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Europa en los 90

Europa: ¿actor global o espacio económico?

El debate franco-germano

Europa como bloque

Referencias
LECCIÓN 1 de 4

Europa: ¿actor global o espacio económico?

A continuación, proponemos un repaso por los principales hitos que marcaron el


camino que derivó en la actual Unión Europea (UE). Como ocurre siempre que se
revisan procesos históricos, es necesario hacer recortes. En este punto, solo
llegaremos hasta el Tratado de Niza de 2001, aunque no es el último que adoptó
este actor supranacional. 

Antecedentes: la posguerra 

La posguerra europea trajo vientos de unidad a los países del viejo continente. Frente al
federalismo, que se plasmaba en 1949 en el surgimiento del Consejo de Europa, la opción
que triunfó fue la de la integración. Un año antes, en 1948, nació el embrión de la actual UE,
el Benelux, una unión aduanera entre tres pequeños Estados europeos: Bélgica, Holanda y
Luxemburgo. 

Tratado de París (1951) 

En 1950, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schuman, declara la necesidad


de Francia y Alemania de producir conjuntamente carbón y acero para acabar con la
secular rivalidad entre ambos países. La necesidad de visualizar un comercio constante
entre ambas naciones, que permitiera su beneficio mutuo y una valoración positiva de la
convivencia, se consideraba un pilar básico para el mantenimiento de la paz y el fin de los
resentimientos históricos.
Fue así que se llega a la firma del Tratado de París, del 18 de abril de 1951, que creó la
Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), la primera de las comunidades
europeas, donde se delegaba el control y la administración de la producción de estos
recursos en un organismo de carácter supranacional cuyas decisiones serían respetadas
en adelante por las legislaciones de ambos países.

Tratado de Roma (1957) 

Con este documento, nació la Comunidad Económica Europea (CEE), siendo denominado
como el antecedente inmediato de la Unión Europea. Al mismo tiempo se crea la
Comunidad Europea de Energía Atómica (Euratom). Los seis países firmantes,
considerados fundadores de la UE, fueron Italia, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y
Luxemburgo. Las tres organizaciones europeas existentes hasta ese momento, CEE, CECA
y Euratom, son independientes entre sí y tienen órganos ejecutivos propios. El gran
ausente: Reino Unido.

Primera ampliación (1973) 

Gran Bretaña, que en 1951 había rechazado el modelo de la CEE, decidió iniciar las
negociaciones de acceso en 1961. En un principio, Francia quiso impedirlo, ante el temor
de que su ingreso significara el debilitamiento de la CEE y el fortalecimiento de Estados
Unidos. Al final, el temor a la hegemonía de Alemania y la necesidad de equilibrar el poder
dentro de las comunidades obligaron a los franceses a replantearse el veto. En 1973
entran también Dinamarca e Irlanda a la CEE. 

Sistema Monetario Europeo (SME, 1979) 

En marzo de 1979 entró en vigor el SME, que limitó el margen de fluctuaciones de las
monedas al 2,25% para controlar la inflación. Este sistema fue el origen remoto del euro. 

Segunda ampliación (1981) 

Grecia entró a la CEE. 


Tercera ampliación (1986) 

Permitieron el acceso de España y Portugal. Nació la Europa de los 12. 

Acta Única Europea (1986) 

Se firmó el Acta Única Europea, que modificó el Tratado de Roma y fortaleció el carácter
democrático de la comunidad, ya que concedió nuevos poderes al Parlamento Europeo y
amplió los ámbitos de actuación comunitaria (medio ambiente, investigación y desarrollo).
Este documento anticipó la intención de crear un mercado interior. 

Plan Delors (1988) 

Un comité de expertos encabezado por el presidente de la Comisión Europea, Jacques


Delors, presentó un análisis que evaluaba las ventajas del mercado único. 

Unión Europea (1992) 

El Tratado de la Unión Europea, firmado en Maastricht, impulsó la mayor reforma de las


instituciones comunitarias: se sustituyó la CEE por la Unión Europea, de modo que la unión
fue económica y también política, se implantó progresivamente la plena unión monetaria y
la moneda única, se profundizó la cohesión económica y social y el concepto de
ciudadanía europea y se incrementaron los campos de actuación comunitaria
(competencias).

Cuarta ampliación (1995)

Con el ingreso de Austria, Finlandia y Suecia, fueron 15 los países miembros de la UE. 

Tratado de Ámsterdam (1997) 


De menor alcance que el de Maastricht, este tratado tenía como prioridad máxima
aproximar la Unión Europea a los ciudadanos. Se lograron acuerdos en seguridad, empleo,
política exterior, defensa, y legitimidad de las instituciones europeas. Abrió la vía al
lanzamiento del proceso de ampliación. 

Hacia la moneda única (1998) 

Un consejo extraordinario decidió que once Estados miembros cumplían las condiciones
necesarias para la adopción de la moneda única, el 1. ° de enero de 1999. Estos eran
Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo
y Portugal. Inicialmente quedaron fuera Dinamarca, Reino Unido, Suecia y Grecia, que se
incorporó en enero de 2001. Ese mismo año nació el Banco Central Europeo. 

Nuevo reparto de poder (2001) 

El Tratado de Niza instauró el nuevo y complejo sistema de reparto de poder en la UE,


cuando ingresan los países del centro y Este de Europa. (“Historia de la Unión Europea”,
2002, https://goo.gl/jJfF3F).

¿Qué nos demarca este lineamiento histórico? En primer lugar, que puedas advertir cómo, en un escenario
enmarcado por la Guerra Fría, Europa, dividida en Este y Oeste, comenzaba a insinuar su funcionamiento
como bloque desde su potencia principal, el motor franco-alemán. Esto también te permite comprender cuál
es el ideal que sustenta a la Unión Europea: poder conjugar esfuerzos para construir una Europa que,
respetando las heterogeneidades, actúe en este escenario de pos Guerra Fría de forma conjunta y
homogénea, sin el paraguas protector y condicionante de Estados Unidos.

De esta manera, también podrás comprender con este devenir histórico cuál es el interés particular que
motiva las conductas de cada uno de los países: Alemania, más integracionista, busca fortalecer el bloque
con la inclusión de los países ex soviéticos; Francia, más competitiva, ve en su unión con la economía
alemana la gran posibilidad de crecimiento exponencial de su actividad económica; el Reino Unido, que se
debate entre asumir un fuerte rol protagónico en Europa o mantener un fuerte lazo con los Estados Unidos,
eludiendo la posibilidad de una construcción regional europea.
Así, por ejemplo, es fundamental que puedas indagar en las particularidades que presentan las regiones
europeas en función de su historia y su rol frente a la constitución de un bloque continental.

Figura 1: Regiones de Europa




Europa del Oeste

Es el primer gran motor inspirador de la Unión Europea. Incluye casi la totalidad del Benelux y Francia, además del
Reino Unido e Irlanda. Esta miniregión, entonces, presenta la particularidad de incluir al miembro más díscolo de la
Unión Europea: el Reino Unido. Desde su rechazo inicial a ingresar a la Comunidad Europea hasta su ingreso tardío
en los setenta, el Reino Unido ha sido siempre el más renuente a asumir un compromiso duradero en esta propuesta
de unión. Desde el brexit posreferéndum de 2016, ha puesto el foco en las dificultades de implementar el ideal de
una Europa unificada. A su vez, se encuentra unido a Irlanda, cuya frontera plantea una dificultad extrema a sus
planes de salir de la Unión, debido al hecho de que el Reino Unido está integrado por Inglaterra, Escocia, Gales e
Irlanda del Norte, y este último país negoció, como acuerdo de paz con la República de Irlanda, el libre paso fronterizo.
A continuación, te proponemos leer la siguiente noticia, donde vas a percibir cómo se manifiesta en el Reino Unido la
contradicción de mantenerse fuerte internamente, con dos corrientes totalmente opuestas, donde más de la mitad
de su población aprueba la salida de la Unión Europea, pero una minoría considerable e intransigente no valida los
pasos necesarios para llegar a tomar esta determinación. Este inconveniente de base es lo que ha producido la
renuncia consecutiva de los últimos primeros ministros británicos, asediados por los continuos fracasos en sus
negociaciones para poder salir de manera exitosa de la Unión Europea. Nuevamente, aquí podrás constatar cómo en
una misma geografía se aprecian las fuerzas de integración y de fragmentación de manera paralela, y cómo este
fenómeno condiciona la política interna y externa del país, retractando una de las grandes consecuencias del fin de la
Guerra Fría.

También puedes encontrar en esta subregión a Francia como líder europeo. Como advierte Pérez Llana (1998),
históricamente el rol francés para el continente ha sido fundamental, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con
su ambición de lograr despegarse del paternalismo supervisor norteamericano. Le impidió el ingreso a Gran Bretaña
luego de que esta desistiera de unirse a la CEE en 1957 y, posteriormente, evaluara su anexión, ya dilatada en el
tiempo, al proyecto unionista. Pero fue mayor el cálculo utilitarista que veía en la incorporación de la economía
británica un refuerzo de lujo para incrementar el producto bruto interno (PBI) del bloque.

Europa Central

Este grupo de países está encabezado por Alemania, el protagonista principal del continente europeo. La situación
del país germano siempre tuvo en vilo al resto del continente. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con una
Alemania dividida, la República Federal de Alemania (la parte occidental), bajo la ayuda estadounidense, tuvo un
despliegue y un crecimiento impresionantes, al punto de que se la llama el milagro alemán. Entonces, el auspicio de
la reunificación alemana tenía en vilo a todos los países de la región, tanto por motivos económicos como
geopolíticos, ya que el temor a una Europa dominada por Alemania generaba algunas suspicacias.
Para profundizar en esta discusión, te invitamos a revisar la entrevista a Helmut Kohl, “Europa es una cuestión de
supervivencia”. Allí podrás comprender cómo se preparaban los países del continente europeo ante una reunificación
alemana, con sus pronósticos de pos Guerra Fría, en un marco general de incertidumbre que se abría con la
reunificación alemana y la desintegración del bloque comunista a la vuelta de la esquina.

Por otro lado, esta región incluye algunos de los países más avanzados del antiguo bloque soviético, como Polonia,
República Checa y los países bálticos. Todos estos actores fueron los que más pugnaron por separarse de la esfera
comunista para acercarse a la Unión Europea en plena formación, durante los años ochenta, y, con mayor fuerza, una
vez finalizada la Guerra Fría.

Europa del Norte

También considerada como Escandinavia, es el modelo a seguir para quienes ansían alcanzar el ideal del Estado
benefactor: un Estado activo y participativo en las cuestiones socioeconómicas, que apuesta por una mayor
redistribución del ingreso, pero siempre dentro de una economía capitalista. Este trío era el modelo al que aspiraba
Mijaíl Gorbachov con sus reformas económico-políticas, que pugnaban por implantar una social-democracia, como
se detalla en Pérez Llana (1998).

Europa del Sur

Integrada por Portugal, España e Italia, es una región que para la Unión Europea ha cobrado una vital importancia por
el control fronterizo y el acceso a la inmigración. Es una referencia inmediata para quienes llegan al continente
europeo del otro lado del Mediterráneo. Sus posturas sobre el equilibrio entre seguridad en las fronteras y resguardo
humanitario marcan un punto conflictivo para la coordinación de acciones de la Unión hacia afuera y hacia dentro, ya
que buscan que se mantenga la cláusula de libre circulación o espacio Schengen.

Europa del Sudeste

Esta región presenta una singularidad, porque su aparición en los 90 como retrato del fin de la Guerra Fría muestra
cómo se expresó el nuevo escenario con el desmembramiento de la URSS y Yugoslavia: nuevos países con
Gobiernos débiles, aumento del nacionalismo extremo, importancia estratégica relativa en función de la
disponibilidad de recursos requeridos por las grandes potencias, etcétera. Las guerras balcánicas son el hito más
representativo de esta región. Actualmente, cuenta con una cierta estabilidad, pero conserva ciertos resquemores de
la guerra en los 90, como se verá más adelante. 

El enigma de la salvaguarda irlandesa.pdf


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Europa es una cuestión de supervivencia.pdf


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Retomando nuestro caso de la compañía cerealera agroexportadora CEREALARG S. A., este retrato sobre las
distintas regiones europeas permite que la empresa pueda desarrollar distintas alternativas para cada
mercado. Así, como ya lo hemos mencionado, el gran estímulo está en conquistar los nuevos mercados ‒
antiguamente soviéticos‒ ubicados preferentemente en Europa Central.
LECCIÓN 2 de 4

El debate franco-germano

Como explica Pérez Llana (1998), la desaparición del sistema comunista dejó a Europa Occidental sin
enemigo y, justificadamente, afectó la alianza económico-estratégica. Sin embargo, el obstáculo más difícil
de sortear no fue la ausencia de un factor externo aglutinante, sino el debate sobre el ingreso de las ex
repúblicas socialistas, especialmente, Polonia, República Checa y Hungría. 

La discusión giró en torno a un tema central: profundización versus ampliación, y se llevó a cabo,
principalmente, entre las potencias medias regionales de Francia (partidaria de la primera opción) y
Alemania (partidaria de la segunda). 

El autor remarca algunas diferencias en la visión de cada potencia:

La cuestión de la euromoneda tomó un papel preponderante: mientras el Gobierno alemán


aspiraba a un euro fuerte (una moneda estable como fin en sí misma), Francia deseaba un
euro competitivo que ayudara al crecimiento y el posicionamiento del bloque europeo en un
comercio internacional cada día más globalizado.

En cuanto a la política externa, en el proceso de descomposición de los Balcanes hubo una


falta de coordinación política: Francia era partidaria del Estado centralizado, opuesto a la
realidad multinacional, ya que temía una Europa de tribus; en cambio, Alemania privilegió el
principio de autodeterminación de los pueblos por encima del principio de la unidad del Estado
(Pérez Llana, 1998).

De acuerdo con el art. 1 de los dos Pactos Internacionales de Derechos de 1966, en virtud
del derecho de libre determinación todos los pueblos “establecen libremente su condición
política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural”, y los Estados
Partes en alguno de dichos Pactos tienen la obligación de promover el ejercicio del
derecho de libre determinación y de respetar ese derecho de conformidad con las
disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas. (Arzoz Santisteban, 2012,
https://goo.gl/CqCaiJ).

Zbigniew Brzezinski (1998) también describe la diferencia entre las visiones de Francia y Alemania como el
causante del impulso de la unificación europea: “Para Francia, Europa es el medio de recuperar su pasada
grandeza… Para Alemania, el compromiso con Europa es la base de la redención nacional… una purificación
histórica y una restauración de sus credenciales morales y políticas” (p. 69).

En cualquier caso, en el análisis no puede obviarse el rol de Estados Unidos como la potencia sobreviviente.
Brzezinski (1998) hace un estudio pormenorizado del tema y afirma que el problema: 

Es que no existe una Europa verdaderamente “europea”. Es una concepción, una noción y
una meta, pero todavía no es una realidad. Europa Occidental es ya un mercado común,
pero todavía está lejos de ser una única entidad política… La cruda realidad es que Europa
Occidental, y también –en una medida cada vez más importante- Europa Central, siguen
siendo un protectorado estadounidense, con unos Estados aliados que recuerdan a los
antiguos vasallos y tributarios. (P. 67).

En este debate, como te podrás imaginar, nuestra empresa CEREALARG S. A. se inclina por la propuesta
germana de ampliación, justamente, porque esto permitirá una menor protección a la industria local europea.
Entonces, el ingreso de nuevos países en la Unión Europea generará oportunidades de acceso a dichos
mercados, teniendo en cuenta que estos nuevos países, ávidos de incorporarse en los mercados
desarrollados de Occidente, reducirán su proteccionismo. CEREALARG S. A. deberá tener la precaución de
estudiar estas economías incipientes, dado que en su mayoría buscarán, primero, complementarse con
Occidente a través de su economía primaria, dado que no poseen aún un fuerte desarrollo industrial. Pero el
producto de nuestra empresa ya está bien posicionado mundialmente y tiene un nivel de desarrollo
competitivo, por lo que podrá ser rápidamente aceptado en el mercado europeo.
LECCIÓN 3 de 4

Europa como bloque

La constitución de la Unión Europea ha permitido desarrollar diversas formas de asociación, y siguiendo el


modelo alemán de una Europa en círculos con distintas velocidades, se pueden advertir diferentes formas
de asociación, respetando los deseos de los ciudadanos en cada país miembro. 

En la siguiente figura, te mostramos una versión resumida de las diversas formas de asociación que
atraviesan el continente, y cómo se cruzan los compromisos económicos, mediante la zona euro, con los
acuerdos de libre circulación propios del espacio Schengen.

Allí podrás visualizar cuáles son los países que han pactado los acuerdos fundamentales: eurozona y área
Schengen. También podrás advertir cuál es el nivel de compromiso de las potencias centrales europeas
(Alemania y Francia, seguidas por los países del Benelux y otras potencias medianas como España e Italia),
comparado con el de Dinamarca o Reino Unido, países que tienen una cláusula de exclusión, pero donde
incluso, por ejemplo, el país danés si adhiere al acuerdo Schengen, con la negativa de Reino Unido. Un caso
inverso al danés es el de Irlanda, país que es miembro fundador de la eurozona, pero no adhirió a la zona
Schengen. 

Figura 2: Diagrama sobre la UE


Fuente: Cuevas Morales, 2010, http://bit.ly/2N6RKOk

Esta situación que presenta diferentes modelos de asociación en Europa supone un gran desafío para la
empresa CEREALARG S. A., particularmente, porque requiere diseñar estrategias diversas para acceder a
cada uno de los mercados, y siempre será más conveniente que su ingreso esté correctamente
acompañado de políticas institucionales llevadas adelante por la Cancillería argentina. Así, puede tener
mayor estabilidad en el ingreso de su mercadería en aquellos países que componen la eurozona, ya que, por
ejemplo, España es un eterno socio estratégico de las exportaciones argentinas. Si ingresa a uno de estos
países, fácilmente podrá acceder a los territorios vecinos de Italia, Francia, Alemania y Benelux, ya que
todos estos miembros mantienen una misma moneda y postura arancelaria.

El trato será diverso y más inestable con los países que no se encuentren dentro de la eurozona y supongan
un mercado tentador, como Reino Unido, Dinamarca o Suecia. En estos casos, los acuerdos serán
bilaterales, por lo que, probablemente, el proceso de negociación sea menos complejo que con los países de
la zona euro, pero más inestable y atado a los humores diplomáticos  de ambos países.
LECCIÓN 4 de 4

Referencias

Arzoz Santisteban, X.  (2011). Término: autodeterminación de los pueblos. Recuperado de


http://diccionario.pradpi.es/index.php/terminos_pub/view/38 

Brzezinski, Z. (1998). El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos


geoestratégicos. Barcelona, ES: Paidós.

Doncel, L.  (9 de noviembre de 2014). Helmut Kohl: “Europa es una cuestión de supervivencia”. El País.
Recuperado de https://elpais.com/internacional/2014/11/07/actualidad/1415379973_453864.html

Fresneda, C.  (14 de diciembre de 2018). El enigma de la salvaguarda irlandesa tras el Brexit. El Mundo.
Recuperado de https://www.elmundo.es/internacional/2018/12/14/5c12884cfdddff4e5e8b45cd.html

Historia de la Unión Europea. (28 de mayo de 2002). El País [Versión digital]. Recuperado de
http://internacional.elpais.com/internacional/2002/11/08/actualidad/1036710007_850215.html 

Pérez Llana, C. E. (1998). El regreso de la historia: la política internacional durante la posguerra fría 1989-
1997. Buenos Aires, AR: Sudamericana-Universidad de San Andrés.

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