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Semana 4.

El tiempo de la excelencia

Idea central

Si no renovamos lo que creemos, difícilmente cambiaremos lo que hacemos.

Introducción

En una oportunidad, Jesús y su familia, fueron invitados a una boda.

Entrada la noche, el vino comenzó a escasear y María, la madre de Jesús, le pidió que lo resolviera.

Llenando unas tinajas de agua, las convirtió en vino, pero no en un vino ordinario sino en el mejor vino.

¿Por qué hizo el mejor vino? Porque no puede hacer las cosas de otra manera.

Estamos en un tiempo en donde debemos hacer las cosas como Jesús, con excelencia.

¿De qué se trata esta señal?

Y le dijo: —Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido mucho, entonces
sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.

Juan 2:10 (NVI)

La sangre de Cristo es la que nos salva, nos da libertad y sanidad.

Imaginemos que esa sangre estuviera llena de triglicéridos? ¡Es imposible! Porque todo lo que vino a
hacer nuestro Señor lo vino a hacer de la mejor manera.

Esta primera señal se trata de excelencia.

¿Qué impacto tendría esta señal hoy en día?

Si hacemos la conversión, estamos hablando de un milagro de varios millones de dólares.

Si Jesús provee vino para una boda, ¿Cómo no nos dará también las demás cosas?

¿Cómo alcanzar la excelencia?

Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios
te acompañará dondequiera que vayas”.
Josué 1:9 (NVI)

La fórmula consiste de dos elementos: fe y esfuerzo.

Debemos renovar nuestro entendimiento, comprendiendo que Jesús espera de nosotros excelencia,
nuestras obras deben ser buenas obras, para que las personas al verlas glorifiquen a nuestro Padre en
los cielos.

Si no renovamos lo que creemos, difícilmente cambiaremos lo que hacemos.

Rompiendo paradigmas

“Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al
Padre que está en el cielo”.

Mateo 5:16 (NVI)

Jesús, el hijo de Dios, se sometió a diferentes autoridades, entre ellas, su madre María. Aunque todos
podemos estar de acuerdo que Jesús es superior a ella, aun así, con actitud humilde y obediente siguió
la instrucción y aprobación de su autoridad.

La primera señal de Jesús también apunta a su gracia y salvación.

La salvación es únicamente campo de Jesús, pero cada uno de nosotros tenemos nuestro campo en el
cual podemos romper paradigmas para alcanzar la excelencia.

Conclusión

¿Qué nos enseña este milagro? Nos muestre que, aunque muchos de nosotros no podemos convertir el
agua en vino al primer intento, si podemos hacer lo siguiente: buscar excelencia, hacer lo mejor que
podamos con esfuerzo y fe.

El resultado es credibilidad.

Muchas personas estarán dispuestas creer en el reino de Dios por nuestros resultados de excelencia.

Llamado y ministración
Comencemos nuestro tiempo de excelencia de la mano de aquel que todo lo hace bien, nuestro Señor
Jesús.

Intercesión

“Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen
mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los
egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud»”.

Éxodo 15:26 (NVI)

Oremos por las personas que atraviesan enfermedades graves. Que su fe no falte y puedan tener su
confianza firme en Dios, su sanador.

Ofrendas

“Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha,
para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”.
Mateo 6:3-4 (NVI)

Ofrendémosle a Dios con la motivación correcta, que es agradarle. No demos para ser reconocidos, sino
para manifestarle nuestro agradecimiento en todo tiempo.

Consolidación...

Organicemos el motivar al grupo de amistad , el ganar y motivar para el encuentro....

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