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Sin lugar a dudas, estos actos colectivos servían, -creo que siguen sirviendo-, para crear
unos lazos de unidad y para potenciar el espíritu de nacionalidad. Uas misas por los difuntos
de la colectividad vasca o la celebración del día de San Ignacio con sus cantos y bailes son
actos de afirmación nacional. En las reuniones gas tronó micas se vuelve una y otra vez a los
mismos temas, que en el fondo no sólo son obsesiones de la colectividad sino también
signos de identidad. También observamos pequeños recelos, rivalidades más o menos
marcadas, afanes de protagonismo, aunque nunca demasiado destacados, pero ante todo y
sobre todo experimentamos las ganas de vivir, la necesidad de alegría y la afirmación de una
colectividad como grupo nacional. Estas conductas no las encontramos en ningún sitio fuera
del Centro Vasco.
Otro de los aspectos que nos llamaron poderosamente la atención fue la evolución ideológica
de los descendientes del exilio vasco. Observamos que los hijos y los nietos del exilio
republicano perdían poco a poco su relación e interés por el País Vasco. Los padres pudieron
vivir el trauma de la ruptura con su tierra de origen pero ese sentimiento iba desapareciendo
en los hijos y de forma ya clara en los nietos. Hijos y nietos, de manera más o menos
acusada, veían el País Vasco con curiosidad, como la tierra de sus mayores. Sentían verda-
deras ganas de conocerla pero no se daba una identificación basada en la responsabilidad.
Ellos eran venezolanos con cierto grado de interés por las cuestiones vascas. En el caso del
exilio nacionalista, observamos un fenómeno muy diferente. Sin que se pueda defender
grados de plena coincidencia, sí se puede hablar de tendencias manifiestas. Muchos de los
hijos y de los nietos seguían manteniendo un espíritu de compromiso con la realidad vasca,
centrada sobre todo en la cultura y en el folklore. Quién es capaz de pasar muchas horas del
año aprendiendo euskera, ensayando cantos o danzas, leyendo libros e inclusos periódicos
como medio de información o culturización, etc., revela un compromiso serio con el lugar de
origen de esa lengua, de esos canciones, y de esa cultura. Se puede decir que los hijos y
nietos del exilio nacionalista mantienen la llama viva del amor y de la presencia del país de
sus mayores. En cierto sentido, siguen viviendo el trauma del exilio como ruptura y como
desposesión. En el caso de ese país, sin negar en ningún momento su ser y su compromiso
con Venezuela, sienten la ausencia de esa otra tierra que constituye el país de sus mayores
pero también el suyo propio.
Otro colectivo de la comunidad vasca venezolana lo formaba el elemento clerical. ¿Qué difícil
era distinguir en estos grupos lo que era servicio vocacional o servicio obligado? El voto de
obediencia oculta muchas realidades, claramente perceptibles en algunos casos y difusas en
otros. Hablamos con curas y religiosos que habían sido destinados a ese país por la razón de
defender la lengua o la cultura vascas. Cuando era niño, a todos estos hombres que salían
de sus parroquias o de sus colegios para ir al extranjero para cumplir una labor sa cerdotal se
les denominaba misioneros. Pero dentro de la realidad misional se encendían verdaderos
casos de exilio. Recuerdo entre otros el caso del jesuíta Aguírre, creador de diversos
colegios en la amplia geografía venezolana. Otros casos eran más dudosos, difíciles de
evaluar por la imprecisión en las afirmaciones de sus protagonistas. Otros, sin lugar a dudas,
eran hombres vocacionados, preocupados por el hombre y deseosos de entregar su vida por
los venezolanos como por los ecuatorianos, si su destino hubiera sido éste. El hecho de los
sacerdotes y de los religiosos vascos, -comunidades de jesuítas, franciscanos, capuchinos,
etc., etc.-, en los diferentes países latinoamericanos, especialmente en Venezuela, debería
ser estudiado a fondo. Encontraríamos fuertes sorpresas, entre éstas casos sangrantes de
exilio.
Cuando escribo estas líneas, consciente de que tengo que poner punto final a esta
«miscelánea de evocaciones», vuelvo a pensar, como lo hice en su día, en la realidad
histórica que nos hizo ser un pueblo escindido, con un sector de la comunidad en el País
Vasco y otro esparcido por la amplia geografía del mundo, pero en parte reunido en los
diversos centros vascos del mundo entero. No olvido que los que tuvieron que salir por
razones de la guerra formaban el núcleo central y mejor de nuestra sociedad. Me ha
admirado siempre la dignidad humana y la integridad moral de la conducta de casi todos
ellos. ¿Cómo no recordar figuras como Toribio Echevarría. Vicente de Amezaga, Iñaki de
Urreíztieta, Pelay Orozco, etc.? Si formamos parte de una misma comunidad y de un mismo
pueblo, aunque nos encontremos esparcidos por tantas partes del mundo, cabría idear un
plan de trabajo que nos acercara cada vez más, porque la hermandad cultural es la mayor
fuerza de unidad y de progreso que existe.
Si se da un potencial humano tan dinámico en las juventudes de esos lugares y de todos los
centros vascos, sería ilógico e inadmisible que se perdiera esa fuerza de cultura y de unión
por falta de medios y de proyectos. Creo sinceramente que los gobiernos y las entidades
públicas pertinentes, -¿por qué no también las privadas?-, deberían hacer un esfuerzo serio y
continuado de atracción y sintonía con esos jóvenes y con dichas colectivi dades con planes
de trabajo y de cultura que unieran en lo posible los diferentes grupos de la diáspora vasca.
Sería la mejor manera de mantener siempre viva la llama del sentimiento vasco que tan
eficazmente encendieron y conservaron los representantes de nuestro exilio.aquel 25 de
junio de 1939 la popa del «Cuba» se anegó de sonidos que ascendían desgarrando las
gargantas de los hijos de Euskadi, que al compás del txistu, como única posesión
representativa del mundo que dejaban y conscientes que su pasaje tenía como meta «lo
ignoto», supieron sobrellevar su angustia, mientras las notas del Agur Jaunak se enredaban
en la estela de esperanza que iba dejando el Cuba.
Al mes siguiente, 28 de julio, el«Flandre» seguía la misma ruta con otro grupo de
compatriotas y un poco más tarde -26 de agosto- el «Bretagne» transportaba más exiliados
hacia Venezuela..
Creemos importante señalar, en referencia al último contingente de vascos que arribó a las
costas venezolanas, tras la decisión del Capitán José María Burgaña, Oficial de la Marina de
Euskadi, de lanzar a esta travesía a dos barcos de madera el «Donibane» y el «Bigarrena»,
fabricados por el exiliado vasco José Manuel Oruezabala y algunos carpinteros de ribera, en
la desembocadura del Adour, en Bayona. Primero los dedicaron a la pesca, aun a pesar de
accidentes y sabotajes por la oposición de los sindicatos franceses a que los exiliados
vascos trabajasen en sus aguas. Llegaron a La Guaira, después de una semana de
comenzada la guerra mundial. Algo más tarde arribaron otros grupos de vascos de la
República Dominicana y la última odisea de la avalancha del exilio, la escenificó el buque
«Alsina», en cuyo recuerdo se escribieron las obras «Antón Sukalde» y «París Abandonada»
de José Olivares Barrando «Tellagorri» y «Crónicas del Alsina» de Arantzazu Amezaga. Obra
publicada en la Editorial Xamezaga
El primer exilio
Con el correr del tiempo, tuvimos claro que no les debió resultar nada fácil, ni la decisión de
arribar a una tierra que constituía un punto absolutamente desconocido de la geogra fía, ni el
gran choque que debió suponer para aquella generación, signada por la esperanza y
fortalecida por sólidos principios, entre los cuales su amor a la libertad les arrastró a buscar
caminos abiertos y dejar atrás su amoroso terruño, sepultado bajo aquella abyecta dictadura,
y creemos justo apuntar que resultaron harto valientes los que tuvieron la osadía de cargar
sobre sus hombros a toda la familia. Sus hijos dejamos constancia, de que jamás
escuchamos una queja ni atis-bamos la angustia que debieron sentir tratando de encajar su
recio y justo carácter, en un país tropical, aún con resabios coloniales, hospitalario, pero
reacio a comprender, desde su ángulo facilista y su tibio carácter, amasado con sol y noches
templadas, el doloroso silencio de los que dejaron atrás su patria desolada y enterraron su
juventud en las brumas del belfo país de los mil verdes.
Sus hijos crecimos protegidos por la sólida muralla que erigieron a fuerza de afincar su fe en
el retorno, que jamás abandonaron y que constituye parte de la herencia que absorbimos, en
el marco del más absoluto respeto por todos los pueblos del mundo, entre los cuales quedó
el suyo-nuestro-, herido pero invencible en su secular lucha por obtener el derecho inviolable
a «su libertad que como pueblo le corresponde».
Aquel muro de protección, que significó para ellos la total renuncia a mirar el pasado,
privándose incluso de momentos de regresión, con el fin de no atisbar ni un mínimo de la
historia que cargaban, a fin de conservar la mente de sus hijos al abrigo de recuerdos que
hubieran deseado destruir pero que en nosotros permanecían en algunos casos nítidos,
aunque incomprensibles, guardados dentro de una infancia signada por el horror y vacía de
respuestas ante la reiterada e inocente pregunta: ¿por qué nos quieren matar?
Aquel pasado subyace en ese mundo escondido pero no olvidado y que con cierta
regularidad aflora en nuestros sueños entre el ronco jadear de los aviones de aquella guerra,
donde se hacía tan cotidiano el miedo, que los niños terminábamos por identificar el sonido
de los cazas y de los bombarderos. Y a pesar de todo, logramos conservar un sentimiento
tan profundo como diáfano, lo cual debemos a nuestros padres, porque aun carentes de
ciertos medios económicos, supimos aunar a los rasgos inherentes de la adolescencia, un
cúmulo de mística que nos permitió luchar a su lado en los diferentes caminos que trazaron,
primero asentando sus principios de hombres y mujeres de bien, en un entorno que a pesar
de la hospitalidad característica del pueblo venezolano, entendemos que se percibieron
algunos rasgos de hostilidad, empapados como estaban de la publicidad que había difundido
con gran maestría el eje nazi-fascista.
Lograron, con esfuerzo, levantar a las familias protegidas con su trabajo y suponemos
sacrificio (que en ningún momento percibimos), sin abandonar la solidaridad para con la
comunidad vasca, alimentada siempre por una gran fe en el retorno y un sembrar constante
de honestidad y principios, en un país que fue conociendo a los vascos a través de múltiples
realizaciones en los más disímiles campos.
Boinas en Caracas
El primer rasgo de presencia vasca se fue haciendo evidente cuando sus boinas comenzaron
a salpicar las calles de la Caracas de los techos rojos, como nos lo recordara nuestro gran
poeta Andrés Eloy Blanco, en su bello poema Mañana Larrabeiti, dedicado a una maestra
vasca:
Mariana Larrabeiti,
en mi tierra hubo dos vascos:
uno, Lope de Aguirre, la tempestad,
el galernazo del Golfo de Vizcaya,
y el otro, Simón Bolívar,
la alta montaña cántabra
donde se desbaratan todas las olas,
la perenne montaña, con su mina de hierro,
de donde vamos sacando el hierro del ejemplo
para la espada mejor que esgrimiremos,
la perenne montaña, con su mina de oro
de donde vamos sacando el oro de la piedad
para la hermosa hora en que perdonaremos.
Y ahora Mariana Larrabeiti,
En mi tierra hay muchos vascos;
ya los viste en las calles, y viste en sus cabezas
aquella cosa azul, tan vasca, aquella cosa
redonda y azul,
como un cielo pequeño
sobre la cabeza de la juventud.
Los has visto y no lo olvides,
que ellos son el encanto de mi tierra
y recuerdan la tuya y tienen de la tuya
el breve cielo azul en la cabeza terca.
Constructores y capitanes
Aquellos grupos de exiliados provenientes del laborioso y esforzado pueblo vasco fueron
diversificando sus realizaciones dentro de diferentes campos entre los cuales destacaron
notablemente la construcción, sembrando las urbanizaciones de El Rosal, Alta-mira, La
Castellana, las Mercedes etc., con nombres de sabor patrio: Izarra, Mondragón, Toki Eder...
muchas y bellas edificaciones cuyas fachadas, con toques de piedra, rememoraban los
caseríos de la patria, realizadas por el espíritu emprendedor y eficiente de Don Miguel
Salvador, quien también cuenta en su haber con el primer edificio de apartamentos «Eguzki»
en Los Caobos, considerado entonces -1941- el extrarradio de Caracas.
Como recuerdo y herencia de la intensa labor que realizó, afincado en su nostalgia y
sapiencia, nos legó este hermoso caserío «tropicalizado», cual brillante faro de la «Euskadi
Peregrina»
Otras notorias edificaciones salieron también del trabajo del exilio como la Iglesia de la
Coromoto, en El Paraíso, el Colegio La Guadalupe y la Iglesia de Campo Claro, gracias a la
fértil imaginación del Arquitecto Urbano Mantxobas. Igualmente, compañías como la
Concreto de Abasólo y Lizarralde, la empresa constructora Olaizola, etc. levantaron varios
edificios en distintos puntos de la ciudad.
Entendernos que entre las primeras actividades colectivas que se iniciaron, fue la dedicada a
la pesca, con el Donibane y el Bigarrena que habían servido para traer a un grupo de
exiliados. Se inició así la empresa «Pesquerías Vascas del Caribe» pero no alcanzó el éxito
soñado, ya que la diversidad de pesca que intentaron dar a conocer no tuvo la esperada
acogida, pero resultó la pionera entre la posterior proliferación de pescaderías y restaurantes
vascos.
No fueron pocos los capitanes que arribaron a Venezuela en aquellas memorables fechas,
entre ellos el capitán José María Burgaña, encabezando la hazaña del Donibane y el
Bigarrena, Capitán Ricardo Maguregui, Delegado del primer grupo que llegó en el Cuba a
quien se debe la fundación de la Escuela Náutica (Marina Mercante Venezolana), el Capitán
Unbelin Garmendia, el Capitán Pedro Sesma, que luego de trabajar como pintor de brocha
gorda, fue profesor y fundador de la Escuela Náutica de Venezuela, etc.
Esta empresa, pionera en el medio editorial, acogió a un grupo respetable de vascos que se
desempeñaron con gran eficiencia en sus diferentes funciones. Entre otros el Sr. Santiago
Aznar, que llegaba, luego de haber compartido momentos de lucha junto al Lendakari Agirre,
en su calidad de Ministro del Gobierno Vasco.
Es de reconocer también el trabajo de Jon Oñatibia y Andoni Arozena en la revista Argia, más
una buena cantidad de textos en euskera, publicados en América y Europa.. Presente en el
recuerdo se halla el gudari Luis Ruiz de Aguirre Urkijo, Capitán del Batallón N° 1 de ANV,
largos años en Venezuela colaborando con Tierra Vasca y otras publicaciones del exilio. En
su haber se cuentan varias obras, entre otras Gudaris, Vascos por el Mundo, Pido un
Monumento, El ejército Vasco, Semillas de mis surcos y Viento y Agua por los Caminos etc.
Talleres metalúrgicos
Si, también aquí en Venezuela, el hierro tuvo quien lo moldeara y se crearon talleres de
envergadura: Omnium, Talleres Bizkaia, Talleres Eibar, Zabala y Ariño, Abando y Albert,
Fundiciones Domeke, etc. entre los cuales existió uno más modesto que mi aita fundara y
arrastrado por su perfeccionismo se resistió a entrar en el boom que alcanzó Venezuela en
sus épocas de bonanza, legándonos su herencia de humanista, teñida con toques de color
que adornan las paredes de familiares y amigos, que alcanzó a realizar
en sus horas de retiro, cuando soñando, acuñaba su nostalgia con pinceladas de dolor por su
añorada Euskadi.
Esta iniciativa de la fundación del Centro Vasco fue precedida por la Socie dad Vasca de
Socorros Mutuos, la cual arrancó de la solidaridad característica del vasco, cuando los
pasajeros del «Cuba» antes de desembarcar y por iniciativa del Capitán Maguregui,
comenzaron a redondear la idea de mantener algún tipo de asistencia mínima a los
compatriotas, la cual cristalizó el 6 de agosto de 1939, en reunión que hubieron de realizar en
el Hotel Zuriñe, ya que para esa fecha, como decimos anteriormente, aún no se había
consolidado la fundación del primer Centro Vasco.
Esta Sociedad, manejada con el único aporte de sus asociados, resultó de gran ayuda para
aquellos grupos de exiliados cuya mayoría aún no estaba en capacidad de resolver indivi-
dualmente los problemas de salud, que por supuesto, se fueron presentando. En un principio
se contó con la eficiente atención del Dr. Rafael Vera, médico venezolano y más tarde fueron
arribando los médicos vascos, Dr. Luis Bilbao, Dr. José María Díaz de Rekarte, Dr. Gonzalo
Aranguren, etc.
Resulta, por lo tanto la organización más antigua del exilio vasco en Venezuela y la que aún
continúa funcionando, ahora con otras características, ya que una vez superados los
primeros tiempos de grandes problemas económicos, el abanico de necesidades se fue
ampliando, al mismo tiempo que la facilidad para resolverlas.
Y a medida que fueron pasando los años, tuvieron que enfrentar otra realidad: la que tiene
que ver con el ciclo de la vida y aquellos exiliados comenzaron a enterrar sus sueños en la
cálida y generosa tierra venezolana ya que partir del 1 ° de noviembre de 1952, la colonia
vasca cuenta con un panteón de 120 nichos, osario y capilla.
Este primer Centro Vasco se constituye el año 1941, de Cipreses a Velásquez N° 9, hasta
que la anuencia de un mayor número de compatriotas, dio por resultado la instalación del
nuevo Centro, de Truco a Balconcito, todavía disfrutando de la Caracas de las bellas casas
coloniales, bajo cuyos aleros, además del frontón que lograron construir, comenzó a tomar
cuerpo una gran actividad colectiva que prácticamente se inició a raíz de la creación del coro
«Pizkunde» bajo la dirección del Maestro Antón Garate, y la fundación de Eusko Gastedi de
Caracas, el 24 de abril de 1948, con la Presidencia de Martín Ugalde, y el lema «Por la
conquista de las libertades vascas».
Tanto el Pizkunde corno el resto de los coros que tuvieron una larga trayectoria merecen un
capítulo aparte, pero ahora nos concretaremos a Eusko-Etxea de El Paraíso cuan do tomaron
cuerpo los sueños tanto del exilio, como de sus hijos, al recorrer el acogedor caserío
sembrado en el trópico, con sabor de nostalgia y cobijado a la sombra de mangos, bucares,
araguaneyes, etc., asomado apenas dentro de la frondosa vegetación con que nos regala
esta exuberante naturaleza.
La inauguración de este Centro, constituyó una fiesta difícil de igualar, cuando se conjugaron
la satisfacción de «los mayores» frente al triunfo obtenido por sus esfuerzos, la ale gría de la
juventud contando ahora con espaciosas áreas donde realizar sus múltiples aficiones,
deportivas, folklóricas, en fin, de expansiones juveniles.
Aquel 3 de marzo de 1950, que coincidió con Aberri Eguna, se palpó la vigencia del «alma
vasca», cuando al compás del txitu y enmarcados entre dos hileras de muchachas y
muchachos con trajes típicos, el entonces Presidente del Centro Vasco, Sr. José Elguezabal,
acompañado por el Dr. Luis Bilbao, Delegado del Gobierno Vasco, recibían al Lendakari José
Antonio de Aguirre acompañado por los Sres: Jesús de Galíndez , Joseba de Rezóla, y
Nicanor de Zabaleta. Se recibieron también innumerables manifestaciones de afecto del
pueblo venezolano y sus autoridades.
No queremos cerrar este capítulo, sin destacar el esfuerzo que supuso para la colectividad,
comandada en aquellas fechas por el Sr. José Elguezabal y Don Luis Bilbao, al embarcarse
en la realización de tamaña obra, lo cual lograron mediante la emisión de acciones de la
recién fundada «Inmobiliaria Euskalduna», adquiridas por los socios del Centro bajo el lema
«No es un donativo, es una inversión», pero no imaginaron que al final resultó un hermoso
donativo tanto para los que heredamos inmediatamente el resultado de aquel esfuerzo, como
los que ignorando la labor de hormiguitas de los primeros exiliados, encontraron las puertas
abiertas y los brazos extendidos para recibir a los hermanos que han ido arribando a nuestro
lado, en diferentes épocas pero con el mismo sentimiento de amor a Euskadi y ansias por su
libertad.
Entre las notables interpretaciones del Pizkunde, anotamos la colaboración que el gran
maestro Antonio Estévez solicitó a fin de estrenar su Cantata Criolla y recibimos el honor de
comenzar los ensayos bajo su dirección en esta misma casa cuya fecha aniversario estamos
celebrando. El Pizkunde, en este caso fue acompañado por el Orfeón Universitario y algunas
individualidades.
Era la época en que la mística se filtraba por todos los rincones del alma vasca y además de
algunos otxotes y hasta cuartetos que fueron surgiendo, tanto femeninos, como masculinos,
un grupo de entusiastas muchachas, bajo la dirección de Sorne Uzkanga, formamos un coro
femenino denominado «Txinpartak» cuyo estreno se realizó en el memorable programa que
anualmente difundían las emisoras de televisión a beneficio de la Sociedad Anticancerosa.
También se llegó a cantar en la Biblioteca Nacional, etc. etc.
Aun no se acaba la historia de los coros vascos en Venezuela y esperamos que así sea; el
último que surgió fue el «Veneuska» que siguió cosechando triunfos, entonces bajo la batuta
de Koldo Garmendía, músico y pintor que venía prodigando su hermosa voz por los
diferentes templos de ia capital, en compañía de la infaltable presencia de Jontxu Bilbao.
Este coro «Veneuska», luego de actuaciones, en teatros, televisión, etc. se hizo acreedor a
un artículo en la revista literaria Imagen, con el título «Tres vascos...un coro» en aquel
entonces bajo la Dirección del ilustre intelectual, y poeta venezolano Pedro Francisco
Lizardo. Dicha Revista aun se mantiene en el mercado editorial.
No nos resignamos a cerrar el capítulo de los coros vascos en Venezuela, sin lanzar una
semilla de esperanza, que ya soñamos en su germinar, conscientes de que existe un campo
fecundo, tanto de jóvenes, adultos y... «niños», como ha venido sucediendo en diferentes
épocas de esta pequeña que ya se va haciendo larga historia y horadando en ella nos
acercamos a los recuerdos hasta presenciar el inicio de aquellos «Coritos de Gabon»
imbuidos de la mística que en sus comienzos significaba recoger fondos para nuestros
hermanos que en Euskadi sufrían la dictadura franquista y que al paso del tiempo se fueron
diversificando, tanto los aportes como la apreciable y variada cantidad de rostros juveniles
que hermanaban su alegría al compás de las notas del Olentzero y del Tum...Tura...¿quién
es?... GENTE DE PAZ
Folklore
Teatro en Euko-Etxea
Entre la obras que ofrecieron: «Mujeres en Berrigorria», «La Vieja que pasó llorando»,
escenificada en el Teatro Caracas -que yace entre los escombros de la Caracas que borraron
de nuestra presencia, pero no de nuestro corazón-, monólogo actuado por Josune de Tejada,
afincada para siempre en la parcela del cariño. Siguieron: «Un Espíritu Burlón», de Noel
Coward, la Trilogía de Chejov: «El Oso», «El Aniversario» y «El Pedido de Mano». La última
obra que se escenificó «Los Delfines » de Jaime Salom, con escenografía de Bingen
Arnoriaga, estuvo a cargo de Pascual Estrada, crítico de teatro, escritor y que a la vez cuenta
en su haber con el montaje de varias obras. Colaboró el mejor fotógrafo del medio tea tral,
que a la sazón era socio del Centro Vasco: Miguel Gracia. No contamos con el espacio
suficiente para nombrar a los actores que participaron en aquellos montajes, que tanto
significaron para el público de Eusko-Etxea
También el cine mantuvo su área de atención: para niños a las 3 de la tarde y adultos a las 6,
todos los sábados, salpicados con Cine Forum de vez en cuando y más recientemente
algunas películas que nos trajeron los compatriotas de Euskal-Herria.
Ikastola Euskadi-Venezuela
En esta materia del euskera hay un hecho trascendental en la vida del txoko de Caracas,
como fue la fundación de la Ikastola Euskadi-Venezuela, con la particularidad que hasta el
presente ha sido el único caso, fuera de las fronteras de Euskal-Herria. Para el momento de
su fundación, ya la Andereño Arantza Mujica, venía realizando los sábados clases de
euskera para los niños y al fin esta vocación cristalizó en la mencionada Ikastola,
constituyendo un hecho que le dio a nuestro txoko calor de algarabía y sueños de futuro.
Notables fueron sus fines de curso, donde pudimos gozar de hermosas representaciones
encuadradas en bellas escenografías que se escapaban de las manos de «hada» de Arantza
Mantxobas. Sus coritos nos sorprendieron dulcemente, guiados por las hermanas Uzkanga:
Maite y Begoña. Pero en medio de cantos y alegría, el grupo de andereños y otros que tal
vez escapan a la memoria. Tuvimos también tallistas de la categoría de Txopa Berecibar,
Cefe Bilbao, los cuales crearon escuela en Caracas y Los Andes y nuestro recordado amigo
Inaxio Aierbe.
Quizá haya quedado alguno en el olvido, pero no el Sr. Luciano Quintana, dibujante y
cartelista, mas conocido por «Nik» que llegó cargando su gran bagaje de experiencia y aquí
siguió desarrollándola a la par de su éxito y Bingen Arnoriaga, hijo del exilio, que además de
su rica trayectoria de pintor en el ámbito caraqueño, le tocó regalar su arte a varias de la
revistas que se han venido publicando en este Centro y trabajar en diferentes exposiciones
presentadas en esta casa. Hay varios artistas del dibujo y el color que debieran aparecer en
esta lista y que ya le han dado su arte a nuestras publicaciones, actualmente contamos
nuevamente con ellos para ilustrar esta Revista.
INDICE
Agur..................................................................................................................... 3
Palabras del primer Presidente de Euzkadi ….................................................... 4
Presidentes del Centro Vasco........................................................................ 6
Quince años del Centro Vasco de Caracas, por Martín de Ugalde....................... 7
Los vascos de Caracas inauguran su Eusko-Etxea, por Jesús de Galíndez........ 14
Los vascos en Caracas, por Germán Arciniegas................................................... 16
Los Vascos En La Historia De Venezuela …....................................................... 19
Los vascos, adelantados de Colón, por José María de Burgaña …...................... 20
Historia genealógica del Libertador, por L. A. Sucre …....................................... 21
El elemento vasco en la historia de Venezuela, por Arístides Rojas ….................24
La Compañía Guipuzcoana, por Francisco Depons …......................................... 27
Los comerciantes de Caracas en 1806 …............................................................. 29
Nombres vascos en nuestra Historia, por J. A. de Armas Chitty …..................... 30
Etimología de apellidos vascos en Venezuela, por Benjamín de Iturrieta ….........32
Sabino de Arana y Goiri …................................................................................... 38
Los Vascos Y Su Historia …................................................................................ 39
El árbol de Guernica............................................................................................ 40
Nobleza universal de los vascos, por Juan Carlos de Guerra …......................... 41
Euzkadi, por Jon Chano …................................................................................... 43
¿Qué son los Fueros vascos? ….......................................................................... 47
Constitución del Gobierno Vasco …..................................................................... 50
Homenaje a los Gudaris …................................................................................... 52
Expresiones Vascas …........................................................................................ 53
Interés lingüístico del vasco, por Andima de Iguinagabeitia …............................ 54
Literatura vasca, por Vicente de Amézaga …....................................................... 56
Iru olerkari …........................................................................................................ 60
Una página de Miguel de Unamuno …................................................................ 62
Ángelus, por Pío Baroja …................................................................................... 64
"El arte vasco, por Bingen de Aresti …................................................................ 66
Cómo canta el vasco, por el Padre J. A. de Donosti …....................................... 68
AGUR
El CENTRO VASCO de Caracas, al cumplir sus quince años de vida, se acerca a nuestra
colectividad y al pueblo venezolano con los brazos abiertos en un cordial saludo y un
fraternal mensaje de los que quisiéramos fuesen intérpretes las páginas que siguen.
Hay en ellas, en primer lugar, una sincera manifestación de gratitud; de honda gratitud hacia
las autoridades venezolanas. Desde las que auspiciaron y canalizaron nuestra venida a esta
tierra, hoy nuestra segunda patria, hasta las que en el transcurso de los años se han ido
sucediendo en el Gobierno de la República, en una invariable actitud de generosa compren -
sión hacia nosotros.
Hay en ellas la pequeña historia de nuestro vivir y obrar en esta cordial tierra de Bolívar
desde el momento en que un grupo de inmigrantes compatriotas se congregó por vez
primera bajo el techo de un hogar común, casa solar en la que nuestra estirpe renueva aquí
los recuerdos de la tierra natal.
Hay en ellas —como profunda razón de ser de ese vivir y ese obrar— un testimonio de la
perennidad de nuestro pueblo que, a través de siglos que la Historia no puede contar, se
presenta ante el concierto de los pueblos libres con títulos que el transcurso del tiempo y la
fortuna, lo mismo que el desastre, no han podido sino convalidar.
Hay en ellas el aroma del recuerdo. Recuerdo de los años vividos en esta nuestra patria
adoptiva con la que, a través de los vínculos que la vida teje con su cortejo de alegrías y
tristezas, tantos de nosotros han quedado ya para siempre consustanciados.
Para que ante la ejemplaridad de una conducta que fue siempre y en todas partes nuestro
mejor patrimonio podamos oir que se repite en Venezuela como en un eco de la frase
homérica: "Estos son aún mejores que sus padres".
Y el corazón de Euzkadi se alegre al escucharlo.
LOS VASCOS EN VENEZUELA
Indice
2 Un Lustro Mas
4 Palabras Del Presidente De Euzkadi
6 Presidentes Del Centro Vasco De Caracas
7 Los Centros Vascos En Venezuela
13 El Bertsolari
14 Monumento Al Soldado Vasco
15 La Asociación De Socorros Mutuos
16 Euzko Deia, La Voz De Los Vascos En Venezuela
17 Euzko Gaztedi, Juventud Vasca
18 Euzkeraz Gure Etxean
19 Presencias
26 José Antonio De Aguirre Y Lecube (G.B.)
28 Ausencias
29 Cumbres De La Estirpe
30 Pocas Palabras A Los Hijos De Vasconia
32 Borburata
35 Una Pagina Del Maestro Campion
36 El Acta Primera De La Independencia De America
38 El Hermano Gines
40 Etimologías De Apellidos Euzkaros
44 Pro Universidad Vasca
45 Los Vascos Entre Nosotros
46 Santa María De Erebato
48 Iturbe, El Vasco Amigo Del Libertador
50 El Alma Del Centro Vasco
52 Una Pagina Gloriosa De La Historia Vasca
53 Nuestro Patrimonio
54 Aquí Y Allí
55 El Caserío
56 Gure Elertia
58 Olabide
61 Nuestro Primer Presidente
62 Caracas 27-4-62
63 1962 Y Gernika
64 Imagen De La Reunificacion De Euzkadi
68 A Una Mujer Vasca
70 Los Vascos En La Independencia De Venezuela
71 Otros Hablan De Nosotros
72 El Deporte Vasco En Venezuela
74 Distinciones Que Nos Honran
EDITORIAL
UN LUSTRO MAS
DESAPARECIDA, a fines del siglo XVIII, la presencia hegemóníca que, con la Compañía
Guipuzcoana, llegaron a alcanzar los vascos en Venezuela, desaparece también o, al menos,
se vuelve insignificante, su aporte inmigratorio a estas tierras. Hubo de transcurrir siglo y
medio para que la guerra, que los vascos nunca quisimos, provocara el exilio de millares de
compatriotas, parte de los cuales arribaron a estas playas el año 1939, en aquel movimiento
encauzado y dirigido por el Instituto de Inmigración que, con don Eduardo Monsanto su
representante en Europa y el Dr. Arturo Uslar Pietri su director, junto a otros nombres
imborrables en nuestro agradecimiento, supo hacer vibrar nuestros pechos con la honda
emoción de la generosidad venezolana.
Además de la construcción y la pesca, las dos iniciativas más importantes de los vascos
recién llegados a Venezuela, su actividad se extendió al campo de muchas otras profesiones,
desde el ejercicio de la Medicina hasta los talleres mecánicos; desde las herrerías y
fundiciones hasta las empresas tipográficas en que alcanzaron y siguen ocupando en
Caracas lugar destacado. Y llegó el momento en que la dispersión que las distintas
actividades imponían, hizo sentir la necesidad de un lazo cohesivo y de convivencia común.
Y así surgió, en 1940, la Asociación Vasca de Socorros Mutuos, y así, en abril de 1942, con
la fiesta de Aberri Eguna, llegó la inauguración del primer Centro Vasco situado de Velázquez
a Cipreses que, resultando estrecho, al cabo de pocos meses, para cumplir su función, hubo
de ser trasladado a un local más capaz donde, además, había la posibilidad de construir el
indispensable complemento de la vida vasca: el frontón. Tal fue el Centro de Balconcito a
Truco, inaugurado el 31 de julio, festividad de Iñaki Deuna, el mismo año de 1942.
Pero esta casa empezó también pronto a hacerse pequeña. El contingente inmigratorio
vasco se hacía cada vez mayor; la colectividad adquiría más pujanza y con ella se hacía
sentir cada vez más fuerte el sentimiento de la unidad vasca que en Aberri Eguna de 1950
halló cobijo en la nueva casa de El Paraíso donde, desde entonces, todas las manifestacio-
nes del espíritu vasco, desde el cultivo del idioma e historia a la pelota, desde el coro
Pizkunde y los grupos de baile hasta el más mínimo latido del sentir patriótico, han hallado
ambiente propicio y espacio adecuado.
Indice
2 Buskeraz bi itz
3 Algunas palabras de introducción
5 Los vascos en el descubrimiento de Venezuela - José María de Burgaña
7 Lope de Aguirre, separatista y rebelde - J. A. de Armas Chitty
9 Los vascos en la fundación de Caracas - Vicente de Amézaga
14 Esquema para una investigación del Siglo XVIII Venezolano - Pedro Grases
19 Los vascos y el espíritu de Venezuela - José de Araño
20 La Guipuzcoana: lo social en lo económico- Juan María de Akarregm
22 Noticia sobre la presencia vasca en el folklore venezolano - Juan Uscano
26 Presencia vasca en la arquitectura venezolana- Lander Quintana
33 Nuestro entrañable amigo venezolano - Francisco G. de Mardones Zabalandikoetxea
38 Mundu Berriko euskal-idazleak - Ibiñagabeitia'tar Andima
42 Sacerdotes vascos en Venezuela - José Marta Mendizábal
46 A Petra Elorriaga la sembraron en Chirgua - Martín de Vgalde
52 Aporte del elemento vasco al desarrollo económico de Venezuela - Jesús Dolara
56 La actuación de los médicos vascos en Venezuela - Luis Bilbao
58 Luisa de Arrambide - Arantzazu de Amézaga
60 La Fiesta del Píjiguao entre los indios waikas -Daniel de brandiarain
64 Familias y géneros de anfibios —Amphibia— de Venezuela -Hermano Gines
65 La traducción imposible – Miguel Pelay Orozco
66 Cuento: La trampa de cemento -Martin de Ugalde
69 La vida en el Centro Vasco – Maribi Apalategui
Esta es la tercera vez que el Centro Vasco edita una revista conmemorativa: la primera se
editó en la ocasión de sus 15 años, en 1957; la segunda a sus 20, en 1962, y ahora, cuando
los vascos celebramos los veinticinco años de haber fundado el Centro Vasco de Caracas.
Centro Vasco de Caracas, que coincide con los 400 de la ciudad capital en que se estableció,
nos proponemos algo más ambicioso: señalar, a través de trabajos pedidos a personas
familiarizadas con los temas, y a veces especializadas, la huella del vasco desde el
Descubrimiento hasta ahora; naturalmente que la pretensión no alcanza más que a tratar de
dar los hitos que señalan la huella del vasco en Venezuela. De esta manera ayudamos a
señalar aspectos de la contribución del vasco a Caracas, que está celebrando sus cuatro
siglos, y contribuimos a la comprensión de su influencia en el país en general.
Pero en este número tiene puesto importante alguien que vino a ser el precursor de los
colaboradores vasco-venezolanos: el Dr. Simón lo Salas.
El Dr. Gonzalo Salas es un médico venezolano que hizo en París, de forma casual, primer
contacto con aquellos vascos recién vencidos del año 1939. Fue él quien pocos después
proponía, mediante un informe al gobierno de López Contreras, el ingreso de los vs eos al
país, y fue él quien, en generosa campaña para conseguir el respaldo de la opinión pú! ca
frente a una capciosa propaganda política que se esforzaba en hacernos aparecer c<
comunistas, publicó un folleto titulado; Inmigración vasca para Venezuela, que tuvo un imj
sionante eco, no solamente en la prensa venezolana de la época, sino en la más extensa
preí de los pueblos sud-americanos.
La generosidad permitió al Dr. Gonzalo al ver en nuestro pueblo algunas virtudes que
recomienda para el país, y hace un resumen de nue»*j tra historia, de los antecedentes de
actividad agrícola e industrial de otros grupos vascos vei a Venezuela, como la Compañía
Guipuzcoana, y, por fin, en un gesto que lo enaltece, nuestra defensa como "gente seria,
gente de trabajo, respetuosa de la moral y de la Iglesia Católica".
Este fue nuestro comienzo de hace 28 años aquí, cuando los vascos recién exilados en
Francia no sabían, salvo rarísimas excepciones, ni dónde estaba Venezuela.
¿Cómo no darlo, ahora que nuestra casa cumple un cuarto de siglo de establecida en aquella
su primen etapa entre las esquinas de Velázquez y Cipreses?
Queremos, sí, recordar en lugar destacado al Dr. Simón Gonzalo Salas, nuestro amigo
desconocido de aquellos primeros momentos difíciles y amargos de la derrota, de la
calumnia y de la orfandad. Queremos expresar a este merideoo de altísima sensibilidad
moral que estamos agradecidos, y que lo estarán nuestros hijos, porque estos vínculos del
alma son de los que no se extinguen con la muerte, y que esperamos no haberlo defraudado,
que esperamos que las razones que tuvo en su conciencia para recomendarnos cuando la
situación era tan adversa, cuando tantas conciencias estaban turbadas por una propaganda
interesada, y cruel, se hayan mantenido viva hasta ahora, y que en este momento en que
cumplimos veinticinco años de haber inaugurado la casa común de los vascos en Caracas,
se sienta reconfortado con la idea de que, ademas de habernos rendido un inestimable
servicio a los vascos, ha rendido también un servicio a su país.
1967
LOS VASCOS EN VENEZUELA
INDICE
Equipo Editorial
Felices 5O años
Qué bueno para mí evocar el cincuentenario del Centro Vasco. Hace más de cincuenta años
pisaba el Centro Vasco, de Truco a Balconcito, como niño con zapatos nuevos. Atrás
quedaban la Euskalherria continental invadida por los alemanes de los que me escapé
milagrosamente; la Euskadi peninsular donde se respiraban aires de opresión que apretaban
el corazón y menospreciaban la dignidad humana. Ahora estaba en Caracas, la colonial, la
señorial, la sultana del Ávila, con su medio millón de habitantes que rezumaban aires de
humilde y respetuoso quehacer ciudadano y de hondo sentir republicano, acompañados de
búsqueda de ilustración.
Había que dejar una huella que fuera símbolo de fortaleza y de agradecimiento. Crecía la
ciudad y dejamos el viejo Centro de Balconcito para instalarnos en el nuevo de El Paraíso. La
última Junta Directiva de Balconcito pudo inaugurar este nuevo Centro acompañada por
ilustres políticos vascos que dieron vida y luces a la causa de su pueblo, el lehendakari José
Antonio Aguirre, su ministro de la Defensa de 1936, Joseba Rezóla, y su delegado en
América, Jesús Galindez. Fueron recibidos, a la sazón, por el delegado vasco en Venezuela,
el querido médico Luis Bilbao, y por la Junta Directiva presidida por José Elguezabal,
fundamental hacedor de este Centro de El Paraíso, a quien acompañábamos el doctor Bitor
Elguezabal, Paulin Urresti, Jon Bilbao, Luis Guzmán de Frutos, Joseba Badiola, hoy
fallecidos, y yo mismo.
Esta evocación, por breve, no permite nombrar a la pléyade de vascos y venezolanos que
han dado vida y calor, a través de sesenta años, a la colectividad vasca en afán de sano
convivir humano. No obstante, recordaremos al primer delegado del Gobierno Vasco en
aquel 1939, al marino capitán Ricardo Maguregi, quien vive entre nosotros.
Hoy, al igual que ayer, los vascos sentimos la amenaza de la intolerancia, del desprecio a la
integridad y a la libertad humanas. No nos arredramos. Nos acogemos al decir de los Lope
de Aguirre, cuando desafía al imperial Felipe u; de los Miguel Otero Silva, cuando lo trata de
Príncipe de la Libertad; de los Emparan de 1810, cuando dijo: «Si el pueblo no me quiere, yo
tampoco quiero mando»; de los Arístides Rojas, cuando nos describe rebeldes y forjadores
de hierro y de patria; de los Andrés Eloy Blanco, cuando evoca a Mariana Larrabeiti, la
generosa maestra que esparce su fiera y ancestral dignidad vasca en tierra venezolana.
Cuando celebremos el centenario de este Centro Vasco, desde aquí y desde el más allá,
seguiremos felicitándonos vascos y venezolanos por ese querer vivir en libertad y en alegría.
Tendremos, a flor de labios, el Ongi Etorri, y cantaremos solemnemente el Agur Jaunak para
honrar a quienes honra merecen: el pueblo vasco y el bravo pueblo venezolano.
XABIER LEIZAOLA
Las bases firmes para el establecimiento de un puente cultural entre Venezuela y Euzkadi, se
han fraguado muy recientemente.
Todo esto, en una proyección que se venía vislumbrando, y que hoy es esplendorosa
realidad: el acercamiento cultural entre nuestra Patria de adopción y, la que nos viera nacer.
Venezuela-Euzkadi, Euzkadi-Venezuela.
El gran escritor bolivariano, hombre público, destacado docente, doctor José Luis Salcedo-
Bastardo, ha sido la personalidad venezolana que ha servido de eslabón para llevar a cabo
este primer paso efectivo.
Sus palabras en el Aula Magna de la Universidad Vasca, así como las que pronunciara en el
acto de la presentación de su extraordinaria obra de gran ancestro bolivariano, han quedado
grabadas y reflejan profundo sentir y valor.
Anteriormente, una rápida visita del ex-presidente de Venezuela, doctor Rafael Caldera, a
Euzkadi, sirvió para que nuestro pueblo tributase no solamente cordialísima acogida a tan
distinguido visitante, sino que a la vez testimoniara el sentimiento que se mantiene hacia la
Patria de quien fuera el ejemplo viril de la proyección emancipadora de cinco repúblicas
suramericanas:de Simón Bolibar, descendiente de un pintoresco pueblecito bizkaino.
Igualmente, la visita del doctor Martín Mateo a la Ciudad de los Caballeros, ha servido para
coordinar doblemente esta presencia cultural de Venezuela en Euzkadi y de Euzkadi en
Venezuela.
Dentro del plan de próximas actividades de nuestro Euzko Etxea de Caracas, se contempla
la celebración de un acto muy significativo. La presentación oficial en Venezuela, de la obra
premiada en la ONU y traducida a varios idiomas, en su edición especial en euzkera:
BOLIBAR - AMER1KAKO ASKATZAILEA.
En esta oportunidad, su propio autor, muy estimado amigo de esta Casa, Dr. José Luis
Salcedo-Bastardo, dictará una conferencia en nuestros salones, y, su palabra cálida y suave,
henchida de ese entrañable amor bolivariano que siente, nos enseñará nuevos parajes de la
vida de quien diera todo por un Noble Ideal Patrio, como es la LIBERTAD.
Egun auetan asi da jasotzen beste zubi bat Venezuela eta Euzkadi ko
kultur artu emanak eramateko.
Ara or kultur artu eman eder bat. Noski, bataio festa orretan arkitu ziran
elgar venezolano eta euskaldun ainitz, alkartasun berezia lortuz.
Beraz, bai euskaldun lez eta venezolano lez pozik artzen dítugí beri auek
eta eman bedi frutua Gernikako arbolak.
Euzkadiko Erriak
Antes pueblos del Pais Vasco
Editorial
Fue un monje español, Tirso de Molina,, quien dijo que los vascos, somos tan cortos de
palabras como en hechos largos. ¿Acaso porque fueron vascos los que vinieron a descubrir
América con El Almirante? ¿Porque Lakotsa fue su cartógrafo y vascos los fundadores de
pueblos en América? ¿Porque el Padre Vitoria diera el primer grito del DERECHO DE LOS
ABORÍGENES pensando en los que asistían a los indios que encontraron en las tierras del
Nuevo Mundo? ¿Porque Zumarraga, vasco igualmente, se ocupó tan activamente del
bienestar de. los hijos de estas tierras? ¿Acaso porque un vasco, Elkano,— no Magallanes,
que. falleció sin haber dado cima a su gran empresa—¡ué el primero en dar la vuelta al
mundo?
Se nos antoja que lo dijo porque siendo el vasco uno de los pueblos más pequeños del
mundo, ninguno otro se ve en todos los episodios más importantes de la Historia Universal,
dando hombres y nombres con mayor prodigalidad, no obstante lo cual, hasta hace poco
más de un siglo, a ningún vasco se le ocurrió jamás escribir. Hasta el Padre Larramendi, que
dio un mentís formidable a los filólogos hispánicos con su Imposible Vencido, el euzkera era
una lengua para comunicarse de palabra e imposible — se quiso hacer ver — para sujeta a
escritura, bien a pesar de que más tarde, y gracias a Humboldt principalmente, se haya
podido constatar que es una de las lenguas de más fuerza filosófica que existen, la que da-
imágenes más limpias y determinadas, etc.
Pero los vascos no escribían. Se les ve en Lepanto y Argel; se les ve invadiendo Ostia y
dictando impuestos que humillan a Roma — Menaldo de Guerri—; en África entregados a la
investigación — Manuel de ¡radier—; conteniendo al César en las cumbres pirenaicas y
venciendo al sarraceno lo mismo que a Carlomagno; pero si la posteridad ha de saber de
ellos, de los vascos, es por lo que escribieron. . . los otros.
En Euzkadi, en definitiva, el vasco está oponiéndose al invasor, a los presuntos invasores.
Está en América con cientos de miles de todos sus hijos, poblando el continente.
Más: hay Estados del Norte de América donde todavía hoy la lengua oficial es el inglés y la
familiar el euzkera: Boise, capital del Estado de Idaho.
Venezuela es el más fiel reflejo de esta condición de los vacos. No se les llamaba, siquiera,
vascos. Eran "vizcaínos", simplemente, fuesen o no arabarras o lapurtanos, navarros o
guipuzcoanos.
Y en Venezuela, a donde vinieron formando parte de la tripulación de Cristóbal de Colón, es
donde encontraron el campo más agradable, sucesivamente a frailes de todas las etapas
históricas: Lakotsa, Aguirre, la Guipuzcoana, José María España y Gual; el Canónigo
Madariaga y Bolívar; y luego los hijos de los vascos que ya no lo son, esto es, los
venezolanos hijos y nietos del árbol vasco, sean Zuloagas, Olabarrias, Ibarras, Berrizbeitia,
Markano, Mendoza, Iribarren, Alcega, etc.
La nomenclatura de toda la geografía de Alaba, por ejem.plo, está totalmente repetida en
Venezuela. En ríos, montes, ciudades. Esto es, Araya, Katia, Gamboa, Elkoro, Aguirre,
Ibarruri, Ullibarri, etc.
Algún día, para estudiar a fondo al pueblo vasco, habrá que estudiar a América; pero muy
principalmente a Venezuela. Venezuela constituye un trozo hermosísimo de la Historia
Vasca. "Euzkadi'ko Erriak" (Antes Pueblos del País Vasco) no es sino un esbozo casi infantil
que apunta sólo lo destacadamente más prominente de ese fárrago de hechos históricos que
empiezan en Juan de la Cosa y culminan en Simón de Bolívar, un Bolivarjauregui
descendiente de Cenarruza (Bizfcaya) en la que por entonces Bonaparte, de alcurnia regia,
hubo de depositar sus amores hasta el extremo de aprender la vieja lengua de los hijos de
Altor.
Bolibar, la aquí llamada Puebla de Bolívar, al pie del gigantesco Santa Eufemia., cumbre
biskaína, se ungió de gracias mayestáticas.
Es hora de que los vascos vayamos ocupándonos de lo nuestro más caro. Esto revista no
pretende otra cosa sino hacer una exposición sucinta de lo que más nos enorgullece y que
está en Venezuela.
Medios de comunicación vascos en Venezuela
Desde 1940 y hasta nuestros días la comunidad vasca en Venezuela ha utilizado, como
ninguna otra del Nuevo Mundo, los medios de comunicación. Desde un inicial programa
radiofónico hasta los actuales Euzko Deia y el boletín Noticentro, siempre ha habido un
medio de comunicación vasco en dicho país. Por otro lado, en muchos momentos algunos de
los medios de comunicación promovidos por la comunidad vasco-venezolana están dirigidos
específicamente a Euskadi, donde o bien se distribuyen clandestinamente, caso de la prensa
escrita, o se reciben, no sin dificultades, a través de las ondas.
Según el historiador José Luis de la Granja: «la prensa escrita ha sido el medio de
propaganda más y más utilizado por el nacionalismo vasco en sus noventa años de
existencia. No creo equivocarme al afirmar que el nacionalismo vasco ha generado la mayor
cantidad de prensa política vasca en el siglo XX, más que las distintas fuerzas de derechas e
infinitivamente más que las de izquierda. Las publicaciones nacionalistas suman centenares
de títulos, si se tiene en cuenta no sólo las aparecidas en Euskadi sino también las de la
diáspora vasca, sobre todo en Francia y en América, especialmente durante el exilio tras la
guerra civil» (1). En este punto hay que destacar que los medios de comunicación vasco-
venezolanos tienen, sin excepción, un contenido nacionalista («patriótico»), aunque no sea
partidista.
En agosto de 3942 aparecía el primer número de la revista «Euzkadi», editada por el Centro
Vasco de Caracas. Su primer responsable fue el doctor Juan de Iturbe. Aquella entrega
inaugural estaba dedicada a los vascos exiliados y a los venezolanos que les habían
acogido. «Euzkadi», de Venezuela, tiene características propias que la diferencian de otras
publicaciones del exilio americano. Al contrario de lo que ocurre con los dos «Euzko Deya» y
de «Basques», órganos, respectivamente, de las Delegaciones de Buenos Aires, México y
Nueva York; de «Euzkadi», de Chile, del PNV, etc., la revista caraqueña es, como decimos,
órgano del Centro Vasco. No quiere decir esto que hubiese sustanciales diferencias en
cuanto a contenidos. Asimismo y durante muchos años, una característica llamativa fue
la de su formato y diseño. Se utilizó el tipo del «Reader's Digest».
A partir del número 2 aparece ya como director losé María de Barrenechea, que aparece en
la mancheta hasta el número 6. A partir de entonces, y hasta diciembre de 1945, ocupa el
puesto Blas de Gárate. Le suceden Eusebio Barrióla (1946), (José María de Bengoa (1946-
1948), Genaro Egileor «Atxerre» (1948-1949) y Martín Ugalde (1949-1950) .
Sin embargo, la publicación más importante en este período es, sin duda, «Gudari», que con
el lema «Por una Euzkadi libre en una Europa unida» publicó «Euzko Gastedi del Interior»
entre abril de 1961 y enero de 1972. Durante esos años «Gudari», en sus diferentes
formatos, fue distribuida clandestinamente en Euzkadi. Su principal animador fue Alberto
Elosegui, que popularizó el seudónimo «Paul de Garat». ElQsegui, periodista profesional, fue
redactor-jefe de la revista «Momento», en la que también trabajó Gabriel García Márquez,
«Gudari» editó algunos libros, como «El árbol de Guernica», de Steer; «La causa del Pueblo
Vasco», de Landáburu, o «Siete meses y siete días en la España de Franco», de Iñaki de
Azpiazu.
Deya», órgano de ELA-STV, dirigido por José de Abasólo; «Los vascos en Venezuela»,
«Euzkadi Erriak», dirigida por «Matxari», o alguno de los números del órgano de ETA,
«Zutik».
A partir del 9 de diciembre de 1959 se emite un programa de radio para la comunidad vasca,
«Euzko Deya». En ^1965, y desde la selva, inicia su actividad «Radio Euzkadi», que
mantendría sus emisiones hasta 1977. Formaron parte de esta iniciativa Jokin Intza, Iñaki
Zubi-zarreta, Félix Berríozábal, Iñaki Anasagasti, José de Abasólo, fon Mikel Olabarrieta,
Guillermo Ramos o el inevitable Alberto Elosegui
Por otro lado, en 1970 se estrenaba la película «Los hijos de Gernika», subtitulada «La lucha
del pueblo vasco por su libertad». Era un documental de veintisiete minutos de duración,
realizado por el cubano de origen vasco Segundo Cazalis y bajo la cobertura de la
productora «Avila Films». Este documental, que contaba con comentario escrito por Alberto
Elosegui, música de Iñaki Irureta y fotografía de Jorge Solé y Gastone Vinsi, se presentaba
como la «historia de los gudaris, de sus hijos y de su amor por la libertad».
Hay asimismo un dato que en parte explica este florecimiento periodístico. En Venezuela se
exilian no pocos periodistas profesionales vascos (Genaro Egileor «Atxerre», Luis Ibarra
Enciendo «Harko», Bernabé Orbegozo «Otarbe», Andoni de Astigarraga, Manuel Fernández
Etxebarria «Matxari», José de Abasólo Mendibil). Otros se forman o alcanzan su plenitud
profesional en el país. Este es el caso de Martín Ugalde, Alberto Elósegui, Xabier de
Leizaola, José Félix Azurmendi, Joseba Lazkano, María del Carmen Matxain, Laurentzi
Odriozola, Iñaki Anasagasti, Txomin Las Heras, María Isabel Arriaga... Junto a los periodistas
hay también una larga lista de diseñadores e ilustradores. También en Euskadi trabaja un
grupo de periodistas vasco-venezolanos como Estepan Aldamiz-Etxebarria o Sorne
Ortuondo.
¿Qué funciones desempeña la prensa vasco-venezolana? Desde nuestro punto de vista, en
primer lugar mantener la cohesión de la comunidad. En este caso, por lo menos existe una
comunidad ideológica por la especificidad del exilio vasco en Venezuela. Cumple además
funciones de adoctrinamiento ideológico, de información y de organización, e incluso de
debate doctrinal y de polémica política dentro del campo nacionalista, que es predominante.
También es cierto que a partir de 1977 la ideologización de los medios de comunicación
vasco-venezolanos es mucho menor, tras los cambios políticos habidos en el País Vasco a
raíz de la desaparición de la dictadura militar franquista.
Prensa comunitaria
Para nosotros prensa comunitaria es aquella editada por los diferentes centros vascos y otro
tipo de entidades culturales o deportivas. Además hay que destacar que la primera revista
vasca editada en Venezuela, Euzkadi, lo fue por el Centro Vasco de la capital, y la única
revista vasca que hoy se mantiene en el país, Noticentro, pertenece a dicha institución.
Euzkadi. Órgano divulgativo del Centro Vasco de Caracas aparece en el verano de 1942,
poco después de la fundación del mismo. Sale con cierta regularidad entre 1942 y 1950. La
revista fue dirigida por el científico venezolano Juan Iturbe (1942), José María de
Barrenetxea (1942), Blas Gárate (1943-1945), Eusebio Barrióla (1945-1946), José Estornés
Lasa (1946), José María Bengoa (1947-1948), Genaro Egileor «Atxerre» (1949) y Martín
Ugalde (1949-1950). Entre sus colaboradores, Eduardo González de Mendoza, Vernabé
Orbegozo,
José Olivares Larrondo «Tellagorri», Jesús de Galíndez, Manuel de Irujo, Julio de Jauregui,
Francisco Javier de Landaburu, Manu de la Sota, Piarres Laffite, Andoni de Arozena, Miguel
Pelay, Iñaki Urreztieta... El último número aparece en 1950, en medio de una fuerte crisis
económica. En una primera etapa reproducía numerosos artículos de vascos exiliados en
diferentes países del mundo y noticias reducidas al ámbito de la comunidad. A partir de 1946
reproducen las noticias difundidas por la agencia OPE, organizada en París por el Gobierno
Vasco.
Pasarán casi veinte años hasta que, de nuevo en Caracas, se edite Noticentro, al que poco
después sustituye Notimes, del que se publican quince números entre 1975 y 1977. Sus
directores fueron, sucesivamente, Iñaki Anasagasti y José Abasólo Mendibil.
En 1977 el órgano del Centro Vasco de Caracas recupera su nombre original, Euzkadi, del
que aparecen nueve números hasta 1979. Su responsable fue José Abasólo Mendibil. Entre
sus colaboradores, Segundo Cazalis, Martín de Ugalde, Luis Bilbao, Jesús Basáñez, Juan M.
Polo, José María Bengoa, María Antonia Aramendia, P.M. Urrutikoetxea, Jesús María Sasía,
Miren Etxezarreta, Koldo Ruiz de Aguirre... En este período en el Centro Vasco-Venezolano
de Valencia se edita el boletín Gasteak.
También en 1957, 1962 Y 1967 el Centro Vasco de Caracas editó álbumes con motivo de los
diferentes aniversarios de dicha institución. En ellos se recoge una serie de diferentes
trabajos históricos y literarios sobre la presencia de los vascos enVenezuela desde el siglo
XV.
Habrán de transcurrir casi 20 años hasta que aparezca GV-OPE, dirigido por Fernando de
Carranza. Entre octubre de 1972 y enero de 1978 aparecieron quince números y uno
extraordinario. Sus redactores fueron Joseba Olabeaga, José de Abasólo Mendibil e Iñaki
Anasagasti.
Sin duda es Euzko Gaztedi (en sus dos vertientes) la organización vasco-venezolana que
editó un mayor número de publicaciones, con las temáticas más diversas. A esta
organización pertenece, por ejemplo, una de las revistas más populares de la clandestinidad
anti-franquista: Gudari.
En 1949 comienza la publicación de Euzko Gaztedi con el lema «Al servicio de la patria y de
la juventud». Hasta 1956 aparecen 56 números, y luego saldrá de forma irregular hasta 1976.
Sus directores fueron Andoni Arozena, Martín de Ugalde, Joseba Leizaola, Alberto Elósegui e
Iñaki Anasagasti. Entre sus colaboradores, Jesús Dolara, Joseba Urruzuno, Txomin
Bizkarret, Bingen Amézaga, Koldo Ruiz de Aguirre, Vicente de Amézaga, José Joaquín
Azurza, Javier Uzkanga, Joseba Bilbao, Joseba Olabarrieta, Josu Osteriz, Silverio Zabala...
En 1958 aparecía Abefi como boletín de la Comisión de Organización y Formación Patriótica
de Euzko Gaztedi. De contenidos culturales, su director fue Lander Quintana, Publicó 20
números entre 1958 y 1962 y contó entre sus colaboradores a Nik Quintana, Xabier
Uzkanga, Arantza Basáñez, V. Korostola, Miren Berecfbar, Pello Irujo, Martín Ugalde, Jesús
Dolara...
EGI-lnforma sale en 1967 editado por la Resistencia Vasca. Sus redactores son Alberto
Elósegui, Iñaki Aretxabaleta e .Iñaki Anasagasti.
Entre 1969 Y 1970 Euzko Gaztedi edita el mensuario satírico La Pulga, que tiene como lema
«El periódico que mantiene intranquilo al Centro Vasco».
Publicó 16 números y fue dirigido por Iñaki Anasagasti. Sus redactores fueron J. I. Zuazo,
Zuriñe Zubillaga, Koldo Ruiz de Aguirre, Gotzon Lakatza y Miren y María Esther Solabarrieta.
Mención aparte merece la revista Gudari, que nacía en 1961 con el lema «por una Euzkadi
libre en una Europa unida». Estuvo dirigida fundamentalmente al Interior. Su fundador,
director y «alma» fue Alberto Elósegui, que ocupó puestos relevantes en diferentes medios
de comunicación caraqueños. Elósegui está presente en muchas otras iniciativas en el
campo de la comunicación; Euzko Gaztedi, EGI-lnforma, Radio Euzkadi o en la producción
de la película Los hijos de Gernika. Cuando Alberto Elósegui se traslada a Europa le sucede
Iñaki Anasagasti. Jokin Ynchausti, por su parte, se encargó de los números extraordinarios
dedicados al juicio de Burgos, y a Joseba Elósegui a raíz de su acción «a lo bonzo» ante
Franco.
Entre 1961 y 1974 se editaron 67 números, y contó entre sus colaboradores y redactores a
Luis Ibarra Enciondo, José de Abasólo Mendibil, Mauro Elizondo, Manuel de Irujo, Jesús
Insausti, Jesús María de Leizaola, Paul Doutournier, José de Artetxea, Iñaki Azpiazu...
Gudari publicó varios monográficos, libros y folletos como La causa del pueblo vasco (J.F.
Landaburu), El Árbol de Guernica (G.L. Steer), 7 meses y 7 días en la España de Franco (1.
Azpiazu,), Discursos de Lendakari (J.A. Aguirre) o El PNV en la vida práctica de un cuarto de
siglo y La Economía Vasca (I.M. Leizaola), El caserío vasco (Francisco de Abrisketa), Los
vascos no son españoles (Pantaleón Ramírez de Olano) o Mugarra begiraria (Francisco
Atutxa).
Publicaciones en Venezuela
• Aberri
• Accion Cultural Vasca
• Acción Nacionalista Vasca
• Amarreko El
• Argia
• Azkatuta
• Berriak
• Cuaderno Zutik
• Eman
• Erri
• Etxeko Jaun'nen Alkartasuna
• Euskadi Bai
• Eusko Gaztedi
• Euzkadi
• Euzkadiko Erriak
• Frente Nacional Vasco
• G.V. - O.P.E.
• Goazen
• Grupo Pelota Zale
• Gudari
• Irrintzi
• La Pulga
• Lan Deya
• Noti-mes
• Sabindarra
• Zutik
Alemania
1 Publicación
Argelia
2 Publicaciones
Argentina
38 Publicaciones
Bélgica
3 Publicaciones
Chile
6 Publicaciones
Colombia
2 Publicaciones
Cuba
7 Publicaciones
España
5 Publicaciones
Estados Unidos
14 Publicaciones
Filipinas
1 Publicación
Francia
37 Publicaciones
Guatemala
1 Publicación
Inglaterra
5 Publicaciones
Italia
1 Publicación
México
23 Publicaciones
Panamá
1 Publicación
Uruguay
7 Publicaciones
Venezuela
29 Publicaciones
En esta materia de publicaciones hacemos notai' que se ha sembrado bastante historia,
cuando a partir de la visita del Lendakari Aguirre, en octubre de 1942, coincidió con la
aparición de la Revista «Euskadi», en aquel momento bajo la dirección del eminente
científico venezolano R. Juan Iturbé. La citada revista, que vivió períodos de gloria y baches
de ausencia, siempre mantuvo una gran calidad aun alternando sus directores: José Mari
Barrenetxea, Blas Garate, Eusebio Barrióla, José Mari Bengoa, Martín Ugalde, etc. La lista
de colaboradores también mantenía un alto nivel en los nombres de Jesús de Galíndez,
Manuel de Irujo, Julio Jáuregul, Pierre Laffite, Andoni Arozena, Iñaki Urreiztieta, etc. Los
últimos números fueron cambiados de formato, y también contaron con interesantes
colaboraciones tanto gráficas, como literarias.
Eusko Gastedi (el periódico de la organización juvenil del mismo nombre) no se quedó atrás,
ya que a partir de su fundación, bajo la Presidencia de Martín Ugalde, en 1948, y aun a pesar
de sus altibajos se mantuvo vivo durante largos años, máxime cuando ya sus jóvenes y
politizados colaboradores, algunos en militancias partidistas, entraban en e! terreno del
enfrentamiento, para disgusto de las directivas de turno del Centro Vasco.
Fueron años de efervescencia, de trabajo y de posicionarse en cada trinchera, pero con una
mística en común: Euskadi es la Patria de los Vascos.
La única revista deportiva vasca resultó la dirigida, durante largos años por el Sr. Ángel
Bustinduí, Pilotazale
En esta materia comunicacional, no podemos dejar atrás a «Eusko Deia-La Voz de los
Vascos en Venezuela», que pasó de 20 años ininterrumpidos, trabajando en pro de nuestra
causa, a partir de los primeros años que fueron, casi diríamos gloriosos, cuando partiendo de
cero, pero aferrados a nuestros principios, decidimos abocarnos a la empresa de divulgar en
esta ciudad la persecución que vivían nuestros compatriotas bajo la dictadura franquista. La
intención también se extendía a difundir, cada domingo, la música, las noticias y el
sentimiento ancestral por nuestra libertad que deseábamos comunicar a nuestros hermanos
venezolanos, mediante ese espacio dominical donde los compatriotas se solazaban con el
escalofriante ir.ri.ntzi, las bellas tonadas de la patria, el editorial en euskera de Don Peli de
Irizar y las inquietantes noticias de la opresión franquista más la lucha, en la resistencia y en
los sindicatos, etc.
Esta iniciaüva, que durante un tiempito se venía gestando con gran calor y entusiasmo, tuvo
quien guiara sus pasos en la persona de Marcos Porcada, que llegaba de Euskadi con expe-
riencia en la materia; se sentaron las bases y se creó la comisión que inmediatamente
comenzó a trabajar de manera muy organizada. Reuniones semanales para concretar el
guión, editoriales con autores diversos, música elegida y a veces discutida, etc. etc. ....y el
¡susto por el micrófono! No fueron fáciles los primeros años enfrentados a la escasez de
medios económicos, ya que luego de conseguir algunos avisos, transmitidos con la brillante
expresión de lllari Mirena de Egiarte, generalmente la presión de los representantes
franquistas, lograban retirarlos. A la larga se fueron superando contratiempos y se logró
instalar un estudio de grabación, (sencillo pero muy útil) en el Centro Vasco, gracias a los
beneficios obtenidos mediante una «tómbola gigante».
Octubre y noviembre de 1959: un grupo de gente activa se reunía casi a diario en alguna
mesa del gran salón del Centro Vasco. Parecían poseedores de un secreto. Algo se tramaba.
Luego empezaron a pedir colaboraciones. Pero la mayoría de los socios seguía peñerado en
el secreto. . .
Los anuncios que ayudan a la economía del programa u sido y siguen siendo simpáticos.
Hay locutoras y enitores en euzkera y en castellano, con el sabor criollo : la propaganda.
Pero. . .
No hay peros en "Euzko Deia". Hace dos años y medio que este programa sale a su hora por
la misma nsora y mejorado cada día. Es el acto uniforme del antro Vasco, es el trabajo
impersonal y en equipo de la misión de Radio. No hay lapsos, ni omisiones, y hasta
perdonan las pequeñísimas "meteduras de pata". Euzko Deia" es el orgullo de los vascos de
Venezuela "Euzko Deia" merece todo el aporte y apoyo moral con nuestras felicitaciones.
"Y seguidamente, el genio del txistu, Polentzi tezala..."
"Euzko Deia", grato y ameno, nos trae la música en b la extensión folklórica y cultural de
Euzkadi. Rendamos programas de gran valía en este sentido: Acciones del Coro Pizkunde,
de Ochotes del Interior y Exterior, conciertos de canto, acordeón, antologías mímenla les.
programas diferidos desde Bilbao o Bia-r. etc.... Y todos los domingos una selección de
backmes en programas bien confeccionados.
Cada domingo, en la libertad democrática de Vene-b_ la voz oficial de "Euzko Deia", que
acoge libre e arria]mente los conceptos de todas las ideologías vas-, lanza su opinión
nacionalista o su comentario inter-íonal en una proyección universalista, dentro de núes-
ancestrales cánones de libertad y justicia humanas. d concepto claro de nuestro ente
demócrata y nuestra icterístíca de causa y búsqueda de las libertades, de iercchos de los
pueblos y de los hombres.
Y "Euzko Deia" progresa. Hoy cuenta con una moderna instalación de grabaciones, con
gente entusiasta que dará amplitud a sus actividades culturales, que se expandirá hacia otras
corno las de Teatro Cinematología, Discos, etc.
Adelante, pues, que todos los vascos de Venezuela apoyan la labor de los que hacen y
mantienen a "Euzko Deia". Que sigamos escuchando el irrintzi y la marcha de San Juan. Y
nuestras sinceras y cálidas felicitaciones.
La Resistencia
Desde Caracas la comunidad vasca hace y ha hecho patria. Las ayudas a los distintos
partidos y organizaciones sindicales del país han llegado puntualmente, a lo largo de todos
los años, desde los primeros y más difíciles momentos.
Cada año, una cena especial se convoca en Euzko Etxea con el exclusivo propósito de reunir
fondos con destino al Gobierno en el Exilio. En esta oportunidad, a finales de enero de 1979,
los invitados llegados de la patria originaria para «calentar» el ambiente eran Arzalluz y
Garaikoetxea. El año anterior, el presidente del EBB estuvo acompañado por Juan de
Ajuriaguerra.
Los donativos directos, efectuados a los postres, rozaron la cantidad de dos millones de
pesetas. No pasaban de doscientos los comensales y había abundantes matrimonios.
Dejamos al lector que establezca la proporción «per cápita» de las donaciones.
Y no todo ha sido dinero. Iñaki Zubizarreta nos contaba la genesis de Radio Euzkadi Libre,
«Euzko Deia»:
«Salió un día un anuncio en el periódico, vendiendo una radie una estación, por ocho o diez
mil bolívares; un monstruo que ocups ba cuatro metros. Hubo que coger un terreno de varias
hectárea; hacer una antena que tenía más de cuatrocientos metros de períme tro, de forma
romboidal; también se construyó una casa, luego otr y ya, por fin, se puso a andar.
El día que salió al aire parecía un milagro, tan de refilón respec to a todo. Para que llegara,
con un sólo kilowatio de potencia, la cues tión técnica parecía un compendio de «basket
ball»: las ondas llegaba a puro rebote: tenían que dar en el mar en tal punto, en la estratosfe
ra en tal otro, y desde allí, por fin, a Bilbao o a Donosti.
La «cuarta rueda de la resistencia», decía Iñaki Anasagasti que se llamó a este poderoso
instrumento de propaganda.
GURE IRRATI IXILA RADIO EUZKADI, LA VOZ DE LA RESISTENCIA VASCA
Iparralde 1946 1954 - Primera Etapa
Euskal Irrati Ixilla (E.LI.)
Explicaron, asimismo, que el hecho de que las víctimas de la p« cución franquista hubieran
sido principalmente las clases obreras y los pue de cultura hispana, provocaba que la
reacción producida en el Interior tu-el doble carácter de reivindicación social y nacional.
Hicieron constar, bien, la brutalidad de la persecución falangista, que obligaba a los resiste a
obrar con gran cautela. Durante las conversaciones se lamentaron de la de solidaridad
internacional y de la deficiente información de la prensa, tánica y de la BBC en sus emisiones
en castellano.
Estas emisiones se realizaban principalmente con la vista puesta en el Interior, auque podían
oírse, y de hecho se oyeron, en lugares tan dispares como América, Londres o Roma. El
objetivo no era otro que el de despertar el ánimo de los vascos y, por ello, los organizadores
de estas actividades, que fueron principalmente Telesforo Monzón, Javier Landaburu' 0 y José
Antonio Durañona11, siempre en contacto con Joseba Rezóla, tenían un gran interés en
conocer la reacción que en la gente del Interior producían.
Las emisiones de la víspera de Aberri Eguna y del aniversario del bombardeo de Gernika
constituyeron todo un éxito, aunque no exento de algunas críticas. Además del himno
nacional de Euskadi —¡hay que ver cómo vibra la gente al oírlo!—, se echó en falta, por
ejemplo, que en su discurso el lehendakari Agirre no se refiriese más concretamente a los del
Interior, particularmente a los que se encontraban aún en cárceles, a los que para no estarlo
habían tenido que desaparecer de la circulación, a tantas familias deshechas o a quienes a
las pocas horas iban a correr tantos riesgos portando las ikurriñas
que avisaran la festividad del día. La intervención de Telesforo Monzón gustó enormemente,
así como la emisión del aniversario de la destrucción de Ger-nika 12. En general, estas
emisiones constituyeron un éxito y obtuvieron una gran acogida en el interior de Euskadi,
cumpliendo así los objetivos de sus organizadores, quienes recibieron la felicitación y el más
firme apoyo por parte del lehendakari Agirre 13.
Estos, además, solicitaron que desde el Interior la gente enviara cartas felicitando a los
directores y al personal de la emisión por la calidad de la misma y resultados conseguidos.
Una de estas cartas, firmada por Donostiar bat, decía lo siguiente:
«Parisinos!! Agur!:
Al conjuro maravilloso de la emisión vasca de Radio París y en el día solemne de la Patria,
San Sebastián, nuestra Donostia, floreció de banderas de Euzkadi. Radio París, nuestro
presidente, y las líricas palabras de Monzón nos hicieron trepidar de emoción. No todo ha de
ser odio, represión, fascismo, inquietud, hambre. Hasta para llorar es necesaria la libertad.
Agradecemos a Radio París esas lágrimas que brotaron en nuestros párpados porque
representan la alegría de la vieja madre que está en trance de difícil alumbramiento.
El día de la Patria en Radio París fue el lenitivo ideal a nuestros pesares del Calvario» 14.
Con el envío de felicitaciones, los encargados de las emisiones dedicadas a Euskadi en
Radio París, pretendían que los responsables de la emisora francesa quedaran satisfechos,
satisfacción que podría suponer mayores facilidades para el futuro, pensando siempre en
tener una participación lo más independiente y libre15. Y es que, por mucha ayuda que
pudiera suponer, la radiodifusión francesa estaba en manos del Estado y tenía que «templar
algunas gaitas» entre los diversos gobiernos —«autonómicos» y republicano— en el exilio.
Por ello, se iniciaron las gestiones para conseguir una emisión los sábados, o dos emisiones
semanales los jueves y sábados, emisiones que tendrían una duración de 15 minutos, en las
que se emplearía tanto el euskera como el castellano, y que serían producidas bajo la
responsabilidad del Gobierno Vasco. Sin embargo, surgieron resistencias a este proyecto,
resistencias más o menos veladas de quienes infundadamente temían por sus puestos y
provenientes de los organizadores de la emisión en castellano. Una de las voces que se
opuso a estas emisiones fue la del «speaker» Díaz Roncero, quien consideraba que era
imposible llevar a cabo emisiones en euskera, pues éstas no interesarían más que a un
reducido número de oyentes en comparación con los millones que a ellos íes escuchaban a
diario. En la conversación —sería mejor hablar de discusión— mantenida entre Roncero,
Telesforo Monzón José Antonio Durañona en mayo de 1946, el «speaker» de Radio París
pudo ocultar su antipatía por el euskera. Ahora bien, propuso que siempre qt se celebrara
alguna fiesta conmemorativa vasca o cosa parecida, se lo hiciei saber, pues estaba dispuesto
a facilitarles la emisión, sobre todo si esa emisiói se hacía en castellano, de manera que toda
España pudiera escucharla y cor prenderla
Las emisiones sobre Euskadi en Radio París, aun con dificultades, siguieron adelante,
porque, como decía Rezóla, como vivimos de prestado hay qi conformarse con lo que dan 11.
La solución a las trabas vendría pronto des< la propia dirección de Radio París, que
proyectaba la creación de una emisora! clandestina en la que, gracias a los contactos entre
representantes vascos y[ autoridades francesas, se reservarían algunas horas a las
emisiones dirigidas al Euskadi. Esta emisora, que permitiría a los vascos actuar con plena
libertad, utilizaría onda corta y media. Las emisiones se llevarían a cabo bajo el control | del
Gobierno Vasco. Las pruebas comenzarían a fines del mes de mayo oj comienzos de junio
de 1946. Era necesario que desde el Interior se comprobara'. si la audición era buena. Junto
a esto, la puesta en marcha del proyecto requería un buen equipo compuesto por locutores
euskaldunes y un grupo para el suministro de noticias, reportajes y editoriales, es decir, del
material de emisión. Se ocuparon de la labor Telesforo Monzón, Javier Landaburu y José
Antonio Durañona18. A esta emisora clandestina dentro de Radio París, Rezóla decidió darle
el nombre de E.l.I. —Euskal Irrati Ixilla—, precisamente para diferenciarla de otra emisora,
exclusivamente vasca, exclusivamente de la Resistencia, libre y sin cortapisas, la emisora
con la que Joseba Rezóla soñaba desde aquellos terribles años de las cárceles franquistas, y
a cuyo nacimiento y desarrollo consagró toda su vida. Se trataba de G.I.I. —Gure Irrati Ixilla
—. o posterior Radio Euzkadi, La Voz de la Resistencia Vasca. El que Rezóla bautizara a la
emisora clandestina de Radio París con ese nombre nos está indicando que él sabía que
pronto su sueño se haría realidad.
Mientras ese momento llegaba, las emisiones vascas de Radio París lograban su objetivo:
los oyentes seguían con expectación todas aquellas noticias que a través de las ondas
llegaban desde el otro lado de la muga, y que les informaban de las detenciones producidas
en las capitales, de los comunicados de los presos sobre la situación en las cárceles o de las
manifestaciones/de Resistencia que se llevaban a cabo.
EMEN EUZKADI IRRATIA.
EUZKO ERRESTENZIKO GUDARIEN DEYA.
Aquí, Radio Euzkadi. La Voz de la Resistencia Vasca que transmite todos los días tres
programas en 13250 y 15000 kilociclos... 1965
Segunda Etapa
Hacía calor en el estado Zulia. No más que otros días, igual que siempre, J. J. Azurza lo
resentía. Su pálida tez y sus ojos azules parecían ceder fácilmente a la apretura del clima
tropical y al sol tórrido de Maracaibo. Por otra parte, andaba acelerado. Iban a traer
elementos nuevos (torres, emisoras, etc.) para modernizar la radio de la Compañía Petrolera
para la cual trabajaba, la Shell. Las viejas torres emisoras, levantadas sobre la tierra roja y
caliente del Zulia, calificadas por los técnicos como de la guerra de Crimea, pensaban
enviarlas a una chivera, como se denomina en Venezuela a las chatarrerías. J. J. fue a
revisar el vetusto aparato al que tantas veces manipuló en sus funciones de trabajo, pero con
una nueva visión, mucho más crítica. La emisora necesitaba urgentes retoques, pero él sabía
cómo hacerla funcionar. Sus expertos dedos, finos y delicados como los de un pianista, se
movieron por el cuerpo de hierro de la maquinaria. El viejo armazón vibró. Fue entonces, así
lo contaba, cuando la Idea se apoderó de él, como le sucedió a Pablo en el camino de Tarso.
Había encontrado lo que necesitaban los vascos para comunicarse a través de los muros de
la dictadura.
Llegó a la reunión de la Mesa Cuadrada de los lunes, sin aliento, tras haber conducido las
más de diez horas que separaban Maracaibo de Caracas. Le ofrecieron, en bromas, agua,
hielo y whisky, o una cervecita Polar, bien fría. Lo rechazó todo con gesto impaciente, pues
tenía prisa en detallar su plan. Intza, a quien le había adelantado el asunto, miraba con ojos
ahuevados y semi cerrados a cada uno de los compañeros de la Mesa Cuadrada. Como los
conocía bien, sabía que nadie iba a rechazar la oferta de J. J., como así fue.
Los iba ganando sin demasiado esfuerzo. Cuando detalló la cantidad de dinero necesaria
para la compra de la maquinaria y su traslado, unos seis mil bolívares, nadie pestañeó. Era
una rebaja considerable a los tanteos que se habían realizado con anterioridad, a instancias
de Rezóla, y del Gobierno Vasco. Según informes del propio J. J. y de Iñaki Elguezabal, y
apartando las consideraciones técnicas para una audición que debía cubrir ocho mil
kilómetros. Sin ir más lejos, el costo de un transmisor (que habría que comprar en Estados
Unidos y transportarlo a Venezuela) podría alcanzar los 15.000 dólares, según su
sofisticación.
El bolívar, por entonces, se cotizaba a cuatro por dólar (en pesetas a unas 60), así que la
cifra resultaba alarmante y además, en semejante traslado, podía fácilmente detectarse el
secreto de la empresa. Ahora tenían casi en la mano un aparato de 5 kw, con dos
transmisores completos de la misma potencia, que le permitía funcionar al tiempo en dos
frecuencias diferentes. El coste de este aparato, nuevo, podía ser de unos 50.000 dólares,
aseguró finalmente J. J.
—Y estamos hablando de una zoquetuda... ¡seis mil bolívares! —reafirmó mientras limpiaba
el cristal de sus lentes y sonreía satisfecho.
Todos estaban absolutamente desbordados por la emoción. El sueño podía hacerse realidad,
tras largos años de debate, iniciativas truncadas, informes sesudos pero que paralizaban el
proyecto por su excesivo coste en maquinaria y personal. Cuando llegó el consabido
momento de reflexión, mientras J. J., ya callado, se dedicaba a beber su cervecita fría, se
hizo un silencio profundo. Intza dejó pasar unos minutos y finalmente, con voz recia,
preguntó con un modismo venezolano que había asumido como propio:
—¿Le echamos pichón?
Nadie iba a poner un pero al proyecto. Y menos con Jo-kin, el Gordo, como ya le
denominaban familiar y cariñosamente, aprobando la acción. Su siguiente paso fue llamar a
Ramón Otxondo, que vivía en El Tigre, localidad del interior de Venezuela, y que mantenía
una situación económica ventajosa, para pedir la financiación inmediata, cosa que logró sin
problemas. A más, la oferta generosa del patriota Otxondo se ensanchó hasta ofrecer pagar
sueldo de una persona para el cuidado de la emisora por seis meses. Nadie creía que podría
durar más. También Otxondo se ofreció a buscar un terreno idóneo por los alrededores.
Cuando he hablado o entrevistado, mucho después, a los componentes de EGI sobre aquel
momento, en ninguno de ellos palpé otra cosa que una decidida movilización hacia la empre-
sa. Pello aseguraba que a él le pareció natural el paso a seguir. Todo estaba preparado para
Radio Euzkadi/Euzkadi Irratia. El modo de obtener fondos económicos, la información
bibliográfica, la cohesión del equipo. Los inconvenientes no se sopesaron en ningún
momento de esa euforia inicial, y en verdad eran considerables.
En primer lugar Radio Euzkadi/Euzkadi Irratia debía ser clandestina tanto para los vascos
como para los venezolanos, pero había que llegar a ciertos políticos importantes, para que
hicieran la vista gorda. Eso, en cierto modo, ya lo llevaban algo adelantado Xabier Leizaola,
Alberto Elosegi e Iñaki Zubizarreta, cuyos conocimientos del medio político venezolano y su
intrusión en la política era más profunda. Tenían, desde las primeras conversaciones, la tarea
de mover ciertas fichas para que no se paralizara cualquier acción emprendida. Rezóla, entre
tanto, incansable en su afán, se movía en Europa, en el medio de la Democracia Cristiana,
para el logro de los fines. Pero no obtuvo la respuesta requerida.
Se insistía, pese a tantas diligencias, en el secreto de la empresa. Era importante. Como se
sabía del espionaje de la Embajada española, la petición cíe partidas monetarias debía
disfrazarse, aun en los ¡imhilo.s del Centro. No .se iha ¡i poner confian/a en micllc porque no
es que .se deNC'onl'Uii'ii, niño que se lemííi que al- guien pudiera irse de la lengua. Rezóla
advertía desde París del peligro de los tres enemigos: la imprudencia, la chivatería, y el caso
fortuito. Contra ellos habrían de luchar los del grupo EGI, aunque hubo sus momentos de
alarma porque ciertas personas se acercaron demasiado a la verdad.
Las torres de la emisora no podían colocarse en Caracas, era evidente, pero no tan lejos que
se hiciera penoso el traslado a ellas, ya que los miembros del grupo nuclear vivían en la
ciudad. Por eso se descartó el terreno de El Tigre que señalaba Atxondo, uno de su
propiedad. J. J. habló al principio de cuatro torres, lo cual era un volumen considerable, y
necesitaban espacio abierto, pero la grabación del material debía realizarse en un
apartamento, no demasiado lejano al centro reproductor.
Azurza, con la conformidad del grupo, se convirtió en el Consejero Técnico, y nadie osó
dudar de sus conocimientos en telecomunicaciones —su trayectoria profesional era
impecable—, ni le puso pega alguna. Más tarde le ayudaría en su trabajo Jon Mikel
Solabarrieta. Los puestos eran muy oficiosos aunque a la larga, todos hicieron de todo.
Desbordados, hablaron finalmente de mantener una persona fija para asegurar la grabación
cotidiana y se señaló al joven Iñaki Anasagasti, para Caracas, y otra persona para guardar el
lugar en la selva donde se iban a instalar las torres emisoras.
El sitio fue encontrado pronto. La hacienda La Virginia, que incluía una laguna, cercana al
pueblo de Santa Lucía, a 60 kilómetros de Caracas, parecía el lugar idóneo donde instalar
las torres, que fueron transportadas penosamente desde el estado Falcón, en unas
gandolas, como se llamaba en Venezuela a los grandes camiones.
El párroco del pueblo de Santa Lucía, Bonifacio Urkizu, en conversaciones conj. J., fue quien
señaló la hacienda abandonada, propiedad de Luis José García. Cuando fue a visitarla con el
cura, J. J. decidió, mientras trajinaba por la maleza espinuda, bajo los viejos árboles,
escuchando el canto de las paraulatas, que era en verdad el sitio perfecto. Cercana a
Caracas, para acceder cotidianamente a ella, pero no tanto como que pudiera ser loca-
Radio Euzkadi/Euzkadi Irratia va a ser escuchada en Euskadi pero nunca, nunca, lo será en
Caracas —afirmaba rotundo J. J., que se encargó de que así fuera, no solo por la elección
del sitio, sino además por un medio muy simple en la técnica de telecomunicaciones, que
desviaba las ondas libertarias del valle de Caracas.
Llegar a La Virginia no era fácil entonces, no lo es hoy día. Para 1964 la ciudad de Caracas
se había extendido por todo el angosto y largo valle, comiéndose en su crecimiento
vertiginoso los viejos pueblos de Chacaíto, Chacao, Campo Alegre, Los Chorros, levantadas
las urbanizaciones de Altamira, La Castellana, La Floresta, Los Palos Grandes, Las
Mercedes, El Rosal, y Sebucán, devorando el cemento la jugosa y verde hierba sabanera.
Pero el pueblo de Petare continuaba estando lejano, y por Petare se pasaba, siguiendo
después (se dejaba atrás el Ávila, la gran montaña de Caracas, y se adentraba en el Estado
Miranda en dirección sur) por una carretera estrecha, tortuosa, montañosa. Se seguía las
fuentes del río Guaire, el río de Caracas, el cual cruzaba la carretera varias veces, y en la
época de lluvias se desbordaba impidiendo el tránsito. Había abundantes controles de la
Guardia Nacional, pues había guerrilla.
El dueño de La Virginia accedió al proyecto, suplicando silencio para su nombre y cobrando
un alquiler mensual simbólico de ochocientos bolívares. Además conectó al grupo EGI con
un abanico más amplio de autoridades venezolanas, que no opusieron resistencia a la
implantación de cuatro torres para la radio clandestina de los vascos. Hay que añadir que la
CÍA, a través de la Embajada Americana, dio aviso a las autoridades venezolanas de la
instalación de una radío en Santa Lucía.
Más que el asunto político de la radio, que les era enojoso, al parecer les molestaba que las
ondas vascas interferían las comunicaciones de índole comercial entre Gran Bretaña y
Estados Unidos, caso muy grave, y un grupo de sus técnicos pudo detectar la emisora en las
cercanías de Caracas. Dado este conocimiento, era más que probable que llegara ;i la
límbajacln cíe Hspaña, como lie-K<>, y que conset'uenle con sus nwllmiíis rcelamaclone.s,
delatara el desafuero, pero n;ul;i i'oivslguleron u ñus y otros. A los americanos se les calló
afirmando que no era comunista y desviando las ondas, para no interferirles el negocio. A los
españoles, con la frialdad de unas relaciones diplomáticas tensas, se les aplicó el silencio
administrativo. Aunque Manuel Fraga, por entonces Ministro del Interior, era un demandante
obsesivo.
Se dijo que hasta el mismo Franco despotricaba contra la radio clandestina que hablaba con
verdad de su régimen odioso. Exigía a su policía y a su embajada venezolana que, de una
vez por todas, quitaran ese estorbo del medio. Había respirado tranquilo el día de la muerte
del Lehendakarí Agirre, en 1960. Creía, con esa estólida mente militar y poco cultivada que
era la suya, que la cuestión vasca acababa aquel día. Para su sorpresa, renacía en una
generación criada a ocho mil kilómetros del país de los vascos.
Estas dificultades fueron vencidas, gracias a la intervención decidida del ministro de
Relaciones Exteriores venezolano, Gon-salvi. De él sí sabemos el nombre porque incluso
llegó a personarse alguna vez en las reuniones de la Mesa Cuadrada. Apoyó a los vascos en
su empresa, incondicionalmente. Hasta les llegó a ofrecer otro terreno y unas condiciones
más favorables si arremetían contra Fidel Castro, ya despejado de su talante libertario de la
Sierra Maestra y que mostrando la faz de su dictadura atroz impulsaba la guerrilla que se
mantenía en el interior del país y en la propia Caracas.
Por un tiempo, el que duró la concertación, dejaron de emitir para apaciguar los ánimos de
unos y otros. Fue el precio que tuvieron que pagar. También fue vencido el miedo que tenían
a su rival, Radio España Independiente, la voz de la resistencia comunista. Radio
Euzkadi/Euzkadi Irratia resultó más fiable en su información y responsabilidad dial.
Como se dieron cuenta de que La Virginia necesitaba su guardián y encargado de emitir los
Talos, se escogió a Isaka Atutxa, soltero, de Galdakao, un gudari, por entonces sin trabajo, y
que aceptó el arriesgado trabajo de custodiar una emisora clandestina en medio de la selva
venezolana.
—Euzkadik behar ñau. Euskadi me necesita —comentó simplemente, al aceptar la
encomienda.
La tarde en Venezuela cae a las 6. Caracas tenía por entonces un tráfico denso e
impredecible. Se estaban realizando las autopistas vértebras que recorrían la ciudad de
oeste a este, pero nunca fueron ni parece que lo serán, suficientes. Pese al tráfico, que
mantenía los coches (carros como se denominan en Venezuela) parados horas sobre la
ardiente vía de asfalto, y las dificultades que suponía atender a sus vidas privadas y
compromisos laborales, los jóvenes del grupo EGI decidieron que trabajarían los sábados y
domingos de sol a sol en las tareas de la instalación del equipo en los linderos de la laguna
de La Virginia.
Durante doce años y siete días a la semana «desde un lugar de la selva venezolana» emitiría
para el País Vasco ocupado Radio Euzkadi, conocida popularmente por «La Txalupa». Y a
pesar de que en esta empresa participan casi un centenar de personas, militantes del PNV
(4), fue un secreto celosamente guardado mientras duró. Es cierto que en su origen, a través
de las gestiones del arquitecto Iñaki Zubizarreta, se consigue la colaboración -incluso
económica-y la cobertura del Ministro de Asuntos Interiores, Reinaldo Leandro Mora. Los
antecedentes habría que buscarlos en la Radio Euzkadi que, entre 1946y 1953, emite desde
Mougerre en el País Vasco-continental y que fue clausurada por el Gobierno francés.
Jokin Intza, Isaías Atxa, Iñaki Elguezabal, José Joaquín Azurza, Peio Irujo, Alberto Elósegui,
Feliciano Aranguren, Xabier Leizaola, Iñaki Zubizarreta, Guillermo Ramos, José María
Zugarramurdi, Rafael Mendizabal, Félix Berriozabal, Kepa Lekue, Jon Mikel Olabarrieta, Josu
Urresti, Pauliri Urresti, Iñaki Landa, Isaac Atucha, Joseba de Rezóla, Perú Ajuria, Garbiñe
Urresti, Julián Achurra, Joseba Amaga, Iñaki Arechavaíeta, Paul Aguirre, Juan María López
Izaguirre, Jon Garaigordobil, Txomin Llanos, Iñaki Anasagasti, Jone de Elósegui, Antonio
Mendiluce, Jesús María Gallastegui, Juan Ortiz, Ricardo Líbano, Patxi Albízu, Bonifacio
Urquizu, José Eleizalde, Luis José García, Julián Achurra Garate, Tomás Andonegui, José
Ignacio Zuazo, Joseba Urresti, Iñaki Ercoreca, Domeka Echearte, Andoni Olabarri, Miguel
riceño, Joseba Iturralde, Julián Amezcoa, José Abasólo, Maite Leizaola, José Luis Acha,
Santiago Guruceaga, Mikel Olasagasti, Maite Garitaonaindia, Jon Gómez, Mikel Isasi, Miren
Solabarrieta Aznar, . Ugalde, Lander Quintana, Julene Urzelai, Joseba Olabarrieta, Jesús
Irazabal y Ventura Chico. Todos ellos eran militantes activos del Partido Nacionalista Vasco.
15 de Septiembre de 1965
La obligatoriedad del secreto, pauta de supervivencia del proyecto, los llevó a utilizar un argot
específico para mencionar sitios y cosas y disfrazar su naturaleza.
La hacienda La Virginia fue denominada Macuto (un pueblo del litoral venezolano, a más de
su intrínseca acepción castellana), el apartamento del edificio La Sierra, en el que se
grababan los programas, se denominó El Paraíso, nombre de la urbanización donde estaba y
sigue estando el Centro Vasco de Caracas/ Caracas Euzko Etxea. Así, calcularon, cualquier
alusión podía interpretarse de un modo diferente. El grupo EGI intervenía activamente en las
actividades del Centro Vasco/Euzko Etxea: en su junta directiva —J. J. en 1975 era
presidente—, en sus diversas asociaciones, en sus actividades deportivas y culturales.
Al conjunto de la radio se le denominaba La Txalupa, porque una vez comenzados los
programas, todo el mundo, unos por enterarse de lo bueno, otros de lo malo, y todos por
conocer la ubicación de la radio, hicieron cabalas de su ubicación. Muchos aseguraban que
estaba situada en algún lugar de la costa africana, cara al Mediterráneo. También hubo quien
la quiso ver en un fiordo noruego. Otros, los más, afirmaron que era una radio trashumante, a
bordo de la bodega de un barco, en derrota por los mares del mundo con su mensaje
libertario. Por ser esta versión la que corrió de boca en boca con mayor l'acilitlad, se le
denominó la Txalupa. En la selva tropical, lindando con una laguna. Pronto el grupo EGI
terminó denominándose a sí mismos los Txaluperos.
Hemos mencionado el soplo de la CÍA, pues parte de su misión, desde el ámbito de las
embajadas, era detectar emisoras clandestinas en América Latina. Vivíamos años de
fragorosas revoluciones, de guerrillas urbanas y montañeras, del emergente despliegue de
Fidel Castro, aclamado como un libertador pero iniciador de una dictadura, y del Che
Guevara, un romántico guerrillero, fiel a su palabra combativa, finalmente traicionado y ase-
sinado en el Chaco boliviano. Años de Guerra Fría, de cegado anticomunismo o ardoroso
comunismo. De un vitalista Movimiento Feminista, y donde en el país más poderoso de
occidente, Estados Unidos, iban a asesinar a su presidente, el católico irlandés John F.
Kennedy, a su hermano Bobby, y al líder pacifista de los Derechos Civiles, Martin Luther
King, Premio de la Paz, y al belicista Malcolm X.
Así que algo de esa violencia podía rozar a Radio Euzkadi/Euz-kadi Irratia. Había claros
intentos de terminar con el asunto, y provino de grupos del interior del país porque resultaba
demasiado eficaz y pacifista, afecta a los intereses del PNV/EAJ o del Gobierno Vasco en el
Exilio de París. Eduardo de la Escosura, miembro de ANV y cuñado, advirtió a Pello Irujo de
los rumores que corrían entre los más intransigentes de los grupos del Centro, Josu Osteriz,
Carlos Otaño y Luis Las Heras, cercanos a la ideología de ETA. Hablaban de localizarla,
boicotearla, usarla para sus fines, si tal cosa resultaba posible, y si no, destruirla sin
miramientos, afirmó el más que asustado Escosura. Devolvía así al hijo de Eusebio el
inmenso favor que su madre recibió de él, cuando sacándola de un mísero hospital de Santo
Domingo, la envió a Venezuela, siendo él un niño, y donde pudieron mejorar sus condiciones
de vida.
Cualquiera de las opciones barajadas resultaba buena para los fines mezquinos, opinó, pues
no pensaban en absoluto en el trabajo y en el dinero invertido en la empresa. Tampoco
resultaban capaces de montar algo similar.
Por más que quisiera romperle la cara de un puñetazo a Osteriz... no serviría para callarlo de
una p... vez.
Causaba ira que los propios resultaran peores que el adversario, pero así era. Así que se
mantuvo una alerta excepcional en La Virginia, lo cual significó más trabajo para los
miembros del grupo. Se compró un arma para Atutxa. Se contrató un personal de seguridad,
con lo cual los gastos subieron. Estas medidas lograron disuadir a los presuntos agresores
por un tiempo. Pero no desistieron. Dos miembros de ETA, Koldo Azurza y Pruden Aroze-na,
visitaron en 1966 a Aretxabaleta para obtener información del paradero de la radio, aunque el
delegado, con su proverbial simpatía de la que hacía extenso uso cuando quería —había
sido un excelente actor en su juventud de las obras de Arturo Campion en los batzokis del
país—, supo distraerles, comentando que, a lo que sabía, la radio estaba instalada en la
bodega de un barco.
—Desconozco el rumbo del navio. No sabemos ni su nombre —admitió con entonación
cansina, como si eso pesara en su ánimo, meneando la cabeza con aflicción, alzándose de
hombros, y apagando el cigarrillo en un cenicero de cristal, añadió: es una aventura que
terminará mal y pronto, como tantas otras. Pero os aseguro que no está en Venezuela.
¡Hombre! Eso, al menos, ya lo sabría... soy el delegado.
Los dos hombres, aceptaron sus palabras y parecieron convencidos de la ignorancia de
Aretxabaleta que, una vez que partieron, llamó a Intza para comunicarle la noticia.
En 1971, un 22 de febrero, se presentaron en Macuto tres activistas de ETA: Jon Urresti,
Patxi Letamendia y Koldo Azurza. Habían dado con el lugar tras años de cabalas. No
llegaron a acceder a la hacienda y regresaron a Caracas a hablar con Jon Gómez, quien
sabían que formaba parte del grupo EGI,
Radio Euzkadi/Euzkadi Irratia mantuvo su emisión los 13 años que duró, sin interrumpir ni un
solo día su programación por ninguna causa, salvo la excepción que ya apuntamos. En
deuda queda Euskadi con los presidentes Ró-mulo Betancourt y Raúl Leoni, adecos, y
Rafael Caldera, dirigente del partido democristiano COPEY. La emisora se cerró bajo la
presidencia de Carlos Andrés Pérez, restablecida la democracia en el Estado español.
Visitantes como los Lehendakaris Leizaola y Carlos Ga-raikoetxea y dirigentes como Manuel
Irujo arribaban a Venezuela y se entrevistaban con los mandatarios venezolanos, agrade-
ciendo tácitamente el apoyo desinteresado a una labor que pudo comprometerlos
diplomáticamente. La contestación siempre fue la misma: a los vascos no se les podía negar
nada porque habían demostrado ampliamente su buen hacer como ciudadanos de Ve-
nezuela. No había quejas contra ellos. A más, la Venezuela democrática estaba en el deber
de apoyar la lucha contra regímenes dictatoriales. En propia carne los había sufrido y los
temía, en consecuencia.
El mal latino de los militares operando en el poder, el viejo estigma de los caudillos
despóticos, había de ser de una vez por todas eliminado de la faz de la tierra. Debía
prevalecer la felicidad de hombres y mujeres y el trabajo de la libertad. «Moral y luces»
sentenció Simón Bolívar. Y una emisora siempre estaba en ese camino. En la década
prodigiosa de los sesenta donde tantas cosas florecieron, prosperaron y cambiaron, la utopía
parecía posible.
La cinta grabada era denominada Talo, en recuerdo a las tortas de maíz, propias de los
baserris del país de los vascos. El maíz, don de la tierra americana, especialmente de la
zona tropical, había sido importante para la economía de supervivencia de los caseríos
vascos... ahora se transformaba en otra especie de pan, más simbólico pero igualmente
vivificador,
De los transmisores, Pedro y Pablo, se hablaba familiarmente de ellos, con ellos y para ellos.
Se les urgía con palabras a iniciar su labor de transmisión ya que solían, entre humos y
bufidos, hacerse rogar un tanto, pero cumplieron, viejos artefactos como eran, desfasados
para la tecnología de su tiempo, su misión de propagar libertad.
Rescatados de una muerte que los iba a convertir en chatarra por J. J., transportados desde
el caluroso occidente de Venezuela, alargaron su vida en Santa Lucía, en la hacienda La
Virginia, gracias al esfuerzo contumaz de un grupo empecinado en demostrar que la libertad
era el bien de la humanidad. Eestaban dispuestos a cumplir la famosa frase del asesinado
presidente Kennedy: «No preguntes qué es lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú
puedes hacer por tu país.» Es decir, en el concreto lema vasco que ellos recogieron:
Euzkadik behar zaitu. Euskadi te necesita.
La primera grabación no fue convencional. Se la esperaba con ansia, expectación e incluso
miedo. Así, un 27 de junio de 1965, tras los arduos trabajos, que llevaron meses, de
desbrozar la maleza exuberante de la hacienda, de la instalación de las torres, de la
edificación de las cabanas, reunido el grupo, se dieron los pasos consabidos en ensayos
anteriores, para la puesta en marcha de Pedro y Pablo.
En medio de la humareda que despidieron al arrancar sus ruidosos motores, de la nube de
mosquitos que circundaba permanentemente la zona, y del calor húmedo que empapaba los
cuerpos de los animados promotores de aquella primera Radio Euzkadi/Euzkadi Irratia
clandestina en América, se colocó el primer Talo.
El grupo contuvo la respiración. No era ocasión de transmitir mensajes, ni noticias ni
consignas, sino la de ver si la radio funcionaba. Si las ondas emitidas de los viejos cuerpos
de Pedro y Pablo, traspasaban victoriosas los 8.000 kilómetros que los separaban cíe
Euskadi.
La emisión inicial formal de los Talos llevaba además, un mensaje del Lehendaka-ri Leizaola
y un texto de Joseba Rezóla, entonces vicepresidente del Gobierno. El himno, creación de
Sabino Arana Goiri, oficial del Gobierno de Euskadi, no se había escuchado en la Euskadi
interior desde junio de 1937. Como la ikurriña, permanecía escondido en el fondo de los
corazones vascos, sepultado por el cemento de represión de una dictadura infame.
Era una prueba y no resultó bien. Llego el calamitoso mensaje: «Sin rastro de Pedro hasta el
momento». Habían estudiado, sobre todo J. J., qué hora era la óptima para mayor fluidez
entre Euskadi y Venezuela, y se decidió una hora después de la salida del sol en Venezuela,
que es cuando en Euskadi son las once de la mañana. La hora habría de retrasarse, visto el
fracaso, para mejorar audición, y resultó que al haber un accidente cuando maniobraban los
alambres de uno de los postes emisores, no pudieron hasta el 10 de julio hacer la
transmisión completa, entre las 12 y 13,30 de ese sábado de 1966. Tampoco fue tan nítida
como esperaban, según observación implacable de Rezóla y de algunos de los escuchas.
La condición, a rajatabla, era que la audición resultara impecable. Nítida. Y que el contenido
resultara diverso y cautivador. En eso sí que estaban todos de acuerdo, y por eso se
esforzaban. Solamente el día 14 de julio fueron escuchados con nitidez, música y mensajes,
aun mayor a finales de ese julio, lo cual levantó la moral de los voluntarios de la Euskadi
interior que accedían a los montes, compraban aparatos más fiables, y contenían la respira -
ción en el momento de la escucha.
Azurza, siempre eficiente, apurado por las circunstancias, había colocado al aparato
trasmisor un limitador-compresor qué multiplicaba por seis su potencia, esperando que esto
limara las dificultades del inicio. En la parte administrativa, pronto se vio la necesidad de
encauzar el trabajo en dos vertientes: para facilitar la lectura y comprensión de los partes
recibidos, a los puramente de detalles técnicos los dirigían a Iñaki Elguexabal, que los tras -
pasaría a J. J., y los de forma periodística, a Xabic-r U'i/iiulji y Jo-soba Elosegi.
Los partes llegaron, cuando se mejoraron las condiciones, y para alborozo del Grupo EGI, de
Bilbao, Santurtzi, Donostia, Oiar-tzun, puntos diversos de Francia, Holanda, Alemania,
Estados Unidos... y de Venezuela.
La emisión, en los 70, podía escucharse en un 80% por ciento de Euskal Herria, lo cual nos
da idea de que el tremendo trabajo que realizaron tuvo un verdadero éxito. La voz de la
Resistencia Vasca había atravesado los muros de odio del franquismo opresor.
La Mesa Cuadrada, cuya cabeza era Intza, agrandada hasta trece miembros, los poseedores
del secreto, actuaba como un órgano soberano de decisión. Sabían ya, como Elosegi repetía
incansable, que un artículo escrito permanece, pero la audición, aparte de nítida, debía ser
corta y repetida. Las ondas se llevaban la voz y quizá el meollo del mensaje. Y la atención
del escucha.
Aunque la política ocupaba la mayor parte del contenido de los mensajes, se fue matizando
desde los comienzos hasta los finales, según la política del Estado español se tornaba más
represiva. Se difundieron listas de detenidos, de su precaria situación. Episodios estrellas
fueron los Aberri Eguna, se anunciaba sus días, así fue a partir del de Gasteiz, animando a la
gente a concurrir, visto el éxito de Gernika. Y los aniversarios que iba cumpliendo el Gobierno
vasco en exilio: cada 7 de octubre se leía la fórmula del juramento del Lehendakari Agirre en
Gernika, en euskara y castellano, y se radiaban los mensajes del Lehendakari Leizaola. Los
Gudari Eguna, el Juicio de Burgos, el suceso de Elosegi, contra el Referéndum de Franco de
1966... se emitió una lista de chivatos, se acusaba al esbirro Escobar de torturas y al sar-
gento López, asegurándose de que la acusación fuera certera, ya que se trataba de una
violación de los Derechos Humanos y un genocidio y debían saberlo los escuchas del
mundo: desde Estados Unidos hasta Japón.
Vasca, del soporte que suponía la biblioteca en el Centro Vasco que era bastante buena,
contaba con las obras completas de la Editorial EKIN de Buenos Aires, dirigida por Andrés
Irujo, y que completaban un contenido importante de la cultura vasca.
Se fortaleció el euskara en sus programas, se adoptó un decidido apoyo a los equipos de
fútbol vascos, lo cual no es extrañar si se tiene en cuenta el asunto de las quinielas. También
decidieron que aunque había que obedecer las directrices de Rezóla, portavoz del Gobierno
vasco, tajante en su nacionalismo, debían actuar según les indicaba el bien común: se
dirigían a todos los vascos, a los nacionalistas, a los socialistas, a los ávidos de in formación
sin querencia política. Radio Euzkadi/Euzkadi Irratia debía ser el pulmón de una sociedad
duramente reprimida, informarles casi al momento de los sucesos, desnudar la magna de-
crepitud y corrupción de un régimen que había durado demasiado tiempo, y demasiado
tiempo ejercido el mal.
Fue Elosegi quien cargó sobre sus hombros el delicado asunto de perfilar hasta qué punto
podían coincidir con todas esas realidades. Para los Irujos, uno en París en la sede del
Gobierno vasco, y el otro en el trabajo de la radio clandestina, el factor nacionalista era clave,
incidiendo en el tema de Navarra, pero también lo era el de informar a todos, los de
Venezuela y los de la Euskadi interior, qué piezas se movían en Europa.
El 15 de septiembre, a las 21,30 horas en Euskadi, fue en realidad la emisión inaugural, la
oficial. Las notas del himno de los gudaris eran telón de fondo de las palabras del
Lehendakari Lei-zaola, recogidas después tanto en OPE EPI, el Boletín del Gobier no Vasco,
como en Gudari, cuya portada del número 32, anuncia la emisión de Radio Euzkadi/Euzkadi
Irratia, e incide en su transmisión diaria de 9,30 a 11, 30 de la noche, en 15.020 y 13.250 ki-
lociclos en banda de 19 y 23 metros.
Félix Berriozábal, «Elorrio», nacido en este pueblo de Vizcay: es conocido entre otras cosas
por la agresión de un maleante caraque ño, que un mal día le apuñaló, rompiéndole cuatro
costillas, el páncrea y un pulmón. Félix había emigrado después de actividades de resis
tencia en el interior de Euskalerría, y en los años difíciles: distribuí ción de propaganda,
«pintadas»...
Allí hay un «télex» que facilitó al periodista su transmisión diaria al periódico, durante la
estancia de los burukides.
Pues bien, «Elorrio» también recordaba aspectos de la creación de Radio Euzkadi: «todos
los domingos íbamos a hacer carretera. Allí se jodieron todos, ingenieros, arquitectos...
todos. Teníamos que hacer la carretera nosotros mismos, porque si no, todo estaba
descubierto. Aquello era selva, pero selva-selva, con cantidad de culebras. Por allá han
pasado después todos, menos José Antonio de Aguirre, porque ya había muerto: Leizaola,
Rezóla, Irujo, Juanito, Isasi, Garaikoetxea, Olábarri...».
Radio Euzkadi emitió tres programas diarios, desde 1965 hasta 1977, ininterrumpidamente.
Una de las fechas clave era «Aberri Eguna». En esa ocasión, después del acto principal de la
fiesta, había que subir a toda velocidad, por aquellas careteritas, para emitir las grabaciones.
No se mató nadie por milagro.
Junto al emisor se quedaba Achurra, viviendo allí permanentemente, con dos excepciones:
Nochebuena y Gabon Zar. En esas dos grandes festividades le sustituía Félix Berriozábal,
para que el otro cenase con sus amigos de Galdácano.
Se quedaba en esas ocasiones al raso, fuera de la caseta, envuelto en una manta,-para que
no pudieran pillarse de sorpresa. Le rodeaban tres perros guardianes, y dejaba siempre al
alcance de la mano un arma, «para poder cambiar plomo» en caso de un asalto a tiros.
«Cuando el terremoto de Caracas, fui el primero en subir. Tenía un «Wolsky», y allá me fui,
apartando las piedras que-habían caído a la carretera. La antena se había movido un poco,
pero la caseta de la estación estaba en pie».
José Abasólo era uno de los que participaban diariamente en la elaboración de «Euzko
Deia». Desde primera hora de la madrugada, con unos auriculares, se dedicaba a escuchar
la BBC de Londres, Radio París...
Con las noticias más frescas que lograba en los noticiarios europeos menos «censurados», y
las del propio Estado Español, elaboraba sus informativos. Así, día tras día. Contaba que la
madrugada siguiente al cierre de la emisora se levantó automáticamente a eso de las seis,
tomó los auriculares, sintonizó la BBC y se puso a anotar
las noticias. Tuvo que despertarse su mujer y advertirle que ya nc hacía falta, que se había
acabado aquel trabajo.
Iñaki Anasagasti y Jon Mikel Olabarrieta, junto con Guillermc Ramos, el locutor, eran de los
más jóvenes participantes en la aventura El segundo de ellos, un día que nos llevaba en su
automóvil nos dije al pasar ante un edificio: «Mira, aquí teníamos los estudios. Entonces
había, de los cincuenta apartamentos, cuarenta y siete ocupados por «masajistas» y dos por
«maricos». Cuando veníamos a grabar, nos miraban con una cara de complicidad...».
El verdadero motor, el más activo en todo éste y los demás esfuerzos de propaganda, fue
Alberto Elósegui, según Zubizarreta, que explica: «En muchos casos, nada de lo que
hacíamos podíamos decirlo, íbamos a pedir dinero y entonces pensaban: esos zánganos,
¿para qué querrán el real?, ¿cuál es la actividad que desarrollan? Tenías que hablar tanto,
que pensabas sí no merecía la pena poner de tu bolsilloi lo que te iban -a dar, antes que
gastar tanta saliva para conseguirlo-Pero era parte del ejercicio; aunque fuese más cómodo a
veces decir «lo pongo yo», había que mantener a la gente en posición de colaborar».
Cuesta trabajo creer que las autoridades venezolanas ignoraron realmente la existencia de
aquella emisora. Algunas veces, la guardia nacional pasó por las cercanías. Pero no la «vio».
El caso es que allí estuvo, y que la pudo oír todo el que quiso. En Donosti bastaba con un
receptor corriente y un mínimo de antena: un cable sacado por la ventana.
Un «enteradillo», que llegó por Venezuela desde Euzkadi, puso en el brete al grupo de la
radio, cuando afirmó:
Tras 12 años y 7 dias e1 20 de noviembre de 1975 murió Franco. En Euskadi las distintas
fuerzas políticas se preparaban para salir de la clandestinidad. Se acercaba el tan ansiado
camino hacia la democracia, un camino de esperanza y libertad. El años 76 fue, sin embargo,
todavía un año agitado. El futuro no se vislumbraba aún con claridad, la represión no cesaba
y las detenciones seguían estando a la orden del día. Radio Euzkadi siguió emitiendo.
Pero, una vez «normalizada» la situación, continuar con las emisiones no tenía razón de ser.
Ya no se requería ni la clandestinidad ni el anonimato. Había llegado el momento de hacerse
oír a cara descubierta, en la propia Euskadi, en casa. Así, los miembros del EGI caraqueño
decidieron, no sin honda tristeza, acatar la resolución tomada por la dirección del PNV y sus-
pender sus emisiones.
En la tarde del sábado 30 de abril de 1977 258, todo el equipo de Radio Euzkadi se
concentraba alrededor de «Pedro» y «Pablo», y escuchaba con emoción contenida, el último
talo venezolano. Fue el último programa, el más especial entre los especiales. Las voces de
los locutores que radiaron aquella última emisión rezumaban nostalgia, sentimiento y pena.
El programa comenzó con la sintonía de Radio Euzkadi. Por última vez sonaban las notas de
Euzko Abendaren Ereserkia interpretadas con el xilofón. Tras las consabidas Hemen Euzkadi
Irratia..., This is Radio Euzkadi..., Id Radio Euzkadi..., Aquí Radio Euzkadi..., los oyentes de la
emisora pudieron escuchar una vez más el Eusko Gudariak del Talo de Oro. A continuación,
una voz emocionada leía en castellano el siguiente mensaje:
«Radio Euzkadi inicia este programa de hoy con un agur eta gero arte que repetiremos al
final del programa. Por tercera vez Radio Euzkadi deja de estar en el aire en los últimos
cuarenta años. Desde Radio Euzkadi en Bilbao el presidente Agirre denunció al mundo la
atrocidad y el genocidio de Gernika. Radio Euzkadi enmudeció ese mismo año de 1937
cuando Franco logró dar cumpli-
miento a la amenaza que su compañero de armas y de maldad, general Mola, lanzó sobre
Bizkaia: Vascos, rendios o de lo contrario arrasaré Bizkaia.
Quince años después, reponiéndonos de tanto castigo, salimos al aire en Radio Euzkadi para
dar fe de nuestra terca decisión de querer seguir viviendo como hombres y como vascos. La
persecución española nos alcanzó en tierras ajenas y tuvimos que volver a callar nuestra voz
de resistencia. Euskadi entró en la larga y penosa lucha de la rehabilitación de la
convalecencia y de la preparación para la misma batalla de la libertad.
Hace once años plantamos la bandera de Radio Euzkadi en los aires del mundo y hemos
dado fe, día a día, años tras años, de nuestra voluntad de vivir libres e! pueblo vasco y su
tierra.
Hoy dejamos de salir al aire porgue hemos de preparar nuestra aparición en nuestra tierra
con la libertad. Desde Radio Euzkadi enviamos con el calor de nuestros corazones y el eco
de nuestras inmensas esperanzas un recuerdo para los vascos que han caído en la lucha por
Euskadi, para los que han sufrido por su causa, para los vascos y todos los demás
ciudadanos del mundo que nos han acompañado con su paciencia de escucha.
«Eusko Irratiak dakarki gaur bere entzuleentzako agur luze bat eta gero arte labur bat.
Hirugarren aldiz Eusko Irratiak ixiltzen du bere abotza. Lehen, guda denboran, orain dala
hogeitamar urte ixildu ginan euskotarrak bakardadean geu-delarik. Eusko lurra arerioen
menpean gelditu zan osorik eta gure herria eta aberria hil zorian. Geroago amasa hartu eta
berriz aurrera jo genduan Eusko Irratiakin. Hainbeste arerioek, Espainakoak bai kanpokoak,
lortu zulen gu berriz ixiltzea. Hirugarrenez, orian dala hamar bat urte, egia esan hamaika urte,
hasi ginan berriz Eusko ¡rratitik gure herriari, Euskal Hernán, Euskadiri, eta mundu zabalari
agur luze eta maitakorra ematen. Hamaika urte iraun ditugu gure abolsa egunero oihutuaz,
Munduak badaki gure izakera. Aldizkarietan eta teknikoen har-emanetan agertu gera, behin
eta berriz, beti zutik eta eme, Euskaldun Herria bezela, Euskaldun Ízate nahiaren ikurriña
aztindu degu egunero Eusko ¡rralian, egunero eta urtez urte. Gure gazteekin ibili gera ikurriña
elizdorrean edo mendi gainean jartzen, edo kale erdian era bai; gure gazteekin ibili gera
mcndicfan bihoíz alaiez aberriari kantatzen; gure gazteekin ibili gera kale barrenean aska-
tasuna eskatzen, gobernuaren aurka eta neniaren alde; xure xazteekin ¡bilí gera txapel oker
eta~txakurrak madañkatzen.
Euskadi ¡rratian e%on gera %urc emtíkttnu'ckin ncxarntk i,\urtz?n, amaren, arri'hurt'n,
etnaztearen cía andrc^akircn ne#arr<tk. Min ÍMi'tu lit-ffH Kuxkal Imitlan euskaltiun xtndittirn
xnfMmfmluai'fkin, Hatntin twrltltitík hetala ihili
herriz herri: Bubón, Barakaldon, Lekeition, Gernikan, Bermion, Gaz lian, Iruñan, Tolosan,
Donostian, Donibanen edo Maulen.
Itxaropenez beteak primaberako edo udaberriko haizeak onartuz rraren illunak eta hotzak
urruinatuaz. Zenbat eta zenbat itxoin egim dugu agure zahar madarikatu horren alde
egiteagatik. Gazteekin Ñola, ñola, laister eroriko dan. Eta azkenean Franco erori da baila e
eraman deabruaren gaiztakeriak.
Gaur Euskadi Irratiak ixiltzen du bere abotsa, Erresiztentziko D bizi izandu gera hamaika urte
luze hauetan txoria bezela ehislariaren urruti. Nahiko neke, lan, bildur pasatu ditugu
Euskadigaitik. Bainan e behin ere itxaropenik. Gaur hasiko gera asmatzen eta antolatzen En
askatasunezko giroan entzuteko. Zor zaigu askatasunean bizilzea, c pentsatu eta hitz egitea.
Euskaldun lagunok, askatasun eguzkia basotik urten da, bere c. arin zabaltzen da. Itxartu
zaiz euskotarra. Noizian behin abestu de_ netan euskal probintzielako alkartasunaren kantua.
Hor dijoa berr dezagun beharrezkoa den alkartasuna:
Zazpi Euskal Herriek bat egin dezagun, guziok beti beti gaunden g Agur eta ohore Euskal
Herriari, Lapurdi, Baxe-Nabar, Zibero gam Gipuzko, Ñapar eta Araban. Zazpiak bat besarka
lot beitez elgarr besarka lot beitez elgarri.
Euskadi Irraitak esaten dio mundu zabalari: Agur eta gero arte Euzkadi. Hemen Euskadi
Irratia.»
Tras este emotivo mensaje, el Talo de Oro volvió a sonar, esta Gu gara Euskadiko. Otra voz,
también masculina, radió a conlir comentario sobre la libertad de la patria vasca y los
derechos di recordando palabras de personas que habían jugado un gran papel en de Radio
Euzkadi, tales como Galíndez, Rezóla o el lehemiitknri . intermedio musical —Askatasun
eguzkia, Cora Euskadi scpuro • guíente comentario, en el que fueron recordados algunos
de ION más emocionantes de los programas emitidos en U>s UiMinloN Ahcrr Finalizó con un
emocionadísimo Gora Euskadi Axkatuhi!
Una nueva canción precedió a la última cdiloriul tic Radio Ku voz femenina enviaba, por
última vez, desde Macuto, un mérmale de a Euskadi y al mundo:
«Radio Euzkadi, ¡a Voz de la Resistencia Vasca surgió al mnndr ondas hertzianas, con un
mensaje que ha estado vigente a lo Itii'K proyección.
Con la verdad de los hechos, acusando directamente a los aulo* bles de los padecimientos
de nuestro pueblo. Ha sido un largo car rrido.
Respaldados por la Gran Verdad de nuestro lema, Radio Euzkte la Resistencia Vasca, se ha
mantenido en diaria sintonía. Hoy, cu* memos que discurren catán aelañando una
perspectiva distinta a la renta años hacemos un alio en el camino. No amamos ninguna
hancuando la ikurriña, el pabellón nacional vasco, ondea a todo viento en el territorio de
Euskadi.
Radio Euzkadi, la Voz de la Resistencia Vasca, se retira del aire con todos los honores en
alto y esgrimiendo el estandarte del lema EUSKOTARREN ABE-RRIA EUSKADI DA.
EUSKADI ES LA PATRIA DE LOS VASCOS»
Venezuela fue también refugio de escritores sobre temas vascos: los Amézaga, Acarregui,
Bilbao, Bengoa, los ya regresados Ugalde y Pelay, Jesús Basáñez y el mismo capitán
Burgaña.
Basáñez vino a Caracas el año 54, por asunto más bien de índole económica. Es el suegro
de Joseba Bilbao, el cirujano. Y ha publicado seis obras: «Arlotadas», «Lejona, anteiglesia
vizcaína», «El Proceso de Martín Sertucha», «El humorismo vasco», «Pruebe usted esta
pildora» y «¿Qué dicen de los vascos?».
Pero quizás el tema más atrayente y vivo en la actualidad sea el de su obra teatral «El
Proceso de Martín Sertucha», que ahora está en trance de reedición:
«Hice una obra de teatro porque los procesos, los juicios, creo que es en el teatro donde
tienen mejor cabida, con la intervención del defensor, la intervención del fiscal, etc. Este
Sertucha fue un señor que marchó a Valladolid en el siglo XVII, poco antes de que Cervantes
publicara el primer tomo del Quijote. Fue a vivir a la villa de Portillo, parece que montó una
tiendecita, y lo empadronaron como pechero. Pero, claro, como la ley que teníamos nosotros
en Vizcaya decía que éramos todos iguales, y libres; o sea que no había pecheros, ni
aristócratas, entonces Sertucha alegó su condición de vizcaíno. Le obligaban a pagar poco,
dieciséis maravedíes, pero no era eso, él defendía el principio; el fuero y no el huevo. Y litigó
durante tres años en la Corte de Valladolid, hasta que consiguió que le exoneraran del
impuesto.
Entendí que era un mensaje para la juventud, y por eso lo edité, más que nada con vistas al
Centro Vasco, porque allá en la Península no se podía publicar entonces».
El inagotable Capitán Burgaña no ha lanzado sólo la tesis del descubrimiento venezolano por
«txalupas» vizcaínas. Es un investigador constante, con resultados sorprendentes, basados
en sus cono cimientos náuticos y en sus lecturas detenidas de textos antiguos, entre los
cuales la Biblia ocupa lugar preferente.
En la revista de la «Fundación La Salle», Fernando Cervigón afirma que fue «el primero en
aportar trabajos oceanógraficos a Venezuela, seguido por otros estudiosos».
El Congreso de Estudios Vascos, celebrado en Biarritz, contó con una ponencia de Burgaña,
en donde reivindicaba la memoria de Juan de la Cosa, el marino y cosmógrafo vizcaíno,
maltratado por Colón, y por Bartolomé de las Casas, que le llamó traidor, entre otras cosas.
El investigador motrikoarra afirma que la culpa de la varada y la pérdida de la Santa María
fue del Almirante en persona, que Juan de la Cosa obró sensatamente aquella noche y,
además, poco interés podía tener en que se perdiese una embarcación de la que era pro -
pietario.
La «Editorial Sucre», de Caracas, le editó a este investigador el año pasado un libro titulado
«El Vasco, pueblo singular», en donde aparecen conclusiones y tesis no menos
revolucionarias. Afirma Bur-gaña que las diferencias de criterio entre vizcaínos y
guipuzcoanos, por una parte, y alaveses y navarros, por otra, vendría dada por los
remotísimos orígenes de unos y otros, procedentes de distintas ramas del tronco común
étnico, el arameo. Asegura, tras la lectura detallada de los textos bíblicos, que el Paraíso
estuvo en Canarias. Y se refiere también a «Las tierras de Atlandi», a «Los Vascos en
Poniente», «Los Vascos con Colón» y «Los Vascos en la Vuelta al Mundo».
Un curioso, amplio y diversificado ensayo que tal vez se edite próximamente en Euzkadi.
De todos modos, el libro más popularizado en el mundo, de entre los lanzados por los
venezolanos de Euzkadi como arma defensiva contra el franquismo, fue «Los hijos de
Guernica», de Steer. Lo tradujo el periodista Alberto Elósegui. Y aquel grupo de jóvenes
entusiastas consiguió la jugada maestra de venderlo la edición íntegra, a un Ministerio del
Gobierno de Venezuela y después recuperarla, casi completa, como regalo del propio
Ministro.
Más ligero y fácil de distribuir era «Gudari», hecho en Caracas durante años y años, en una
tipografía que aún existe, enfrente del restaurante «La Cita» y a una «cuadra» de la oficina
de «Elorrio». Fue el primer boletín de la resistencia vasca de la postguerra, y pudo publicarse
con absoluta regularidad, mediante un esfuerzo titánico de aquella comunidad prácticamente
arruinada en lo económico. Se imprimía en papel biblia, y en un formato pequeño, para que
se pudiera llevar fácilmente en un bolsillo, y el encargado de contrabandearlo tuviera que
soportar menos peso.
Y con «Gudari», la primera etapa del «Euzkadi» venezolano, y la revista de los jóvenes de
Euzko Gaztedi...
Incluso una película de largometraje, que no es ninguna tontería. En primer lugar, por el
costo. Se necesitan bastantes miles de bolívares más que para pagar el emisor radiofónico.
Luego, el trabajo de creación e investigación, la recogida de materiales informativos
desperdigados, la elaboración del guión, la redacción de los comentarios «en off», la música,
compuesta especialmente para la banda sonora, la sonorización, el montaje...
El guión se hizo por el equipo de los Inza, Elósegui, etc. El montaje se encomendó a un
técnico. La composición musical corrió a cargo de Iñaki Irureta, ex-miembro del conjunto
musical «Los Contrapuntos», de Azcoitia, que en este enero de 1979 amenizó con un órgano
electrónico el baile siguiente a la tamborrada.
Zubizarreta, el miembro de aquel equipo de resistentes, que presidió el Centro Vasco y ahora
pasa la vida en el aire, entre Caracas y Donostia, seguía con sus revelaciones:
«Yo estoy seguro de que fue la actividad desarrollada en Venezuela la que salvó la vida de
Aguirrezábal, el primer condenado a muerte de las gentes de ETA. Por un lado, estábamos
consiguiendo que todo el mundo actuara, y por todo el mundo entiende el Presidente de la
República, el Ministro de Asuntos Exteriores, los demás ministros, el Nuncio de Su
Santidad... y, por otro lado, estábamos manifestándonos.
Esto era en el año 69. Aguirrezábal había tenido un tío sacerdote en el grupo de curas del
Tuy, que tanto bien hicieron aquí, incluida la fundación de una cooperativa por Hormaechea,
hoy director de la Escuela Profesional de Mondragón.
También se publicó toda una colección de sellos de Euzkadi, que se utilizaron, y llegaban allá
en la época de Franco desde todas partes del mundo, sellos con el nombre de Euzkadi y con
la Ikurriña, que eran entregados en el interior del País.
Y el gran motor de ese equipo era Alberto Elósegui, junto con Jokin Intza, que está ahora en
Donosti.
Sin que nadie me diera órdenes, organizamos una gira, con Perico Beitia, que hoy también
está en Donosti, Javier Unzummzaga, ahora director del Departamento de Urbanismo en el
Consejo General Vasco para Guipúzcoa, y que estaba estudiando en Carolina del Norte. Nos
fuimos los tres a Boysse, en Idaho, donde los inmigrantes habían roto las relaciones políticas
con el mundo vasco hacía más de veinticinco años.
Pero seguía siendo una colectividad vasca. En el archivo de cada uno de los Estados, y en el
archivo del Congreso de los Estados Unidos están recogidas todas las expresiones que
tuvieron aquellas asambleas en Idaho, con la colaboración extraordinaria de Pete Cenarruza,
que se entregó totalmente, para sorpresa de muchos.
El proceso de Burgos, después de la experiencia del año anterior con Aguirrezábal, trajo
consigo una gran actividad por parte de la comunidad vasca de Venezuela. De los jóvenes, y
de los no tan jóvenes. Caldera nos recordaba en sus declaraciones cómo, en su calidad de
Presidente, envió un telegrama a Franco en favor de los condenados.
Pues bien, Patxi cuenta que en aquellos tiempos, en el año 70 había en Caracas un grupo
bastante nutrido de gente de «ETA», «quemada» en Euzkadi. Pero no sólo ellos, el Partido
Nacionalista, y los vascos como tales, de cualquier tendencia, se metieron a fondo en las
actividades.
Entonces, en el último momento, yo creo que hubo alguna queja de la Embajada Española, y
tuvieron que dar un poquito la cara. Sacaron a la policía, nos cayeron a palos, nos metieron
en furgonetas y nos llevaron presos. Estuvimos día y medio. A mi mujer, que tam bién la
agarraron, la soltaron antes. Al día y medio nos dejaron a nosotros».
«Aquí hacíamos todo eso con un cierto grado de comodidad —nos contaba Iñaki—.
Comodidad, porque no nos perseguía la policía, ni nadie. Pero se ha realizado y se ha
mantenido todo eso, muchas veces, por parte de gente que ha hecho un ejercicio de
patriotismo puramente mental, porque dime tú, yo que salí de allí con siete años en el treinta
y siete, y volví por primera ve/ en el sesenta y dos...».
No, no hubo persecuciones, y a menudo hubo favores más o menos personales desde las
máximas alturas del poder. Pero también existió el odio y el ataque físico de los
«incontrolados», represalias de franquistas. El pintor Azpiazu se refería a las producidas
poco después de aquella sonada manifestación contra el proceso de Burgos:
Eusko-Gaztedi
Resulta un tanto difícil parcelar las actividades que se realizaron en aquellos largos años de
colaboraciones, bien sea por medio de sus socios o como organización en sí, ya que
prácücamente vivíamos inmersos en cuanta actividad se desarrollaba, ya desde sus
comienzos cuando la juventud nos fue llevando a organizar excursiones, formar grupos de
baile, participación en el coro Pizkunde, etc. Más adelante en venta de rifas pro-presos de
Euskadi, tómbolas, los «teatreros» del Centro, menos su director, todos eran de Euzko
Gastedi, y por supuesto el periódico del mismo nombre al cual ya hicimos referencia. Sería
demasiado largo y tedioso entrar en detalles que suponemos ya sabidos o intuidos.
Gobierno vasco
Capítulo aparte merece el esfuerzo que realizó la Colonia, a fin de cubrir las necesidades del
Gobierno Vasco en el exilio. Fueron años de ayuda solidaria, sin escatimar esfuerzos, desde
todos los ángulos y como dato al margen curioso, pero cierto, mencionamos el hecho de que
siendo los «cabeza de familia» quienes se reunían a fin de obtener las mencionadas
colaboraciones, las damas de la colonia, sintiéndose marginadas, muchas ya profesionales,
la mayoría prestando sus servicios fuera del hogar y con el apoyo también de las amas de
casa, decidieron aportar «su granito de arena», (que pasó de granito) dando así un gran
ejemplo de vocación abertzale.
En esta materia, viene al caso la organización Emakume Abertzale Batza, bajo la fundación y
presidencia de Agustina Amunarriz de Larrañaga, ya desde Truco a Balconcito, presta a
colaborar en cuantas organizaciones, bien sea patrióticas o sociales han requerido de su
ayuda: rifas anuales pro-presos en Euskadi, canastillas para madres necesitadas de barrios
de Caracas, presencia el Día del Centro, ofreciendo exquisito platos de nuestra cocina,
colaboración a los actos religiosos que se han venido realizando en el Centro, léase Misas
Mensuales, etc. en fin, innumerables aportaciones solidarias a lo largo de todos estos años.
Deportes
El deporte también se ha hecho sentir, por supuesto el de la pelota, cuando aun no se había
techado el frontón hasta nuestros días, y sería demasiado largo explayarnos en sucesivos
campeonatos, cuando gozábamos de los mejores pelotaris de cesta (de paso por Caracas)
hasta la participación de nuestros jóvenes actualmente viajando en busca de triunfos. El ci-
clismo también transitó sus épocas de gloria con representantes que nos dejaron muy bien
parados, y por supuesto nunca ha faltado el fútbol en diferentes épocas y en distintas
categorías y actualmente el futbolito se incorporó, con su representación vasca, formando
parte de nuestra afición deportiva.
No se si el deporte, como factor cultural del pueblo vasco, puede servir para ejemplarizar
estas afirmaciones, de orden más amplio y trascendente. Pero contiene una versión, una
faceta, que dibuja parcialmente esta aplicación.
En Venezuela, como en otros lugares del mundo, el vasco llegó impelido por la ruta del exilio
o por el acuciante éxodo de la emigración. En su bagaje traía esperanzas de mejora
económica, horizontes de vida 'más generosa y esa verdad de apatrida que le hostiga el
alma.
De ese paisaje que lleva hundido en la retina, el vasco modela su decoración en la nueva
sede y combina la fuerza invulnerable de su modo, con la distribución de objetos, murales,
sensaciones, ansias, presentes y futuros en una amalgama armoniosa que le permite
convivir en su nuevo hogar con las condiciones idóneas del ambiente y el factor moderado de
sus propias vivencias.
Como cronista deportivo veo nacer junto a las casas vascas de Venezuela, dos paredes en
ángulo recto que son los frontones para practicar su legendaria pelota vasca. Atrás, muy
detrás de tales construcciones y también de sus quimeras, quedan, los lejanos "segalaris",
"paU "aizkolaris", cuya presencia no coordina en las sit actuales.
Ese es el resumen más importante de la labor deportiva. La creación del hecho y pervivencia
de la pelota vasca, y el uso del universal espectáculo futbolístico, con nombre de tono en el
país. Mencionar las copas, por ejemplo, es oficio de otra reseña, que ahora cedemos por
improcedente.
Quizás nos atrae más el comentario a la actualidad de tales prácticas deportivas, señalando
la existencia de un Deportivo Vasco que hoy (año 1962) compite en la Liga Mayor de
Caracas, profesional, con un conjunto de ama-teurs, que pugna entre combinados
profesionales con mejor voluntad que acierto. Las lesiones de unos jugadores y la ausencia
del país de otros titulares, le ha obligado a hacer un trabaj o más discreto del que se
esperaba, notable, puntero, temible, como lo hizo en torneos anteriores.
De todas formas, esta mención actual del Deportivo Vasco, aunque poco brillante, conserva
el matiz de transición que soportan todos los clubes de solera. Y el Vasco de hoy, uno de los
conjuntos más débiles en la Liga Mayor caraqueña, volverá a sostener lides en la cima del
fútbol venezolano, como corresponde a su trayectoria y futuro. En la pelota, se despertó en
fechas inmediatas, una expectación por la posible participación de los pelotaris locales,
Elordi, Erentxun, Iriberri, Gómez Ugalde, en los campeonatos mundiales de Pamplona. La
ilusión se desvirtuó por la indiferencia oficial hacia el viaje y las precarias finanzas del
organismo, que vio truncado su deseo de competir en el evento internacional, dispuestos a
plasmar la calidad de los pelotaris caraqueños.
El intento nació y se fortaleció con ocasión de la estancia en Euzko Etxea del campeón de
trinquete Simón Harán, quien efectuó varios encuentros de exhibición y declaró que 'había
material humano y técnico para intervenir en el mundial, con decoro y posibilidades".
Mas se doblegó la intención ante los imponderables, y el deporte vasco por excelencia,
prosigue su marcha de evolución, principalmente, entre las canchas que nacieron y nacen a
la sombra de los hogares vascos.
El futuro es promisor, y la esperanza tiene ribetes de lógica, cuando los dirigentes piensan
que tanto el Deportivo Vasco como el pelotari, tendrán ocasión de gloria y aspirarán al
galardón del triunfo, por ser producto del ánimo colectivo que apremia y apoya un importante
desarrollo deportivo en el ámbito criollo.
Si uno pudiera hacer las cosas como quisiera y si después de una jornada fatigosa me
preguntasen dónde desearía pasar un rato de sosiego plácido, respondería sin vacilar que mi
gusto sería ir a la ladera que sirve de base al Centro Vasco de Caracas y sentarme al pie de
la fachada, en la terraza en que arranca la escalera principal, contemplando la iluminación de
la ciudad, cambiante y distraída como las olas del mar o como las llamas del fuego de una
chimenea, coronada muy arriba por las luces del Avila. Respaldado por el Centro, entretenido
por el paisaje urbano, los sentidos embebidos en la noche venezolana, la fatiga se va, la
pesadumbre desaparece, la serenidad conquista el espíritu, descansa al cuerpo y se siente
plenamente la reconciliación con la existencia para volver, al día siguiente, a seguir luchando.
Ese reposo nunca es contrariado por el ir y venir de las gentes, por los ecos de
conversaciones que llegan del salón ni por los pelotazos que suben del frontón y la calma no
se perturba sí la mesa la ocupan unas bebidas refrescantes y la comparten cuatro o cinco
amigos que tratando de temas diversos sólo quieren, en el fondo, engañar la nostalgia de la
patria.
Porque el Centro es un gran edificio en una bonita finca, pero el mayor éxito del Centro es
que a esas horas de la noche tropical o a cualquier hora del día congrega lo que ahora se
llama "material humano" que es allá muy estimable. Es raro que en mis viajes no haya
pasado por un sitio con el que no me haya sentido ligado. Las ciudades atan a uno por
motivos muy diversos que se hacen inolvidables: una perspectiva, un monumento, el rincón
de una plaza, la animación o la quietud, el ambiente, etc. He pasado veinte días en
Venezuela y al hacer el balance sentimental de mi viaje, me sentía unido a ese país por un
lazo que tardé en definir. El fenómeno se había repetido en Caracas, en El /Eigre, en Puerto
La Cruz, en La Victoria, en Ocumare. Es decir, que persistía cambiando el paisaje. Después
he dado con la solución: son las gentes las que crean y sostienen mi afinidad con Venezuela
y, para concretar más, puesto que apenas he visto venezolanos, son nuestras gentes en
Venezuela las que provocan y fomentan el sortilegio. Algo tiene también, sin duda, el país
que, cuando menos, pone marco amable al desarrollo de ese sentimiento.
Algo, y mucho, tiene el Centro Vasco por lo que a Caracas se refiere. Cuando se llevan
veinticinco años de labor patriótica en el extranjero —en París la esfera de relaciones vascas
es reducida y casi invariable y todo lo demás es bueno o malo, pero extraño—, estar en el
Centro Vasco de Caracas es llegar a un oasis vasco, es como no haber salido de casa, como
borrar de repente cinco lustros de destierro. Es haber seguido viviendo, sin estar un día
ausente, en cualquier centro vasco de Euzkadi de aquella época, en aquellos locales de
Juventud Vasca de Gasteiz —la que más he conocido— como si las personas, los
acontecimientos, las aspiraciones de cada ano y de todos, los problemas, no hubieran
cambiado. Con los mismos motivos de conversación y hasta de discrepancias.
Como en una película retrospectiva estoy viendo las noches de '.os días que pasé
últimamente en el Centro Vasco de Caracas.
Es que en el Centro Vasco de Caracas se vive vida nacional, la vida de todo un pueblo. Es,
salvando las proporciones, una prefiguración de Euzkadi, tal como la veo. Yo felicitaba al
Centro Vasco de Caracas, es decir, a sus directivos de ahora y de antes y a todos sus socios,
porque al cabo de veinte años y a siete mil kilómetros de la patria han levantado y mantienen
esa obra con ese espíritu. Ahora repito aquí que a un pueblo que hace eso —y no sólo se
hace en Venezuela— nadie puede impedirle ya resucitar. Estos hechos y esa moraleja son
magnéfico remedio para combatir desalientos. Los fundadores del Centro y los que los han
secundado, tal vez no se den cuenta de esa obra patriótica que han realizado. Aquí les
queda, por lo que valga, el testimonio de un hombre que la ha visto, que ha vivido dentro de
ella y que, entre títulos y honores en más de treinta años de vida política, tiene en muy alta
estima haber merecido ser nombrado socio honorario de ese Centro. Nombramiento que —
ahí lo dije también— crea obligaciones que hoy empiezo a cumplir con estas líneas.
Ha anochecido en este día muy frío de invierno en París. No ha sido ñoja la jornada en esta
Delegación sede del Gobierno de Euzkadi. Los temas son cada día más varios y los años no
hacen ceder sino aumentar trabajos y preocupaciones. Anocheció con más lentitud, pero con
muchísimo más frío que en Venezuela, apunta el cansancio; fuera, la atención está
atormentada por la impaciencia: se espera que esta noche el gobierno argelino acepte las
bases de suspensión de hostilidades. Otro pueblo que renace. El nuestro sigue siendo
esclavo. ¿Cuál es la razón? ¿Dónde está la dificultad? Motivo de reflexión diario,
insistentemente repetido desde hace mucho tiempo. No se puede, no se debe desertar del
tema. Es la vida o la muerte vasca. ¿Qué podría yo dar por volver esta noche con mis
meditaciones a la terraza donde arranca la escalera principal del Centro Vasco de Caracas y,
mirando al Avila por encima de las luces de la ciudad, preguntar a lo Alto cuándo va a cesar
esta cruel paradoja?
Mientras eso llega, el Centro Vasco de Caracas es un pedazo de patria construido a siete mil
kilómetros y que dura y progresa desde hacs veinte años. Es una página gloriosa de la
historia vasca.
Faceta importante a ser destacada, bajo la figura Escuela de Musica, se remitia desde
bancos venezolanos las remesas economicas de lo recaudado de los aportes de los socios
del Centro Vasco de Caracas a traves de varias actividades creadas para tal fin
VISITANTES ILUSTRES
La finalidad de estos cursos organizados por la Asociación Pro-Universidad Vasca fue dar a
todos los vascos la oportunidad de adquirir un sólido conocimiento del ser nacional vasco.
LLA TIERRA. Territorio primitivo y actual suelo vasco. Zonas y paisajes. La montaña y
el mar.
25.—LA EDAD MEIDA. Las llamadas uniones a Castilla; su sentido y alcance. Intentos
de absorción; cuatro glorias patrias.
1. Articulos-Prensa-Venezuela-Aberri Eguna-1958
2. Articulos-Prensa-Venezuela-Aramburu-El Universal-02-1960
3. Articulos-Prensa-Venezuela-Aspectos culturales de Cia Guipuzcoana
4. Articulos-Prensa-Venezuela-Begoña de Naguanagua-Euzko Gastedi Octubre 1956
5. Articulos-Prensa-Venezuela-Carta a el Director del Diario La Religion
6. Articulos-Prensa-Venezuela-Carta de agradecimiiento
7. Articulos-Prensa-Venezuela-Carta Caracas,Gloria Bravo Pueblo-Euzko Gastedi 1958
8. Articulos-Prensa-Venezuela-Carta de Caracas
9. Articulos-Prensa-Venezuela-De Bolivar a Zaldivar-1961
10. Articulos-Prensa-Venezuela-De nuestra estirpe Jose de Cadalso
11. Articulos-Prensa-Venezuela-Dialogo de emigrados-Euzko Gastedi Febrero 1958
12. Articulos-Prensa-Venezuela-Dialogos presencia y ausencia-Euzko Gastedi-Julio 1956
13. Articulos-Prensa-Venezuela-El caso Vasco- El Nacional 1962
14. Articulos-Prensa-Venezuela-El Himno Nacional Vasco- Aberri 1959
15. Articulos-Prensa-Venezuela-El Humorismo Vasco-El Nacional 1963
16. Articulos-Prensa-Venezuela-Elcano Juan Sebastian
17. Articulos-Prensa-Venezuela-El-Caracter-Vasco-por-Vicente-Amezaga-Aresti
18. Articulos-Prensa-Venezuela-El-Himno-Vasco-por-Vicente-Amezaga-Aresti
19. Articulos-Prensa-Venezuela-Entierran a un Vasco-
20. Articulos-Prensa-Venezuela-Esto es Pizkunde
21. Articulos-Prensa-Venezuela-Etimologia-Vasca-Siglo-XVIII-Venezolano
22. Articulos-Prensa-Venezuela-Exportacion de cacao
23. Articulos-Prensa-Venezuela-Fundacion-de-la-real-Compania-Compania-Guipuzcoana-
24. Articulos-Prensa-Venezuela-Hacia la Libertad-Gudari 1969
25. Articulos-Prensa-Venezuela-Homenaje al Padre Zabala
26. Articulos-Prensa-Venezuela-Ideas simples-Euzko Gastedi 1959
27. Articulos-Prensa-Venezuela-Inedito-Guillermo Humboldt.
28. Articulos-Prensa-Venezuela-Inedito-Problemas en la traduccion al Euskera
29. Articulos-Prensa-Venezuela-Jesus de Galindez-El Universal 1959.
30. Articulos-Prensa-Venezuela-La Casa Vasca-Vicente-Amezaga-Aresti.
31. Articulos-Prensa-Venezuela-La Cultura del Exilio Vasco por Vicente Amezaga Aresti.
32. Articulos-Prensa-Venezuela-La Vigerie El Universal 01- Junio 1965-
33. Articulos-Prensa-Venezuela-Lengua Vasca y Nacionalidad-El Nacional Mayo 1958.
34. Articulos-Prensa-Venezuela-Lo que no podemos olvidar– Euzko Gastedi 1957-
35. Articulos-Prensa-Venezuela-Los-Vascos-en-El-Siglo-Xviii-Venezolano.
36. Articulos-Prensa-Venezuela-Los-Vascos-en-La-Fundacion-de-Caracas
37. Articulos-Prensa-Venezuela-Lucio de Aretxabaleta-09-08-1967
38. Articulos-Prensa-Venezuela-Madariaga Bolivar y los vascos-1961-
39. Articulos-Prensa-Venezuela-Murio Don Pio el Tremendo – El Nacional 29-22-1959
40. Articulos-Prensa-Venezuela-Nuestro Don Pio Baroja y Nessi-El Nacional 1956-.
41. Articulos-Prensa-Venezuela-Orixe-Nicolas Ormaetxea-Eusko Gastedi-09-1961-
42. Articulos-Prensa-Venezuela-Palabras de Defensa – El Universal Marzo 1959-
43. Articulos-Prensa-Venezuela-Pocas palabras a los hijos de Vasconia
44. Articulos-Prensa-Venezuela-Problemas de Jovenes-Euzko Gastedi Octubre 1956.
45. Articulos-Prensa-Venezuela-Programa Aberri Eguna Centro Vasco Caracas 1959-.
46. Articulos-Prensa-Venezuela-Puente de San Miguel – El Universal-.
47. Articulos-Prensa-Venezuela-Resisitir y Persistiir-Euzko Gastedi 1962-
48. Articulos-Prensa-Venezuela-Sabino de Arana Goiri-.
49. Articulos-Prensa-Venezuela-Sinfonia de Getxo-Euzko gastedi 1959
50. Articulos-Prensa-Venezuela-Sobre-apellidos-venezolanos-
51. Articulos-Prensa-Venezuela-Tierra Nuestra – Eusko Gaztedi – Febrero 1962-.
52. Articulos-Prensa-Venezuela-Un Reflejo Pais Vasco-El Universal 2 Julio 1968.
53. Articulos-Prensa-Venezuela-Vascos-en-La-Independencia-de-Venezuela-
54. Articulos-Prensa-Venezuela-Yunque y Martillo-Euzko Gastedi 1956.
1) Jesús Muñoz Tebar. 1847-1909. Por Edgar Pardo Stolk y Vicente de Amezaga.
Caracas, Ediciones de la Fundación Eugenio Mendoza, 1959. 63 p.
El Presidente Aguirre nos recordaba a menudo que la legitimidad del Gobierno Vasco, ese
"inmortal Gobierno Vasco" a que se refería Aldasoro una vez, descansaba sobre todo en ese
(plebiscito diario que rinden los vascos que pueden expresarse en libertad. Y esta casa de
los vascos en Caracas, como la de Puerto La Cruz, la de El Tigre, la de Cumaná o la de La
Victoria, es una proyección cabal de esa vocación nacional. Porque ¿quién obliga a un vasco
que llega a Venezuela a inscribirse en un Centro Vasco? Aquí no se extienden pasaportes, ni
se conceden permisos de importación, ni se regalan puestos públicos. Al contrario, quienes
se adhieren al espíritu de esta casa se exponen a contratiempos. Entonces, ¿qué ofrecemos
en ella que no tenga un club social cualquiera?
No es más barato, sino mucho más caro, pertenecer a este Centro Vasco sin bailes
semanales, y sin piscina, y sin concursos de belleza, y sm-bewlmg, y sin grandes recep-
ciones de sociedad, que pertenecer a un club social que ofrece todo eso. Aquí el socio se
expone a más gastos que el de la cuota, porque hay muchas urgencias patrióticas que cubrir
y muy pocos trozos de tierra libre donde solicitar ayuda. ¿Qué tiene, pues, esta casa que
pide mucho y da poco, para que tenga la vida sólida de socios que tiene, para tener la
capacidad de entusiasmo y organización y trabajo que tiene, y, para qué no decirlo también,
para tener el prestigio moral que tiene?
Lo que esta casa tiene, además de esos huesos de cemento, es un alma recia. Y por eso,
por la reciedumbre de su sencillo espíritu de pueblo llano, sin poses, por el carácter
espontáneo de la organización, y porque cumple fun-aones elementales de hondísimo
contenido social y político, este Centro Vasco de Caracas es algo más que paredes y pisos
de cemento.
El Centro Vasco de Caracas es esa casa y ese frontón que salen en las fotografías, pero
también es la nostálgica canción de patria que uno¡ escucha cuando llega en noche de
ensayo, y el golpe de la pelota contra el frontis las tardes de domingo, y la energía que la
ezpatadantza todavía conserva en el trópico, y la alegría de la romería de Aberrí Eguna.
Centro Vasco es también el golpe nervioso de teléfono que nos anuncia la muerte de un
compatriota; y es él calofrío que nos sacude el alma cuando escuchamos el Réquiem del
Pizktmde en un funeral; y es la compañía de pueblo que uno siente en los pasos lentos de
una conducción; y es también Centro Vasco la capilla del Cementerio General del Sur, que
reúne los restos de aquellos que nacieron en la misma tierra.
Centro Vasco es también, y por qué no, el baile social. y es la ruidosa velada de cine de los
jóvenes; y es el ensayo de teatro, con más ambiciones que recursos; y es también la
excursión de Eusko Gaztedi; y es el irrinfzi de Eusko Deia, la emisión radial de los domingos;
y es el partido del Deportivo Vasco el sábado en la tarde; y es también la ikurriña en la solapa
o en el parachoque o pegado al vidrio. para que alguien diga al pasar: "¿Qué bandera es
esa?". y para que otro le conteste: "Esos son los vascos"; para que así nos reconozcan lo
que somos.
Estas son algunas de las cosas pequeñas que no existirían si nos faltase el calor de una
casa común.
Eso es el Centro Vasco, y aún más que eso; porque también es Centro Vasco la devoción de
nuestra mujer por enseñar a los niños la lengua y las canciones de su pueblo; es también,
cómo no, el chisme del pueblo, inconvenientes de pueblo pequeño; pero también es, cómo
no, una casa donde los padres pueden soltar a sus niños desde los tres hasta los veinte años
como si los juegos, o el baile, fuesen, y son, en la intimidad seria y respetable de su propia
casa; ventajas de pueblo pequeño.
Todo esto, y mucho más que no vemos y mucho más que no acertamos a expresar, es el
alma del Centro Vasco de Caracas, ese algo que está por encima y por los lados y hasta en
los cimientos de esta casa, de este frontón y este estacionamiento que salen en las
fotografías y que ven los que miran al Centro Vasco sólo desde puertas afuera.
Yo quisiera rendir un homenaje de admiración, de respeto y de agradecimiento personal a
todos aquellos que desde los momentos iniciales, con el sacrificio de muchas impaciencias
personales y muchas pequeñas renuncias, y con el ofrecimiento de muchos sacrificios
pequeños y muchos esfuerzos grandes, y hasta a veces con ©1 tributo de años enteros de
vida, dedicaron su lealtad y sus fuerzas a esta empresa de pueblo que ha sido capaz de
dotar de un alma fuerte al accidente de cuatro paredes de cemento.
Porque el Centro es un gran edificio en una bonita finca, pero el mayor éxito del Centro es
que a esas horas de la noche tropical o a cualquier hora del día congrega lo que ahora se
llama "material humano" que es allá muy estimable. Es raro que en mis viajes no haya
pasado por un sitio con el que no me haya sentido ligado. Las andadas atan a uno por
motivos muy diversos que se hacen inolvidables: una perspectiva, un monumento, el rincón
de una plaza, la animación o la quietud, el ambiente, etc. He pasado veinte días en
Venezuela y al hacer el balance sentimental de mi viaje, me sentía anido a ese país por un
lazo que tardé en definir. El fenómeno se había repetido en Caracas, en El Tigre, en Puerto
La Cruz, en La Victoria, en Ocumare. Es decir, que persistía cambiando el paisaje. Después
he dado con la solución: son las gentes las que crean y sostienen mi afinidad con Venezuela
y, para concretar más, puesto qne apenas he visto venezolanos, son nuestras gentes en
Venezuela las que provocan y fomentan el sortilegio. Algo tiene también, sin dada, el país
que, cuando menos, pone marco amable al desarrollo de ese sentimiento.
Algo- y mucho, tiene el Centro Vasco por lo que a Caracas se refiere. Cuando se llevan
veinticinco años de labor patriótica en el extranjero —en París la esfera de relaciones vascas
es reducida y casi invariable y todo lo demás es bueno o malo, pero extraño—, estar en e!
Centro Vasco de Caracas es llegar a un oasis vasco, es como no haber salido de casa, como
borrar de repente cinco lustros de destierro. Es haber seguido viviendo, sin estar un día
ausente, en caalqmer centro vasco de Euzkadi de aquella época, en aquellos locales de
Juventud Vasca de Gasteiz —la que más he conocido— como si las personas, los
acontecimientos, las aspiraciones de cada mo y de todos, los problemas, no hubieran
cambiado. Con los mismos motivos de conversación y hasta de discrepancias.
Como en una película retrospectiva estoy viendo las noches de k>s días que pasé
últimamente en el Centro Vasco de Caracas. Desfilan por mi memoria muchas cosas todavía
sin desenfoque de lejanía, todavía con mucho detalle: reuniones movidas y simpáticas en ex-
tremo con esa juventud compuesta de chicas y de chicos a quienes el dinamismo, la alegría
desbordante, la plétora de vida, no distraen sino que excitan el afán patriótico. ¡Qué buenos
ratos me dieron los jóvenes del Centro de Caracas, hasta los que quisieron dármelos no tan
buenos con el ametrallar de sus preguntas traduciendo inquietudes y anticonformismo!
Jaungoikoa se los aumente. Y las otras reuniones, las de los partidos, las de las emakumes,
los solidarios, las de los que tienen el legítimo orgullo de la ortodoxia, las de los que
fomentan el no menos honroso prurito de la innovación, los prudentes y los audaces, los
impetuosos y los reflexivos, los arlotes y los precavidos, todos patriotas, todos con sentido de
responsabilidad, todos con "errimiña" y todos componiendo algo así como una micro-nación,
con todas las ventajas y todos los inconvenientes de una nación de buen tamaño.
Es que en el Centro Vasco de Caracas se vive vida nacional, la vida de todo un pueblo. Es,
salvando las proporciones, una prefiguración de Euzkadi, tal como la veo. Yo felicitaba al
Centro Vasco de Caracas, es decir, a sus directivos de ahora y de antes y a todos sus socios,
porque al cabo de veinte años y a siete mil kilómetros de la patria han levantado y mantienen
esa obra con ese espíritu. Ahora repito aquí que a un pueblo que hace eso —y no sólo se
hace en Venezuela— nadie puede impedirle ya resucitar. Estos hechos y esa moraleja son
magnéfico remedio para combatir desalientos. Los fundadores del Centro y los que los han
secundado, tal vez no se den cuenta de esa obra patriótica que han realizado. Aquí les
queda, por lo que valga, el testimonio de un hombre que la ha visto, que ha vivido dentro de
ella y que, entre títulos y honores en más de treinta años de vida política, tiene en muy alta
estima haber merecido ser nombrado socio honorario de ese Centro. Nombramiento que —
ahí lo dije también— crea obligaciones que hoy empiezo a cumplir con estas líneas.
Ha anochecido en este día muy frío de invierno en París. No ha sido floja la jornada en esta
Delegación sede del Gobierno de Euzkadi. Los ternas son cada día más varios y los años no
hacen ceder sino aumentar trabajos y preocupaciones. Anocheció con más lentitud, pero con
muchísimo más frío que en Venezuela, apunta el cansancio; fuera, la atención está
atormentada por la impaciencia: se espera que esta noche el gobierno argelino acepte las
bases de suspensión de hostilidades. Otro pueblo que renace.
El nuestro sigue siendo esclavo. ¿Cuál es la razón? ¿Dónde está la dificultad? Motivo de
reflexión diario, insistentemente repetido desde hace mucho tiempo. No se puede, no se
debe desertar del tema. Es la vida o la muerte vasca. ¿Qué podría yo dar por volver esta
noche con mis meditaciones 3 la terraza donde arranca la escalera principal del Centro
Vasco de Caracas y, mirando al Avila por encima de las luces de la ciudad, preguntar a lo Alto
cuándo va a cesar esta cruel paradoja?
Mientras eso llega, el Centro Vasco de Caracas es un pedazo de patria construido a siete mil
kilómetros y que dura y progresa desde hace veinte años. Es una página gloriosa de la
historia vasca.
Editorial Xamezaga
Catalogo de Obras 1.200
La Memoria de los Vascos en Venezuela
La mas extensa en referencia a la Diapsora Vasca America
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