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**
1
5
1
HIPATIA .
BIBLIOTECA INSTRUCTIVA.
HIPATIA Ó
DEL SIGLO V
TRADUCIDA DIRECTAMENTE DEL INGLÉS AL ESPAÑOL
por
D. U. 1. C.
SEGUNDA EDICION.
MADRID .
CAPITULO PRIMERO .
LA SOCIEDAD MORIBUNDA .
rapeo .
-El mundo, el demonio y la carne tienen sus do
radores; y mientras existan lugares en que se les dé
culto, no hay que esperar que los que los frecuentan
vengan á nosotros . Mientras esas escuelas de iniquidad
estén abiertas, y los grandes y poderosos acudan á ellas
á aprender escusas para su tiranía y ateismo, continua
rán los principes de este mundo con su corte de pará
sitos, gladiadores y usureros influyendo en Alejandría ,
en vez de los obispos y sacerdotes del Dios vivo .
Llegó á Pedro su vez de guardar silencio ; y mientras
los dos con su séquito atraviesan la grande esplanada
que miraba al puerto y desaparecen en las pobres y mi
serables calles del barrio de los marineros , les dejare
mos desempeñar la mision de caridad á que Cirilo se
encamina como ministro del Altísimo, y nos detendre
mos á oir la conversacion de los dos amigos que iban
en el dorado currículo , tirado por cuatro caballos
blancos .
--Buena brisa se levanta de esta parte del faro , Ra
24 HIPATIA .
CAPITULO II .
LOS LAUROS .
CAPITULO III .
LOS GODOS .
gerse de hombros.
-Tanto cuesta , creo yo, subir al cielo, como subir por
el Nilo; y la misma probabilidad tenemos de llegar á él
volando que navegando rio arriba . Pregúntale, Pelagia,
en dónde nace este rio .
Pelagia obedeció .... y aquí siguió una narración con
fusa de todas las imposibles maravillas de aquella tier
ra encantada que habia aprendido Filemon en su juven
tud y de las tradiciones igualmente quiméricas que los
godos babian recogido en Alejandría . Segun ellas, el Nilo
subia basta el Cáucaso. ¿ Dónde estaba el Cáucaso ? File
52 HIPATIA .
CAPITULO IV ,
MIRXAM .
CAPITULO V.
UN DIA EN ALEJANDRÍA .
tomársela .
Smid tomó un martillo y se le tiró á la cabeza á Fi
lemon : este apenas tuvo tiempo para ladearse, y el ar
ma pasó silvando junto a su oido y fué á dar contra las
rocas de granito que estaban detrás.
--¡Bien salvado el golpel dijo Wulf friamente, mien
HIPATIA : 83
CAPITULO VI,
EL NUEVO DIOGENES.
8
2
HIPATIA . 115
CAPITULO VII.
LOS OFEXSORES .
grado.
122 HIPATIA .
-Dios me lo concederá.
-Serás asesinado por sus discípulos.
- Puedo defenderme, respondió Filemon, echando
una perdonable ojeada á sus fornidos miembros. Y si
no , ¿bay por ventura muerte mas gloriosa que el mar
tirio ?
Cirilo se sonrió .
-Prométeme dos cosas.
-Dos mil, si quieres.
-Es bastante difícil cumplir tan solo dos. La juven
tud es fácil en hacer promesas y mas fácil aun 'en olvi
darlas. Prométeme que , acontezca lo que acontezca , no
darás el primer golpe.
-Te lo prometo .
--- Prométeme, además, que no argüirás con ella .
-¿Y entonces ?
--Contradice, denuncia , desafia ; pero nada de razo
nes, porque no estás instruido; porque tienes fé, pero
no sabiduría ni elocuencia ; y ella , mas sutil que la ser
piente, maneja perfectamente el sofisma. Si obras de
otro modo se reirán de tí y huirás de allí avergonzado.
Prométeme no argüir.
-Te lo prometo .
- Vé, pues .
--¿Cuándo ?
--Cuanto mas pronto, mejor. Pedro , ¿a qué hora es
plica mawana esa mujer ?
-Hoy la hemos visto ir al Museo á las nueve.
-Entonces irás mañana á esa hora . Toma dinero .
-¿Para qué sirve esto? Preguntó Filemon, pasando los
dedos curiosamente por las primeras monedas que habia
manejado en su vida .
HIPATIA . 129
- Para que te dejen entrar . En casa de la filósofa na
die entra sin dinero . No sucede así en la Iglesia de Dios ,
abierta todo el dia al pobre y al esclavo . Si logras con
vertirla , bien ; si no....
—¡Sí , dijo Pedro amargamente á Filemon , ya fuera
de la presencia de Cirilo , sube á Ramoth Gilead y pros
pera, jóven loco ! ¿؛Qué mal espíritu te envió aquí para
alimentar la única flaqueza del noble patriarca?
-¿Qué quieres decir ? ¿ qué flaqueza es esa ? preguntó
Filemon con toda la altivez de que fué capaz .
-Esa flaqueza consiste en la idea de que por medio
de sermones , protestas yy martirios se puede estirpar á
los cananitas, cuando esto solo se conseguirá con la es
pada del Señor y de Gedeon . Su tio Teófilo conoció esto
bastante bien. A no ser así , Olimpiodoro se hubiera
apoderado de Alejandría , y hoy el incienso arderia aun
ante la imágen de Serapis . ¡Vé , sí , y que ella te con
vierta ! Toca la cosa maldita , como Acam , y concluirás
por depositarla en tu tienda . Acompaña á las hijas de
Madian , y te unirás á Belfegor , y comerás las ofrendas
de los muertos .
Despues de esta consoladora sentencia , ambos se
>
separaron .
9
1
HIPATIA . 131
CAPITULO VIII.
EL VIENTO DE ORIENTE .
CAPITULO IX .
EL ARCO ROTO .
CAPITULO X.
LA ENTREVISTA .
FILEMON
ILEMON fué despertado al amanecer del siguiente dia
por los criados que iban á barrer la sala de lecciones, y
empezó áa pasearse , bastante triste , arriba y abajo, de
seando y temiendo a la par que pasasen las tres horas,
trascurridas las cuales seria admitido en casa de Hi
patia. Pero no habia probado alimento desde las doce
del dia anterior ; apenas habia dormido tres horas
aquella noche , y habia estado trabajando , corriendo y
combatiendo por espacio de dos dias sin un momento de
tranquilidad de cuerpo ni de espíritu . Enfermo de ham
bre y de cansancio , y lleno de dolores desde la cabeza
Hasta los pies, á causa del duro lecho de granito que
acababa de dejar, se sintió incapaz de reunir sus ideas
para la próxima entrevista. No se le alcanzaba el mo
do de conseguir qué comer ; pero , teniendo dos manos,
podia á lo menos ganarse una moneda trasportando
alguna carga ; de consiguiente, se dirigió á la esplanada
en busca de trabajo. No habia ninguno , por desgracia ;
y se sentó en el parapeto del muelle , entreteniéndose en
observar la multitud de sardioas que jugaban sobre los
escalones de mármol bañados por las olas, y en admi
rar los cangrejos y langostas de mar que subian y baja
ban arrastrándose para comerse los despojos de peces
muertos. Por último , su espíriu , demasiado fatigado
>
Rico A. Latern
fo
1
HIPATIA . 197
CAPITULO XI .
muchos pecados .
--Recuerda lo que el bienaventurado Antonio acos
tumbraba á decir : « No confies en tu rectitud , ni eches
menos lo pasado . »
-No hago ni lo uno pi lo otro , Pambo .
-No hables con esa seguridad . La confianza que tie
nes en tí mismo , no es la que te hace echar menos lo
pasado , el cual te muestra que no eres lo que quisieras
ser ?
- Pambo , amigo mio , dijo Arsenio con solemnidad ,
te daré cucnta de todo Mis pecados no han pasado aun ;
porque Honorio, mi discípulo, vive todavía, y en él vi
ven la flaqueza y la miseria de Roma. Si hubiesen pasa
do , ¿cómo veria yo levantarse sin cesar ante mí una no
che y otra , esa turba de espectros acusadores, almas de
hombres degollados en las batallas , de viudas y de
huérfanos, de vírgenes del Señor , que lanzan pavorosos
gritos entre las manos de los bárbaros ; espectros que
rodean mi lecho y esclaman : « Si hubieras cumplido con
tu deber , no nos veríamos asíl ¿Qué has hecho del cargo
imperial que Dios te cometió ? ...)
Y el anciano ocultaba su rostro en las manos , y llos
raba amargamente.
HIPATIA . 199
210 HIPATIA .
CAPITULO XII,
CAPITULO XIII.
1
HIPATIA . 245
fuerzas.
Rafael se levantó , y encogiéndose de hombros , tomó
parte en la obra .
me callo ....
-¿Por consideracion á mí? ¡Oh ! ¿y por qué no por
consideracion á tí mismo? ¡ Cuán triste cosa es oir á una
persona .... á una persona como tú , burlándose y ha
blando mall
-¿Por qué? Si los locos son locos , y con seguridad
se les puede llamar así , ¿por qué no hacerlo?
-Ah! ¿Si Dios tuvo bastante misericordia para enviar
á su Hijo á morir por nosotros , nos faltará á nosotros la
suficiente para no juzgar á los hombres con demasiada
dureza ?
-Niña mia , déjate de nuevas teorías antropológicas
al hablar con un filósofo gastado . Lo que conviene es
andar mas aprisa si queremos llegar á Ostia esta noche.
Pero fuese por lo que fuese, Rafael no volvió á bur
larse durante mas de media hora .
Sin embargo, mucho antes de que llegasen á Ostia ,
la noche se les habia echado encima , y su situacion em
pezó a ser muy poco segura . De vez en cuando un lobo,
atravesando el camino para dirigirse á su horrible fes
tin ,; salia como un espectro de entre las tinieblas у vol
via á sumergirse en ellas , respondiendo al gruñido de
Bran con mostrarle sus blancos dientes. Luego , las vo
ces de alguna partida de merodeadlores sonaban grose
256 HIPATIA .
CAPITULO XIV.
CAPITULO XV .
CAPITULO XVI,
VENUS Y PALAS .
imitado mi cordura .
-¡No seas mezquino, principe , por el honor de los
godosl dijo Smid riéndose.
-Si yo tomo en oro , pago en hierro , respondió
Wulf desenvainando hasta la mitad la grande y ancha
hoja, ante cuyas ominosas manchas oscuras la estudian
tina retrocedió; y toda la partida entró en el vacío salon
de lecciones y se sentó a su comodidad en las filas de
enfrente .
-¡Pobre Hipatia ! Al principio determinó no espli
car .... luego quiso enviar por Orestes .... despues se le
ocurrió acudir á sus estudiantes para que defendiesen
la santidad del Museo ; pero el orgullo , á la par que la
prudencia , la aconsejaron mejor ; retirarse hubiera sido
confesarse vencida.... deshonrar la filosofía .... perder
su influencia en el ánimo de todos los irresolutos. ¡No!
decidió seguir adelante y arrostrarlo todo , insultos y
hasta la violencia ; y con trémulos miembros y pálidas
megillas subió a la tribuna y empezó....
Con sorpresa y placer de la jóven , su bárbaro au
19
290 HIPATIA .
No he dellorar le dijo cuando veo una criatura tan hermosa como vos desunada a las llamas del infierno
ahora .
Y empezó a abrumar al anciano con preguntas so
bre él, sobre Pambo y demás habitantes de los Lauros;
á las cuales Arsenio, con infinita satisfaccion del jóven ,
respondió cordial y minuciosamente, y hasta se sonrió
al oir á Filemon censurar el contraste entre los monges
de Nitria y los de Scetis.
Arsenio era demasiado sábio para no conocer lo que
significaba aquella verbosidad , y para no calcular que
la version de Filemon estaba probablemente tan cerca
de la verdad como la de Pedro ; mas, fundado en razo
nes esclusivamente suyas, solo le contestó con una ca
296 HIPATIA .
ven descarriado ?
-¿Contra mí mismo ?
-Sí.... Lo he dicho. Pero, si no tienes confianza en
-
daño .
En vano el desgraciado prefecto se empeñaba en
avanzar. Los ugieres, asustados, retrocedian , y sin su
auxilio era imposible que los caballos penetrasen por
entre la multitud. La cosa iba poniéndose séria .
308 HIPATIA .
CAPITULO XVII.
314 HIPATIA .
cion .
24
1
HIPATIA . 323
CAPITULO XVIII.
marcha .
-Deteneos! ¿Uno de vosotros, no cogió á un fraile ?
-Aquí está , príncipe , con los codos atados atrás.
Y le fué presentado un monge alto , con semblante
hosco y medio desnudo.
-¡Perfectamente! Introducidle. El prefecto le juzgará
mientras se prepara la comida , y Smid tomará á su
cargo el ahorcarle. Smid no hirió a nadie en el tumulto;
estaba pensando en su amada.
-Uno de esos pícaros me arrancó con los dientes un
pedazo de pierna , y caí al suelo , murmuró Smid.
Bien ; pues que pague este por él . ¡Traed una silla,
esclavos ! Siéntate aquí , prefecto, y juzga.
-¡Dos sillas! dijo uno: el Amal no debe estar en pie,
ni ante el mismo emperador .
De ningun modo, amigos mios, El Amal y yo sere
mos como los dos Césares , y dividiremos el imperio en
tre ambos. Presumo que no hemos de disentir mucho en
cuanto a mandar ahorcar a este digno personaje.
-La horca es un suplicio demasiado pronto para él.
-Yo iba a hacer igual observacion; hay ciertas for
malidades judiciales, que generalmente se consideran
útiles , si no necesarias, para la existencia del imperio
romano ....
primera !
Filemon no dijo nada, pero se sentó asustado con tal
HIPATIA . 337
Naturalmente.
—¿Y qué ?
-¿Y qué ?
-¿No te pareció escelente para esposa de cualquier
hombre ?
-Sigue.
-¿Y por qué no para nuestro Amal ?
-Esa es cosa que atañe a él tanto como á ella , y á
ella tanto como á nosotros .
-¿A ella? Pues qué , ¿no se creerá ella demasiado
honrada casándose con un hijo de Odin? ¿Ha de ser mas
delicada que Placidia?
-Lo que fué bueno para la hija de un emperador, >
CAPITULO XIX,
drones ?
En breves palabras refirió el joven su historia. La
vieja le escuchaba, fijando en el con toda intencion sus
ardientes ojos; en seguida respondió lentamente :
Bien ; xy que tenemos, si eres esclavo ?
--¿Conque lo soy? ¿Conque soy esclavo?
-Si. Arsenio dijo la verdad . Yo le vi comprarte en
348 HIPATIA .
CAPITULO XX .
el anfiteatro á ....
Desde el anfiteatro ? Exhibiremos tambien á los li
bios en el teatro .
-¿Combates en el teatro consagrado á Dionusos ?
-Mi querida amniga, conozco que es una ofensa contra
todas las leyes del drama....
- ¡Peor que eso ! ¡ Es una impiedad hacia el dios, man
char su altar con sangrel
Hermosa devota, recuerda que muy bien puedo yo
pedir prestado á Dionusos su altar en este caso estreino ;
pues que no existiera si no me hubiese opuesto áa que los
magistrados, segun la bárbara costumbre de los roma
nos, llenasen toda la orquesta con bancos para los pa
tricios. Además, qué es lo que no se ha representado
en todos los teatros del imperio, en los últimos cuatro
cientos años ? Hemos tenido saltimbanquis, mágicos, ale
HIPATIA . 379
gorías, martirios, casamientos, elefantes bailando en la
cuerda tirante , caballos y hasta asnos eruditos, si se ha
de creer á Apuleyo de Madaura ; sin contar con otros
muchos espectáculos que no debo nombrar en presencia
de una vestal. Es una época de execrable gusto , y he
mos de obrar en tal concepto.
-¡Ah! respondió Hipatia; el primer paso en la de
gradacion del drama se dió cuando los sucesores de Ale
jandro se atrevieron aá profanar lugares que habian re
sonado con los coros de Sófocles y Eurípides, convirtien
do el altar de Dionusos en un teatro para pantomimas!
-Que tu puro entendimiento debe, sin duda , conside
rar no muy preferibles á un pequeño combate. Pero al
cabo, los Tolomeos no podian obrar de otra manera . Uni
camente es dado tener dramas por el estilo de los de Só
focles en una época semejante a la de aquel trágico, y la
de los Tolomeos no era mejor que la nuestra. Así el dra
ma murió de su muerte natural ; y cuando esto acontece
á un hombre ó á una cosa , en tu mano está llorar su
desgracia , si quieres; mas es fuerza sepultarla y poner
otra en su lugar.... esceptuando el culto de los dioses.
-Me alegro de que a lo menos esceptúes eso , dijo Hi
patia con alguna amargura. Pero ¿ por qué no servirse
del anfiteatro para ambos espectáculos ?
-¿Es acaso posible ? Estoy ya cargado de deudas; y el
anfiteatro está ruinoso, gracias al fanático edicto,de Ho
norio contra los gladiadores. No hay tiempo ni dinero
para repararlo; y además, qué miserables parecerian
cien combatientes en una arena capaz de contener dos
mill ¡Considera, mi querida amiga, en qué degenerados
tiempos vivimos !
-Lo considero, síl dijo Hipatia . Pero no veré el altar
380 HIPATIA .
CAPITULO XXI.
SINESIO .
sitio ,
De este modo , despues de enviar á derecha é iz
quierda a los cazadores, y de proveerse antes de la no
che con una abundante cantidad de caza , llegaron á la
habitacion de Sinesio, donde la anciana ama de gobierno
de este se encargó del cuidado de Victoria , y los solda
dos marcharon en direccion de la iglesia ; mientras que
los criados de Sinesio, que no comprendian el servicio
eclesiástico latino, se quedaron cocinando la caza, aun
caliente .
Muchó estrañó Rafael aquella noche oir en medio de
aquellas ahumadas columnas y caidas vigas, los gran
420 HIPATIA .
CAPITULO XXII,
PANDEMONIUM .
CAPITULO XXIII .
NEMESIS .
CAPITULO XXIV .
OVEJAS PERDIDAS .
Y Filemon ?
Largo tiempo permaneció en la calle , por la parte
esterior del teatro, demasiado fuera de sí para resol
verse á nada ; y antes de recobrarse , la multitud em
>
corriente desbordada .
Entonces , habiendo oido el nombre de su hermana ,
en tono , ora de lástima , ora de desprecio y horror, mez
clarse con sus coléricas esclamaciones, despertó de su
letargo, y cruzando por en medio de la muchedumbre,
se dirigió a la casa de Pelagia .
Estaba cerrada , y á sus repetidos golpes apareció
en el postigo un negro de insolente cara .
Le preguntó con ardor é instintivamente por Pela
gia , y el negro respondió que no habia vuelto : Wulf
tampoco estaba allí. Entonces se arrimó á la puerta y
aguardó, latiéndole el corazon fuertemente con el temor
y la esperanza .
Al fin se presentaron los godos , atravesando por
entre la multitud en columna cerrada . No traian lite
ras. ¿ Dónde , pues , estaban Pelagia y sus amigos?
¿Dónde la aborrecida figura del Amal? ¿Dónde Wulf y
Smid? Los godos venian precedidos por Goderico y Agil
mundo, con los brazos cruzados , la frente arrugada y
los ojos bajos : el áspero disgusto , no exento de ver
456 HIPATIA .
por ella . »
Hasta ahí pudo elevarse, pero no pasar mas allá.
Porque la idea del Dios-Hombre se retiraba á alturas
cada vez mas terribles é insondables en los entendimien
tos de una generacion que olvidaba su amor en su po
der , y prácticamente perdia de vista su humanidad al
sostener con tal ardor doctrinal su divinidad . El cora
zon de Filemon era eco del espíritu de su siglo, cuando
juzgó presuncion en un apóstata como él pedir luz o ayu
da a la cabeza misma . ¿Cómo , despues de haber negado
á su Señor, y de haberse apartado voluntariamente de
la comunion de la Iglesia Católica, podria entrar de nue
vo en ella y apaciguar la cólera de aquel que habia muer
to en la cruz, á no será costa de muchos años de ora
cion y penitencia ?
- Necio de mí ! ¡Cuán ambiciosa y vana ha sido mi
necedad! ¡ Por esto he renunciado a la fé de mi niñez!
¡Por esto he escuchado palabras que me hacian estre
mecer, he gemido bajo el peso de mis dudas y disgustos,
y he tratado de persuadirme que los reconciliaria con
HIPATIA . 467
el cristianismo.... que ajustaria una mentira en el mol
de de la verdad ! ¡ Por esto alimento la loca esperanza de
llegar á ser distinto de los demás hombres, superior á
mi especie! No me bastaba ser un hombre hecho á la
imágen de Dios, sino que necesitaba ser Dios, conocedor
del bien y del mal .... ¡Y este es el resultado ! ¡Apelo á
mi filosofía para que me ayude en una verdadera lucha
humana, y se cruza de brazos , serena y silenciosa, rién
dose de mi miseria ! ¡Oh , necio , necio ! ahí tienes el fru
to de tus designios! ¡ Vuelve a tu antigua fé! ¡ Vuelve
á tu casa despues de tantas escursiones ! ¿Y cómo he de
volver ? ¿No se me han cerrado las puertas? Quizá ta'm
bien á ella.... ¿No podrá ser que , como á mí, se le haya
administrado el bautismo?
Esta idea le asaltó terrible y desconsoladora, cuando
en la primera reaccion de su conciencia retrocedió en
tera é implicitamente á la fé de su niñez, y se le repre
>
sentaron todas las teorías populares de su época con to
dos sus terrores . En la inocente sencillez de los Lauros
nunca habia sentido su fuerza ; ahora era diferente. Si
Pelagia estaba bautizada , ¿no la aguardaban penas eter
nas? Ante ella , como ante él , se dibujaba una vida de
frio y hambre, de suspiros y lágrimas , de soledad y hor
rible incertidumbre . En lo porvenir , la vida seria para
ambos un calabozo . ¡Que lo fuese ! No habia otra cosa
en que creer. Era la única roca de esperanza en la tier
ra y en el cielo . Esto á lo menos ofrecia alguna posibi
lidad de perdon, de enmienda, de virtud , de recompen
sa.... si, de eterna gloria y bienaventuranza . Y aunque
Pelagia no lograse nada de esto , mejor para ella era
una celda en el desierto, que una vida de impuras or
gías . Si este último era su destino, como decia Hipatia ,
:
468 HIPATIA .
CAPITULO XXV.
carse ?
-Pero hija mia , nos fueron dadas libremente. Me
suplicó que las tomase ; y .... y şi te he de decir la
verdad , debo conservarlas. Despues de este desastre,
ten por seguro que todos los acreedores reclamarán que
se les pague .
-Que se lleyen nuestra casa y muebles, y que nos
vendan como esclavos. Que tomen todo , con tal que nos
dejen nuestra virtud .
-Que nos vendan como esclavos ? ¿Estás loca ?
-Aun no lo estoy enteramente , padre , respondió
Hipatia con triste sonrisa. Pero ¿crees que si fuéramos
esclavos estaríamos peor que ahora? Rafael Aben -Ezra
me dijo que obedecia mis preceptos , cuando salió de
>
31
482 HIPATIA .
proceden de ellos.
- Abamnon era un viejo loco . ¿Crees que Febo corrió
en persecucion de Dafne con semejante séquito, ni que
Júpiter cuando fué á nado en busca de Leda , precedia á
una congregacion entera ce patos y chorlitos? No, ven
drá solo .... a ti cola; y entonces podrás elegir para tí,
entre Casandra y Clicia . Adios. No olvides las obleas ,
y no hables con nadie desde ahora hasta la puesta del
sol . Entonces te espero , hermosa dama .
Y riéndose en sus adentros, la hechicera dejó la ha
bitacion .
Hipatia se sentó , trémula de vergüenza y de espan
to . Como discípula de la mas para escuela espiritualis
ta de Porfirio , siempre habia mirado con aversion y des
precio las artes teúrgicas, tan preconizadas y empleadas
por Yamblico, Abamnon y demás apasionados a los an
tiguos ritos eclesiásticos del Egipto y la Caldea. Habían
le parecido entretenimientos vulgares, juegos de manos
propios solo para sorprender a la multitud .... Ahora
empezaba a juzgar de ellas favorablemente. ¿Qué sa
bia si el vulgo no necesitaria señales y milagros en apo
500 HIPATIA .
CAPITULO XXVI .
INTRIGA DE MIRIAM .
- Es veneno .
-Es el nepente , como dije á Hipatia, acerca del cual
estuvo la otra mañana charlando en sentido místico.
¡Bebe, hijo mio , bebe! Mi intencion no es que duermas
esta noche . ¡ Necesito hacer de tí un hombre , ó mas bien
necesito ver si lo eres !
Y la vieja se bebió otra copa , y prosiguió medio ha
blando consigo misma :
-Sí , es veneno; y la música es veneno , y la mujer
tambien lo es , segun la nueva creencia , pagana y cris
tiana , y algun dia serán venenos el vino y la carne, y
tendremos un mundo lleno de locos Nabucodonosores,
que comerán yerba como los bueyes. Es venenoso, bru
tal , diabólico ser hombre y no fraile, eunuco, una rama
seca . Todos mentis igualmente, cristianos y filósofos, Ci
rilo é Hipatia. ¡ No me interrumpas, y bebe, loco!... Sí,
y el único hombre que se conserva como tal , el único
hombre que no se avergüenza de ser lo que Dios le ha
hecho, es el judío. Ya le habreis menester algun dia, es
túpidos gentiles , para que os devuelva el sentido comun
។
UGG .
M Rico A Alabern
pre ....
- Oh noche dos veces bendita , esclamó Cirilo con
su voz sonora , que ha visto al mismo tiempo la corona
cion de un mártir y la conversion de un pecador! ¡que
aumenta a la par las filas de la Iglesia triunfante y las
de la Iglesia militante ! i que regocija doblemente a los
celestes espírilus , pues que saludan arriba a un herma
no victorioso , y abajo a otro arrepentido!
A una señal suya, un eclesiástico se adelantó y se
llevó consigo á Arsenio y Filemon , que fueron saluda
dos al pasar por las bendiciones, oraciones y lágrimas
522 HIPATÍA .
CAPITULO XXVII.
tumbras .
HIPATIA . 525
cargo .
--¿Cómo? ¿Ya estás queriendo hacer prosélitos ?
---Sin duda . He hallado un tesoro demasiado grande
para no desearlo partir con la hija de Teon .
--¿Un tesoro ? dijo Hipatia en tono medio despre
ciativo.
--Efectivamente . ¿ Te acuerdas de mis últimas pala
bras cuando nos separamos allá abajo bace unos cuan
tos meses ?
Hipalia no contestó. Una terrible posibilidad á que
habia aludido asaltó su memoria por la primera vez
desde aquella fecha.... pero cerró los oidos con orgullo
al celeste aviso .
-Te dije que lo mismo que Diógenes, iba en busca
de un hombre , prometiéndote que si lo encontraba , tú
serias la primera en saberlo . Pues bien , he encontrado
un hombre.
Hipatia movió su hermosa mano .
-Sé quién quieres decir.... el Crucificado. Bien, yo
no necesito un hombre, sino un dios.
--¿Qué especie de dios, Hipatia? Un dios formado de
nuestras nociones intelectuales , ó mas bien de negacio
nes de las mismas.... del infinito, de la eternidad , la
invisibilidad , la impasibilidad.... ¿Y por qué no de la
inmoralidad tambien , Hipatia? Pues recuerdo que solía
mos convenir en que era degradar carnalmente a la
HIPATIA . 529
1
HIPATIA. 549
CAPITULO XXVIII,
AXOR DE NUJER .
; ܀. :- ;
HIPATIA . 559
CAPITULO XXIX.
NEMESIS .
No
DOS
EMO
a.
6
.
N
R Alabern
bre, que era todo lo que cada uno de ellos desearia ser,
y aun mas , y sin embargo les pertenecia ; hueso de sus
572 HIPATIA .
7
HIPATIA . 577
FIN .
.
ÍNDICE.
Capítulos. Págs.
.
PLANTILLA
Láminas . Páginas.
13020100008912
BIBLIOTECA
DE
MONTSERRAT
С
Armari xv
Prestatge
12
Número 75
10
でし