosa no puede estar viva y ser ra
cional , justamente porque sigue una senda con firmeza ,
en vez de vagar de un modo fantástico sin método ni
órden , como nosotros y las pulgas, desde que nacemos
hasta que morimos ! Además , si concedeis , con el resto
2
del mundo , que las pulgas son menos nobles que nos
otros, porque son nuestros parásitos , habreis de conce
der que nosotros somos menos nobles que la tierra , por
que somos sus parásitos .... Positivamente, esto parece
mas probable que nada de lo que he estado consideran
do por muchos dias.... Y, sea dicho de paso , ¿ por qué
los terremotos, las inundaciones y las pestes , no serian
otros tantos medios con que cuenta el viejo y sábio ani
244 HIPATIA .

mal para rascarse , cuando las pulgas humanas , y sus


palacios y ciudades le molestan demasiado con sus pica
duras? »
En una vuelta del camino le sacó de esta provechosa
meditacion un grito , que por lo agudo conoció lo babia
lanzado una mujer . Levantó los ojus y vió cerca de él ,
entre las huineanles ruinas de una casa de campo , á dos
facinerosos que se llevaban á una jóven , con las manos
atadas atrás , mientras que la infeliz dirigia su vista há
cia las ruinas , como si dejase algo querido allí , y lucha
ba en vano, sujeta como estaba , por librarse de aque
los dos hombres y retroceder .
Conducta injustificable en pulgas. ¡ Eh ! ¿Bran? ¿qué
piensas de esto? ¿Por qué no seria 'una buena suerte
para ella esa captura , si tuviese la tranquilidad de espí
ritu suficiente para conocerlo ? Pues , en último resultado ,
iqué le sucederá ? Que será conducida á Roma , donde se
la venderá como esclava .... Y prescindiendo de unos
cuantos disgustos que ocasionará el traspaso , y la pre
ocupacion con que algunas personas se resisten á per 1

manecer una hora en el mercado con las menos ropas 4

posibles, acabará probablemente por estar mucho mejor


alojada, alimentada , adornada y festejada segun el de
seo de su corazon , que las noventa y nueve de sus cien
hermanas pulgas.... bəsta que empiece á ponerse vie
ja.... lo que ha de suceder si no muere antes.... Y si
no ha hallado medio de conseguir que su amo le de
vuelva la libertad, y no ha reunido algunos ahorros en
todo ese tiempo .... la culpa será suya . ¿ Eh , Bran?»
Pero Bran disentia completamente de su amo en
aquel caso ; porque despues de haber eslado observando
á los dus bribones uno ó dos minutos , con la cabeza in
Mki Matern
Haciendo varios esfuerzos por desacirse no dejaba de murar entre las ruinas .

ancher Rubic, Ezrtar, Hadrid


.

1
HIPATIA . 245

clinada a un lado, se arrojó sobre ellos, repentina y si


lenciosamente, como acostumbran los mastines, y derri
bó á uno en tierra .
« ¡Oh ! esto es, como dicen en Alejandría , «oportu
no y bello , en el caso presente. Bien .... obedezco . A lo
meuos tus lecciones son mas prácticas que lo que fueron
nunca las de Hipatia . ¡Quiera el cielo que vo haya al
gunos pícaros mas en las ruinas ! »
Y precipitándose sobre el segundo ladron , le dejó
muerto de una puñalada , yendo en seguida bácia donde
Bran tenia al primero cogido por la garganta.
-¡Misericordia ! i|Misericordia ! esclamó el miserable.
¡La vida ! ¡Concédeme la vida !
-A media milla de aquí me suplicaba otro que le
matase; já cuál de vosotros dos deberé complacer ?...
porque es imposible que ambos pidais con justicia .
-¡La vida ! ¡ Concédeme la vida!
-Es un apetito carnal , que es preciso aprender á
vencer, dijo Aben-Ezra levantando el puñal .
En un momento todo estuvo consumado, y Bran y él
se separaron de aquel sitio .... Fero ¿dónde habia ido la
jóven ? Hácia las ruinas; Rafael la siguió, y entretanto
Bran corrió á prodigar sus maternos cuidados á los per
rillos, que aquel habia colocado sobre una piedra .
-¿Qué buscas, pobre niña? preguntó Rafael á la jó
ven en latin . No te haré el menor daño.
-¡A mi padrel á mi padre!
Aben-Ezra le desató las manos; y ella , sin detenerse
á darle gracias, corrió hacia un monton de piedras y de
vigas caidas, y empezó a cavar con todas sus pequeñas
fuerzas, llamando sin cesar a su padre.
« Tal es la gratitud de una pulga á otra pulgal pen
246 HIPATÍA .

só Rafael. ¿ Por qué la mera costumbre de llamar á uno


padre, y no amo ó esclavo, ha de producir una pasion
de esta clase?... ¡ Hábito brutal ! ... ¿Qué servicios puede
el mencionado hombre hacer ó haber hecho, que merez
can ?... Aquí está Bran! ... ¿Qué juzgas lú de esto, filó
sofa mia ? »
Bran se echó y observó tambien . Las tiernas manos
de la joven estaban llenas de sangre , á causa de las
piedras, mientras que sus doradas trenzas caian so
bre sus ojos y se enredaban en sus impacientes dedos;
pero no por eso interrumpia su faena. Bran pareció
comprender de repente el caso, y corriendo al monton
de escombros, empezó á cavar tambien con todas sus . 1

fuerzas.
Rafael se levantó , y encogiéndose de hombros , tomó
parte en la obra .

-¡Malditos instintos animales! Sofocan mucho á uno.


Pero ¿qué significa esto?
Un débil suspiro se oyó debajo de las piedras, des
cubriéndose en seguida un cuerpo humano. La jóven se
precipitó , repitiendo á gritos el nombre de su padre.
Rafael la quitó de allí con dulzura , y poniendo en ac
cion toda su fuerza , sacó de entre las ruinas á un hom
bre de mediana edad y de buena presencia , con unifor
me de oficial de alta categoría .
Aun respiraba. La joven levantó su cabeza y la cu
brió de besos. Rafael miró alrededor en busca de agua ;
у habiendo encontrado una fuente y un cántaro roto, hu
medeció las sienes del herido hasta conseguir que abrie-.
ra los ojos y diera señales de vida .
La jóven estaba sentada junto a él , acariciando su
HIPATIA . 247

recobrado tesoro , y bañando el rostro de su padre con


sus lágrimas.
-Eso no me concierne , dijo Rafael. ¡Vamos , Bran!!
La jóven se arrojó á sus pies , besó sus manos , le
llamó su salvador, su libertador enviado por Dios.
>

-Nada de eso , querida niña. Debes dar las gracias á


mi maestra , la perra , no á mí.
Y ella le tomó por la palabra , y rodeó con sus tier
nos brazos el pescuezo de Bran ; y Bran la comprendió ,
meneó la cola y lamió el dulce rostro de la joven cariño
samente .
-¡Todo esto es de un absurdo intolerable! dijo Ra
fael. Tengo que marcharme , Bran .
- Imposible que quieras dejarnos. ¡Imposible que
quieras dejar morir aquí á este anciano!
--¿Por qué no? ¿Qué mejor cosa pudiera sucederle?
_Ninguna , murmuró el oficial, que no habia ha
blado hasta entonces .
- Dios mio! jes mi padre!
-¿Y qué?
-Es mi padre .
-¿Y qué?
- Debes salvarle! ¡Y le salvarás, te digo!
Hablando así , cogió el brazo de Rafael con el impe
rio que le daba su pasion .
El se encogió de hombros; pero se sintió, sin saber
por qué , inclinado á obedecerla.
-Lo mismo puedo hacer eso que otra cosa cualquie
ra, pues que no tengo que hacer nada . ¿ A dónde iremos
ahora ?
-Adonde le acomode , respondió el herido. Nues
tras tropas han sido derrotadas, nuestras águilas han
248 HIPATIA ,

caido en manos del enemigo. Somos tus prisioneros de


guerra . Te seguiremos adonde nos lleves..
- Tal es mi fortuna ! ¡Una responsabilidad nueva!
-¿Por qué no he de poder moverme , sin animales
vivos , desde pulgas arriba , apegados á mí? ¿No me
basta tener nueve perrillos sobre mis espaldas, y en pos
de mí un animal viejo , que persiste en salvar mi vida,
sino que he de cargar tambien con un respetable anciano
rebelde y su hija ? ¿Por qué el destino no ha de conce
derme el limitar mis cuidados á mí mismo? Amigo , te
devuelvo la libertad, á tí y á tu hija . El mundo es bas
tante ancho para que eu él quepamos todos . No exijo
ningun rescate.
--Pareces filósofo , amigo mio .
- Yo? no lo permita el cielo! He caminado al través
de ese cenagal , y estoy ya á la otra parte. Para arrojar
de mí las últimas manchas de lodo , no he necesitado 1
azufre ni exorcismos , sino tus soldados y su obra de es
ta mañana . La filosofía es inútil en un mundo compues
to de locos .
-¿Te incluyes tú tambien en ese número?
--Sin duda , buen anciano. No esceptúo a nadie. Si !

puedo de algun modo probarte mi locura , lo haré.


-Entonces ayúdanos á mí y á mi hija á llegar á
Ostia .
-Escelente prueba , Bien . Mi perra parece haber to
mado ese camino ; y por otra parte, me pareces dotado
de bastante dósis de imbecilidad humana para ser dig
no compañero mio. ¿ Espero que no querrás pasar por
sábio ?
-¡Dios sabe que no! ¿No pertenezco al ejército de
Heracliano ?
HIPATIA . 249
C
-Es verdad ; y esla jóven ha llegado áa ser a tu lado
una loca tan grande, que ha infestado hasta la perra.
-De ese modo seremos tres locos que partimos de
compañía.
Y como de costumbre, el mayor de todos debe ayu
dar á los demás. Pero tengo ya en mi familia nueve per
rillos. ¿ Cómo podré llevaros á vosotros y á ellos?
--Yo me encargo de los perrillos , dijo la jóven; y
Bran , despues de observar el cambio con ojos algo re
celosos , pareció quedar conforme, y colocó alegremen
te su cabeza bajo la mano de la hija del herido.
-¿Eh? ¿Tienes confianza en ella , Bran? dijo Rafael
en voz baja . De veras que voy a emanciparme de tus
instrucciones , si exiges en mí semejante necedad. Pero ,
allí anda vagando una mula sin dueño , y nada impide
que nos sirvamos de ella .
Cogió en efecto la mula , montó en ella al herido, y
se pusieron todos en marcha , dejando el camino real y
tomando por una senda que , segun el oficial , que pa
recia conocer perfectamente el pais, debia conducirlos á
Ostia con seguridad .
-Si llegamos allí antes de ponerse el sol , estamos
salvados , dijo.
-Y entretanto , añadió Rafael, la perra y este puñal,
que , como tengo cuidado de avisar a todos , está delica
damente envenenado , se encargarán de librarnos de
merodeadores. Sin embargo, continuó hablando consigo
mismo, « iqué loco tan completo soy ! ¿Qué interés puede
inspirarme este rebelde incircunciso ? El menor mal
será que , si somos aprehendidos, lo que sucederá muy
probablemente , se me crucificará por haberle ayudado
á huir. Pero , si nos salyamos.... un nuevo lazo vá á
250 HIPATIA .

unirme á esas pulgas , á cuya compañía he preferido


la miseria y el hambre. ¿Quién sabe cuál será el fin
de esto ?... ¡Bah! Ese hombre será como todos . De se
guro, antes que concluya el dia , ó se mostrará ingrato,
ó intentará hacer el papel de saltimbanqui-heróico, ó
me proporcionará algun pretesto para despedirme de
él . Entretanto , no deja de haber mérito en el hecho de
encontrar á una persona respetable, con una hija jóven
además , bajo la direccion de ese loco de Heracliano;
circunstancia que realmente me pone en la curiosidad
de descubrir en qué variedad de pulgas debu clasifi
carle. >»
Pero mientras Aben-Ezra discurria así respecto del
padre , no podia menos de pensar en la hija, y mas de
una vez sus ojos se fijaron en ella . Indudablemente la jó
ven era muy hermosa . Sus facciones no tenian la regu
laridad perfecta de las de Hipatia , ni su estatura era tan
imponente ; pero su rostro brillaba con una espresion de
vigor y de alegría , de ternura y de modestia , que antes
no habia visto unidas en un mismo semblante ; y al ver
la caminar con paso firme y ligero al lado de su pa
dre, recogiendo sus esparcidas trenzas mientras andaba ,
riéndose al sentir agitarse su ruidosa carga , y contem
plando con júbilo el rostro del autor de sus dias , que se
reponia gradualmente , no podia menos de mirarla una
vez y otra , sorprendiéndose al hallar por respuesta la
espresion franca de una gratitud , que estaba tan dis
tante de la gazmoñería como de la coquetería .... « Es
una señora , pensó Rafael , pero no de la ciudad , segu
ramente. En ella se vé la naturaleza .... 6 alguna otra
cosa , pura é inmaculada , sin ninguna de las adiciones
y adornos humanos. Y empezó a sentir un placer, que
HIPATIA . 251

su gastado corazon no habia esperimentado hacia mu


cho tiempo , solo en contemplarla....
-Positivamente se encuentra'un gusto necio en con
seguir que se sonrian otras pulgas.... ¡Qué asno soy!
¡ como si no hubiese bebido toda esta copa hasta las he
ces muchos años hace!
Caminó en silencio algun tiempo , hasta que el ofi
cial, volviéndose á él , le dijo :
-¿Me permitirás joh' tú á quien debo la vida , y á
quien hubiera dado antes las gracias , si no me lo impi
diese esta debilidad que vá desapareciendo ! me permiti
rás te pregunte quién eres?
-Una pulga , señor .... una pulga .... nada mas.
-Pero una pulga patricia , seguramente , si he de
>

juzgar por tu lenguaje y tus maneras.


-No es exacto . La verdad es que he sido rico , y que
podré serlo nuevamente , así me lo dicen , cuando mi
locura llegue al estremo de descarlo .
-¡Oh ! isi fuésemos ricos! dijo suspirando la jóven .
--Serias muy desgraciada, amiga mia . Cree á una
pulga que ha hecho ya ese esperimento.
-¡Ah ! pero rescataríamos á mi hermanol y ahora
no podemos encontrar dinero hasta volver á Africa .
- Ni aun entonces , dijo el oficial en voz baja. ¿Olvi
das, pobre niña , que hipotequé todos mis bienes para
reclutar mi legion? No debemos temer el ver las cosas
como son en sí .
-jAhl jy está prisionero ! ¡ y será vendido como escla
vo! ... y quizá .... ile crucificarán, porque no es romano!
¡Ahlile crucificarán !...
Y prorumpió en abundante llanto .... De repente se
enjugó las lágrimas, y sus ojos resplandecieron otra vez.
252 HIPATIA .

-¡No! perdóname ¡oh padre! ¡Dios protegera á sus


fieles!
-Querida niña , dijo Rafael, si te disgusta realmente
esa suerte que puede caber á tu hermano , y necesitas
unas cuantas monedas para impedirla , quizá pueda yo
encontrártelas en Ostia .
La joven le miró con cierta incredulidad , reparan
do en sus harapos ; y luego, ruborizándose, le pidió
perdon por sus mudos pensamientos.
-Bien , como quieras suponer; pero mi perra ha si
do tan afable hasta ahora contigo , que tal vez consienta
en regalarle ese collar que lleva . Yo iré á casa de los
rabinos y todo quedará arreglado . Así , pues , no llores .
Aborrezco los gritos; y los perrillos son un coro mas que
regular para la presente tragedia .
-¿Los rabinos? ¿Eres judío? preguntó el oficial.
-Si lo soy . Y tú cristiano , segun presumo. Quizá
tengas escrúpulo de admitir tal oferta (en general , tu
secta , tratándose de tomar , no los tiene) de un indivi
duo de nuestra obstinada é incrédula raza . Pero no temas
los remordimientos de tu conciencia ; pues te aseguro
que soy tan poco judío de corazon como cristiano .
-¡Dios te ayude , pues!
--Alguno , ó alguna cosa me ha ayudado demasiado
durante treinta y tres años. Pero , perdóname ; estas
palabras no son propias de un cristiano.
-Debes ser un buen judío , antes de que puedas ser
un buen cristiano .
- Es posible. No trato de ser lo uno ni lo otro ... , ni
tampoco un buen pagano. Amigo mio, dejemos este
asunto , como superior que es á mí. Con tal que logre
ser tan buen animal como mi perra (suponiendo de
HIPATIA . 253

mostrado que sea bueno ser bueno) , quedaré satis


fecho .
El oficial le miró con digno y afable dolor. Rafael
observó su mirada , y conoció que no se hallaba en pre
sencia de un hombre vulgar.
- Tengo que cuidar de mis palabras, ó si no, sospecho
que me veré enredado en algun diálogo regular socrá
tico .... A mi vez , amigo , me será permitido preguntar
te ¿quién eres? Seguramente que mi intencion no es en
tregarte áá ningun César, Antioco , Teglath-Falasar, ni
otras pulgas que se complacen en devorar pulgas ... Ellas
engordan ya bastante sin necesitar de tu sangre. Así, yo
te pregunto únicamente como un estudiante de la gran
nada en general , que los hombres llaman universo.
-Esta mañana era prefecto de una legion. Lo que soy
ahora , tú lo sabes tan bien como yo.
-Precisamente es eso lo que no sé . Me admira mucho
-

ver tu serenidad , cuando, segun todas las analogias que


existen entre las pulgas , debieras estar lamentando tu
suerte como Aquiles á orillas del mar , ó pretendiendo
sobrellevarla , como me enseñaron á hacerlo cuando ju
gaba al Estoicismo. Sin duda no perteneces á esa sec
ta , pues hace un momento te confesasle loco.
-Y pasarias mucho tiempo ¿no es verdad? antes que
lograses que uno de ellos hiciese igual confesion . Bien,
sea así. Soy un loco ; sin embargo , si Dios nos ayudase
á llegar á Ostia , ¿por que no me habia de alegrar?
-¿Y por qué deberias alegrarle ?
-¿Puede suceder cosa mejor á un loco , que ense
ñarle Dios á conocer que lo es cuando él se creia el
mas sábio entre los sábios? Oyeme . Hace cuatro meses
que tenia salud , honor , tierras , amigos.... todo lo que
254 HIPATIA .

pudiera desear el corazon del hombre. Y si , por insana


ambicion , he preferido aventurar todo esto a seguir los
solemnes consejos del amigo mas verdadero y del santo
mas sábio que pisa la tierra , ¿no debo alegrarme de que
Dios me haya probado, aun valiéndose de una leccion
como esta , que el amigo que nunca me habia engaữado
antes , tenia razon tambien en este caso ; y que el Dios
que me ha librado durante cuarenta años de trabajos y
de guerras , siempre que me he atrevido á ejecutar lo
que á mis ojos era justo , no me ha olvidado todavía ni
ha renunciado al ingrato cuidado de mi educacion ?
-¿Y quién es ese amigo sin par?
- Agustin , obispo de Hipona.
-¡Hum ! El mundo , en general , hubiera ganado si el
gran dialéctico ejerciera su fuerza de persuasion con el
mismo Heracliano .
-Lo hizo , pero inútilmente .
-No lo dudo . Conozco al cortés conde lo suficiente pa
ra juzgar el efecto que un sermon produciria en su sua
ve y vulpina determinacion .... « Un instrumento en las
manos de Dios , querido hermano .... Debemos obedecer
su llamamiento , hasta la muerte , etc, , etc. , etc. )
Y Rafael se reia amargamente.
-¿Conoces al conde?
-Tanto como soy capaz de conocer a un hombre .
-Entonces , lo siento por tu sagacidad , dijo el pre
fecto con tono severo ; pues que no ha podido discernir
mas que eso en tan augusto carácter .
- Amigo mio, no dudo de su escelencia , aun mas , de
su inspiracion . ¡ Qué bien supo adivinar el momento
á propósito para dar de puñaladas á su compañero , el
anciano Estilicon! Pero ciertamente , como dos hombres
HIPATIA . 255

del mundo , nosotros debemos saber ya que cada hom


bre tiene su precio....
MojOh! ¡callal ſcallal dijo la jóven en voz baja. No
puedes imaginarte la pena que le estás causando. Ado
ra al conde ; y no fué la ambicion , como pretende, sino
solo su lealtad hacia él , la que le trajo aquí contra su
gusto .
-Querida niña , perdóname. Por consideracion á tí
-

me callo ....
-¿Por consideracion á mí? ¡Oh ! ¿y por qué no por
consideracion á tí mismo? ¡ Cuán triste cosa es oir á una
persona .... á una persona como tú , burlándose y ha
blando mall
-¿Por qué? Si los locos son locos , y con seguridad
se les puede llamar así , ¿por qué no hacerlo?
-Ah! ¿Si Dios tuvo bastante misericordia para enviar
á su Hijo á morir por nosotros , nos faltará á nosotros la
suficiente para no juzgar á los hombres con demasiada
dureza ?
-Niña mia , déjate de nuevas teorías antropológicas
al hablar con un filósofo gastado . Lo que conviene es
andar mas aprisa si queremos llegar á Ostia esta noche.
Pero fuese por lo que fuese, Rafael no volvió á bur
larse durante mas de media hora .
Sin embargo, mucho antes de que llegasen á Ostia ,
la noche se les habia echado encima , y su situacion em
pezó a ser muy poco segura . De vez en cuando un lobo,
atravesando el camino para dirigirse á su horrible fes
tin ,; salia como un espectro de entre las tinieblas у vol
via á sumergirse en ellas , respondiendo al gruñido de
Bran con mostrarle sus blancos dientes. Luego , las vo
ces de alguna partida de merodeadlores sonaban grose
256 HIPATIA .

ras y fuertes en medio de la silenciosa noche , y les ha


cian titubear y detenerse un rato. Por último , peor que
todo , la acompasada marcha de una columna imperial
empezó á oirse como un trueno lejano en la llanura. ¡Se
dirigia á Ostia ! ¿Qué sucederia si llegaba antes de que el
ejército derrotado se hubiese rebecho, y pudieran defen
derse el tiempo suficiente para efectuar el reembar
que?... ¿Qué sucederia si?... Mil posibilidades , á cual
mas terribles , se agolparon á sus imaginaciones.
-Supongamos que encontramos las puertas de Ostia
cerradas , y á los imperialistas formados fuera, dijo Ra
fael, medio hablando consigo mismo.
-Dios protegerá á sus fieles, respondió la jóven ; y
Rafael no tuvo corazon para destruir su esperanza , aun
que consideraba las probabilidades de salvarse menores
á cada momento. La pobre niña estaba cansada; la mula
tambien ; y mientras iban arrastrándose á un paso que
no dejaba duda de que la columna llegaria á Ostia una
hora antes que ellos, para unirse á la vanguardia de los
perseguidores y ayudarlos á embestir la ciudad , la jó
ven tenia que apoyarse mas de una vez en el brazo de
Rafael. Su calzado, nada á propósito para tal caminata,
hacia tiempo que se habia rolo , y sus delicados pies
brotaban sangre . Rafael lo conoció en su andar vacilan
te, y notó además que ni un suspiro ni un murmullo
>

asomaron á sus lábios. Pero no podia remediarlo; y


principio a maldecir la idea que le habia conducido á
arrojar lejos de sí las sandalias, como indignas de la ab
soluta independencia de un cínico .
De este modo continuaron caminando , mientras que
Rafael y el preſecto , adivinando cada cual los terribles
pensamientos del otro, daban gracias a la oscuridad que
HIPATIA . 257

ocultaba á la joven la desesperacion impresa en sus fiso


nomías; ella , por otro lado seguia hablando alegremen
te , casi con risa , á su silencioso padre.
Al fin la pobrecilla pisó una piedra mas puntiaguda
que las demás.... y con un repentino grito cayó al sue
lo . Rafael la levantó , y ella trató de seguir; pero cayó
otra vez .... ¿Qué partido tomar?
-Lo esperaba así , dijo el prefecto con voz lenta y
grave. ¡Oyemel judío, cristiano ó filósofo, Dios parece
haberte dado un corazon al que puedo confiarme. Te
encomiendo esta niña .... tu propiedad , lo mismo que
>

yo , por derecho de guerra . Súbela en esta mula . Date


prisa con ella .... en la direccion que te acomode ....
pues Dios os acompañará a todas partes . ¡Y ojalá se con
duzca él contigo , como tú con ella en lo futuro ! ¡Pa
ra este viejo soldado , que ha sido vencido , lo mejor es
morir !
Y trató de desmontar; pero á causa de la debilidad
que le ocasionaban las heridas, cayó sobre el pescuczo de
la mula . Rafael y la jóven le cogieron en sus brazos.
- ¡Padre! ¡Padre ! ¡Imposible! ¡Cruel ! ¡Oh !... ¿Crees
que te hubiera seguido hasta aquí desde Africa , á pe
sar de tus súplicas , para abandonarle ahora ?
- Hija mia , lo mando !
La jóven permaneció inmóvil y en silencio.
--¿Desde cuándo has aprendido á desobedecerme?
Amigo , ayuda á bajar á este anciano , y déjale morir
1

en el sitio que le corresponde.... en el campo de batalla


donde le colocó su general .
La jóven se sentó anegada en llanto.
-Veo que no tengo quien me ayude, dijo su padre
apeándose solo. La autoridad desaparece ante la vejez
17
258 HIPATIA .

y la humillacion . ¡Victoria! ¿Le faltan á tu padre pe


cados de que dar cuenta , para que quieras se presente
ante Dios con tu sangre tambien sobre su cabeza ?
La niña continuó llorando y sin moverse ; mientras
que Rafael , agotada ya su imaginacion , intentaba in
útilmente persuadirse de que todo aquello no le con
cernia .
-Estoy, dijo al fin , al servicio de cualquiera de los
dos, é de ambos , en vida ó muerte ; únicamente os pido
que resolvais pronto.... ¡ Infierno! nuestra suerte está
ya decidida !
En aquel momento , el ruido de las pisadas y voces
de la columna de caballería pareció aproximarse con
rapidez .
Victoria se echó á los pies de Rafael .... Su debilidad
y su pena se habian desvanecido .
—¡Hay un medio.... un solo medio de salvarle! ¡ Ayú
dale á subir a aquella altural Ayúdale , mientras yo
salgo al encuentro á los ginetes . Mi muerte los detendrá
el tiempo suficiente para que puedas ponerle á salvo.
-¿Tu muerte ? esclamó Rafael cogiéndola del brazo;
si creyera que ....
-Dios protegerá áá sus fieles, respondió la joven tran
quilamente , y colocando su dedo índice sobre los lá
bios .
En seguida se desprendió de Aben-Ezra con la
fuerza que le prestaba su heroismo, y desapareció en
las tinieblas .
Su padre quiso seguirla , pero cayó con el rostro con
tra la tierra , sollozando. Rafael le levantó y procuro
llevarle al sitio indicado por Victoria ; pero sus rodillas
se tocaban una con otra ; un débil sudor parecia aflojar
HIPATIA . 259
todos sus miembros.... Hubo una pausa , que para su
impaciencia fué de un siglo.... Las pisadas de la caba
llería se acercaban cada vez mas ... La luna , saliendo de
repente de en medio de las nubes, mostró á la joven de
pie , con los brazos abiertos delante de las cabezas de los
caballos. ¿Una gloria celeste parecia baðar todo su cuer
po .... ó era esto efecto de las lágrimas que asomaban á
sus ojos ? Oyóse entonces el ruido que forman los cascos
de los caballos en el camino cuando arrancan repenti
pamente .... Rafael apartó el rostro y cerró los ojos....
¿ Quién eres? gritó una voz. ·
- Victoria , la hija de Mayorico , el prefecto.
La voz de la jóven era débil , pero sin embargo,
tan clara y tranquila , que cada sílaba sonó en los oidos
de Aben-Ezra .... '
Un grito agudo despues seguido del confuso murmu
llo de muchas voces , hicieron que Rafael levantase los
ojos, åa pesar suyo .... Un ginete habia echado pie á lier
ra y cogido á Victoria en sus brazos. El corazon huma
no, dormido en el judío por mucho tiempo , cobró nue
va vida dentro de su pecho , y sacando el puñal , corrió
adonde estaba la columna, esclamando :
- Miserables! ¡ Primero muerta!
La punta del arma brilló sobre la cabeza de Victo
ria .... y en el mismo instante Aben- Ezra cayó al suelo,
medio aturdido ; pero volvió á levantarse con la energía
de la locura.... ¿Qué brazos eran los que le rodeaban
afectuosamente?.... ¡Los de Victorial ¿Qué significaba
'esto?
Sálvale! ¡No le mates! ¡ El nos salvó á nosotros!
Amigo miol ¡Esmihermano !... Estamos salvados! ¡Oh ,
no toques al perrol ple debo la vida de mi padrel
260 HIPATIA .

-Ambos nos hemos equivocado , sin duda , dijo un


jóven tribuno, con la voz trémula de alegría . ¿Dónde
está mi padre?
.
A cincuenta varas de aquí. ¡Quieta, Bran ! ¡Oh , Sa
lomon , mi antepasado! ¿por qué no me has impedido
llegar a ser tan rematado loco ? ¡ Y para justificarme,
tendré que continuar la farsa !
Es inútil referir lo que pasó en los cinco minutos si
guientes , al fin de los cuales Rafael se encontró cabal
gando en un escelente caballo de batalla al lado del
jóven tribuno , que llevaba delante de él á Victoria . En
tretanto dos soldados iban sosteniendo al prefecto en su
mula , y convencian á este porfiado animal de que no
era tan incapaz de trotar como habia creido , valiéndo
se de los combinados argumentos de un brevaje de vino
y dos puntas de espada, mientras que llenaban á su ge
neral de felicitaciones y le besaban las manos y los pies.
-Los soldados de tu padre parecen considerarse deu
dores para con él ; ¿ seguramente no será por haber
los acampado en el sitio más á propósito para poder
huir?
-infelices ! dijo el tribuno sonriéndose ; hemos teni
do un pánico mayor que todos los que describen Arria
no ó Polibio. Pero él ha sido respecto de ellos un padre
mas bien que un general ; y no es muy comun el que
veinte hombres de corazon , pertenecientes á un ejército
derrotado , se decidan por su propia voluntad á rétrocé
der y dirigirse á las filas enemigas en busca de un an
ciano , con la mera esperanza de que pueda disfrutar
aun de vida .
-¿Entonces , vosotros sabíais donde encontrarnos ?
preguntó Victoria .
HIPATIA . 261

- Algunos lo sabíamos ; y él mismo nos mostró ayer


esta senda , cuando eligió el punto en que debíamos
situarnus, añadiendo que tal vez nos seria útil en al
guna ocasion .... como así ha sucedido .
-Pero se me dijo que habias caido prisionero. i Oh !
¡cuánto he sufrido por tí!!
-¡Necial ¿Has creido que el hijo de mi padre se hu
biera dejado coger vivo? Yo , con la primera tropa , nos
salvamos por las paredes del jardin , y nos abrimos ca
mino bácia la llanura hace tres horas .
-¿No te aseguraba yo , dijo Victoria volviéndose á
Rafael , que Dios protegeria á sus fieles ?
-Es verdad , contestó Aben-Ezra , sepultándose en
una larga y silenciosa meditacion.
!
HIPATIA , 263

CAPITULO XIV.

LAS ROCAS DE LAS SIRENAS .

Los últimos cuatro meses habian estado bastaute llenos


de ocupaciones y de acontecimientos para Hipatia y Fi
lemon ; pero los unos y los otros tuvieron ese carácter
gradual y uniforme , que hace no sea necesario detener :
se mucho en ellos, prefiriendo mostrar lo que ha sucedi
do , principalmente por sus efectos.
El robusto y altivo hijo del desierto estaba á la sazon
trasformado en un estudiante pálido y meditabundo,
oprimido por el peso de los pensamientos , generado
res de cuidados , y de una fatigada memoria . Pero aque
llos recuerdos eran todos recientes . Con su entrada en
el salon de lecciones de Hipatia , y en los hermosos 'rei
nos de la ciencia griega , una nueva vida habia empeza
do para él ; y los Lauros , y Pambo , y Arsenio , pare
cian oscuros fantasmas de alguna existencia anterior,
que se desvanecian cada dia ante la irrupcion de nuevos
y sorprendentes conocimientos.
Mas , aunque los amigos y las escenas de su infancia
habian desaparecido tan presto de su horizonte, no esta
1

ba , sin embargo, solo. Su corazon habia encontrado una


morada mas grata, si no mas saludable, que las cono
cidas por él hasta entonces. Porque durante aquello
cuatro meses de estudio, se habia formado entre Hipatia
y el hermoso jóven una de esas puras y sin embargo
apasionadas amistades ( démosles mas bien con San
264 HIPATIA .

Agustin el sagrado nombre de amor) que , a pesar de


ser bellas y santas cuando unen al jóven con el jóven
y á la doncella con la doncella, solo llegan a la perfeccion
entre el hombre y la mujer . No hay en la tierra lazos
comparables á la adoracion desinleresada de una don
cella hacia un santo eclesiástico , ó á la que un jóven en
tusiasta profesa á una sábia y tierna matrona , la cual,
en medio del tumulto del mundo , del orgullo de la ber
mosura y de los cuidados de esposa y de madre , le pro
diga consejos y estímulos ; no hay ninguno , si se escep
túa el mismo amor conyugal. La segunda de esas rela
ciones , de madre mas bien que de hermana , era la que
habia ligado á Filemon con una cadena de oro á la ad
mirable doncella de Alejandría .
Desde que empezó á frecuentar el salon de lecciones ,
Hipatia adapló sus discursos á lo que se figuraba debian
ser las necesidades espirituales del alumno ; y muchas
miradas dirigidas á él , cuando pronunciaba alguna sen
tencia de peculiar importancia , hacian latir el corazon
del pobre jóven , pensando que aquellas palabras le te
nian por blanco . Pero antes de que pasase un mes , no
tando ella la profunda alencion con que Filemon oia sus
lecciones , habia persuadido a su padre á que le coloca
se en la librería en clase de alumno , como los demás
jóvenes ocupados allí diariamente en copiar y estudiar
los autores entonces de moda.
Al principio le veia , aunque pocas veces .... menos
de las que hubiera deseado; pero lemia las lenguas mal
dicientes , tanto paganas como cristianas , y se conten
taba con que su padre la informase todos los dias de
los progresos del jóven . Cuando solia entrar por un mo
mento en la librería , donde Filemon estaba sentado es .
HIPITIA . 265

cribiendo , ó pasaba junto a él al dirigirse al Museo , se


cruzaba entre los dos una mirada , que en ella espresa
ba aprobacion y en él gratitud , lo cual era suficiente
para ambos . El encanto de Hipatia obraba de un mudo
seguro , y tenia demasiada confianza en su causa y en
sus fuerzas para querer apresurar una trasformacion
que creia infalible.
--Debe empezar por el principio , pensaba en sus
adentros. «Con las matemáticas y con Parménides tie
ne bastante hasta ahora . Sin instruirle en las ciencias
liberales , no puede adquirir una fé digna de los dio
ses , aá quienes algun dia le presentaré ; lo demás equi
valdria á trasferir su ignorancia y fanatismo cristiano
al servicio de esos dioses , cuyo altar no debe frecuentar
mas que el hombre que ha pasado al través de los ves
tíbulos sucesivos de la ciencia y la filosofía . »
Pero pronto , sintiéndose atraida hacia él tanto como
deseaba atraerle , le empleó en copiar manuscritos para
su uso. Devolvíale Hipatia sus temas y declamaciones ,
corregidas por su propia mano , y Filemon los iba colo
cando en el desvan que tenia en casa de Eudemon , co
mo preciosos símbolos de honor , despues de esponerlos
á los ojos llenos de respeto y envidia del porterillo. De
este modo trabajaba desde el anochecer hasta horas muy
avanzadas de la noche, considerando bien pagado el
ejercicio incesante de una semana con una sola sonrisa
ó con una palabra de aprobacion , y se retiraba luego á
desahogar su alma con su huésped sobre el lema inago
table para ambos , á saber : Hipatia y sus perfecciones.
Filemon bubiera hablado á menudo de lo mismo á sus
compañeros de pupilaje; pero se lo impedia , no solo el
temor á sus afectadas maneras de ciudad , sino tambien
266 HIPATIA .

á su moralidad , asistiéndole justos motivos para recelar


de ella . Deseaba recorrer las calles, proclamando á la
faz de todos, el tesoro que habia encontrado, é invitán
doles á venir y participar de él en su compañía . Porque
en su puro amor no tenian cabida los celos. Si la hubiera
visto prodigando á miles de personas mayores favores
que los que á él le habia hecho, se habria alegrado con la
idea de que habia en la tierra otros lantos seres felices y
los habria amado como hermanos, por merecer tal aten
cion de parte de ella . En cuanto a su belleza física , des
de que pasó el primer arrebato de admiracion , cesó de
mencionarla .., basta cesó de pensar en ella . Era natural
que fuese hermosa ; tenia derecho a serlo .... como com
plemento de sus demás gracias; pero respecto de él aque
lla hermosura era lo que la sonrisa de la madre para el
niño , la claridad del sol para la calandria , la brisa de las
montañas para el cazador .... un elemento inspirador de
que se alimentaba sin saberlo. ¡ Solo cuando dudaba por
un instante de algun aserto demasiado sorprendente ó
fantástico, se paraba á considerar la grande hermosura
de aquella de quien procedia ; y entonces su corazon im
ponia silencio á su juicio, no pudiendo imaginar que de
unos lábios tan perfectos saliesen palabras que no fue
sen verdaderas , ni que en una cabeza de reina como la
suyà se formasen pensamientos vulgares! ... ¡Pobre loco!
sin embargo , ¿no era natural esto?
>

Luego , gradualmente, cuando Hipatia pasaba junto


al jóven y le veia leyendo en alguna alcoba de los jardi
nes del Museo , le invitaba con una mirada a unirse á los
adiniradores que la rodeaban y tanubien á su padre, y
que se figuraban reproducir los dias de los sábios ate
nienses en los jardines de otro Academo. Hasta le habia
HIPATIA . 267

llamado á su lado cuando estaba sola con su padre ; y


entonces , una pasajera observacion , ardiente y per
sonal, sin dejar por eso de ser mesurada y elevada ,
le convencia de que Hipatia sentia hacia él unas pro
fundo interés, mas viva simpatía que hacia los demás;
que no era para ella un mero alumno que debia ins
truir, sino un alma á la que deseaba educar. Y aque
llos deliciosos rayos de sol eran cada vez mas frecuen
tes y duraderos; porque Hipatia encontraba en tales
instantes el convencimiento de que no se habia equivo
cado al juzgar las fuerzas y sensibilidad del jóven ; y
en ellos Filemon , fuese pública ó privadamente, pare
cia cada vez portarse con mas dignidad. En efecto , ade
más de la natural dulzura y dignidad que acompañan
á la belleza física, y sin contar la modestia , miodera
cion y profunda vehemencia que babia adquirido bajo
la disciplina de los Lauros , su carácter griego iba des
cubriendo toda su viveza , sutileza y versatilidad , hasta
parecerle á Hipatia algun jóven Titan , cuando le com
paraba con los frívolos y falsos charlatanes que compo
nian su círculo escogido.
Pero el hombre no puede vivir ni de amor platónico,
ni de otras especies mas prolíficas de este comun ali
mento ; y en el primer mes Filemon se hubiera acos
tado muchas noches muerto de hambre, mantenién
dose despierto, por causas muy distantes de la medi
tacion filosófica , si no le hubiera socorrido su magná
nimo huésped , cuyo corazon no decaia un solo mo
mento, ni respecto de sí mismo ni de los demás seres
humanos . En cuanto á salir Filernon con él á ganar el
pan , no queria ni que se inentase semejante cosa . ¿No
era creible que si encontraba á algunos de aquellos
268 HIPATIA .

pícaros monges en la calle, embestirian con él y se


lo llevarian consigo á viva fuerza? Fuera de que ha
bia algo de impiedad en permitir que un estudiante de
tantas esperanzas descuidase lo Divino inefable para
atender á las bajas necesidades de la boca . De consi
guiente , no le exigia alquiler ninguno por su habita
cion .... ninguno, de positivo ; y tocante á la comida ,
todo se reducia á trabajar un poco mas , á fin de hacer
provision para ambos . ¿No tenian sus vecinos multitud
de chiquillos que alimentar , mientras que él , gracias a
los inmortales, habia sido demasiado sábio para no car
gar la tierra con animales que añadirian á la fealdad de
su padre el tartáreo color de su madre? Sin contar que
Filemon le pagaria cuando llegase á ser un gran sofista
y reuniese dinero , como lo reuniria un dia ú otro; y en
tretanto algun feliz cambio podia sobrevenir, ballán
dose visiblemente protegidos por los dioses . Estaba,
por otra parte , seguro de que el dia en que vió la pri
mera vez á Filemon, los planetas le eran favorables, ha
llándose Mercurio en .... habia olvidado que.... con He
lios , circunstancia que , en su sentir , prometia á File
mon una carrera semejante á la del glorioso y devoto
emperador Juliano.
Filemon rechazó esta idea , en la cual le parecia
encontrar una hurrible verosimilitud ; pero debiendo
aprender filosofía y necesitando comer pan , le fué for
zoso someterse .
Una noche , pocos dias despues de ser admitido co
mo discípulo de Teon , halló con mucha admiracion
suya , en la mesa de su desvan , una moneda de oro. A
la mañana siguiente la llevó al portero , suplicándole
que averiguase á quién pertenecia y la devolviese. Pero
HIPATIA .
. 269

¡cuál fué su sorpresa cuando su huésped , en medio de


cabriolas y gesticulaciones sin fin, le dijo con cierto aire
de misterio , que no se trataba en aquel caso de ningu
na pérdida ; que los atrasos de sus alquileres habian si
do pagados ; y que por la bondad de las potestades ce
lestes , recibiria cada mes una cantidad igual ! En vano
Filemon quiso saber á quién debia aquel socorro. Eu
demon guardó resueltamente el secreto , y llamó sobre
la cabeza de su mujer un completo tártaro de inútiles
maldiciones si daba suelta á la lengua (aunque la infe
liz criatura no parecia abrir jamás los lábios desde por
la mañana hasta la noche) y revelaba tan gran mis
terio .
¿ Quién seria aquel amigo desconocido ? Solo habia
una persona capaz de semejante hecho.... Y sin embargo,
no se atrevia .... (el pensamiento era demasiado delicio
so) á imaginar que fuese ella . Sospechaba de su padre,
pues el anciano le habia preguntado varias veces por
el estado de su bolsa . Es verdad que Filemon habia da
do siempre respuestas evasivas ; pero no era estraño
que el generoso anciano adivinase la verdad . ¿No debia
ir y darle las gracias? Quizá fuese preferible no decir
nada . Si él ... ó ella.... ( porque de todos modos , ella
habia permitido , y tal vez indicado el presente) hubie
sen querido que él les diese las gracias , no habrian
>

ocultado tan cuidadosamente su generosidad .... Pero


iqué reconocido no debia estarlel ¡Qué placer sentia en
hallarse en deuda con ella de alguna cosa .... de todo!
De buena gana le seria deudor hasta de la vida !
Tomó , pues , la moneda , se compró una capa como
la que usaban los filósofos, y siguió su camino lleno de
alegría .
270 HIPATIA .

Pero ¿qué se habia hecho su fé en el cristianismo?


Sucedió lo que por lo regular sucede en tales casos.
No habia muerto , pero si sc habia adormecido. Conti
nuaba creyendo, y el suponer lo contrario , hubiera es
citado su indignacion ; pero la geometría , las secciones
cónicas, las cosmogonias , la psicologia ocupaban 10
do su tiempo , y no le quedaba un solo instante que de
dicar al cristianismo. Recordaba á veces su existencia ;
mas , aun entonces , ni la afirmaba ni la negaba . Cuan
do hubiese resuelto las grandes cuestiones (aquellas que
Hipatia habia establecido como raices de todo conoci
miento ), á saber : la formacion del mundo, el origen
del mal , la naturaleza humana , con algunas otras nia
terias preliminares, entonces tendria tiempo para en
tregarse , ayudado de la ciencia adquirida, al estudio del
cristianismo ; y si esta religion no se ballaba de acuerdo
con esa ciencia , segun Hipatia parecia pensar .... enton
ces .... ¿ qué sucederia entonces?... Filemon procuraba
alejar de su mente tan desagradables posibilidades. ¿ Po
sibilidades? Era imposible.... La filosofia no podia indu
ducir á error . ¿No la habia definido Hipatia , diciendo
que era la investigacion humana de lo invisible? Y si
descubria por su medio lo invisible , ¿ no equivaldria á
que lo invisible se le hubiese revelado á él? Y que ha
bia de descubrirlo era indudable , pues la lógica y las
matemáticas no podian equivocarse. Si cada paso era
correcto , la conclusion debia serlo tambien ; así , tendria
que acabar por entrar en la buena senda (suponiendo
que el cristianismo lo fuese) y volver á combatir por la
Iglesia , con la espada que habria arrancado á Goliath
el Filisteo.... Pero aun no habia ganado la espada ; y
entretanto , la instruccion era obra difícil y suficiente
HIPATIA . 271

para el dia el bien , como asimismo el mal que de ella


emanaban .
Siéndole, pues, dado delicarse enteramente al estu
dio, mediante la moneda de oro que recibia cada mes,
llegó á ser lo que Pedro hubiera denominado con su na
tural impolítica , un pagano. Al principio entraba en las
iglesias cristianas , por un hábito de conciencia ; pero los
hábitos se adormecen pronto . El temor de que le descu
briesen y se apoderasen de él , hizo que su asistencia
fuese cada dia mas rara ; y manteniéndose en lo posible
separado de la congregacion, como un adorador solita
rio y secreto, no tardó en encontrarse tan distante de los
demás cristianos en el corazon , como lo estaba en la vi
da diaria .
Conoció que ni sus pensamientos ni sus deseos mar
chaban de acuerdo con los de aquellos; además de que
no hablaba con ningun cristiano , porque la negra , mu
jer del porterillo , parecia huir de él , lo cual Filemon no
sabia si atribuir a modestia ó á terror ; y así , apartado
esteriormente de la Comunion de los santos , fué aleján
dose tambien interiormente , y cesó de ir a la iglesia .
Sin saber por qué, miraba á otra parte siempre que pa
saba por delante del Cesáreo , y Cirilo y toda su pode
rosa organizacion se convirtieron para él en otro mun
do, con el cual estaba menos relacionado que con los
planetas que giraban sobre su cabeza , y cuyos misterio
sos movimientos , simbolismos é influjos, descubrian á su
estraviada imaginacion las esplicaciones astronómicas de
Hipatia .
Esta observaba semejante cambio con creciente or
gullo, figurándose que Filemon seria el instrumento para
l'ealizar por fin sus esperanzas . Segun es costumbre de
272 HIPATJA .

las mujeres, le coronaba , en su fantasía , con todas las


perfecciones que hubiera deseado que poseyese, como
con las que positivamente manifestaba, de suerte que Fi
lemon hubiera quedado tan atónito como envanecido si 1

hubiese visto la caricatura idealizada de sí propio que la


amable entusiasta habia pintado para su recreo particu
lar . Dichosos fueron aquellos meses para la pobre Hipatia .
Orestes, por una ú otra razon, habia cesado de insistir
en sus pretensiones, y el sacrificio de Ifigenia no ocupaba
ya sino el último y mas sombrio término del cuadro.
Quizá ella podria ahora conseguir la realizacion de sus
planes sin Orestes. No obstante.... ¡ habia que aguardar
tanto tiempo ! Pasarian años antes que la educacion de
.
Filemon estuviese completa, y con ellos se perderian
oportunidades preciosas para nunca mas volver .
-¡Ah! decia á veces suspirando, isi Juliano hubiese
vivido una generacion mas tarde ! Entonces hubiera lle
vado todos mis tesoros , ganados á costa de tantos afa
nes, á los pies del Poeta del Sol , y le hubiera dicho :
« Tómamel... Héroe, guerrero, hombre de estado, sa
bio , sacerdote del Dios de la Luz , ; toma á tu esclava ,
mándala .... envíala .... al martirio, si quieres ! » ¡ Corto
precio habria sido este para coroprar el honor de ser el
último de tus apóstoles y acompañar en su tarea inte
lectual á Yamblico , Máximo, Libanio y demás sábios
que rodeaban el trono del último verdadero César !
HIPATIA . 273

CAPITULO XV .

MAS VIENTO DE ORIENTE .

Hipatia babia evitado siempre cuidadosamente discu


tir con Filemon sobre ninguno de aquellos puntos en
que disentia de la fé primera del monge. Contentábase
con dejar que la divina luz de la filosofia penetrase por
su propia fuerza y dedujese sus conclusiones. Pero un
dia, en el tiempo mismo en que este relato comienza de
nuevo, se sintió tentada á hablar mas claramente a su
discípulo. Teon habia puesto en manos de este algunos
dias antes una nueva obra de Hipatia sobre matemáticas ;
у la mirada de placer y adoracion con que el jóven la
saludó al encontrarla en los jardines del Museo, provocó
su curiosidad .y la indujo á averiguar los milagros que
su sabiduría hubiese hecho hasta allí. Delúvose, pues, é
indicó a su padre que diese principio á una conversa
cion con Filemon .
-¡Bien! dijo el anciano con alentadora sonrisa. ¿Y
cómo encuentra nuestro discípulo su nuevo....
Mis secciones cónicas , eno es eso lo que quieres
dar a entender, padre ? Difícil será que en mi presencia
se esplique francamente.
-¿Por qué no? dijo Filemon. ¿Por qué no habria de
manifestarte, lo mismo que áa todo el mundo, el nuevo
y admirable campo de ideas que han abierto para mí en
unas cuantas horas ?
-¿Y cómo ? preguntó Hipatia sonriéndose, cual si su
18
274 HIPATIA .

piese de antemano la respuesta del jóven. ¿En qué se


diferencia mi comentario del texto original de Apolonio,
sobre el cual lo he cimentado tan fielmente ?
-¡Oh! se diferencia tanto como un cuerpo vivo de
uno muerto. En lugar de áridas investigaciones sobre
las propiedades de las líneas rectas y curvas, he hallado
una mina de poesía y teología. Cada fórmula matemáti
ca me ha parecido trasformada, como por un milagro,
en el símbolo de algun principio noble y profundo del
mundo invisible.
-¿Y crees que el filósofo de Perga no vió otro tanto ?
26 te figuras que podemos pretender sobrepujar en pro
fundidad de conocimientos á los antiguos sábios ? No du
des de que ellos, como los poetas , solo aludian á cosas
espirituales, aun cuando parecen hablar de objetos físi
cos; y que si cubrian el cielo con esa vestidura terres
tre, era para ocultarlo a las miradas de los profanos;
mientras que nosotros, en estos degenerados tiempos,
tenemos que interpretar y esplicar cada pormenor a los
torpes oidos de los hombres.
-¿Crees , amigo mio , preguntó Teon, que las ma
temáticas sean útiles al filósofo de otro modo que como
vehículos de verdad espiritual? ¿ Hemos de estudiar los
números meramente como medios de ajustar cuentas ; ó
como Pitágoras, para deducir de sus leyes las ideas fun
damentales del universo , del hombre, de la Divinidad
misma?
-Ciertamente , este último me parece su fin mas
noble .
-¿Hemos de estudiar las secciones cónicas para cono
cer mejor cómo han de construirse las máquinas , ó mas
bien para hallar por su medio los símbolos de las rela
HIPATIA . 275

ciones de la Divinidad con sus diferentes emanaciones?


-Usas tu dialéctica como el mismo Sócrates, padre,
dijo Hipatia .
Si lo hago , es únicamente con un objeto temporal.
Senliria acostumbrar á Filemon á suponer que la esen
cia de la filosofía debe encontrarse en esas menudas in
vestigaciones de palabras y análisis de nociones , que
parecen constituir la principal virtud de Platon á los
ojos de las personas que , como el sofista cristiano
Agustin , adoran su letra y no atienden a su espíritu ;
sin ver que aquellos diálogos , que ellos se figuran el
>

altar , no son sino vestíbulos ....


-Di mejor velos , padre.
C

-Velos, sí , con que el filósofo quiso confundir la


grosera mirada de los que solo se guian por apetitos
carnales; y tambien vestíbulos, al través de los cuales el
alma instruida pudiese entrar en el santuario, visitar los
jardines de las Hespérides y coger el dorado fruto del
Parménides y del Timeo... En cuanto a mí, diré que con
tal que quedasen esos dos libros , poco me importaria
que todos los demás pereciesen mañana .
– Debes esceptuar á Homero y á Orfeo, padre.
-Sí, para la multitud ... Pero ¿de qué le servirian sin
algun comentario espiritual?
-Le dirian tan poco , quizá , como el círculo dice al
carpintero que traza uno con su compás.
-¿Y qué significa el círculo ? preguntó Filemon.
Puede tener infinitos significados, como los demás
fenómenos naturales ; y esos significados serán mas pro
fundos , a medida que sea mayor la exaltacion del alma
que lo considere. Como la única figura perfecta, es el
símbolo de la totalidad del mundo espiritual , que , lo
276 HIPATIA .

mismo que él , es invisible , menos en su circunferencia,


donde lo limita el groşero fenómeno de la sensual ma
teria. Y á la manera que el círculo se origina de un
centro, tambien invisible , un punto , segun la defini
cion de Euclides , al que no pueden asignarse ni partes,
ni tamaño, el mundo de los espíritus gira en torno de
un ser insondable , invisible é indefinible; en sí mismo,
como tantas veces he repetido , nada , pues solo es con
cebible por la negacion de todas las propiedades, inclu
yendo en ellas la razon , la virtud , la fuerza , y sin em
>

bargo , como el centro del círculo , causa de todas las


demás existencias.
-Lo veo, dijo Filemon . Por el momento, sin duda , la
idea de aquella Divinidad insondable le hirió como una
idea fria y estéril.... pero la causa de esto pudo ser úni
camente la torpeza de sus percepciones espirituales. De
todos modos , si fué una conclusion lógica, debió ser
exacta .
-Basta por ahora . En adelante puedes ser (creo co
nocerte bastante para predecir que serás) capaz de reco
nocer en el triángulo equilátero inscrito en el círculo y
que le toca solo con sus ángulos, los tres supra-sensuales
principios de la existencia , contenidos en la Divinidad ,
cual se manifiesta en el universo físico , coincidiendo:
con sus últimos límites, y no obstante, como él , inde
pendiente de esa invisible Unidad central que nadie se
atreve á nombrar .
-Ahl dijo el pobre Filemon, avergonzándose de su
torpeza : sin duda no soy digno de que se desperdicie
conmigo tanta sabiduría.... Pero si no es mucho atrevi
miento en mi preguntar.... ¿No considera A pulonio el
círculo, como las otras curvas , independientes de su
HIPATIA . 277

centro en cuanto a su existencia, y engendradas solo


por la seccion de un cono por un plano que forme án
gulo recto con su eje ?
- Pero ¿ no debemos trazar , ó á lo menos concebir
un círculo que produzca ese cono ? ¿Y el eje del cono , no
está determinado por el centro del círculo?
Filemon quedó confundido .
-No te averguences .... lo que has hecho es , sin que
rer , poner de manifiesto otro símbolo , quizá tan pro
fundo como el anterior... ¿ Imaginas cuál?
Filemion no pudo acertar el nuevo simbolo .
-¿No ves en eso que , así como cada concebible sec
cion recta del cono engendra el círculo , así en todo lo
que es hermoso y simétrico descubrirás la Divinidad , con
tal que lo analices, en una direccion recta y simétrica ?
- Hermoso ! dijo Filemon ; y el anciano anadió :
-¿No nos muestra tambien cómo se puede descubrir
la única filosofía perfecta y original en todos los grandes
escritores, con solo poseer los conocimientos necesarios
para saber hallarla ?
-Es verdad , padre mio ; pero precisamente ahora
>

deseo que Filemon se eleve , mediante los pensamientos


que le he sugerido , á ese modo mas alto y espiritual de
considerar la naturaleza , que nos la revela como revela
el instinto (á lo menos en todas sus hermosas y nobles
formas) á la Divinidad misma; deseo hacerle compren
der que no basta decir con los cristianos , que Dios ha
creado el mundo , si este aserto nos sirve de escusa para
pensar que su presencia , desde entonces , se ha retira
do de é .
-Figúraseme , observó Filemon , que los cristianos
no han sostenido nunca eso .
278 HIPATIA .

-De palabra , no ; pero es indudable que suponen a


la Divinidad autor de una máquina muerta , la cual una
vez formada, se moverá por sí misma , y rechazan como
hereges á todos los pensadores filósofos , sean Gnósticos
>

ó Platónicos, que , no satisfechos con tan estéril у sórdi


da idea del glorioso Todo , quieren honrar la Divinidad
reconociendo su universal presencia , y creyendo hones
tamente el aserto de sus Escrituras , cuando dicen que ÉI
vive, se mueve y tiene su existencia en el universo!
Filemon indicó modestamente que el pasaje á que se
aludia estaba espresado en la Escritura con palabras algo
diferentes .
-Cierto. Pero si el pasaje es verdadero, su conver
sion debe serlo tambien . Si el universo vive , se mueve
y tiene su existencia en Él , e no debe Él necesariamente
penetrar todas las cosas?
--¿Por qué ? ... Perdona mi torpeza y esplica .
- Porque si no penetrara todas las cosas , las cosas.
que no penetrase serian como intersticios en su ser, y
y estarian por tanto sin él . ·
-Es verdad , pero estarian dentro de su circunfe
rencia .
-Buen argumento. Sin embargo, no vivirian en él,
sino en sí mismas . Para vivir en él , tendrán que ser pe
netradas por su vida . ¿Crees posible, crees ni aun re
verente afirmar que pueda haber alguna cosa dentro de
la infinita gloria de la Divinidad, capaz de escluir del
espacio que ocupa al ser a quien debe lo que vale, y
que en un principio ha de haber penetrado esa misma
cosa , para comunicarla su organizacion y su vida? ¿ Se
habrá retirado, despues de crear , de los espacios que
ocupaba durante la creacion, reducido á la baja necesi
HIPATIA . 279

dad de hacer sitio para su universo, y á sufrir el dolor


(porque la analogia de toda la naturaleza nos dice que
lo es) de un cuerpo estraño , como una espina dentro de
la carne , subsistiendo dentro de su propia sustancia ?
Mejor es creer que su sabiduría y esplendor, semejan
tes á una llama sutil y penetrante, se insinúa esterior
mente con irresistible fuerza, al través de cada átomo
organizado, y que si se retirase un solo instante del pé
talo de la mas humilde flor , todo lo que á este queda
ria de su hermosura seria la materia grosera y el caos
de que fué formada ....
-Sí , prosiguió Hipatia , conformándose con el método
de su escuela , que como por lo comun las escuelas que
están en decadencia, preferia los discursos a la dialécti
ca , la sintésis á la induccion.... Mira aquella flor de loto
levantándose, como Afrodita, de las olas en que ha dor
mido toda la noche, y saludando con su cuello de cisne á
ese sol , cuyo curso seguirá amorosamente alrededor del
cielo . ¿No hay en ella mas que materia bruta, cañas y
fibras, color y forma, y esa vida sin objeto que los hom
bres llaman vegetacion? Era mucha mayor la ciencia
de los sacerdotes egipcios, que veian en el número y la
forma de esos pétalos de marfil y de esos estambres de
oro , en el modo misterioso como la flor nace de las olas
cada dia, en su bautismo por las noches , del cual sale
todas las mañanas á disfrutar de nueva vida, las seña
les de una idea divina, alguna misteriosa ley, comun á
>

la misma flor, á la sacerdotisa vestida de blanco, que la


lleva en las ceremonias del templo, y á la diosa á quien
ambas fueron consagradas.... ¡La flor de Isisl ... ¡ Ah! La
naturaleza tiene sus símbolos tristes, así como los tiene
alegres. Y a medida que una nacion mal gobernada ha
280 HIPATIA .

ido olvidando el culto á que debia su grandeza , por nue


vas y bárbaras supersticiones , su flor sagrada ba ido
siendo cada vez mas rara , hasta que (emblema adecua
do del culto á que acostumbraba tributar su perfume)
hoy se la encuentra solo en jardines como estos; objeto
de curiosidad para el vulgo, y para mí un monumento
de la sabiduría y de la gloria que ha desaparecido.
Filen!on , como se vé, estaba ya bastante adelantado
en la ciencia , pues que las alusiones á Isis no le asusta
ban . Por el contrario , se atrevió á ofrecer consuelo á la
hermosa afligida.
-El filósofo, dijo, no debe lamentar la pérdida de
una mera idolatría esterior . Porque si , como parece que 1

crees , hubiese una raiz de verdad espiritual en el sim


bolismo de la naturaleza , este no puede morir . Y así la
flor de loto deberá conservar su siguificado mientras que
la especie exista en la tierra .
-ildolatría ! respondió Hipatia con sonrisa . Espero
que mi discípulo no volverá a repetir esa gastada calum.
nia cristiana . En cualesquiera supersticiones en que haya
podido incurrir el piadoso vulgo , hoy son los cristianos,
y no los paganos , los idólatras. Ellos, que atribuyen
poder milagroso á los huesos de hombres muertos ; que
hacen templos de osarios y se inclinan ante imágenes
de los seres mas humildes, de seguro no tienen derecho
á acusar de idolatría al griego ó al egipcio , que perso
niſica en una forma de simbólica hermosura ideas que
las palabras no alcanzan áa espresar .
« ¿Idolatría ? ¿Adoro yo acaso el Faro cuando le con
templo horas enteras, con amoroso temor, como la se
îal del poder de Hellas, que todo lo conquistaba? ¿Ado
ro la armonía del verso de Homero, cuando acojo con
HIPATIA . 281

delicia las celestes verdades que me revela , y hasta amo


el libro material, a causa del mensaje de que es porta
dor? ¿ Te figuras que haya quien , á no ser el vulgo, ado
re la imágen , ó sueñe con que esta imágen ba de ayu
darlo ú oirlo? ¿Por ventura , el amante equivoca el re
trato de su amada con la realidad que vis y habla ?
Nosotros adoramos la idea , cuyo símbolo es la imágen .
¿Mereceremos censura porque usamos ese símbolo para
representar la idea á nuestros afectos emociones , en
lugar de dejarles una nocion estéril, una imaginacion
vaga de nuestro pensamiento ?
-¿Entonces, preguntó Filemon con voz vacilante,
>

pero sin poder contener su curiosidad , entonces tú ado


ras las divinidades paganas?
Filemon no comprendia por qué esta pregunta ha
bria de escitar la susceptibilidad de Hipatia ; pero es lo
cierto que la escitó , pues contestó con bastante arro
gancia:
-Si Cirilo me hubiese hecho esa pregunta , no me hu
biera dignado contestarle. A tí debo decirte que antes
de que responda á ella , necesitas saber qué son esos que
>

apellidas dioses paganos. El vulgo, ó mas bien los que


encuentran su interés en calumniar al vulgo para con
fundir á los filósofos con él , pueden imaginarlos simples
séres humanos, sujetos como el hombre á la pena y al
amor, á las limitaciones de personalidad . Nosotros , al
contrario , hemos aprendido de los primitivos filósofos de
Grecia , de los sacerdotes del antiguo Egipto y de los sá
bios de Babilonia , á reconocer en ellos las fuerzas univer
sales de la naturaleza , esos hijos del espíritu que todo lo
vivifican, que no son mas que emanaciones diversas de la
unidad primera ; mejor dicho, varias fases de esta uni
282 HIPATIA. '

dad, segun ha sido concebida en los diferentes climas y


razas por los sábios de distintas naciones. Así, á nues
tros ojos, el que reverencia á los muchos, adora real
mente y de la manera mas completa y elevada a la uni
dad , de cuya perfeccion aquellos sun los antitipos par
ciales; cada uno perfecto en sí mismo , y sin embargo, la
imágen de una sola de sus perfecciones.
-Entonces , dijo Filemon , á quien esta esplicacion
causó grande alivio , ¿por qué aborreces tanto el cris
tianismo? ¿No puede ser uno de los muchos métodos?...
—Porque, respondió interrumpiéndole con impacien
cia , porque el cristianismo se resiste á ser uno de esos
muchos métodos, y apoya su existencia en la negacion;
porque se arroga la revelacion esclusiva de la Divinidad ,
y no quiere ver en su arrogancia que sus mismas doc
trinas combaten semejante pretension , pareciéndose
como se parecen áá las de todas las demás creencias. No
hay un dogmna de los Galileos que no se encuentre, bajo
esta ó la otra forma , en alguna de esas religiones, de las
cuales pretende desdeñarse de tomar nada .
-Esceptuando, dijo Teon , su exaltacion de todo lo
que es humano y plebeyo, de todo lo que es ignorante
y humilde .
-Esceptuando.... Pero allí viene una persona á la
que no puedo.... á la que no quiero encontrar. Tome
mos por aquí .... Ipronto!
Hipatia, pálida como la muerte, condujo a su padre
con antifilosófica prisa en otra direccion.
-Sí, continuó tan pronto como hubo recobrado su
tranquilidad , si esa supersticion de los Galileos se con
tantase con ocupar un puesto humildemente entre las
otras religiones licitas del imperio, no habria inconve
HIPATIA . 283

niente en tolerarla como un bosquejo antropomórfico de


cosas divinas, adaptado a la inteligencia del vulgo; quizá
peculiarmente adaptado por ser muy lisonjero para él .
Pero ....
-Otra vez tienes ahí á Miriam , dijo Filemon , que se
dirige á nosotros.
-¿Miriam ? preguntó Hipatia severamente. ¿ La cono
ces , pues? ¿ Cómo es eso ?
-Vive en casa de Eudemon , lo mismo que yo, res
pondió Filemon con franqueza. Lo cual no quiere decir
que yo haya hablado nunca ni desee hablar á tan baja
criatura .
-¡Nunca! ¡Te lo mandol dijo Hipatia casi en tono
de súplica.
Pero a la sazon no habia medio de evitar su presen
cia, y por fuerza Hipatia y su atormentadora se encon
traron frente á frente .
-¿Una palabra! ¡Un momento , hermosa señoral es
clamó la vieja prosternándose de un modo servil. No
te des esa prisa cruel . Tengo .... mira lo que tengo para
til Y dejó ver, con cierto misterio, el Arco Iris de Sa
lonnon . ¡ Ah! prosiguió, conozco que te vas á detener
un instante, no por causa del anillo, ni tampoco de una
persona que te lo ofreció en otro tiempo.... ¡ Ah! y dón
de está él ahora? ¡Quizá haya muerto de amor! A lo me
nos aquí tengo su último presente á la hermosa , á la
cruel.... Bien , tal vez ella obró con cordura ..... Ser
una emperatriz .... juna emperatrizl... Esto vale mas
que todo lo que el pobre judío pudiera ofrecer .... Pero,
sin embargo.... una emperatriz debe oir las peticiones
de sus súbditos....
Todo esto fué dicho rápidamente , en tono bajo y
284 HIPATIA .

adulatorio, y con mil contorsiones de todo su cuerpo, á


escepcion de los ojos, que con la intensa fijeza de su
brillo turbaban á Hipatia , y de cuya penetrante mirada
no era posible librarse.
-:Q'sé quieres? :Qué tiene que ver ese anillo conmi
go? preguntó Hipatia medio asustada .
--El que lo poseyó en otro tiempo te lo ofrece ahora.
¿Recuerdas una pequeña ágata negra.... cosa misera
ble? ... Si no la has arrojado, como es probable lo hayas
hecho , desea recobrarla por este Ópalo .... piedra mucho
mas propia , ciertamente , para una mano como la tuya.
- El me dió la ágata , y la conservaré .
-Pero , ¿y este opalo.... cuyo valor es de diez mil
monedas de oro ... , en cambio de un objeto miserable ,
roto .... y que no vale una sola moneda?
-No trafico como tú , ni he aprendido á estimar las
cosas por su precio en dinero. Si esta ágata valiese di
nero , no la habria aceptado.
- Toma el anillo, tómalo , querida , dijo Teon en voz
baja y con impaciencia. Nos servirá para pagar todas
nuestras deudas .
-¡Vaya si servirál respondió la vieja, que parecia
haberle oido .
- Cómo, padre ! ¿Tú me aconsejas tambien ser tan
mercenaria ? Buena mujer , continuó volviéndose á Mi
riam , no puedo esperar que entiendas la razon de mi
repulsa , pues que tú y yo tenemos distintas ideas de lo
que es ó no digno. Pero te diré que a causa del talisman
grabado en esta ágata , ya que no por otras razones, me
es imposible dártela.
-Ahl já causa del talisman ! ¡ Perfectamente! ¡Eso se
llama obrar sábia y noblemente como un filósofo! ¡ Oh!
HIPATIA . 205

no diré una palabra mas. ¡ Que la hermosa profelisa


conserve la ágata; que tome tambien el opalo; porque
tambien en él hay un hechizo! El nombre cou que Sa
lomon obligaba a los demonios á cumplir sus manda
tos. ¡Mira! ¿De qué no fueras capaz si supieses el modo
de usarlo? Tever grandes Уy gloriosos ángeles, con seis
alas cada uno, prosternándose ante tí donde quiera que
los llamases y diciendo: «Aquí estoy á tus órdenes; en
víame. » ¡ Miralo, míralo !
Hipatia cedió a la tentacion , y examinó el anillo con
mas curiosidad de la que hubiera deseado mostrar; en
tretanto la vieja prosiguió diciendo :
-¿Pero la instruida señora sabe el uso que debe ha
cerse de la ágata negra ? ¿Se lo dijo, por ventura, Aben
Ezra ?
Hipatia se sonrojó algo; dábale vergüenza confesar
que Aben - Ezra no le habia revelado el secreto, proba
blemente por no creer que existia semejante secreto, y
que el talisman habia sido para ella solo un curioso ju
guete, al que un dia le agradaba suponer dotado de al
guna virtud oculta , riéndose al dia siguiente de la
idea, como antifilosófica y bárbara; así contestó severa
mente que sus secretos eran su propiedad .
--Entonces lo sabe todo !... Afortunada señoral... Y
el talisman debe haberle dicho si Heracliano ha perdido
ó conquistado á Roma á estas horas, Уy si ella ha de ser
madre de una nueva dinastía de Tolomeo, ó morir vír
gen, jlo que no permitan los cuatro ángeles! Y sin duda
se le ha aparecido ya el gran demonio , cuando ha fro
tado el lado liso, ¿no es verdad?
-Vete, loca ; no creo como tú tales supersticiones
infantiles.
286 HIPATIA .

-Supersticiones infantiles! ¡ Ah ! jah ! jah! dijo la vie


ja volviéndose para marcharse, con reverencias mayo
res que nunca . ¡Y todavía no ha visto al ángel.... Ah!
¡Bien ! quizá algun dia , cuando la hermosa dama nece
site saber cómo ha de usarse el talisman , acuda á la po
bre vieja judía para que la instruya .
Y Miriam desapareció por una calle de árboles , y se
entró por las mas espesas matas, mientras que los tres
soñadores prosiguieron su camino.
Lejos estaba Hipatia de figurarse que la vieja en el
momento de verse sola se habia arrojado sobre el cés
ped , arrastrándose y mordiendo las hojas , como una
fiera acometida de la rabia ....
- La tendré , esclamaba , la tendré, aunque haya
de arrancarle con ella el corazon ! »
HIPATIA . 287

CAPITULO XVI,

VENUS Y PALAS .

AL dirigirse Hipatia aquella tarde á su salon de leccio


nes , fue detenida en medio del camino por una proce
sion de unos veinte godos y damas , áá cuya cabeza iba
Pelagia adornada de joyas y chales , y montada en su
mula , tan blanca como la nieve. A su lado cabalgaba el
Amal , con sus largas piernas , como las de Gaug -Rolf
el Norseman , que le permitian tocar el suelo , mientras
>

oprimia con su peso un delicado caballo berberisco , no


encontrándose en Alejandría otro que sustituyese mejor
á los grandes caballos negros de su pais nativo.
Se adelantaban , seguidos de la multitud , hacia la
puerta del Museo , y deteniéndose , empezaron áa apear
se , mientras que sus esclavos cuidaban de las mulas y
de los caballos .
No habia escapatoria para Hipatia : el orgullo la im
pidió obedecer á su instinto virginal , retirándose entre
la multitud que estaba detrás de ella ; y habiendo el
Amal bajado de la mula á Pelagia , las bellezas rivales
de Alejandría se vieron , por la primera vez de su vida,
frente á frente.
- Que Atene te favorezca hoy , Hipatial dijo Pela
gia con su mas dulce sonrisa . He traido á mis guardias
para que oigan esta tarde algo de tu sabiduría . Deseo
ver si puedes enseñarlos alguna cosa mas digna de oir
se que las cancioncillas que Afrodita me enseñó cuan
288 HIPATIA .

do me sacó de la espuma del mar, de donde ella salió


tambien , y me puso por nombre Pelagia .
Hipatia se irguió cuan alta era , y no respondió nada.
-Paréceme que mis guardias pueden asociarse á tí .
A lo menos son principes y descendientes de deidades,
por lo cual deben entrar antes que tus provincianos.
¿Quieres mostrarles el camino?
Hipatia continuó sin abrir los lábios.
-Entonces yo los guiaré. ¡Vamos, Amal !
Diciendo así, subió las escaleras , seguida de los go
dos que arrimaban a los alejandrinos á un lado, á dere
cha é izquierda , como si fuesen niños.
-Ab, traidora cortesanal esclamó un jóven , cuya
voz se oyó claramente en medio de los murmullos de la
muchedumbre; ¡despues de habernos robado todo el Ji
nero que pudiste con tus falsedades , estás ahora consu
miendo nuestros patrimonios con bárbaros!
-- Devuélvenos nuestros presentes , Pelagia , gritó
otro , y sé feliz con tu manada de toros bravios !
-¡Lo serél dijo Pelagia parándose repentinamente;
y cogiendo sus collares y brazaletes , estaba á punto de
arrojarlos a la multitud atónita .
- Vedlos! ¡Tomad vuestros presentes! Pelagia y sus
amigas no quieren deber pada á niños , cuando son ado
>

radas por hombres como estos .


Pero el Amal que, afortunadamente para los estudian
tes, no habia entendido una palabra de esta conversa
cion , le contuvo el brazo, preguntándole si estaba loca .
>

No, no! esclamó sin poder hablar de ira . Dame


oro .... todo el dinero que tengas. Estos miserables me
están echando en cara lo que me dieron antes.... an
tes.... ¡Oh , Amallyme entiendes ?
HIPATIA . 289

Y se agarró de su brazo , como suplicándole.


—¡Héroes! ¡cada uno de vosotros arroje su bolsa en
medio de esos bribones! Dicen que nosotros y nuestras
queridas vivimos de sus despojos.
Y su bolsa fué á caer entre la multitud .
En un instante todos los godos imitaron su ejemplo;
у hasta hubo mas de uno que arrojó un brazalete ó un
collar al rostro de algun infeliz filosofastro.
-No tengo dama , amigos mios , dijo el anciano
Wulf en bastante buen griego , y no os debo nada. Así,
guardaré mi dinero , como guardaríais el vuestro ; y
como lo guardarias tambien tú , viejo Smid , si hubieras
9

imitado mi cordura .
-¡No seas mezquino, principe , por el honor de los
godosl dijo Smid riéndose.
-Si yo tomo en oro , pago en hierro , respondió
Wulf desenvainando hasta la mitad la grande y ancha
hoja, ante cuyas ominosas manchas oscuras la estudian
tina retrocedió; y toda la partida entró en el vacío salon
de lecciones y se sentó a su comodidad en las filas de
enfrente .
-¡Pobre Hipatia ! Al principio determinó no espli
car .... luego quiso enviar por Orestes .... despues se le
ocurrió acudir á sus estudiantes para que defendiesen
la santidad del Museo ; pero el orgullo , á la par que la
prudencia , la aconsejaron mejor ; retirarse hubiera sido
confesarse vencida.... deshonrar la filosofía .... perder
su influencia en el ánimo de todos los irresolutos. ¡No!
decidió seguir adelante y arrostrarlo todo , insultos y
hasta la violencia ; y con trémulos miembros y pálidas
megillas subió a la tribuna y empezó....
Con sorpresa y placer de la jóven , su bárbaro au
19
290 HIPATIA .

ditorio se condujo admirablemente. Pelagia, con el buen


humor que le habia causado su triunfo , y quizá tam
bien delerminada á mostrar su desprecio hacia Hipa
tia , dejándole todas las probabilidades de triunfo , se
contuvo, y contuvo á sus amigos por una media hora.
Pero al cabo de este tiempo, la violenta respiracion del
dormido Amal, á quien habia despertado dos veces, re
1

sonó libremente en la sala , y fué engrosando hasta con


vertirse en ronquido ; porque la misma Pelagia se ba
bia quedado tan dormida como él . Entonces, otro cen
sor .se encargó de mantener el órden . El viejo Wulf,
desde que Hipatia habia empezado , no habia vuelto á
separar de ella los ojos, y mas de una vez el flaco cora
zon de la joven se habia alegrado al reparar en la son
risa de vigorosa inteligencia y honrada satisfaccion que
brillaba en aquel semblante lleno de cicatrices, mientras
que de tiempo en tiempo la blanca barba del anciano se
agitaba con marcada aprobacion , hasta el punto de en
contrarse Hipatia, mucho antes de concluir el discurso,
encaminando sus palabras directamente a su nuevo ad
mirador .
Cuando hubo acabado, los estudiantes, que se ha
bian ido sentando росо á poco , sin el mas leve deseo de
burlarse de los intrusus, que habian sido esta vez los
que se habian burlado completamente de ellos , se le
vantaron á toda prisa, muy contentos de verse libres de
tan peligrosos vecinos. Pero con admiracion suya , y
tambien de Hipatia , el viejo Wulf se levantó al mismo
tiempo , y adelantándose hasta la tribuna , sacó su bol
sa y la colocó á los pies de Hipatia.
-¿Qué significa esto ? preguntó la jóven , medio ater
rorizada al ver acercarse la figura de mas rudo y bár
HIPATIA. 291
baro aspecto que habia contemplado en toda su vida.
-Mi paga por lo que he oido esta tarde. Eres una
noble doncella , iy ojalá que Freya te envie un marido
cual mereces y que te haga madre de reyes!
Dicho esto , Wulf se retiró con los suyos.
Pelagia , á la vista de aquel público homenaje tri
butado á su rival ante sus propios ojos, se sintió incli
pada á aborrecer al viejo Wulf. Pero este fué el único
traidor, Los demás godos convinieron en que Hipatia era
una necia , que estaba despreciando su juventud y her
mosura en hablar á monos ; y montando de nuevo en
sus caballos , como Pelagia en su mula, se dirigieron
triunfalmente a su habitacion .
Sin embargo, el corazon de esta última estaba triste
en medio de su triunfo . Lo justo y lo injusto eran ideas
tan desconocidas para ella como para muchos miles de
personas de su tiempo. Segun lo que le sugeria su con
ciencia , hallábase tan destituida de alma coino la mula
7

en que cabalgaba . Habiéndola dotado la naturaleza de


un buen humor sin límites , y de un talento artístico no
>

comun , su gustu griego por la belleza y gracias físicas


se habia desarrollado con el largo ejercicio , llegando á
ser la mas perfecta pantomima , bailarina y música de
los teatros de Alejandría. Desde su infancia habia vi
vido, pues , solo para el goce y la vanidad , sin desear
mas. Pero su nuevo afecto, ó mejor dicho , adoracion
hácia su corpulento amante godo , habia despertado en
ella una nueva idea .... la de conservarle ..... vivir para
él .... y seguirle al fin de la tierra , aunque se cansase de
ella , aunque la tratase mal y correspondiese á şu amor
con el desprecio . Poco a poco, dia tras dia , la burlas de
Wulf habian escitado en ella el temor de que pudiese
292 HIPATIA .

llegar este último caso.... Porque no lo adivinaba; pero


¿qué especie de mujeres eran aquellas Alrunas á que
aludia Wulf en sus cantos, y de las cuales hasta el Amal
y sus héroes hablaban con respeto , como de una cosa
que la escedia en nobleza y tambien á ellos? ¿Y qué era
lo que Wulf habia reconocido en Hipatia , y habia hecho
que el rudo y selvatico guerrero le tributase aquel ho
menaje público?... ¡ No era difícil decirlo! Pero ¿por qué
eso atraia en Hipatia ó en cualquiera otra?... Y la pobre
hija de la naturaleza consideraba en confuso estravío
una multitud de preguntas nuevas , como miraria una
mariposa las páginas del libro en que se posase , y se
sentia triste y descontenta , no de sí misma , pues zno
era ella Pelagia la perfecta ? sino de las estrañas ideas
que asaltaban la cabeza de otras personas . ¿Por qué ca
da uno no seria tan feliz como pudiese? ¿Y quién mejor
que ella sabia el modo de ser feliz y de bacer que otros
lo fuesen ? ...
- Mira ese monge anciano que está de pié en el pavi
mento , Amalrico. ¿ Por qué me mirará tan fijamente ?
Dile que se vaya .
La persona a quien aludia era un anciano de delica
das facciones , con una venerable barba blanca ; y pare
ció oirla , pues que al momento apartó la vista , y en
tonces , con asombro de Pelagia , se cubrió el rostro con
>

las manos y prorumpió en un llanto convulsivo .


-¿Qué significará eso? Que me le traigan al instante .
Quiero saberlo , csclamó con petulancia , parando la
atencion en aquel nuevo objeto , a fin de librarse de los
pensamientos que la tenian asediada .
Inmediatamente un godo fué en busca del anciano,
que vino sin resistencia al lado de la mula de Pelagia.
Rorats R Alabern

No he dellorar le dijo cuando veo una criatura tan hermosa como vos desunada a las llamas del infierno

anohen Kubu Edytor, Madrid


HIPATIA . 293

-¿ Por qué bas llevado tu grosería hasta el punto de


ponerte a llorar de ese modo en mi presencia ? pregun
tó con arrogancia .
El anciano la miró triste y tiernamente, y respondió
en voz baja, como si las palabras no debiesen ser oidas
mas que por ella :
-¿Y puedo acaso dejar de Horar, cuando contemplo
una cosa tan bella como tú destinada para siempre a las
Hamas del infierno ?
-¿A las llamas del infierno ? dijo Pelagia asustada.
¿ Por qué?
-¿No lo sabes?.preguntó el anciano con una mirada
de triste sorpresa . ¿Te has olvidado de lo que eres?
--- ¿ Yo? En mi vida he hecho daño ni á una mosca .
-¿Por qué estás tan asustada, querida? ¿Qué le has
estado diciendo , viejo miserable ?
Y el Amal levantó el látigo.
-¡Ohl no le hieras . Ven , ven mañana , y me dirás lo
que significan tus palabras.
- No; no queremos frailes que vayan a asustar á mu
jeres tontas. Fuera de aqui! y agradece á esta dama el
que salgas tan bien librado.
Y en seguida el Amal cogió de la brida la mula de
Pelagia y echó á andar, mientras el anciano permaneció
mirándolos con tristeza .
Pero evidentemente no era la hermosa pecadora el
objeto que habia conducido al anciano monge del de
sierto á una vecindad tan agena de sus hábitos; porque
recobrándose en pocos momentos , corrió a la puerta del
Museo y se situó allí, examinando con ardor las fisono
mías de los que pasaban y recibiendo su parte de es
tudiantiles burlas.
294 HIPATIA .

-Oyes, gato viejo, ¿qué raton estás acechando aquí,


á la boca del agujero ?
-Entra á ver si los ratones te chamuscan los bi
gotes ....
-Aquí está mi raton , señores, respondió el anciano
con un saludo y una sonrisa, cuando colocó su mano so
bre el brazo de Filemon y presentó a sus atónitos ojos las
delicadas facciones y elevada frente de Arsenio.
--iPadre miol esclamó el jóven en el primer impulso
de un tierno reconocimiento ; y despues.... aunque siem
pre babia estado aguardando algun encuentro por el es
tilo, se puso pálido como la muerte. Los estudiantes vie.
ron su emocion .
-¡Suéltale , viejo Heautontimorumenos 1 Pertenece ya
á nuestra compañía. Los monges no tienen que ver con
hijos ni con esposas. ¿ Quieres que le echemos de aquí,
Filemon ?
-Cuidado con lo que haceis; ¡los godos están todavía
cercal contestó Filemon; y para evitar que los estu
diantes se propasasen hasta insultar á una persona tan
respetable y querida de él como Arsenio , llevó de alli
poco a poco al anciano y subió con él por la calle en si
lencio, temeroso de lo que iba á sobrevenir.
-¿Son esos tus amigos ?
—¡Dios me libre ! No tengo nada de comun con tales
gentes, sino el ser de carne y hueso y ocupar como
ellos un asiento en la sala de lecciones.
-¿De la mujer pagana?
Filemon, como todos los jóvenes que sienten miedo
de algo, se dió prisa á entrar en materia , por lo mis
mo que temia la calma con que lo iba a hacer Ar
senio .
HIPATIA . 295

-Sí, de la mujer pagana. Dime, ¿has visto á Cirilo


antes de venir aquí?
-Le he visto , y ....
--Y , prosiguió Filemon interrumpiéndole , algunos
de los que le rodean te habrán dicho de mí mil falseda
des . Por ejemplo, que he pisoteado la cruz.... que he
sacrificado a todas las deidades del Panteon ... y proba
blemente (añadió, poniéndese de color de escarlata ), que
el mas puro de los séres (tan puro , que si no fuese lo
que se denomina pagano, seria y mereceria ser adorada
como la reina de los santos), que ella .... y yo .... Al lle
gar aquí se detuvo .
-
- He dicho yo que creyese lo que haya podido
oir?
-No .... y por lo mismo, como son tan necios y urdi
dores de falsedades, no hay mas que hablar en el asun
to : lo cual no quiere decir que no esté dispuesto á con
testar a todas tus preguntas, mi amado padre.
-¿Te he dirigido alguna , hijo mio?
No. Podemos , pues , mụdar de conversacion por
>

ahora .
Y empezó a abrumar al anciano con preguntas so
bre él, sobre Pambo y demás habitantes de los Lauros;
á las cuales Arsenio, con infinita satisfaccion del jóven ,
respondió cordial y minuciosamente, y hasta se sonrió
al oir á Filemon censurar el contraste entre los monges
de Nitria y los de Scetis.
Arsenio era demasiado sábio para no conocer lo que
significaba aquella verbosidad , y para no calcular que
la version de Filemon estaba probablemente tan cerca
de la verdad como la de Pedro ; mas, fundado en razo
nes esclusivamente suyas, solo le contestó con una ca
296 HIPATIA .

riñosa mirada y un cumplimiento por encontrarle mas


crecido que cuando salió de los Lauros.
-Y sin embargo, me pareces delgado y pálido, hijo
mio .
-El estudio , dijo Filemon, el estudio . No se puede
consumir aceite à media noche, sin espiarlo de algun
modo .... No obstante , estoy ya bien recompensado y
en lo futuro lo estaré inas .
-Esperémoslo así. Pero, ¿qué godos son esos junto a
los cuales acabo de pasar?
--- Ab! padre mio , respondió Filemon alegre por te
ner una escusa para variar de asunto, y sin embargo,
medio receloso viendo que Arsenio no le hablaba del
verdadero objeto de su visita . Entonces eras tú el que se
detuvo y habló á Pelagia al estremo de la calle. ¿Qué pa
labras pudiste dirigir á tan miserable criatura ?
Dios lo sabe . Mi corazon sintió una simpatía secre
ta hacia ella .... ¡ Infeliz jóvenl ... Pero, ¿ cómo la cono
ces lú ?
- Toda Alejandría conoce á esa abominable mujer,
dijo una voz á su lado, que era ni mas ni menos la del
porterillo , el cual habia estado observando a los dos
monges todo aquel tiempo , y no habia podido contener
se mas sin mezclarse en la conversacion. Y mucho hu
biera convenido á varios jóvenes ricos que la vieja Mi
rian no la tragese , en un ominoso dia , de Atenas.
-¡Miriam?
-

-Sí, monge; ese es un nombre no desconocido en los


palacios y en los mercados de esclavos.
--¿Una vieja judía , de mirada diabólica ?
-Judía es , como habrás conocido por el nombre que
lleva ; y en cuanto a sus ojos, me parecen, ó mas bien
HIPATIA . 297

me parecian (pues su nacion ha sido espulsada de Ale


jandría por tu fanática tribu) , divinos ó demoníacos,
califíquelos como guste la imaginacion vulgar de los
monges .
-Pero, ¿cómo conociste á esa Pelagia , hijo mio? No es
compañía á propósito para personas como tú.
Filemon refirió , con bastante modestia , su aven
tura del Nilo y la invitacion que le habia hecho Pe
lagia .
--¿Seguramente no la aceptaste ?
-¡No permitió el cielo que el discípulo de Hipatia se
degradase basta ese punto!
Arsenio sacudió tristemente la cabeza.
-¿Hubieras querido que la admitiese ?
-No, hijo mio. Pero, desde cuándo has aprendido a
llamarte discípulo de Hipatia y á calificar de degrada
cion el visitar a la mujer mas pecadora , si de ese modo
lograbas restituir al Buen Pastor úna oveja perdida? Sin
enibargo, eres aun muy jóven para tal empleo , y sin
duda ella queria tentarte.
-No lo creo. Parecia , si , sorprendida de lo que se
hablaba sobre semejanza entre ella y yo , y sobre mi
procedencia de Atenas.
-¿Semejanza entre ella y tú? ¡Es cierto! ... Yo la be
sentido, sin conocer lo que me atraia á su persona. Cuan
do miré su rostro, se me figuró ver uno fa niliar, queri
do para mí.... ¿Cuánto tiempo hace que vino de Ate
Los? ¿t Quién lo sabe ?
-Precisamente despues que aquella ciudad fué sa
queada por los bárbaros, dijo el porterillo , que empe
zando á sospechar un misterio, estaba atisbando como
un loro .
298 HIPATIA .

-La época coincide.... ¿ Puede encontrarse á esa Mi


riam?
-Es una pregunta sábia y cortés para un monge. ¿No
estás enterado de que Cirilo espulsó de Alejandría á
todos los judíos hace cuatro meses ?
-Es verdad , es verdad ....
-¿De qué se trata , padre mio? Parece que te interesa
mucho esa mujer ....
-¿Y es esclava de Miriam?.
- Hace siete años que es libre, dijo el portero. La
buena señora , por razones escelentes sin duda en sí
mismas, pero no niuy claras al entendimiento filosófico,
determinó darle soltura en la república de Alejandría,
para que buscase qué devorar.
-¡Dios la ayudel ¿Y estás cierto de que Miriam no se
encuentra en Alejandría?
El porterillo se puso muy colorado y tambien File
mon ; pero se acordó de su promesa y la mantuvo.
- Veo que los dos sabeis algo acerca de ella . No es
posible, añadió volviéndose al porterillo con cierto aire
de autoridad , que engañes á un antiguo hombre de Es
tado, aunque hoy no pase de ser un pobre monge. Si
me dices lo que sabes, te prometo que ni tú ni ella per
dereis nada por esa confianza . Si no, yo encontraré me
dios de descubrir lo que hay de verdad en eso .
Ninguno de los dos chistó.
-¡Filemon , hijo mio ! conque te has ligado con
>

tra.... no, no contra mí, sino contra tí mismo, pobre jó


>

ven descarriado ?
-¿Contra mí mismo ?
-Sí.... Lo he dicho. Pero, si no tienes confianza en
-

mí, no puedo tenerla en ti.


HIPATIA . 299

-He prometido callar .


-Y yo, señor hombre de Estado, óó monge, ó ambas
cosas á un tiempo , ó ninguna de las dos, lo he jurado
por los dioses inmortales, dijo el portero con tono arro
gante.
Arsenio se detuvo .
- Hay quien sostiene que un juramento por un ídolo,
que en sí es nada , carece de valor. Yo no creo eso . Si
tú consideras pecado quebrantar tu juramento, pecado
es para tí sin duda . En cuanto á lí , pobre hijo mio , tu
promesa es sagrada, aunque haya sido hecha al mismo
Judas Iscariote . Pero escúchame . ¿Hay iuconveniente en
que uno de vosotros refiera á esa mujer ( suponiendo
que esté en Alejandría, lo que Dios permita ), todo lo
que aquí ha pasado, y le diga que Arsenio, cuyo nom
bre le es bien conocido , ofrece , bajo el solemne jura
mento de un cristiano , no injuriarla ni hacerla traicion?
¿Quereis hacer esto?
-¡Arsenio? esclamó el porterillo con una mirada en
que iban mezclados el temor y la lástima .
El anciano se sonrió .
--Arsenio , á quien llamaron en otro tiempo el pa
dre de los emperadores. Ella tendrá confianza en ese
nombre.
-Iré al momento , señor, volaré!
Y el porterillo partió como un relámpago.
-El pobre diablo no ha visto , dijo Arsenio sonrién
dose, cuánto ha confesado ya , y cuán fácil me seria
ahora seguirle á la guarida de la vieja .... Filemon ,
hijo mio.... Muchas lágrimas tengo que llorar por ti....
pero impediré todavía que corran . Estás ya seguro;
y el anciano le tomó del brazo. ¿ Tú no dejarás á tu
300 HIPATIA .

pobre y anciano padre ? ¿Tú no me abandonarás por la


mujer pagana ?
- ¡Permaneceré á tu lado , te lo prometo! con tal que
no digas cosas injustas de ella.
-Yo no hablo mal de nadie, ni acuso á nadie, sino á
mí mismo. No te diré una sola palabra dura , pobre hijo
mio. Ahora , óyeme. ¿Sabes que procedes de Atenas?
¿ Sabes que fui yo quien te trajo á Africa ?
-¿Tú?
-Si, hijo mio; pero cuando te llevé á los Lauros, me
pareció bien que tú, como hijo de un noble, no supie
ses nada de esto . Y dime, no recuerdas á tu padre ni
á tu madre , á ningun hermapo ni hermana, en fin, no
recuerdas nada de tu casa en Atenas ?
-¡Nada !
-Gracias a Dios. Pero, Filemon, si hubieses teni
do una hermana .... Silencio! Y si (hablo condicional
mente) , viviese solo en cuanto al nombre , y estuviese
muerta , peor que muerta , en.... ¿qué harias por sal
varla?
1

El jóven se agarró del brazo del anciano para no


1
caer juna hermapal .... ¿Qué misteriosa virtud era la
de esta sola palabra , que hacia vacilar su cerebro y pal
pitar con fuerza su corazon ? ¡Una hermanal no mera
mente una amiga , upa igual , sino una compañera , dada
por Dios, y á quien podia amar, sin que nadie, ni aun
un monge, le censurase por ello. No meramente una
cosa delicada , débil , hermosa (pues desde luego suponia
que debia ser hermosa ), a quien le era permitido que
rer, guiar, sostener , libertar , y por quien podia morir,
ballando deliciosa semejante muerte. Sí.... todo esto y
mas todavía se encerraba en aquella sagrada palabra .
HIPATIA . 301

Porque estas ideas divididas y parciales habian flotado


al través de su entendimiento con demasiada velocidad
para que escitasen uva pasion como la que le movia
abora; y hasta apenas habia oido, si es que oido habia ,
la indicacion de su pecado y del peligro en que se en
contraba . Era la palabra misma la que llevaba su en
canto, su mensaje al corazon del huérfano de padre y
madre, cuando por la primera vez contemplaba la pro
funda, eterna, divina realidad del parentesco .... juna
hermanal de su propia carne, de su propia sangre....
nacida del mismo padre y de la misma madre que él,
fsuya , suya para siempre ! ¡ Cuán vanos y efimeros
le parecian todos esos parentescos espirituales de hijos
y de hijas, invenciones de la mudable fantasía , del
capricho del hombrel Arsenio .... Pambo .... la misma
Hipatia .... ¿qué eran ahora para él ? Se trataba de un
parentesco verdadero..... ¡ Una hermana ! ¿ܶ‫ ܬ‬Qué otra
cosa habia en la tierra que mereciese fijar su aten
cion ?
--¿Dónde está ?.... fué la primera pregunta que pudo
articular , con los ojos llenos de lágrimas. ¿ Dónde? Va
mos.... illévame con ella al instantel
-Pero , hijo mio , aun no estamos ciertos.
-¿No ?... Entonces bas cometido una crueldad en pro
nunciar esa palabra. Oblisi al cabo todo quedase frus
trado! Pero , como quiera que sea , iremos.... Sí .... solo
Ja probabilidad de encontrarla es suficiente para aven
turar la vida en el empeño. Y en su impaciencia em
pujaba hacia adelante al anciano. ¡Vamos! Sé que está
en casa de Pelagia. Sé que lo crees asi. La distinguirás
entre todas.... me la mostrarás.... y yo la sacaré de
allí , aunque diez mil godos traten de impedirlo. Triun
302 HIPATIA .

faré , sí. ¡Dios, que me la dió, me dará fuerzas para


salvarlal ¡ Vamos!
Y arrastró á Arsenio en la direccion de la casa de
Pelagia , sin saber á punto fijo qué harian en llegando.
Estaban á unas cuantas varas de la puerta , cuando
el ruido de pasos precipitados y de voces que los llama
ban por sus nombres, les hizo volver el rostro ; y vie
ron con evidente disgusto que eran Pedro y una gran
partida de alborotadores , entre ellos algunos monges.
El primer impulso de Filemon fué echar a correr:
el mismo Arsenio le cogió por el brazo y parecia inclina
do á huir .
-¡No! pensó el jóven, ¿acaso no soy un hombre libre
y un filósofo ?
Y mirando en derredor , aguardó al enemigo.
- Ah! jaquí tenemos al apóstatal Conque al fin le
has encontrado , reverendo y maltratado padre! Loado

sea el cielo por tan feliz y pronto éxito!


-Mi buen amigo , preguntó Arsenio con voz trémula,
¿ qué es lo que le trae aquí?
-¿Habia de dejarle ir solo, á tu edad , sin alguien
que le preservase de los insultos y la violencia de este
miserable jóven y sus depravados compañeros ? Te he
mos seguido toda la mañana con los curazones llenos
de filial solicitud .
--Muchas gracias ; pero ya ves que todo ese cuidado
ha sido supérfluo. Mi hijo , de quien no he recibido mas
que pruebas de tierno afecto , y al que creo mucho mas
inocente de lo que se le quiere hacer aparecer, está de
terminado á volver tranquilamente conmigo. ¿No es
verdad , Filemon ?
-Ay , padre miol contestó Filemon con un esfuerzo ,
HIPATIA . 303

¿ cómo tendré valor para decirlo ? .... Pero .... no puedo


volver contigo.
-¿No puedes volver ?
- He jurado que no atravesaria los umbrales del pa
lacio arzobispal hasta que....
- Pero Cirilo te recibirá . Me ha dicho te asegurase
que está pronto á recibirte como un hijo, dando al olvi
do todo lo pasado .
-Al olvido! Eso me toca á mí... no á él . ¿Proclama
rá Cirilo públicamente mi inocencia, añadiendo que se
me ha perseguido , aporreado y espulsado injustamente,
por obedecer sus órdenes ? Mientras no haga esto , no
olvidaré que soy un hombre libre.
-

-¿Un hombre libre? dijo Pedro con maligna sonrisa .


Eso necesita probarse , jóven ; y no basta para ello el
testimonio de esa capa filosófica y de ese bien rizado ca
bello que has adoptado desde que te vi la última vez.
-¿Qué necesita probarse ?
Arsenio, con ademan de súplica , indicó á Pedro que
callase .
-No, señor. Como lo anuncié, es el único recurso que
queda. La culpa , si la hay en valerme de él, será del
jóven cuya perversidad lo ha hecho necesario.
- Por Dios , ten lástima de mil esclamó el anciano
llevando a parte á Pedro, mientras que Filemon perma
necia atónito, luchando entre la indignacion y un temor
vago .
-¿No te he dicho y repetido que jamás me resolveré
á llamar á un cristiano mi esclavo? ¿ Y sobre todo á él ,
mi hijo espiritual?
-Pero , reverendísimo señor , cuyo celo solo puede
C
>

compararse con tu cariño y tu misericordia , jel santo


304 HIPATIA .

patriarca , no te ha asegurado que tus escrúpulos care


cen de fundamento ? ¿Piensas que él tiene menos horror
que tú á la esclavitud en sí misma? ¡No lo quiera el cielo !
Pero cuando se trata de un alma inmortal ... , cuando es
preciso restituir una oveja estraviada al rebaño.... no
cabe duda de que debes emplear la autoridad que la ley
te concede para la salvacion de esa preciosa carga con
fiada á tí . El argumento que presentó su santidad esta
mañana , es concluyente : los cristianos están obligados
á obedecer las leyes de este mundo , para tranquilidad
de su conciencia , aun cuando en lo abstracto las des
aprueben y nieguen su autoridad . Así , pues, por un ra
ciocinio igual , se deduce que debe serles permitido
aprovecharse de esas mismas leyes , si de ese modo con
tribuyen á aumentar la gloria de Dios.
Arsenio continuaba sin resolverse y con los ojos ba
ñados en lágrimas; pero el mismo Filemon puso térmi
no á la conferencia .
-¿Qué significa todo esto? preguntó. Tambien tú
formas parte de la conspiracion tramada contra mí? ¡Di,
Arsenio !
-Lo que significa , ciego pecador , esclamó Pedro , es
que por la ley eres esclavo de Arsenio , el cual te com
pró legalmente con su dinero en la ciudad de Ravena; y
que tiene facultad, y además, como lo creo , quiere, por
el bien de tu alma , obligarte á que le acompañes.
Filemon retrocedió, luciendo el furor en sus ojos.
¡Un esclavol La luz del cielo se oscureció para él . ¡Oh !
Si Hipatia llegase á saber toda su vergüenza ! Pero era
un destino demasiado tremendo para que pudiese ser
cierto .
- Mienles! dijo casi con un grito. Soy hijo de un
HIPATIA . 305

noble ciudadano de Atenas. Arsenio me lo ha dicho no


hace un momento con sus propios lábios.
-Sí , pero te compró .... te compró en el mercado pú
blico, y lo puede probar.
-Oyeme.... óyeme , hijo mio! esclamó el anciano
precipitándose hacia él .
Filemon, en su cólera , no conoció la intencion de
Arsenio , y le repelió con furia .
-¿Tu hijo !... ¡Tu esclavo! No insultes el nombre de
hijo aplicándolo á mí. Sí; tu esclavo por lo que respecta
al cuerpo, mas no por lo que respecta al alma ! ¡Si, cóge
me.... arrastra á tu casa al fugitivo .... azótale, márca
le con un hierro candente.... encadénale para que mue
va la rueda del molino, si puedes! pero el corazon libre
tiene un remedio aun para esto . ¡Si no quieres que viva
como filósofo , me verás morir come tal !
--Apoderaos del miserable, amigos mios! gritó Pe
dro, mientras que Arsenio , sintiéndose incapaz de refre .
nar á ninguna de las partes, se ocultó el rostro y lloró .
- Infames! esclamó el jóven , no me cogereis vivo
mientras me queden dientes ó uñas. Me tratais como á
un irracional , y como un irracional me defenderé.
- Fuera de aquí , canalla , que va a pasar el prefecto!
gritaron detrás de ellos algunas voces.
La multitud se separó y vió á los ugieres de Orestes
que le acompañaban en traje de ceremonia .
Filemon vió lucir un rayo de esperanza, y en un ins
tante atravesó por entre la muchedumbre y se agarro
al carruaje del prefecto .
-Soy un ateniense libre, á quien se quiere reducir
á la esclavitud , y reclamo tu proteccion !
-Cuenta con ella , sea ó no justa , amigo mio .
20
306 HIPATIA .

-Aquí está su amo, gritaron algunos de los pre


sentes .
-Su amo pide lo que la ley le concede , como ciuda
dano romano que es , dijo Pedro empujando bácia ade
lante á Arsenio .
-Si es ciudadano romano , que deduzca mañana su
accion en el tribunal con arreglo á derecho . Pero te ad
vierto , anciano, que antes de proceder á la cuestion de
7

compra , es preciso que pruebes tu ciudadanía .


-La ley no exige eso, dijo Pedro.
- ;Ugier , derriba en tierra á ese pícarol gritó Ores
tes ; con lo que desapareció Pedro , y se levantó un omi
noso murmullo entre los circunstantes.
-¿Qué debo hacer , nobilísimo señor? preguntó Fi
lemon .
-Lo que te acomode, hasta la hora tercera del dia de
mañana.... si llega tu locura al estremo de presentarte
al tribunal . Si quieres seguir mi consejo , reparle gol
pes á derecha é izquierda , y encomienda tu salvacion á
la ligereza de los pies.
Dicho esto , continuó su camino.
Filemon conoció que no le quedaba mas recurso que
el designado por Orestes; y poniendo en ejecucion su
consejo, se encontró en un minuto atravesando el por
tal de bóvedas de la casa de Pelagia , con una docena de
hombres que iban a su alcance ,
Por suerte , la puerta esterior , que acababa de dar
entrada a los godos, estaba aun abierta; pero no así la
interior, que conducia al patio. Empujó sus hojas in
útilmente; y notando que en la pared de la derecha ha
bia una puerta sin cerrar , penetró por ella , y se en
contró en una estensa cuadra y en los brazos de Wulf y
HIPATIA . 30

Smid , que estaban quitando las sillas y dando de comer


como verdaderos guerreros á sus caballos .
-¡Almas de mis padres! gritó Smid , ¡aquí, tenemos
otra vez á nuestro jóven monge ! ¿Qué te trae aquí, mo
zalvete?
-¡Líbrame de esos miserables! dijo Filemon seña
lando a los que le perseguian .
Wulf pareció comprender al momento lo que pasa
ba ; pues cogiendo un látigo, corrió , y con unos cuantos
golpes á cual mas tremendos, despejó de gente el por
tal, y en seguida cerró la puerta.
Filemon iba a dar esplicaciones y las gracias, pero
Smid no le permitió hablar.
-Olvida eso , jóven , eres ahora nuestro huésped .
Entra , que serás tan bien recibido como siempre. Ya
ves el resultado de haberte alejado de nosotros.
-Paréceme que no has ganado mucho en dejarme
por los monges , dijo el viejo Wulf. Entremos.
Los alborotadores, despues de golpear la puerta unos
cuantos minutos , babian cedido á los ruegos de Pedro,
el cual les aseguraba que si los godos salian contra
ellos , no iba a quedar un cristiano vivo en Alejandria .
>

Así, se acordó que permaneciesen allí unos pocos para


no perder de vista á Filemon ; y los restantes, una vez
frustrado su designio, dirigieron todo su furor contra el
prefecto , reuniéndose al grueso de su bando , que esta
ban aun alrededor del carruaje , dispuestos a bacer
>

daño .
En vano el desgraciado prefecto se empeñaba en
avanzar. Los ugieres, asustados, retrocedian , y sin su
auxilio era imposible que los caballos penetrasen por
entre la multitud. La cosa iba poniéndose séria .
308 HIPATIA .

--Los mayores pícaros de la ciudad , dijo en voz baja


un ugier con pálido rostro, y son unos doscientos, cuan
do menos. Los mismos, juraria , que asesinaron á Dios
curos .
-Si no me permitís continuar, amigos mios, dijo Ores
tes esforzándose por parecer tranquilo , quizá no sea
contrario a los cánones de la Iglesia el que retroceda.
Dejad las cabezas de los caballos. Eu nombre de Dios.
¿qué se os ofrece?
-¿Te figuras que hemos olvidado á Hieracas? gritó
una voz á retaguardia ; y en cuanto se oyó aquel nom
bre , hubo un murmullo general , que fué creciendo
hasta que la multitud, animándose con el ruido que ha
cia , prorumpió en amenazas.
-¡Venguemos al santo mártir Hieracas! ¡ Venguemos
las injurias hechas á la Iglesia ! Abajo el amigo de los
paganos , judíos yу bárbaros! ¡Abajo el favorilo de Hipa
tia ! ¡Tiranol ¡ Verdugo!
Este último epíteto hirió de tal modo la viva ima
ginacion de la muchedumbre , que el grito de ¡Mura
el Verdugo! atronó los aires . Uno de aquellos furiosos
trató de subir al carruaje; un ugier le derribó en lier
ra, y fué derribado a su vez. Los amotinados estre
charon mas el círculo ; la guardia , viendo que el ene
migo era diez veces mayor que ella , arrojó las armas y
desapareció; y sin un socorro inesperado , los proyectos
de Hipatia y la causa de los dioses hubieran sucumbi
do para siempre , quedando Alejandría privada de la
dicha de ser gobernada por el mas cumplido caballero
del Sur del Mediterráneo. De ese socorro , considerando
quién y qué cosas estaban en peligro , hablaremos en
capítulo aparte.
HIPATIA. 309

CAPITULO XVII.

EL RAYO DE LUZ PERDIDO .

El último promontorio azul de Sardinia iba desapare


ciendo al Noroeste en el horizonte, y una constante bri
sa impelia inumerables buques, restos del armamento
de Heracliano, hacia la costa de Africa. A lo lejos, bajo
un cielo despejado de nubes, las blancas velas relucian
en el abrillantado mar , tan alegremente á la sazon, en
que pesaban sobre ellas la vergüenza y la desgracia , el
terror y la pena, como cuando un mes antes lleva
ban consigo locas esperanzas y atrevidos proyectos .
¿Y quién es capaz de calcular las miserias de aquella
deplorable fuga ?... Sin embargo, no era mas que una ,
y de las menos conocidas y mas triviales tragedias de
aquella desgraciada edad ; una ligera convulsion en me
dio de los dolores sin número que arrastraban á su di
solucion a la Babilonia de Occidente . Su hora habia lle
gado.... Como San Juan la habia contemplado en su
vision, cumplíase su merecida sentencia , agonía tras
agonía . Tirana de todas las naciones, se habia sentado
sobre la mística bestia .... cimentando su poder en los
apetitos animales de sus víctimas y esclavos; pero aun
mas que á ellos se habia engañado á sí misma . Amargas
lecciones le habian mostrado que no se pertenecia ; que
pertenecia á la bestia, á la cual los reyes de la tierra ,
sus vasallos, habian dado su poder y fuerza, contribu
yendo á arruinarla y destruirla la misma ferocidad y la
310 HIPATIA .

misma concupiscencia que les habia inspirado tan ar


teramente ..... Embriagada con la sangre de los san
tos; impidiéndole su orgullo y envidia conocer que
durante muchos siglos se habia ocupado en sofocar y
estirpar en su imperio todo lo que era noble, puro,
regenerador, divino, yacía impotente y delirante, presa
de cualquier aventurero , esclava de sus esclavos .... «Y
los reyes de la tierra que habian pecado con ella , abor
recian a la prostituta , la despojaron de sus ropas, de
voraron su carne y la quemaron con fuego . Porque Dios
habia puesto en sus corazones que obedeciesen su VO
luntad y que diesen sus reinos á la bestia , hasta que se
cumplieran las palabras del Señor ..... Por todas partes
la sensualidad , la division , el odio, la traicion, la cruel
dad , la incertidumbre , el terror.... instrumentos del
furor divino , dominaban .... ¿ Cuál será el fin de todo
esto ? preguntaba cada hombre al que tenia mas cerca ,
de generacion en generacion , y la única respuesta era :
« Mejor es morir que vivir. »
Sin embargo, en un buque de aquella triste escua
dra habia paz ; paz en medio de la vergüenza y el ter
ror .... en medio de los lamentos de los heridos у los
ayes de los moribundos ... en medio de la desesperacion .
Las gran les triremes y quinqueremes dejaban atrás á
los pesados trasportes , sin acordarse en su ánsia por
· verse seguras, de que dejaban al mayor número de sus
compañeros sin defensa á retaguardia ; solo en un pe
queño barco no se oian humildes súplicas ni amargas
imprecaciones cuando pasaban impelidas velozmente
por sus poderosos remos . Una tras otra , se las veia to
dos los dias salir de la alta mar del Norte , cada una
semejante á un enorme dragon de cien pies, estreme
HIPATIA .' 311

ciéndose como asaltadas de terror á cada fuerte mo


vimiento de sus remos , y rizando el agua á derecha é
izquierda con el poderoso empuje de su espolon , mien
tras que desde la proa alguna gorgona ó químera, al
gun elefante ú oso , miraba con inflamados ojos hácia
la costa de Africa, cual si no tuviese la mente fija , como
los seres humanos que conducia , sino en el resulta
do de aquella fuga. Al pasar , alguna voz gritaba á po
pa , sembrando por un momento el terror en los cora
zones , que la escuadra napolitana del emperador ve
nia persiguiéndolos.... Los soldados que iban á bordo
del pequeño buque, miraban silenciosamente y con fir
meza el grave y sereno rostro del prefecto, y Victoria
le vió estremecerse y apartar los ojos .... Ella permane
cia de pie entre aquellos hombres endurecidos en los
combates , semejante á una diosa , esclamando : « El
Señor protegeria á sus fieles;» y ellos la creian y conti
nuaban en silencio. Por último, al cabo de muchos dias
y despues de pasar muchos barcos , el suyo , que hasta
los trasportes y buques mercantes dejaron atrás por la
circunstancia de no contar mas que con su vela cuadra
da , quedó solo en medio de los mares .
¿Y dónde estaba Rafael Aben-Ezra ?
Estaba sentado, con la cabeza de Bran entre sus
piernas, á la entrada de un tendal de popa , que prote
gia á los heridos contra el sol y las salpicaduras del
mar, y desde allí oia las dulces voces de Victoria y su
hermano, quienes cuidaban a los heridos como ángeles,
6 les leian palabras de divina esperanza y consuelo.....
agenas á su corazon.
-Como soy, que quisiera en este momento cambiar
de sitio con alguno de esos miserables , para que esa
312 HIPATIA .

voz me dijera tales palabras ..... y yo las creyese.....


Y prosiguió leyendo el manuscrito que tenia en la
mano .

-¡Bien ! dijo para sí suspirando al cabo de un rato :


á lo menos es la mas completa , si no la mas consoladora
idea de nuestros destinos, que he visto desde que des
eché la creencia de mi nodriza , de que la descendencia
de David debia conquistar toda la tierra y establecer un
segundo imperio romano en Jerusalen , peor que el ac
tual , con la única diferencia de que los demonios de la
supersticion y la hipocresía se agregarian á los de la ti
ranía y el rubo.
Al llegar aquí, sintió que una mano le tocaba en el
hombro , y una voz le preguntó :
--¿Cuál es esa idea tan consoladora?
- Abljmi querido general ! dijo Rafael levantando
los ojos. ¿Qué tenemos que almorzar esta mañana ? ¿Hue
sos de caballo estofados, 6 las grandes botas de mi ami
go el decurion ?
-Algo mejor que eso; aun queda un poco de carne
de caballo, y se ha cogido algun pescado... por especial
favor de Dios para con nosotros . Pero ¿ qué era eso de
que hablabas á solas y que calificabas de idea consola
dora sobre esta ó la otra materia ?
-Verdaderamente , si no has de descubrirme á tu
bijo ni á tu hija, ni has de considerar que me he entre
gado bajo ningun concepto, te diré que aludia a la idea
de Pablo de Tarso sobre la historia y los destinos de
nuestra orgullosa nacion. ¡Mira lo que tu hija me ha
persuadido a que lea !
HIPATIA . 313
Y le mostró un manuscrito de la Epístola a los
hebreos.
-Esto está escrito en malísimo griego , continuó; pero
no se puede negar que encierra una filosofía profunda.
Conoce mejor á Platon que todas las damas y señores de
Alejandría, si es que mi opinion en el asunto es de al
gun valer .
-Yo no soy mas que un soldado , sin voto en el par
ticular. Conocerá ó no conocerá á Platon ; pero de lo
que estoy seguro es de que conoce á Dios.
- Despacio, dijo Rafael sonriéndose ; ignoras que he
empleado los últimos diez años de mi vida entre hom
bres que se decian dotados de ese mismo conocimiento?
-Tambien Agustin empleó los diez mejores años de
su vida entre ellos , y ahora combate los errores que
antes enseñaba .
-¿Por haber encontrado alguna cosa mejor , segun
cree?
-En efecto. Pero le hablarás á él en persona y ar
güirás sobre esto con uno que sepa argüir . Yo soy pro
fano en tales cuestiones .
-Bien.... Quizá me sienta con ganas de ello . A lo
menos , un filósofo convertido (porque Siresio es aun
medio pagano , á mi parecer, y ama la sabiduría de los
-

egipcios) será un espectáculo curioso , y siempre resul


tará un placer de hablar con un hombre tan famoso é
instruido; si bien no de argüir , ni con él ni con nadie .
-¿Por qué?
-Amigo mio, estoy cansado de silogismos , probabili
dades, pros y contras. ¿Qué me importa que al pesar las
razones aducidas por ambas partes, diez y nueve libras
de argumentos cuestionables en contra sean contraba
1

314 HIPATIA .

lanceados por veinte de argumentos igualmente cuestio


nables en pró? ¿No ves que mi creencia de la proposi –
cion victoriosa será proporcionada solo á la libra de es
ceso, mientras que las otras diez y nueve de nada ser
virán ?
—No lo veo , en verdad .
-

-Eres feliz, pues. A mí sí que me lo ha hecho ver


una esperiencia triste y repetida . No , respetable amigo;
yo quiero una fé que no necesite de argumentos; que
pueda ó no probarse á satisfaccion de los legistas, la crea
yo á mi satisfaccion y obre conforme á ella sin necesi
dad de raciocinios de ninguna especie , por un conven
cimiento idéntico al que tengo de mi identidad personal .
No necesito poseer una fé; necesito, sí, una fé que me
posea á mí. Y si llego á adquirirla , será por una de
mostracion práctica como la que me ha suministrado
esta tienda .
-¿Esta tienda ?
-Sí , esta tienda , dentro de la cual te he visto á tí
y á tus hijos ejecutar acciones tan nuevas para mí, el
judío como lo serian para Hipatia la Gentil . Os he es
tado observando muchos dias, y no en vano. Cuando te
ví, siendo un esperto oficial, poner tropiezos á tu fuga
con admitir heridos en el buque, tu conducta me sor €
prendió. Pero desde que te he visto, y á tu hija, y , lo
mas estraño de todo, á tu hijo Alcibiades , dejando de
comer por alimentar aá esos miserables, desempeñando
en su obsequio dia y noche el oficio de esclavos, con
solándolos como nadie en su vida me ha consolado á mí,
no culpando mas que á vosotros mismos , sacrificándoos
sin esperanza de fama ni de recompensa , sin pensar en
que de esa manera calmais la cólera de algun dios ó
HIPATIA . 315

diosa ; y sí solo porque lo creeis justo .... Cuando he vis


to esto , y mas aun ; y luego, al leer en este libro , he ha
llado inesperadamente esas mismas grandes reglas mo
rales que vosotros practicais , brotando , al parecer , sin
conocimiento , como resultados naturales de los grandes
pensamientos, verdaderos ó falsos, que los han prece
dido; entonces he empezado á sospechar que la creen
cia capaz de producir las acciones que he contemplado
estos últimos dias, pudiera contar á su favor , no mera
mente una leve preponderancia de probabilidades , sino
lo que nosotros los judíos acostumbrábamos llamar,
cuando creíamos en él .... ó en algo .... el gran poder de
Dios .
Mientras hablaba , sus ojos se fijaron en el semblan
te del prefecto, con la mirada de un hombre ator
mentado por una terrible lucha interior ; siendo tan in
tenso el ardor de aquella , que ni el viejo soldado pudo
resistirla .
O.

- Por eso , prosiguió, ten cuidado con tus acciones y


las de tus hijos. Si , por una locura ó una bajeza , tales
como las que he visto en todos los seres humanos hasta
ahora en este maldito teatro de locos , destruís mi espe
ranza apenas nacida de que existe algo, donde quiera
que sea , que hará de mí lo que sé que debiera y pudie
ra ser .... Si destruís esa esperanza , repito , por una
mala accion, mejor os estuviera asesinar á mi primer
hijo.... tan grande odio (odio que solo un judío es capaz
de sentir) te profesaré á tí yУ á los tuyos.
- Dios nos ayude y nos de fuerzas! dijo el anciano
guerrero con tono de noble humildad .
-Y ahora, dijo Rafael alegrándose de cambiar de
tema despues de tan desusadas frases, debemos consi
316 HIPATIA .

derar sériamente si nos conviene seguir ó no nuestro


presente rumbo. Si vuelves a Cartago ó á Hipona ....
-Seré degollado.
-Seguro. Y aunque semejante suceso te parezca un
bien respecto de tí mismo, sin embargo, si atiendes al
daño que pueda resultar á tus hijos....
- Amigo mio, interrumpió el prefecto, agradezco tu
indicacion, pero no quieras tentarme . Al lado del conde
he combatido treinta años , y á su lado moriré, como
merezco .

- ;Victorio , Victorial gritó Rafael; jayudadme! Vues


tro padre, continuó viéndoles salir de la tienda , está
aun decidido á perder su cabeza y aventurar las nues
tras, dirigiéndose á Cartago.
-¡Por amor á mí .... por amor á nosotros.... padre!
esclamó Victoria colgándose de su cuello.
-Y por amor á mí tambien, respetable señor, dijo
Rafael sonriéndose dulcemente . No quiero ser descor
tés hasta el punto de exigir un auxilio que, á lo menos
al parecer, te he prestado; pero espero te acordarás de
que tengo una vida que perder, y que no está bien en
tí que la espongas , como tratas de hacerlo .
-Si tú pudieras ayudar ó salvar á Heracliano, en
mudeceria . Mas ahora , por un mero pundonor , destruir
cincuenta buenos soldados , que no saben distinguir su
mano derecha de su izquierda .... ¿Me permites que les
pregunte su opinion ?
-¿Quieres escitar un tumulto contra mí? dijo el an
ciano con severidad.
-¿Por qué no amotinarse contra Filipo ébrio en fa
vor de Filipo sóbrio? Pero realmente te obedeceré....
solo que tú habrás de obedecernos .... ¿Cómo define He.
HIPATIA . 317

siodo al hombre que ni se aconseja á sí mismo pi toma


consejo de sus amigos?... Por ejemplo, no tienes rela
ciones de confianza en Cirenaica?
El prefecto no contestó .
-Oyenos, ¡oh padre ! ¿por qué no ir á casa de Eno
dio? Es antiguo compañero tuyo .... y uno de los que de
searun bien á esta .... á esta espedicion.... Acuérdate
además que Agustin debe estar allí ahora . El iba a dar
se á la vela para Berenice, a fin de consultar á Şinesio
y los obispos Pentapolitanos cuando nosotros dejamos á
Cartago .
Al oir el nombre de Agustin , el anciano se puso á
meditar .
-Cierto; Agustin estará allí , y así nuestro amigo ten
drá ocasion de verle. De ese modo tambien yo le pe
diria consejo, y si opina que debo volver a Cartago, vol
veré. Pero ¿y los soldados?
-Respetable señor , dijo Rafael, Sinesio y los mag
nates Pentapolitanos que , gracias a los moros , no pue
den llamar suyas sus vidas , se alegrarán bastante de
darles alimento y paga , como a todos los valientes que
acudan á ellos en los momentos actuales con armas.
Por lo que toca á mi amigo Victorio, seguro estoy de
que emprenderá con gusto una campaña contra los
moros .
El anciano se inclinó en silencio . La batalla estaba
ganada .
El jóven tribuno, que habia estado observando el
rostro de su padre con la mas intensa ansiedad, com
prendió el ademan y corrió á anunciar el cambio de plan
á los soldados. Estos prorumpieron en gritos de alegría,
y en cinco minutos se desplegaron todas las velas, el
318 HIPATIA .

timon mudó de rumbo y el barco navegó hacia la pun


ta occidental de Sicilia , impelido por un constante No
roeste.
-Ah! esclamó Victoria regocijada. Ahora verás á
Agustin . ¿Me prometes hablarlet
-A lo menos prometo que todo lo que plazca decir
al gran sofista , será oido con paciencia por un hermano
en el arte del sofisma. No te enoje el que me valga de
esta voz . Acuérdate de que , como mi antecesor Salo
mon , estoy algo cansado de sabiduría y de sábios, ha
biendo descubierto que es muy semejante á locura y
locos. ¿Cómo pretenderás que crea en hombres, cuando
no creo todavía en Dios ?
Victoria suspiro.
-Se me figura que no dices lo que sientes . ¿Por qué
ese enipeño en mostrarte peor de lo que eres ?
Para que las almas generosas como la tuya no se
aflijan por hallarme peor de lo que parezco .... No mas
sobre este punto; añadiré solo que deseo de corazon
que me ahorrezcas.
-¿Probaré á ver?
-Eso debe ser obra mia , no tuya . Sin embargo ,
te daré justo motivo para ello antes de mucho , no lo
dudes .
Victoria suspiró otra vez , y se retiró a la tienda pa
>

ra asistir a los enfermos.


-Y ahora, dijo el prefecto dirigiéndose á Rafael y
-

á su hijo , no vayais a formar de mí un juicio equivoca


do. Yo puedo haber sido débil 2, como los hombres á mi
.

edad y sin esperanza acostumbran serlo; pero no me


tomeis por uno de esos que ceden á la desgracia, por
temor de perderse. Dios sabe que deseo mas que nada
HIPATIA . 319
morir ; y que si me he desviado del curso que seguia,
es en la inteligencia de que , si Agustin me lo aconseja,
mis hijos no se opondrán á que vuelva á Cartago y ar
rostre mi suerte. Lo único que ruego á Dios es que me
conserve la vida hasta que haya colocado á mi querida
hija en el asilo seguro de un monasterio.
-¿Un monasterio?
-Sin duda ; desde que nació ba sido mi idea consa
grarla al servicio divino . Y en tiempos como estos, ¿qué
mejor colocacion para una niña sin defensa?
- Perdóname , dijo Rafael , pero soy demasiado tor
pe para comprender qué beneficio ni que placer pueda
resultar á tu Dios del celibato de tu hija .... A no ser en
una suposicion que, habiéndose despertado en mí, pre
cisamente ahora , algunos débiles restos de veneracion
y decencia , solo debo permitir que sea espresada por los
puros lábios de sacerdotes que carezcan de sexo.
-¿Olvidas que hablas á un cristiano?
- Nol te lo aseguro. Lo habia olvidado , sí , hasta ha
ce dos minutos , en tu agradable y racional sociedad .
En adelante no hay peligro de que vuelva a incurrir en
equivocacion tan torpe.
-¡Cómo ! dijo el prefecto encendiéndosele el rostro
al ver el desprecio con que hablaba Rafael.... Cuando
conozcas algo mas las Epístolas de San Pablo, cesarás
de insultar las opiniones y sentimientos de aquellos que
los obedecen , sacrificando á Dios sus tesoros mas pre
ciosos .
-¡Oh ! ¿ conque Pablo de Tarso es quien te dá ese
consejo ? Te agradezco que me lo hayas dicho , pues me
has ahorrado el trabajo de estudiar sus obras. Permite
me , pues , que devuelva por tu mano este manuscrito ,
320 HIPATIA

dándole muchas gracias de mi parte á esa hija tuya,


con cuyo eterno encierro tratas de agradar á tu Dios.
De hoy en adelante cuanta menos comunicacion baya
entre cualquier individuo de tu familia y yo , será lo
mejor.
Y volvió la espalda.
-Pero amigo mio, dijo el buen soldado , disgustado
realmente , ¡ no te irás!... Te debemos mucho, y te ama
mos demasiado para separarnos de este modo por el ca
pricho de un momento . Si alguna de mis palabras te ha
ofendido, olvídala y perdóname, te lo ruego.
Diciendo así , cogió las dos manos de Rafael entre las
suyas .
-Mi respetable amigo , contestó el judío con dulzura,
tambien yo te pido que me perdones; y cree que lo que
ha pasado no me hará olvidar mi promesa tocante à la
prenda.... Pero de ahí no pasaremos . Si he de decirte
la verdad , hace media hora que estuve próximo'ni mas
ni menos que á ser cristiano. Me habia figurado que el
Dios de los galileos podia ser, en último resultado, el
Dios de los hebreos , nuestros abuelos.... de Adan y
Eva , de Abraham y David, y de los demás que creian
que los niños y el fruto del vientre eran una herencia y
un don que viene del Señor ; y que Pablo de Tarso iba
acertado en su teoria de que la Iglesia era el desarrollo
y cumplimiento de nuestra antigua política nacional ....
Debo darte gracias por baberme abierto los ojos y mos
trado un error que, sin mi momentáneo embrutecimien
to, los frailes y las monjas habrian destruido por el me
ro hecho de su existencia . Adios .
Y dejando al prefecto petrificado, se retiró al otro
estremo del puente, y dijo para sí :
HIPATIA . 321
-¿Cómo no conocí yo que este rayo de luz era dema
siado repentino y brillante para durar ? ¿Cómo no cono
cí que él , lo mismo que los demás, probaria que es ....
un asno? ... ¡Necio ! ¡haber buscado sentido comun en
una tierra como esta ... , ¡ Sepúltate otra vez en el caos,
Rafael Aben-Ezra !
Pronunciadas estas palabras , se mezcló con los sol
dados , y no volvió a hablar al prefecto y sus hijos hasta
que llegaron al puerto de Berenice ; entonces , poniendo
el collar en manos de Victoria , desapareció entre la
multitud que poblaba el muelle, sin saberse su direc
>

cion .

24
1
HIPATIA . 323

CAPITULO XVIII.

Dejamos áá Filemon en medio de sus antiguos amigos los


godos , buscando dos importantes elementos de humano
consuelo , la libertad y una hermana. Hallo al fin la pri
mera en un vasto salon donde varios godos estaban hol
gando y bebiendo , y se retiró al rincon mas próximo,
* donde permaneció , habiendo olvidado enteramente su
último terror y su rabia , absorto en su nuevo pensa
miento. Su hermana , no le cabia duda , se encontraba
allí.... Pero ¿cuál de todas aquellas jóvenes era la que
habia llegado á ser para él en un momento mas queri
da , mas grande que todas las cosas del cielo ó de la
tierra? ¿La italiana , de formas redondeadas y de hermo
sos cabello.? ¿La judía , altiva y de nariz aguileña? ¿La
copla delicada , morena , de rasgados ojos ? ¿La alta y
perezosa griega , bajo cuyas negras pestañas lucian sú
bitos relámpagos , que revelaban pensamientos profun
dos y sentimientos no cultivados , ni siquiera imagina
dos por ella? ... ¿ Seria esta su hermana.... ó aquella
otra .... ó la misma Pelagia , mas hermosa y pecadora
que ninguna? ¡ Terrible pensamiento ! Encendiósele el
rostro sin mas que ocurrirle ; y sin embargo , ¿por qué
en lo mas secreto de su corazon esta era la mas agra
dable de todas las hipótesis? De repente, sus ideas tu
vieron que mudar de rumbo .
-¡Veamos, veamos ; hay una riña en la callel gritó
una de las jóvenes con todo el lleno de su voz.
524 HIPATIA .

-No pienso moverme , dijo bostezando un corpulento


godo que estaba tendido de espaldas sobre un sofá .
-¡Ohl¡ levántate , héroe miol dijo otra de las chicas.
Es un tumulto divertidísimo , y el prefecto en persona
está en medio de los alborotadores . No ha habido otro
igual en este mes.
--Los príncipes no me permitirán pegar en la cabeza
á alguno de esos monos , y ver que otros lo hacen es
cita mi envidia. Dame el jarro con el vino y un beso ....
¡Maldita chical ise ha subido y me ha dejado solo!
Los gritos y el ruido de las pisadas se acercaban , y
al cabo de un minuto Wulf bajó las escaleras con rapi
dez, y atravesando el salon , entró en el barem y se pre
sentó al Amal .
-Principe.... se nos ofrece una buena ocasion . Esos
bribones de griegos yan á asesinar á su prefecto bajo
nuestras mismas ventanas.
-Así el pícaro embustero no nos volverá á engañar .
No será porque no tenga una numerosa guardia . ¿Qué
hace ese necio que no cuida de su persona?
-Han huido todos , y he visto á algunos tratando de
ocultarse entre la multitud. Seguramente , pocos minu
tos quedan de vida al prefecto .
-¿Qué nos importa?
—¿Y por qué no hemos de salvarle y captarnos su
favor para siempre ? Nuestra gente desea combatir , y
es mal plan no dar sangre de vez en cuando á los per
ros , para que no pierdan el gusto á la caza.
C
- Pero si no duraria cinco minutos.
- Y los héroes mostrarán que saben perdonar al ene
migo en la desgracia .
- Ciertol ; Y el Amal tambien !
HIPATIA . 325

Así diciendo , se levantó y grito á los suyos que le si


guiesen .
-Adios , hermosa . ¡Hola , Wulf, esclamó al entrar en
el patio ; aquí tenemos de nuevo á nuestro monge! ¡ Por
Odin ! ¡ bien venido seas , guapo chico ! ven tambien á
combatir; ¿ para qué te han dado esas armas?
--Es mi hombre , dijo Wulf tocando la espalda de
Filemon , y va á tomar el gusto á la sangre.
Los dos salieron , y Filemon , en el actual estado de
su espíritu, los siguió indiferente á todo.
-Traed vuestros látigos . Nada de espadas; pues esos
bribones no merecen probar su filo, dijo el Amal blan
diendo su pesada correa de unos diez pies de largo .
Abrió la puerta , y en el momento tuvo que retroceder,
arrastrado por el empuje de un grueso peloton de gente,
que entró y volvió a salir con la mayor rapidez , cuando
el godo , poniendo en accion la fuerza combinada de su
peso y de su brazo, se abrió paso al través de ellos, der
ribando uno á cada golpe y seguido por sus terribles
compañeros.
No podian llegar mas á tiempo. Los cuatro caballos
blancos de la cuadriga estaban rodando uno sobre otro,
y se veia á Orestes vacilar en el carruaje , con el rostro
ensangrentado y las manos de veinte furiosos asidas
de él .
- Misericordial gritaba el miserable prefecto. ¡Soy
cristiano! i¡ Juro que soy cristiano ! ¡ El obispo Atico me
bautizó en Constantinopla!
- Muera el verdugo! ¡Muera el tirano , protector de
los gentiles! Sacadle del carruajel respondian muchas
voces ,
- Miserable cobarde! dijo el Amal deteniéndose. ¡No
326 HIPATIA .

mereces que te ayude! Pero en el mismo instante Wulf


se avalanzó , hiriendo á derecha é izquierda, y Filemon
salió sobre el carruaje y tomó á Orestes en sus brazos.
-Estás seguro ; no te resistas, le dijo en voz baja .
Una ó dos piedras le alcanzaron, pero solo consiguie
ron avivar su determinacion ; y dentro de un momento
el silbido de los látigos en torno de su cabeza, y los gri
tos de la multitud á su espalda , le anunciaron que se
hallaba seguro . Llevó su carga al portal de la casa de
Pelagia , en medio de curiosas damas , donde veinte pa
>

res de manos de las mas hermosas que habia en Alejan


dría le cogieron y entraron en el patio.
-¡Como otro Hilas , conducido por las ninfas! dijo
sonriéndose cuando desapareció en el harem , para
reaparecer á los cinco minutos , cegida la cabeza con
panuelos de seda y mas impudente que nunca .
-Héroes.... soy vuestro esclavo .... Os debo la vida ;
y el valor de vuestro socorro es escedido únicamente
por la delicia de vuestro cuidado. De buena gana reci
biria una segunda herida para disfrutar por segunda
vez los favores de tales manos y ver tales pies ocupa
dos en mi servicio .
- No hubieras hablado así hace cinco minutos, dijo
el Amal mirándole como un oso pudiera mirar á un
mono .

--- No pienses en las manos y los pies, pues que no


son tuyos! observó con aspereza' una voz desde atrás,
probablemente la de Smid , hijo de Troll; y todos sol
taron la carcajada .
- Salvadores mios! ¡Hermanos mios! dijo Orestes, des
entendiéndose de las risas, ¿ cómo os podré pagar? ¿Hay
alguna cosa aquí , dependiente de mi empleo, y con la
HIPATIA . 327

cual me sea dable (no digo recompensaros , porque este


seria un término inferior á vuestra dignidad como bár
baros libres) sino mostraros mi agradecimiento ?
-Concédenos tres dias de pillaje en el barriol gritó
uno ..

-¡Ah! el valor verdadero desprecia los obstáculos;


olvidais vuestro reducido número .
-Prefecto , dijo el Amal , si lo que quieres dar á en
tender es que nosotros, que no pasamos de cuarenta , no
podríamos cortar en tres dias todas las gargantas que
hay en Alejandría , inclusa la tuya , y tener entretanto
á tus soldados en suspenso ....
—¡La mitad se nos unirianl esclamó uno; ipues al ca
bo son parte de nuestra carne y de nuestros huesos!
-Perdon , amigos mios ; no lo dudo un solo instante.
Conozco el mundo lo bastante para no haber visto un
perro de ganado que , presentándose la ocasion, no se
comiese un trozo del carnero que estaba encargado de
guardar. ¿Qué te parece , respetable anciano? añadió
volyiéndose á Wulf con un saludo.
Wulf puso mal gesto, y dijo algo en lengua gótica al
Amal .
-Os pido perdon, heróicos amigos mios, continuo
Orestes; pero con vuestro permiso observaré que me
siento un poco débil á consecuencia de los últimos suce
sos. Llevar mas lejos vuestra hospitalidad , seria una im
pertinencia ; por lo mismo , si pudiera enviar á un es
clavo para que buscase á algunos de mis ugieres....
- No, por todos los dioses! esclamó el Amal . Ahora
eres mi huésped .... el de mi señora , á lo menos. Y na
die ha salido de mi casa sin haber comido y bebido , es
tando esto en mi mano . Amigos, que los cocineros se
328 HIPATIA .

pongan con empeño á trabajar, pues el prefecto ha de


ser tratado por nosotros como un emperador , y le des
pediremos esta noche tan ébrio como pudiera desear.
Síguenos : los godos somos gente ruda; pero por las
Valkirias , ¡ nadie dirá que no obsequiamos a nuestros
huéspedes!
-Es una dulce violencia , dijo Orestes al ponerse en
>

marcha .
-Deteneos! ¿Uno de vosotros, no cogió á un fraile ?
-Aquí está , príncipe , con los codos atados atrás.
Y le fué presentado un monge alto , con semblante
hosco y medio desnudo.
-¡Perfectamente! Introducidle. El prefecto le juzgará
mientras se prepara la comida , y Smid tomará á su
cargo el ahorcarle. Smid no hirió a nadie en el tumulto;
estaba pensando en su amada.
-Uno de esos pícaros me arrancó con los dientes un
pedazo de pierna , y caí al suelo , murmuró Smid.
Bien ; pues que pague este por él . ¡Traed una silla,
esclavos ! Siéntate aquí , prefecto, y juzga.
-¡Dos sillas! dijo uno: el Amal no debe estar en pie,
ni ante el mismo emperador .
De ningun modo, amigos mios, El Amal y yo sere
mos como los dos Césares , y dividiremos el imperio en
tre ambos. Presumo que no hemos de disentir mucho en
cuanto a mandar ahorcar a este digno personaje.
-La horca es un suplicio demasiado pronto para él.
-Yo iba a hacer igual observacion; hay ciertas for
malidades judiciales, que generalmente se consideran
útiles , si no necesarias, para la existencia del imperio
romano ....

-No hables tanto, grito un godo. Si quieres ahorcar


HIPATIA . 329

le tú mismo , hazlo. Pensábamos ahorrarte ese trabajo.


-Ah! escelente amigo mio, & querias privarme del
delicado placer de la venganza? Mi intencion es emplear
mañana cuatro horas por lo menos en el suplicio de este
piadoso mártir. Tendrá bastante tiempo para pensar
entre el principio y el fin del tormento .
-Oyes, amigo? preguntó Smid al monge, dándole
un golpecito debajo de la barba, mientras que los de
más parecian considerar todo aquello como un agrada
ble entretenimiento , y dividian sus burlas entre el pre
fecto y su víctima .
-El hombre de sangre lo ha dicho . Soy un mártir ,
respondió el monge.
- Emplearás una buena porcion de tiempo en llegar
á serlo.
-La muerte puede ser larga , pero la gloria es
eterna .
-Cierto. Lo habia olvidado, y te retardaré esa glo
ria , si me es posible, uno ó dos años . ¿Quién fué el que
me hirió con la piedra?
El monge no contestó .
-Dimelo , y en el momento que esté en poder de mis
lictores , te perdonaré .
Sonrióse el preso y dijo riéndose:
-¿Me perdonarás? ¿Me perdonarás la eterna bien
aventuranza y las cosas inefables que Dios ha prepara
do para los que le aman? ¡Tirano y verdugo ! Yo te
herí, segundo Diocleciano; yo te arrojé la piedra .... yo,
Amonio. ¡ Pluguiera al cielo que esa piedra hubiese sido
para tí lo que el clavo de Jael la Kenita para Sisara !
--Gracias, amigo mio. Héroes, zteneis una cueva en
que encerrar frailes como si fuese vino ? Os molestaré
330 HIPATIA .

esta noche con los cánticos de este héroe, y mañana en


viaré por él á mis ugieres .
-Si empieza á ahullar cuando estemos en la cama ,
vuestros hombres le buscarán en balde por la mañana ,
dijo el Amal . Pero aquí vienen los esclavos á avisar que
la comida está pronta ..
Espera, dijo Orestes; hay otra persona con quien
tengo pendiente una cuenta .... aquel jóven filósofo.
-- Obl él nos acompaðará tambien . Nunca se ha em
briagado, respondo de ello, y es tiempo de que prin
cipie.
Diciendo así, el Amal puso afablemente su garra de
oso sobre el hombro de Filemon , que pareció perplejo, y
miró hácia Wulf, como si implorase de él algo.
Wulf le contestó con un sacudimiento de cabeza , que
animó á Filemon para tartamudear una cortés negativa .
El Amal prorumpió en un juramento terrible, y con un
empujon de su pesada mano le envió dando traspieses
hasta el medio del patio , pero Wulf se interpuso.
-El chico me pertenece , príncipe. No es borracho, ni
C

quiero que lo sea . ¡Ojalá, añadió en voz baja, que pu


diera decir lo mismo de algunos otros! Mándanos aquí
nuestra comida , cuando hayas acabado . Así como medio
cordero nos bastará, y del vino mas fuerte lo necesario
para que se remoje bien en el estómago . Smid sabe mi
cantidad .
-En nombre del cielo, ¿por qué no nos acompañas ?
-Antes que pasen dos horas, esa chusma tratará de
violentar la puerla otra vez , y debiendo quedarse algu
no de centinela , será conveniente se quede aquel cuyos
oidos no estén torpes con el vino y los besos de las mu
jeres. El chico me bará compañía .
HIPATIA . 331

Seguidamente entraron todos, dejando á Wulf y á


Filemon en el salon de afuera .
Allí estuvieron sentados ambos como media hora ,
dirigiéndose uno a otro miradas furtivas, y quizá pro
curando cada cual averiguar , aunque en vano , lo que
pasaba en el cerebro de su compañero. Filemon, aun
que su corazon estaba ocupado en el recuerdo de su
hermana , no podia menos de observar el aire de pro
funda tristeza que revelaba el semblante del anciano
guerrero, marcado de cicatrices y curtido por la intem
perie. La aspereza que habia notado en él la primera
vez que le vió, parecia haberse convertido ahora en una
melancolía permanente. Las arrugas alrededor de su
boca у de sus ojos, eran mas profundas y angulosas , y
una perpétua indignacion estaba, al parecer, dibujada
en su frente y en su lábio superior. Media hora perma
neció sentado en silencio é inmóvil, con la barba entre
las manos , y estas apoyadas en el estremo de su hacha ,
como si meditase hondamente, y escuchando con sarcás
tica sonrisa el ruido que formaban allá dentro los vasos
y los platos.
Filemon respetaba demasiado la edad y magestuosa
tristeza del anciano para atreverse á interrumpir su
meditacion . Por último, una esplosion de alegría mas
estrepitosa que las anteriores, le bizo volver en sí.
-¿Qué nombre das á eso? dijo hablando en griego.
-Locura y vanidad .
-¿Y qué nombre le dá ella .... la Alruna .... la pro
fetisa ?
-¿A quién te refieres ?
-A la mujer griega que fuimos á oir esta mañana .
-Locura y vapidad .
332 HIPATIA ,

-¿Y no puede curar de semejante mal a ese afemi


nado romano ?
Filemon , despues de un corto silencio , respondió:
- No, sin duda .
-¿Crees que podria curar á alguno de eso ?
-¿De qué?
-De embriagarse y gastar su fuerza , su fama y sus
riquezas , ganadas á costa de mucha fatiga , en comer y
beber , en herniosos vestidos y en malas mujeres.
-Ella es muy pura , y predica la pureza á cuantos la
oyen .
--Inútil. Tambien yo estoy predicando hace cuatro
meses .

-Quizá sus argumentos fuesen mejores y atrajesen


mas ... quizá ....
- Entiendo. Siendo , como es , tan bella , no le costaria
trabajo hacerse oir, mientras que a mi edad y con tan
7

feas arrugas, me vuelven la espalda y me dicen que


chocheo. ¿No es verdad? Bien . Es natural .
Hubo una larga pausa .
-Es una gran mujer , prosiguió Wulf. No he visto
otra igual , y he visto muchas . En otro tiempo hubo una
profetisa , que vivia en una isla del rio Weser ; y desde
que se la veia , sin necesidad de que hablase, deseaba
uno arrastrarse ante ella y decir: « Aquí me tienes , ca
mina sobre mí; no sirvo para enjugar tus pies. ». Y mu
chos guerreros lo ejecutaron .... Quizá yo lo he hecho
tambien antes de ahora .... Y esta se le parece estraur
dinariamente . Seria una esposa digna de un príncipe.
Filemon hizo un movimiento ¿Qué nuevo sentimien
to era el que le escitaba tal indignacion á la simple idea
de Wulf ?
HIPATIA . 333

-Belleza ? ... ¿Qué es el cuerpo sin alma? ¿Qué es la


belleza sin la sabiduría? ¿Qué es la belleza sin la casti
dad ? ¡La bestial rel loco ! jarrastrándote en el lodo en que
se han arrastrado todos los cerdos !
-La mujer hermosa sin discrecion , es como una joya
de oro en el hocico de un puerco.
-¿Quién dijo eso ?
-Salomon , rey de Israel .
-No he oido hablar de él nunca ; pero, sea quien
quiera , el que ha dicho eso fué un escelente saga . ¿ Y es
pura la mujer griega ?
-Sin mancha como la .... bendita Virgen iba a decir,
pero se contuvo. En estas palabras habia para él tristes
recuerdos .
Wulf volvió a quedar en silencio unos cuantos mi
nutos , mientras que las ideas de Filemon se fijaron de
nuevo en el proyecto único que le bacia cara la vida ....
¡Encontrar á su hermana ! Este solo pensamiento ha
bia cambiado en pocas horas al niño en hombre. Hasta
entonces no habia sido mas que la boja impelida por
el viento, el juguete de toda impresion nueva ; pero
ahora , el acaso que le habia guiado en dulce cautiverio
>

durante muchos meses, era su mortal enemigo; y toda


su energía y habilidad , todo su escaso conocimiento del
hombre y de la sociedad, se pusieron en accion para
combatir en esta nueva causa . Wuif no era ya un fenó
meno que atraia su admiracion , sino un instrumento de
que intentaba servirse. Las frases entreveladas con que
el anciano acababa de mostrar el disgusto que le causa
ba la presencia de Pelagia , inspiraron al jóven una sú.
bita esperanza , y empezó cautelosamente á hacer indi
caciones sobre la existencia de personas que se alegra
334 HIPATIA .

rian de separarla de allí . Wull , aprovechándose de la


idea , contestó con preguntas investigadoras, hasta que
Filemon , persuadido de que lo mejor era hablar clara
mente, le refirió cuanto habia acaecido aquella mañana
y el misterio que Arsenio le habia revelado á medias,
estremeciéndose de alegría y horror á un tiempo al oir
á Wulf, despues de cinco minutos de meditacion , de
cirle :
-¿Y si fuese tu hermana la misma Pelagia ?
Filemon iba á prorumpir en alguna apasionada res
puesta, cuando el anciano le deluvo, y continuó hablan
do lentamente y sin quitarle de encima los ojos.
-Porque cuando un fraile jóven y sin dinero reclama
sų parentesco con una mujer que bebe en la copa de los
Césares y ocupa un lugar que le envidian las hijas de
los reyes.... entonces, aunque un anciano pueda estar
dotado de bastante buena índole para calificarlo todo de
pura invencion á primera vista, naturalmente se le
ocurre que el jóven tiene puesta la mira en su interés
personal .... ¿éh?
-¿Mi interés? esclamó el pobre Filemon . ¡ Buen Dios !
¿qué otro objeto puedo llevar, á no ser el de librarla de
>

esta infamia , para que entre en una vida de penitencia


y mortificacion ?
Habia herido la cuerda .
- Infamia ? ¡Y lo dices tú, maldito esclavo egipcio!
esclamó el principe, rojo de cólera , y cogiendo el lá
tigo que estaba colgado encima de su cabeza . ¿ Infamia ?
Como si tanto ella como tú no debiérais juzgaros di
chosos con que se os permitiera layar los pies de un
Amal !
-¡Oh, perdónamel dijo Filemon , aterrorizado al ver
HIPATIA , 335

los frutos de su torpeza. Pero ¡has olvidado que no está


casada con él !
-¿Casada con él ? ¿Una? .... No, igracias á Freya ! El
no ha, descendido aun tan bajo, ni descenderá, si antes
mato yo a la hechicera con mis propias manos. ¡Una ! ...
¡Pobre Filemon! Y aquella misma mañana le habian
dicho que él era esclavol ... Se cubrió el rostro con las
manos y vertió abundantes lágrimas .
- Vamos, vamos , dijo el áspero guerrero, depuesta
enteramente su ira . El llanto de una mujer me importa
poco; pero nunca he podido sufrir el hacer llorar á un
hombre. Cuando estés mas sereno y hayas aprendido á
usar de cortesía , hablaremos mas sobre esto. Ahora no
mas; bastante es lo bastante . Aquí está la cena , y yo
tengo tanta hambre como Loke .
En seguida empezó á devorar como un lobo, obligan
do, en su ruda hospitalidad , á Filemon á devorar tam
7

bien , a pesar suyo y de su estómago.


-Ahora , ahora me encuentro mejor, dijo al fin Wulf.
En esta maldita ciudad no hay nada mas que hacer sino
comer . No se me proporcionan combates ni cacerías.
Aborrezco a las mujeres tanto como ellas me aborrecen
á mí. Lo único que no aborrezco es la comida y el canto .
Y ahora , halagados como están por las afeminadas ar
pas y flautas de esos jóvenes , ninguno se cuida de oir
un verdadero canto de guerra . Oyelos en este momento
gritar todos juntos, á manera de una bandada de estor
ninos en una mañana nebulosa . Nosotros cantaremos
tambien para ahogar ese ruido.
Y prorumpió en una salvaje y rica melodía repre
sentando, con gestos raros y un tono apagado de voz, la
escena que las palabras describian :
336 HIPAATIA .

Un alce salió del pinar ;


Olfateo hacia el lado de Oriente y hacia el de Occidente;
Furtivamente y en silencio.
En sus crines y cuernos no se veia mas que nieve;
Yo coloqué mi flecha al través de mi arco,
Furtivamente y en silencio .
Y al llegar aquí , engrosando la voz, al mismo tiem
po que toda su fisonomía brillaba con feroz escitacion ,
continuó :

Crujió el arco , voló la flecha,


Atravesó sus huesos de parte áa parte,
¡Hurrahl

Yo me avalancé á su garganta, como un lobo del bosque,


Y calenté mis manos en la humeante sangre,
¡Hurrah !

Y lanzando un grito, que fué repitiéndose de pared


en pared y resonó en los techos, saltó con un gesto y
una mirada tan frenética y salvaje, que hizo á Filemon
retroceder . Pero aquel fuego se apagó en un instante,
y Wulf volvió á sentarse , diciendo para sí con son
risa :
-Esto .... esto se asemeja algo al canto de un guerre
ro. Esto agita de nuevo la sangre en las venas del an
ciano. ¡Pero este maldito clima que parece un horno! No
hay quien conserve sus músculos, su valor, su dinero,
>

nada en él . ¡Maldito sea el dia en que le ví por la vez


.

primera !
Filemon no dijo nada, pero se sentó asustado con tal
HIPATIA . 337

esplosion , tan poco propia de la cáustica reserva y grave


moderacion de Wulf, y temeroso de que fuese un ejem
plo de la posesion demoníaca á que estaban sujetos
aquellos paganos, segun los cristianos suponian . Mas el
horror no habia llegado aun á su colmo; pues al cabo
de un minuto las puertas del patio de las mujeres se
abrieron, y atraida por el grito de Wulf, apareció toda
la cuadrilla bacanal , con Orestes, coronado de flores y
conducido por el Amal y Pelagia , haciendo eses en el
medio y en la mano la copa .
-jAquí está mi filósofo , mi salvador , mi santo patro
nol dijo . Traedle á mis brazos para que pueda ceñir su
hermoso cuello con perlas de la India y oro.
-¡Por amor de Dios , déjame huir ! dijo Filemon en
voz baja á Wulf cuando vió venir hacia él á aquella
gente ébria .
El anciano abrió al momento la puerta , y él la atra <

vesó de un salto . Cuando se alejaba, Wulf estendió su


mano ....
-¡Vuelve a verme , jóven ! A mí únicamente. El an
ciano guerrero no te hará ningun daño .
Habia tanta bondad en el tono de su voz y en la es
presion de sus ojos, que Filemon prometió volver. Mien
tras huia , dirigió una postrer mirada al través de la
puerta , y vió un torbellino de godos y de mujeres que
giraba en torno del patio bailando el antiguo waltz teu
tónico, en tanto que sobre sus cabezas , sostenida por los
brazos del robusto Amal , se agitaba la hermosa figura
de Pelagia destrozando la guirnalda que ceñia su flotan
te cabellera para arrojar las rosas á los bailarines. i¡ Y
aquella mujer podia ser su hermana ! Ocultó su rostro y
lloró. La puerta , cerrándose, le impidió ver mas seme
22
338 HIPATIA .

jante espectáculo , y ya era tiempo de que nos lo impi


diese ver tambien á nosotros .
Habian pasado unas cuatro horas. Los bailarines es
taban durmiendo su vino y la luna bañaba con sus frios
rayos el patio , cuando Wulf salió , llevando un pesado
jarro de vino y seguido por Smid, con una copa en cada
mano .

- Aquí, camarada , en el medio , para respirar el aire


de la noche. ¿ Están todos los locos durmiendo?
- Todos. Abl esto refresca, despues de una sala como
esa . ¡ Qué lástima que todos los hombres no hayan na
cido con cabezas como las nuestras !
-Es triste , sin duda, dijo Wulf llenando su copa.
--¡Cuántos placeres pierden en esta vida ! Allí están
roncando como cerdos ; á lo menos tú y yo nos sentimos
con fuerzas para dar fin á este jarro.
-Y á otro , si no hemos terminado nuestra conver
sacion .
- Pues qué , į vamos á celebrar un consejo de
guerra ?
Será segun lo tomes. Ahora atiende, Smid . Si en
alguien puedo confiar , supongo que es en tí. ¿ Qué
dices?
--Bab ! contestó Smid dejando en el suelo la copa, es
estraño que hagas tal pregunta a un hombre que ha
marchado , padecido hambre , saqueado, conquistado y
recibido buenas heridas a tu lado durante veinte y cinco
años , en todas las tierras situadas entre el Wesel yу Ale
jandría .
- Voy siendo viejo, y sospecho de todo el mundo.
Pero oye; pues entre el vino y el mal humor preciso es
que salga afuera. ¿ Viste á esa mujer Alruna ?
HIPATIA . 339

Naturalmente.
—¿Y qué ?
-¿Y qué ?
-¿No te pareció escelente para esposa de cualquier
hombre ?
-Sigue.
-¿Y por qué no para nuestro Amal ?
-Esa es cosa que atañe a él tanto como á ella , y á
ella tanto como á nosotros .
-¿A ella? Pues qué , ¿no se creerá ella demasiado
honrada casándose con un hijo de Odin? ¿Ha de ser mas
delicada que Placidia?
-Lo que fué bueno para la hija de un emperador, >

debe serlo para ella .


-¿Bueno? Y eso que Ataulfo no era mas que un Balt,
mientras que Amalrico es un Amal , hijo de Odin por
ambos lados .
-No sé si ella querria entender eso .
-Se lo haríamos entender nosotros . ¿ Por qué no lle
várnosla y casarla con el Amal, que quiera que no quie
ra? Dentro de una semana viviria contenta con él ; yo
respondo.
- Pero en medio está Pelagia.
-La quitaremos de en medio .
- Imposible .
-Lo era esta mañana ; quizá no lo sea de aquí á una
semana. Una promesa hecha anoche bastaria á nuestro
intento, si aun alentase el espíritu de un godo en el po
bre jóven atontado que conocemos .
¡Obl su corazon es escelente; pada temas de él. Pero
¿cuál fue esa promesa ?
1
No la diré hasta que sea reclamada . No soy hom
340 HIPATIA .

bre capaz de deshonrar mi nacion y la sangre de los


dioses. Pero si ese prefecto ébrio la recuerda .... que la
recuerde. Y lo que es mas, el jóven monge que estaba
aquí anoche....
-¡Ahl un buen muchacho echado á perder.
- Mas de lo que te figuras; y si su historia es verda
dera , sospecho.... que Pelagia es su hermana .
-¿Su hermana? ¿Y qué sacamos de ahí?
-Quiere llevársela y meterla en un convento.
--Pero tú no consentirás que encierre á la pobre
chica .
-Smid , las personas que me estorban andar, deben
caer . Tanto peor para ellas; pero Wulf janıás ha retro
cedido ante ningun hombre ni bestia , y tampoco re
trocederá ahora .
-Al cabo y al fin , eso es lo que conviene. ¿ Y Amal
rico ?
.
En cuanto no la vea la olvidará .
-Pero dicen que el prefecto trata de casarse con la
otra jóven .
--¿El? ¿ Ese mono perfumado ? Ella no descenderá á
tal miseria .
-Sin embargo , toda la ciudad dice que ambos lo
quieren, y así lo primero es desembarazarnos del pre
fecto .
-¿Y por qué no? Será muy fácil, y en ello ganará
Alejandría . No obstante , si nos deshacemos de él , ten
dremos que apoderarnos de la ciudad , y dudo que sea
mos bastantes para el caso.
- La guardia se nos uniria . Mañana , si te parece, iré
á los cuarteles y tantearé á los soldados, pues me he
hecho amigo de muchos de ellos. Pero, en fin, príncipe
HIPATIA . 341

Wulf... todos sabemos que lo que tú dispones está siem


pre bien dispuesto.... pero ¿qué utilidad nos reportará
casar á esa Hipatia con el Amal?
-¿Qué utilidad ? dijo Wulf pegando con la copa en el
suelo. ¿Qué utilidad? ¡ Ciega y vieja rata , que no piensas
sino en llenar los carrillos!... Darle una esposa digna de
un héroe , como él lo es , á pesar de todo .... una esposa
que le impedirá embriagarse , que le hará sábio en vez
de loco, emprendedor en vez de holgazan.... una esposa
que nos traerá el apoyo de la gente rica , y nos afianza
rá aquí de modo que luego nadie pueda echarnos abajo.
Mandando ellos dos en Alejandría , en tres meses sere
mos dueños de Africa . Enviaremos á España por los
Vándalos para marchar contra Cartago; al Adriático por
los Longobardos para desembarcar en Pentápolis ; lim
piaremos toda la costa sin perder un solo hombre , ahora
que está sin soldados á causa de la espedicion de ese
necio de Heracliano á Roma. Que los Wendels y los Lon
gobardos se den la mano aquí , en Alejandría; que echen
suertes para repartirse la costa , y entonces ....
-¿Entonces qué ?
-En cuanto estemos bien arraigados en Africa, re
uniré una partida de héroes y con ellos navegaré al Sur
hácia Asgard.... Quiero atravesar ese Mar Rojo .... y ver
á Odin cara á cara , ó morir buscándole.
-¡Oh! suspiró Smid ; y supongo que aguardarias por
mí , en lugar de dejarme á mitad del camino, entre los
dragones y los elefantes. Bien , bien ; los hombres sábios
son como las tierras pantanosas.... cabalga hasta donde
quieras en la tierra firme, que seguro estás de llegar
por último á un sitio agradable . Sin embargo, iré ma
nana á tantear la guardia, si no me duele la cabeza .
342 HIPATIA .

-Y yo veré al jóven para tratar sobre Pelagia . Brin


demos al buen éxito de nuestro plan.
Y los dos ancianos guerreros estuvieron bebiendo
hasta que las estrellas dejaron de ser visibles y las som
bras del cláustro por el lado de Oriente se desvanecie
ron ante el brillo del crepúsculo.
HIPATIA . 343

CAPITULO XIX,

JUDIOS CONTRA CRISTIANOS .

EL porterillo,despues de haber llevado el mensaje de


Arsenio á Miriam , volvió en busca de Filemon y el an
ciano, y no hallándolos , empleó toda la tarde en correr
acá y allá con tal frenesí, que se originaron grandes
dudas sobre el estado de su salud entre la gente del bar
rio. Al fin , el hambre le obligó a ir a su casa á cenar,
y trató entonces de desahogar sus escitados sentimientos
en su ocupacion favorita de pegar á su mujer. Con este
motivo, dos esclavas sirias de Miriam , atraidas por los
gritos de la negra, acudieron a su socorro , le echaron
encima un cubo de agua y le pusieron en la calle. El ,
sin alterarse, se comparó sonriéndose con Sócrates do
minado por Jantipa ; y cediendo filosóficamente a las cir
cunstancias, estuvo dando saltos , semejante á una urra
ca domesticada , como unas dos horas, á la entrada de
la callejuela, prodigando ligeros chistes á los que pasa
ban con peligro algunas veces de su seguridad personal ;
hasta que por último Filemon , que corria sin aliento
en direccion de sa casa , se precipitó en sus brazos .
- Oiga ! ¡ Eres túl Tu estrella prospera. Ella te
llama .
-¿Quién ?
-Miriam . Sé como la tumba de callado. La verás y
hablarás con ella . Rechazó el mensaje de Arsenio, usan
do de palabras que es innecesario repitan lábios filosófi
344 HIPATIA .

cos . Vamos ; pero cuidado cómo te espresas .... mira que


se trata de una encantadora que puede detener las es
trellas en su curso y áa quien obedecen los espíritus del
tercer cielo .
Filemon se dió prisa en llegar á casa con su hués
ped. Poco le importaba ya la prevencion de Hipatia
para que se resguardase de Miriam .... ¿No iba en bus
ca de su hermana ?
-¿Estás de vuelta otra vez, miserable? gritó una de
las esclavas, cuando llamaron a la puerta de la habita
cion de Miriam . ¿A qué traes aquí jóvenes á tales horas
de la noche ?
-Harás mejor en bajar y pedir perdon á tu pobre
mujer. Ha estado llorando y rezando por tí ante su cru
cifijo toda la noche; por ti , ingrato muno .
-Supersticiones femeniles..... pero la perduno ....
¡ Abrid , mujeres bárbaras! Traigo aquí á este jóven fi
lósofo de órden de vuestra ama .
Que aguarde , pues, en la antecámara. Hay uno con
mi ama en este momento .
Así , Filemon tuvo que esperar en una oscura ante
cámara , adornada con alfombras viejas y divanes , pa
seándose agitadamente , mientras que las dos esclavas
le observaban de medio ojo y convenian en que era un
estúpido, pues que no contestaba á sus lánguidas mi
radas .
Entretanto Miriam estaba oyendo, con maligna son
risa , á un joven judío, cuya piel habia tostado el sol .
-Sabía , madre en Israel , que todo dependia de mi
diligencia, y en tal concepto cabalgué noche y dia desde
Ostia á Tarento ; pero el mensajero de los incircun
cisos estaba mejor montado que yo; viendo lo cual , se
HIPATIA . 345

duje á un esclavo para que estropease su caballo , y de


este modo logré adelantarme a él una jornada completa
el segundo dia . Sin embargo, por la noche el Filisteo
me habia dejado atrás nuevamente, con la ayuda de los
>

ángeles malos . Me puse furioso.


-¿Y entonces, Jonadab Bar -Zebudah ?
- Me acordé de Ehud y de Joab , cuando iba perse
guido por Azael ; y despues de reflexionar mucho acer
ca de la legalidad del hecho , pues no soy hombre san
guinario , cuando nos reunimos en medio de la oscuri- ,
dad , cogí y le maté.
Miriam aplaudió .
-En seguida , vistiéndome su ropa y tomando sus
cartas y credenciales, como era justo, pasé por el men
sajero del emperador, y así cabalgué el resto de aquel
dia á costa de los pagapos, y te devuelvo la balanza
salvada .
-No pienses en la balanza . Guardala para tí, dig
no hijo de Jacob . ¿Y despues ?
-Cuando llegué á Tarento me embarqué en la ga
lera que habia ajustado con ciertos piratas , hombres
valientes y que se portaron muy bien ; pues estando á la
mitad del camino vimos otra galera en la misına direc
cion que nosotros , que conocí era de Alejandrís, y tam
bien el capitan , el cual me aseguró que habia ido desde
aquí á Brindis con cartas de Orestes.
-¿Y qué?
- Parecióme bajo el que nos pasase, y mas bajo per
der cuantos sacrificios teníais hechos tú y nuestros an
cianos; así trate con el hombre de sangre, ofreciéndole,
además de lo contratado , doscientas monedas de oro,
que pagó por cuenta mia Rabbi Ezequiel, que vive junto
346 HIPATIA .

á la puerta del Agua en Pelusio . Entonces los piratas


convinieron en echar á pique al enemigo; pues nuestra
galera era de Liburoia con un agudísimo espolon, mien
tras que la suya no pasaba de ser una ligera trireme.
-¿Y lo hiciste ?
-De otro modo no estuviera yo aquí . Fueron entre
gados en nuestras manos; herimos su galera por la mi
tad y se hundió como Faraon y su ejército .
-¡Perezcan así todos los enemigos de nuestra nacion!
esclamó Miriam . ¿Y ahora es imposible, dices, que lle
guen nuevas noticias hasta dentro de diez dias?
- Imposible ; me lo aseguró el capitan, debido todo á
haberse levantado viento y á las señales de una tempes
tad por el lado del Sur.
-Toma esta carla para el sumo sacerdote у la ben
dicion de una madre en Israel . Has servido á tu pueblo,
y bajarás al sepulcro cargado de años y de honores, con
criados y criadas, oro y plata , hijos y nietos, con tu pie
sobre el cuello de los paganos y la bendicion de Abra
ham , Isaac y Jacob, y comerás del ganso que está en
gordando en el desierto , y del Leviatan que yace en el
gran mar,> para que se alimenten de él todos los verda
deros israelitas en el último dia .
Y el judío se marchó, creyendose quizá , en su fa
natismo, el hombre mas feliz de Egipto en aquel mo
meuto.
Atravesó la antecámara, dirigiendo una mirada a las
esclavas sirias, y frunciendo el gesto al ver á Filemon ,
el cual fué introducido entonces à la presencia de Mi
riam ,
La vieja estaba sentada, hecha un ovillo, en un di
van, escribiendo en un librito de memoria que tenia so
HIPATIA . 347

bre sus rodillas, mientras que en los fundones al lado


de ella brillaban joyas magníficas que se habia estado
entreteniendo en tocar , como un niño haria con sus ju
guetes. Permaneció algunos minutos sin alzar los ojos; y
Filemon, áa pesar de su impaciencia, no pudo menos de
mirar alrededor y comparar el desaseado esplendor , el
repugnante olor á vino , á comida y á perfumes de
aquella pequeña sala , con la gracia y la limpieza de las
casas griegas. Arrimados a la pared habia armarios y
baules , cuya construccion revelaba la fantasía de los
orientales ; rollos de pergamino iluminados yacían á
montones en un rincon ; una lámpara de forma particu
lar colgaba del techo , y esparcia una opaca y triste
>

luz sobre un objeto que al pronto heló la sangre del jó


ven, á saber: un listoncillo de madera, sobre el cual en
un plato de oro , grabado con señales místicas , estaba
>

la momia de la cabeza de un niño; uno de esos teraf, de


los cuales, como sabia Filemon , pretendian las hechi
ceras del Oriente evocar respuestas proféticas.
Al cabo levantó los ojos y habló con voz dura y
chillona ,
--¡Bien, hermoso jóvenley qué es lo que quieres de
esta pobre judía proscrita? ¿Deseas alguna de las pre
ciosidades que ha tenido el talento de hacer que los de
mopios, sus esclavos , salvasen de los cristianos la
7

drones ?
En breves palabras refirió el joven su historia. La
vieja le escuchaba, fijando en el con toda intencion sus
ardientes ojos; en seguida respondió lentamente :
Bien ; xy que tenemos, si eres esclavo ?
--¿Conque lo soy? ¿Conque soy esclavo?
-Si. Arsenio dijo la verdad . Yo le vi comprarte en
348 HIPATIA .

Ravena hace quince años cabales. Yo compré á tu ber


mana al mismo tiempo, la cual tiene ahora veinte y dos
años, pues te llevaba cuatro de edad .
-¡Oh , cielos! ¿Y tú conoces aun á mi hermana ?... ¿ Es
acaso Pelagia?
- Eras un lindo niño , prosiguió la vieja, omo si no
-

le hubiese oido . Si imaginara que en creciendo ibas á


ser tan hermoso y hábil como eres , te hubiera compra
do . Los godos estaban a punto de marchar, y Arsenio
dió solo diez y ocho monedas de oro por ti .... ó veinte....
con la vejez todo se me olvida . Pero habia que gastar
luego en tu educacion , y la de tu hermana me costó su
mas enormes.... Lo cual no quiere decir que no valiese
el dinero.... de ningun modo, pues era preciosísima.
-¿Y sabes dónde está ! ¡ Oh ! dimelo.... por compa
sion , dimelo !
-¿A qué fin ?
-¿A qué fin? ¿No palpita en tí un corazon humano?
¿No es mi hermana ?
Bien ! Sin ella has vivido perfectamente quince
años.... ¿ por qué no te ha de suceder lo mismo ahora?
Tú no te acuerdas de ella .... tú no la amas.
-¿Que no la amo? Moriria por ella .... por ti, si me
ayudases á encontrarla.
-¿De veras? Y si te condujese á su lado, ¿qué harias?
Ella es bastante feliz y rica ahora . ¿Pudieras aumentar
su felicidad ó su riqueza?
-¿Y me lo preguntas?.... Yo debo.... quiero.... sa
carla de esta infamia .
-¡Abljah ! señor fraile! No esperaba yo menos. Na
die sabe mejor que yo lo que significan esas hermosas
palabras. El niño que se ha quemado teme el fuego; pero
HIPATIA . 349

la mujer vieja que tambien se ha quemado, lo apaga ,


como verás. Ahora escucha. No digo que no hayas de
encontrarla .... ni que la misma Pelagia no sea la mujer
á quien buscas.... pero ... estás en mi poder.... No frun
zas el ceño. Puedo entregarte como esclavo á Arsenio
cuando me acomode. Una palabra mia á Orestes, hará
que te prendan como fugitivo.
—¡Huiré! esclamó Filemon con altivez .
-¿Huir de mi?
Y Miriam se rió , señalando el teraf.
-¿De mí, que si huyes mas allá de Kaf, ó te sepultas
en los abismos del Océano , haria que estos muertos lá
bios confesasen donde estás, y enviaria demonios que te
tragesen sobre sus alas? ¡Huir de mí! Mejor será que me
obedezcas, único medio de ver á tu hermana.
Filemon temubló, y se sometió. El encanto de los ojos
de aquella mujer, el terror de sus palabras, que creia á
medias, уy la agonía del deseo le vencieron , y murmuró :
-Yo te obedeceré.... Solo .... solo....
-Solo que no eres todavía un hombre completo , sino
mitad hombre yy mitad fraile , ¿ éh ? Antes de ayudarte,
es preciso que sepa esto : ¿ Eres un fraile aun , ó eres un
hombre?
--¿Qué significa esa pregunta?
-¡Ahl jah! ¡ah ! ¡Y estos perros cristianos no saben
lo que significa ser hombre! ¿ Eres un fraile, pues? De
jemos aparte lo de hombre , pues que escede los límites
de tu inteligencia .
-Yo.... soy un estudiante de filosofía.
-Pero yno eres hombre?
-Supongo que lo soy .
-Y yo no lo supongo: si lo fueras, hace muchos me
>
350 HIPATIA .

ses que estarias en relaciones amorosas , como un hom


7

bre, con esa mujer pagana .


-Yo .... con ella !
-Sí, jyo.... con ella ! dijo Miriam , imitando grosera
mente su tono humilde. Yo, el pobre estudiante sin di
nero, con ella , la grande, rica , sábia , adorada Glósofa,
que tiene las sagradas llaves del altar interior del vien
to de Oriente.... y precisamente porque soy un bom
bre, el hombre mas hermoso de Alejandría , y ella
una mujer, la mujer mas vana de Alejandría ; por
todo lo cual soy mas fuerte que ella , y puedo darla vuel
tas alrededor de mi dedo, y traerla de rodillas á mis
pies cuando quiera, tan pronto como abra mis ojos y
descubra que soy hombre. ¡ Eh , jóven ! ¿Te ha ensedado
ella esto alguna vez entre sus matemáticas y metafísica,
entre sus dioses y diosas ?
Filemon se puso de color de escarlata : el dulce ve
neno habia penetrado en sus venas , y estas brillaban
con él por la primera vez de su vida . Miriam conoció su
ventaja.
-Vamos ..., no te asuste tu nueva leccion . Me gustas
te desde el primer momento que te ví , y pregunté al te
raf sobre tí , el cual me dió una respuesta .... pero i qué
respuesta ! algun dia la sabrás. De todos modos, indujo á
la pobre vieja, á la generosa judía , á desprenderse de
su dinero. &¿ Has sospechado jamás de mano de quién
procedia tu moneda de oro de todos los meses?
Filemon se inmutó, y Miriam prorumpió en una risa
fuerte y chillona .
-

-¿Te has figurado que procedia de Hipatia , estoy se


gura ! de la hermosa griega.... qué vano eres .... y ni
por las mientes te pasó la pobre vieja judía.
HIPATIA . 351

-¿Conque fuiste tú? ¿Tú? dijo Filemon. ¿ Tengo, pues,


que agradecerte esa estraña generosidad ?
-No que agradecerme: lo que quiero es que me obe
dezcas; porque no debes olvidar que puedo probar tu
deuda para conmigo, hasta el último óbolo, yу reclamár
tela . Pero no lo temas ; yo no seré dura respecto de tí,
precisamente porque estás en mi poder. Aborrezco á
los que no lo están . Desde que tengo á los hombres entre
mis manos , empiezo á quererlos. Las personas viejas
aman , como los niños , sus juguetes.
-¿Segun eso , yo lo soy tuyo? dijo Filemon con arro
gancia .
-Sin duda, mi hermoso jóven , respondió la vieja, mi
rándole con tan insinuante sonrisa , que le impidió mon
tar en cólera . Al cabo , yo sé valerme de medios sua
ves.... y estos últimos cuarenta dias no he pensado inas
que en hacer feliz a la gente moza ; así, no tienes por
qué asustarte. Ahora bien.... ayer salvaste la vida á
Orestes .
-¿Cómo lo has sabido ?
-¿Yo? yo lo sé todo. Yo sé lo que las golondrinas di
cen cuando pasan volando , y lo que los peces piensan en
el mar. Tambien tú lo sabrás algun dia , sin la ayuda
del teraf. Pero entretanto , es preciso que entres á servir
á Orestes. ¿ Vacilas!.... ¡ Ignoras que estás colocado muy
alto en su favor ? Te hará su secretario... y te ascenderá
con el tiempo á mayordomo, si sabes aprovecharte de
tu fortuna .
Filemon permaneció unos instantes atónito y en si
lencio.
-¿Al servicio de ese hombre ? dijo al fin . ¿ Qué me
importan él ni sus honores ? ¿Por qué me atormentas
352 HIPATIA .

así? ¡No tengo mas deseo en la tierra que ver á mi her


mana !
-Será mucho mas probable que la veas si perteneces
á la corte de un grande oficial.... quizá mas que un ofi
cial .... que si continúas siendo un pobre fraile . Esto no
quiere decir que yo te crea . ¿Tu único deseo en la tierra ,
1 .

éh ? ¿ No te importa, pues, volver á ver a la hermosa


Hipatia ?
-¿Yo? ¿ y por qué no la veria? ¿No soy su discípulo ?
-Ella no tendrá discípulos mucho tiempo mas , que
rido. Si deseas oir sus sábias esplicaciones (que me ale
graré te sean de provecho) , deberás de aquí en adelante
acercarte mas al palacio de Orestes que al salon de lec
ciones. ¡Ah ! te inmutas . ¿Qué te parece mi argumento?
No... , no me preguntes. Yo no esplico nada á monges .
Pero , toma estas letras; mañana por la mañana , á la hora
1

tercia, vé al palacio de Orestes y pregunta por su secre


tario , Ethan el caldeo . Di sin miedo que llevas impor
tantes noticias de Estado.... y luego sigue tu estrella :
es mas hermosa de lo que imaginas. ¡Andal obedéceme,
ó no verás á tu hermana .
Filemon se sintió cogido de improviso; pero, en úl
timo resultado, ¿qué no podria hacer por él aquella mu
jer estraordinaria? Si la senda que iba á seguir no era la
suya , era la que mas le aproximaba á Pelagia ; y entre
tanto se veia en poder de la vieja, y tenia que someter
se á su destino. Así , pues , tomó las letras y se marchó.
—¿Y crees que te la voy á entregar? dijo Miriam para
sí , riéndose, cuando nubo salido Filemon . ¿Convertirla en
una penitente, en una monja , ó cosa por el estilo ; redu
cirla á apaciguar á tu Dios, arrastrándose entre las mo
mias durante veinte años , con una cadena alrededor del
HIPATIA . 353

cuello y una argolla en el tobillo, en la persuasion de que


es la esposa del Nazareno? ¿ Y piensas que la vieja Mi
riam te la va a entregar para eso ? ¡No, no, señor fraile!
iprimero muerta! ... ¡ Sigue tu delicado cebo! ... ¡ Síguele,
como el mono la yerba que su conductor le ofrece, te
niéndola siempre una pulgada distante de su nariz .....
¡Tú en mi poder !.... ¡Y Orestes en mi poder ! ... Mañana
debo negociar ese nuevo empréstito; así lo supongo ....
¡No me pagarán nunca , y el perro concluirá por arrui
narmel ( A cuánto asciende ahora ? Veamos. Y empezó á
registrar en su escritorio obligaciones y notas. No me
pagará nunca . ¡ Perú, poder ! ... ¡tener poder! ¡ Ver á esos
esclavos paganos y á esos perros cristianos formando
proyectos y enorgulleciéndose con la idea de que son los
dueños del mundo , sin imaginar jamás que nosotros es
tamos tirando de la cuerda, y que son nuestros jugue
tes! ¡Nosotros, los hijos de las promesas.... nosotros, la
nacion .. . nosotros , la semilla de Abraham ! ¡ Pobres dia
blos! ¡Casi me inspiran lástima al pensar en la cara que
pondrán cuando venga el Mesías, y descubran quiénes
eran los verdaderos señores del mundo ! ... Ese Orestes,
sin embargo, debe ser emperador del Sur; sí , aunque
tenga que prestarle para ello las joyas de Rafael. Por
que debe casarse con la mujer griega , y se casará . Ella
le aborrece, es cierto.... Mi venganza será así
asi mayor. Y
ana á ese fraile: lo conocí en sus ojos cuando la encon

tré en el jardin... , Tanto mejor para mi venganza . El se


colgará con gusto de los talones de Orestes por estar mas
cerca de ella .... ipobre tonto ! Le haremos secretario ó
mayordomo . Tiene para eso, dicen , bastante talento, ó
no lo tiene para nada . Y entonces Orestes y él serán los
dos dientes de mis tenazas, para arrancar loque deseo
23
354 HIPATIA .

é esa Jezabel griega .... iy volverá á mis manos esa ágata


negra!
¿Era el final de su discurso una quimérica confusion
de ideas? Quizá no ; pues cuando pronunció la última
pelabra sacó de su seno un talisman roto , que pen
dia de una cadena atada alrededor del cuello , exacta
mente parecido al que deseaba con tal ardor , y lo
estuvo mirando largo tiempo..... lo besó..... lo regó con
sus lágrimas ..... le habló .... lo estrechó en sus brazos
corno haria una madre con su niño..... murmuró tro
zos de canciones infantiles; y sus facciones desagra
dables, marchitas, se suavizaron , parecieron mas pu
ras; y se levantó ennoblecida un momento por ese ideal
personal que todas las almas traen consigo á este mun
do, y que brilla, oscuro y potencial , en el rostro de
los niños dormidos, antes de que se hayan cubierto de
cicatrices y desfigurado en la larga tragedia de la vida .
Era hechicera : se ocupaba en el tráfico de esclavos;
en todas sus acciones se revelaban la falsedad , la fero
cidad, la avaricia ; pero aquella despreciable piedra la
traia á la memoria algun pensamiento verdadero, espi
ritual , impalpable, ante el cual sus tesoros y su ambi
cion valian para ella tan poco como para los ángeles de
Dios .
Lejos, sin embargo, estaba Miriam de imaginar que
en aquellos mismos instantes, un robusto monge, senta
do en el cuarto secreto de Cirilo, donde se le dispensó el
especial honor de beber una copa de buen vino en pre
sencia del patriarca, referia a este y á Arsenio la si
guiente historia :
- Así yo , habiendo descubierto que los judíos tenian
fletado este buque pirata , me dirigí al capitan , y encon
HIPATIA . 355

trando favor en sus ojos, me alquilé como remero , segu


ro , por lo que habia oido á los judíos, que su objeto era
traer la noticia á Alejandría lo mas pronto posible. En tal
concepto, para desempeñar el encargo que Su Santidad
me habia confiado , á mí, indigno de semejante honor, me
embarqué yy remé continuamente entre los demás, reci
biendo , como inhábil en aquel trabajo, muchas maldi
causa de la Iglesia ... que espero se
ciones y azotes por la
me tendrán en cuenta en lo porvenir. Satanás, deseoso de
acabar conmigo , entró en mi cuerpo , y casi me abrió en
dos , pues comencé a vomitar mucho Уy aborrecí todo gé
.

nero de comida . No obstante , seguí remando imperlér


rito, sin que los vómitos cesasen un momento , basta que
los paganos, admirados , dejaron de pegarme , y me hi
cieron beber licores fuertes; con lo que cobré nuevo vi
gor, y remé dia y poche, confiando en que mi indignidad
podria proporcionar algun bien á la causa de la Iglesia
católica .
--Y así ha sucedido , dijo Cirilo. ¿ Por qué no te
sientas?
- Perdon , contestó el monge humildemente ; de estar
sentado, como de todos los placeres carnales , resulta al
fin saciedad .
-Y ahora , dijo Cirilo, ¿qué recompensa te daré en
pago de tu buen servicio ?
-Bastante recompensa es haber hecho un buen ser
vicio. Sin embargo , si el santo patriarca se empeña , hay
>

una antigua cristiana , mi madre, segun la carne....


-Ven mañana y la atenderemos como corresponde .
El monge besó la mano de su superior , y se retiró.
Cirilo se volvió á Arsenio , sin poder disimular su ale
gría , y le dijo, dándole golpecitos en el muslo :
356 HIPATIA . '

-¿Hemos vencido á los paganos, eh


éb ?
Y añadió luego :
-¿Y qué me aconseja el padre mio que haga para
aprovechar una ventaja que el cielo nos ha concedido
tan misericordiosamente ?
Arsenio no contestó .
-Yo , prosiguió Cirilo , me siento inclinado á anunciar
la noticia esta noche en mi sermon .
Arsenio sacudió la cabeza .
-¿Por qué no ? ¿ Por qué no? preguntó Cirilo con im
paciencia?
-Mejor es tenerla secreta hasta que otros la divul
guen. Reservar el conocimiento de una cosa , equivale
siempre á contar con fuerza de reserva ; y si el hombre
(lo que no espero) trata de hacer daño a la Iglesia , dé
>

jale que se descubra antes de servirte de tu noticia con


tra él . Verdaderamente, puedes tener escrúpulo de con
ciencia en cuanto a la legalidad de permitir un pecado
que te seria fácil prevenir. Por lo que á mi respecta ,
creo que el pecado está en la voluntad mas bien que en
la accion ; y que algunas veces (digo solo algunas veces)
puede ser un medio de salvar al pecador dejar que su
iniquidad dé fruto уy agobiarle con sus mismos proyectos.
- Peligrosa doctrina , padre mio.
-Como toda doctrina profunda .... que tiene un sa
bor de vida ó de muerte , segun se la recibe. Yo no lo
:

he dicho'á la multitud , sino á un hermano que sabe dis


>

cernir. Y aun , hablando políticamente..... déjale descu


brirse, si fragúa en realidad alguna rebelion , y despues
habla y echa por tierra su torre de Babel .
—¿Tú crees, pues, que él no está enterado á estas bar
ras de la derrota de Heracliano ?
MIPATIA . 357

-Si lo está, no lo dirá al pueblo; y nuestras probabi


lidades de éxito serán casi las mismas.
-Bien. En último resultado, la existencia de la Igle
sia católica depende de esta lucha, y es bueno ser pru
dente. Sea así. Es para mí una fortuna tenerte por con
sejero.
De este modo Cirilo, no obstante su natural impa
ciencia , cedió , como es propio de los hombres sábios, á
>

uno mas sábio que él , determinando conservar el se


creto y prescribiendo igual silencio al monge .
Filemon , despues de una noche de insomnio y de una
visita á los baños públicos , que la tiranía romana , mas
sábia que la moderna libertad, proporcionaba tan libe
ralmente á sus víctimas, se dirigió al palacio del prefecto
y entregó su mensaje; pero Orestes , que acababa de ad
mirar al público de Alejandría con un desusado alarde
de buen humor, estaba ya en la próxima Basílica . Allí
fué conducido el joven por un ugier , y se halló en el
centro de un enorme salon , adornado con frescos y már
>

moles de colores, y rodeado de pórticos y galerías, don


de los magistrados inferiores oian causas y administra
ban la justicia que permitia el complicado tecnicismo
del derecho romano . Al través de una multitud de cu
riosos pasó Filemon al ábside en el estremo superior, y
viendo vacío el trono del prefecto, entró en una habi
tacion lateral , donde se encontró solo con el secretario ,
que era un magestuoso eunuco caldeo , de rostro pálido y
ojos pequeños, y cuya cabeza ceñia un enorme turbante.
El secretario tomó la carta , la abrió con solemne delibe
racion ; y luego, sin gastar etiqueta, se puso de un brin
co fuera del cuarto, dejando á Filemon atónito. A la me
dia hora volvió, brillando sus ojillos una grande idea.
358 HIPATIA .

-¡Jóven ! tu estrella está en el período ascendente :


jeres portador de felices nuevas! El prefecto mismo te
manda entrar .
En seguida salieron ambos.
En otra habitacion , cuya puerta se hallaba custodia
da por hombres armados, se paseaba Orestes arriba y
abajo, vivamente escitado, algo descompuesto el rostro
por la orgía de la noche anterior, yy acudiendo de vez en
cuando á una copa de oro que estaba sobre una mesa .
--- Abliconque mi salvador nada menos ! Jovén , haré
tu furtuna . Miriam dice que quieres entrar á mi ser
vicio .
Filemon , no sabiendo qué contestar , creyó que la
mejor respuesta seria inclinarse lo mas que pudiese.
-¡Ah! jah! gracioso , pero no enteramente conforme
á la etiqueta . Ya le enseñarás tú pronto , ¿ éh, secreta
rio? Ahora á trabajar . Dame las notas para firmarlas y
sellarlas . Al prefecto de los estacionarios.
-Aquí está .
-Al prefecto del Mercado de granos. ¿ Cuántos bu
ques has mandado descargar?
-Dos .
-Bien , eso bastará para el tiempo presente . Al de
fensor de la plebe. ¡Que no se le llevara el diablo!
-Se puede tener confianza en él, pues está muy en
vidioso del influjo de Cirilo , y además me debe mucho
dinero.
-¡Bien ! Ahora las notas para los maestros de las pri
siones, relativas a los gladiadores.
- Aquí están.
- A Hipatia . No. Quiero honrar á mi esposa elegida
con mi ilustre presencia . En verdad , es una mañana de
HIPATIA . 359

trabajo propia del que padece tan fuerte dolor de ca


beza .
-Su escelencia tiene resistencia como siete. ¡ El cielo
le prolongue la vida !
En efecto, Orestes, cuando queria, despachaba los
negocios con una facilidad admirable. Una cabeza lina y
un corazon aun mas fino contribuyen á facilitar muchas
cosas .
Pero toda el alına de Filemon se concentró en estas
palabras: ¡Su esposa elegida! ... ¿ Era que las indicacio
nes de Miriam del dia anterior habian despertado en el
alguna vision egoista, ó que sentia lástima y horror al
pensar en la suerte que aguardaba á Ilipatia, á su ido
lo ?... Es lo cierto que estuvo como cinco minutos sumi
do en un sueño , del cual le sacó el sonido de otro nom
bre aun mas caro .
-Y ahora pensemos en Pelagia . Es preciso tantear el
terreno .

-El godo vá á ofenderse.


- Maldito sea el godo ! Podrá elegir entre todas las
nermosuras de Alejandría, y ser conde de Pentápolis si
le acomoda. Pero necesito un espectáculo , y nadie mas
que Pelagia servirá para el baile de Venus Anadiómene.
La sangre del joven se le agolpó al corazon , y de allí
retrocedió a la cabeza , sintiendo como un vértigo de
horror y de vergüenza .
-El pueblo se pondrá loco de alegría al verla salir
á las tablas otra vez . Poco piensan los estúpidos en los
proyectos que formo para divertirlos, aun en los ins
tantes en que estoy tan ébrio como Sileno.
-Su escelencia no vive mas que para el bien de sus
esclavos .
360 HIPATIA .

-Oye, jóven ! Tan hermosa dama requiere un her


moso mensajero. Desde luego te admito á mi servicio, y
te encargo de llevar esta carta á Pelagia . ¿Cómo? ¿ Por
qué no vienes á cogerla ?
-¿A Pelagia? dijo Filemon . ¿En el teatro? ¿Pública
mente? ¿Venus Anadiómene?
-¡Sí , necio! ¿Te embriagaste tú tambien anoche?
-¡Es mi hermana!
-Bien .... ¿y qué importa? ¡ Pero no te creo, misera
ble! ¡Hola! gritó Orestes, que lo comprendió todo al ins
tante : fugieres !
Abrióse la puerta y entró la guardia .
- Ahí teneis á un buen chico que parece inclinado á
volverse loco. Tenedle en punto donde no pueda hacer
daño por unos cuantos dias. Pero no le maltrateis, pues
al cabo salvó ayer mi vida , mientras que vosotros echás
teis á correr .
Y el infeliz jóven fué preso y conducido al cuerpo de
guardia , en medio de las burlas de los ugieres, que pa
recian irritados contra él por sus proezas del dia antes,
y que se alegraron mucho de poder administrarle un
buen par de grillos; hecho lo cual , le arrojaron en un
calabozo , dejándole allí entregado á sus meditaciones .
HIPATIA . 361

CAPITULO XX .

LOS MEDIOS DE VENCER .

Pero, hermosa Hipatia, imaginate herida en la cara por


una piedra bastante grande, á muchos centenares de
miserables cayendo sobre tí como fieras .... dos minutos
mas, y te habrian despedazado . ¿Qué hubieras hecho en
semejante caso ?
-Dejarlos que me despedazasen , y morir como he
vivido.
-Ah! pero.... Cuando vieses la muerte delante....
-¿Y por qué temeria el hombre la muerte?
--La muerte no , pero el acto de morir sí. Este puede
ser, en tales circunstancias , verdaderamente desagra
dable . Si nuestro ideal Juliano el Grande creyó nece
sario disimular , уy fué aun mejor cristiano que lo que yo
he pretendido ser, hasta que le pareció llegada la opor
tunidad de arrojar la máscara , ¿por qué no disimularia
yo? Considérame como un ser inferior á tí .... como una
persona del vulgo, si quieres ; pero penitente que viene
á hacer la mas completa reparacion posible, probando
por la mas inesperada accion que es capaz, y tiene vo
luntad de igualar, si está en su mano, á Juliano mismo.
Tal era la conversacion que pasaba entre Hipatia y
Orestes media hora despues que Filemon habia tomado
posesion de su nuevo cuarto.
Hipatia miro al prefecto con tranquila penetracion ,
en que iba mezclado algun desprecio y temor.
362 HIPATIA .

-Y dime , qué es lo que ha producido en ti este re


pentino carnbio ? Durante cuatro meses, tus promesas
han sido estériles.... Hipatia no confesó cuánto se hubie
ra alegrado de que continuasen siéndolo.
- Porque .... Esta mañana he recibido noticias, que te
comunicaré primero que a nadie como un cumplimien
to . Cuidaremos de que toda Alejandría las sepa antes de
ponerse el sol. Heracliano ha triunfado .
-¿Ha triunfado ? esclamó Hipatia saltando de su
asiento .
-Triunfado y destruido enteramente las fuerzas del
emperador en Ostia . Asi lo ha dicho un mensajero de
toda confianza . Pero si resultare falso todo esto , impe
diré que la noticia contraria se divulgue; si no , ¿de qué
me valdria ser prefecto ? ¿Vacilas? ¿ No ves que si con
seguimos mantener la idea viva solo una semana , nues
tra causa está ganada?
-¿Y cómo ?
-

- He tratado ya con todos los oficiales de la ciudad , y


cada uno de ellos ha obrado como un hombre lleno de
cordura , prometiéndome su auxilio, por supuesto, en
caso de triunfar Heracliano , pues se encuentran tan
cansados como yo de esa córte sanlurrona de Bizancio.
Además, los estacionarios son ya mios ; tambien lo son
los soldados que ocupan la orilla del Nilo. ¡ Ah ! te has
figurado que habia permanecido ocioso estos cualro me
ses; pero.... has olvidado que eras tú el premio de mi
trabajo. ¿Podia haber negligencia en mi con tal objeto á
la vista?
Hipatia se estremeció, pero no desplegó los lábios, y
Orestes continuó diciendo :
- He hecho que muchos buques de los que trasportan
HIPATIA . 363

trigo descargaran una gran cantidad, aunque esos bri


bones frailes de Tabenne se hayan casi anticipado á
mi benevolencia, persistiendo oficiosamente en dar de
comer gratis á la mitad de los pobres de la ciudad . ¿Qué
pueden proponerse en Alejandría ?
-Supongo que querrán adquirir popularidad .
-Justamente ; y de ese modo, ¿ qué influjo ha de te
ner el gobierno con una multitud de pícaros , cuyos es
tómagos se llenan sin necesidad de nosotros ?
- Juliano se quejó de lo mismo al alto sacerdocio de
Galacia en esa inapreciable carta suya .
-Ahl tú arreglarás esto pronto. En cuanto á Cirilo,
en los momentos presenles no le temo. Su opinion, en
tre las personas ricas é instruidas, ha padecido mucho
espulsando á los judíos. Y por lo que toca á la muche
dumbre, cabalmente acaban los dioses de enviarme un
don capaz de ponerla del buen humor que necesitamos .
- ¿ Y qué don es ese? preguntó Hipatia .
-Un elefante blanco .
--¿Un elefante blanco ?
-Sí, contestó Orestes, equivocando ó no compren
diendo el tono de llipalia . Un elefante blanco , real y
efectivo; una cosa que no se ha visto en Alejandría hace
cien años. Lo llevaban en compañía de dos tigres do
mesticados , como regalo para el niño que reina en Bi
zancio, de parte de uno de los cien reyezuelos de la hi -
perbórea Trapobana , ó de no sé qué tierra del remoto
Oriente. Yo me tomé la libertad de embargarlos, y des
pues de una corta argumentacion , el elefante y los tigres
están á puestro servicio .
-¿Y de que nos han de servir?
-Mi querida amiga.... Figúrate.... ¿Cómo hemos de
364 HIPATIA .

atraernos a la muchedumbre sin un espectáculo ?.... No


se conocen mas que dos medios para poder ganar el
todo ó parte del imperio romano: la fuerza de las armas
6 la fuerza de la ostentacion y del fausto . ¿ Puedes tú
inventar un tercer medio? El primero es demasiado es
citante y de difícil ejecucion hoy dia; queda el último, y
gracias al elefante blanco , su éxito puede ser seguro.
Tengo que hacer alguna exhibicion cada semana. El pue
blo se vá cansando de ese pantomimo; porque desde la
espulsion de los judíos cada vez se vuelve mas estúpido
y holgazan , habiendo perdido la mitad mas entusiasta de
sus espectadores . Están hartos de carreras de caballos ...
Ahora bien ; supongamos que se anuncia para el dia
mas próximo posible.... un espectáculo.... nuevo en la
presente generacion . Tú y yo.... Yo como exhibidor, tú
como representante (solo por el momento de las anti
guas vestales, sentados juntos.... Un amigo de confian
za, cuando el pueblo esté fuera de sí de júbilo , gri
2

tará ¡Viva Orestes César !... Otro les recordará la vic


toria de Heracliano .... Otro asociará tu nombre con el
mio .... El pueblo aplaudirá . No faltará un Marco Anto
nio que se adelante y me salude como emperador, Au
gusto... , lo que quieras .... Yo rehusaré , tan suavemente
como el mismo Julio César; y seré compelido á aceptar ,
sonrojándome, tal honor. Me levantaré, pronunciaré un
discurso sobre la futura independencia del continente
del Sur , sobre la union del Africa y el Egipto, no de
biendo el imperio dividirse en adelante en Oriental y
Occidental, sino en imperio del Norte y del Sur. Gritos
de aplauso y dos dracmas por cabeza, harán estreme
cer el cielo . Cada cual creerá que los demás aprueban,
y seguirá la corriente .... Así , el triunfo será seguro.
HIPATIA . 365

-Pero, preguntó Hipatia reprimiendo su desprecio


y su desesperacion, qué tiene eso que ver con el culto
de los dioses ?
-Tiene .... tiene.... porque cuando te parezca que
los ánimos están bastante preparados, podrás levantar
te á tu vez y pronunciar un discurso.... digno de tí.
Mostrarás cómo tales espectáculos , gloria antigua del
imperio, han perdido su brillo á causa de la supersti
cion galilea .... Cómo la única senda que conducirá de
nuevo á los goces de la vista y el oido , es la que lleve á
la restauracion franca de aquellas divinidades de donde
proceden , y sin las cuales no serán nunca completos.
Pero no necesito enseñarte á hacer cosas que tú me has
enseñado tan á inenudo ; así , tratemos ahora de nuestro
espectáculo, que despues de las dádivas , es la parte mas
importante de nuestro plan . Yo hubiera debido exhibir
les el monge que estuvo ayer á punto de asesinarme, lo
cual hubiera sido un triunfo de las leyes sobre el cris
tianismo. El y las fieras proporcionarian al pueblo diez
minutos de diversion. Pero la ira pudo mas que la pru
dencia , y el miserable ha sido crucificado hace dos ho
ras. ¿No seria buena idea la de una exhibicion de gla
diadores ? La ley los ha probibido, es cierto....
—¡Gracias al cielo ! dijo Hipatia.
-Pero , ¿no ves que por esa misma razon , para mos
trar nuestra independencia , debemos emplearlos ?
-¡No ! pues que han desaparecido , no hagas que
vuelvan á afrentar la tierra .
-Querida amiga , no debes , siendo quien eres , decir
>

eso en público, por miedo de que Cirilo tenga la imper


tinencia de recordarte que su estincion ha sido ra de
los emperadores cristianos y de los obispos.
366 HIPATIA .

Hipatia se mordió los lábios y no contestó .


-Bien ; no deseo poner en ejecucion nada que te des
agrade. Si pudiéramos concertar unos cuantos marti
rios .... Pero a la verdad , mc temo que hayamos de
aguardar uno ó dos años , en vista del actual estado de
la opinion pública , antes de intentar nada por el estilo.
-¿Aguardar? ¡Aguardar eternamente! ¿No prohibió
Juliano (el cual debe ser nuestro modelo) la persecucion
de los Galileos, considerándoles bastante castigados por
su ateismo y su supersticion?
-Otro pequeño error de aquel grande hombre. De
beria haber recordado que, durante trescientos años ,
nada , ni aun los gladiadores, habia puesto a la multitud
de tan buen humor, como el ver á unos cuantos cristia
nos , especialmente mujeres jóvenes y hermosas , que
mados vivos ó arrojados á los leones .
Hipatia volvió á morderse los lábios.
-No puedo oir mas .... Olvidas que estás hablando á
una mujer.
-Sabiduría suprema , dijo Orestes en el tono mas
blando, no debes suponer que desee ofender tus oidos .
Pero permíteme observar, como un teorema general ,
que el que quiere el fin , tiene que querer los medios ;
y los que cuentan en su apoyo cuatrocientos años de
esperiencia, son los mas seguros. Hablo como un hombre
de Estado .... y creo que tu filosofía no disentirá .
Hipatia bajó la vista como agobiada por algun pen
samiento penoso . ¿ Qué habia de responder? ¿No era de
masiado cierto lo que decia Orestes? ¿Los hechos , no ha
blaban en su favor?
-Bien; si es preciso ..... pero imposible que consien
ta en que reaparezcan los gladiadores . ¿Por qué no
HIPATIA . 367
una .... una de esas luchas con fieras ? Son muy repus
nantes, pero menos ivhumanas que las otras; pues su
pongo tomarás todas las precauciones para impedir que
los hombres sean heridos .
-; Ab ! eso seria una rosa sin olor ! Si no hay peligro
ni derramamiento de sangre , todo encanto desaparece .
Además, las fieras cuestan hoy dia muy caras , y si ma
tase las que poseo, no podria proporcionarme otras. ¿Por
qué no apelar á lo que no cuesta nada.... por ejemplo ,
á los prisioneros ?
-¡Cómo! ¿Colocas á séres humanos por debajo de los
brutos?
-No lo permita el cielo . Pero no cabe duda en que,
-

en la práctica, son menos costosos. No olvides que sin


dinero careceremos de poder , y que debemos reunir to
dos nuestros recursos para servir la causa de los dioses.
Hipatia permaneció en silencio.
--Ahora bien , hay cincuenta ó sesenta prisioneros li
bios , que acaban de ser traidos del desierto . ¿Por qué no
hacer que combatan con igual número de soldados? Son
rebeldes cogidos en la guerra .
-¡Ah! entonces , dijo Hipatia , como buscando justi
ficacion en algo, de todos modos están condenados á
muerte .
-Naturalmente. Así los cristianos no podrian que
jarse de nosotros por eso. ¿El cristianísimo emperador
Constantino no espuso en el anfiteatro de Tréveris tres
cientos prisioneros germanos para que se matasen unos
á otros ?
-Pero ellos se resistieron , y murieron como héroes,
cada cual atravesado por su espada .
-¡Ah !... los germanos son gente difícil de manejar.
368 HIPATIA .

Mi guardia se muestra igualmente inflexible. Para ha


blarte con verdad , les he consultado ya acerca de exhi
9

bir su valentía sobre esos libios; ¿Y cuál crees que ha si


do su respuesta ?
- Se habrán negado , supongo .
- Me contestaron con el tono mas insolente, que eran
hombres y no histriones ; que estaban á sueldo para
combatir , no para degollar. Yo esperaba un diálogo so
crático despues de semejante alarde de dialéctica , y me
salí fuera .
- Tenian razon .
-Sin duda , considerando la cosa bajo un punto de
vista filosófico ; pero atendiendo a la práctica , se con
dujeron como grandes pedantes y faltaron á su obliga
cion para conmigo. De todos modos , encontraré bastan
tes héroes desgraciados en las prisiones que , por verse
libres, acepten la propuesta ; y unos cuantos gladiadores
viejos que frecuentan aun las tabernas , los instruirán .
Dejemos , pues, eso. Ahora discurramos algun espec
táculo ligero.... mas o menos dramático .... que deberá
seguir.
– Te olvidas de que estás hablando á una que confia
ser lo mas pronto posible gran sacerdotisa de Palas , y
que entretanto está decidida á obedecer los mandatos de
su tutor Juliano á los sacerdotes de su época , y á imitar
á los galileos en su odio al teatro , tanto como espera en
lo futuro imitarlos en su cuidado de la viuda y del es
tranjero .
-Lejos de mí el impugnar la sabiduría de ese grande
hombre ; pero permíteme observar, que juzgando por
el estado presente del Imperio , bay derecho para decir
que se equivocó.
HIPATIA . 369

-El Sol-Dios ,> á quien amaba , le llevó a su lado de


masiado pronto , concediéndole la muerte de un héroe,
-Y en el momento que faltó , la ola del barbarismo
cristiano volvió a precipitarse en su antiguo canal.
-Ah! ¡Si hubiera vivido veinte años mas!
-El Sol- Dios , tal vez no tenia el celo que nosotros
por el buen éxito de sus proyectos.
Hipatia se puso colorada.... ¿Se estaria riendo Ores
tes , en sus adentros, de ella y de sus esperanzas ?
-¡No blasfemes ! dijo solemnemente.
-¡No lo quiera el cielo! Yo me limito á dar uma de
las esplicaciones que tiene un hecho innegable. La otra
es que, como Juliano no siguió por completo el camino
que conducia a la restauracion del culto de los olimpia
nos, el Sol -Dios creyó conveniente quitarle de su puesto ,
y envia abora en lugar suyo á Hipatia la filósofa, que
sabrá evitar el error de Juliano y no copiar tan á la le
tra á los galileos, imitando una severidad de moral, cu
yos únicos verdaderos y naturales adeptos son ellos.
-¿Segun eso , el error de Juliano fué ser demasiado
virtuoso ? Entonces, déjame copiarle y equivocarme co
mo él . La falta no será mia , sino del destino.
-Su error no consistió en ser demasiado virtuoso,
sino en tratar de que lo fuesen los demás. Olvidó la mi
tad de la gran máxima de Juvenal: Panem et Circenses;
á que debieran ajustarse eternamente los encargados de
gobernar los pueblos. Probó á dar a estos el pan sin los
juegos del circo... Y las gracias que recibió por su enor
me magnificencia, digalo él mismo y los buenos habitan
tes de Antioquia .... Tú acabas de citar su Misopogon.
-Sí.... el lamento de un hombre demasiado puro pa
ra sa época .
24
370 HIPATIA .

-Justamente . Debiera haberse contentado con guar


dar dentro de sí su pureza , é ir á Antioquía , no mera
mente como un sumo -sacerdote filósofo, con una barba
poco aseada, á ofrecer sacrificios á un dios en quien....
perdóname.... nadie en Antioquía habia creido por mu
chos años . Si hubiera entrado , seguido de diez mil gla
diadores y nuestro elefante blanco; si hubiese construi
do un teatro de marfil y vidrio en Dafne, y proclamado
juegos en honor del Sol ó de otro cualquier individuo del
Panteon ....
-Hubiera obrado de una manera indigna de un filó
sofo .
-Pero en lugar de aquel sacerdote único , arastrán
dose , pobre diablo, por la yerba húmeda hasta el altar
desierto , con su ganso bajo el brazo , hubiera visto á to
dos los gansos de Antioquia (perdóname el que me sir
va de un juego de palabras de Aristófanes) correr con
la boca abierta á adorar al Dios, conocido ó desconoci
do , y á ver los espectáculos.
-Bien , dijo Hipatia , cediendo por fuerza á los artifi
ciosos argumentos de Orestes. Restauremos las antiguas
glorias del drama griego; demos una trilogia de Esquilo
ó de Sófocles.
-Despacio, querida amiga . Las Euménides serian á
propósito , ó el Filoctetes , si pudiésemos someter al hé
roe à un dolor verdadero y convencer a los espectadores
de que gemia de veras.
-Eso seria horrible !
-Pero necesario , como otras muchas cosas horribles.
-¿Por qué no dar el Prometeo ?
- Magnífico campo para el efecto teatral, sin duda:
Aquellas ninfas Oceánidas en su carro alado, el Océano
HIPATIA . 371

sobre su grifo .... Pero temeria presentar al pueblo á


Zeus y Hermes del modo que lo hace Esquilo.
-No me acordaba de eso , dijo Hipatia. La trilogia
Orestiana seria mejor.
-- Mejor ! ... ¡Perfecta , divinal ¡Si tuviese yo la dicha de
que mi nombre se trasmitiera a la posteridad, como el del
restaurador de las obras maestras de Esquilo en el teatro
griego! Pero .... ¿No hay, con perdon del gran trágico,
demasiado comedimiento en el Agamemnon para nues
tro gusto actual? Si pudiésemos representar la escena del
baño en el teatro , y matar realmente á un Agamem
non (aunque no insistiria en esto , pues es probable que
un buen actor se valdria de ese pretesto para no admi
tir el papel) ... pero con todo, el asesinato deberia veri
ficarse ante el público.
-Eso seria un ultraje hecho a todas las leyes del
drama . El mismo Horacio no dice , sentándolo como re
gla : Nec pueros coram populo Medea trucidet.
-Hermosísimo y sapientisinio. Yo soy tan decidido
discípulo del viejo vate epicúreo , como cualquiera ....
hasta en lo relativo á adornar mi habitacion, de lo cual
podrá cerciorarse algun dia la emperatriz de Africa. Pe
ro no estamos ahora discutiendo el arte de la poesía, si >

no el arte de reinar ; y al cabo , mientras Horacio , sen


tado en su cómodo sillon , daba á sus conciudadanos bue
nos consejos , un particular, que sabia mejor que él lo
que llama la atencion de la muchedumbre, exhibia cua
renta mil gladiadores en los funerales de su madre.
- Pero el cantor tiene su fundamento en las leyes
eternas de la belleza . Ha sido admitido у observado .
-No por el pueblo, para quien se escribió. La docta
Hipatia no ha olvidado seguramente que, cincuenta años
:
372 HIPATIA .

despues de escrita el arte poética , Anneo Séneca , 6 ,


quien quiera que haya compuesto esa malísima tragedia
llamada Medea , halló necesario que la heroina , áa pesar
de Horacio, matase á sus hijos ante el público .
Hipatia nada contestó, siendo vencida á cada punto,
mientras que Orestes prosiguió con provocadora volubi
lidad .
-Considera, por otra parte, que aun atreviéndonos á
alterar algo á Esquilo, no hallaríamos actores dignos
de él .
-¡Es verdad ! ... ¡Dias degenerados!
-Y realmente , onitiendo el dudoso cumplimiento
hecho a mí , como candidato para cierta dignidad, de
haber el Orestes antiguo asesinado a su madre, y de ser
despues perseguido en el teatro por las furias....
-Pero Apolo le vindica y purifica al fin . ¡Qué hermo
sa ocasion proporcionaria esta última escena para hacer
revivir en el pueblo su antigua reverencia al Dios!
-- Cierto ; pero hoy la mayoría de los espectadores
creerá mas en los horrores del parricidio yу en las furias,
que en el poder de Apolo. Me temo que ese deberá ser
uno de tus futuros trabajos.
-Y lo será , dijo Hipatia con alguna tristeza .
—¿No te parece , además, prosiguió el tentador, que
>

esas tragedias darian una idea demasiado triste de las


divinidades que deseamos restaurar.... iba a decir , hon
rar nuevamente? La historia de la casa de Atreo , zes mas
divertida, áa pesar de su belleza , que uno de los sermo
nes de Cirilo sobre el dia del juicio , y el Tártaro dis
puesto á recibir a los ricos ?
-Bien , dijo Hipatia , cada vez mas indiferente ; seria
mas cuerdo mostrarles antes el lado hermoso y apacible
HIPATIA . 373

de los antiguos Mitos. Ciertamente, la grande epoca de


la tragedia ateniense tiene su agradable reverso en la
vieja comedia .
-Y en ciertos juegos Dionisiacos y procesiones que
no nombraré , para despertar una devocion mas propia
de los dioses, en aquellos que son incapaces de apreciar
á Esquilo y Sofocles.
-¿Espero que no pretenderás resucitarlos ? 2

--¡No lo permita Palas! Quiero , sí , buscar algo que


los sustituya .
-¿Y nos degradaremos nosotros porque las masas
estén degradadas?
-De ningun modo. En cuanto á mí, todo eso , así
como el proveer lo necesario para las pantomimas se
manales , me es tan enojoso como pudiera haberlo sido
al mismo Juliano. Pero, mi querida amiga .... Panem et
Circenses.... Conviene divertir al pueblo, y solo hay un
camino.... « Los goces de la carne, los goces de la vista ,
el orgullo de la vida , como cierlo galileo define cor
rectamente el antiguo método romano.
-¿Divertir al pueblo ? Yo deseo purificarle de nuevo
para el servicio de los dioses. Si hemos de tener repre
sentaciones cómicas , solo será yendo unidas a la trage
dia , que como dice Aristóteles , purificará sus afectos
por medio del terror y la compasion .
Orestes se sonrió .
-Sin duda , nada objetaré á tan buena idea. Pero
¿no crees que la lucha de los gladiadores y los libios ha
brá conseguido eso ya de antemano? Nada se me figura
mas á propósito á tal fin , sino es el método de Neron , de
enviar á sus guardias para que cogiesen á los mismos
espectadores y los arrojasen á las fieras en la arena .
574 HIPATIA .

Cómo debia purificar el terror y la compasion al digno


mercader, que no sabia si habria de seguir á su gorda
esposa entre las garras del leon mas cercano!
-Te agradan los chistes, se conoce , dijo Hipatia, no
pudiendo ocultar su disgusto.
--Mi elegida esposa , esto ha sido solo querer presen
tar una de las mas inofensivas reductiones ad absurdum
de un principio abstracto de Aristóteles, con el cual yo,
que soy platónico , como mi amada , no estoy de acuer
do. Sin embargo , tu sabiduría es la que debe dirigirme .
Imposible que el pueblo aprecie tus designios á primera
vista ; eres demasiado sábia , pura y elevada para la
multitud. Y por lo mismo necesitas adquirir poder para
obligarla . Juliano últimamente vió que era preciso obli
gar.... si hubiese vivido siete años mas , hubiera visto
que era preciso perseguir .
-No quieran los dioses que tengamos aquí semejante
necesidad .
-El único medio de evitarla , créeme , es halagar y
com placer. Por el bien de ellos se hace.
-Cierto , dijo Hipatia suspirando. Sigue tu marcha.
-Créeme ; á tu vez seguirás la tuya. Abora te supli
co que te dejes dirigir por mí, á fin de que estés luego
en posicion de gobernarme a mí y al Africa .
-Y qué Africa! Bien : pues que han nacido bajos y
apegados á la tierra, deben ser tratados como tales : la
culpa es de la naturaleza, no nuestra .... Sin embargo,
jesto es degradantel... Pero con todo, si el único método
por el cual el corto número de individuos amantes de la
filosofía pueden recobrar sus derechos , como los únicos
designados por los dioses para regir el mundo , es com
placer á esos bajos séres a quienes gobiernan para su
HIPATIA . 375

bien .... sea así . Es una necesidad no peor que otras


muchas á que el servidor de los dioses tiene que some
terse en dias como los actuales.
--¡Ah! dijo Orestes desenlendiéndose del suspiro con
que acompañó la joven sus palabras y de la amargura
de su espresion ; ya Hipatia vuelve a ser la que era ; mi
consejera, la que ha acostumbrado apoyar con profun
das у celestiales razones cosas que yo , en mi corta ca
pacidad , puedo solo sorprender y adivinar á fuerza de
artificio. Tratemos, pues , ahora de nuestra diversion li
gera . ¿ Cuál te parece que sea ?
-La que gustes , con tal que no sea , como muchas
de su clase , impropia de una mujer modesta . No tengo
habilidad para idear locuras.
-Una pantomima , ¿eh? Podemos hacerla tan grande
y significativa como queramos, y gastar en ella todas
nuestras riquezas de bestias feroces.
-Como gustes.
--Considera tambien qué campo ofrece una panto
mima á la ciencia mitológica . ¿Por qué no representar
el triunfo de alguna divinidad? Ese seria el mejor medio
de manifestar abiertamente mi entusiasmo en servicio
de los dioses . Ahora veamos cuál elegiremos.
-Palas .... á menos que , como supongo , no sea de
masiado modesta y sóbria para los alejandrinos.
---Si.... no me parece que seria apreciada .... de mo
do alguno actualmente. ¿Por qué no Afrodita ? Así los
cristianos como los paganos , la comprenderán ; y en
cuanto á Palas , no conozco á nadie que no degradase á
la virgen diosa representándola , escepto cierta dama ,
>

que ha consentido ya , lo espero, en sentarse con ese


carácter junto áa su esclavo.
376 HIPATIA.

Hipatia se estremeció , y Orestes lo juzgó todo ya por


concedido .... y exigió su promesa condicional, sino otra
cosa . ¿Habia alguna escapatoria ? Hipatia deseó en aquel
momento huir y precipitarse en las calles, en el desierto...
donde quiera, con tal de romper la red en que ella mis
ma se babia envuelto . Y sin embargo , ¿no era aquella
la causa de los dioses , el único objeto de su vida? Y en
1

último resultado , si él , odioso y todo , iba a ser empe


rador, ella á lo menos seria em peratriz , y baria lo que le
agradase ; y parte por ironía, parte por ver de lanzarse
á la fuerza á un camino que sabia que tenia que recor
rer , y olvidar la miseria en medio de la actividad , cou.
testó lo mas alegremente que le fué posible.
-¡Diosa mia, debes, pues, aguardar hasta que seas del
agrado de ese vulgol A lo menos el jóven Apolo poseera
encantos para esa gente .
-Sí ; pero ¿quién ha de representarle ? Esta misera
ble generacion no produce figuras como Pílades y Bati
lo.... escepto entre los godos. Además, Apolo debe tener
el cabello rubio; y nuestra raza griega se ha mezclado
tan vergonzosamente con estos egipcios, que nuestros
actores son tan morenos como Andrómeda, y habríamos
de apelar de nuevo á esos malditos godos , que poseen
casi toda la hermosura, casi todo el dinero y el poder, y
que se me figura poseerán el resto antes de que yo logre
asegurarme en este perverso mundo porque poseen, no
casi, sino enteramente todo el valor . Ahora bien.... ¿ Su
licaremos á un godo que haga el papel de Apolo ?
Hipatia se sonrió a pesar suyo.
--Seria demasiada vergüenza! Renuncio al mismo
os de la luz', si he de verle representado por un
bárbaro.
HIPATIA . 377

-Entonces, ¿por qué no decidirnos por mi desprecia


da Afrodita ? Supongamos un triunfo, que concluya con
un baile de Venus Anadiómene. Es un mito bastante
gracioso.
-Como mito, concedo; ¿ pero en el teatro?
-No será peor espectáculo que los que esta ciudad
cristiana ha estado contemplando por muchos años. No
correremos riesgo de corromper la moralidad ; puedes
estar segura de ello.
Hipatia se sonrojó.
-En ese caso, no cuentes con mi ayuda .
-¿Y con tu presencia en el espectáculo ? Este es un
punto necesario . Tú eres una persona demasiado gran
de, mi querida amiga, á los ojos de esa buena gente, para
no encontrarte alli en tal ocasion . Si mi estratajema sale
bien , será debido casi al hecho de saber el pueblo que
coronándome á mi corona á Hipatia ..... Veamos..... 200
conoces que necesitando tú asistir a ese inocente espectá
culo mitológico, tomado de las historias auténticas de esos
dioses, cuyo culto tratamos de restablecer , harás me
jor en adherirte a él alegremente y en prestarme tu sa
biduría para arreglarlo? Figúrate un triunfo de Afrodita ,
entrando precedida de fieras encadenadas que conducen
Cupidos, con el elefante blanco y todo ..... ¡qué campo
para el arte plástico! Habrá mil grupos , dispersiones,
nuevos grupos, en un estilo tan perfecto de bajo relieve
como los de un drama de Sófocles. Permiteme que tome :
este papel y pluma....
Y empezó á bosquejar rápidamente un grupo tras de
otro .
-
- No son tan feos, ¿es verdad ?
--Son bastante lindos, lo confieso, dijo la pobre Hipatia.
378 HIPATIA .

- Ab , mi amada emperatriz! á veces te olvidas de


que tambien yo, aunque contaminado por el mundo, soy
griego, y como tal estoy dotado de un amor tan intenso á
lo bello como tú misma . Cree que cualquier violacion
del gusto correcto me atormenta como á tí. Algun dia
espero que comprenderás y escusarás el miserable com
promiso entre lo que debe ser y lo que puede ser , con
que tenemos que luchar los hombres de Estado .... Mira
ahora estos faunos y driadas en medio de los matorrales,
que se paran asombrados al primer golpe de música que
proclama la salida de la diosa de su templo.
-¿De su templo ? ¿ En dónde será, pues, la represen
tacion ?
-En el teatro. ¿En qué otro punto ha de ejecutarse
la pantomima?
-Pero zlendrán tiempo los espectadores para ir desde
.

el anfiteatro á ....
Desde el anfiteatro ? Exhibiremos tambien á los li
bios en el teatro .
-¿Combates en el teatro consagrado á Dionusos ?
-Mi querida amniga, conozco que es una ofensa contra
todas las leyes del drama....
- ¡Peor que eso ! ¡ Es una impiedad hacia el dios, man
char su altar con sangrel
Hermosa devota, recuerda que muy bien puedo yo
pedir prestado á Dionusos su altar en este caso estreino ;
pues que no existiera si no me hubiese opuesto áa que los
magistrados, segun la bárbara costumbre de los roma
nos, llenasen toda la orquesta con bancos para los pa
tricios. Además, qué es lo que no se ha representado
en todos los teatros del imperio, en los últimos cuatro
cientos años ? Hemos tenido saltimbanquis, mágicos, ale
HIPATIA . 379
gorías, martirios, casamientos, elefantes bailando en la
cuerda tirante , caballos y hasta asnos eruditos, si se ha
de creer á Apuleyo de Madaura ; sin contar con otros
muchos espectáculos que no debo nombrar en presencia
de una vestal. Es una época de execrable gusto , y he
mos de obrar en tal concepto.
-¡Ah! respondió Hipatia; el primer paso en la de
gradacion del drama se dió cuando los sucesores de Ale
jandro se atrevieron aá profanar lugares que habian re
sonado con los coros de Sófocles y Eurípides, convirtien
do el altar de Dionusos en un teatro para pantomimas!
-Que tu puro entendimiento debe, sin duda , conside
rar no muy preferibles á un pequeño combate. Pero al
cabo, los Tolomeos no podian obrar de otra manera . Uni
camente es dado tener dramas por el estilo de los de Só
focles en una época semejante a la de aquel trágico, y la
de los Tolomeos no era mejor que la nuestra. Así el dra
ma murió de su muerte natural ; y cuando esto acontece
á un hombre ó á una cosa , en tu mano está llorar su
desgracia , si quieres; mas es fuerza sepultarla y poner
otra en su lugar.... esceptuando el culto de los dioses.
-Me alegro de que a lo menos esceptúes eso , dijo Hi
patia con alguna amargura. Pero ¿ por qué no servirse
del anfiteatro para ambos espectáculos ?
-¿Es acaso posible ? Estoy ya cargado de deudas; y el
anfiteatro está ruinoso, gracias al fanático edicto,de Ho
norio contra los gladiadores. No hay tiempo ni dinero
para repararlo; y además, qué miserables parecerian
cien combatientes en una arena capaz de contener dos
mill ¡Considera, mi querida amiga, en qué degenerados
tiempos vivimos !
-Lo considero, síl dijo Hipatia . Pero no veré el altar
380 HIPATIA .

manchado con sangro. La profanacion que ya ha sufrido


es lo que ha hecho que el dios retirase la inspiracion
poética.
-No lo dudo. Alguna maldicion del cielo ha caido
ciertamente sobre nuestros poetas, á juzgar por lo malos
que son . Sin embargo, la santidad del altar se conser
vará, reduciendo el combate a los límites del escenario.
Y en cuanto a la pantomima , si aprobases mi idea del
>

triunfo de Afrodita, es difícil que Dionusos negase su al


tar para la glorificacion de su amada.
-Ahl ese mito es moderno é innoble , en mi opinion.
-Sea así ; pero no olvides que otro mito la supone, y
no sin razon , madre de todos los vivientes . Puedes estar
segura de que ni Dionusos ni ningun otro dios se opon
drá á que ella haga sentir a sus hijos su inmenso poder;
pues todos saben que si conseguimos que se la adore
aquí, el olimpo entero será adorado á su vel.
-Eso se ha dicho de la celestial Afrodita , cuyo sím
bolo es la tortuga , emblema de la modestia y castidad
domésticas, y no de esa baja Pandémica .
- Entonces cuidaremos de que el pueblo sepa á cuál
de ellas admira , exhibiendo en el triunfo legiones de tor
tugas; y tú misma escribirás el canto mientras yo busco
coristas á propósito; no limitándome á la doble flauta y
un par de chicos, sino presentando un ejército de cíclo
pes y de gracias , con tales trinos y tales voces de ba
jol.... Atronarán los oidos de Cirilo en su palacio !
-¿El canto ? ¡Noble oficio para mí, en verdad! Esa es
aquella parte del absurdo espectáculo con que , segun
acostumbras decir, no habia soñado el público. Todo lo
que merece determinarse, veo lo has determinado por ti
antes de dignarte consaltarlo conmigo
HIPATIA . 381

-¿He dicho eso ? Es equivocacion tuya. Pero mientras


que el canto de un poetrasto mercenario pasaria sin lla
mar la atencion , ¿ qué triunfo no seria el de la elocuen
cia y la ciencia de Hipatia, brillando con la triple inspi
racion de Palas, Febo y Dionusos ? Y en cuanto a haberlo
arreglado de antemano.... adorable amiga , & qué cum
plimiento mas delicado hubiera podido hacerte ?
-No me es posible decir que lo tengo por tal .
-¡Cómol Despues de ahorrarte todo el trabajo que ha
dependido de mí, despues de atormentar ni sobrecar
gado ingenio en busca de efectos y propiedades escéni
cas, ino he traido á tus pies los caros engendros de mi
cabeza , sujetándolos sin restricciones a la sentencia de
vida ó de muerte que pronuncie tu elevado y sin igual
criticismo ?
Hipatia se sintió cogida en la red ; pero ahora no ha
bia escapatoria .
-¿Y quién es, dime, la que va à deshonrarse y a des
honrarme, representando á Venus Anadiómene?
-Ahl ¡ Ese es el mas esquisito artículo de mi lista de
manjares! ¿ Qué dirás cuando sepas que los dioses bonda
dosos me han favorecido y hecho que obtuviese la pro
mesa de.... de quién te figuras?
-¿Qué me importa ? ¿ Cómo he de adivinar ? dijo Hi
patia , que recelaba quién fuese yy temia oirlo .
--Pelagia.
Hipatia se levantó irritada .
-¡Esto es ya demasiado ! ¡No te bastaba, á lo que pa
rece , exigir, ó mas bien considerar como otorgada, tan
imperiosamente y sin compasion, una promesa condicio
nal .... débilmente hecba , con la vana esperanza de que
me ayudarias á realizar deseos de que no has cuidado
382 HIPATIA .

en muchos meses, y con los que no creo simpatices aho


ral... ¡No te bastaba declararte ayer públicamente cris
tiano, y venir esta mañana á venderme la lisonja de que
te atreverás , de aquí á diez dias, á restablecer el culto
de los dioses que has abjurado !... ¡No te bastaba trazar
sin mí todos esos planes en que me habias dicho seria tu
consejera.... condicion que tú mismo pusiste!... ¡No te
bastaba mandarme sentar en ese teatro, como tu jugue
te, tu víctima, sonrojándome y estremeciéndome ante
espectáculos inpropios de los dioses y los hombres .....
sino que además has querido que yo asistiese al triun
fo de una mujer que se ha burlado de mi enseñanza, que
ha seducido á mis alumnos , que me ha insultado en mi
salon de lecciones! ... ¡De una mujer que, durante cuatro
años, ha contribuido mas que Cirilo á destruir toda la
virtud y verdad que he procurado ... , inúlilmente....
sembrar! ¡Oh , dioses amados! cuándo acabarán los tor
mentos con que vuestra mártir necesita probar vuestra
santa causa á una raza degenerada?
Y a pesar de su orgullo y de la presuncion de Ores
tes, los ojos de Hipatia se llenaron de lágrimas.
Los de Orestes se babian bajado ante la vehemencia
de su justo resentimiento; pero al oirle proferir la última
sentencia en tono mas suave y triste, los levantó de nue
vo con una mirada de disgusto y de súplica , mientras
que para si decia : « Está local... fes una fanátical pero
tan bella ! Me conviene que sea mia á toda costa . )
-- Ah! esclamó, iquerida y noble Hipatia ! 2qué he he
cho ? ¡He cometido una gran necedad ! ¡Con el deseo de
ahorrarte trabajo, con la esperanza de mostrarte en lo
oportuno de mis planes, que mi práctica como hombre
de Estado no era del todo indigna de tu alta sabiduría....
HIPATIA . 383

Miserable de mil qte he ofendido y he arruinado la cau


sa de esos mismos dioses, por los cuales, lo juro , estoy
pronto a sacrificarme tanto como túl
La última frase produjo el efecto apetecido.
- Arruinado la causa de los dioses ? preguntó Hipatia
con asombro.
--¿No es una ruina el carecer de tu auxilio ? Tus pa
labras.... qué desgraciado soyl... {no significan que nos
dejas, á mí y a ellos, en adelante entregados a nuestra
sola fuerza ?
-La sola fuerza de los dioses es omnipotente.
--Concedo. Pero .... por qué Cirilo , y no Hipatia, es
hoy dueño de las masas en Alejandría? Porque él y los
suyos han combatido, padecido, y muchos centenares de
ellos hasta muerto por su dios, no obstante juzgarle om
nipotente. ¿ Por qué están olvidados los antiguos dioses,
mi hermosísima lógica ?.... Pues no cabe duda de que
olvidados están .
Hipatia temblaba de pies á cabeza , y Orestes prosi
guió con mas blandura que nunca :
- No te exigiré una respuesta á mi anterior pregunta .
Solo te pido perdon .... de.... no sé de qué; pero he pe
cado y me basta. ¿Qué culpa tengo yo de haber sido de
masiado confiado , de haber caminado con demasiada
prisa ? ¿No eres tá el precio á que aspiro? y el valor de
la corona del vencedor , zno escusará alguna impaciencia
por obtenerla ? Hipatia ba olvidado la mision que tiene
de los dioses, y ni aun ha consultado su espejo, al censu
rar á uno de sus inumerables adoradores por una pre
cipitacion que debiera mas bien imputársele como virtud .
Y Orestes la miró con tanta dulzura y adoracion , que
Hipatia se sonrojó y apartó el rostro .... Al fin era mu
384 HIPATIA .

jer.... fanática .... é iba á ser emperatriz ... Además, la


voz de Orestes era tan melodiosa y sus maneras tan
agradables .....
-¡Pero Pelagial dijo por último con firmeza, repo
niéndose .
-¡Ojalá no la hubiera visto nuncal Mas, a la verdad,
yo creia que obrando del modo que lo he hecho, te da
ria gusto.
- A mi ?
-Si la venganza es dulce, como aseguran, difícilmente
pudiera haber otra mas delicada que la de contribuir á
la degradacion de una que....
—¿Venganza ? xy has podido creerme capaz de una pa
sion tan baja ?
-¿Yo? ¡No lo permita Palasl contestó Orestes, viendo
que habia errado de nuevo. Pero no olvides que ese es
pectáculo, si se verifica, te librará para siempre de una
molesta .... no diré rival .
-¿Y cómo ?
-Su reaparicion en la escena despues de sus vanido
sas protestas de desprecio hacia el teatro, ¿no la rebajará
á los ojos de esta pequeña ciudad, á su verdadero y pri
mitivo nivel? En adelante se guardará bien de darse im
portancia y aparecer como la compañera de un héroe
descendiente de los dioses, ni de presentarse, sin ser lla
mada , ante Hipatia , cual si fuese la hija de un cónsul.
-Pero no puedo.... no puedo consentir en eso , ni
aun tratándose de ella . Orestes , al fin es una mujer. Y
siendo, como soy, filósofa , ¿he de contribuir á degra
darla mas de lo que está ya ?
Hipatia iba á decir « una mujer como yo; » pero la
filosofía neo -platónico la habia enseñado mejor, y se con
HIPATIA 385

tuvo antes de aseverar pada que indicase comunidad de


sexo ni de naturaleza entre dos séres tan antípodas. : *
-Ah! repuso Orestes, jesa malbadada palabra degra
dar ! ¿ cómo puedes olvidar al pronunciarla que Pelagia,
por oir de nuevo los aplausos de esos « queridos macet
donios, o á cuya costa ha vivido años enteros, no se det
gradará á sus ojos ni á los denadie, que un pavo real
cuando despliega su cola? La ilimitada vanidad y la prel
suncion , no son pasiones desagradables para la que es
víctima de ellas. Por último , ella es lo que es , y tú no
tienes la culpa de sus vicios.
"?; ¡Pobre Hipatia! El cebo era demasiado delicado , el
tentador demasiado astuto , y sin embargo, se avergonzó
de espresar en voz alta el dogma filosófico que espars
ció un rayo de consuelo y resignacion al través de su alt
ma, recordándole que, en último resultado, no habią
daño alguno en permitir á las naturalezas inferiores des
arrollarse libremente en la direccion que les está señat
lada, y que es la única en que pueden cumplir las leyes
de su sér, como variedades necesarias en el universo .
Así, puso término a la entrevista con las siguientes pa
labras :
-Si es preciso, entonces.... me retiraré y escribiré la
oda . Lo único que exijo es no tener comunicacion de nin
guna especie con ... Vergüenza me dá pronunciar su
nombre . Te enviaré la oda, y ella adaptará su baile ad
metro como mejor pueda. No he de acomodarme á su
á
gusto, ó mas bien a su capricho. :!,
--Y yo, dijo Orestes con una profusion de gracias, me
retiro á dar tormento á mis facultades en cuanto a las
disposiciones. Ese dia exhibimos y vencemos . ¡ Adios
c

reina de la sabidurial Nunca tu filosofia mụestra mejor


25
386 HIPATIA .

su ventaja que cuando subordinas de este modo lo que


es bello en sí mismo á lo que lo es relativa y práctica
mente ,
Diciendo esto, se despidió: é Hipatia , temerosa de
sus propios pensamientos, se sentó á trabajar en la oda.
Era , a la verdad , un asunto magnífico. ¡Qué etimolo
>

gías, cosmogonías , alegorías, mitos, simbolismos entre


los cielos y la tierra no podria introducir.... si le fuera
dado desterrar la figura de Pelagia bailando, la cual ,
en vez de desaparecer del cuadro, se mecia como un
espectro en el fondo de todas sus ideas! Se irritó, pri
mero con Pelagia, y despues consigo inisma, por ser
débil hasta el punto de pensar en ella. ¿No era una
corrupcion positiva de su alma el verse asediada por
la imágen de un ser tan corrompido? Purificaria sus
pensamientos con la oracion y la meditacion. Pero zá
cuál de los dioses se dirigiria ? ¿A Palas, sa divinidad
favorita ? ¿Ella , que habia prometido asistir á aquel
espectáculo ? ¡Oh! ¡cuán débil habia sido en ceder! Y
sin embargo, se le habia tendido una red , no cabia
duda , por el hombre que ella se figuraba poder guiar y
amoldar á sus proyectos. Al contrario, él la habia guia
do y amoldado á los suyos, a pesar de su modestia,
de su compasion, de su sentimiento innato de justi
cia . Estaba reducida ahora á ser su instrumento. Es
verdad que si se habia sometido era por llevar a cabo
una grande idea ; pero xy si aquella sumision hubiese de
repetirse en lo poryenir ? Lo que mas la atormentaba era
la conviccion de que Orestes tenia razon ; de que él sabia
lo que debia hacer , y el modo de bacerlo. No podia
menos de admirar su habilidad, su viveza, su claro co
nocimiento práctico; y con todo, desconfiaba de él, le
HIPATIA . 387

despreciaba , hasta le aborrecia . Pero xy si las cualidades


de aquel hombre eran las destinadas á triunfar ? ¿Y si sus
aspiraciones mas puras y elevadas , sus resoluciones....
jay ! ya rotas.... de no obrar sino en virtud de los mas
santos principios y por los medios mas sagrados, no de
bian ponerse nunca en práctica, no siendo con miserables
estratajemas y zalamerías como estas? ¿Y si la astucia y
sa corrupcion, y no la filosofía ni la religion , fueran las
destinadas á regir al género humano? ¡Horrible pensa
miento! Y no obstante.... ella , que toda su vida habia
tratado de ser independiente, de no ceder á las circuns
tancias ni á la costumbre, de combatir sola contra el
cristianismo y una época degradada.... {eómo en la pri
mera ocasion importante y crítica de obrar que se le ha
bia presentado, habia permanecido muda , irresoluta, pa
siva , víctima, en fin, de la misma corrupcion que desea
ba esterminar ? No conocia que los que no poseen otros
medios para regenerar un siglo corrompido mas que pe
danterías dogmáticas concernientes á un pasado muer
to para siempre, tienen que concluir en la práctica pi
diendo prestadas con doblez, y usando torpemente las
mismas armas de la moderna edad que combaten , y re
mendando vestidos viejos con telas nuevas, hasta que los
rasgones sean patentes é incurables. Pero entretanto,
estas meditaciones desterraron del entendimiento de Hi
patia aquel dia a Palas, la oda , la filosofia , todo .... hasta
Pelagia la impúdica.
1
HIPATIA , 389

CAPITULO XXI.

SINESIO .

EX un pequeño y mal amueblado cuarto alto de una


casa de campo , estaba sentado Sinesio , obispo de Ci
rene .

A su lado sobre una mesa , se veia una copa de vino,


hasta entonces intacta . Lenta y tristemente á la luz de
una opaca lámpara, escribia un verso o dos, y luego se
tapaba el rostro con las manos, mientras que caian ar
dientes lágrimas por entre sus dedos sobre el papel ,
hasta que entró una criada y anunció á Rafael Aben
Ezra .
2
Sinesio se levantó con un gesto de sorpresa y corrió
á la puerta :
--No, dile que venga . Atravesar esta noche esas ha
bitaciones desiertas, es mas de lo que puedo sufrir.
Y aguardó á su huésped á la puerta . Cuando entró
le cogió las manos entre las suyas y quiso hablar; pero
se le ahogó la voz en la garganta .
-No hables, dijo Rafael con dulzura , conduciéndole
á su asiento ; lo sé todo.
-¿Lo sabes todo ? ¿Y eres tan distinto del resto del
mundo, que vienes á visitar al hombre despojado y
abandonado en su miseria ?
-Soy como los demás, pues venia á tí en busca de
consuelo. ¡ Ojala que pudiera darlo ! Pero los criados 'me
lo dijeron todo abajo .
390 HIPATIA .

-¿Y sin embargo, persististe en verme como si es


tuviera en mi mano ayudarte? ¡Ay! a nadie puedo ayu
dar ya. Me encuentro enteramente solo y sin auxilio hu
mano . Volveré al seno de mi madre como salí de él . Mi
último уy mas hermoso hijo me ha sido quitado tambien .
Gracias doy á Dios de haber tenido un dia paz para co
locarle junto áa su roadre y sus hermanos, aunque solo Él
sabe cuánto tiempo permanecerán los caros sepulcros sin
ser profanados. Bastante vergüenza ha sido ver desde
mi solitaria torre las cenizas de mis abuelos espartanos ,
los hijos del mismo Hércules , mi gloria y mi orgullo,
jnecio y pecador de mil arrojadas al viento por bárba
ros ladrones... ¡ Oh , Señor! ¿cuándo pondrás fin á tanlas
miserias con mi muerte ?
¿ Y de qué ha muerlo el pobre niño ? preguntó Ra
fael esperando suavizar el disgusto, haciéndole desaho
garse por medio de palabras.
-De la peste .... ¿Cuál sino ese ha de ser el destino
del que respira un aire contaminado con los cadáveres
y mira sobre sí un cielo oscurecido por aves de rapiña?
Y aun soportaria esto si pudiese trabajar, si pudiese
prestar algun auxilio. Pero encontrarse aquí , encerrado
ahora por muchos meses entre estas odiosas torres ; mirar
una noche tras otra el cielo rojo con las llamas; oir dia
riamente los gritos de los moribundos y los prisioneros
(pues ya han empezado á asesinar a todos los varones,
sin escluir a los niños de peche), y verme encadenado ,
impotente, aguardando mi fin como un idiota . Quisiera
salir y morir combatiendo ; pero soy su última y única
esperanza. Los gobernadores no se cuidan de nuestras
súplicas; en vano he dirigido memoriales á Genadio é.
Inocencio con la elocuencia que he podido usar en la ,
HIPATIA . 391

miseria que me abruma. No hay resolucion ni unanimi


dad en el pais. Los soldados están esparcidos en cortas
guarniciones, que se limitan á defender las propiedades
particulares de sus oficiales. Los ausurianos los derrotan
poco a poco, y armados con sus despojos han comenzado
ya á sitiar ciudades fortificadas, y solo nos resta rogạr:
que como Ulises, seamos devorados los últimos. ¿Quéi
estoy haciendo, refiriéndote de un modo egoista mis pe
sares, sin escuchar los que te afectan ?
- No, amigo mio; estás refiriendo los males de tu
pais, no los tuyos. En cuanto á mí , no tengo disgus
tos.... sino desesperacion , que siendo irremediable, pue
de aguardar. Pero no debes bajo ningun concepto per
manecer aquí. ¿ Por qué no te vas á Alejandría ?
- Moriré en mi puesto como he vivido , sin dejar deri
ser un solo instante el padre de mi pueblo. Cuando af
fin la misma Cirene sea sitiada, volveré allí, y los con
quistadores ballarán al obispo en el sitio que le corres
ponde ante el altar, donde por muchos años he ofrecido
el incruento sacrificio á aquel que tal vez exija de mi
uno sangriento para que la profanacion del altar, man
chado con el asesinato de su ministro, ponga el sello á la
suma de los males de Pentápolis, y escite al Señor á vein
gar sus ovejas degolladas. No hablemos mas de esto . A
lo menos puedo recibirte en mi casa , y despues de com
mer me dirás lo que te trae aquí.
Y el buen obispo, llamando a sus criados, les dio or
denes encaminadas á mostrar a su huésped toda la hos
pitalidad que en sus presentes circunstancias le era poi
sible. {
La acostumbrada penetracion de Rafael no le habia
abandonado cuando en su perplejidad se dirigió casi ins
392 HIPATIA ,

tintivamente á Sinesio . El obispo de Cirene, si se ha de


Jazgar por la agradable correspondencia privada que ha
dejado, era uno de esos hombres activos é impresionables
que sienten la alegría y el dolor, si no con profundidad
y de un modo duradero, con abundancia y apasionada
mente . Vivia , como Rafael dijo á Orestes, en un torbe
llino de buenas obras, trabajando por el mero placer de
la accion , y cuando no habia nada que hacer , lo cual
hasla últimamente le habia acontecido raras veces , ex

piaba su pasada escitacion con accesos de melancolía . Era


hombre de estilo grandilocuente y florido, no sin su
poco de vanidad ; pero bondadoso , agudo , dotado de
incontrastable valor , así físico como moral , con un ta
lento claro en las cuestiones prácticas y turbio en las es
peculativas; si bien , como sucede por lo comun , estaba
orgulloso , especialmente de su lado mas flaco, y amaba
con ardor las meditaciones filosóficas, mientras que sus
detractores decian, no sin razon , que estaba mas iniciado
en el arte de adiestrar soldados y perros de caza, que
en los misterios del mundo invisible .
Rafael le cobró afecto sin saber por qué, no segura
mente porque esperase de él ningun consuelo filosófico,
quizá porque Sinesio era , como acostumbraba decir Ra
fael, el único eristiano á quien habia visto reir de cora
zon ; quizá porque tenia alguna esperanza, no confesada
ni aun á sí mismo, de encontrar en casa de Sinesio los
compañeros de quienes acababa de huir. Vagaba alrede
dor del nuevo y estraordinario brillo de Victoria, como
la mariposa en torno de la luz , segun confesó despues de
la comida á su huésped, y habia ido allí por si podia
quemar sus alas ra vez .

Mucho trabajo costó al anciano obtener aquella con


HIPATIA : 393

fesion . Viendo que Rafael tenia algo oculto que deseaba


decir, estorbándoselo únicamente su escesivo orgullo ó
su recelo habitual, determinó averiguar el secreto , y ol
vidó sus pesares desde que hubo una persona a quien po
dia hacer bien. Pero Rafael era inesplicablemente obsti
nado ; se habia verificado en él un gran cambio con la
desaparicion de todos sus chistes y hasta de su humor sa
tírico. Parecia consumido por una fiebre interna; estaba
inquieto , se mostraba caprichoso, brusco, y aun imper
tinente , y la curiosidad de Sinesio se escitó al ver que
Rafael seguia firme en su propósito de no consultar al
médico a quien se habia presentado en clase de paciente.
-¿Y qué puedes hacer por mí , si te abro mi co
razon?
-Permíteme, pues, querido amigo, que te dirija la
siguiente pregunta . Si dices que no has venido á verme
por interés mio, ¿ cuál es la causa que te ha inducido á
venir ?
-¿Y me lo preguntas ? Disfrutar la compañía de una
de las personas mas respetables de la Pentápolis.
-¿Y nada mas que por eso has andado una semana,
espuesto continuamente á morir?
-En cuanto al riesgo de morir, poco vale para quien
no se cuida de la vida; y en cuanto a la semana de ca
mino, tuve un sueño una noche durante este tiempo , que
me puso en la duda de si seria prudente molestar á un
obispo cristiano con pensamientos ó cuestiones relativas
solo á pobres seres humanos como yo , que se casan y
son dados en matrimonio.
-¿Te olvidas, amigo, que estás hablando á uno que
se ha casado, ha amado.... У.y ha perdido á las prendas
de su cariño?
394 HIPATIA .

-No lo he olvidado. Pero ya ves cuán áspero me he


vuelto, y que no soy compañero á propósito para ti ni
para nadie. Se me figura que acabaré por hacerme gefe
de ladrones y capitanear una partida de ausurianos.
-Pero, dijo el paciente Sinesio, zte has olvidado de
tu sueño ?
--¿Olvidadol Yo no he prometido referirtelo ....
--No; mas como parece que contenia una especie de
acusacion contra mi capacidad , ¿no crees justo decir al
>

acusado cuál era ?


Rafael se sonrió .
-Bien .... Supon que he soñado que un filósofo, un
académico, un incrédulo , encontró en Berenice á ciertos
rabinos y les oyó leer y esplicar un libro de Salomon ....
el Cántico de los Cánticos. Tú , como hombre instruido,
sabes qué especie de alegoría han inventado tocante á ese
libro. Sabes que en tu concepto , los ojos de la esposa
debian significar los escribas que estaban llenos de sabi
duría , como los pozos de Heshbon, de agua; su estatura
semejante á la palma , los sacerdotes que abrian sus ma
>

nos para bendecir al pueblo; la mano izquierda bajo


su cabeza , los Tefilim que aquellos viejos pedantes lle
vaban en la muñeca izquierda , y la mano derecha que la
sostenia , el Mezuzah que fijaban en el lado derecho do
sus puertas para ahuyentar al diablo , etc. , etc.
-He oido hablar de esos necios cabalismos.
-¿Sí? Pues supon que yo continué soñando , y ví que
aquel mismo académico é incrédulo , siendo judío ar
rancó el rollo de manos de los rabinos , y les dijo que
eran unos necios, porque trataban de descubrir lo que
el libro podia significar antes de saber lo que significa
ba realmente; cosa imposible de averiguarse, como no
HIPATIA . 395

fuese buscando en las simples palabras lo que Salomon


habia querido dar á entender. Supon luego que este
mismo judío apóstata , este miembro de la Sinagoga de
Satanás, en sus ideas carnales é ilegítimas, babia adqui
rido la elocuencia del diablo y les habia dicho que aquel
libro muestra á todo el que tiene ojos para ver, que Sa
lomon , el gran rey, con sus sesenta reinas, sus ochenta
concubinas y sus inumerables vírgenes, olvida todo su
serrallo y su lujo por el puro y noble amor de la joma
culada, que no es mas que una; que así como sus ojos
están abiertos para ver que Dios hizo el hombre para la
mujer y la mujer para el hombre, cual sucedia en el
jardin de Edem , así su corazon y sus pensamientos se
vuelven puros, suaves, ingénuos; que el canto de los
pájaros, el olor de las uvas, los aromáticos vientos del
Sur y todos los sencillos placeres campestres de los va
lles del Líbano que disfruta con sus viñadores y escla
vos , son mas preciosos á sus ojos que todos sus palacios
y pompa artificial, sintiendo el hombre que está en ar
monía por la primera vez de su vida, con el universo de
Dios y el misterio de las estaciones ; que dentro y fuera
de él , el invierno ha pasado con sus lluvias , las flores
aparecen sobre la tierra y el canto de la tortola se oye
en el pais .... Supon que he visto en mi sueño á los ra
binos, en cuanto oyeron aquellas palabras impías, pre
cipitarse sobre el hijo de Belial y espulsarle , porque
blasfemaba de sus libros sagrados con sus carnales in
terpretaciones. Supon (digo solo que supongas) que oí
en mi sueño á aquel infeliz decir en el fondo de su cora
zon : («Consultaré á los cristianos; ellos reconocen la san
tidad de este mismo libro, y dicen que su Dios les en
señó que en un principio Dios hizo al hombre, macho y
396 HIPATIA .

hembra. Quizá' me digan si este cántico de los cánticos


muestra , como a mí me lo parece , el tránsito de la po
ligamia brutal á la monogamia que con tal solemnidad
prescriben , y convengan conmigo en que el cáutico tiene
merecidamente un lugar entre los libros sagrados por
predicar esto . » Tú, como obispo cristiano , debes saber
la respuesta que recibiria . ¿Callas? Entonces te diré lo
que parecí recibir en mi sueño. « ¡Hombre carnal, blas
femo, que conviertes la Santa Escritura en un manto
para cubrir tu licencia, como si allí se hablase de los
bajos y sensuales afectos del hombre , ten entendido que
ese libro debe interpretarse espiritualmente como la es
presion del matrimonio del alma y su Criador, y que de
él es de donde deduce la Iglesia sus mas poderosos ar
gumentos en favor de la virginidad y las glorias del ce-:
libato . >>
Sinesio permaneció en silencio.
-¿Y qué piensas ví en mi sueño hacer á aquel hom
bre, cuando oyó esta respuesta ? Maldijo el dia de su va
cimiento Уy la hora en que se dijo a su padre : « Te ha na
cido on varon . Y esclamo: Filósofos, judios y cristia
nos, adios para siempre! Bajo el cielo ' no hay verdad ni
razon . Lo mejor es seguir el ejemplo de los suyos, entre
garse á la usura, acuinular dinero y adular á los tontos,
como lo hicieron antes sus padres .»
Sinesio, despues de meditar up iostante, dijo:
-Y sin embargo, te has dirigido á mí....
-Porque tú has amado y te has casado, negándote
cuando te se nombró obispo , á renunciar a la esposa que
Dios te babia concedido. Sin duda tú podrás esplicarme
el enigma . !
¡ Ay, amigol Ultimamente he empezado á desconfiar
HIPATIA . 597

de mi poder de esplicar enigmás. Y á la verdad, ¿qué se


ganaria con esplicarlo? ¿Qué importa un misterio mas en
un mundo de misterios? 'áSi te casares no pečas,» dice
San Pablo , y esto basta : No me pidas que arguya contigo,
sino que te ayude. En vez de confundirme con cuestio
nes profundas y escitarme a dar mi juicio privado, como
lo he hecho ya demasiado a menudo contra la opinion
de la Iglesia , reliéreme ta historia y pon á prueba mi
simpatía mas bien que mi entendimiento. Sentiré con
tigo y trabajaré en tu favor, no lo dudes, aunque sea
incapaz de esplicarme a mí mismo la causa de mi con
ducta .
-¿No puedes, segun eso , descifrar mi enigma ?
-Permíteme que te ayude, dijo Sinesio 'con dulce son
risa, á descifrarlo por tí mismo. Inútil es que quieras en
>

gañarme. Amas á una mujer pura . Cuando la poseas,


serás capaz de juzgar mejor si tu interpretacion del cán
tico de los cánticos és la verdadera ; y si persistes enton
ces, Sinesio, á lo menos no disputará contigo . Ha recla
mado siempre el derecho de filosofar individualmente, ý
te dejará la misma libertad , hágalo ó no la multitud .
-¿Convienes, pues,, conmigo? Creo que sí..!!!"...*
>

-¿Es justo preguntarme si acepto una interpretacion


nueva que acabo de oir, ý que ha sido espresada con al
guna rapidez y bajo una forma retórica ?
-Eludes la cuestion , dijo Rafael impertinentemente.
-Y aunque así sea, zno puedo ayudarte en la prácti
ca, dejándote entregado a ti misnto en la parte especu
lativa ?
i --Bien ; si quieres saber mi historia, 6yela y juzga por
tí mismo del sentido comun de los cristianos.
12 Y apresuradamente , como si se avergonzase de sú
P
398 HIPATIA .

confesion , y se viera obligado áa pesar suyo á hacerla ,


refirió a Sinesio todo desde su primer encuentro con Vic
toria hasta que se separó de ella en Berenice .
El buen obispo, con sorpresa de Aben - Ezra, pareció
hallar en ella gran diversion en el asunto . Se rió , se
golpeó el muslo con la mano, movió la cabeza á cada
pausa como aprobando, bien por animar á Rafael, bien
porque realmente creyese que los planes de este eran
mucho menos desesperados de lo que él imaginaba ....
-Si te ries de mí , Sinesio, callaré; pues me sobra
con la humillacion de confesarte que he vuelto a los diez
y seis años .
-¿Reirme de ti ? reirme contigo has querido decir.
¿ Un convento ? ¡Bah ! El anciano prefecto tiene bastante
juicio, respondo de ello , para oponerse á que su hija
contraiga un buen matrimonio.
-¿Te has olvidado de que no soy cristiano ?
-Haremos que lo seas. No trataré de convertirte ,
pues que has acostumbrado siempre á burlarte de mi fi
losofía. Pero Agustin llega mañana .
- Agustin ?
-Sin duda; y saldremos al amanecer con todos los
hombres armados que podamos reunir, á recibirle y es
coltarle, entreteniéndonos en cazar á la ida y á la veni
da, pues hace quince dias que no hemos comido mas
que lo que nuestros perros y nuestros arcos nos han su
ministrado. El te tomará a su cargo y te curará de todo
tu judaismo en una semana. Lo demás déjalo á mí; yo lo
mapejaré de un modo ú otro , y te aseguro que no
quedaré desairado. No te dé vergüenza . Será una ver
dadera diversion para un infeliz que no tiene otra cosa
en que ocuparse. ¡Oh! Y en cuanto á deberme un favor,
HIPATIA . 399

nada mas fácil que recompensarlo con otro ; pues bas


tará que me prestes tres ó cuatro mil monedas de oro
(isabe el cielo que las necesitol) con la seguridad de no
volverlas á ver nunca .
Rafael no pudo a su vez contener la risa.
-Sinesio es siempre el mismo, segun veo , digno des
cendiente de Hércules! Y aunque rebuye de limpiar el
establo Angeano de mi alma, patea como el caballo de
guerra en el valle, con la esperanza de emprender en
mi favor trabajos de menos importancia . Pero mi queri
do y generoso obispo, este asunto es mas sério , y yo,
interesado en él , me he vuelto tambien mas sério de lo
que crees. Dime, por el puro honor de tus abuelos es
partanos Agis, Brasidas y demás, ¿no te parece que estás
en tu irreflexiva bondad, escitándome á conducirme de
un modo que ellos calificarian no muy honrosamente
para mí?
-¿Cómo, amigo mio ? Tu deseo es legítimo y honesto,
Y yo me complazco en ayudarte á que lo realices.
-¿Piensas que antes de ahora no he buscado yo mas
de un camino para realizarlo por mí mismo? Una docena
de veces he tenido ya tentaciones de volverme cristia
no; pero se han despertado en mí las ideas mas estrañas
sobre conciencia y honor.... Sabe el cielo que no era an
tes muy escrupuloso, ni abora lo soy con esceso , escepto
tratándose de ella. No puedo aspirar á su mano. No me
atreveria á mirar su rostro si pesase sobre mi concien
cia una mentira... Ella tiene , cuando fija su vista en una
persona, la penetracion de una divinidad.... En mi vida
habia sentido vergüenza hasta que mis ojos se encontra
ron con los suyos....
Pero, zy si realmente llegaras á ser cristiano ?
400 HIPATIA

--- Imposible. Los motivos que me impulsaran á ello;


serian sospechosos para mí. Ese es otro de mis absurdos
escrúpulos actuales. Recelaria que habia carnbiado de
creencia porque deseaba cambiar .... y que si no la enă
gañaba á ella , me engañaba á mí mismo. Si no la ama
se, seria otra cosa ; pero ahora .... por lo mismo que la
amo, no quiero, no me atrevo á oir los argumentos de
Agustin ni mis ideas en el particular.
- Hombre obstinado! esclamó Sinesio: parece que en
C

cuentras un placer perverso en precipitarte de nuevo


en medio de las olas , cuando ya has trepado a la roca de
salvacion : + ... i

--¿Placer ? ¿Lo hay en tener empeñada una lucha á


muerte con el diablo? Habia dejado de creer en él por
muchos años.... Y en el momento en que algo noble y
justo renace en mi espíritu , encuentro a la vieja serpien
te asida con fuerza á mi garganta . No te sorprenda que
sospeche de él , de tí, de mí mismo ... cuando he sentido
en la última semana á cada hora tentaciones de conver ;
tirme en diablo . Sí , prosiguió levantando la voz, mientras
que todo el fuego de su naturaleza oriental brillaba en
sus negros ojos, ¡de convertirme en diablol Desde mi ni
ñoz no habia conocido hasta ahora lo que era desear y
no poseer. No he tenido muchas veces que molestar á
ningun pobre Naboth a causa de su viña ; pero cuando
he tratado de hacerlo , Naboth ha creido mas prudente
ceder.... Y ahora.... ¿ Te figurás que no han pasado por
micabeza una docena de planes infernales en la última
semana ? ¡Mira ! Esta es la hipoteca de todos los bienes de
su padre : "La compré (sea instigado por Satanás ó por
Dios) á un banquero de Berenice , el mismo dia que me
separé de ellos; y al presente,ellos y todo lo que poseen
HIPATIA . 401

están á mi disposicion. Puedo arruinarlos.... venderlos


como esclavos.... denunciarlos como rebeldes.... y bas
ta pagar una docena de hombres que la arrebaten de su
lado, yУ así cortar mas simple y sumariamente el nudo
gordiano. ¡ Y sin embargo, no me atrevol Debo ser puro
para acercarme á la que es pura , y justo para besar
los pies de la que es dechado de justicia . De dónde me
ha venido esta nueva conciencia, lo ignoro; pero no cabe
duda que existe en mí, y lo mismo rehuyo de cometer
una bajeza contra ella que contra Dios, si hay Dios. ¡Has
ta aborrezco y maldigo esta hipoteca ahora que la po
seo, como un diablo tentador !
-Quémala , dijo Sinesio tranquilamente.
-Quizá lo baga . A lo menos nunca me serviré de
ella . ¿Habia de obligarla? Soy demasiado orgulloso, de
masiado amante del honor para pretenderla siquiera.
Debe venir á mí, decirme con sus lábios que me ama,
que me quiere tomar a su cargo y hacerme digno de ella .
Es preciso que se lastime de mí, por su propia voluntad ,
ó de otro modo... que pene y muera en esa maldita pri
sion . Despues , una puñalada para su padre y otra para
mi, nos libertará , á él de mas supersticiones, á mí de
mas dudas filosóficas por unos cuantos siglos, hasta que
volvamos á nacer... él, supongo, como chacal, y yo como
babuino . ¿ Qué importa ? A menos que no la posea por
buenos medios, Dios me castigue así, y aun peor , si acu
do á otros malos.
-¡Dios te asista, hijo mio , en la noble luchal dijo Si
nesio con los ojos llenos de lágrimas.
-No es una lucha noble, es bajo y cobarde temor en
quien antes no temió nunca á hombres ni diablos, y aho
ra tiene miedo á una infeliz piða .
26
402 HIPATIA .

-Te equivocas , esclamó Sinesio á su vez; es un temor


noble y santo, pues temes su virtud . . ¿ Y vieras esta , ni
mucho menos temieras, si no existiese dentro de tí una
ley divina que te mostrase lo que es y cuán digna de ve
neracion es ? No me repitas, Rafael Aben - Ezra, que no
temes á Dios , pues el que teme la virtud, teme á aquel
cuya imágen es la virtud . Prosigue.... prosigue.... no
decaiga tu ánimo, y el poder de Dios se manifestará en
tu flaqueza.

Eran ya altas horas de la noche cuando Sinesio obli


gó a su huésped a retirarse, despues de advertirle que
no se asuslase si oia la campana de alarma , pues la casa
estaba bien defendida. Colocó en su sitio el relój de agua ,
por el cual median él y sus sirvientes sus respectivas
guardias; y en seguida el buen obispo , apostadas sus
centinelas , se situó en la parte superior de la torre, jun
to á la campana de aviso , y mientras dirigia la vista al
pais de sus antepasados y rogaba que su desolacion tu
viese al fin término , no se olvidó de implorar para su
desgraciado huésped un sueño mas tranquilo y prove
choso que el que habia conocido por espacio de muchas
semanas. Rafael, antes de acostarse aquella noche , ha
bia roto el documento hipotecario de Mayorico, sintién
dose mejor al ver consumirse pedazo á pedazo aquel
tentador escrito á la luz de la lámpara . Hecho esto ,
se rindió con la faliga del cuerpo y del espíritu , yol
vidó á Sinesio, á Victoria, á todos, pareciéndole va
gar toda la noche en los valles del Libano, entre jar
dines de lirios y lechos de flores; mientras que hala
gaban sus oidos músicas pastoriles y voces de niñas,
HIPATIA . 403

que cantaban el místico idilio de su poderoso antepa


sado.

A la mañana siguiente antes de salir el sol >, se veia á


Rafael bien armado y montado al lado de Sinesio, segui
do de cuatro ó cinco pares de perros grandes y de co
lor pardo, y de la fiel Bran , cuyas orejas cortadas y
gruesas mandibulas , eran únicas en aquella tierra de
orejas tiesas y narices de zorra , y formaban el esclusivo
asunto de la conversacion de unos veinte hombres, que
armados de pies á cabeza para la caza y la guerra , ca
balgaban detrás del obispo en caballos medio muerlos de
hambre y enseñados por la miseria de los tiempos á ha
cer el mayor trabajo comiendo lo menos posible .
Durante las priineras millas no desplegaron los lá
bios ; atravesaron aldeas arruinadas y heredades que
presentaban tristísimo aspecto, de las cuales de tiempo
en tiempo salia con temor un solo habitante y referia su
dolorosa historia al desgraciado obispo, apresurándose
luego en vez de pedirle limosna á rogarle que aceptase
algun resto de grano ó de volatería que se habia librado
de las manos de los merodeadores. El pobre Sinesio, al
verlos abrazarse á sus rodillas y bendecirle como su úni .
ca esperanza, oia con paciencia una vez y otra el mismo
relato y mezclaba sus lágrimas con las de aquellos infe
lices , espoleando en seguida su caballo , como para evitar
el espectáculo de miserias irremediables; mientras que
en el corazon de Rafael se elevaba una voz que parecia
preguntarle: « ¿Para qué te fueron concedidas las rique
zas, sino para que pudieses enjogar por un dia á lo me
>

nos tales lágrimast»


Y se sumergió en honda meditacion, que dió con el
:
404 HIPATIA .

tiempo su fruto , y que se prolongó hasta que dejaron el


valle y subieron á las colinas, donde estaba el camino que
conducia desde el distante mar . Pero en cuanto perdie
ron de vista los indicios de desastrosa guerra , el tem
peramento del buen obispo empezó a escitarse . Riñó á
sus perros, habló á su gente , discurrió sobre el mejor
punto para encontrar caza, y los exhortó alegremente a
portarse como hombres, pues que el tener que comer á
la noche dependeria enteramente de sus proezas duran
te el dia .
-Ah! dijo Rafael al fin aprovechando un pretesto
cualquiera para interrumpir sus dolorosos pensamien
tos, aquí hay una vena de lu tierra de sal. Figúraseme
que en otro tiempo residísteis todos en el fondo del mar
y que Neptuno , ese viejo agitador de la lierra , cansado
de vuestro mal conc portamiento , os empujó hacia arriba
una mañana, haciéndoos quedar en seco para librarse de
vosotros .
--Quizá haya sido así. Cuentan que los Argonautas
atravesaron esta comarca al volver del mar del Sur, que
debia por lo tanto hallarse mucho mas cerca de nosotros
que ahora, y se añade que llevaron su mística nave por
entre alturas á la Syrie . Sin embargo, hemos olvidado,
despues de trascurrido tanto tiempo , cuanto concierne
al mar, y recuerdo muy bien cuál fué mi asombro a la
vista de una galera en Alejandría, y las carcajadas con
que mis condiscípulos saludaron mi razonable observa
cion de que se parecia á un cieopiés.
—¿Y no te acuerdas lambien de la cuestion que tuve
con tu mayordomo sobre el pescado escabechado que te
trage de Egipto , y del modo como al abrirse el barril
gritaron los sirvientes уy corrieron á derecha é izquierda
HIPATIA . 405

declarando que los huesos de pescado eran las espinas de


serpientes venenosas ?
El buen anciano se mantiene en su incredulidad to
cante al agua salada . Me atormenta de continuo rogan
dome le refiera la historia de mi naufragio, y en último
resultado no me cree, aunque lo ha oido una docena de
veces. « Señor, » me dijo con solemnidad despues de ha
berte tú ido , pretenderá ese amigo tuyo persuadirme
de que en su grande estanque de Alejandría pueda ba
ber nada que se coma , cuando es sabido que la mejor
fuente del pais no cria mas que ranas y sanguijuelas?»
Mientras hablaban dejaron el último campo detrás
de sí , y entraron en una vasta llanura salpicada de
matorrales y hendida acá y allá por cañadas, que ter
minaban en fértiles valles con multitud de casas de
campo .
-Aquí, esclamó Sinesio , están las tierras donde ca
zamos. Entreguémonos , pues, á una hora de recreo y ol
videmos nuestras penas por los goces del noble arle .
¿Qué concepto tendria de él formado el viejo Homero ,
cuando se olvidó de contarle entre las empresas glorio
sas para los héroes, y sin embargo no le faltaron pala
bras de alabanza para el foro ?
-¿El foro ? dijo Rafael. ¡Nunca he visto que formase
mas que pícaros!
--Pícaros impudentes, amigo mio. Detesto á los abo
gados , y jamás encuentro uno sin ponerle en ridículo;
embusteros afeminados, que tiemblan al ver la carne de
venado asada, pensando en los peligros que ha sido pre
ciso correr para obtenerla. Pero esta no es época de va
lientes, amigo mio... no lo es. Olvidémoslo, y á nosotros
tambien .
406 HIPATIA .

-¿Y la filosofía y á Hipatia? preguntó Rafael malicio


samente .
- He abandonado la filosofía. ¡Combatir como un He
raclida у morir como un obispo , es lo que me resta ....
esceptuando á Hipatia , la perfecta , la sábia! Te digo,
amigo, que es un consuelo para mí en la miseria que me
abruma, recordar que un mundo tan corrompido como
este tiene en su seno un ser tan divino....
Iba á proseguir alabando con entusiasmo á su ídolo ,
cuando Rafael le deluvo .
- Me temo que nuestra comun simpatía en ese par
ticular se ha debilitado . He empezado á dudar de ella
últimamente , casi tanto como dudo de la filosofía .
-¿Pero no de su virtud?
-No, apigo mio; ni de su belleza, ni de su sabiduría ;
solo si de su poder para hacer de mí un hombre mejor.
Dirás que es una victoria egoista ; concedo. ¡ Qué noble
caballo es ese tuyo !
-
-Lo ha sido: ... lo ha sido; pero está ya muy acabado,
como su amo y el caudal de su amo....
--No sucede así al potro con que te has dignado
honrarme .
-¡Ah! fel potro de mi pobre hijol... Eres el primero
que lo ha montado desde que....
-¿Es de tu cria? preguntó Rafael tratando de torcer
la conversacion .
.
- Nació del caballo blanco de Nicea que me enviaste
y de una de mis yeguas.
-No parece malo; solo que tiene algo de la cabeza de
toro y de los ijares de lebrel de tus caballos afri
canos .

-Tanto mejor, amigo mio. Se necesitan huesos....


HIPATIA . 407

huesos y resistencia para este áspero pais . Tus delicados


caballos de Nicea son escelentes para andar unos cuan
tos minutos por las arenas de Egipto; pero aquí convie
ne un caballo que camine cuarenta millas diarias por
terrenos de todas clases, y que coma a la noche cardos.
Ab , pobrecillo ! dijo viendo saltar á un gerbo de unos
matorrales que estaban á sus pies; se me figura que vas
á ayudar á llenar el caldero de la sopa en estos difíciles
tiempos.
Y arrastrando hábilmente su largo látigo, el digno
obispo enredó en él las piernas del gerbo , le subió has
ta su silla , y lo entregó al criado para que lo metiese
en el morral .
- Mátale.... ¡No le dejes gritar! ... Grita como un
niño ....
- Infelizl dijo Rafael. Por ventura, ¿ tenemos nosotros
mas derecho de comerle a él , que él de comernos á nos
otros ?
-Que nos coma si puede. ¿ Cuánto hace que te has
puesto del lado de los Maniqueos?
-No temas semejante cosa . Pero como te he dicho,
desde mi admirable conversion efectuada por Bran , la
perra , he empezado áá respetar á los irracionales, que
probablemente son tan buenos como yo.
-Entonces necesitas otra conversion , amigo Rafael;
>

y es preciso que aprendas á conocer lo que es la digni


dad del hombre. Cuando la conozcas , creerás conmigo
que la vida de todos los irracionales que pueblan la su
perficie de la tierra , es de muy poco valor en cambio de
la vida del último de los hombres .
-Sí, con tal que se les mate para alimentarse con
ellos; pero matarlos para nuestra diversion !
408 HIPATIA .

- Amigo; cuando yo era aun pagano, recuerdo que


temblaba mucho al oir la historia de la maldicion de la
higuera ; pero cuando sape lo que era el hombre, y que
habia considerado toda mi vida como parte de la natu
raleza á una raza que habia sido en su origen y podia
volver á ser , hecha á semejanza de Dios, empecé á ver
que importaba poco fuesen maldecidas todas las higue
ras, siempre que el espíritu de un hombre aprendiese
de ese modo una sola leccion . Lo mismo digo de esta di
version campestre , sobre la cual no me he avergonzado
de escribir, como sabes , un libro .
--Y delicioso, ciertamente ; sin embargo, recuerda que
eras aun pagano cuando lo escribiste.
- En efecto , y entonces me dedicaba a la caza por
mera inclinacion . Mas ahora sé que tengo derecho de en
tregarme a ella, porque me dá resistencia, prontitud ,
valor , dominio sobre mí mismo, y tambien salud y ale
gría ; y por eso.... ¡ Ah, rastro fresco de avestruz!
Y parándose de repente, comenzó a subir con lenti
tud por la colina .
- ; Atrás! dijo al fin con voz muy baja . Despacio y en
silencio . Tiéndete sobre el cuello de tu caballo, como yo
lo hago , ó los bribones de largo pescuezo te verán. De
ben estar cerca de nosotros . ¡Si no das la vuelta á aque :
Ila altura , nos ganarán el viento, y entonces adios!
En seguida Sinesio y su criado galoparon, colgán
dose del pescuezo de sus caballos por un brazo y una
pierna, de un modo , que Rafael trató en vano de
imitar.
A los dos ó tres minutos estaban junto a la colina.
Sinesio hizo alto, miró hacia abajo un momento, y luego
se volvió á Rafael, temblandole de placer todo el cuerpo
HIPATIA . 409

al indicar, levantando dos dedos, que eran dos los aves


truces .
-Prepara las flechas. Suelta los perros, Sifax .
Y al cabo de otro minuto Rafael se encontró bajan
do á galope por la colina, mientras que dos magníficos
avestruces, con las alas abiertas y los cuellos tocando
con la tierra , huian delante de los lebreles á un paso,
que ningun caballo hubiera resistido diez minutos .
- Qué niño soy aun! esclamó Sinesio llorando de en
tusiasmo; y entretanto Rafael se entregó tambien à la
alegría, y olvidó hasta á la misma Victoria en su veloz
carrera por rocas , matorrales, montecillos de arena y
riachuelos.
- Cuidado con ese lecho seco del torrente! ¡Arriba,
mi buen caballo ! Esto no durará dos minutos mas . Im
posible que sostengan el paso contra esta brisa .... Bien ,
perro, bien, aunque hayas errado el golpe. ¡ Ah! jsi mi
hijo se encontrase aquil Miradlos... , hacen regates . Es
parcios á derecha é izquierda, amigos, y corred á ellos
cuando pasen .
Los avestruces, no pudiendo , como dijo Sinesio, sos
tener su paso contra la brisa , retrocedieron hácia donde
estaban sus perseguidores, y batiendo el aire con abier
tas alas, siguieron de nuevo la direccion del viento de
un modo mas admirable aun que antes.
- Corre hacia él , Rafael.... corre , y haz que entre en
aquellos matorrales! gritó Sinesio ajustando una flecha á
su arco .

Rafael obedeció, y el avestruz se metió en el mator


ral. El caballo, perfectamente enseñado, se avalanzó á
él como un gato ; y Rafael, que no tenia confianza en su
habilidad como arquero, le hirió con su látigo en el pes
410 HIPATIA .

cuezo cuando se empeñaba en pasar, y derribó en tierra


á la noble ave. Iba á saltar al suelo para asegurar su
presa , pero un grito de Sinesio le detuvo.
-¿Estás loco? Te romperia el corazon de una patada.
¡Los perros le sujetarán !
-¿Dónde está el otro? preguntó Rafael.
- Donde debe estar. No he errado un tiro en muchos
meses .
-Compites con el mismo emperador Commodo.
-¿De veras? Una vez ensayé las flechas de su inven
cion , con cabeza de media luna , y degollé uno ó dos
avestruces regularmente. Sin embargo , no sirven mas
que para el anfiteatro; pues no están seguras en el car
caj cuando se vá á caballo . Pero ¿qué es eso ? Y señaló á .
una nube de polvo blanco que se divisaba á cosa de una
milla en el valle . ¿ Será una cuadrilla de antílopes? i¡ En
tonces Dios nos favorece! Vamos... , sea lo que fuere, no
tenemos tiempo que perder.
Y reuniendo su gente se adelantó con rapidez bácia
el objeto que habia llamado su atencion .
-Antílopes! dijo uno .
- Caballos salvajesl añadió otre.
-¡Dí mas bien domesticados! esclamó Sinesio con fu
rioso ademan . Acabo de ver brillar armas.
-¡Los Ausurianos!
Y toda la partida prorumpió en un grito de rabia.
-¿Me seguireis, hijos ?
-¡Hasta morir! contestaron á una voz.
-Lo sé. ¡Oh ! si yo tuviera setecientos de vosotros,
corno tenia Abrahaml Entonces veríamos si esos bribo
Des no seguiau en una semana la suerte de las tropas de
Codorlaomor .
HIPATIA . 411

-Eres feliz, pues que puedes actualmente confiar en


tus esclavos! dijo Rafael, mientras la partida galopaba
sujetando sus cinturones y aproniando las armas .
C

- Esclavos! Si la ley meautoriza para vender uno ó


dos que no se hallan aun en estado de cuidarse á sí mis
mos , es
un hecho que tanto ellos como yo hemos ol
vidado. Sus padres encanecieron a la mesa del mio, y
Dios, quiera que ellos encanezcan á mi mesa ! Comemos
juntos, trabajamos, cazamos , combatimos , jugamos y
basta lloramos juntos. ¡Dios nos ayude a todos! pues que
nuestro objeto es uno mismo. Ahora bien... ¿ conoceis al
enemigo, muchachos ?
- Ausurianos. La misma partida que atacó á Mirsini
tis la semana pasada . Los conozco por los cascos que qui
taron a los Marcomanos .
-¿Y con quién pelean ?
-No se vé. Sin duda han estado peleando; pero algu
nas víctimas habrán querido ponerse fuera de su alcan
ce, y la partida se ha lanzado en su persecucion .
-Fué accion reñida la de Mirsinilis . Los qusurianos
se presentaron cuando el pueblo estaba entregado á
sus oraciones de la mañana . Los soldados huyeron y se
-
ocultaron en las cavernas, dejando el asunto á los clé
rigos.
-Si eran de ta presbiterio, aseguro que se mostraron
dignos de su diocesano.
-Ah ! ¡Si todos mis clérigos fuesen semejantes á ellos!
¡Si lo fuese mi pueblo! Ofrecieron oraciones por la vic
toria, se pusieron al frente de los labriegos , y encontra
ron á los moros en un paso estrecho. Allí decayeron un
poco de ánimo. Fausto , el diácono, los exhortó y arrojó
al gefe de los ladrones, como el jóven David , una pie
412 HIPATIA .

dra que le hizo saltar los sesos, despojándole en seguida


al verdadero estilo Homérico , y despues de atacar y ven
cer á los Ausurianos con la espada de su capitan, volvió
y erigió un trofeo en debida forma clásica , siendo pro
clamado salvador del valle.
- Mereceria que le nombrases arcediano .
-De buena gana le enviara , si pudiese, á él y sus
compañeros á recorrer la provincia, coronados de laurel,
aclamándolos en todas las plazas de mercado Hombres
de Dios. Pero ¿con quién pelearán esos Ausurianos? Si
fueran labriegos , hubieran perecido bace tiempo , y si
soldados , ya habrian emprendido la fuga. En este pais
es verdaderamente portentoso que un combate dure diez
minutos. ¿Quiénes serán ? Abora los veo ; todos á pie me
nos dos, lo cual me sorprende, pues en muchas millas á
la redonda no tenemos una sola cohorte de infanteria .
-¡Sé quiénes son ! gritó Rafael, espoleando de repen
te su caballo. Entre mil conozco esa armadura, y en me
dio hay una litera. Seguidme , amigos , y mostrad todo el
valor de que sois capaces.
--- ¡Poco poco! esclamó Sinesio. Cree á un viejo sol
dado, y quizá .... (iojalá no estuviera en el caso de de
cirlo!) el mejor que ha quedado en este miserable pais.
Dá la vuelta al barranco y ataca de improviso a los bár
baros por el flanco. De ese modo no nos verán hasta que
estemos á veinte pasos. ¡Eh! Aun tienes que aprender
una ó dos cosas, Aben-Ezra .
Y sonriéndose ante la perspectiva de la accion, el
bizarro obispo hizo girar su reducida tropa, y en cinco
minutos mas se presentó , anunciándose con un grito y
una descarga de flechas, y precipitándose en lo mas fuer
te de la pelea .
HIPATIA . 413

Todas las escaramuzas de caballería se parecen : rui


do de caballos, sables desnudos, cinco minutos de confu
sion, y luego los ginetes que no han sido derribados de
sus sillas por las rodillas de los que están a su lado, y
que no han cortado la cabeza á sus caballos en lugar de
cortársela al enemigo, se encuentran , sin saber cómo, o
persiguiendo ó perseguidos, sin que por ambas partes
haya tenido efecto un golpe de cada diez. Sin embargo,
Rafael, despues de intentar en vano matar muchos mo
>

ros , se hallá en posicion nada digna entre las piernas de


inumerables caballos, que hacian movimientos frenéti
cos. Evitar uno equivalia á esponerse á otro; así filosófi
camente se estuvo quieto, reflexionando sobre la sensa
cion de ver- saltar sus sesos , basta que la nube de pier
nas se desvaneció, y se encontró de rodillas enfrente de
las parices de uva mula , que montaba, inmóvil, un hom
bre alto y venerable , vestido de obispo. El estranjero,
en vez de prorumpir en una carcajada , como Rafael, le
vantó la mano solemnemente y le bendijo. El judío se
puso de pie sin cuidarse de tales cortesías, y mirando en
torno vió á los Ausurianos que subian por la colina á
galope en trozos sueltos, y á Sinesio junto a él limpian
do una espada sangrienta .
-¿Está segura la litera? fué lo primero que preguntó.
-Si lo está . Te di por muerto cuando te ví traspasa
do por esa lanza .
- Traspasado ? Estoy tan sano como un cocodrilo,
respondió Rafael riéndose.
--Probablemente el bribon , en medio de su furia ,
equivocó el regalon con la punta . Tal es el desórden de
un combate de caballería , Yo te ví herir á tres ó cuatro
con lo ancho de la espada.
414 HIPATIA .

-Ahl eso esplica, dijo Rafael, el que.... Pues en otro


tiempo me tenia por el que mejor manejaba esa arma
en la frontera armenia ....
-Figúraseme que pensabas en otra cosa además de
los moros , dijo Sinesio señalando a la litera .
Y Rafael , por la primera vez despues de mucho tiem
po, se sonrojó como un chico de quince años , y luego
volvió la espalda con altanería , y subió otra vez á caba
llo , diciendo :
-¡He sido necio á mas no poder!
-Mejor harias en dar gracias a Dios por haber impe
dido que derramases sangre , dijo el obispo estranjero
con voz dulce y una manera de anunciar sus pensamien
tos peculiarmente clara y delicada . Si Dios nos ha conce
dido la victoria , spor qué quejarnos de que dejase con
vida á otras criaturas además de nosotros?
--- Porque así habrá mas que roben , quemen y degue
Nen, respondió Sinesio. Sin embargo, no quiero cuestio
nés con Agustin .
- Agustin !
Rafael miró atentamente al obispo : era un personaje
alto, de facciones delicadas y frente elevada y estrecha,
en la que se veian , como en sus megillas, los hondos
surcos abiertos por la duda У los pesares . La resolucion
dulce, pero incapaz de doblegarse , estaba espresada en
sus delgados y cerrados lábios , y en sus claros y serenos
ojos; pero la tranquilidad de su imponente aspecto era
semejante a la de un volcan apagado , sobre el cual tie
nen que pasar siglos antes que las grietas se llenen de
tierra productiva , y la lava desaparezca bajo la yerba y
las flores. Però las ideas del judío tomaron otra direc
cion al sentirse entre los brazos de Mayorico y de su hijo. 1.
HIPATIA . 415

-Te tenemos otra vez , buena pieza , dijo el tribuno;


ya ves que no le puedes escapar.
-Por el contrario , dijo el padre, acabamos de con
traer con él una nueva deuda de gratitud , pues nos ha
salvado nuevamente . Estábamos en grande apuro cuan
do viniste á nuestro auxilio.
-¡Oh! donde quiera que se presente lleva el bien con
sigo ; y pretende que es un pájaro de mal aguero! dijo
el jovial tribuno arreglando su armadura.
Rafael se alegró en el fondo de su corazon de que
sus antiguos amigos no estuviesen enojados por su capri
cho; pero su única respuesta fué: ..
Dad gracias a otro y no á mí; yo, segun costumbre,
he obrado como un necio. Pero ¿ qué os trae aquí , cual
dioses ex Machina ? Esto se opone a todas las probabili
dades.
-A ninguna , amigo mio . Encontramos á Agustin
en Berenice cuando iba á marchar, para ver á Sinesio;
nosotros, es decir, uno de nosotros , estaba seguro de
que se te ballaria con él , y nus decidimos à venir custo
diando á Agustin , pues ninguno de la cobarde guarni
cion se atrevió á acom pagarle .
-Uno de nosotros, dijo para sí Rafael.... ¿quién?
Y venciendo su orgullo preguntó con toda la indife
rencia que le fué posible por Victoria .
-Está allí , en la litera , i pobre niñal contestó su pa
-

dre en tono sério .


.
-¿Enferma?
Ah! sea que la escitacion heróica de algunos meses
se acabase cuando nos vió al fin en seguridad, sea algun
golpe de Dios.... ¿quién sabe lo que pueda yo mere
cer ?.... es lo cierto que desde que nos separamos en
416 HIPATIA .

Berenice ha estado postrada de cuerpo y de espiritu.


El rudo soldado no imaginaba el efecto que debian
producir sus palabras. Pero Rafael no bien le oyó, sin
tió en el corazon una pena demasiado aguda para distin
guir si emanaba de alegría ó de desesperacion.
-Vamos , esclamó la gozosa voz de Sinesio, vamos ,
.

Aben - Ezra ; ya has recibido de rodillas la bendicion de


Agustin, y es tiempo de que empieces á disfrutar de ella.
Siendo , como sois, dos filósofos, debeis conoceros mú
tuamente. Agustin , te suplico prediques á este amigo,
que es á la par el mas sábio y mas loco de los hombres.
-Lo último solamente, dijo Rafael; pero no oiré nin
gun discurso de Agustin hasta que estemos seguros en
casa y hayamos matado la caza necesaria para obse
quiar á los nuevos huéspedes de Sinesio .
Y volviendo la espalda cabalgó en silencio y triste al
lado de sus compañeros, que comenzaron á discurrir so- .
bre los planes de Mayorico y sus soldados .
A su pesar, Rafael se sintió atraido por la conversa
cion de Agustin , el cual habló del mal gobierno y la rui
na de Cirene, tan sinceramente y con tanta habilidad
como el mejor; y cuando los demás no sabian qué deci
dir, la indicacion práctica que aclaraba la dificultad pro
cedia ciertamente de su lábio . Por su consejo, Mayorico
condujo allí sus soldados; su proposicion fué que se ocu
pasen por un período fijo en defender aquellos remotos
confines al Sur de la provincia ; refrenó el ímpetu de Si
nesio, calmó la desesperacion de Mayorico, apeló al ho
nor y ſé cristiana de los soldados , y parecia tener una
palabra, precisamente la verdadera , para cada cual : de
modo que al cabo de un rato , Aben-Ezra olvidó la ti
rantez y circunspeccion de sus modales y el uso de los
HIPATIA . 417

textos de la Escritura para ilustrar cualquiera opinion


que proponia. Al principio tenia visos de afeclacion ; pero
los argumentos que empleaba era tan moderados y ra
cionales , que Rafael empezó a sentir poco á poco que
su aparente pedantería no era mas que el resultado de
querer referir lodas las malerias , aun las mas vulgares,
á alguna profunda y divipa regla de lo justo y lo in
justo.
-Pero os olvidais, amigos mios, dijo al fin Mayorico,
del peligro que correis dando asilo á rebeldes.
- El Rey de los reyes ba perdonado tu rebelion , visto
que al paso que te ha castigado con la pérdida de tus
bienes y honores, le ha concedido la vida admitiéndote
en su ciudad de refugio. A tí ahora te toca dar buenos
frutos de penitencia; y ningunos son mejores que los
que Juan Bautista ordenó á los antiguos soldados: « No
bagais violencia á nadie, y contentaos con vuestros sa -
*)
larios , a
-En cuanto á rebeldes y rebelion , dijo Sinesio, son
cosas desconocidas aquí ; porque donde no hay rey no
puede haber rebelion . Todo el que quiera ayudarnos
contra los Ausurianos es leal á nuestros ojos. Y en cuanto
á nuestra creencia política , es sumamente sencilla , á sa
emperador nunca muere, y que su nombre
ber : que el
es Agamemnon, el que combatió en Troya ; esto lo pro
bará cualquiera de tus criados , bastante silogisticamen
te, para satisfacer al mismo Agustin . Así....
-- Agamemnon fué el mas grande y mejor de los
reyes.
-El emperador es el mas grande y mejor de los reyes ?
-Por eso Agamemnon es el emperador , y vice-versa ,
-Bueno hubiera sido, dijo Agustin con grave sonrisa ,
27
418 HIP.ITIA .

que alguno de nuestros amigos profesase esa misma


opinion .
-0 bien , contestó Sinesio, que creyese con nosotros
que el chambelan del emperador es un bábil anciano,
con la cabeza calva como la mia , llamado Ulises, al cual
se dió en recompensa la prefectura de todas las tierras
del Norte del Mediterráneo , para sacar el ojo al cíclope
hace dos años . Sin embargo, basta ya de esta materia .
Pero os habreis convencido de que no correis un gran
riesgo de ser denunciados ni envueltos en intrigas .... La
verdadera dificultad consiste en que podais obedecer á
Agustin , y contentaros con vuestro salario; porque , aña
dió bajando la yoz , no tendreis ninguno literalmente.
--Lo que merecemos, dijo el joven tribuno ; pero mis
compañeros tienen un medio para comer ....
-Se regalarán a medida de los gamos y avestruces
que cojan . En cuanto á mí, no solo estoy desprovisto de
dinero , sino que me veo reducido á vivir como los Les
trigones, con carne y nada mas; porque los trigos y ár
boles en muchas millas á la redonda han sido, ó quema
dos ó robados.
-¡E nihilo nihil! dijo Agustin , no teniendo otra cosa
que decir ,
¿Las naves pentapolitanas han salido para Roma ?
preguntó Rafael.
-No: Orestes las detuvo cuando detuvo el convoy de
Alejandría .
-Entonces los judíos tienen el trigo, no lo dudeis; y
lo que ellos tienen lo tengo yo. Hay cierto dinero mio
colocado á interés en los puertos de mar, que arreglará
el asunto por uno ó dos meses . Aprontad una escolta
mañana, y ya encontraré yo trigo.
HIPATIA . 419

-Pero, mi mas generoso amigo, repara que no podré


pagarte interés ni principal .
-Sea así. He gastado mucho dinero durante los últi
mos treinta años en hacer solo mal; y bueno será que
gaste un poco en hacer bien . A menos que Su Santidad
de Hipona crea que no debes aceptar este beneficio de
manos de un infiel.
-¿Cuál de aquellos tres, dijo Agustin , se hallaba pró
ximo al que murió entre ladrones , sino el que tuvo mi
>

sericordia de él? En verdad , amigo mio , Rafael Aben


Ezra, tú no estas lejos del reino de Dios .
-¿De qué Dios? preguntó Rafael.
— Del Dios de tu antepasado Abraham , al cual nos oi
rás adorar esta noche, si así es su voluntad . Sinesio , ¿no
tienes una iglesia donde pueda dirigir una palabra de
exhortacion á estos fieles ?
Sinesio suspiró.
— Hay una ruina que hace un mies era iglesia .
-Y que aun lo es . El hombre no habia puesto allí á
Dios, y de consiguiente no ha podido espulsarlo de aquel
>

sitio ,
De este modo , despues de enviar á derecha é iz
quierda a los cazadores, y de proveerse antes de la no
che con una abundante cantidad de caza , llegaron á la
habitacion de Sinesio, donde la anciana ama de gobierno
de este se encargó del cuidado de Victoria , y los solda
dos marcharon en direccion de la iglesia ; mientras que
los criados de Sinesio, que no comprendian el servicio
eclesiástico latino, se quedaron cocinando la caza, aun
caliente .
Muchó estrañó Rafael aquella noche oir en medio de
aquellas ahumadas columnas y caidas vigas, los gran
420 HIPATIA .

des salmos hebreos, cantados del modo que , segun los


Rabinos, se cantaban en el templo de Jerusalem .... Asi
ellos, como las invocaciones, acciones de gracias, bendi
ciunes , hasta el ceremonial esterior , todo era hebraico;
todo estaba impreguado de las ideas, y espresado con las
palabras de que se habian servido sus abuelos. Aquella
leccion del libro de los Proverbios , que el diácono del
obispo de Hipona éstaba leyendo en latin , la habia es
crito uno cuya sangre corria por las venas de Aben
Ezra.... ¿ Era un error, una hipocresía ? ¿ 0 adoraban
verdaderamente, segun creian , al Dios que habia ha
blado cara á cara con sus antepasados, al Arquetipo del
honbre, al amigo de Abraham y de Israel ?
En seguida empezó el sermon ; y mientras Agustin
permaneció un momento orando frente al altar ruinoso ,
ilaminadas las arrugas de su semblante por un rayo de
luva que descendia al través del abierto lecho , Rafael
aguardaba impaciente su discurso . ¿ Qué tendria él , dia
léctico relinado, antiguo maestro de relórica pagana ,
corlés y doctu estudiante, ascélico, célibe y teósofo , que
decir á aquellos soldados endurecidos en la guerra , Tra
cios y Marcomanos , Galos y Belgas, que estaban senta
dos allí con los rostros tan tristes y graves? ¿Qué pensa
miento ni sentimiento con un podia baber entre Agustin
y su congregacion ?
Al fin, despues de persignarse, comenzó. El asunto
era uno de los salmos que acababa de leer ; un salmo mi
litar concerniente á Moab y Amalez y las antiguas guer
ras de Palestina. ¿Qué objeto se propondria ?
Pareció principiar de mala gana , a pesar de la ese)
quisita gracia de su voz, de sus maneras , de su lenguaje
y de la tersura epigramática de cada sentencia. Emplęá:
HIPATIA . 421

algunos minutos en tratar de la inscripcion del salmo...


se entretuvo en alegorías.... Pero con qué magnífica es
plicacion terminó su discurso! Fué, no mera obra de
la fantasía, sino una ojeada profunda y verdadera diri
gida al trabajo del universo material , como símbolo del
espiritual é invisible; no partiendo en sus deducciones,
como Hipatia , esclusivamente de algun fenómeno subli
me ó portentoso , sino de algun perro, de una caldera, de
la mujer de un pescador, con una sencillez digna del
mismu Sócrates. ¡Cuánta personalidad habia además en
sus palabras! .... Nada de esplosiones declamatorias, sino
diálogos é interrogaciones dramáticas , y censuras impre
vistas de los vicios mas comunes en la soldadesca ....
Sin embargo, estos ataques estaban presentados bajo
una forma universal y comprensiva, que hizo estreme
cer al mismo Rafael.... y habria hecho estremecer de
la propia manera á cualquiera otro . Conociese ó no
Agustin verdades para todos los hombres, no cabia duda
de que conocia vicios para todos , y para si nismo tanto
como para sus oyentes. Era un verdadero hombre, en
cerrase ó no error su discurso. Lo que censuraba en
otros lo habia sentido en sí , luchando hasta el borde del
sepulcro , como lo decian las arrugas de su semblante ...
Pero ¿ por qué los Edomitas, sin mas fundamento quo
un juego de palabras, debian significar una clase de pe
cado , los Ammonitas otra, y otra los Amalecitas? ¿Qué
tenia esto que ver con el antiguo salmu? ¿Qué tenia que
ver con el presente auditorio ? No era aquella la forma
mas estravagante y baja de la pedantería falsa , sutil y
rústica que habia enfermado la meute de Rafael en el
salon de lecciones de Hipatia, hasta hacerle acudir á su
perra Bran en busca de realidades prácticas?
422 HIPATIA .

No .... Gradualmente , a medida que las alusiones de


Agustin fueron mas directas, vió Rafael que en su espí
ritu habia una real yorgánica conexion , verdadera ó fal
sa , en lo que al principio tomó por alegorías arbitrarias.
Amalecitas, pecados personales, ladrones Ausurianos ,
eran solo para él muchas formas diferentes de un mismo
mal . El que trabajaba en pro de cualquiera de ellos, com
balia contra el Dios justo; el que les hacia la guerra,
combatia por el Dios justo ; mas era preciso vencer á
los Amalecitas de lo interior, si aspiraba á vencer a los
Amalecitas esteriures. ¿ Cómo habian de triunfar los le
gionarios de los vicios que los rodeaban , mientras sus
corazones les estuvieran sometidos? ¿Querian alentarlos
con el ejemplo, pretendiendo destruirlos con la espada?
¿No era esto una burla, una hipocresía ? ¿ Podia Dios ayu
darlos con su bendicion , si de ese modo se portaban?
¿Restablecerian la unidad y la paz en el pais , no exis
tiendo lo uno pi lo otro dentro de sí mismos? ¿Qué re
sultado habia producido el desamparo del pueblo , la
imbecilidad de los militares , sino desamparo y flaque
za en lo joterior? Eran débiles contra los moros , porque
eran débiles contra enemigos mas terribles que lus mo
ros . ¿Cómo habian de pelear en favor de Dios esterior
mente , si estaban peleando contra Él en su propio pais ?
Dios no saldria coa sus ejércitos , porque no se hallaba
entre sus ejércitos. Siendo un espíritu , debia morar en
sus espíritus .... Y entonces el grito de un rey se oiria
en medio de ellos , y uno venceria á mil .... Si no .... si
tanto el pueblo como los soldados exigian aun mas cas
tigos Уy humillaciones , ¿qué importaba todo , con tal que
fuesen castigados y humillados? ¿Qué importaba que
sus rostros fuesen confundidos , si de ese modo se les
>
HIPATIA . 423

llevaba a conocer el nombre de Dios , del único que era


la Verdad , la Luz y la Vida? Qué importaba que mu
riesen ? Despues de derrotados los enemigos interiores,
poco debia importarles que los esteriores pareciesen
prevalecer por un momento, Serian recompensados
cuando se verificase la resurreccion de los justos y la
muerte fuese vencida . Entonces se veria quiénes real
menle habian triunfado á los ojos del Dios justo ; si
ellos, ministros de Dios , defensores de la paz y la jus
ticia , ó los Ausurianos , enemigos de tan caros obje
tos.... Al llegar aquí , por una delicadeza de imagina
cion , introdujo unas cuantas palabras de piedad y espe
ranza , hasta en favor de los feroces ladrones moros .
Les aprovecharia el buen éxito que habian alcauzado, 9

pues que aprenderian de sus cautivos cristianos , puri


ficados por la afliccion , verdades que estos habrian ol
vidado en la prosperidad. Además , les seria útil , lo
mismo que á los cristianos, ser confundidos y tratados
como paja que el viento arroja, á fin de que tambien
ellos conociesen su nombre.... Y de este modo , por me
dio y áa pesar de los conceptos, alegorías é interpretacio
nes exageradas , Agustin prosiguió deduciendo de los
Salmos , de lo pasado y de lo futuro , la aserción de un
>

Dios Vivo y Presente , eterno enemigo de la discordia ,


de la injusticia y del mal, favorecedor y salvador eter
no de los que han sido esclavizados y oprimidos por sú
causa en cuerpo ó en alma .... Rafael estrañaba todo
aquello.... por no asemejarse á ninguno de los discur
sos, platónicos ó bebreos , que habia oido hasta allí , y
>

mas aun por la conformidad de doctrinas entre aquellos


discursos y este, y por el placer instintivo con que el
último parecia justificarlos á todos y unirlos mediante el
424 HIPATIA,

talisman de una idea , que las preocupaciones judáicas


de Rafael no le impedian ver, aunque sí le impedian re
conocerla . Pero cualquiera que fuese el sonrojo que le
causara su orgullo nacional ; cualquiera que fuese su
persuasion de que Agustin estaba construyendo un fir
me edificio práctico sobre el fundamento de una menti
ra , no podia menos de observar, al principio con envi
dia y luego con gusto , los semblantes de aquellos ru
dos soldados , á medida que pasaban de una atencion
>

fija á una decision alegre y solemne.


- ¿Qué estraño es , dijo Rafael para sí, qué estraño
es , cuando ha estado hablando á esas fieras como á sá
bios y santos, y les ha asegurado que Dios está con ellos
como con los profetas y salınistas? .... ¡ Me sorprenderia
que Hipatia, a pesar de toda su hermosura , hubiese
movido sus corazones como él lo ha hecho !
Al levantarse Rafael, á la conclusion del discurso de
Agustin , se encontró con los sentimientos de un anti
guo hebreo como nunca desde que , sentado en las rodi
llas de su nodriza , la oia referirle leyendas sobre Sa
lomon y la reina de Saba . ¿Y si al cabo tuviese, razon
Agustin? ¿Si el Jehova de la Escritura no fuese mera
mente el patrono nacional de los hijos de Abrahamn , co
mo sostenian los rabinos ; ni seguo Filon , meramente la
divina sabiduría que habia inspirado á unos cuantos sá
bios escogidos ,, sino el Señor de toda la tierra y de to
das las naciones?... Y de repente , por la primera vez
en su vida , asallaron su memoria varios pasajes de los
salmos y profetas que parecian probar esto. ¿ Qué otrą
cosa significaba el libro entero de Daniel y la historia
de Nabucodonosor? El latitudinarianismo filosófico le ha
bia curado hace tiempo de la idea rabínica que repre
HIPATIA , 425

sentaba al conquistador babilonio como un encarnizado


enemigo , consagrado á Tofet , lo mismo que su prede
cesor Senaquerib . Habia admirado desde entonces á
aquel rey como un magnífico carácter humano, mas her
moso , á sus ojos, que el de Alejandro ó de Julio Cé
sar .... ¿Y si Agustin le hubiese suscitado una idea capaz
de justificar su admiracion? ... Mas aun.... ¿Y si Agus
tin tenia razon en ir mas lejos que Filon é Hipatia? ¿Si
aquel mismo Jehova, Sabiduría, Logos, llamárase como
quisiese, fuera el Dios de todos los espíritus , así como
de todos los cuerpos? ¿Si estuviese tan cerca ( Agustin lo
decia) de los corazones de aquellos feroces Marcomanos ,
Galos y Tracios , como del corazon de Agustin? ¿Si es
tuviese (Agustin lo decia) deseando atraer á sí las almas
de los mas pobres , mas iguoraples y pecadores? ¿Si
amase , en efecto , al hombre como hombre , y no me
ramente á una raza predilecta ni á una clase escogida
de espíritus? ... Y dada esta hipótesis, la estraordinaria
historia de la Cruz del Calvario no parecia tan imposi
ble .... Pero entonces , el celibato y el ascetismo, anti
humanos como eran , ¿qué tenian que ver con la teoría
del Dios humano:
Y Rafael , agolpándosele al entendimiento multitud
de chiestiones, no sintió que aquella misina noche la ma
teria se dilucidase completamente en el cuarto de Sine
sio. Mayorico, con su manera franca y propia de un sol
dado, sin andarse en rodeos , puso en contacto á Aben
Ezra y Agustin ; y Rafael , habiendo intentado primero
dar un giro chistoso al asunto , quiso burlarse de una
idea falaz, en la apariencia vertida por Agustin ; pero
halló que era mas dificil de lo que creia tender un lazo
al sério y circunspecto lógico , y perdió parte de su mo
7
426 HIPATIA :

deracion (señal tal vez en un escéptico de que renace


en él la fé) encontrándose pronto empeñado en un com
bate desesperado con Sinesio, que le sostenia, al parecer ,
porque gozaba en verlos batallar , y Mayorico , que le
contrariaba mas y mas por la implícita fé dogmática con
que cortaba uno tras otro los nudos gordianos, hasta
que Agustin tuvo á bien salvarle de sus amigos , ar
mando una trampa al buen prefecto, y dejándole áa gran
distancia de los demás dispulantes , que continuaron
arguyendo hasta el amanecer. Eutonces , el espectáculo
de la desolacion esterior recordó á las partes que tenian
que usar de armas mas materiales y que emprender
una guerra rnas dura .
Pero lejos estaba Rafael Aben-Ezra de imaginar
mientras acudia á todos los recursos de su ingenio y
de su ciencia , con la esperanza de confundir al sá
bio de Hipona , y se olvidaba del cielo y la tierra por
el placer de disputar con sus iguales, que en un apo
sento vecino , postrada en el suelo y cubierto el rostro
por los despeinados rizos , se hallaba Victoria, oran
do por él toda la noche y vertiendo amargas lágrimas,
cuando oia el murmullo de las voces y se empeñaba
inútilmente en comprender el sentido de aquellas pala
bras de que pendian ahora sus esperanzas y felicidad ;
pues si aun no se habia atrevido á confesarse á sí mis
ma hasta qné punto era esto último cierto , la habia , sí,
confesado al Hombre á quien dirigia sus oraciones, como
á uno que sentia con ternura y penetracion superior á
la de un hermano , de un padre y hasta de una madre,
su virginal rubor y sus disgustos.
HIPATIA . 427
1

CAPITULO XXII,

PANDEMONIUM .

Pero ¿qué se habia hecho el pobre Filemon toda esta


semana ?
En los dos primeros dias de su prision habia brama
do como una fiera cugida en el lazo, viendo sus nuevos
proyectos detenidos repentinamente y su energia inutili
zada . Rompió los barrotes de su cárcel , se arrastró por
el suelo gritando, llamó inútilmente á Hipatia , á Pela
gia , á Arsenio .... a todos, menos á Dios. No podia ni se
atrevia á orar ; pues , já quién dirigiria su súplica? ¿A
las estrellas? Al Abismo , á la Eternidad?...
¡ Ay ! como Agustin habia dicho , con bastante amar
gura , aludiendo á sus maestros maniqueos , Hipatia ha
bia alejado de él al Dios vivo, dándole , en su lugar, los
cuatro Elementos.... Y en su estravío y terror implo
raba a cada uno de los guardias y carceleros que veia
pasar , rogándoles como hermanos , padres , hombres,
2

que le socorriesen . Al fin , conmovidos por su agonía y


escesiva hermosura , los rudos Tracios , que conocian
bastante el carácter del que los tenia empleados para
creer sin dificultad en la inocencia de su víctima, se pa
raron á oirle y le interrogaron .
Pero cuando le ofrecieron el socorro que pedia y le
dijeron que les refiriese su historia , la lengua del pobre
jóven se le pegó al paladar. ¿Cómo habia de divulgar la
vergüenza de su hermana ? ¡ Y sin embargo , ella estaba
428 HIPATIA ,

próxima á divulgarla por sí misma ! ... Así , en vez de


palabras, rompió en nuevas quejas, hasta que le dieron
por loco ; y cansados de sus violencias , le obligaron con
golpes y maldiciones á estarse quieto. El resto de la se
mana lo pasó sumido en muda desesperacion , cercana
al idiotismo. La noche y el dia eran para él iguales. No
probaba el alimento que le arrojaban al través de la
reja; hora tras hora, dia tras dia permanecia sentado en
el suelo, con la cabeza entre las manos, como aletargado
por mera estenuacion del alma y del caerpo . ¿Qué le im
portaba moverse , comer ni vivir? En el cielo y en la
>

tierra no tenia mas que un proyecto , y este era ya im


posible.
Al fin la puerta de la prision rodó sobre sus goznes.
-Arriba , jóven loco! gritó una voz áspera . ¡Arriba,
y dá gracias a los dioses y á la bondad de nuestro no
ble.... heml... Prefecto. ¡ Hoy pone en libertad a todos
los presos ; y se me figura que un lindo chico como tú
no debe ser menos que otros feos bribones!
Filemon miró al carcelero como si no le comprendie
se mas que á medias.
-¿No oyes? gritó este con una maldicion . Estás li
bre. Salta , ó cierro la puerta de nuevo, quién sabe
hasta cuándo .
-¿Ella va á ejecutar el baile de Venus Anadiómene?
- Ella ! ¿Quién?
- Pelagia , mi hermana.
- El cielo únicamente sabe cuánto ha bailado en su
tiempo! Pero dicen que hoy vuelve a bailar. ¡ Pronto!
sal , ó de olro modo no llegaré á tiempo de ver los jue
gos . Empiezan dentro de una hora . Hoy se admite en
el teatro á lodo el mundo ... pícaros y hombres de bien ,
HIPATIA. 429

cristianos y gentiles . ¡ Maldito sea el chicol está tan


loco como siempre .
Filemon lo parecia en efecto ; pues poniéndose de re
pente en pie de un salto , dejó atrás al carcelero , salió
precipitadamente de la prision, atravesando por entre la
multitud de bribones, á quienes se habia dado libertad ;
corrió a su casa ; de allí á los bajos; de los bajos al lea
tro ; y sin cuidarse de etiquetas se adelantó hácia las
filas mas bajas de bancos, para colocarse , sin saber por
qué, lo mas cerca posible del espectáculo que temia y
aborrecia .
El destino hizo que el punto por donde habia entrado
se ballase próximo a la silla del prefecto, donde Ores
tes estaba sentado, en toda la pompa de su traje de ce
remonia , y junto a él (con sorpresa y horror de Filemon)
la misina Hipatia , mas hermosa que nunca , brillando su
frente, como la de Juno, con una elevada tiara de joyas,
y su vestido blanco de Jonia, medio oculto por un chal
carmesí . ¿Qué hacia allí la vestal , la filósofa ? Pero los
ardientes ojos del jóven , demasiado bien acostumbrados
á notar las luces y sombras de sentimiento que se suce
dian en aquel semblante, no tardaron en conocer cuán
decaida y triste era su espresion. La mirada de Hipatia
revelaba violencia y decision, acompañada del terror de
una mártir; y sin embargo, no lo era del todo, pues
cuando Orestes volvió la cabeza al oir el ruido que habia
causado la entrada de Filemon , é irritado al verle, le in
dicó que se retirase , ella se volvió tambien , y habién
dose encontrado sus ojos con los de su discípulo, se le
encendió el rostro y pareció en actitud de ordenarle asi
mismo la retirada ; pero reponiéndose, dijo algo en voz
baja á Orestes, que calinó su furor, é Hipatia recobró su
430 HIPATIA .

serenidad , ó mas bien se respaldo de nuevo en su asien


to, como una persona determinada á sobrellevar lo peor.
Algunos alegres jóvenes , condiscípulos de Filemon ,
le atrageron áá su círculo , saludándole risueños ; y antes
de que él reuniese sus ideas , el telon que velaba el es
cenario se habia corrido , y empezaron los juegos.
La escena representaba un fondo de montañas; y so
bre el mismo teatro , delante de un grupo de chozas, es
taban en confusa mezcla los negros prisioneros Libios,
como unos cincuenta entre hombres, mujeres y niños ,
adornados con plumas de colores y cinturones de cuero ,
blandiendo sus lanzas y escudos, y mirando fijamente
con sus blancos ojos, que espresaban un lemor y asom
bro infantiles, el estraño espectáculo que tenian ante sí .
En todo el frente del teatro se habian erigido alme
nas , y abajo el hiposcenio habia sido pintado figurando
rocas , con lo que se completaba la imilacion de una al
dea entre las montañas de la Libia .
En medio de un profundo silencio se adelantó un he
raldo y proclamó que aquellos eran prisioneros cogidos
con las armas en la mano combatiendo contra el Senado
y el pueblo de Roma, y dignos por lo tanto de una in
mediata muerte; pero que el prefecto, en su escesiva
clemencia hacia ellos, y queriendo proporcionar la ma
yor diversion posible á los obedientes y leales ciudada
nos de Alejandría, habia determinado, en vez de entre
garlos á las fieras , permitirles que peleasen en defensa
de sus vidas, y prometia perdonar á los que sobrevi
viesen si se portaban con valor.
Aquellos desdichados, cuando se les tradujo esta
proclama, lanzaron gritos de alegría y blandieron sus
lanzas y escudos mas ferozmente que nunca .
HIPATIA . 431 .
Pero su gozo fué breve . Las trompetas dieron la se
nal del ataque; y una tropa de gladiadores, igual en nú
mero á los salvajes, salió por uno de los grandes pasos
laterales, hizo el saludo de respeto a los espectadores ,
que prorumpieron en aplausos, y plantando sus escalas
contra el frente del teatro, subieron al ataque .
Los Libios peleaban como tigres; sin embargo, desde
el principio Hipatia , y tambien Filemon , comprendieron
que la promesa de concederles la vida si vencian , era
una mera burla . Sus ligeros dardos y sus miembros des
nudos no podian competir con las espadas y la completa
armadura de sus brutales enemigos, que recibian rién
dose multitud de golpes sobre sus cabezas , protegidas
por yelmos .
No obstante , tal valor animaba á los Libios, que los
hicieron retroceder dos veces , y dos veces las escalas
>

fueron derribadas, y mas de un gladiador quedó debajo


luchando con la agonía de la muerte.
Entonces el demonio se apoderó de los corazones de
aquella embrutecida muchedumbre. Un grito tras otro
de triunfo salvaje y de desconsuelo aun mas salvaje ,
sonaba en todas las filas de aquel vasto círculo de asien
tos á cada golpe que era parado y á cada golpe que se
frustraba; y Filemon vió con horror y sorpresa que el
lujo, el refinamiento, la misma cultura filosófica, no eran
salvaguardias suficientes contra la infeccion de sed de
sangre. Hermosas y delicadas señoras, á quienes habia
visto algunos dias antes estasiadas con las celestes as
piraciones de Hipatia, saltaban de sus asientos, agitaban
sus manos y pañuelos, y palmoteaban á los gladiadores.
Porque fayl no cabia duda hacia qué lado se inclinaba el
favor del público. Se escitaba con insultos, burlas, aplau .
432 HIPATIA . '

sos y ruegos á aquellos miserables asalariados para que


completasen su sangrienta obra . No habia una voz que
intercediese por los infelices prisioneros: desprecio, odio,
ardiente deseo de sangre relucian únicamente en aque
Nos miles de ojos; y los Libios desalentados, sin esperan
za , iban cediendo y rélirándose uno á uno. Un grito de
triunfo saludó á los gladiadores, que subieron a las al
menas y se posesionaron del teatro. Los pobres negros
huyeron en todas direcciones, buscando en vano una
salida ....
Empezó entonces la matanza .... Unos cincuenta en
tre bonubres, mujeres y niños se agolpaban en aquel re
ducido espacio.... y sin embargo , Hipatia se mantuvo
firme. ¿ Por qué no? ¿Qué significaba este número en com
paracion de los miles de personas que habian perecido
un año despues de otro durante siglos, de aquella yу aun
peores muertes, en los anfiteatros de un imperio , de una
fé que estaba decidida á restaurar? Era parte del gran
sistema y debia sobrellevarlo.
Lo cual no quiere decir que no padeciese, porque al
fin era mujer, y su corazon , hallándose muy por encima
de las brutales escilaciones de la multitud, estaba abierto
á los mas vivos estímulos de la piedad . Repetidas veces
fué à interceder en favor de una mujer ó de un niño ,
pero antes de que hablase el golpe habia sido dado , y la
infeliz criatura habia desaparecido de su vista en la 'es
pesa y confusa masa de asesinos y de víctimas. Sí; Hipa
tia habia empezado y debia seguir hasta el fin :... En úla
timo resultado , ¿qué eran las vidas de aquellos pocos
semi-brutos , volviendo asi algunos años antes al polvo
de que habian salido , al lado de la regeneracion de un
mundo ? i ... Todo estaria concluido en unos cuantos mi
HIPATIA . 433

nutos mas , y el telon corrido... Entonces apareceria Ve


nus Anadiómene, y el arte, la alegría , la paz y la agra
dable sabiduría y belleza del antiguo arte griego , cal
mando y civilizando los corazones, é infundiéndoles la
mas pura devocion bácia los inmortales mitos , las in
mortales deidades que habian inspirado á sus abuelos en
los gloriosos dias de la antigüedad .... Pero aun duraba
la matanza , y ella miraba arriba , abajo , alrededor, á to
dos lados, para evitar semejante espectáculo, y sus ojos
se encontraron con los de Filemon , que la estaba con
templando lleno de horror y disgusto .... Un estremeci
miento de vergüenza asaltó el corazon de Hipatia ; sus
megillas se encendieron, é inclinándose á Orestes le dijo
en voz baja :
- Apiádatel.... ¡Perdona á los que quedan !
--De ningun modo , hermosa vestal ; la multitud le ha
-

tomado el gusto á la sangre y debe saciarse, ó volverá


su furia contra nosotros. Nada es tan peligroso como
tratar de contener á un bruto, sea caballo , perro ú hom
bre , cuando ha roto todo freno . ¡Hola ! ¡ allí tenemos un
fugitivo! ¡ qué bien corre el bribonzuelo !
En efecto, mientras hablaba , un niño , el único que
quedaba con vida , saltó del teatro y atravesó la orques
ta , dirigiéndose á ellos seguido por un perro.
-Será tuyo ese jóven si llega hasta nosotros , dijo
Orestes.
Hipatia observó la escena sin casi respirar. El niño
acababa de llegar al altar colocado en el centro de la
orquesta , cuando vió a un gladiador junto a él . El brazo
del miserable se habia levantado ya para herir , cuando,
con asombro público , el niño y el perro se pusieron á la
drar , y arrojándose sobre el gladiador, entre ambos le
28
434 HIPATIA .

derribaron en tierra . El triunfo fué momentáneo . Las


manos se levantaron demasiado tarde, y el grito de ¡No
le mates! no se oyó á tiempo. El gladiador, ya en el sue
lo , sepultó su espada en el cuerpo del niño, y poniéndose
luego de pie, se dirigió friamente a uno de los pasos late-.
rales, mientras que el pobre perro permaneció junto al
cadáver lamiendo sus manos y su rostro , y haciendo re
sonar todo el edificio con sus dolorosos ahullidos. Entró
entonces la gente de servicio, y enganchando un cadáver
tras otro se los llevó de allí , siguiéndoles largos sur
cos de sangre en la arena : el perro iba detrás , y por úl
timo sus ahullidos de mal agüero cesaron de oirse.
Filemon se sintió mal y queria marcharse ; pero Pe
lagia .... no ; debia permanecer allí, y ver lo peor, si era
posible hubiese algo peor que aquello . Miró á todas par
tes. El pueblo estaba friamente bebiendo vino y comien
do tortas , mientras hablaba con admiracion de la her
mosura del gran telon que acababa de correrse y ocul
tar el teatro, y que representaba, sobre un fondo azul,
á Europa llevada por el toro al través del Bósforo, en .
tanto que las Nereidas y los Tritones jugaban áa su alre
dedor .
Una flauta sola detrás de la cortina empezó á modu
lar dulces notas, apagadas y distantes, como si partiesen
de lejanos valles y bosques; y por los pasillos laterales
salieron tres Gracias que conducia Pitho , diosa de la per
7

suasion , llevando un baston de heraldo en la mano . Se


adelantó hasta el altar en el centro de la orquesta , é in
formó á los espectadores de que durante la ausencia de
Ares, el cual habia marchado en auxilio de cierta grande
espedicion militar, que debia decidir pronto la suerte de
la diadema de Roma, y de la libertad, prosperidad y su
HIPATIA . 435

premacía de Egipto y Alejandría, Afrodita babia vuelto


á su fidelidad, sometiéndose en lo venidero a las órdenes
de su marido Hefesto ; que este , coino dios de los arlífi
ces, sentia un peculiar interés por la ciudad de Alejan
dría , almacen del mundo, y como nuestra de especial
favor habia obtenido de su bella esposa que exbibiese
por esta sola vez sus encantos ante el pueblo reunido, у
que en la muda poesía de movimiento representase las
emociones con que, al nacer de las olas del mar , habia
visto por la primera vez la hermosa estension del cielo
y la tierra, cuya reina era actualmente,
Entusiastas aplausos acogieron este anuncio, y por el
lado opuesto salió cojeando el dios , con el martillo y las
tenazas al hombro , seguido de una cuadrilla de cíclopes
gigantescos, que llevaban acuestas varios trozos de obras
de metal dorado .
Hefesto, que estaba encargado de la parte cómica
en el grande espectáculo pantomimico , se adelantó con
estudiada grosería en medio de las carcajadas del pú
blico ; miró el altar con burla y desprecio , levantó su
poderoso martillo, lo hizo pedazos de un solo golpe, y
mandó á sus criados que quitasen de allí los fragmen
tos y erigiesen otro altar mas propio de su augusta es
posa .
Con admirable presteza los trozos de metal fueron
colocados y unidos entre sí , formando un todo de ramos
de coral y guirnaldas de yerbas marinas , entretejido
con delfines, nereidas y tritones. Cuatro cíclopes gigan
tescos se acercaron entonces , vacilando bajo el peso de
una plancha circular de mármol verde , pulimentada
hasta parecer un espejo perfecto, que ajustaron sobre la
anterior figura. Las Gracias adornaron su circunferencia
436 HIPATIA .

con guirnaldas, yerbas marinas, conchas y coralinas, y


el mítico mar estuvo complelo .
Pitho yу las Gracias se retiraron algunos pasos agru
pándose con los cíclopes, cuyos miembros sucios y mo
renos , y cuyas horribles máscaras de un solo ojo, hacian
resaltar los delicados colores y el encanto de las hermo
sas doncellas . Entretanto Heſesto tenia la vista fija en el
telon, y parecia aguardar con impaciencia la venida de
Ja diosa .
Todo el mundo esperaba anhelante, nolando que las
flautas sonaban de mas cerca : las trompas y los címba
los empezaron la armonía ; y al ruido de una música
triunfal se corrió el telon, y un grito sinultáneo de pla
cer salió de la boca de diez mil espectadores.
La escena representaba un magnífico templo, oculto
á medias en un bosque artificial de árboles y matorra
les de los trópicos , que llenaban todo el teatro. Fau
nos y Driadas asomaban riéndose por entre sus tron
cos , y vislosos pájaros, sujetos por hilos invisibles, re
voloteaban cantando de rama en rama. En el centro ,
una calle de palmeras conducia desde las puertas del
templo al frente del teatro, donde las almenas habian
sido reemplazadas en aquellos cortos momentos por un
ancho declive de menuda yerba , que llegaba hasta la
orquesta y estaba guarnecido de mirtos , rosales, manza
nos, adormideras y jacintos de color carmesí , mancha
dos con la sangre de Adonis .
Las puertas del templo se abrieron lentamente: los
instrumentos resonarou desde lo interior , y precedido
de los músicos apareció el triunfo de Afrodita , bajando
por la calzada de yerba y dando la vuelta por el borde
superior de la orquesta .
HIPATIA . 437

En un magnífico carro , del cual tiraban bueyes blan


cos, iban las mas raras y hermosas flores, como tambien
los mas estimados frutos exóticos , que jóvenes vestidos
de flores y de estaciones, esparcian delante de la proce
sion y entre los espectadores .
Una larga fila de hermosos mancebos y doncellas co
ronadas de guirnaldas y ton bandas de color de púrpu
ra , seguian dos á dos . Cada pareja conducia un par de
animales salvajes, cautivos del poder avasallador de la
belleza .
Delante se veian en los puños de los actores las aves
consagradas especialmente á la diosa ; esto es , palomas y
gorriones , torcecuellos, cisnes y golondrinas; y un par
de torturas gigantescas de la India , sobre cada una de
las cuales cabalgaba una hermosa nivfa, mostraban que
>

Orestes habia tenido presente un deseo á lo menos, de su


esposa futura .
Venian despues aves raras de la India , como loros,
pavos reales , faisanes plateados y dorados ; avutardas y
avestruces , cada uno de los últimos montado por un
Cupidillo, eran conducidos con cuerdas de oro y seguidos
por antílopes y orixes, alces del otro lado del Danubio;
carneros con cuatro cuernos de las islas del Océano Hi- ,
perbóreo , y la estrada hibrida de las montañas de la
Libia , que todos los espectadores creyeron era mitad toro
y mitad caballo. Un murmullo de gozoso temor cundió
luego por todo el tealro, cuando se vieron aparecer osos
y leopardos, leones y tigres entre gruesas cadenas de
oro, amansados para aquel caso con narcóticos, que ba- :
jaban por el declive tranquilamente y sumisos á sus her- ;
mosas guias; mientras que detrás de ellos sobresalian por
encima del pesado volúmen de un par de rinocerontes
438 HIPATIA .

de dos cuernos , procedentes de las distantes comarcas


del Sur, los delgados pescuezos y grandes ojos de dos gi
rafas, tales como no se habian visto en Alejandría hacia
mas de cincuenta años.
Oyóse un grito que decia: « Orestes! ¡Orestes! salud
al ilustre prefecto! isracias por su bondad ! » Y una ó dos
voces pagadas esclamaron : « ¡Salud á Orestes! ¡ Salud al
emperador de Africa ! ».... pero nadie contestó.
-La rosa está aun en boton , dijo Orestes á Hipatia .
Se levantó , saludó á la multitud en silencio, y des
pues de una breve exhibicion pantomimica de gratitud
y humidail, señaló triunfantemente á la calle de palme
ras, entre cuya sombra apareció la admiracion de aquel
dia, á saber : los grandes colmillos y enorme trompa del
elefante blanco .
¡ Al fin estaba allí! ¡No quedaba la menor duda ! Un
verdadero elefante, y sin embargo, tan blanco como la
nieve . Espectáculo no visto nunca antes en Alejandría ...
iy que no debia volver á verse!
-¡Oh mil veces felices macedonios! gritó una voz en
lo alto ; los dioses os dispensan hoy sus bondades!
Y todas las voces y ojos confirmaron esta opinion,
abriéndose mas y mas para aspirar tanta alegría, tan
inagotable gloria.
El elefante caminó solemnemente mientras todo el
teatro resonaba bajo sus pesados pasos, y los Faunos y
Driadas huian con terror . Un coro de ninfas le rodeaba
asidas las manos, y cantaba el poder de la hermosura,
que amansa los animales , los hombres y los dioses. Par
tidas de alados Cupidillos se esparcian por la orquesta y
tiraban a los espectadores confites perfumados, ó con sus
pequeños arcos les arrojaban flechas de fragante madera
HIPATIA . 439

de sándalo , ó movian incensarios, que llenaban el aire de


embriagadores aromas.
La procesion bajó por el declive, y el elefante se acer
có á los espectadores; sus colmillos estaban adornados
de rosas y mirtos; de sus orejas colgaban magníficas
sortijas, y entre sus ojos se veia un frontal cargado do
joyas. El mismo Eros, un hermoso niño alado , iba sen
tado sobre su cuello, y le guiaba con la punta de una
flecha de oro. Pero ¿qué objeto precioso contenia el carro
formado de conchas que llevaba sobre el lomno ? ¿La dio
sa ? ¿ Pelagia Afrodita ?
Sí; mas blanca que el elefante, cuya blancura esce
dia a la de la nieve ; mas rosada que la concha en que
iba reclinada entre almohadones de carmesí y plateada
gasa, brillaba allí la diosa, haciendo palpitar los corazo
nes con su deliciosa sonrisa , con las miradas de sus mo
>

destos y juguetones ojos y los graciosos movimientos de


su pequeña mano. Todo el teatro se levantó unánime У
diez mil personas concentraron su atencion en la incom
parable hermosura que veian ante sí .
Dos veces la procesion dió la vuelta á la orquesta ; y
entonces, retrocediendo desde el pie de la escalera bácia
el grupo central que rodeaba á Hefesto, se desplegó á
derecha é izquierda enfrente del teatro . Los leones y ti
gres fueron llevados á los pasillos laterales , y los jóve
nes de ambos sexos se combinaron con los animales mas
mansos en grupos, decreciendo gradualmente del centro
á las alas, y permanecieron quietos , mientras el elefante
se adelantó y arrodilló detrás de la plataforma destinada
para la diosa .
Las valvas de la concha se cerraron . Las Gracias
desataron las ligaduras del carro. El elefante volvió su
440 HIPATIA .

trompa, y guiado por las suaves manos de las jóvenes,


cogió la concha , la levantó en el aire, y la depositó en
la grada , detrás de la plataforma.
Hefesto se adelantó cojeando, y con sus groseros.ges
tos siguificó el placer que sentia en ofrecer tal espectá
culo á sus fieles artifices de Alejandria , y la inesplicable
delicia que debian ' encontrar en el místico baile de la
diosa . En seguida se retiró, dejando que las Gracias se
acercasen al frente de la plataforma, y que allí, con los
brazos entrelazados , entonasen un canto de invocacion .
Al concluir la primera estrofa, las valvas de la con
cha se abrieron nuevamente y apareció Afrodita dentro
de ella . Levantó la cabeza y miró en derredor el vasto
círculo de asientos. Una dulce sorpresa se retrataba en
su semblante, convirtiéndose luego en deleitosa admira
cion , y luchando la modestia con el sentimiento de nue
vos goces y facultades. Se miró , y no pudo menos de
sonreirse viéndose tan hermosa; en seguida dirigió los
ojos al cielo , y parecia dispuesta , con medrosa alegria , á
volar al inmenso espacio. Toda su figura se dilató como
si recibiese fuerza de los objetos del grande universo que
la rodeaba, y poco aá poco de entre las conchas y yerbas
marinas se levantó y anduvo en el piso de mármol, que
imitaba el mar, derramándose el perfume de sus rizos
por todos los miembros; perfecta Venus Anadiómene, á
escepcion del cestus que pendia de su cintura en festo
nes de esmeraldas y perlas.
En los primeros minutos la multilud estaba demasia
do estasiada de placer para pensar en aplaudir . Pero la
diosa parecia exigir el debido homenaje, y cuando cruzó
los brazos sobre su seno y permaneció inmóvil un ins
tante, como aguardando que el universo la adorase , to
HIPATIA . 441

das las lenguas se desataron y el grito de i Afrodita! sono


á manera de trueno por todos los techos de Alejandría,
é hizo estremecer á Cirilo en su habitacion en el Será
peo, á los cansados muleteros en las distantes monta
ñas de arena y á los adormecidos marineros á lo lejos en
el mar .
Y entonces empezó un milagro artístico , como era
posible solo en un pueblo de la libre y esquisita educa -
cion física, y de la delicada percepcion estética de aque
los antiguos griegos , aun en sus dias de mayor decaden
cia : un baile , en el cual cada movimiento era una pala
bra, y el reposo tan elocuente como el movimiento , en
el cual cada actitud podia servir de modelo á un escul
tor de la escuela mas pura, manifestándose la mayor
actividad física, do como en las groseras pantomimas có
micas, por medio de saltos fantásticos y contorsiones poco
naturales, sino con modulaciones siempre delicadas de
magestuosa y moderada gracia . Por un momento la ar
tista se trasformó en la diosa. El teatro, Alejandría, el
universo, todo habia desaparecido de su imaginacion y
de la de los espectadores bajo el influjo de su arte , y ni
ella ni ellos vieron mas que el hermoso mar que rodeaba
á Citeres y á la diosa mirándose en su espejo de esme
ralda , y esparciendo sobre el mar, el aire y la playa, be
lleza, alegría y amor ....
Los ojos de Filemon se le querian saltar de vergüen
za ; y sin embargo , no podia aborrecerla , ni aun despre
ciarla. Lo hubiera hecho si la: mas leve señal en su sem
blante indicase que dentro de ella se abrigaba algun gér
men de sentimiento moral ; pero ni el ligero encarnado de
su megilla ni los ojos bajos con que habia entrado en el
teatro se notaban ya , espresando su rostro únicamente
442 HIPATIA .

el intenso placer que le producia su habilidad y la sa


tisfecha vanidad de una niña mal criada .... ¿Era res
ponsable? ¿Era su alma capaz de conocer lo bueno y lo
malo? Filemon creia , esperaba que no..... Y entre
tanto Pelagia seguia bailando, y durante un siglo de ago
nía el jóven no contempló en cielo y tierra sino el labe
rinto de aquellos blancos pies que reflejaban en el espejo
de mármol .... Al fin acabó. Paróse de repente, rendida
de fatiga y aguardando los aplausos , que resonaron en
los oidos de Filemon , y proclamaron como si fuese á
son de trompeta la deshonra de su hermana .
El elefante se levantó y caminó hacia el lado de la
plancha . Llevaba el lomo cubierto con almohadas de co
lor carmesí, que parecia debian recibir a Afrodita sin la
concha . Ella cruzó los brazos sobre el pecho , y se son
reia , mientras el elefante rodeó con la trompa su cintu
ra y la levantó suavemente de la plancha en actitud de
colocarla sobre su lomo....
Apenas los pequeùos pies, unidos por el miedo, se
separaron del mármol, cuando el elefante con un movi
miento brusco arrojó su delicada carga sobre la plancha ,
miró hacia abajo , levantó su pie delantero, y agitando la
trompa en el aire despidió un agudo grito de terror y
disgusto ....
El pie estaba ensangrentado, y era la sangre del niño
cuya muerte hemos referido antes, que penetraba al tra
vés de la arena por donde el elefante habia andado, for
mando una mancha redonda de color de púrpura ....
Filemon no pudo sufrir mas. Se precipitó por entre
la apiñada masa de espectadores, abriéndose paso con la
fuerza que dá la locura, saltó la balaustrada de la or
questa y corrió hasta el pie de la plataforma.
HIPATIA . 443

- Pelagia ! ¡hermana mia ! ¡ Ten compasion de mil


¡Tenla de tíl ¡Yo te defenderél ¡ Yo te ocultaré , y hui
remos juntos de este sitio infernal, de este mundo de
demonios! ¡ Soy tu hermanol ¡ Ven !
Pelagia le miró un momento como asombrada .... La
verdad brilló á sus ojos....
--Hermano!
Y saltó de la plataforma para arrojarse en sus bra
zos.... Se le representó una elevada ventana en Atenas,
desde la cual se veian olivares y jardines , los techos bri
llantes y la cuenca del Pireo , el ancho niar azul , y en úl
2

timo término los picos purpúreos de Egina . Un niño de


ojos negros, con el brazo echado en torno de su cuello,
señalaba sonriéndose los mástiles que relucian en el dis
tante puerto , y llamaba á su hermana... El alma ador
mecida despertó dentro de ella ; y exhalando un grito,
retrocedió avergonzada , se cubrió el rostro con las ma
nos y cayó desvanecida sobre la sangrienta arena .
Un alarido infernal resonó en aquel vasto círculo.
- Afuera con éll iQue se crucifique al esclavo ! A las
fieras el bárbarol ¡ A las fieras, noble prefecto !
Multitud de criados corrieron hacia él , y muchos de
los espectadores se levantaron de sus asientos, y esta
ban á punto de saltar á la orquesta . Filemon se volvió á
ellos como un leon acosado, y su voz se oyó clara y fuer
te en medio de los rugidos de la muchedumbre.
- ¡Síl jhaced conmigo como los romanos hicieron con
San Telémacol ¡ E-clavos tan estúpidos y malditos como
vuestros malditos y estúpidos tiranos! ¡ Inferiores á los
animales que empleais como vuestros verdugos! ¡ El ase
sinato y la concupiscencia se dan la mano , y el trono de
la deshonra de mi hermana está bien construido so
444 HIPATIA .

bre la sangre de los inocentes! ¡Que mi muerte corone


el infernal sacrificio y llene la copa de vuestras iniqui
dades !
-¡A las fieras! ¡Que el elefante le reduzca á polvo!
Y el enorme animal, aguijoneado por los sirvientes,
corrió adonde estaba el jóven , mientras que Eros saltó
de su cuello y huyó llorando por la calzada .
El elefante cogió á Filemon con su trompa ! le le
vantó en el aire . Por un instante, el grande y mu
giente océano de cabezas se agitó en derredor . El jóven
intentó decir una oracion , y cerró los ojos... En medio
de la mas intensa agonía la voz de Pelagia sono dulce y
clara .
-¡Perdonadle! ¡ Es mi hermano! ¡Perdonadle, mace
donios! ¡ Por amor á Pelagia .... á vuestra Pelagia ! ¡ Es
lo único que os pide!
Y estendió sus blancos brazos hacia los espectado
res . Despues , estrechando las enormes rodillas del ele
fante, le imploró fuera de sí con términos de la mas
apasionada súplica .
Los hornbres vacilaban ; pero el animal no . Bajó poco
á poco la trompa , y puso á Filemon en el suelo . El monge
estaba salvado. Sin aliento y andándosele la cabeza , se
vió echado de allí por los sirvientes, quienes le conduje
ron al través de pasadizos oscuros , y le arrojaron á la
>

calle entre maldiciones, consejos y enhorabuenas indife


rentes para los oidos del jóven.
Pero Pelagia tenia aun la cara cubierta con las ma
nos , y levantándose caminó lentamente como Eva al
salir del paraiso, oprimida por el peso de algun tremen
do temor , al través de la orquesta , subió la calzada y
desapareció entre las palmeras , sin cuidarse de los
HIPATIA . 445

aplausos, ruegos, burlas , amenazas y maldiciones de


aquella gran multitud de esclavos del pecado.
Por un momento, esta inesperada catástrofe pareció
destruir todos los encantos de Orestes . Una nube, sea de
disgusto ó de desconsuelo, se estendió por todas las fren
tes . Muchos cristianos se dispusieron à partir sin demo
ra, heridos de verdadero remordimiento y de vergüenza
al pensar en los horrores de que habian sido testigos vo
luntarios. El vulgo, una vez saciada su curiosidad con
todo lo que babia que ver, empezó á murmurar abier
tamente , calificando el espectáculo de cruel y pagano .
Hipatia , sin fuerzas para resistir mas, ocultó su rostro
con ambas manos ; pero Orestes, lejos de abatirse , con
vencido de que la hora de la accion habia llegado, y que
si la desperdiciaba no se le volveria á presentar jamás,
dió algunos pasos , saludó con singular gracia , movió la
mano reclamando silencio , y comenzó su bien estudiado
discurso de la manera siguiente ;
« Estoy muy distante de suponer , ¡i oh macedonios!
que haya podido alterar en vosotros la serenidad de es
píritu propia de hombres políticos, un incidente tan li
gero como es el capricho de una bailarina. El espec
táculo que he tenido el honor y el placer de ofrecer á
vuestra vista (aplausos de los presos puestos en liber
tad y de los jóvenes de la nobleza ) .... y que me ha pa
recido os habeis digoado mirar con ojos no del todo des
favorables nuevos aplausos , en que empezaron á tomar
parte los cristianos, hasta entonces remisos).... no es
mas que un preludio de los graves negocios que me han
inducido á congregaros en este sitio. Son tambien otros
lantos testimonios de mis buenas intenciones la libertad
dada á inocentes presos , la abundancia con que se ha
446 HIPATIA .

repartido ese alimento , propiedad natural del Egipto ,


destinado por vuestros últimos tiranos á sostener el
lujo de una corte distante.... ¿De qué serviria jactar
me?... Sin embargo, ahora mismo mi cabeza se encuen
tra fatigada y mis miembros desfallecidos á causa de los
contínuos esfuerzos hechos por vuestra felicidad, y de la
perpétua administracion de la mas estricta justicia . Por
que ha llegado el tiempo en que la raza macedónica , cuya
gloria es la magnífica ciudad de Alejandria, vuelva á
tener su antigua preeminencia política , y sea de nuevo
señora de la tercera parte del universo, mereciendo que
se la gobierne como una raza de hombres libres, de ciu
dadanos, de héroes con derecho a elegir y emplear sus
gefes .... ¿Gefes he dicho? Olvidemos esta palabra , sus
tiluyendo en su lugar el término mas filosófico de mi
nistros. Ser vuestro ministro..... el servidor de todos
vosotros.... sacrificar mi tranquilidad , mi salud , mi
vida , si fuere necesario , al grande objeto de asegurar la
independencia de Alejandría.... tal es mi fin, mi espe
ranza , mi gloria... , mi deseo de muchos años, ahora por
la primera vez posible , con motivo de la derrota del úl
timo emperador de Roma . ¡Macedonios! ¡acordaos de que
Honorio no reina ya ! Un africano ocupa el trono de los
Césares. Heracliano , con una victoria decisiva , ha gana
do, protegido por el cielo , la púrpura imperial, y una
>

nueva era principia para el mundo . Mientras el conquis


tador de Roma ajusta sus cuentas con la córte bizantina ,
que ha devorado por tanto tiempo nuestra riqueza y civi
lizacion trasmediterráneas, hagamos que el Africa, libre
é independiente, se reupa en torno de los palacios y asti
lleros de Alejandría, y encuentre en esta ciudad el cen
tro natural de su política y de su próspero desarrollo . >>
HIPATIA . 447

Estrepitosos aplausos de gente pagada le interrum


pieron , uniéndose á ellos muchas personas, ya por mos
trarse reconocidas á sus cumplimientos y balagueñas pa
labras, ya porque desearan arrimarse al lado mas justo ,
es decir , al que estaba á la sazon en su período ascen
dente... Las autoridades municipales estuvieron á punto
de gritar : ¡ Viva Orestes , emperador! pero lo pensaron
mejor, y aguardaron á que algun otro le aclamase pri
mero .... con tal que fuera persona respetable. Con tal
motivo, el prefecto de la guardia , hombre de alguna pre
sencia de espíritu , y que parece no era respetable bajo
ningun concepto , tocó al prefecto de los Astilleros con
la punta de su puñal , y le dijo añadiendo á sus palabras
una terrible amenaza : cuidado cun ser traidor . El digno
ciudadano lanzó el grito inmediatamente , fuese con pena
ó patriotismo, y las autoridades, habiendo hallado un
Curcio que se arrojase al precipicio, se unieron en uná
nime coro y saludaron emperador á Orestes. Entonces
Hipatia se levantó, en medio de las aclamaciones de sus
aristocráticos alumuos, y arrodillándose ante él , no sin
vergüenza y desesperacion interior, le suplicó que acep
tase aquella tutela sobre el comercio, las artes y filosofía
griegas con que le brindaba todo un pueblo en el ardor
de su entusiasmo....
-¡Es falso ! gritó una voz desde las mas altas filas de
asientos que estaban destinadas para las mujeres de in
ferior clase: al oirla , todas las cabezas se volvieron há
cia aquel punto .
-¡Es falso, falso! ¡ Se os engaña ! ¡Le ban engañado!
Heracliano ha sido derrotado completamente en Ostia y
ha huido á Cartago, yéndole á los alcances la escuadra
del emperador .
448 HIPATIA .

- Miente esa mujer! ¡Traédmela


i abajo, á la fuerza !
gritó Orestes, perdiendo el equilibrio con tan repentino
golpe.
-¿Que miente ? ¡ El es quien miente! Yo que soy mon
ge, trage la noticia. Cirilo la sabe, yy todos los judíos que
bay en el Delta la saben tambien hace una emana . ¡Pe
rezcan así todos los enemigos del Señor , cogidos en sus
propias redes!
Y atravesando desesperadamente por entre las mu
jeres que le rodeaban, el monge desapareció .
Un silencio pavoroso se difundió por la multitud .
Durante un minuto cada hombre se paró áá contemplar
el rostro del que tenia al lado, como si deseara cor
tarle la cabeza para desembarazarse á lo menos de un
testigo de su traicion . Luego empezó un tumulto, que
Orestes trató en vano de dominar , Creyese ó no el po
pulacho las palabras del monge, la mera posibilidad de
que fuesen ciertas le habia herido de terror pánico. El
aspirante á emperador, ronco á fuerza de negar y pro
testar, tuvo por último que llamar á sus guardias , en
medio de los cuales él é Hipatia salieron del teatro como
mejor les fué posible , mientras que la muchedumbre se
esparció por las calles y pudo leer en las paredes de to
das las iglesias los carteles que Cirilo babia mandado fi
jar y que contenian los pormenores de la derrota de He
racliano .
HIPATIA . -449

CAPITULO XXIII .

NEMESIS .

Horrible noche fué aquella en el palacio de Orestes. Sa


desconsuelo, su rabia y terror eran tales y tan vergon
zosos, que ninguno de sus esclavos se atrevia á acercar
se á él ; y hasta ya tarde no se aventuró su secretario
de confianza, el eunuco caldeo, á entrar en la caverna
del tigre , y solo lo hizo obligado por el miedo que tenia
á los exasperados católicos, y para manifestarle la nece
sidad de tomar alguna determinacion .
¿ Cuál tomaria? Estaba comprometido.... Cirilo era
el único que sabia cuán profundamente. ¿Qué no habria
descubierto el sagaz arzobispo? ¿Qué acusaciones contra
él no dirigiria a la corte de Bizancio ?
-Que las puertas estén custodiadas y que á nadie se
permita salir de la ciudad , dijo el caldeo .
-¿Detener á frailes ? Seria como tratar de detener
ratones . No: lo que debemos es en viar un contra -infor
me , al instante .
-¿Qué he de decir? preguntó el secretario , sacando
pluma y tintero de su ceñidor.
-¿Qué me importa? La primera mentira que se te
ocurra . ¿Para qué te tengo yo aquí , sino para inventar
una mentira cuando la necesite ?
-Es verdad , nobilísimo señor.
Y el digno personaje se sentó a escribir.... pero sin
darse mucha prisa .
29
450 HIPATIA .

-Nada veo que pueda librarte del apuro , sino el


decir, con tu licencia , que Cirilo , y no tú , celebró la
funcion de los gladiadores . ¿No seria esto creible?
Orestes se echó á reir á su pesar . El caldeo se son
rió y enseñó tambien los dientes. La victoria estaba ga
nada ; y el prefecto , algo mas dueño de sí , empezó a di
rigir su vulpino arte al único objeto de salvar su mise
rable cuello .
-No , eso seria demasiado bueno . Escribe que he
mos descubierto un complót fraguado por Cirilo, con el
fin de incorporar todas las iglesias africanas ( especifica á
Cartago é Hipona) bajo su jurisdiccion , y negar la obe
diencia al patriarca de Constantinopla, si triunfase He
racliano .
El secretario aprobó la idea , y escribió esta vez de
muy buena gana.
-Si triunfase Heracliano , dijo repitiendo la última
frase de Orestes .
-Nosotros deseábamos por todos los medios posibles
atraernos la voluntad del pueblo de Alejandría , y esci
tar , como cumplia á nuestro deber , de un modo legíti
mo, su lealtad hacia el trono de los Césares (ocúpelo el
que quiera) en tan críticos momentos ....
-En tan críticos momentos .
-Pero como fieles católicos , y abominando hasta en
la mas estremada necesidad el pecado de Uzzah , te
míamos tocar con manos profanas el arca consagrada
de la Iglesia , aunque fuese para conservarla ....
-Para conservarla .
-Que por lo mismo , como magistrados civiles , tuvi
mos que limitarnos á usar de aquellos medios permiti
dos por ley y costumbre a nuestra jurisdiccion , á saber:
HIPATIA . 451

dádivas, espectáculos y ejecucion pública de rebeldes;


medios en que desgraciadamente ba creido el santo pa
triarca, demasiado pronto quizá, hallar un motivo de
queja contra los leales amigos de la sede bizantina, su
poniendo que se trataba de aquellos juegos gladiatorios,
tan repugnantes al espíritu de la Iglesia Católica, como
á la caridad de los emperadores, quienes los han prohi
bido bace tiempo con sus piadosos edictos.
- Eres grande, sin duda .... pero (perdona la obser
vacion de tu esclavo ) mi sencillez es de opinion que pue
den preguntarte por qué no informaste á la augusta
Pulqueria de la conspiracion de Cirilo.
-Di que enviamos un mensajero hace tres meses;
pero que.... Inventa algo que le haya sucedido, estúpi
do , y sácame del apuro.
-¿Supondré que le mataron los árabes en las cerca
pias de Palmira?
-Deja ver.... No. Pudieran querer averiguar la ver
dad .... Lo mejor es decir que se ahogó, pues nadie irá
á preguntar á los tiburones.
-Habiéndose ido á pique entre Tiro y Creta , de cuya
calamidad no se salvó mas que un hombre en una balsa ,
el cual , despues de estar espuesto durante tres semanas
á la furia de los elementos, fué recogido por un buque
que volvia de conducir granos.... A propósito , ¿qué diré
de esos barcos de trasporte que no se han hecho a la vela?
- Cabeza de Augustol Me babia olvidado de ellos ab
solutamente . Dí.... dí que la peste estaba asolando el
puerto de tal manera , que temí llevasen la infeccion a la
capital del imperio, y baz que partan mañana.
La cara del secretario se dilató.
-Mi fidelidad se vé obligada á manifestarte , aunque
452 HIPATIA .

incurra en tu justa indignacion , que la mitad de ellos


han sido descargados á consecuencia de tus generosas
dádivas de los dos últimos dias.
Orestes prorumpió en un juramento terrible.
-Oh! ¡Si la multitud vo tuviese mas que una gar
ganta , de modo que pudiera darle un eméticol Bien ,
compraremos mas granos, no babrá otro remedio.
La cara del secretario se dilató aun mas.
-Los judíos, augustisimo...
-¿Qué dicen? esclamó el infortunado prefecto.
Mi asiduidad ha descubierto esta tarde que han es
tado comprando y esportando cuantas provisiones han
podido obtener.
- Bribones ! Entonces sabian el desastre de Hera
cliano .
-Me temo que tu sagacidad ha acertado. Se les ha
visto apostar en grande contra el feliz éxito de su espe
dicion la última semana, en Canope y en Pelusio .
- La última semanal Entonces Miriam me engañó á
sabiendas .
Y Orestes prorumpió en furiosos gritos.
-¡Hola ! ... ¡qué venga el tribuno de la guardia! ¡Cien
monedas de oro al hombre que me traiga viva á la he
chicera !
-Es imposible cogerla viva .
-Pues muerta.... que me la traigan de cualquier
modo. Vé, perro caldeo .... ¿ Vacilas ?
-Nobilísimo señor, dijo el secretario postrándose y
besando los pies do su amo.... Ten presente que tocar
á un judío es tocarlos a todos. ¡Acuérdate de las escri
turas! Acuérdate de... , de.... tu augusta reputacion, en
una palabra.
HIPATIA . 453

-Levántate, animal , y dime lo que quieres, como un


ser humano. Si la vieja Miriam muere, con ella morirán
mis escrituras, ¿no es así?
-¡Ah, señor! Tú ignoras las costumbres de esa raza
maldita . Los judíos se miran como hermanos, y se ayu
dan mútuamente sin retribucion alguna; así, pueden sa:
quear a todos y mudarse desde el primero hasta el últi
mo. No creas que tus escrituras están en manos de Mi
riam. Hace meses que han sido trasferidas, y al presente
tus verdaderos acreedores se encuentran en Cartago, Ro
ma ó Bizancio, desde donde te atacarán; mientras que lo
que hallarias si te apoderases de las propiedades de la
vieja hechicera , se reduciria á papeles, inútiles para ti ,
>

pertenecientes a los judíos de todo el imperio, que se le


vantarian como un solo hombre en defensa de su dine
ro . Créemne, es una red interminable . Si tocas á uno , los
tocas a todos .... Además, mi diligencia, esperando una
órden por el estilo , se ha tomado ya la libertad de averi.
guar el paradero de Miriam ; pero siento decirte que nin
guno de tus criados lo conoce .
- ; Mientes! esclamó Orestes .... Prefiero creer que
has advertido á la vieja para que se pusiese en salvo .
Orestes acababa de decir, por la primera vez de su
vida, la exacta verdad .
El secretario, que tenia tratos particulares con Mi
riam, sintió estremecerse todos los átomos de su piel al
oir estas palabras, y á no haber sido calvo, sus cabellos
le hubieran vendido poniéndosele como puas de erizo;
pero aquella feliz circunstancia hizo que el turbante no
se moviese de su lugar, cuando replicó en los siguientes
términos :
—¡Ay! el fiel servidor no puede sentir mayor disgus
454 HIPATIA .

to que la sospecha inmotivada del sol ante cuyos rayos


postra diariamente su ....
-¡Malditas sean tus perífrasis! ¿Sabes dónde está la
hechicera ?
—¡No! contestó el miserable secretario , puesto ya en
el caso de mentir directamente ; y confirmó su negativa
con tales juramentos, que Orestes detuvo su volubilidad
con un boſeton : le sacó , bajo pena de ser sometido al
tormento si no accedia , mil monedas de oro para repar
tir á los soldados; y por último, concentró a los estacio
narios alrededor de su palacio , con la doble idea de que
le protegiesen en caso de alboroto , y de aumentar las
probabilidades de ese mismo alboroto, dejando los bar
>

rios distantes de la ciudad sin nadie que vigilara .


-Si Cirilo cometiese una imprudencia , abora que
está envanecido con el triunfo ..., contra Ammonio, Hi
patia ú otra persona cualquiera , dándome pretesto
para caer sobre éll Al cabo, la verdad obra mejor que la
mentira de tiempo en tiempo . ¡Oh , si pudiera envene
narlel Pero no hay medio de sobornar á esos eclesiásti
cos ; y en cuanto al puñal , imposible hallar quien por
ningun dinero se decida á que los frailes le hagan peda
zos . No , fuerza es aguardar hasta que la balanza de la
fortuna se incline á mi favor . Los pedantes, como Aris
tides 6 Epaminondas (gracias al cielo, su raza ha muer
to mucho tiempo hace ), llamarian á esto mal modo de
gobernar una provincia ; pero al fin, vale tanto como
cualquiera de los actuales, ó de los que se presenten
basta la conclusion del mundo. Ni debe esperarse que
uno abra un nuevo camino; y en cuanto á mí , no me
apartaré de la sabiduría de mis antepasados ....
AIPATIA . 455

CAPITULO XXIV .

OVEJAS PERDIDAS .

Y Filemon ?
Largo tiempo permaneció en la calle , por la parte
esterior del teatro, demasiado fuera de sí para resol
verse á nada ; y antes de recobrarse , la multitud em
>

pezó a salir por todos lados y á llenar la calle, como


1

corriente desbordada .
Entonces , habiendo oido el nombre de su hermana ,
en tono , ora de lástima , ora de desprecio y horror, mez
clarse con sus coléricas esclamaciones, despertó de su
letargo, y cruzando por en medio de la muchedumbre,
se dirigió a la casa de Pelagia .
Estaba cerrada , y á sus repetidos golpes apareció
en el postigo un negro de insolente cara .
Le preguntó con ardor é instintivamente por Pela
gia , y el negro respondió que no habia vuelto : Wulf
tampoco estaba allí. Entonces se arrimó á la puerta y
aguardó, latiéndole el corazon fuertemente con el temor
y la esperanza .
Al fin se presentaron los godos , atravesando por
entre la multitud en columna cerrada . No traian lite
ras. ¿ Dónde , pues , estaban Pelagia y sus amigos?
¿Dónde la aborrecida figura del Amal? ¿Dónde Wulf y
Smid? Los godos venian precedidos por Goderico y Agil
mundo, con los brazos cruzados , la frente arrugada y
los ojos bajos : el áspero disgusto , no exento de ver
456 HIPATIA .

güenza , que se retrataba en todas las fisonomías, recor


dó á Filemon nuevamente la infamia de su hermana .
Goderico pasó cerca de él , y Filemon preguntó por
Wulf... no atreviéndose á nombrar á Pelagia .
-¡Fuera , perro griego! Bastante hemos visto hoy de
lo que es capaz tu raza . ¿Cómo? ¿tratas de seguirnos?
Y el joven desen vainó su espada tan rápidamente ,
que Filemon apenas luvo tiempo para ponerse de un
salto en medio de la calle; donde esperó ansioso hasta
que la puerta se cerró otra vez , y la casa quedó en el
mismo silencio de antes.
Estuvo allí por espacio de una hora , mientras que
la multitud se espesaba en vez de alejarse , y los es
parcidos grupos empezaron á formarse en masas y á
recorrer las calles con gritos de : ¡ Abajo los paganos !
¡ Abajo los idólatras! ¡ Venganza contra todos los prosti
tuidos blasfemos !
Al cabo se oyó el paso firme de las legiones , y en
medio de las brillantes líneas de hombres armados ve
nia joh gozo! una serie de literas.
El jóven se avalanzó y llamó repetidas veces á Pe
lagia por su nombre . Una vez le pareció oir que le res -
pondian , pero los soldados le repelieron .
- Está segura , loco у ha visto y sido vista bastante
hoy ya . ¡ Atrás !
-¡Permitidme hablarla !
-Eso atañe á ella ; á nosotros dejarla segura en su
casa .

-¡Permitidme entrar con vosotros , os lo suplico.


-Si quieres entrar llama cuando nos hayamos ido,
que si tienes ocupacion dentro , supongo te abrirán.
Afuera , tonto importuno!
>
HIPATIA . 457

Y un golpe dado con el regaton de la lanza en el


pecho , le envió rodando hasta media calle; mientras
que los soldados, una vez desempeñada su comision, se
volvieron con la misma estólida indiferencia . En vano
Filemon llamó de nuevo á la puerta : la única respuesta
que recibió fueron maldiciones y amenozas del negro ;
al fin , desesperado, subió por una calle y bajó por
otra, empeñándose inútilmente en formar algun plan
de accion , hasta que el sol se puso .
Entonces , rendido de fatiga , tomó el camino de
su casa . Asaltóle la idea de acudir á Miriam ; si bien
cra repugnante pedir auxilio á la vieja , verdadera
causa de la vergüenza de su hermana . Pero quizá
consiguiese para él una entrevista con Pelagia, segun
lo habia prometido . ¡Recordó en seguida la condicion
que habia puesto la vieja á su socorro ; recordó que
debia ver á su hermana y dejarla en el mismo esta
do ! ... ¡Horrible contradiccion ! Pero ¿no podia valerse
de Miriam para sus fines ? ¿Tenderle un lazo?... ¿Enga
ñarla? ... porque á esto se reducia . La tentacion fué
grande; mas solo duró un momento. ¿ Habia de corrom
per tan pura causa con la falsedad ?... Y pasando apri
sa por delante de la puerta de Miriam , que apenas se
atrevió a mirar, no fuera que la tentacion le acometiese
de nuevo , subió a su cuartito , abrió la puerta y se de
tuvo asombrado.
Una mujer cubierta con un largo velo negro, estaba
de pie en el centro de la habitacion ....
-¿Quién eres? ¡Este sitio no es para tíl esclamó File
mon al cabo de un minuto. Ella respondió únicamente
con un estremecimiento y un suspiro.... El jóven per
cibió , bajo los pliegues del velo, un chal de color de
458 HIPATIA .

azafran , que conocia muy bien , y avalanzándose á ella


como el leon al cordero , estrechó contra su seno a su
hermana .
El velo cayó de su hermosa frente . Miró por un ins
tante á Filemon como asustada , pero no halló mas que
amor en su fisonomía .... Y reuniendo sus corazones, los
hermanos mezclaron sus santos ósculos , como en satis
faccion de las dudas de su mútuo cariño .
Muchos minutos pasaron en silenciosa alegría.... Fi
lemon no esaba hablar ; no se atrevia á preguntarla có
mo estaba allí.... ni á despertar el recuerdo del horri
ble presente con preguntas sobre lo pasado, sobre sus
padres , su pátria , su historia .... ¿No le bastaba tenerla
á su lado? ... ¿No le bastaba ver que por su propia vo
luntad .... la oveja estraviada .... habia vuelto junto a
él?... Y sus lágrimas corrian juntas al estrecharse sus
megillas.
Al cabo Pelagia habló .
-Debiera haberte conocido .... ¡ Te conocí desde el
primer dial Cuando me dijeron que te parecias á mí,
senti estremecerse mi corazon , y una voz murmuró....
jpero no queria oirla ! ¡ Me avergonzaba .... sí , de conocer
á mi hermano, por quien habia suspirado y al que habia
buscado tanto tiempo ! ... Me avergonzaba de pensar que
tuviese hermano.... ¡Dios mio! ¿Y cómo no habia de
avergonzarme?
Y se desprendió de los brazos del jóven, arroján
dose en el suelo .
-¡Písame ! ¡maldiceme!... Haz de mí lo que quieras,
menos separarme de él .
Filemon no tuvo valor para contestarla ; pero hizo
un ademan involuntario de doloroso disentimiento.
HIPATIA . 459

-No! ¡Llámame como merezcol... Como él acaba de


llamarmel... ¡ pero no me lleves lejos de aquí! ¡Hiére
me , como él acaba de herirmel ... ¡Todo , menos su au
sencia !
-¿Te ha herido ? ¡Maldigale Dios !
-Abljno le maldigasl ... No hizo mas que tocarme....
y yo tuve la culpa.... Le irrité.... Le reprendi.... Esta
ba loca .... ¡Oh! ¿por qué me habrá engañado? por qué
me dejaria bailar ? ¿ por qué me lo ordenaria?
-¿Ordenártelo ?
-Dijo que no debíamos faltar á nuestra palabra. No
quiso oirme cuando le contesté que podíamos negar la
oferta hecha . Le dije que promesas empeñadas en mo
mentos de embriaguez , no debian cumplirse.... Y Ores
>

tes estaba tambien ébrio. Pero me respondió , que po


dia enseñar á un godo á ser lo que me diese la gana ,
menos á mentir.... ¿No era raro este modo de ha
blar?... Y Wulf le aconsejó que se mantuviese firme, y
le bendijo por ello.
- Tenia razon , dijo Filemon suspirando.
-Entonces me figuré que me amaria por obedecerle,
aunque lo dudaba . ¡Oh, Dios! ¡Cuánta repugnancia sen
9

tial ... Pero ¿ cómo habia de imaginar que le disguslase


el que cumpliera su mandato ? ¿Quién ha visto á na
die obrar por su voluntad , y sin embargo contra su
gusto?
Filemon suspiró otra vez , cuando la pobre salvaje
civilizada le manifestó, sin el menor artificio, hasta dón
de llegaban sus tinieblas morales . ¿ Qué habia de decir?
No lo sabia.... El mal era tan patente, que cualquiera
de los chicos de escuela de Cirilo hubiera señalado el
remedio . Pero ¿ cómo decirlo ? ¿ Cómo decir á Pelagia,
460 HIPATIA .

ante todo, que no habia esperanza de que se casase con


el Amal , y que así , no encontraria paz hasta que re
nunciara á él completamente ?
-¿Entonces aborreces al .... al?... dijo el monge bus.
cando algun rayo de luz.
Aborrecerle ! ¿ Acaso no le pertenezco en cuerpo y
alma?... ¿ Acaso no soy suya .... solo suya? Y sin embar,
go.... ¡ Oh ! debo decirtelo todo.... ¡Cuando las otras jó.
venes y yo empezamos á ensayar , los antiguos senti
mientos se renovaron .... el placer de ser admirada y
aplaudida ..., además , el baile es tan delicioso ! ¡Es tan
>

delicioso saber que se está haciendo algo de una hermo


sura perfecla , y en que no se tiene iguall... Y él vió
que me gustaba el baile , y por eso me despreció ....
Como si mucha parte del trabajo que me tomé no fuera
para agradarle , para mostrar en su presencia de lo que
era capaz , para arrancar admiracion y depositarlo todo
luego á sus pies, haciendo decir otra vez al mundo:
« Toda Alejandría la adora , y no obstante , prefiere ese
>

godo á .... ) ¡Pero me engañaba, como hombre que es!


Queria disfrutar de mis sonrisas hasta el último mo
mento, y en seguida repelerme, aprovechando la pri
mer escusa .... Demasiado cobarde para censurarme,
dejó que me arruinara yo misma , evitándose así el tra
bajo de arruinarme él . Hombres! (Hombres! ison todos
iguales! Nos aman por su propio interés , y nosotras los
amamos por interés del amor. Vivimos por amor , mo
rimos por amor , y con tudo no lo hallamos nunca , sino
egoismo con máscara de amor.... ¡Y así lo aceptamos ,
pobres, sensibles y ciegas criaturas! ... ¡Y a pesar de los
envenenados corazones que nos rodean , nos persuadi
mos que entre todos los hombres sin fé, hay uno inca
HIPATIA . 461

paz de mudanza , nuestro tirano, al que creemos mas


que hombre !
-

--Pero te ha engañado , y no te debe quedar duda de


tu error . ¡Déjale, pues , como merece!
Pelagia le miró con tierna sonrisa .
-¡Pobrecillo! ¡Qué poco entiendes de amor!
Filemon , sin saber qué pensar de esta nueva y es
traña faz de la pasion amorosa , no acertó á decir mas
que :
-¿Y no me amas tambien á mí, hermana mia?
-Que si no te amo? ... ¡ Pero no como le amo á él !
Oblcalla , callal... jaun no puedes comprender !...
Y Pelagia se cubrió el rostro con las manos, tem
blándole entretanto convulsivamente los miembros ...,
- Debo hacerlol ¡Lo debo! 1A todo me atreveré , por
el amor ! ¡ Vé á ella !... já la filosofa !.. já Hipatia ! ¡ Ella te
ama ! ¡Lo sé ! y te escuchará, al paso que á mí no me
daria oido .
-Hipatia? ¿ Ignoras que estuvo sentada en el teatro,
contemplando inmóvil?...
-¡Fué allí por fuerzal Orestes la obligó, segun me ha
dicho Miriam , y lo conocí en su semblante. Cuando pasé
junto á ella , miré hacia arriba , y estaba pálida como
el marfil, y trémula. Habia una sombra oscura en tor
no de sus ojos , y ví que habia estado llorando. Por
>

cierto que me burlé , en mi loca presuncion , y dije:


«Mas parece que van á crucificarla , que no que vá a
casarse.... ¡Pero ahora , ahora ! ... ¡Oh , vé a ella! Dile
que le daré cuanto poseo .... joyas, dinero, vestidos , ca
sal Dile que yo.... yo misma.... le suplico me perdone
que me arastraré á sus pies y la rogaré, si lo exige.
Solo le pido en cambio que me enseñe .... que me ense .
462 JIPATIA .

ñe á ser sábia , buena , honrada y respetada como ella


lo es . Suplícala que revele á una pobre y desolada mu
jer su secreto. Ella puede hacer que el viejo Wulf y él ,
y aun Orestes y los magistrados, me respeten .... ¡Rué
gala que me enseñe a ser como ella , á conseguir que él
me respete , y le daré todo.... todo !
Filemon vacilaba . Habia en su interior algo que le
advertia, como el demonio á Sócrates, que todo empeño
en el particular seria inútil . Se acordaba del teatro, del
lábio firme y comprimido de Hipatia, y en su furor con
tra el ídolo que adoraba poco antes, no hacia memoria
de los hundidos ojos que tan gran agonía espresaban .
-¡Oh , vé, vél Te repilo que estaba allí contra su vo
luntad. Sentia por mí, lo conocí.... ¡Oh , Dios! cuando yo
no sentia por mí misma . Y la odiaba , porque parecia
despreciarme en mi loco triunfo . Ahora, de seguro, no
me despreciará en mi miseria .... ¡ Vé, vél ó me reduci
rás al estremo de ir yo inisma .
No habia sino un camino que emprender.
-¿Me aguardarás aquí? ¿No me dejarás otra vez ?
- No. Pero no te detengas. Si sabe que estoy fuera,
creerá.... ¡ Cielos que me male , pero que no tenga ce
los nunca de mil ¡Vé al instantel Toma esto como pren
da ... , es el cesto que llevaba en el teatro. Objeto terri
ble! ¡Me es insoportable su vista! Mas le trage con idea,
si no le hubiera arrojado al canal . Tómalo, idi que es
solo una prenda .... una prenda de lo que le daré !
Dentro de diez minutos estaba Filemon en casa de
Hipatia. La servidumbre parecia llepa de terror, reipa
ba mucho desórden y se veian soldados por todas par
tes. Al fin pasó la doncella favorita de Hipatia y le co
noció . Su señora no podia recibir á padie; y en cuanto á
HIPATIA . 463

Teon, se babia encerrado tambien . Filemon necesitaba,


queria hablarle , y alegó sus razones tan apasionadamen
te y con tal dulzura, que la doncella, tierna de corazon é
incapaz de resistir á tan hermoso suplicante, le condujo
á la librería , donde el anciano, pálido como la muerte,
se estaba paseando arriba y abajo , casi fuera de sí de
terror .

El mensaje de Filemon encontró al principio oidos


indiferentes .
--¡Un nuevo discípulo! ¡ Buen tiempo es este de disci
pulos, cuando ni mi casa , ni la vida de mi hija están se
guras! ¡ Miserable de mí, que con mi loca ambicion y mi
codicia la he hecho caer en el lazo ! ... ¡Oh , hija mial lhija
mial jmi único tesoro! ¡Oh! la maldicion que ha de abru
marme será doble , sí...,
-Ella no pide mas que una entrevista . 1

- Con mi hija ! ... ¿Pelagia? ¿ Tratas de insultarme?


Supones, aun cuando su piedad la impulsara á degra
darse á sí misma , que yo la permitiria contaminar de
ese modo su pureza ?
--Tu terror escusa tu grosería .
- Groseríal... Quien la ha cometido eres tú, vinien
do á molestarnos en tales momentos.
-Entonces esto me escuse quizá á tus ojos.
Y Filemon sacó el cesto .
-Tú eres mejor juez que yo, tocanteá su valor. Pero
estoy comisionado para decir que es solo una prenda de
lo que ella dará diariamente y de una vez, alargándose
hasta la mitad de su riqueza, por el honor de ser disci
pula de tu hija .
Y puso en mesa el cinturon adornado de joyas.
El anciano se detuvo . Las esmeraldas y perlas bri
464 HIPATIA .

Ilaban como la via láctea . Las miró, y continuó paseando


con mas lentitud.... ¿Qué podria valer? A lo menos pa
garian todas sus deudas.... Y despues de andar arriba y
abajo otro minuto delante del cebo , se volvió a Fi
lemon .
-Si me prometieses no hablar de ello a nadie ....
-Lo prometo.
-¿Y en caso de que mi hija, como creo , se nie
gue? ...
-Que se quede con las joyas. Su dueño ha aprendi
do , gracias a Dios , á despreciarlas y aborrecerlas. Que
se quede con las joyas .... y con mi maldicion. ¡Haga
Dios conmigo lo mismo, y aun mas, si volviese á verla en
mi vida !
El anciano no oyó las últimas palabras de Filemon .
Habia cogido el ceñidor con el ansia de un cocodrilo y
corrido al cuarto de Hipatia , mientras que Filemon per
maneció en la libreria , poseido de una nueva y terrible
duda. ¿ Degradarse ? ¿ Contaminar su pureza? Si esta
idea seria el fruto de toda la filosofía de Hipatia! Si no
produciria mas que egoismo, orgullo, fariseismo! ¿ No
los habia producido ya ? ¿Cuándo la babia visto socorrer
ni siquiera compadecer al pobre, al desvalido? ¿ Cuándo
la habia oido pronunciar una sola palabra de verdadera
simpatía hacia el infeliz.... hacia el pecador ?... Perdi
do estaba aun en estos pensamientos, cuando Teon vol
vió a entrar con una carta de « Hipatia á su muy amado
discípulo.
« Te compadezco .... ¿cómo no lo haria ? .. aun 'mas, te
doy las gracias por tu peticion, pues me muestra que
mi involuntaria presencia en el horrible espectáculo de
hoy, no ha alejado de mí un alma , cuyas mas nobles es
HIPATIA . 465

peranzas habia fomentado, y para la cual habia traza


do el mas alto destino . Pero.... ¿cómo lo diré? Pregún
tate á tí mismo si no tiene que sobrevenir un cambio en
esa por quien pides , antes que ella y yo podamos ver
nos. No soy tan inhumana que te culpe por haberte di
rigido á iní con semejante súplica; tampoco á ella la cul
po de ser lo que es. Debe seguir su naturaleza ; ¿quién
ba de irritarse contra ella , si el destino ha querido for
mar tan hermoso animal con espíritu tan grosero y ter .
reno ? ¿Por qué se ha de compadecerla ? Polvo es , y al
polvo tiene que volver; mientras que tú, en quien al na
cer descendió una chispa mas divina , debes elevarte y
dejar sin pena en el fango á una persona unida á tí tan
solo por los falsos y pasajeros vínculos de la carne. »
Filemon estrujó la carta en sus manos y salió de la
casa sin despegar los lábios.
La filosofía no tenia, pues , evangelio para la prosti
tuta . ¡En su boca no habia una palabra para el peca
dor, para el ente degradado! Pelagia debia seguir su
destino, y ser baja , miserable, condenarse á sí misma .
Debia ahogar la voz de la conciencia y de la razon , siem
pre que se despertasen dentro de ella, y creer por fuer
za que estaba destinada a ser , lo que conocia que estaba
destinada a no ser . Debia cerrar los ojos á la miseria
presente y palpable que le advertia , con la voz de Dios
mismo, que las olas del pecado son muerte. Era polvo,
y al polvo habia de volver. ¡ Gloriosa esperanza para
ella , para él , que se sentia dispuesto á renunciar á una
eterna dicha, si la separaba de su recien hallado tesoro !
¡ Polvo era, y al polvo habia de volver!
¡Desgraciada Hipatia! Si necesitaba aplicar mal , se
gun la costumbre de su escuela, uno ó dos textos de las
30
466 HIPATIA .

Escrituras hebreas , ¿qué idea fatal le indujo á citar este ?


Porque entonces brillaron de repente en la memoria
de Filemon, con letras de luz, viejas palabras olvidadas
durante muchos meses , y antes de advertirlo , se encon
tró repitiendo en voz alta y con pasion: «Creo en el per
don de los pecados , en la resurreccion de la carne, en
la vida perdurable .... Y entonces se presentó ante él
clara У hermosa la vision del Dios - Hombre cuanto esta
ba sentado a la mesa del Farisco, y la de la mujer que
le lavaba los pies con sus lágrimas y se los limpiaba con
el cabello .... Y desde lo mas hondo de su afligido cora
zon esclamó : « Bienaventurada Magdalena , interceded
G

por ella . »
Hasta ahí pudo elevarse, pero no pasar mas allá.
Porque la idea del Dios-Hombre se retiraba á alturas
cada vez mas terribles é insondables en los entendimien
tos de una generacion que olvidaba su amor en su po
der , y prácticamente perdia de vista su humanidad al
sostener con tal ardor doctrinal su divinidad . El cora
zon de Filemon era eco del espíritu de su siglo, cuando
juzgó presuncion en un apóstata como él pedir luz o ayu
da a la cabeza misma . ¿Cómo , despues de haber negado
á su Señor, y de haberse apartado voluntariamente de
la comunion de la Iglesia Católica, podria entrar de nue
vo en ella y apaciguar la cólera de aquel que habia muer
to en la cruz, á no será costa de muchos años de ora
cion y penitencia ?
- Necio de mí ! ¡Cuán ambiciosa y vana ha sido mi
necedad! ¡ Por esto he renunciado a la fé de mi niñez!
¡Por esto he escuchado palabras que me hacian estre
mecer, he gemido bajo el peso de mis dudas y disgustos,
y he tratado de persuadirme que los reconciliaria con
HIPATIA . 467
el cristianismo.... que ajustaria una mentira en el mol
de de la verdad ! ¡ Por esto alimento la loca esperanza de
llegar á ser distinto de los demás hombres, superior á
mi especie! No me bastaba ser un hombre hecho á la
imágen de Dios, sino que necesitaba ser Dios, conocedor
del bien y del mal .... ¡Y este es el resultado ! ¡Apelo á
mi filosofía para que me ayude en una verdadera lucha
humana, y se cruza de brazos , serena y silenciosa, rién
dose de mi miseria ! ¡Oh , necio , necio ! ahí tienes el fru
to de tus designios! ¡ Vuelve a tu antigua fé! ¡ Vuelve
á tu casa despues de tantas escursiones ! ¿Y cómo he de
volver ? ¿No se me han cerrado las puertas? Quizá ta'm
bien á ella.... ¿No podrá ser que , como á mí, se le haya
administrado el bautismo?
Esta idea le asaltó terrible y desconsoladora, cuando
en la primera reaccion de su conciencia retrocedió en
tera é implicitamente á la fé de su niñez, y se le repre
>
sentaron todas las teorías populares de su época con to
dos sus terrores . En la inocente sencillez de los Lauros
nunca habia sentido su fuerza ; ahora era diferente. Si
Pelagia estaba bautizada , ¿no la aguardaban penas eter
nas? Ante ella , como ante él , se dibujaba una vida de
frio y hambre, de suspiros y lágrimas , de soledad y hor
rible incertidumbre . En lo porvenir , la vida seria para
ambos un calabozo . ¡Que lo fuese ! No habia otra cosa
en que creer. Era la única roca de esperanza en la tier
ra y en el cielo . Esto á lo menos ofrecia alguna posibi
lidad de perdon, de enmienda, de virtud , de recompen
sa.... si, de eterna gloria y bienaventuranza . Y aunque
Pelagia no lograse nada de esto , mejor para ella era
una celda en el desierto, que una vida de impuras or
gías . Si este último era su destino, como decia Hipatia ,
:
468 HIPATIA .

á lo menos moriria combatiendo contra él, desafiándolo,


maldiciéndolo. La virtud con infierno debia preferirse
al pecado con cielo. Además de que Hipatia no le habia
prometido ni aun cielo. La resurreccion de la carne era
una idea demasiado material para su elevada У refina
da creencia. Así, el sueño del monge, que habia durado
cuatro meses, se disipó en un instante y corrió á su
cuarto con un pensamiento fijo .... el desierlo.... y allí
una celda para Pelagia y otra para él . Allí se arrepen
tirian , rogarian , pasarian la vida gimiendo uno junlo á
otro, si Dios tenia misericordia de sus almas . Sin em
bargo ..., tal vez no se la hubiese bautizado, y enton
ces estaba segura. Como otros individuos del paganismo,
entraria en la clase de catecumena , y se bautizaria , la
vando el agua mística en un momento todo lo pasado,
y comenzando para ella una nueva vida con el puro ro
paje de la inocencia. Pero él habia sido bautizado , lo sa
bia por Arsenio, antes de dejar á Atenas, y Pelagia le
escedia en edad . Era imposible que fuese pagana ; aun
que no perdia la esperanza... Sin aliento, con tanta an
siedad y escitacion, subió corriendo las estrechas es
caleras y halló á Miriam á la puerta de su cuarto , con
la mano en el pestillo, inclinada , en la apariencia, á dis
putarle el paso.
-¿Está aun dentro?
-¿Y qué tenemos con que esté ?
-Déjame entrar en mi cuarto.
-¿Tuyo? ¿Quién ha pagado por ti el alquiler en los
últimos cuatro meses? ¿Qué vas á decirla ? ¿Qué harás
por ella? ¡Jóven pedante , es preciso que ames antes de
poder ayudar á infelices criaturas enamoradas!
Pero Filemon la empujó tan furiosamente , que la
HIPATIA . 469
vieja tuvo que dejarle libre el paso, y con siniestra son
risa le siguió.
Pelagia se precipitó hácia su hermano.
-¿Quiere ?... ¿ Quiere verme?
-No hablemos mas de ella, querida, dijo Filemon
poniendo con dulzura sus manos en los hombros de la
jóven y mirándola fijamente .... Mejor es que los dos, sin
auxilio de personas estrañas , procuremos conseguir
nuestra libertad .... ¿ Confias en mí?
-¿En tí? ¿Y eres capaz tú de ayudarme? ¿Me ense
ñarás tú ?
-Sí; mas no aquí .... Debemos huir de estos sitios....
Oye, óyeme por un momento, querida hermana . ¿Eres
tan feliz aquí, que no puedas concebir un punto me
jor? ¿Y (pluguiera á Dios que no fuese verdad! ) no hay
luego un infierno ?
Pelagia se cubrió el rostro con las manos .
-El anciano monge me advirtió eso mismo.
-¡Oh! aprovecha su advertencia ....
Y Filemon empezó á bablar del lago de fuego y plo
mo derretido, como estaba acostumbrado á oir en boca
de Pambo y Arsenio; Pelagia le interrumpió .
- Oh , Miriam! ¿Es cierto? ¿Es posible? ¿Qué va a ser
de mí? esclamó la pobre jóven.
-¿Y qué habria con que fuese cierto? Que diga cómo
te salvará de semejante destino, respondió Miriam tran
quilamente.
-¿No la salvará el Evangelio.... incrédula judía? No
me contradigas. Puedo , sí. ¿No es capaz de arrepenti
miento ? ¿No lo es de mortificar esas bajas pasiones? ¿No
puede obtener el perdon ? ... ¡Oh, mi amada Pelagia !
perdóname que haya soñado un momento en hacer de tí
470 HIPATIA .

una filósofa , cuando está en tu mano ser una santa de


Dios , una ....
De repente se detuvo por haberle asaltado la idea
del bautismo , y con voz trémula le preguntó :
-¿Estás bautizada ?
-¿Bautizada? dijo la joven sin entender casi el vo
cablo .
-Si.... por el obispo .... en la iglesia ....
-¡Ah! contestó, ahora me acuerdo .... Tenia de siete
á ocho años.... Habia allí una fuente y señoras que me
desnudaron .... Y luego me metieron dentro, y un an
ciano me sumergió la cabeza en el agua tres veces....
Me he olvidado de lo que significaba todo aquello....
zbace tanto tiempo! Lo que sé es que usaba despues un
vestido blanco .
Filemon retrocedió con un gemido .
-¡Desdichada! ¡ Dios tenga misericordia de tí!
—¿No me perdonará ? Tú, sin embargo, me has per
donado , y Él..... Él debe ser mejor que tú . ¿ Por
qué no ?
-Él te perdonó libremente , cuando fuiste bautizada ,
y no te perdonará segunda vez , áa menos que....
- A menos que no deje mi amor ! esclamó Pelagia .
-Cuando el Señor perdonó á la bienaventurada Mag
dalena , y le dijo que su fé la habia salvado.... prosi
guió viviendo en medio de los placeres de este mundo?
¡No! Aunque Dios la habia perdonado, ella no se perdo
nó á sí misma . Huyó al desierto, y allí, desnuda y des
calza, sin mas vestido que sus cabellos, alimentándose
de la yerba del campo , estuvo ayunando y orando has
ta el dia de su muerte , sin volver á ve el rostro de
ningun hombre , visitada y confortada solo por ángeles
HIPATIA . 471

yy arcángeles. Y si ella, aá pesar de no haber delinqui


do de nuevo, necesitó tan larga penitencia para salvar
se.... ¡Oh, Pelagia! ¿qué no exigirá Dios de tí, habiendo
quebrantado el voto del bautismo y contaminado la
blanca vestidura que las lágrimas de la penitencia úni
camente pueden restituir a su primitiva pureza?
-¡Pero yo no sabia nada de eso! ¡Yo no pedí que me
bautizasen ! ¡Crueles, crueles padres que me habeis con
ducido á tal estremo! ¡Cruel Dios , que me perdonaste
tan temprano ! ... ¡ Ir á los desiertos! ¡ Ah! ¡No me atre
vo! ¡No puedo! ¡ Soy tan delicada , tan tiernal ¡Me mori
ria de hambre y de frio! ¡Me volveria loca de miedo en
aquella soledad ! ¡Oh , hermano , hermano! ¿es este el
Evangelio de los cristianos? Vengo á tí para que me en
señes á ser sábia , buena y respetada , y me dices que
todo lo que puedo hacer es pasar aquí una horrible
vida de tormento , a ver si acaso me libra de las eternas
penas. ¿Y cómo sé que me libro de ellas ? ¿Cómo sé que
me salvaria? ¿ Es esto cierto , Miriam ? Respóndeme, ó
perderé el juicio .
-Sí, dijo Miriam con burla . Ese es el Evangelio y
esas son las nuevas de salvacion , segun la doctrina de
los Nazarenos .
- Iré contigol esclamó Filemon . ¡Iré y no te aban
donaré nunca ! ¡ Tambien yo tengo pecados que lavarl ...
¡Feliz si consigo lavarlosl ... Te construiré una celda al
lado de la mia, y hombres benévolos nos enseñarán , y
rogaremos juntos dia y noche por nosotros y por los
demás hombres , y acabaremos juntos nuestras tristes
vidas....
-Vale mas que muramos aquí de una vez, dijo Pela
gia con desesperado ademan, arrojándose al suelo.
472 HIPATIA .

Filemon iba á levantarla , cuando Miriam le cogió por


el brazo y le dijo en voz baja y de prisa :
-¿Estás loco? ¿Quieres destruir tu propia obra? ¿Por
qué le has hablado en estos términos ? ¿Por qué no aguar
dar.... por qué no darle esperanza .... tiempo para re
cogerse en sí misma y renunciar a su amante, en vez de
aterrarla y disgustarla desde el primer momento, como
has hecho? ¿Tienes corazon humano ? Ni una sola pala
bra consoladora para esta pobre criatura , sino infierno,
infierno, infierno .... Primero dirige la vista á tí, y con
sidera que tu peligro de descender a él , es mayor de lo
que imaginas.
--No puede ser mayor de lo que yo imagino .
- Considéralo bien , pues! En cuanto á Pelagia .... in
feliz jóven.... hasta nosotros los judíos , que sabemos
que todos vosotros, gentiles, estais igualmente senten
ciados al Gehenna , concebimos alguna esperanza res
pecto de esa pobre criatura , que ha carecido de toda
instruccion .
--¿Y cuál ha sido la causa? ¡ Miserable de til ¡ En tu
mano estuvo su educacion , y tú la sepultaste en el pe
cado y la vergüenzal Tú arrancaste de su memoria la
fé en que nabia sido bautizada ,
-

-Tanto mejor para ella si su recuerdo no la hace mas


feliz de lo que hemos visto ya .... Mejor es despertar
inesperadamente en el Gebenna , que vivir con su te
mor un dia y otro dia . En cuanto á no haberla instrui
do, tú eres testigo de que no se le ha enseñado poco.
Primero debieras maldecir á tus padres por haberla
bautizado , que á mí por haberle proporcionado diez
años de deleite antes de que vaya al abismo de Joséf.
Ea , no te irrites conmigo. La vieja judía es tu amiga,
HIPATIA . 473

por mucho que la desprecies. Pelagia se casará con ese


godo.
-¿Con un herege arriano?
-Ella le convertirá y hará de él un católico, si quie
res . De todos modos, si deseas atraerla á tu partido, ha
brás de seguir la marcha que te he trazado. Has puesto
en planta inútilmente tus medios; déjame ahora poner
los mios. ¡Pelagia, querida Pelagial Levántate y sé mu
jer! Abajo encontraremos un filtro que dar á ese in
grato , y que le enamorará mas de tí mañana por la ma
nana que lo que ha estado nunca .
-Nol dijo Pelagia alzando los ojos, ¡Nada de filtros!
¡Nada de venenos!
--¡Venenos, loquilla! ¿Dudas de la habilidad de la
anciana? ¿ Crees que yo le privaré de la razon , como
hizo Calisfira el año pasado con su amante , por fiarse
de las drogas de la vieja Megera y no acudir á mí?
-¡No! ¡Nada de drogas ni de mágial ¡ Ha de amarme
realmente y no de otro modo ! ¡ Ha de amarme por mí
misma , porque sea digna de su amor , porque me honre
y me adore .... Ó déjame que muera! ¡Hasta cuando mis
sentimientos eran mas bajos, me he jactado de no tener
que usar de semejantes medios de conquistar, como Afro
dita , siendo reina en el uso de mi derecho! ¡No he ne
cesitado mas filtro que yo misma; en el momento que
necesite otro , quiero morir!
-¡Tan loca la una como el otrol esclamó Miriam per
pleja. ¡Chiss! ¿Qué pasos son esos en la escalera ?
En aquel momento se oyeron efectivamente pasos
de gente que subia.... Los tres se miraron llenos de ter
ror. Filemon, creyendo que fuesen monges en su busca ,
Miriam , suponiéndoles guardias de Orestes que viniesen
474 HIPATIA .

por ella , y Pelagia , porque le asaltaban temores vagos


de todo....
--¿Hay otro cuarto mas adentro? preguntó la judía .
--Ninguno.
La vieja apretó los lábios y sacó su puñal . Pelagia
se cubrió el rostro con el manto y permaneció en pie
trémula, inclinada hacia adelante , como si aguardase
otro golpe. La puerta se abrió , pero no entraron ni
monges ni guardias, sino Wulf y Smid .
-¡Hola, señor monge! esclamó el último riéndose.
¿ Velos por aquí? ¿Dedicada á tu antiguo comercio, dig
na portera del infierno? Bien , márchate ahora ; tenemos
algo que decir á este jóven .
Y sin que sospechasen nada los dos godos, Pelagia
y Miriam bajaron precipitadamente la escalera .
-A lo menos la joven parece un poco avergonzada
de su escursion .... Wulf, empieza ya y habla bajo; yo .
cuidaré de que nadie escuche á la puerta.
Filemon fijó en aquellos dos individuos con marca
do disgusto una mirada escudriñadora. ¿Qué derecho
tenian ellos ni nadie de interrumpir en aquel momen
to su miseria y su infortunio ? ... Pero no tardó en
desarmarle el viejo Wulf , que se adelantó hacia él ,
y le alargó su mano ancha y morena.
Filemon la lomó, y en seguida , cubriéndose con las
suyas el rostro, se deshizo en lágrimas.
Obraste bien . Eres un chico valiente. Si hubie
ras sucumbido, cualquiera se estimara honrado mu
riendo como tú .
-¿Estábais , pues, allí? preguntó Filemon con so
llozos .
-Estábamos .
HIPATIA . 475

-Y lo que es mas, dijo Smid , algunos de nosotros


habíamos decidido saltar y abrirte paso. Un hombre,
por lo menos , á quien conozco , sintió su vieja sangre
caliente en aquel instante como si contase catorce años.
¡Miserables! ¡Y al cabo silbarla ! ¡Oh! ¡Si antes de morir
tuviese una hora para acuchillarlos !
-¡La tendrás! dijo Wulf. Jóven , ¿ quieres ver en tu
poder á tu hermana?
- Imposible.... imposible. Ella no dejará nunca al
Amal .
-¿Estás seguro de eso ?
-Así me lo ha dicho no hace diez minutos . Ella era
la que salia cuando entrásteis .
Smid lanzó una maldicion, en que se pintaban su
asombro y sentimiento.
- ¡Si la hubiera conocido! ¡Por el alma de mis pa
dres, se habria cerciorado de que era mas fácil venir
aquí que volver á casa !
-Silencio, Srnid . Mejor es así. Jóven , si la pongo en
tus manos, ¿te la llevarás contigo?
Filemon vaciló un momento .
-Sabes ya á cuánto me atrevo. Pero estaria mal usar
de violencia .
-Déjate de consideraciones filosóficas.
-¿Olvidas , principe, la parte concerniente al dinero?
dijo Smid sonriéndose.
-No; pero no juzgo al jóven tan bajo que vacile
por eso .
-Sin embargo , bueno es que sepa que prometemos
enviar tras ella todas sus joyas y ropas, hasta los re
galos del Amal . En cuanto a la casa , no queremos te
nerla alquilada mas tiempo del necesario. Tratamos
476 HIPATIA .

pronto de emprender negocios en mayor escala , como


dicen estos tenderos .... ¿ Eh, príncipe?
-¿Su dinero! ... ¡Dios le perdone! respondió Filemon.
¿Me creeis tan miserable que lo toque? Pero estoy re
suelto . Decidme lo que debo hacer, y lo haré.
-¿Conoces la callejuela que baja hasta el canal, junto
á la pared izquierda de la casa ?
-Sí.
—¿Y la puerta en la torre del rincon , cerca del des
embarcadero ?
Tambien .
~Colócate allí con una docena de monges robustos
mañana despues de puesto el sol, y toma lo que te en
tregue. En seguida, gobiernate como puedas.
-¿Monges? dijo Filemon. Estoy en guerra abierta con
toda la órden .
--Haz, pues, las paces con ella, dijo Smid.
Filemon se estremeció interiormente .
¿ Supongo os será igual que lleve á quien yo
quiera ?
-Lo mismo que el que la sumerjas ó no en el canal
cuando te la entreguemos, respondió Smid : lo primero
es lo que haria un godo si se hallase en tu lugar.
-No atormentes á ese pobre jóven, amigo. Si él cree
poder corregirla en vez de castigarla , dejémosle en
nombre de Freya, que se ponga á ello. Estarás allí, ¿ no
es verdad ? No olvides que te aprecio , y ahora mas
que nunca , porque hablaste como un Saga y te condu
jiste como un héroe. Así, te advierto que si no llevas
contigo una buena escolta mañana a la noche, tu vida
corre peligro. Toda la ciudad anda por las calles, y
solo Odin sabe qué sucederá y quién estará vivo dentro
HIPATIA . 477

de cuarenta y ocho horas. No olvides esto. La multitud


puede ejecutar cosas estraordinarias y verlas ejecutar
mas estraordinarias aun . Si te encuentras seguro aquí ,
po te muevas, dado que estimes su vida y la tuya . Y....
si estás dotado de cordura, haz que te acompañen al
canal monges, aunque cueste á tu orgullo....
--No me parece bien eso, principe. ¡Estás hablando
demasiado! interrumpió Smid ; mientras que el jóven ,
haciendo de tripas corazon, respondió :
-Sea así !
- He ganado la apuesta , Smid , dijo el anciano rién
dose al salir ambos á la calle, con sorpresa y temor.de
todos los vecinos, en tanto que los chicos palmoteaban y
los perros ladraban viendo aquellas estrañas figuras.
-No ha habido juego , no puede haber paga , Wulf.
Mañana veremos .
—¡Yo sabia que ese chico resistiria la prueba ! Estaba
seguro de la rectitud de su corazon .
-
-De todos modos, no hay que temer se porte mal con
la infeliz, si la ama hasta el estremo de postrarse por
ella á los pies de sus enemigos.
-De eso no respondo, dijo Wulf sacudiendo la cabe
za . Esos frailes, segun he oido, creen que su Dios los
ama mas, cuanto mas miserables son ; así quizá crean
que los amará mas , 'cuanto mas miserables hagan á
otros . Sin embargo, eso no nos importa.
:-Harto tenemos que pensar en nuestros asuntos.
Pero acuérdate que no ha habido juego, y que no puede
baber paga .
- Cierto que no. ¡ Qué llenas de gente están las cam
lles! No será posible que veamos esta noche á los guar
dias si esa chusma sigue en aumento.
478 HIPATIA .

-Bastante nos costará, se me figura, el guardarnos


á nosotros. ¿No oyes lo que gritan? Mueran los paga
nos . Mueran los bárbaros . Esto alude á nosotros, como
sabes .
-¿Piensas que nadie, sino tú, entiende el griego? Que
C

vengan .... Nos servirá de escusa para que dure el sa


queo una semana .
--Pero ¿cómo hablaremos á los guardias?
-Daremos un rodeo embarcándonos en el canal . So
bre todo , los hechos los atraerán mejor que las pala
bras. Ellos tendrán que ponerse de nuestra parte , y es
probable que se alegren de nuestro auxilio ; pues si la
multitud ataca a alguien , empezará por el prefecto.
-Y entonces.... imal hayan sus gritos! Cuando los
soldados vean á su cabeza á nuestro Amal , estarán
dispuestos a seguirle á una milla , si antes solo pensa
ban andar una vara .
—No lo dudo , en cuanto a los godos , ' marcomanos ,
dacios ó tracios , ó como quiera que los llamen los ro
manos ; pero no tengo confianza en los hunos .
-¿Maldígalos el cielo! Pero apenas bay veinte espar
cidos en diferentes tropas ; uno de nosotros vale por
tres de ellos , y es seguro que se arrimarán al partido
>

que triunfe . ¡ Además , el atractivo del saqueo , cama


rada! ¿Dónde has visto un huno que no se decida á
marchar, aunque solo le incite el olor de una vela de
sebo ?
-En cuanto a los galos y latinos.... prosiguió Wulf,
pertenecen al que tiene con que pagar sus servicios....
-Y nosotros , como todos los generales sábios , les
pagaremos una parte de nuestros bolsillos y nueve de
los del enemigo. ¿Y el Amal está cansado?
HIPATIA . 479

-Como sus sabuesos; pero ahora ha caido que hacer.


Sin embargo , su corazon es justo , lo conozco : solo que
>

nunca ha podido prever nada con veinte y cuatro horas


de antelacion . Ahora mismo, si Pelagia le prende en sus
redes otra vez , arrojará la espada y se quedará tan
profundamente dormido como siempre .
- No temas , pues el destino de Pelagia está ya fijado.
¡Mira cómo se agolpa la chusma delante de casa ! En
traremos por la puerta secreta .
-¡Entrar por un agujero , como ratones ! No ; yo
seguiré mi camino. ¡ Desenyaina ó huye !
-Nu ahora ,
Y espada en mano, marcharon derechos al centro
de la multitud , que se abrió para que pasasen, como
un rebaño de carneros .
-Conocen á sus pastores, dijo Smid.
Pero la muchedumbre , viéndolos á punto de entrar
en la casa , empezó aá gritar :
-; Godos! ipaganos ! ¡ bárbaros ! y se precipitó sobre
ellos .
-¡Pues que lo quereis , sea ! dijo Wulf.
-

Y las dos largas y brillantes espadas despidieron


rayos en torno de sus cabezas , luciendo cada vez mas
rojas ....
Los dos ancianos no detuvieron por eso el paso , y
habiendo llamado a la puerta , entraron, dejando afuera
mas de un cadáver .
- Ahora tenemos un escelente pretesto , dijo Smid,
mientras limpiaban sus espadas.
-Sin duda . Con el bote y media docena de hombres,
Goderico y yo iremos por el canal al palacio , y habla
remos una o dos palabras con los guardias .
480 HIPATIA .

—¿Por qué no hacer que vaya el Amal y ofrezca


nuestra ayuda al prefecto ?
-¿Cómo? ¿ Crees contar con él despues de lo que ha
pasado? Su honor le manda estarse quieto.
-De seguro que no objetará nada á esa resolucion .
- Pero no olvides el bolsillo del dinero , que es el
mejor de todos los oradores , le gritó Smid riéndose
cuando le vió irse á preparar el bote .
HIPATIA . 481

CAPITULO XXV.

EN BUSCA DE UNA SEÑAL .

Que respuesta ha enviado, padre? preguntó Hipatia, al


ver á Teon de vuelta , despues de entregar la malhada
>

da carta dirigida á Filemon .


-Es un insolentel La hizo pedazos, y se marchó sin
hablar palabra.
-Que se vaya y nos abandone como los demás, en
nuestro infortunio .
-A lo menos tenemos las joyas .
-¿Las joyas? Que se devuelvan a su dueño. ¿Nos con
taminaríamos tomándolas como salarios de cosa ningu
na .... у sobre todo , de lo que no ha llegado á verifi
>

carse ?
-Pero hija mia , nos fueron dadas libremente. Me
suplicó que las tomase ; y .... y şi te he de decir la
verdad , debo conservarlas. Despues de este desastre,
ten por seguro que todos los acreedores reclamarán que
se les pague .
-Que se lleyen nuestra casa y muebles, y que nos
vendan como esclavos. Que tomen todo , con tal que nos
dejen nuestra virtud .
-Que nos vendan como esclavos ? ¿Estás loca ?
-Aun no lo estoy enteramente , padre , respondió
Hipatia con triste sonrisa. Pero ¿crees que si fuéramos
esclavos estaríamos peor que ahora? Rafael Aben -Ezra
me dijo que obedecia mis preceptos , cuando salió de
>
31
482 HIPATIA .

Alejandría como un pordiosero , sin lecho ni hogar ; ¿ Y


no tendré yo valor para obedecerlos , si fuere necesa
rio? El pensamiento de su fuerza, de su sufrimiento, me
ha avergonzado en medio de mi lujo en estos últimos
meses . Al cabo, ¿qué debe el filósofo exigir sino pan y
agua , y el claro arroyuelo en que lavar las diarias
manchas de su arte terrestre ? Que se cumpla el desti
no. Hipatia no luchará mas contra la corriente.
- Hija mial ¿Y así has renunciado á toda esperanza ?
¡Tan pronto desalentada! ¡Cómo! ¿este desdichado acci
dente ha podido destruir los proyectos de muchos años?
Orestes continúa fiel. Los guardias tienen órden de pro
teger la casa mientras lo creamos preciso.
-Despídelos , pues . No he hecho mal a nadie, y no
temo el castigo de nadie.
No conoces la locura de la muchedumbre ; tu nom
bre suena ya en las calles en compañía del de Pelagia .
Hipatia se estremeció. Su nombre en compañía del
de Pelagia. ¡Y á esto habia venido á parar por voluntad
propia!
-¡Lo he merecido, síl ¡Me he vendido á la mentira, á
la intrigal ¡No me ha arredrado el representar un papel
falso ! ... Oh, padrel no me vuelvas á recordar ese hom
brel Me he ligado con el impuro , con el sanguinario, y
esta es la recompensa! No mas política para Hipatia,
padre mio ; no mas discursos ni lecciones; no mas per
las de sabiduría arrojadas á cerdos. He pecado en di
vulgar los secretos de los inmortales á la multitud. Que
esta siga la senda que le tiene marcada el destino. ¡He
sido necia en imaginar que mis palabras, que mis pla
nes la elevarian á mayor altura de la que los dioses le
han designado !
HIPATIA . 483

-¿Renuncias , pues , a nuestras lecciones ? ¡Peor que


peor! ¡Nos arruinaremos totalmente!
-
- Ya lo estamos. No hay que contar con Orestes, Le
conozco demasiado bien , padre mio , para no saber que
>

nos entregaria mañana á la furia de los cristianos, si su


miserable vida .... diré mas , si su empleo , todavía mas
miserable, se ballase en peligro.
-Cierto..... cierto; así lo temo, dijo el pobre Teon
torciéndose las manos. ¿Qué va a ser de nosotros.... de
tí , mas bien ? ¿Qué importa lo que acontezca al inútil y
viejo astrónomo? ... Morir hoy ó el año venidero, le es
igual . ¡Pero tú.... túl Huyamos por el canal, Podemos
reunir lo suficiente , aun sin estas joyas que rehusas,
>

para costear nuestro viaje a Atenas , donde estaremos


seguros con Plutarco y reuniremos una nueva es
cuela . El te recibirá perfectamente .... ¡ Todo Atenas
hará lo mismo .... y serás reina de Atenas, como has
sido reina de Alejandríal
-No , padre . En adelante , lo que yo sepa quiero sa
berlo para mí únicamente , Hipatia desde hoy estará sola
con los dioses inmortales .
-A mí no me dejarás, ¿eh? esclamó el anciano ater
rado .
- Nunca mientras vival contestó ella prorumpiendo
en llanto verdadero, humano , y arrojándose en brazos
de Teon . ¡Nunca .... nuncal padre de mi espíritu y de
mi carne! ... ¡Mi maestrol ... Tque ha enseñado mi alma
desde la cuna á usar de sus alasl... ¡El único ser que
no me ha comprendido mal .... que no ha puesto obs
táculos á mis planes.... que no me ha engañado!
-Hija incomparable! ¡Y yo he sido causa de tu
ruinal
484 HIPATIA.

-¡Tú, no!... pmil veces no! ¡ Yo sola merezco que


se me culpe! Yo me mezclé en la política mundana,
y te induje á creer que seria capaz de conseguir lo que
intenté con tal temeridad . ¡ No te acuses á tí , si no
quieres romper mi corazonl Aun podemos ser felices
juntos.... Nos bastará para ello una cabaña de hojas de
palmera en el desierto, dátiles de la arboleda y agua de
la fuente .... El monge se atreve a vivir solo con su mi
seria en semejante sitio; ¿ y no nos atreveremos nosotros
á vivir en él juntos y dichosos?
-¿Entonces estás resuelta á huir ?
-Hoy no. Seria bajo obrar así antes que nos apremie
el peligro. Conservaremos nuestro puesto hasta el últi
mo instante , ya que no muramos en él como héroes .
Mañana iré al salon de lecciones ... al Museo tan queri
do, por la última vez , para despedirme de mis disci
pulos. Indignos como son , me debo á mí misma y á la
filosofía decirles por qué los dejo.
--Será demasiado peligroso .... lo será , sin duda .
-Pudiera en tal caso llevar conmigo los guardias.
Pero no.... Que no tengan motivo para acusar nunca
de temor a la filósofa . Que la vean salir como siempre,
fuerte con el valor de la inocencia , segura con la pro
teccion de los dioses . Así , quizá les acometa al fin al
gun sagrado temor .
-Te acompañaré.
-No ; iré sola. Puedes correr peligro , mientras yo
no corro ninguno. Al cabo soy mujer .... y no obstante
su ferocidad , no se atreverán á ofenderme.
El anciano meneó la cabeza .
---Mírame, prosiguió Hipatia, colocando sus manos
en los hombros de Teon y mirándole fijamente .... Dices
HIPATIA . 485

que soy hermosa; y como sabes, la hermosura domesti


ca los leones. ¿No crees que esta cara sea capaz de des
armar hasta la cólera de un fraile ?
Y se sonrió y se le encendió el rostro con tan bellos
colores, que el anciano , olvidando su temor , la besó y
fué á disponer que se tratase perfectamente a los sol
dados, pues su prudencia le aconsejaba retenerlos todo
el tiempo posible . Al efecto , cerró los ojos para no ver
los juegos entre sus valientes defensores y las doncellas
de Hipatia , las cuales , no teniendo el recato de su ama,
miraban como un raro don del cielo aquella tarde de
charla con veinte corpulentos guerreros.
Habia , pues , broma larga abajo , mientras que Teon
sacó vino del mejor y mas añejo; y despues de propo
ner en persona, por via de enmienda , un brindis á la
salud del emperador de Africa, se encerró en la libre
>

ría , y confortó su turbado espíritu con un difícil proble


ma de astronomía que todo el dia le habia estado per
siguiendo hasta en el mismo teatro. Entretanto Hipatia
continuaba sentada en su aposento con el rostro entre
las manos, el corazon henchido de ideas y los ojos de lá
grimas. Aunque habia logrado disipar los temores de su
padre , los suyos eran cada vez mas vivos.
Sentia, sin saber por qué , y no obstante con tal
claridad como si un Dios selo hubiese dicho al oido, que
la crisis de su vida habia llegado ya ; que su carrera po
lítica y activa estaba terminada ; y que debia contentar
se ya con ser para sí misma y en sí misma únicamen
te , todo lo que era ó podia llegar áa ser. El mundo seria
regenerado, pero no en su tiempo : los dioses serian
restaurados, pero no por ella . Era un terrible descubri
miento ; y sin embargo , su corazon le habia dicho du
486 HIPATIA .

rante muchos años que esperaba contra toda esperanza ,


que estaba luchando contra una corriente demasiado
fuerte para ella. Por fin habia llegado el momento en
que, ó la corriente debia arrebatarla, ó mediante un es
fuerzo desesperado, podria llegar a la tierra firme, de
jando que las aguas siguiesen tranquilas su curso , el
cual no era favorable á los dioses, pues que borraba sus
nombres de la superficie de la tierra . ¿No pudiera ser
que ellos no quisiesen ser conocidos; que estuviesen can
sados de la adoracion y reverencia de los hornbres , y
que , bastándose á sí mismos en su perfecta dicha, no se
cuidasen de los bienes ni de los males de la tierra ? ¿No
seria así? ¿No tenia de ello pruebas en cuanto veia?
¿ Qué interés habia tomado Isis por su Alejandría ? ¿Cuál
Palas por su Atenas?... Y no obstante , Homero , Hesio
do y los antiguos cantores órficos eran de otro modo
de pensar.... ¿De dónde habian sacado la estraña idea
de aquellos dioses que aconsejaban al género humano,
combatian entre los hombres y contraian enlaces ter
restres, cual si los mortales fuesen una tribu unida á
ellos por vínculos de parentesco ?
«Zeus , padre de los dioses y los hombres.... ) Estas
eran palabras de esperanza y de consuelo.... Pero ¿de
cian la verdad? ... ¿ Padre de los hombres? Imposible ....
de seguro no era padre de Pelagia. No era padre de los
séres bajos , malos , ignorantes.... La intencion de los
poetas debió de ser llamarle padre de las almas herói
.cas solamente... Pero ¿dónde estaban ahora esas almas?
¿Era ella una? Entonces, ¿por qué la habian abandona
do las potestades celestes en el estremo de su infortu
nio? Se habia estinguido la raza heróica , y ella en sui
presuncion se estaba atribuyendo meramente un honor
HIPATIA . 487

que no le correspondia ? ¿ O se reducia todo á un sueño


de aquellos antiguos cantores ? ¿Habrian , segun algunos
filósofos, inventado dioses á su semejanza , y dado cuer
po, valiéndose del temor y la admiracion de los hom
bres, á sus hermosos fantasmas ? .. Así debia ser . Si hu
biese dioses , conocerlos seria la mas alta dicha del
mortal. ¿No enseñarian , pues , á los hombres este co
nocimiento ; no descubririan su hermosura á unos pocos
escogidos , por honor suyo , ya que no , como ella habia
>

soñado un tiempo , por amor á aquellos que alimenta


ban una llama parecida á la celeste llama suya? ... ¿Y
si no hubiese dioses? ¿Y si la corriente fatal, que se lle
vaba sus nombres , fuese el único poder verdadero?
Esa antigua idea pirrónica, ¿no pudiera ser la solucion
del problema del universo?... ¡ Si no habria centro, ór
den , reposo ni fin .... sino un perpétuo flujo , un perpé
tuo cambioi Y ante su cerebro y su corazon se presentó
la terrible vision de Lucrecio, en que el universo caia ,
caia, caia eternamente, de no se sabe qué punto hasta
no se sabe cuál , por siglos y siglos , en virtud de una
gravitacion sin causa é incesante, mientras que los cam
bios у esfuerzos de todas las cosas mortales no eran mas
que el movimiento de los átomos de polvo en medio de
la tempestad sempiterna ....
: Imposible! Existian la verdad , la virtud, la belleza ,
la nobleza , inmutables , absolutas, siempre las mismas.
El divino instinto de su femenil corazon se rehelaba con
tra su entendimiento, y en nombre de Dios , negaba la
mentira .... Si .... habia virtud , belleza .... Sin embargo ,
¿no serian tambien accidentes del encanto , que el hom
bre llama vida mortal; accidentes temporales y mula
bles del encanto , denominado conciencia ; chispas bri
488 HIPATIA .

llantes , originadas del choque de los átomos de polvo?


¿Quién lo sabia ?
En otro tiempo babia quien contestase á tales pre
guntas. ¿No habla Plotino de una mística intuicion di
recta de la Divinidad , entusiasmo sin pasion , silenciosa
>

intoxicacion del alma, en que elevándose el pensamien


to sobre la vida , la razon sobre sí misma , se acerca á
lo que contempla , á la Unidad absoluta y primitiva, y
se confunde con ella , ó mas bien , percibe claramente
la union que ha existido desde el primer momento en
que emanó de la Unidad? Seis veces en una vida de se
senta años se habia elevado Plotino á esta altura de
union mística, y habia conocido que era Dios. Una sola
1

vez habia alcanzado Porfirio igual gloria . Eipatia , á


pesar de sus muchas tentativas, no habia logrado jamás
tener la vision clara de un ser esterior á sí misma; es
verdad que la práctica , una voluntad firme y una pode 1

rosa imaginacion , hacian que pudiese producir, casi á


su antojo, ese misterioso éxtasis, paso preliminar para
obtener una vision sobrenatural . Pero el placer que en
contraba en las brillantes , y segun ella , divinas fanta
sías de tales momentos , se lo amargaba siempre la idea
de que, en materia de éxtasis, centenares de personas,
inferiores á ella en entendimiento y ciencia , y peor que
todo, monges cristianos y tambien monjas, se jactaban
de ser sus iguales (y si se daba crédito á lo que decian
de sus visiones, le eran superiores, y empleando los
mismos métodos que ella) ; pues que por medio del ce 1
libato, de los rigurosos ayunos, de la perfecta quie
tud . corporal , y de la intensa contemplacion de una
sola idea , ellos tambien pretendian ser capaces de ele
varse sobre el cuerpo a regiones celestes, y ver cosas
HIPATIA . 489

inefables , que , sin embargo, como otras muchas cosas


inefables, eran referidas con todos sus pormenores por
el vulgo... Así, no sin uo poco de vergüenza , se dispuso
Hipatia aquella tarde á otra tentativa , quizá la última,
para escalar el cielo , considerando cuántos ignorantes
monges y monjas, desde Constantinopla á la Tebaida,
estarian ocupados probablemente en aquel momento lo
mismo que ella. No obstante , la tentativa debia hacer
se . En aquel terrible abismo de duda , necesitaba algo
palpable, real, que se sobrepusiese á sus pensamientos,
esperanzas , especulaciones , algo en que descansase su
fé, su corazon .... Quizá esta vez, á lo menos, viendo su
estremado infortunio , un dios se dignaria enviarle un
rayo de su hermosura.... Quizá Palas se compadeceria
al cabo .... O si Palas no, algun arquetipo , ángel, de
monio.... Y entonces se estremeció pensando en aque
llos demonios malos y mentirosos, cuyo placer se cifra
ba en engañar y tentar a los fieles, en forma de ánge
les de luz. Pero ni aun la perspectiva de este peligro la
desvió de su intento . ¿ No era ella pura y sin mancha
como la misma Palas? ¿Su innata pureza no la permiti
ria distinguir, por una antipatía instintiva, aquellos mi
serablos séres bajo la máscara mas bella ? Probaria á lo
menos ...
En seguida, con una mirada de intensa humildad,
empezó a despojarse de sus joyas y ropas superiores.
Desnudándose luego el seno y los'pies y soltando sus
trenzas de color de oro , se tendió en la cama, cruzó las
manos sobre el pecho, y aguardó , con los ojos estáticos
y dirigidos hácia arriba , lo que pudiese suceder.
Allí permaneció , hora tras hora , inflamándose gra
dualmente sus ojos y respirando mas aprisa; pero no
490 HIPATIA .

se notaba mas señal de vida en aquellos miembros , en


aquellos pies y manos, que en la esposa de marfil de
Pigmalion , antes que tomase carne y sangre humanas.
El sol traspasó el horizonte , el ruido esterior de la ciu
dad se oia cada vez mas fuerte, los soldados se diver
tian y reian abajo; pero Hipatia era indiferente á todo.
La fé, la esperanza , hasta la razon estaban puestas en
juego para obtener el resultado de aquel atrevido es
esfuerzo que se dirigia á escalar el cielo . Y , por un
contínuo ejercicio de la voluntad , aisló sus sentidos de
>

cuanto la rodeaba y su espíritu de todo pensamiento ,


yaciendo allí resignada hasta que se desvaneció la con
ciencia de tiempo y lugar, y le pareció estar sola en el
abismo .
No se atrevia á pensar , á esperar, áá alegrarse , por
miedo de destruir el encanto... Repetidas veces lo habia
destruido, hallándose ya en aquel punto, por ceder re
pentina y tumultuosamente a su alegría ó temor; pero
ahora su voluntad se mantuvo firme.... No sentia mo
verse sus miembros, ni oia su respiracion .... Sobre ella
y á su alrededor habia una neblina ligera y brillante,
una red interminable de membranas relucientes, que
iban , venian , se unian , se separaban .... ¿Estaba en el
cuerpo ó fuera ?
La red se desvaneció en un abismo de luz aun mas
clara .... Una ardiente atmósfera se estendia en torno
de Hipatia , que respiraba la luz y flotaba en ella , como
una mariposa en un rayo de sol de medio dia.... Y sin
embargo , su voluntad permanecia firme.
A lo lejos , al través de inmensos abismos de luz,
percibió una mancha parda y sombría , que iba crecien
do a medida que se acercaba.... Un globo oscuro, guar
HIPATIA . 491

necido de arco iris.... ¿Qué seria? No osaba esperar. Se


guia aproximándose, aproximándose, basta tocarla....
El centrotembló, dióvueltas, tomó forma, apareciendo
un rostro.... ¿de quién? ¿de un dios?.... ¡No.... sino de
Pelagia !
Hermoso , triste , suplicante , resentido , indignado,
terrible.... Hipatia no pudo sufrir mas y saltó de la ca
ma con un grito, esperimentando en toda su amargura
la espantosa reaccion del místico , cuando la razon y la
voluntad humana , de que ha prescindido, recobran sus
divinos derechos , y pasada la fiebre de la imaginacion,
le suceden la postracion y el despecho.
¡Conque aquella era la respuesta de los diosesl La
fantasma de la mujer que habia despreciado, que habia
lanzado de sil - ¡No , esclamó, su respuesta no, sino la
respuesta de mi almal Necia de mil Mientras pretendia
renunciar á mi voluntad , la he estado ejerciendo! ¡He
sido esclava de todos los deseos de mi mente, en el mo
mento mismo de querer dominarlos! ¿No pudiera ser
que esa red de luz, ese brillo , ese globo oscuro , fuesen
> 9

como el rostro de Pelagia , fantasmas de mi imagina


cion.... y hasta de mis sentidos ? ¿No habria podido to
marme á mí misma por la Divinidad? ¿No habria podido
ser yo misma mi luz , mi abismo?... ¿Seré yo misma mi
abismo , mi luz , mi oscuridad ? Dicho esto se sonrió con
amargura, y dejándose caer sobre el lecho , sepultó la ca
beza entre las manos , exhausta de cuerpo y de espíritu.
Levantóse al fin , y se sentó , sin reparar en sus des
peinados rizos , mirando al vacío.- Una señal, una se
>

ñall dijo. ¡Cuánto diera por vivir en aquellos felices dias


cantados por los poetas, cuando los dioses se acompa
ñaban con los hombres y combatian a su lado como
492 HIPATIA .

amigos! Y sin embargo.... ¿Son esas antiguas narracio


nes creibles, piadosas, decentes ? ¿ No las rechaza mi
corazon ? ¿Quién mas que yo ha despreciado con Platon
los feos hechos, las metamorfosis degradantes que Ha
mero imputa á los dioses de Grecia ? ¿Las creeré ahora ?
¿ Creeré que dioses que habitan en una region superior,
se dignen hacerse palpables á nuestros sentidos .... á es
tos bajos accidentes de materia? No.... Prefiero creer
que Ares huyó gritando y herido por la mano de un
mortal ; prefiero creer en los adulterios de Júpiter y en
los robos de Hermes , que en que los dioses hayan ha
blado nunca cara á cara con los hombres. Dejad que, á
menos de volverme loca, interprete esto , diciendo que
séres de ese mundo invisible, por el cual suspiro, se
aparecieron y entablaron comunicacion con los habitan
tes de la tierra .... ¿Hay un mundo invisible? ¡ Oh ! juna
señall juna señall ...
Fuera de si se dirigió á su Sala de los dioses.... Era
una coleccion de estátuas antiguas que tenia allí como ob
jetos mas bien de gusto que de adoracion . En torno de
ella estaban mirando hacia arriba con los ojos en blan
co , y ostentaban su muerta bermosura , aquellos frios
sueños de las pasadas generaciones. ¡Oh! que no pudie
ran hablar y tranquilizar su corazon! En el estremo in
ferior de la sala habia una Minerva , completamente
armada con egida , lanza y yelmo, perla de la escultu
ra ateniense, que compró á unos mercaderes despues
del saqueo de Atenas por los godos. Allí estaba seve
ramente hermosa ; pero jay ! la mano derecha habia des
aparecido , y permanecia estendido el brazo , como tris
>

te burla de la fé cuyo cuerpo aun duraba , mientras que


su poder yacía muerto .
:
Peren RAlabern

Hipata arrodillada delante dela imagen


5

ranchen Rubis bartar, Mizdrid


HIPATIA . 493

Hipatia estuvo contemplando largo tiempo y apasio


nadamente la imágen de su diosa favorita , el ideal á
que habia deseado por muchos años asimilarse; basta
que..... fera un sueño? géra un capricho de la moribun
dạ luz solar? jó aquellos lábios se habian sonreido, real
mente ?

Imposible! No, no era imposible. Pocos años antes,


{no habia saludado á up filósofo la estátua de una diosa ?
¿No se contaban historias de estátuas que se movian, de
pinturas que abrian y cerraban los ojos, y otros mila
gros materiales, por cuyo medio una fé espirante procu
ra desesperadamente, no engañar á los demás , sino
persuadirse á sí misma de que está sapa? Habia suce
dido .... podia suceder ..., el hecho era real y verda
dero ....
¡ Nol los lábios de la diosa permanecian cerrados, co
mo al principio , en aquella calma pétrea que no podia
calificarse de sonrisa . El milagro , si habia habido algu
no , habia pasado ; y ahora.... ¿la engañarian de nuevo
sus ojos, o habia visto las serpientes que rodeaban la ca
beza de Medusa en el escudo de la diosa retorcerse, mos
trarle los dientes y mirarla con sus ojos de piedra, como
si deseasen petrificarla de terror ?
Nol tambien pasó esto. Ojalá que la vision hubiese
continuado, pues habria sido señal de vidal Hipatia mi
ró otra vez el rostre de la diosa , pero inútilmente .... La
piedra estaba, como tal , insensible ; y la jóven , sin sa
ber lo que hacia, se encontró abrazando con pasion las
rodillas del mármol .
Palas Atene ! ;Adorada Palas , siempre vírgen!
¡Razon absoluta, que brotaste increada de la Unidad
sin nombrel Oyemel ¡ Compadécete de mí! ¡Habla , aun
494 HIPATIA .

que sea para maldecirme ! Tú, la única que manejas


los rayos de tu padre, mátame con ellos, si es tu volun
tad; pero baz algo.... algo que me pruebe tu existen
cia .... algo que no me deje duda de que existen otros
séres , fuera de esta materia grosera yу de mi alma mi
serable. ¡ Estás sola en el centro del universo! ¡ Yazgo en
ferma en el abismo de la ignorancia , de la duda , de la
oscuridad sin límites! ¡Oh! ¡compadécete de mí! ¡ Sé que
tú no eres esta piedra ! ¡Tú estás en todas partes y en
todas las cosas! ¡ Pero sé que esta es una forma que te
agrada , que simboliza tu nobleza ! ¡ Sé que te has digna
do hablar á aquellos que.... ¡ Oh ! xqué sé yo? ¡Nada !
inadal jnada !
Y permaneció asida a la estátua , bañando con ar
dientes lágrimas los pies frios de la diosa, mientras que
no hubo señal ,> voz ni nada que le contestase.
De repente se sobresaltó oyendo ruido allí cerca , y
mirando alrededor, vió detrás de ella á la vieja judía .
>

-- Grita fuertel dijo la hechicera con tono de amarga


burla. Grita fuerte, porque es una diosa . Quizá esté ba
blando, ó persiguiendo, ó vaya de viaje, ó quizá haya
envejecido, como nos sucederá a todos algun dia , her
mosa dama , y cuesta mucho entonces moverse. ¡ Cómo!
itu altiva amante no quiere hablarte, ni aun abrir sus
ojos, porque los hilos de metal han criado herrumbre?
Bien , te buscaremos , si tal es tu deseo , un nuevo
amante .
-¡Vete, hechiceral ¿Qué buscas aquí? dijo Hipatia le
vantándose; pero la vieja prosiguió friamente.
-¿Por qué no pruebas á ver si aquel hermoso jóven
es mas asequible ? dijo señalando á una copia de Apolo
que llamamos de Belveder. ¿Cuál es su nombre ? Las vie
HIPATIA . 495

jas somos siempre malas y envidiosas , como sabes. Pe


ro él.... joh! él no guardará su crueldad para un rostro
tan lindo como el tuyo. ¡Ruega al jóven ! O si tienes,
quizá , vergüenza , la vieja judía lo hará por ti.
Estas últimas palabras fueron dichas con significa
cion tan marcada, que Hipatia, a pesar de su repug
Dancia , preguntó a la hechicera cuál era su objeto. Mi
riam estuvo unos cuantos segundos sin responder , con
sus ojos fijos en los de Hipatia ; siendo tan ardiente su
mirada , que hasta la orgullosa jóven , por la primera
vez de su vida , tembló ante la profunda inteligencia, la
intencion , el intrépido poder que en ella relucian .
-¿Quieres que la vieja hechicera llame al hermoso
jóven Apolo? ¡Vendrá! ¡Vendrál Respondo que vendrá ,
en cuanto el dedo de la vieja Miriam se levante .
- Apolo, el dios de la luz , obedecer á una judía!
-Una judía! Y tú una griega, ¿ no es así? esclamó la
hechicera . ¿Quién eres tú? ¿Qué son lus dioses , tus hé
roes , tus diablos? ¡ Vosotros , criaturas de ayer, compa
radas con nosotros ; esclavos medio desnudos, que arma
bais disputas sobre el sitio de Troya, mientras que nues
tro Salomon , rodeado de magnificencias tales como no
las ha visto nunca Roma ni Constantinopla , mandaba
ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, demonios
y espíritus, por el nombre inefable! ¿Qué ciencia teneis
que no la bayais tomado de los egipcios y caldeos ? ¿Y qué
sabian los egipcios que no les hubiese enseñado Moisés ?
¿Y qué conocimientos poseian los caldeos sino los que
Daniel les habia trasmitido? ¡El mundo lo que sabe nos
lo debe á nosotros , padres y maestros de la mágia ; á
nosotros , señores de los secretos del universol Acudo,
niña griega .... ( como llamaban los sacerdotes de Egipto
496 HIPATIA .

á tus antepasados, siempre niños , siempre pidiendo un


juguete nuevo y arrojándole al siguiente dia) , acude a la
fuente de tu miserable ciencia. ¡Dí lo que quieres ver, y
lo verás !
Hipatia estaba aterrada , porque era indudable, á lo
menos , que la vieja tenia fé en sus palabras; y habia
visto tan poco de esto , que no es de estrañar obrase so
bre ella con esa predominante fuerza simpática con que
la persuasion obra generalmente, y quizá deba obrar so
bre el corazon humano . Además , su escuela habia bus
cado siempre en las antiguas naciones del Oriente los
primitivos manantiales de inspiracion , la ciencia mis
teriosa de razas que habian desaparecido hacia largo
tiempo. ¿No pudiera ella haberla encontrado ahora?
La judía conoció al instante su ventaja , y continuó,
sin darle lugar para responder:
-¿Cómo echaré, pues, las suertes ? ¿Por medio del
cristal Уy el agua , del rayo de la luna en la pared, del
cedazo, ó de la harina? ¿Por medio de los cimbalos, 6
de las estrellas ? ¿Por medio de la tabla de los veinte y
cuatro elementos , con que se prometió el imperio á
Teodorico el Grande , óó por las sagradas monedas de los
Asirios , ó por el zafiro de la esfera de Hecáte ? ¿Amena
zaré, como acostumbraban hacer los sacerdotes Egip
cios , con descuartizar de nuevo á Osiris, ó con divul
gar los misterios de Isis ? Pudiera verificarlo, si quisiese;
pues los sé todos , y mas . ¿0 me valdré del inefable
nombre grabado sobre el sello de Salomon , y que solo
nosotros , entre todas las naciones de la tierra , conoce
mos? No ; seria lástima , tratándose de una pagana . Em
plearé la oblea sagrada. ¡ Mira.... aquí están los mila
grosos átomos ! ¡No comas hoy nada ; solo una de estas
HIPATIA . 497

obleas de tres en tres horas ; y ven a buscarme por la


noche á casa de tu portero Eudemon , llevando conti
go la ágata negra ; y entonces , lo que desees ver, eso
verás !
Hipatia cogió las obleas titubeando....
-Pero ¿qué es esto?
-¿Y tú pretendes esplicar á Homero ! ¡Tú , á quien oí
la otra mañana discurrir con tanta ligereza sobre el ne
pente que Elena dió á los héroes, para infundirles el
espíritu de alegría y amor, diciendo que era una alego
ría de la inspiracion interior que brota de la belleza es
piritual , con olras cosas por el estilo ! Perfectamente,
hermosa dama ; pero la pregunta queda aun en pie.
¿Qué era aquello? Yo digo que aquello era esto.... toma
y prueba; y entonces confesarás que mientras que tú
puedes hablar acerca de Elena , yo puedo obrar como
ella, y que en último resultado sé algo mas sobre Ho
mero que tú .
C

-No te creo , si no me das alguna señal de tu poder.


-¿Una señal ? ... ¿ Una señal ? Arrodillate con la cara
vuelta al Norte : eres demasiado alta para la pobre vie
ja tullida .
-Arrodillarme? Nunca lo he hecho ante ningun
mortal .
-Entonces, figúrate que te arrodillas ante ese her
moso Apolo .... pero arrodillate .
Y obligada por los ojos relucientes de la vieja, Hi
patia se arrodilló ante ella.
-¿Tienes fé ? ¿Tienes deseo ? ¿Te sometes ? ¿Obedece
rás ? La pertinacia y el orgullo nada ven , nada saben .
Si no te entregas enteramente , ni Dios ni el diablo se
acercarán á tí. ¿ Te somet
32
498 HIPATIA .

--; Sí, sí! esclamó la pobre Hipatia llena de curiosi


dad y desconfianza, al mismo tiempo que sentia aflojár
sele los miembros mas y mas á cada momento, bajo el
influjo de aquella poderosa fascinacion.
La vieja sacó de su seno un cristal y colocó la punta
contra el pecho de Hipatia. Un temblor frio corrió por
sus venas .... La hechicera movió misteriosamente sus
manos alrededor de su cabeza , diciendo de cuando en
cuando: ¡Abajo , abajo, orgulloso espíritu! En seguida
aplicó las puntas de sus dedos á la frente de la víctima.
Gradualmente los párpados de esta se le fueron ponien
do pesados; una vez y otra intentó levantarlos, y se ba
jaron de nuevo ante aquellos ojos fijos y relucientes ....
Al cabo de un instante habia perdido el conoci
miento ....
Cuando despertó estaba de rodillas en una parte dis
tante de la sala, con el cabello despeinado y el vestido
2

descompuesto. ¿Qué objeto tan frio era el que tenia


abrazado? El pie del Apolo! Junto a ella estaba la he
chicera riéndose y palmoteando.
--¿Cómo he venido a este sitio? ¿Qué he estado ha
ciendo ?
—¡Has estado diciendo cosas tan buenas! Tales son
los cumplimientos que has dirigido á ese jóven , que creo
no los olvidarás en la visita de esta noche. iQué encan
tador arrebato profético has tenido! ¡ Ab , ahl no eres tú
la única mujer que es mas sábia dormida que despierta.
Bien , tú barás una escelente Casandra .... Ó una Cli
cia .... como mejor te agrade. ¿ Estás satisfecha ahora?
¿Quieres mas señales? ¿Será preciso que la vieja judía
haga saltar por medio del fuego esos azules ojos para
mostrar que sabe mas que la pagana ?
HIPATIA . 499

-¡Oh, le creo , te creol esclamó la pobre jóven, cu


yas fuerzas estaban ya agotadas. Iré, Ýy sin embargo....
-¡Ah, sí! Harás bien en fijar antes cómo ha de apa
recerse .
-Como él quieral Basta que venga.
-¿Como su estátua que ves allí ?
--¡Oh, no , no ! No pudiera resistirle de ese modo. Que
conozca que es dios, y es suficiente. Abamnon ha dicho
que los dioses se aparecian en una luz clara, constante ,
irresistible, en medio de un coro compuesto de todas las
deidades menores, arcángeles, principados y héroes que
>

proceden de ellos.
- Abamnon era un viejo loco . ¿Crees que Febo corrió
en persecucion de Dafne con semejante séquito, ni que
Júpiter cuando fué á nado en busca de Leda , precedia á
una congregacion entera ce patos y chorlitos? No, ven
drá solo .... a ti cola; y entonces podrás elegir para tí,
entre Casandra y Clicia . Adios. No olvides las obleas ,
y no hables con nadie desde ahora hasta la puesta del
sol . Entonces te espero , hermosa dama .
Y riéndose en sus adentros, la hechicera dejó la ha
bitacion .
Hipatia se sentó , trémula de vergüenza y de espan
to . Como discípula de la mas para escuela espiritualis
ta de Porfirio , siempre habia mirado con aversion y des
precio las artes teúrgicas, tan preconizadas y empleadas
por Yamblico, Abamnon y demás apasionados a los an
tiguos ritos eclesiásticos del Egipto y la Caldea. Habían
le parecido entretenimientos vulgares, juegos de manos
propios solo para sorprender a la multitud .... Ahora
empezaba a juzgar de ellas favorablemente. ¿Qué sa
bia si el vulgo no necesitaria señales y milagros en apo
500 HIPATIA .

yo de sus creencias? .... ¿No las necesitaba tambien ella?


Y abrió la famosa carta de Abamnon á Porfirio, y leyó
ardientemente, por la vigésima vez, su sutil justifica
cion de la mágia . ¡ Mágial ¿Qué habia que no fuese má
gico? Todo el universo , desde los planetas que rodaban
sobre su cabeza , hasta el mas humilde guijarro que ho
llaban sus pies , era misterioso , inefable, milagroso, ejer
cia у recibia influencias por medio de afinidades y re
pulsiones tan inesperadas , tan insondables como las
que, segun decia Abamnon , atraian á los dioses hácia
aquellos sonidos , hácia aquellos objetos , que sea por la
forma, por el color ó por las propiedades químicas, eran
simbólicos de ellos ó les estaban relacionados . ¿Qué ha
bia de estraño en todo esto? ¿El amor y el odio , la sim
patía y la antipatía , no eran las leyes del universo ? Los
filósofos, cuando daban esplicaciones mecánicas de los
fenómenos naturales, no se acercaban mas á su verda
dera solucion . El misterioso ¿Por que? permanecia in
tacto.... Y toda su análisis lograba solo oscurecer con
palabras retumbantes el simple hecho de que el agua
aborrecia el aceite , con el cual no queria mezclarse, la
cal amaba al ácido que recibia dentro de sí , encendién
dose mas, como un amante con el placer del abrazo.
¿ Por qué no? ¿Qué derecho tenemos de negarles sensa
ciones, emociones que nosotros esperimentamos? ¿No se
mueve en ellos el mismoespíritu universal que en nos
otros, y á este espíritu no debemos el poder pensar, sen
tir , amar?... Entonces , ¿por qué no podrán tambien ellos ?
Si ese espíritu penetra todas las cosas, si su presencia
fortalecedora se une así con las flores y el cristal como
con los demonios y los dioses, ¿ por qué no ha de unir
tambien entre sí los dos estremos de la gran cadena de
HIPATIA . 501

séres? ¿por qué no ha de enlazar al que carece de nom


bre, aun con la criatura mas pequeña que recibe su im
presion creadora? ¿Hay mayor milagro en la atraccion
de un dios ó de un ángel , por medio de inciensos mate
riales , símbolos, encantos, que en la atraccion de una
alma respecto de otra , por medio de los sonidos mate
riales de la voz humana? La afinidad entre el espíritu
y la materia que esto implica , ¿es mas milagrosa que la
afinidad entre el alma y el cuerpo? ¿que la retencion de
esta alma dentro de este cuerpo, mediante la respira
cion del aire material y la comida de objetos materiales?
O si los físicos tuviesen razon y el alma no fuese mas que
un producto ó energia material de los nervios , y las
únicas leyes del universo, la ley de la materia , ¿no se
ria entonces la mágia aun mas probable , mas racional?
¿ Todas las analogías no inducen á suponer la existencia
de otros seres, superiores á nosotros, obedientes a esas
leyes , á los que se podria atraer por lo mismo , como si
fuesen seres humanos , mediante espectáculos y sonidos
materiales? ... Si el espíritu lo invadia todo, la mágia
era probable; si no existia mas que materia , la mágia
era cierta moralmente. En ambos casos , solo faltaba la
prueba de la esperiencia . ¿Y no se habia empleado esta
prueba con feliz éxito en todos los siglos? ¿Qué mas ra
cional У filosófico que ensayar ella misma esos métodos
y ceremonias, que a cada paso se le aseguraban no ha
bian fallado nunca sino por ignorancia ó incapacidad del
neófito ?... Abamnon debia tener razon .... Hipatia no se
atrevia á pensar de otro modo, porque si perdia esta
última esperanza , ¿qué le quedaba sino comer y beber ,
para el dia de mañana morir ?
1
HIPATIA . 503

CAPITULO XXVI .

INTRIGA DE MIRIAM .

EL que ha adorado á una mujer , aun contra su volun .


tad y su conciencia , sabe bien cómo se suceden tormen
>

tas á tormentas y terremotos á terremotos , antes que su


ídolo sea derribado enteramente . Así aconteció á Filemon
aquella noche, al recapacitar sobre los estraños acci
dentes del dia , porque mientras recapacitaba sus anti
guos sentimientos hácia Hipatia , empezaron , a pesar de
la lucha de su conciencia y de su razon , á revivir en
él . No solo el puro amor de su grande hermosura , el
recto instinto que nos induce á honrar la belleza varo
pil ó femenil, como una cosa de mérito real .... celeste,
divina , aunque no sepamos de qué manera , en un sen
tido eterno y profundísimo, y que hace que nuestras
razones desmientan todas las palabras meramente ló
gicas y sentimentales de los moralistas sobre los pasa
jeros colores de este nuestro pintado barro, diciendo á
los hombres , como les dicen las antiguas Escrituras be
breas , que la belleza física es el mas profundo de todos
los símbolos espirituales , y que si bien la belleza sin la
discrecion es la joya de oro en el hocico del cerdo , sin
embargo, siempre es la joya de oro, siempre es el sacra
mento de una belleza interior , que debiera completarse ,
y quizá se complete en lo porvenir , en espíritu y ver
dad ; no solo este amor , que susurraba á su oido ( ěy
quién sabe si el susurro provenia de la tierra ó de un
504 HIPATIA .

mundo inferior ?) es demasiado hermosa para ser ente


ramente mala, sino el mismo defecto que acababa de
encontrar en su creencia , le atraia de nuevo hacia ella .
Hipatia no tenia Evangelio para la Magdalena, porque
era pagana .... La falta estaba , pues , en su paganismo,
no en ella . Hipatia habia mostrado interés en favor de
Pelagia .... pero si no lo hubiese mostrado , ¿la culpa no
era tambien de su paganismo? ¿Y sobre quién pesaba la
responsabilidad de este? ¿ Sobre ella? ... ¿Podia Filemon
asegurar esto? ¿No habia visto escándalos, estupidez,
brutalidad , capaces de hacer vacilar su fé, no obstante
su educacion cristiana? ¿Cuánto nas escusable no era ella
escediéndole, como le escedia , en delicadeza, agudeza ,
elevacion ; y siendo además bija de un padre pagano? Sus
perfecciones le pertenecian esclusivamente ; sus defectos
eran propios de las circunstancias . Ella le habia acogido,
protegido, enseñado , honrado .... edebia corresponderle
declarándose enemigo suyo , sobre todo ahora que se ha
llaba en desgracia .... en peligro tal vez ? ¿No le estaba
ligado, si no por otra cosa , por gratitud? ¿No era él en
tre todos los hombres el mas obligado á creer que á Hi
palia no le faltaba para ser perfecta sino convertirse? ...
Y entonces la conversion de la pagana , su primer sueño
se renovó en el casi tan brillante como siempre.... aun
que el recuerdo de su primer descalabro cortó el vuelo
á sus ilusiones . A lo menos, si no podia convertirla , po
dria , sí , amarla , rogar por ella ... Pero no ; ni aun esto le
era dable hacer, porque já quién rogaria? El necesitaba
arrepentirse , ser perdonado, humillarse por medio de
la penitencia, quizá durante muchos años, antes de es
perar que Dios le oyese respecto de su individuo , y mu
cho menos respecto de otra persona .... Tal era el flujo
HIPATIA . 505

y reflujo de sus esperanzas é intenciones, cuando inter


rumpió su meditacion la voz del porterillo llamándole
á cenar ; y recordando por la primera vez que no habia
probado nada aquel dia , bajó algo contra su gusto, y
comió .
Pero mientras Filemon , el portero y su mujer esta
ban sentados en silencio y bastante tristes , entró Mi
riam , al parecer muy contenta , y se detuvo un momen
to antes de subir á su cuarto .
-¿Conque cenando , éh? ¿Y nada mas que lentejas y
sandías , cuando las ollas de Egipto han sido famosas
hace dos mil años? ¡ Ah ! pero los tiempos han cambiado
desde entonces.... Vosotros habeis echado á perder los
antiguos pensamientos hebreos , miserables diablos,
reemplazando á un Joséf con un César . ¡Callad , im
pertinentes ! gritó á las chicas, que subian dando fuer
tes palmadas . Oíd , traednos una de aquellas gallinas
?

asadas y una botella del vino de los vinos: el que tiene


el sello verde, hijas de Miriam : segura estoy de que ha
beis andado tras los hombres todo el tiempo que he es
tado fueral.. ¡ Ah ! por ello padecereis algun dia , hijas de
la primera mujer de Adam .
Una de las esclavas sirias bajó la gallina уy el vino .
- Vamos, prosiguió la vieja , cenaremos juntos . El
vino que alegra el corazon del hombre .... Jóven , tú has
sido fraile y debes haber leido todo lo que hay escrito
éh ? y sobre el mejor vino que desciende
sobre esto, ¿eh
dulcemente al estómago y hace hablar á los que están
dormidos. ¡Escelente vino era , sin duda , el que el bien
aventurado Salomon tenia en su pequeña bodega del
Líbano! Veremos si este no le reemplaza de una manera
digna. Ea , monillo mio, bebe y olvida tu disgusto . Mí
506 HIPATIA .

ralo, coagulándose y espeluznándose como un gato, solo


con pensar que han de tocarlo lábios humanos. ¡Es tan
dulce como miel , tan fuerte como fuego, tan claro como
ámbar! ¡ Bebed , hijos del Gehenna , y aprovechaos del
poco tiempo que os resta entre esta vida y el fuego
eterno !
Y tragándose una copa de aquel vino, como si fuese
agua , observó á sus compañeros atentamente mientras
bebia .
El porterillo siguió alegremente su ejemplo . Filemon
miraba , deseaba , y al fin bebió, aunque poco, rubori
zándose y queriendo persuadirse que no era cosa que
llamaba su atencion , y volvió á beber, pareciéndole con
veniente olvidar tambien sus pesares por un momento :
la negra , trémula y llena de miedo,, se negó, diciendo
que habia hecho voto de no beber.
-Cargue Satanás contigo y con tu voto! ¡Bebe, car
bon de Jofet! ¿Crees que está envenenado ? ¿Tú, la úni
ca criatura en el mundo á quien no quisiera maltratar ,
por lo mismo que todos la maltratan sin mi ayuda ?
Bebe, te digo .
La negra arrimó la copa á los lábios, y sin que na
die la observase , por razones que tenia para ello , vertió
el contenido .
-Escelente leccion la que esplicó Hipatia la otra ma
ñana sobre el nepente de Elena , dijo el porterillo, cu
yas tendencias filosóficas se aumentaban con el vino.
Nunca habia visto semejante poder de estraer el agua
de la filosofía del abismo insondable del Mito. ¿Y tú , mi
querido Filemonículo ?
- ; Ah , ah ! ella y yo hemos estado hablando sobre eso
media hora hace, dijo Miriam .
>
HIPATIA . 507

-¡Quél ¿La has visto? preguntó Filemon estreme


ciéndose.
-Y habló de tí .... sin duda .
-¿Cómo? ... ¿cómo?
-Habló de un joven Apolo .... Sin mencionar nom
bre , es cierto, pero de la manera mas sensible, prácti
ca y llena de esperanza .... pronunciando el mas sábio
discurso que la he oido este año.
Filemon se puso de color de escarlata .
-Y eso , dijo para sí , a pesar de lo ocurrido esta ma
ñana. ¿Qué le pasa á nuestro huésped? añadió en voz
alta .
-Ha tomado el consejo de Salomon y olvidado su dis
gusto .
Y así era en efecto , pues el portero estaba durmien
do dulcemente con los ojos abiertos y la sonrisa de un
tonto , mientras que la negra tenia la cabeza caida sobre
el pecho , al parecer tambien agena á cuanto la rom
deaba .
-Veremos, dijo Miriam .
Y cogierdo la lámpara , arrimó sin ceremonia la lla
ma al brazo de cada uno de ellos ; pero ninguno se
movió .
-¿Supongo que tu vino no tiene mezcla alguna? pre
guntó Filemon asustado .
—¿Por qué no? Lo que á ellos los ha convertido en
bestias, á nosotros nos convertirá en ángeles. Tú no pa
reces menos vivo por haberlo bebido . ¿Y yo , eh?
-Pero, qvino con drogas!
-¿Por qué no? El mismo que hizo el vino hizo el
zumo de las adormideras . Ambos harán al hombre fe
liz. ¿Por qué no usar ambos?
508 HIPATIA .

- Es veneno .
-Es el nepente , como dije á Hipatia, acerca del cual
estuvo la otra mañana charlando en sentido místico.
¡Bebe, hijo mio , bebe! Mi intencion no es que duermas
esta noche . ¡ Necesito hacer de tí un hombre , ó mas bien
necesito ver si lo eres !
Y la vieja se bebió otra copa , y prosiguió medio ha
blando consigo misma :
-Sí , es veneno; y la música es veneno , y la mujer
tambien lo es , segun la nueva creencia , pagana y cris
tiana , y algun dia serán venenos el vino y la carne, y
tendremos un mundo lleno de locos Nabucodonosores,
que comerán yerba como los bueyes. Es venenoso, bru
tal , diabólico ser hombre y no fraile, eunuco, una rama
seca . Todos mentis igualmente, cristianos y filósofos, Ci
rilo é Hipatia. ¡ No me interrumpas, y bebe, loco!... Sí,
y el único hombre que se conserva como tal , el único
hombre que no se avergüenza de ser lo que Dios le ha
hecho, es el judío. Ya le habreis menester algun dia, es
túpidos gentiles , para que os devuelva el sentido comun

y que torneis á ser hombres . A falta de él y de sus


grandes libros antiguos que despreciais, os forjais ídolos
de ellos , de Abraham , Jacob, Moisés , David, Salomon , á
quienes vosotros , miserables hipócritas, llamais santos,
si bien hacian lo que vosotros sois demasiado delicados
para hacer, y tenian sus esposas y sus hijos, y daban
gracias a Dios por una mujer hermosa, como antes que
ellos lo verificó Adam , y despues de ellos sus descen
dientes.... ¡Bebe, te digo! ... Y creian que Dios habia
formado realmente el mundo y no el diablo, y los habia
dado señorío sobre él, como lo vereis à vuestra costa
algun dia, nacion de prostitutas y de eunucos .
HIPATIA . 509

Filemon oia y no podia contestar; la hechicera con


tinuó :
-¿Y la música tambien? Nuestros sacerdotes no te
nian el sacabuche y el salterio, la dulzaina y la trompe
ta en la casa del Señor, porque sabian quién les habia
dado la habilidad de hacer estos instrumentos. Nuestros
profetas no temian llamar en su auxilio la música cuan
do querian profetizar, y la dejaban que suavizase y ele
vase sus almas , comunicándoles animacion hasta que
penetraban la armonía interior de las cosas y veian lo
futuro en lo presente; porque sabian quién habia creado
la melodía y la armonía , constituyendo de ellas los sím
bolos esteriores del canto interior que se difunde al tra
vés del sol y las estrellas , del huracan y la tempestad ,
completando su palabra . Prueba ese vino . ¡Pruébalo !
Sigueme y deja ahí á esos que duermen ; sígueme a mi
cuarto . Pues que deseas ser tan sábio como Salomon,
adquiere como él la sabiduría , conociendo antes la locu
ra .... ¿Has leido el Libro del Predicador?
¡Pobre Filemon ! No era ya dueño de sí mismo. Los
argumentos, el vino, el terrible encanto que poseian la
voz y los ojos de la vieja, y la voluntad predominante
que brotaba de ellos, le arrastraron á pesar suyo. Como
si estuviera soñando ,9 subió tras ella la escalera .
-Arroja esa estúpida, fea y mal proporcionada capa
de filósofo. Asíl ¿Tienes puesta la túnica blanca que te
dí? Ahora tu aspecto es cual cumple á un ser humano.
¿ Has estado hoy en los baños? ¡Bien ! Ahora esperimen
tas el consuelo de sentir como los demás y de tener esa
piel de alabastro tan blanca como salió de manos del
Criador, en lugar de estar curtida como cuero de irra
cional. ¡ Bebe, te digo ! Si.... spara qué fué hecha esa
510 HIPATIA .

cara , esa figura ? ¡Traed un espejo, majaderas! Mírate en


él y juzga por tí mismo . ¿Han sido esos lábios redondea
dos para nada? ¿ A qué fin fueron esos ojos puestos en tu
cabeza , tan brillantes como piedras preciosas , tan dul
ces como miel? ¿A qué fin esos rizos fueron colccados en
disposicion de que suaves dedos se entrelawiesen con
ellos y parecieran mas blancos entre lazos negros y lus
trosos? Juzga por tí mismo.
¡Ay , pobre Filemon !
- Bien considerado todo , dijo para sí, co es verdad,
y al propio tiempo agradable?
- Cantad al pobre jóven, chicas.... Caniad , y ense
ñadle por la primera vez de su ignorante vida, el anti
guo camino de la inspiracion.
Una de las esclavas se sentó en el divan y tomó una
doble flauta, mientras que la otra se levantó, y acompa
ñando el aire lasiimero y soñoliento con una danza len
ta y los delicados sonidos de los adornos de plata que
llevaba en los puños y tobillos, y del sistro que eleva
ba por encima de su cabeza , empezó á girar graciosa
mente , cantando lo que sigue :
Naciinos para gozar,
Nacimos para caer
En llegando a madurar :
De la belleza el poder
Ninguno logra evitar .
Los lábios formó el amor
Para á otros lábios pegarse ;
Las manos para estrecharse
A otras manos con ardor,
Los ojos para abrasarse .
HIPATIA . 511

¡Pobre, pobre Filemon!... ¡Pero no! El veneno lle


vaba en sí su antídoto; y el jóven , sacudiendo con un
grande esfuerzo de su voluntad el encanto de la música
y del vino , se puso de pie....
- Nunca! ¡Si el amor se limita á esto.... si no es mas
que un mero abandono , peor que el de los brutos , pues
que requiere la postracion de las mas nobles facultades
y un egoismo mayor a medida de la grandeza del alma
oprimida interiormente por él .... entonces renunció á
sus dones ! ¡ Habia soñado con una que fuese á la vez mi
maestra y mi discípula , mi deudora y mi reinal... jde
una á quien yo sirviera de apoyo y que fuese sin embar
go mi sosten .... ique supliese mis defectos, aunque con
menor luz, como la luna vieja llena el círculo de la
nueval ... ique trabajase a mi lado en una grande
obra !... que se elevase conmigo para siemprel ... ¡Y en
su lugar hallo esto! ¡Oh, nunca !
Sea que la vehemencia de su pasion le hiciese pro
rumpir sin saberlo en estas ú otras palabras semejan
tes, sea que la hechicera oyese óó pretendiera oir pasos
en la escalera , es lo cierto que inmediatamente se le
vantó .
—¡Silencio, chicas, silencio! Alguien llega. ¿ Qué loca
jóven vendrá á pedir un filtro amoroso á la pobre vieja
hechicera á tales horas de la noche? ¿0 habrán esos per
ros cristianos dado al fin con la guarida de la vieja leo
na de Judá ? Veremos .
Diciendo así , sacó un puñal de su cintura y se diri
gió impávida á la puerta . Al ir á salir, torció el rostro
hácia Filemon ,
-¡Bien , mi valiente Apolo! ¿Conque tú no admiras á
la simple mujer? La necesitas mas instruida, intelectual ,
512 HIPATIA .

espiritual, etc. ¿Acaso Eva llevaba consigo un certifica


do de aprovechamiento en las siete ciencias cuando se
reunió con Adam en el Paraiso? Bien , bien.... cada cual
con su igual . Quizá podamos dejarte servido. ¡Idos, hi
jas de Miriam !
Las jóvenes desaparecieron hablando bajo y riéndose,
y Filemon se encontró solo . Aunque las últimas palabras
de la vieja le tranquilizaron algo , sin embargo, un sen
timiento de terror, de peligro , de tentacion, le obligó á
permanecer en pie mirando prudentemente alrededor
de la sala , no fuera que una nueva Sirena saliese de
detrás de alguna cortina ó monton de fundas.
A un lado de la sala vió el hueco de una puerta,
ocupado por una cortina de gasa , y oyó sonido de vo
ces. Su temor , aumentándose con la general escitacion
de su entendimiento, se convirtió en cólera no bien em
pezó á sospecbar que se le tendia una red ; y dirigiendo
la vista a la cortina , se dispuso á rechazar todos los es
>

píritus malos de ambos sexos .


- ¿ Y se mostrará? ¿ Cómo me acercaré á él , dijo una
voz muy conocida ?... ¿seria la de Hipatia ?
En seguida , el acento gutural hebreo de la hechice
ra contestó :
Como hablaste de él esta mañana....
-¡Oh! ¡Se lo diré todo; y él .... si.... él tendrá com
pasion .... es tan terrible, tan glorioso!
Filemon no pudo oir la respuesta ; pero á poco un
suave y soporífero olor como de gomas narcóticas, lleno
la sala ; llegaron hasta el palabras pronunciadas entre
dientes; luego brilló una llama , y desapareciendo enton
ces la cortina , se presentó á sus ojos atónitos la hechice
ra envuelta en una gloria de luminoso humo, de pie
|
EGGEL

UGG .

M Rico A Alabern

Sepresento a su vista la misma fipala vestida de blanco deslumbrante de piedras y diamantes

ancher Rutie Editor, Meru


HIPATIA : 513
junto á una trípode, y á su lado Hipatia de rodillas,
vestida de blanco, cubierta de brillantes esmeraldas,
con los lábios separados, la cabeza caida hacia atrás y
los brazos estendidos en la agonía de la espectacion .
Antes que Filemon tuviese tiempo de moverse, Hi
patia habia atravesado la llama, y 'estaba arrodillada à
A
sus pies .
—¡Febo ! ¡hermoso, glorioso , siempre jóven! ¡Oyeme
un momento por esta 'vez tan solo !
Su ropa se habia prendido fuego en la trípode, sin
que lo advirtiese, y Filemon instintivamente là estre
chó en sus brazos y logró apagarlo, mientras que ella
esclamaba :
-¡Ten lástima de míl¡Dime'elsecreto! ¡Te obedece
ré! ... ¡ Soy tuya! ¡Tu esclava! ¡Todo, todo ! ¡Mátáme si
quieres, pero habla!
La llamá se convirtió en una claridad suave, y enci
ma apareció la negra , con el dedo en los lábios у la
mirada suplicante, mostrando al jóven su pequeño cru
cifijo....
- "}. Filemon lo vió.... y trionfó . No diré qué pensamien
tos le asaltaron ante aquella santa señal de abnegacion
infinita; pero sí que al instante se desprendió delos
brazos de la burlada Hipatia , cuyos éxtasis idólatras
conoció nó le tenian por objeto, y corrió desesperada
mente al través de la sala, buscando salida . 4, ! ,

En medio de la oscuridad halló una puerta , luego un


cuarto, despues una ventana; y sin detenerse á conside
rar su altura de veinte pies, saltó por ella á la calle y
rodó, quedando estropeado y chorreando sangre; se le
vantó otra vez como un Anteo , con nueva fuerza, y cor
rió al palacio arzobispal.
33
514 HIPATIA .

La infeliz Hipatia yacía medio exánime en el suelo,


y la judía estaba observando sus amargas lágrimas....
que le arrancaban , no meramente el desengaño , sino
además la vergüenza . Pues habiendo conocido las fac
ciones de Filemon , al huir este , el velo se habia rasga
do ante sus ojos, y la esperanza y el respeto que la
hija de Teon se profesaba á sí misma, habian concluido
para siempre.
Su justo furor era demasiado profundo para pro
rumpir en insultos. Se levantó con lentitud, entró de
nuevo en el aposento interior , se envolvió deliberada
mente en su manto , y salió sin abrir los lábios, lanzan
do una mirada de solemne desprecio á la judía .
-Ahl bien vale esto unas cuantas miradas de indig
nacion, dijo la vieja en sus adentros , sonriéndose al co
ger del suelo el premio porque habia estado maquinan
do tanto tiempo .... la media ágata negra de Rafael.
- Me admiraria que la echase de menos ; y aunque
así fuese, quizá no la quiera desde que ha descubierto
los arcángeles palpables que se aparecen cuando la fro
ta . Si tratase de recobrarla .... entonces habrá de me
dir sus fuerzas con las mias .... ó mas bien con las de
una turba amotinada de cristianos.
En seguida , sacando de su seno la otra mitad del ta
lisman, ajustó las dos piezas una vez y otra , pasando los
dedos por ellas y contemplándolas con llorosos ojos, has
ta que se convenció de que la fractura se ania perfecta
mente. De tiempo en tiempo decia :
1 -¡Oh! Si él estuviera aquí! ¡Oh! si volviese ahora ....
ahora. Iré á consultar al teraf, que quizá sepa dónde se
encuentra....
Y marchó á entregarse á sus sortilegios, mientras
HIPATIA . 515

que Hipatia, ya en su casa, se arrojó en el lecho y pro


rumpió en un sordo y prolongado llanto , como de un
niño cuando padece, basta que el alba vino á alumbrar
su vergüenza y desesperacion. Levantóse entonces, y
haciendo el postrer esfuerzo , preparó un discurso, el
último, en que se despedia para siempre de Alejandria
y de las escuelas.
Entretanto, Filemon fuera de si, subia por la calle
principal que iba a dar al Serápeo; pero no debia lle
gar tan pronto como se habia figurado, pues antes de
que hubiese andado media milla, vió una nultitud que
se adelantaba hacia él cerrando toda la calle.
La masa de pueblo parecia interminable. Miles de
autorchas brillaban sobre sus cabezas, y en el centro de
la procesion se entonaba un solemne canto, que Filemon
reconoció al momento, pues era un himno católico que
habia oido muchas veces . Quiso torcer por otra calle;
pero al intentarlo, vió que todas estaban igualmente in
terceptadas, y casi antes de advertirlo, se encontró en
medio de la vanguardia de la gran columna.
_Dejadme pasar, gritó con voz suplicante.
-A tí, pagano?
En vano protestó de su cristianismo.
- Origenista , donatista, heregel já dónde ba de ir
lodo buen católico esta noche, no siendo al Cesáreo ?
-Hermanos, hermanos mios, no tengo nada que ha
cer en el Cesáreo, esclamó en el estremo de la deses
peracion. Voy á ver privadamente al patriarca para ha
blarle de cosas importantes.
-iMientes ! pues pretendes conocer al patriarca, y no
sal que esta noche traslada Cesáreo el sacratísimo
cuerpo del mártir Ammonio .
516 HIPATIA .

--¡Cómo! ¿Cirilo está con vosotros ?


-Él уy todo su clero.
iMejor es así ; mejor es en público , dijo Filemon , y
se unió á la multitud .
Siguieron todos adelante cantando himnos fúnebres,
llegaron por la Puerta del Sol á la esplanada y torcie
ron á la derecha á lo largo del muelle, mientras que la
luz de las antorchas banaba con un resplandor rojizo el
gran frontis del Cesáreo, los obeliscos que se elevaban
ante él , los mástiles de los miles de barcos que estaban
en el puerto á su izquierda; y por último , delante de la
enorme masa del palacio al fin de la esplanada, una lar
ga línea de yelmos y corazas, detrás de una barrera de
cables que habian sido estendidos desde la playa al
museo .

Allí se detuvo la muchedumbre, oyéndose un sordo


y ominoso murmullo; y luego, impelida por las filas pos
teriores , se acercó casi á la barrera . Los soldados baja
ron las puntas de sus lanzas y permanecieron firmes.
La multitud retrocedió y volvió de nuevo á avanzar. Se
levantaron feroces gritos; algunos de los mas osados qui
sieron echar mano de piedras; pero afortunadamente
el pavimento era demasiado firme para ellos Olro mo
mento mas, Уy todas las tropas de Alejandría se hubieran
visto empeñadas en un combate de vida ó muerle con
cincuenta mil cristianos....
Pero Cirilo no habia olvidado su generalato. Sabia
el número y valor del enemigo, y estaba cierto de que
en caso de colision, no se daria cuartel por ninguna de
las partes. Además, si debia empeñarse una batalla, lo
cual tenia que acontecer mas tarde o mas temprano, nº
debia ser en su presencia ni con sù sancion. De su lado
HIPATIA . 517

estaba la justicia , y del lado de Orestes la injusticia ,


y queria que las cosas no sufriesen alteracion , á lo
menos hasta la vuelta del correo que habia enviado á
Bizancio , y hasta que Orestes fuese proscrito ó se le
exonerase de su empleo. En tal sentido dió instruccio
nes el prudente prelado á sus ayudantes de campo, los
diáconos de la ciudad, y continuó su camino al Cesáreo,
seguro de que aquellos impedirian que la paz se alte
rase .

: Los diáconos desempeñaron perfectamente su encar


go . Antes que por ninguna de las partes hubiese ningun
herido ni se dirigiese ningun insulto á la contraria , con
siguieron llegar a la primera fila de la muchedumbre,
y con fuertes , amenazas de escomunion , no solo intima
ron la paz ,sino el silencio absoluto , hasta que se termi
nase la sagrada ceremonia que debia tener lugar . A fin
de que se cumpliesen sus mandatos, no cesaron de re
correr las filas hostiles durante dos horas , lo cual hizo
prorumpir á los soldados en gritos de admiracion ; y el
tribuno de la cohorte, que ni se oponia ni deseaba con
ardor el combale , les cumplimentó por sus laudables
esfuerzos para mantener el orden público , recibiendo la
respuesta algo ambigua de que sus armas de guerra no
eran carnales, que ellos no luchaban contra la carne
y la sangre , sino contra los principados y las potesta
des, elc. , etc .; respuesta de que el tribuno , à la sazon
medio dormido, creyó no debia pedir esplicacion .
Entretanto el cuerpo del mártir , encerrado en una
urna de cristal , y coronado por un rico dosel , habia
sido conducido al templo , precediéndole y siguiéndole
una brillante línea de clérigos, entre los cuales se dis
tinguia la magestuosa figura del pontífice . Iban detrás
518 HIPATIA .

unos mil monges, no solo de Alejandría y Nitria , sino


de todas las vecinas ciudades y monasterios. Filemon,
habiendo estado como media hora sin poder entrar en
la iglesia , tuyo ocasion de ver aquel inmenso acompa
namiento , y se sintió inclinado á creer la jactancia que
habia oido tan á menudo en Alejandría, de que una
mitad de la poblacion de Egipto babia ingresado á la
sazon en las órdenes religiosas.
Despues de los monges , empezaron a entrar los se
glares; pero estos eran tantos y se agolpaban en tan
gran número á las gradas , que antes de que Filemon
lograse penetrar en la iglesia, el sermon de Cirilo ha
bia principiado.

- Qué es lo que acabais de ver ? ¿Un hombre vesti


do de suaves telas? No, de esa clase se encuentran en
Jos palacios de los reyes, y en los palacios de los pre
fectos que quisieran ser emperadores y renunciar al
Señor... de quienes está escrito que Él , que se sienta en
el cielo, los desprecia, y coge al malo en sus propias
redes, é inutiliza los proyectos de los principes. Si , en
los palacios de los reyes , y tambien en los teatros, don
de los ricos del mundo, pobres en fé, niegan su pacto,
y contaminan sus vestiduras bautismales, de manera
que puedan honrar á los devoradores de la tierra . Ay
de los que creen les está permitido participar de la co
pa del Señor y de la de los diablos! ¡ Ay de los que ala
ban con la misma boca á Afrodita , y á aquella de quien
está escrito que El nació , á la pura Vírgen! Sean esos
todos escomulgados de la congregacion del Señor, hasta
que hayan purgado sus pecados con la penitencia y la
limosna. Pero en cuanto a vosotros, pobres del mundo,
HIPATIA . 519

ricos en fé, vosotros á quienes el rico desprecia .... ¿qué


es lo que habeis venido á ver en la soledad de esta no
che ? Un profeta .... sí , y mas que profeta..., un mártir.
¡Mas que profeta , mas que rey, mas que prefecto! Su
teatro fué la arena del desierto, su trono la cruz : le
ciñeron la corona , no filósofos paganos ni hijos de Sa
tanás , que engañan á los hombres con las artes de su
padre, sino ángeles y arcángeles ; una corona de gloria,
el laurel del vencedor que crece eternamente en el pa
raiso del mas alto cielo. No le llameis ya Ammonio, illa
madle Thaumasius admirable! Admirable en su pobre
za , admirable en su celo , admirable en su fé , admira
ble en su fortaleza, admirable en su muerte, y mas
admirable en la manera como se verificó esta . ¡ Feliz
mil veces el que ba merecido el honor de la cruz ! Pues
habiendo sido tan hoprado en la carne , lo será tambien
en la vida de que ahora disfruta ; y por la virtud de es
tos miembros tres veces santos , la lepra será curada,
el mudo recobrará la voz y el muerto resucitara . Si;
seria impiedad dudarlo. Esta carne , consagrada por la
cruz , no solo descansará en paz , sino que ejercerá una
accion poderosa. ¡ Acercaos y obtened la salud! ¡Acer
caos , y ved la gloria de los santos, la gloria del pobre!
Acercaos, y aprended que lo que el hombre desprecia ,
Dios lo tiene en alta estima; que lo que el hombre re
chaza , Dios lo acepta ; que lo que el hombre castiga,
>

Dios lo recompensa! ¡ Acercaos , y ved cómo Dios ha


elegido las necedades de este mundo para confundir á
los sábios , y las flaquezas para confundir á los fuertes!
El hombre aborrece la cruz : el Hijo de Dios condescien
de en padecer este suplicio. El hombre huella al infeliz
que gime en la miseria : el Hijo de Dios no tiene donde
520 HIPATIA .

descansar la cabeza . El hombre pasa junto al enfermo


y le abandona como inútil : el Hijo de Dios le escoge pa
ra que comparta sus padecimientos, y que la gloria de
Dios se manifieste en Él , El hombre maldice al publi
cano , al paso que le emplea en llenar sus cofres con los
7

despojos del pobre : el Hijo de Dios le llama y saca del


silio donde recaudaba el dinero , para ser un apóstol
mas alto que los reyes de la tierra . El hombre arroja
de sí á la prostituta como flor marchila , no obstante
haberla inducido á ser esclava del pecado. El Hijo de
Dios la llama, á ella la corrompida , la despreciada ;
acepta sus lágrimas, bendice su ofrenda , y declara que
sus pecados están perdonados, porque ha amado mu
cho ; pero aquel á quien poco se perdona, ama poco .... »
Filemon no oyó mas. Con la naturaleza apasionada
é impulsiva de un fanático griego, atravesó por entre la
multitud , dirigiéndose hacia la escalera que conducia al
coro, donde enfrente del altar estaba la urna de Am
monio , sin detenerse hasta que se encontró delante del
púlpito de Cirilo : entonces se arrojó en el pavimento
boca abajo , abrió los brazos en forma de cruz , y per
maneció silencioso é inmóvil á los pies de la muche
dumbre .
Se suscitó un murmullo en la congregacion ; pero
Cirilo , despues de pararse un momento , prosiguió en
los términos siguientes :
— « El hombre, en su orgullo y vanidad , desprecia la
humillacion y la penitencia ; desprecia el corazon des
trozado y contrito; y dice que solo hablarán bien de su
semejante, mientras este observe una conducta irre
prensible: el Hijo de Dios declara que el que se humi
lla, como acaba de hacerlo nuestro penitente hermano,
HIPATIA . 521

es quien será exaltado .... de él es de quien está escrito


que su padre le vió á lo lejos, y corrió á recibirle, su
plicándole que se pusiese la mejor ropa , un anillo en el
>

dedo y zapatos en los pies, y que se alegrase con el coro


de ángeles que se alegra cuando un pecador se arre
piente . Levántate , bijo mio, quien quiera que seas , y
vé en paz por esta noche , recordando que el que dijo:
« Mi vientre se abre bajo el pavimento, » ha dicho tam
bien : « No te regocijes, Satanás, mi enemigo ; pues si
caigo me levantaré.
Estrepitosos aplausos acogieron la hábil , y sin em
bargo fácil elocuencia del patriarca ; pero Filemon se
levantó lenta y temerosamente, quedando de rodillas y
con el rostro encendido ante los ojos de aquella inmensa
multitud .
De repente un anciano se lanzó de junto al púlpito,
y le rodeó el cuello con sus brazos . Era Arsenio .
- Hijo mio ! ¡bijo mio ! dijo sollozando, casi en voz
alta .
--Esclavo, no menos que hijo , contestó Filemon . Una
gracia del patriarca , y luego a los Lauros para siem
>

pre ....
- Oh noche dos veces bendita , esclamó Cirilo con
su voz sonora , que ha visto al mismo tiempo la corona
cion de un mártir y la conversion de un pecador! ¡que
aumenta a la par las filas de la Iglesia triunfante y las
de la Iglesia militante ! i que regocija doblemente a los
celestes espírilus , pues que saludan arriba a un herma
no victorioso , y abajo a otro arrepentido!
A una señal suya, un eclesiástico se adelantó y se
llevó consigo á Arsenio y Filemon , que fueron saluda
dos al pasar por las bendiciones, oraciones y lágrimas
522 HIPATÍA .

de todos , basta de los monges de Nitria . El mismo Pe


dro alargó la mano á Filemon .
-Te pido perdon , dijo el pobre jóven, complacién
dose en bumillarse .
-Y yo te lo concedo , respondió Pedro.
En seguida volvió á la Iglesia con mejor aspecto y
sentimientos mejores, quizá que los que le acompaña
ban de costumbre.
HIPATIA . 523

CAPITULO XXVII.

LA VUELTA DEL PRÓDIGO .

A cosa de las diez del siguiente dia , cuando Hipatia,


agobiada por el disgusto y la falta de sueño , estaba
tratando de ordenar sus ideas para la leccion de despe
dida, su doncella favorita le anunció que abajo aguar
daba un mensajero de Sinesio . Esta noticia fué un rayo
de esperanza para la infeliz. ¿ Una carta de Sinesio? De
él seguramente podia venirle algun consuelo, alguna ad
vertencia. Si el obispo supiera su triste situacion !
-Que te entregue la carta .
—Dice que debe hacerlo en propia mano. Y creo,
añadió la doncella, que tenia en su bolsillo una razon
sustancial para tal creencia , que te convendria verle.
Hipatia sacudió la cabeza impacientemente.
— Parece conocerte bien , aunque no quiere nombrar
se ; pero me suplicó le recordase una ágata negra .... (No
sé á qué aludiria) .... y un espíritu que debia presentar
se á lí cuando la frotases.
Hipatia se puso pálida como la muerte. ¿Seria otra
vez Filemon ? ¡ Buscó el talismao.... y babia desapareci
do! Debia baberlo perdido la última noche en la babi
tacion de Miriam . Entonces conoció el verdadero objeto
de los planes de la hechicera .... ¡ Habia sido engañada ,
burlada, doblemente burladal ¿Y qué nuevo proyecto
cra este ?
-Dile que deje la carta, y que se marche.... ¡Pero,
524 HIPATIA .

padre ! ... ¿Quién es ese hombre? ¿ A quién traes aquí en


tales momentos ?
Y mientras hablaba , Teon introdujo en el cuarto nada
menos que á Rafael Aben - Ezra , retirándose en seguida .
Hipatia tembló de pies á cabeza arte tan inesperada
aparicion .... Bien ; á lo menos no sabria nada de la úl
tima noche ni de su desgracia. No atreviéndose, sin em
bargo , à mirarle a la cara , tomó la carta y la abrió....
Si habia esperado algun consuelo de su lectura , pronto
>

sus esperanzas se desvanecieron .


« Sinesio á la filósofa :
» Aunque la fortuna no puede despojarme de todo, lo
hará de cuanto le sea dable. Pero de dos cosas , á lo me
nos , no podrá , á saber : de preferir lo mejor y de so
correr al oprimido. ¡ No permita el cielo que me prive
de mi juicio como de todo lo demás! Por esto aborrezco
la injusticia ; pues que nadie puede estorbármelo , y mi
>

voluntad es ponerle una barrera ; mas , el poder de ve


>

rificarlo, es una de las cosas que me ha quitado la for


tuna .... antes, tambien, me habia quitado á mis hijos.
» Fuertes un dia los Milesios eran .
» Así , tambien , hubo un tiempo en que yo servia de
consuelo á los amigos, en que tú solias llamarme astro
de bendicion para todos, escepto para mí; cuando pro
digaba en beneficio de los demás el favor que me dis
pensaban los grandes.... Eran mis manos .... enton
ces.... Pero ahora estoy abandonado de todos, á menos
que tú no tengas algun poder. Pues á lí y la virtud los
cuenlo yo entre las cosas de que a nadie le es dado pri
varme . Tú siempre tienes poder, y lo tendrás do segu
ro ahora .... usando de él tan noblemente conio a S

tumbras .
HIPATIA . 525

» En cuanto á Niceo y Filolao, dos nobles jóvenes,


parientes mios , te agradeceré que empeñes a todos los
que te honran , tanto particulares como'magistrados,
para que les devuelvan sus justos derechos . »
- A todos los que me honran ! dijo Hipatia suspiran
do ainargamente ; y en seguida miró á Rafael, como te
merosa de haber vendido su secreto. Su rostro se cu
brió de palidez , pues en los ojos de Aben - Ezra estaba
impresa una solemne lástima , que no le dejó duda de
que lo conocia .... por lo menos , en parte.
-¿Has visto á .... Miriam ? preguntó , impaciente de
averiguar lo que mas temia . :
- Aun no. He llegado hace una hora , y la felicidad
de Hipatia me interesa mas que la mia .
2
-Mi felicidad ? Ha concluido.
– Tanto mejor. Yo no encontré la mia hasta que la
hube perdido .
-¿Qué quieres dar a entender?
Rafael se deluvo , aunque sin apartar la vista , como
si tuviese algo importante que decir , deseando y te
miendo al mismo tiempo decirlo. Por último, empezó así :
-Cuando no otra cosa , confesarás que llevo mejores
ropas que la última vez que me viste. He vuelto, como
cierlo demoniaco de Gadara , sobre el cual solíamos ar
gumentar , vestido.... y quizá tambien en mi cabal
juicio.... ¡Dios lo sabe!
-¡Rafael! ;has venido á burlarte de mí? Tú sabes (es
imposible hayas estado una hora en Alejandría sin sa
berlo) que ayer soñaba con ser (y bajó los ojos) empera
triz ; que hoy estoy arruinada; que mañana estaré, qui
zá, proscrita. ¿ Y sin embargo , no tienes para mí mas
que tus antiguos sarcasmos y ambiguedades?
526 HIPATIA .

Rafael permaneció en silencio é inmóvil .


-¿Por qué no bablas? ¿Qué significa esa triste y gra
ve mirada , tan diferente de la tuya de otra época ?...
¡ Algo estraordinario tienes que decirme!
-En efecto , contestó Rafael, hablando muy despa
-

cio . ¿ Qué.... qué responderia Hipatia , si al cabo Aben


Ezra esclamase , como Juliano al espirar : El Galileo ha
triunfado ?
- Juliano no dijo nunca eso! Es una calumnia de los
frailes.
-Pero, yo lo digo.
--Imposible!
-¡Lo digo!
-¿Como palabras pronunciadas a la hora de la muer
te? Entonces, el verdadero Rafael Aben-Ezra ha cesado
de vivir.
-Pero puede nacer de nuevo.
-Y morir para la filosofía, pues que renace en la
supersticion . Oh digna melempsícosis! Adios.
Y se levantó con intencion de marcharse.
- Oyemel... ¡Oyeme con paciencia, noble y amada
Hipatia! ¡Otra burla mas de tus lábios, y volveré a ser
el mismo endurecido enemigo que era antiguamente ....
para todos, menos para tíl ¡No vayas á creerme ingra
to , olvidadizo! ¿Qué no te debo á tí , cuyas grandes pa
labras fueron las que estorbaron olvidase que existia la
Justicia , la Verdad y un mundo invisible de espíritus,
conforme á cuyo modelo debiera el hombre aspirar á
vivir?
Hipatia se detuvo , y escuchó admirada . ¿ Le queda
ba acaso alguna fé en sus doctrinas ? A lo menos, oiria
lo que Rafael habia descubierto ....
HIPATIA . 527

-Hipatia, soy mas viejo que tú.... mas sábio que tú ,


si la sabiduría es el fruto del árbol de la ciencia.... No
conoces sino un lado de la medalla , Hipatia , y es el mas
hermoso ; yo he visto su reverso, lo mismo que su an
verso . He recorrido años enteros todas las formas de los
pensamientos, acciones, pecados y locuras humanas, sia
hallar descanso .... ni en la sabiduría ni en la locura , ni
en los sueños espiritualistas ni en la brutalidad sensual.
No pude encontrar reposo en tu Platonismo.... despues
te diré por qué, y pasé sucesivamente del Estoicismo al
Epicurcismo , al Cinismo, al Escepticismo, y en este
hondo abismo me aguardaba otro abismo aun mas pro
fundo, llegando áa ser escéptico del mismo Escepticismo.
-Hay otro mas hondo todavía , pensó Hipatia, acor
>

dándose de la magia de la noche anterior; pero no des


plegó los lábios.
--Entonces, en el estremo del abatimiento , me con
fesé inferior á los brutos , que tienen una ley y la
obedecen , mientras que yo me habia constituido á mi
mismo en Dios , diablo , harpía ", torbellino , sin sujecion
á ley ninguna.... Necesité de que mi perra despertase
en mí el sentimiento de mi existencia , o de otros seres
fuera de mí mismo. Tomé á la perra por maestra , y la
obedeci, porque sabia mas que yo. Y ella me hizo retro
ceder (pobre animal mudo, semejante á un ángel envia
do por Dios) á la naturaleza humana, á la misericordia,
á la abnegacion, á la creencia, a la adoracion ... al puro
amor conyugal.
Hipatia se estremeció .... y en la lucha para ocultar
su turbacion , contestó casi sin saber qué decia :
-:Amor conyugal? ¿Desde cuándo se ha ordenado
Afrodita diácono cristiano ?
528 HIPATIA .

-¡Gracias al cielo ! dijo Rafael para sí . No se cuida


de mí ya. Si se.cuidara , el orgullo no le hubiera per
mitido esa burla . Desde que , contestó en voz alta , que
rida amiga , Palas Atene se ha ordenado de lo mismo y
designado como su primer sacerdote á Agustin de Hi
pona, hasta que tú estés pronta para desempeñar ese
7

cargo .
--¿Cómo? ¿Ya estás queriendo hacer prosélitos ?
---Sin duda . He hallado un tesoro demasiado grande
para no desearlo partir con la hija de Teon .
--¿Un tesoro ? dijo Hipatia en tono medio despre
ciativo.
--Efectivamente . ¿ Te acuerdas de mis últimas pala
bras cuando nos separamos allá abajo bace unos cuan
tos meses ?
Hipalia no contestó. Una terrible posibilidad á que
habia aludido asaltó su memoria por la primera vez
desde aquella fecha.... pero cerró los oidos con orgullo
al celeste aviso .
-Te dije que lo mismo que Diógenes, iba en busca
de un hombre , prometiéndote que si lo encontraba , tú
serias la primera en saberlo . Pues bien , he encontrado
un hombre.
Hipatia movió su hermosa mano .
-Sé quién quieres decir.... el Crucificado. Bien, yo
no necesito un hombre, sino un dios.
--¿Qué especie de dios, Hipatia? Un dios formado de
nuestras nociones intelectuales , ó mas bien de negacio
nes de las mismas.... del infinito, de la eternidad , la
invisibilidad , la impasibilidad.... ¿Y por qué no de la
inmoralidad tambien , Hipatia? Pues recuerdo que solía
mos convenir en que era degradar carnalmente a la
HIPATIA . 529

unidad suprema atribuirle una cualidad lan meramen


te humana como la virtud.
Hipatia no desplegó los lábios.
-Ahora bien , Hipatia , yo he tenido sienipre la idea
de que lo que necesitábamos , como primer predicado
de nuestra unidad absoluta , era que fuese, no solo un
Dios infinito (significara esto lo que significase, aunque
recelo que no lo veíamos del todo claro ), eterno, omni
potente ( predicados que me temo no entendíamos mejor
que el primero ), sino un Dios justo; ó mas bien , como
3

solíamos decir, que careciese de predicado .... que fuese


la justicia misma. Y entretanto no podia menos de re
cordar que mis antiguos libros sagrados hebreos habla
ban de un Dios de esta clase, é imaginando tuviesen
algo que decirme que....
-¡Que yo no te decia ! Esto , pues , era lo que moti
vaba tu aire de reserva y superioridad con la mujer de
quien te burlabas llamándola tu discípula . No sospe
chaba en tí una envidia tan verdaderamente judía. ¿Por
qué oh ! por qué no me dijiste eso ?
--Porque era un irracional , Hipatia , y habia olvida
do á qué era semejante esa justicia, temiendo descubrir
lo por temor de que fuese mi condenacion : Porque era
un demonio, Hipatia; y aborrecia la justicia, no desean
do encontrarte a ti ni á Dios justos, porque entonces
ambos seríais distintos de mí. ¡ Dios sea misericordioso
con mis pecados!
Ella le miró. Rafael estaba mudado, como por mi
lagro, aunque se veian la misma conciencia de poder,
el mismo sulil y caprichoso movimiento en sus vigoro
sas facciones. hebreas y en sus brillantes ojos. Sin em
bargo, cada línea de su rostro estaba suavizada : la
34
530 HIPATIA .

máscara de burlon abandono habia desaparecido; bro


taban de toda su fisonomía la ternura y la gravedad .
La crisálida se habia desprendido, mostrando la ma
riposa que contenia. Estuvo observándole un rato, y se
pasó la mano por los ojos para ver si se desvanecia la
aparicion . ¡Rafael, el sutil , el burlon, el Luciano de
Alejandría! ¡ Rafael, cuya profundidad y poder la ba
bian asustado aun en sus dias de mas corrupcion , ha>

bia venido á parar áá aquel estremol...


-Es un capricho de cobarde supersticion .... Esos
cristianos le han aterrado con sus pecados y su Tár
taro .
Volvió a mirar aquel rostro brillante, claro, impá
vido, y se avergonzó de su calumnia . Y este era el fin
de Aben-Ezra .... de Sinesio.... de Agustin.... de sábios
é ignorantes, godos y romanos ... La grande inundacion
seguia, pues, su curso .... Contrarestaria ella sola su
fuerza ?
¡ Tal era su voluntad ! ¡ La sumision nuncal.. Perma
neceria firme.... su razon se mantendria libre hasta lo
último .... hasta la muerte , si fuese necesario .... Y no
obstante , ¡ la noche anterior.... la noche anterior !
Al cabo habló, pero sin alzar los ojos.
-¿Y qué se infiere de que encontrases un hombre en
ese crucificado ?
--¿Recuerdas, Hipatia, la defiuicion que dá Platon del
hombre justo por escelencia ? ... Dice que sin haber co
metido la menor injusticia, babrá de rocorrer el perío
do de su vida con la nota de injusto, para que se evi
dencie sa desinterés, y llegar, no solo en la antigua Ate
nas, no solo en la antigua Judea, sino tambien , como
convendrás, en la actual Alejandría cristiana, á.... dté
HIPATIA . 531

acuerdas, Hipatia?... la prision , los azotes, y finalmen


te la cruz .... Si , pues , el ideal del justo de Platon es un
crucificado, por qué no ha de serlo tambien el mio ? Si
nosotros.... y el anciano obispo Clemente, tan buen pla
tónico como nosotros .... y el mismo Agustin , coincidi
mos en creer que Plafon , al espresarse de tan estraor
dinario modo, no hablaba por sí, sino impulsado del es
píritu divino, ( por qué otros no ban de haber bablado,
movidos del propio espíritu, al proferir las mismas pa
labras ?
-Un crucificado.... Sí. Pero jun Dios crucificado,
Rafael! Tal blasfemia me hace estremecer .
-Lo propio acontece á mis pobres compatricios. ¿ Son
ellos mas justos, Hipatia, en acciones diarias, por esa
escrupulosa reverencia hacia la gloria del Ser Supremo,
que probablemente sabe mejor que nadie cómo conser
var y manifestar esa gloria ? Pero convienes en la defi
picion , 200 es así? Cuidado, dijo con una de sus signifi
cativas sonrisas; iporque he estado combatiendo con
Agustin, y me he convertido en un terrible dialéctico.
¿Convienes ?
Naturalmente .... es de Platon.
--¿Pero convienes solo por hallarse escrita en el li
bro de Platon , ó porque tu razon te dice que es cier
ta?... ¿ No me respondes? A lo menos contéstame á esto .
El justo por escelencia, uno es el mas sublime modelo
de los hombres ?
-Seguro, respondió Hipatia sin fijar mucho la aten
cion, aunque no con repugnancia, como hablando de
una cosa corriente .
-En tal caso, el autanthropos , el hombre arqueti
po éé ideal , que es mas perfecto que ninguno de los in
532 HİPATIA .

dividuos, i no tiene que ser tambien perfectamente


justo ?
-Sí.
-Supon , pues, por uno de aquellos agradables ca
prichos nuestros de otra época, un argumento .... su
pon que desease manifestar su justicia al mundo.... El
único medio de verificarlo seria , segun Platon, el de
Glauco, á saber : la calumnia y la persecucion , los azo
tes у la cruz . ¿ No es así?
-¿Qué palabras son esas, Rafael? il¿ Azotes materia
les y cruces para una idea eterna y espiritual ?
-Hipatia , ¿has considerado alguna vez despacio á
qué es semejante el arquetipo del hombre?
Hipatia se estremeció como si oyese una idea nue
va , y confesó (lo mismo que lo hubiera hecho todo
Neo-Platónico), que nunca se le habia ocurrido tal
cosa .

-Y sin embargo, prosiguió Rafael, Platon, nuestro


maestro , nos dice que bay un verdadero arquetipo sus
tancial de cada objeto, desde una flor á una nacion , eter
no en los cielos . Quizá , querida amiga, no hemos sido
nosotros basta aquí bastante fieles Platónicos. Quizá
siendo filósofos y algo fariseos , empezábamos todas
nuestras elucubraciones, como nuestras plegarias, esto
es, dando gracias a Dios de que no fuésemos como los
demás hombres, y leíamos mal otro pasaje de la repú=
blica, que en otro tiempo nos agradaba citar,
--¿Cuál? preguntó Hipatia , cada vez mas interesada
en la conversacion .
-Uno , en el cual se dice que los filósofos son hom
bres .
-Te burlas de mí? Platon define al filósofo, el horn
HIPATIA . 533

bre que busca objetos de ciencia , mientras otros buscan


objetos de opinion .
-Perfectamente . Pero sy si en nuestro ardor por
averiguar aquello en que el filósofo se diferencia de los
demás hombres, no . vinos lo que tiene de comun con
ellos, y olvidamos que al cabo el hombre es un género,
del cual el filósofo es solo una especie ?
Hipatia suspiró .
-¿No piensas, pues , que así como lo mayor contiene
á lo menor , y el arquetipo del género al de la especie,
nosotros hubiéramos sido mas sábios estudiando un poco
mas el arquetipo del hombre como hombre, antes de
mezclarnos con una parte de este arquetipo .... el ar
quetipo del filósofo ?... Sin duda habria sido lo mas pro
pio , pues hay mas hombres que filósofos, Hipatia; y ca
da hombre es un verdadero hombre, y un buen objeto
de exámen , mientras que no todo filósofo es un verda
dero filósofo.... Por ejemplo, nuestros amigos los cíni
cos , y tambien uno ó dos Neo-Platónicos que conocemos.
Me pareces impaciente. ¿Cesaré?
-Equivocas la causa de mi impaciencia , respondió
Hipatia , mirándole con sus grandes y tristes ojos. Pro
sigue .
-Ahora bien (porque me voy convirtiendo en un ter
rible escolástico ), la verdadera definicion del hombre,
¿no se dará diciendo que es entre todos los seres creados
un espíritu unido temporalmente a un cuerpo animal?
-Encantado en él como si fuese en una prision, dijo
Hipatia suspirando.
-Sea así, si quieres. Pero..... ¿no debemos suponer
que el arquetipo.... ( el hombre propiamente ) siendo tal
arquetipo, estará tambien ó habrá estado algun dia tem
534 HIPATIA .

poralmente encantado en un cuerpo animal? ... No res


pondes . No quiero acosarte .... Solo te ruego consideres
despacio si en parte Platon no justifica de la nota de
absurdo al pescador de Galilea , cuando dice que Aquel
á cuya imágen el hombre está formado fué hecho car
ne , y habitó con el corporalmente junto al lago en Tibe
riade, y que vió su gloria , gloria digna del único engen
drado del Padre .
-Esta última pregunta es muy distinta . ¡ Dios hecho
carnel Mi razon no admite semejante cosa .
-La razon del viejo Homero sí que la admitia.
Hipatia se estremeció , recordando sus esfuerzos por
restaurar aquellas antiguas, palpables y humanas divi
nidades, y dijo á Rafael.:
-Adelante .
-Respóndeme, pues.... Ese arquetipo del hombre,
si existe en alguna parte, no existirá eternamente en
la mente de Dios? A lo menos, Platon lo hubiera dicho .
--Si.
-¿Y no se deriva de Él inmediatamente su exis
ten cia ?
Sí.
- Pero el hombre es un ser dotado de voluntad , dis
tinto de todos los demás seres.
-Si.
-Luego el arquetipo debe serlo tambien .
-Lo supongo .
-
-Y poseerá las facultades y propiedades de todos los
hombres en su mas alta perfeccion .
-
Es natural .
-¡Cuán dulce y sumisamente se trasforma en disci
pula mi antigua maestral
AIPATIA . 535

Hipatia le miró con los ojos llenos de lágrimas.


-Yo nunca he enseñado nada , Rafael.
-Sí , querida amiga , me has enseñado cuando menos
lo pensabas. Pero dime otra cosa . ¿No es propio de todo
hombre ser hijo? Porque tú puedes concebir que un
hombre no sea padre, mas no que no sea hijo.
-Convengo.
-Luego ese arquetipo debe ser tambien hijo.
-¿De quién , Rafael ?
-¿Por qué no de Zeus, padre de los dioses y los hom
bres? Pues estamos de acuerdo en que él no puede ser
deudor de su existencia á otro mas que á Dios.
-¿Y qué se infiere de ahí? dijo Hipatia , fijando sus
hermosos ojos en el semblanle de Aben-Ezra , con una
espresion de duda , y al mismo tiempo como lo declaró
Rafael al morir , de esperanza y alegría .
-

-¿Un hijo no tiene que ser de la misma especie que


su padre? « Las águilas , dice el poeta, no engendran
palomas . » ¿No seria la voz hijo una vana y falsa me
táfora, si el hijo no fuese la perfecta semejanza de su
padre?
--Los héroes engendran hijos peores que ellos, dice
el poeta .
-No hablamos ahora de hombres , á quienes el Zeus
de Homero llama los mas miserables de todos los api
males; hablamos, uno es así ? de un hijo perfecto y ar
quetipo , de un padre perfecto y arquetipo, en un mun
do perfecto y eterno, donde nada crece, decae ni cam
bia; y de una generacion perfecta y arquetipa , cuya
única definicion es que lo semejante engendra á su per
fecto semejante .... Callas . Bien , Hipatia .... Hemos pe
netrado demasiado lejos en los abismos....
536 HIPATIA .

Ambos guardaron silencio un rato. Y Rafael tuvo


ideas solemnes acerca de Victoria y acerca de las anti
guas señales de Isaías, que consideraba profecías con
cernientes al hombre que habia encontrado, porque ro
gaba y esperaba que las mismas segales le serian á él
enviadas, y que se le concederia tambien un hijo, como
prueba de que a pesar de todos sus pecados, Dios es
taba con él . »
Pero era judío y hombre; Hipatia era griega y mu
jer.... y en este particular lo mismo eran los hombres
de su escuela . Respecto de ella , las relaciones y los de
beres de la humanidad no tenian el carácter terrible y
divino con que aparecian á los ojos del judío convertido,
el cual por la primera vez de su vida conocia el sigui
ficado de sus Escrituras , y era un verdadero israelita .
En cuanto a la dialéctica de Rafael, aunque la hiciese
callar, no lograba convencerla . La creencia de Hipatia,
como la de los demás filósofos de sus mismas doctrinas ,
se apoyaba en la imaginacion y en el sentimiento reli
gioso , mas bien que en la razon y en el sentimiento mo
ral . Todo el brillante mundo con que se habia entrete
nido tantos años.... cosmogonías , emanaciones, afini
dades , simbolismos , jerarquías , abismos , eternida
des, etc.... aunque no le proporcionaba descanso ni
creia én él , aunque se habia desvanecido en el aire en
su mayor apuro .... era demasiado hermoso para per
derlo de vista eternamente ; y luchando con el creciente
convencimiento de su razon , respondió al fin :
--¿Y hubieras querido que yo renunciase, como pa
rece has hecho tú , á lo sublime , á lo hermoso, á lu co
leste, por una árida dialéctica.... con cuyo auxilio, á lo
que entiendo.... porque al cabo , Rafael, no me es posi
AIPATIA . 537

ble competir contigo.... Soy una mujer .... una débil


mujer.
Y se cubrió el rostro con las manos.
-Con cuyo auxilio, á lo que entiendes... ¿qué? pre
guntó Rafael con dulzura .
-Pudieras haber hecho aparecer como mejores ra
zones las peores.
--Así dijo Aristófanes de Sócrates. Pero hyeme de
nuevo, querida Hipatia . Tú no quieres renunciar a lo
hermoso, á lo sublime, á lo celeste. ¿Y si yo le dijese
que hasta ahora no habia encontrado ninguna de esas
cosas? Recuerda mis anteriores palabras.... ¿Y si lo que
nosotros hemos tomado por nuestro bello, nuestro su
blime, nuestro celeste , se hubiese reducido al mas com
pleto materialismo , consistiendo en nociones estraidas
por nuestro cerebro de las impresiones de cosas agrada
bles , elevadas, grandes, terribles , vistas con nuestros
ojos corporales? ¿Y yo hubiese descubierto que lo espi
ritual no es lo intelectual , sino lo moral , y que el mun
do espiritual no es como nos lo figurábamos, un mundo,
de nuestras abstracciones intelectuales ó de nuestras
emociones físicas, religiosas o de otra especie, sino un
mundo de personas justas ó injustas? ¿Si yo hubiese des
cubierto que la ley del mundo espiritual ,, comprensiva
de todas las demás, era la justicia ; y que la discordan
cia respecto de esta ley que nosotros llamábamos mate
rialidad , no era vulgar , grosera , torpe, sino simplemen
te injusta? ¿Si yo hubiese descubierto que la justicia era
lo hermoso, que la justicia era lo sublime, lo celeste, lo
divino.... Dios? ¿Y si sobre mí hubiera brillado como
una clara aurora , la imágen de esa justicia? ¿Si yo hu
biese visto un ser humano, mujer tambien , una débil.
538 HIPATIA .

niña , publicando la gloria y la hermosura de Dios, y


mostrándome que lo bello debe inezclarse sin temor,
con lo mas asqueroso y horrible; que lo sublime debe
somelerse a los oficios mas bajos , á los sacrificios mas
degradantes en la apariencia ; que ser celeste es conocer
que las relaciones mas comunes, los deberes mas vulga
res de la tierra son mandamientos de Dios y se cumplen
solo con ayuda del mismo espíritu con que Él rige el
universo ; que la justicia consiste en amar, auxiliar, pa
decer y hasta morir, si es preciso, por aquellos que en sí
mismos parecen únicamente propios para escitar senti
mientos de indignacion y disgusto ? ¿Si por la primera , y
no por la última vez de mi vida , segun espero , contem
plé esa vision, y ante ella mis ojos se abrieron y conoci
que era la semejanza y la gloria de Dios? ¿Si yo, Plató
nico como Juan de Galilea y Pablo de Tarso, y sin em
bargo, hebreo de los bebreos como ellos , me he pre
guntado á mí mismo : amando de este modo la criatura,
cuán grande no será el amor del arquetipo ? Pudiendo
padecer tanto una débil mujer , ¿cuánto no podrá padecer
el Hijo de Dios? Si el hombre tiene fuerzas para sacrifi
carse en parte por el bien de los demás, Dios las tendrá
para sacrificarse del todo. Si no lo ha hecho, lo hará , 6
será menos hermoso , menos sublime, menos celeste , me
nos justo que lo que me lo he figurado, menos que esa
débil niña. ¿Por qué no babré de creer a los que me di
cen que ya lo ha hecho ? Y aun suponiendo que su evi
dencia fuese mera probabilidad, contestaré que así como
.
no necesito demostracion matemática para convencerme
de que habiendo caido un niño en el agua, su padre le.
sacó , no la necesito tampoco en este caso. Mi razon , mi
corazon , todas mis facultades, escepto esta estúpida es .
HIPATIA . 539

periencia sensual, que me engaña á cada instante y que


ni siquiera puede probarme que existo , aceptan la his
toria del Calvario como el mas natural , el mas proba
ble, el mas necesario de los acontecimientos terrestres ,
dando por sentado únicamente que Dios es un ser jus
to y no el sueño de un espíritu necesario que lo pene
tra todo.... absurdo, que en los propios términos con
que se espresa , descubre su materialismo.
Hipatia respondió con una sonrisa forzada :
- Rafael Aben - Ezra ha abandonado el método del sé.
vero dialéctico por el del amante elocuente.
-No del todo, dijo Rafael sonriéndose a su vez. Por
que, supon que yo me haya dicho a mí misino : nosotros
los Platónicos convenimos en que la vista de la Divini
dad es el soberano bien .
Hipatia tembló nuevamente de pies á cabeza , acor
dándose de la última noche.
-Y si Dios es justo, y la justicia y el amor (como
creo) son cosas idénticas, entonces Él deseará este su
premo bien para los hombres, con mas ardor que ellos
mismos.... Entonces Él deseará mostrarse y hacer ver
su justicia a los hombres.... Me responderás, querida
Hipatia, ó me responderé yo propio?... ¿O es que tu si
lencio indica que apruebas? A lo menos , permíteme ,
añadió, que si Dios desea mostrar su justicia á los hom
bres, el único medio para verificarlo , segun Platon, será
el de la calumnia , la persecucion , los azotes y la cruz,
pues así Él , como el justo de Glauco , permanecerá
eternamente libre de toda sospecha de egoista interés ó
de debilidad.... ¿ Sigo ahora las reglas de la dialéctica,
Hipatia ?... Callas todavía .... Veo que te niegas á oir
me.... Algun dia la filosofa prestará mas benévolo oido
540 HIPATIA .

á las palabras de su mayor deudor .... O mas bien oirá


en su propio corazon la voz del hombre Arquetipo , que
la ha amado , la ha guiado, la ba dotado de todas las
perfecciones de cuerpo y de espiritu , inspirándole los
mas puros y nobles deseos, y que solo le pide que escol
che su razon , su filosofia, cuando le proclamen dispen
sador de todos esos bienes, y que los reparta libre y
humildemente, como Él los ha repartido á ella , al po
bre, al ignorante, al pecador, á quienes Él ama tanto
como á ella .... Adios.
- Detentel dijo Hipatia levantándose. ¿ A dónde vas?
-A bacer un poco de bien antes de inorir, ya que
tanto mal he hecho hasta ahora . A arrendar, plantar y
edificar; á salvar un pequeño trozo de la tierra de Oro
mazes, como dirian los persas, del dominio de Arima
nes ; á combatir contra los ladrones Ansurianos y dar de
comer á mercenarios Tracios , y librar unas cuantas viu
das del bambre y unos cuantos huérfanos de la escla
vitud .... Quizá á dejar para que me suceda un hijo de la
línea de David , que será mejor judío que su padre, por
que será mejor cristiano.... Tendremos disgustos en la
carne , así lo ha dicho Agustin ; pero coino le he respon
dido, realmente he esperimentado tan pocos hasta aquí,
que es probable me sirvan mas bien de útil educacion
que de otra cosa . Adios.
LiDetentel tornó á decir Hipatia . ¡ Vuelve , vuelvel
y hablarás de amer conyugal .... Tráela.... Es preciso
que la vea . Debe ser noble , sin duda, digna de ti.
-Se encuentra á muchas millas distante de Ale
jandria.
-Lo siento. Quizá hubiera podido enseñarme algo á
mí.... á mí, la filósofa !... No debiste temerme.... Mi co
HIPATIA . 541

razon no está ahora para convertir a nadie .... ¡Oh, Ra


fael Aben -Ezra! ¿ por qué romper la caña ya cascada?
Mis planes se los han llevado los vientos, mis discípulos
son indignos, mi numbre ha perdido su lustre, mi con
ciencia está abrumada con el peso de mi crueldad ....
Si no lo sabes todo, lo sabrás demasiado pronto .... Si
nesio, que era mi última esperanza, implora para sí la
ayuda que yo necesitaba de él... Y sobre todo .... ¡Túl...
¡ El, tu Brute! ¿Por qué no envolverme en mi manto,
como Julio César, y morir ?
Rafael la estuvo considerando, y vió con tristeza
hundirse toda su fisonomía en la mayor postracion .

-;Síl ... ven .... El Galileo .... Si triunſa de varones


fuertes, ¿podrá resistirle una débil mujer? Ven pron
to .... Esta tarde.... Mi corazon se está despedazándo á
toda prisa ....
-Vendré á las ocho de esta tarde?
-Sí.... Al medio dia esplico.... mejor dicho, me des
pido para siempre de las escuelas.... ¡Dioses! ¿ Qué me
resta que decir ..... Y me hablarás del de Nazareth.
Adios .
-Adios, hermosa amiga! A las nueve oirás hablar
del de Nazareth .
¿ Por qué sus mismas palabras le sonaban de un
modo estraño y ominoso ? Casi le pareció que no él, sino
una tercera persona , las habia pronunciado. Besó la mano
de Hipatia , y la encontró tan fria como bielo; y tambien
su corazon, a pesar de toda su felicidad, se sintió frio y
oprimido cuando dejó aquel aposento.
Al llegar a la calle, un joven salió de detrás de una
de las columnas, y le cogió por el brazo.
542 HIPATIA .

Ah, ah ! ¿qué me quieres ?


Filemon , porque era él , le miró un instante .
--Sálvala , por el amor de Dios , sálvala !
-¿A quién?
-A Hipatia.
-¿Desde cuándo te importa su salvacion , amigo ?
- Por Dios, continuó Filemon, vuelve junto á ella y
aconséjala .... Te oirá .... eres rico .... amigo suyo.... Te
conozco .... he oido hablar de tí .... ¡Oh! Si te has inte
resado alguna vez por ella, si has sentido por ella la mi
lesísima parte de lo que yo siento, vé y aconséjala que
no se mueva de su casa .
-Debo informarme mas por estenso, dijo Rafael, co
nociendo la seriedad con que se espresaba el jóven.
Acompáñame, y hablarás á su padre.
-No, no entraré en esa casal ¡Nunca volveré á pi
sarla ! No me preguntes por qué, sino vé tú. No me da
ria oido. ¿Eres tú quien la ha prohibido escuchar á
padie ?
¿Qué dices ?
--¡He estado aquí.... siglos! La he enviado una nota
por medio de la doncella, y no ha contestado .
Rafael recordó entonces por la primera vez, que
durante la conversacion habian llevado una nota á Hi
patia.
-La ví recibirla y arrimarla á un lado. Cuéntame tu
historia. Si tu mensaje es razonable, yo mismo lo lle
varé. ¿De qué hay que advertirla ?
-De un complót.... Sé que existe un complót contra
ella .... He oido á Pedro decir, sin que supiese que yo
estaba escuchando: « Esa mujer será un estorbo mien
tras no se la quite de en medio . Y añadió dirigiéndose
HIPATIA . 543

á uno de los presentes: « Lo que tratas de hacer, hazlo


pronto .
-Esos son fundamentos ligeros, amigo.
-¡Ah ! ¡Tú no sabes de qué son capaces esos hom
bres!
- ¿No? ¿ Dónde nos vimos la última vez?
Filemon se puso colorado, y prosiguió :
Lo que habia oido me bastó . Sabia cuánto la odian
y los crímenes que le atribuyen. A no impedirlo Cirilo,
hubieran atacado anoche su casa .... Conocí el tono en
que se espresaba Pedro . Hablaba con demasiada dulzu
ra para no tener una intencion diabólica . ¿ Quieres lle
varla mi mensaje, ó verla....
-¿Qué peligro la amenaza ?
-Dios lo sabe y el diablo, á quien esa gente adora ,
en vez de adorar al Señor ,
Rafael corrió á la casa , pero no pudo avistarse con
Hipatia , pues se habia encerrado dando órdenes estric
tas de que a nadie se admitiese.... ni con Teon, pues
habia salido por la puerta del canal bacia media hora,
con un rollo de papeles matemáticos bajo el brazo, no
se sabia á dónde....
-Imbécil viejo, idiotal esclamó.
Y en seguida escribió en su librito de memoria :
« No desprecies el aviso del jóven monge. Creo que
dice la verdad. Si te amas á lí y amas á tu padre, no
salgas á la calle hoy.»
Gratificó a una doncella para que subiese el mensaje,
y permaneció abajo, haciendo advertencias á los cria
dos, que no querian creerle. Es cierto que se habian
cerrado las tiendas en algunos barrios, y que los jardines
del Museo estaban vacíos; desde el dia antes andaba la
544 HIPATIA .

gente algo asustada . Pero Cirilo ( lo habian oido como


cosa segura) habia amenazado con la escomunion á lodo
cristiano que alterase la paz. En cuanto a que sobrevi.
niera algun daño a su ama.... jimposible! .Las mismas
fieras no la despedazarian ,» decia el portero negro , « si
se la arrojase al anfiteatro . )
Una doncella le pegó en las orejas por haberse es
presado así , y para eumendarlo declaró que su ama po
dia desviar el rayo y hacer que viniesen legiones de es
píritas á combatir en su ayuda .... ¿Qué disposiciones
tomar con semejantes idólatras? Y sin embargo, ¿ cómo
no amarlos mas oyéndolos?
Al fin llegó la respuesta de Hipatia.
«Estraño medio de persuadirme á aceptar tu nueva
fé, es decirme que me resguarde, cabalmente el primer
dia de tu predicacion , de la maldad de los que la profe
san. Te doy gracias; pero lu afecto hacia mi te ha vuel
to medroso . Nada temo. No se atreverán . Si ahora se
atreviesen , se hubieran atrevido tambien hace mucho
tiempo. En cuanto á ese jóven.... obedecer ó creer sus
palabras, y aun acordarme de que existe, seria para mí
vergonzoso en adelante . Por lo mismo que tiene la in
solencia de aconsejarme, iré. No temas por mí . No creo
desees que por la primera vez de mi vida me acobar
de. Debo seguir mi destino . Debo pronunciar mi último
discurso. Sobre todo, no quiero que ningun cristiano
diga que la filósofa ha sido menos impávida que el fa
pático . Si mis dioses son verdaderamente dioses, me
protegerán; si no lo son, que tu Dios pruebe la certeza
de su doctrina como mejor le parezca . »
Rafael hizo pedazos la carta .... A lo menos , los guar
dias no estarian tan locos como la demás gente . Faltaba
HIPATIA .
545
aun media hora para la salida de Hipatia, y en ese tiem .
po podria reunir fuerza bastante para sojuzgar á toda
Alejandría. Con este pensamiento dejó precipitadamente
la casa .
-¡Quem Deus vult perdere! dijo á Filemon con ade
man de disgusto. Quédate aquí y detenla.... Haz un úl
timo esfuerzo , y hasta derriba en el suelo los caballos ,
si te es posible . Volveré dentro de diez minutos.
Y entró corriendo por la mas próxima puerta de los
jardines del Museo.
Al otro lado de los jardines estaba el patio interior
del palacio , y allí habia muchas puertas que comunica
ban entre sí. ¡Si pudiera ver á Orestes, y alarmar la
guardia á tiempol ...
Atravesó aprisa los tránsitos , abandonados ahora
por los medrosos ciudadanos, para llegar a la puerta
mas cercana ; pero estaba cerrada y barreada firmemen
te por fuera .
Aterrado, se dirigió a la que seguia , y la halló tam
bien barreada . Al momento comprendió la razon , y en
tonces le faltó poco para perder la cabeza . Los guardias,
sin cuidarse del Museo, ó no temiendo fundadamente
que el populacho de Alejandría tratase de perjudicar la
gloria de su ciudad , ó deseando quizá prudentemente
concentrar sus fuerzas en el mas estrecho espacio , se ha
bian contentado con cortar toda comunicacion con los jar.
dines y convertir de este modo la elevada pared divisoria
en el recinto esterior de su ciudadela de mármol. Como
último recurso, las puertas que conducian desde el mis
mo Museo podian abrirse. Rafael las conocia todas , y
además todos los salopes , pasillos , estátuas, pinturas, y
casi todos los libros que contenia aquel yasto edificio ,
35
546 HIPATIA .

tesoro de la antigua civilizacion . Halló una entrada, cor


rió al través de corredores bien conocidos hasta una
puerta secreta , donde Orestes y él se habian detenido cien
veces, con los lábios llenos de malas palabras y los cora
zones de peores pensamientos... Estaba cerrada . Llamó;
pero inútilmente. Siguió adelante , y habiendo llamado a
otra , esperimentó igual suerte. La tercera tentativa no
tuvo mejor resultado ... Subió las escaleras creyendo que
desde las ventanas podria llamar a la guardia ; pero los
prudentes soldados habian cerrado y barreado las entra
das hasta los pisos superiores de toda el ala derecha , por
temor de que el patio del palacio fuese dominado desde
allí . ¿A dónde ir ahora ? Habia que retroceder ... ¿Y des
pues ? Galerías interminables, salas abovedadas, escale
ras, puertas, unas cerradas, otras abiertas, corriendo ar
riba y abajo , probando, ora este camino, ora aquel, per
diéndose á veces en tan enorme laberinto . Al fin le faltó
el aliento, secósele la garganta, su rostro estaba abrasa
do como si soplase el viento simun , sus piernas podian
apenas sostenerle. Su presencia de espíritu, por lo ge
neral tan perfecta, le faltó del todo . Sentíase desconcer
tado, envuelto en una red ; sobre él pesaba algun encan
to . ¿ Era aquello un sueño ? ¿ Era una de esas horribles
pesadillas en que se figura la mente ver elevarse colum
nas sobre columnas, escaleras sobre escaleras, salas so
>

bre salas, cambiando de forma y estendiéndose perpé


tuamente ante el individuo que es víctima de ella , y á
quien oprime, hasta casi ahogarle? ¿Era aquello un sue
ño? ¿ Estaba destinado á vagar para siempre en algun
palacio de los muertos, espiando el pecado cometido en
él? Su cerebro, por la primera vez de su vida , empezó
á vacilar. No recordaba sino que iba a suceder algu
HIPATIA . 547

na cosa terrible, y que debiendo impedirla no podia....


¿Dónde se encontraba entonces? ... En un pequeño cuar
to.... Allí habia hablado con ella cien veces , contem
plando á lo lejos el Faro y las azules aguas del Mediter
ráneo ... ¿Qué rumor era el que se oia abajo ? Un océano
de cabezas flotaha á sus pies, y de sus inumerables
gargantas salia el grito de guerra : ¡ Dios y la Madre de
Dios! Quilóse de la ventana y corrió otra vez como un
frenético sin saber adónde, ni lo supo hasta el dia de su
muerte.
¿ Y Filemon ?... Pero basta para este capítulo.
1

1
HIPATIA. 549

CAPITULO XXVIII,

AXOR DE NUJER .

Pelagi habia pasado aquella noche en completa sole


dad , no permitiéndole dormir su disgusto , el cual se
aumentó al encontrarse la siguiente mañana presa en su
propia casa . Sus doncellas le dijeron que tenian órdenes
(sin nombrar la persona de quien las habian recibido)
para no dejarla salir de su cuarto . Y aunque algunas
se lo participaron con suspiros y lágrimas , sin embar
go las mas , como pudo verlo , se complacian en hacerle
sentir que su reinado habia concluido, y que habia
otras , además de ella , que podian aspirar al puesto de
favorita .
¿Qué le importaban tales demostraciones ? Cuchi
cheos , burlas, respuestas insolentes, nada oia . Tenia
un ídolo , y lo habia perdido .... un poder, y le babia
faltado . En el cielo y en la tierra no existian para ella
paz , ayuda ni esperanza.... solo veia en todas partes
terror y desesperacion . La débil alma infantil que aca
baba de renacer en ella , habia sido oprimida en el
momento de mostrarse , é instintivamente se fué arras
trando hasta el piso de la torre, en que estaban sus ha
bitaciones, para llorar sola .
Permaneció allí sentada, hora tras hora , a la som
bra de la ancha cortina que en las casas de Alejandría
resguardaba del sol y ventilaba los cuartos interiores ; y
sus ojos vagaban negligentemente sobre aquel inmenso
550 HIPATIA .

mar de techos, torres , mástiles, brillantes canales y li


geros botes , no viendo donde quiera mas que un ama
do semblante , perdido , perdido para siempre.
Al fin un silbido sordo la desperto de su sueño . Le
vantó la cabeza , y vió que desde una de las troneras
del parapeto de enfrente , dos relucientes ojos estaban
fijos en ella . Hizo un movimiento como para librarse de
aquella inspeccion . ::
Repitióse el silbido, y sobre el parapeto asomó con
toda precaucion una cabeza .... era la de Miriam . Pela
gia , mirando cuidadosamente alrededor, se acercó a la
ventana. ¿Qué le querria decir la hechicera ?
Miriam le preguntó por señas si se hallaba sola; y
en cuanto Pelagia contestó afirmativamente , la vieja
hizo caer á sus pies una carta , atada á una piedra, y
luego desapareció .
. : «He estado observando aquí todo el dia . Me niegan
la entrada . Guárdale de Wulf, de todo el mundo. No
salgas de tu cuarto . Hay formada una trama para sa
carte de él á la noche y entregarte á lu hermano el
monge. Te venden . ¡Sé valiente! »
. : Pelagia leyó las anteriores líneas con pálida mejilla
y asombrados ojos; уy á lo menos, siguió la última parte
del consejo de Miriain . Decidida á bajar, atravesó con
orgullo sus habitaciones , y mandando retirarse á las
doncellas, que queriau detenerla, y que temblaron ante
.
su tono de voz y su aderan, bajó con la carta en la
mano, dirigiéndose al aposento en que el Amal pasaba
de ordinario sus horas de medio dia..
- Al acercarse á la puerta , oyó hablar recio dentro.
Era la voz del Amal .... pero tambien la de Wulf. Fal
tóle el ánimo, y se paró un momento á escuchar....
HIPATIA . 351

Oyó el nombre de Hipatia ; y ardiendo en curiosidad ,


se pegó al pestillo y percibió todas las palabras.
--- No aceptará, Wulf.
- Si no acepla , su suerte empeorará mas cada vez.
Además , te digo que está arruinada . Es su único
puerto de salvacion , y se acogerá á él . Los cristianos la
>

aborrecen ; si la tormenta se desata, su vida corre el


major peligro .
-Es lástima no haberla traido ya aquí.
-Cierto ; pero no ha sido posible . No debemos rom
per con Orestes hasta no ser dueños de palacio ..
-¿Y llegaremos á serlo, amigo mio ?
-Seguro que sí. Anoche nos hemos avişlado con to
dos los soldados, y la mera idea de ver á su cabeza á
un Amal , escitó su ardor basta el punto de tener que
darles dinero para que no se , moviesen , en lugar de
dárselo para que se sublevasen.
-¡Odin ! ¡Quisiera ballarme ahora entre ellos !
--Espera á que la ciudad se subleve. Si el dia pasa
sin que la tempestad se declare , digo que soy un estú
pido. El tesoro está ya embarcado, ¿ no es así?
-Sí, y las galeras prontas. He estado trabajando en
>

ellas como un caballo toda la mañana , pues que no me


han dejado hacer otra cosa . ¿ Y Goderico , segun dices,
no volverá del palacio hasta el anochecer ?
-Si se nos ataca antes, le avişaremos por medio de
una fogata, y vendrá con todos los godos que pueda
reunir . Si el palacio es atacado primero, él nos dará el
aviso , y marcharemos allá . Eatretanto, se ocupa en
emborrachar a ese perro prefecto griego lo mas po
sible .
--¡El griego le verá caer á él antes bajo la mesa! Tie
552 HIPATÍA .

ne drogas , lo sé, como todos esos pícaros romanos, para


desembriagarse cuando se le antoja , y en seguida vuel
ve á trabajar y á beber. Envia tambien al viejo Smid.
- Escelente ideal dijo Wulf.
Y salió al instante á ponerlo en práctica.
Pelagia tuvo apenas tiempo para retirarse detrás de
una puerta , pero habia oido bastante ; y cuando pasó
Wulf, se avalanzó á él y le cogió por el brazo. :.
-¡Oh! ¡ ven aquí! ¡Háblame un momento, por com
pasion , háblame !
Y llevándole a su pesar al próximo cuarto , se arrojó
á sus pies y prorumpió en sollozos.
Wulf guardó silencio, ' enteramente desarmado por
aquella inesperada sumision , cuando esperaba una re
sistencia petulante y artificiosa. Casi se sentia criminal
y avergonzado al ver ante si aquel hermoso y suplican
te rostro , convulso con el dolor , como el de un niño
cuando se le rompe un juguele.... Al fin habló.
-¡Oh ! ¿qué he hecho yo , qué he hecho? ¿ Por qué le
alejas de mí? ¿Qué he hecho sino amarle, honrarle, ado
>

rarle? Sé que le quieres, y por eso te quiero yo.... Sí,


te quiero. Pero tú .... qué es tu amor comparado con el
mio? ¡ Ohliyo moriria por él! ... ¡ Yo me dejaria despeda
zar por su causa .... ahora , en este mismo instantel...
Wulf permaneció mudo.
-¿Qué he hecho sino amarle? ¿Cuál ha sido mi de
seo sino el de verle feliz ? Yo era bastante rica ; todos me
elogiaban , me adulaban.... Vino entonces él .... glorioso,
como un dios en medio de los hombres.... en medio de
monos , mas bien. Y le adoré. Obré mal? Renuncié por
él á todo. ¿Obré mal? Fuí suya ... ¿Qué mas podia hacer ?
¡El condescendió en amarme.... él, el héroe! ¿ Cómo no
HIPATIA . 553

habia de someterle mi voluntad ? Le amé.... ¿ Cómo no


habia de amarle? ¿Le agraviaba consagrándole mi afec
to ? ... ¡Cruel, cruel Wulfl....
Wulf tuvo que violentarse para no ceder al enter
decimiento interior .
-¿Y en qué era tu amor digno de él? ¿Qué ha hecho
por él? Convertirle en tonto , holgazan , hazmereir de
esos perros griegos, cuando pudiera haber sido su con
quistador , su rey . Necia mujer , ¿quién no vé que tu
amor ha sido su veneno , su ruina ? Sin tí , estuviera aho
ra sentado en el trono de los Tolomeos, señor de todo el
sur del Mediterráneo .... ¡ Pero aun lo será!
Pelagia le miró con asombro , como si su entendi
miento hubiese comprendido alguna vasta y nueva idea ,
bajo cuyo peso vacilase ya . En seguida se levantó lenta
mente.
—¿Y pudiera ser emperador de Africa?
-Lo será ; pero no ....
—¡Pero no conmigo! esclamó. No conmigo, misera
ble , ignorante , deshonradal... Lo veo.... joh Dios! lo
>

veo todo. Por eso necesitas casarle con ella.... con


ella ....
No pudo pronunciar el terrible nombre.
Wulf calló; pero inclinó la cabeza , como en señal
afirmativa .
.

-Si .... me iré .... al desierto.... con Filemon .... y no


oiras hablar mas de mí.... Me entraré monja y rogaré
por él, a fin de que llegue áa ser un gran rey y conquis
te todo el mundo : Le dirás per qué me voy.... ¿ Se lo
dirás? Sí.... me é.... ahora mismo....
Y volvió la espalda, como si tratase de llevar á efec
554 HIPATIA .

to sus palabras ; pero al instante retrocedió con un re


pentino estremecimiento.
--¡No puedo, Wulf .... no puedo dejarle! ¡Perderé la
-

razon si le dejo! No te irrites.... Te promeleré cuanto


quieras.... te baré el juramento que exijas, si consien
tes en que me quede aquí .... como esclava.... como
cualquier cosa ... con tal que le vea alguna vez .... No....
ni aun eso pido.... solo vivir bajo el mismo techo que él.
¡Oh! ¡permíteme que esté en la cocina como una escla
val ¡Todo lo que posee lo trasmitiré á él .... á tí .... á al
guno! y tú le dirás que me he marchado... que he
muerto .... Permiteme permanecer aquí, no pido mas.
Y me vestiré de andrajos y moleré en el molino ... ¿ Qué
delicia para mí saber que come el pan hecho por mis
manos? Si me atreviera á hablarle.... á acercarme á
él.... que el mayordomo me cuelgue de las manos y me
azote como á una esclava .... ¡ De ese modo, pronto en
vejeceré y me pondré fea; y entonces, querido Wull, no
>

habrá ya nada que temer de esta maldita cara mial Pro


méteme esto , solo esto, y .... ¡Correl ¡ Te llamal Que no
venga y me halle aquil ... ¡No podria sufrirlo ! ... Vé, no
te detengas, y dile todo .... No, aun no ....
Y cayó en el suelo, mientras que Wulf salió , ha
blando consigo mismo .
- ¡Pobre jóven ! dijo, ipobre jóven! ¡Dichosa tú si hu
bieras muerto y estuvieras en el fondo de Hela!
Pelagia le oyó. ....
Gradualmente, en medio de sus sollozos y lágrimas,
en medio del tumulto de imposibles esperanzas y pro
yectos, aquellas palabras se arraigaron en su espiritu
y acabaron por llenar todo su corazon y su cabeza.
- ¿Dichosa si hubiera muerto ?
HIPATIA , 555
Y se levantó poco áa poco .
-¿Dichosa si hubiera muerto? [ Y por qué no? Enton
ces todo estaria arreglado, y ningun peligro se temeria
por parte de la infeliz Pelagia ....
Dirigióse lenta, firme y orgullosamente a la bien co
nocida alcoba .... Se arrojó sobre el lecho, y cubrió :de
besos la funja Entonces sus ojos se fijaron en la espada
del Amal, que estaba colgada al través de la cabecera,
seguo la costumbre de los guerreros godos. La cogió, y
se bajó del lecho temblando.
--Si.... Que sea con esta , si ha de ser. Y será. No
puedo soportar la vergüenza. ¡Haber imaginado toda mi
vida (loca de mi) que todos me amaban y adiniraban ,
y descubrir que lo que hacian era despreciarme, abor
recermel Esos estudiantes me dijeron a la puerta del
salon de lecciones que estaba despreciada .... Lo mismo
me repitió el anciano mionge.... ¡Nevia ! ilo olvidé al dia
siguiente !... Porque él .... él me amaba aun.. Ahl... ¿Có.
mo creerlos , mientras él no me lo dijo con sus lábios ?...
¡Es intulerablel... Y sin embargo , mujeres tan malas
como yo han sido veneradas ... , despues de su muerte .
¿Qué era lo que yo solia cantar referente á Epicaris, que
se ahorcó en la litera , y á Leena , que se cortó la lengua
con los dientes, para que el loriento no las obligara á
vender los amantes ? Dicen que en Alenas habia una es
tátua en honor de Leena .... que representaba una leona
sin lengua .... Y siempre que cantaba esa cancion , los
espectadores se levanlaban , aplaudian eslrepitosamente ,
y la Homaban noble , magnávina, ... Entonces no sabia
por qué; jahora sí! ¡Ahora sé la razon ! Quizá me llamen
á mí noble, al cabo. Por lo menos dirán : ; Era una.ió.
2

una .... pero se atrevió á morir por el hombre á quien


556 HIPATIA .

amaba ! ... Si; mas Dios me desprecia tambien y me


aborrece. Me enviará al fuego eterno.... Filemon lo di
jo.... aá pesar de ser mi hermano . El viejo monge lo di
jo.... aunque lloraba al decirlo .... ¡Las llamas eternas
del infierno! ¡Oh , eternas no , Dios grande y terrible !
Eternas no! ¡ Es indudable que yo nada sabia ! ¡Nadie
me habia enseñado el bien ni el mal, ni tenia idea de
haber sido bautizadal... ¡Y era tan grato ser dichosa,
verse elogiada, adulada, amada , y mirar en derredor
rostros felices .... cómo remediarlo ? Los pájaros que
cantan en el patio, hacen lo que les agrada, y Tú no
te irritas con ellos porque sean felices.... ¡ Ah! no ... ¡Tú
no serás mas cruel respecto de mí que de ellos, gran
Dios! Porque ¿ sabia yo mas que ellos? ¡Tú, que has hecho
la hermosa luz del sol, el mundo tan bello , las flores y
los pájaros.... no me enviarás, no , á las eternas llamas!
¿No será bastante castigo cien años .... mil? ¡Oh Dios! zno
lo es.... dejarle, justamente cuando.... empezaba a de
sear ser buena, digna de él? ... ¡Oh! ¡ Ten misericordia ,
misericordia , misericordial... ' ¿Por qué no he de con
>

vertirme en un pájaro.... ó en un gusano.... y salir de


ese horrible lugar, para ver otra vez brillar el sol y
crecer las flores ? ¡Oh ! ¿no me estoy castigando ya? ¿No
estoy expiando mis pecados? ... ¡Sír... morirét... Quizá
de ese modo se compadezca Dios de mil
Y con trémulas manos desenvainó la espada , y es
tampó muchos besos en la hoja .
-Si .... sobre su espada.... sobre la espada con que
ha ganado tantas batallas... Así debe ser... Suya hasta
lo último! Qué afilada y qué fria estál... ¿Dolerá muě
cho ?... No; no probaré la punta , pues me faltaria ani
mo. Me arrojaré sobre ella de una vez .... y como quie
HIPATIA . 557

ra que me punce , no sera ya posible volver atrás. Al


cabo es su espada , y no me atormentará mucho. Sin
embargo, él me hirió con su mano esta mañana !
3

Y al recordar aquel acto, prorumpió en un prolon


gado y doloroso grito, que sonó en toda la casa . Apre
suradamente colocó derecha la espada al pie del lecho,
asegurándola bien , y rasgó su túnica....
-Aquí... bajo este seno viudo, en que su cabeza no
volverá á descansar ! ¡Caeré muerta sobre el caro le
chol... Alguno se acerca... ¡Pronto, Pelagial Ahoral...
Y fuera de si estendió los brazos en actitud de preci
pitarse....
- Son sus pasos! ¡ Me hallará muerta, y no sabrá
nunca que muero por él !
El Amal empujó la puerta . Estaba cerrada ; mas con
un solo golpe la abrió de par en par, y preguntó :
- ¿Qué grito fué ese? ¿Qué significa esto, Pelagia?
Pelagia , semejante áa una niña a quien se encuentra
jugando con un objeto que se le habia prohibido tocar, se
cubrió el rostro con las manos y se postró ante él .
-¿Qué es esto ? dijo el Amal levantándola .
Pero ella se desprendió de sus brazos.
- Nol jno! .... nunca . ¡No soy digna de tí! ¡Déjame
que muera ! .... ¡Soy una miserable! No sirvo mas que
para abatirte , y tú debes ser rey . Debes casarte con
ella .... con la filósofa ....
-¿Hipatia? ¡Ha muerto !
-¿Muerto? esclamó Pelagia.
-Asesinada, hace una hora por esos furiosos.
Pelagia llevó las manos á los ojos, y prorumpió en
llanto.... ¿de lástima, o de alegría ? ... Ella no se lo pre
guntó a sí misma , ni nosotros se lo preguntaremos.
558 HIPATIA .

-¿Dónde está nii espada? ¡ Alma de Olin ! ¿ quién la


ha atado en este sitio!
- Iba'á .... ¡No te enfades..... Me dijeron que haria
bien en morir, y ....
El Amal permaneció absorto por un momento .
--¡Ohljno me pegues otra vez! ¡Mátame con tu pro
pia mano! ... ¡ Tudo menos pegarmel
-¿Pegartel.... |Noble mujer! esclamó el Amal estre
chándola en sus brazos .
La tormenta habia pasado , y Pelagia permaneció
muchos minutos junto á aquel amado corazon , gimiendo
como una feliz paloma .... Al fin el Amal dijo:
-Ahora !.... 'ipronto! ¡ No tenemos un momento que
perder! Sube á la torre, que allí estarás segura . ¡Yo voy
á mostrar á esos perros lo que sacan con mostrar los
dientes alrededor de la guarida de los lobos!

‫ ; ܀‬. :- ;
HIPATIA . 559

CAPITULO XXIX.

NEMESIS .

verdad lo10 que habia dicho el Amal ?


Era verdad
Filemon vió correr á Rafael y entrar en los jardines
del Museo . Sus últimas palabras habian sido un mandato
de que permaneciese donde estaba , y el joven no se mo
vió. El portero negro le dijo con alguna insolencia que
su señora no queria ver á nadie ni recibir mensajes;
pero él habia formado su resolucion, y quejándose del
sol, se colocó tranquilamente detrás de un poste , y se
sentó allí en el pavimento, pronto para un salto deses
perado. El esclavo le miró con atentos ojos; mas estaba
acostumbrado a los caprichos de los filósofos, y dando
gracias a los dioses de no pertenecer á semejante clase
de séres, se retiró a su celda porteril , y no se volvió á
acordar del asunto .
Filemon aguardó media hora larga, pareciéndole que
trascurrian horas, dias, años. Con todo, Rafael no vol
via ni se presentaba soldado ninguno. ¿Era el judío un
traidor ? Imposible ! Sú semblante habia espresado tan
intenso terror como el del monge .... Sin embargo, por
qué no estaba ya de vuelta ?
Quizá babia hallado las calles vacías, y se habia con
vencido de que sus mútuos temores carecian de funda
mento.... ¿Qué significaba aquel grupo de hombres á
unas doscientas varas de allí, y á la sombra de la calle
lateral situada enfrente de la puerta del costado que
560 HIPATIA .

conducia al salon de lecciones de Hipatia ? Se dirigió há


cia ellos para observarlos ; mas habian desaparecido. Otra
vez se sentó y aguardó.... y de nuevo vió presentarse el
anterior grupo . Era un puesto sospechoso. Aquella calle
corria á espaldas del Cesáreo, punto de reunion favorito
de los monges, y que comunicaba por inumerables en
tradas y edificios posteriores con la grande iglesia .... No
obstante, por qué no habrian de reunirse allí algunos
monges? ¿Qué cosa mas comun en cada calie de Alejan
dría? Filemon trató , pues , de desechar sus temores ;pero
la insistencia de pensar en ellos los convirtió en certeza.
Conoció que un suceso terrible estaba próximo. Observó
con mayor atencion desde su escondite.... El grupo de
hombres permanecia allí , y aun parecia haberse aumen
tado y acercado mas. Si le encontraban en aquel sitio,
squé no sospecharian? Pero no le importaba ; pues ha
bia decidido morir por ella , si las cosas llegaban á ese
estremo. Y aunque no era de creer que llegasen, sin em
bargo, tenia que hablar á Hipatia , que advertirla del pe
ligro. No cesaban de pasar gente de a pie y carruajes ;
multitud de estudiantes entraron en el salon de leccio
nes ; pero él no los vió, aunque habian atravesado la ca
lle por cerca de donde estaba . El sol seguia adelantando
en su carrera, y sus rayos daban de lleno en el ángulo
que ocupaba Filemon ; de suerte que el pavimento se puso
como hierro hecho áscua , y los ojos del joven estaban des
lumbrados por un resplandor tan vivo; pero no lo notó
siquiera . Todo su corazon , su vista , sus sentidos todos
se habian fijado en aquella bien conocida puerta, espe
rảndo a que se abriese ....
Al fin un curriculo, en que se veia brillar la plata,
rodó en torno del ángulo y se paro frente a él. Hipatia
ióhá
. Otra
-se el
alle
rito
en

No
DOS

EMO

a.
6
.

N
R Alabern

Le dijo complice de las brujas,jquieres que la hija deTeon sea traidoracomo tu ?


fanoher Rubw , Editor, Madrid
HIPATIA . 561

iba , pues , á salir . El grupo de hombres habia desapare


>

cido Quizá todo fuese ilusion suya . Na; estaban allí, mi


rando hacia el ángulo, próximos al salon de lecciones.
Un esclavo salió con una funda bordada ... y en seguida
se dejó ver Hipatia, mas radiante de gloria y hermosura
2

que nunca . En sus lábios posaba una triste y firme son


risa; sus ojos se dirigian al cielo en actitud de inquirir,
ardientes, уy sin embargo, dulces, oscurecidos por algun
gran lemor interno, como si su alma se hubiese ya'eman
çipado y estuviese en la presencia de Dios. ?
- Filemon se precipitó hacia ella , cogió su ropa con
>

vulsivamente, y se arrodilló a sus pies esclamando:


5's ¡ Detente! ;detentel Vas á tu destruccion !
C

Hipatia le miró con serenidad .


1
¡Cómplice de hechiceras ! ¿ Pretendes que la hija de
Teon sea , como tú , traidora ?
El monge se levantó y retrocedió abrumado de ver
güenza y desesperacion .... ¡Ella l'e creia , pues, culpa
dol... ¡ Era la voluntad de Dios!
; Las plumas de los caballos flotạban á alguna distan
cia cuando volvió en sí, y se lanzó tras ella gritando sin
saber qué.
¡ Era demasiado tarde! Una oleada de hombres salió
de la emboscada y se precipitó sobre el carre ..... Hipatia
habia desaparecido; y mientras Filemon seguia corrien
do anbelante, los caballos pasaron junto a él galopando
en direccion contraria con el carruaje vacío.
¿A dónde la llevaban aquellos hombres? ¿ Al Cesa
reo , á la iglesia de Dios? ¿Seria posible?.... La multi
tud , creciendo por momentos, bajaba a la playa, y vol
via con piedras, conchas y pedazos de loza .
Hipatia estaba sobre las gradas de la iglesia antesque
36
562 HIPATIA .

Filemon hubiese llegado á ellas , invisible en medio de


la muchedumbre; pero los fragmentos de su vestido la
impedian perderla de vista .
¿Dónde estaban á la sazon sus discípulos? ¡ Ay ! se ha
bian parapetado vergonzosamente en el Museo á la pri
mera embestida de la multitud que la arrancó del carro
á la puerta del salon de lecciones. ¡Cobardes! ¡ El la sal
varia !
Y luchó en vano para penetrar la densa masa de
hombres y mujeres de las últimas clases del pueblo,
entre los cuales se veian tambien monges y parabola
nos agrupados alrededor de la víctima . Pero lo que él
no pudo conseguir lo consiguió otro sér mas débil.... el
porterillo . Furiosamente (nadie supo cómo ni de dónde)
surgió, como si brotase del suelo, en lo inas espeso de la
multitud , abriéndose paso hacia su ídolo con cuchillo,
dientes y uñas, semejante á un gato salvaje devorado
por la rabia. Mas qay! le derribaron en tierra y rodo
por las gradas , quedando allí medio muerto y anegado
en llanto , mientras que Filemon saltó por encima de él
y entró en la iglesia.
¡Sil jen la iglesia! En aquel recinto frio y oscuro , con
sus columnas cinceladas , sus cúpulas, sus lámparas, su
incienso , su brillante altar y sus grandes cuadros . En
frente, sobre el altar, estaba el colosal Cristo observando
inmóvil la escena , con la mano derecha levantada en ac
titud de bendecir .... ; ó de maldecir!
En la nave hạbia esparcidos nuevos pedazos de su
ropa, y en las gradas del altar, y sobre el mismo altar,
á los pies del Cristo. Allí se detuvieron un momento
aquellos furiosos.
Hipatia se desprendió de sus atormentadores, y dan
HIPATIA . 563

do un salto hácia atrás, se irguió por un segundo cuan


alta era. Estaba desnuda , perfecta como la misma Palas,
>

contrastando su blancura de pieve con las masas som


brías que la rodeaban .... Veíase la vergüenza y la in
dignacion brillar en sus grandes y claros ojos, pero ni
una nubecilla de temor . Con una mano.se envolvió en
sus dorados cabellos, y estendió el otro brazo hácia el
Cristo , como apelando.... en vano jayl en vano.... del
hombre para ante Dios ! Sus lábios se abrieron con inten
cion de hablar , pero las palabras que debian salir de
ellos solo Dios pudo oirlas; pues en un instante Pedro la
derribó en tierra con un golpe, y la multitud se preci
pitó de nuevo sobre ella .... Entonces no se oyeron ya
mas que alaridos prolongados y penetrantes, que repe
tian las bóvedas del techo, y que sonaron en los oidos de
Filemon como la trompeta de los ángeles vengadores.
. Oprimido contra una columna, incapaz de moverse ,
se tapó los ojdos con las manos; ¡pero no logró apagar
aquellos gritos! ¿ Cuándo termiparian ? ¿Qué estarian ha
ciendo? ¿Destrozándola pedazo á pedazo ? Sí , y peor que
eso. Y los gritos continuaban , y el Cristo colosal se
guia inmóvil , mirando á Filemon con serenos ojos.... Y
sobre su cabeza estaba escrito en el arco -iris: « Yo soy el
mismo hoy que ayer y que siemprel ,
Todo habia concluido. Los gritos se convirtieron en
gemidos, y á estos sucedió el silencio. ¿Cuánto, tiempo
habia estado allí? ¿ Una hora ó una eternidad? ¡ Gracias a
Dios, todo habia concluidol En cuanto a ella .... pero y
en cuanto a ellos ? De repente un nuevo grito resunó
en la cúpula.
Al Cinaron ! A reducir los huesos á cenizas! 1A es .
parcirlos por el mar ! ....
564 HIPATIA .

r. Y la multitud salió de la iglesia ....


Filemon quiso huir; pero una vez fuera del templo,
las fuerzas le faltaron y se dejó caer en las gradas, mi
rando con estúpido horror el brillo de la llama y la mu
chedumbre que saltaba y ahullaba como demonios en
torno de Moloch .
1. Una mano cogió su brazo ; alzó los ojos y vió al por
terillo. Eudemon le estuvo contemplando un instante.
El terrible golpe habia desencantado á aquel infeliz para
siempre.
--- Hice cuanto pude a fin de morir con ellal dijo.
- Hice cuanto pude por salvarlal respondió Filemon .
-Lo sé. ¿ Los dos no la amábamos!
Y el cuitado portero se sentó junto á Filemon , y al
ver correr la sangre de sus heridas por el pavimento,
prorumpió en amargo llanto.
Hay ocasiones en que la misma intensidad de nuestra
desgracia es un beneficio, aturdiéndonos hasta el punto
de impedir que el pensamiento nos atormente. Así suce
dió con Filemon, el cual permaneció allí sentado largo
tiempo .
-Está con los diosesl dijo al cabo Eudemon .
- Está con el Dios de dioses, contestó Filemon ; y otra
vez callaron ambos .
De improviso una voz imperiosa los sacó de aquel le
targo . Miraron, y conocieron á Rafael Aben -Ezra .
Estaba pálido, pero al mismo tiempo sereno como la
muerte . Su aspecto no les dejó duda de que lo sabia todo.
- Jóven monge, dijo entre dientes, parece que la bas
amado ....
Filemon dirigió los ojos al cielo sin poder articular
un sonido . 15.11.lza '
HIPATIN . 565

-Entonces levántate y huye al rincon mas distante


del desierto , antes que la sentencia de Sodoma y Go
morra caiga sobre esta maldita ciudad . ¿ Tienes padre,
madre, hermano, gato, perro , pájaros por quien te in
tereses dentro de estas paredes ?
Filemon se estremeció acordándose de Pelagia ...
Aquella noche (Cirilo se lo habia ofrecido) veinte mon
ges de confianza debian acompañarle para arrebatarla y
llevársela consigo .
-¿Tienes? Entonces vé por ellos y huye, acordándote
de lo que sucedió a la mujer de Lot. Eudemon, sígueme.
Es preciso que me conduzcas a tu casa, á la habitacion
de Miriam la judía . No lo niegues .... Sé que está allí.
Por amor a la que acaba de perecer, te preservaré de
todo daño: mas aun; te recompensaré ricamente si te
muestras fiel . ¡Levántate!
Eudemon , que conocia bien el semblante de Rafael,
se levantó y le guió a su casa temblando. Filemon quedó
solo.
No volvieron á encontrarse en la tierra . Pero File
mon conoció que habia estado en presencia de un hom
bre mas fuerte que él , y que aborrecia aun mas ' amar
gamente que él aquel crímen que no debiera haber alum
brado la luz del sol . Sus palabras « Levántate y huye ,»
pronunciadas con el duro predominio de sí mismo, y los
lábios contraidos, que caracterizan la agonía' encerrada
dentro del pecho, sonaron a los oidos del mongé como
la trompeta del Juicio . Huiria , sí . Habia salido á ver el
mundo , y lo habia vislo. Arsenio tenia razon . | Al de
sierto otra vezi Pero antes queria ir solo á hablar con
Pelagia, y suplicarla de nuevo que huyese en su com
pañía . Era una locura tratar de persuadirla usando de
566 RIPATIA .

la fuerza . El reino de Dios no debia considerarse como


un reino de fanáticos, sino de alıpas generosas y sumi
sas. Si no podia ganar su corazon , su voluntad .... se iria
solo y moriria rogando por ella ..
Dejó las gradas del Cesáreo y subió por la calle del
Museo. ¡ Ay ! ¡qué océano rugiente de cabezas! La plebe
estaba sáqueando la casa de Teon .... ila casa de tantos
recuerdos! ¡Quizá el pobre anciano habia perecido tam
bien! Sin embargo .... isu hermana ! Era preciso salvarla
y huir. Escitado por esta idea, tomó una calle lateral y
trató de seguir adelante.
Pero cada calle arrastraba su corriente de fanáticos
furiosos al sitio principal ; y antes de que llegase á la
casa de Pelagia el sol se habia puesto, Уy detrás de él so
paba , repetido por diez mil voces, el grito de jAbajo los
paganos! Mueran todos los godos arrianos! ¡Mueran las
prostitutas idólatras! ¡ Muera Pelagia Afrodita !
Corrió precipitadamente á la puerta de la torre, don
de Wulf le habia ofrecido ayudarle. Estaba entreabierta ,
y en la oscuridad pudo ver una figura de pie en el pasa
dizo . De un brinco salvó los escalones ; pero en vez de
Wulf halló á Miriam .
-¡Déjame pasar!
- ¿Por qué?
Filemon , sin responder, intentó atropellarla y pro
seguir su marcha .
- Necio , necio , peciol dijo la hechicera, sosteniendo
la puerta con todas sus fuerzas. (¿Dónde
1 están tus com
pañeros de rapto ? ¿ Dónde tu banda de monges ?
Filemon retrocedió. ¿ Cómo habia descubierto la vieja
su plan?
-Si.... ¿dónde están , estúpido?.... Aun no le has
HIPATIA . 567

desengañado de lo que son los monges, llegando tu ce


guedad hasta querer que esa infeliz niña renuncie á su
naturaleza humana, como tú y los tuyos? ¡No!.... Mujer
es, y mujer vivirá , ó morirá !
- Déjame pasarl grito Filemon furioso .
-Levanta la voz .... que yo tambien la levantaré, y
entonces no respondo de que te quede un momento de
vida. ¡Necio !¿Crees que he bablado como judía? No, sino
como mujer.... como monja . ¡ Yo fuí monja en otro tiem
po, loco! .... : No, no te apoderarás de ellal ¡La ahogaré
primero con mis manos !
Y volviéndole la espalda, empezó a subir aprisa por
la escalera de caracol.
Filemon la siguió; pero la intensa pasion de la hechi
cera le comunicó la fuerza y ligereza de una joven Mé
nade. El monge estuvo una vez próximo á dejarla atrás;
mas se acordó de que no conocia el camino , y se conten
tó con ir pegado a ella, como á un guia , '
Miriam subió muchas escaleras ,basta que de repente
entró en un cuarto . Filemon se detuvo . A unos cuantos
pies sobre él mostrábase el estrellado cielo, lo que era
señal de que estaban cerca del techo. Dentro de un ins
tante la vieja salió del cuarto é iba a seguir subiendo,
pero el joven la cogió por el brazo, y arrojándola en
el vacío aposento, cerró tras sí la puerta. Hecho esto , no
tardó en llegar a la azotea y verse en presencia de Pe
lagia .
-¡Vamos! le dijo casi sin aliento. ¡ Ahora es la oca
sion ! Ahora que todos están abajo !
Y tomó la mano de su hermana .
Pelagia retrocedió .
-} - No,no, contestó en voz baja; no puedo, no puedo...
568 HIPATIA .

Me lo ha perdonado todo , todo! ¡ y soy suya para siem


prel Cabalmente ahora que se encuentra en peligro, que
está espuesto a que le hieran .... ¡Cielos giria á cometer
una bajeza tal como abandonarle! ... ¡Nunca!
- ¡Pelagia , Pelagia, querida hermanal esclamó Pile
mon en la mayor agonía, jacuérdate del castigo del pe
cado! facuérdate de las penas del infierno! ***
f
¡ Ya he pensado en ellas , y no te creo .... nó, no te
creol Dios no es tan cruel como dices! Y si lo fuese....
¡Perder mi amor es el infierno! ¡Que me abrasen luego
las llamas, con tal que le conserve abora! :
Filemon se estremeció oyéndola. Asustáronle denue
vo las dudas que habia sentido al ver en la bóveda del
templo aquellas mujeres pintadas en cuadros que repre
sentaban orgías, á cuyo aspecto le habia acometido un
temblor, y se habia preguntado á sí mismo si estarian
ardiendo eternamente en el infierno.
-¡Vamos! repitió ; y arrodillándose ante ella, cubrió
sus manos de besos y le instó en vano para que le si
guiese. !

iQué significa esto ! gritó una voz de trueno... no la


de Miriam , sino la del Amal. Estaba desarmado; pero
con todo, se avalanzó sobre Filemon .
- No le hagas danol esclamó Pelagia; es mi bermano,
el hermano de quien te he hablado.
+iQué buscas aquí? preguntó el Amal , adivinando la
verdad al momento .
Pelagia no contestó.
-Deseo libertar á mi hermana, que profesa la reli
gion de Cristo, de los criminales abrazos de un arriano
herege. Y la libertaré, ó moriré.
. Arriano dices? repuso el Amalriéndose . Di paga
HIPATIA : 569

no, y acertarás, loco. Pelagia, ¿quieres irte con él á ser


monja en el desierto ?
Pelagia de un salto se colocó al lado de su aman
te . Filemon la cogió del brazo invocando desesperada
mente y por última vez los sentimientos cristianos, y
en un momento sin saberse cómo, el godo y el griego
se encontraron empeñados en mortal lucha , no atre
viéndose Pelagia á llamar, pues tenia la seguridad de
que seria como clavar el puñal en el seno de su her
mano ,

La lucha duró pocos segundos. El godo levantó á Fi


lemon en sus brazos como á un niño , y llevándole al pa
rapeto , trató de arrojarle al canal . Pero el activo griego
se habia enredado como una culebra alrededor de su
cuerpu, y le asió de la garganta con la fuerza que dá la
desesperacion. Dos veces rodaron y vacilaron sobre el
parapeto , retrocediendo otras tantas. Al tercer empu
je.... la pared de tierra cedió , y el godo y el griego ca
yerou al abismo estrechamente abrazados.
Pelagia corrió al borde, muda y con los ojos secos
de horror. Dos veces dieron vuelta sobre sí mismos por
el aire .... El pie de la torre, como era usual en Egipto ,
formaba declive por la parte de afuera antes de entrar
en el agua. Debian estrellarse contra él .... y entonces....
una eternidad pareció el tiempo que gastaron en atra
vesar el abismo.... El Amal estaba debajo .... y Pelagia
vió sus hermosos y flotantes cabellos dar contra la pie
dra . En el momento los dos cuerpos se desaşieron ,
sumergiéndose separadamente en el agua, y todo quedó
en silencio.
Pelagia miró hacia abajo un instante mas; y luego,
lanzando un grito que resonó en el edificio y en el rio ,
570 HIPATIA .

bajó precipitadamente las escaleras y salió en medio


de la oscuridad de la noche .
Cinco minutos despues, Filemon , chorreando agua ,
magullado, ensangrentado, se arrastraba fuera del ca
nal , por la parte mas baja de la callejuela. Una mujer
que habia salido por la puerta secreta, estaba a la orilla
del muelle cruzadas las manos y con los ojos fijos en el
agua . La luna daba de lleno en su rostro. Era Pelagia.
Filemon la vió, la conoció y retrocedió esclamando:
- Hermana.... hermana mia.... perdónamel
-Asesinol... gritó la jóven.
Y desviando sus estendidas manos huyó de allí .
El camino estaba interceptado con fardos de mercan
cías, pero la bailarina saltó por encima de ellos como un
gamo; mientras que Filemon , medio aturdido por la cai-.
da y casi ciego á causa del cabello mojado que le cubria
los ojos, tropezó, cayó Уy le fué imposible levantarse. Pe
lagia anduvo unas cuantas varas en direccion de la mul
titud , que se veia á la luz de las antorchas crecer y amon
tonarse en la calle principal ; luego tomó repentinamen
te por una travesía , y desapareció. Filemon permaneció
gimiendo en el suelo sin tener ya que esperar ni objeto
alguno que proponerse .
Al cabo de cinco minutos, Wulf, á la cabeza de vein
te espectadores aterrados, hombres y mujeres , á quienes
habia atraido á aquel punto el grito de Pelagia , estaba
mirando desde el parapeto rolo . El fué el único que re
celó que Filemon se babia encontrado allí, y temblando
al imaginar lo que pudiera haber sucedido, no comunicó
á nadie su sospecha.
Pero todos sabian que Pelagia habia estado en la tor
re; todos habian visto subir al Amal . ¿ Dónde se hallaba
HIPATIA . 571

ahora ? ¿Y por que estaba abierta la portezuela secreta,


que justamente se cerró á tiempo de impedir la entrada
de la muchedumbre ?
Wulf se paró á considerar con su práctica en tales
casos todas las contingencias posibles de muerte У hor
ror. Al cabo dijo :
-Una cuerda y una luz , Smid !
.

Le fueron traidas ambas cosas ;' y Wulf, sin ceder á


los ruegos de los mas jóvenes , para que les permitiese
llevar a cabo tan peligrosa investigacion , hizo le bajasen
al través de la brecha.
Cuando hubo descendido dos terceras partes de la
torre, sacudió la cuerda , y griló con voz ahogada á los
de arriba . $
Tirad . He visto lo suficiente .
Ellos tiraron anhelantes de curiosidad y temor, y
Wulf permaneció algunos instantes en silencio, como si
embargase sus facultades un enorme disgusto.
--¿Ha muerto ?
-Odin ha llamado á si á su hijo, lobos de los godos .
Y alargó su mano derecha á los aterrados circuns
tantes, prorumpiendo en sollozos .... Tenia asido un lar
go y hermoso rizo empapado en sangre.
El - rizo pasó demano en mano .... reconociéndolo uno
despues de otro; y entonces, con admiracion de las mu
jeres, aquellos grandes y sencillos corazones, demasiado
valientes para avergonzarse de las lágrimas , lloraron
como pidos.... ¡Habian perdido su Amal, su hombre
celeste , bijo del mismo Odin, su alegría , su orgullo, su
gloria , su reino de los cielos , como lo declaraba el nom
>

bre, que era todo lo que cada uno de ellos desearia ser,
y aun mas , y sin embargo les pertenecia ; hueso de sus
572 HIPATIA .

huesos, carne de sus carnes! ¡ Abljes duro para los co


razones verdaderamente bumanos verse despojados de
su ideal, aunque constituya este un toro salvaje ó un
desalmado gladiador l...
Al fin Smid habló:
-Héroes , esta es la sentencia de Odin ; y el padre de
todos es justo. Si hubiésemos escuchado al principe
Wulf hạce cuatro meses, no habria llegado este caso.
Hemos sido cobardes уy holgazanes, y Odin se ha irrita
do con sus hijos. Juremos obediencia al principe Wulf y
sigámosle mañana adonde quiera.
Wulf cogió afectuosamente la mano que Smid le
alargaba.
- No, Smid , hijo de Troll ! No te corresponde hablar
así. Agilmundo , hijo de Criva; Goderico, hijo de Emeri
co, sois Balts, y á vosotros pertenece la sucesion . Echad
suertes para que sepamos cuál ha de ser nuestro ca
pitan . ...
- No, no , Wulfl esclamaron á un tiempo los dos
jóvenes. ¡Tú eres el héroe, el Sagal Nosotros no me
recemos ese puesto; hemos sido cobardes y holgazanes
como los demás. ¡ Lobos de los godos, seguid al lobo, aun
que os conduzca a la tierra de los gigantes!
Estrepitosos aplausos acogieron estas palabras. :
Levantémosle sobre el escudul grito Goderico , ha
ciendo pedazos el suyo. ¡ Levantémosle sobre el escudo!
¡Salud á Wulf..., rey de Egipto !
Y el resto de los godos, atraido por las voces , subió
á la torre a tiempo de formar coro y gritar con sus com
pañeros:
« ¡Salud á Wulf, rey de Egiptol ... ) 'cuidándose de
la inmensa multitud que ahullaba afuera como los ni
HIPATIA 573

ños se cuidan de la nieve que dá contra las ven


tanas .

- Nol dijo Wulf solemnemente , una vez sobre el es


cudo. Si yo fuese vuestro rey, y vosotros mis hombres,
lobos de los godos.. mañana saldríamos de esta ciudad
aborrecida por Odin y manchada con la inocente sangre
de la doncella Alruna... ¿Me seguireis ?
Hasta las puertas del Muspelheim , gritaron aque
Hos valientes .
-¿Vais a dejar que nos asesinen ? esclamó una de las
jóvenes . La multitud está rompiendo ya las puertas.
- ¡Silencio !... Héroes , tenemos que hacer una cosa.
El Amal no debe ir al Valhalla sin un séquito corres
pondiente á su clase .
- Pero supongo que no se compondrá de las pobres
chicas, dijo Agilmundo , creyendo que Wulf desearia ce
lebrar los funerales del å mal, segun el uso de los godos,
con un deguello de esclavos .
- No.... He visto á una de ellas portarse esta misma
noche como una Vala ; y pudieran ser, no me cabe ya
duda , esposas dignas de héroes. Las mujeres son mejo
res de lo que pensaba, hasta las que menos valen de en
tre ellas. No , bajad , mis valientes , y abrid las puertos,
dejando que vengan esos perros griegos á tomar parte
en la cena funeral de un hijo de Odin . ;
-¿Que abramos las puertas?
-Sí. Goderico, toma una docena de hombres y espe
ra en el salon de Oriente. Agilmundo, vé con otra do
cena al lado del patio que está al Poniente.... y aguarda
allí , en la cocina , hasta que oigas mi grito de guerra .
Smid y los restantes me seguirán á la puerta, pasando
por los establos, y silenciosos como Hela.
574 HIPATIA .

Dicho esto , bajaron todos y encontraron en la esca


lera á la vieja Miriam .
Sin aliento y agotadas sus fuerzas por el demasiado
ejercicio de aquel dia , habia cedido al violento empuje de
Filemon, yaciendo aturdida por el golpe, hasta que se
recobró justamente a tiempo de recibir su merecido .
La hechicera conoció el fin que la esperaba, y se de
cidió á arrostrarlo de un modo digno de ella.
-Apoderaos de la brujal dijo Wulf. (Apoderaos de
la corruptora de héroes.... causa de todos nuestros dis
gustos!
Miriam le miró con tranquila sonrisa .
-La bruja está acostumbrada hace tiempo á oir á
los necios culparla de las consecuencias de sus vicios.
-A tierra con ella , Smid , hijo de Troll , para que
pase el alma del Amal en su tránsito al Niflheim .
Smid descargó el hacha, pero tan terrible era el bri
llo de los hundidos ojos de la vieja , que la vista del hé
roe se deslumbró; y el arma , desviándose, fué á dar en
el hombro. La hechicera vacilo , pero no llegó a caer .
-Basta , dijo Miriam tranquilamente.
-La maldita hija de Grendel entorpeció mi brazo, es
clamó Smid . ¡Que se marche ! Nadie dirá que he herido
á una mujer dosveces .
-Nidhogg la está aguardando , tarde o temprano,
contestó Wulf.
Y Miriam , envolviéndose friamente en su chal, vol
vió la espalda y bajó con paso firme la escalera, mien
tras que todos los hombres respiraron mas desahogada
mente, como si se viesen libres de algun encanto sobre
natural.
-Ahora , dijo Wulf, á vuestros puestos, y venganza .
HIPATIA . 575

La multitud habia estado ahullando en vano alrede


dor de la casa como media hora, pues las altas paredes,
que solo miraban a la calle por unas cuantas ventanas
estrechas en los últimos pisos, constituian de ella una
verdadera fortaleza . De repente las puertas de hierro se
abrieron , y la fila primera pudo ver a la claridad de la
luna el patio vacío, reinando en él un espantoso silen
cio . Al pronto retrocedieron con la sospecha de alguna
traicion; pero los que venian detrás los empujaron , y el
patio se llenó con los asesinos de Hipatia, que desahoga
ban su impotente furor contra las paredes y columnas.
Entonces , de debajo de las arcadas laterales, salió un
cuerpo de hombres armados, haciendo retroceder á to
dos los demás; en seguida las puertas rodaron sobre sus
goznes y las fieras de Alejandría cayeron al fin en el
lazo.
La mortandad fué espantosa . Por tres diferentes
puertas se lanzaron los godos, cuyos yelmos y botas de
malla los haciau invulnerables respecto de las groseras
armas de la muchedumbre, y se abrieron paso al tra
vés de esta , derribando en tierra personas cuya clase
de vestido no les ayudaba en manera alguna . Es cierto
que era uno contra diez , pero ¿qué valen diez perros
ante un leon? ... Y la luna , cada vez mas alta , seguia
contemplando impasible aquella escena de furias, y las
alabardas y espadas continuaban su obra de destruccion
arrastrando los godos los cadáveres al medio del patio,
donde el viejo Wulf, sentado sobre un monton de ellos,
cantaba las alabanzas del Amal y las glorias del Valha
lla , mientras que los agudos sonidos de su laud se mez
>

claban con los gritos de los fugitivos y de los heridos ,9

avivándose el compás del wals infernal que tañia á me


576 HIPATIA .:

dida que crecia la exaltacion del anciano cantor, cual


si quisiera mofarse del terror y la agonía que le ro
deaban.......
Así, como es costumbre de la Providencia, la san
gre de Hipatia fué vengada en parte aquella noche por
hombres y proyectos que nada tenian que ver con
ella .
En parte solamente; pues Pedro y sus cómplices ha
bian buscado refugio en el Cesáreo , abrazándose al al
tar. Asustados ante la tempestad desatada por ellos
mismos , y temiendo las consecuencias de un ataque al
palacio, dejaron que la multitud se desbordase á su ar
bitrio, y se libraron de las espadas de los godos por
estarles reservado un castigo mas terrible .... la impu
nidad .

7
HIPATIA . 577

CAPITULO XXX Y ÚLTIMO.

CADA CUAL Á SU PUESTO.

Era casi media noche. Rafael habia estado aguardando


inútilmente unas tres horas en el aposento interior de
Miriam la vuelta de la hechicera . Recobrar , si era po
sible, la riqueza de sus antepasados ; trasladarla , sin
un dia de próroga, á Cirene ; y ver de persuadir a la
pobre vieja judía á que le acompañase , y una vez allí,
amansarla, guiarla , hasta convertirla , si fuese dable....
tal era su idea . De todos modos , con su riqueza ó sin
ella , estaba resuelto á huir sin demora de aquella mal
7

dita ciudad ; y contaba impaciente las lentas horas y los


minutos que le detenian en una atmósfera humeante de
inocente sangre y negra con la maldicion de un Dios
vengador. Mas de una vez , siéndole imposible soportar
esta idea , se levantó para marcharse , dejando atrás su
riqueza; pero desistia al pensar en su vida pasada. El
habia añadido sus pecados al cúmulo de maldad que
encerraba Alejandría, y habia guiado á otros en la sen
da del delito! ¡Gran Dios ! ¡ Además de delinquir por sí,
se habia complacido en que delinquiesen tambien otras
personas! Y ahora estaba recogiendo el fruto de su an
terior conducta ; pues inducido meramente de su amor
al poder , y de su desprecio misantrópico , se habia en
tretenido en hacer á Orestes mas perverso de lo que era
por su baja indole. El le habia inclinado á pedir la ma
37
578 HIPATIA .

no de Hipatia .... ¡ El habia dirigido , ora por via de jue


go, ora movido de la envidia que le causaba el talento
de la filósofa , aquella vil trama contra el único ser hu
>

mano á quien amaba .... y que habia destruido! ¡Porque


él , y no Pedro , era el asesino de Hipatial ... Es ver
dad que no habia atentado contra su vida ; pero el des
tino que le preparaba , ¿no era peor que la muerte? Es
verdad que no habia previsto las consecuencias; pero
era porque no habia querido preverlas . Rafael, en su
aspiracion á ser dios, se habia propuesto solo matar y
dar la vida á su arbitrio ; y este mismo acto le habia
convertido en diablo . ¿Quién podria .... ni se atreveria ,
aun pudiendo, á descorrer el sagrado velo que cubria
aquellas amargas agonías de interior vergüenza y re
mordimiento , mas intensas por lo mismo que no le
quedaba la menor duda de haber sido perdonado? ¿Qué
temor de castigo, qué desesperacion hubieran causado
en aquella alma tan viva impresion como la idea de que
el Dios á quien habia inferido tantos agravios, le devol
via bien por mal, y le recompensaba , no según sus ini
quidades? Este descubrimiento, de acuerdo con lo que
Ezequiel habia advertido á sus antepasados, llenó la
copa de su aborrecimiento de sí propio .... ¡ Haber en
contrado al fin que el Dios tan odiado y temido era todo
Amor! ... ¡Poseer á Victoria , semejanza viva y humana,
aunque imperfecta, de aquel Dios, y poseer en ella casa ,
deber, objeto .... una vida nueva de justo trabajo, quizá
de victoria finall... Tal era su castigo , tal la marca de
Caín que llevaba en la frente .
Pero, á lo menos, le restaba que hacer una cosa , y
era reparar el mal donde él mismo lo habia causado; no
como propiciacion , ni aun como sustitucion .... sino sim
HIPATIA . 579

plemente como confesion de la verdad que habia descu


bierto .
Por último, oyó los lentos pasos de Miriam en la
sala esterior, y su voz ordenando a los esclavos que sa
liesen ; luego la oyó cerrar la puerta de fuera, despues
de lo cual entró y dijo con calma :
-¡Bien venido! Te he esperado, y tu venida no sor
prende á la vieja Miriam . El teraf me dijo anoche que
llegarias hoy .... "
Sea que viese la sonrisa incrédula de Rafael, oó que
le remordiese de improviso la conciencia , esclamó al
instante :
-¡No! ¡ No te aguardabal ¡Es mentira! ¡Soy una mi
serable, incapaz de decir verdad , aunque quiera ! ¡Mí
ráme cori ojos bondadosos; que vea yo tu sonrisa , Ra- ,
faell ... ¡Por fin has vuelto á los brazos de tu pobre y
anciana madre! ¡ Ah ! ¡sonríete, hijo mio! Thijo mio!
Diciendo así , le estrechó contra su seno.
-¿Tu hijo ?
-Sí, mi hijol Seguro al cabo.... Mio, sí . ¡Puedo pro
barlo ahora ! ¡El hijo de mi vientre , aunque no de mis
votos! Y se reia histéricamente. ¡Mi hijo, mi heredero,
para quien he trabajado y atesorado durante treinta y
tres años! ¡ Pronto! Aquí están mis llaves . En este gabi
nete tengo todos mis papeles .... cuanto poseo es tuyo.
Tus joyas están seguras, enterradas con las mias. La
negra casada con Eudemon sabe dónde. La hice jurar
por su idolillo de madera que guardaria secreto, y aun
que cristiana , se ha portado con honradez. Dale con
que viva en la abundancia. Ocultó á tu anciana madre ,
y sin ella no te veria hoy a mi lado. Pero no des nada á
su marido; pues es malo y la maltrata ... ¡Prontol stoma
580 HIPATIA .

tus riquezas y vetel ... No ; espera un momento .... bre


ve, muy breve.... lo bastante para que la pobre vie
ja pueda alegrar su corazon con la vista de su amado
hijo otra vez antes de morir!
- Antes de morir?... ¿ Tu hijo? ¡Dios de mis padres!
aqué significa todo esto , Miriam? ¡ Esta mañana era hijo
de Ezra , mercader de Antioquía!
-Hijo y heredero , sí, bijo y heredero suyo. El lo
supo todo al cabo. Nosotras se lo dijimos en el lecho de
muerte. Juro que se lo dijimos , y te adoptó.
- Nosotros! ¿Quiénes?
-Su mujer y yo. Ansiaba un hijo , y le dimos uno
mejor que todos los de su familia. Y te amo y aceptó,
aun despues de tener conocimiento de lo que habia pa
sado. Temia que se burlasen de él despues de muer
to .... que se supiese que carecia de bijos. ¡No.... su te
mor era justol... qverdadero judío en esto , al cabo!
¿ Quién fué, pues, mi padre? preguntó Rafael fuera
de sí .
La vieja le contestó con una risa tan prolongada y
salvaje, que Rafael se estremeció.
-Siéntate a los pies de tu madre. Siéntate.... para
complacer à la pobre vieja. Si no la crees, finge á lo
menos que eres su hijo por un minuto antes de que
muera , y ella te dirá todo.... quizá hay tiempo aun....
Rafael se sentó.
-Si esa encarnacion de todas las maldades fuese
realmente mi madrel... Y sin embargo, ¿ por qué habria
de asustarme tanto esta idea ? ¿Soy tan puro yo que
merezca una madre mas, pura?....
La vieja colocó su mano tiernamente sobre la cabe
za de Aben -Ezra , y sus descarnados dedos jugaban con
HIPATIA. 581

el suave cabello de este, mientras decia aprisa lo que


sigue:
-¡De la casa de Jesé, de la estirpe de Salomon ; nin
gun rabino de Babilonia se atreveria á negarlo! ¡ Soy hija
de rey , tenia y tengo corazon de rey , digno de Salo
mon , bijo mio! .. Corazon de rey , sí ... Desdeñé ser escla
va , desdeñé ser un juguete, como están condenadas á
serlo las mujeres judías por sus tiranos, los hombres .
Anhelaba sabiduría , renombre , poder.... poder.... po
der; y mi nacion no me concedia nada de esto , porque
era mujer! Así, los dejé y me dirigí á los sacerdotes
cristianos, quienes me dieron lo que solicitaba ... y mas
aun .... ¡ Halagaron mi vanidad de mujer, mi orgullo,
mi obstinacion , mi desprecio de los vínculos matrimo
niales, y me ordenaron que fuese santa , juez de ánge
les y arcángeles, esposa de Dios! ¡Mentira ! ¡Mentira! Y
así... Si te ries , no me mates, Rafael.... Y así , Miriam,
la hija de Jonatan .... Miriam , de la casa de David....
Miriam , la descendiente de Ruth y . Racab, de Raquel y
2

Sara , se convirtió en monja cristiana .... ¡Silencio! Si me


interrompes, quizá se perderá la ocasion . ¡ Los oigo que
me llaman ; y les he hecho prometer que no me lleva
rian hasta decir todo á mi hijo .... al hijo de mi ver
güenza !
-¿Quién te llamá? preguntó Rafael; mas despues de
un fuerte estremecimiento, Miriam continuó, sin darse
por entendida.
-¡Pero mentian , mentian , mentian ! Lo descubri
aquel dia .... No me mires y te diré todo . ¡ Hubo un tu
multo... un combate entre los diablos cristianos y los dia
blos paganos .... y el convento fue saqueado, Rafael, hijo
>

mio !... Saqueado!... Entonces descubrí su blasfemia....


582 HIPATIA .

Ob Dios ! ¡Yo apelé á ÉI, Rafael! Le invoqué para que ,


hendiendo los cielos , bajase en mi auxilio.... ¡ Le pedi
que lanzase sobre ellos sus rayos.... que abriese la tier
ra y los devorase.... que salvase á la infeliz jóven
que le adoraba, que habia renunciado a su padre, á
su madre , á sus parientes , riqueza , luz del cielo, con
dicion de mujer , por Él ... que soñaba con Él noche y
dial.... ¡Y no me oyó, Rafael.... no me oyó.... no me
oyól... ¡Y me convencí de que todo era mentira , men
tira !
Rafael pensó en Victoria , y sintió arder sus venas
con justo furor .
--La prueba era evidente, no es verdad? ... Nueve
meses estuve loca .... Y al cabo de este tiempo tu voz,
niño de mis entrañas, mi alegría , mi orgullo.... me hi
zo volver en mi. Dejando entonces los sacerdotes gali
leos , torné á mi nacion , donde Dios me habia colocado
desde el principio , y logré que los rabinos..... mi
padre, mis parientes..., me recibiesen . ¡No podian re
sistir mi mirada ; pues en mi mano está obligar á otros
á hacer lo que yo quiera , Rafael ! Yo pudiera elevar
te al puesto de emperador , si me quedase tiempo
para ello. Volví. Te presenté á Ezra como hijo suyo, y
su mujer y yo le hicimos creer que habia nacido mien
tras estaba en Bizancio.... Entonces era preciso vivir
para til Y para tí viví, Para tí viajé desde la India á las
islas del Océano, buscando riquezas. Para tí trabajé,
atesoré, mentí, intrigué , gané dinero por todos los me
>

dios , sin reparar en que fuesen bajos.... ¡Y he triunfa


do ! Eres el judío mas rico del Sur del Mediterráneo, y
mereces serlo . Tienes el alma de tu madre .... Tu astu
cia , tu osadía , tu ciencia , tu desprecio hácia esos per
HIPATIA . 583

ros gentiles , han constituido mi gloria . Por tus venas


corre la sangre real de Salomon . Eras el leon de Judá ,
y ellos los chacales que te seguian para alimentarse de
tus subras . ¡Y ahora, ahora ! ¡Tu único peligro ha pasado
ya! Ha dejado de existir la mujer artificiosa , la mágica,
que trataba coger á mi leon en su red , y ha caido en
ella; mientras el leon , ya salvo , se dispone á devorar.
las naciones y reducir sus huesos á polvo , estando es
crito : « El yace semejante al cachorro del leon ; y quién
se atreverá á despertarlo ?»
- Detentel dijo Rafael. ¡Debo hablar, madre! ¡ es pre
ciso que hable ! ipor el amor que me profesas, por el
que esperas de mí , responde ! ¿Has tenido parte en su
muerte? Responde !
--¿No te he dicho que no soy ya cristiana? Si hubie
ra continuado siéndolo, no sé de lo que habria sido ca
paz. Todo lo que la judía se atrevió á hacer, fué... ¡ Ne
7

cia de mil He olvidado todo este tiempo la prueba..., la


prueba ....
-No necesito prueba, madre . Me bastan las pala
bras, dijo Rafael tomando las manos de la vieja entre
las suyas , y estrechándolas contra su abrasada frente.
Pero Miriam prosiguió :
- Mira! ¡Mira la ágata negra que le diste en el tiem
po de tu locura !
-¿Cómo ha venido á tus manos?
-La robé , hijo mio , la robé, como roban los ladro
nes , y son crucificados por ello. ¿ Qué importa la cruz á
una madre ansiosa de ver a su hijo? ¡A una madre que
habią colgado del cuello de su amado niño, hacia trein
ta y tres años , esta ágata rota , conservando la otra mi
tad dia y noche junto a su corazon?... ¡Miral Mira qué
584 HIPATIA .

bien ajustan. iMira, y cree á tu pobre madre anciana y


pecadora! ¡Mira , te digo !
Y arrojó el talisman en manos de Rafael.
--Ahora venga cuando quiera la muerte ! Habia ju
rado no descubrir este secreto sino á tí.... y eso, á la
hora de mi muerte. ¡ Adios , hijo mio ! ¡Bésame, aunque
no sea mas que una vez , mi querido, mi alegría! ¡Oh!
¡esto lo compensa todo !
Rafael conoció que debia hablar entonces ó punca,
aun cuando arriesgase perder sus riquezas é incurrir en
la maldicion de su madre . Así , no osando alzar los ojos,
dijo con dulzura :
-Madre , los hombres te han mentido acerca de Él ;
ipero te ha mentido Él jamás sobre sí mismo? A mí no;
pues habiéndome enviado por el mundo en busca de un
hombre, he vuelto con la buena noticia de que El Hom
bre ha nacido en el mundo.
Pero Rafael vió atónito que Miriam , en lugar de
prorumpir en espresiones de hipócrita indignacion , co
mó babia esperado , contestó en voz baja y confusa :
--¿Y Él te envió aquí? Bien .... eso se parece mas á la
idea que yo me habia formado de Él. ¡En último resul
tado, seria grande que un judío fuese el rey de los cie
los y la tierra ! ... Bien .... Lo sabré pronto.... En otro
tiempo le amé.... y quizá .... quizá ....
La cabeza de la vieja cayó sobre el hombro de Ra
fael: el cual, habiéndose vuelto y visto la sangre bro
tar á borbotones de la boca de su madre, dió voces.
Las esclavas acudieron , rasgaron el chal de la hechice
ra, y entonces quedó descubierta la espantosa herida
que habia ocultado hasta el últin momento con tan es
traordinaria resolucion . Pero era demasiado tarde. Mi
HIPATIA . 585

riam , hija de Salomon , habia ido a su correspondiente


sitio .

La iglesia de Egipto , libre de enemigos esteriores y


sin la union que es obra del miedo, volvió las iras con
tra sí misma y despedazó sus entrañas con un volunta
rio suicidio, lanzándose sus individuos mútuos anate
mas basta concluir en un caos de sectas idólatras, que
se perseguian por proposiciones metafísicas, las cua
les , verdaderas ó falsas, eran siempre heréticas en sus
bocas , porque las empleaban solo como contraseñas de
division . Ortodoxos ó no ortodoxos , ninguno de ellos co
nocia á Dios, no conociendo justicia , amor ni paz....
Aborrecian á sus hermanos y caminaban en la oscuridad
sin saber adónde iban .... hasta que Amrú y sus maho
metanos aparecieron ; y entonces , que lo supiesen ó no,
llegaron por fin al puesto que les correspondia .... :
« Aunque los molinos de Dios muelen lentamente , des
menuzan mucho el grano. »
«Aunque Dios aguarda con paciencia , lo muele todo
con la debida exactitud . »
En el tiempo oportuno sucedió a los filósofos lo mis:
mo que á los eclesiásticos de Alejandria.
Veinte años despues de la muerte de Hipatia , la filo
sofía se aproximaba á su ocaso ; aquel asesinato habia
sido su golpe mortal . Los filósofos recibieron en él un
tremendo -aviso de que el género humano habia roto con
ellos; que pesados en la balanza, esta se habia inclinado
al lado contrario; que si no tenian mejor Evangelio que
predicar, debian dejar el puesto a los que lo tenian . Y
desaparecieron efectivamente. Poco ó nada oimos de
ellos ni die su sabiduría en adelante, esceplo en Atenas,
586 HIPATIA .

donde Proclo , Máximo, Isidoro y otros , conservaron la


cadena de oro de la herencia Platónica, y descendieron
cada vez mas uno tras otro , en los reinos de la confu
sion , confusion de lo material y lo espiritual, del sugeto
con el objeto, de lo moral con lo intelectual , conformes
en una sola cosa , á saber: en su fariseismo esclusivo;
incapaces de proclamar ninguna idea nueva , útil para
el hombre como hombre, ni de concebir su posibilidad,
y gradualmente mirando con mayor complacencia todas
las supersticiones que no envolvian la idea de la Encar
nacion , única que odiaban , buscando señales У.
y prodigios,
mezclándose en trabajos de mágia y astrología y en bár
baros fetichismos , echando menos la edad pasada y cen
surando toda forma de pensamiento humano que no fue
se la suya , escribiendo pomposas biografías en mal grie
go, peor gusto y aun peores milagros ....
« Ultima ocupacion de la envidiosa pereza y de la or
gullosa decrepitud . No hay fé, ni arte, ni rey , ni sacer
dote, ni Dios , mientras que brotan en torno las fuentes
de la vida : los viejos sistemas, arrastrándose sobre la es
téril tierra, charlando acerca de la primavera que no ha
de volver, y llorando por los dioses que no han podido
salvar de la muerte, caminan derechos al sepulcro.
La última escena de su tragedia no careció de pa
sion... En el año 529 , Justiniano cerró por un edicto im
perial las escuelas de Atenas. No tenian mas que decir al
mundo, fuera de lo que el mundo habia oido mil veces ,
¿de qué serviria que interrumpiesen con semejantes rui
dos el silencio feliz que reinaba? Los filósofos conocian
la inutilidad de su esfuerzo. No pensaban en ser márti
res, pues nada tenian que testificar, ningun mensaje te
nian para el género humano , ni este se interesaba en lo
HIPATIA .. 587

mas mínimopor ellos . Todo lo que les quedaba era cui


dar de sus almas, y creyendo, ver algo semejante á la
república ideal de Platon en el puro monoteismo de los
Guebros , su filosófico emperador Cosroes y su santa
casta de magos, siete de ellos marcharoụ á Persia para
olvidar la aborrecida existencia del cristianismo en aquel
ideal realizado. Pero jayl el puro monoteismo que des
.

cubrieron era perfectamente compatible con la hipocre


sía y la ferocidad , la lujuria y la tiranía , serrallos y
cuerdas, matrimonios incestuosos y cadáveres espuestos
á las bestias del campo y á las aves; y temiendo razo
nablemente por sus gargantas, los siete sábios volvieron
al imperio cristiano de donde habian huido, contentos
con el permiso que Cosroes habia obtenido para ellos de
Justiniano, y se reducia á dejarlos vivir en paz y mo.
rir entre personas decentes. Así murieron en efecto , le
gando a la posteridad como su última obra la de Sim
plicio, titulada : Comentarios sobre el Enquiridion de
Epicteto, ensayo sobre el arte del egoismo , con arreglo
.

al cual todo hombre puede llegar á ser un fariseo tan


perfecto como el mejor, ¡ Paz á sus cenizas!... Han ido á
su correspondiente sitio .

Wulf habia ido tambien al suyo . El y Smid murie


ron en España cargados de años y honores, en la corte
de Ataulfo y Placidia , habiendo renunciado la soberanía
en manos de su legitimo gefe уy vivido lo suficiente para,
ver á Goderico y sus compañeros de armas mas jóvenes
establecidos con sus esposas de Alejandría en las vertien
tes de donde habian arrojado á los vándalos y suevos
para ser los antepasados de los nobles castellanos. Wulf
murió en el paganismo en que habia vivido. Placidia , que
588 HIPATIA .

le amaba como a todos los corazones rectos y generosos,


logró una vez persuadirle a aceptar el bautismo. El mis
mo Ataulfo era uno de los padrinos; y el anciano guer
rero iba ya á dirigirse á la pila bautismal, cuando se
>

volvió repentinamente al obispo y le preguntó dónde es


taban las almas de sus abuelos paganos .
-En el infierno, respondió el digno prelado.
Entonces Wulf se retiró de la pila , y envolviéndose
en su capa de piel de oso , dijo que preferiria, si Ataulfo
no tenia objecion que hacerle, ir á reunirse con los su
yos . Murió, pues , sin bautizarse, y marchó a su puesto
correspondiente.
Victoria gozaba aun de vida y estaba ocupada ; pero
realizándose el pronóstico de Agustin , habia encontrado
perturbaciones en la carne. El dia del Señor habia llega
do, y los tiranos vándalos eran á la sazon dueños de las
feraces tierras de Africa. Su padre y su hermano des
cansaban junto á Rafael Aben -Ezra, bajo los muros ar
ruinados de Hipona, habiendo sucumbido muchos años
antes en la vana tentativa de libertar á su pais de los
inumerables invasores . Pero murieron como héroes , lo >

cual sirvió de satisfaccion á Victoria. Y se susurraba


entre los afligidos católicos , cuyo ángel de misericordia
era , que tambien ella habia sufrido estraordinaria mise
ria y vergüenza .... que sus delicados miembros lleva
ban las cicatrices de horribles torturas.... que un cuarto
de su casa, donde no entraba mas que ella , contenia la
tumba de un niño , y que pasaba largas noches de ora
cion en el punto en que yacía su único hijo, martirizado
por los perseguidores arríanos. Aun mas, algunos de los
pocos que habiendo osado arrostrar aquella tormenta ,
sobrevivieron a su furia, aseguraban que Victoria , en
HIPATIA . 589

medio de su desgracia y agonía , habia animado al tímido


niño á soportar su gloriosa muerte. Pero la perturba
cion que encontró en la carne no alcanzó hasta su espí
ritu. Con los mismos claros y alegres ojos que comina
ba junto a su padre en el campo de Ostia, vagaba entre
las víctimas de la rapiña y persecucion vandálicas, em
pleando en atender á los mutilados y enfermos y á los
que habian perdido su hacienda, los pequeños restos de
su antigua riqueza , y atrayéndose, por medio de la pure
za y la piedad, el respeto y favor hasta de los bárbaros
conquistadores .... Tenia su mision que desempeñar: Ja
desempeñó, y se sintió satisfecha , y á su debido tiempo
fué tambien al sitio que la correspondia .
El abad Pambo, lo mismo que Arsenio, habian muer
to hacia algunos años, y ocupaba el puesto del abad por
disposicion suya al morir, un ermitaño del desierto ve
cino, famoso en muchas millas a la redonda , por su es
traordinaria austeridad , sus incesantes oraciones , su
apacible sabiduría, y segun se susurraba, por varias co
sas que no podian atribuirse mas que al poder de hacer
milagros. Aun en la flor de su juventud fue arrancado,
á pesar de sus ruegos, de la grieta de una elevada roca
para presidir en los Lauros de Scetis, y ordenado diá
.cono á insinuacion de Pambo por el obispo de la dióce
sis, el cual, pasados tres años, dispuso que se ordenase
de sacerdote. Los monges de mas edad consideraban in
digno de ellos el ser regidos por un hombre tan jóven ;
pero el monasterio prosperó y se aumentó rápidamente
bajo su gobierno . Su dulzura , paciencia y humildad, y
sobre todo, su admirable conocimiento de las dudas y
tentaciones de los pecadores, atrajeron pronto a su lado
á cuantos por su sensibilidad ó mal humor eran un ele
590 HIPATIA .

mento de discordia en los monasterios de aquellos con


tornos . A él se acogian igualmente, como á David en las
montañas , los descontentos y los oprimidos . Los abades
vecinos quisieron al principio formarle un cargo de que
se sentase á la mesa con publicanos y pecadores; pero
tuvieron que callar al ver que las personas que ellos
habian lanzado de sí como réprobos, trabajaban pacífica
y alegremente bajo Filemon, La vieja generacion de Sce
tis contemplaba tambien con horror el nuevo influjo de
los pecadores; pero sa abad les respondia :
-Los que están sanos no necesitan inédico, sino los
que están enfermos.
Nunca se oyó al joven abad hablar duramente de
ningun ser humano .
-Cuando hayas tratado en vano siete años de conver
tir á un pecador, solia decir , entonces tendrás derecho
para suponerle peor que tú . -
Su doctrina favorita era que habia una simiente de
bien en todos los hombres, uri espíritu divino que lucha
ba en todas las almas, un Evangelio que trasformaria
todos los corazones , con tal que los abades y los clérigos
supiesen predicarlo; doctrina que acostumbraba á de
fender cuando de tiempo en tiempo discutia algun pun
to conforme a los principios de su teólogo favorito Cle
mente de Alejandría. Especialmente rechazaba toda in
dicacion dirigida á rebajar á los hereges y paganos.
— Nosotros, decia , lenemos la culpa de que haya hem
reges é incrédulos , pues si fuésemos un solo dia lo que
debemos ser, el mundo estaria convertido antes de la
noche.

Respecto de una clase de pecados era inexorable....


hasta feroz, á saber: los pecados cometidos por eclesiás
HIPATIA . 591
ticos. A medida que un hombre gozaba mas reputacion
de ortodoxia y santidad , el juicio de Filemon acerca de
él éra mas severo é implacable. Los acontecimientos le
probaron repetidas veces que habia sido injusto, y en
tonces ninguno confesaba su error con mas franqueza
ni se humillaba por ello ' mas amargamente. Pero nunca
se desvió de su regla ; y los fariseos del Nilo le temian y
evitaban tanto como le amaban y seguian los publicanos
y pecadores.
En su conducta solo una cosa parecia censurable en
tre las personas justas que no necesitaban arrepentirse,
y era que en sus actos mas solemnes de devocion , en
aquellas largas noches de incesante oracion y disciplina ,
que le valieron la fama de santidad sobrehumana , se
mezclaban siempre con sus oraciones los nombres de dos
mujeres. Y habiéndose atrevido un digno hermano de
mas edad que él á insinuarle que esto causaba algun
escándalo á los hermanos mas débiles , respondió :
- Es verdad ; dí á mis hermanos que ruego todas las
noches por dos mujeres, ambas jóvenes, ambas hermo
sas , ambas amadas por mí mas de lo que amo mialma ,
y diles tambien que una de ellas fué prostituta y la otra
pagana .
El anciano monge llevó la mano á la boca y se retiró
abriendo tamaños ojos....
Nos parece mejor estraer el resto de su historia de
un fragmento inédito de la Hagiologia Nilótica de Grai
diocolosyrtus Tabennititus, cuya obra en su mayor parle
fué destruida en la toma de Alejandría por Amrú, el
año 640 de la Era cristiana .
Despues de haber el dicho abad regido el monaste
rio de Scetis por espacio de siete años con rara pruden
592 HIPATIA .

cia , resplandeciendo en virtud y milagros, aconteció que


una mañana se retardase su asistencia al Oficio Divino .
Con tal motivo, cierto hermano que era tambien diáco
no, fué enviado a averiguar la causa de tan desusada
ausencia , y halló al abad tendido en el piso de su celda,
semejante á Balaam en la carne , aunque muy diferente
en el espíritu , hundido en éxtasis , si bien con los ojos
abiertos. No atreviéndose á despertarle, se sentó junto á
él hasta mediodia , juzgando con razon que en aquel ac
cidente habia algo de sobrenatural . Al mediodia el san
to se levantó sin manifestar la menor sorpresa , y dijo:
- Hermano, prepara los Divinos elementos para que
pueda consagrarlos.
Y como el otro le preguntase por qué le hacia tal en
cargo, el santo le contestó :
-Porque quiero participar de ellos con todos mis her
.

manos antes de partir . Pues está seguro de que de hoy


en siete dias volaré á las mansiones celestes. Esta no
che se me han aparecido en sueños las dos mujeres á
quienes amé y por las cuales ruego, una vestida de blan
co y otra de color de rubí. Me tomaron por la mano y me
dijeron : «La vida futura no es lo que imaginas; ven con
nosotras y te convencerás. »
Turbado el diácono al oir estas palabras, salió; pero
tanto por deber de obediencia , cuanto por respeto a la
santidad del abad , no vaciló en preparar los Divinos ele
>

mentos conforme se lo habia mandado . El abad los.con


sagró y distribuyó entre sus hermanos , reservando úni
camente parte del pan y del vino. En seguida, dándoles
el ósculo de paz , tomó la patena y el cáliz y dejó el mo
nasterio, dirigiéndose al desierto . Toda la hermandad le
siguió llorando, convencida de que no volveria á verle.
HIPATIA . 595

Pero el abad, al llegar al pie de cierta montaña , se de


tuvo, y bendiciéndolos les mandó retirarse y los despidió
con estas palabras :
Como habeis sido amados, amad . Como habeis sido
juzgados, juzgad . Como habeis sido perdonados, per
donad .
Y subiendo, desapareció de su vista . Los hermanos
se volvieron al convento atónitos, y oraron y ayunaron
por tres dias; pero al fin el hermano mas viejo, avergon
zado como Eliseo ante las súplicas de los discípulos de
Elías, envió a dos de los mas jóvenes en busca de su
abad .
A los cuales les sucedió una cosa notable y mila
grosa. Pues habiendo subido a la misma montaña donde
dejaron al abad , hallaron allí cierto pueblo moro, no
7

contrario a la verdad cristiana, y supieron de él que dias


antes un sacerdote habia pasado por allí con una patena
y un cáliz en la mano , y que despues de bendecirlos en
silencio , habia atravesado el desierto en la direccion de
la Cueva de la Anima .
Como inquiriesen entonces quién era esta Anima, los
moros respondieron con asombro que hacia cosa de
veinte años habia llegado a las montañas una mujer mas
hermosa de lo que nunca se habia visto en aquella re
gion , ricamente vestida , que despues de morar breve
tiempo en medio de su tribu, habiendo distribuido entre
ellos las joyas que llevaba, habia abrazado la vida lere
mítica У habitado en la cúspide mas alta de una monta
na vecina, hasta que faltándole los vestidos se oculto de
todo el mundo , escepto de unas pocas mujeres de la tri
bu , que iban de cuando en cuando á verla con ofrendas
de frutas y harina yy á pedirle la bendicion de sus ora
38
594 HIPATIA .

ciones, ante las cuales se presentaba raras veces, cubier


ta hasta el suelo por negros cabellos de escesiva longi
tud y brillantez.
Aloir este relato, los dos hermanos dudaron un mo
mento ; mas al fin, decididos á seguir adelante , llegaron
al ponerse el sol á la cima de la montaña que les habian
indicado .
Allí se ofreció á su vista un gran milagro. Sobre una
sepultura abierta , recientemente cavada en la arena , se
veia una nube de buitres y otras aves de rapiña , á las
cuales ahuyentaban de aquel sitio dos leones, como si
les estuviese encomendada la custodia de algun sagrado
depósito . Los dos hermanos, fortificándose con la señal
de la Santa Cruz , se dirigieron hacia ellos ; y entonces
1

los leones, juzgando cumplida su mision, se retiraron y


dejaron ver á los hermanos un espectáculo, que estos
contemplaron con asombro y no sin lágrimas.
Porque en la sepultura abierta yacía el cuerpo de
Filemon el abad , y á su lado, envuelto en la capa del
mismo, el cadáver de una mujer escesivamente hermo
sa , tal como la habian descrito los moros. Unido á ella
en estrecho abrazo , como dos hermanos, el abad habia
entregado su alma á Dios, administrando antes a la mu
jer el Santísimo Sacramento; pues que , junto a la se
pultura , estaban la patena y el cáliz, sin su divino con
tenido .
Habiendo visto todas estas cosas en silencio, con
sideraron que su inteligencia pertenecia al tribunal di
vino , y que no necesitaban ser comprendidas por hom
bres consagrados á Dios. En tal concepto , despues de
llenar la sepultura á toda prisa, volvieron llorando a los
Lauros, y relataron lo que habian visto; y yo, el escri
HIPATIA . 595

tor , habiendo recogido estos hechos de bocas sacro


santas y dignísimas de fé, puedo decir solo que obraron
cuerdamente .
Antes de volverse , uno de los hermanos , regis
trando la cueva donde habitaba la santa mujer , no en
contró en ella alimento, muebles , ni nada mas que un
brazalete de oro, de gran tamaño y raro trabajo, gra
bado con caracteres estranjeros, que ninguno supo des
cifrar. Cuyo brazalete , llevado a los Lauros de Scetis,
y dedicado allí en la capilla á la memoria de la bien
aventurada Anima , puso fuera de duda la saptidad de
esta con los milagros que obró su virtud. Inumerables
personas acudieron de toda la Tebaida , atraidas por la
fama de la sagrada reliquia. Pero despues que la van
dálica persecucion de Hunerico y Genserico hubo de
vastado el Africa , enriqueciendo la Iglesia Católica con
un sin núinero de mártires, ciertos bárbaros de raza van
dálica , imbuidos en la perversidad de los arrianos y en
valentonados por el triunfo, salieron de Mauritania y se
lanzaron en la region Tebaida , saqueando é incendian
do todos los monasterios, é insultando las vírgenes con
sagradas al Señor. Llegaron por último al monasterio
de Scetis, y allí , además de profanar el altar yy robar
los vasos sagrados, segun su impía costumbre , se lle
varon tambien la santa reliquia , principal gloria de los
Lauros , á saber : el brazalete de la bienaventurada ,
Anima , pretendiendo sacrílegamente que habia pertem ,
cido á un guerrero de su tribu , y esplicando como si
gue los caractéres grabados en él :
Para Amalrico, hijo de Amal : Smid, hijo de Troll,
me hizo .
Dijesen ó no verdad , su sacrilegio no quedó impu
596 HIPATIA ,

ne; pues tratando de volver á su pais, al otro lado de


los mares, por el Nilo , cayeron sobre ellos los campesi
nos , mientras los entorpecia el vino y el sueño , y no
dejaron ni uno solo con vida . La piadosa multitud, ha
biendo devuelto la santa reliquia á su primitivo santua
rio, obtuvo la recompensa merecida ; pues desde en
tonces es favorecido con nuevos milagros, y por virtud
de aquella los ciegos recobran la vista , los paralíticos
la fuerza y los endemoniados la salud , todo en honor
de la Ortodoxa Iglesia Católica y de sus Santos.

Así sea . Pelagia y Filemon , como los demás, se di


rigieron al sitio que les correspondia , único donde en
tales tiempos podian hallar descanso : el desierto y la
ermita ; trasladándose luego á ese encantado pais de le
yendas y milagros, que por muchos siglos recibió en su
>

seno á cuantos vivian santamente .


Ahora , lectores mios , adios. Os he mostrado seres
que se os parecen , sin mas diferencia que haberles ves
tido la toga y la túnica , en vez del frac y del gorro .
Permitidme una palabra antes de separarnos . El mismo
diablo que tentó á aquellos antiguos egipcios os tienta á
vosotros , y el mismo Dios que los hubiera salvado , que
riendo ellos , os salvará á vosotros , si quereis . Sus pe
cados son los vuestros, así como sus errores , su senten
cia , su emancipacion . Nada hay nuevo bajo el sol . Lo
que ha existido , es lo que existirá . Aquel de entre vos
otros que no haya cometido ningun pecado, arroje la
primera piedra á Hipatia ó Pelagia, á Miriam ó Rafael,
á Cirilo 6 Filemon.

FIN .
.

ÍNDICE.

Capítulos. Págs.

CAPITULO PRIMERO.La sociedad moribunda . . 5


II . - Los Lauros. 29
II. - Los Godos . . 45
IV.- Miriam . 63
V. -Un dia en Alejandría. 81
VI. - El nuevo Diógenes. 105
VII . Los ofensores. 115
VIII . - El viento de Oriente .
-
131
IX . - El arco roto . 157
X. -La entrevista . . 169
XI .-Otra vez los Lauros. 197
XII . - Los goces sensuales. 211
XIII. - El fondo del abismo . 229
XIV.-Las rocas de las Sirenas. 263
XV . - Mas viento de Oriente . . 273
XVI .–Venus y Palas. 287
XVII .-- El rayo de luz perdido. 309
XVIII . 323
XIX . - Judios contra cristianos. . . 343
Capítulos. Págs .
CAPITULO XX .-- Los medios de vencer .
361
XXI -Sinesio . .
389
XXI . - Pandemonium . 427
XXIII . - Nemesis . 449
XXIV . - Ovejas perdidas. 455
XXV.-En busca de una señal. 481
XXVI.-Intriga de Míriam. .
503
XXVII . - La vuelta del pródigo. 523
XXVII.-- Amor de mujer. .
549
XXIX. - Nemesis. . 559
XXX y último. - Cada cual á su puesto . . 577

.
PLANTILLA

PARA LA COLOCACION DE LAS LÁMINAS .

Láminas . Páginas.

1." Cambió de táctica, se echó al suelo , y comen


zó á besarle los pies . . 172
2.4 Haciendo vanos esfuerzos por desasirse, no de.
jaba de mirar entre las ruinas . 244
3. ¿No he de llorar, le dijo , cuando veo una cria
tura tan hermosa como vos, destinada a las
llamas del infierno ? . 293
4. Misericordia ! gritaba el prefecto, i soy cristia
no; juro que soy cristiano ! 325
5. Hipatia arrodillada delante de la imágen . . . 493
6. Se presentó á su vista la misma Hipatia, vesti
da de blanco , deslumbrante de piedras y
diamantes. . 513
7. Le dijo : cómplice de las brujas, & quieres que
la bija de Teon sea traidora como tú ? . 561
*

BIBLIOTECA DE MONTSERRAT

13020100008912

BIBLIOTECA
DE

MONTSERRAT

С
Armari xv
Prestatge
12
Número 75
10
でし

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