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Design Thinking

Las empresas de hoy buscan la innovación constante a través de una escucha activa de sus
clientes. Una correcta implementación del Design Thinking te permitirá encontrar soluciones desde la
perspectiva del cliente y a su vez crear equipos ágiles, creativos e innovadores.

En un mundo donde la transformación digital, la alta competitividad y la revalorización de los


usuarios están cada día más en auge, el Design Thinking será la disciplina necesaria para combinar
el pensamiento creativo con el pensamiento de negocios y generar soluciones de valor a largo plazo.

Estos son algunos puntos que puedes llevar a cabo para ponerla en práctica:

1. Busca el problema

En primer lugar, hay que desterrar la idea de que “un problema” es algo negativo, por el contrario,
muchas veces estamos obteniendo excelentes resultados en nuestras ventas, pero si hiciéramos
algunos cambios lograríamos optimizar dichos resultados.

Por lo que es importante tener una práctica constante en la detección de problemas y el análisis


de los mismos. Conocer su origen, estudiar el desempeño de la empresa, la calidad de nuestros
productos o servicios e incluso una visión concreta de la actividad de los miembros de nuestro
equipo y los proveedores.

En tiempos donde la mirada está puesta principalmente en los consumidores, analizar a nuestros
clientes y su conformidad o no con el producto, será de suma importante también.

Para ello se pueden realizar encuestas, entrevistas con consumidores y búsqueda de tendencias
(Cool Hunting), pero, principalmente, muchos ejercicios de observación. La observación es lo que
permite diferenciar lo que las personas realmente hacen o les gusta, de lo que ellas dicen que hacen
o les gusta.

2. Del cliente a la persona

Continuando con el paso anterior, debemos comenzar el proceso de “empatía” con nuestro
consumidor, es decir, conocerlo de verdad. No hacer un simple estudio sobre su edad o lugar de
residencia, sino por el contrario profundizar en la relación que tiene nuestro cliente con el
producto que le brindamos.

Se trata de un proceso que en realidad nunca termina, que una vez aprendido y ejercitado se
naturaliza y que va y viene entre sus momentos de manera constante.
De esa forma, conseguiremos descubrir las verdaderas motivaciones personales de nuestro cliente,
y entendiéndolas y haciéndolas nuestras, conseguiremos acertar en el resto del proceso creativo.

Las herramientas que pongas en práctica para este punto deberán brindarte una mejor comprensión
de quiénes son tus clientes y su entorno, en qué emplean el tiempo, cuál es la propuesta de valor
que esperan de nosotros y cuánto están dispuestos a gastar por ella. Qué tipo de relación están
dispuestos a establecer y a través de qué canales, entre otros aspectos.

3. Generación de ideas
Cuando ya identificamos nuestro problema y realizamos un análisis de la relación de nuestros
clientes con el producto, como también sobre el funcionamiento de las áreas de la compañía; llegó el
momento de comenzar a idear una solución.

Una de las herramientas más utilizadas en esta etapa es la “lluvia de ideas” o


brainstorming donde se podrán proponer ideas evitando el juicio de por medio.

No hay límite de ideas en esta fase. Mientras más propuestas surjan mejor, es fundamental tener la
mente abierta y olvidarnos de nuestras reticencias porque es necesario salir de la zona de
confort que siempre nos lleva a proponer las mismas estrategias.

Ahora acepta las ideas, después tendrás el tiempo de determinar cuáles funcionan y cuáles no. No te
olvides de documentar lo dialogado.

 “Si tienes suficiente información para hacer un plan de negocio de tu idea es que ya es demasiado
tarde” Bill Gates

4. Creando un prototipo

Llegó el momento de convertir nuestras ideas en algo tangible y construir sobre el análisis
realizado ¡Llegó el momento de innovar!

Lo fundamental de este paso, sea cual sea la herramienta que utilicemos, es tener un prototipo que
podamos enseñar a nuestros potenciales clientes para validar una solución.

Pero ¿cómo funciona realmente? Tú tienes una idea, creas un prototipo, lo pruebas con un público
más pequeño y evalúas los resultados. Intenta lograr el mayor feedback posible. Dependiendo del
resultado, esta idea puede ser implementada o no.

5. Evaluar resultados

No podemos quedarnos en una hipótesis, después de recibir la opinión de nuestros clientes sobre el
prototipo, mejor enfocaremos nuestra propuesta. Si las devoluciones que recibimos no son las que
esperábamos no lo tomemos como algo negativo, esto nos permitirá redefinir nuestra propuesta y
avanzar.

Este paso también se puede utilizar con potenciales inversores y compañeros para comprobar que la
propuesta se entiende, tiene sentido y convence.

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