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Ética del uso correcto del celular

Lic. Ivert Elvis Fuertes Callapino


Profesional I Patrimonio, Museos y Archivos
Secretaria de Turismo y Cultura
Gobierno Autónomo Departamental de Potosí

Aún recuerdo aquellos momentos en que todavía era un verdadero lujo el hecho de que una persona tenga
como patrimonio un teléfono celular, un aparato móvil que de apoco se ha convertido en una necesidad
indispensable para la comunicación, escuchar el tono de llamada que recibía un compañero en plena clase,
percibir que un pasajero va contestando una llamada en el micro u observar escribir un mensaje de texto a una
dama, eran una de las anécdotas más comunes que recuerdo de mi adolescencia (que no es tan lejana), pues
causaban una sensación de impresión o deseo de querer contar con uno igual. Es posible que por esas
primeras reacciones de la gente no hayan sido tan molestos como ahora lo son; este medio de comunicación
se ha convertido tan indispensable que prácticamente todos pueden acceder o adquirir uno puesto que los hay
de todo precio y acomodado a cada necesidad ya que ahora no solamente sirven para recibir llamadas o
mensajes de texto, sino que ahora los celulares cuentan con aplicaciones diversas como reproductor de
música, cámara filmadora, video cámara, grabador de voz, radio, televisión, filmadora, internet, redes sociales
(WhatsApp, Messenger, Facebook, Instagram y tantos otros), GPS, en sí acomodados al gusto, necesidad y
exigencia de cada persona.

Al margen de esta breve introducción, surgen dos interrogantes en cuestión que a continuación voy a
plantearles: nosotros como personas que contamos con un teléfono móvil, ¿sabemos usar correcta y
adecuadamente el celular?, ¿habrá la necesidad de aprender una ética sobre el uso correcto de los celulares?

Si nos ponemos a pensar sobre ciertas inconvenientes que suceden en la cotidianidad de nuestras vidas nos
encontramos con casos que cuando en una oficina el funcionario público va atendiendo a un cliente, es en ese
momento que suena su teléfono móvil, pide disculpas al cliente y atiende muy de prisa aquella llamada
inesperada, dejando “en espera” a aquel infortunado usuario que buscaba ser atendido como se merece, u otro
caso que estando en la universidad, normal instituto, colegio o cual fuere, se encuentran un conjunto de
estudiantes muy concentrados realizando aquel examen del parcial, suena aquel inadvertido celular de uno de
los compañeros de clase, desconcentrando tenazmente a los presentes en el aula, o aquel conductor que va
hablando por su móvil en una avenida concurrida de la ciudad donde una simple distracción le puede costar
un accidente (violando las normas de tránsito en Bolivia), o uno de los muchos peatones que van escribiendo
el WhatsApp, Facebook, Messenger, mensaje de texto u otro en la calle y se predispone a cruzar la calzada
pero como está muy concentrado en su teléfono, se encuentra propenso a que suceda un incidente de tránsito,
o ese joven pasajero que va escuchando música en el micro en alta voz, molestando al resto de los usuarios o
simplemente malhumorando a los presentes, son uno de los pocos casos que recuerdo en este momento de lo
mal que manejamos nuestro celular en diferentes lugares y momentos que si objetivamente nos ponemos a
pensar, la respuesta a la primera pregunta que les planteé es: No sabemos usar correcta y adecuadamente
nuestro teléfono móvil, así de simple… ahora bien, con todo lo que ya se ha mencionado, y si se trata de
responder a la segunda pregunta, la respuesta básica a la misma es: por las múltiples fallas que todos tenemos,
sí es necesario conocer la ética del uso correcto del celular, porque sencillamente, hay la necesidad de que nos
auto eduquemos, ante esta eventual mala crianza y malcriadeza que nos caracteriza a la mayoría de los
bolivianos.

Si nos ponemos a pensar y sobre todo a observar, usamos nuestros teléfonos móviles en todo lado, no importa
el tiempo, el lugar ni el momento, aunque también es muy cierto que estos aparatos por las múltiples
aplicaciones que las mismas tienen han sido creados para ello, pero más como un medio de comunicación; por
todos los argumentos destacados, concluimos indicando que al no saber usar correcta y adecuadamente
nuestro teléfono móvil, existe la imperiosa necesidad de conocer una ética del uso correcto del celular.

Es importante que cada uno de nosotros tome conciencia de que no todos los lugares son apropiados para
utilizar el celular, por lo que ahí es donde tenemos que auto educarnos; ahora comprendemos que siempre
tenemos que manejar el teléfono móvil con mucha responsabilidad, ya que en cuestión de recepción de
llamadas, mensajes de textos, WhatsApp u otros, el tono del mismo es como si ese teléfono fuera un niño o
niña que grita e interrumpe en el momento y lugar más inesperado ocasionando malestares inesperados, lo
mismo sucede cuando alguien usa el reproductor de música, grabador de voz, radio, televisión, entre otros, el
único que debe oír el contenido del mismo es usted, al resto no le interesa escuchar porque solamente los está
molestando, en sí entendamos que el celular es de uso personal y no colectivo. Recuerde que una imprudencia
suya por contestar o escribir el Messenger, whatsApp, Facebook u otros en lugares donde se requieren total
atención, puede generar accidentes.

De todas maneras, todo lo que le planteo es solo una reflexión que a decir verdad, hasta quien lo escribe debe
tomarlo muy en cuenta, puesto que todo lo que lee es fruto de la vida actual que llevo y que llevamos todos en
la actualidad y nos vemos encerrados en la ingrata circunstancia de vivir y soportar incomodidades que ya he
mencionado; pero no solamente he sido víctima de ello, sino también he sabido ser la típica persona enferma
que le pone más atención al teléfono móvil que a la persona que me habla o intenta comunicarse conmigo,
digo intenta porque prácticamente es lo que está sucediendo en ese momento; nunca está por demás aprender
algo más en la vida, así que los invito a reflexionar y tomar en cuenta la ética del uso correcto del celular,
cuya norma básica es: saber usarlo sin molestar ni causar perjuicio alguno al resto de las demás personas.

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