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Memoria y percepción.

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Memoria

La percepción, el aprendizaje y la memoria son los objetos de estudio de la psicología


cognitiva. Son los procesos por los cuales adquirimos, guardamos y recuperamos
información.

La memoria nos permite olvidar viejas manías y adaptarnos a nuevas situaciones. No es un


almacén, ni una biblioteca, sino una facultad que conserva y elabora, una memoria creativa.
Es por lo cual podemos escribir, leer, reconocer personas, saber fórmulas, etc. Somos
quienes somos gracias a lo que aprendemos y recordamos. Sin memoria no seríamos
capaces de percibir, aprender o pensar, porque sin recuerdos sería imposible saber quienes
somos y nuestra vida perdería sentido.

Existe una memoria implícita, que comprende los hábitos, la sensibilización y el


condicionamiento clásico, y también las destrezas perceptivas y motoras, como andar en
bicicleta. Además, está la memoria explícita que incluye los recuerdos conscientes sobre
personas, lugares, objetos y acontecimientos.
La memoria humana se puede investigar desde el punto de vista neuropsicológico
(estructuras cerebrales asociadas a la memoria), o desde el psicológico (memoria como
estructura o proceso mental).

Desde el punto de vista psicológico, podríamos considerar a las personas como


procesadores de información que de una forma análoga al ordenador, codifican, conservan
y recuperan información. Estos procesos son mediante los cuales funciona la memoria.
Primero está la codificación: procesa la información entrante para que pueda ser
almacenada. Este incluye a su vez dos procesos separados: la adquisición y la
consolidación. La primera registra los inputs de las memorias sensoriales y los somete a
análisis; la segunda crea “huellas de memoria” cada vez más fuertes. Como resultado de la
adquisición y la consolidación, está el segundo proceso principal, el almacenamiento. El
almacenamiento consiste en retener en el tiempo un registro de tales huellas. Es el estado
de la información que ha sido codificada. Para terminar, está la recuperación, que extrae la
información de lo almacenado. Por tanto, para poder recuperar información primero ha de
ser almacenada mediante la codificación. El olvido es un fallo al intentar recuperar esa
información en un preciso instante.

Bahrick y Wittlinger realizaron un estudio sobre esto. La idea de este estudio empezó pot la
incógnita de reconocer a tu vecino pero no recordar su nombre al instante. Así, utilizaron un
método más empírico que experimental. Buscaban estudiar los intervalos de retención en la
memoria a largo plazo. Para esto, evaluaron la memoria para nombres y caras de 392
graduados sobre sus compañeros de clase. El intervalo de tiempo fue desde 2 semanas a
34 años, formando 9 intervalos y asignando 50 sujetos a cada uno. Lo primero fue una
prueba de recuerdo libre: una lista con los nombres de sus antiguos compañeros. La
segunda fue una prueba de reconocimiento: a partir del libro de promoción. Así, la tercera
prueba consistió en identificar nombres, y la cuarta y quinta emparejar fotografías y
nombres. Esto dio como resultado que el reconocimiento de caras con respecto al
reconocimiento de nombre y emparejamiento de caras y nombres era un 4% más eficaz tras
34 años (94% de eficacia en el reconocimiento de caras y 90% en el emparejamiento de
caras y nombres y reconocimiento de nombres). Con esto podemos decir que la memoria
de reconocimiento es extremadamente fiel tras largos periodos de tiempo.

Desde la perspectiva de la neuropsicología, la memoria no es unitaria, sino que se compone


de varios sistemas interconectados y con distintos propósitos. Cuando la memoria falla y
aparece la amnesia, se pierde alguna memoria pero otras se mantienen intactas. El
problema de la memoria es que no siempre se comporta como quisiéramos y, a veces,
sigue su propio programa; guarda información que no necesitamos y, como si quisiera
incordiarnos, olvida cosas que nos gustaría recordar.

A medida que se alarga la existencia humana, la fragilidad de la memoria se hace más


evidente. Los trastornos de naturaleza neurodegenerativa, como el Alzheimer o la demencia
senil, que destruyen progresivamente las facultades mentales, están aumentando en
nuestra sociedad.

El escritor francés François de la Rochefoucauld decía irónicamente que todo el mundo que
se queja de mala memoria, nadie de su poco entendimiento. Muchas personas desprecian
el valor de la memoria en beneficio de la inteligencia, pero ¿no es la memoria la base de
cualquier conducta humana?

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Percepción

La percepción, el aprendizaje y la memoria son los objetos de estudio de la psicología


cognitiva. Son los procesos por los cuales adquirimos, guardamos y recuperamos
información.

La percepción es biocultural porque, por un lado, depende de los estímulos físicos y


sensaciones involucrados y, por otro lado, de la selección y organización de dichos
estímulos y sensaciones. Las experiencias sensoriales se interpretan y adquieren
significado, moldeadas por pautas culturales e ideológicas específicas aprendidas desde la
infancia, que se conforman a partir de estructuras culturales, ideológicas, sociales e
históricas que orientan la manera en la que los grupos sociales se apropian del entorno.

Es decir, que mediante referentes aprendidos se conforman evidencias a partir de las cuales
las sensaciones adquieren significado al ser interpretadas e identificadas como las
características de las cosas, de acuerdo con las sensaciones de objetos o eventos
conocidos con anterioridad.

Una de las principales disciplinas que se ha encargado del estudio de la percepción ha sido
la psicología y, en términos generales, tradicionalmente este campo ha definido a la
percepción como un proceso cognitivo. No obstante, hay autores (Allport) que la consideran
como un proceso más o menos distinto señalando, las dificultades de plantear las
diferencias que tiene con el proceso del conocimiento.
Si la percepción es o no un tipo de conocimiento, es una cuestión para posteriores
discusiones. No obstante, la caracterización que se ha hecho de ella tiene aspectos
cuestionables e, incluso, algunos de ellos no pueden ser sostenidos a la luz de
constataciones recientes.

Uno de los aspectos que ha sido privilegiado en los estudios tanto psicológicos como
filosóficos sobre percepción es el de la elaboración de juicios, que se plantea como una de
las características básicas de la percepción. La elaboración de juicios se considera como un
modelo lineal (estimulación, sensación e intelectualización) mientras que la percepción no
es un proceso lineal de estímulo y respuesta sobre un sujeto pasivo, sino que, por el
contrario, están de por medio una serie de procesos en constante interacción y donde el
individuo y la sociedad tienen un papel activo en la conformación
de percepciones particulares a cada grupo social.

En el proceso de la percepción están involucrados mecanismos vivenciales que implican


tanto al ámbito consciente como al inconsciente de la psique humana. En contra de la
postura que circunscribe a la percepción dentro de la conciencia, han sido formulados
planteamientos psicológicos que consideran a la percepción como un proceso construido
involuntariamente en el que interviene la selección de preferencias, prioridades, diferencias
cualitativas y cuantitativas del individuo acerca de lo que percibe.

El ser humano es capaz de tener múltiples sensaciones, pero sólo repara en unas cuantas,
tomando conciencia de ellas. Sin embargo, hay sensaciones que también llegan a la mente
y son procesadas de forma inconsciente. La percepción subliminal a la cual por mucho
tiempo se le negó existencia actualmente es un hecho comprobado. En la percepción
subliminal lo percibido puede quedar registrado en la mente en forma inconsciente sin llegar
a alcanzar el nivel de la conciencia.

Los eventos percibidos por debajo de la conciencia se pueden poner de manifiesto cuando
influyen sobre la conducta. La percepción posee un nivel de existencia consciente, pero
también otro inconsciente; es consciente cuando el individuo se da cuenta de que percibe
ciertos acontecimientos o cuando repara en el reconocimiento de tales eventos, mientras en
el plano inconsciente se llevan a cabo procesos de selección y organización de las
sensaciones.

Sobre la base biológica de la capacidad sensorial, la selección y elaboración de la


información del ambiente se inicia en la discriminación de los estímulos que se reciben, en
tal discriminación subyace la mediación de mecanismos inconscientes. Esta mediación
impulsa a evaluar lo que en determinado momento interesa de entre todas las posibles
manifestaciones sensibles del ambiente; de lo potencialmente percibido se lleva a cabo una
selección de lo que es importante, de nuevo, dentro de las circunstancias biológicas,
históricas y culturales del individuo.

La flexibilidad conductual de percibir selectivamente es una capacidad de la especie


humana que permite la adaptación de los miembros de una sociedad a las condiciones en
que se desenvuelven. Así, la percepción es un caso en el que una capacidad corporal es
moldeada y matizada por el aprendizaje.

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