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El poder de la fe corporativa

Del 17 al 23 de Marzo de 2019

Idea central

Dios nos ha dado una medida de fe a cada uno, pero también es posible sumar la fe de todos para alcanzar una mayor
bendición.

Introducción

Un día, mientras Jesús enseñaba en una casa, estaban sentados fariseos y doctores de la ley a su alrededor, en ese
momento llegaron cuatro hombres que traían en una camilla a un paralítico y querían colocarlo delante de Jesús pero a
causa de la multitud que lo rodeaba, decidieron abrir un boquete en el techo y bajar el paralítico por allí; al ver Jesús la
fe de ellos perdonó los pecados de este paralítico y además le concedió su sanidad; lo primero causó murmuración de
algunos de los presentes pero lo segundo dejó a todos admirados. Jesús demostró Su autoridad para sanar y perdonar
pecados.

Somos canal de bendición

“Llegaron entonces cuatro hombres que cargaban a un paralítico. Como no podían acercarse a Jesús por causa de la
multitud, quitaron parte del techo donde estaba Jesús, hicieron una abertura, y por ahí bajaron la camilla en la que
estaba acostado el paralítico”. Marcos 2:3-4 (RVC)

Hay personas que no llegarán a Jesús por sí mismas, sino a través de amigos que estén dispuestos a cargarlos. Nuestra
familia llegará a Jesús si hacemos algo para llevarlos y mejor si nos ponemos de acuerdo con otros amigos y familiares
para que nos ayuden. Tal vez para el paralítico no fue fácil permitir que lo llevaran en la camilla, tal vez tuvieron que
convencerlo porque los argumentos siempre se presentan. ¡Nosotros podemos ser el canal para que alguien más reciba
su milagro!

Activemos nuestra fe corporativa

“Cuando Jesús vio la fe de ellos, le dijo al paralítico: «Hijo, los pecados te son perdonados»”. Marcos 2:5 (RVC)

Jesús vio la fe de los amigos del paralítico y lo sanó, es decir que podemos bendecir a alguien más. Unámonos para pedir
por la necesidad de otros. Podemos orar a solas, pero también en unidad con otros para lograr más en la empresa, en la
familia, en la Iglesia. Los cuatro amigos del paralítico no eran sacerdotes, profetas o personas eminentes, eran personas
sencillas, seguramente trabajadores como muchos otros, pero tenían una fe poderosa.

Prediquemos un Evangelio urbano

“Pues para que ustedes sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, éste le dice al
paralítico: «Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa» Enseguida el paralítico se levantó, tomó su camilla y salió
delante de todos, que se quedaron asombrados y glorificando a Dios, al tiempo que decían: «¡Nunca hemos visto nada
parecido!»”. Marcos 2:10-12 (RVC)

Los cuatro amigos nos muestran un Evangelio urbano, que se manifiesta en la calle, en las casas, en la comunidad, un
Evangelio que no necesita hablarse de forma extraña, con traje o corbata, para que Jesús se manifieste con poder, es el
Evangelio que se comparte con naturalidad para obrar lo sobrenatural a través de milagros, señales y prodigios en todo
lugar, por medio de cada uno de nosotros. Estamos a punto de ver cosas que no hemos visto, tal como un paralítico
ponerse de pie, porque el Evangelio del Señor será escuchado y visto en cada rincón, en cada casa y familia.
Conclusión

Debemos congregarnos todos los domingos en la Iglesia sin importar las circunstancias, porque de ello depende nuestra
vida de fe y los resultados que alcancemos en todo sentido. Demos gracias a Jesús porque a pesar de nuestras
murmuraciones y muchos errores, no se avergüenza de llamarnos hermanos. Nos equivocamos constantemente, pero
Jesús declara que somos parte de Su familia, nos ama tal como somos, y se congrega con nosotros para unirse a la
alabanza, la adoración y las peticiones al Padre.

Llamado y ministración

Juntos en Cristo Jesús podemos lograr proezas en Su Nombre, reconozcamos pues su Señorío en nuestra vida como
primer paso.

Intercesión

“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre, que me envió, me dio también el mandamiento de lo que
debo decir y de lo que debo hablar”. Juan 12:49 (RVC)

Jesús, siempre sujeto a autoridad, te pedimos que infundas en nosotros ese mismo sentir, para que nuestra nación se
levante.

Ofrendas

“Y a Aquel que es poderoso para hacer que todas las cosas excedan a lo que pedimos o entendemos, según el poder que
actúa en nosotros”. Efesios 3:20 (RVC)

Dar una ofrenda parece un acto insignificante para muchos, pero para Dios trasciende en la eternidad. Hagamos ese
paso de obediencia.

Consolidación

Ponte de acuerdo con tus compañeros ministeriales y juntos trasladen a los nuevos invitados a nuestro servicio de
milagros.

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