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EL PENSAMIENTO DE FOUCAULT

Leonardo Andrés Sierra Gil

“Reconforta y tranquiliza el pensar que el hombre no es más que una invención reciente, una
figura que no tiene dos siglos, un simple pliegue en nuestro saber y que desaparecerá en cuanto
éste encuentre una forma nueva”1
Michel Foucault
El objetivo de este escrito es dar a cuenta de la case del 2 de abril de 1986 que realiza Gilles Deleuze
en la Universidad de Vincennes a propósito de los tres ejes fundamentales de la filosofía de Michel
Foucault, donde el filósofo retoma los dos anteriores temas trabajados en el pensamiento
foucaultiano: el saber y el poder, para introducir el tema de la subjetivación, asumiendo en un segundo
lugar, a partir de la exposición de esta clase las siguientes inquietudes: ¿es posible franquear las
relaciones de poder sin sugerir un pliegue?, ¿la subjetivación se puede intuir como un modo
estratégico de franquear las relaciones de poder? Concluyendo con algunos comentarios.
I
Clase del 22 de abril de 1986: El pliegue del afuera
Deleuze inicia la clase, con una intención, la de determinar un tercer eje en el pensamiento de
Foucault, para ello retoma de forma muy general los dos ejes desarrollados en los dos últimos
trimestres el saber y el poder, y dice que el tercer eje muy probablemente ha estado presente desde el
comienzo, por tanto es importante analizar “en qué condiciones este último eje puede presentarse por
sí mismo”2. Por ello es preciso recapitular las consideraciones sobre saber y el poder desde la
perspectiva de este tercer eje.
Inicialmente retoma la primera dimensión referenciándola con la exterioridad, y las formas de
exterioridad, temas trabajados por Foucault a profundidad especialmente en La arqueología del
saber3 cuyo empleo de los términos exterioridad y exterior tienen dos sentidos en Foucault, en primer
lugar la exterioridad algunas veces es de dispersión o diseminación y otras de disyunción o abertura,
esto suscita que en el sentido inicial hay formas de exterioridad, y en el siguiente hay relaciones de
exterioridades. Ahora bien, Foucault les da prioridad a las formas de exterioridad sobre toda forma
de interioridad, subordinando su existencia, asumiéndola en sola apariencia.
De este modo, se plantean dos ejemplos que explican las formas de exterioridad en el sentido de
dispersión. El lenguaje es relativamente una forma de interioridad, en la medida que contiene las
palabras y las frases, pero recordemos que la interioridad está subordinada por las formas de
exterioridad, es el lenguaje por otra parte un medio por el cual se dispersan los enunciados, las
contiene las palaras y las frases que se desaparecen en los enunciados, ubicando el lenguaje también
como el medio donde los enunciados se dispersan. De esta manera el lenguaje es una forma de
dispersión, una forma de exterioridad donde prevalecen los enunciados.

1
Foucault, Michel, Las palabras y las cosas, Galllimard, Paris, 1990, Pág. 15
2
Gilles Deleuze, La subjetivación. Curso sobre Foucault. Tomo III, Cactus, Bs. As. 2015. P. 5
3
P.6
El ejemplo de la luz que a continuación propone, sirve para aclarar más gráficamente el anterior
ejemplo. En este caso la luz contiene y comprende las cosas, pero como forma de exterioridad es
medio de visibilidad en el cual las cosas se dispersan en la luz, las visibilidades develan las cosas por
la luz. Aquí se plantea la exterioridad en un primer sentido, de diseminación, lo cual indica que las
formas en tanto formas son siempre relativas, en este sentido, las formas de interioridad y de
exterioridad son lo mismo, pero con diferente valor.
Continuando con el segundo sentido de la exterioridad, aquí Foucault hace referencia a la relación de
las formas de exterioridad, lo llama abertura o disyuntiva, pues no solo hay dos formas de
exterioridad, la del lenguaje respecto a los enunciados y la luz respecto a las visibilidades, también
hay exterioridad entre dos formas, esto indica que hay diferenciación entre las formas, hablar no es
lo mismo que ver, por eso, lo va a llamar una exterioridad disyuntiva.
Ahora bien, la subordinación de la interioridad a las formas de exterioridad es central en la filosofía
foucaultiana, por ello él su doble critica a la interioridad psicológica y al encierro físico como
subordinadas a funciones de exterioridad, de esta manera Deleuze referencia a Blanchot quien
formula la cuestión: “¿Qué es lo que está encerrado?, lo que está encerrado es el Afuera”4, más
adelante se desarrollará con mayor claridad esta idea, por el momento solo va a plantear el filósofo
que el encierro va a estar al servicio de las formas de exterioridad, los ejemplos que lo explican son
estos: el encierro del leproso está al servicio de la función de exterioridad de exiliar5 y el encierro de
la prisión está al servicio de la función de exterioridad de cuadricular el campo social.
Hasta el momento se ha dicho que el primer eje para Foucault son las formas de exterioridad que
subordinan toda interioridad, en tanto que la exterioridad “supone y presupone las formas”6 que
remiten al primer eje llamado saber, por otro lado el poder se asume como una relación de fuerzas. Si
en el eje del saber son las formas de exterioridad, en el eje del poder las fuerzas asumen al afuera
(palabra que Deleuze acuña de Blanchot7, pero difiere en que para Blanchot la exterioridad se
determina y presenta como elemento de las formas, el Afuera se presenta como el elemento de las
fuerzas, en el caso de Foucault el afuera es el elemento no formal, el afuera no tiene forma, es donde
la relación de las fuerzas son generadas.)
Esta dinámica del afuera Foucault la va a llamar “diagrama” que no se genera en ningún otro lado
más que en el afuera caracterizado por su carencia de forma, y puntualmente la relación de la fuerza
con la fuerza, esto indica que es un elemento relativo, un afuera mediatizado por las fuerzas en
relación, todo diagrama se ha generado del afuera, en este sentido no hay un diagrama original,
primogénito todo diagrama remite a otro precedente, este movimiento muestra entonces una
aleatoriedad de las fuerzas que en su encuentro con otras fuerzas produce unas nuevas que
condicionan las siguientes, siempre de forma aleatoria. “las fuerzas son siempre fuerzas de afuera,
pero solo nos dan el afuera bajo una forma indirecta y mediatizada.”8
De acuerdo al párrafo anterior queda sin resolver el asunto de la mediatización del afuera, para ello
Deleuze propone ahondar en un tercer eje que desarrolla Foucault, lo asocia con lo que Blanchot
llama un afuera inmediato, afuera que no se mediatiza por las fuerzas, él mismo es fuerza, lo dilucida
como una relación absoluta con el afuera. Parece que existe una contradicción entre relación y

4
P. 8
5
Deleuze hace referencia a la historia de la locura en la época clásica de Foucault.
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7
P.9
8
P.10
absoluto, pero Blanchot lo plantea como una relación (no-relación, es el absoluto de la relación. En
consecuencia, esta relación es “ese afuera más lejano que todo el mundo exterior”, es el afuera
inmediato, que no está mediatizado por otras fuerzas o representado en un diagrama, es fuerza por sí
mismo. Lo que Blanchot va a llamar “lo imposible”, este afuera absoluto es “la línea del afuera”, esta
imposibilidad es la relación con el afuera, es la pasión que no se deja dominar9.
De todo lo anterior resumimos en primer lugar, que el saber son las formas de exterioridad, el poder
como segundo eje es el afuera como elemento informal de las fuerzas que se relacionan de forma
mediatizada en diagramas encadenados aleatoriamente, y que existe un afuera absoluto que produce
una relación de no-relación o mejor el absoluto de la relación, lo imposible, el “en sí mismo”, lo que
llamará la línea del afuera que nos prepara a la posibilidad de franquear el poder.
Por otra parte, para comprender eso de la línea del afuera Blanchot va a utilizar la idea del “se muere”
para indicar la relación con el afuera. Si anteriormente se habló de “lo imposible, en este punto del
escrito se desarrollará la idea del “se muere”. La muerte es fundamentalmente doble, una muerte que
se enuncia bajo la forma de “yo muero” o “se muere”.
En este sentido, Deleuze distingue la muerte del “yo muero” como la muerte personal, esa que llegará
en algún momento, y, por otro lado, la muerte del “se muere” que es coexistente a la vida, es la muerte
que ha comenzado y no termina, es una relación de (no-relación), es la muerte que nunca llega a mí,
es la de cualquiera menos la mía, es el límite del presente, es el tiempo sin presente, donde no hay
relación, en esta dinámica yo soy imposibilitado de morir.
El “se” hace referencia al “yo” pero como “se”, que relaciona la muerte, pero no la propia muerte
sino la que acontece en la vida y no termina de morir, en tanto que es coextensiva a la vida, el “se" es
importante tanto para Blanchot como para Foucault, ellos realizan una autentica promoción del “se”,
Deleuze va a plantear un paralelo en este caso con Heidegger, en cuanto a la concepción del “se”,
pues Heidegger, asociaba al “se” a la existencia inauténtica. Esta promoción se asume inicialmente
planteando una crítica a una personologia construida en la contemporaneidad y desarrollada
puntualmente en la lingüística y el psicoanálisis, siguiendo este orden , en la primera se personifica
el “yo” y el “tu”, la tercera persona “el” de hecho es un “no-persona”, aquí se debe hacer la
diferenciación entre la persona lingüística y la persona que somos, o sea, la persona psicológica, en
cuanto al psicoanálisis de Lacan “los cosos del inconsciente son reducidos a personas yo, tu.10 En
consecuencia se ignora al “se”. Para Blanchot es mejor no hacer reducciones, pues el inconsciente
solo reconoce artículos indefinidos.
Como ya se ha dicho con anterioridad, en cuanto a la línea del afuera como la posibilidad del “se
muere” es la única forma de franquear al afuera mediatizado, así las cosas, esta línea de lo lejano de
todo medio de exterioridad por ende es cercano a todo tipo de interioridad, es decir el otro que es tan
lejano es también lo más próximo, es lo mismo, así como el afuera es más lejano que todo medio de
exterioridad, el adentro es más cercano, más íntimo que todo medio de interioridad. El otro es tomado
por un movimiento mediante el cual produce lo mismo, siempre del afuera hacia adentro nunca al
inverso. La línea del afuera debe ser recorrida por un movimiento de invaginación 11, siendo este el
pliegue que constituye un adentro , la línea del afuera que se dobla produciendo un adentro. No sobra

9
Blanchot llama la pasión a la relación sin relación, es la imposibilidad del Afuera mismo. P.12
10
P.18
11
Termino de la embriología que Deleuze asume para explicar el movimiento de la línea del afuera
aclarar que el adentro aquí referido es el adentro del afuera, no es el adentro relativo a una interioridad,
no es el contrario del afuera, es el pliegue constitutivo del afuera.
Deleuze para explicar la idea del adentro del afuera utiliza la comparación de la línea del afuera con
la línea oceánica, donde el adentro es la embarcación, y el afuera el océano, y que Foucault evoca en
La Historia de la locura en la época clásica, donde está la nave de los locos, el loco se encuentra en
el interior del exterior, en el barco, condenado a vagaren el océano prisionero en medio de la más
libre, de las más abiertas rutas, sólidamente encadenado a la encrucijada infinita12. El loco está
encerrado en el afuera, es decir, que cuando la línea del afuera se dobla constituye un adentro, una
interioridad de espera o de excepción. Retomando los conceptos el afuera es lo más lejano que toda
forma de exterioridad y todo mundo exterior, el adentro es lo más cercano que todo mundo interior,
por otra parte, el adentro no está en oposición con el afuera, es el adentro del afuera caracterizado
como una interioridad especial, que no se reduce a ningún tipo de interioridad de conciencia, teniendo
en cuenta que el afuera tampoco se reduce a una exterioridad psíquica.
Si bien se ha planteado la línea del afuera como la línea del “se muere”, solo se puede superar con el
pliegue en el cual se vive, se respira y hay movilidad, pues en los sitios donde la línea del afuera no
se pliega nos deja librados a lo irrespirable, al vacío, a la muerte13. Lo que hay más allá de las
relaciones de poder es la línea del “se muere” donde ya no se respira, no se vive, donde ya no hay
movimiento. Es entonces necesario que el afuera haga un pliegue, que metafóricamente lo plantea
Deleuze como el ojo del huracán donde se puede salvar la vida.
Ahora bien, si es verdad que la línea del afuera es “se muere” y el pliegue es la única condición para
que la vida rompa con la muerte, ¿de qué trata la propuesta renovadora de Foucault? Para él son los
griegos los que han plegado, en lo cual Heidegger difiere. Cuando se lee este tema en Foucault, hay
rasgos de Heidegger, de Artaud y de Blanchot, pero también la originalidad de su propio pensamiento.
Para Martín Heidegger, pensar viene de afuera, en su texto ¿Qué significa pensar?14, lo que va a
plantear es la posibilidad interior de pensar, pero siempre algo nos da que pensar, ese algo proviene
del afuera, para Heidegger el pensamiento no es dominio del ente, lo que da qué pensar es e ser del
ente, es decir, el afuera. Por tanto, la posibilidad de pensar sin el ser es completamente vacia. “El
hombre puede pensar en el sentido de que tiene posibilidad de hacerlo, pero esta posibilidad no nos
garantiza aun que la cosa está en nuestro poder15

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P. 28
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