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Voces: AGRAVANTES ~ ARMA ~ ARMA DE JUGUETE ~ ROBO ~ ROBO CON ARMA

Tribunal: Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba, sala penal(TSCordoba)(SalaPenal)


Fecha: 13/11/2009
Partes: Laxi, Daniel Alberto
Publicado en: LLC2010 (abril), 307
Cita Online: AR/JUR/45659/2009
Hechos:
La Cámara en lo Criminal condenó al imputado como autor del delito de robo agravado por el empleo de un
arma de fuego de utilería. La defensa interpuso recurso de casación, criticando la calificación otorgada, atento a
que el acusado había utilizado, en el desapoderamiento, un pedazo de madera en forma de "L" cubierta con cinta
aisladora. El Tribunal Superior de Justicia hizo lugar a la impugnación deducida.
Sumarios:
1. El art. 166 inc. 2°, tercer párrafo, in fine del Cód. Penal, según ley 25.882, que tipifica la conducta del robo
con armas de utilería -en el caso, se modificó la calificación como robo simple, al no considerarse arma de
utilería un pedazo de madera en forma de "L", envuelta en cinta aisladora negra-, alude a los objetos que sin
haber sido fabricados como armas auténticas, se han construido como réplicas exactas de ellas para ser
utilizadas en representaciones teatrales o cinematográficas o como juguetes para entretenimientos para niños.
2. Para encuadrar la conducta del imputado en el delito reprimido en el art. 166 inc. 2°, tercer párrafo, in fine del
Cód. Penal, según ley 25.882, la simulación de violencia armada debe materializarse a través de una réplica de
arma de fuego, esto es, de un objeto que presente las características esenciales o definitorias de ésta, y el juicio
para ponderar el objeto y qué determinará, en su caso, la configuración de la agravante intermedia -en el caso, se
modificó la calificación como robo simple, al no considerarse arma de utilería un pedazo de madera en forma de
"L", envuelta en cinta aisladora negra-, debe ser observado bajo el criterio del "hombre medio" desligado de la
efectiva secuela que ocasione o efectivamente haya ocasionado a la víctima.
3. La mera utilización de un objeto de madera con forma de "L" y de color negro -en el caso, porque estaba
envuelto con cinta aisladora- no satisface las características esenciales externas de un arma de fuego como
exigencia normativa para el robo con empleo de "arma de utilería".
Texto Completo:
Córdoba, noviembre 13 de 2009.
1ª ¿Se ha aplicado erróneamente el artículo 166, inciso 2do., tercer párrafo, último supuesto, del C. Penal? 2ª
¿Qué solución corresponde dictar?
1ª cuestión. # La doctora Aída Tarditti dijo:
I. Por sentencia n° 33, del 6 de noviembre de 2008, la Excma. Cámara en lo Criminal de Tercera
Nominación de esta ciudad de Córdoba resolvió, en lo que aquí interesa: "... Declarar a Daniel Alberto Laxi, ya
filiado, es autor penalmente responsable del delito de robo calificado por el empleo de arma de fuego de utilería
(CP, 166, inc. 2°, 3er párrafo, último supuesto), contenido en el auto de elevación a juicio de fs. 100/108, e
imponerle para su tratamiento penitenciario, la pena de tres años y cinco meses de prisión, con declaración de
reincidencia, accesorias de ley y costas (CP, 12, 40, 41 y 50; CPP, 550 y 551)..." (ver fs. 179 vta.).
II. El Sr. Asesor Letrado de 16° Turno de esta ciudad, Dr. L. A. Q., en su carácter de defensor técnico del
acusado Daniel Alberto Laxi, interpone recurso de casación en contra del aludido pronunciamiento
fundamentando la voluntad recursiva de su patrocinado (ver fs. 185 y 195/205 vta. de autos).
Condensa su crítica en que se ha efectuado una errónea aplicación, por parte del a quo, de la ley penal, la
que se traduce en un error en la subsunción legal dada al evento que se ha tenido por cierto, ello a partir de una
interpretación del tipo penal previsto en la figura del art. 166, último párrafo, del C.Penal.
Señala el impugnante que el error en el que ha incurrido el sentenciante deviene de una interpretación de un
elemento del tipo penal delictivo, como es el concepto de "arma de utilería", en forma tal que ensancha a éste
más allá de lo que la norma pretende prohibir, permitiendo incorporar en aquel elementos que debían quedar
afuera del mismo y por lo tanto de la agravante, con lo que, de alguna manera, se estaría transgrediendo el
principio de legalidad (art. 18 de la Constitución Nacional).
Agrega que si bien se comparten los argumentos vertidos por el a quo en torno a los fundamentos de la
agravante incorporada a la norma aplicada a este caso, a través de la ley nro. 25.882, la misma no resulta
aplicable en autos cuando aquel elemento que, según el factum diseñado, era portado por el encartado en
momentos de su ingreso al local comercial, no reúne las condiciones necesarias para que pueda sostenerse que
el mismo era un arma de utilería, con los alcances que corresponden dar a dicha expresión.
Asimismo, sostiene el impugnante que no resulta racional interpretar el concepto de arma de utilería y
encontrar un límite al mismo, a partir del resultado o de lo efectivamente ocurrido a los sujetos pasivos.
Expresa que cuando la doctrina se encarga de delimitar los términos utilizados por el legislador, brinda la

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idea de copia, esto es, de reproducción de las características típicas, constitutivas de un arma, para que pueda
aseverarse que nos encontramos frente a un arma de utilería; y para que estemos (refiere) ante un elemento que
pueda considerarse copia o símil de otro, es necesario que el que pretende imitar al original esté provisto de las
características esenciales de aquel, esto es, de las que resultan ser definitorias, constitutivas del objeto en
cuestión. Sólo allí nos hallaremos en presencia de un arma de utilería en los términos de la ley. Y en autos, el
elemento que se ha dado por acreditado que portaba Laxi no alcanza a satisfacer -ni tan siquiera mínimamente-
estas exigencias.
Invoca también que lo que excluye considerar el a quo es que la doctrina por él compartida precisa que "...
una vez satisfechas estas características esenciales...", esto es (dice) una vez cumplidas las exigencias de la
imitación del arma, con el alcance que ha dicho término corresponde asignar, es recién allí que la "... mayor o
menor perfección de la réplica carecerá de dirimencia...", siendo la apreciación del común de la gente lo que
determinará la aplicación o no de la agravante, requisito previo que no ha sido sorteado por el elemento
utilizado en el evento.
Así, continúa expresando, si hubo violencia y no se utilizó ninguno de los elementos que se mencionan en
las agravantes previstas en el inciso segundo del 166, evidentemente la conducta quedará subsumida dentro de
la figura básica prevista en el art. 164, aun cuando haya utilizado algún elemento que no se permita encajar
dentro de lo previsto en el inciso antes mencionado.
Por estas razones, el recurrente solicita al Tribunal ad quem se case parcialmente el decisorio cuestionado y
revierta la calificación legal propuesta por el a quo, de robo calificado por el uso de arma de utilería, figura
prevista en el artículo 166, último párrafo del C.Penal, y la reemplace por la de robo simple (art. 164 del
C.Penal).
III. Del análisis unitario de la sentencia atacada, se desprende que los hechos que el Tribunal de Mérito tuvo
por acreditados, se integra con su remisión a la plataforma fáctica descripta en la acusación.
En efecto, el sentenciante remite la fijación de los hechos a lo consignado en el requerimiento de elevación a
juicio de fs. 100/08 de autos, en el que se sostuvo que "...Con fecha trece de octubre de dos mil siete, siendo
aproximadamente las 22.00 hs., en circunstancias que el Sr. Andrés Alfredo Cozza se encontraba en el Video
Club sito en calle Sarmiento n° 1150 de Barrio General Paz de esta ciudad de Córdoba, se apersonó el prevenido
Daniel Alberto Laxi, con fines furtivos y portando un pedazo de madera con forma de arma de fuego, encintada
de color negro. Una vez en el lugar, Laxi, apuntó con el objeto mencionado a unos clientes del negocio, a la vez
que le solicitaba el dinero de la caja, en forma intimidante, a Cozza, quien le hizo entrega de la suma de
trescientos pesos ($ 300). Así las cosas, el imputado Laxi, se dirigió hacia la vidriera del local, donde se apoderó
ilegítimamente de una remera de color naranja con dibujo en la parte delantera, que se encontraba exhibida para
la venta, para luego darse a la fuga, caminando, por calle Sarmiento hacia el Río Suquía. Inmediatamente
Andrés Alfredo Cozza se comunicó el guardia de seguridad, el Sr. Elvio Daniel Magris, (quien) observa que
venía corriendo por calle Catamarca, a metros de David Luque del barrio citado, un sujeto con las mismas
características físicas del sujeto que antes había robado en el local del Video Club; por lo que da la voz de alto y
en ese momento reconoce el prevenido, diciéndole "... tranquilízate Daniel... qué te pasa...". Ante tal situación,
el encartado Laxi extrae de entre sus ropas algo que parecía un arma, con forma de revólver grande, con la que
apunta a Magris a la vez que le dice "... que no lo siguiera, que lo dejara ir...". Acto seguido Magris da aviso a la
radio a un compañero para que buscara una camioneta del CAP, tomando inmediatamente conocimiento que la
Policía había logrado la aprehensión del encartado Daniel Alberto Laxi".
IV. Se desprende de lo expuesto, que el núcleo del planteo del recurrente consiste en cuestionamientos al
modo en que el a quo ha juzgado el concepto de arma de utilería como un elemento del tipo delictivo (art. 166
inc. 2°, tercer párrafo, último supuesto, del C.Penal).
De este modo, el vicio denunciado se compadece regladamente con el motivo sustancial de casación
previsto en el inciso 1ero. del art. 468 del C.P.P. y así, corresponderá su análisis.
1. En el fallo "Tinirello" (S. n° 100 del 7/09/2006), esta Sala Penal repara sobre los distintos niveles de
agravamiento previsto para el delito de robo con armas; así reseña:
A partir de la última modificación del inciso 2° artículo 166, por obra de la ley n° 25.882 (B.O. 26/04/2004).
En lo atinente a la materia bajo análisis, se interpretó que esta norma eleva la pena por sobre los antiguos cinco
a quince años de reclusión o prisión -aumentándolos respectivamente en un tercio- si lo que se emplea es un
arma de fuego verdadera y operativa; ahora bien, si se esgrime una de utilería o una verdadera pero cuya
"aptitud para el disparo no pudiera tenerse de ningún modo por acreditada", la pena es significativamente menor
-tres a diez años de reclusión o prisión- (T.S.J. "Ramírez", S. n° 303 del 28/11/2007).
2. El escalonamiento gradual de puniciones que ha efectuado el legislador, enfatiza que el fundamento en
que reposa la mayor entidad penal de la conducta de quien utiliza un arma para delinquir, tiene su razón de ser
no sólo en la intimidación de la víctima, sino también en el mayor peligro real que ella corre ante un objeto que
tiene capacidad ofensora (T.S.J.; "Villarruel", S. n° 58, 31/7/2002, "Toledo", S. n° 10, 10/3/2003; "Rodríguez",
S. n° 119, 11/11/2004; más recientemente "Martínez", S. n° 283, 25/10/07, entre otros).

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3. A partir de dicha hermenéutica, se advierte que el tercer párrafo -al aludir a armas no operativas y armas
simuladas- alberga situaciones de pura intimidación, mientras que los dos restantes agregan el peligro efectivo
derivado, ya sea de un arma verdadera -cualquiera sea su tipo- (primer párrafo), o más específicamente, de un
arma de fuego apta para el disparo (segundo párrafo).
Dentro de este contexto y pasando al análisis concreto del supuesto traído a estudio, es preciso delimitar el
contenido de la hipótesis en el que la ley innova a partir de la Ley 25.882 tipificando la conducta del robo, con
armas de utilería (art. 166, inciso 2°, tercer párrafo, in fine, del C.Penal).
Conforme la Real Academia Española, la voz "utilería" tiene sólo dos acepciones: "1. f. Conjunto de útiles.
2. f. Conjunto de objetos y enseres que se emplean en un escenario teatral o cinematográfico" (Real Academia
Española, Diccionario de la Lengua Española, Vigésima Segunda Edición, www.rae.es). Y por lo que se
advierte, la nueva norma alude "a los objetos que sin haber sido fabricados como armas auténticas, se han
construido como réplicas exactas de ellas para ser utilizadas en representaciones teatrales o cinematográficas o
como juguetes para entretenimientos para niños" (Reinaldi, Víctor Félix, "Delincuencia Armada", 2ª edición
ampliada y actualizada, Ed. Mediterránea, Córdoba, 1994, Cap. III, pág. 49).
Equivalentes nociones ha reconocido Marcelo J. Sayago, al decir: "... el segundo supuesto del tercer párrafo
comprende las 'armas falsas', 'simuladas', 'imitativas', 'símil de armas', y desde luego las 'armas de juguete'. Es
decir, la ley se está refiriendo a todos los artefactos que por sus características externas e incluso, en algunos
casos, por aspectos de aparente funcionamiento, parecen ser armas sin serlo..." (Sayago, Marcelo J., "Nuevo
Régimen Legal del Robo con Armas – Ley 25.882", Ed. Advocatus, Córdoba, 2005, pág. 153).
Del mismo modo, no resulta vano el referirse a la versión taquigráfica del debate parlamentario donde se
examinó, alegó y acordó modificar el esquema legal vigente con relación a la figura del robo agravado por uso
de arma de fuego.
En concreto, en el tratamiento en la Cámara de revisora (Diputados), considerado y desarrollado el 7 de abril
de 2004, el miembro informante (Diputado Damiani) indicó que con la expresión arma de utilería se hace
referencia a "... algo que parezca un arma sin serlo..." y precisa, "... hablamos de réplicas que hoy son exactas a
las armas verdaderas..." aclarando que "... no estamos hablando de armas de fuego sino de algo que lo parece..."
(La Ley, Antecedente Parlamentario, 2004-A, 845, parágrafo 342).
4. Resulta evidente que el giro empleado por el legislador abarca la simulación de violencia armada que se
efectúa con un objeto que en sí -y no por su especial forma de utilización- imita, remeda o reproduce las
características externas del arma. Es decir, la simulación de violencia armada debe materializarse a través de
una réplica de arma de fuego, esto es, de un objeto que presente las características esenciales o definitorias de
ésta.
Indudablemente, el fundamento de la agravante del robo por el empleo de arma de utilería es la mayor
intimidación que ésta genera en la víctima. No obstante, el juicio para ponderar el objeto y que determinará, en
su caso, la configuración de la agravante intermedia debe de ser observado bajo el criterio "del hombre medio"
desligado de la efectiva secuela que ocasione o efectivamente haya ocasionado a la víctima.
5. Del examen de la sentencia se presentan las siguientes circunstancias de hecho relevantes para la solución
jurídica del caso:
a.- El hecho que se le imputa Daniel Alberto Laxi sucedió el día 13/10/2007, fecha a en la que ya se
encontraba vigente la última modificación del inciso 2° artículo 166, por obra de la ley n° 25.882 (B.O.
26/04/2004).
b.- El imputado Laxi utilizó para desapoderar a la víctima un "... pedazo de madera con forma de arma de
unos 17 cm. (...) de largo y unos 10 cm. (...) de alto, aproximadamente, envuelta en cinta aisladora negra en casi
su totalidad..." la cual fue secuestrada en su poder, ocultas bajo sus ropas, al momento de su aprehensión (Acta
de Secuestro, fs. 7).
c.- Los testigos que presenciaron su accionar señalaron: Andrés Alfredo Cozza, el damnificado y dueño del
comercio, dijo que el imputado "... portaba un arma de fuego de color negra..." y en término coincidente se
expresó el testigo Sebastián Arturo Calderón, empleado del local comercial, que indicó que "... el asaltante
blandía en sus manos un arma de fuego, a su parecer una pistola de color negra similar a la que utilizan las
fuerzas policiales..." (ver fs. 170vta. y 171 vta.). En tanto, el testigo Gabriel Alberto Soria, cliente ocasional,
dijo que el asaltante "... blandía un arma de fuego, a su entender, se trataba de una réplica de color negra de
tamaño mediano..." (ver fs. 171 vta. y 62/63) y por su parte, Elvio Daniel Magris, a cargo de tareas de seguridad
en la zona, expresó al respecto que: "... no le pareció que fuera un arma de fuego en serio..." aclarando que ante
la duda, lo dejo ir dando aviso a la policía (ver fs. 172).
6. De lo expuesto surge claramente que, conforme a la reforma operada por la ley 25.882 -vigente al
momento del hecho bajo estudio- y demás circunstancias de la causa, el hecho no queda encerrado dentro de la
órbita del tercer párrafo, in fine, del nuevo inciso 2° del artículo 166 del C.Penal.
Ello es así, por cuanto aquel elemento que portaba el imputado en momentos de su ingreso al local

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comercial, no congrega las condiciones necesarias para sostener que el mismo era un "arma de utilería", con los
alcances que corresponde dar a dicha expresión.
Precisamente, del acta que documenta el secuestro (fs. 7) da cuenta de un objeto de madera en forma "de
letra L" (de unos 17 cm. de largo y unos 10 cm. de alto, aproximadamente) y envuelto en cinta aisladora ("casi"
en su totalidad). En criterio, no se trata de una cosa que presente, en apariencia, las condiciones físicas
definitorias de un arma de fuego. La mera utilización de un objeto con forma de "L" y de color negro permite
inferir como muy pobre la similitud lograda, sin ninguna otra circunstancia adicional que procure un mayor
parecido objetivo con su correspondiente versión real. Estos elementos distintivos de un arma de fuego no han
sido plagiados, ni siquiera por aproximación, en el objeto secuestrado al encartado; sencillamente, se trata de un
trozo de madera que aún envuelto en cinta adhesiva de color negro y de tipo aisladora, cuando no en su
totalidad, ni tan siquiera puede afirmarse que asemeje a los materiales de su fabricación.
Computa, en este sentido, como extremos que apuntalan al menos una duda razonable sobre el punto en
cuestión, que una de las víctimas -al momento del hecho- y el propio Fiscal de Cámara -al visualizarlo en el
debate- dijeran que el objeto empleado por Laxi no suscitaba confusión con un arma real.
No conduce a otra conclusión la creencia de las víctimas, a excepción de Soria y Magris, de encontrarse
frente a un arma verdadera. Sin perjuicio de que ello pudiese ser relevante al momento de fijar la sanción, es
claro que si bien el fundamento de la calificante del 3° párrafo del artículo 166 inc. 2° es la intimidación, ésta
requiere -para no contentarse con la mera subjetividad o impresión del sujeto pasivo- de un correlato objetivo
bastante que justifique una penalidad igual a la que merece el empleo de un arma verdadera no operativa, y
mayor a la simple simulación de arma que concurre en supuestos que indiscutiblemente encuadran en la forma
simple del robo, como el apuntar con el dedo debajo de las propias ropas, o apoyar un caño de metal en la
espalda de otro.
En suma, el objeto secuestrado al encartado Laxi no satisface las características esenciales externas de un
arma de fuego como exigencia normativa para el robo con empleo de "arma de utilería".
Estas razones autorizan, sin más, el acogimiento del planteo casatorio en examen toda vez que media en el
caso errónea aplicación del inciso 2°, tercer párrafo, in fine, del art. 166 del C.Penal.
Así voto.
La doctora María Esther Cafure de Battistelli dijo:
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente la presente
cuestión. Por ello, adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido.
La doctora Mercedes Blanc G. de Arabel dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal del primer voto por lo que adhiero a la misma en un todo,
votando en consecuencia de igual forma.
2ª cuestión. # La doctora Aída Tarditti dijo:
Atento a la votación que antecede, corresponde casar parcialmente el fallo impugnado y calificar el hecho
que se atribuye al encartado Daniel Alberto Laxi como constitutivo del delito de robo simple, en los términos
del art. 164 del mismo.
En tal sentido, el último párrafo del art. 166 resulta -en rigor- una agravante de la figura básica del art. 164.
De modo que la conducta del encartado queda acogida por esta figura delictiva, toda vez que se ha acreditado
que existió apoderamiento ilegítimo desplegando eficiente intimidación en el acto de cometerlo y después de
cometido para procurar su impunidad, valiéndose de un artefacto que si bien no resulta objetivamente captable
como "arma de utilería", mermó las posibilidades de defensa de las víctimas que erradamente la tomaron como
un arma verdadera.
En cuenta de lo expuesto, corresponde adecuar el monto de la pena impuesta al imputado Laxi, que estimo
justo fijar, a razón de las circunstancias atenuantes y agravantes que se tuvieron por acreditadas en el fallo
impugnado en los términos de los arts. 40 y 41 del C.Penal (ver fs. 178vta./179), en dos años y dos meses de
prisión accesorias legales y costas, con declaración de reincidencia con motivo de las dos condenas que registra
(arts. 12, 40, 41 y 50 del C.P.P.).
Por último, eximir totalmente de las costas que corresponden a esta instancia (arts. 550 y 551 del C.P.P.).
Así voto.
La doctora María Esther Cafure de Battistelli dijo:
Atento al encuadre legal efectuado por la mayoría, estimo correcta la solución que da la señora Vocal
preopinante, por lo que adhiero a la misma en un todo. Voto, en consecuencia, en idéntico sentido.
La doctora Mercedes Blanc G. de Arabel dijo:
La señora Vocal doctora Aída Tarditti da a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente la

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presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido.
En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala Penal Resuelve: I) Hacer lugar al
recurso de casación interpuesto por el por el Sr. Asesor Letrado del 16° Turno, Dr. L. A. Q., por la defensa del
imputado Daniel Alberto Laxi, en contra de la sentencia número treinta y tres de fecha seis de noviembre de dos
mil ocho, dictada por la Excma. Cámara en lo Criminal de Tercera Nominación de esta Ciudad, en cuanto
dispuso: "... Declarar a Daniel Alberto Laxi (...) es autor penalmente responsable del delito de robo calificado
por el empleo de arma de fuego de utilería (CP, 166, inc. 2°, 3er párrafo, último supuesto), contenido en el auto
de elevación a juicio de fs. 100/108, e imponerle para su tratamiento penitenciario, la pena de tres años y cinco
meses de prisión, con declaración de reincidencia, accesorias de ley y costas (CP, 12, 40, 41 y 50; CPP, 550 y
551)...".
II) Casar parcialmente el fallo impugnado, por haber sido erróneamente aplicado el art. 166 inc. 2°, tercer
párrafo in fine, del C.Penal y en consideración de las pautas atenuantes y agravantes ponderadas en el fallo
impugnado; declarar a Daniel Alberto Laxi autor penalmente responsable del delito de robo simple (CP, 164),
contenido en el auto de elevación a juicio de fs. 100/108, e imponerle para su tratamiento penitenciario, la pena
de 2 años y 2 meses de prisión, con declaración de reincidencia, accesorias de ley y costas (CP, 12, 40, 41 y 50;
CPP, 550 y 551)
III) Sin costas en esta instancia (C.P.P., 550 y 551). # María E. Cafure de Battistelli. # Aída Tarditti. #
María de las M. Blanc de Arabel.

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