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Unidad 1

Sociedad, estado y derecho


Tomemos esta primera unidad de nuestro programa como si se tratara de una breve
introducción sobre cómo contempla, o cómo es considerada la sociedad, el Estado y el
Derecho por parte de nuestra disciplina del Derecho Constitucional, pues, como bien
se sabe, dichas tres materias (Sociedad, Estado y Derecho) al mismo tiempo pueden
recibir definiciones desde el punto de vista de otras ciencias, como son la Sociología,
la Antropología, las ciencias políticas y administrativas y, desde luego, el resto de las
ciencias jurídicas. Por regla general, las ciencias del Derecho siempre han sido
planteadas y desarrolladas, casi por definición, en términos muy amplios y extensivos,
de tal manera que se obliga al estudiante de Derecho a tomar muy en cuenta no sólo
los enunciados de las normas, que son muy valiosos en sí mismos, sino también los
hechos de la vida real y los fenómenos de la realidad, porque son estos hechos y
fenómenos de la realidad los que le dan, no sólo el contenido a muchas normas
jurídicas, sino también su verdadera razón de ser y su significación y sentido. Por
tanto, si bien es cierto que el Derecho Constitucional considera Y define a la sociedad,
al Estado y al Derecho desde un punto de vista diferente a como la Sociología, o las
ciencias políticas los definen, no es menos cierto que ese mismo Derecho
Constitucional nunca deja (o no debe dejar) de tomar en cuenta las enseñanzas y las
teorías que dichas otras ciencias sociales pueden elaborar sobre lo que es un objeto
común del conocimiento.

SOCIEDAD
De esta manera, la sociedad para el Derecho Constitucional, no es otra cosa más que
una población, o una colectividad (sociedad, comunidad, pueblo o población)
perfectamente organizada, asentada en un territorio preciso y determinado (es decir,
con unas fronteras bien definidas y respetadas por los países limítrofes). Esto es, la
sociedad que toma en cuenta el Derecho Constitucional, es un pueblo histórico
determinado y organizado. Un pueblo capaz de autogobernarse libre y
soberanamente; capaz, por tanto, de darse libremente su forma de gobierno y sus
leyes fundamentales; capaz de darse una Constitución, cuyo estudio va configurando
nuestra disciplina del Derecho Constitucional. Todo esto es la sociedad para el
Derecho Constitucional.
Se trata de una idea muy precisa; una idea que, naturalmente, se construye sobre los
elementos, bien conocidos y estudiados por esas otras ciencias sociales, ya
mencionadas, como son el elemento de la naturaleza sociable del ser humano, en
cuanto individuo de la sociedad; el elemento de sociedad como grupo familiar, grupo
de paterfamilias; grupo tribal, etcétera; y los elementos relativos a los sistemas de
interacción dentro de la sociedad.
La idea de sociedad que más interesa al Derecho Constitucional es, hablando en
general, la misma idea que ya desarrolló Aristóteles en su conocido libro La Política,
en donde se define la naturaleza del ser humano, como un ser sociable, que no puede
vivir aislado, o sin la ayuda de otros seres humanos. Igualmente, en dicho libro se
desarrollan los diversos agregados sociales que se forman a partir de esa naturaleza
política, que es la palabra usada por Aristóteles, hasta formar precisamente el
agregado mejor, o el más perfecto, como es la rroAt􀀯. que muchos autores traducen
como Estado Ciudad.
Los autores latinos, que asimilan fuertemente la cultura griega, son los que traducen la
obra de Aristóteles con los títulos que después pasan al español sin modificación
alguna. La Política, La República. Mientras que la voz rrÓAt􀀯 la traducen como civitas,
de donde se deriva la voz española de ciudad o de Estado-Ciudad. En cambio, las
voces griegas que definen al hombre como Zóo􀀯 rroAtTtKÓ􀀯 (animal político), ¡se
traducen al latín como anima! sociabilis. Y los teólogos y los filósofos cristianos lo
traducen como animal rationalis.
Bien, las voces originarias griegas, por supuesto, que expresan muy bien lo que quería
decir Aristóteles, quien solamente destaca el carácter esencial del ser humano, que es
un animal gregario, que por naturaleza tiende a formar agregados, como la familia,
etcétera. Y estas voces forman, por su lado, digámoslo así también, una gran familia
de voces. De esta manera, el ser humano es un ser rroAtTtKÓq, Y por eso vive en
las ,.0),Et;: éstas tienen una organización estable y perfecta que recibe el nombre de
rroAtTEta y estas organizaciones pueden ser estudiadas. Por eso la obra de
Aristóteles lleva el título de rroAtTEta.
La doctrina de la Iglesia católica, primero a través de los llamados Santos Padres de la
Iglesia (grandes autores, filósofos y teólogos, griegos y latinos) y después a través de
los Teólogos medievales, como Santo Tomás, harán hincapié en que el ser humano,
además de tener una naturaleza sociable, tiene inteligencia o razón. De ahí que
también se pueda definir el hombre como un animal rationalis, o como un animal
racional que vive en una sociedad o en una comunidad.
El hombre político de Aristóteles; el hombre sociable de los romanos;y el hombre
racional de la doctrina de la Iglesia permitió no sólo el hallazgo de su naturaleza
gregaria, o sociable, sino también los hallazgos de sus grandes y personalísimas
prerrogativas de la inteligencia o la razón, así como de la voluntad, de donde, a través
del razonamiento metafísico se llegará al valiosísimo atributo de la libertad, de la
justicia y de la ética.
Esta es la tradición, estas mismas ideas son las que se citan al ponerse a debate en
1812 (fecha de la Constitución española) el artículo 3, que definió la soberanía
nacional, o el poder público que tiene el pueblo, así como en el debate de aprobación
del Acta Constitutiva Mexicana de 1824, al discutir el tema de la soberanía también.
En ambos debates, por ejemplo, el mexicano Guridi y Alcocer decía que por pueblo
soberano debía entenderse a los habitantes asentados en un territorio dado. Por tanto,
habla de un pueblo ya organizado, o capaz de auto-gobernarse, pero asentado en un
territorio independiente y libre de toda dominación externa. Un pueblo plural, como son
las sociedades modernas. Un pueblo capaz de darse un gobierno propio, unas leyes
fundamentales propias, o capaz de darse una Constitución, que es lo que se enuncia
en esos dos preceptos de 1812 y 1824; y es lo que se enuncia en el artículo 39 de la
Constitución vigente de 1917 en México.
Se trata de un concepto de sociedad proveniente de la doctrina elaborada por los
creadores del Derecho de Gentes españoles, italianos, franceses y alemanes. En
particular en el debate de 1812 se citan abundantemente a los autores españoles de la
llamada Escuela Jurídica Española, como son Francisco de Vitoria; Francisco Suárez,
De Soto y muchos más.
Como vamos a ver en los siguientes pasajes tomados del debate se repiten mucho
estos conceptos, estas ideas; v se habla indistintamente de un pueblo organizado, de
una sociedad organizada, de una nación organizada, o de una comunidad perfecta.
Los hombres se constituyen en sociedad cuando por común consentimiento se
congregan en un cuerpo político mediante un vínculo de sociedad,
... que todos los príncipes legítimos lo son por consentimiento del pueblo, que por
derecho natural le es concedido al pueblo la potestad de hacer las leyes.
Un célebre Vázquez de Menchaca hubo también en tiempos de Felipe 11, el cual en
una obra dedicada a este Rey, tm·o ánimo para decirle que el pueblo, conservando
siempre su soberanía, puede recobrar sus de1·echos primitivos, y quitarle al Rey la
facultad de hacer leyes, aun cuando se la hubiese concedido. Nada diré del padre
Juan de Mariana, porque todos saben hasta qué punto llevó esta doctrina suya de que
del pueblo reciben los reyes su potestad. Omito citar otros escritores nuestros de la
primera nota, que acreditan ser esta doctrina recibida en España antes que la
propagasen los publicistas extranjeros.
Le imprimió (al hombre) el autor de la naturaleza, dice elegantemente San Juan
Crisóstomo. Santo Tomás, dos principios: el uno, que como animal sociable
apeteciese natural y justamente vivir en comunidad o compañía de sus semejantes: el
otro, que en una comunidad perfecta era necesario un poder... no se puede negar por
ser conforme al derecho natural del hombre, el que haya una potestad pública civil,
que pueda regir y gobernar a toda la comunidad perfecta.
Son todos comentarios tomados del debate ya mencionado. Sin duda estos textos nos
ofrecen la mejor definición de lo que es una sociedad para el Derecho Constitucional.
Eso es la sociedad para la Constitución española de 1812; lo mismo que para la
Constitución mexicana de 1824; y, sin duda, para la vigente de 1917. Por sociedad
entendemos al pueblo soberano, asentado dentro del territorio patrio; también
entendemos al conjunto de los habitantes asentados en ese mismo espacio territorial;
también abarcamos a cada uno de dichos habitantes, sociables por naturaleza,
gregarios y capaces de formar familias y grupos sociales intermedios, como son las
poblaciones indígenas, las comunidades todas, los municipios y los Estados mismos
que forman la Federación mexicana y, en consecuencia, el gran Estado mexicano.
Todas estas cosas son objeto de estudio, muy importantes, del Derecho Constitucional
mexicano.
La sociedad así considerada como pueblo soberano; como pueblo organizado y
constituido, puede ser llamada Estado, el cual conforma, como lo veremos enseguida,
una gran parcela, o casi toda la materia del Derecho Constitucional.
Además decíamos que el componente de la sociedad, así entendida, es el individuo.
Y, como todos sabemos, el individuo, el ser humano, o la persona humana, no
solamente es el centro del Derecho, sino que es el sujeto por excelencia del Derecho.
Es también el titular de todas las libertades, de todos los derechos y garantías.

1.1. ESTADO
¿cómo definir lo que es el Estado? ¿Cuándo aparece el Estado en la Historia? No es
fácil dar respuesta a estas preguntas, porque, de hecho, existen muchas ideas y
muchas doctrinas sobre el particular planteadas por la Teoría política; por las diversas
corrientes filosóficas; y por la teoría pura del Derecho, por no dejar de mencionar las
teorías positivistas sobre el Estado.
1.1.1. SOBRE EL ORIGEN DEL ESTADO
No hay mucho consenso entre los especialistas sobre el origen del Estado. Algunos
autores, como Kelsen, incluyen en la definición de Estado los problemas de su origen.
De esta manera, por ejemplo, se afirma que, en esencia, el Estado es la misma
organización de la sociedad y que, por ello, siempre que se pueda hablar de una
sociedad organizada, se podrá hablar de la existencia del Estado. De hecho, todos los
autores reconocen una gran antigüedad al nacimiento de las doctrinas sobre el
Estado.
De esta manera se citan las teorías de los filósofos griegos, entre los cuales
sobresalen las teorías de Aristóteles y de Platón; se recuerda la forma en que se habla
del Estado entre los epicúreos y los estoicos de la cultura romana; se habla de la idea
del Estado en las fuentes jurídicas del Derecho Romano; en las fuentes del
pensamiento cristiano y, en un sentido más amplio, del pensamiento medieval; así
como se habla de las ideas del Estado moderno, a partir del Estado de Maquiavelo o
Bodino, de Hobbes o de Spinoza, de Montesquieu o Rousseau, de Kant o de Fichte,
de Schelling o de Hegel, de Marx, de Seydel, de Gierke, de Jellinek, de León Duguit,
de Carré de Malberg y tantos otros.
Con todo, los orígenes del Estado constitucional son relativamente recientes. El
Estado, que es el objeto del Derecho Constitucional, nace en el momento en que se
aprueba su organización jurídica a través de la Constitución quedando así el Estado
sometido al Derecho. Por ello se habla de Estado de Derecho. Lo importante del
Derecho Constitucional es que está dedicado al estudio de las estructuras
constitucionales del Estado; está dedicado al estudio del sometimiento de los órganos
del Estado al Derecho; y está dedicado al estudio de su formación histórica (primera
constitución) y su posible evolución constitucional. El Estado es, desde otro enfoque,
una entidad a la que se le reconoce personalidad jurídica, tanto en el campo del
Derecho Internacional cuanto en el campo del Derecho interno. Una entidad de
carácter público, sometida al Derecho como cualquier otro sujeto, que puede asumir
diferentes formas de organización. Un Estado unitario se organiza de manera diferente
a como lo hace un Estado federal.
México se declara independiente en 1821. Hasta entonces y desde 1519 lo que ahora
corresponde al Estado Mexicano, había venido siendo una colonia del gran Imperio
español. Con todo y pese a que no fue sino hasta 1821 que se alcanza la
independencia, hubo presencia de 21 mexicanos en las Cortes españolas de Cádiz de
1810-1813. Y estos mexicanos colaboraron a la creación y transformación de aquel
imperio en una monarquía constitucional con la aprobación de la Constitución de Cádiz
en 1812. También se produjo el movimiento insurgente en 1810, que proclamó el
Decreto Constitucional o Constitución de Apatzingán de 1814. Finalmente, después de
ciertos contratiempos y desechándose la idea inicial de crear un imperio, el Congreso
Constituyente de 1823-1824 resolvió organizar a México como una república federal,
aprobando su Acta Constitutiva el 31 de enero de 1824.

1.1.2. LOS ELEMENTOS COMPONENTES DEL ESTADO


Aunque tengamos diferentes nociones de lo que es el Estado, ciertamente existe
mayor consenso acerca de los elementos que componen al Estado. Estos elementos
son la población, el territorio, una determinada organización y el poder o soberanía.
1.1.2.1. La población
El diputado tlaxcalteca, Guridi y Alcacer, a las Cortes españolas de Cádiz de 1810-
1813 definía a la población como el conjunto de habitantes asentados en el gran
territorio de lo que entonces era el Imperio español. Después, el mismo Guridi y
Alcacer en noviembre de 1823 decía que el pueblo de los Estados Unidos Mexicanos
comprendía a todos los habitantes que componían esos diversos territorios desde
Nuevo México al Norte hasta Chiapas al Sur.
El elemento poblacional, por tanto, como componente del Estado, abarca a todos los
seres humanos que lo integran, al conjunto de individuos que permite, por ejemplo
hablar de una representación parlamentaria cuantitativa; y abarca también la idea de
una población organizada y que se muestra unida en cuanto nación o pueblo, perfecta
mente diferenciado de otras naciones o pueblos de la comunidad internacional.
La población es, pues, un elemento esencial del Estado. Ahora bien, cuando se hable
de un Estado federal, como es el caso de México, se debe recordar y se debe precisar
que la población no es elemento definitorio de lo federal, ni de la Federación. Esta no
tiene, como esenciales, ni al elemento población ni al elemento territorio. Los
habitantes del Estado mexicano, no son habitantes federales, sino habitantes
mexicanos. Lo Federal en México es una forma de gobierno, como lo establece el
artículo 40 de la Constitución ahora vigente; y no es una forma de Estado, como se
afirma comúnmente.
Desde el punto de vista poblacional. México es un gran mosaico de pueblos, de
comunidades y, por ello, de lenguas y culturas. Formamos una comunidad nacional
mucho más compleja y plural de lo que se afirma en el artículo 2 reformado de nuestra
Constitución, ya que ahí solamente se habla de las poblaciones y pueblos aborígenes.

1.1.2.2. El territorio
El territorio es otro elemento esencial del Estado. Es el asiento de la población
considerada dentro del Estado. El territorio precisa el ámbito espacial al que se
extiende la soberanía estatal. Es el ámbito de la validez normativa, en palabras de
Kelsen.
La importancia del territorio como componente del Estado es manifiesta, no sólo frente
a terceros países de la comunidad internacional, sino también hacia el interior. El
territorio representa, además de un espacio de validez normativa, la propiedad
inmueble y la riqueza de los suelos y los subsuelos, incluida la llamada zona
económica exclusiva, reconocida por el Derecho Internacional. Es decir, el territorio
determina la vigencia del Derecho estatal sobre personas y cosas. Pero también
determina la oponibilidad frente a terceros países, para exigir respeto, así como para
ofrecer colaboración, asistencia, relaciones consulares y diplomáticas, así como las
mejores condiciones para el tránsito de personas y de cosas.
Tenemos en nuestra Constitución vigente varios pasajes reguladores del territorio. El
artículo 42, por ejemplo, precisa lo que abarca y comprende; el artículo 43 enumera
cuáles son las partes que integran la Federación, que son 31 Estados y un Distrito
Federal; y antes, en el artículo 27 consagra la propiedad originaria a favor de la nación
(no del Estado), así como se expresa lo relativo a la zona económica exclusiva,
concepto que entraña como sabemos, el ejercicio de facultades soberanas de carácter
económico a favor del Estado mexicano en este caso.
1.1.2.3. La organización
A partir de algunas teorías positivistas, se ha venido insistiendo en considerar como
otro elemento esencial del Estado, la idea de organización, lo cual se exterioriza en la
aceptación de que la facultad de normación jurídica, así como el poder de ejecutar
dichas normas sean ejercidas por los órganos del Estado mediante los procedimientos
previstos en tales normas.
A esta idea de organización se le suele dar diversos alcances y contenidos, de manera
que se extiende hasta los Estados autocráticos de tipo histórico, lo mismo que a los
Estados modernos democráticos. Se dice que la idea de organización expresa el
vínculo jurídico-político unificador de la realidad estatal. Esta idea sirve para definir al
Estado como al conjunto de órganos y procedimientos expresamente establecidos en
las normas (o aceptados de manera consuetudinaria) mediante los cuales se ejercen
las funciones para la producción y ejecución de las normas dentro de la estructura de
la vida social.
Incluso hay autores que, como Kelsen, llegan a identificar al Estado con el Derecho,
como una (exigencia) del planteamiento de la teoría pura del Derecho.

1.1.2.4. La idea de soberanía


Otro de los elementos, citado por los autores, constitutivos del Estado es la idea de
soberanía, la idea de poder. Como bien sabemos, existen muchas voces para
expresar esta idea. En lengua latina se usan las voces, que luego se repiten mucho,
de imperium, de auctoritas, de vis coactiva, de potestas, de facultas. Estas voces
latinas se les encuentra realzadas con algún adjetivo, muy expresivo, como summa
potestas, máxima auctoritas, máxima potestas, summum imperium, que señalan el
grado de superioridad absoluta que tiene ese poder: la más grande de todas las
potestades; la máxima autoridad; el mayor poder de todos, etcétera.
Por otro lado, es muy difícil encontrar unanimidad sobre lo que es y significa la
soberanía, o el poder público, sobre su sede; sobre su objeto, etcétera. Con todo, se
acepta comúnmente que se trata de un elemento esencial del Estado que se traduce
en la capacidad jurídica que tienen los órganos del Estado de ejercer coerciblemente,
mediante determinados procedimientos, las tareas de producción y de ejecución de las
normas jurídicas que regulan la convivencia social y las relaciones mismas con el
Estado.
De manera más sencilla, la soberanía cosiste en la capacidad que tiene un pueblo
para auto-gobernarse; para decretar la forma de gobierno que más le acomode; o para
establecer sus leyes fundamentales. Son estos los contenidos que, de hecho,
encontramos en los textos constitucionales que la definen.
En efecto el artículo 3 de la Constitución de 1812 definió la soberanía de la siguiente
manera Art. 3.-La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo
pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales.
Sin variar los conceptos, incluso enriqueciéndolos, la Constitución mexicana de 1917,
ahora en vigor define la soberanía en los siguientes términos.
Art. 39.-La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo
poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene
en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
1.1.3. Los FINES DEL ESTADO
Sabemos que existen muchas teorías explicativas y, en su caso, definitorias del
Estado, sin duda acordes con los tiempos históricos en que fueron elaboradas. Ahora
podemos preguntarnos ¿para qué sirve el Estado?
No siempre se da contestación a esta pregunta. Lo peor es que no siempre se le
puede dar contestación, sobre todo, cuando algunas de esas importantes teorías
identifican Derecho y Estado (léase teoría pura del Derecho).
Bien, sin negar la complejidad del Derecho y de sus definiciones y sin negar la
complejidad del Estado y de las teorías que lo explican o definen, podemos insistir en
la idea del Derecho como medio y en la idea del Estado como persona moral, de
carácter público. Ello aunque sólo sea para hablar con mayor comodidad de los fines
del Estado. Es decir, no negamos la teoría que define al Estado como organización; ni
las teorías que lo consideran como un conjunto de órganos y procedimientos a través
de los cuales se producen las normas y se previene su ejecución, sino que deseamos
aclarar que el Derecho, en definitiva, debe distinguirse de los órganos que lo producen
y de los procedimientos que lo ejecutan.
Todo el Derecho emana de la única fuente que posee la capacidad Intrínseca de
producirlo, que es el pueblo soberano (artículo 39 constitucional, que habla de la
soberanía popular). El pueblo soberano es la unica fuente originaria del Derecho, de
manera que es solamente a partir de la imposibilidad material del pueblo mismo de
ejercer ese poder soberano por sí mismo, cuando para el ejercicio de la soberanía se
piensa en crear órganos, en quienes depositar ese ejercicio tanto para la producción
de las normas jurídicas cuanto para su ejecución. De manera que el Estado, al menos
el Estado de Derecho, nace precisamente como organización a raíz de estas
consideraciones de la soberanía popular de corte constitucional.
El Estado de Derecho, o el Estado para el Derecho Constitucional sí es una
organización creada por la Constitución, diferente esencialmente de lo que es la
soberanía popular, la cual reside en el pueblo y se instituye para su beneficio en
palabras del artículo 39 constitucional. Y el Estado, en cuanto tal, es concebido por el
mismo Derecho como una persona moral de carácter público, a la que se le
encomienda el ejercicio del poder pero para beneficio del pueblo. Los fines del Estado
tienen que ver con este último mandato de la soberanía, el beneficio del pueblo. De
manera que el Derecho en manos del Estado se instituye como un medio, o un
conjunto de medios a través de los cuales se alcanza dicho beneficio para el pueblo.
Más aún, el Derecho, en cuanto idea de orden, en cuanto puede ser considerado un
bien en sí mismo, puede ser y es ya la realización de un fin concreto del Estado.
Cuando, por ejemplo, el Estado inculca la inviolabilidad de la Constitución, o el
principio de la legalidad, es porque considera que esa norma fundamental, o que dicho
principio es ya un bien en sí mismo, digno de todo aprecio, sin duda, digno del más
alto aprecio en un Estado de Derecho.
Existen otros muchos fines concretos a alcanzar por parte del Estado, ayudándose del
Derecho. La Constitución mexicana vigente, por cierto, fuera del artículo 39, ya no
menciona cuáles otros sean o deban ser los fines del Estado. En cambio, otras
Constituciones modernas, como la española de 1978, ya se ocupan, no sólo de
esclarecer algunos extremos de doctrina sobre este particular, sino también de
precisar los fines que se le encomiendan al Estado.
Por ejemplo, hablando de doctrina, se afirma en su artículo primero lo siguiente:
Art. !.I.-España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que
propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la
igualdad y el pluralismo político. Como se aprecia, se habla de los valores superiores
del ordenamiento jurídico. Valores que están por encima de las reglas del Derecho.
Estas se inspiran en aquéllos; éstas tienden a realizar esos valores, considerados
como ideales a alcanzar. Por eso, Garrido Falla comentando este artículo afirma:
Frente a la curiosa afirmación de que donde hay Estado, hay ordenamiento jurídico y,
por ende, hay derecho que conduce inevitablemente a la inutilidad de las aspiraciones
constitucionalistas, hay que afirmar la obvia idea de que el Estado puede no estar
sometido a derecho; y esto es lo que desgraciadamente ha ocurrido durante la mayor
parte de la historia de la humanidad.
Así es que el Estado es Estado de Derecho cuando realiza la idea de derecho
limitando jurídicamente su actividad y el poder de que dispone para desarrollarla.
Hasta el punto de que incluso para la teoría pura del derecho en qué Estado y
Derecho se identifican, el Estado de Derecho debe aceptarse como una expresión con
un valor cualificado.
Quizá por ello, se indica que España es un Estado social y democrático de Derecho.
En México no tenemos esta clase de enunciados. Pero volviendo al tema de los fines
del Estado, la misma Constitución española los va enunciando y precisando en otros
muchos pasajes, como los siguientes: en su preámbulo, se dice que:

 La nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y


promover el bien de cuantos la integra, en uso de su soberanía, proclama su
voluntad de:
 Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes
conforme a un orden económico y social justo.
 Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como
expresión de la voluntad popular.
 Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los
Derechos Humanos; sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.
 Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una
digna calidad de vida.
 Establecer una sociedad democrática avanzada; y colaborar en el
fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre
todos los pueblos de la tierra.
 El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos
económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero y
orientará su política hacia su retorno.
 Se reconoce el derecho a la protección de la salud. Compete a los poderes
públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y
de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y
deberes de todos al respecto.
 Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física
y el deporte. Asimismo facilitarán la adecuada utilización del ocio.
1. l. Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a
la que todos tienen derecho.
2. Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica
y técnica en beneficio del interés general.
 Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y
eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural.
 Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento,
rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos,
a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán
especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos
los ciudadanos.
 Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y
periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos
durante la tercera edad. Asimismo. y con independencia de las obligaciones
familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales
que atenderán sus problemas específicos de salud. vivienda, cultura y ocio.

1.2. DERECHO
Para completar el desarrollo de esta primera unidad, nos resta hablar del Derecho.
¿Qué cosa es el Derecho?
El alumno al llegar al Derecho Constitucional ya puede contestar muy bien esta
pregunta con alguna de las definiciones que ya le han dado en otras materias, desde
las definiciones que nos mandan guardar en la memoria, como las del Ulpiano,
repetidas en lengua latina, hasta las definiciones más sencillas de algún autor
moderno que compara las normas jurídicas con las normas de los juegos de mesa, por
ejemplo.
El Derecho, en esencia, es un medio, o un conjunto de medios, creados por el hombre,
que siempre ha podido usar el ser humano en su desarrollo como ser individual, como
ser inteligente y sociable. El Derecho es una creación de la inteligencia, no importa
que hoy, al igual que ayer y que siempre, sea una creación imperfecta, o no se vea
mucho lo de la creación inteligente. Pero, en esencia, es un medio que, en efecto,
puede dársele buenos y malos usos.
El Derecho, visto con perspectiva histórica, es una formidable estructura constituida
por diversos sistemas de conductas y diversos modos de obrar del hombre que vive en
sociedad y de la sociedad que vive organizadamente. El Derecho es un orden, o
pretende serlo y un sistema coactivo, que permite hacer cosas, por un lado, pero por
otro, también prohíbe hacer cosas.
El Derecho es un conjunto de reglas. La regla, por su parte, puede ser una expresión
de la voluntad. que permite o prohíbe hacer una cosa; y, por otro lado, puede ser una
expresión del conocimiento. Las asignaturas de la Carrera de Derecho pueden
estudiarse pensando en conocer cuál es el mandato (o el acto de voluntad) contenido
en cada una de las reglas del Derecho. Pero también pueden estudiarse pensando en
conocer la racionalidad, o la inteligencia de los enunciados en que se formulan dichas
reglas, enunciados que las ciencias del Derecho, ordenan y sistematizan.
El Derecho Constitucional es una de esas asignaturas de la Carrera de Derecho. Tiene
por objeto el estudio de la Constitución. La Constitución es la norma jurídica por
excelencia, la cual expresa la voluntad coactiva del soberano, del pueblo soberano. En
esta norma se exterioriza la organización y el funcionamiento del Estado, así como los
principios y los valores de la convivencia social; las libertades y los derechos del
individuo y de grupos sociales protegidos.
La norma constitucional nos indica cuáles son los órganos del Estado, así como cuáles
sean los procedimientos de producción y ejecución de las normas jurídicas. La norma
constitucional. en todo caso, expresa también y sobre todo el Derecho a que están
subordinados y sometidos dichos órganos tanto en la producción cuanto en los
procedimientos de ejecución de las normas jurídicas. Se puede afirmar, parafraseando
la doctrina positivista de Kelsen que Derecho y Estado Constituyen una sola forma de
vida, una sola realidad cultural al identificarse en un único sistema lógico-normativo,
manteniendo sus diferencias.
Nosotros insistimos en que el Derecho es un medio, o un conjunto de medios puestos
al servicio del Estado para la obtención del bienestar el progreso que se haya
propuesto alcanzar el pueblo soberano. Esto es el Derecho, considerado desde la
fuente originaria que lo produce: el pueblo. Es decir, el Derecho no es otra cosa que lo
expresado por el artículo 39 de nuestra Constitución al hablar de la soberanía.
. La soberanía radica originaria y esencialmente en el pueblo y consiste, en esencia,
en la capacidad que tiene ese mismo pueblo para auto-gobernarse: es decir para
darse un gobierno, para determinar su organización y funcionamiento; para darse sus
leyes fundamentales;
Precisando que, en todo caso, el poder se instituye para beneficio del mismo pueblo.
Esto es lo que dice el artículo 39 constitucional.

1.4. RESUMEN
Esta unidad puede ser considerada como una especie de introducción al estudio del
Derecho Constitucional, de manera que al recordar lo que es la sociedad, lo que es el
Estado y lo que es el Derecho, en general, solamente se busca definir el marco de
referencia de nuestra asignatura. La sociedad es definida en función de su propia
organización, como un pueblo capaz de auto-gobernarse. Es decir, como un pueblo
asentado establemente en un determinado territorio, capaz de determinar la forma de
organización política que más le convenga; capaz de instituir órganos y
procedimientos de creación y ejecución de normas jurídicas; capaz de organizarse en
Estado libre e independiente, a quien se le encomiende la realización de los diversos
fines que le sean inherentes o propios.
El Derecho Constitucional se ocupa del estudio de la Constitución, en cuanto
manifestación de la voluntad soberana del pueblo. Dicha Constitución, entre otros
elementos, o entre otras materias, regula la forma en que se crean los diversos
órganos del Estado y los diferentes procedimientos de producción y ejecución de las
normas jurídicas.
Como sabemos, existen varias ciencias sociales que, entre sus objetos de estudio,
tienen los importantes temas de la sociedad y del Estado. Varias ramas del Derecho
inclusive examinan el tema del Estado. Así pues, es conveniente que el lector, como
siempre, trate de sumar conocimientos, tomando muy en cuenta esos diversos
apuntes proporcionados por las ciencias de referencia, a fin de entender mejor y
complementar la idea ya expresada del Derecho Constitucional sobre los temas
expuestos en esta unidad.

Unidad 2
Concepto y ubicación del Derecho Constitucional
RAÚL CONTRERAS BUSTAMANTE
2.1. CONCEPTO Y ELEMENTOS DE DERECHO OBJETIVO
Como señala el Diccionario Jurídico Mexicano, para la inmensa mayoría de los
juristas, "el derecho constituye un conjunto -orden, sistema- de normas o disposiciones
de cierto tipo, al cual denominan derecho objetivo para distinguirlo de otros usos o
sentidos de la palabra derecho". El predicado objetivo se utiliza para diferenciar -u
oponer el orden jurídico al derecho subjetivo (en el sentido de permisiones o reclamos
jurídicamente justificados)”.
El término derecho objetivo, se utiliza como sinónimo de orden jurídico e igualmente
se asocia o identifica con la idea de derecho positivo, es decir, como norma. Rafael de
Pina, lo define como "el conjunto de las normas que forman el sistema jurídico positivo
de una nación". Derecho subjetivo, consecuentemente, es el derecho considerado
como facultad de uno o varios individuos. Facultad resultante de la norma.
El derecho objetivo es la norma que autoriza, que inviste, que faculta; mientras el
derecho subjetivo es la facultad o permisión jurídicamente fundamentada.
Siguiendo este orden de ideas, se ha dicho que el Derecho Constitucional es un
derecho objetivo, toda vez que de él se desprenden todas las demás ramas de la
Ciencia Jurídica.
Si bien es cierto que existen ramas jurídicas mucho más antiguas que el propio
Derecho Constitucional, dentro del Estado contemporáneo -resultado de la adopción
del Constitucionalismo como filosofía jurídico-política comúnmente aceptado por la
casi totalidad de los países, jerárquicamente la Constitución es la Ley Suprema; y, por
lo tanto, ninguna norma puede contradecir ni ir más allá de lo que dispone la misma
norma constitucional.
La Constitución es la norma que precede, es decir, es derecho objetivo y por lo tanto,
las demás ramas del Derecho son facultadas para desarrollarse, su tratamiento en la
norma constitucional constituye una función normativa derivada, es decir, son derecho
subjetivo, lo que constituye la primacía o supremacía del Derecho Constitucional
respecto de las demás ramas de la Ciencia Jurídica.

2.2. CARACTERES DEL DERECHO CONSTITUCIONAL


Antes de entrar al análisis del concepto del Derecho Constitucional y sus diversas
interpretaciones hechas por distintos autores, nos referiremos primero a sus
caracteres entendiéndose por este enunciado, a los rasgos distintivos de nuestra
materia de estudio.
El nacimiento del Derecho Constitucional, como disciplina jurídica autónoma, data de
fines del siglo XVIII y principios del XIX. Según el profesor argentino Pablo A. Ramella,
"las primeras cátedras se impartieron en Ferrara, Italia, enseñadas por Giuseppe
Campagnoni di Luzo. Después, hicieron lo mismo en Pavia, Boloña y en París; y es
precisamente en territorio francés donde la materia cambia de nombre de Derecho
Público, por el de Derecho Constitucional".
El surgimiento de las primeras Constituciones y su propagación hacia diversos países,
estuvo inducido por una corriente filosófico-política, que se conoce como
"Constitucionalismo ", que dio origen a los llamados Estados de Derecho, cuya
característica sobresaliente es la sumisión del gobierno a las normas jurídicas, es
decir, la institucionalización de la figura de la Constitución, como "la expresión del
límite hasta donde ha llegado la conquista revolucionaria, porque en ella han quedado
consagrados los triunfos de las fuerzas de la libertad sobre las del despotismo.
Significa someter al poder del Estado dentro del ámbito del derecho.
El autor ecuatoriano Rodrigo Borja afirma, que las ideas generadoras del
Constitucionalismo, esquemáticamente, se pueden resumir en cinco. Nos permitimos
citarlas, puesto que pueden servir, además, para entender el objeto y fin del Derecho
Constitucional.
1. La transformación del Estado, fundado en la pura arbitrariedad, en un Estado de
Derecho; desapareciendo la antinomia entre soberano y súbdito.
2. Consagración del principio de la soberanía popular, o sea, conversión en favor del
pueblo, del concepto de la soberanía que durante muchos años fue patrimonio
exclusivo del rey.
3. Sometimiento del pueblo, pero no a un poder de pura dominación, sino a normas
de Derecho, convertidas por el mismo pueblo en imperativos éticos que permitan la
sana convivencia social.
4. Imposición de un sistema de libertades al poder del Estado, que garantice la libre
acción de los individuos y salvaguardarles una suma de derechos personales,
frente al Estado.
5. Promoción de un régimen de seguridad jurídica. Este destacado concepto implica,
que los individuos adquieran certidumbre y confianza en la aplicación recta y
efectiva del derecho en todos los casos.
Para el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Antonio Colomer Viadel, "el
Constitucionalismo no es una teoría política que describe el poder ni el
comportamiento político. Es una doctrina que señala como debe ser el derecho
positivo y como debe aplicarse e interpretarse para alcanzar el estado de Derecho".
Según este autor hispano, el Derecho Constitucional tiene una tripledimensión: la
primera, una perspectiva jurídica basada en la evolución histórica-constitucional de las
instituciones jurídicas y el desarrollo Ideológico v axiológico de los sentimientos v
emociones que llegan a decantarse en la idea de la Constitución; la segunda, una
dogmática jurídica que mediante la técnica interpreta, describe y analiza el derecho
establecido mediante la Constitución; y la última, una perspectiva que indague sobre
los caminos de superación de crisis jurídicas y acarree elementos para la evolución
jurídica "mejorativa", mediante la cual "pueda llegar a ser cierta la añeja afirmación de
los clásicos de que: el hombre es la medida de las cosas".
La Constitución, como objeto principal de estudio del Derecho Constitucional. es el
producto de la creación de la sociedad, que sintetiza la historia de un pueblo, que toma
lo que le fortalece como nación y prohíbe los elementos fácticos que le han herido -
para tratar de evitar su reproducción-; que procura interpretar su sociología y
psicología social para formalizar sus costumbres, tradiciones, formas de ser y modos
de querer ser; traduciendo todo ello en una Ley Fundamental que garantice
imperativamente su contenido.
La jerarquía suprema de la Constitución solo puede entenderse como derivación de un
principio filosófico fundamental: el de la Soberanía Popular. Efraín de Polo Berna!,
considera que la concepción sublimizada de la norma constitucional. "nos lleva a la
despersonalización de la soberanía y a la afirmación de la Constitución como
suprema"
Según Feliciano Calzada Padrón, el concepto ideal del Derecho Constitucional, debe
establecerse mediante una serie de condiciones. En primer término, se entiende que
las normas constitucionales deben ser una premisa de justicia, y que
indispensablemente implica la instauración de un orden, para consecuentemente
encarnar el valor de la seguridad.
Agrega Calzada, que el Derecho Constitucional tiene como finalidad específica "la
limitación de determinados poderes del Estado y de sus auxiliares, mediante actos que
entrañan efectos bilaterales; de modo que las normas constitucionales refuercen una
forma de vida plasmada en un orden institucional".
El Derecho Constitucional, como rama importante de la Ciencia Jurídica, nos dice
Ignacio Burgoa, está integrado "como un conjunto de normas cuyos atributos
esenciales concurrentes son la bilateralidad, la imperatividad y la coercitividad. Estos
atributos distinguen a la norma jurídica de las demás normas de conducta humana"
Es decir, las normas constitucionales al regular la conducta externa del hombre, crean
efectos vinculatorios frente a quienes se despliega, entrañando a la "bilateralidad".
Igualmente, son "imperativas" o "autárquicas" -como las califica Burgoa-, porque se
sobreponen a la voluntad de los sujetos cuya conducta encauzan de manera
obligatoria, y por lo tanto, deben de considerarse también "/¡eten5nomas ", al ser
impuestas por una voluntad superior, que es la del Estado.
Consecuentemente, la coercitividad deviene de la capacidad que las normas jurídico-
constitucionales tienen, para hacerse obedecer contra y sobre cualquier actitud que se
oponga o las contravenga. Esta capacidad coercitiva, aunada a los sistemas de
autocontrol constitucional, las hace por tanto, también gozar de la característica de la
"inviolabilidad". El autor español Ignacio de Otto, complementa a nuestro parecer, la
concepción que diferencia a las normas constitucionales del resto de las normas
jurídicas ordinarias. Supremacía y positividad, son en su opinión, dos rasgos distintivos
de las normas constitucionales.
La supremacía de las normas constitucionales, se constituye a partir de la jerarquía
entre las disposiciones jurídicas, es decir, se identifican por la relación que guardan
con las demás, por la superioridad respecto a la legislación, de toda creación
normativa y de todos los actos de aplicación de la misma. "Todo lo que esté incluido
en la Constitución o se incluya en el futuro, tiene esa cualidad".
Por lo que toca a la positividad, la entiende como una sustitución radical a los criterios
e ideas que en la antigüedad daban preponderancia al Derecho: ya no es la moral ni la
historia lo que prefigura normativamente el contenido del ordenamiento jurídico, sino
que basta con que esté establecido en el interior del ordenamiento constitucional. La
positividad significa consecuentemente que lo constitucionalmente vigente no tiene
límite alguno, ni temporal, ni social ni material.
La etapa de integración internacional y la globalización que vive el mundo de nuestra
época, está poniendo a prueba al Derecho Constitucional. Algunos autores predicen
catastróficamente la desaparición del Estado Nacional -y por ende la organización
jurídica constitucional motivo por el cual, tratamos de buscar alguna opinión calificada
al respecto.
El catedrático emérito de la Universidad de Friburgo, Alemania, Conrado Hesse -quien
asimismo fue Magistrado del Tribunal Constitucional de ése país- sostiene que una
vez creada la Unión Europea, no le cabe duda de que "el Derecho Constitucional no
llegará completamente a disolverse hasta el extremo de ser reducible a mero episodio
de la historia constitucional”. Con independencia de la transformación que en el futuro
llegue a tener la Unión Europea, su existencia presupondrá siempre la de los Estados
miembros y, con ello, la de sus respectivas Constituciones.
De esta manera, durante la progresiva integración del modelo europeo sin duda, el
más avanzado- asistimos a una creciente concordancia del Derecho Constitucional
Nacional y Derecho Comunitario, como una concertación del Derecho Constitucional
propio de los Estados- miembros, en las cuales comienzan a apuntar signos de un
"Derecho Constitucional Común Europeo".
Después de hacer estas actuales apreciaciones sobre el futuro de nuestra materia de
estudio, Hesse penetra al fondo del tema y nos dice que el Derecho Constitucional
goza de una singularidad que lo diferencia de otras ramas jurídicas, no sólo en función
de sus tareas y objeto; estas peculiaridades esenciales, son básicamente cuatro:
a) Por su rango o primacía. El Derecho Constitucional no puede ser derogado
ni reformado por leyes ordinarias; ninguna disposición del ordenamiento
jurídico ni acto estatal puede contradecirlo; y todos los poderes públicos -
incluido el Legislativo- están vinculados por la Constitución.
b) La clase de sus reglas, de carácter abierto y vinculante. La Constitución no
es un sistema cerrado y ovni-comprensivo, es un ordenamiento abierto, que
permite tomar en consideración cambios técnicos, económicos y sociales,
adaptarse a la evolución histórica a través de la reforma, con lo cual se
asegura con ello un requisito fundamental de su propia existencia y eficacia.
c) Su validez, como garantía inmanente. El Derecho Constitucional se
diferencia de otras ramas jurídicas en que, no existe instancia que pueda
imponer su observancia: el Derecho Constitucional tiene que garantizarse
por sí mismo, lo cual supone la existencia previa de una configuración que
esté en condiciones de asegurar en lo posible tal garantía inmanente.
d) Su capacidad para imponerse a la realidad social, su efectividad. Las
normas constitucionales deben ser capaces de configurar y formar las
circunstancias de la realidad histórica, pues cuanto más asuman las fuerzas
y tendencias de cada época, mejor se podrán desplegar sus efectos. Para
ello, es menester que tanto dirigentes políticos como gobernados acepten
como moralmente imperativo el contenido de la Constitución.
La mayoría de los autores constitucionalistas omiten tratar uno de los aspectos
básicos del Derecho Constitucional; y que precisamente, le dan su categoría científica,
que son sus fuentes. El Derecho Constitucional es una rama joven dentro de la
Ciencia Jurídica, que tiene un carácter flexible, que lo interacciona con la Ciencia
Política, la Teoría del Estado, la Sociología, entre otras, pero se debe establecer que
como todo derecho, debe de analizarse de acuerdo a la metodología jurídica. Rodrigo
Borja, sostiene que son dos, substancialmente, las fuentes del Derecho Constitucional:
la ley -la de categoría superior o constitucional, así como las leyes ordinarias dictadas
con referencia a la propia Constitución- y; la costumbre.
Jorge Carpizo, 1' resume de manera más integral -a nuestro parecer- a las fuentes del
Derecho Constitucional que son:

 La Constitución;
 La costumbre;
 La jurisprudencia;
 Las leyes que reglamentan preceptos constitucionales; y,
 El derecho constitucional comparado. (Que actualmente es estudiado
en Europa a veces hasta como un sustituto de la materia del Derecho
Constitucional).
En esta época de la globalización, habrá indefectiblemente que agregar como otra
fuente imprescindible, a los Tratados Internacionales suscritos por un país y
debidamente ratificados conforme a su marco constitucional. Y ya que a metodología
jurídica nos referimos, resulta congruente regresar a la consulta obligada del maestro
Burgoa, quien establece tres distintos métodos de investigación del Derecho
Constitucional:
1. El lógico-jurídico de interpretación. -Para desentrañar los principios y precisar
el sentido, alcance y operatividad de las normas constitucionales.
2. El hiistórico. -Para comparar las normas con las que las precedieron y evaluar
la evolución constitucional.
3. El crítico valorativo. -Que considere los aspectos social, político y económico
del ser, modo de ser y querer ser del pueblo o nación de que se trate; y los
juzgue a la luz de las teorías filosóficas, políticas, sociales y económicas.

2.3. EL CONCEPTO DEL DERECHO CONSTITUCIONAL


2.3.1. CARL SCHMITI
Para el maestro alemán Carl Schmitt, el Derecho Constitucional se entiende como una
consecuencia de la existencia de la Constitución misma. Según su particular punto de
vista, el surgimiento de la Constitución germana de Weimar en 1919 -dentro de la
corriente de influencia del Estado liberal-burgués- creó la necesidad de erigir una
Teoría o Ciencia de la Constitución, como resultado de una tendencia inevitable del
mundo occidental. Es decir, podemos inferir que para este notable tratadista, el
Derecho Constitucional es aquél que se encarga, consecuentemente, del estudio de la
Constitución.
En 1927, en su "Teoría de la Constitución",18 este autor dice que cualquier hombre,
entidad u objeto, se encuentra de alguna manera en una "constitución", pero para la
materia de nuestro estudio, esa palabra se debe limitar a la "Constitución" de un
Estado, es decir, a la unidad política de un pueblo.

2.3.2. KARL LOEWENSTEIN


Este autor, también de origen alemán, publicó a fines de los años cincuenta, otra obra
intitulada en español "Teoría de la Constitución”, que aportó un enfoque novedoso al
análisis de la materia constitucional. Aunque su método de estudio se aleja del ámbito
riguroso de lo jurídico-normativo y se acerca más al de la Ciencia Política, la posición
de este investigador del constitucionalismo, resulta imprescindible para poder
conceptualizar y comprender en su justa medida, la importancia que la sociedad
contemporánea ha dado a la Constitución.
Como premisa fundamental de su teoría, destaca que es el fenómeno del Poder la
clave para comprender a la sociedad estatal. El poder político debe ser conocido,
observado, explicado y valorado en cuanto a sus manifestaciones y resultados, con lo
cual establece una Crotalogía o Ciencia del Poder.
El Estado Constitucional y por ende, el Constitucionalismo, se resumen en el hecho de
un acuerdo de la comunidad sobre una serie de rel..'. las lijas, que obligan tanto a los
detentadores como a los destinatarios del poder, como el mejor medio para dominar y
evitar el abuso del poder político por parte de los gobernantes. Ese mecanismo
organiza a las reglas en un documento formal: la Constitución. Es decir, Loewenstein
define al Derecho Constitucional como el mejor instrumento para controlar el uso del
Poder Político.
Generalizando dentro de la Teoría Constitucional, Loewenstein considera como
elementos fundamentales e irreductibles de toda auténtica Constitución:

 La diferenciación de las tareas estatales y su distribución entre diversos órganos del


Estado o detentadores del poder, para evitar la concentración del poder y
generar la autocracia.
 El establecimiento de mecanismos de coordinación entre los diversos
detentadores del poder. Frenos y contrapesos, como dispositivos para la
limitación del poder político.
 La conformación de procedimientos para la resolución de conflictos y bloqueos
entre los diferentes detentadores del poder autónomos, para que no lo hagan
por sus propios medios y sometan el proceso del poder a una dirección
autocrática.
 El método racional de reforma constitucional, para la adaptación pacífica del
orden normativo a las cambiantes condiciones sociales y políticas para evitar la
ilegalidad, el uso de la fuerza o en caso extremo, la revolución.
 Por último, la Ley Fundamental debe de contener un reconocimiento expreso
de ciertas esferas de autodeterminación individual, o sea, derechos
individuales y libertades fundamentales, así como los recursos legales que
garanticen su protección frente a los detentadores del poder.

2.3.3. MANUEL GARCÍA PELAYO


Este autor español, hace un profundo análisis respecto al concepto del Derecho
Constitucional y al elemento individualizado que le da su objeto de estudio, que es la
Constitución, partiendo básicamente de una crítica al aspecto racional-normativo
clásico. Esto es, si bien acepta que el Der echo Constitucional es la "ordenación de las
competencias supremas de un Estado", dice que esta ciencia no se agota en ellas. El
Derecho Constitucional vigente "no es la pura norma, sino la síntesis de la tensión
entre la norma y la realidad como la que se enfrenta"
Según este autor hispano -quien en la parte final de su vida presidió el Tribunal
Constitucional de su país, al fin del franquismo v la reinstauración del
constitucionalismo- el estudio del Derecho Constitucional se desarrolla mediante las
disciplinas siguientes:
1. Derecho Constitucional Particular. -Cuyo objeto es interpretar, sistematizar y en
ocasiones, criticar a las normas jurídico-constitucionales vigentes de un Estado
determinado. Se trata pues, de una de las disciplinas que integran la
jurisprudencia de un orden jurídico positivo dado.
2. Derecho Constitucional Comparado. -Su misión es destacar singularidades y
contrastes del estudio teórico entre las normas jurídico- constitucionales de
varios Estados.
3. Derecho Constitucional General. -Es una especie de Teoría General del
derecho constitucional democrático-liberal. A diferencia del Comparado, aquí
no se busca destacar singularidades o contrastes, sino solamente notas
generales y comunes durante un tiempo dado o bien, de un sistema
determinado.
El origen y formación del Derecho Constitucional, como ciencia autónoma y
sistemáticamente ordenada, tiene lugar -en opinión de este autor- hasta entrado el
siglo XIX, con la cristalización del Estado Constitucional, concretamente motivada por
la transformación fundamental de la estructura jurídico-político tradicional de las
sociedades antiguas, que dieron pie a la configuración del Estado contemporáneo; y,
para ello, a su juicio, contribuyeron los siguientes factores:
1. La proliferación de Constituciones escritas;
2. La necesidad de establecer conceptos explicativos y reglas de interpretación;
3. Consecuentemente, la exigencia de crear una teoría que unificara la pluralidad
normativa, mediante criterios axiológicos.

2.3.4. IGNACIO BURGOA


El autor del Prefacio de la segunda edición de este libro y querido maestro nuestro,
Don Ignacio Burgoa, sostenía que el Derecho Constitucional es una importante rama
de la Ciencia Jurídica -o sea, de la disciplina cultural- que estudia al Derecho como
conjunto de normas de conducta, cuyos atributos esenciales concurrentes son: la
bilateralidad, la imperatividad y la coercibilidad.
El maestro Burgoa opina, que aunque parezca tautológico, debe decirse que el
Derecho Constitucional, es aquel que se encarga del estudio de la Constitución. Pero
no de la Constitución in abstracto, como un ente ideal, carente de juridicidad; ni como
un conjunto de principios deontológico, sin consagración positivo-normativa; sino del
análisis de una Constitución específica, particular de un Estado determinado. En su
objeto de investigación, radica la diferencia entre el "Derecho Constitucional" y la
"Teoría Constitucional", pues en tanto que ésta última trata de formular y explicar
determinados principios, que pueden tener o no acogida en alguna Constitución en
concreto, aquél, según dijimos, analiza la existencia de un cierto orden jurídico
constitucional.
El estudio de una Constitución, debe comprender a todas sus disposiciones,
agrupándolas sistematizadamente en diversas instituciones o materias. Por ende, la
comprensión didáctica del Derecho Constitucional debe abarcar todas esas
instituciones o materias que en la Constitución se encuentran normadas o previstas -
de modo fundamental o básico-, ponderándolas únicamente como contenido de las
disposiciones constitucionales respectivas.
Según Burgoa, la metodología que debe emplearse en el estudio del Derecho
Constitucional, o sea, en el análisis de una Constitución determinada, consiste en el
examen de los conceptos y principios generales y abstractos que ésta utiliza -como
tópicos de la Teoría del Estado y de la Teoría Constitucional- para después
ponderarlos desde el punto de vista de su consagración normativa en cierta Ley
Fundamental.

2.3.5. FELIPE TENA RAMÍREZ


En sus estudios, el maestro mexicano hace un detallado recorrido histórico para
describir el origen y evolución del Derecho Constitucional. En el ámbito internacional,
destaca que fue en Italia -antes que en ningún otro país- donde se fundaron las
primeras cátedras de la materia. En México, Tena Ramírez concede a Ignacio L.
Vallarta y a Emilio Rabasa, la más alta investidura en cuanto a sus aportaciones al
constitucionalismo nacional.
Resulta muy interesante su posición metodológica para tratar de distinguir al Derecho
Constitucional de la Teoría del Estado, refiriendo que esta última se ocupa del análisis
doctrinal de la materia estatal en lo general, pero que excluye en su método lo
referente al estudio individual del Estado.
"Pues bien, dice Tena, la doctrina individual y específica de determinado régimen de
Estado, es el Derecho Constitucional” y Tena, sostiene que el Derecho Constitucional
no puede ser nunca formalismo puro, sino el común aliento jurídico de cada pueblo, la
expresión más alta de su dignidad cívica, el complejo más íntimo de su historia. No
puede concebirse sino en cuanto aspiración concreta de cada pueblo a ejercitar su
soberanía, conforme a principios que tienen un mínimo de generalidad, como son la
democracia, la representación, la división de poderes, los derechos fundamentales de
la persona. El Derecho Constitucional es la técnica de la libertad. "Es el derecho del
Estado, cuando el Estado es de Derecho".
Coincidiendo con otras tendencias europeas, nos dice que no es posible recluirse en el
formulismo de los textos, sin emplear el análisis sociológico e histórico, para descubrir
el significado real de la Constitución por debajo de su estructura formal.

2.3.6. DANIEL MORENO DIAZ


El maestro Moreno Díaz, sustenta qué en primer término, hay un acuerdo general en
ubicar al Derecho Constitucional como rama del Derecho Público, y que su finalidad es
la constitución política y social del Estado. Respecto a la institución estatal afirma que
se trata de "una organización que pretende asegurar la convivencia de un
conglomerado humano y su supervivencia como una comunidad".
Señala que si coincidimos en ubicar al Derecho Constitucional dentro ,del sistema de
la normatividad, se trata de un conjunto de normas que tienen por objeto la
organización del Estado y el funcionamiento de sus poderes y agrega: "Derecho
Constitucional es una disciplina que estudia la estructura del Estado y
fundamentalmente, su Constitución, aunque ésta, que es la Ley Fundamental, no
contenga de un modo forzoso todos los preceptos básicos, sino que hay un vasto
complejo de normas, que aunque tienen como base la Constitución, no forman parte
de ella”.
Al igual que el español García Pelayo, subdivide nuestra materia para su estudio en:
Derecho Constitucional Particular, Comparado y General; solo que en cuanto a lo que
se refiere al Derecho Particular, difiere un tanto, pues Manuel García establece que,
para su apreciación, el objeto de esta disciplina es interpretar, sistematizar y criticar a
las normas constitucionales vigentes de un Estado determinado, para integrar una
especie de jurisprudencia de un orden jurídico positivo dado. El mexicano, en cambio,
limita el objeto de su estudio, únicamente al análisis y sistematización de las fórmulas
jurídico-políticas básicas de un Estado particular, es decir, el análisis y estudio de los
sistemas constitucionales de cada país por separado.
Destaca igualmente, como metodología de estudio del Derecho Constitucional -
coincidiendo en ello con las posiciones teóricas europeas- a los métodos histórico,
jurídico, así como también, al sociológico.
2.3.7. PABLO BISCARETII DI RU FIA
Este jurista italiano, en su obra "Introducción al Derecho Constitucional Comparado",
hace una diferenciación novedosa sobre el concepto del Derecho Constitucional.
Establece que existe un "Derecho Constitucional General" que constituye un capítulo
específico de la Teoría General del Derecho, destinado a comprender en sus
esquemas dogmáticos una serie muy amplia de instituciones de los más diversos
ordenamientos positivos. Asimismo, distingue a las "Ciencias del Derecho
Constitucional Particular", estimadas como relativas a un único ordenamiento estatal.
Esto es, Biscaretti da el rango de "Ciencia" al estudio individual y ex profeso de cada
Constitución de cualquier Estado en particular. Por último, aclara el concepto de la
"Ciencia del Derecho Comparado" como "una de las ciencias jurídicas, cuyo objeto es
el estudio profundo de los ordenamientos constitucionales de los Estados". Es decir,
considera a este género comparativo poseedor de un estricto método de investigación,
y por lo tanto, una ciencia jurídica autónoma o sea, una especie de "Ciencia que
estudia a las Ciencias Constitucionales Particulares".
El método comparativo, resulta aceptable para cumplir cuatro finalidades:
1 ". para alcanzar los lineamientos dogmáticos de la Teoría General del Derecho de
manera completa y satisfactoria;
2. para lograr una mejor interpretación y valoración de las instituciones jurídicas del
ordenamiento nacional; 3. para proporcionar un buen conocimiento de leyes e
instituciones de países similares por sus estructuras, que induzca a imitarlas, pero sólo
después de haber realizado las reformas necesarias impuestas por las diversas
situaciones particulares del Estado que las adopte; y por último, 4. tratar de alcanzar la
ambiciosa meta de la "unificación legislativa", como está ocurriendo
contemporáneamente en la Unión Europea.
Para lograr estas finalidades, es preciso allegarse del conocimiento de factores
políticos, históricos, económicos y sociológicos, es decir, la Ciencia Constitucional, sea
particular o general, debe usar aportaciones de las "ciencias no jurídicas". Entre estas
disciplinas, menciona principalmente a la Ciencia Política para identificar cómo se
ejercita el poder en la realidad de una sociedad humana en particular; a la historia de
las doctrinas políticas, para conocer las concepciones y programas de acción de
algunos de los ordenamientos constitucionales; y por último, incluye también a las
sociologías del derecho o de la política, así como a la filosofía del derecho, a la historia
constitucional, a la historia política, así como aquellas de carácter específico sobre las
instituciones políticas y los partidos políticos, incluyendo la historia administrativa.

2.3.8. SEGUNDO V. LINARES QUINTANA


Para quien fuera el director del Instituto de Derecho Constitucional y Político de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, en su obra "Teoría e
Historia de la Constitución", el Derecho Constitucional tiene como finalidad el
establecer la garantía de la libertad y la dignidad del individuo, mediante la sumisión o
acomodación del Estado, íntegramente considerado, al Derecho.
El constitucionalismo de nuestra época, o sea de la era atómica -como la llama el
maestro argentino- sólo puede ser un constitucionalismo social, que encare al hombre,
no como un individuo aislado, sino en cuanto y en función de miembro de la
comunidad.
En otros términos, el constitucionalismo ha de ser social, en el sentido de que han de
equilibrarse armónicamente los intereses sociales e individuales, pero en modo alguno
para desembocar en el allanamiento de los valores supremos del Derecho
Constitucional: la libertad y la dignidad del individuo.
Para Linares Quintana, el Derecho Constitucional debe servir de formula que equilibre
el interés social o estatal, con el interés del individuo.
El Derecho Constitucional, y por ende la Constitución, deben establecer las bases que
regulen los riesgos entre un régimen absoluto de derechos individuales sin limitación
alguna y un sistema también extremo de derechos sociales que restrinjan la libertad
hasta hacerla desaparecer. Ni el interés individual se debe oponer al de la colectividad;
ni la democracia social y económica se pueden contraponer y excluir a la democracia
política. El absolutismo individual, desemboca en anarquía y caos; y la omnipresencia
y omnipotencia del Estado, crea un clima propicio al totalitarismo.

2.3.9. MARIO DE LA CUEVA


El insigne jurista mexicano -quien fuera director de la facultad de Derecho de la
UNAM- hizo una serie de precisiones invaluables respecto a los orígenes del término
Derecho Constitucional, para efecto de ubicar debidamente a nuestra materia, dentro
del ámbito de la Ciencia Jurídica.
En primer término, establecía que la acepción Derecho Constitucional procede de la
corriente interpretativa francesa que quiere decir "Derecho de la Constitución o
Derecho Contenido en la Constitución". Los autores españoles hablan de "Derecho
Político" como un concepto sinónimo y, a su vez, los constitucionalistas alemanes,
emplean la expresión: "Derecho del Estado". De la Cueva considera que ambos
términos son demasiado amplios, pues significan el derecho de cualquier organización
político-esta tal, o si se quiere, se refieren al derecho de una forma cualquiera de
Estado. Una definición tan laxa beneficiaría igualmente a los estados absolutistas o
totalitarios.
En cambio, el concepto Derecho Constitucional, como ciencia que estudia la
Constitución, ubica de mejor manera nuestro campo de estudio y de análisis. La
constitución, según este autor, tiene dos acepciones: es sinónimo de realidad, y quiere
decir, la manera concreta de ser de una unidad estatal; pero además, se define como
norma jurídica fundamental Y comprende los principios básicos de la estructura del
Estado y las relaciones de este con los particulares o sea estas interpretaciones
constituyen la base de lo que se conoce con el nombre de Estado de Derecho.
De la Cueva establece que únicamente el derecho sirve como fundamento del Estado
de Derecho contemporáneo, cuya esencia radica en la subordinación del poder al
orden jurídico y por lo tanto, en el Derecho Constitucional descansan una serie de
ideas v principios constitutivos, en lo que podría denominarse como
Constitucionalismo. En consecuencia, el término Derecho Constitucional pretende
significar el ordenamiento normativo del Estado que realiza la idea del Estado de
Derecho.
Al analizar la relación entre Derecho Público y Derecho Constitucional, De la Cueva
sostiene que si bien el Derecho Constitucional contiene los principios fundamentales
del Derecho Público, por otra parte, goza de una auténtica autonomía, toda vez que
las normas que crean, estructuran y facultan al Estado y sus órganos así como las que
fijan los derechos fundamentales del hombre -por citar algunos ejemplos- son
exclusivas del ámbito constitucional y nunca pueden confundirse con las esferas
administrativas, penales o procesales, ni con ninguna otra especialidad.
Es decir, el Derecho Constitucional proporciona las bases generales y establece los
límites de las demás ramas particulares del Derecho Público.

2.3.10. ANDRÉ HAURIOU


Este francés, hijo del también prominente jurista y politólogo Maurice Hauriou, sostiene
que el objeto del Derecho Constitucional se puede definir como "el encuadramiento
jurídico de los fenómenos políticos". Su misión es "la de organizar, en el marco del
Estado-Nación, una coexistencia pacífica del poder y de la libertad" .
Los fenómenos políticos, advierte, son relaciones interhumanas en el marco de la
sociedad organizada, y pueden abordarse a partir de tres planos diferentes: el
reconocimiento total del hombre por el hombre mismo, en primer término; la
determinación de lo que es bueno para la sociedad; y, por último, el de las relaciones
entre dirigentes o gobernantes y gobernados.
Siguiendo la tendencia actual europea, se acerca más en su análisis hacia la Ciencia
Política, pero profundiza en tratar de desentrañar la relación de las normas de derecho
con los factores políticos y sus consecuencias. Nos dice que los fenómenos políticos
son los que se refieren a la conducción de los hombres que viven en sociedad, pero
aclara que para las investigaciones del Derecho Constitucional, el tipo de sociedad
que prioritariamente nos interesa, es el Estado.
Para incitar a los integrantes de una sociedad a actuar de alguna manera determinada,
existen fundamentalmente dos medios de acción política: la persuasión, que es la
influencia sobre la voluntad humana mediante la palabra o por escrito- para transmitir
ideas o necesidades y generar una conducta deseada. El otro medio, es el de la
coerción, que es una potestad del Estado, quien tiene el monopolio del uso legal de la
fuerza, para constreñir a la conducta humana al cumplimiento de un mandato.
El encuadramiento jurídico de los fenómenos políticos, no es de ninguna manera una
tarea fácil, puesto que este autor galo considera que existen tres razones
fundamentales: la violencia, que es inherente en las relaciones políticas; segundo,
porque aparte de ello, la vida política se caracteriza por una espontaneidad y un poder
de evolución considerables y finalmente, porque "los preceptos del Derecho
Constitucional se dirigen a actores políticos particularmente poderosos, que no
siempre obedecen las reglas establecidas"." Sin embargo, dado que la variedad de
opiniones no debe detener la acción, el Estado debe aspirar a buscar consensos
mayoritarios y no la unanimidad.
André Hauriou, diferencia en beneficio de nuestro objeto de estudio, al Derecho
Constitucional de la Ciencia Política. Nos dice: "la Ciencia Política tiene, pues, por
objeto el estudio de los hechos, de los fenómenos políticos en sí mismos, y por sí
mismos, mientras que, al Derecho Constitucional le corresponde, como hemos visto, el
encuadramiento jurídico de estos fenómenos. En resumen, la Ciencia Política es una
ciencia descriptiva, mientras que el Derecho Constitucional es una ciencia normativa.

2.3.11. MAURICE DUVERGER


. El maestro, politólogo y jurista francés, dice que la superficie de la tierra está dividida
en naciones v cada una de ellas cuenta con instituciones gubernamentales que
constituyen un Estado. Las instituciones políticas así definidas, se estudian con un
enfoque particular que se analizaba anteriormente en las Facultades de Leyes
europeas, bajo el título de "Derecho Constitucional", pero según su parecer,
actualmente esa asignatura recibe el nombre de "Derecho Constitucional e
Instituciones Políticas ". Ello significa, que va no se debe limitar el análisis a las
instituciones establecidas en la Constitución v los textos que las completan, sino que
se debe también estudiar el funcionamiento concreto e incluir en ese estudio las
instituciones de hecho no previstas en los textos, ya que en muchas ocasiones lo
rebasan e incluso dominan ampliamente.
Duverger, dice que Derecho Constitucional, "es la parte del Derecho que regula las
instituciones políticas del Estado". Incursionando de plano en la Ciencia Política y en
un enfoque sociológico, menciona que la noción de derecho es inseparable de la
noción de cultura v se debe entender que precisamente la cultura es para ellos un
conjunto de modelos de comportamiento o "roles", de un grupo social. Esto es, son las
actitudes y acciones que desempeñan los miembros de un grupo social en cada
situación dada.
Las normas jurídicas, y con mayor razón las constitucionales, se distinguen por varios
conceptos de las demás. En primer término, por la "obligación" que reposa no sólo en
coacciones sociales externas o sanciones, sino en la adhesión interna a la norma,
porque los individuos la consideran valiosa. Dentro de un sistema de valores,
jurídicamente esa consideración se debe fundamentar en la equidad y la justicia. En
segundo lugar, el derecho se debe definir por la naturaleza especial de las sanciones
que se aplicarán en caso de violación a la misma, debiendo el Estado además
disponer de los medios para hacer respetar su decisión (tribunales, jueces, policía,
etc.) Por último, el Derecho se define por una tercera característica: el modo de
elaboración de las normas y por el hecho de que siempre son dictadas por la autoridad
pública.
El Derecho Constitucional aparece como la base fundamental del Derecho. La
Constitución o Ley Suprema, es un texto jurídico superior a todos los demás, que se
derivan de él y gracias a él, poseen validez. El Derecho Constitucional -agrega el
francés- supone que los gobernantes son hombres ordinarios, sometidos a la ley como
todos los ciudadanos (esto solamente sucede en los Estados democráticos), o sea, el
concepto Constitución, va más o menos ligado al de "pacto" o "contrato social".
Diferencia dos clases de Constituciones: la Constitución-Ley, que son aquellas que
imponen obligaciones y limitaciones, tanto a gobernados como a los gobernantes; y
las Constituciones-Programa, que definen un proyecto ideal o simulado v no contienen
obligaciones jurídicas en sentido estricto.
Finalmente, nos dice el maestro francés, "no hay que olvidar que el concepto de
Derecho Constitucional no corresponde exactamente al de Constitución. Existe un
Derecho Constitucional aunque no haya Constitución: el Derecho Constitucional es, en
este caso, el que se aplica a las instituciones políticas. Cuando existe Constitución, el
Derecho Constitucional suele desbordarla ampliamente" .
Después de analizar ampliamente los diversos enfoques de estos connotados juristas,
trataremos de elaborar algunas conclusiones al respecto.
En primer término, debemos comprender que todas las sociedades humanas son
diversas, como resultado lógico de que se integran por individuos, que la naturaleza,
de manera caprichosa, ha creado diferenciadamente. El hombre tiene que compaginar
dos tendencias naturales: su individualismo, que casi siempre exacerba su egoísmo,'"
que lo empuja a ser independiente, original, a creerse superior a los demás, sentirse
libre, etc., y por el otro, la necesidad de conformarse en ser un ente social -zoon
politicón, como diría Aristóteles-, como obligación irrenunciable para poder subsistir,
reproducirse, evolucionar, etc., pero que lo somete a reglas de comportamiento social,
jurídico, ético, moral o religioso, aún más allá de su propia voluntad.
Consecuentemente, todas las sociedades humanas son diferentes. Influyen en ello las
costumbres, la historia, el clima, la raza, etc. Obvio es que, cuando las sociedades
evolucionaron y se perfeccionaron para conformarse en los Estados contemporáneos,
las diversidades no desaparecieron.
Resulta por todo ello, de la mayor importancia, poder generalizar en el estudio de la
concepción social, que el hombre y la sociedad misma han creado a lo largo de toda
su historia: el Derecho.
El Derecho ha constituido, desde su creación, el mejor instrumento racional para
resolver pacíficamente las controversias entre los hombres. Después, la sociedad
perfeccionó su organización política, al poder establecer un pacto, un contrato social,
que regule las relaciones entre los detentadores y los destinatarios del Poder -
parafraseando a Loewenstein- a través del instrumento jurídico más evolucionado: la
Constitución.
Es la Constitución quien crea las bases para la paz, la estabilidad social; para hacer
posible la existencia de la justicia; para el control y la defensa de los particulares frente
al uso abusivo del poder. Mario de la Cueva dice que el constitucionalismo es una
tendencia a subordinar el Poder al Derecho; para la división de las funciones públicas
y el auto control gubernamental; así como para garantizar la soberanía popular en los
asuntos domésticos, como también la de la nación, frente a los demás Estados.
El reto para tratar de definir al Derecho Constitucional, rama joven de la Ciencia
Jurídica, consecuencia natural de la consolidación de la convicción de adherirse al
Constitucionalismo y constituirse como Estados modernos, regidos por una
Constitución, de parte de la casi totalidad de los países contemporáneos, es afrontado
por los tratadistas desde diversos puntos de vista.
Loewenstein, Biscaretti, Hauriou y Duverger -como ha quedado señalado- acercan al
Derecho Constitucional hacia la Ciencia Política; lo relacionan íntimamente con
conceptos meta-jurídicos como el poder, los fenómenos y las instituciones políticas,
para crear la impresión de que la Constitución es más un fenómeno producto de la
política, la historia y la sociología, que del Derecho.
Sin embargo, si aceptáramos separar a las normas constitucionales de sus categorías
jurídicas, de sus valores filosóficos fundamentales, como son las aspiraciones de
justicia, equidad, legalidad, así como de lograr el equilibrio entre el orden y la libertad;
por ejemplo, y si además, desproveyéramos a las mismas normas fundamentales de la
imperatividad, bilateralidad, coercitividad, positividad y supremacía, seguramente el
resultado sería la desintegración de la sociedad, la desaparición del Estado, la
anarquía, el caos.
El Derecho es la mejor garantía social para la convivencia, por ende, el Derecho
Constitucional es un concepto indisoluble de la idea del Estado.
Definir a la Ciencia Jurídica que estudia a todos éstos fenómenos, nos lleva
necesariamente a coincidir con la aparentemente más sencilla manera de delinearlo,
con la cual concuerdan Burgoa, Schmitt, De la Cueva, García Pelayo, Tena Ramírez y
la mayoría de los autores consultados: Derecho Constitucional, es aquel que se
encarga del estudio de la Constitución, el que define la concreta manera de ser de una
nación, mediante un enfoque particular y específico; el que se concentra en el análisis
jurídico sistematizado de la Constitución de un Estado determinado.

Unidad 3 Concepto de Constitución


RAÚL CONTRERAS BUSTAMANTE.

3.1. CONCEPTO MATERIAL Y FORMAL DE CONSTITUCIÓN


El jurista francés, André Hauriou, sostiene que en un sentido muy amplio. el concepto
"Constitución puede entenderse como el conjunto de reglas más importantes que rigen
la organización y el funcionamiento del Estado. En el mismo orden de ideas, debemos
concluir que nos estamos refiriendo al hecho de que es inconveniente aceptar la
existencia del Estado, si éste no posee forzosamente una Constitución.
En términos generales, podemos afirmar que todos los países tienen, en sentido
material, una constitución, una manera de estar constituidos, pero únicamente
aquellos que cuentan con una Constitución escrita, la detentan también desde el punto
de vista formal. "Todo país tiene una constitución en sentido material, pero únicamente
los países con Constitución escrita la tienen desde el punto de vista formal".
El término "Constitución" en sentido material, se aplica a la organización político-
estatal propiamente dicha, es decir, en un sentido en el que se debe vislumbrar el
objeto o la materia de las reglas constitucionales. y no su forma.
En sentido formal, la palabra "Constitución", se aplica al documento que contiene las
normas relativas a la estructura fundamental del Estado, como organización política
regulada en un documento de promulgación solemne, mediante un procedimiento
especial y superior, siendo considerada también como Lev Fundamental o norma de
normas.

3.2. CONCEPTO DE CONSTITUCIÓN


3.2.1. FERDINAND LASSALLE
EL filólogo, filósofo y abogado egresado de las Universidades de Breslau y Berlín,
contemporáneo de Carlos Marx, pronunció en 1862 dos conferencias magistrales. La
segunda de ellas, dictada ante el Club de Ciudadanos de Berlín, el 16 de abril, la
intituló: ¿Qué es una Constitución?, la cual ha sido reeditada a lo largo de los tiempos,
debido a su importancia.
Lassalle definió a la Constitución de un país, como la suma de los factores reales de
poder que rigen en ese país. Para este alemán, la verdadera Constitución no es el
documento escrito, ni un pacto jurado entre el pueblo y un rey, como tampoco es
simplemente la Ley Fundamental proclamada en un país.
Aunque acepta que la Constitución debe tener fuerza de ley, por lo tanto, "debe ser
también una ley",' pero no una simple ley, sino la Ley Fundamental del país. Pero
advierte que existe algo, una fuerza activa y determinante que influye sobre esa y
todas las demás leyes de una nación.
Cada alteración que desequilibre a estos factores, necesariamente producirá cambios
constitucionales, puesto que "cuando la Constitución escrita no corresponde a la
constitución efectiva, se produce un cambio inevitable" y no es posible que se
mantenga vigente.
Contundentemente concluye que "los asuntos constitucionales son en primer lugar, no
cuestiones de derecho, sino cuestiones de fuerza".

3.2.2. CARL SCHMITI


El maestro alemán sostiene que el término: "constitución" tiene una amplia diversidad
de sentidos, pues "todo, cualquier hombre y cualquier objeto, cualquier
establecimiento y cualquier asociación, se encuentra alguna manera en una
"constitución", y todo lo imaginable puede tener una "constitución"." Luego entonces,
hay que limitar el término a "Constitución del Estado", que significa entonces: unidad
política de un pueblo. si se refiere a un Estado particular o como la situación total de la
unidad y ordenación políticas, cuando se trata de explicar una forma especial y
concreta de la existencia estatal, en lo general.
Schmitt, considera 4 conceptos de Constitución: el absoluto, el relativo, el positivo y el
ideal, que en síntesis consisten en:
a) El Concepto Absoluto. Se refiere a determinada comunidad como un todo
unitario, como la concreta ma11era de ser resultante de cualquier unidad
política existente. Este concepto lo subdivide a su vez en cuatro distintas
acepciones:
a. 1) Como unidad política y ordenación social de un cierto Estado.
Es el punto de convergencia del orden social. Aquí la Constitución no es un sistema de
normas jurídicas, sino el ser de la comunidad, en concreta existencia política. El
Estado no tiene una Constitución según la que se forma y funciona la voluntad estatal,
sino que el Estado es Constitución. Si se suprime esta Constitución, cesa el Estado; si
se funda una Constitución nueva, surge un nuevo Estado.
a. 2) Como Forma de Gobierno o una manera especial de ordenación
Política y social. Aquí tampoco la Constitución es sistema de preceptos jurídicos, sino
una forma o status, que afecta a toda la comunidad, a toda la organización comunitaria
y determina la manera de ser de la comunidad. El Estado es una República, es una
Monarquía, Aristocracia o Democracia.
a. 3) Como el principio del devenir dinámico de una unidad política o fuerza y
energía. La Constitución no es estática, sino dinámica, evolutiva, por ser
vida, por ser el resultado de intereses contrapuestos, que día a día,
conforman la unidad política. La Constitución es una fuerza activa
a. 4) Co111u regulación legal fundamental, como norma de normas.
Aquí la Constitución no es una actuación del ser, ni tampoco del devenir dinámico,
sino algo normativo, un simple deber ser. Pero no se trata de leyes o normas
particulares, sino de la ley de leyes. La Constitución corno norma fundamental.
b) El concepto relativo. Aquí la atención se centra en la ley constitucional
concreta, sujeta a características externas y accesorias, llamadas formales.
Constitución en sentido relativo, significa pues, la ley constitucional en particular,
atendiendo a un criterio formal, es decir, no interesa la importancia de las normas que
contenga esa Carta Magna, sino que por el hecho de estar esas reglas en el Código
Supremo, esos preceptos tienen la categoría de constitucionales.
Lo formal de una Constitución, no se circunscribe únicamente a lo escrito, puesto que
ese hecho sólo le concede demostrabilidad y mayor estabilidad, sino que requiere
proceder de un órgano competente y ser convertida. La Constitución sería un pacto
escrito. Asimismo, una reforma dificultada, que formalmente otorga al texto
constitucional cierta garantía de duración y estabilidad.
c) El concepto positivo. Schmitt, define aquí a la Constitución como decisión de
conjunto sobre el modo y la forma de la unidad política. La Constitución, en
sentido positivo, surge mediante la decisión política del poder constituyente. La
Constitución es una determinación consciente que la unidad política -el
Estado- precisamente a través del poder constituyente, adopta por sí misma y
se da a sí misma. Son determinaciones, decisiones fundamentales, que
afectan al mismo ser social: son los principios rectores del orden jurídico.

d) El concepto ideal de Constitución. La lucha entre los partidos políticos


genera una terminología particular, donde cada uno de ellos puede llegar al
extremo de negar el nombre de Constitución, a toda aquella que no satisfaga
sus intereses ideológicos. Son los diferentes idearios que sostienen los
partidos políticos. Así, cada uno reconoce como verdadera Constitución
aquella que corresponde a sus particulares principios.
El maestro alemán concluye, que el concepto ideal actualmente dominante de
Constitución en el mundo contemporáneo, es el que sostiene el Estado liberal-burgués
de Derecho: protección ciudadana contra el abuso del poder del Estado.

3.2.3. HANS KELSEN


Este autor alemán, sostiene que debido al carácter dinámico del Derecho, una norma
vale en tanto y en la medida en que ha sido producida en la forma determinada por
otra norma de categoría superior, que configura el fundamento inmediato de validez de
la primera. Este proceso representa espacialmente una relación de supra a
subordinación.
La Constitución, es la norma fundadora básica, hipotética en ese sentido, fundamento
de validez suprema, que establece la unidad de esta relación de producción y
coordinación entre las normas jurídicas de un Estado. Es el estrato superior jurídico
positivo del orden normativo estatal.
Distingue entre dos conceptos a la Constitución. La Constitución en sentido material,
designa a "la norma o normas positivas que regulan la producción de las normas
jurídicas generales. Esa Constitución puede haber sido producida por vía de la
costumbre, o por un acto a ello dirigido, de uno o varios individuos, es decir, mediante
un acto legislativo”.
La Constitución en sentido formal o escrita, es el documento denominado
"Constitución", que no sólo contiene normas que regulen la legislación , esto es, la
producción de normas jurídicas generales, sino también normas que se refieren a
otros objetos políticos importantes, así como disposiciones según las cuales, las
normas contenidas en ese documento -la Constitución- no pueden ser derogadas o
modificadas como simples leyes, sino bajo condiciones más difíciles, mediante un
procedimiento especial.
Por lo tanto, Kelsen sostiene que materialmente, la Constitución debe contener: las
normas que regulan la producción de normas jurídicas ordinarias de un Estado, es
decir, la legislación estatal; la determinación de los órganos facultados para llevar a
cabo dicho proceso -"sean leyes u ordenanzas"-; la autorización a los tribunales que
podrán juzgar las leyes; los órganos que habrán de aplicarlas; un catálogo de
derechos y libertades fundamentales; y, un sistema que la proteja, que le permita
invalidar actos o leyes que la vulneren, así como para que sólo pueda ser modificada o
suprimida, bajo condiciones más difíciles.

3.2.4. HERMANN HÉLLER


Este profesor alemán concibe a la Constitución del Estado desde tres puntos de vista:
a) La Constitución como Realidad Social. Cuando la realidad social de una
comunidad adquiere ordenación y forma, de especial manera, aparece
concretamente la existencia del Estado. Esa ordenación, que procura
mantener de manera análoga en el futuro a la cooperación de la sociedad, es
lo que Héller llama "Constitución, en el sentido de la ciencia de la realidad".
La Constitución normada por el derecho conscientemente establecido v asegurado, es
la "Constitución Organizada ". El Estado no puede ser concebido ni como sociedad ni
como comunidad exclusivamente. Su ley decisiva de formación -Constitución- es
ciertamente su organización;
pero no solo por medio de ella crece considerablemente su valor de efectividad social.
sino que sin ella no tiene, en general. existencia. Dicho de otra manera, sin
Constitución no hay Estado.
Enuncia dos elementos básicos para el derecho: la normalidad, que puede ser jurídica
o extra jurídica, impuesta por la costumbre, la moral, la religión, la urbanidad, la moda,
etc.; y por el otro lado, la normatividad. Con bastante frecuencia, el uso social. la
realidad no normada o normada extrajurídicamente, se revela más fuerte que la norma
estatal, pero la normalidad tiene que ser reforzada o completada por la normatividad
para crear una "Constitución Normada ".
Con frecuencia, las normas constitucionales, se presentan como un querer y un deber
ser, opuestos a la realidad y al ser social. como una disposición nueva con respecto al
orden social ya existente. Precisamente en el hecho de que la constitución política de
una comunidad, se vea influida de manera consciente y según un plan, por una
creación autoritaria de normas -en este intento de una normalización general para el
territorio, por medio de una legislación central- radica la esencia del Estado moderno.
Las relaciones reales que crean las normas de la Constitución, no pueden impedir que
en épocas de crisis, el poder prácticamente del más fuerte se imponga para realizar la
necesaria unidad del Estado.
b) Constitución Jurídica Destacada u Objetivada. Héller hace una crítica a
dos de los principales exponentes del constitucionalismo: a Hans Kelsen,
porque considera al Estado y a la Constitución como un deber ser
exclusivamente; así como también a Carl Schmitt, quien según Héller pretende
eliminar de la Constitución toda normatividad.
La Constitución del Estado jurídicamente normada -nos dice el maestro alemán- es
también expresiones de las relaciones de poder, tanto físicas como psíquicas. Las
normas constitucionales, tienen la función de procurar vigencia a una normalidad a la
que se reconoce valor positivamente, o sea, a la conducta que enmarca la
Constitución, no obstante el cambio de tiempos v de personas. La dogmática jurídica
del Derecho Constitucional. existe para servir a una continuidad histórica y sistemática
de la organización de una sociedad.
La orden y la sentencia en el Estado de Derecho, deben basarse en la ordenanza de
la ley; y esta, a su vez en la Constitución, debido a que la unidad y ordenación de la
conexión de acción organizada del Estado requiere un sistema de supra a
subordinación, eficaces.
Habrá Constitución jurídica objetivada, cuando ésta sea referida constantemente al
sujeto humano y sea constantemente actualizada por los hombres.
c) Constitución Escrita o Formal. Significa la totalidad de los preceptos jurídicos
fijados por escrito en el texto constitucional. Este texto debe armonizar con la
Constitución material y debe ordenar fundamentalmente los órganos y
funciones del Estado. Las lagunas constitucionales" deber cubrirse con la
tradición. la conveniencia política, la situación de poder y la conciencia jurídica.

3.2.5. ANDRÉ HAURIOU


Como lo señalamos al inicio del presente Capítulo, este autor francés. refiere como
sinónimo de Constitución al conjunto de reglas mas importantes de un Estado, que
rigen su organización y funcionamiento.
Pero conviene detenernos un poco en una aseveración importante que realiza: "Todo
Estado. por el hecho de existir, posee forzosamente una Constitución".1' Esto significa
que existe un binomio inseparable entre los conceptos de Estado-Constitución, que
quiere decir que en nuestra época contemporánea, sólo existirá una Constitución,
cuando se refiera a la Ley Fundamental que regule la vida de un Estado determinado;
y al mismo tiempo, únicamente se podrá aceptar la existencia de un Estado, si este se
rige por una Constitución.
Siguiendo este mismo orden de ideas, Hauriou dice que "el establecimiento de una
Constitución, expresa el deseo de organización racional del Estado", puesto que
"solamente cuando la Nación toma conciencia de sí misma, de su unidad y de su
fuerza, exige la exposición explícita de los principios que regulan la organización y el
funcionamiento de los poderes políticos, al propio tiempo que los principios que
consagran los derechos propios de los individuos, su puesto en la sociedad, sus
relaciones con el estado, etc.
Para este jurista, hay dos clases de Constituciones: la Constitución Política, que regula
precisamente la organización y funcionamiento de los poderes públicos; v la
Constitución Social, que establece o recuerda las bases de vida en común dentro de la
sociedad estatal, al tiempo que regula la naturaleza de las relaciones entre ciudadanos
y el propio Estado.
"Cuando se piensa en la Constitución de un Estado, generalmente no se considera
más que su Constitución Política. Pero, en muchos aspectos, la Constitución Social es
más importante, porque interesa más a la vida de los ciudadanos".

3.2.6. MANUEL GARCÍA PELAYO


Para el maestro español, el Estado se organiza mediante la Constitución, para
asegurar la convivencia pacífica y la vida histórica de un grupo humano mediante el
logro del monopolio de la violencia, con lo cual, el Estado se manifiesta como una
unidad de poder.
En virtud de que el Derecho Constitucional surge de una determinada idea de la
Constitución, crea una tipología respecto a su concepto, sobre la base de la pluralidad
de formulaciones que se le hacen. García Pelayo concibe a la Constitución desde
varios aspectos:
a) Concepto racional normativo. Imagina a la Constitución como la
sistematización exhaustiva de las funciones fundamentales del Estado y de
las competencias e interrelaciones de sus órganos. La Constitución es
pues, un sistema de normas. La Constitución no es solamente expresión de
un orden, sino que ella misma es la creadora del orden. Reconociendo a
Kelsen como la expresión más radical de este pensamiento, sostiene que
"el concepto racional normativo supone una especie de deificación de la
Constitución", puesto que concibe que la soberanía está encarnada en la
Constitución, porque si soberanía implica mandar sin excepción, poder
crear leyes y poseer todas las facultades de mando, es claro que la
Constitución es soberana. Dentro de este concepto, sugiere únicamente
incluir a la Constitución expresada jurídicamente y en forma escrita, "pues
sólo el Derecho escrito ofrece garantías de racionalidad frente a la
irracionalidad de la costumbre" y "sólo la precisión jurídica escrita ofrece
seguridad frente a la arbitrariedad de la administración".

b) Concepto Histórico-Tradicional. Considera a la Constitución como una


situación puramente histórica, de modo que sólo podemos explicar el
presente en función del pasado; y por consecuencia, del ser de ayer
debemos extraer el deber ser de hoy y del mañana. Este concepto es el
resultante del pensamiento conservador, que se antepone al liberal y el
autor afirma que la Constitución de una nación no es producto de la razón.
sino la consecuencia de una pausada transformación histórica en la que a
menudo se encuentran elementos irracionales. Así pues, una Constitución
es el resultado de actos parciales, de usos y costumbres.
c) Concepto Sociológico. Entiende a la Constitución como una forma de ser , y
no de deber ser. Este método no considera, en contraposición al concepto
histórico, que sea la Constitución resultado del pasado. La Constitución
misma -según el enfoque sociológico- no es pura normalidad, sino
inmanencia de situaciones, factores económicos y estructuras sociales del
presente, a las que debe adaptarse el deber ser. En lo que respecta al
Derecho, la concepción racional gira en torno a la validez; la historia sobre
la legitimidad; y la sociológica lo hace sobre la vigencia.
Finalmente, García Pelayo opina que de los tres conceptos expresados, sólo el
Racional-normativo ha tenido una importancia decisiva para la formación de la Ciencia
del Derecho Constitucional, pero le señala como grave deficiencia que abandona las
consideraciones axiológicas y políticas, para ceñirse exclusivamente al aspecto
normativo. Visto así, el Derecho Constitucional sólo se refiere a una parte de la
Constitución, y quizá a la menos importante, pues se elude hacer reflexiones
filosóficas, políticas, históricas, etc.; y para la comprensión de las normas, deben
extenderse los análisis necesariamente a las situaciones socioeconómicas, políticas,
entre otras, que conforman la realidad social.
Esta finalidad interpretativa no debe ser extraña del enfoque formalista, pues
precisamente la norma es -por definición- "un deber ser", y no un "te¡¡er que ser".
García-Pelayo dice que la realidad no es creada Por la ley; no es ni siquiera
organizada por ella, sino a la inversa: la ley es ex presión de la realidad, pero no única
ni total, sino simplemente uno de los elementos de la realidad.
Actualmente, en la vida cotidiana del Estado contemporáneo, la función política y en
cierto modo, la legislativa, la jurisprudencia, las mutaciones de las estructuras
federales, los partidos políticos, la desviación de poderes hacia el Poder Ejecutivo,
cte., son acontecimientos que transforman radicalmente una Constitución, y son
ininteligibles a toda consideración que se mueva en el puro y estricto ámbito legal.

3.2.7. OTROS AUTORES


Otro autor español, Juan Ferrando Badía, considera que un enfoque estrictamente
constitucionalista de lo "político", resulta insuficiente, pues la realidad política de la
sociedad y sus interdependencias de otros supuestos y estructuras económico-
sociales, desbordan el campo estrictamente jurídico, el prescrito por la Constitución.
Si se aspira a tener un conocimiento real del régimen político de un determinado país
-dice el autor hispano-, se tiene que considerar no sólo su aspecto constitucional o
jurídico, sino también su funcionamiento, su aplicación: teoría y práctica de la realidad
política de ese Estado.
Ello no obedece al menosprecio del enfoque jurídico-constitucional, contenido en el
"texto legal" de la Ley Fundamental, pero hay que complementarlo con el estudio de
las fuerzas políticas y demás influencias condicionantes de las instituciones políticas.
"La Constitución puede enmascarar el régimen de que se trate tras una armadura de
conceptos. El desfase entre lo que dice la Constitución y la realidad suele ser menor
en los regímenes pluralistas y democráticos que en los regímenes socialistas y
autoritarios".
La Constitución de cada Estado presenta modalidades muy diversas y su contenido
varía notablemente, sin embargo, pese a las diferencias existentes, los pilares
fundamentales sobre los cuales se edifica la estructura de una Constitución, son
uniformes.
Por regla general -concluye el mismo autor- el objeto de una Constitución es por un
lado, la consagración de los principios de filosofía política que servirán de guía para la
acción de los órganos del poder público; y del otro, la organización del ejercicio del
poder en el Estado, es decir, las reglas del juego de la vida institucional a que se
deberá sujetar la comunidad estatal.
Esto lleva a considerar que cada Constitución debe contener una parte "dogmática" y
otra "orgánica", dentro de las cuales se contendrán tres tipos de normas: 1) las
declaraciones de derechos; 2) las reglas relativas a la organización del Estado; y 3) las
reglas ajenas a esa organización.
Dando un enfoque más político y social que jurídico, Ferrando Badía se adhiere a la
posición de otros autores y define a la Constitución como un sistema de normas
jurídicas, escritas o no, que pretende regular los aspectos fundamentales de la vida
política de un pueblo ".
Para el ecuatoriano Rodrigo Borja, la Constitución es "el conjunto de normas jurídicas
fundamentales que pretenden modelar la sociedad política y que regulan la
organización, funcionamiento y atribuciones del poder, así como los derechos y
obligaciones de las personas".
Rodrigo Borja, dice que "actualmente no se concibe otra forma de organizar a las
sociedades políticas que no sea mediante un documento solemne que regule la
convivencia social, el mando político y los derechos y deberes de las personas. Ese
documento solemne es la Constitución conjunto de sus principios y sus normas se
llama Derecho Constitucional".
Por su parte, el autor alemán, Conrado Hesse dice que: "la Constitución contiene, por
regla general, las normas jurídicas que caracterizan los órganos supremos del Estado,
establecen la forma de crearlos, sus relaciones recíprocas y sus áreas de influencia,
además de la posición fundamental del individuo respecto al poder estatal" Las
funciones de una Constitución en la vida de la comunidad -agrega- fundamentalmente,
son dos: la formación y mantenimiento de la unidad política, así como la creación y
preservación del ordenamiento jurídico. "La Constitución es el plan estructural básico,
orientado por determinados principios dotadores de sentido, para la forma jurídica de
una comunidad.
Efraín Polo Bernal, cita básicamente los tres conceptos más conocidos:
El concepto racional normativo, para el cual, la Constitución fundamentalmente debe
contener: a) la garantía de los derechos individuales, b) la división de poderes, que
sirve a la efectividad de aquellos; y, c) otros, agregan a la soberanía.
El concepto histórico tradicional, que define a la Constitución, no simplemente como
creación de un acto único y total, sino de actos parciales, reflejos de situaciones
concretas, que responden al carácter racional de cada pueblo.
El concepto sociológico, que describe a la Constitución como la manera de existir de
un pueblo o de una nación. Para ésta última concepción, del Derecho importa
básicamente su vigencia; para el concepto histórico tradicional: la legitimidad; y, para
el racional normativo; su validez.
Para Jorge Sayeg Helú, desde el punto de vista material, la Constitución simplemente
es: "el conjunto de normas jurídicas fundamentales, escritas o no escritas, que
establecen la estructura esencial del Estado".
El maestro colombiano, Gaspar Caballero Sierra, sostiene que "las democracias
modernas encuentran su fundamento en una norma suprema, legítimamente instituida,
que fundamenta el ejercicio del poder estatal y actúa como marco de referencia y
directriz del mismo". Recuerda que fue precisamente en 1786, cuando se creó la Carta
Política Norteamericana, cuando se utilizó el término "Constitución", para describir al
"acto solemne determinador de la estructura fundamental y del poder organizado en el
ámbito de una sociedad estatal".
Caballero sugiere abandonar los antiguos conceptos relativos al tema y circunscribirse
a entender a la Constitución como una auténtica norma de normas, toda vez que "no
puede entenderse a la Constitución en el sentido de que su carácter normativo resulte
ilusorio." Además -añade el colombiano-, actualmente una Constitución no se debe
restringir a señalarle los límites y competencias de su accionar al poder público, sino
que debe ir mucho más lejos y tiene el deber de crear un orden político, social y
económico para la nación. Es decir, no se debe circunscribir únicamente en definir lo
que el Estado debe ser, sino que tiene que delinear el programa de lo que el Estado
debe hacer.
Para los autores españoles Rafael Ruiz Manteca, Javier Fernández López y
Antonio-Rafael Hernández Olivencia, el concepto de Ley Fundamental no es
necesariamente sinónimo de Constitución, toda vez que refieren que en la antigüedad
han existido diversas disposiciones jurídicas con esa connotación. Solamente habrá
Lev Fundamental Constitucional cuando se "establezca una estructura de poder
político supremo que impida la concentración del mismo en una sola persona o grupo
y que. al mismo tiempo, asegure a los ciudadanos que sus derechos se hayan
garantizados. La Constitución es Ley Fundamental porque el Estado fundamenta
ahora en la ley".
Según estos profesores hispanos, la Constitución tiene tres funciones la normativa,
como Ley Suprema y originaria, constitutiva de la jerarquización de las demás normas
ordinarias del Estado -por ello califican a la Constitución como una superrey-; la
sociológica, puesto que es un elemento conformador de la realidad social. La
Constitución no es sólo norma, también es dinámica real que va traduciendo en formas
jurídicas, los cambios que se producen en la legitimación del poder, en los cambios
estructurales de la sociedad y en virtud del resultado de las relaciones institucionales
del Estado. Por último, la función política que "conlleva la definición de los principios
en que se funda la unidad espiritual y política de una comunidad. Pero a la vez sirve
para definir la unidad del orden constituido, estableciendo las pautas de equilibrio entre
poderes sociales".
Para el Doctor de Harvard, Lief H. Carter, 35 la Constitución es un instrumento que
ayuda a "constituir" la identidad política nacional. "Es una fúente primaria de lo que es
general e integrador del hombre, una vida de intereses comunes".
Unidad 4
Clasificación
de las constituciones
RAúL CoNTRERAS BusTAMANTE.
Clasificar a las Constituciones resulta, sin duda, uno de los retos más
difíciles de la Ciencia Constitucional, debido a un hecho incuestionable:
ninguna Constitución es igual a otra.
Si aceptamos lo que dice Carl Schmitt,1 que la Constitución debe
ser un fiel reflejo de la situación concreta del conjunto de la unidad política
Y ordenación social de un Estado determinado; y al mismo tiempo,
estamos de acuerdo que la realidad social de un país nunca es igual
a la de otro, entonces tenemos una enorme tarea al tratar de encontrar
puntos comunes entre diversos textos constitucionales.
La premisa inicial de nuestro análisis parte de la advertencia teórica
de que ninguna Constitución es idéntica a otra. Cada Ley Fundamental
será particularmente descriptiva de sus propias circunstancias políti
􀁋as, sociales, culturales, económicas, etc.; luego entonces, deberemos
Inferir que a lo que debemos proceder ahora, es a tratar de encontrar
algunas analogías, coincidencias o semejanzas, que nos permitan ordenar
s¡'sten1 t' 1 r· ' . 1 e . .
· · · a Izar y cata ogar para mes pract1cos, a as onst1tucwnes,
desde diYersos puntos de vista.
e Jo.rge (a¡·pizo se pregunta: (por qué el empeño de clasificar a las
onstnuciones? Y responde: primeramente porque este ejercicio resulta muy útil al
Derecho Comparado puesto que permite comprender a primera
vista las notas sobresalientes del sistema político de un país; y en
segundo, "porque tiene una importancia política que nos lleva de la
mano a plantearnos el problema de qué tipo de Constitución es mejor" 2
4.1. SEGÚN SU FORMULACIÓN O FORMA JURÍDICA
La mayoría de los tratadistas constitucionales coinciden en un primer
criterio simple para clasificar a las Constituciones, el que se atiene
a su forma, a su presentación material. Es decir, catalogar a las Constituciones
contenidas metódicamente en un documento formal y diferenciarlas
de aquellas que no lo están. Desde este punto de vista, las Constituciones
se clasifican en:
4.1.1. CONSTITUCIONES CODIFICADAS O ESCRITAS
Cuando una Constitución se condensa y expresa por escrito, mediante
normas sistematizadas, precisas y solemnemente promulgadas,
se estará dentro de este género.
La mayoría de los Estados modernos han adoptado este formato debido
a las ventajas que ofrece, puesto que es garantía del principio de
legalidad el dejar correctamente expresados los términos inequívocos
de los derechos y garantías que se reconocen a los gobernados en el texto
de la propia Ley Suprema.
Asimismo, una Constitución escrita o codificada permite visualizar
con claridad que leyes gozan de supremacía constitucional y cuáles corresponden
al ámbito legal ordinario, lo que da como resultado el fundamento
formal de validez y permite establecer la jerarquía de leyes.
El maestro español, Manuel García Pelayo, advierte que las reglas
claras y la precisión jurídica escrita, ofrece seguridad frente a la arbitrariedad
de la administración: "sólo el Derecho escrito ofrece garantías
de racionalidad frente a la irracionalidad de la costumbre" .3
Aunque conviene advertir que la clasificación de si un texto constitucional
está codificado o disperso no debe ser tomado de manera literal
o rigurosa, puesto que toda Constitución tiene una parte escrita y
otra no. Además, es importante no olvidar que cualquier Constitución
se complementa con la costumbre, la jurisprudencia y -en nuestra época
ampliamente- con los tratados internacionales, que son documentos
escritos y dan lugar a una serie de normas reglamentarias y prácticas
complementarias adicionales, que aunque no están incluidos en el texto
Cllnst itucional, forman parte de la Ley Suprema de una nación.4
Una mención especial debe hacerse al hecho de que los Estados que
hétll adoptado una forma federal o compuesta, necesariamente se rigen
nll'diante Constituciones escritas: "no se concibe ni se explica una FeLkración
sujeta a prácticas consuetudinarias y a interpretaciones jurídicas".;
La relación de ca-soberanía que se finca entre un gobierno general
y las entidades federativas miembros de un pacto federal; y la
compleja distribución de competencias en el ámbito territorial que se
produce cuando se constituye un ente federal, exigen como característica
esencial, estar ordenadas por un estatuto orgánico preciso y, consecuentemente,
escrito.
4.1.2. CONSTITUCIONES DISPERSAS O NO ESCRITAS
Dice el maestro Karl Loewenstein, que "un Estado sin Constitución
escrita no es en absoluto un Estado carente de constitución".6 El hecho
de que algunos países -como Inglaterra- hayan desdeñado la codificación
de sus preceptos constitucionales en un documento único y específico,
no significa que carezcan de un orden fundamental.
El producto de los usos y costumbres de algunos Estados que se regulan
bajo la práctica del derecho consuetudinario, se articulan mediante
leves, convenciones, declaraciones de derechos, sentencias, tratados,
etc., pero no existe un texto específico que compile a sus normas
supremas. Sin embargo, a través de la tradición constitucional de que
gozan, se encuentran arraigados en la conciencia de su pueblo.
Son normas fundamentales que no se han originado en un momento
determinado, sino que encuentran su génesis, por lo general, en la
costumbre; son producto de una evolución social y política, están compuestas
por una variedad de estatutos y decisiones jurídicas.
Este sistema permite que coexistan con el mismo carácter supremo,
diversos instrumentos jurídicos que datan de mucho tiempo atrás y que
se ha n venido recopilando de distintas épocas. Prueba de ello -volviendo
a la Gran Bretaña- es que además de los usos y costumbres, siguen
teniendo vigencia plena los siguientes instrumentos jurídicos: "la Magna
C una del monarca Juan Sin TieiTa (1215), la Magna Carta de Enrique III
0225 ), el Act o( Settlement (170 1 ), el Bill of' Rights (1689), Tlze Parlia-nzent Act
( 1911 ), el Representa/ion of tlze People Act ( 1918) y el Estatuto
de Westminster (1 931). 7
La Constitución consuetudinaria se forma por un conjunto de disposiciones
normativas basadas en prácticas jurídicas y sociales de repetición
uniforme y constante, cuyo actor principal es el pueblo mismo. A
diferencia de la Constitución escrita, no se resuelve en un todo normativo
único, sino que la observancia que establece, se funda en la conciencia
popular que se ha integrado por instrumentos legales que han demostrado
su utilidad a lo largo del tiempo.
4.2. SEGÚN SU REFORMABILIDAD
Una buena Constitución será aquella que sea reflejo fiel de la realidad
del núcleo social que aspire a regular, así como un instrumento eficaz
para su conducción en el futuro. Como toda obra humana, cualquier
Constitución es perfectible o tendrá que adecuarse a los
dinámicos cambios de la misma realidad social.
Aunque existen opiniones -como la de Karl Loewenstein- que sostienen
"que una Constitución contenida en un documento se adapta a
las transformaciones no sólo a través de una enmienda constitucional
formal, sino también con el uso constitucional, las reglas convencionales
y la interpretación a través de las instancias gubernamentales, el
parlamento y los tribunales" .S esta clasificación atiende principalmente
al proceso de reforma constitucional que las propias leyes fundamentales
permiten. Procura agrupar a las Constituciones según los trámites
que deben cumplirse para su reforma legal, esto es, en base a las características
de los requisitos, procedimientos y órganos facultados
poder llevar a cabo cualquier modificación a su texto.
De acuerdo a este enfoque, las Constituciones se clasifican en:
4.2.1. CONSTITUCIONES RÍGIDAS
Será rígida aquella Constitución, escrita, cuya reforma exige
procedimiento especial o agravado.
Manuel García Pclayo las define como "aquella que para su re
exige un órgano y unos métodos especiales, distintos de los que se precisan
para establecer y reformar las leyes ordinarias. La Constitución
ocupa así una situación privilegiada, posee formalmente una mayor garantía de
permanencia, situación a la que los juristas franceses han de..,¡
l.! nado como superlégalité constitll!ionnelle ". 9
·
, En algunos casos, los sistemas constitucionales previenen la existencié!
de un órgano específico o la actuación del órgano legislativo común,
pero con ciertas exigencias y solemnidades especiales, que en cualquier
c􀀫1so. se denomina Poder Constituyente Pennanente o Poder Revisor, creado
de manera ex profesa para tal efecto por la misma Constitución.
La reforma constitucional es un procedimiento delicado. Significa
)a necesidad de alcanzar nuevos consensos entre los llamados por Lasalle:
jlictores reales de poder",10 lo cual no es fácil. La concepción de
conlormar al ejercicio revisor de la Constitución como un proceso complejo
-v en ocasiones, sumamente difícil- estriba en la intención de
asegurarle estabilidad y firmeza a los preceptos constitucionales. Se busca
hacer de la Ley Fundamental una norma jurídica dura, fija, sin posibilidad
de alteración más que según el método prefijado o por ruptura
re\ ul ucionaria.
La rigidez de la reformabilidad constitucional es en ocasiones criticada.
pues ese conjunto de precauciones se opone a la necesidad de
mutabilidad -urgente y eficaz- que a veces demandan los cambios sociales.
toda vez que los procesos de reforma establecen trámites que la
hacen demasiado dilatada. (plebiscito, referéndum, quórum especial,
etc.).
4.2.2. CONSTITUCIONES FLEXIBLES
La Constitución flexible es aquella que se puede modificar mediante
el procedimiento legislativo ordinario sin diferenciarse de la ley ordinaria,
es decir, no se requiere ningún órgano especial, sino del legislativo
común para que pueda ser modificada. Se caracteriza porque viene de
la misma fuente de las leyes ordinarias, y, por consiguiente, puede ser
anulada u reformada por el mismo órgano y de la misma manera que
dichas leyes.
. Maurice Duverger,11 menciona como una posible ventaja de este
tipo de Constitución, el hecho de que con el sistema que genera no puede
haber contradicción entre la ley y la propia Carta Magna, "pues una
::y ,
que 􀂬ont_r
_
adice la Cons_titu􀂭 􀀁ón es,
.
en reali
_
dad, un
_
a l􀂮y que modifi
_
ca
. CunstituciOn. Una constituciOn flexible no tiCne, as1, nmguna supenofldad
sobre la ley ordinaria".
Conviene precisar que existen muy pocas Constituciones flexibles.
En materia de reformabilidad, la mayoría de los países han preferido
diferenciar entre el Poder Constituyente -sea originario o revisor- y
los órganos constituidos, en este caso, de índole legislativo. De esta forma,
resulta más congruente el principio de superlegalidad colzstituciollal,
cuando se diferencia claramente una reserva de poder supremo a
un órgano especial, sujeto a procedimientos excepcionales y solemnes,
para que pueda realizar la alteración o modificación de la Constitución,
en lugar de dejar esa tarea en manos de los poderes constituidos, es decir,
creados por ella misma.
Sin embargo, desde este punto de vista, este tipo de clasificación
debe de estudiarse con cuidado, porque si lo que se pretende es analizar
el grado de estabilidad y firmeza que tienen las Constituciones, el método
de reforma que se observe en un país -sea rígido o flexible-, no necesariamente
indican el grado y la frecuencia en que se alteran los textos
constitucionales.
La Constitución británica es por antonomasia el arquetipo de las
flexibles, sin embargo, mantiene reglas y principios desde la Carta Magna
hasta nuestros días, debido a usos y costumbres formados lentamente
y sin fecha precisa de gestación. En cambio, Constituciones rígidas,
como la nuestra, que presupone un proceso de reforma agravado, a la
fecha solamente no ha sido reformada en 35 de sus 136 artículos, a lo
largo de poco más de noventa y dos años.13
Ello se explica por "el espíritu reposado y hasta cierto punto conservador
del pueblo inglés, que ha convertido en meramente teórica aquella
flexibilidad, ya que en la práctica sus instituciones políticas han demostrado
tener mayor rigidez que la de los pueblos gobernados por
constituciones rígidas" .14
4.3. SEGÚN SU ORIGEN
Las causas o circunstancias que generan el nacimiento u origen de
una Constitución son muy variables. Históricamente, los procesos de
construcción o transformación de un Estado son distintos entre una
realidad social y otra. La adhesión de una sociedad estatal al Constitucionalismo
-es decir, regir su futuro orden social mediante una Ley
Fundamental- puede provenir de decisiones de poder que se hayan
motivado o tomado desde diversos aspectos.
La mayoría de los tratadistas constitucionales, 15 coinciden en que,
. ,,,ún el origen de la creación de una Constitución, puede resumirse en 􀀛L.:--
]a s iguiente clasificación:
4.3.1. CONSTITUCIONES OTORGADAS
Son Constituciones Otorgadas aquellas que tienen el carácter de Ley
Suprema, supuestamente como resultado de una concesión que hace el
titular del poder político. La mayoría de los tratadistas coinciden en señalar
que usualmente esta clasificación se refiere al caso de que un rey
0 monarca, por gracia hacia su pueblo, le otorgue una Carta Magna,
mediante la cual, de manera voluntaria, él mismo acota sus facultades,
concede contrapesos de poder a otras instancias -principalmente los
de carácter parlamentario-; y queda subordinado al mandato de la
propia Constitución.
Como ejemplo, tenemos la Carta Constitucional de Luis XVIII, del 4
de junio de 1814, que a sugerencia del inefable ministro Talleyrand y
ante el temor del resurgimiento de un nuevo movimiento revolucionario,
se concluyó que no era posible vivir sin limitar el poder real. Entonces
el monarca recurrió al subterfugio de dotar de una Constitución a
su pueblo; Constitución otorgada que tiene apariencia de que es dádiva
del rey a sus gobernados.
Pero, en nuestra época, podemos equiparar a esta clasificación a los
lineamientos que se disfrazan de Constitución y que emiten las instancias
de poder que resultan triunfadoras después de una irrupción violenta
al gobierno en un país determinado -léase Golpe de Estado- y
que tiene como fin aparentar un reencauce al orden legal y procurando
congraciarse con la comunidad internacional.
Los detentadores del poder por vía de la fuerza, saben que en nuestros
día s es intolerable el mantenimiento de gobiernos dictatoriales y
prefieren voluntariamente conceder algunas garantías a la población
Para disimular su presencia hegemónica. Francisco Franco, en España
Y Augusto Pinochet, en Chile, utilizaron con éxito este recurso de conceder
voluntariamente algo de poder a la población a través de estatutos
denominados de carácter constitucional para mantenerse al frente de
sus respectivos gobiernos, de origen de facto.
4.3.2. Constituciones Impuestas
Las Constituciones Impuestas, surgen cuando es el pueblo precisamente
quien le impone al detentador del poder, condiciones y preceptos
legales de carácter supremo, para que rijan jurídicamente al país y forzándolo
a adoptar este tipo de estatuto legal que limita su potestad.
Un ejemplo de tal situación, sucedió con la Constitución de Cádiz,
que se creó en 1812 y sirvió para reorganizar a los españoles en contra
de la invasión napoleónica; y que, Fernando VII, una vez restituido en
el poder decretó su derogación. Ello obviamente despertó indignación y
poco tiempo después, en 1820, se vio obligado, no por libre voluntad, a
jurar obedecerla. La reinstauración de la vigencia de la Constitución
Gaditana fue, sin duda, una influencia determinante para la consumación
de la independencia de México y el nacimiento del nuevo Estado
federal.
4.3.3. CONSTITUCIONES PACTADAS
Son Pactadas, las Constituciones que se producen por efectos de la
lucha de clases, aportando ideas y principios varios grupos sociales, estipulando
o pactando todos en someterse a una común Ley Suprema.
Bajo la teoría del pacto social -por ello también se les denominan contractuales-
se pueden derivar de consensos entre detentadores y destinatarios
del poder -como diría Loewenstein-; entre grupos revolucionarios,
entre representantes de entidades y provincias, etc.
4.3.4. OTROS ORÍGENES
Existen en opinión de diversos tratadistas algunas otras modalidades
en cuanto al origen de una Constitución. Algunos se refieren a las
Constituciones originadas por voluntad de suberwzía popular, que son
aquellas que son producto de un acto de soberanía popular, es decir, las
que encuentran su origen en la soberanía del pueblo y tienen como
fuente de poder al propio pueblo, al cuerpo electoral, a la ciudadanía.
(Ejemplo, las dos Constituciones federales mexicanas del siglo XIX).
Otra clasificación que usualmente encontramos en la teoría constitucional.
son las Cmzstitucimzes ratificadas, como lo fue la de Estados
Unidos, que después de ser expedida por el Congreso de Filadelfia fue
adoptada por las nuevas entidades federadas o la de Alemania, que en
el momento de la reunificación de los Estados orientales, después de la
caída del Muro de Bedín, decidieron ratificar la misma Ley Fundamental
que les había sido decretada po1· los países ganadores después de la
Segunda Guerra Mundial, en lugar de crear una nueva.
4.4. CLASIFICACIONES DE KARL LOEWENSTEIN
Karl Loewenstein considera que los criterios de clasificación anteriormente
descritos son anticuados y muestra claramente la necesidad
Lk otros criterios más orientados a la sustancia y a la esencia de la
Constitución.
La primera clasificación de este autor es la siguiente:
a) Constituciones originaria. .,. y Constituciones derivadas
Scrú originaria la Constitución que contenga un principio funcional
110\ cdoso, \·erdaderamente creador y por tanto "original" para el proceso
del poder político y para la formación de la voluntad estatal.
"La expresión de constitución "derivada" o "derivativa" designa un
tipo de constitución que sigue fundamentalmente los modelos constitucionales
nacionales o extranjeros, llevando a cabo tan sólo una adaptación
a las necesidades nacionales" Y
Locwenstein opina que las constituciones originarias son relativas y
absolutamente poco frecuentes, puesto que a lo largo de los años ha habido
poco espíritu inventivo en la creación de leyes fundamentales, lo
que tiene su razón de ser en el carácter fundamentalmente conservador
del hombre político, que es por lo tanto adverso, a rupturas violentas
con el pasado.
El autor alemán sostiene que experimentar con novedades constitucionales
suele ser muy peligroso, por lo que solamente movimientos revolucionarios
sociales en gran escala son apropiados para producir
nuevas formas constitucionales.
Como tipos originarios de constitución, Loewenstein dice que entre
los más importantes ejemplos de Constituciones originarias, se pueden
considerar:
• El parlamentarismo británico;
• El sistema constitucional americano del presidencialismo;
• El constitucionalismo francés en 1793, que produjo el tipo de gobierno
de asamblea;
• Las constituciones napoleónicas, que introdujeron el cesansmo
plebiscitario;
• La carta francesa de 1814, que montó la monarquía limitada
constitucionalmente con base legitimista; y
• Las constituciones rusas "soviet" de 1918 y 1924, que rompieron
totalmente con la tradición constitucional de occidente y atribuyeron
a los consejos de trabajadores v campesinos el papel decisivo
en el proceso del poder.
Otra clasificación de las Constituciones que propone Loewenstein es:
b) Cmzstituciorzes ideológico-programáticas y Constituciones utilitarias
El jurista alemán aporta otro criterio digno de ser tomado en cuenta
para la clasificación realista de las constituciones, en base al análisis
de su contenido ideológico, dice que cabría establecer una distinción
entre las constituciones cargadas ideológicamente o con un programa
filosófico y, por otra parte, constituciones ideológicamente neutrales o
puramente utilitarias.
Todas las constituciones del final del siglo XVIII y principios del XIX
están necesariamente teñidas de ideología liberal; esta influencia se manifiesta
latentemente en la distribución de tareas estatales a varios detentadores
del poder, respectivamente controlados, y abiertamente con
la inclusión en el documento constitucional de un catálogo de derechos
fundamentales.
Loewenstein agrega que muchas de las recientes constituciones son
tan conscientemente ideológicas, "que casi se podría decir que una Constitución
no parece estar completa cuando no está imbuida por todas
partes de una determinada ideología. Estas Constituciones son frecuentemente
verdaderos catecismos políticos más que indicaciones materiales
para el desenvolvimiento racional del proceso gubernamental" .17
Un conocido ejemplo -agrega- es la Constitución mexicana de 1917,
por su expresa orientación hacia un orden social, que califica de "tipo
socialista
".18
En cambio las constituciones utilitarias o ideológicamente neutrales
se proponen, sin ningún tipo de influencia doctrinal, ofrecer un cuadro
funcional, puramente materialista, destinado a regular sin intenciones
ideológicas declaradas u ocultas, el mecanismo del proceso gubernamental
dentro del cual las fuerzas sociales y políticas de la comunidad
deberán enfrentarse en libre concurrencia.
La última clasificación de Loewenstein en su obra "Teoría de la
Constitución", que al mismo tiempo es la mayormente estudiada, es la que
intitula:
e) Clasificación Ontológica
"La existencia hoy de una Constitución escrita no implica, en absoluto,
ipso {acto una garantía de distribución y, por lo tanto, limitación
del poder", 19 surge pues la necesidad de desentrañar verdaderamente si
una Constitución cumple con su cometido de institucionalizar la distribución
del ejercicio del poder político y, por consiguiente, el control del 111ismo de parte de
quienes lo detentan. De acuerdo con esto, las Constituciones
pueden ser de tres tipos: Nomzativa, Nominal y Semántica.
c.!) Constitución Nonnativa
En lugar de analizar la esencia y el contenido de las Constituciones,
L'l criterio del análisis ontológico radica en la concordancia de las normas
constitucionales con la realidad del proceso del poder. Su punto de
partida es la tesis de que una Constitución escrita no funciona por sí
misma, una vez que haya sido adoptada por el pueblo, sino que una
Constitución es lo que los detentadores y destinatarios del poder hacen
de ella en la práctica, es decir, es importante el análisis del medio social
, político donde la Constitución tiene que valer.
·
Loewenstein opina que para que una Constitución sea viva, debe ser
dectiYamente vivida por destinatarios y detentadores del poder, tiene
que ser observada lealmente por todos los interesados, y estar integrada
en la sociedad. "Para que una Constitución sea viva, no es suficiente que
sea dlida en sentido jurídico. Para ser real y efectiva, la Constitución
tendrá que ser observada lealmente por todos los interesados y tendrá
que estar integrada en la sociedad estatal. y ésta en ella" .20
En este orden de ideas, sólo cuando las normas de una Constitución,
dominan el proceso político o, a la inversa, el proceso del poder se
adapta a las normas de la Constitución y se somete a ellas, podemos hablar
de una Constitución normativa.
El maestro alemán ejemplifica este tipo de Constitución haciendo
una par·áfrasis figurada "la constitución es como un traje que sienta
bien y que se lleva realmente".21
c.2) Constitución Nominal
Loewenstein sostiene que "el carácter normativo de una Constitución
no debe ser tomado como un hecho dado y sobreentendido, sino
que deberá ser confirmado por la práctica".22 Una Constitución puede
ser calificada de nominal, cuando a pesar de ser jurídicamente válida,
la diná mica del proceso político no se adapta a sus normas, entonces la
Constitución carece de realidad existencial.
.
Lo que la Constitución nominal implica es que los presupuestos soCiales
Y económicos existentes en el momento actual operan contra una
c􀀁ncordancia absoluta entre las normas constitucionales y las exigenCias
del proceso del poder.
Debido a que quizá la promulgación de la Constitución fue prematura
o a que la realidad social aún no lo permite, pero en el caso de esta clasificación, se
debe estar frente a una decisión política de buena voluntad,
de parte tanto de los detentadores como de los destinatarios del
poder, de que tarde o temprano la realidad del proceso del poder corresponderá
a lo establecido en el texto constitucional.
La función primaria de la Constitución nominal es educativa; su objetivo
es en un futuro más o menos lejano, convertirse en una Constitución
normativa y determinar realmente la dinámica del proceso del poder
en lugar de estar sometido a ella.
Para continuar con el símil, Loewenstein agrega: "el traje se cuelga
cierto tiempo en el armario y será puesto cuando el cuerpo nacional
haya crecido".23
c.3) Constitución Semántica
Esta Constitución es la que siendo plenamente aplicada, su realidad
ontológica no es sino la formalización de la existente situación del poder
político en beneficio exclusivo de los detentadores del poder fáctico,
que disponen del aparato coactivo del Estado.
Mientras la tarea original de la Constitución escrita es limitar la
concentración del poder, dando posibilidad a un libre juego de las fuerzas
sociales de la comunidad dentro del cuadro constitucional, en este
tipo de Constitución semántica, el proceso es inverso, la dinámica social,
restringe su libertad de acción y es encausada en la forma deseada
por los detentadores del poder. En lugar de servir de limitación del poder,
la Constitución es aquí el instrumento para estabilizar y eternizar
la intervención de los dominadores fácticos de la localización del poder
político.
Para demostrar el efecto que realmente produce una Constitución
semántica, el alemán concluye que de acuerdo al ejemplo anteriormente
utilizado "el traje no es en absoluto un traje, sino un disfraz".24
4.5. OTRA CLASIFICACIÓN
El maestro francés, Maurice Duverger, aporta otra interesante clasificación.
Argumenta que se han diferenciado dos clases de constituciones:
las Constituciones-Ley, que son aquellas que imponen obligaciones
y limitaciones estrictas a los gobernantes y se aplican de manera efectiva;
y las Constituciones Programa, de alcance más débil, que "definen
un proyecto ideal o simulado y no contienen obligaciones jurídicas en
sentido estricto" .25 Es decir, la parte referente a las obligaciones y limit<IL·iones
impuestas a las instituciones gubernamentales en sus relacioJ1L'S
con los ciudadanos, no se respeta en lo general y a veces es letra
111uL·rta. A pesar de todo, justifica Duverger, pueden invocarse los principios
establecidos en tales Constituciones, como un método para resistir
0 enfrentar al poder cuando una dictadura se vuelve menos opresiva y
categóricamente sentencia: "Es mejor una Constitución-programa que ninguna
Constitución".

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