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El deseo femenino a la luz de algunas composiciones literarias medievales.

La experiencia de esta lectura ha sido, cuanto menos, curiosa, pero la presencia de estos
temas en la literatura medieval ya me había sido advertida tiempo atrás en el primer contacto
con ella en los estudios. Nos topamos, pues, con multitud de textos que tratan la sexualidad. Sin
embargo, con un objetivo de denigrar la figura de la mujer independiente, pues, como el propio
texto indica, las voces de mujeres que aparecen en estas obras son en su gran mayoría
proyecciones del temor de los varones con respecto a sus creencias sobre la figura femenina y
su deseo de ejercer control sobre ella. Así, encontramos una demonización de aquellas mujeres
que no se muestran sumisas, que disciernen del papel de madre y esposa, que incluso algunas
obras muestran como incestuosas o infieles. Sin embargo, en todos los ejemplos mostrados
podemos encontrar historias intencionalmente o no irrisorias, junto a, eso sí, otras horripilantes,
que retratan la misoginia y la violencia del pensamiento de la época a la perfección.

Estas ideas expuestas en la literatura reflejan y afectan al trato de las mujeres en esos
tiempos, pues aquellas ridiculizadas o mostradas como malévolas fueron aquellas más tarde
perseguidas por «brujas», lo que una vez más nos muestra que los hombres perseguían a
aquellas mujeres que eran incapaces de someter por su propio temor. Estas obras pueden ser
entonces un desahogo de estos, tratando de buscar simpatía por parte de los lectores, método
que se ha prolongado en el tiempo, con burlas y quejas sobre las mujeres en comentarios y
bromas, sean en obras literarias y por escrito o no.

Entre estas páginas podemos observar el papel de la iglesia sobre todas estas creencias,
pues se condenaba toda práctica sexual más allá del matrimonio heterosexual, no solo en esas
mismas relaciones, encontramos comparaciones tan descabelladas para los tiempos actuales
como establecer un símil entre la homosexualidad y el canibalismo o la zoofilia. Este dominio de
la iglesia en la sociedad, estudiado en clase, podemos verlo aún en nuestro siglo. Se tiene
constancia de comentarios odiosos en respuesta a la aprobación del matrimonio igualitario, que
hablaban de que «la gente se iba a casar con animales», misma comparación que la
anteriormente mencionada en tiempos del medievo. Por ello, se puede observar como las ideas
religiosas de siglos atrás se mantienen en sectores más conservadores y menos tolerantes de los
últimos lustros.

Con todo esto, concluyo que las obras mostradas en el artículo son, o bien una manera de
exponer los miedos que los varones trataban de ocultar en público (ser sometidos o ser
incapaces de dar placer y ejercer así su masculinidad, entre otros), o bien un arma contra
aquellos que se alejan de la virilidad. Con ello se demuestra que, desde el medievo hasta hoy, la
sociedad patriarcal ha buscado maneras de mantenerse como tal por medio de atacar a aquellas
personas que, tanto en su día como hoy, se consideran «brujas», palabra cuya semántica podrá
haber cambiado, pero cuyo propósito no.

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