Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lo abrió
y encontró un trozo enorme de plástico. Me puse a pensar en cómo habría
sido su vida en el mar.
No me dio tiempo a pensar mucho, cuando sonó el timbre de la puerta y
aparecieron mis abuelos. Mis padres los habían invitado a cenar.
- Hola ¿qué tal habéis pasado la tarde? -les pregunte dándoles un
fuerte abrazo.
- ¿Hola, cariño muy bien! Fuimos a dar un paseo por la playa con el
perro y luego vinimos para aquí. -dijo mi abuela con un tono suave.
A partir de ese día, cada vez que veo que la gente tira basura en la playa,
intento explicarles las consecuencias que tendrá sobre el mar y sobre la salud
de las personas.
Esa noche mi padre trajo el pescado del supermercado para cenar. Lo abrió
y encontró un trozo enorme de plástico. Me puse a pensar en cómo habría
sido su vida en el mar.
Aquel pescado era una pequeña sardina de escamas plateadas y ojos
brillantes, que tenía unas largas aletas. ¿Cómo habría acabado así?
La vida de aquella sardina comenzó hace dos años, en la zona costera del
Mar Mediterráneo. Se recorría esa zona una y otra vez, todos los días, junto
con más sardinas que también vivían en esa zona. Hasta que un día decidió
separarse del banco de peces para irse a explorar. Se acercó a una bonita
playa, muy grande, plagada de gente; que había ido a pasar el día y tomar
el Sol. Después, pasó por el océano profundo; donde había muchos peces
que nadaban alegremente y bonitas algas de muchos colores.
Al final, llegó a una parte del mar donde había un desagüe de una oxidada
tubería que, aunque al principio le daba miedo, luego se acercó y le
encantó, porque para ella era genial ponerse cerca y notar el chorro de agua
que esta tubería expulsaba. Tanto le gustó, ¡qué se quedó a vivir allí! Todos
los días comía plancton de esa zona. Pero ese plancton no era normal,
porque tenía unos extraños puntos brillantes de colores. No se preocupó
por ello y lo siguió comiendo. Lo que no sabía, era que aquellos puntos
brillantes eran plásticos que expulsaba la tubería. Una vez, hasta se comió
un trozo de plástico enorme. La sardina siguió viviendo allí, jugando con el
chorro de agua y comiendo aquel plancton con plástico.
Tras dos meses ahí, se quedó sin comida. Entonces, notó un intenso dolor
de barriga de tanto plástico que había comido. ¡Le dolía tanto, que no se
podía mover!
Apareció un barco de pesca a lo lejos. Se fue acercando poco a poco. Tiró
una red y fue hacia allí. Aquella sardina, con su fuertísimo dolor de barriga,
no pudo moverse ni escapar. La red la atrapó y la pescó.
Y así fue como esta sardina acabó así. Un momento, ese trozo de plástico
me suena de algo. ¡Ya s! ¡Es la capa de mi muñeco, la que se calló por una
alcantarilla!
UN MAL GESTO
Esa noche mi padre trajo el pescado del supermercado para
cenar. Lo abrió y encontró un trozo enorme de plástico. Me
puse a pensar en cómo había sido su vida en el mar.