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Unidad 5.

La acción humana:
filosofía ética

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1. Ética y moral. El significado de los términos “moral” y “ética”.
Relación entre ética y moral: carácter y madurez moral.
En la vida cotidiana tendemos a considerar que la ética y la moral son sinónimos, pero
realmente no es así; podemos definir la moral como el grupo de normas que se consideran
adecuadas en una sociedad determinada y por las cuales esa sociedad rige sus comportamientos;
la moral está muy relacionada con la praxis. La ética es la reflexión desde la filosofía sobre ese
conjunto de normas, es la reflexión sobre la moral.

La ética es la materialización de la dimensión práctica de la razón; según Kant la razón


tiene dos dimensiones, una teórica que permite conocer el mundo y otra práctica que permite
ordenar la conducta y el comportamiento; el conocimiento nos ayuda a conocer nuestra naturaleza
de modo que sabemos cuáles son nuestros deseos y apetencias, lo que permite dirigir la acción
moral de modo que entre las dos dimensiones de la razón hay una gran vinculación; esta unión
entre razón y ética está en la historia de la ética desde el principio de ésta, y llevó a considerar que
el conocimiento debe guiar la acción; la razón teórica describe y establece cómo es el mundo
mientras que la razón en su vertiente práctica, ética, establece lo que se debe hacer de manera que
abre distintas posibilidades a la acción; otro factor fundamental en la ética es la inteligencia
emocional ya que la ética abre una dimensión social en el hombre, nos vincula con los demás por
lo que se considera la antesala de la política.

La acción moral tiene que ver con la deliberación, la razón, modelos de conducta e intereses; las
acciones en conjunto hacen que nos comportemos de una manera u otra a lo largo del tiempo, y
con el ejercicio de estas acciones construimos el carácter que podemos definir como la regularidad
o tendencia predecible que es característica de nuestra conducta moral.

La conciencia moral supone saber si lo que se hace es bueno o malo y esta conciencia moral se
construye a lo largo del tiempo; Kohlberg establece que en la formación de esa conciencia moral
hay tres niveles:

1-Nivel preconvencional; aquí las normas se cumplen para conseguir una recompensa o
evitar un castigo; en esta etapa se busca la satisfacción de los intereses personales.

2- Nivel convencional; en esa etapa las normas del grupo se identifican con las propias; lo
bueno o malo es lo que dicta la sociedad y nosotros nos sentimos impelidos a respetar las
normas a la busca del bien común, con lo que alcanzamos la madurez moral que supone
que tomamos decisiones de forma autónoma y asumimos las consecuencias de nuestros
actos.

3- Nivel posconvencional; se da cuando ciertos individuos son conscientes de que hay


valores éticos universales por encima de los valores individuales o los de la sociedad. Estas
personas son el compendio de la madurez moral en cuanto que supone enfrentarse con las
convenciones morales sociales.

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2. El origen de la ética occidental: Sofistas/Sócrates,
relativismo/universalismo. Éticas de la felicidad.

Los sofistas y Sócrates son el resultado de los cambios que se produjeron en Grecia en el
siglo V-IV a.C.; el advenimiento de una especie de clase media, propició una serie de cambios en
el mundo griego que se materializaron en la llegada de la democracia, forma de gobierno en la que
el pueblo accedía a las magistraturas del estado. Debemos entender que solo unos pocos tenían en
Grecia derechos políticos, las mujeres, los esclavos y los extranjeros, carecían de derechos de
modo que la democracia griega era directa no había partidos políticos, todos los ciudadanos podían
participar en la asamblea.

En este contexto aparecieron los sofistas, filósofos/pedagogos ambulantes que se


dedicaban a enseñar a los hijos de esa clase media emergente, temas que tenían que ver con la
retórica, dialéctica, es decir habilidades que les capacitasen para hablar en público. Las enseñanzas
de los sofistas no eran políticas en sí mismas pero sus lecciones suponían un ataque a las
costumbres tradicionales de los griegos. Los sofistas iban por toda Grecia y pudieron comprobar
que cada polis tenía unas leyes propias, y que estas leyes podían cambiar con el tiempo; esto les
llevó a pensar que el bien y el mal no existían como tal, sino que cada uno, cada individuo o cada
polis tenía su propia concepción de lo que está bien o no.

Los sofistas distinguían entre el nomos y la Physis; la physis es la naturaleza y las leyes que la
gobiernan, esta naturaleza sí es necesaria y universal, funciona igual en todas partes, pero no ocurre
así con el nomos, las leyes que regulan la conducta en las polis ya que como hemos dicho cada
polis tiene las suyas propias.

La ética de los sofistas destaca por su subjetivismo/ relativismo, cada uno, cada polis tiene una
concepción determinada de lo que está bien o no. El máximo representante de este relativismo es
Protágoras que considera que el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto
que son y de las que no son en cuanto que no son. El hombre, medida de todo, anuncia un programa
que se propone suplantar la orientación especulativa de los filósofos de la naturaleza anteriores.
Protágoras no cree que se puedan conocer las cosas en sí, esto le lleva a considerar que debemos
ocuparnos de las cosas en cuanto que afectan al hombre, en tanto que a los hombres interesan,
benefician o perjudican. Esto supone una concepción pragmática del ser que se extiende a la
cultura que nació primero para satisfacer las necesidades vitales del hombre, y que luego sirvió
para regular las relaciones sociales y políticas. Esta cultura es la que proporciona al hombre el
sentido moral sin el cual el hombre se comportaría agresivamente.

Dos ideas son promulgadas por los sofistas:


-Ningún ser humano tiende por naturaleza al Bien: todos nos comportamos de forma egoísta
si nos conviene en un determinado momento.
-La vida injusta es más feliz que la justa, siempre y cuando no te pillen: lo único que hace
infeliz la injusticia es el castigo, pero si éste se puede evitar, la injusticia no supone ningún
problema.
Sócrates no va a estar de acuerdo con esta visión del ser humano ni del bien: para Sócrates, el mal
en cuanto tal no existe. Toda voluntad es voluntad de bien: todos los movimientos que impulsan
las acciones morales de cada individuo lo mueven a perseguir el bien. Un “malvado” es entonces
alguien que se comporta con acuerdo a un Bien que no es el Bien universal, sino simplemente “su”

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bien” (que puede ser robar, asesinar o cometer los actos más execrables, pero siempre van a ser un
bien para él).
Por eso, contra las afirmaciones de los sofistas, Sócrates va a sostener lo siguiente:
-Todo el mundo busca el Bien.
-El castigo hace en realidad más desgraciado al que no lo sufre que al que lo sufre, pues si
alguien comete injusticia y es castigado por ello, tiene la oportunidad de redimirse y de aprender
de sus errores, mientras que el injusto que no sufre castigo prolongará a la larga su desgracia.

Frente a la postura relativista destaca Sócrates, al que se considera el creador de la ética, defiende
una postura universalista en cuanto que niega que la ética dependa de cada individuo o de cada
ciudad y defiende la existencia de valores morales a los que se puede acceder por medio de la
razón. El estudio de la ética socrática plantea un problema que es el llamado problema socrático,
el hecho de que Sócrates nunca escribió nada de modo que conocemos sus doctrinas por otros
autores como Platón. Sócrates consideraba peligroso el relativismo moral de los sofistas ya que
debilitaba la cohesión social del Estado y ponía en peligro la convivencia.

Un punto fundamental de la teoría ética de Sócrates es el intelectualismo moral, que se refiere al


hecho de que hay una vinculación entre el conocimiento del bien y la realización del mismo que
se resume en la idea de que nadie hace el mal a sabiendas, el que conoce el bien hace el bien lo
que significa que el que actúa mal lo hace por desconocimiento. Una característica de la ética de
Sócrates y que comparte con la filosofía griega, es la estrecha vinculación entre el individuo y la
polis; la ética supone abrir al hombre a una dimensión social, de modo que solo se consigue la
felicidad viviendo en comunidad con otros hombres, el hombre sólo alcanza la felicidad viviendo
con los demás; el respeto a la ley social es el respeto a uno mismo, para Sócrates cometer injusticia
es peor que padecerla ya que cuando alguien comete una injusticia daña su alma que es la parte
más valiosa del hombre; con Sócrates el alma adquiere una dimensión especial que no tenía antes
y que tendrá gran trascendencia en la historia de la filosofía.

El método socrático se basa en el diálogo, en la confrontación de ideas a través de un


procedimiento de preguntas y respuestas, por el que se llega a la definición de la justicia o el bien;
Sócrates paseando por el ágora entablaba conversación con otros atenienses que le preguntaban
por su opinión sobre lo que es el bien, la justicia o la virtud, y Sócrates intentaba demostrar a sus
interlocutores que no tenían un conocimiento certero sobre lo que estos conceptos significaban
(ironía); gracias a una serie de preguntas, la mayéutica. Sócrates era capaz de encontrar con su
interlocutor un ejemplo válido de lo que era la virtud, o el bien.

3. Éticas de la felicidad

A lo largo de la historia se ha considerado que el objeto de la acción moral era la consecución


de la felicidad, la vida buena tal como la llamaban los griegos. Sin embargo, todas estas filosofías
que buscaban la felicidad, las éticas eudemonistas, no eran capaces de ponerse de acuerdo sobre
qué es la felicidad; para algunos la felicidad era el placer, el dinero, la vida contemplativa, Dios…
Según se considere que la felicidad es una cosa u otra tendremos un sistema ético u otro.

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3.1.Aristóteles.

Para Aristóteles ética y política forman dos dimensiones que van unidas bajo el apelativo de
filosofía práctica; para Aristóteles como para todos los griegos si exceptuamos los sofistas, los
individuos no son disociables del Estado, el individuo sólo puede alcanzar su pleno desarrollo
dentro del ámbito social, no tiene sentido considerar que el individuo puede conseguir la felicidad
de forma aislada.

Aristóteles considera que la acción ética tiene como fin la consecución de la felicidad que para
Aristóteles es la vida contemplativa, la vida dedicada al estudio, al conocimiento; las riquezas o
los placeres pueden ser un medio, pero nunca un fin de la felicidad, la carencia de medios de vida
imposibilita la consecución de la felicidad, pero en sí mismos no dan la felicidad.

La teoría ética de Aristóteles se denomina: EUDEMONISMO: proviene del griego eudemonía,


que se traduce por felicidad, excelencia, o florecimiento. La eudemonía o felicidad según
Aristóteles debe ser el fin último de la conducta humana, la razón última que explica todo acto. De
ahí que la ética aristotélica es además teleológica, valora las acciones en cuanto conducen al fin
deseado, la felicidad.

La eudaimonia aristotélica posee las siguientes características.:


- Es una forma de actuar y de vivir que consiste en el cultivo de virtudes y excelencias del
carácter del intelecto
- Es un fin en sí misma, no un medio para lograr otra cosa. Actuamos para ser felices, pero
no tiene sentido afirmar que deseamos ser felices como medio para conseguir otra cosa. la
felicidad es el fin último.
- La felicidad abarca toda la vida. No se refiere a un momento concreto y pasajero.
- La eudaimonia no se identifica con el placer (el placer no puede ser guía para la vida y
toma de decisiones), ni con las posesiones (son solo un medio para obtener otras cosas,) ni
con la fama y el honor (no dependen de uno mismo, sino que lo otorgan los otros
Aristóteles entiende por virtud a la cualidad propia de cada cosa según la cual debe realizar su
esencia, de modo que la virtud del martillo es golpear, la del zapatero es la realización de buenos
zapatos, y la del hombre es la realización de su esencia que es racional de manera que el cultivo
de las capacidades intelectuales será el signo definitorio de la verdadera felicidad.

Sin embargo, Aristóteles distingue entre dos grupos de virtudes: las virtudes éticas que tienen que
ver con el hábito y la costumbre y que se basan en el concepto de justo medio entre el exceso y el
defecto; estas virtudes se consiguen con el ejercicio, realizándolas; así la valentía es una virtud que
está entre dos vicios, uno por exceso, la temeridad, y otro por defecto, la cobardía. Por otro lado,
están las virtudes dianoéticas que son las que tienen que ver con la capacidad intelectual y entre
ellas destaca la sabiduría. Para Aristóteles, la meta del hombre es el conocimiento entendido no
como la adquisición de destrezas que nos permitan saber hacer algo, es decir, una tecne, sino como
la vida contemplativa, el estudio de la metafísica, del ser en cuanto que ser. La felicidad en
Aristóteles tiene una versión social ya que el desarrollo de la esencia del hombre solo puede
conseguirse conviviendo con otros hombres.

Una crítica que se ha planteado a la ética aristotélica es la de incurrir en un círculo vicioso en


cuanto que considera que se consigue la justicia, una virtud ética, a través del ejercicio de actos
justos pero la pregunta es, ¿cómo sabemos que un acto es justo si no sabemos lo que es la justicia?

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3.2.Escuelas helenistas.

Después de Aristóteles y tras los cambios a los que se vio sometido el mundo griego tras las
conquistas de Alejandro Magno, Atenas pierde la exclusividad intelectual y aparecen distintos
focos de vida intelectual como Pérgamo y Alejandría. A este periodo se le ha llamado helenismo,
y en él podemos encontrar distintas escuelas de filosofía que tienen como denominador común el
hecho de que privilegian la ética respecto a lo que había sido hasta entonces la parte nuclear de la
filosofía, la metafísica.

Dentro de estas escuelas están los cínicos, los estoicos y el epicureísmo que consideran que la
felicidad tiene que ver con el respeto a las leyes de la naturaleza, a la que pertenece el hombre;
estas escuelas son hedonistas ya que consideran que la felicidad tiene que ver con el placer, pero
el placer al que se refieren estas escuelas no es el placer sensual sino el placer intelectual; además
defienden la ataraxia, la idea de que se alcanza la felicidad al estar más allá de las pasiones, cuando
las pasiones del mundo no alteran nuestro ánimo es decir que no estamos tristes o contentos por
las cosas que nos ocurren sino que seamos capaces de estar por encima de estos sentimientos.
Veamos concretamente el epicureísmo y el estoicismo.

EPICUREISMO: Doctrina creada por Epicuro de Samos en 341 a.C. Epicuro concibe la felicidad
como placer. Pero ese placer no se da en el ciudadano como parte de la polis, sino exclusivamente
en el individuo desligado de la ciudad, de las instituciones, del dinero e incluso de los Dioses.
Parte del principio de que a todo individuo le gusta el placer y le disgusta el dolor. Este será el
objetivo último de su ética.
Epicuro distinguirá tres tipos de placeres:

a) Los naturales necesarios relacionados con conservación de la vida (comer, beber, reposar.)
b) Los naturales pero innecesarias variaciones superfluas de los placeres naturales (comer
bien, vestir con ostentación, etc.).
c) Los no naturales ni necesarios: deseos de riqueza, de poder, de honores,
Epicuro no persigue el placer sino la vida libre. Y entiende la libertad como un ejercicio de
autogobierno, (autarquía) que presenta dos caras:

a) La ausencia de dolor corporal (aponía)


b) La eliminación de la intranquilidad del espíritu (ataraxia)

Para lograr esa ataraxia, el mismo trató con su filosofía de combatir lo que, a su juicio, eran los
tres mayores miedos que asolan el alma humana:

a) El miedo a la muerte. Es la ausencia de todo mal, y por tanto no debe ser temida. En su
CARTA A MENECEO escribe: “Cuando ella está nosotros ya no estamos y cuando nosotros
estamos, ella no está”.
b) El miedo a los Dioses. Epicuro afirma que o bien no existen, o bien, si existen no se ocupan
de este mundo. La prueba está en la imperfección: si existieran los Dioses no permitirán
que hubiera imperfección en el mundo.

c) El miedo al más allá. El alma humana existe, pero nunca separada del cuerpo. Cuando el
cuerpo muere, cuando se separan sus átomos, también lo hace el alma. (para Epicuro todo
está compuesto de átomos y vacío, según su física los átomos son eternos y se mueven de
forma azarosa por el vacío, juntándose para crear las cosas y separándose para que

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desaparezcan. Todo lo que existe incluida el alma humana, es material y formada por esos
átomos.), Por tanto, la única vida que existe es la presente., por lo que no tiene sentido
temer una vida más allá de esta.
d) Saber que el dolor es siempre pasajero.

ESTOICISMO: Va desde el 300 a. C hasta el s II d. C. El fundador es Zenón de Citium, un


chipriota que naufraga y llega hasta Atenas estableciendo una escuela de filosofía en el PORTICO
(STOA), decorado con pinturas de Polignoto. Polemiza con el materialismo mecanicista de
Epicuro y la moral cirenaica. Después llegará el estoicismo medio, Posidonio fue maestro de
Pompeyo y Cicerón.

El estoicismo romano en los siglos I y II, representado por el esclavo Epicteto, el político Séneca
y el emperador Marco Aurelio. Predomina la ética sobre la física y la lógica. Su ética se
caracteriza por identificarnos con la naturaleza y seguir el destino. Vivir libremente será vivir
según la naturaleza, lo que se identifica con vivir a la razón, ya que la naturaleza es racional. Sólo
la vida razonable conduce a la felicidad. La ética estoica recomienda librarse de las pasiones y de
los temores, ser indiferente al dolor y al placer, alcanzar la serenidad de ánimo, ser imperturbable.
Y ello se consigue mediante la formula sustine et abstine: resiste y renuncia. “Jamás considera
feliz a nadie que dependa de la felicidad, porque el gozo que ha entrado volverá a salir” dice
Séneca.

Para el cinismo y el epicureísmo, el acento recaía en la consecución de la felicidad de forma


individual de modo que rechazaban cualquier vida social o política.

3.3. En la Edad Media, los sistemas éticos siguen buscando la felicidad, pero la diferencia entre
estos sistemas y los griegos es que en la Edad Media la felicidad tiene un horizonte
trascendente, es decir, no está en este mundo sino en Dios de manera que en esta vida no se
puede alcanzar la felicidad sólo se alcanza en Dios.

3.4. El utilitarismo

Otra escuela importante que tenía la felicidad como meta de la acción moral es el utilitarismo,
escuela inglesa del siglo XIX; el utilitarismo considera que la felicidad y la justicia tienen que ver
con lo social, lo que les lleva a postular el principio de utilidad, según el cual lo que dirige nuestra
acción moral es el intento de conseguir la mayor cantidad de bien posible;

El utilitarismo de Bentham

Según Bentham lo bueno coincide con lo útil. Es bueno lo que da placer y evita el dolor. Esto
supone que el criterio para decidir lo que es moralmente correcto depende de la cantidad de placer
y de dolor que produzcan nuestras acciones. Para poder calcular la cantidad de placer y de dolor
que generamos, Bentham proponía tener en consideración la intensidad, la duración, la proximidad
de los placeres. A tal fin propuso el cálculo hedonista, según el cual una acción es mejor en cuanto
que causa más placer, un placer más intenso, un placer más duradero y un placer que afecte a más
personas; así si una acción causa más placer que otra es mejor, si el placer que causa es más intenso
es mejor, si el placer que causa es más duradero es mejor y si esa acción causa placer a muchas
personas es mejor que si causa placer a menos personas.

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El utilitarismo como principio moral exige sólo pensar en el resultado de las acciones, eliminando
los escrúpulos morales individuales que se puedan tener en los medios para conseguirlo. En cierto
sentido, el fin justifica los medios.
John Stuart Mill hijo, íntimo amigo de Bentham, trató de elaborar una visión más “humana” del
utilitarismo, que superara los errores anteriores.
Para Mill, y para Bentham, el objetivo de las acciones morales ha de ser aumentar la felicidad.
Todos los seres humanos buscamos la felicidad. Pero para Mill, la felicidad está en lograr el placer
y evitar el dolor del mayor número de personas posible. Además, según Bentham todos los placeres
se contabilizaban de la misma manera. Según Mill esto es incorrecto, porque no todos los placeres
son iguales. Algunos placeres tienen más valor que otros, y esta diferencia debe ser tenida en
cuenta a la hora de realizar el cálculo utilitarista. Dos son los elementos claves de su ética:
A) EL Hedonismo: el fin de la ética es lograr el placer, pero dejando claro que el placer no
consiste en la mera satisfacción de los deseos y apetencias de nuestro organismo, sino sobre
todo en la satisfacción de nuestros gustos intelectuales y artísticos (placeres del espíritu),
que elevan a la persona por encima de su condición animal. Entre estos placeres, Mill sitúa
el placer de ayudar a los demás (el altruismo) cuyo ejercicio nos proporcionará más
felicidad que el egoísmo.
B) La consideración social de la ética con la que Mill trata de superar el utilitarismo
individualista de Bentham y de su propio padre J. Mill. Para Stuart Mill, la felicidad
individual depende también del bienestar social. Si éste no se logra para el mayor número
de personas, la felicidad individual, no puede lograrse plenamente, pues los conflictos
sociales lo impedirán.
Una acción es éticamente aceptable, cuando es útil para lograr la felicidad del mayor número
de personas posibles. Y ésta consiste en lograr el placer y eludir el sufrimiento. Por eso Mill
piensa que una vida feliz, es algo más que dedicarse a comer, beber y dormir.
La crítica que se le hizo a Mill fue que el criterio de la mayor felicidad para el mayor número,
puede conducir (en contra de lo defendido por Mill en Sobre la libertad), a la exclusión de las
minorías. Si el criterio es la felicidad para el mayor número, es posible que esta felicidad o
bienestar se consiga a costa de las minorías.

4. Éticas del deber/la justicia


4.1.Kant

La ética de Kant es la primera ética que se basa en el deber y que considera que, a la hora de
actuar, no debemos buscar la felicidad sino el deber, inaugurando la primera ética formal de la
historia.
Kant sostiene que toda acción que aspire a ser “moral” debe cumplir con los requisitos siguientes:

-Universal: deben ser válidas para todo el mundo, en todo momento y lugar, sin importar las
circunstancias.
-Autónoma: debe crearlas el propio individuo que las asume, provenir de uno mismo y no de
otro.

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-Categórica: válida por sí misma. Mientras que las normas de las éticas materiales son
hipotéticas (“en el caso de que quieras el placer/la utilidad/la felicidad, entonces haz X”), las
normas de la ética kantiana deben ser categóricas, que no dependan de nada más que de sí
mismas.
-Por deber: las acciones morales se hacen por sí mismas, porque hay que hacerlas, y nunca son
un medio para conseguir un fin. Si nos comportamos bien para conseguir alcanzar la felicidad,
entonces nuestra acción es egoísta y, por lo tanto, no es moral.
Kant va a distinguir entre tres tipos de acciones, según cómo se relacionen con el deber:
-Acciones contrarias al deber: actuar conscientemente contra lo que se sabe que se debería
hacer.
-Acciones conforme al deber: actuar de acuerdo a lo que se debe hacer, pero solo para conseguir
un beneficio.
-Acciones por deber: hacer lo que se debe hacer porque es lo que se considera que se debe hacer,
no para conseguir ningún beneficio (o incluso aunque pueda perjudicarnos en algún sentido).
¿Cómo podemos descubrir cuál es este deber? Kant va a ofrecer una regla para las acciones
morales que cumplan las condiciones anteriores: el llamado “imperativo categórico”.

Según Kant, se debe actuar conforme al deber, de manera que no tenemos que actuar pensando en
las circunstancias o nuestros intereses, debemos actuar por el deber independientemente de
nuestros deseos o inclinaciones; lo importante es lo que impulsa a la acción y no lo que
conseguimos actuando de esa manera; así si ayudamos a un amigo para sentirnos mejor no es una
acción basada en el deber, debemos ayudarle porque es nuestro deber.

Kant distingue entre los imperativos hipotéticos que tienen el esquema si…entonces y que supone
actuar para conseguir algo, y sería la señal de identidad de las éticas materiales, de todas las éticas
anteriores a Kant, que buscan hacer algo para conseguir algo (ej. si quieres aprender francés tienes
que estudiar gramática francesa, la acción de estudiar gramática francesa sólo es buena si quieres
aprender francés), y el imperativo categórico que se enuncia así, debes hacer lo que debes hacer.
Este imperativo supone que no hay que hacer algo porque te convenga o quieras hacerlo sino
porque es tu deber. Este imperativo en cuanto que se desprende del deber es universal y necesario.

Para saber si actuamos según el imperativo categórico debemos recurrir a las 4 formulaciones del
imperativo categórico dos de las cuales son:

1- Actúa de tal manera que tu forma de actuación pueda ser considerada ley universal; esto
supone que a la hora de hacer algo debemos preguntarnos si esa acción puede tener validez en
todo momento y circunstancia; así si alguien nos persigue para matarnos y robamos una
bicicleta para huir esa acción no es obra del imperativo categórico ya que robar no puede
considerarse que tenga una validez universal, solo es buena en esa circunstancia.
2- Actúa de manera que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de los
demás siempre como fin y nunca como medio. Esto supone que no debemos hacer a los demás
lo que no queremos que los demás nos hagan a nosotros. De esta manera, Kant otorga a los
hombres una dignidad especial que no tiene ningún otro ser de la naturaleza lo que va a dar
una importancia al sistema kantiano a la hora de establecer la idea de los derechos humanos.

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4.2.Rawls
La teoría de Rawls se debe entender como un intento de superar el utilitarismo, y elaborar una
teoría que se pueda aplicar en nuestras sociedades, a fin de conseguir sociedades más justas donde
todo el mundo tenga acceso a las mismas oportunidades. Los principios éticos que postula Rawls
deben ser públicos, imparciales y deben poder ser aplicados, y por ello plantea como elemento
fundamental el velo de ignorancia que supone una situación hipotética que haría que todos los
individuos decidiesen más allá de sus circunstancias y por tanto desde una posición libre y de
igualdad. Para entender este concepto podemos poner un ejemplo; si tuviésemos que decidir subir
los impuestos y preguntásemos a la gente más favorecida dentro de una sociedad, probablemente
se negarían, ya que esto supondría una merma de su renta y si preguntásemos a los menos
favorecidos estarían a favor ya que esto les garantizaría el acceso a unos servicios básicos,
educación, sanidad, que de otra manera les están vedados; lo que propone Rawls es que a la hora
de decidir los individuos decidan sin tener en cuenta sus circunstancias particulares y lo hagan
como si no supiesen qué vida vamos a tener de manera que a la hora de decidir entre una acción
moral u otra tengan en cuenta aquellas acciones morales que permitan que los bienes sociales
primarios alcancen a toda la sociedad.

Rawls cree que si partimos de esta situación primigenia todos los bienes sociales primarios,
libertad, oportunidades, riqueza… se distribuyan de forma igualitaria a menos que una distribución
desigual de los mismos redunde en beneficio de los más desfavorecidos. Rawls parte de un punto
de vista kantiano en cuanto que parte de una situación ideal, considerar que a la hora de elegir
entre una acción u otra no debemos orientarnos por nuestras circunstancias personales sino regidos
por un concepto abstracto, y además pretende salvaguardar la libertad propia de las culturas
liberales; Rawls cree que los principios de justicia no deben restringir la libertad de los individuos
de manera que libertades clásicas como la libertad política, de conciencia de propiedad, garantías
jurídicas no se deben restringir.

Así el sistema de Rawls pretende hacer compatible un reparto justo de los bienes sociales y un
mantenimiento de unos mínimos de libertad.

4.3.Habermas.

A las teorías de Rawls, Habermas propone la teoría de la acción comunicativa, que se


fundamenta en la ética del discurso y en el diálogo. Habermas considera que para encontrar
consensos sociales es necesario establecer un proceso de diálogo basado en los siguientes
principios:
1- Libertad. Todos los participantes en este diálogo tienen que poder expresar sus opiniones
sin coacción ninguna.
2- Validez. Todos pueden intervenir en ese diálogo.

3- Igualdad. Todos los participantes en el diálogo son iguales y no puede haber nadie superior
a otro.
Todos los integrantes en el diálogo que respetan estas condiciones se pueden considerar
miembros legítimos de la comunidad ideal de diálogo. De esta manera se soslaya el gran problema
que planteaba la ética de Kant que era su absoluto rigorismo. Habermas, consciente del problema,
intenta sustituir ese rigorismo kantiano por la intersubjetividad, que considera que una norma para
ser universal debe ser consensuada a través de ese proceso de diálogo por todos los participantes.
De esta manera, las normas son válidas, pero no son necesarias y universales de modo que se
pueden cambiar a través de ese proceso de diálogo.

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Unidad 5. La acción humana: filosofía política

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1. Los fundamentos filosóficos del Estado: autoridad, legitimidad, derecho.
Podemos definir autoridad como la capacidad de una persona de ejercer un poder
institucionalizado; la obediencia a la autoridad tiene dos fundamentos, uno es el miedo a recibir
un castigo del tipo que sea si desobedecemos a esa autoridad, y otro es el acuerdo tácito entre
gobernados y gobernantes por medio del cual se establecen unas instituciones y mecanismos de
control que todos aceptan; en las sociedades democráticas esos mecanismos de control deben
garantizar los derechos individuales y las normas básicas del Estado deben velar por esos derechos
ciudadanos.

La legitimidad es la cualidad por la cual el poder se considera válido; tiene una vinculación con
la ética y no puede confundirse con la legalidad que se vincula a la ley; algo legal se algo que se
ajusta a lo determinado por la ley mientras que algo legítimo es algo que tiene un fundamento
moral; en las sociedades democráticas la legitimidad y la legalidad se corresponden ya que hay
una relación entre nuestros sistemas morales y nuestras leyes positivas que surgen de ellas. La
legitimidad se da cuando hay un acuerdo tácito entre los ciudadanos para aceptar la autoridad y
obedecerla. A lo largo de la historia ha habido tres formas distintas de legitimidad:

1- Tradicional; se produce cuando un clan o familia ejerce el poder desde tiempo inmemorial
y este enraizamiento en la tradición es lo que le legitima para ejercer el poder; en este tipo
de legitimidad el poder se transmite de forma hereditaria.

2- Carismática; se produce cuando el poder lo ostenta alguien con unas dotes superiores que
le llevan a hacerse con el poder y ejercerlo en una circunstancia determinada, normalmente
una situación de peligro en la que la comunidad atraviesa momentos difíciles; en este caso
el poder no se transmite de forma hereditaria; esta legitimidad se puede dar en democracias
y en dictaduras así en la 2ª G.M. la figura de Churchill adquirió una talla extraordinaria al
defender a ultranza la necesidad de hacer frente a la amenaza nazi cuando toda Europa
sucumbía ante el poder del ejército alemán.

3- Legal. La legitimación legal es aquella que no apela a ninguna figura mítica o a la tradición
sino a la ley, materialización de la voluntad del pueblo; el gobernante debe acomodar su
acción a esa ley que es la guía de su actuación política, el marco de sus decisiones y el
límite de su poder. Este tipo de legitimidad es el característico de las democracias modernas
caracterizadas por el imperio de la ley, todo el mundo obedece la ley, incluido el
gobernante, esto es lo que se llama el estado democrático o estado de derecho.

El derecho es el conjunto de normas que emanan del Estado y tiene como fin fundamental
conservar el orden social. El derecho lo constituyen las leyes positivas, ese conjunto de normas
que se ponen por escrito y que se fundamentan en las reglas morales de esa sociedad.

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2. Diferentes tipos de estado. La justicia en Platón. Maquiavelo y el realismo
político.

2.1. El convencionalismo sofista

La reflexión política se inaugura en occidente durante el siglo V a. C., en el llamado “giro


antropológico” que comenzarían Sócrates y los sofistas. Los sofistas Protágoras, Gorgias, Critias
(tío de Platón) ateniense, Calicles (ateniense), defiende la ley del más fuerte. El pensamiento
político de los sofistas se fundaba en una distinción importante entre dos tipos de leyes:

-Physis: es la ley natural, aquella a la que debe someterse todo ser natural de forma
necesaria y no puede ser cambiada.
-Nomos: es la ley política que regula las relaciones entre seres humanos dentro de una
sociedad. Puede ser cambiada si así lo acuerdan sus miembros por procedimientos
previamente establecidos (votación, consenso…).
Esta visión de las normas políticas se denomina “convencionalismo”: las normas políticas
son fruto de un pacto entre los miembros de la sociedad. Dicho pacto es lo que les otorga
validez. Aunque esta idea es bastante común en teoría política, lo que distingue al
convencionalismo es asumir que no existe ninguna instancia política, divina o natural
superior a este acuerdo para decidir y juzgar si una norma es mejor que otra.

Esto implica asumir una posición relativista: el acuerdo es el único criterio para juzgar una norma
o sistema político en general. No existe una sociedad ideal ni perfectamente justa; todo es fruto de
acuerdos y cambios sociales.

2.2. Platón

La vida y obra de Platón se desarrolla en un momento de crisis política en Atenas (derrota de los
atenienses contra Esparta en las guerras del Peloponeso, condena de los 30 tiranos a Sócrates,
pérdida de los valores tradicionales, morales y religiosos, relativismo sofista…). Ante esta
situación de deterioro Platón propugna la vuelta al establecimiento de un concepto de la justicia
sobre el que se funde la polis, justicia que era entendida por Platón como armonía de las distintas
partes dentro de un todo.

Platón fue educado para participar en la vida política de Atenas; era miembro de una de las
familias atenienses más prestigiosas (era descendiente de Solón por vía materna), y recibió una
educación acorde a su estatus social. Su educación no tuvo un sesgo antidemocrático, pero pronto
entendió que la democracia de su época era causa de graves desmanes y la ejecución de su maestro
Sócrates acabó de convencerle de lo pernicioso que era el sistema democrático. Platón se alejó de
la política en su versión práctica, y se dedicó a la vertiente teórica que se materializará en un
proyecto de polis ideal que nunca pudo llevar a la práctica.

En la teoría política de Platón podemos distinguir dos periodos: 1) un primer periodo sería el que
corresponde a la “República” libro en el que Platón establece los puntos esenciales que debe tener
el Estado ideal y que se asemejarán al Estado espartano. 2) Una segunda fase en la que Platón es
consciente de la imposibilidad de realizar su proyecto político ideal de modo que debe adoptar
posturas más realistas que pongan énfasis en el intento de transformar la polis; este segundo
periodo se materializaría en dos obras “Político” y “Leyes”.

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A la hora de estudiar a Platón nos encontramos con un problema, no sabemos exactamente si las
ideas de Platón, al menos en las primeras fases de su filosofía, son realmente ideas de Platón o son
una copia de las ideas de Sócrates. Es evidente que el fundamento de toda la filosofía platónica
está en Sócrates, pero posteriormente Platón desarrolló la filosofía de Sócrates hasta puntos que
van más allá de lo socrático; este principio que se aprecia en toda la filosofía de Platón es tanto
más claro en su política.

Una de las ideas directrices que atraviesan todo el sistema político de Platón y que es heredado de
Sócrates es que la política debe estar vinculada a la moral. Como Sócrates, Platón creía que debía
existir la justicia misma como realidad objetiva, y de la misma manera que existen esencias ideales
de las cuales participan las cosas concretas así debe haber una idea de justicia, de bien, que sea la
más importante de las ideas y que debe guiar la acción política. De esta idea se deduce que la polis
no podrá ser el resultado de un acuerdo o consenso como pensaron los sofistas. Existía la justicia,
el bien y esta idea de justicia y de bien debía regir el funcionamiento de la vida política.

El carácter natural de la política de Platón se atestigua al comprobar que para Platón entre el Estado
y el individuo hay un paralelismo muy estrecho: en el alma humana hay tres partes: racional, cuya
virtud consiste en la sabiduría y la prudencia, es la parte más noble del alma y mediante ella
obtenemos el conocimiento más elevado de todo lo que es justo y bueno; está situada en el cerebro.
Irascible, cuya virtud es la fortaleza y se sitúa en el pecho. Concupiscible, cuya virtud es la
templanza; es la parte menos noble del cuerpo por vivir más apegada a las cosas materiales, a las
riquezas y al placer; se sitúa en el abdomen. Entre las tres partes del alma hay justicia si hay
armonía entre ellas.

De la misma manera que hay tres partes en el alma hay tres clases en la polis: reyes-filósofos; son
los únicos que pueden gobernar por ser los únicos que conocen la idea de bien y su virtud
característica es la sabiduría. Guardianes-soldados; deben proteger a la polis de sus enemigos y su
virtud característica es la fortaleza. Artesanos, comerciantes, labradores… Son los encargados de
proveer a la polis de todo lo necesario para su subsistencia material; a este grupo es al único al que
se le permite poseer propiedad privada. En la polis reinará el orden siempre que cada clase haga
aquello para lo que ha nacido, es decir, los gobernantes gobernar, los soldados vigilar y el resto de
la población trabajar; si una clase pretende hacer algo para lo que por naturaleza no está preparada
el caos y la anarquía se extenderán.

La sociedad que pretende Platón es una sociedad perfectamente ordenada donde todo el mundo
ocupa su lugar y donde no hay posibilidad de movilidad social ya que si la hubiese atentaría contra
el orden natural de la polis; el individuo debe estar sometido al orden establecido, y la propiedad
privada (al menos en los dos estamentos superiores) debe abolirse; esta desaparición de lo
individual en aras de lo público o colectivo ha sido criticado por los pensadores modernos que han
visto en Platón a uno de los antecedentes intelectuales de los sistemas políticos autoritarios como
observó Popper.

La polis debe ser gobernada por los mejores que deben recibir una educación esmerada que
permita que lleguen a la idea del bien, la educación debe consistir en el conocimiento de las
matemáticas y la dialéctica; así la política ocupa el lugar fundamental en la filosofía platónica ya
que a ella se subordinan la metafísica y la epistemología.

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Hasta aquí nos hemos referido al primer Platón, a la primera etapa de la filosofía de Platón,
aquella fase regida por su concepción ideal; cuando Platón fue consciente de que su proyecto
político era irrealizable intentó elaborar un proyecto político más realista, más posibilista.

En esta 2ª época de su filosofía política, Platón da más importancia a las leyes como instrumento
de gobierno ya que son las únicas que permiten realizar en la práctica un gobierno realmente justo;
la estabilidad y la armonía de las leyes se materializan en la Constitución.
En las “Leyes” Platón establece 5 formas de gobierno diferentes:

-Aristocracia o monarquía; la forma más perfecta donde gobiernan los mejores.


-Timocracia; degeneración de la anterior.
-Oligarquía; gobierno de una minoría poderosa que suele detentar el poder económico.
-Democracia; gobierno del pueblo.
-Tiranía; la peor forma de gobierno en la que el dictador no se preocupa del bien público sino de
sí mismo.

2.3. La filosofía política medieval

La reflexión política durante la Edad Media está totalmente marcada por el cristianismo. Este
imponía el siguiente esquema sobre la vida de los individuos:
- Dios es el creador del mundo. Todas las acciones humanas deben encaminarse a glorificar
al Creador.
- Los seres humanos se apartaron de Dios e incurrieron, así, en el pecado del que ahora
deben redimirse
- El fin de toda obra humana debe ser la restitución del orden divino y el retorno a Dios.
En base a estos principios se dan una serie de características comunes en este periodo y son
las siguientes:

-Convivencia de dos órdenes con organizaciones separadas: el espiritual, gestionado por la


Iglesia y con el Papa a la cabeza; y el terrenal, que administra los asuntos no directamente
vinculados con la religión, y que por ello requiere de una estructura y organización
independientes.

-Superioridad de la autoridad espiritual sobre la terrenal.

-Preferencia por modelos políticos jerárquicos. Así como la Iglesia tiene una estructura
piramidal, con Jesucristo en la cabeza y seguido por el Papa; el orden terrenal debe aspirar
a imitarlo. Por ello la monarquía será el régimen político preferente.

-El fin de la organización social es la salvación.

2.4.MAQUIAVELO, EL REALISMO POLITICO. (1469-1527)

La teoría política de Maquiavelo debe ser entendida dentro de las circunstancias políticas del
Renacimiento en Italia caracterizadas por las luchas políticas entre las distintas ciudades-estado
italianas. Las teorías políticas como la platónica, la aristotélica o la de santo Tomás, de carácter
utópico, pensaban que el buen funcionamiento del Estado, dependía de la virtud de sus gobernantes

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y de la de sus ciudadanos. Para estos pensadores, la educación era el medio para que gobernantes
y ciudadanos antepusieran el bien común a sus intereses particulares. Además, consideraban que
el ser humano era un ser racional, capaz de entender y hacer el bien. Frente a estas posiciones,
Maquiavelo propone una concepción política realista, consecuencia de las circunstancias de su
época y concibe la política como un ejercicio de supervivencia. Maquiavelo, cree que en la
naturaleza del ser humano está el ser egoísta, interesado y buscar su beneficio. Por eso, al
gobernante en determinadas situaciones le convendrá actuar mal para lograr un bien mayor:

“Un hombre que quiere ser bueno entre tantos que no lo son labrará su ruina. Por eso un
príncipe, si quiere continuar siéndolo, debe prepararse para no ser bueno cuando le convenga”
(El príncipe, cap. XV).

Maquiavelo se va a preocupar por la constitución de un Estado fuerte y unificado, que supere la


fragmentación política propia de las ciudades-estado del Renacimiento italiano. Todo lo que
favorezca al Estado será bueno y todo lo que le perjudique o merme su poder será malo. La obra
política de Maquiavelo se recoge en El Príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio
y se materializa en una visión muy peculiar de la política y del Estado que debe recaer en las
manos del príncipe que lo gobernará con mano de hierro sin atender a ningún requerimiento moral,
el gobernante debe velar por el mantenimiento del estado independientemente de los medios que
utilice, es decir, el fin justifica los medios, se puede hacer lo que sea, incluso cosas inmorales para
conseguir los fines que se persiguen. Si por ejemplo para evitar una revuelta social- que pondría
en peligro la estabilidad del Estado- es necesario matar a alguien, el gobernante debe hacerlo. Así
actuó -nos cuenta Maquiavelo- Cesar Borgia con el gobernador de la Romagna, Ramiro de Orco,
al que él mismo había nombrado y había autorizado a actuar cruelmente. Una vez que pacificó la
región, lo mandó descuartizar y lo enseñó en la plaza pública, recuperando el aprecio y respeto del
pueblo. La acción según Maquiavelo fue decidida y valiente y logró el efecto deseado.

Según Maquiavelo, los Estados pueden estar organizados y dirigidos por un príncipe o pueden
ser repúblicas. Maquiavelo estudia los principados nuevos, adquiridos por la fortuna o la suerte y
aconseja al príncipe para que consiga consolidar su poder, apoyándose no en la suerte que es
cambiante, sino en su propia virtud. Maquiavelo dirige su estudio a Florencia que había sido
recuperada por los Medici, gracias a la ayuda de Fernando el Católico. Para consolidar el poder,
el nuevo príncipe debe de tener como característica principal su astucia no su inteligencia lo que
le llevará a engañar, mentir o disimular para conseguir sus metas. Entre otros consejos hará bien
en:
- Cultivar la distancia entre sus súbditos,
- Es mejor ser temido que amado
- Debe mentir si es necesario y amoldarse a las circunstancias
- Debe cultivar su imagen, parecer bueno, aunque no lo sea.
- Debe actuar sin dudas, con determinación.
- Debe prepararse para no ser bueno
- Debe apoyarse en un ejército propio, que le sea leal y emplearlo si es necesario.

Si actúa así, conservará y acrecentará el poder del Estado, adquirirá fama y gloria, y será respetado
por todos. Logrará con su propia virtud sobreponerse a la fortuna y su suerte dependerá de sí
mismo. El gobernante no debe obedecer a más ley moral que a la de su propia supervivencia
política de manera que él es la fuente de la moralidad, lo que él haga para conseguir el bien del
Estado es lo bueno y todo lo que él haga buscará la consecución de un poder unido. La fuerza y la
violencia son medios legítimos para mantener y ejercer el poder y esta violencia se materializa en
las intrigas, el espionaje… y cualquier otro medio. El gobernante debe ser capaz de controlar al

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pueblo del que Maquiavelo no tiene buena opinión ya que considera que es violento, pero al que
se le puede engañar con facilidad; la forma de controlar al pueblo es doble, por una parte, los
castigos ejemplares y por otra su manipulación a través de prácticas demagógicas e hipócritas que
garanticen su adhesión al político lo que le lleva a engañar a usar la mentira, el cinismo y la
hipocresía como armas políticas.

En los Discursos, Maquiavelo centra su estudio en las repúblicas. Su obra El príncipe dedicado a
Lorenzo de Médicis no surtió el efecto deseado de lograr un nuevo puesto en la administración.
Maquiavelo influido por las amistades republicanas, aborda el estudio de la república como forma
de gobierno, fijándose en la republica de Roma, a la que consideraba un modelo a seguir. El éxito
de la república romana radica a juicio de Maquiavelo a que el poder del Estado fue superior al
poder de las diferentes facciones e individualidades. Roma gozó de buenos lideres que supieron
imponerse con decisión y valentía su poder en beneficio del Estado y dictar leyes que obligaron a
los ciudadanos a actuar conforme al bien común. Roma utilizó la religión para dirigir la conducta
de sus ciudadanos al bien de la patria, hizo rico al Estado para evitar que ningún poder económico
le hiciera sombra, y consolidó un ejército propio, y siempre estuvo atenta a que nadie adquiriera
demasiado poder, limitando los mandatos de los jefes militares. En suma, antepuso su seguridad y
grandeza al beneficio particular. Roma utilizó los medios siempre en beneficio del Estado, justo
lo contrario que lo que había hecho la republica de Florencia a la que él había servido

El modelo político de Maquiavelo es Fernando el católico, ya que consiguió unir España que era
un estado fuerte a diferencia del mosaico de estados que era Italia en ese momento; hoy nos parece
muy extraña la visión política de Maquiavelo, pero debe ser entendida en el contexto de su época.

La teoría política de Maquiavelo debe ser entendida dentro de las circunstancias políticas del
Renacimiento en Italia, caracterizadas por las luchas políticas entre las distintas ciudades-estado
italianas. Frente a teorías políticas como la platónica que eran de carácter utópico, Maquiavelo
propone una concepción política realista, consecuencia de las circunstancias de su época y que
concibe la política como un ejercicio de supervivencia.

Maquiavelo se va a preocupar por la constitución de un Estado fuerte y unificado, que supere la


fragmentación política propia de las ciudades-estado del Renacimiento italiano. La obra política
de Maquiavelo se recoge en El Príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio, y
destaca por un sentimiento antropológico pesimista que se materializa en una visión muy peculiar
de la política y del Estado que debe recaer en las manos del príncipe que lo gobernará con mano
de hierro sin atender a ningún requerimiento moral, el gobernante debe velar por el mantenimiento
del estado independientemente de los medios que utilice, es decir, el fin justifica los medios, se
puede hacer lo que sea, incluso cosas inmorales para conseguir los fines que se persiguen; la
característica principal del príncipe/gobernante es su astucia no su inteligencia lo que le llevará a
engañar, mentir o disimular para conseguir sus metas. El gobernante no debe obedecer a más ley
moral que a la de su propia supervivencia política, de manera que él es la fuente de la moralidad,
lo que él haga para conseguir el bien del Estado es lo bueno y todo lo que él haga buscará la
consecución de un poder unido. La fuerza y la violencia son medios legítimos para mantener y
ejercer el poder y esta violencia se materializa en las intrigas, el espionaje… y cualquier otro
medio.

Respecto a la separación de Iglesia y Estado, la religión puede ser usada por el gobernante
siempre que éste pueda sacar provecho de ella. El gobernante debe ser capaz de controlar al pueblo
del que Maquiavelo no tiene buena opinión ya que considera que es violento, pero al que se le
puede engañar con facilidad; la forma de controlar al pueblo es doble, por una parte, los castigos

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ejemplares, y por otra su manipulación, a través de prácticas demagógicas e hipócritas que
garanticen su adhesión al político, lo que le lleva a engañar a usar la mentira, el cinismo y la
hipocresía como armas políticas.

El modelo político de Maquiavelo es Fernando el católico ya que consiguió unir España que era
un estado fuerte, a diferencia del mosaico de estados que era Italia en ese momento; hoy nos parece
muy extraña la visión política de Maquiavelo, pero debe ser entendida en el contexto de su época.

3. La Modernidad (Hobbes, Locke, Rousseau, Montesquieu, Kant).

La aparición de la modernidad trajo enormes cambios sociales que se traducirían en profundas


transformaciones en la visión del hombre y por tanto de la política. Probablemente el cambio más
significativo fue el de la aparición del capitalismo que transformó radicalmente los cimientos de
las sociedades europeas. En la teoría del derecho toma cuerpo una tendencia que ya se había
iniciado mucho tiempo atrás con Santo Tomás y con pensadores renacentistas, y que se aglutina
en torno al DERECHO NATURAL, que considera que todos los hombres tienen unos derechos
que no le pueden ser arrebatados por nadie. Los fundamentos de este derecho natural son
teológicos y racionales; el fundamento teológico considera que todos los hombres tienen derechos
por haber sido creados por Dios, y el fundamento racional sostiene que es el carácter racional del
hombre lo que lo identifica como especie y le da esos derechos. El “descubrimiento” del derecho
natural tendrá enorme importancia ya que sobre él se fundamentará la primera generación de los
derechos humanos que serán los derechos que defienda el pensamiento liberal: derecho a la vida,
la libertad y la propiedad.

Todas las teorías contractualistas, que consideran que el origen del Estado es un pacto, un
acuerdo o un contrato entre todos los individuos racionales de la comunidad, se basan en el derecho
natural y consideran que el Estado no es algo necesario al hombre que surge de su naturaleza, sino
que tiene un carácter convencional.

El esquema básico que comparten los autores contractualistas es el siguiente:


-Estado de naturaleza: estado hipotético previo a la aparición de la sociedad, donde no existen
leyes ni normas de conducta y las relaciones humanas se guían por la pura espontaneidad.
-Pacto o contrato: el estado de naturaleza conllevaría una serie de problemas y dificultades
para cuya superación se propone un contrato, un acuerdo de unión entre individuos. Desde este
momento aparecen las leyes, que regularán la vida de los individuos a quienes afecte el pacto.
-Estado de sociedad: en función del pacto y de los problemas del estado de naturaleza que se
aspirará a superar, el modelo social y político que surgirá del pacto será de un tipo u otro. Vamos
a ver los tres más relevantes: Hobbes, Locke y Rousseau.

3.1.Hobbes.

La teoría política de Hobbes está en el “Leviatán”. En esta obra Hobbes considera que todos los
hombres son por naturaleza iguales en facultades mentales y corporales; unos se dedican a unas
labores y otros a otras y todos se necesitan unos a otros. Antes de la formación del Estado los
hombres vivían en una “época primitiva”, el estado natural, en el que todos los hombres son libres
y cada uno busca su propia conservación y felicidad que es lo único que impulsa al hombre, pero

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en esta búsqueda de la felicidad, se producen choques entre unos y otros; ej. sí dos hombres quieren
la misma parcela de tierra se puede producir una lucha entre ellos, de modo que hay que articular
algún procedimiento que regule las relaciones entre los hombres. La característica fundamental de
este estado natural es el estado de guerra en el que el hombre es “un lobo para el hombre”; en este
estado de naturaleza todo el mundo persigue su propia conservación y no hay distinciones morales
objetivas, todo el mundo se considera legitimado para conseguir lo que desea sin reparar en lo que
es bueno objetivamente; debajo de esta teoría hay una concepción relativista del hombre que se
parece a la de los sofistas. En este estado natural de guerra no se desarrolla la industria ni el
comercio, de modo que no hay progreso alguno hasta que no se desarrolla el Estado.
Hobbes no pudo demostrar su teoría del estado natural de forma empírica; hay lugares donde viven
hombres sin formar ninguna sociedad y este “estado natural” no tiene las características de las que
le dotó Hobbes; los hombres no tienen que vivir necesariamente en un estado de guerra. Aunque
Hobbes aduce ejemplos de Estados que se fortifican para defenderse de sus enemigos.

Para superar este estado de violencia el hombre crea el Estado que es el encargado de castigar y
hacer cumplir la ley: Para tal fin los individuos consienten en transferir todos sus poderes y fuerza
a un solo hombre o a una asamblea de hombres que pueden reducir todas sus voluntades a una sola
voluntad. Esta cesión de voluntades se produce a través de un contrato o acuerdo que se establece
en los siguientes términos: “autorizo y renuncio a mi derecho a gobernarme a mí mismo a favor
de este hombre o de esta asamblea de hombres a condición de que tú a su vez cedas tu derecho y
le autorices a actuar de la misma manera”. Así es como surge la sociedad”, la civitas, el Leviatán,
el Dios mortal al que debemos, según Hobbes, nuestra paz y defensa.

Una vez que se ha firmado el contrato los individuos pasan a ser súbditos del soberano y éste no
forma parte del contrato que solo concierne a los súbditos. De esta manera se garantiza que el
poder del soberano sea inviolable y se conjura el peligro de guerra civil. El soberano surge al
firmar el contrato y el papel del soberano es hacer cumplir el contrato; es decir, aunque el soberano
no sea parte del contrato su poder sí deriva del contrato. El poder del soberano es total y no se
puede poner en entredicho su autoridad. El pueblo no tiene poder ni autoridad y si hubiese un
parlamento estaría sometido al soberano; de la misma manera la iglesia debe estar sometida al
poder del soberano o asamblea.

Lo que lleva a los hombres a firmar el contrato es el miedo a vivir en un estado de guerra e
inseguridad; el pesimismo antropológico de Hobbes es el fundamento de una concepción
autoritaria del Estado, el hombre tiene como fin controlar y dominar el mundo; el Hobbes
comparte con los sofistas el mismo sentido relativista, escéptico y pesimista del hombre lo que le
lleva a pensar que la política es instrumental, lo único natural en el hombre son sus impulsos
destructivos, pero comparte con Platón el gusto por formas de gobierno poco democráticas.

3.2. Locke.

La teoría política de Locke se halla contenida en dos obras: “Los dos tratados del gobierno
civil” y “Ensayo y carta sobre la tolerancia”.

Muchas veces se ha dicho que el sistema político de Locke tenía como finalidad fundamentar el
poder político de Guillermo de Orange, pero debemos pensar que las líneas fundamentales del
pensamiento de Locke están establecidas antes de 1688.

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Como Hobbes, Locke considera que todos los hombres en un momento primigenio viven en un
estado de naturaleza donde todos son libres y viven de acuerdo con la razón de manera que no hay
atisbo de pesimismo en Locke, es decir Locke no cree que el estado de naturaleza sea un estado
presidido por la guerra y la violencia. En este estado natural, todos los hombres son iguales y no
se puede dañar a los demás ni en su vida, ni en su libertad, ni en sus bienes, es decir se salvaguardan
los derechos humanos de primera generación: el derecho a la vida, la libertad y la propiedad. En
este estado natural no hay ningún soberano y cada individuo puede defenderse de las agresiones
exteriores según su iniciativa privada pero su conciencia encuentra como límite la ley moral natural
que no es la ley del poder, la fuerza o el engaño, sino que es una ley moral universalmente
obligatoria promulgada por la razón humana como reflejo de Dios. Esta ley moral natural que
obliga en conciencia independientemente del Estado parece una prefiguración de bajo perfil
ontológico del imperativo categórico kantiano.

Locke cree pues en la existencia de unos derechos naturales (conservación de la vida, la libertad
y la propiedad); Dios ha dado al hombre la tierra y es conforme a la razón que el hombre la posea,
la parcele y la trabaje. El derecho a la propiedad se entiende sobre todo como el derecho a la tierra
y Locke defiende la propiedad, pero no entendida como algo con lo que se pueda especular sino
como fuente de riqueza para todos los hombres. Así un hombre puede recoger manzanas silvestres
para comérselas y nadie puede dudar de que son suyas, y son suyas debido al esfuerzo que ha
tenido que hacer para recogerlas. Así, el disfrute de los productos de la tierra debe ser para aquellos
que la trabajan. El trabajo es pues el fundamento de la propiedad y no la especulación como cree
el capitalismo posmoderno. El ideario político que defiende Locke es la materialización de la
sociedad inglesa de la época, una sociedad agrícola basada en la explotación de la tierra donde aún
no se había desarrollado el capitalismo industrial.

Pese a que este estado de naturaleza no está presidido por la guerra y la violencia, a los hombres
les cuesta preservar sus libertades y derechos ya que del hecho de que todos estén obligados a
seguir una ley moral no se sigue que todos la sigan realmente, de modo que pueden producirse
fricciones entre unos individuos y otros. Esto hace que sea necesario para el hombre crear una
sociedad ya que solo el Estado puede garantizar sus libertades. Este Estado se forma mediante un
pacto a través del cual los hombres no renuncian a su libertad de modo que no se les puede
considerar súbditos como pasaba en el caso de Hobbes. Los hombres renuncian a sus poderes
legislativos y ejecutivos autorizando al poder, al rey, a hacer leyes y a sancionar a quienes las
incumplen; los hombres delegan estos poderes para conseguir seguridad. El soberano no tiene
poderes ilimitados, puede ser derrocado por el pueblo y debe dar cuentas a los ciudadanos. En
Hobbes había una identificación del soberano y la sociedad, de modo que la disolución de uno
suponía la disolución inmediata del otro, pero en Locke no es así ya que una cosa es el soberano y
otra la sociedad. Locke consideraba que debe haber un poder legislativo que esté separado del
ejecutivo y que lo controle. El poder legislativo, parlamento, es el encargado de elaborar las leyes.
En Locke hay un atisbo de separación de poderes antes de Montesquieu.
Todo el ideario político de Locke es importante debido a que fundamentará el liberalismo
clásico.

3.3. Rousseau.

Rousseau parte de un punto de vista completamente distinto al de Hobbes y Locke y es que el


hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad le corrompe sin remedio (mito del buen salvaje).
Rousseau considera que nuestros espíritus han ido corrompiéndose en la medida que progresan las
artes y las ciencias, que lejos de satisfacer ninguna necesidad humana nacen del mal y conducen a

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malas consecuencias. El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que le pervierte. Es
curioso que un pensador ilustrado atacase con tanta virulencia el progreso y la sociedad.

La conformación del Estado se debe, como en Hobbes y Locke, a un contrato entre el pueblo y
los jefes por él elegidos y el origen del Estado hay que buscarlo en la preservación de la propiedad
privada: “el verdadero fundador de la sociedad civil fue el primer hombre que tras cercar una
parcela dijo, esta parcela es mía”. El Estado se crea para preservar la libertad de los ciudadanos
que pasan de disfrutar de una libertad natural antes de la formación del Estado, a tener una libertad
civil con la conformación del Estado.

Una de las ideas más importantes e influyentes de Rousseau es la de voluntad general, que
permitirá superar el sesgo particularista de la concepción política del pensamiento liberal. La idea
de voluntad general surge de la bondad implícita del hombre en el estado natural; a veces hay
ciertos grupos dentro de una sociedad que consideran que se debe hacer algo porque es lo bueno
para un individuo o conjunto de individuos; pero la voluntad que debe prevalecer es la voluntad
del Estado ya que es más universal y general de modo que hay que poner a todas las voluntades
de acuerdo con la voluntad general. La voluntad no es la suma de las voluntades individuales, sino
que es algo de naturaleza superior y distinta.

La concepción política de Rousseau basada en la “voluntad general” no solo tiene una


materialización política sino también económica; esta idea de “voluntad general” es la que lleva a
Rousseau a decir que los impuestos se deben pagar en función de la renta idea que suscribiría la
socialdemocracia moderna. Además, el autor del “Contrato social” consideraba que se debía
“penalizar” el lujo con un impuesto de modo que los ricos sustituirían gastos socialmente inútiles
por otros socialmente beneficiosos.

La voluntad general es algo más que la suma de voluntades individuales y su materialización es el


Estado, pero no debemos pensar que hay una identificación exacta entre el Estado y la voluntad
general. Las leyes positivas, las leyes que conforman el cuerpo jurídico de un país, deben ser la
materialización de la ley natural, ley por la que el hombre se rige en el estado natural. El Estado
no debe reprimir la libertad individual y debe tener cuenta la voluntad de todos.
La idea que subyace a la “voluntad general” es que hay una vinculación estrecha entre el Estado
y los individuos que lo conforman (como en el pensamiento griego) pero Rousseau se diferencia
de los griegos en la importancia que concede al individuo (como Locke y Hobbes).

3.4.Montesquieu

La teoría más importante del pensamiento de Montesquieu es la de la separación de poderes,


tema que ya había expuesto Locke pero que Montesquieu desarrollará y dará su forma definitiva
en El espíritu de las leyes, donde establece su doctrina de la separación de poderes condición
necesaria de la libertad. El modelo que va a tomar Montesquieu en su doctrina de la separación de
poderes es la Constitución inglesa.
El concepto de libertad de Montesquieu se parece al de Kant, y el filósofo francés la define como
la capacidad de poder hacer lo que se debe querer y en no estar obligado a hacer lo que no se
debe querer. Para garantizar esta libertad, es necesario establecer los límites del poder para lo cual
este debe estar separado en tres: el legislativo, máxima representación de la voluntad popular
encargado de hacer leyes detentado por el parlamento, el ejecutivo, que recae en el gobierno y que

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debe cumplir la voluntad del pueblo y organizar el Estado y el judicial que recae en los jueces y
que debe aplicar la ley a través de un sistema punitivo.

La importancia de la separación de poderes se debe al intento de evitar que el poder se use de


forma autoritaria, si el poder está dividido unos poderes vigilan a otros de tal manera que hay un
sistema de contrapesos evitando el uso arbitrario del poder y por tanto los gobiernos autoritarios.

Respecto a las formas de gobierno Montesquieu establece las siguientes:


1- La República donde el poder está repartido y que puede ser o una democracia o una
aristocracia; será democracia cuando el poder sea expresión de la voluntad de la mayoría
y será una aristocracia cuando el poder es ejercido por las personas más cualificadas.
2- La Monarquía es el tipo de gobierno donde el poder lo ostenta una sola persona, pero esta
persona respeta la ley.
3- El Despotismo es el sistema en el que el poder está en manos de una persona que no respeta
la ley.

3.5.Kant

La política de Kant está recogida en su La paz perpetua y se rige por los ideales ilustrados,
libertad, igualdad que le llevan a preservar los derechos individuales. La política de Kant hay que
entenderla en relación a su sistema ético, de manera que el filósofo alemán va a considerar que la
relación que hay entre individuos debe ser la misma que presida la relación entre los Estados. El
imperativo categórico que dirige la acción moral, tiene su correspondencia en la ley positiva que
establecen los Estados y que debe tener como característica su apriorismo y universalidad y debe
regirse a la naturaleza racional del sujeto.

Según Kant la relación entre los individuos viene marcada por la insociable sociabilidad; está
en la naturaleza humana el hecho de que cada sujeto busque su propio beneficio, esto convierte el
mundo en un lugar peligroso donde la vida humana está en constante peligro por lo que las
personas llegan a comprender la necesidad de alcanzar un acuerdo para conseguir la vida pacífica.
Los Estados reproducen esta insociable sociabilidad a gran escala de manera que lo que preside
las relaciones internacionales es el conflicto y la guerra; para superar esta situación es fundamental
pactos entre los estados que garanticen la paz y la convivencia a través de leyes que todos acepten;
la situación ideal para Kant sería la que se diese cuando llegase un único estado que englobase a
todos los hombres.
Hay una relación muy estrecha entre lo individual y lo público (influencia de Rousseau) de tal
manera que, de un derecho individual, la libertad, se van a derivar otros derechos como la igualdad
que se encarnan en el Estado; las teorías modernas que se basaban en la libertad quedan atenuadas
por la teoría kantiana donde la unión entre lo individual y lo general recuerdan al pensamiento
griego.

El mundo moderno parece que no encarna los valores kantianos en cuanto que sigue habiendo
guerras y disputas entre los países, pero la creación de entidades supranacionales acerca la política
mundial al ideal cosmopolita kantiano que ha tenido su continuación en autores modernos como
Kant y Habermas.

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4. Contemporaneidad (Mill, Marx, Popper y la Escuela de Frankfurt)
El siglo XIX es un siglo caracterizado por la aparición del capitalismo que va a generar una
sociedad basada en las libertades individuales y en el libre mercado que va a producir estados que
velen por derechos ciudadanos.

4.1. Mill.

Mill es el máximo exponente del utilitarismo que se caracteriza por la defensa de la libertad
individual; el Estado debe velar por estos derechos individuales cuya suma supone el bien general;
las diferentes felicidades individuales repercutirán en el bienestar general. Mill va a aceptar la
propiedad privada pero no cree que esta deba estar por encima del interés general, aunque como
ya hemos dicho este interés general no es más que la suma de los intereses individuales.

4.2.Marx

La filosofía política de Marx hay que entenderla dentro del marco del capitalismo industrial que
condenaba a penosas condiciones de vida y trabajo a muchos obreros. El Estado en el sistema
económico capitalista se convierte en un instrumento de la clase empresarial para someter a la
clase obrera, es decir es producto de la ideología, ese pensamiento falseado provocado por las
condiciones económicas que tiene como finalidad mantener un estado de cosas económico que es
causa de la opresión del proletariado.

La relación del individuo y del Estado en la filosofía de Marx es la de sometimiento del primero
al segundo en cuanto que el Estado es visto por Marx como el instrumento del capitalismo; esta
situación de opresión se resume en el término de alienación, proceso por el cual el individuo pierde
su esencia debido a las condiciones materiales del capitalismo.

Esta situación se superará cuando gracias a la lucha de clases, el motor que mueve la historia, se
produzca el advenimiento de la sociedad comunista, donde desaparezca la opresión de una clase
para con otra y el hombre recupere su verdadera naturaleza y viva en armonía con el mundo y los
demás; este carácter mesiánico acentúa el carácter utópico del pensamiento de Marx.

4.3.Popper

Debemos entender el pensamiento político de Popper como el intento de defender y justificar la


sociedad democrática liberal frente a los ataques del fascismo y el comunismo. Popper propone la
sociedad abierta típica del pensamiento liberal que defiende los derechos individuales que le
permiten participar en la vida política; frente a las sociedades cerradas que no respetan las
libertades individuales y que se caracterizan por la creencia en un futuro brillante pero utópico
donde se privilegia la justicia y la igualdad sobre la libertad Popper reivindica el valor de las
sociedades democráticas con sistemas económicos capitalistas garantes de las libertades y
derechos individuales.

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4.4.Habermas

La filosofía política de Habermas supone la continuación de los parámetros éticos kantianos que
Habermas recoge en su ética. Habermas va a defender la democracia y va a intentar evitar que esta
caiga en el dogmatismo y en el relativismo para lo cual defiende el principio de validez
intersubjetiva según el cual la validez de una norma depende del consentimiento de todos los
ciudadanos.
El Estado debe hacer compatible los derechos individuales que ha defendido tradicionalmente el
pensamiento liberal y a la vez las libertades públicas.

Dentro del pensamiento político destaca el carácter utópico que han defendido varios autores
como Platón o Marx; estos autores idearon sistemas políticos que contravenían la situación política
de su época; los sistemas políticos utópicos alcanzaron su punto álgido en el Renacimiento cuando
autores como Campanella o Moro escribieron tratados políticos que criticaban la situación política
de su tiempo ideando modelos ideales regidos por valores como la igualdad o la tolerancia. Estas
propuestas utópicas han servido como guía a propuestas políticas posteriores mostrando el camino
que debían transitar las nuevas opciones políticas, pero en otros casos la creación de estos modelos
ha separado el pensamiento político de la realidad social de modo que han contribuido a crear
sistemas autoritarios que hipotecaban el presente en aras de un futuro más esplendoroso.

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