Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
RUSIA
Y LA
IGLESIA UNIVERSAL
V l a d im ik o S o l o v ie f ,
Traducción:
INSTITUTO ((SANTO TOMAS DÉ AQU1NO»,
CÓRDOBA (REP. ARGENTINA)
Prólogo;
OSVALDO LIRA
E p ic jo n e s y P u b l i c a c i o n e s E s p a ñ o l a s , í>. A
PROLOGO
]N /Iucho ha llovido sobre R usia desde que Solovief
la estudió en sus relaciones con la Iglesia U niversal.
Lo que en justicia podríam os llamar la aventura
rusa, o sea su incorporación más o menos efectiva a la
civilización occidental, constituye en su hondo y g i
gantesco dram atism o uno de los episodios históricos
más emocionantes por que ha debido pasar jam ás na
ción alguna. E s la epopeya de un gran pueblo que,
europeo de raza y cristiano de religión, se ve, no obs
tante, por diversas circunstancias de clima espiritual,
privado de toda comunicación con sus herm anos de
raza y religión occidentales, m ás cultos, progresistas
y emprendedores. Su filiación bizantina en el orden
religioso y, en el político, la lucha secular por la he
gem onía entablada entre el N orte y el S ur, entre Mos
cú y K iev, actúan como m uralla infranqueable que
impide al pueblo ruso alzar la vista por encima de sus
fronteras p ara dirigirlas hacia el Occidente. Con la
decisión de la lucha en favor de Moscú y la consi
guiente unificación de la nación moscovita en tiem pos
del zar Alexis bajo la égida de la que, andando el tiem
po, habría de ser por antonom asia la ciudad del K rem
lin, no llega a despejarse por entero el ambiente, aun-:
que se había y a dado un gran paso en este sentido;
quedaba aún por resolver el problem a religioso. No
X II P R O t'O G O
llegó a advertirlo el hijo del zar Alexis al lanzarse, con
la precipitación y vehemencia con que se llevan siem
pre a la práctica los deseos largam ente-contenidos, por
el camino de una occide.ntalización que él creyó inte
gral ; no advirtió que toda etapa de extraversión colec
tiva supone resuelto el más fundam ental de todos los
problem as, que es el religioso, y que, por dejarlo en
suspenso con su institución del Santo Sínodo, term i
naría por venirse al suelo su colosal em presa política.
P a ra la nación, mucho más aún que p ara los indi
viduos, ser equivale a hacer. Cuando la persona in
dividual deja de actuar, le queda por lo menos el re
curso de refugiarse en su condición de substancia, que
a su vez'encuentra asegurada su vigencia en el exis
tir, desde que persiste en su seno la actividad vegeta
tiva. El caso de la nación, empero, es m uy distinto.
L a nación es un todo moral, no ►físico como creyeron
. * f
Hegel y Spengler. Su existencia se nos aparece asi,
bajo su aspecto ontológico, como de orden puram ente
accidental, viniendo a consistir, a! fin de cuentas, en
la unidad brotada de la convergencia de entendim ien
tos y voluntades —de almas, en u.na palabra— en tor
no al mismo ideal. Ese carácter de accidente le impone
hallarse en continua actividad, porque si el acto corre
lativo de la esencia sustancial es la existencia, el que
corresponde al accidente es la operación. Podem os de
jar inactiva a nuestra esencia hum ana por las condi
ciones que la afectan, como a todas las esencias, de
inm utabilidad y necesidad; pero para la nación, inac
tividad suena lo mismo que m uerte. Esa es la razón
por qué a la etapa de unificación nacional sucede siem
pre otra de aspiraciones im periales. No se pueden de
jar inactivas fuerzas nacionales puestas ya en tensión.
No podía R usia en modo alguno constituir excepción
a esta regla. P o r eso, cuando el imperioso zar Pedro
ju zg a suficientemente unido a su pueblo, no vacila en
hacérselo sentir al Occidente, a ese Occidente que ante
sus ojos ávidos se presentaba como dechado de civili
zación y de cultura. P a ra los limítrofes, el expediente
es pura y sim plem ente la guerra. Y vienen Carlos X II
: >*-. . ,
P R O ’L O G O XI I I
PROLOGO XXV
O sv a l d o L ira
Madrid.
En ia festividad de Santo
Tom ás de Aquíno, 1946.
a d v e r t e n c ia p r e l im in a r
JCj L pensamiento de Solovief puesto en la apocatás-
tasis, o reintegración universal, tanto como sus m e
dios de expresión tomados de la filosofía y de la Escri
tura, dan a sus definiciones cierto aire de novedad, rela
tivamente a temas que la Iglesia católica ha explicado
y definido con extremo rigor teológico. Hem os creído
oportuno, pues, sujetándonos a los principales capítu
los del dogma aludidos f o r el teólogo ruso dar a conti
nuación un resumen de lo que la Iglesia enseña respec
to de Dios, la Eucaristía y relativamente a su propia
naturaleza divino-humana.
* * *
* * *
* * *
* * *
* * *
trata tan sólo d r los p o b res; tam bién los ricos tiene1!
derecho a nuestra compasión, ¡P o b res ricos! Se hace
lo posible por desarrollarles la joroba, y luego se les
invita a entrar al Reino de Dios por el orificio imper
ceptible de la caridad individual. Y a se sabe, por lo
demás, que una exégésis bien inform ada ha creído que
«el ojo de la aguja» no era otra cosa que la traducción
literal de! nom bre hebreo dado a una de las puertas de
Jerusatén {negeb'^ha-khammath o Khour-hahham-
math (*), difícil de pasar para los camellos. No sería,
pues, ¡o infinitam ente pequeño de una filantropía indi
vidualista, sino el camino estrecho y arduo, pero, así
y todo, practicable, de la reforma social lo que el E v an
gelio propondría a los ricos.
Se querría lim itar a la caridad la acción social del
cristianism o; se querría privar a !a moral cristiana d^
toda sanción legal, de todo carácter obligatorio. M o
derna aplicación de la antigua antinom ia gnóstica (el
sistem a de M arción, en particular), tantas veces a n a te
matizada por la Iglesia. Que todas las relaciones entre
los hom bres estén determ inadas por la caridad y el amor
fraternal es, sin duda, la voluntad definitiva de Dios,
el objeto de su obra; pero en la realidad histórica
—como en la oración dominical— el cumplim iento de
la voluntad divina en la tierra sólo tiene lugar después
de la santificación del nombre de D ios y del adveni
miento de su R eino. El nom bre de Dios es la verdad
y su R eino la justicia.' Luego el triunfo de la caridad ,
evangélica en la sociedad hum ana tiene como condi--:
ciones el conocimiento de la verdad y la práctica de:
la justicia.
* * #
{B) Ib id ., p. 84.
(9) Ib id ., p. 75.
(10) Ib id ., p. 77,
VLÁDtMÍRÓ só L o viéf
(11) Ib id ., p. 100.
(12) Aludo a la s a cta s del pretendido concilio de K ief en
1157, que atribu y en a un hereje del siglo xli, M artín el A rm e,
nio, (que, por lo dem ás, no h a existido) todas las opiniones de
los «viejos creyentes» de los siglos x v n y xv in. E sta invención
era tan grosera e inverosím il que n u e stra escuela eclesiástica
m ism a llegó a avergonzarse de ella. P ero en los últim os tie m
pos ei o scurantism o oficial h a vuelto a poner sobre el tapete
la invención del obispo P itirim . (V er el artículo citado del
Prav. Obozr., oct. 1887, p. 306, 307, 314),
R U S I A Y LA I G L E S I A UNIVERSAL 149
(15) Ib id ., p. 42.
(16) Ibi d. , p. 35.
(17) Ib id ., p. 43.
t
,152 VLADIMIRO SOLOVIEF
(22) Ib id ., p. 121.
V III. R e la c io n e s e n tr e la ig le s ia r u sa y la ig le s ia
g r ie g a , B u lg a r ia y S e r v ia .
LA MONARQUIA ECLESIASTICA
FU N D A D A P O R JE S U C R IS T O
‘Z J tl ndrés, herm ano de S i m ó n P e d ro , era uno de los
d os que habían oído decir esto a Juan y que habían
se g u id o a Jesús. E ste halló p rim e ro a su herm ano S i
m ó n , y le dijo : H e m o s hallado al M e sía s. ( Q u e quie
re decir el C r is t o .) Y le llevó a Jesús. Y Jesús le m iró ,
y dijo : T ú eres S im ó n , hijo de Jonás : tú serás llam a
do C eph as, que se in terp reta P e d r o .» (Ev. San Juan,
I, 40-42.)
L a Ig le s ia g r e c o m s a , s e g ú n v im o s, pr e te n d e el
especial p a tro n a to de S a n A n d r é s . E l b ienaventurado
apóstol, en su b enevolencia hacia su hermano, lo p r e
senta al S e ñ o r y recibe de la boca d iv in a la p rim e ra
palabra sobre el d estino fu tu ro d$ S im ó n co m o p ie d ra
de la Ig le sia . N i en los Evangelios n i en los H echos de
los. Apóstoles, se a dvierte a¿ie S a n A n d r é s h a y a con
cebido ja m á s se n tim ie n to s de e n v id ia contra S a n P e
dro o que le h a ya d isp u ta d o su p rem acía . Q ueriendo,
p o r n u estra parte, justificar la p re te n sió n de R u s i a
de ser la I g le s ia de S a n A n d r é s , tratarem os de im itar
su e je m p lo y de obrar con ig u a l espíritu de b e n e v o
lencia y solid arida d re lig io sa hacia la gran I g le sia que
está d irectam en te vin cu lada a S a n P e d r o . P r e s e r v á n
d o n o s del e g o ís m o local y n acional — origen de tantos
errores —, este espíritu n o s p e r m itir á so m e te r el d o g
m a de la p ie d ra eclesiástica a la esencia m is m a de la
v e r d a d d i v i n o h u m m a , p a ra sacar de ella las eternas
ra zon es de ese d o g m a .
I. L a PlEDKA DE LA IGLESIA.
c ip io DEL AMOR.
de U n id a d .
IS
V il. L as monarquías d e D aniel. « R o m a » y « A m o íí.» .
P
T ; L punto de vista que acabam os de exponer nos
perm ite com prender por qué la visión profética de las
grandes potencias paganas —tan completa y precisa
como puede serlo visión sem ejante— no hace mención
alguna de la mayor entre todas : el Im perio R om ano.
Es que éste no era una sim ple parte del informe co
loso condenado a la ruina, sino el cuadro y el molde
material perm anente del R eino de Dios.
Las grandes potencias del m undo antiguo no han
hecho más que pasar por la h isto ria; sólo R om a vive
siempre. La roca del Capitolio fué consagrada por la
piedra bíblica, y el imperio romano se convirtió en la
grande m ontaña que, según la visión profética, debía
form arse de esa piedra. En cuanto a la piedra misma,
¿ qué puede significar sino el poder m onárquico de
aquel que fué llamado la P ie d ra por excelencia y so
bre quién fué fundada la Iglesia U niversal, este m on
te de Dios ?
De ordinario la imagen de la piedra m isteriosa del
libro de Daniel es aplicada al mismo Jesucristo. Debe
advertirse, con todo, que Jesús, que utilizaba con fre-
Vl a d im ir o so l o v íé f
de P ed ro ,
i
(2) Ibid., col. 149.
(3) col. 1*1/2. C f., 4 » /3 2 .
260 VLADIMI RO SOLOVI EF
(5) I bi d. , 93.
(6) I b i d . ,
(7) Ibi d. , 100.
(8) Ibi d. , tOl,
19
VLADIMIÉO SOLOVIEF
(9) Ib id ., s a o , 1
(10) Ibid.,
(11) Ib id ., 64S.
(12) Ib id ., 972.
RUSIA Y LA I G L E S I A UNIVERSAL 291
F IN DEL LIBRO Ti
LIBRO TERCERO
EL PRINCIPIO TRINITARIO
Y SU APLICACION SOCIAL
J. E l P rin c ip io T r in ita r io y su a p lic a c ió n s o c ia l
N o t a d e i . t r a d u c t o r ; L a d em ostración precedente no se
funda en u na presunción de las tu e rza s de la razón. P resu p o n e
un a fe activa en D ios U no y la ilustració n consiguiente sobre
n atu ral concedida a un entendim iento que busca, con intención
recta. T oda esta p r u e b a de la racio n alid ad de u n m isterio com o
el de la T rin id ad , es un esfuerzo no ilegítim o del esp íritu post
f i d e m siiscefitam.
Y a advirtió Solovief (cap, V I, lib, II , últim o p árrafo) que
«las verdades de la religión no se im ponen a la inteligencia
como teorem as geom étríeos»).
IÍ. L as tkes h ip ó s t a s ís d ív in a s . S e n t id o de süs
NOMBRES.
E S PÍR IT U S
' \ ^ E R E ,S H I T H , en arche, o m ás b ie n : en k e p h a -
laio (1 ). I n principio, seu polius in capitulo.
l
VÍ. Los TIÍDÍS PRitfCIPÁLÉS GRAÜÓS DEL PROCESO
COSMOGÓNICO.
-|--A
J Z L t formaví.t F u tu ru s D eo ru m hom inem p u lv is (sic)
ex hum o. Vayiitser Y h o v a h /.Elohim ’etk-ha~’ A d á n
j a f har m in ha-’adamah ( 1).
S i la tierra en general significa el alm a del m undo
inferior, el polvo de la tie rra indica el estado d e a b a
tim iento o de an iq u ilam ien to de ella cu an d o d eja de
Exaltarse en el deseo ciego de existencia anárq u ica,
cuando, rech azando toda su g estió n inferna] y r e n u n
ciando con perfecta h u m ild ad a toda resistencia y a
to d a lucha co n tra el V erbo celeste, llega a se r capaz
de co m p ren d er su verdad, de u n irse a su acción y de
fu n d a r en sí el R e in o de D io s.' E ste estado hu m ild e,
esta recep tiv idad ab so lu ta d e la N aturaleza terrestre
qued an fijados objetivam ente con la creación del H o m
bre : h u m u s, huniilis, h o m o ; el alm a sensitiva e im a
g in a tiv a del m undo físipo se convierte en el alm a ra
cional de la h u m an id ad . L leg a d a a la in terio r con
ju n ció n con los cielos, co n tem pla ndo la luz in te lig i
ble, p u ed e ab raza r en u n a ideal u n id ad (m ediante la
SACERDOCIO Y PATERNIDAD.
X I. R ea leza y F il ia c ió n . P r o f e t is m o . L o s t r e s sa
cram entos DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE.
L aus D eo.
BIBLIOGRAFIA
OBRAS PRINCIPALES DE V. SOLOVIEF
T ru b e tz k o i : W , S o lo v ie f (Moscú, 1912).
M ons. d 'H e rb ig n y : U n N n v m a n rtisse : V la d im ir S o lo v ie f
(B eauchesne. P arís, 191 í).
T a v e rn ie r : In tr o d u c tio n a la tra d u c tio n fra n g a ise de u T ro is
c o n v e rsa tio n s » (Plon, P arís, 1916),
Séverac : In tr o d u c tio n tx u n ch o ix de te x te s (P arís, M icbaud).
D. S tre m o o u k h o ff : V la d im ir S o lo v ie f e t so n ceuvre m e ss ia -
ñ iq u e (B e ü e s L e ttr e s . P arís, 1935).
M ons. d ’H erbigny : U av ve n ire religioso ru sso (M orceliiana.
Brescia, 1928).
L a n g e : V la d im ir S o lo v ie f, eine S e e le n s c h ild e n m g (M atth ias
G rünew ald-V erlag. M ainz, 1923),
K obilinskj-E llis : M o n a rc h ia S a n c ii P e tri (M atth ias G rünew ald-
* V erlag. M aínz, 1929).
H. P rag er : S o lo v ie v s u n iv e rs a listisc h e leb en sp h ilo so p h ie
(J. C. B. M ohr. T ü b in g en , 1925).
N im io de A nguín : S o lo v ie f y el c o n o c im ie n to (B uenos
Aíres, R ev ista «N úm ero», 1931).
Rodolfo M artínez E sp in o sa : F is o n o m ía de V la d im iro S o lo v ie f
(R evista «A rs», 1933, C órdoba. A rgentina).
L osski (N. O .) : u T h e P liilo so p h y o f V la d im iro S o lo v ie f » y «Sue*
cessiors o f V la d im iro S o lo v ie f » en T h e S la v o n ic R e v ie w .
(1923-1925).
INDICE
P ágs.
Prólogo ................................................................................................ 9
A dvertencia p r e l im in a r .................................................................. 41
Introducción .......................................................................... .......... 53
L IB R O P R IM E R O
C a p ítu lo I.— L a leyenda de S an N icolás y S an C asia-
no. Su aplicación a la s dos Ig le sia s sep arad as ......... 103
C a p ítu lo I I .— Sobre la razón de ser de R u s i a ................ 109
C a p ítu loI I I .— L a v e r d a d e r a o r t o d o x i a d e l p u e b l o r u s o
y la seudo ortodoxia de los teólogos anticatólicos ... 115
C a p ítu lo IV ,—L o s disidentes rusos. V erdad relativ a
del R a ssko l. M onseñor F ilare to de M oscú y su idea
de la ig lesia U n iv ersal ............................................ .......... ¡23
C a p ítu lo V .— Los eslavófilos rusos y sus ideas sobre
la Iglesia. N o tas críticas ................................................. 131
C a p ítu lo V I.— L ib ertad religiosa y libertad eclesiástica, 137
V I I /—J. S. A ksakof, sobre Ja Iglesia oficial
C a p ítu lo
en Rusia ................................................ ................................... 143
C a p ítu lo V I I I .— R elaciones en tre la Ig lesia ru sa y la
Iglesia g rieg a. B u lg aria y S e r v i a ..................................153
C a p ítu loIX .— U n a profecía cum plida. C rítica del C ésa-
ropapism o ..................................................................................... 163
C a p ítu lo X .— Proyecto de u n casi pap ad o en C o n stan -
tinopla y Jeru sa lé n .................................................................... 173
L IB R O S E G U N D O
C a p ítu lo I.—L a P ied ra de la I g l e s i a ....................................... 183
C a p ítu loI I . — E l p rim ad o de S an P ed ro com o In s titu
ción perm an en te. L a s T res P ied ras d e la c ristian d ad . 193
424 I N D I C E
Págs.
L IB R O T E R C E R O *
P ágs.
C a p ít u l o I X . — P r e p a r a c i ó n m e s i á n i c a e n t r e l o s h i n d ú e s ,
los griegos y los hebreos ....................................................... 367
C a p ítu lo X .— S o b e r a n í a a b s o l u t a de C r i s t o . ' T rin id a d
social, sacerdocio y p atern id ad ........................................... 381'
C a p ítu loX I.— R ealeza y F iliación. P rofetism o, L os tres
sacram entos de los derechos del hom bre ....................... 395
C a p ítu loX I I .— L os cu a tro sacram en to s de los D eberes
del hombre ............................ . .................................................. 409
<•
C O L E C C IO N
SOL Y LUNA
TEODORO HAECKER
V IR G IL IO , P A D R E 'DE O C C ID E N T E
STANISLAS FUMET
EL PR O C ESO D EL ARTE
HUMBERTO CLERISSAC, O . P.
E L M IS T E R IO D E LA IG L E S IA
LUIS GILLET
LA C A T E D R A L V IV A
#
VLADIMIRO SOLOVIEF
R U S IA Y LA IG L E S IA U N IV E R S A L
E S PREKSA
ERNESTO PSICHARÍ
V O C E S Q U E C LA M A N E N E L D E S IE R T O
E h rW iP A K A C IO K
CHFUSTOPHKR DAWSON
E L E S P IR IT U D E L M O V IM IE N T O D E O X F O R D
j-, HESSEN
C O R R IE N T E S E S P IR IT U A L E S D E L M O M E N T O
PRESEN TE
ILDEFONSO HERWEGEN
SAN B E N IT O
ACABOSE
DE IM PRIM IR ESTE LIBRO EN LOS
TALLERES DE ARTES GRÁFICAS
Juan B e n z a l, c a lle de H a rt-
ZENBUSCH, NÚM. 9 , M AD RID , EL
DÍA 25 DE JULIO DE 1 9 4 6 , FESTI
VIDAD de S a n tia g o A p ó s to l,
p a tró n d e E spaña.
laus d eo