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Pinealocitos

Glándula pineal
La glándula pineal es una pequeña glándula endocrina de forma cónica en el techo del diencéfalo,
encima de los colículos superiores y posterior al tercer ventrículo y encontrándose unido a las
comisuras habenular y posterior por una formación pedicular llamada tallo pineal, bañada por líquido
cerebro espinal y cubierta por piamadre, la cual le forma una cápsula desde la que se proyectan
tabiques por los cuales ingresan gran cantidad de vasos sanguíneos, estos tabiques posteriormente la
dividirán en lobulillos incompletos. Embriológicamente, la epífisis es una estructura encefálica que
deriva de la porción caudal del diencéfalo dorsal, y se desarrolla en el segundo mes de vida
intrauterina como una evaginación del techo del diencéfalo.

La histoarquitectura de la glándula se caracteriza por carecer de un patrón común observándose


agrupaciones celulares cordonales, foliculares y en roseta. Histológicamente, se constituye por
pinealocitos en un 80% y por elementos vasculares, nerviosos y célula de la glía.

La inervación de la glándula la realizan fibras simpáticas que se originan en el sistema nervioso


central. La principal aferencia postganglionar está constituida por fibras periarteriales que proceden
del ganglio cervical superior. La inervación parasimpática es escasa. Además, se encuentra inervación
de tipo peptidérgico que se ve involucrada en la regulación de la secreción por parte de la glándula.

Su papel principal es la regulación de los ciclos de sueño-vigilia y los ritmos circadianos a través de la
secreción de melatonina, hormona con fuerte efecto sobre la acción gonadal, además de oncostática,
genoprotectora y antioxidante.

A menudo se hace referencia a ella como el "tercer ojo" debido a su forma y ubicación en el centro
del cerebro.

Investigaciones recientes también han sugerido que la glándula pineal puede desempeñar un papel en
la regulación del estado de ánimo, la función inmunitaria e incluso el envejecimiento. Un área de
especial interés es la morfología de las células de la glándula pineal.

Tipos de células
El parénquima glandular está integrado fundamentalmente por dos tipos de células; los pinealocitos y
los astrocitos Además se encuentran otras células tales como; células pigmentarias, cebadas,
macrófagos, fibroblastos y linfocitos, especialmente en los tabiques de tejido conectivo. También se
han descrito la presencia de calcificaciones pineales (arenilla cerebral, corpora arenacea).

Los pinealocitos son únicos por su morfología, fisiología y función, y han sido objeto de numerosas
investigaciones en los últimos años.

Morfología y fisiología de los pinealocitos


Los pinealocitos son neuronas secretoras primarias altamente modificadas desempeñan un papel
fundamental en la regulación de los ritmos circadianos y otras funciones fisiológicas mediante la
secreción y liberación de la melatonina en la red circundante de capilares fenestradas
De acuerdo a los estudios de los pinealocitos en relación a su observación en se clasifican en
pinealocitos claros y oscuros en función de su forma, plegamiento nuclear, contenido citoplasmático y
densidad de tinción.

Los pinealocitos claros superan en número a los pinealocitos oscuros y ambos tienen procesos
delgados.Tienen cuerpos celulares y núcleos redondos u ovales y presentan vesículas y cintas.

Los pinealocitos oscuros presentan más variaciones en su forma. La membrana nuclear de las células
oscuras presenta numerosos pliegues con una profunda invaginación de partes del citoplasma dentro
de los pliegues nucleares, dando la apariencia de gránulos nucleares. Los pinealocitos oscuros
contienen pigmento en su citoplasma.

Lo que diferencia a los pinealocitos de otras células es la presencia de vesículas que contienen
melatonina llamadas melanosomas. Estas vesículas se forman mediante un complejo proceso en el
que intervienen enzimas y proteínas, y se encargan de almacenar y liberar melatonina al torrente
sanguíneo. Estos procesos forman una intrincada red de conexiones intercelulares que permiten a los
pinealocitos aumentar la superficie y el contacto con otras células de la glándula pineal, como las
células gliales y las fibras nerviosas, facilitando la comunicación y la coordinación dentro de la
glándula.

Estas células contienen grandes cantidades de mitocondrias, encargadas de producir energía en forma
de ATP. Esto es necesario para la síntesis y secreción de melatonina.

La síntesis y secreción de melatonina por los pinealocitos está regulada por el núcleo
supraquiasmático (SCN) del hipotálamo, que recibe información de las células fotosensibles de la
retina. Otros factores que pueden influir en las funciones de los pinealocitos son las señales
ambientales (naturaleza ambiental y naturaleza psico-social) y una compleja red de señales neuronales
y hormonales. Estas señales ayudan a garantizar que la glándula funcione correctamente y produzca la
cantidad adecuada de melatonina.

Además de producir melatonina, los pinealocitos también expresan una variedad de receptores para
neurotransmisores y hormonas polipeptídicas e indolaminas, no obstante sus funciones son aún poco
conocidas, lo que sugiere una compleja interacción entre la glándula pineal y otros sistemas del
organismo. Las hormonas de la glándula pineal tienen una alta importancia reguladora debido a que
influencian la actividad de otras glándulas endocrinas como la hipófisis, el páncreas endocrino, la
glándula suprarrenal, las glándulas paratiroideas y las gónadas. Los efectos en estas glándulas son
principalmente inhibitorios, al reducir la síntesis y liberación de las hormonas producidas por ellas.
Antecedentes históricos
La historia de los pinealocitos se remonta al siglo XVII, cuando el filósofo y matemático francés René
Descartes propuso que la glándula pineal era la sede del alma y el punto de contacto entre la mente y
el cuerpo.

Las teorías cartesianas influyeron mucho en la forma de considerar las patologías mentales a lo largo
de todo el siglo XVII y durante gran parte del siglo XVIII, pero el vínculo entre la glándula pineal y
los trastornos psiquiátricos quedó definitivamente destacado en el siglo XX, con la descubrimiento de
la melatonina en 1958.
Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando los científicos empezaron a comprender la función de
la glándula pineal y sus células, incluidos los pinealocitos.

En el siglo XIX, el anatomista alemán Carl Friedrich Philipp von Martius identificó por primera vez
los pinealocitos como el tipo celular específico de la glándula pineal responsable de la producción de
melatonina.

Los pinealocitos son únicos en su capacidad de sintetizar y secretar melatonina en respuesta a los
cambios en los ciclos de luz y oscuridad. Esta función es fundamental para regular los patrones de
sueño y mantener la salud y el bienestar general.

El reciente desarrollo de un nuevo agente farmacológico que actúa a través de los receptores
melatoninérgicos (agomelatina) ha confirmado la estrecha relación entre la glándula pineal y los
trastornos afectivos.

Misterios
A pesar de décadas de investigación, todavía hay mucho que desconocemos sobre las funciones de los
pinealocitos. Por ejemplo, estudios recientes han sugerido que estas células pueden estar implicadas
en la regulación del estado de ánimo, la cognición e incluso el comportamiento sexual.

Una teoría es que los pinealocitos pueden comunicarse con otras regiones del cerebro a través de unas
diminutas estructuras en forma de tubo denominadas microvellosidades. Estas estructuras permiten
una comunicación rápida y precisa entre las células y pueden desempeñar un papel clave en la
compleja red de vías de señalización que rigen la función cerebral.

Explotación teórica de pinealocitos


Las investigaciones recientes se han centrado en la comprensión de los mecanismos moleculares que
subyacen a la función de los pinealocitos y la producción de melatonina.

El desarrollo del pensamiento psiquiátrico siempre ha estado en estrecha asociación con la glándula
pineal. Desde la Antigüedad Clásica numerosos autores han relacionado el origen de algunos
trastornos mentales con cambios físicos y funcionales en la glándula pineal por el papel que se le
atribuye en el ser humano como nexo entre el mundo material y el espiritual.

El órgano pineal fue visto como una estructura similar a una válvula que regulaba el flujo de espíritus
animales a través del sistema ventricular, una hipótesis que tomó más vigor durante la Edad Media y
el Renacimiento. El marco de esta teoría eran “las tres células del cerebro”, en el que la glándula
pineal incluso se llamaba el “apéndice del pensamiento”.

La glándula pineal también podría estar asociada al auge, durante este período, de ciertas leyendas
sobre la “piedra de la locura”.

La importancia de una relación entre las funciones pineal y psicopatologías fue enfatizada por
Descartes cuando colocó el asiento del pensamiento racional así como la confluencia del cuerpo y el
alma en este órgano (Cf. Descartes, L'Homme, 1664). Sus escritos ejercieron una influencia tan fuerte
que, muy pronto, los médicos comenzaron a considerar esta glándula como la fuente de muchos
trastornos mentales. En un intento por encontrar y explicar un posible vínculo entre las anomalías
mentales y el descubrimiento de pineales calcificadas en estudios necrópsicos, se propusieron muchas
teorías durante los siglos XVIII y XIX. Posteriormente, la importancia de la glándula pasó casi
desapercibida hasta 1920, cuando Becker trató a pacientes psicóticos con extractos de pineal. Una
revisión hasta 1950 realizada por Kitay y Altschule (1954) informó 17 casos en los que se inyectaron
con éxito extractos pineales a pacientes psicóticos.

A medida que aumenta nuestro conocimiento de los pinealocitos y sus funciones, existe la posibilidad
de explotar estas células con fines terapéuticos. Por medio de la experimentación se le otorga un
nuevo concepto a las células pineales que propone el uso de células madre para reparar y regenerar la
glándula pineal que puede dañarse o calcificarse con el tiempo debido a factores como el
envejecimiento, el estrés y las toxinas ambientales. Introduciendo células madre sanas en la glándula
pineal, puede ser posible revertir los daños y mejorar su función.

Los estudios han demostrado que las células madre pueden diferenciarse en varios tipos de células,
incluidas las de la glándula pineal. Esto significa que las células madre podrían utilizarse para sustituir
a las células pineales dañadas o perdidas, lo que mejoraría la función pineal e incluso podría aumentar
los niveles de producción de melatonina.

Al mejorar la función de la glándula pineal a través de células pineales, puede ser posible desbloquear
nuevos niveles de conciencia y comprensión espiritual. Algunos defensores de la explotación de
células pineales sugieren incluso que podría conducir a un cambio colectivo de la conciencia, dando
lugar a una nueva era de la evolución humana.

Las aplicaciones potenciales de la célula pineal son amplias y variadas. Además de potenciar las
experiencias espirituales y la conciencia, también podría tener beneficios prácticos, cómo mejorar la
calidad del sueño y reducir el riesgo de ciertas enfermedades.

Algunos investigadores han sugerido incluso que las pinealocitos podrían utilizarse para tratar
enfermedades como la depresión y la ansiedad, a menudo relacionadas con desequilibrios en la
glándula pineal y la producción de melatonina. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para
comprender plenamente las aplicaciones potenciales de Cell Pineal.

Desafíos y controversias
Aunque los beneficios potenciales de la explotación de los pinealocitos son apasionantes, también
existen retos y controversias en torno a este campo de investigación. Uno de los principales es la
seguridad y eficacia de las terapias con células madre, que aún son relativamente nuevas y no se han
probado en muchos casos.

También hay preocupaciones éticas en torno al uso de células madre embrionarias, que a menudo se
utilizan en investigación pero plantean cuestiones éticas debido a su origen. Además, no hay garantías
de que la célula produzca realmente los beneficios espirituales o físicos que afirman algunos de sus
defensores.
Algunos críticos sostienen que la manipulación de la glándula pineal y sus células podría tener
consecuencias no deseadas, y que se necesita más investigación para comprender plenamente los
riesgos y beneficios.

Calcificación
Uno de los cambios más notables en la morfología de la glándula pineal se produce a medida que las
personas envejecen, la glándula pineal suele calcificarse, lo que significa que se acumulan depósitos
de calcio en su interior. La glándula pineal se calcifica a partir de los 20 años, como parte de un
proceso normal. La calcificación pineal, siempre presente, es en dos de cada tres adultos normales
visible en una radiografía lateral de cráneo con la forma de una pequeña “piedra”.

Esta calcificación puede provocar cambios en la forma y el tamaño de los pinealocitos, así como
alteraciones en la distribución de las células gliales. Algunos investigadores han sugerido que la
calcificación de la glándula pineal puede estar relacionada con una serie de problemas de salud, como
trastornos del sueño, depresión y enfermedades neurodegenerativas.

Factores ambientales
Además de los cambios relacionados con la edad, la morfología de las células de la glándula pineal
también puede verse influida por factores ambientales como la exposición a la luz y el estrés.

Por ejemplo, la exposición a la luz brillante por la noche puede suprimir la producción de melatonina
y alterar la forma y la función de los pinealocitos. Del mismo modo, se ha demostrado que el estrés
crónico afecta a la morfología de la glándula pineal, ya que los animales estresados presentan cambios
en la forma y distribución de los pinealocitos y las células gliales.

Implicaciones para la salud


Dada la creciente evidencia de la importancia de la glándula pineal en la regulación de diversos
procesos fisiológicos, la comprensión de la morfología de las células de la glándula pineal es cada vez
más importante.

Mediante el estudio de los cambios en la morfología celular asociados al envejecimiento, los factores
ambientales y los estados de enfermedad, los investigadores pueden ser capaces de identificar nuevos
objetivos para las intervenciones terapéuticas destinadas a mejorar el sueño, el estado de ánimo y la
salud en general.

Las alteraciones de este sistema pueden provocar diversos problemas de salud, como trastornos del
sueño, depresión, trastorno afectivo estacional (TAE) y enfermedades neurodegenerativas como el
Alzheimer y el Parkinson.

En lo que respecta a su función relacionada al inicio de la pubertad y maduración sexual, estudios


sugieren que niveles bajos de melatonina están asociados a pubertad precoz e hipergonadismo,
mientras que niveles elevados están asociados con pubertad retrasada y amenorrea hipotalámica.
La disfunción de la glándula pineal puede ser causada por tumores pineales, craneofaringiomas,
lesiones que afectan la inervación simpática de la misma glándula, o desórdenes congénitos que
alteran la secreción de melatonina.

Aunque todavía se desconoce mucho sobre las causas subyacentes de estos trastornos, la investigación
sobre la disfunción de pinealocitos puede aportar nuevos conocimientos y posibles tratamientos para
estas y otras enfermedades.

Conclusión
En conclusión, la glándula pineal y sus células, los pinealocitos, son estructuras fascinantes que
desempeñan un papel fundamental con importantes implicaciones para la salud humana, la mayor
parte de ellas aún no han sido descubiertas. Aunque todavía se desconoce mucho sobre los
mecanismos exactos que subyacen a sus acciones, las investigaciones en curso siguen arrojando luz
sobre los secretos de estas enigmáticas células.

A medida que sigamos aprendiendo más sobre las complejas interacciones entre la glándula pineal y
otros sistemas fisiológicos, podremos desarrollar nuevas estrategias para promover una salud y un
bienestar óptimo. Aunque existe potencial para explotar estas células con fines terapéuticos, es
necesario seguir investigando para comprender plenamente los riesgos y beneficios de manipular la
glándula pineal y sus células.

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