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Ironía: tu nombre es poesía

“Una ironía: la pacífica aceptación de la inevitable incompatibilidad de los distintos


valores en juego.”
Manuel Arias Maldonado

The world is indeed comic, but the joke is on mankind.”


H.P. Lovecraft, Tales of H.P. Lovecraft

From even the greatest of horrors irony is seldom absent.”


― H.P. Lovecraft, Tales of H.P. Lovecraft

Proemio
La paradoja (para doxa) define la presencia de una contra-dicción,
contrario a la doxa, mientras que la ironía procede también del
griego eironeia, y se traduce al español como disimulo o
ignorancia fingida.
Son términos hermanos y donde el primero habla más sobre el
hecho mismo, y el segundo, con la manera de expresarlo
verbalmente.
Ambas son una herramienta fundamental de la poesía, en esa
manera de reír llorando o llorar durante una farra. Ambas se
relacionan con el carnaval, con la inversión de supuestos y la
metamorfosis de valores.
Después de todo, la máxima expresión de un cómico profesional
--- stand up comedy--- es pronunciarse de la manera más seria
posible sobre un hecho cuyo objetivo es provocar carcajadas, lo
que en inglés se denomina tongue in cheek, esa maniobra
motora con la boca para evitar reírse de algo que a eso nos
provoca, pues si él o ella comediantes, se ríen antes que el
auditorio, se diluye el efecto de la broma, y donde pareciera que
dentro del espíritu del humor debe haber una sorpresa.

Escena
No cabe duda de que la vida resulta siempre irónica--- poética,
podríamos decir---- y lo que parecería imposible o en oposición a
lo previsto, sucede más de las veces que pensamos, aunque, lo
insisto, se necesita ser poeta para percibirlo en la vida cotidiana.

Esto viene a colación con relación al MALO y su escándalo


semanal que, no me atrevería a denominar el último, pues cuando
esto se lea, seguramente ya avanzó a su siguiente pendejada---o
locura, si no queremos injuriarlo demasiado.

Comencemos con un antecedente. Todos ustedes quienes


seguramente tienen conocencia del MALO desde hace varios
años, habrán tenido y compartido mi opinión, de que, otrora, el
señor resultaba un muy buen populista, esto es, muy efectivo en
ese no fácil arte de engatusar y negociar con frivolidades,
mentiras y emociones--- experto en el ethos y en el pathos,
podríamos claramente definirlo.
Llegarle a la gente, tener la capacidad de percibir los instintos de
la muchedumbre, y explotarlos, hacer uso de ellos para alcanzar
y/o conservar el poder. Era, sin lugar a dudas, su personaje como
él mismo se definió, un rayito de esperanza, más allá de la
endeble sustentación de sus ofertas, lo cual era evidente para
casi cualquiera. ¿Con qué ojos, divina tuerta? Y es que el cómo
de sus planteamientos siempre estuvo ausente. Y es que el
método no es parte de su gracia, para nada, y para todos
nosotros, resulta una desgracia.

Ahora bien, dentro de la Historia Natural de la Enfermedad de la


Silla (del Águila, como decía Carlos Fuentes), esa aparentemente
inevitable intoxicación por el poder excesivo de nuestro
presidencialismo, el padecimiento en el MALO ha tomado un tono
sumamente distintivo, paradójico e irónico, por lo que, como lo
señalé al principio, no deja de ser poético.
Y es que este señor que más que ningún otro preciso respira y se
alimenta de aplausos y de epítetos ---- ¿inseguridad reflejada?
----- nunca hubiera uno pensado que, apenas a la mitad de su
misión ejecutiva---- eufemismo----- haya ya mostrado la evidencia
de haber coleccionado el mayor número de decepciones y enojo
por parte de la prole. ¿Estoy exagerando?

En estos últimos días de agosto ocurrió un hecho histórico, no


sólo en la biografía de esta administración, sino, inclusive, en la
completa historia de todos los presidentes posteriores a la
Revolución.

¿El escenario? Todos lo hemos ya aprendido: El MALO rodeado


por una muchedumbre indignada en el Estado de Chiapas--- uno
de los estados más pobres a pesar de sus enormes riquezas, y,
además, justa y tradicionalmente rejego debido a los olvidos de
los de arriba---- en el sentido geográfico y en todos los demás
sentidos posibles y agregados, incluyendo el contrasentido.
El escenario: el MALO dentro de un vehículo, con las ventanas
cerradas y para nada dialogando, sino intercambiando querellas
con el CNTE y demás furibundos de esos tres días de un nuevo
condor. Y a pesar de proferir sus condenas-injurias de cajón
contra la plebe, ésta no le permitió ofrecer su Mañanera, hecho
que no habían sido capaces de hacer ni el INE, ni el Congreso, ni
la Suprema Corte de la Nación. Perrada mata todo y toda
estructura ordenada, ya sea para la virtud o por inclinación a la
ignominia.
Y todos aquellos que ya no se cuecen al primer hervor, deberán
haberse dado cuenta de que este hecho marca un hito en la
desaseada, injusta y a veces trágica relación entre nuestros
precisos y nosotros gobernados, en las últimas décadas. Esto
supera cualquier lloriqueo del Perro, o las letales sorpresas hacia
el final del sexenio de Salinas. Y es que el señor que ahora nos
ocupa y nos preocupa, apenas va a la mitad.
Dejamos ya atrás esas primeras protestas en el Congreso---
Muñoz Ledo----, o las orejas de burro que le sucedieron, o la
entrada por la puerta de seguridad--- ¿emergencia? --- de Felipillo.
El MALO ha superado toda esta caterva de miserias pero hazañas
a pesar de todo. Literalmente un rehén de la perrada, y detenido,
frenado en tres de tres intentos por sobreponerse. Poéticamente,
una cuenta de diez al boxeador tendido ya en la lona.

Y la ironía, que recalco, inédita resulta, es que este hecho-


escándalo-noticia y libreto para decorar las redes sociales,
encierra varias reflexiones.
La primera y evidente, es que el MALO ha perdido su instinto de
populista. Ha perdido esa sensibilidad de populista de la que era
un experto. Y aunque este último escándalo se lleva la medalla de
oro de sus frustraciones, su declive, la decadencia de sus
capacidades comenzó desde muy poco después de haberse
estrenado como aquél por lo que siempre peleó y quizás nunca
meditó si lo quería. Después de todo, un sujeto que amanece
enojado un día sí y otro también, y grita y patalea, definitivamente
debe estar muy a disgusto, sin gusto, sin ese apetito por el estrés
y adrenalina que señala a los verdaderos políticos, más allá de
sus infamias.
Como siempre lo he dicho, un populista profesional y en
funciones no hubiera cerrado las guarderías; un experto en
sensibilidades de la brosa, no se hubiera comportado como lo
hizo con los padres de los niños con cáncer y, además, podemos
estar casi seguros que hace 10 o 15 años, el mismo MALO se
hubiera comportado diferente con todo el personal de Salud.
Después de todo, el abrazo mentiroso es caballito de batalla de
todo político en funciones.
Mas ya no en su caso. ¡Es la silla que ha momificado al generador
de expectativas y vendedor de esperanzas! Lo ha de-generado de
lo que era, más allá si lo que fue hubiera sido modelo de
ingratitudes o bondades.

La segunda reflexión es que todo esto es consecuencia de sus


conductas y pésimas decisiones. No sólo me refiero a lo que ha
hecho y no ha hecho por las gentes que le protestaron--- y
secuestraron de manera light---- sino al hecho de, con su enferma
obsesión de borrar todo el pasado, se desembarazó del Estado
Mayor Presidencial, ese equipo profesional y desde años
entrenado para brindar seguridad a la figura presidencial, a quien
detenta la soberanía, el poder de una nación. Y es de seguro que
de haber estado trabajando, no hubiera ocurrido nada de lo que
fuimos testigos durante, tres noches tristes--- irónica poesía para
quien sacó a colación el tema sobre defenestraciones y ajenas
derrotas de sus solamente imaginados enemigos en la lejanía.

Y a propósito de este equipo de seguridad, y cuya descripción


debe ser independiente de las rapacerías presidenciales siempre
cometidas, nunca se me va a olvidar, siendo yo interno, en
Tijuana, y en una guardia, tener que ir por un paquete de sangre
para un enfermo, y del tipo que buscaba, sólo había un paquete, y
el encargado me dijo que, ese paquete era “intocable”, y es que
en esos días, andaba el presidente de gira por dicha ciudad. Y ese
pequeño detalle de la sangre previsora, hablaba de la presencia
del Estado Mayor Presidencial.
Unos años después, desde un día antes de la ceremonia de
despedida como director del maestro Zubirán, y a donde habría
de acudir López Portillo, en todo el hospital de Nutrición había
gente del Estado Mayor Presidencial, y el día de la ceremonia,
temprano, entré a ayudar a Sergio Eguisa a un procedimiento
urológico, y en los mismos pasillos de quirófano, muy alejado de
la explanada donde se llevaba a cabo la ceremonia, había
personal de ese mismo equipo de seguridad, seguridad de la
figura mucho más que de la persona, y que el MALO no entendió.
Aunque, quizás, no nació para eso de los entendidos ni de los
entendimientos, y sus raquíticas neuronas son todas motoras así
como irreflexivas.
Definitivamente, algo que puede entender cualquier ciudadano
pedestre como nosotros, no lo entendió el MALO en este
permanente status epiléptico y de incomprensiones, de sus
crónicas desubicaciones en la Historia, y en la incorrecta
concepción de la figura presidencial, de lo que debería haber sido
para él al sustentar dicha titularidad tan por siempre ambicionada.
Y la gran ironía--- y poesía, lo recalco---- es que este fulano que
no ha llenado los zapatos de sus poco dignos antecesores, es el
presidente que más ha querido denostar a los anteriores, y borrar
toda obra pasada, más allá de sus valores. Este presidente de
asegunes ha superado, con este último escándalo, a los
realizados por los anteriores--- lo que ya es decir mucho.
Y otro signo premonitorio que nos refuerza el diagnóstico de su
debacle, viene a ser el que, apenas a medio camino, esté ya
riñendo con sus allegados, pelándose con su propia gente—lo
que inmediatamente nos evoca a Trump, otro descastado, otro
energúmeno y patológico de personalidad. Monreal, Muñoz Ledo,
Ursúa, Julio Hernández (Astillero), Olga, Cuauhtémoc, Ackerman,
etc. no son ya más sus amigos. Definitivamente un solitario del
Palacio pero demasiado prematuro.
Y con lo que deberán estar diciendo sus enemigos: déjenlo solo
que el solo se está fabricando su acabose. No lo estorben.
Y aquí pasa como cuando al médico le interroga la familia de un
moribundo, sobre el próximo futuro, y donde, aunque uno nunca
puede asegurar fechas--- la Naturaleza no tiene palabra de
honor---- cuando se trata de agonías, sólo un milagro revertirá
los, de esa misma Naturaleza, desenlaces en sus impersonales
pero drásticas decisiones.

f (CB) Alfil

PS: Preguntas incómodas como imprudentes


¿Cuántos soldados americanos quedaban en Afganistán?
Eran un poco más de 100,000 soldados, la mayoría de los cuales
abandonaron dicho país en la época de Obama. Biden retiró alrededor de
14, que restaban.
¿Qué se hace con 114,000 soldados?
¿Para qué son los soldados?
¿Qué hacen con soldados los que saben para qué son los soldados?
¿Hay, al menos de una manera remota, algún actual enemigo en ciernes
para los americanos?
¿Dónde está el frente?
¿O será para la parte de atrás que se destinen?

Memorias del Alfil: Una vida entre


Ratas

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