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Wilfrid M.

Voynich
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Este aviso fue puesto el 31 de octubre de 2012.

Wilfrid Michael Voynich

Wilfrid Michael Voynich en 1885.

Información personal

Nombre de
Wilfrid Michał Wojnicz
nacimiento

Nombre en
Michał Habdank Wojnicz 
polaco

Nacimiento 31 de octubre de 1865
Telšiai, Imperio ruso

Fallecimiento 19 de marzo de 1930, 64 años


Nueva York

Causa de
Cáncer de pulmón 
muerte

Nacionalidad Polaco-británico

Familia

Cónyuge Ethel Lilian Boole

Educación

Educado en  gymnase de Šiauliai (fr)


 gymnase de Suwałki (fr)
 école de Vilnius (fr) 
Información profesional

Ocupación Químico, farmacéutico

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Wilfrid Michael Voynich, cuyo nombre auténtico fue Michał


Wojnicz (Telšiai, provincia de Kaunas, 31 de octubre de 1865-Nueva
York, Nueva York, 19 de marzo de 1930), fue un bibliófilo polaco,1
nacionalizado británico. Graduado en química y licenciado en farmacia, estudió
en las Universidades de Varsovia y San Petersburgo doctorándose por
la Universidad de Moscú.
Acosado por diversos problemas políticos (abogó por la independencia
de Polonia del Imperio ruso) fue encarcelado y en 1885 deportado a Siberia;
soportó este suplicio durante cinco años hasta que se fugó en 1890: huyó
a Alemania y se escondió en Hamburgo. Según relató en su biografía vendió su
abrigo y sus anteojos para, con la mísera suma que le dieron por ellos,
"comprar un pasaje de tercera clase en un barco de carga que transportaba
fruta a Londres, un arenque ahumado y un pedazo de pan para acallar el
hambre".
Ya asentado en Londres conoció a una joven irlandesa llamada Ethel Lilian
Boole (1864-1960), la quinta hija del matemático y filósofo George Boole y
autora de la novela El tábano (The Gadfly), bajo el nombre de Ethel Vóynich,
con quien se casó en 1902. Ambos pasaron bastante tiempo escribiendo y
enviando a Rusia literatura revolucionaria y traduciendo al inglés las obras
de Marx, Engels y Plejánov (según sus biógrafos, hablaba 18 lenguas, aunque
todas igual de mal).
Obtuvo la ciudadanía británica en 1904 y anglicanizó su nombre, que
transformó en Vóynich, aunque en sus viajes al continente solía utilizar las
partículas "de" y "von" para impresionar a sus clientes.
Por esa época comenzó a interesarse por los libros, manuscritos y catálogos
antiguos: prosperó muy rápidamente (todavía no está muy claro el origen de
sus recursos económicos iniciales) y estableció un importante comercio de
libros raros en Soho Square a donde acudían muchos coleccionistas para
conseguir libros descatalogados, raros, incunables o imposibles de encontrar.
En 1912 halló en la biblioteca del colegio jesuita de Villa Mondragone, Italia, el
manuscrito que hoy lleva su nombre y que compró a bajo precio junto con otros
manuscritos y libros antiguos; intentó descifrar su contenido remitiendo copias
del mismo a diversos expertos, aunque sin resultado alguno.
En noviembre de 1914, tras comenzar la Primera Guerra Mundial, embarcó en
el célebre paquebote RMS Lusitania —hundido posteriormente por un
submarino durante la contienda— y se mudó a Nueva York con parte de su
gran colección de libros, donde continuó con su oficio de librero especializado
en textos raros hasta su fallecimiento en 1930. Con el tiempo prosperó tanto
que llegó a abrir oficinas y delegaciones en París, Florencia y Varsovia.
Se lo considera uno de los presuntos autores del Manuscrito Vóynich no sólo
porque siempre ocultó el lugar en donde pretendió "encontrar" el manuscrito
("un castillo en el Sur de Europa" según su versión oficial, "situado en Austria"
según sus comentarios a Newbold) sino porque tenía amplios conocimientos de
química, era experto en obras raras, manuscritos, incunables y en poco tiempo
llegó a ser, sin experiencia previa alguna, una gran figura en este difícil campo.
Es posible —aunque hoy ya no se puede comprobar— que su fino olfato para
las buenas compras (y posteriores mejores ventas) se basase en su capacidad
para convencer a un ignorante propietario, siempre necesitado de liquidez, del
escaso valor de los "viejos libros" que pretendía venderle... "viejos libros" por
los que algún rico caprichoso pagaría después, en la tranquilidad de su tienda,
una auténtica fortuna.

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