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Clase 1 → El pliegue del afuera

Como ya vimos, la obra foucaultiana se puede dividir en tres grandes ejes: saber, poder y subjetivación.
El saber tiene que ver con la forma → formas de exterioridad → se ve (luz) → se dice (lenguaje)
El poder tiene que ver con las fuerzas del afuera → se choca/lucha
Como el poder no explica las posibilidades de resistencia entre la fuerza afectante y afectada es que
Foucault llega al tercer eje o dimensión: SUBJETIVACIÓN.
La subjetivación es el adentro del afuera (no se confunde con la interioridad psíquica porque no es el adentro
de nadie) → se muere → se vive
Foucault no es un pensador del encierro porque tanto la interioridad psíquica como el encierro físico se
encuentran estrechamente subordinados a funciones de exterioridad. El encierro está al servicio de las
formas de exterioridad, por ejemplo: el encierro de un leproso está al servicio de la función de exterioridad
que es exiliar.
¿Por qué el afuera va a calificar en primer lugar la relación de la fuerza con la fuerza? El afuera es el
elemento no formal. El afuera no tiene forma. De modo que toda fuerza está en relación con otras fuerzas
que son siempre provenientes del afuera. El afuera es la relación de la fuerza con la fuerza.
La subjetivación es lo que resulta de una delimitación del afuera, que resulta de los diagramas de la época.
El afuera es relativo al diagrama que determina las fuerzas en relación. El diagrama ha salido del afuera,
viene del afuera, es decir, la relación de fuerzas en tal momento proviene del afuera. La única posibilidad de
resistir a ese diagrama del poder es ese adentro del afuera: hay que estar dentro del diagrama para poder
destruirlo → la subjetivación es el mismo movimiento de los datos. Lo que produce el giro es la
subjetivación.
La subjetivación es el movimiento de la fuerza actuando sobre sí misma → es la relación de la fuerza con la
fuerza misma. Para que el vector se rompa y de esa manera pueda romper el diagrama y salir de él, la flecha
debe hacer un pliegue y recaer en la fuerza misma.
El movimiento implica subversión, es decir, dar vuelta ese movimiento (por ejemplo, si antes teníamos
extracción ahora tenemos donación).
¿Qué sería la tercera dimensión? es el encuentro con un afuera absoluto, una relación con el afuera que sería
absoluta. Ese afuera es más lejano que todo mundo exterior. Frente a esto Deleuze se pregunta si ese afuera
no es más lejano que todo medio de exterioridad, por lo tanto, sería lo más cercano: ese lejano está más lejos
que todo medio de exterioridad, es por eso mismo lo más cercano que todo medio de interioridad (más lejos
subjetivamente porque va más allá del diagrama mismo). Es preciso que la línea del afuera sea recorrida por
un movimiento que es el pliegue, siendo el pliegue constitutivo de un adentro más íntimo que todo medio de
interioridad, más cercano que todo medio de interioridad. Es preciso que la línea del afuera forme ese
adentro o esa proximidad absoluta por eso es preciso que se pliegue.
En Foucault algo nos preparó para sobrepasar el segundo eje ya que vimos que en el diagrama había puntos
de resistencia. Esos puntos de resistencia son una simple contracara de las relaciones de fuerzas. ¿Cómo
puede decir que eran simples contracaras, cuando la contracara de la fuerza afectante es la fuerza afectada,
no la resistencia? Si bien es verdad que las fuerzas en el diagrama sólo remiten al afuera por intermedio de
otro diagrama, es decir, del diagrama precedente, afuera mediatizado o indirecto.
El tercer eje es la confrontación con el afuera absoluto, es más lejano que toda forma o que todo medio de
exterioridad.
Deleuze llama a la línea del afuera “la muerte del se”, el se muere lo define como la muerte que no cesa y
que no termina, es decir, la muerte coextensiva a la vida y no la muerte-instante que es la muerte del yo. →
Los se se llaman impersonales porque lo importante nunca es “quién”. Los impersonales de la subjetivación
no son nunca un asunto de personología.

Metáfora saber - poder - subjetivación.


La línea del afuera pertenece a la marina. El saber es el terreno, es una cuestión de formas y éstas son
terrestres.
El adentro es la embarcación, es el barco. La barca es el pliegue del mar. Cada vez que hay un barco, el
océano ha hecho un pliegue.
Saber: siempre tiene que ver con el terreno.
Poder: siempre tiene que ver con el océano, la línea oceánica; lo que no tiene forma.
Subjetivación: es el barco. Es aquello que está en el océano, sin ser el océano, por eso constituye un adentro
del afuera.
Uno puede naufragar o hundirse o navegar y si el barco se hunde la subjetivación se pierde en los diagramas
del poder.
A partir de todo lo planteado, Foucault se interesa en los griegos porque encuentra que fueron los primeros
en hacer el pliegue del afuera. Ellos mismos son el primer doblez. Son los primeros en doblar la fuerza sobre
sí misma. Los griegos tienen un diagrama, la ciudad griega remite a un diagrama, es decir, a una relación de
fuerzas. Este diagrama tiene tal originalidad que vuelve posible lo que antes era imposible, es decir, haber
hecho y haber inventado una fuerza capaz de ejercerse sobre sí misma y no solamente sobre otras fuerzas.
Soy siempre yo el que es el doble de un Otro.

Clase 2 → El pliegue y los dobles: la cuestión de la filosofía en Grecia.


El pensar viene del afuera, el afuera se pliega, y al plegarse hace pensar. Al plegarse se introduce lo
impensado en el pensamiento. → El afuera como lo que hace pensar, el adentro como lo impensado en el
pensamiento.
Lo impensado es lo que está en el pensamiento en tanto que el pensamiento deriva del afuera bajo la
condición del pliegue.
En este tercer eje, subjetivación, no hay que pensar que le pliegue es lo contrario del despliegue. Esto era
verdadero al nivel de las formas, donde no resultaban en las mismas formas. Pero acá estamos más allá de
las formas, por lo tanto lo que está plegado en el pliegue es el despliegue. Sino, no estaríamos en el
pensamiento, sino en las simples formas de exterioridad e interioridad. Al plegar descubro lo que está en el
pliegue.
El afuera se pliega, y en la medida en que se pliega, provee un impensado al pensamiento.
¿Qué produce al plegarse la línea del afuera? La subjetividad, lo cual nos lleva a plantear que el pliegue es la
subjetivación. El ser del sujeto, o la subjetividad, es el plegamiento del afuera.
Pero, si el pliegue es lo que produce la subjetividad ¿cómo es que la produce? Como un doble del afuera →
el doble es la interiorización del afuera.
El doble es el pliegue del afuera. El afuera es la línea oceánica y el adentro como subjetividad es la barca.
¿Qué relación hay? → La barca es un plegamiento del mar “en el interior del exterior”. Es decir, el interior
es siempre interior del exterior. El adentro es siempre el adentro del afuera. El adentro es el doble.

Clase 3. La cuestión de la filosofía en Grecia. Gobierno de sí y subjetivación.


Nace en el romanticismo alemán la siguiente pregunta ¿por qué la filosofía nació en Grecia y tiene una
relación con Grecia? A partir del siglo XIX recibió 3 respuestas bastante diferentes.
1) Propiamente filosófica: habla sobre porque los griegos inventaron la filosofía. Esto fue posible sobre
los escombros de la sabiduría. En Grecia, en cierto momento, el ser se revela. Desde la filosofía
alemana la respuesta que se da es que sí, el ser se reveló en Grecia. Esta revelación se produce bajo
la forma de lo universal de los objetos y es el comienzo de una larga historia. Es decir, es el
comienzo de la historia de la filosofía. Después va a producirse una subjetivación del ser. El ser se
repliega sobre el sujeto que se representa a sí mismo y que se representa el objeto.
2) Historiadora: hablan positivamente y dirán que en Grecia se produce una organización del espacio
cosmológico y social que implica un nuevo modo de pensamiento que los griegos llaman filosofía.
Por lo tanto, la respuesta ya no es que en Grecia se revela el ser, sino que en Grecia aparece o se
organiza un nuevo espacio cósmico y social.
3) Propiamente política: busca la originalidad de los griegos y la razón por la cual inventaron la
filosofía. Ya no es revelar el ser ni organizar un espacio cósmico y social, sino producir, hacer
aparecer un nuevo tipo de fuerza. Es obvio que un nuevo tipo de fuerza se expresa también en un
nuevo tipo de espacio. Los griegos en tanto filósofos inventaron nuevas posibilidades de vida.
Hicieron del pensamiento un arte. Esto quiere decir dos cosas:
- El filósofo es aquel que afirma la vida. Es una conversión de la soberanía. La potencia que
deviene un arte quiere decir que ella ya no es un querer dominar.
- ¿Qué son esas posibilidades de vida? Establecer en uno mismo una relación entre las acciones
y las reacciones, tal que sean producidas un máximo de acciones.
Las tres vías no se excluyen, tienen al mismo tiempo relaciones de rivalidad y de complementariedad.
¿Por qué Foucault se ocupa de los griegos en sus últimos libros?
Lo hace desde un punto de vista ligado a Nietzsche: es una cuestión de fuerzas. Si los griegos inventaron la
filosofía es porque aportan una nueva concepción de la fuerza, o hacen aparecer un nuevo tipo de fuerzas.
Para cada formación social, toda fuerza está en relación con otra fuerza. Son entonces esas relaciones de
fuerza las que son captadas en un diagrama. pues el diagrama es siempre la determinación de las relaciones
de fuerza que se efectua, que se actualiza en una formación social.
Lo que define al diagrama gruego es una relación agonística entre agentes libres. No es una relación de
guerra que nos remitirá a la proeza del guerrero, es decir, los agentes no están bajo un soberano superior,
sino que es una relación de rivalidad. Es una rivalidad política en torno de una magistratura, rivalidad
judicial, rivalidad amorosa. Esta rivalidad es una relación de fuerzas entre hombres libres.
Deleuze propone que con los griegos comienza el tema fundamental de los rivales por amor.
En función del diagrama solo un hombre libre puede gobernar a hombres libres, y solo hombres libres
pueden ser gobernados por un hombre libre. ¿Cual va a gobernar al otro? y la respuesta será que solo es
capaz de gobernar al otro aquel que es capaz de gobernarse a sí mismo.
Gobernarse a sí mismo es una operación irreductible al poder y al saber.
La subjetivación está desenganchada del poder porque es una cuestión facultativa y del código del saber.
Gobernarse a sí mismo se despega tanto de las relaciones de poder mediante las cuales uno gobierna a los
otros, como de las relaciones de saber mediante las cuales cada uno se conoce a sí mismo y conoce a los
otros → doble desenganche.
El gobernarse a sí mismo es llamado por Foucault el arte de sí. El arte de sí es lo que deriva de las relaciones
de poder en la forma original que tienen los griegos. A este arte los griegos lo llaman enkrateia, es decir, el
poder sobre sí.
¿Qué quiere decir gobernarse a sí mismo? Quiere decir que la fuerza se afecta a sí misma, y una fuerza que
se afecta a ella misma, es auto-gobernante. → Lo novedoso (pág. 99).
Es así como la fuerza se ha plegado sobre sí misma, entonces hubo subjetivación. La fuerza no tenía sujeto
ni objeto, solo tenía una relación con otras fuerzas. Plegandose sobre sí misma, opera una subjetivación. La
subjetivación de la fuerza es la operación por la cual, al plegarse, se afecta a ella misma.
Los griegos doblaron la fuerza y, por eso mismo, construyeron un sujeto, inventaron un adentro de la fuerza.
El afecto de sí por sí mismo. Inventaron el doblez plegando.
¿Por qué la filosofía es griega? Según Foucault porque es en las condiciones de las relaciones de fuerzas
propiamente griegas que la fuerza puede plegarse sobre sí misma o afectarse a sí misma.
Cuatro formas de pliegue:
a) Primer pliegue. Trata de la fuerza que se pliega sobre sí misma. Al plegarse sobre sí misma rodea
una parte material de nosotros mismos. Esta materialidad en el caso de los griegos es el cuerpo y
sus placeres, ya que gobernarse a sí mismo es ante todo gobernar el propio cuerpo. Los griegos al
cuerpo y sus placeres lo llaman aphrodisia. El cuerpo y sus placeres no son solamente placeres
afrodisíacos, pueden ser también placeres alimentarios. En los cristianos, la materialidad es la carne
y sus deseos. El cuerpo es el lugar del placer, la carne es el lugar del deseo.
b) Segundo pliegue. Se hace el pliegue, la regla del plegado. Puede ser la ley divina, la ley natural, etc.
En los griegos, la regla del pliegue es el logos (reunión, recolección).
c) Tercer pliegue. Es la relación en la cual siendo ya un sujeto en vías de constitución, estoy en la
verdad. Relación de lo verdadero conmigo, y relación de mi con la verdad.
d) Cuarto pliegue. Cuando el afuera se pliega, lo que se constituye es una interioridad de espera (qué es
lo que se espera alcanzar: el éxito, la notoriedad, etc.). La subjetividad está plegada y espera.

Pero, ¿qué relación tienen la relación con uno mismo, el pliegue de la fuerza, y todo eso, con la sexualidad?
La sexualidad tiene un carácter muy curioso tal como los griegos la aprehenden: actualiza los dos aspectos
de la relación de fuerza cualificándolos según dos personajes diferentes. Cada vez que hablan de sexualidad,
se trata del hombre en tanto fuerza que afecta y de la mujer en tanto fuerza afectada.
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Historia de la sexualidad
Introducción:
Historia de la sexualidad → El proyecto era por lo tanto el de una historia de la sexualidad como
experiencia; la correlación, dentro de una cultura, entre el campo del saber, tipo de normatividad y formas de
subjetividad.
La experiencia de la sexualidad puede distinguirse de la experiencia cristiana de la carne: ambas dominadas
por el principio del hombre de deseo. Parecería difícil analizar la formación y la evolución de la experiencia
de la sexualidad a partir del siglo 18 sin emprender una genealogía → genealogía: analizar las prácticas
por lo que los individuos se vieron llevados a prestarse atención a ellos mismos, a descubrirse, a
reconocerse y declararse como sujeto de deseo, haciendo jugar entre unos y otros una determinada
relación que les permitía descubrir en el deseo la verdad de su ser.
Foucault debía escoger entre mantener un plan establecido, acompañándolo de un rápido examen histórico
de dicho tema o bien, reorganizar el estudio alrededor de la formación, en la antigüedad, de una
hermenéutica (como interpretación) de sí.
No son trabajos de “historiador” → se trata de un ejercicio filosófico: en él se ventila saber en qué medida el
trabajo de pensar su propia historia puede liberar al pensamiento de lo que piensa en silencio y permitirle
pensar de otro modo.
¿Cómo, por qué en qué forma se constituyó la actividad sexual como dominio moral? → La tarea de una
historia del pensamiento es definir las condiciones en las que el ser humano “problematiza” lo que es, lo que
hace y el mundo en el que vive.
En la antigüedad la actividad y los placeres sexuales fueron problematizados a través de las prácticas de sí,
al hacer jugar los criterios de una “estética de la existencia”. Foucault centró su estudio en la genealogía del
hombre del deseo.
Análisis del hombre del deseo se encuentra en el punto en que se cruzan una arqueología de las
problematizaciones y una genealogía de las prácticas de sí.

1. Las formas de problematización


Esta reflexión moral sobre el comportamiento sexual, es una moral de hombres: una moral pensada, escrita y
enseñada por hombres y para los hombres libres.
Se trata de una elaboración de la conducta masculina. Se dirige a los hombres con ocasión de las conductas
en la que justamente habrán de hacer uso de su derecho, poder como autoridad y libertad; elaboración y
estilización de una actividad en el ejercicio de su poder y la práctica de su libertad.
Se trataba de buscar en qué regiones de la experiencia y bajo qué formas se problematiza el comportamiento
sexual, convirtiéndose en objeto de inquietud como elemento de reflexión como materia de estilización.
2. Moral y práctica de sí
Código moral: conjunto de valores y de reglas de acción que se proponen en los individuos y los grupos por
medios de aparatos prescriptivos y diversos, cómo pueden serlo la familia, las instituciones educativas, la
iglesia, etcétera.
Moral: entendemos también el comportamiento real de los individuos, en su relación con las reglas y valores
que se le proponen: manera y con qué márgenes de variación o de transgresión los individuos o los grupos se
comportan en relación con un sistema prescriptivo que está explícita o implícitamente dado en su cultura →
moralidad de los comportamientos.
Hay algo más la manera en que uno debe conducirse, es decir la manera en que debe constituirse uno
mismo como sujeto moral que actúa en referencia a los elementos prescriptivos que constituyen el código.
Dado un código de acciones y para un tipo determinado de acciones hay diferentes maneras de conducirse
moralmente, diferentes maneras para el individuo que busca actuar, no simplemente como agente sino como
sujeto moral interacción.
Para que se califique de “moral'' una acción no debe reducirse a un acto o a una serie de actos conformes a
una regla, una ley y un valor. Toda acción moral implica una relación con la realidad en dónde se lleva a
cabo pero también implica una determinada relación consigo mismo; constitución de sí como sujeto moral,
en la que el individuo circunscribe la parte de ese mismo que constituye el objeto de esta práctica moral, se
fija un determinado modo de ser que valdrá como cumplimiento moral de sí mismo y para ello actúa sobre sí
mismo como busca conocerse, se controla se prueba, se transforma, se perfecciona → no hay constitución
del sujeto moral sin “modos de subjetivación” y sin una ascética o “prácticas de sí” que los apoyen.

Historia de la ética y la ascética: historia de las formas de la subjetivación moral y de las prácticas de sí que
están destinadas a asegurarla.
- Las reflexiones morales en la antigua Grecia se orientaron mucho más hacia las prácticas de sí la
cuestión de la askesis así a las codificaciones de conductas y la definición estricta de lo permitido y lo
prohibido → El acento se coloca sobre la relación consigo mismo que permite no dejarse llevar por los
apetitos y los placeres, conservar respecto de ellos mismo dominio y superioridad, mantener los sentidos en
un estado de tranquilidad, permanecer libre de todas plenitud interior respecto de las pasiones y alcanzar un
modo de ser que puede definirse por el pleno disfrute de un sí mismo o la perfecta soberanía de sí sobre sí
mismo.
Parece que hay todo un campo de historicidad compleja y rica en la manera cómo se combina al individuo
reconocerse como sujeto moral de la conducta sexual → Se trataría de ver como del pensamiento griego
clásico a la constitución de la doctrina y de la pastoral cristiana de la carne está subjetivación se definió y se
transformó.

Capítulo 1 - La problematización moral de los placeres


Los griegos disponían de toda una serie de palabras para designar distintos gestos o actos a lo que llamamos
sexuales. Pero la categoría de conjunto bajo la cual estos gestos, actos y prácticas se subsumen es difícil de
captar. Los griegos usaban un adjetivo sustantivado: la aphrodisia. “Cosa” o “placeres del amor”,
relaciones sexuales, actos de la carne.
Busca determinar los aspectos generales por los cuales sintieron preocupación como a la forma general de la
interrogación moral que se plantearon a propósito de la afrodisía. El campo de problematización que leer
común y que lo hizo posibles a unos y a otros puntos se trata de hacer aparecer la constitución de la afrodisia
como dominio de preocupación moral.
4 nociones que encontramos con frecuencia en la reflexión sobre la moral sexual:
- Aprhodisia: a través de la cual podemos captar lo que en el comportamiento sexual era conocido
como sustancia ética.
- Chresis: permite captar el tipo de sujeción al que la práctica de estos placeres debería someterse para
ser valorada moralmente
- Enkrateia: Define la actitud necesaria ante uno mismo para constituirse como sujeto moral.
- Sophrosyne: templanza o sabiduría, caracteriza al sujeto moral en su realización.

1- Aphrodisia
La aphrodisia son actos, gestos, contactos, que buscan cierta forma de placer.
Lo que distingue a unos hombres de otros es la intensidad de la práctica sexual. La separación entre el
menos y el más: moderación o incontinencia.
En la práctica de los placeres sexuales, se distinguen claramente dos papeles y dos polos, se puede distinguir
también, la función generadora; dos valores de posición: la de sujeto y la de objeto; la de la gente y la del
paciente. Se considera a la aphrodisia como una actividad que implica dos actores, cada uno con su papel y
su función, el que ejerce la actividad y aquel sobre quién estás ejerce.
Dentro de esta ética la línea divisoria pasa sobre todo por lo que podríamos llamar los actores activos de la
escena de los placeres y los actores pasivos. Los primeros son los hombres adultos y libres; los segundos
comprenden a las mujeres.
El exceso y la pasividad son para un hombre, las dos formas mayores de la inmortalidad en la práctica de la
aphrodisia.
La naturaleza ha dado al ser humano esta fuerza necesaria y temible, siempre lista a desbordar el objeto que
se fijó. Puede suceder que se desencadene una fuerza, una energeia que por sí misma pasa al exceso → para
el pensamiento clásico griego, está fuerza es por naturaleza virtualmente excesiva y la cuestión moral será la
de saber cómo enfrentar esta fuerza, como dominarla y asegurar su conveniente economía.

¿Cómo se puede y cómo se debe servirse de esta dinámica de los placeres, de los deseos y los actos?
Cuestión de buen uso.

2- Chresis
La reflexión moral sobre las aphrodisia tiende mucho menos a establecer un código sistemático, los estilos
de los griegos llamaron a la chresis aphrodision, el uso de los placeres. No se trata de lo que está permitido
o prohibido entre los deseos que se experimentan o los actos que se realizan, sino de prudencia, de reflexión,
de cálculo en la forma en que se distribuyen y en que se controlan los actos.

3- Enkrateia.
La enkrateia con su opuesto la akrasia, sitúa en el eje y la lucha de la resistencia del combate: es
moderación, atención, continencia, la enkrateia domina los placeres y los deseos, pero necesito luchar para
vencerlos.
En este sentido, la enkrateia es la condición de la sophrosyne, la forma de trabajo y de control que el
individuo debe ejercer sobre sí mismo para volverse temperante. El término enkrateia parece referirse en
general a la dinámica de un dominio de uno mismo por sí mismo y al esfuerzo que requiere.
Las aphrodisias se han vuelto lo deseable mediante un juego de fuerzas cuyo origen y finalidad son
naturales, pero las virtualidades llevan a la revuelta y al exceso. Podemos hacer de esta fuerza el uso
moderado preciso solo si somos capaces de oponernos a ellas, de resistirse y de dominarlas → templanza y
la intemperancia → La relación con los deseos y con los placeres aparece con una relación batalladora.
La batalla a desarrollar, la victoria alcázar, la derrota que se arriesga a sufrir son procesos y acontecimientos
que tengan lugar entre uno y uno mismo. Los adversarios que el individuo debe combatir no solo están en él
o cuando mucho más cerca de él.
El temperante no es aquel que carece deseos, sino que el que sea con moderación para constituirse como
sujetos virtuosa y temperante el uso que se hace de los placeres como el individuo debe instalar una relación
consigo mismo que pertenece al tipo dominación y obediencia, mandato -sumisión, señorío-docilidad.
→ Askesis, como entrenamiento práctico indispensable para que el individuo se constituya como sujeto
moral. Para el pensamiento griego de la época clásica la ascética que permite constituirse como sujeto moral
forma parte íntegramente, hasta en su propia forma, del ejercicio de una vida virtuosa que es también la vida
del hombre libre en su sentido pleno, positivo y político del término.

4- Sophrosyne (Libertad y verdad)


La sophrosyne, el estado de que tendremos, mediante el ejercicio del dominio y mediante la modelación en
la práctica de los placeres, está grave grisado como una libertad. Y en este punto es importante gobernar
deseos y placeres; no es en general, se trata de ser libre y de poder seguir siéndolo → ahí se puede ver como
en el pensamiento griego no se reflexiona simplemente sobre la libertad como la independencia de la ciudad
entera, en tanto que los ciudadanos serían en sí mismos sólo elementos sin individualidad ni interioridad. La
libertad que es necesario instaurar y preservar es con toda seguridad aquella de los ciudadanos en su
conjunto, pero también es una determinada forma de relación del individuo consigo mismo. Está libertad
individual no debe entenderse, la independencia de un libre albedrío. Es una esclavitud y la esclavitud de
uno por uno mismo. Ser libre en relación con los placeres no es estar a su servicio no es ser su esclavo →
está libertad es un poder que ejercemos sobre nosotros mismos en el poder que ejercemos sobre lo demás. A
través de esta concepción del dominio como libertad activa, lo que se afirma es el carácter viril de la
templanza.
La relación con lo verdadero constituye un elemento esencial de la templanza, es necesario para el uso
moderado de los placeres, necesario para la dominación de su violencia. Esta relación con lo verdadero
forma parte del modo de ser del sujeto temperante.
La relación con la verdad es una condición estructural, instrumental y ontológica de la instauración del
individuo como sujeto temperante y que lleva una vida de templanza.
Entonces, la reflexión moral de la antigüedad a propósito de los placeres se orienta hacia una estilización de
la actitud y una estética de la existencia. Estilización porque la rarefacción de la actividad social se presenta
como una especie de exigencia abierta.
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TECNOLOGÍAS DEL YO (1982)
Morey propone otra lectura de la obra de Foucault. Indica una cómoda manera escolar de presentar el
pensamiento de Foucault.

Plantea que hay:


● UNA ETAPA ARQUEOLÓGICA EN RELACIÓN AL SABER (1961-1969)
● UNA ETAPA GENEALÓGICA EN RELACIÓN AL PODER (1970-1976)
● UNA ETAPA TÉCNICA Y TECNOLOGÍAS DEL SÍ MISMO O DEL YO EN RELACIÓN A LA
SUBJETIVACIÓN (1978-1984)

Dice que: Arqueología y genealogía deberían ser considerados procedimientos en vez de etapas. Si la
diferencia pasa por procedimientos en vez de etapas, se podría decir que la genealogía viene a explicar
aquello que la arqueología se contentaba por escribir. La arqueología se dedica a describir lo que ocurría, sin
encontrar una explicación; en cambio la genealogía explica.
Estos procedimientos si no podemos inscribirlos, se deben pensarlo en manera de ESPIRAL donde Foucault
va absorbiendo cada procedimiento en el anterior. Nunca abandona un procedimiento, sino que los va
sumando al siguiente.

Propone tomar LAS METODOLOGÍAS DEL PRESENTE, para retribuir todas las obras de Foucault en
ellas.
● El eje del saber planteaba una ontología de nosotros mismos en relación a la verdad que nos
constituye como sujetos de conocimientos. En relación a esa VERDAD nos convertimos en
OBJETOS DE CONOCIMIENTOS, a través que se nos objetiva a nosotros mismos objetos de
conocimientos, sea de la medicina, de la justicia, de las ciencias humanas, etc. Y esto ocurre de
diferentes maneras según la época en la que nos encontremos.
● El eje del poder plantea una ontología histórica de nosotros mismos en relación a las relaciones de
poder que nos constituyen como sujetos actuando sobre los demás.
● El eje de la subjetividad plantea una ontología de nosotros mismos, en relación a la ética de cómo
nos construimos como objetos morales.

[analizando el título]TÉCNICA, (techne-tekne) como producción artesanal (artes: de la existencia); siendo el


objeto YO/EL SÍ MISMO. Opuesto a la producción industrial. Porque si se industrializa ya hace referencia
al hombre.

En los GRIEGOS, hay una idea de producción artesanal, en relación al cuidado de sí, porque no se puede
industrializar, porque no hay consejos generales que nos lleven a poder hacerlo. En el sentido de lo artesanal
habla del arte de la existencia, artes de gobernar.

Contexto de estudio:
Mi objetivo, desde hace más de veinticinco años, ha sido el de trazar una historia de las diferentes maneras
en que, en nuestra cultura, los hombres han desarrollado un saber acerca de sí mismos: economía, biología,
psiquiatría, medicina y penología. El punto principal no consiste en aceptar este saber como un valor dado,
sino en analizar estas llamadas ciencias como «juegos de verdad» específicos, relacionados con técnicas
específicas que los hombres utilizan para entenderse a sí mismos.

Cuatro tipos de técnicas o de tecnologías del yo:


● Tecnologías de producción, que nos permiten producir, manipular cosas.
● Las Tecnologías de sistemas de signos, nos permiten utilizar símbolos, sentidos, y significaciones.
● Tecnologías de poder, que determinan la conducta de los individuos y la someten a tipos de fines o
de dominación y consisten en la dominación del sujeto.
● Tecnologías del yo o de sí mismo, permite a los individuos efectuar por cuenta propia o por ayuda de
otros, una transformación de sí, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma,
pensamiento, conducta o cualquier cosa de mí, con el fin de alcanzar, libertad, felicidad, éxito, etc,
Estos cuatro tipos rara vez se dan solos, pero hay puntos de contactos diferentes, entre una y la otra.
● El punto de contacto entre las dos primeras (de producción y de sistemas de signos) se dedican LAS
CS EN GENERAL Y LAS CS HUMANAS (la lingüística, sobre todo)
● El otro punto entre tecnologías de poder y del yo, se sitúa la GUBERNAMENTALIDAD. (el
problema del gobierno de los otros y el problema del gobierno del sí)
LA GUBERNAMENTALIDAD es el modo de disponer las cosas para conducirla hacia un fin determinado.

CUIDADO DE SÍ para los GRIEGOS


En los textos griegos la máxima “conócete a ti mismo” en realidad encuentra que está subordinada a
“cuidado de sí”. En la historia cambió el lugar de las determinaciones en “conocimiento de sí” a “cuidado
de sí”.
Esto se da por dos causas:
La primera por un cambio en los principios morales de occidente. El sujeto se convierte más moral cuanta
más renuncia a sí mismo. Hay una modificación en el registro del poder. CAMBIA EL DIAGRAMA Y
CAMBIA POR LO TANTO LA ACTITUD DEL CUIDADO DEL SI.
La segunda porque en occidente prevaleció una filosofía teorética desde el siglo XVII en adelante, se le dio
un mayor énfasis al conocimiento teórico por sobre la acción.

“Pienso, luego actúa”. Importa más el conocimiento teórico de lo moral, de cómo tiene que actuar
moralmente, en vez de actuar. ESTO ES EN RELACIÓN AL SABER, POR EL CAMBIO DE UNA
FILOSOFÍA MUCHO MÁS PRAGMÁTICA, HACIA UNA FILOSOFÍA MUCHO MÁS TEÓRICA.

Cuando el cuidado del sí estaba en primer plano en los griegos, antes de esta transformación, este cuidado de
sí suponía tanto una actividad política, como erótica. Había que tener una posición activa del sujeto tanto a
nivel erótico como a nivel político. De un OCIO ACTIVO, en el sentido que implicaba leer, estudiar, algún
tipo de actividad que el sujeto salga transformado. Entre las cosas activas que implicaba ese OCIO,
privilegia la escritura, ya que era muy importante para los griegos en relación al cuidado de sí. Una escritura
de sí, ya sea a través de notas personales (hypomnemata), registro de las memorias cotidianas de alguien,
pero más de hechos que de pensamientos. También cartas, donde eran escritas de sí hacia otros. Había una
suerte de actividad literaria en relación a sí mismo, que va a ir transformándose a una actividad de
vigilancia.

En resumen: (lo que dice el texto)


Existen varias razones por las cuales el «Conócete a ti mismo» ha oscurecido el «Cuídate a ti mismo».
1- En primer lugar, ha habido una profunda transformación en los principios morales de la sociedad
occidental. Nos resulta difícil fundar una moralidad rigurosa y principios austeros en el precepto de que
debemos ocuparnos de nosotros mismos más que de ninguna otra cosa en el mundo. Nos inclinamos más
bien a considerar el cuidarnos como una inmoralidad y una forma de escapar a toda posible regla. Hemos
heredado la tradición de moralidad cristiana que convierte la renuncia de sí en principio de salvación.
Conocerse a sí mismo era paradójicamente la manera de renunciar a sí mismo. También somos herederos de
una tradición secular que respeta la ley externa como fundamento de la moralidad. ¿Cómo puede entonces el
respeto de sí ser la base de la moralidad? Somos herederos de una moral social que busca las reglas de la
conducta aceptable en las relaciones con los demás. Desde el siglo XVI, la crítica a la moral establecida ha
sido emprendida en nombre de la importancia que tiene el reconocimiento y el conocimiento del yo. Por este
motivo, resulta difícil considerar el interés por uno mismo como compatible con la moralidad. El «Conócete
a ti mismo» ha oscurecido al «Preocúpate de ti mismo», porque nuestra moralidad insiste en que lo que se
debe rechazar es el sujeto.
2- La segunda razón es que, en la filosofía teorética, de Descartes a Husserl, el conocimiento del yo (el
sujeto pensante) adquiere una importancia creciente como primera etapa en la teoría del conocimiento.
Resumiendo: ha habido una inversión entre la jerarquía de los dos principios de la Antigüedad, «Preocúpate
de ti mismo» y «Conócete a ti mismo». En la cultura grecorromana el conocimiento de sí se presentaba
como la consecuencia de la preocupación por sí. En el mundo moderno, el conocimiento de sí constituye el
principio fundamental.
___________________________________________________________________________
La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad.
Entrevista a Foucault donde plantea:
- Búsqueda de saber cómo el sujeto humano entró en los juegos de verdad, sean los juegos de verdad
que tienen la forma de una ciencia o los que se pueden encontrar en las instituciones o prácticas de
control.
- Haber visto el problema de las relaciones entre sujeto y juegos de verdad a partir de las prácticas
coercitivas, como en la psiquiatría y el sistema penitenciario, y en las formas de los juegos teóricos o
científicos, como el análisis de las riquezas, del lenguaje y del ser vivo.
- Estas prácticas de sí tuvieron en las civilizaciones griega y romana importancia y autonomía,
investidas por instituciones religiosas, pedagógicas o de tipo médico y psiquiátrico.
- Ante la pregunta de si se ha producido un desplazamiento en el sentido de que los juegos de verdad
ya no conciernen a una práctica coercitiva, sino a una práctica de autoformación del sujeto, responde
que sí. Es lo que se podría llamar una práctica ascética → ¿Qué quiere decir con práctica ascética?
Le da al ascetismo un sentido general, el de un ejercicio de sí sobre sí por el cual uno intenta
elaborarse, transformarse y acceder a un determinado modo de ser.
- Ante la pregunta de si se trata de un trabajo de liberación, contesta que siempre fue desconfiado
respecto al tema general de la liberación. No es que diga que la liberación no existe (por ejemplo,
cuando un pueblo colonizado busca liberarse de su colonizador, es una práctica de liberación, pero
esta práctica de liberación no basta para definir las prácticas de libertad que después van a ser
necesarias para que ese pueblo, esa sociedad y esos individuos puedan definirse formas posibles de
ser recibidas). Por ese motivo, insiste más sobre las prácticas de libertad que sobre los procesos de
liberación.
- Habla de noción de dominación: las relaciones de poder, en lugar de ser móviles, permitir
estrategias, etc., se encuentran bloqueadas. Cuando se impide la reversibilidad del movimiento,
estamos en un estado de obediencia. La liberación es el correlato de un estado de dominación
(cuando un individuo o un grupo social llegan a bloquear un campo de relaciones de poder, a
volverlo inmóvil y fijo y a impedir toda reversibilidad del movimiento, se está frente a lo que se
puede llamar un estado de dominación)

 Sus análisis tratan sobre las relaciones de poder. Las relaciones de poder tienen una extensión
extremadamente grande en las relaciones humanas. Esto no quiere decir que el poder político está en
todas partes, sino que, en las relaciones humanas hay todo un haz de relaciones de poder, que pueden
ejercerse entre los individuos, en el seno de una familia, en una relación pedagógica, en el cuerpo
político.

- Sobre la pregunta de si la liberación misma no podría ser una forma de práctica de libertad, expresa:
Que sí en algunos casos. En lo que concierne a la sexualidad, por ejemplo. Para decir las cosas un
poco esquemáticamente, habría deseo, pulsión, prohibición, represión, interiorización, y es
liberándose, que se resolvería el problema. Y allí se omite totalmente el problema ético que es el de
la práctica de la libertad: ¿cómo es que se puede practicar la libertad? → La libertad es la
condición ontológica de la ética. Pero la ética es la forma reflexionada que toma la libertad
(ontológica porque tiene que ver con el SER).

-
 Cuidado de sí:
En el mundo greco-romano, ocuparse de sí fue, a partir de cierto momento, denunciado de buen grado como
una forma de amor de sí, una forma de egoísmo o de interés individual en contradicción con el interés que
hay que tener hacia los otros o con el sacrificio de sí, que es necesario.
Todo esto se ha trasmitido a continuación del cristianismo. La libertad individual era para los griegos algo
más importante, no ser esclavo (de otra ciudad, de los que rodean, de los que gobiernan, de sus propias
pasiones) era un tema fundamental.
El cuidado de la libertad fue un problema esencial. Se tiene toda una ética que ha pivoteado alrededor del
cuidado de sí y que da a la ética antigua su forma tan particular.
No dice que la ética es el cuidado de sí, sino que, en la Antigüedad, la ética como práctica reflexiva de la
libertad ha girado en torno a este imperativo fundamental "cuida de ti mismo”
El cuidado de sí es el conocimiento de sí, pero es también el conocimiento de cierto número de reglas de
conducta o de principios que son a la vez verdades y prescripciones.
Cuidar de sí es equiparse de esas verdades y es ahí donde la ética está ligada al juego de la verdad.

- Ethos: Los griegos problematizarían su libertad y la libertad del individuo, como un problema ético.
Pero la ética en el sentido como los griegos podían entender el ethos, era la manera de ser y la
manera de conducirse. Era un modo de ser del sujeto y un cierto modo de hacer, visible para los
otros. Esto es, para ellos, la forma concreta de la libertad; es así que ellos problematizarían su
libertad, pero, para que esta práctica de la libertad tome forma en un ethos que sea bueno, bello,
honorable, estimable, memorable, y que pueda servir de ejemplo, hace falta todo un trabajo de sí
sobre sí.

- Libertad: Significa, para los griegos, la no-esclavitud. El problema es ya enteramente político. La


libertad es en sí misma política. Tiene también un modelo político, en la medida que ser libre
significa no ser esclavo de sí mismo y de sus apetitos, lo que implica que se establece consigo mismo
una cierta relación de dominación, de maestría, que se llama arche -poder, mandato. La liberación es
una condición para la libertad, pero no la garantiza. El esclavo, por ejemplo, no tiene ni libertad ni
ética porque no puede elegir. El esclavo es un sujeto no-ético, pero también lo es quién sucumbe a
sus pasiones.

- Relación con los otros: El cuidado de sí es ético en sí mismo; pero implica relaciones complejas con
los otros, en la medida que este ethos de la libertad es también una manera de cuidar de los otros.
Ahí está el arte de gobernar. El cuidado de sí implica también la relación con el otro en la medida
que, para cuidar bien de sí, hay que escuchar las lecciones de un maestro. Se tiene necesidad de un
guía, de un consejero, de un amigo, de alguno que le diga la verdad.

- Abuso de poder: se desborda lo que es el ejercicio legítimo de su poder y se impone a los otros su
fantasía, sus apetitos, sus deseos. Se encuentra la imagen del tirano o simplemente del hombre
poderoso y rico, que utiliza ese poder y su riqueza para abusar de los otros, para imponerles un poder
indebido.

- Buen soberano: es precisamente aquel que ejercita su poder como debe, es decir, ejerciendo al
mismo tiempo su poder sobre sí mismo.

Si se cuida de sí como se debe, si se sabe ontológicamente lo que se es, lo que se es capaz, lo que es
ser ciudadano, lo que es ser dueño de una casa, cuáles son las cosas de las que se debe dudar y cuáles
de las que no debe dudar, que es conveniente esperar y cuáles son las cosas que deben ser
indiferentes, si sabe que no debe tener miedo de la muerte, no puede en ese momento abusar de su
poder sobre los otros. No hay peligro.

- ¿Cuál era el problema de Foucault?: el primero fue ¿cómo se logra, por ejemplo, que la locura haya
sido problematizada a partir de un momento determinado y a continuación de cierto número de
procesos como una enfermedad que necesita de una medicina determinada? ¿Cómo ha sido ubicado
el sujeto demente en ese juego de verdad definido por un saber o un modelo médico?
Se fue dando cuenta que había prácticas, por ejemplo, el internamiento desde el comienzo del siglo
XVII y que había sido la condición para la inserción del sujeto demente en este tipo de juego de
verdad, que le devolvían al problema de las instituciones de poder.
Así fue conducido a plantear el problema saber-poder, que no es el problema fundamental, sino un
instrumento que permite analizar, de la manera más exacta, el problema de las relaciones entre sujeto
y juegos de verdad.

- El sujeto: No es una sustancia. Es una forma, y no es sobre todo ni siempre idéntica a sí misma. No
se tiene consigo mismo el mismo tipo de relaciones cuando se constituye como sujeto político que va
a votar o que toma la palabra en una asamblea, que cuando busca realizar su deseo en una relación
sexual. Hay sin duda relaciones e interferencias entre estas diferentes formas del sujeto, pero no se
está en presencia del mismo tipo de sujeto. Plante que la constitución del sujeto demente puede ser
considerada como la consecuencia de un sistema de coerción -sujeto pasivo-, pero el sujeto loco no
es un sujeto no libre y se constituye como sujeto loco por relación y de frente a aquel que lo declara
loco. Con el interés en cómo se constituye el sujeto de modo activo, por las prácticas de sí, esas
prácticas no son algo que el individuo invente él mismo. Son esquemas que él encuentra en su
cultura y que le son propuestos, sugeridos, impuestos por su cultura, su sociedad y su grupo social.

- Poder: en las relaciones humanas, cualesquiera que sean el poder está siempre presente.
Relación en la cual uno quiere intentar dirigir la conducta del otro. Estas son relaciones que se
pueden encontrar en diferentes niveles, bajo diferentes formas; estas relaciones de poder son
relaciones móviles, es decir que pueden modificarse, que no están dadas de una vez para siempre.
Estas relaciones de poder son entonces móviles, reversibles e inestables.
No puede haber relaciones de poder sino en la medida que los sujetos son libres. Si uno de los dos
estuviese completamente a disposición del otro y se volviese un objeto sobre el cual él pudiese
ejercer una violencia ilimitada, no habría relaciones de poder.
En las relaciones de poder, hay forzosamente posibilidad de resistencia, porque si no hubiese
posibilidad de resistencia -de resistencia violenta, de fuga, de engaño, de estrategias que inviertan la
situación-, no habría del todo relaciones de poder.
Decir que el poder es omnipresente, es decir que está en todas partes, que es una estrategia, que está
en todas las relaciones y demás contraprincipios del poder, es lo mismo que decir que la libertad
está en todas partes à porque solo al interior de una relación de poder, hay libertad. Poder y libertad
van de la mano. Cuando estamos condenados a no poder elegir, ya ahí no nos encontramos en una
relación de poder.

- Espiritualidad: lo que se refiere al acceso del sujeto a cierto modo de ser y a las transformaciones que
el sujeto debe hacer de sí mismo para acceder a ese modo de ser.

- Verdad: ¿Por qué la verdad? ¿Y por qué se interesa uno por la verdad, y hasta más que por sí? ¿Y por
qué uno cuida de sí sólo a través del cuidado de la verdad? Hay una cuestión fundamental: la
cuestión de occidente à ¿qué ha hecho que toda la cultura occidental haya sido puesta a girar en torno
a esta obligación de verdad? Es en ese campo de la obligación de verdad que uno a veces se puede
desplazar, contra los efectos de dominación que pueden estar ligados a las estructuras de verdad o a
instituciones encargadas de la verdad.

- Sobre relaciones de poder y juegos de verdad: se puede mostrar, por ejemplo, que la medicalización
de la locura, es decir la organización de un saber médico en tomo a individuos designados como
locos, ha estado ligada a toda una serie de procesos sociales, de orden económico, en un momento
dado, pero también a instituciones y a prácticas de poder.
Cuando dice "juego" se refiere a un conjunto de reglas de producción de la verdad. Es un conjunto de
procedimientos que conducen a cierto resultado, que puede ser considerado, en
Siempre está la posibilidad, en un juego de verdad dado, de descubrir algo diferente y de cambiar tal
o cual regla, y algunas veces hasta el conjunto entero del juego de verdad.
Hay juegos de verdad en los cuales la verdad es una construcción y otros en los cuales no.

Ejemplo de la transformación de los juegos de verdad: algunos sacan como consecuencia que se ha
dicho que nada existía; que la locura no existía, mientras que el problema es a la inversa. Se trataría
de saber cómo la locura, bajo las diferentes definiciones que se le ha podido dar, en un momento
dado, ha podido ser integrada en un campo institucional que la constituyó como enfermedad mental
teniendo un determinado lugar al lado de las otras enfermedades.

- Comunicación: la idea que pueda haber un estado de comunicación que sea tal que los juegos de
verdad puedan circular sin obstáculos, sin constreñimientos y sin efectos coercitivos es del orden de
la utopía.

- Relaciones de poder: las relaciones de poder no son algo malo en sí, de lo cual habría que liberarse;
no puede haber sociedad sin relaciones de poder, si se las entiende como estrategias por las cuales
los individuos intentan conducir, determinar la conducta de otros. El poder no es el mal. El
poder son los juegos estratégicos.
- Gobernabilidad: no cree que el único punto de resistencia posible al poder político -entendido como
estado de dominación- esté en la relación de sí consigo mismo.
La gobernabilidad implica la relación de sí consigo mismo, lo que significa que, en esta noción de
gobernabilidad, se apunta al conjunto de prácticas por las cuales se puede constituir, definir,
organizar, instrumentalizar las estrategias que los individuos, en su libertad, pueden tener los unos
frente a los otros.
Son individuos libres quienes intentan controlar, determinar, delimitar la libertad de otros y, para
hacerlo, disponen de ciertos instrumentos para gobernar a los otros. Por el contrario, la noción de
gobernabilidad permite hacer valer la libertad del sujeto y la relación con otros.
Cuanto más los hombres son libres unos en relación a otros, más grande es el deseo de unos y otros
de determinar la conducta de otros. Cuanto más abierto es el juego, tanto más atrayente y fascinante.
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PRACTICO
Anonni - Fracaso escolar: funcionalidad de un concepto esquivo en las intersecciones clínica y escuela
Discurso pedagógico y fracaso escolar
Este trabajo interpreta el estatuto conceptual de la categoría fracaso escolar es el “discurso pedagógico”.
Fracaso escolar -asociado en su emergencia a la instauración de la enseñanza laica y obligatoria (como
ideal)- evidencian una estrecha vinculación con mandatos y prescripciones de la trama política, económica y
social que atraviesa a la educación en cada momento histórico.
Un campo social atravesado por dimensiones institucionales de diversa índole como la educación produce
un discurso que si bien la específica, la trasciende en tanto transporta otros discursos sociales: “el discurso es
una construcción histórico-social en cuya trama el hombre se sitúa. la producción, apropiación y circulación
de un discurso nominado pedagógico confiere cierta especificidad al campo de la educación; Pero
subjetivación exige romper las barreras que imponen cada una de las múltiples y variadas disciplinas que allí
convocan”.
El discurso pedagógico se difiere como un entramado social de materialidades simbólicas, donde se
producen juegos estratégicos y polémicos de acción, de lucha y cuestionamiento, que configuran en la trama
discursiva formas de subjetividad.
Desde su propio fondo histórico, la vinculación entre el fracaso escolar y la trama político social que
atraviesa a la educación, contribuye a la producción y circulación de un discurso que, materializado en
palabras prácticas Procedimientos, anuda el saber y el poder con un modelo de verdad socialmente
legitimado.
Podría afirmarse que la noción de fracaso escolar queda habilitada por el propio discurso pedagógico.

Devenir histórico de la categoría fracaso escolar.


Como objeto de estudio como el fracaso escolar -categoría de dudoso estatuto epistemológico- se inscribe en
un campo incierto y problemático.
Fracaso escolar ha experimentado cuatro épocas diferentes:
1- 1940-1950 Hegemónica individualización psicologista del inadaptado escolar.
2- 1960-1970 Cubrimiento oficial de los efectos de la desigualdad social en el sistema educativo. Se
considera el fracaso, o bien imputable a la insuficiente capacidad individual (cognitiva o psicológica) o bien
al handicap cultural de la familia.
3- 1980 Importancia creciente de los estudios microsociológicos con profundización de diversos aspectos
disciplinares.
4- 1990 en adelante. Convivencia de dos paradigmas antagónicos: en primer lugar, el diagnóstico del
rendimiento escolar individual. Y en segundo lugar, las teorías de la resistencia que etnografían en las
contestaciones del alumnado a ser enculturalizados por la institución escolar.

En nuestro propio contexto el llamado fracaso escolar se mantuvo durante décadas encapsulado en
referencias estrictamente individuales. La figura del inadaptado escolar obtiene equivalente reputación en en
la del fracaso escolar por retardo mental pedagógico, atribuido a enfermedad mental de origen neurológico,
o en el retardo mental socio ambiental: niños que fracasan en la escuela por su procedencia de sectores
populares, con familias consideradas desestructuradas o disfuncionales.
La denominada promoción automática ha sido una práctica que si bien no favoreció temporalmente a niños
que podrán avanzar en el itinerario escolar, contribuyó también a ocultar el fracaso.
El fracaso es visto como una de las consecuencias de las políticas económicas y sociales de décadas
anteriores, caracterizadas por la represión, el autoritarismo y el debilitamiento del interés del Estado hacia
las cuestiones sociales. Sin embargo, la categoría de carácter descriptivo da cuenta siempre de resultados
adversos para el sujeto portador del fracaso; ya sea por carencias familiares, fallas pedagógicas o didácticas,
o por obstáculos propios de la organización escolar.
Cuando la etiqueta recae sobre el propio portador, la atribución causal se centra en explicaciones de tipo
biologicistas, a la que se suma la escasez de estímulos que el medio familiar y comunitario brindan. Otras
veces el problema se atribuye a la cultura de origen del alumnado.
Una categoría con tan alto grado de saturación de sentidos, provenientes de múltiples y disímiles
interpretaciones, está destinada a transformarse en una mera expresión social estereotipada. En los últimos
años se asiste a una progresiva declinación de la categoría, a un desplazamiento y disolución de ella por
novedosas expresiones desde su paradojal contracara.
Es posible aventurar que la declinación de la categoría se localizó temporalmente en un momento en que la
ley empieza a ser puesta en ejecución y en donde la necesidad de legitimar su propio régimen de verdad
requiere la construcción de nuevas formas discursivas, es las que el llamado fracaso escolar -con su
connotación de falta o carencia- no coincide, no es funcional, ya que no acompaña con optimismo los logros
que la nueva ley propicia.

Clínica institucional y fracaso escolar


El discurso pedagógico selecciona y distribuye, mediante dispositivos de regulación y control, las sanciones
dirigidas a identificar a los sujetos en virtud del rendimiento y/o del éxito escolar alcanzado.
Desde la posición epistemológica denominada psicología en educación, es posible la formulación de una
clínica atenta al análisis y a la interpretación de la dimensión institucional del aprendizaje que, como tal,
trasciende el nivel de lo individual y/u organizacional en los cuales suele quedar coagulado. Esta posición
proporciona las herramientas conceptuales y metodológicas necesarias para la construcción de diferentes
dispositivos y estrategias de intervención, instalando la praxis institucional en un renovado escenario de
problematización.
El concepto clínica no es patrimonio exclusivo de la medicina ni se limita a las prácticas propias del
consultorio. Desde la posición que sostenemos, clínica institucional remite a una posibilidad de saber por
qué sucede lo que sucede y contribuye a revelar tanto la trama de enlaces como las distancias que vinculan
la escuela con el entorno y el tejido social. Se trata de recuperar la singularidad subjetiva dentro de la
dialéctica de complejas sobre determinaciones, interpretando la dimensión institucional en su materialidad
discursiva.

→ Pareciera que la figura del fracasado ha dejado de depositarse exclusivamente en el niño, pero al precio
de responsabilizar al otro protagonista más expuesto de la relación docente-alumno, que es el maestro.

Retener y contener: nuevas categorías del discurso pedagógico


La nueva configuración de la escuela como contenedora no satisface al grupo docente. Los maestros
aseguran que la escuela actual como espacio de contención y disciplinamiento ha ido perdiendo su sentido
anterior de “preparación para la vida” y “preparación para el mundo del trabajo”, objetivos que
caracterizaron la máquina educativa de la modernidad.
→ “descontrol de la máquina” → pese a este descontrol el poder sigue ejerciendo de distintas maneras.
Según el grupo de docentes, el fracaso escolar pasa a segundo plano, absorbido por la urgencia social. El
fracaso escolar se localiza entonces en la deserción y en la repetición. Al convertirse la escuela en
contenedora, si no contiene fracasa. Fracasar es no contener (y si no se contiene se desborda).
La necesidad de implementar dispositivos de retención expresa que para algunos sectores de la población la
escuela ha dejado de ser el lugar de socialización por excelencia, ya que la urgencia de las necesidades anula
el carácter propedéutico (que te prepara para el estudio universitario o terciario) de la institución.
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Emanuelle - Capítulo 3 → El discurso pedagógico.
I → El discurso pedagógico: esbozos de una pretendida arqueología.
Homenajear a un creador exige tomar una posición subjetiva en la compleja y singular trama de su
producción discursiva. Recorrer sus obras no es un trabajo simple ni lineal. Situarse como lector conlleva un
verdadero desafío que pone en jaque el ideal de encarnar un mismo pensamiento dialéctico que tanto se
pregona.
Es el propio pensamiento de Foucault lo que convoca a la proliferación de la materialidad discursiva. Es el
poder de sus saberes el que produce efectos de posibilidad, apertura y descentramiento. Sin dudas que la
pretensión de ocupar un sitio en ese espacio convocante deviene en ardua tarea: la de otorgarse autorización
para formular y sostener interrogantes.

A la que invita F cuando afirma “lo que cuenta en los pensamientos de los hombres es lo no pensado
que desde el comienzo del juego los sistematiza, haciéndolos para el resto del tiempo indefinidamente
accesibles al lenguaje y abiertos a la tarea de pensarlos de nuevo”.

Un impensado en el pensamiento de Foucault:


La materialidad discursiva está controlada, seleccionada y redistribuida socialmente a través de diversos
procedimientos tanto de exclusión como de control y de sumisión de los discursos. Tales procedimientos,
destinados al enrarecimiento (disminución) de la discursividad, se vinculan entre sí construyendo “especias
de grandes edificios que aseguran la distribución de los sujetos que hablan en los diferentes tipos de
discursos y la adecuación de los discursos a determinadas categorías de sujetos”.
La educación es el instrumento gracias al cual todo individuo en una sociedad puede acceder a no importa
qué tipo de discurso, se sabe que sigue en su distribución, en lo que permite y en lo que impide, las líneas
que le vienen marcadas por las distancias, las oposiciones y las luchas sociales. Todo sistema de educación
es una forma política de mantener o modificar la adecuación de los discursos, con los saberes y los poderes
que implican.
Foucault admite a la educación bajo el estatuto de institución, es decir, como productora de símbolos
sociales y efecto de una complejidad de instancias que se cruzan anudadas en el tejido propio de una
formación social.
Las distintas instituciones transmiten creencias, leyes, normativas, valores y posiciones frente a lo real.
Encarnan los requerimientos que la sociedad formula al hombre respecto de sus representaciones y de sus
comportamientos, de lo permitido y lo prohibido. Desde esta perspectiva, la educación se sitúa como una de
las tantas instituciones que intervienen en el devenir constitutivo de la sujeción social humana.
La educación se materializa a través de los variados sistemas de enseñanza existentes, que trascienden y
exceden los límites del sistema educativo formal y que adoptan formas singulares como sociedades de
discurso o como doctrinas.
Ahora bien, si la educación no es reductible al nivel de la organización de los sistemas educativos ni los
sistemas de enseñanza, para poder constituirse en un instrumento o en una forma política requiere de una
fundación discursiva preliminar que, aún enraizada en ese cruce de múltiples instancias que la sostienen,
revele una diferenciada especificidad.
He aquí algo del orden de lo no-pensado en Foucault → por qué no se le confirió estatuto de discurso a
aquel espacio de exterioridad en cuya trama el hombre se sitúa ya que la educación garantiza la perpetuación
de la especie humana, supervivencia que asienta en la prohibición simbólica que instaura la cultura.
La educación es concebida como un sistema de sumisión del discurso mas no el único. El sistema judicial y
el sistema institucional de la medicina constituyen similares sistemas de sumisión del discurso.
A propósito del Discurso Pedagógico; algunas puntualizaciones.
La educación conforma un campo de prácticas sociales que si bien remiten a territorios disciplinares unas
veces convergentes y otras divergentes, revelan huellas ineludibles de una pedagogía que no admite
descentramiento alguno del poder hegemónico. La producción, apropiación y circulación de un discurso
específico está signada por lo pedagógico, en torno de una ecuación central: conocer-poder.
Los sistemas educativos cobran impulso a partir de la Revolución Industrial y su expansión de la enseñanza
primaria es a fines del siglo XVIII.
Los dominios del saber pedagógico se legitiman delimitados en torno de los procesos educativos.
Es la aparición de organismos de enseñanza la que exige la emergencia social del maestro o docente y su
institucionalización como oficio de enseñante.
Un recorrido arqueológico del discurso pedagógico supone partir de la práctica discursiva para desentrañar
los saberes que engendran desde su emergencia fundacional como discurso; como espacio de exterioridad
con una pluralidad de posiciones de subjetividad en cuya trama de saberes el sujeto se sitúa sin figurar jamás
como titular.
El discurso pedagógico remite a una compleja construcción histórico social, a procesos de producción de
una materialidad discursiva específicamente ligada al campo de la educación pero atravesada por las
condiciones políticas y económicas que son como el suelo en que se forman el sujeto, los dominios de saber
y las relaciones con la verdad.
La ecuación poder-saber remite a una red de intrincadas relaciones microscópicas del poder que no solo
delimitan el devenir histórico, los campos del conocimiento sino que definen también la hegemonía de los
saberes y sus lazos con los modelos vigentes de verdad.
Todo discurso está marcado por fundaciones. Emergen como condiciones de producción que tanto los
explican como los sostienen.
Tanto la salud como la educación constituyen áreas de la política del Estado y adquieren relevancia como
instrumentos de la normalización que requieren las sociedades industriales. La pedagogía sostiene la
positividad de una práctica educativa que institucionaliza la transmisión de los saberes y su distribución.
Los dispositivos sociales que pedagogizan en verdad son múltiples y variados e instauran ritualizaciones
diversas según los saberes en circulación. El discurso pedagógico vehiculiza la apropiación de otros
discursos sociales y sus reservas de lo cognoscible.
Sus protagonistas son variados. El enseñante (función de enseñar) y el enseñado (función de aprender)
constituyen posiciones subjetivas que marcan lugares ineludibles de pasaje permanente.
La relación de enseñar y aprender involucra una dialéctica y remite a posiciones signadas por un circuito que
preserva e instituye la verticalidad.

II → Disciplinas y discurso pedagógico.


El hombre, la educación y la materialidad discursiva.
La educación remite a un complejo entrecruzamiento de dimensiones e instancias. Por su parte, el hombre,
es producto de un cruce de múltiples niveles de sobredeterminación que involucran dimensiones diversas y
contradictorias con sus diferentes valores de determinación.
Tanto el hombre como la educación comparten la difícil situación de remitir a objetivaciones diversas.
Como productora de símbolos sociales, la educación se involucra en calidad de dimensión institucional
complementariamente estructurante del devenir humano; su materialidad discursiva produce determinados
efectos de sentidos, de significaciones, que sólo son posibles sobre el suelo de una escisión psíquica
fundante.
El hombre, sujeto simbólico producto de la historia y la cultura, se encuentra en permanente proceso de
construcción, expuesto a incesantes vicisitudes y contradicciones.
La materialidad discursiva de la Institución Educación no enfrenta barreras ni límites.

El personaje docente.
El surgimiento de la escuela como organización instaura el oficio del docente, cuyo deslizamiento hacia el
status de profesión deviene como consecuencia de la creciente complejidad de la división social del trabajo.

Sobre el Discurso Pedagógico.


La producción, apropiación y circulación de un discurso nominado pedagógico confiere cierta especificidad
al campo de la educación.
El discurso pedagógico remite a una construcción histórico social propia de la Institución Educación, en
cuyo vasto territorio y muy a pesar de la confluencia de las variadas disciplinas, la pedagogía se destaca por
un poder hegemónico atravesado incesantemente por las contradicciones propias de toda práctica social.
Ni el docente ni el alumno son autores de tal discurso.

Pedagogía y Psicología: históricos encuentros.


Un tercer periodo de la escuela nueva o escuela activa se vislumbra luego de la primera guerra mundial.
Aquella sociedad disciplinaria que acompaña las vicisitudes históricas del capitalismo encuentra en la salud
y la educación los pilares fundamentales del orden y el progreso.
La psicología emerge de ese suelo fecundo que cree hallar en la educación y en la salud biológica de las
poblaciones las claves de la multiplicación del capitalismo.
Pedagogía y psicología se encuentran y se abrazan en la historia en honor a la escuela nueva. Desde
entonces el aprendizaje y la niñez permanecen amarrados. Esta escuela nueva defiende la acción como
motor de la educación y de todo progreso humano tanto individual como político, social y científico. La
acción se instaura como el eje ordenador y es en definitiva un nuevo orden político que guía y penetra las
más diversas teorizaciones.
Los encuentros se producen entre una psicología capaz de producir teorías útiles y una práctica pedagógica
que reclama sustentos de justificación. Dicha comunicación perfila el engranaje perfecto de una
complementariedad de saberes y disciplinas, teorías y prácticas, que unidas apuestan al devenir positivo en
la ciencia de la educación.
Para la incipiente Psicología, la educación se transforma en un campo sumamente fértil para la localización
de nuevos objetos que si bien son formulados como demanda consecuente de los límites con que tropieza la
pedagogía, potencian la oportuna emergencia histórica de su demarcación y su reconocimiento bajo estatuto
de disciplina autónoma.
La psicología contribuye a las teorizaciones de la escuela nueva con sus positivos y solidarios aportes, a
efectos de centralizar aprendizaje y educación en el alumno protagonista.
Desde aquella autónoma disciplina se cristaliza una pedagogización de la psicología.
Posición teórico epistemológica de una psicología en educación: recuperar la especificidad de un territorio
disciplinar en su estatuto interviniente dentro de la complejidad propia del vasto campo de la Educación.
Postular a la psicología en educación remite a un polémico suelo epistemológico en pos de la reconstrucción
tanto de los soportes conceptuales básicos como de su correlato: los dispositivos analíticos que posibilitan
lecturas de las dimensiones institucionales materializadas en lo cotidiano.
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Emanuelle - Los discursos que nos hablan.
Pórtico.
Locura y encierro, delirio y prisión, saberes y escuela, enfermedad y hospital, individuo y población, libertad
y vigilancia, saber y poder, ciencia y política, arrastran a perpetuidad la lógica del bien y del mal que habita
en nosotros.
Uno de los notables aportes de Foucault radica en situar la historia de las ideas como materialidad discursiva
de un suelo político social que nos habla y nos piensa en una época dada.
La universidad misma es tan solo un escenario, un territorio, un espacio social, una fuente inagotable de
situaciones, episodios, decires, que mostraban desde su adentro ese supuesto afuera de las singularidades
histórico políticas de diversas épocas, incluyendo los tiempos de hecatombe nacional, con sus repeticiones
diferentes de lo mismo.
Repeticiones y diferencias de Discursos Sociales enmarañados que aun siendo disímiles, se hallan seriados.
En su cruce heterogéneo resulta imprescindible tomar un posicionamiento firme para poder hablar de los
objetos que tratan en sus discursos.
La cuestión político social acciona sobre los sujetos parlantes moldeando formas de subjetivación, modelos
de filiación portadores de identificaciones. Las identificaciones constituyen especies de puentes móviles
entre la singularidad subjetiva, las particularidades histórico político económicas del suelo y de la época
donde transcurren, y esa inaprehensible universalidad de tecnologías de dominación humana que a su vez
poseen sus particularidades e imprimen marcas singulares.

Capítulo uno. Un ensayo inútil sobre lo inútil.


Los cuerpos, los gestos, los comportamientos, los modos de pensamiento, los estilos de habla, la
materialidad discursiva, los conocimientos, las verdades, los tiempos, los espacios, son clasificados,
tipificados y distribuidos mediante redes microscópicas de sencillos procedimientos del poder disciplinario
qué, lejos de concentrarse en un aparato del Estado, se expanden minuciosamente en el tejido social.
Tanto la educación como la salud son instrumentos políticos que portan la fuerza de Instituciones,
dispositivos de poder, instancias simbólicas constitutivas del psiquismo humano. Ambas sujetan al mundo
de la cultura, propagan lazos, utopías, identificaciones, ideales, prohibiciones, posibilidades, horizontes, etc.,
atravesando los cuerpos. Cada una de ellas esgrime sus lógicas de subjetivación mediante singulares
Discursos que se yuxtaponen, entrecruzan y potencian entre sí.
Desde el área de la salud, con el discurso médico se insiste en objetivar al humano como ser vivo, con un
cuerpo biológico propio de la una especie, fuente inagotable de localización de nuevas dolencias y males.
Desde el área de la educación, la hegemonía se atasca en dirección a un humano preferiblemente perceptivo,
poblado de conciencia y cogniciones. Y siendo la educación un instrumento político, requiere de una
fundación discursiva que exhiba una diferenciada especificidad en sus enunciados, decires o prácticas
sociales.
La pedagogización y sus pedagogías son hijos legítimos de la política, de las tecnologías de poder, de la
gobernabilidad, aun cuando la pedagogía se emplaza allí cómodamente en su servidumbre. → (relacion con
tecnologias del yo)

Pensar el presente exige valerse de la historia, de interrogar el pasado de las verdades actuales, su
antigüedad misma, su resistencia, mutaciones, sus diversos rostros.
Nada es verdadero por naturaleza, lo es, en todo caso, por el lenguaje, la cultura, las prácticas sociales, por
los discursos.
Lo importante es que en la maraña histórica, todo acontecimiento se considere dentro de la serie de la que
forma parte, ya que la subjetividad se constituye en ese espacio de fuerzas sociales y en el seno de múltiples
lugares de prácticas.
Sin embargo, los sucesos políticos, democráticos o dictatoriales, no aluden a un contexto aislable, sino que
son texto mismo del suelo que procrea determinadas prácticas, enunciados, relaciones de poder/saber que se
ponen en juego. ((ponen de ejemplo los años 70 a 80 en arg))
Castel establece diferencias entre la exclusión, la marginalidad y la desafiliación. Afirma que la civilización
continúa dominada por el paradigma en el trabajo, ya que la inscripción social es a través de relaciones
laborales. La noción de desafiliación alude justamente al desprendimiento o desenganche del mundo del
trabajo. Todo desarraigo transforma los lazos sociales y por ende las identificaciones, tanto a nivel
individual como grupal, organizacional y poblacional.

Ensayo → Lucila Pagliai, explica que el ensayo rescata un momento de sofística cuya rigurosidad discursiva
de persuasión y de convicción, logra trocar el método cartesiano en una retórica de lo verosímil. En ensayo
se inserta en una especie de corriente de opinión cuyo despliegue argumentativo lo mantiene justamente
entre lo verosímil y lo probable.
Lejos de pretender alguna verdad objetiva, se trata de tomar la categoría sofística de una retórica de lo
verosímil, desmontando cualquier tipo de neutralidad o servidumbre al régimen de la Verdad.
Umberto Eco, destaca las virtudes de valerse de algún pensador reconocido. Se trata de una estrategia
discursiva que atañe a la historicidad de las ideas y a la escritura misma, sostenida en conjeturas y aportes de
otros que nos hablan.
La noción de discurso trae una polisemia bastante agitada. Algunos hablan de doble discurso; otros de
discurso del poder, como si el poder estuviese acorralado, o fuese una cosa, persona o lugar. Otros hablan de
discurso ideológico, como si la ideología no fuese omnipresente en la constitución misma que nutre el suelo
de todo discurso.
Vulgaridades que perduran, aún sabiendo que las palabras no son las cosas.
Autores como Lacan o Foucault, son los que instauraron la noción de Discurso en el espesor de un campo
extralingüístico, franqueando los límites alambrados de los territorios disciplinares.
Tal como plantea Foucault el sujeto es fundado y vuelto a fundar en el seno de múltiples sujeciones de la
historia. A su vez, las huellas constitutivas de lo que hoy somos y aquello que vamos siendo, son sustento y
fuente indispensable para repensar una filosofía política, para esbozar otras formas de subjetividad humana y
lazo social en el escenario de las vicisitudes económico-políticas de nuestro tiempo.
Todo discurso es práctica social. Hablar es hacer algo distinto a expresar lo que se piensa o traducir lo que se
sabe, no se reduce a una simple puesta en juego de las estructuras de una lengua. La realidad es objetivable
en tanto el humano la conoce mediante objetivaciones construidas por él mismo y cuya producción pasa
ineludiblemente por el dispositivo discursivo que los define y los constituye. Por esto, los conceptos no son
más que ficciones de la realidad, construcciones político sociales.
Los discursos nos hablan sin cesar, penetran nuestros cuerpos. Sin embargo, no hablamos todos del mismo
modo.
Lacan: en el ordenamiento de lo que se produce por la existencia del lenguaje, el discurso es aquello que
hace función de lazo social.
Es por la existencia del lenguaje que se logra la obediencia, ya que sin lenguaje no habría amo que nos
comande. El Discurso como exterioridad excede a la palabra. En el lenguaje, se inscribe algo más amplio
que el enunciado mismo, de ahí que Lacan acuña la expresión “discurso sin palabras”.
Los discursos son instrumentos y efecto mismo de marañas epocales del poder y el saber. Sus juegos
estratégicos, polémicos, inestables, heterogéneos se anudan a verdades que operan como modelo y modelos
que ofician como verdad. Analizar la formación, repetición o silencio de ciertos enunciados, visibilizar sus
vinculaciones epocales con los intersticios del poder supone transitar senderos inciertos en la búsqueda, ya
no de relaciones de sentido, sino de relaciones de fuerza, de poder.
Foucault apela a la genealogía cuando advierte esas rarezas de su poder de afirmación, de invención de
objetos a propósito de los cuales se afirman o niegan proposiciones que son dadas como verdaderas o falsas.
Foucault: lo que cuenta en los pensamientos de los hombres no es tanto lo que han pensado, si no lo no-
pensado, que desde el comienzo del juego los sistematiza, haciéndolos para el resto del tiempo
indefinidamente accesibles al lenguaje y abiertos a pensarlos de nuevo.
Entrar en el orden de un discurso y tomar posición en su compleja trama, supone satisfacer ciertas
exigencias que califican y autorizan para ello. La materialidad discursiva está controlada, seleccionada y
redistribuida socialmente a través de diversos procedimientos que, destinados al enrarecimiento de la
discursividad, se vinculan entre sí constituyendo especies de grandes edificios que aseguran la distribución
de los sujetos que hablan en los diferentes tipos de discurso y la adecuación de los discursos a determinadas
categorías de sujetos.
Principios metodológicos propuestos por Foucault a fin de interpelar la materialidad discursiva de modo no
tradicional:
1- Principio de trastocamiento: alude al reconocimiento de los juegos negativos de enraizamiento y
dispersión del discurso en esas mismas figuras positivas (autor, disciplina, verdad) que aparecen cual fuentes
discursivas. El acontecimiento se opone a la creación.
2- Principio de discontinuidad: Implica tratar a los discursos como prácticas discontinuas que así como se
cruzan también se yuxtaponen, se ignoran o se excluyen. Aquí, la serie se opone a la unidad de la obra o del
tema.
3- Principio de especificidad: supone que, lejos de descifrar o de jugar con significaciones dadas
previamente, se ha de buscar la regularidad en los acontecimientos discursivos, a sabiendas de que todo
conocimiento se supone contradicciones, relaciones simbólicas, movimientos dialécticos sujetados a las
vicisitudes histórico políticas de una época. Por tanto, la regularidad se opone a la marca de originalidad
individual.
4- Principio de exterioridad: objetivar un discurso supone alejarse de lo que sería su interior mismo o su
núcleo, para dirigir la mirada hacia un conjunto de condiciones de sus posibilidades de emergencia,
reconocimiento, circulación. Desde esta perspectiva, la condición de posibilidad se opone al tesoro
indefinido de la significación.

Mapas → Las documentaciones, leyes, obras, textos, comentarios, imágenes, ironías, relatos, notas
periodísticas, decretos, circulaciones, saberes diversos, estadísticas, etc., adquieren otro estatuto. Son
espacios donde la materialidad discursiva circula prolífica o restringida. La mirada archivista y cartográfica
apela a los diagramas. Los archivos esbozan una historia que nunca es pasado ni mera cronología, sino un
devenir presente. En ellas subyacen relaciones de fuerza a las que Foucault designa diagramas. Un diagrama
es una especie de mapa de navegación por mares fluctuantes y arenas movedizas del enrejado social. Es una
especie de maquinaria abstracta cuasi muda y ciega que hace hablar y hace ver. Un diagrama exhibe
relaciones de fuerza que empalman las sutiles mallas del poder con áreas del saber y con los sustentos
políticos que delimitan qué es lo verdadero.

Historias y memorias.
Sabemos por Julio Cortázar que muchas palabras son atropelladas, desgastadas, mediante deformaciones
cínicas del lenguaje. Distorsiones estratégicas que potencian la eficacia simbólica de ese orden del discurso
abocado a controlar, seleccionar y redistribuir la materialidad discursiva mediante esos procedimientos de
exclusión, control y sumisión que Foucault analizó.
Memoria → la memoria funda el mañana. Se trata de unir esos fragmentos dispersos, armar el
rompecabezas del ayer, abrirle una rendija al muro, dibujar una ventana, construir una puerta. A fin de
cuentas, al buscar la memoria estamos buscando parte de nuestro rostro.

El espacio de lo privado es ese espacio de la posesión amarrado a la institución de la familia, basado en


algún tipo de orden o superioridad jerárquica que logra justificar el dominio de unos sobre otros.
El arte de gobernar se va complejizando como práctica social que atañe e involucra una multitud de
protagonistas. Aquella pedagogía del monarca sólo garantizaba el arte de gobernar sobre las cosas en
perspectiva ascendente, pero la complejidad social demanda una continuidad descendente entre estado y
población. Es a partir del siglo XVIII que gobierno, población y economía política se ensamblan
armoniosamente.
Historias y memorias dibujan el rostro singular de los pueblos, de las organizaciones, de los discursos
sociales. Pero la historia nunca es una, siempre es otra según el punto de vista de quién la diga, según las
vistas sobre el punto que se trate. La historia jamás podrá leerse suelta, autónoma, disgregada, ni
fragmentada de aquel suelo político-social en que fecunda.
La historia no es un simple recuerdo de los hechos. No es simplemente el pasado, sino aquello que ahonda
en el presente surcando de modo impredecible todo anhelado porvenir. Es esa micro diferencia que hace
ruptura en la vida cotidiana en tanto letra viva de la memoria político social.
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CONTINO.
BIOPOLÍTICAS ACTUALES EN DISCAPACIDAD: LA ESTRATEGIA DE INCLUSIÓN
El presente trabajo realiza un acotado recorrido en lo que actualmente se entiende por estrategia de inclusión
en relación a la problemática de la discapacidad, tomando como referencia las políticas públicas sostenidas
en la ciudad de Rosario.Sobre esa base se plantearon interrogantes en relación a la biopolítica y a la
gubernamentalidad. Este recorrido se orientó finalmente a interrogar el estatuto mismo de la discapacidad →
pensarla en términos de lo que M. Foucault llamó «dispositivo»; es decir, como una construcción política
compleja y heterogénea, basada en la dicotomía normal-patológico.

Alcances actuales de las políticas públicas de inclusión en discapacidad


El concepto de inclusión se encuentra presente en diversos ámbitos. Para analizar la cuestión la atención se
ha localizado en la multiplicidad de opciones y en la amplia diversidad de ámbitos en que se presentó la
necesidad –¿u obligación?– de considerarla inclusión en la ciudad de Rosario.
Sosteniendo por lo tanto la suposición de que el Estado cubre con las políticas públicas problemas de algún
colectivo social que requieren solución, puede observarse respecto de la discapacidad una cuestión muy
significativa: en concordancia con una línea que de todos modos excede el ámbito de nuestra ciudad, se
proclama a cada instante la inclusión, casi a la manera de un ensalmo mágico. Es llamativo que los dos
principales organismos estatales dedicados al abordaje de la discapacidad en la ciudad de Rosario, son uno
provincial y el otro municipal. El provincial lleva por nombre Subsecretaría de inclusión para las personas
con discapacidad, mientras que el otro es la Dirección municipal para la inclusión de las personas con
discapacidad.
Más allá de las diferencias entre cada una de las políticas que hay independientemente del ámbito desde
donde se piensen lo que estos intentos evidencian es una naturalización de que todo lo que tenga que ver con
la discapacidad, requiere una política pública o una formación específica por parte de quienes se encuentran
en posición de realizar alguna acción inclusiva, siempre referida a una función profesional o de la esfera del
gobierno.
Por lo tanto, podría suponerse que no es para nada casual que la noción de inclusión aparezca como eje de
todas las políticas públicas. La inclusión como carretera principal de toda política pública referida a la
discapacidad que se precie de tal, no es novedosa, sino que se ha ido desarrollando a lo largo del último
medio siglo y ha cobrado mayor relevancia en las últimas 3 o 4 décadas.

Sin embargo, lo importante es remarcar dos aspectos centrales respecto de la estrategia de inclusión, por un
lado que, tanto por datos estadísticos oficiales como por investigadores independientes, puede observarse
que los efectos promovidos por estas proclamas inclusivas, en general se encuentran muy alejados de los
esperados y en general están en evidente oposición. Por otro lado, todas las políticas públicas de inclusión se
caracterizan justamente por estar formadas para personas «con discapacidad» → hay gente discapacitada y
gente que no.

La inclusión como biopolítica


Desde la década de los 70 –década en que surge la categoría discapacidad como concepto políticamente
correcto– lenta pero simultáneamente se va formando la noción de inclusión. Ambos procesos no se irán
dando sin continuas referencias a los postulados de los Derechos Humanos y de la legislación civil, para
lograr una progresiva inmersión formal en la elaboración de leyes, reformas, constituciones y hasta
convenciones internacionales.
En la década de los 80, se promulgó la primera ley nacional que regula específicamente las prestaciones
básicas que requeriría cualquier persona con discapacidad. En la década de los 90, esta ley se ve
complementada, mejorada y profundizada. Y en la primera década del tercer milenio, el Estado se adhiere a
la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad redactada por la Organización de las
Naciones Unidas unos años antes. Por supuesto, todos estos esfuerzos jurídicos, tienen en el horizonte la
idea de incluir a la «persona con discapacidad».
A su vez, otro de los marcos en los que se sustenta la noción de inclusión, es el del multiculturalismo. Es
decir, que las estrategias de la diversidad, la inclusión, la integración, etc., han sido promovidas desde las
nuevas narrativas educativas y multiculturales en el contexto de la expansión del modelo neoliberal.
Por lo tanto, la inclusión como política pública implica paradójicamente, no un verdadero ingreso al sistema,
sino la construcción de nuevos espacios marginales o la legitimación de circuitos exclusivos y excluyentes
ya existentes → carácter diferenciador → construidos específicamente para personas en situación de
discapacidad.
Las proclamas inclusivas son elaboradas generalmente desde territorios gobernados por profesionales o
funcionarios políticos, pero casi nunca por personas en situación de discapacidad. Esto no es un dato menor,
ya que mantiene invariable la asimetría entre algunos que se verán de este modo legitimados para hablar y
otros cuyo discurso se verá restringido a circular bajo el estatuto de la anécdota individual, referencia
valiosa, emocionante, sensibilizadora, moralizante, pero obligatoriamente individual → esto da lugar a otra
asimetría. Y cualquier ejemplo que demos da lugar a la construcción política de la categoría de la
normalidad. A partir de la construcción de una norma basada en el individuo sano y adulto, completo, sin
fallas, que se constituye como el ideal, es que se justifica una división entre lo normal, lo sano, lo esperable,
y lo anormal, lo patológico, lo diferente.
Las políticas públicas en relación a la inclusión de las personas en situación de discapacidad, solo abordan la
problemática desde la cuestión individual de cada una de tales personas. Se toman estadísticas para conocer
la magnitud de la situación, pero la resolución de cada aspecto es individuo por individuo. Se trata de una
magnífica muestra de la forma en que la biopolítica y la anátomo política se articulan justamente para
intentar resolver una problemática sin cuestionar ni afectar la modalidad de gubernamentalidad que la
produce y sostiene.
Podría sostenerse que estas políticas públicas se inscriben en un punto intermedio entre la anátomo política,
la biopolítica y la gubernamentalidad, de modo que se presentan con la supuesta intención de solucionar
ciertas injusticias sociales, pero lo máximo que lograrán es reducir su incidencia regulando la circulación de
tales problemas. Esta estrategia de inclusión perpetúa el funcionamiento social y económico actual, pero
interrogar a fondo la problemática abordada sería demasiado costoso para el sistema actual.

Consideraciones de cierre para otras aperturas posibles


La estrategia de inclusión, en tanto biopolítica al servicio de la gubernamentalidad, está orientada a pensar
propuestas que intenten abordar algo del problema de turno, siempre y cuando estas no interroguen la
dimensión institucional del ámbito en cuestión, la producción social de la discapacidad obedecería a la
función estratégica de nominar una problemática que conviene ser concebida como un problema individual,
para responder así a la urgencia de todo un sector de la población que evidencia dificultades para participar
de lo social del mismo modo que el resto → se puede pensar en la discapacidad en términos de dispositivo:
Un conjunto decididamente heterogéneo, que comprende discursos, instituciones, instalaciones
arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos,
proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas; (…) elementos [pertenecientes] tanto a lo dicho como a lo
no dicho. El dispositivo es la red que puede establecerse entre estos elementos (…). Entre esos elementos,
discursivos o no, existe como un juego, de los cambios de posición, de las modificaciones de funciones que
pueden, estas también, ser muy diferentes. (…) Una especie de formación que, en un momento histórico
dado, tuvo como función mayor la de responder a una urgencia. El dispositivo tiene pues una posición
estratégica dominante. (p. 128)
La individualización de la problemática, el reducirla a una manifestación individual, deviene rasgo
característico del dispositivo de discapacidad, generando toda una serie de discursos, prácticas y políticas
que lejos de producir los efectos planteados por ellos mismos, solo reproducen la situación de exclusión y
opresión que las personas en situación de discapacidad vienen denunciando. La opresión será entonces sólo
una de las vetas de la producción social del dispositivo de discapacidad, así como la lástima de la sociedad,
la solidaridad de los funcionarios políticos y la asimetría en la elaboración de estrategias son otras.
Un modo posible de pensar la problemática de la discapacidad, no será ya la de intentar contrarrestar los
efectos negativos o todavía no abordados de las políticas públicas vigentes, por medio de estrategias como la
de la inclusión. Una posición diferente es pensar la discapacidad en términos de dispositivo, lo cual
permitiría cartografiar las condiciones de posibilidad que permitieron la construcción política de la
normalidad y la actual delimitación social de la discapacidad. La sujeción de los individuos atravesados por
esta problemática, estaría así vinculado a la construcción del negocio de la rehabilitación, requiriendo para
ello la naturalización de la existencia de la discapacidad como una indudable condición individual, que
afecta trágica y aleatoria a algunos y no a otros. Esto abriría a su vez la posibilidad de cartografiar
estrategias que puedan ser vistas como «instrumentos y útiles que nos pueden servir (…) para (…) llevar a
cabo estas luchas» (Foucault, 2008b, p. 123), luchas que no deberá librar el profesional o el funcionario
público reproduciendo la asimetría de saber-poder propia del binarismo de los discursos sociales, sino el
mismo colectivo implicado en la mencionada problemática.
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Diego García.
II. dispositivo de sexualidad en las minorías normativizadas.
1. Acerca del dispositivo.
El término dispositivo fue usado por Foucault para referirse a la sexualidad en El volumen primero de su
historia de la sexualidad. El texto pretende señalar La polisemia del concepto en tres líneas de pensamientos,
propuestas teóricos- metodológicas:
1. Concepción técnica: alude al modo más clásico de abordar el término en el campo de las ciencias
sociales. Para ello enfoque el dispositivo se presenta como una herramienta de trabajo, como un
medio para alcanzar un fin, es decir, como un conjunto de técnicas específicas para abordar un
problema determinado.
Está modalidad ilustra tanto la dinámica de grupos como el socioanálisis; es de una utilización
intervencionista de la noción de dispositivo, circunscripta a un espacio determinado de trabajo, con una
finalidad específica en materia de resolución de 1 conflictiva grupal u organizacional, desconectada de toda
articulación con lo macro- social.
2. La concepción institucionalista recoge las dificultades del anterior ampliando su punto de vista y
promoviendo una noción qué emparenta la noción de institución con la de dispositivo.
Para análisis institucional el dispositivo es mucho más que un instrumento de intervención, es aquello en lo
que se interviene y aquello desde donde se interviene. Al incluir el anclaje en lo social y lo histórico, el
dispositivo cobra una dimensión que excede a las individualidades o grupalidades que se tejen al interior de
un establecimiento determinado; antes bien él determina tanto a los establecimientos como los grupos y los
individuos.
3. Concepción foucaultiana: el juego calculado de tácticas y estrategias, es lo característico de esta
concepción, en tanto ésta depende de una noción que hace del poder un asunto del gobierno.
El gesto de Foucault será explicar las instituciones por las relaciones de poder y no viceversa. Lo
importante entonces son las disposiciones de poder, antes que vérselas con las instituciones es necesario
Ocuparse de las relaciones de fuerzas en esas disposiciones tácticas que atraviesan las instituciones.
Tres momentos al interior de la noción de dispositivo en Foucault. La definición más canónica dispositivo
es:
Lo que siempre encontramos son redes de dispositivos que se reconocen por su carácter estratégico pero sin
estrategia. Por lo tanto y en clara diferenciación con las concepciones anteriores, más que armar un
dispositivo, los sujetos formamos parte de dispositivos,Estamos tomados por ellos y el único problema
consiste en procurarse una red de análisis que permita una analítica de las relaciones de poder. El
dispositivo es un conjunto heterogéneo de elementos, insertos en una red siempre cambiante de juegos,
posiciones y funciones estratégicas de relaciones de fuerza que soportan y son soportadas por tipos de saber,
cuya formación se produce como respuesta a una urgencia histórica.
→ ¿Que es un dispositivo? Deleuze:
- En el dispositivo lo que cuenta es un cierto conjunto que puede llamarse una cartografía. Se trata del
modo en que un aparato conceptual -el mismo devenido dispositivo- se deja penetrar, atravesar, por
líneas conceptuales que se recortan sin excluirse. Se trata de tomar el dispositivo como un paisaje
donde lo que importa no es hacer el mapa de lo estático, sino de los movimientos que lo transforman.
- Deleuze señala que los dispositivos son máquinas y en tanto tales permiten hacer ver y hacer hablar.
Los dispositivos ganan también en su potencia de resistencia, dado que no solo sirve a fines tácticos
y estratégicos de determinado ejercicio del poder, sino que constituyen ellos mismos la herramienta
con la cual se los puede desmontar.

2. La “historia de la sexualidad” según Michael Foucault.


La historia de la sexualidad resulta un texto frecuentado, tanto sea por su carácter disruptivo con respecto al
resto de su producción, como por lo novedoso de su planteo respecto de la sexualidad como dispositivo.
(aquello que Foucault ha escrito nos sirve para pensar nuestra actualidad).
El uso mismo que foucault hace en su historia de la sexcualidad de la idea de dispositivo: No se trata de un
dispositivo de la sexualidad, Es decir de un conjunto heterogéneo de elementos cuyas funciones y objetivos
estratégicos tomarían a la sexualidad como un objeto a la vez exterior y blanco de poder. → Antes bien,ese
“de sexualidad” indica que la sexualidad misma es el dispositivo y que en todos caso ella, cómo
construcción histórico- política que es, opera sobre el cuerpo social e individual.
- Sexualidad y sexo quedan, por un lado emparentados en tanto se trara de construcciones en ambos
casos y, por el otro, diferenciados; surgen en momentos diferentes.
Pero, en la entrevista del 77´el sexo cobra otro estatuto: Al principio el sexo era un dato previo, y La
sexualidad aparecía como una especie de formación a la vez discursiva institucional, que llegaba a
encaramarse sobre el sexo, a recubrirlo, Y por último a ocultarlo… Pero me decía: en el fondo del sexo, que
aprece una isntancia con sus propias leyes, sus limitaciones, a partir de los cuales se definen tanto el sexo
masculino como el femenino ¿no sera por el contrario algo que habria sido producido por el dispositivo se la
sexualidad?
A partir de aqui el sexo lejos de ser aquello sobre lo que el dispositivo de sexualidad se monta, comienza a
ser pensado por foucault como un efecto de dicho dispositivo. a lo que en un ppo se ha aplicado el discurso
de la sexualidad, no era le sexo, era el cuerpo, los organos secuales. los placeres, las relaciones de alianza,
las relaciones individuales, etc.. → cuerpo y no sexo.
→ Volviendo a la cuestión del poder:
- Foucault: hay un rebasamiento del poder respecto del campo del derecho, del problema de la ley y de
las instancias del estado (?). pag 75, ver si es imp?
- Si Foucault ha hablado de contra-poder es porque también consideraba que no todos los modos de
ejercer el poder valen por igual, se encuentran en el mismo nivel de gobierno, y con los mismos
efectos sobre nuestra subjetividad.
- Donde hay poder hay resistencia: la omnipresencia del poder, después de que este fue definido como
productor y no como meramente represivo, no es un indicativo de que nada puede hacerse, sino de
que todo está por hacer en materia de poder. ¿Resistencia contra que? Contra determinados ejercicios
de poder, en los cuales el estado juega un rol principal.

3. Norma, minorías y performatividad.


En el apartado anterior se dejó asentado: idea según la cual la problemática del cuerpo en Foucault,
presupone al cuerpo como una entidad ya ahí, previa a las operaciones que el dispositivo de sexualidad
realiza sobre él.
Que las prácticas queer hayan hecho determinado uso alternativo del cuerpo es coherente con la concepción
de él como algo en proceso de constituirse y no como algo acabado y definido como parece inferirse de
algunos pasajes de la obra foucaultiana.
No se trata ya que ese conjunto heterogéneo de Prácticas, discursos, normativas,etc recae sobre un cuerpo
que las preexiste; antes bien, no hay materialidad, ni siquiera la del cuerpo. previa a la significación y a la
forma que le confiere el dispositivo.
si el dispositivo de sexualidad ya no es solo algo que determina al cuerpo como lugar donde el seco hace
circular su verdad, sino que produce y fabrica los cuerpos mismos a donde dicha voluntad de saber anida,
cobra sentido relevar el concepto de performatividad propuesto por Butler.
¨los actos performativos son formas del habla que autorizan, son enunciados que, al ser pronunciados,
también realizan y ejercen un poder vinculante” → se trata entonces, de un acto de enunciación en el sentido
estricto del término acto, ya que aquello que es enunciado por el performativo actúa, produce efecto que
enuncia.

→ si el performativo es característico de las regulaciones normativas en general, es decir, la normativa en


vez de recaer sobre una subjetividad preexistentes, funda aquello sobre lo que regula ¿cómo no ver que la
ley de matrimonio igualitario no pone en igualdad dos entidades sexuales cuya existencia le preceden, sino
por el contrario, da lugar a esas dos entidades a partir de su acto performativo?
- la condicion misma de la heterosexualidad y homosexualidad no existe por fuera del performativo
que la instituye.
- es el matrimonio el que otorga una normatividad hetero y homosexual inedita en la medida en qeu
hace entrar a los sujetos en una serie de reglamentos, disposiciones- economicas, pliticas y sociales-
y vinculos que no seria posible sin esra participacion del estado sobre la vida humana.
- hay después de la ley, no una nueva reglamentación para el colectivo lgbt, sino nuevos sujetos,
nuevas formas de subjetividad, que no existen fuera de esa reglamentacion.; son 2 tipos de
subjetividades distintas las que permanecen por fuera de la norma matrimonial que las que ahora han
sido también normativizadas.
- minorías normativizadas: normativización de las llamadas minorías sexuales; la producción de un
nuevo tipo de minoría normatividad (es decir, inexistente como tal fuera de los efectos de la norma
que la produce) que paradójicamente tiene como condición su disolución como minoría y su
transformación en mayoría.

“quedar sujeto a una regulación es ser también subjetivado por ella, ser creado como sujeto al ser regulado”
- el estado los reconoce en el sentido ya específico, no del reconocimiento social, sino del
reconocimiento disciplinar; los reconoce, los detecta, los identifica, merced a la parafernalia de
registros a los que se ingresa, con mayor facilidad que antes.
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Freire - La importancia del acto de leer.
- Hay que tener una mirada crítica de la lectura → La comprensión del texto a ser alcanzada por su
lectura crítica implica la percepción de relaciones entre el texto y el contexto.
- La lectura del mundo precede siempre a la lectura de la palabra y la lectura de ésta implica la
continuidad de la lectura de aquél.
- Acto de leer: implica siempre percepción crítica, interpretación y “reescritura” de lo leído.

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