Está en la página 1de 217

Introducción al estudio de la parte especial del Derecho Penal

El derecho penal material o sustantivo se distingue, científica y legislativamente, en Parte General y Parte Especial.

Según Núñez (2009), el conocimiento y la legislación del derecho penal, sistemáticamente divididos en una Parte General y en una Parte
Especial, son el resultado de la ciencia del derecho penal, la cual comienza a alcanzar su pleno desarrollo en ambos aspectos entrada ya
la segunda mitad del siglo XVIIII. Entonces, en plena época de la codificación, el derecho penal legislado aparece clara y metódicamente
dividido en dos partes: la primera, contiene las reglas necesarias para aplicar la otra; la segunda, contiene el catálogo de delitos, sus
penas y sus principios especiales.

Introducción al estudio de la Parte Especial del derecho penal

Referencias
Lección 1 de 2

Introducción al estudio de la Parte Especial del derecho penal

División de la materia del derecho penal

A continuación, y antes de adentrarnos en los contenidos teóricos de la materia, vamos a analizar un fallo
perteneciente al Juzgado Federal N.° 1 de la Ciudad de Córdoba en los autos caratulados “SR. XX sobre falsificación,
alteración o supresión de número de registro” (Expte. N.° 9655/2013), llegados a Despacho, a los fines de resolver el
sobreseimiento de S. R. XX, ya filiado en autos. 

De los que resulta:

Hecho: 

En circunstancias de tiempo, lugar y modo no determinadas hasta la fecha, pero anterior al día 29 de
agosto de 2011, persona/s no identificada/s hasta el momento alteraron la fecha de vencimiento de
una oblea para la carga de GNC N.° 19762705/10 haciendo constar en la misma como vencimiento el
mes 11 del año 2011, cuando en realidad debía constar el mes 06 del mismo año.

Tal maniobra se llevó a cabo con la participación de Germán Gonzalo Farías, quien entregó la oblea para
su alteración.

Dichas circunstancias fueron constatadas por el Cabo Oscar Maximiliano Luna, adscripto al personal de
la Policía Caminera, quien el día 29 de agosto de 2011, a las 11,25 h, aproximadamente, en la Ruta 5 km
16, procedió al control del vehículo Renault modelo R18 dominio RMK049, propiedad del prevenido al
que se encontraba adherida la oblea antes mencionada.

Que el Sr. Fiscal encuadra la conducta descrita en la figura penal de Alteración de la numeración de un
objeto registrada de acuerdo a la ley (art. 289 inc. 3 del CP), imputable a Germán Gonzalo Farías, en
carácter de partícipe necesario (art. 45 del CP). - 

Y CONSIDERANDO: Que a fs. 33 y vta., obra escrito presentado por la defensa, instando el
sobreseimiento de su defendido, el Sr. Germán Gonzalo Farías, en orden al delito por el que fue
imputado, previsto por el art. 289 inc. 3 del CP.

Que la defensa, entre sus fundamentos, expuso que conforme al dictamen pericial obrante a fs. 27/30
de las presentes actuaciones, resultaba claro que, a su asistido Farías, no se le podía reprochar ilícito
alguno, desde que, al ser la oblea en cuestión verdadera, y lo que se encontraba alterado no era el
número registral de la misma, sino tan solo lo que hacía a su vencimiento, validez o vigencia, era claro
que resultaban aplicables al caso las previsiones del art. 336 inc. 3° del CP.

Que, en efecto, manifestó la defensa, el artículo requiere que se acredite que quien resulte imputado
como autor del delito haya falsificado, alterado o suprimido la numeración de un objeto registrada, en el
caso de autos, lo alterado, suprimido o falsificado debe ser el n.° de oblea, no el número
correspondiente a su vencimiento. Lo registrable es la oblea, no su validez.

Que, así las cosas, el Sr. Fiscal a fs. 34 y vta., manifestó que, en virtud de las pruebas acumuladas, se
había acreditado con el grado de probabilidad requerida en esta etapa procesal, la calificación
endilgada al encartado Farías, en carácter de partícipe necesario.

Que funda su afirmación en la declaración testimonial obrante a fs. 2/vta. obrante en autos, en el acta
de inspección ocular a f. 5 y la pericia practicada a fs. 27/30 y vta. Manifestando también que, si bien es
correcto lo señalado por la Sra. Defensora Oficial a fs. 33, de que lo alterado no es el n.° de oblea, sino la
fecha de su vencimiento, consideró que dicha adulteración hace a la vigencia de la misma y que es la
razón de ser de la oblea para carga de GNC.

Ahora bien, considero que la discusión central entre las partes se encuentra relacionada con la
existencia o no del elemento objetivo del tipo penal en análisis, para lo que corresponde describir la
figura en cuestión y luego valorar la concatenación lógica entre la figura penal y las pruebas obrantes
en autos.

Que la figura descrita en el art. 289 del CP reza que será reprimido con prisión de seis meses a tres
años: 3. El que falsificare, alterare o suprimiere la numeración de un objeto registrada de acuerdo con la
ley.

La acción de falsificar consiste en alterar o suprimir la numeración de un objeto registrado de acuerdo a


la ley; la de alterar presupone actuar de manera fraudulenta sobre una numeración original otorgada
por autoridad de aplicación; y la de suprimir importa directamente el borrado total de los elementos
registrados.

Que la faz objetiva del delito no se puede corroborar al valorar la prueba analizada, considerando, en
primer lugar, la declaración del Cabo Oscar Maximiliano Luna (ver fs. 2), en la que manifestó que el día
29 de agosto de 2011, siendo alrededor de las 11,15 h, procedió al control de un vehículo marca
Renault, modelo R18, por las luces bajas apagadas, que era conducido por el SR. XX, corroborando que
la oblea adherida al parabrisas con la cédula de ENARGAS (ente nacional regulador de gas), observó
una adulteración en la misma, en relación a la fecha de vencimiento, modificando el mes 6 por el mes
11.    

Que teniendo en cuenta que este delito presupone también que debe tratarse de un registro oficial,
quedando excluidos los registros privados o comerciales llevados a cabo por particulares o todos
aquellos que no fueren obligatorios por ley, y que, en la declaración en análisis, se refiere a la fecha de
vencimiento de la oblea, surge con claridad que no se cumple con el requisito típico de la figura.

Que, para más razones, cabe analizar el acta de inspección ocular obrante a fs. 5 que ratifica lo dicho
precedentemente y la pericia obrante a fs. 27/30 cuya conclusión afirma que se estableció que la oblea
objetada era auténtica y que la maniobra de adulteración consistió en un agregado, mediante la
modificación, incorporando cinta donde constaba el número 6, en el sector inherente al mes de
vencimiento de la oblea.

Que considero que teniendo en cuenta el carácter estricto de la ley penal, entendida como la precisión
respecto de la descripción de la figura penal del supuesto de hecho, que es la regla jurídica que,
conforme al principio de legalidad de la represión, constituye la única fuente formal de conocimiento del
derecho penal, lo cual excluye la analogía en perjuicio del imputado.

Que, si analizáramos la alteración de la fecha de la oblea, como un supuesto previsto en la figura


endilgada a Farías, de la misma manera que si el encartado hubiere alterado el número de registro
oficial de la oblea mencionada en los párrafos anteriores, a mi entender, y teniendo en cuenta la
claridad de la norma en cuestión, se estaría incurriendo en una interpretación analógica en perjuicio de
Farías.

Por ello, teniendo en cuenta tales razones, considero que corresponde sobreseer la presente causa a
favor de SR. XX, con las declaraciones de ley (art. 336, inc. 2° y último párrafo del CPPN). -

RESUELVO: Sobreseer a SR. XX, filiados en autos, por el delito de Alteración de la numeración de un
objeto registrada de acuerdo a la ley (art. 289 inc. 3 del CP), del CP), por no encuadrar en la figura penal
endilgada, con la expresa declaración de que la formación de la presente causa no afecta el buen
nombre y honor del que hubiere gozado (art. 336, inc. 2 último párrafo del CPPN). PROTOCOLÍCESE Y

HÁGASE SABER1. –

[1] Juzgado Federal N.° 1 de la Ciudad de Córdoba, “SR. XX sobre falsificación, alteración o supresión de número de registro” (Expte. N.° 9655/2013).
Contenido de la “Parte Especial” y de la “Parte General” del derecho penal. Relación entre
ambas

Desde el punto de vista formal, a la “Parte General” pertenecen aquellas regulaciones que pueden ofrecer interés
para la totalidad de los preceptos penales de la “Parte Especial” y permiten, por eso, que se los extraiga de esta. La
“Parte Especial” contiene las diversas clases de delitos, así como las disposiciones complementarias que las
afectan.

En síntesis, a la Parte Especial del derecho penal le corresponde determinar la intensión o connotación de las figuras
delictivas (por ej., la definición de “robar”). Para ello, se vale de las herramientas que le provee la Parte General (ley
aplicable, modo de interpretación, estratos analíticos del concepto delito y caracterización de las distintas clases de
penas).

Es competencia de la Parte General disponer la intensión o connotación del concepto de delito, mientras que la
Parte Especial se compromete con la extensión o denotación (matar, injuriar, abusar sexualmente, privar de la
libertad, robar, entre otros).

Desde un punto de vista material, la Parte Especial recoge tanto las descripciones delictivas como las sanciones
penales y, con ello, los preceptos básicos para la fundamentación del injusto jurídico-penal, mientras que la Parte
General cumple una función complementaria en sus disposiciones relativas al injusto sin que nunca tenga
importancia autónoma en la determinación de este.

En síntesis, la Parte General da las pautas dentro de las cuales deben analizarse, en particular, los delitos y las
sanciones penales de la Parte Especial.

 Para el estudio pormenorizado y profundo de los contenidos de la unidad, es aconsejable recurrir a


los siguientes textos: 

1. Núñez, R. C. (2009). Manual de Derecho Penal: parte especial. Córdoba, AR.: Lerner.

2. Núñez, R. C. (1981). Parte General y Parte Especial del Derecho Penal –sus sistematizaciones.
Cuadernos de los Institutos (142), 49-66. Universidad Nacional de Córdoba. 

Sistematización de la Parte Especial


El Código Penal argentino, como la mayoría de los códigos penales del mundo, incluye las distintas figuras delictivas
en su Segundo Libro (“De los delitos”), partiendo de los distintos bienes jurídicos merecedores de protección penal.

A partir de los derechos lesionados por los distintos grupos de delitos, se los distingue en clases (Títulos), que, a su
vez, se las especifica en Capítulos, de acuerdo con las distintas modalidades de los grupos de conductas que
lesionan un mismo derecho.

Por último, a las distintas especies (Capítulos) de una misma clase (Títulos) se las divide en modos particulares de
conductas agraviantes de cada especie, que son las figuras delictivas. Es importante no confundir el artículo del
Código Penal (CP) con la figura delictiva; el artículo puede receptar en su seno más de una figura delictiva (por ej., el
art. 140 del CP).

El Libro Segundo del Código Penal argentino se compone de 13 Títulos. La clasificación comparte la tendencia
actual de distinguir dos grandes categorías de delitos:

1 los delitos que atacan bienes jurídicos individuales (por ej., delitos contra la vida);

2 los delitos que atacan bienes jurídicos de naturaleza supraindividual o colectiva (por ej., delitos contra
la administración pública).

Análisis de las figuras delictivas

Elementos. Tipicidad

Los elementos estructurales que comprende el tipo son cuatro:

1 la conducta típica (en análisis en el presente caso, ya que se resolvió en el plano de la tipicidad);

2 los sujetos;

3 los objetos;

4 la situación típica.

La conducta típica

Presenta una parte objetiva, otra subjetiva y, en ciertos supuestos, una normativa.
 
En este punto, corresponde aclarar que nuestro texto de estudio básico, el Manual de Derecho Penal de Ricardo C. Núñez (2008)
no distingue entre parte objetiva y subjetiva en el estrato analítico de la tipicidad, puesto que su autor, quien se enrolaba en la
escuela positivista, incluía todo lo referente al aspecto subjetivo de la figura en la categoría sistemática de la culpabilidad. No
obstante ello, en este manual, siguiendo la más moderna y actual escuela dogmática funcionalista, distinguiremos ya, en el
campo de la conducta típica, una parte objetiva y otra subjetiva.

a) Parte objetiva: abarca el aspecto empírico-externo (principio de exteriorización), por ej., la acción de apoderarse, de acceder
carnalmente, de defraudar, de matar, etc. Esta exteriorización trataba de que el imputado en el caso presentado más arriba debía
exteriorizar un documento relacionado con un registro oficial, quedando excluidos los registros privados o comerciales llevados a
cabo por particulares o todos aquellos que no fueren obligatorios por ley, y que, en la declaración en análisis, se refiere a la fecha
de vencimiento de la oblea. Surge con claridad que no se cumple con el requisito típico de la figura.

b) Parte subjetiva: se halla constituida siempre por la voluntad —consciente, como en el dolo— o sin conciencia suficiente de su
concreta peligrosidad para el soporte material del bien jurídico —como en la culpa— y, a veces, por especiales elementos
subjetivos (Peña Gonzáles y Almanza Altamirano, 2010) —dolo específico, en palabras de Núñez (2009)—, por ejemplo, una
intención “sacar rescate” en la figura del art. 170 del CP —secuestro extorsivo—. Asimismo, nuestro sistema tiene prevista una
categoría intermedia de delitos, los denominados “preterintencionales”, que serán suficientemente tratados en la unidad
respectiva.

De acuerdo al principio de proporcionalidad, la conducta dolosa siempre tiene que ser más grave —y se conmina en abstracto con
una amenaza de pena o sanción mayor— que la culposa. Esto tiene que ver con la intencionalidad del dolo, que hace que la pena
sea más grave. En el caso en análisis, no hace falta revisar el elemento subjetivo, ya que, al no estar el objetivo, la figura es atípica.

c) Parte normativa: comprende los criterios de valor utilizados por el legislador en su plan político criminal, los cuales no son
perceptibles por medio de los sentidos y solo se pueden captar por un acto de valoración. Según la distinta naturaleza de la
valoración, se clasifican en: tiene que ver con el requisito faltante en el caso lo que llevó al Juez a sobreseer. 

Valoraciones jurídicas: algunos tipos contienen referencias a conceptos jurídicos, dentro de los cuales se distinguen aquellos
que adelantan sistemáticamente la antijuricidad del hecho al momento del examen de su tipicidad y son incompatibles con la
concurrencia de causas de justificación. Por ej., ilegítimamente (art. 162 del CP), ilegalmente (art. 141 del CP), y las
valoraciones que no deciden sobre la antijuridicidad del hecho, por ej., cheque (art. 175, inc. 4, y art. 302 del CP), cosa mueble
total o parcialmente ajena (art. 162 del CP).

Valoraciones culturales: ciertos tipos contienen elementos con significación cultural, por ej., el carácter pornográfico de las
imágenes, material o espectáculos (art. 128 CP).

Valoraciones científicas: algunos tipos contienen juicios de índole científica por parte de profesionales de la salud, como la
determinación de si la lesión produjo debilitación permanente de la salud, de un sentido, de un órgano, otros. (art. 90 del CP).

En este sentido, se analizó la descripción típica de la conducta, ya que esta debe ser introducida en el artículo que describe el verbo
delictivo como si fuera un traje a la persona, ya que no está permitida la analogía en el derecho penal; entonces, para que una
conducta sea típica debe estar descrita en el Código Penal.

Los sujetos

Los sujetos que pueden aparecer como componentes del tipo penal son: sujeto activo y sujeto pasivo. El sujeto activo era el
acusado que resultó sobreseído.
a) El sujeto activo, al que también se lo denomina agente, es quien realiza el tipo.
b) El sujeto pasivo es el titular o portador del interés cuya ofensa constituye la esencia del delito. Pueden ser sujetos pasivos las
personas físicas, incluso los inimputables, las personas jurídicas, la sociedad civil y el Estado.

Objetos

Comprende el objeto material y el objeto jurídico. El primero se halla constituido por la unidad psico-corporal, cosa, valor social o
económico sobre la que ha de recaer físicamente la acción del sujeto activo. 

El objeto material debe distinguirse del resultado, que es la modificación del mundo exterior, ya que el primero está vinculado
al bien jurídico protegido por la figura. En el caso presentado, el objeto era la oblea vencida.

El objeto jurídico equivale al bien jurídico, es decir, al bien objeto de la protección de la ley.

La situación típica

También se las denomina modalidades de la acción. Están constituidas por circunstancias que determinan la punibilidad de la
parte objetiva de ciertos tipos, o condicionan su atenuación o agravamiento. Entre ellas se destacan: 

Sitios o lugares: se refiere a la localización espacial de algún elemento del tipo. Por ejemplo: archivo de datos personales, lugar
del establecimiento, cárceles de detenidos, morada o casa de negocio (en el CP: art. 117 bis, inc. 1 y 2, 142 inc. 5, 143 inc. 4,
149 ter inc. 2 ap. b, 150).

Tiempo: hace referencia al ámbito temporal para sustentar la punibilidad, la agravación o atenuación de la sanción. Ej.: más
de un mes (art. 90 del CP) (“al día 29 de agosto de 2011, persona/s no identificada/s hasta el momento, alteraron la fecha de
vencimiento de una oblea para la carga de GNC N.° 19762705/10”).

Modo: alude a algún aspecto particular de la conducta típica. Ej.: ensañamiento, alevosía, en banda, otros. (CP: art. 80 incs. 2 y
6, 163 inc. 4).

Medios: aquellos de los que se vale el sujeto activo para llevar a cabo la acción según el tipo respectivo. Ej.: violencia,
amenaza, abuso coactivo o intimidatorios de una relación de dependencia, nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos,
influencia mentida, abuso de confianza (CP: arts. 119, primer y segundo párrafo, y 172).

Vínculos: se alude a relaciones de parentesco, profesionales, laborales, administrativas, que, generalmente, agravan la
conducta (CP: art. 80, inc. 1).

Ahora, con los principios estudiados en los diversos conceptos anteriores y teniendo en cuenta el caso en análisis,
responde las siguientes preguntas seleccionando verdadero o falso, según corresponda.
En el caso planteado, el juez resolvió el sobreseimiento del acusado por considerar que la conducta era antijurídica y que no

estaba comprendida en ninguna causa de justificación. 

Verdadero.

Falso.

SUBMIT

En el caso planteado, el juez resolvió el sobreseimiento del acusado por considerar que la conducta era atípica.

Verdadero.

Falso.

SUBMIT

Repaso sobre la figura delictiva

El Código Penal contiene:

Tipos delictivos básicos o principales: son aquellos que describen sujetos y conductas.

Tipos subordinados o dependientes: son aquellos que dependen de un tipo básico, pero que tienen
circunstancias que aumentan o disminuyen la criminalidad del acto. Cualquiera sea la clase del tipo
penal, estos contienen una estructura, la que es:
Es aquella que describe la ley, lo que tiene naturaleza
Estructura objetiva
material.

Estructura subjetiva Se refiere a la intención o finalidad del autor.

Estructura normativa Determina la ilegitimidad de la conducta.


A su vez, los tipos penales mantienen, entre ellos, distintas relaciones:

1 Los tipos pueden no tener ningún tipo de relaciones entre ellos, porque, objetiva y subjetivamente, su
estructura es distinta.

2 Los tipos penales pueden contener una estructura objetivamente igual, pero subjetivamente distinta.

3 Los tipos penales pueden contener una estructura objetiva y subjetivamente igual, pero la diferencia
está en:

a) la calidad de la víctima;

b) el medio utilizado;

c) el objeto sobre el que recae el delito.

También, entre los tipos penales suele darse el llamado “concurso aparente de tipos”, pero para
determinar cuál es, efectivamente, el tipo penal se recurre a las siguientes relaciones:

En el caso práctico, se debe determinar si es homicidio


ALTERNATIVIDAD
simple, agravado o atenuado.
Lo especial, atenuado o agravado, desplaza a lo
ESPECIALIDAD
general.

CONSUMACIÓN Cuando un delito absorbe a otro.


SUBSIDIARIEDAD Cuando la misma ley desplaza un delito por otro.

Exigencias constitucionales en relación a la aplicación e interpretación de la ley penal

El derecho existe porque existe sociedad.

La tarea de legislar está a cargo del Congreso de la Nación, conforme al art. 75, inc. 12 de la
Constitución Nacional (CN).

Este Poder está integrado por legisladores, pero la tarea de estos está limitada por exigencias, las
que son:

1. Exigencias de las valoraciones sociales: el derecho penal debe ajustarse a las necesidades de la
sociedad, porque debe ser un instrumento de orden social.

2. Exigencias científicas y técnicas: el legislador deberá respetar todos los procedimientos


establecidos en la CN. para sancionar las leyes (presentar proyectos, discutirlos, quorum, etc.)

3. Exigencias políticas: el legislador debe respetar las garantías constitucionales individuales:

Art. 18: principio de judicialidad: debido proceso.

art. 18: ley previa.

art. 19: principio de reserva penal: las ideas y pensamientos no son punibles.

art. 18: principio de humanidad: las cárceles de la nación deberán ser sanas y limpias.

La interpretación

Debe ser realizada por el juez penal y será de carácter o método gramatical: palabra por palabra de la ley escrita.

La aplicación

Se recurre a tres principios:

1. Validez espacial: comprende el principio:

territorial;

real o de defensa;

personalidad activa;

principio universal.

2. Validez temporal: comprende el principio de la ley más benigna.

3. Validez personal: comprende el principio de la igualdad ante la ley (art. 16 CN).

Derecho penal común. Derecho penal especial. Derecho penal contravencional

El derecho penal común está contenido en el CP desde el art. 1 al 306; lo dicta el Poder Legislativo Nacional (art.75,
inc., 12 la CN).

El derecho penal contravencional está contenido en los códigos de faltas, que los dicta cada provincia, municipio, y
uno nacional.

El derecho penal especial son las leyes especiales del CP.

Derecho penal común


Contiene el delito.

Lo dicta el poder Legislativo nacional (art. 75 inc. 12).

Rige en todo el territorio de la nación y lugares sometidos a su jurisdicción.


Derecho penal contravencional

Contiene la contravención o falta.

Es la omisión de cooperar con la actividad administrativa estatal.

Lo dicta el Poder Legislativo, provincial o municipal.

Rige en provincia o municipalidad.

Derecho penal disciplinario


Contiene las conductas necesarias para mantener la disciplina y el orden jerárquico de las instituciones. 

Lo dicta cada Poder.

Rige en el lugar de cada Poder.

C O NT I NU A R
Lección 2 de 2

Referencias

Juzgado Federal N.° 1 de la Ciudad de Córdoba, “SR. XX sobre falsificación, alteración o supresión de número de
registro” (Expte. N.° 9655/2013).

Núñez, R. C. (2009). Manual de Derecho Penal: parte especial. Córdoba, AR.: Lerner.

Peña Gonzáles, O. y Almanza Altamirano, F. (2010). Teoría del delito. Manual práctico para su aplicación en la teoría
del caso. Recuperado de https://static.legis.pe/wp-content/uploads/2019/06/Teoria-del-delito.pdf
Delitos contra las personas

Cuando tuvimos la oportunidad de estudiar este tema en la materia “Derecho Penal


– Parte General”, profundizamos en el concepto de bien jurídico, principalmente,
como fundamento y fin del derecho penal. En ese momento, destacamos que 
 
el concepto de bien jurídico, surgido de la profundización en la idea de la
antijuricidad material frente a la mera antijuricidad formal propia del
más estricto positivismo jurídico, se había configurado en los últimos
tiempos como un instrumento técnico-jurídico de primordial importancia
en la determinación penal de los presupuestos esenciales para la
convivencia social. (Díez Ripollés, 1997, p. 17).

Delitos contra las personas

Referencias
Lección 1 de 2

Delitos contra las personas

Nuestro Código Penal (CP) agrupa las distintas figuras de acuerdo al bien
jurídico que la conducta del eventual autor podría lesionar. Los “delitos contra
las personas” están regulados en el Título 1 del Libro Segundo del CP. Allí se
intenta abarcar todas las situaciones en donde la persona puede ser sujeto
pasivo de un delito, desde conductas que pongan en peligro su vida hasta
atentados contra su integridad personal. Estos son, justamente, los bienes
que se intentan proteger mediante la inclusión de estas figuras en el elenco
penal. En los puntos que siguen analizaremos —de acuerdo a la figura
tratada– específicamente qué bien se afectaría de desplegarse la conducta
prohibida.

Delitos contra la vida. Definición legal de muerte. Ley de


Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Ley 27447),
también conocida como “Ley Justina”

En este Título se busca brindar protección a la vida humana. Las otras


formas de vida también poseen protección penal, pero su tratamiento está
ubicado sistemáticamente en otra sección del Código Penal. 
Homicidio

El verbo típico es “matar” (se define, resumidamente, como “la muerte de una
persona por otra”). 

Figura 1: Especies de homicidio

Fuente: elaboración propia.

Homicidio simple. Su determinación. Su determinación por la ley.


Estructura del delito. Regla de subsidiaridad
Homicidio simple, art. 79 del CP: “Se aplicará reclusión o prisión de
ocho a veinticinco años, al que matare a otro, siempre que en este
código no se estableciere otra pena”1.

[1] Art. 79, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/texact.htm#15

El bien jurídico protegido es, naturalmente, la vida humana. La figura simple


funciona siempre y cuando el hecho no configure un homicidio agravado o
atenuado (regla de subsidiariedad), o sea desplazado por un tipo penal
especial (por ejemplo, por otras figuras delictivas que aumentan la escala
penal cuando, como resultado de la conducta, se produce la muerte de la
víctima —art. 142 bis del CP—).

El homicidio se consuma con la muerte de la víctima. Ahora bien, ¿cuándo


podemos decir que una persona ha fallecido?

La Ley 27447 de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, conocida también


como “Ley Justina”, señala que:

 
Art. 35.- … El INCUCAI, o el organismo provincial correspondiente
debe informar al juez interviniente, las conclusiones del proceso
de donación-trasplante.

Art. 36.- Certificación del fallecimiento. El fallecimiento de una


persona puede certificarse tras la confirmación del cese
irreversible de las funciones circulatorias o encefálicas. Ambos
se deben reconocer mediante un examen clínico adecuado tras
un período apropiado de observación.

Art. 37.- Los criterios diagnósticos clínicos, los períodos de


observación y las pruebas diagnósticas que se requieran de
acuerdo a las circunstancias médicas, para la determinación del
cese de las funciones encefálicas, se deben ajustar al protocolo
establecido por el Ministerio de Salud de la Nación con el
asesoramiento del INCUCAI.

En el supuesto del párrafo anterior la certificación del


fallecimiento debe ser suscripta por dos (2) médicos, entre los
que tiene que figurar por lo menos un (1) neurólogo o
neurocirujano. Ninguno de ellos debe ser el médico o integrante
del equipo que realice ablaciones o implantes de órganos del

fallecido2.

[2] Arts. 35-37, Ley 27447. (2018). Ley de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células. Honorable

Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=312715
 

Ahora bien, para certificar el fallecimiento, deben ocurrir los siguientes


signos:

a) ausencia irreversible de respuesta cerebral con pérdida absoluta de


conciencia;

b) ausencia de respiración espontánea;

c) ausencia de reflejos cefálicos y constatación de pupilas fijas no reactivas;

d) inactividad encefálica corroborada por medios técnicos y/o instrumental


adecuado.

Esta es la denominada muerte clínica o cerebral, que se comprueba mediante


un encefalograma, concepto que puede contraponerse al de muerte biológica
(tradicional) según el cual està acaece cuando el corazón deja de latir y la
respiración y circulación sanguínea se detienen.

Básicamente, el fallecimiento podría producirse o por el cese del


funcionamiento del corazón o del pulmón (cese irreversible de la función
cardiorrespiratoria), que detendría la irrigación de oxígeno a todo el
organismo, o por el cese irreversible de la función cerebral (cerebro), órgano
que regula y controla al resto del organismo.
En lo que aquí respecta, la “muerte cerebral” se produce cuando la persona
sufre una lesión cerebral catastrófica que provoca el cese total e irreversible
de la actividad cerebral. Esta circunstancia puede, no obstante, permitir que
el resto de los órganos vitales puedan funcionar durante un tiempo —variable
— si la persona es mantenida artificialmente con vida (por ejemplo, con un
respirador).

Estos casos deben ser diferenciados de los estados de coma, y aun del
llamado coma irreversible. La persona en coma está sufriendo una
enfermedad neurológica, pero se encuentra con vida. La persona que está
conectada a un respirador artificial (con muerte cerebral) moriría si se la
desconectara.

Homicidio

Comete homicidio tanto el que dirige sus actos a tal fin como el que,
debiendo resguardar la seguridad física del sujeto pasivo, por su omisión,
permite que ocurra. El homicidio simple exige dolo, en cualquiera de sus tres
formas: directo, indirecto o eventual.

Te propongo analizar esta resolución judicial, luego de internalizar los


conceptos y repensar en relación con lo decidido por el Tribunal. Después de
leer el hecho y centrándonos solo en la figura de homicidio y sus agravantes
específicas, y no en la agravante genérica de uso de armas de fuego,
rectificaremos lo decidido por el Tribunal y la argumentación, para poder
comprobar si coincidimos o no con él.

A continuación, y antes de adentrarnos en los contenidos teóricos de la


materia, vamos a analizar un fallo perteneciente a la Cámara en lo Criminal
2a Nom. Sec.4 en autos caratulados “XX y otro p.ss.aa - homicidio calificado
agravado, etc.”, con fecha 21/10/2016, por Excma. Cámara Segunda en lo
Criminal, por intermedio del tribunal reunido bajo la presidencia de la señora
vocal Dra. Mónica Adriana Traballini, e integrado por los señores vocales
Dres. Eduardo Rodolfo Valdés y Roberto Ignacio Cornejo, y los jurados
populares titulares, señores X, con la intervención de la sra. fiscal de
Instrucción, Dra. Laura N. Battistelli, de los acusados XX.

Acusación: La fiscal acusó:

HECHO. "El cinco de octubre de dos mil catorce, momentos


antes de las 15.28 h, los hermanos X Y X se habrían hecho
presentes en el domicilio sito en calle Villa María N.° 5953 de
Barrio Comercial de esta ciudad de Córdoba, a bordo de una
motocicleta color roja conducida por el segundo, de común
acuerdo y con la finalidad de exigir intimidatoriamente la
restitución de la motocicleta marca Honda Wave, dominio
699CUY, de propiedad de Daniel Oscar Esquivel -padre de los
nombrados- que habría sido sustraída horas antes por Oscar
Alberto Velázquez Leiría. Encontrándose este en la vereda
conversando con su hija Karen Ayelén Bustos, sentado sobre la
motocicleta de su propiedad, marca Appia Brezza, dominio
217IXU, Bastidor N.° 8BP54KLT7CC020092, Motor N.°
DY162FMJ2-2-C3046844, Maximiliano Oscar Esquivel y Facundo
Emanuel Esquivel habrían detenido su vehículo a escasa
distancia, y mientras el primero se habría mantenido a bordo de
la motocicleta en actitud de apoyo al propósito acordado,
Facundo Emanuel Esquivel habría descendido de la parte de
atrás y, esgrimiendo de manera amedrentante un arma de fuego
calibre 32”, le habría exigido que le restituyera la motocicleta
marca Honda Wave dominio 699CUY que le habría sustraído, a
lo que Velázquez Leiría se habría negado; ante ello, Facundo
Emanuel Esquivel le habría reclamado a Velázquez Leiría que
entonces le entregara la motocicleta marca Appia Brezza,
dominio 217IXU, a lo que este último hizo caso omiso. En tales
circunstancias, por no haber logrado el fin coactivo inicialmente
propuesto -recuperar la motocicleta de su padre- y para lograr
desapoderar a Velázquez Leiría de la motocicleta marca Appia,
Facundo Emanuel Esquivel habría efectuado un primer disparo
hacia la pierna izquierda de su interlocutor, quien no obstante se
habría mantenido sobre la motocicleta, por lo que Facundo
Emanuel Esquivel le habría sustraído la llave de contacto,
entregándosela a su hermano Maximiliano Oscar Esquivel, e
inmediatamente después, bajo el mismo motivo y designio
aludido, y con intención de causar la muerte, le habría efectuado
dos disparos más. Que dos de los tres proyectiles habrían
impactado en el cuerpo de Oscar Alberto Velázquez Leiría -uno
de ellos se habría alojado en la cadera izquierda, y el restante
habría impactado en la espalda, atravesando los grandes vasos
pelvianos y la vejiga, alojándose en los músculos de la pared en
la fosa ilíaca derecha. A raíz de las heridas sufridas, Velázquez
Leiría habría caído de su motocicleta, momento en el cual
Maximiliano Oscar Esquivel, abandonando la motocicleta que
conducía, se habría apoderado de la motocicleta marca Appia
Brezza, dominio 217IXU, de propiedad de Velázquez Leiría,
dándose a la fuga, mientras que Facundo Emanuel Esquivel
habría ascendido a la motocicleta de color rojo en la que
arribaron al lugar momentos antes, huyendo también del lugar.
A raíz de lo narrado se produjo el deceso de Oscar Alberto
Velázquez Leiría, siendo la causa eficiente de su muerte, herida
de arma de fuego en abdomen".

En este estado y conforme la votación que precede, el Tribunal -


integrado por jurados populares- RESUELVE: 

Declarar a XX, ya filiado, autor de homicidio  criminis


causae agravado por el empleo de un arma de fuego y coautor
de coacción calificada por el empleo de armas y de robo
calificado por el empleo de arma operativa, en concurso real
(séptimo hecho- correspondiente al primer hecho de la
requisitoria fiscal de fs. 378/385; arts. 45, 80 inc. 7°, 166 inc. 2°,
segundo párrafo, 149 ter inc. 1° y 55 CP) y autor de violación de
domicilio (octavo hecho- correspondiente al segundo hecho de
la requisitoria fiscal de fs. 378/385, art. 150 CP), todo en
concurso real (art. 55 CP) y en consecuencia imponer al
nombrado la pena de prisión perpetua, con accesorias de ley y

costas (arts. 5, 12, 29 inc. 3°, 40 y 41 del CP, 550 y 551 del CPP)3.

[3] Cám. en lo Criminal 2a Nom. Sec.4, “XX y otro p.ss.aa - homicidio calificado agravado, etc.”

(2016).

Repasemos unos conceptos básicos que nos ayudarán con relación a todos
los tipos penales que analizaremos.

Figura 2: Elementos del dolo

Fuente: elaboración propia.


Figura 3: Clases de dolo

Fuente: elaboración propia.

Tabla 1. Clases de dolo

Cuando la acción o el resultado típico constituyen el objetivo


perseguido por el sujeto (Bailone, 2002).
Dolo
directo
Ejemplo: el sujeto quiere matar a otro, sabe que está
desarrollando esa conducta querida, y mata (Bailone, 2002).

Dolo Esta clase de dolo abarca los resultados no queridos


indirec
directamente por el autor, pero que aparecen unidos de modo
to
necesario e ineludible al resultado comprendido en la
intención del sujeto (Bailone, 2002).
Ejemplo: la actitud de quien coloca la bomba en un avión para
matar a un pasajero determinado. La muerte del resto de los
pasajeros de la aeronave es una consecuencia no buscada
por el autor, pero ligadas inexorablemente al efecto querido
(Bailone, 2002).

Dolo
Cuando el sujeto que realiza la conducta conoce que,
eventu
probablemente, se produzca el resultado típico y no deja
al
de actuar por ello. Este es el umbral mínimo de dolo
(Bailone, 2002).

La representación de la eventualidad del resultado se


equipara a quererlo (Bailone, 2002). 

Teorías según se ponga el acento en la esfera del


conocimiento de la persona o en la de su voluntad:

Teoría de la voluntad o del consentimiento: exige que el autor


se haya representado el resultado lesivo como probable y
que en su esfera interna lo haya consentido (Bailone, 2002).
Crítica → la posibilidad de descifrar la actitud interna del
sujeto.

Teoría de la probabilidad o representación: esta teoría intenta


objetivar la configuración del dolo eventual.
La definición del dolo dependerá del grado de probabilidad del
resultado advertido por el autor con el conocimiento que
dispone de la situación (Bailone, 2002).
Mayer → Se afirma el dolo cuando el sujeto consideró
sumamente probable que se produjera el resultado y, pese a
ello, no desistió de proseguir su comportamiento.
Welzel → Si el grado de probabilidad no es elevado, estamos
ante la culpa consciente y no frente al dolo, atento a que en
tal caso el autor no tenía necesariamente que contar con el
resultado.
No importa la actitud interna del autor, sino su intención de
seguir actuando a pesar de conocer el grave peligro de
realización del resultado como consecuencia de su obrar.
Esta teoría resulta preferible.

Homicidios agravados. Sistematización, características y


fundamentos de cada uno de ellos

FEMICIDIO – Su incorporación al sistema legal –La reforma de los tipos


penales del art. 80 del CP

Tabla 2. La reforma de los tipos penales del art. 80 del CP en torno al


femicidio

- Redacción actual
- Redacción actual

“Se impondrá reclusión perpetua o prisión


perpetua, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el
art. 52, al que matare”4:
Art. 80 [4] Art. 80, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina.

Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

“Inc. 1°: A su ascendiente, descendiente, cónyuge,


excónyuge, o a la persona con quien mantiene o
Inciso sustituido
ha mantenido una relación de pareja, mediare o
por art. 1° de la
no convivencia”5.
Ley N.° 26791 B. O.
[5] Art. 80, inc. 1, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación
14/12/2012
Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

“Inc. 4°: Por placer, codicia, odio racial, religioso,


de género o a la orientación sexual, identidad de
Inciso sustituido
género o su expresión”6.
por art. 1° de la
[6] Art. 80, inc. 4, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación
Ley N.° 26791 B. O.
Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
14/12/2012
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15
- Redacción actual

“Inc. 11°: A una mujer cuando el hecho sea


perpetrado por un hombre y mediare violencia de
Inciso sustituido
género”7.
por art. 2° de la
[7] Art. 80, inc. 11, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación
Ley N.° 26791 B. O.
Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
14/12/2012
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

“Inc. 12°: Con el propósito de causar sufrimiento a


una persona con la que se mantiene o ha
Inciso sustituido mantenido una relación en los términos del inc.
por art. 2° de la 1°”8.
Ley N.° 26791 B. O. [8] Art. 80, inc. 12, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación

14/12/2012 Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

“…Cuando en el caso del inc. 1° de este artículo,


mediaren circunstancias extraordinarias de
atenuación, el juez podrá aplicar prisión o
Párrafo sustituido reclusión de ocho a veinticinco años. Esto no será
por art. 3° de la aplicable a quien anteriormente hubiera realizado
Ley N.° 26791 B. O. actos de violencia contra la mujer víctima”9.
14/12/2012 [9] Art. 80, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina.

Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15
Art. 52 del Código Penal: Se impondrá reclusión por tiempo
indeterminado, como accesoria de la última condena, cuando la
reincidencia fuere múltiple de forma tal que mediaren las siguientes
penas anteriores: 

1) Cuatro penas privativas de libertad, siendo una de ellas mayor de tres


años;

2) Cinco penas privativas de libertad, de tres años o menores. 

Los tribunales podrán, por única vez, dejar en suspenso la aplicación de


esta medida accesoria, fundando expresamente su decisión en la forma

prevista en el art. 2610.

[10] Art. 52, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

Fundamento: debe basarse en la “…personalidad moral del condenado, su


actitud posterior al delito, los motivos que lo impulsaron a delinquir, la
naturaleza del hecho y las demás circunstancias que demuestren la

inconveniencia de aplicar efectivamente la privación de libertad…”11.

[11] Art. 26, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15
Tal como lo señala el manual de Núñez (1981), la previsión de reclusión por
tiempo indeterminado prevista en el art. 52 del CP fue declarada
inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (C. S. J. N.). 

 Te invito a leer el siguiente fallo completo en donde se trató esta


delicada cuestión: 

C. S. J. N, Recurso de hecho, “Gramajo, Marcelo Eduardo s/ robo


en grado de tentativa”, Causa N.° 1573. Recuperado de
http://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocume
ntoByIdLinksJSP.html?
idDocumento=6078671&cache=1525703876846 

Es decir que el homicidio puede agravarse por: el vínculo, el modo, la causa o


motivo, y el medio.

La Ley 26791 modifica sustancialmente el contenido de los incisos 2 y 4 del


art. 80 del Código Penal; incorpora, además, dos incisos (11 y 12) y un
agregado final (último párrafo del artículo).

De esta forma, se altera la anterior conformación de los supuestos previstos


en el art. 80, —especialmente, los referidos incisos 2 y 4—, que se mantenían
conforme a su redacción original (Ley 11179).
A continuación, se realizará una breve explicación de cada uno de los
supuestos que se incluyen en la norma, teniendo en cuenta que, siendo de
tan reciente sanción, no se cuenta con jurisprudencia o abundantes trabajos
de doctrina al respecto.

Homicidio agravado por el vínculo y por la relación del autor con la víctima 

El inciso 1 del art. 80 reza “al que matare a su … cónyuge, excónyuge, o a la


persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare

o no convivencia”12. 

[12] Art. 80, inc. 1, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

Comenzaremos a tratar cada uno de los incisos modificados o


incorporaciones efectuadas con un caso real, a los fines de ejemplificar y
clarificar la temática.

Tabla 3. Tipologías del delito

Tipo de delito Características


Tipo de delito Características

La “acción típica” consiste —en lo que


respecta a la reforma—en matar al
cónyuge, excónyuge, o a la persona con
quien se mantiene o ha mantenido una
relación de pareja, hubiere o no
Homicidio agravado por mediado convivencia.
el vínculo y por la relación
del autor con la víctima. El Con respecto a la autoría, en los casos
inciso 1 dice: “al que de homicidio de un ascendiente,
matare a su… cónyuge, descendiente o cónyuge, corresponde
excónyuge, o a la persona remitir a lo oportunamente
con quien mantiene o ha desarrollado (tanto el sujeto pasivo de
mantenido una relación la acción como el activo deben reunir
de pareja, mediare o no determinada condición normativa). La
convivencia”. situación varía cuando se trata de un
excónyuge, la pareja o un conviviente.

El tipo penal es doloso y admite la


concurrencia del tipo agravado
mediante dolo eventual.

Circunstancias Siguiendo con el ejemplo anterior, no se


aplicará la reducción de la escala penal en
extraordinarias de
abstracto previsto para la figura —de
atenuación. Reza el art. prisión o reclusión perpetua a una pena de
80 in fine: prisión o reclusión de 8 a 25 años— si se
mata al cónyuge, excónyuge, o a la
persona con quien se mantiene o hubiera
Cuando en el caso del inc.
mantenido una relación de pareja, con o sin
1 de este artículo,
Tipo de delito Características

mediaren circunstancias convivencia, si el autor hubiera realizado


actos de violencia contra la víctima mujer.
extraordinarias de
Entonces, la atenuación solo regirá si la
atenuación, el juez podrá muerte recae sobre una mujer (como
aplicar prisión o reclusión sujeto pasivo del delito).
de ocho [8] a veinticinco
[25] años. Esto no será
aplicable a quien
anteriormente hubiera
realizado actos de
violencia contra la mujer

víctima13.

[13] Art. 80, Ley 11179. (1984).

Código Penal de la Nación Argentina.

Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegI

nternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15
Tipo de delito Características

Siguiendo a Buompadre (2007), se puede


Inciso 4. Homicidio
señalar que este tipo se caracteriza por el
agravado por “[placer,
móvil del autor. Este elemento está
codicia, odio racial,
constituido por el odio o la aversión que
religioso], de género o a la
siente el autor por la víctima, por el simple
orientación sexual,
hecho de pertenecer —en este caso— a un
identidad de género o su
determinado género.
expresión”14.
Es, por supuesto, un tipo doloso, que
[14] Art. 80, inc. 4, Ley 11179. (1984).
requiere dolo directo. Señala Buompadre
Código Penal de la Nación Argentina.
(2007) que, para algunos autores, estos
Honorable Congreso de la Nación
delitos se caracterizan por contener, en el
Argentina. Recuperado de
tipo subjetivo, especiales elementos del
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegI
ánimo, que refieren concretamente a la
nternet/anexos/15000-
actitud o ánimo del autor en el momento
19999/16546/texact.htm#15
en que desarrolla la conducta.

 Femicidio. En el inciso 11 del art. 80 del Código Penal se lee: el


que matare “a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un
hombre y mediare violencia de género”15. El tipo penal
incorporado: femicidio íntimo o vincular.

[15] Art. 80, inc. 11, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable
Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/texact.htm#15
Femicidio y Feminicidio. Concepto y diferencias

Según Toledo Vásquez (2009),

Las expresiones femicidio y feminicidio encuentran su


antecedente directo en la voz inglesa  femicide, expresión
desarrollada inicialmente en el área de los estudios de género y
la sociología por Diana Russell y Jane Caputi a principios de la

década de 199016.

[16] “La expresión femicide fue usada por primera vez por Diana Russell en el Tribunal

Internacional sobre Crímenes contra las Mujeres celebrado en Bruselas, en 1976. Luego, en

1990 junto con Jane Caputi publica el artículo Femicide: Speaking the Unspeakable en la

revista Ms…” (Toledo Vásquez, 2009, p. 23).

Estas autoras incluyen en este concepto las muertes violentas


de mujeres que se ubican en el extremo de un continuum  de
violencia, que incluye muchas más formas que las que se dan en
el ámbito privado o íntimo.

En efecto, ya desde esta primera formulación, femicide  surge


como expresión para evidenciar que la mayoría de los
asesinatos de mujeres por parte de sus maridos, novios, padres,
conocidos y también los cometidos por desconocidos, poseen
un sustrato común en la misoginia, crímenes que constituyen, a
juicio de las autoras, “la forma más extrema de terrorismo
sexista, motivada por odio, desprecio, placer o sentimiento de
propiedad sobre las mujeres” (Russell Diana y Radford Jill,
Femicide, 1998, http://www.dianarussell.com/femicide.html). Es,
por tanto, un concepto que surge con una intención política:
develar el sustrato sexista o misógino de estos crímenes que
permanece oculto cuando se hace referencia a ellos a través de

palabras neutras como homicidio17 o asesinato. 

[17] Afirma Toledo Vásquez (2009), siguiendo a Julia Monárrez (2006) que “en relación a la

palabra homicidio, sin embargo, se sostiene que no existe tal neutralidad, ya que

etimológicamente corresponde a causar la muerte de un hombre, por lo que ciertas autoras

prefieren utilizar únicamente la palabra asesinato como expresión neutra, prescindiendo de su

contenido jurídico específico”.

A pesar de hablarse principalmente de crímenes, la amplitud de


este concepto queda expresada en el siguiente párrafo, uno de
los más citados en diversas publicaciones y estudios sobre el
tema: 

El femicidio representa el extremo de un continuum  de terror


anti-femenino que incluye una amplia variedad de abusos
verbales y físicos, tales como violación, tortura, esclavitud
sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil
incestuoso o extra-familiar, golpizas físicas y emocionales,
acoso sexual (por teléfono, en las calles, en la oficina y en el
aula), mutilación genital (clitoridectomías, escisión,
infibulaciones), operaciones ginecológicas innecesarias
(histerectomías gratuitas), heterosexualidad forzada,
esterilización forzada, maternidad forzada (por la criminalización
de la contracepción y del aborto), psicocirugía, negación de
comida para mujeres en algunas culturas, cirugía plástica, y
otras mutilaciones en nombre del embellecimiento. Siempre que
estas formas de terrorismo resultan en muerte, ellas se
transforman en femicidios (Russell D. y Radford J., op. cit., nota
7). 

En la traducción del término femicide al castellano ha habido dos


tendencias: como femicidio o como feminicidio. La diferencia
entre estas dos expresiones ha sido objeto de profunda
discusión a nivel latinoamericano, y la mayor parte de las
investigaciones sobre este tema en la región dedican un capítulo
o sección a la distinción entre ambas, y aún en la actualidad se
sostiene que no existe consenso a nivel teórico en cuanto al
contenido de cada uno de estos conceptos. 

…Estas elaboraciones conceptuales provienen de las ciencias


sociales, constituyendo marcos teóricos y políticos para la
acción e investigación en torno a este fenómeno; por tanto, no
es posible su aplicación directa en el ámbito jurídico, en
particular en lo penal, en donde el principio de legalidad importa
exigencias materiales y formales especialmente rigurosas en lo
referido a la precisión, determinación y taxatividad de sus
conceptos.

…El femicidio ha sido definido como la “muerte violenta de


mujeres, por el hecho de ser tales” o “asesinato de mujeres por
razones asociadas a su género”. La expresión muerte violenta
enfatiza la violencia como determinante de la muerte y desde
una perspectiva penal incluirían las que resultan de delitos como
homicidio simple o calificado (asesinato) o parricidio en los
países en que aún existe esta figura. Existen, sin embargo,
dentro de quienes utilizan la voz femicidio, posturas más
amplias que abarcan situaciones tales como “la mortalidad
materna evitable, por aborto inseguro, por cáncer y otras
enfermedades femeninas, poco o mal tratadas, y por
desnutrición selectiva de género”. Desde esta perspectiva se
incluyen en el femicidio las muertes de mujeres provocadas por
acciones u omisiones que no necesariamente constituyen delito,
básicamente porque carecen —en general— del elemento
subjetivo que requieren los delitos contra la vida —la intención
de matar a otra persona— o son conductas que no pueden ser
imputadas a una persona determinada, sin perjuicio que pueden
dar cuenta de violaciones a los derechos humanos por el
incumplimiento de las obligaciones del Estado relativas a la
garantía del derecho a la vida de las mujeres.
…Respecto del concepto de feminicidio, se ha señalado que esta
expresión surge a partir de la insuficiencia que tendría la voz
femicidio para dar cuenta de dos elementos: la misoginia (odio a
las mujeres) presente en estos crímenes y la responsabilidad
estatal al favorecer la impunidad de estos. 

…El concepto de feminicidio, además, presenta —al menos en


sus primeras formulaciones como tipo penal— una amplitud
mayor al concepto de femicide en la formulación de Russell, en
cuanto incluye otras conductas delictivas que no
necesariamente conducen a la muerte de la mujer, sino a un
daño grave en su integridad física, psíquica o sexual. 

Respecto de los elementos misoginia —aversión u odio a las


mujeres— e impunidad, es interesante constatar que pudieran
encontrarse tanto en las elaboraciones teóricas de femicidio
como de feminicidio. En efecto, la misoginia puede considerarse
constitutiva de todo crimen cometido “por razones de género”
contra una mujer (considerando que el sistema sexo/género
posee una base misógina), y en cuanto a la impunidad —
dependiendo del concepto que se le dé— puede ser también
considerada consustancial –desde alguna perspectiva— a todo
sistema jurídico que justifica la violencia contra las mujeres, ya
sea responsabilizando a las víctimas o atenuando la
responsabilidad de los victimarios, impunidad que —en cualquier
caso— siempre importa un incumplimiento de las obligaciones
del Estado en materia de derechos humanos…

…De cualquier manera, es importante tener en cuenta que la


mayor parte de las investigaciones y estudios realizados en la
región en los últimos años, ya sea en torno al femicidio o
feminicidio, igualmente aluden a una visión restringida respecto
del concepto original de Russell y Caputi, referido inicialmente.
En efecto, las definiciones más frecuentes de femicidio y
feminicidio se restringen a las muertes violentas de mujeres,
consecuencia directa de delitos, excluyendo los decesos que se
producen como consecuencia de leyes o prácticas
discriminatorias (abortos clandestinos, deficiente atención de la
salud de las mujeres, etc.), así como a las manifestaciones de
violencia que no conllevan la muerte. (pp. 23-28).

Por otra parte, existen varias clasificaciones de conductas que son


encuadradas como “femicidio”, así como varios tipos de clasificaciones. La
siguiente es una de tipo amplio: 

Fuente: Atencio, G. y Laporta, E. (5 de julio de 2012). Tipos de feminicidio o


las variantes de violencia extrema patriarcal. Feminicidio.net. Recuperado de
https://feminicidio.net/tipos-de-feminicidio-o-las-variantes-de-violencia-
extrema-patriarcal/ 
La reforma

Buompadre (2007) concreta estas ideas y su desarrollo indicando que en el


contexto penal —vinculado directamente a la figura en análisis— el femicidio
implica la muerte de una mujer en un contexto de género, caracterizándose
por la presencia de una víctima mujer vulnerable. El femicidio, indica el autor,
no es simplemente un homicidio que se agrava por el resultado de muerte de
una mujer, sino el homicidio de una mujer por su pertenencia al género
femenino. 

El bien jurídico protegido es, por supuesto, la vida de la mujer víctima de la


acción homicida. El homicidio se agrava por la condición del sujeto pasivo y
por “…su comisión en un contexto ambiental determinado…” (Buompadre,
2007). El hecho no se agrava por “matar a cualquier mujer”, sino “…solo
aquella muerte provocada en un ámbito situacional específico, que es aquel
en el que existe una situación de subordinación y sometimiento de la mujer
hacia el varón, basada en una relación desigual de poder…” (Buompadre,
2007, p. 16). La previsión y protección de la figura excluye al hombre.

El autor indica que se trata de un tipo especial impropio calificado por el


género del autor y siempre que concurran los siguientes elementos:

1 Que el autor del homicidio sea hombre.


2 Que la víctima sea mujer.

3 Que el agresor haya matado a la víctima “por ser mujer”


(pertenencia al género femenino).

4 Que el asesinato se haya perpetrado en un contexto de violencia de


género.

El hecho debe desarrollarse en un contexto de género. El concepto de


“violencia de género”—indica el autor que seguimos para desarrollar estos
temas— es un elemento normativo del tipo, extralegal. Por ende, no debe
buscarse en el Código Penal, sino en la Ley 26485 de Protección Integral para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos
en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales. En su art. 4, se define la
violencia contra la mujer como 

…toda conducta, acción u omisión, que, de manera directa o


indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada
en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad,
dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o
patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan
comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus
agentes. Se considera violencia indirecta, a los efectos de la
presente ley, toda conducta, acción omisión, disposición, criterio
o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja

con respecto al varón…18 y 19

[18] Art. 4, Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable Congreso de

la Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=152155

[19] Ver además el Decreto 1011/10 - Ley de Protección Integral a las Mujeres -

Reglamentación de la Ley 26485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la

violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales,

que se acompaña como documento adjunto. 

El tipo exige dolo directo, admite tentativa y se consuma con la muerte de la


víctima mujer.

Homicidio transversal o vinculado

El inciso 12 del art. 80 del CP. El que matare “con el propósito de


causar sufrimiento a una persona con la que se mantiene o ha
mantenido una relación en los términos del inc. 1”20.

[20] Art. 80, inc. 12, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15
La ley castiga a quien matare con el propósito de causar sufrimiento a un
“ascendiente, descendiente, cónyuge, excónyuge, o a la persona con quien
mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no

convivencia”21.

[21] Art. 80, inc. 1, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

Quedan incluidos, como se señaló en el nuevo inciso primero, el matrimonio


—como unión formal—, concubinato, noviazgo, etc. El objetivo del autor está
centrado en lograr el sufrimiento de cualquiera de los sujetos enumerados en
la norma, mediante la muerte de una persona.

La acción debe tener, en definitiva, la entidad suficiente para provocar ese


“sufrimiento”, sin importar la relación que tenga la víctima de la conducta
homicida con la persona a quien va dirigida la intención de provocar
sufrimiento.

Para Buompadre (2007), lo que caracteriza al delito es su “…configuración


subjetiva: la finalidad subjetiva: la finalidad del agresor (causar sufrimiento)
siendo suficiente para la perfección típica que se haya matado con dicha
finalidad, aunque no se haya logrado el fin propuesto… Este tipo de homicidio,
independientemente del hecho físico o material de la muerte de una persona,
se caracteriza subjetivamente, por cuanto al dolo propio de todo homicidio,
se añade un elemento subjetivo del injusto típico consistente en el logro, la
búsqueda el propósito de causar un sufrimiento en otra persona ligada a la
víctima. Se mata “para” que otra sufra…” La conducta que se incorpora al
ordenamiento penal posee un alto impacto con relación al bien jurídico que
se intenta proteger. Basta con prestar atención al ejemplo con el que se abre
esta somera explicación para comprender la brutalidad de los hechos que
abarca.

Homicidios atenuados. Homicidio en estado de emoción violenta.


Exigencias     de la fórmula legal. Homicidio preterintencional

Homicidios atenuados en razón del vínculo: este punto se encuentra


desarrollado en el punto anterior, de acuerdo a la última reforma del Código
Penal.

Estas circunstancias concurren en el autor al momento de la realización del


hecho delictivo, y, por ende, tienen naturaleza subjetiva. Se indica en el
manual que “… el autor tiene que haber sido impulsado al homicidio calificado
por el vínculo por un hecho…” que haya operado como detonante (causa
motora) hacia el crimen, y que haya implicado una influencia excepcional con
arreglo a las circunstancias a él preexistentes y concomitantes. 

Para demostrar qué causas pueden ser consideradas en la especie y cómo

se valoran estas “circunstancias extraordinarias de atenuación”22 se extrae, a


continuación, un párrafo del fallo “Tejerina” en donde la C. S. J. N. repasa los
elementos tenidos en cuenta por los tribunales de la causa a los fines de
encuadrar la conducta en la figura legal correspondiente y establecer el
monto de pena que consideraron adecuado al caso: 

[22] Art. 80, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

…Después de situar el comportamiento de Tejerina en la figura del


homicidio agravado, los jueces evaluaron las circunstancias previas y
concomitantes al desenlace mortal, tras lo cual concluyeron que aquellas
disminuían el grado de reproche que merecía Tejerina. En tal sentido,
tuvieron especialmente en cuenta la falta de contención y apoyo familiar
durante su infancia y adolescencia que confluyeron con diversos
desórdenes psíquicos desencadenados durante el parto, que, si bien no
habían provocado un estado de inimputabilidad, le dificultaron la
aceptación de la niña que había dado a luz como su hija, a partir de la
evaluación de estos presupuestos entendieron que concurrían en el caso
las "circunstancias extraordinarias de atenuación" previstas en el último
párrafo del referido artículo 80.1 del Código Penal, y por lo tanto, la pena
debía graduarse dentro de la escala de ocho a veinticinco años, prevista,
en su artículo 79, para el homicidio simple. Finalmente, dentro de los
límites de la escala atenuada, valoraron la gravedad del hecho y la
situación personal de la imputada. De este modo, si bien los jueces al
decidir qué pena correspondía a Tejerina partieron de la pena perpetua a
prisión o reclusión con la mediación de las particulares circunstancias
que aminoraron la plena culpabilidad por el hecho, arribaron a la de
catorce años de prisión como respuesta punitiva por el homicidio de su

hija…”.23 

[23] C. S. J. N. “Tejerina, Romina Anahí s/ homicidio calificado” (2005).

Homicidio calificado en razón del modo: esta agravante tiene su justificativo


en la mayor criminalidad que conllevan ciertas formas de cometer homicidio
(por ej., modos crueles, como el ensañamiento, o a traición, por ejemplo, con
alevosía, o por medio del uso de veneno, entre otros).

Figura 4: Homicidio calificado en razón del modo


Fuente: elaboración propia.

Homicidio cometido con ensañamiento: el agravamiento tiene su


basamento en la crueldad, tanto objetiva como subjetiva, de la conducta del
autor, que imprime a la víctima sufrimientos innecesarios (acto de crueldad,
requerimiento subjetivo). Objetivamente, se requiere que la agonía de la
víctima signifique para ella un padecimiento innecesario, ya sea por el dolor o
por la prolongación del padecimiento. Esta circunstancia no se configura
cuando el sufrimiento es una consecuencia directa del medio utilizado, y no
se busca lograr mediante esa conducta la consecuencia gravosa en la
víctima. Presupone un plan de conducta, preordenado, orientado a causar o
infligir el sufrimiento no necesario.

Veamos cuándo entiende la jurisprudencia que no se puede tener por


configurada la agravante de ensañamiento:

...No entiendo procedente la calificación del homicidio por su


comisión con ensañamiento, toda vez que, si bien objetivamente
se ha infligido a la víctima un sufrimiento salvaje, lo cierto [es]
que ello fue a los fines de obtener la información que buscaban
sobre el destino del dinero y no con el fin de darle muerte a
través de dicha modalidad. Por el contrario, los sujetos que le
produjeron las diversas heridas vitales a la víctima, necesitaban
que esta estuviera con vida para que les dijera dónde estaba el
dinero, razón por la cual mal podían, en ese momento, tener dolo
de matar. Es con posterioridad, cuando aparece la decisión de
quitarle la vida a C. y, por otra motivación a la que me referiré
seguidamente, y es allí cuando se le aplica el golpe en el cráneo
que le produce la muerte... En este sentido ha dicho Soler que:
“...la agravación del homicidio por el ensañamiento se produce
cuando, además de existir en el agente una clara voluntad
tendiente a causar la muerte, existe en él el propósito de
causarla de determinada manera, que aumenta el mal y el
sufrimiento de la víctima, y de esa forma ejecuta el hecho...El
fundamento de la agravación está precisamente en ese
desdoblamiento de la voluntad, que separadamente se dirige a
dos fines claramente discernidos: el de matar y el de hacerlo de
determinado modo...” (Sebastián Soler. Derecho Penal
Argentino. T. III. Ed. TEA, Pág. 28). Amén de ello, no puedo dejar
de señalar también que, según surge del protocolo de autopsia,
hubo una rápida pérdida de conciencia de la víctima, lo que
relativiza la prolongación del sufrimiento. Es por ello que no
encontrándose acreditado que al momento de producir los
padecimientos a la víctima los sujetos activos tuvieran dolo

homicida, no corresponde la aplicación de dicha agravante...”24.


(Del voto del Dr. Angulo al que adhirieron los Dres. Conti y Simaz
“FUSTER, Andrés Rafael y otro homicidio triplemente agravado,
C. 2401, sent. de 2/10/06). 

[24] “Fuster, Andrés Rafael y otro homicidio triplemente agravado” (2006).

... El imputado fue claro y contundente cuando nos dijo que


explotó, que por eso reaccionó mal, porque se había sentido
engañado y defraudado. Personalmente, creo que el mismo
puede estar siendo veraz en sus dichos, pero también creo que
la furia demostrada en su actuar no fue ciega. El origen de su
enojo fue emotivo y pasional, pero su actuar fue premeditado y
feroz: supo que hacer, cómo y con qué hacerlo. Las lesiones que
le provocó a la víctima, en casi la totalidad de su integridad
corporal no tuvieron otro designio que inferir el mayor castigo
posible, precisamente, porque se sintió defraudado y humillado
por la misma, y ello resulta claro, por cuanto estaba siendo
engañando. Empero, puede advertirse con meridiana claridad,
de la simple lectura de los informes médicos, que los golpes
propinados a la víctima tuvieron el inequívoco propósito de
causar dolor. Prueba de ello es el elemento contundente elegido
por el autor para llevar a cabo su conducta... Objetivamente, no
me queda la menor duda que se le ha infligido a la víctima un
sufrimiento salvaje, ello es un dato objetivo, una circunstancia
fáctica acabadamente demostrada en este juicio. En tanto, el
elemento subjetivo que exige la agravante tratada, tengo para
mí, se halla plenamente verificado sobre la base de las
consideraciones precedentes. La agravación de un delito por el
ensañamiento se verifica cuando, además de existir en el
agente una clara finalidad tendiente a lograr un propósito
determinado (en nuestro caso, las lesiones corporales), existe
en él la intención de lograrlo de una manera específica y
determinada, elegida con anterioridad al comienzo de la
conducta: aumentar [el] sufrimiento de la víctima...”. ... En el
plano subjetivo, la agravante exige un elemento de actitud
interna que en doctrina alemana pertenece en parte al injusto y
en parte a la culpabilidad, y consiste en matar (en este caso
lesionar) cruelmente causando especiales dolores o torturas a la
víctima por una actitud inmisericorde y sin sentimientos...‟(ver
Roxin, “Derecho Penal‟, Parte General, t. I, Civitas, 1.997, p. 315),
que convierte al hecho de matar “en un homicidio potenciado”. Y
este aumento deliberado “...debe ser inhumano y referido al
dolor del ofendido, sea psíquico o físico...” (Bustos Ramírez,
“Derecho Penal, parte especial”, PPU, Año 1994, p.577).... (Del
voto del Dr. Conti al que adhirieron los Dres. Simaz y Angulo,
“HEREDIA, Genaro Omar s/ abuso sexual agravado”, C. 2.840,

sent. de 9/10/2006)… 25” (Tribunal en lo Criminal N.° 2 del


Departamento Judicial Mar del Plata -Periodo agosto
2006/Agosto 2007).

[25] Tribunal en lo Criminal N.° 2 del Departamento Judicial Mar del Plata, “Heredia, Genaro

Omar s/ abuso sexual agravado” (2006).

Sí se da la agravante —para la Sala II de la Cámara Nacional de Casación


Penal, integrada por el doctor Pedro R. David como presidente y los doctores
Raúl R. Madueño y Juan E. Fégol— en el siguiente caso:

… En virtud de lo expuesto, considero que el delito de homicidio


cuya autoría se atribuye a los procesados Pereyra y Alonso no
se encuentra calificado por alevosía, aunque como se verá a
continuación, en mi opinión queda igualmente encuadrado en
las previsiones del inciso 2 del artículo 80 del Código Penal por
su comisión mediante ensañamiento. En efecto, del plexo
colectado en el debate según consta a fs. 865 vta. —
especialmente los resultados de la autopsia glosada a fs. 31/36,
la ampliación del informe pericial de fs. 42, los informes
histopatológicos de fs. 189 y 210, el informe del especialista en
histopatología Dr. Eugenio Caputi glosado a fs. 830 conforme lo
ordenado en el debate según consta a fs. 867 vta., y las vistas
fotográficas agregadas a fs. 75 y ss.— resultan, a mi juicio,
elocuentes indicadores de que la muerte del menor A. significó
para él un padecimiento extraordinario e innecesario, y
constituyó a su vez un acto de crueldad deliberada por parte de
los autores del hecho, verificándose los requisitos objetivos y
subjetivos comprendidos en la agravante. Así, siguiendo a
Creus, puede señalarse que el homicidio es perpetrado con
ensañamiento cuando, objetivamente, la agonía de la víctima
significa para ella un padecimiento no ordinario e innecesario en
el caso concreto, tanto sea por el dolor que se le hace
experimentar como por su prolongación; por su parte,
subjetivamente, el padecimiento infligido al sujeto pasivo debe
ser un acto de crueldad del agente, esto es, su acción tiene que
ir deliberadamente dirigida a matar haciendo padecer a la
víctima de aquel modo. (confr. Carlos Creus, Derecho Penal,
parte especial, tomo 1, tercera edición, Buenos Aires, 1991, pág.
26). En el mismo orden de ideas, señala López Bolado que el
ensañamiento exige para su configuración la suma de los
siguientes elementos, a saber, el hecho físico de la muerte que
sea innecesariamente dolorosa; además requiere la intención
definida de matar y, por último, debe concurrir el ánimo de
causar un sufrimiento inútil para ese fin, pues se elige la forma
de hacerlo con el mayor dolor, lo que demuestra que el elemento
psíquico tiene una preponderancia relevante para la figura, pues
está integrado con la intención de causar deliberadamente
males innecesarios para el delito. Es que, al ánimo de dar
muerte, propio de todo homicidio, se une un elemento subjetivo
independiente, que es el propósito de hacerlo en forma perversa
y cruel, requisito subjetivo este que le da la tónica al hecho
calificado. (confr. Jorge López Bolado, ob. cit. pág. 85). Tengo
para mí que los autores de la muerte violenta del menor A.
perpetraron el hecho bajo la modalidad arriba descripta. Ello, por
cuanto se ha acreditado en el debate más allá de toda duda
razonable que el incapaz fue cruelmente golpeado durante
varios días, al menos a lo largo de una semana, ocasionándole
lesiones de diversa etiología y gravedad cuya magnitud fue tal
que resultaban reconocibles a simple vista por cualquier
persona de su entorno —ver fs. 916 y 944 vta.—. Señalaron los
peritos que las lesiones descriptas en la autopsia desde el punto
de vista de la conducta del afectado provocan llanto, irritabilidad,
expresión de dolor —síntomas estos reconocidos por los propios
agresores— falta de apetito, regurgitación, trastornos de la
deglución por las lesiones abdominales y bucales, focos de
irritación neurológica y vómitos, entre muchos otros, siendo que
la expresión histopatológica del sufrimiento y los cambios de
conducta se expresan a través de la hemorragia medular
adrenal —ver fs. 916 y 944 vta.—. Los informes y las
explicaciones de los especialistas son concluyentes en cuanto a
las manifestaciones externas de la brutal golpiza que le fue
propinada al menor a lo largo de los días y que concluyeran con
el fatal desenlace hoy investigado, manifestaciones que
resultaron visibles tanto en el cuerpo del menor como en su
estado anímico conforme lo detallado ut supra. En apoyo de
todo cuanto vengo sosteniendo, basta con reparar en las
elocuentes imágenes fotográficas glosadas al sumario a fs. 75,
que dan cuenta del tremendo hematoma escrotal, los múltiples
traumatismos en su cara, cráneo, glúteos, torso y espalda,
lesiones que le fueron ocasionadas en días sucesivos, y que
conforme las conclusiones de los facultativos, provocaron un
intenso sufrimiento en el menor, que no podía pasar en modo
alguno desapercibido para sus agresores, quienes integraban el
grupo conviviente de la criatura y conocían —según sus propios
dichos— que el menor se sentía mal, descompuesto, lloroso,
quejoso y malherido —ver fs. 938 vta.—. Tan contundente cuadro
probatorio me lleva a concluir que la víctima de autos sufrió un
padecimiento extraordinario que fue conocido y procurado por
sus agresores, que acrecentaron a sabiendas su dolor mediante
sucesivas golpizas prolongadas en el tiempo propinadas en el
domicilio de la Avenida Rivadavia 5669, planta baja, de esta
ciudad, que culminaron en un último ataque que produjo el
fallecimiento por politraumatismos múltiples y hemorragias
interno cerebrales, torácica y abdómino pelviana, deceso que
ocurrió el 25 de octubre de 2002 cuando era trasladado al
Hospital Durand constatándose su muerte por paro
cardiorrespiratorio. En definitiva, encuentro probado el tipo
objetivo del injusto a través de las contundentes conclusiones
de los informes periciales acerca de la magnitud y etiología de
las heridas sufridas por el menor, así como el padecimiento que
provocan en el damnificado tales lesiones. Por su parte, la
estructuración del tipo subjetivo la estimo verificada a partir de
las múltiples exteriorizaciones corporales y anímicas del
sufrimiento que padeció el infante, las cuales, según los
especialistas, eran evidentes para sus agresores, quienes, no
obstante ello, continuaron a lo largo de los días propinándole
sucesivas y cada vez más severas golpizas, prolongando así la
agonía hasta su mortal desenlace; de tal guisa, el hecho psíquico
de la figura entendido como la deliberación de matar haciendo
padecer innecesariamente a la víctima resulta a mi juicio
indubitable (Causa n.° 5218, del registro de esa Sala, caratulada:
“Pereyra, Lorena Elizabeth y Alonso Williams Domingo s/recurso

de casación”)26.

[26] Cám. Nac. de Casación Penal, Sala II, “Pereyra, Lorena Elizabeth y Alonso Williams

Domingo s/recurso de casación”.

Homicidio cometido con alevosía: en este caso, el autor prepara, preordena


su conducta a los fines de cometer el homicidio, evitando poner en riesgo su
integridad, su persona, neutralizando tanto la posible reacción de la víctima
como de terceros. No existe peligro para el autor, el autor obra “a traición” y
“sobre seguro”.

Al respecto, señala el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (T. S. J.):

… es pacífica la doctrina en señalar que la alevosía exige,


objetivamente, una víctima que no esté en condiciones de
defenderse, o una agresión no advertida por la víctima capaz y
en condiciones de hacerlo. Y subjetivamente, que es donde
reside su esencia, requiere una acción preordenada para matar
sin peligro para la persona del autor, proveniente de la reacción
de la víctima o de un tercero. La incapacidad o la inadvertencia
de la víctima puede ser provocada por el autor o simplemente
aprovechada por él (Conf. Núñez, Ricardo C., Derecho Penal
Argentino, Parte Especial III, Omeba, p. 37, en el mismo sentido,
Creus, Carlos, “Derecho Penal”, Parte especial, Tomo 1, 6ª,
edición actualizada y ampliada, 2ª reimpresión, Astrea, Bs. As.,
1999, p. 20; Donna, Edgardo Alberto, “Derecho Penal Parte
especial” Tomo I, Rubinzal-Culzoni, Santa fe, 1999, p. 41; Soler,
Sebastián, “Derecho Penal Argentino” T.E.A., Bs. As., 1970, T. III,

p. 23 y sgtes.)...27 (Sentencia Número: 27, 17-abril-2006, autos


"SALVAY, Daniel Arnaldo p.s.a. Homicidio calificado –Recurso de
casación-” - Expte. "S”, 42/04).
[27] T. S. J. Córdoba, "Salvay, Daniel Arnaldo p.s.a. Homicidio calificado –Recurso de

casación-”. (2006).

Por su parte, la Sala Tercera de la Cámara Nacional de Casación Penal


sostiene:

… Teniendo ello presente, adviértase entonces que si bien la


empeñosa defensa señala que para configurarse la agravante
prevista en el artículo 80 inciso 2 del Código Penal “no basta con
la situación objetiva ni con el conocimiento de la misma previo a
la voluntad homicida o concomitantemente con ella, sino que se
exige un elemento del ánimo, esto es, la particular orientación a
aprovecharse de la indefensión”, dicha afirmación confronta con
los hechos tenidos por ciertos por el Tribunal de mérito, que
expresamente señaló que “Senet perpetró su ilícito accionar con
total frialdad y evidente preordenación habiendo elegido ese día
y hora con absoluta conciencia y a sabiendas de que encontraría
a su víctima durmiendo y en total estado de indefensión”. Por lo
demás, y para una mejor respuesta del recurrente, cabe añadir
que si bien el Tribunal Oral tuvo por fehacientemente acreditado
que Senet concurrió al domicilio de su víctima sabiendo que lo
encontraría durmiendo, en caso de que ello no hubiera sucedido
así —es decir, que el imputado hubiere encontrado, para su
sorpresa, a Volontieri dormido— dicha circunstancia no obsta a
la configuración de la agravante de la que se duele la defensa. Al
respecto, se ha señalado que “En la faz subjetiva [del homicidio
calificado por alevosía] el autor debe querer obrar sobre seguro,
o sea, sin el riesgo de una reacción por parte de la víctima, lo
cual requiere una preordenación para actuar con dicha
seguridad, como ocurre cuando se dispara contra el que se halla
de espaldas y sin armas o en el caso de quien, al encontrar
dormida a la víctima, decide en ese momento darle muerte, sin
haberlo premeditado, pues si bien la premeditación importa
preordenación, esta puede darse sin aquella (...)” (conf. causa n.
° 161 caratulada “Ávila, Juan Carlos s/ rec. de casación”, reg. n.°
161 del 26/8/94, Sala II de este Tribunal). También se señaló en
el precedente evocado que la alevosía requiere “una acción
preordenada para matar sin peligro para la persona del autor, ya
sea provocada por el agente o simplemente aprovechada por

él28 (Causa N.° 4376, caratulada “Senet, Horacio Alberto


s/recurso de casación”).

[28] Cám. Nac. de Casación Penal, Sala III, “Senet, Horacio Alberto s/recurso de casación”.

Homicidio cometido con veneno u otro procedimiento insidioso: en este


caso, no solo debe utilizarse “veneno”, sino que debe utilizárselo en forma
insidiosa (oculto, a escondidas, etc.). Veneno es toda sustancia animal,
vegetal o mineral, sólida, líquida o gaseosa que, introducida en el cuerpo,
produce la muerte, por acción química o bioquímica. No se incluye en este
espectro a las sustancias que matan mecánicamente o térmicamente, como
el vidrio molido. Si se utiliza veneno (u otro), pero no se oculta este elemento,
no es de aplicación la agravante. El ejemplo clásico es el de la persona que
cree estar recibiendo una medicina y, en cambio, el autor le administra una
sustancia venenosa. La víctima está totalmente consciente de estar
recibiendo “algo”, pero está equivocada en cuanto “al qué”.

Bajo “otro procedimiento insidioso” podemos encontrar la misma conducta,


un modo oculto de usar una determinada sustancia que provoca la muerte
de la víctima. Los casos abarcados incluyen sustancias como “vidrio molido”,
y se admiten las formas mecánicas o térmicas de producir la muerte.

Homicidio calificado “con el concurso premeditados de dos o más


personas”: el fundamento de la agravante es la menor posibilidad defensiva
de la víctima, todo en razón de la pluralidad de partícipes, accionar
previamente concertado (requisito subjetivo de la figura, la premeditación,
así como la convergencia intencional). El número mínimo es tres (el autor,
más el concurso de dos o más personas). Estas personas que “concurren”
con el autor pueden ser, a su vez, coautores o cómplices.

A los fines de determinar cómo y cuándo funciona esta agravante, se incluye


en el material adjunto un dictamen del procurador nacional ante la C. S. J. N.
(A. 393. XXIX), en autos “RECURSO DE HECHO - Agüero, Luís Miguel y otros
s/ homicidio calificado “causa N.° 171/01” (también puede ser utilizado como
ejemplo de cómo puede ser mal utilizado el agravante “criminis causae”).
Figura 5: Homicidio agravado en razón de la causa o el motivo

Fuente: elaboración propia.

Por “precio o promesa remuneratoria”: en estos supuestos, el autor mata


para otro, por un precio (por ej., por una suma de dinero) o promesa de pago.
La agravante tiene su fundamento en la peligrosidad que representa una
persona que, sin motivo alguno (más allá de precio o promesa
remuneratoria), provoca la muerte de otro. Si el mandato existe, pero no
precio dado o prometido, la agravante no funciona, aun cuando el sicario
espere que se le pague. El delito se consuma con la muerte, no con el pago o
promesa de pago, que solo constituyen actos preparatorios. Tampoco
constituyen tentativa; esta requiere, para el caso, actos ejecutivos del
homicidio. Si el ejecutante desiste voluntariamente, no beneficia con ello al
mandante, cuya conducta representaría tentativa acabada.

Por placer: el fundamento de la agravante está dado por la mayor


perversidad que demuestra quien mata para experimentar placer, para sentir
agrado o deleite. Es justamente esa finalidad de satisfacción (sentir placer) lo
que moviliza al agente a cometer el acto, a desarrollarlo de esa forma
(requisito subjetivo).

Por codicia: no debe identificarse con el simple ánimo de lucro; este se agota
en la finalidad de obtener un beneficio económico. La codicia importa una
inclinación extremada del agente a la ganancia, al lucro. Los objetivos del
codicioso pueden abarcar cualquier ganancia (no solo dinero, por ejemplo, la
obtención de una herencia), aunque esta pueda parecer exigua. “Codicia”, en
definitiva, es el afán de lograr provecho mediante dinero o bienes, o
liberándose de determinadas cargas, etc.

Por odio racial o religioso: se identifica al odio como una aversión que sufre
el agente por una persona o grupo de ellas. La agravante funciona cuando el
autor mata motivado por ese sentimiento y no cuando el odio proviene de
otra fuente, o cuando se mata sin odio a una persona que pertenece a otra
raza o religión distinta a la del autor (ver además art. 2 de la Ley 23592).

Homicidio criminis causae: el homicidio se agrava, con prisión o reclusión


perpetua, entre otros supuestos, al que matare “para preparar, facilitar,
consumar, y ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o procurar la
impunidad para sí o para otro o por no haber logrado el fin propuesto al

intentar otro delito”29. Lo que caracteriza esta calificante es la conexión


ideológica entre la muerte producida por el autor y la comisión de otro delito.
La conexión ideológica puede ser final (el “otro delito” ha sido el motivo para
matar) o impulsiva (se mata por haberse logrado el fin propuesto,
primeramente).

[29] Art. 80, inc. 7, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

Es fundamental diferenciar esta figura de la de “homicidio en ocasión de


robo”. A tales fines, se incluye un impecable fallo del Tribunal Superior de la
Provincia de Córdoba (SENTENCIA NÚMERO: VEINTIDÓS), del 19 de abril de
2004, autos caratulados "Caro, Javier Lino p.s.a. homicidio en ocasión de
robo, otros. Recurso de casación" ("C", 15/2003), y el dictamen del procurador
general ante la C. S. J. N. en el “RECURSO DE HECHO - Agüero, Luis Miguel y
otros s/ en el suceso los requisitos por ella requeridos”.

Homicidio calificado en razón del medio utilizado (medio idóneo para crear
un peligro común). La razón de la agravante es el medio del que se vale el
autor, que dificulta la posibilidad de defensa de la víctima, creando un peligro
general, tanto para otras personas como para distintos bienes.

El requisito objetivo está conformado por un medio idóneo para crear un


peligro común (ejemplo, iniciar un incendio). El subjetivo es el de utilizar ese
medio seleccionado para matar a la víctima.
Homicidio calificado en razón de ser la víctima un miembro de las fuerzas
de seguridad pública, policial o penitenciaria, por su función o cargo o
condición: el requisito objetivo está constituido por la calidad que debe
revestir la víctima. Subjetivamente, se requiere, no que se mate, por ejemplo,
a un policía, sino que se “mate” a una persona por ser policía.

Homicidio calificado en razón de cometerse mediante el abuso de función o


cargo cuando fuere el autor miembro integrante de las fuerzas de
seguridad, policial o del servicio penitenciario. Ver, a los fines de
ejemplificar la agravante, el dictamen del procurador general de la nación
ante la C. S. J. N. en autos: "Tarditi, Matías Esteban s/homicidio agravado por
haber sido cometido abusando de su función o cargo como integrante de la
fuerza policial (causa n1 1822, S.C. T. 763; L. XLII).

Homicidios atenuados. Homicidio en estado de emoción


violenta (art. 81 inc. 1, CP)

En estos casos, el autor no es arrastrado al delito por su sola voluntad, sino


que la conducta de la víctima, que lesiona sus sentimientos, lo impulsa a
cometer el delito, dificultando el pleno dominio de sus acciones. En ese
estado, mientras este perdura, el autor produce la muerte de otro (emoción
violenta). 

Son requisitos para la configuración de la atenuante: a) estado psíquico de


“emoción violenta”; b) valoración del estado emocional; c) excusabilidad de la
emoción; d) relación o vinculación causal entre el estado emocional y el
homicidio. 

El desarrollo de estos requisitos se encuentra adecuadamente abordado en


el manual obligatorio. 

Observemos en el siguiente fallo dictado por el T. S. J. cómo se analiza una


situación particular o hecho concreto a los fines de determinar cuándo se
actúa en estado de “emoción violenta”.

SENTENCIA 198 (17/08/07). Autos "CANTARINI, Rubén Alberto, p.s.a. de


homicidio simple -Recurso de Casación-" (Expte. "C", 31/05). Se señala que

…el factor desencadenante del trastorno transitorio de la


personalidad de Cantarini se inició el día anterior al del hecho
acusado (más precisamente, con la sustracción de mercaderías
que había sufrido en el negocio comercial de su esposa); que el
nombrado tenía la íntima convicción de que uno de los autores
de tal sustracción era la víctima del presente; que este pasó —el
día del hecho y solo unos momentos antes—, por frente dicho
local, insultó y amenazó a Cantarini y que tal proceder lo reiteró
e intensificó instantes antes de que el resultado mortal tuviera
lugar (donde incluso Héctor Rubén Sosa le anunció que abusaría
sexualmente de su hija, siendo que Cantarini conocía que aquel
había purgado una condena por el delito de violación), puede
concluirse que ciertas circunstancias tomadas como agravantes
por el a quo a la hora de individualizar la pena y dentro de ese
contexto, han sido indebidamente escogidas. Es que, si se tiene
en cuenta que la sentencia estableció que en tal escenario
Cantarini actuó “arrastrado”, con su personalidad trastornada
transitoriamente por obra de actos de la propia víctima y que ello
no obedecía a rasgos de intemperancia o intolerancia de su
carácter, no resulta correcto achacarle al acusado, por ejemplo,
que haya ido a la búsqueda de Sosa con el arma de fuego
cargada o que, siendo ya un hombre que por su edad,
instrucción y situación familiar, contara con cierta experiencia de
vida como para evitar el desenlace, cuando se ha establecido lo
anterior, esto es, que circunstancias externas (emanadas del
ofendido e idóneas) fueron las que conmocionaron su ánimo y le
dificultaron el pleno dominio de sus acciones. Dicho de otra
manera, en tal contexto emocional, no podía exigírsele al
imputado prudencia o actos reflexivos aptos para evitar el
resultado acaecido, porque precisamente, existieron factores
externos que dieron lugar a la alteración de la personalidad del
acusado. Por último, la restante circunstancia que fuera
ponderada en el fallo de marras como agravante, se hace
referencia a los actos llevados a cabo por el encartado
inmediatamente después de acaecido el hecho sub-examen,
tampoco debió computarse como circunstancia agravante, toda
vez que no resulta reveladora de peligrosidad penal. En otras
palabras, tal suceso no autoriza a predicar o inferir que el
imputado volverá a delinquir, teniendo presente las

circunstancias en que se cometió el hecho ilícito…30.

[30] T. S. J. Córdoba, "Cantarini, Rubén Alberto, p.s.a. de homicidio simple -Recurso de

Casación-" (2005).

Homicidio preterintencional (art. 81.1 inc. b del CP)

Para que se configure un homicidio preterintencional, se deben dar dos


condiciones: a) que se haya producido la muerte de una persona; b) que el
homicidio haya ocurrido fruto del propósito de causar un daño en el cuerpo o
en la salud (se quiere lesionar). 

La muerte de la víctima tiene que derivar físicamente de la conducta del


autor, sin interferencia de otra fuerte causal autónoma y preponderante. El
criterio para establecer la intención que requiere la figura es la frase final del
texto normativo “cuando el medio (en el sentido de procedimiento) empleado
no debía razonablemente…”

¿Cómo se analiza en el caso concreto la figura?

Nuevamente, recurrimos a un precedente del T. S. J. Hecho: 


 

Se atribuye al nombrado la comisión del siguiente hecho: Que


con fecha siete de enero de dos mil tres, en horario que no ha
podido establecerse con exactitud, pero durante el transcurso
de la mañana y hasta las 13:30 h aproximadamente, en
momentos en que Débora María Quiroga salió al centro junto
con su hija Solange, el imputado Rubén Eduardo Pez se quedó
en la casa, sito en calle José Pizarro N.° 337 de B.° Ciudadela de
esta ciudad, junto con los menores Gastón Farías, de un año y
once meses de edad, César Masnovo, de diez años de edad,
ambos hijos de su cuñada y sobre los cuales ejerce la guarda,
junto con su esposa, y con Pablo, de trece años de edad, hijo
biológico de él. Que durante esa mañana Pez le propinó
múltiples golpes, en distintas partes del cuerpo, en la cabeza y
fuertes sacudidas a Gastón Farías, lo que le provocó la pérdida
de conocimiento e hipotimia. Momentos más tarde, cuando
llegó Débora Quiroga a la casa y al ver cómo se encontraba
Gastón, llamó al 107, y como no la atendieron, lo llevaron junto
con Pez al dispensario, pero el mismo se encontraba cerrado,
por lo que lo trasladaron hasta el Hospital de Niños de Nuestra
Santísima Trinidad, sito en calle Bajada Pucará s/n de esta
ciudad, ingresando a las 14:30 h aproximadamente, con
traumatismo de cráneo, en coma, Glasgow 4 con Hipotonía,
respuesta extensora al dolor, con paro respiratorio y bradicardia,
Midriasis Paralítica, múltiples hematomas evolucionadas en
rostro y tronco, y lesiones cicatrizales en miembros, por lo que el
menor quedó internado en la Unidad de Terapia Intensiva. Que
con fecha ocho de enero de dos mil tres, siendo alrededor de las
20:00 h, se produjo el deceso de Gastón Farías, siendo la causa
eficiente de la muerte Traumatismo Craneoencefálico, el cual
sería consecuencia de los golpes propinados por el incoado Pez,
según conclusiones de las autopsias de fs. 16 y ampliación de
autopsia…”.

Análisis legal: “…No obstante tener acreditado con certeza que


las lesiones fueron intencionales, que el acusado fue su autor y,
además, sin que sea necesario, las probables causas de su
conducta, el debate no acreditó el medio que Pez se valió para
causar tales lesiones. ¿Fue con sus puños o con un objeto
contundente o lo arrojó contra el piso, la pared o un mueble? El
informe médico de fs. 49 y el croquis de fs. 50 da cuenta de
equimosis en pabellón auricular bilateral. Dicho de otra manera,
detrás de ambas orejas. Lesiones muy sugerentes. ¿Sirvieron
de “manijas” para que Pez sacudiera al niño? Recuérdese que el
Dr. Fontaine habló de sacudida o sacudida impacto y de ser así,
tales sacudones ¿pudieron obrar como agente potenciador de
un hematoma subdural anterior? Estos interrogantes no tienen
respuesta. La duda al respecto, constitucional y legalmente,
debe favorecer al imputado y por ello concluyo que Pez lesionó
al niño Gastón Emmanuel Farías utilizando un medio que

racionalmente no debió causarle la muerte…”31.


[31] T. S. J. Córdoba, “Pez, Rubén Eduardo –p.s.a. Homicidio-”.

Parricidio circunstanciado y circunstancias extraordinarias de


atenuación

Parricidio y circunstancias extraordinarias de atenuación

Señala Núñez (2009) que el autor “…tiene que haber sido impulsado al
homicidio calificado por el vínculo (único al que alcanza este atenuante) por
un hecho que sea la causa motora hacia el crimen, de poder excepcional con
arreglo a las circunstancias preexistentes o concomitantes…”. Para ampliar
este tema que no presenta mayores dificultades, remitimos al texto citado.

Homicidio culposo. Su estructura. Agravantes

Introducción: el delito culposo: repaso general

Vamos a realizar una distinción básica y de sentido común, a la cual luego


iremos agregando elementos técnicos jurídicos hasta llegar al concepto, que
es lo que nos interesa.

Comencemos con un simple ejemplo:


JUAN puede causar la muerte de PEDRO mediante una acción o mediante
una omisión. Además de esto, podemos decir que la muerte de PEDRO —
ocasionada por JUAN— puede ser “querida” o “no querida” por él.

Ejemplo de muerte “querida”: JUAN dispara con un arma de fuego


mecánicamente apta contra PEDRO y lo mata. Ejemplo de muerte “no
querida”: JUAN conduce su vehículo por Av. Colón a una hora pico y a 100 Km
por hora. En esas circunstancias, y cruzando un semáforo en rojo, atropella a
PEDRO y lo mata.

En este segundo supuesto, en donde lo que JUAN quiere en realidad es llegar


rápido a algún lugar, o no perder la onda verde, o sobrepasar un colectivo que
lo venía molestando hace varias cuadras (pero nunca causar la muerte de
nadie), ¿cómo se define su conducta desde el punto de vista del derecho
penal?

Desde el punto de vista de nuestra materia, lo que JUAN hace es infringir un


deber de cuidado, con lo cual pone en peligro un bien jurídico, superando con
su conducta el riesgo permitido y causando así un resultado (muerte de
PEDRO) que podría haber previsto y evitado.

JUAN provoca la lesión del bien jurídico vida por desarrollar un actuar
descuidado o negligente.

La conducta de JUAN puede, entonces, ser definida, desde el punto de vista


del derecho penal, como culposa.
Tipos de culpa

Por su representación por parte del autor: culpa consciente y culpa


inconsciente. Cabe aclarar, primeramente, que esta es una clasificación
teórica que no importa una consecuencia práctica. Esto se debe,
fundamentalmente, a que ambos tipos de actuar culposo tienen la misma
escala penal. Distinta es la diferencia entre dolo y culpa, y, en definitiva, entre
culpa consciente y dolo eventual, que veremos a continuación.

En la culpa inconsciente, el autor actúa sin representarse de ninguna manera


la posible lesión del bien jurídico. Ejemplo: el conductor que maneja por una
avenida en forma correcta, con cinturón de seguridad, por su carril, a la
velocidad adecuada, y segundos antes de llegar al semáforo que le daba
paso, se agacha por un instante e intenta recoger un CD que se le había
caído mientras lo colocaba en el estéreo. En ese instante, el semáforo
cambió y dio paso a los autos de la mano contraria, y se produce un grave
accidente con lesiones para varias personas. El autor sabía lo que estaba
haciendo, pero nunca se representó una lesión al bien jurídico, y, por ende,
tampoco el resultado típico.

Por otra parte, el que actúa representándose la posible lesión al bien jurídico,
pero confiando que, por X circunstancia, ella no ocurrirá, actúa con culpa
consciente. Ejemplo: otro conductor, pero esta vez uno más intrépido,
conduce por una avenida a 120 Km por hora cuando el límite de velocidad es
de 30. En ese curso, atraviesa un semáforo en rojo, sin intentar frenar y
pudiendo observar que desde el otro carril los automóviles que tenían paso
habían comenzado su marcha. A esa velocidad impacta contra dos
vehículos, produciendo la muerte instantánea de tres personas. En este caso,
podemos observar que el conductor previó la posibilidad del resultado lesivo,
pero confiando en algo —que bien podría ser en su pericia como conductor,
en la suerte, en que los demás autos iban a verlo e iban a frenar, o lo que sea
— creyó que este no se produciría. El conductor no quería causar la muerte de
nadie; en realidad, quería llegar velozmente a algún lugar. No obstante, el
hecho ocurrido es su responsabilidad.

Tengamos en cuenta, por último, que un hecho ocurrido con culpa consciente
no necesariamente debe ser más grave que uno cometido en forma
inconsciente. Basta pensar, a tales fines, que en el primer ejemplo el
conductor distraído podría haber ocasionado de todas formas la muerte de
alguna persona, y en el segundo caso, el intrépido podría haber solo chocado
con otro vehículo, produciendo así solamente lesiones.

Distinción entre dolo eventual e imprudencia (distinción entre dolo y culpa)

Figura 6: Formas subjetivas del obrar humano


Fuente: elaboración propia.

A los fines de clarificar este punto, vamos a repetir necesariamente algunos


conceptos que ya tratamos. La actitud subjetiva del autor se analiza en el
segmento del “tipo subjetivo”. Esta actitud puede variar desde su grado
máximo —dolo directo— hasta la culpa inconsciente —su grado mínimo—. En
el ínterin, el autor puede vivir distintas actitudes subjetivas: dolo indirecto,
eventual y culpa consciente. Vamos a señalar las características de cada uno
de ellos para marcar de forma más precisa las diferencias.

D O LO D I RE C T O D O LO I N D I RE C T O D O LO E V E N T U A L

La acción y el resultado típico constituyen el objeto perseguido por el sujeto:


quiere matar a otro y lo mata.
D O LO D I RE C T O D O LO I N D I RE C T O D O LO E V E N T U A L

Abarca los resultados que, aunque no queridos directamente por el autor,


aparecen unidos de modo necesario e ineludible al resultado comprendido en
la intención del sujeto. Por ejemplo, poner una bomba en un lugar donde hay
varias personas para matar a una de ellas, sabiendo que matará al resto.

D O LO D I RE C T O D O LO I N D I RE C T O D O LO E V E N T U A L

Quien realiza la conducta conoce que probablemente se producirá el resultado


típico y no se detiene por ello. Es el umbral mínimo de dolo, y se dice que al
sujeto le es indiferente la representación de la eventualidad del resultado. Se
resigna ante la posibilidad de resultado, de buena o mala gana. Esta
indiferencia hacia el resultado se equipara normativamente a quererlo.

Entonces, podemos decir que en las tres representaciones del dolo la


representación del hecho en cuanto a la comprensión de la criminalidad del
acto es más o menos semejante. Lo que varía es la aptitud anímica: en el
dolo directo, el autor desea el acto y dirige su conducta hacia él, quiere el
hecho representado; en el dolo indirecto, el autor, si bien no lo desea, lo
admite resignadamente por su vinculación necesaria con el hecho principal
directamente querido; en el dolo eventual, el autor tiene la comprensión de la
criminalidad del acto, y ante la eventualidad asume una actitud de
menosprecio, desdén o indiferencia respecto del eventual resultado lesivo.

En los tipos culposos, el agente no pretende lesionar el bien jurídico, pero su


conducta descuidada produce su afectación. Aquí la conducta no está
dirigida por la voluntad del autor contra la norma que le prohíbe dañar el bien
jurídico, y, muy por el contrario, se limita a infringir una norma de cuidado.
Estos comportamientos —los culposos— tienen una gravedad diferente a la
de los dolosos, circunstancia que se traduce en la intensidad de la pena a
aplicar a los infractores, generalmente inferior a la prevista para los culposos.
Ejemplo: la figura básica del homicidio doloso tiene una escala penal en
abstracto que va de 8 a 25 años de prisión o reclusión. Por su lado, la figura
básica del homicidio culposo tiene una escala penal en abstracto que va de 6
meses a 5 años de prisión o reclusión.

Culpa consciente

El autor se representa el resultado, pero considera que este no ocurrirá. La
imprudencia consciente (con representación del posible resultado lesivo)
también requiere una voluntad; pero es una voluntad negativa porque el
sujeto no quiere la lesión del bien jurídico y confía en que no se producirá. Es
decir que la diferencia entre culpa consciente y dolo eventual pasa por el
plano volitivo, de la voluntad, aunque en el plano cognitivo sean iguales.
Ejemplo del conductor con culpa consciente: sabe que va en exceso de
velocidad y que puede ocasionar la lesión o la muerte de unos transeúntes
que están cruzando la calle a 40 metros de distancia de su inminente
recorrido. Se representa como posible ese resultado, pero está convencido,
por ejemplo, de que estos advertirán su paso y se abstendrán de continuar
caminando. Los peatones no advierten el paso del automóvil y son
atropellados.

Culpa inconsciente

El autor no se representa el resultado.

Clasificación de los delitos culposos de acuerdo a su


modalidad: negligencia, impericia, imprudencia y violación de
reglamentos

Se trata, en realidad, de distintas clases de culpa, y la diferenciación es


meramente terminológica. Sin embargo, parte de la doctrina ha considerado
de relativa importancia su distinción. Tratando de ensayar una diferenciación
entre negligencia e imprudencia, podemos decir que la primera consistiría en
un comportamiento omisivo y descuidado con relación a la norma (por
ejemplo: no controlar a un bebé que se lesionó estando al cuidado de la
enfermera de guardia en el hospital), mientras que la segunda surgiría de un
actuar comisivo y temerario contra la norma (atravesar una calle con
semáforo en rojo causando lesiones).

Por su parte, las fórmulas “violación de reglamentos o deberes a su cargo”


señalan comportamientos que deben interpretarse como especiales
reglamentaciones o deberes que les incumben a determinadas personas
conforme a la actividad que desempeñan. Por ejemplo: no controlar cada 45
minutos —conforme la directiva laboral n.° 9— la presión de una caldera cuyo
estallido hiere a varias personas.

La “impericia” (en el arte o la profesión) está referida a deficientes ejercicios


de profesiones u oficios reconocidos públicamente. Es imperito el médico
que, a consecuencia de falencias o defecciones en el conocimiento o la
práctica de sus respectivas actividades, causare resultados lesivos a
terceros.

Una misma conducta, a su vez, puede encuadrar en varios de los supuestos


mencionados. Por ejemplo: un médico cirujano, pero no especializado en
Cardiocirugía decide realizar una operación vascular. Esta persona obra con
impericia (porque, evidentemente, no tiene pericia para realizar el acto en
concreto), pero al asumir una responsabilidad que sobrepasa su capacidad
obra culposamente y viola con ello reglamentos médicos específicos.

Tabla 4: Clasificación de los delitos culposos de acuerdo a su modalidad


- TIPOS DEFINICIÓN CASO

Tipos Es negligente el Ej.: niñera que


de comportamiento olvida la plancha
culpa descuidado. Se conectada; armero
Negligencia
identifica más con un que entrega un
comportamiento arma cargada a un
omisivo. cliente; otros.

Es imprudente el
Conducir a alta
comportamiento
velocidad muy
riesgoso, atrevido o
cerca de la vereda
Imprudencia peligroso para las
atestada de
personas o bienes
peatones; conducir
ajenos. Se identifica
estando ebrio;
más con una acción.
otros.

Es la culpa
El médico que, a
profesional. Es una
consecuencias de
forma de imprudencia
falencias en su
o negligencia en el
conocimiento,
ejercicio del propio
Impericia causa lesiones a
arte o profesión, es
terceros. Ej.:
decir, sin el saber,
oculista que trata
experiencia o
de coser una herida
habilidad mínima
grave.
exigible.
- TIPOS DEFINICIÓN CASO

El mismo oculista
que trató la herida
Inobservanci Es una forma de
del paciente sin
a de culpa en donde la
tener la pericia
reglamentos, precaución exigible
suficiente violó un
ordenanzas o está predeterminada
reglamento
deberes del por las normas de
específico de su
cargo una actividad o cargo.
profesión (lex
artis).

Sistema del Código Penal argentino respecto del delito


imprudente

Se han ideado dos sistemas reguladores de los delitos culposos. El primer


sistema es el que prevé una cláusula genérica que se incluye en la Parte
General, es decir, que influye o tiene incidencia en toda la Parte Especial, en
donde se establece que cada delito doloso puede, a su vez, ser cometido en
forma culposa (sistema abierto).

Este sistema fue el seguido, por ejemplo, por el Código Penal español y que
fue abandonado aproximadamente en 1995 debido, principalmente, a que
atentaba contra principios de legalidad. En efecto, quedaba un poder
amplísimo en manos de jueces o fiscales que debían decidir en cada caso
concreto si una conducta podía o no ser cometida en forma culposa. Esto
presentaba, en la práctica, graves contradicciones e inconvenientes y, de
hecho, podría ocurrir que existieran diferencias entre la interpretación de
distintos magistrados, resultando, por ejemplo, posible que una parte —o uno
de ellos— considerara una conducta como delictiva y otros la consideraran
atípica.

El otro sistema, que es el seguido en nuestro país, es de “número cerrado”.


Aquí se establecen ya en la Parte Especial los tipos culposos especialmente
determinados.

Es decir que, en nuestro derecho, los delitos culposos están específicamente


determinados en la Parte Especial del CP, y si bien no contamos con una
cláusula que señale que solo se castigará una conducta como culposa
cuando expresamente lo disponga la ley (como sí la tienen España y
Alemania), es a través del art. 18 de la CN en donde encontramos el principio
de legalidad y la limitación necesaria para no expandir el margen de
punibilidad, es decir que, como dijimos, lo que no está expresamente
prohibido, está permitido.

Homicidio culposo (art. 84 del CP)

El autor causa la muerte de una persona debido a su comportamiento


culposo. Solo se responde por culpa si una disposición así lo establece. La
razón de la culpa reside en la voluntad contraria a la precaución que el autor
está obligado a observar en determinadas circunstancias, todo con el
objetivo de no dañar intereses ajenos. El hecho recién adquiere tipicidad
cuando se ocasiona un resultado lesivo para el bien jurídico.

SENTENCIA NÚMERO VEINTIDÓS, Córdoba, ocho de julio de dos


mil cinco, siendo la oportunidad fijada para que tenga lugar la
lectura de los fundamentos de la Sentencia cuya parte
dispositiva fue dictada el día veintinueve de junio del corriente
año, en los autos caratulados “MURÚA, Silvio Armando y otro
p.ss.aa. Homicidio Culposo, otros." (Expte. “M” 64874/03), se
constituyó el Tribunal Unipersonal en la sala de audiencias de la
Excma. Cámara del Crimen de 8ª Nominación,

Hecho:

… Con fecha dieciocho de noviembre de dos mil tres, siendo


alrededor de las dieciséis horas, en la Base de la Patrulla
Preventiva Norte del Distrito V, sita en la intersección de las
calles Melián y Arriola de B.° Quintas de San Jorge de esta
ciudad de Córdoba, más precisamente, en el interior del recinto
denominado “Sala de Armas”, ubicado en los fondos de la
Dependencia Policial aludida, en circunstancias en las que se
encontraban conversando allí el Oficial Principal René Fabián
Nieto, junto con el Cabo Primero Alfredo González y el Cabo
Primero Luís Marcelo Sánchez, se habría hecho presente el
imputado Cabo Silvio Armando Murúa, quien no ingresó a dicho
recinto, sino que parado a la vera de la ventana con rejas de la
Sala de Armas que da la playón de estacionamiento del lugar, se
incorporó a la conversación desde la ventana del mismo. Que así
las cosas, mientras Luís Marcelo Sánchez se encontraba
sentado en una banqueta ubicada al costado de la ventana que
da al playón de estacionamiento , (dándole la espalda a la
pared), René Fabián Nieto por su parte, estaba sentado en otra
banqueta sita al lado de Sánchez y al frente de Alfredo Eulogio
González, y mientras Sánchez conversaba con Murúa por
cuestiones habituales y normales entre compañeros de policía,
el incoado Murúa, sin decir palabra y en cuestión de un instante,
habría extraído con su mano derecha de la pistolera que pendía
de su cintura el arma que le fuera provista por la Institución
Policial, un arma de fuego corta o de puño, de carga múltiple,
pistola semiautomática de carga automática, correspondiente al
calibre 9 x 19 mm, de origen español, marca “Astra”, modelo “A-
100”, matrícula original N.° 07987-95-A, la cual estaba cargada y
en aptitud de ser disparada, y dirigiéndola hacia Luís Marcelo
Sánchez (cuya cabeza se encontraba a la altura de la ventana
sobre la que estaba parado el imputado Murúa)
inmediatamente, prácticamente sin dar lugar a reacción alguna
de parte de Sánchez ni de los demás presentes en el interior de
la Sala de Armas, accionó el gatillo, descerrajándole un disparo
en la cabeza (que habría ingresado en el cachete izquierdo de
Sánchez, puesto que este se encontraba dado vuelta,
conversando con Murúa). A raíz de esto, el Cabo Primero Luís
Marcelo Sánchez se desplomó, quedando sobre la banqueta en
la que se encontraba gravemente herido, siendo trasladado por
sus compañeros al Hospital Córdoba de esta ciudad, desde
donde es derivado al Hospital San Roque de esta ciudad; lugar
este desde el cual, a su vez, es derivado al Hospital de Urgencias
de esta ciudad [a la] Sala de Terapia Intensiva, donde con fecha
veintitrés de noviembre de dos mil tres, siendo
aproximadamente las veintidós horas con cincuenta minutos,
como consecuencia de la citada herida fallece, víctima de herida
por arma de fuego en tronco encefálico, pese a los numerosos
esfuerzos realizados por los diversos facultativos médicos que
lo socorrieron…. 

Análisis legal:

… llego a la conclusión de que Murúa no obró accidentalmente,


ni jugaron factores extraños e imprevisibles. Nada de eso
ocurrió, y el justiciable tiene responsabilidad en la producción del
trágico evento: irrumpió en una conversación, tomó el arma
conociendo perfectamente su manejo, apuntó en dirección a la
cabeza de Sánchez con el que tenía buena relación con la
intención de sumarse al clima de distensión que se respiraba en
la Sala de Armas, accionó voluntariamente la cola del disparador
y, para sorpresa de todos y desgracia de Sánchez, el proyectil
que se hallaba en la recámara y que Murúa por
imprudentemente había omitido verificar, fue expulsado,
produciendo el lamentable resultado. Es evidente que su
confianza radicaba, insisto, en la creencia de que el arma estaba
descargada. Ninguna otra razón que la señalada pudo ser
hallada para desentrañar cuáles fueron las verdaderas
motivaciones que generaron tal comportamiento. Descarto
absolutamente que hubiese actuado con dolo homicida ni aún
con dolo eventual, que supone la representatividad del resultado
en el agente y su desprecio por el mismo. La prueba es
categórica y definitiva sobre las características de las
vinculaciones que relacionaban al justiciable con Luís Marcelo
Sánchez, y ellas descartan toda posibilidad, aun la más lejana,
de que hubiera querido ultimarlo sin más, o que el resultado que
produjo le hubiese sido indiferente. Su conducta posterior fue
más que reveladora acerca de la sorpresa y espanto que le
causó ver a su compañero herido de muerte, al que, entre
llantos, desesperadamente le pedía que aguantara mientras le
sostenía su cabeza en la caja de la camioneta policial rumbo al
Hospital, y le hacía masajes en el corazón para evitar lo
irremediable. Fue necesario que los facultativos lo medicaran y
ni siquiera debió advertir cuando en esos acongojantes
momentos de espera le fue retirada por el Cabo Carrizo su arma

reglamentaria “sin decírselo previamente y desde atrás”32.

[32] Excma. Cám. del Crimen de 8.a Nominación Córdoba, “Murúa, Silvio Armando y otro

p.ss.aa. Homicidio Culposo, otros" (2005).


Instigación y ayuda al suicidio

El suicidio, por cuestiones obvias, no está penado en nuestro sistema legal.


En la antigüedad, esto sí estaba permitido mediante la mutilación u otros
métodos aplicados sobre el cadáver del suicida. Tampoco se castiga la
tentativa de suicidio, aun cuando en estos casos la pena podría provocar
efectos preventivos. Principalmente, se trata de no agregar motivos en el
ánimo del autor que lo lleven a intentar repetir esa conducta.

El derecho penal castiga concretamente la intervención en el suicido de otro,


ya sea que instigue o ayude al suicida. La instigación es un modo de
intervención moral en el suicidio de otra persona y consiste en el despliegue
de actos que inducen a la víctima a suicidarse (por ejemplo, aconsejar a la
víctima que quitarse la vida es lo mejor que puede hacer). La instigación
requiere la determinación consciente y voluntaria de la víctima. Si la muerte
se produce por engaño o por violencia, no se responde por instigación al
suicidio, sino por homicidio (tentado o consumado). 

La ayuda implica un modo material de intervención en el suicidio de otro,


implica actos de cooperación para que la persona que determinó suicidarse
(instigada o por sí misma) logre su objetivo. Esta “ayuda” no incluye actos
sobre el cuerpo de la víctima que impliquen acción de matar. El suicida debe
mantener el dominio del curso causal del hecho (por ejemplo: proporciona
una ayuda quien coloca el nudo de la cuerda con la que el suicida se
ahorcará, pero participa en una acción de matar quien patea la silla en donde
se encontraba parado).

La instigación o ayuda se consuma con el suicidio o su tentativa. Es el


instigado o ayudado quien debe haber tentado o consumado el acto,
requiriendo la figura dolo directo.

Delitos contra las personas (continuación)

Delitos contra la vida de las personas por nacer

El castigo de este tipo de conducta no fue siempre integrante del elenco


penal. Por ejemplo, en el derecho romano, era considerado como un derecho
de la mujer de disponer de su propio cuerpo. El feto era considerado parte de
las entrañas de la mujer.

Aborto. Razones de su especialidad y fundamentos de su punibilidad.


Objeto protegido

Aborto es la interrupción del embarazo debido a la muerte del feto causada


por la madre o por un tercero, con o sin expulsión del seno materno (Figari, s.
f.).
Una vez que se acepta que el aborto es delito, se discute sobre cuál sería
correctamente el bien que esta conducta lesiona o intenta lesionar (contra la
familia, contra la moralidad, contra la vida, contra la especie, entre otros).
Más allá de las discusiones teóricas, nuestro ordenamiento considera al
aborto como un delito contra la vida. La acción lesiona el derecho a la vida de
un ser al que la legislación reconoce calidad de persona (ver arts. 63 y 70 del
CC). 

El castigo —atenuado— de esta conducta —como aborto y no como homicidio


—- se ha justificado, entre otras razones, porque se está atacando un
“germen”, una esperanza de vida, y no una vida definitivamente adquirida.
Ahora bien, ¿a partir de qué momento podemos afirmar que existe vida? Este
es un tema en el que existen posturas muy divergentes, donde se mezclan
distintos conocimientos científicos, se combinan diferentes métodos y
demás, lo que provoca una cierta complejidad, sin mencionar los factores
morales, religiosos, entre otros, que influyen en gran medida.
Mencionaremos aquí las distintas posturas, pero debes recurrir al manual
para ampliar el contenido.

¿A partir de qué momento existe vida? Posturas:

A) Desde la concepción.

B) Desde que existe actividad cerebral en el feto.


C) Desde el momento de la anidación del óvulo fecundado en el útero (a los
14 días de la fecundación.

Tipos legales. Agravantes. Abortos profesionales. Tipos

El art. 85 del CP establece que 

El que causare un aborto será reprimido:

1) Con reclusión o prisión de tres a diez años, si obrare sin


consentimiento de la mujer. Esta pena podrá elevarse hasta
quince años, si el hecho fuere seguido de la muerte de la mujer.

2) Con reclusión o prisión de uno a cuatro años, si obrare con


consentimiento de la mujer. El máximo de la pena se elevará a

seis años, si el hecho fuere seguido de la muerte de la mujer33.

[33] Art. 85, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de

la Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/texact.htm#15

 
Los subsiguientes artículos rezan:

Art. 86. Incurrirán en las penas establecidas en el artículo


anterior y sufrirán, además, inhabilitación especial por doble
tiempo que el de la condena, los médicos, cirujanos, parteras o
farmacéuticos que abusaren de su ciencia o arte para causar el
aborto o cooperaren a causarlo.

El aborto practicado por un médico diplomado con el


consentimiento de la mujer encinta, no es punible:

1)    Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la


salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por
otros médicos;

2)    Si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al


pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso,
el consentimiento de su representante legal deberá ser
requerido para el aborto.

Art. 87. Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el
que con violencia causare un aborto sin haber tenido el
propósito de causarlo, si el estado de embarazo de la paciente
fuere notorio o le constare.
Art. 88. Será reprimida con prisión de uno a cuatro años, la mujer
que causare su propio aborto o consintiere en que otro se lo

causare. La tentativa de la mujer no es punible34.

[34] Arts. 86-88, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso

de la Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/texact.htm#15

Aborto cometido con dolo. Elementos

1 Embarazo de la mujer. Según Creus (2009), las maniobras


abortivas practicadas sobre una mujer no embarazada son atípicas
(se carece del sujeto pasivo: el feto). Para Núñez (2009), esto
constituiría un delito imposible por falta de idoneidad del objeto
sobre el que recae la acción.

2 Resultado típico: muerte del feto causada por la madre o un


tercero. Es indiferente la maniobra utilizada (medios físicos,
químicos, otros; se admite la forma comisiva por omisión). La
acción de matar un recién nacido (feto nacido con vida) constituye
homicidio.

3 Dolo del autor: debe obrar con dolo de causar el aborto.

4 Consentimiento de la mujer: la escala penal se incrementa cuando


el autor (tercero) obra sin el consentimiento de la mujer. En este
caso, el consentimiento está constituido por el permiso dado por la
mujer a un tercero para que realice sobre ella las maniobras
abortivas. En estos casos, ella no es partícipe del aborto, sino que
consiente que este tercero cometa el delito (aun cuando este
“consentir” esté penado con idéntica escala —art. 88—). El
consentimiento puede ser expreso o tácito, y se requiere capacidad
penal (imputable). Si no se cumple este requisito, no existe
consentimiento válido.

Aborto preterintencional (art. 87 del CP)

Este tipo penal solo puede ser desarrollado por un tercero. El sujeto comete
el hecho sin tener ese propósito (requisito subjetivo), si el embarazo es
notorio —cualquiera puede advertirlo sin esfuerzo— o le consta —el autor
tiene la certeza de que la mujer está embarazada—.

Veamos un ejemplo de un hecho que fue encuadrado por la jurisprudencia


como “aborto preterintencional”.

Autos “BAZAN, Oscar Arturo p.s.a. aborto preterintencional Recurso de


Casación” (Expte. "B", 47/04) (AUTO 28 – 23/02/05), T. S. J. Córdoba.

Hecho 

 
…fueron los golpes recibidos en la región lumbar los que
ocasionaron el aborto. En efecto, junto con el Dr. Jorge Maguna,
suscribió el informe de fs. 47, donde previo afirmar que el cuadro
se ajusta "a la lógica médico-legal", expone que hasta la fecha
del hecho la víctima cursaba un embarazo "sin factores ni
patologías que promuevan aborto espontáneo. Que el embarazo
hasta antes del 29/3/04 ha progresado normalmente. No hay
constancias en autos sobre inconvenientes previos al trauma en
este embarazo. Dentro del marco de las 24 h siguientes de los
golpes referenciados en la denuncia y constatados en fs. 39 y 40
de autos, comienza con sintomatología concerniente de
'amenaza de aborto'. Por lo precedentemente expuesto, se
deduce que la lesión o lesiones provocadas tienen una relación
temporal con el final conocido (aborto espontáneo). La
sintomatología de aborto espontáneo se conjuga y concilia
armónicamente con la etiología traumática referenciada...". En
consecuencia, concluyó De Uriarte que "existe suficiente
acreditación del vínculo entre el resultado y la acción, pues entre
el trauma y el desencadenamiento de la sintomatología del
aborto espontáneo ha sido inferior a 24 h, porque son hechos
paralelos y coetáneos entre sí... los golpes recibidos tienen
relación con la pérdida del embarazo..." (fs. 47 y vta., el
resaltado es nuestro). En función de ello, debieron los
impugnantes justificar qué relevancia tenía la alusión a un
elemento de características diversas a un trozo de manguera,
teniendo presente además de lo dicho en el párrafo precedente
que la utilización de este instrumento fue referida
inmediatamente después del hecho por la víctima a su madre,
cuando concurrió al domicilio de esta a solicitar ayuda (fs. 283

vta.) …35.

[35] T. S. J. Córdoba, “Bazan, Oscar Arturo p.s.a. aborto preterintencional Recurso de Casación”

(2005).

Tentativa impune

Aborto causado por la mujer (art. 88 del CP)

La autora es la propia mujer que causa el aborto obrando sobre su cuerpo. Se


requiere dolo directo. El aborto se consuma con la muerte del feto dentro del
seno materno o mediante la expulsión. Solo la tentativa de aborto de un
tercero es punible.

Figuras agravadas

Se agrava con el resultado de muerte de la mujer, exista o no


consentimiento. La muerte de la mujer es un resultado preterintencional, ya
que si las maniobras abortivas tienen la finalidad de causar su muerte,
entramos en la figura de homicidio. Las lesiones no agravan la conducta,
quedan absorbidas por el hecho abortivo.
Aborto profesional punible (art. 86)

Solo se limita a los profesionales nombrados en la ley (lo contrario sería


analogía). Requiere dolo directo.

Aborto profesional impune (art. 86). Inciso 1

No requiere que se configure un estado de necesidad. Lo que justifica la


acción es que sea indispensable para la vida o la salud de la madre. La
evaluación de esta circunstancia queda a criterio del profesional interviniente
en el suceso. 

Inc. 2: es el llamado “aborto eugenésico”. Se practica a los fines del


perfeccionamiento de la raza, circunstancia que es considerada de interés
superior al derecho de conservación de la vida del feto. Debe haber sido
concebido producto de una violación o atentado contra el pudor. La mujer
debe ser “idiota o demente” al momento de la concepción (no abarca el
aborto “sentimental”, es decir, el producido por violación de una mujer que no
responde a esas características).

Un elemento extra a tener en cuenta con relación a este tema es el del


“secreto profesional” que debe guardar el facultativo que toma conocimiento
de hechos de esta naturaleza y que la jurisprudencia ha tratado de la
siguiente manera: 

…Si la causa fue iniciada a raíz de la intervención de personal


policial, cuya presencia fue requerida por personal del "Hospital
Argerich" ante las posibles maniobras abortivas desplegadas por
la imputada y de las constancias médicas, se desprende que las
lesiones constatadas en su cuerpo al momento de presentarse
en el hospital eran de carácter grave a punto tal que debió ser
intervenida quirúrgicamente a efectos de extraerle el útero
como consecuencia de la sepsis que presentaba; ello permite
inferir que, ante la seriedad de su estado de salud, la imputada
se vio en la necesidad de concurrir al nosocomio para preservar
su salud, razón por la cual resulta aplicable la doctrina sentada
en fallo plenario "Natividad Frías", "en tanto establece que: "No
cabe instruir sumario en contra de una mujer que ha causado su
propio aborto o consentido que otro lo causara, sobre la base de
una denuncia efectuada por un profesional del arte de curar que
haya conocido el hecho en ejercicio de su profesión o empleo-
oficial o no." El derecho a vivir —que no pierde quien ha
delinquido— y el de no acusarse —que tiene precisamente en
aquel caso su pleno sentido— no deben ser situados en posición
de conflicto irreducible. Se trata de derechos humanos
esenciales, y es preciso no sacrificar uno al otro. Ello está en el
interés no solo del individuo titular de esos derechos, sino
también, al mismo tiempo, en el de la sociedad, que, como
sociedad de personas solidarias, por tanto, con estas, reconoce
como lo más valioso del bien común la vigencia de los derechos
esenciales inherentes a la personalidad, y su primacía incluso
sobre la facultad estatal de reprimir los delitos, la cual tiende a
salvaguardar bienes jurídicos y no a allanar los más
fundamentales. El que nadie está obligado a declarar contra sí
mismo es expresión constitucional de esa primacía. Y es norma
de derecho positivo que conduce directamente a la solución de
la cuestión planteada en esta convocatoria. Si es injusto obligar
a quien delinquió a que provoque, acusándose, su propia
condena, es igual y, consiguientemente injusto condenarla sobre
la base de una autoacusación a la que se vio forzada nada
menos que por la inminencia de perder su humano derecho a
sobrevivir a su delito. Por ello, habida cuenta de que no se ha
podido determinar la existencia de terceras personas que
pudieran haber colaborado con la imputada en la conducta que
se investiga, corresponde confirmar el sobreseimiento
decretado con la expresa mención de que la formación de este
sumario no afecta el buen nombre y honor del que gozare (art.

336, inc. 5° del C.P.P.N.)…36

[36] Cám. Nac. Criminal y Correccional, Sala V, “Cotto, Claudia - 23/11/05 - c. 28.183 –”. 

 
Es necesario aclarar que en la Parte Especial del derecho penal es muy
importante la fundamentación, ya que un hecho puede tener distintos
encuadres, que, según su argumentación, pueden ser correctos en la medida
en que ella sea lógica y ajustada a derecho. Dicho esto, consigno la
calificación legal que realizó el Tribunal: y conforme el modo en que
resultaron acreditados los hechos, recuérdese que la Sra. Fiscal de Cámara
ha escindido la calificación legal para uno y otro imputados conforme a la
distinta intervención que les ha atribuido, y ha considerado que XX debe
responder como autor de homicidio criminis causae calificado por el empleo
de arma de fuego (art. 80 inc. 7° y 41 bis CP). Se disparó contra la víctima,
con intención de causar su muerte —lo que efectivamente ocurrió— “por no
haber logrado el fin coactivo inicialmente propuesto —recuperar la
motocicleta de su padre— y para lograr desapoderar a Velázquez Leiría de la
motocicleta marca “Appia”, su conducta llama en aplicación, además el delito
de homicidio criminis causae (art. 80 inc. 7° CP). Ello así, pues en primer lugar
se verifica el dolo directo requerido por este tipo agravado, ya que conforme
el hecho fijado, la agresión armada tuvo por finalidad ocasionar el deceso de
Velázquez Leiría. Además, se encuentra acreditada la conexión subjetiva de
la muerte con los delitos precedentes, esto es, que “su ejecución haya sido el
medio elegido para llegar al fin perseguido con el otro hecho o que el autor lo
haya considerado necesario o conveniente para otros determinados
aspectos de ese hecho, o bien que la decisión surja como consecuencia de
no haber obtenido el fin que se propuso al intentar el otro delito. En un caso,
el homicidio está en conexión con el otro delito por el fin perseguido: en el
otro, la causa del homicidio es el fracaso’ de un hecho punible anterior”
(Fontán Balestra, Carlos - Ledesma, Guillermo A.C., Tratado de Derecho
Penal, La Ley, Bs.As., 2013, T.I, págs. 110/111).

En el sub examine, son dos los delitos conexos y se vinculan al homicidio de


manera diversa: la muerte se ocasiona por no haber logrado que Velázquez
Leiría obrara según se lo había coaccionado —conexión impulsiva— y a la vez
para consumar el robo, frente a la impasividad de la víctima ante la exigencia
armada —conexión final— (Buompadre, Jorge Eduardo, Manual de Derecho
Penal, Astrea, Bs.As., 2012, pág. 47). Son estas específicas y directas
motivaciones las que llevan a Facundo Esquivel a causar la muerte, quien
llega a ejecutar un tercer disparo, desde atrás, ya contra la víctima que había
caído herida a raíz de un disparo anterior. Así circunstanciado, el resultado
letal no aparece como un mero “suceso eventual que altera el designio del
ladrón y que resulta de las violencias físicas ejercidas por él para facilitar o
cometer el robo o para facilitar su impunidad, o de las violencias
desenvueltas por la víctima o terceros a raíz de las violencias del autor” como
ocurre en el ámbito del artículo 165 del CP (T. S. J., Sala Penal, “Brajovich”, S.
n° 322, 15/12/2009, entre muchas otras), y lleva incuestionablemente al
encuadre del hecho en la figura más gravosa del artículo 80 inc. 7°del CP. 

C O NT I NU A R
Lección 2 de 2

Referencias

Bailone, M. (2002). Apuntes para un curso de Derecho Penal Parte General.


Recuperado de https://books.google.com.ar/books?
id=CCkM4dX5IssC&pg=PA89&lpg=PA89&dq=Esta+clase+de+dolo+abarca+lo
s+resultados+no+queridos+directamente+por+el+autor,+pero+que+aparece
n+unidos+de+modo+necesario+e+ineludible+al+resultado+comprendido+en
+la+intenci%C3%B3n+del+sujeto&source=bl&ots=tbqPaZzJPV&sig=ACfU3U0
2YFFIxI3M-
mS7jrmiYuaALeSlnw&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjDnNWYlM7tAhXdILkGHR
S_BugQ6AEwAHoECAEQAg#v=onepage&q=Esta%20clase%20de%20dolo%2
0abarca%20los%20resultados%20no%20queridos%20directamente%20por%
20el%20autor%2C%20pero%20que%20aparecen%20unidos%20de%20modo
%20necesario%20e%20ineludible%20al%20resultado%20comprendido%20en
%20la%20intenci%C3%B3n%20del%20sujeto&f=false 

Creus, C. y Buompadre, J. (2007). Derecho Penal. Parte Especial (7ª edición).


Buenos Aires, AR.: Astrea.

C. S. J. N. “Tejerina, Romina Anahí s/ homicidio calificado”. (2005). 


Cám. en lo Criminal 2a Nom. Sec.4, “XX y otro p.ss.aa - homicidio calificado
agravado, etc.” (2016).

Cám. Nac. Criminal y Correccional, Sala V, “Cotto, Claudia - 23/11/05 - c.


28.183 –”. 

Cám. Nac. de Casación Penal, Sala II, “Pereyra, Lorena Elizabeth y Alonso
Williams Domingo s/recurso de casación”.

Cám. Nac. de Casación Penal, Sala III, “Senet, Horacio Alberto s/recurso de
casación”.

Díez Ripollés, J. L. (1997). El bien jurídico protegido en un derecho penal


garantista. Jueces para la democracia, (30), 10-19. Recuperado de
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=174728

Excma. Cám. del Crimen de 8.a Nominación Córdoba, “Murúa, Silvio


Armando y otro p.ss.aa. Homicidio Culposo, otros" (2005).

Figari, R. E. (s. f.). Aborto terapéutico (y un fallo paradigmático). Recuperado


de https://www.terragnijurista.com.ar/doctrina/aborto.htm

Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable


Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15
Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable
Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=152155

Ley 27447.  (2018). Ley de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células.


Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=312715

Núñez, R. C. (2009). Manual de Derecho Penal: parte especial. Córdoba, AR.:


Lerner.

T. S. J. Córdoba, “Bazan, Oscar Arturo p.s.a. aborto preterintencional Recurso


de Casación” (2005).

T. S. J. Córdoba, "Cantarini, Rubén Alberto, p.s.a. de homicidio simple -


Recurso de Casación-" (2005).

T. S. J. Córdoba, “Pez, Rubén Eduardo –p.s.a. Homicidio-”.

T. S. J. Córdoba, "Salvay, Daniel Arnaldo p.s.a. Homicidio calificado –Recurso


de casación-”. (2006).

Toledo Vásquez, P. (2009). Femicidio. Recuperado de


http://www.infosal.uadec.mx/derechos_humanos/archivos/15.pdf
Tribunal en lo Criminal N.° 2 del Departamento Judicial Mar del Plata,
“Heredia, Genaro Omar s/ abuso sexual agravado” (2006).
Delitos contra la integridad personal. Lesiones

Lesiones. Bien jurídico protegido. Modos de ataque. Sistematización

Delitos contra las personas (continuación)

Referencias
Lección 1 de 3

Lesiones. Bien jurídico protegido. Modos de ataque.


Sistematización

En los artículos 89, 90 y 911, nuestro Código Penal (CP) establece lo


siguiente:

[1] Arts. 89-91, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

A RT. 8 9 A RT. 9 0 A RT. 9 1

Se impondrá prisión de un mes a un año, al que causare a otro, en el cuerpo o


en la salud, un daño que no esté previsto en otra disposición de este Código.

A RT. 8 9 A RT. 9 0 A RT. 9 1


Se impondrá reclusión o prisión de uno a seis años, si la lesión produjere una
debilitación permanente de la salud, de un sentido, de un órgano, de un
miembro o la dificultad permanente de la palabra o si hubiere puesto en
peligro la vida del ofendido, le hubiere inutilizado para el trabajo por más de un
mes o le hubiere causado una deformación permanente del rostro.

A RT. 8 9 A RT. 9 0 A RT. 9 1

Se impondrá reclusión o prisión de tres a diez años, si la lesión produjere una


enfermedad mental o corporal, cierta o probablemente incurable, la inutilidad
permanente para el trabajo, la pérdida de un sentido, de un órgano, de un
miembro, del uso de un órgano o miembro, de la palabra o de la capacidad de
engendrar o concebir.

El bien jurídico protegido en este tipo de delitos es el derecho de cada


individuo a la incolumidad de su cuerpo y su salud.

A continuación, y antes de adentrarnos en los contenidos teóricos de la


materia, vamos a analizar un fallo perteneciente a la Cámara Novena en lo
Criminal de la Ciudad de Córdoba, en el que:
Acusación: La Fiscal acusó

HECHO PRIMERO: 

Con fecha 30 de septiembre del año 2006, entre las 19,00 y


20,30 h, el Sr. XX se encontraba en el domicilio de sus tíos
Miguel A., José A y María Alejandra A. sito en xxx, B.°
Renacimiento de esta ciudad. En esa oportunidad y en represalia
de una pelea que se produjo con anterioridad, se hizo presente
XX, quien portaba un arma tipo tumbera, la cual se la dio a su
pareja para que la sostuviera, mientras el Sr. XX desafiaba a
pelear a Guillermo T. Seguidamente, XX tomó nuevamente el
arma y con ella le propinó a Guillermo T. un golpe en su cabeza.
En esa ocasión, Vanesa Andrea A le asestó a Guillermo T un
golpe con un cuchillo, provocando una herida punzo cortante en
su espalda. A raíz de lo narrado, Guillermo T. sufrió las siguientes
lesiones: herida fronto parietal izquierda, derrame pleural
izquierdo, por lo que se le asignaron 35 días de inhabilitación
para el trabajo. HECHO CUARTO: Con fecha 17 de mayo del año
2009, siendo aproximadamente las 18,30 h, Rosana del Carmen
R se encontraba junto a su pareja Mario Martón H en la vereda
de su domicilio sito en Paraje Cardozo, xxxx de B.° Renacimiento
de esta ciudad. En dichas circunstancias, sus vecinos, Ana María
A. Vanesa Andrea A y Alfredo A, los habrían comenzado a
insultar. Acto seguido la Srta. MM y la Srta. ZZ comenzaron a
pegarle golpes de puño en el rostro y patadas a Mario Martín H.
Ante lo cual, Rosana R. les solicitó que no continuaràn
propinándole golpes a su pareja, quien no les hacía nada. Ante lo
cual la Srta. MM y la Srta. ZZ habrían comenzado a propinarle
golpes de puño en su vientre —sabiendo que estaba
embarazada de 6 meses—, tironeando también de sus cabellos.
Seguidamente, Mario Martín H. las empujó para evitar la golpiza
que MM y ZZ le propinaban a Roxana. En esa oportunidad se
habría hecho presente Alfredo A y pese a que H le manifestó
que no quería pelear, XX le propinó golpes de puño que
impactaron en su labio superior. Que Rosana R ingresó a su
domicilio, pero detrás de ella ingresó ZZ, quien habría seguido
propinándole golpes de puño. 

En este estado y conforme la votación que precede, el Tribunal -


RESUELVE: 

Declarar a XX, ya filiado, autor de Lesiones Leves —hecho


primero— y —hecho cuarto—, todo en concurso real (art. 55 CP) y
en consecuencia imponer al nombrado la pena de prisión
perpetua, con accesorias de ley y costas (arts. 5, 12, 29 inc. 3°,
40 y 41 del CP, 550 y 551 del CPP).

 
Te propongo analizar esta resolución judicial luego de internalizar los
conceptos y repensar en relación con lo decidido por el Tribunal, después de
leer el hecho y centrándote solo en la figura de lesiones y sus agravantes
específicas, en caso de que hubiere. Ahora bien, la idea es que ratifiques o
rectifiques lo decidido por el Tribunal. 

Es necesario aclarar que en la Parte Especial del derecho penal es muy


importante la fundamentación, ya que un hecho puede tener distintos
encuadres, que, según su argumentación, pueden ser correctos en la medida
en que ella sea lógica y ajustada a derecho. 

Lesiones dolosas. Lesiones leves, graves y gravísimas.


Lesiones calificadas y atenuadas. (Estos conceptos son muy
importantes para el encuadramiento del caso)

Lesiones leves: es una figura subsidiaria que se aplica siempre que la lesión
no integre otro delito (por ejemplo, el duelo). El daño o la lesión deben
provenir de otra persona, ya que la autolesión no es punible.

Daño en el cuerpo: es la alteración, por leve que sea, de la contextura física,


de modo que altere su conformación corporal. Este daño puede ser interno o
externo y no es necesario que cause un perjuicio en la víctima. Algunos
autores discuten sobre si el corte de cabello o las uñas pueden configurar el
delito de lesión; existen posturas en ambos sentidos.
Daño en la salud: es el detrimento funcional, parcial o general, físico o mental
sufrido por la víctima, a causa de la conducta del autor, cualquiera fuese la
entidad del perjuicio causado.

La lesión puede ser cometida con dolo directo, indirecto o eventual, y puede
ser ocasionada por acción u omisión.

Lesiones graves:  son debilitamientos funcionales permanentes (no


perpetuos) comparados con el estado anterior que gozaba la víctima. El art.
90 del CP reza, al enumerar las circunstancias agravantes, 

[Se impondrá reclusión o prisión de uno a seis años, si la lesión]


produjere una debilitación permanente de la salud, de un
sentido, de un órgano, de un miembro o la dificultad permanente
de la palabra o si hubiere puesto en peligro la vida del ofendido,
le hubiere inutilizado para el trabajo por más de un mes o le

hubiere causado una deformación permanente del rostro2. 

[2] Art. 90, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la

Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/texact.htm#15
Todas tienen la característica de ser de larga duración en el tiempo, aunque
exista la posibilidad de sanar o curar, de forma más o menos rápida.

Lesiones gravísimas: implican pérdidas funcionales de carácter definitivo


(aquí se encuentra la diferencia con las lesiones graves). Supuestos: 

[Se impondrá reclusión o prisión de uno a seis años,] si la lesión


produjere una enfermedad mental o corporal, cierta o
probablemente incurable, la inutilidad permanente para el
trabajo, la pérdida de un sentido, de un órgano, de un miembro,
del uso de un órgano o miembro, de la palabra o de la capacidad

de engendrar o concebir3. 

[3] Art. 91, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la

Nación Argentina. Recuperado de

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/texact.htm#15

Enfermedad es el estado de alteración orgánico funcional que exige


cuidados, curaciones o vigilancias especiales para no progresar. Es cierta o
probablemente incurable si, con certidumbre o verosimilitud, los
conocimientos médicos no pueden curarla o sanarla.
Los demás supuestos de lesiones gravísimas, los agravantes y atenuantes,
se encuentran suficientemente desarrollados en el manual e, inclusive, se
recurre en dicho texto a jurisprudencia del Tribunal Superior de Justicia (T. S.
J.), que ilustra, en cuanto a su aplicación e interpretación, en forma concreta.

Veamos ahora, a los fines de adunar lo ya visto, cómo trata o analiza un


hecho típico de lesiones la jurisprudencia del T. S. J. de la Provincia de
Córdoba. Fallo dictado en autos "SAMPO RUBEN ROBERTO - p.s.a. Lesiones
gravísimas, otros. -Recurso de Casación-" (Expte. "S", 11/2000) – (27/11/00).

Análisis – Hechos – Calificación legal: 

…El yerro que le atribuye al Tribunal a quo, finca en la


interpretación que realiza sobre la circunstancia fáctica que
estructura un elemento normativo del tipo en análisis, cuàl es la
pérdida de un órgano. Así, para el recurrente, la extirpación del
bazo no tiene el alcance que requiere el tipo, toda vez que el
concepto de "órgano", en el sentido de la ley, no es anatómico,
sino funcional. Por ello, entiende que, de acuerdo a los
conocimientos de la ciencia médica, el bazo constituye una
glándula vascular integrante del sistema linfático, cuya función
principal, al igual que los demás órganos linfoides, es la
formación de glóbulos blancos. Es así que, aun en caso de su
extracción, puede ser suplida por los demás órganos linfoides
mencionados; razón por la cual no cabría hablar de pérdida en el
sentido funcional, sino eventualmente de un debilitamiento de la
misma, lo que resulta encuadrable en la figura de lesiones
graves del art. 90 del C.P. Aduce que, tratándose el órgano de un
elemento normativo del tipo penal en cuestión, su valoración
como tal, por parte del juzgador, se encuentra supeditada a la
apreciación de pautas científicas no siempre inmutables, a las
cuales la ciencia jurídica debe avenirse conforme el avance del
conocimiento científico respectivo. Por último, propicia el
cambio del encuadramiento legal, debiendo aplicarse el art. 90
C.P., solicitando, a su vez, una reducción de la pena impuesta a
su asistido, arreglada a la nueva escala penal aplicable. Para
ello, teniendo en cuenta el criterio aplicado por el a quo, (que
entendió procedente el mínimo de la escala prevista en el art. 91
del C.P.), pide se fije en un monto cercano al mínimo previsto en
el art. 90 ib., de modo tal que con su unificación no supere los
tres años de prisión. 

III.1. El Tribunal de mérito al establecer la plataforma fáctica –en


lo que a este delito interesa— , determinó que el imputado
Sampó, extrajo de la cintura un revólver y disparó en contra de
Carlos Reynoso, a quien hirió en el flanco izquierdo de su vientre,
con un orificio de entrada redondeado de un centímetro de
diámetro, tejidos blandos y perforó su intestino, por lo cual
debieron intervenirlo quirúrgicamente, para realizar una
resección yuyenal segmentaria y extirpar el bazo, heridas que
pusieron en peligro su vida y por las cuales le asignaron
cuarenta y cinco días de inhabilitación para el trabajo (fs. 227),
razón por la que, al considerar esta lesión como pérdida de un
órgano, subsume los acontecimientos en los términos
normativos del art. 91 C.P (fs. 230). 

2. Conforme lo establece el artículo 91 del C. Penal, "se


impondrá reclusión o prisión de tres a diez años, si la lesión
produjere una enfermedad mental o corporal, cierta o
probablemente incurable, la inutilidad permanente para el
trabajo, la pérdida de un sentido, de un órgano o un miembro, del
uso de un órgano o miembro, de la palabra o de la capacidad de
engendrar o concebir". Entrando al análisis del planteo
formulado por el recurrente, el núcleo central radica en examinar
cuál es el alcance de la extirpación del bazo en los términos del
dispositivo aplicado. 

3. Adelanto mi opinión y estimo que la calificación legal del


hecho atribuido al imputado como Lesiones Gravísimas es
correcta.

Doy razones: a. Según se expresara en el precedente


"Montivero, Julio Alberto p.s.a. homicidio preterintencional -
Recurso de Casación", S. n.° 56, del 13 de agosto de 1998,
dictada por esta Sala, se expusieron los siguientes
fundamentos: La ley penal castiga en el art. 91 con mayor
severidad, entre otras situaciones, cuando la lesión del actor
produce la pérdida del órgano o de su uso. El cuestionamiento
del recurrente en cuanto a que las funciones que el bazo
comúnmente desarrolla no son insustituibles lo es con
prescindencia de lo establecido por la ley interpretada (C.P., 91),
que reprime tanto la pérdida de un órgano como su uso. "La ley
no se refiere a la pérdida de una función, sino a la pérdida de una
estructura orgánica destinada a una función, aunque no sea la
fuente exclusiva de ella" (Núñez, Ricardo C., "Derecho Penal
Argentino", Pte. Especial III, 207, Ed. Bibliográfica Argentina,
1965). Así también lo entendió la autorizada doctrina (Soler
Sebastián, "Derecho Penal Argentino", t. III, 129, Ed. Tea, 1970;
Fontán Balestra, "Tratado de Derecho Penal", T. IV, 280, Ed.
Abeledo Perrot, 1968; Laje Anaya-Gavier, "Notas al Código Penal
Argentino", t. II, Pte. Especial, Ed. Lerner, 1995, 63; Laje Anaya,
Justo, "Comentarios al Código Penal", Parte Especial, vol. III, 79 y
75; Creus, Carlos, "Derecho Penal", P.E., t. I, 84, Ed. Astrea, 1983).
Si conforme se comenzarà en estos considerandos, la ley indica
como lesiones gravísimas, por un lado, la "pérdida" de un órgano
y, por otro, del "uso" de un órgano; se están indicando dos tipos
de afectación que no pueden superponerse. El uso es funcional,
la pérdida es anatómica, aunque la función del órgano sea
sustituida por otros (en igual sentido, Cámara de Acusación de
Córdoba, 16/9/88, "Brandán"; Lucero Ofredi, "Estudios de las
figuras delictivas", dirigido por Daniel P. Carrera, Ed. Advocatus,
Córdoba, 1994, págs. 128/129). En la jurisprudencia, la solución
adoptada es seguida por: C.C. Concepción del Uruguay,
30/11/61, L.L. 102-488. S.T. Entre Ríos, 17/6/53, L.L. 71-429,
J.A. 1953.IV.369, citados por Rubianes, "Código Penal", t. 2, 595,
Depalma, 1974; C.C. Cap. s. 21/12/78, "Lanitte", cit. por
Rubianes, ob. cit. 3º actualización, Ed. Depalma, 1980, p. 198;
C.N.Cr. y Corr., sala IV, diciembre 21-1978, "Lahitte", L.L. 1979-A-
447; S.C. Buenos Aires, 24/8/82, "Suárez"; C.Cr. Sta. Fe, sala I,
18/4/80, citados por L.L., Digesto, t. VI, p. 737/738, Bs. As.,
1996). En tal entendimiento, agregò que la privación puede
originarse, entonces, por dos causales: a) pérdida anatómica y
b) ausencia de toda efectividad funcional (pérdida del uso), las
que actúan en forma indistinta. La pérdida anatómica de un
órgano solo se considera lesión grave por disminución funcional,
en los supuestos en que la función es cumplida por órganos
dobles. Contrariamente, en aquellos órganos anatómicamente
únicos, como el bazo, que contribuye a una función común con
otros distintos, la extirpación de esa pieza anatómica da lugar a
la lesión gravísima (Cfr. CREUS CARLOS, "Derecho Penal", Parte

Especial, Tomo I, Ed. Astrea, 1983, pág. 84) …4.

[4] T. S. J. de la Provincia de Córdoba, "Sampo Ruben Roberto - p.s.a. Lesiones gravísimas,

otros. -Recurso de Casación-" (Expte. "S", 11/2000) (2000).

Lesiones culposas. Persecución penal de las lesiones leves


A continuación, encontraremos hechos de lesiones culposas que responden
a sentencias reales de la justicia comercial. Estas servirán al alumno para
comparar con el caso práctico que debe realizar y cuya respuesta se
encuentra al final de la bolilla, pero que corresponde al delito de lesiones
dolosas, es decir que requiere conocimiento y voluntad.

Lesiones culposas: las mismas conductas que fundamentan la imputación


de homicidio culposo lo hacen respecto de las lesiones culposas.

Art. 94

Se impondrá prisión de un [1] mes a tres [3] años o multa de mil [1.000] a
quince mil [15.000] pesos e inhabilitación especial por uno [1] a cuatro [4]
años, el que, por imprudencia o negligencia, por impericia en su arte o
profesión, o por inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo,
causare a otro un daño en el cuerpo o la salud. 

Si las lesiones fueran de las descriptas en los artículos 90 o 91 y concurriera


alguna de las circunstancias previstas en el segundo párrafo del artículo 84,
el mínimo de la pena prevista en el primer párrafo, será de seis [6] meses o
multa de tres mil [3.000] pesos e inhabilitación especial por dieciocho [18]
meses.5

[5] Art. 94, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. [Modificado por la Ley 27347, B.O. 6/1/2017].
Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/texact.htm#15
A continuación, se incluyen algunos ejemplos de hechos que encuadran en el
tipo de lesiones culposas, y otros en donde sus elementos componentes no
lo permiten. A los fines de su análisis, los jueces de la Cámara Nacional en lo
Criminal y Correccional utilizan la “teoría de la imputación objetiva”; por ello,
se recomienda su repaso del manual obligatorio de la materia “Derecho
Penal Parte General”.

1) Hecho: La imputada fue procesada en orden al delito de


lesiones culposas. Se le atribuyó el no haber controlado
debidamente a su perro, cuando el 21 de septiembre de 2007 lo
paseaba sin llevar correa ni bozal colocados, y se abalanzó
sobre una persona a la que le mordió su brazo derecho y le
provocó lesiones de leve entidad. Fallo: "(...), el riesgo creado
que se concretó en las lesiones causadas a (...), ha sido la
consecuencia directa de una conducción irresponsable del
animal, siempre que por no llevar dispuesto el bozal, ni la correa
reglamentarias, agredió al damnificado. (...). Luego, como ha
sido entendido, "quien posee en su esfera de dominio una fuente
de peligro (...animales...) para bienes jurídicos, es el responsable
de que tal peligro no se realice." (1). Así, puede concluirse en
que, del deber de control de fuentes de peligro que operan en el
propio ámbito de dominio, se deriva la posición de garante, que
implica asumir el control correspondiente que tiende a velar por
la indemnidad de los bienes jurídicos (2). En consecuencia, se
verifica conformado el juicio de convicción exigido por el artículo
306 del Código Procesal Penal, en la medida en que dable es
sostener, con el convencimiento que requiere esta etapa del
proceso, que las lesiones de la víctima encuentran como nexo
causal la imprudente actividad de la encausada, al no mantener
el efectivo dominio del animal que, bajo su custodia, se
encontraba sin el bozal reglamentario colocado. Por ello, esta
Sala del Tribunal RESUELVE: CONFIRMAR el auto documentado

a fs. 51/54, en cuanto fuera materia de recurso. (...)6.

[6] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala VII, “Sigal, Martha B. - 11/07/08 - c. 34.579”.

2) Hecho: En los delitos culposos a fines de acreditar la


responsabilidad penal del acusado, se debe verificar
necesariamente la existencia de una violación al deber objetivo
de cuidado, que haya creado o aumentado un riesgo
jurídicamente desaprobado y que tenga una relación directa con
el resultado típico. "...las intervenciones médicas sobre el
paciente pueden generar peligro..."; "…la norma prohíbe
solamente aquellas que sobrepasan el nivel del riesgo permitido:
sobre estas recae el enfoque del sistema penal...". Si la lesión
sufrida por la damnificada al efectuarse un tratamiento estético
(peeling químico), no fue producto de una negligencia o
imprudencia del encausado en su lex artis, sino una reacción
propia, posible e inevitable de la técnica a la que se sometió,
corresponde confirmar el sobreseimiento dispuesto en orden al

delito de lesiones culposas”7.  

[7] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala IV, “Suarez Varagot, Osvaldo - 20/07/06 - c.

29.591”.

3) Hecho: "quien posee en su esfera de dominio una fuente de


peligro (...animales...) para bienes jurídicos, es el responsable de
que tal peligro no se realice". Del deber de control de fuentes de
peligro que operan en el propio ámbito de dominio, se deriva la
posición de garante, que implica asumir el control
correspondiente tendente a velar por la indemnidad de los
bienes jurídicos. El imputado, al no haber observado el
reglamento que le imponía el deber de conducir a su can de raza
"rottweiler" con correa o bozal, omitió el deber de control
provocando lesiones en el cuerpo del damnificado. Por ello,
corresponde confirmar el auto decisorio que dispuso el
procesamiento del encausado en orden al delito de lesiones

culposas”8. 

[8] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala VII, “Melgarejo Miranda, Luis - 28/06/06 c.

29.342”.

4) Hecho: “Si bien todo conductor debe tener en cuenta las


contingencias del tránsito, no puede elevarse esta previsión a un
principio absoluto de responsabilidad, cuando un conductor que
realizó el cruce correctamente, con luz habilitante, a velocidad
normal, resultando evidentemente imprevisible la aparición del
damnificado a bordo de su bicicleta, quien, con su actuar, en
principio desaprensivo, se habría autocolocado en situación de
riesgo, al efectuar una maniobra peligrosa. "Sin embargo, ...
mayor importancia práctica... la tenga aquellos otros supuestos
en los que la víctima, con su propio comportamiento, da la razón
para que la consecuencia lesiva le sea imputada; casos en los
que, por lo tanto, la modalidad de explicación no es la "
desgracia", sino la lesión de un "deber de autoprotección" o
incluso la "propia voluntad"; las infracciones de los deberes de
autoprotección y la voluntad se agrupan aquí bajo el rótulo de
"acción de riesgo"...Al igual que el autor no puede comportarse
de modo arriesgado distanciandose de las consecuencias de su
comportamiento, tampoco la víctima puede asumir un contacto
social arriesgado sin aceptar como fruto de su comportamiento
las consecuencias que conforme a un pronóstico objetivo son
previsibles..." (*). "...el daño ha de ser la consecuencia del riesgo
corrido y no de otros fallos adicionales, y el sujeto puesto en
peligro ha de tener la misma responsabilidad por la actuación
común que quien lo pone en peligro. Y además aquel, al igual
que ya sucede en la autopuesta en peligro, ha de ser consciente
del riesgo en la misma medida que quien lo pone en peligro. Si
se dan estos dos presupuestos, habrá "asumido" el riesgo". El
damnificado asumió la consecuencia de la conducta atribuida al
imputado, desde que efectuó el cruce de la avenida en diagonal,
existiendo una "asunción del riesgo" por parte del mismo, puesto
que el resultado - las lesiones padecidas- fue producto del riesgo
corrido, como así también, este era consciente del mismo, por lo
que debe revocar el procesamiento del incuso y ordenar su

sobreseimiento”9.

[9] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala VI, “Veron, Antonio - 8/06/06 - c. 29.659”.

5) Hecho: “Debido a su condición de guía turístico, el encartado


revestía la calidad de garante y en función de ello tenía el deber
de proteger al contingente escolar, destacándose que tanto el
lugar donde se asienta la cantera como sus inmediaciones, eran
particularmente peligrosos debido a los elementos que se
manipulaban. También el encargado de voladuras de la cantera
revestía la posición de garante y quedaría bajo su
responsabilidad evitar la presencia o por lo menos el acceso de
particulares a los explosivos diseminados por ese lugar o sus
alrededores. Resulta intrascendente si el contingente escolar
contaba o no con autorización para la recorrida y si la visita se
llevó a cabo durante una jornada en la que no se desarrollaban
tareas en la cantera. Por tanto, corresponde confirmar el
procesamiento de los imputados en orden al delito de lesiones

culposas graves”10.  

[10] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala IV, “Benedet, Mario D. - 21/03/06 - c. 28.261”.

6) Hecho: “Si está demostrado que en su condición de experto


médico a cargo (jefe de Radiología), nunca constató si la sonda
fue bien o mal colocada, porque "no tenía la mirada fija en la
paciente al momento de la colocación" o "no pudo ver dónde
estaba colocada, es decir, si estaba vía anal"; demuestra sin
ambages que incumplió el art. 20 de la ley 17312 que prohíbe
"delegar en su personal auxiliar, facultades, funciones o
atribuciones inherentes o privativas de su profesión", en el caso,
al menos ejercer el control debido de lo que su auxiliar
efectuaba. La "división de tareas" o "la sencillez de la práctica"
no lo eximen de su compromiso profesional, porque era su
obligación fiscalizar la maniobra que le encomendaba al técnico
radiólogo, quien cometió un error grosero en la colocación de la
sonda. En materia de responsabilidad médica, la culpa se debe
apreciar únicamente, cuando esta deviene de circunstancias
que revelen imprudencia o negligencia contrarias a las normas
del arte o profesión. Es que el principio de confianza, en
particular en la cooperación con división del trabajo, debe
retroceder cuando los intervinientes (caso del médico que dirige
la operación) poseen especiales deberes de vigilancia o
concretas misiones de control. En esa dirección, "quien aparece
como jefe o encargado del mismo [equipo médico] siempre
tiene bajo su responsabilidad una serie de aspectos residuales
de control que están ineludiblemente a su cargo sin perjuicio de
la delegación. De alguna forma, el jefe es el garante del
adecuado funcionamiento del equipo y de que la división de
roles sea un beneficio y no un peligro que se concrete en
perjuicios al paciente". Fue el técnico radiólogo quien, violando el
deber de cuidado, provocó la lesión excediendo las facultades
propias de su cargo, porque sabía que, en todo caso, su función
como auxiliar solo le permitía "la colocación de los chasis y
aplicar la técnica correspondiente en el teclado del aparato de
rayos". Incumplió las obligaciones del art. 85 de la ley 17.132
que le compele a "actuar únicamente por indicación y bajo
control médico... directo y en los límites de su autorización",
exceso que no puede excusarse tan solo con el argumento de
que "se limitó a cumplir con las órdenes del médico ... en virtud
de obediencia debida", ya que aun cuando le pudo ser
encomendada esa tarea, la debió ejecutar conforme a las reglas
de la lex artis  o bien pudo negarse a ejecutarla por resultar
legalmente prohibida en esas condiciones. En la imprudencia
penal no ingresan lo fortuito o el acaso, sino lo previsible o
evitable. De ahí que, en el ámbito de los profesionales de la
salud, surgen dos reglas básicas: el deber de actuar
prudentemente en situaciones de riesgo y el deber de omitir
acciones peligrosas. Deviene procedente confirmar el
procesamiento de los imputados en orden al delito de lesiones

culposas…”11.

[11] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala VII, “Aronow, Isaac y otro - 14/02/06 - c.

28.349”.

 
Las lesiones graves y gravísimas son perseguibles de oficio. Las leves son
dependientes de instancia privada (art. 72 CP), salvo que mediaren razones
de seguridad o interés, en cuyo caso, se procede de oficio. Se dan estas
razones cuando, por su naturaleza o circunstancia, el hecho resulta
sintomático de un peligro potencial para las personas o los bienes. Concurren
razones de interés jurídico cuando su conocimiento y juzgamiento resulta útil
para el orden o bienestar de la comunidad.

Homicidio y lesiones en riña y agresión. Bien jurídico


protegido

Art. 95

Cuando en riña o agresión en que tomasen parte más de dos personas,
resultare muerte o lesiones de las determinadas en los artículos 90 y 91, sin
que constare quiénes las causaron, se tendrá por autores a todos los que
ejercieron violencia sobre la persona del ofendido y se aplicará reclusión o
prisión de dos a seis años en caso de muerte, y de uno a cuatro en caso de
lesión.

Art. 96

Si las lesiones fueron las previstas en el artículo 89, la pena aplicable será de
cuatro a ciento veinte días de prisión.12
[12] Arts. 95 y 96, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15

Definición de riña y agresión

La riña o agresión sigue la teoría de la “incertidumbre sobre el autor”, ya que


en la riña no existe lo que se denomina “complicidad”. La riña es un
acontecimiento recíproco (ataque y defensa de todos los intervinientes) que
impide poder individualizar al autor de las lesiones o muerte. La agresión es
un acontecimiento de varios contra uno u otros que se limitan a defenderse
pasivamente porque si la defensa es activa, devolviendo las agresiones,
volvemos al tipo de riña.

Estructura del delito

Para que se configure este tipo, deben darse algunos requisitos: 1) que
tomen súbitamente más de dos personas; 2) que entre los intervinientes no
exista acuerdo para matar o lesionar; 3) que resulte alguien muerto o
lesionado; 4) que se ignore quién fue el autor; 5) que se conozca quiénes
ejercieron violencia sobre la o las personas. El dolo requerido es el de
intervenir en la riña o agresión desplegando violencia.
La Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal señala: 

Para que se configure el delito de homicidio por agresión (art. 95


del C.P.), la acción de los agresores debe ser el fruto del impulso
de la particular decisión exaltada de cada uno, no pudiendo ser
concertada, preordenada, o improvisadamente. Si existió una
verdadera participación criminal, una concertación de
voluntades, un actuar conjunto y un final ordenado, se configura
la mentada convergencia y debe descartarse la figura del art. 95
del CP. La jurisprudencia ha admitido la responsabilidad penal
por homicidio a título de coautor en quien no hubiere asestado la
puñalada mortal (CSJN, L.L. 17-654) y la Suprema Corte de
Buenos Aires ha condenado por homicidio a quien, a pesar de no
haber sido él, sino su cómplice quien infirió a la víctima la lesión
mortal, tomó parte en la ejecución del hecho en virtud de un

acuerdo previo y en acción conjunta13. 

[13] Cám. Nac. de Casación Penal, Sala II, "Canevaro, Ignacio R. y otros s/ recurso de casación"

(1996).

Por su parte, ante distintos supuestos, la Cámara Nacional en lo Criminal y


Correccional sostiene:
1) …Para que sea aplicable la figura de homicidio en riña (art. 95
del C.P.) resulta necesaria la presencia de distintas condiciones -
desde el plano objetivo-: a) que no conste quiénes causaron la
muerte; b) que la muerte resulte de una riña o agresión; c) que
se haya ejercido violencia sobre la víctima. Si se ha demostrado
quién ha sido el autor de los hechos denunciados, no se da la
primera condición indispensable para la procedencia del tipo
legal y, por dicha razón, resulta innecesario el estudio de los
demás requisitos. Por tanto, corresponde confirmar la resolución
que dispuso el procesamiento del imputado en orden a los
delitos de homicidio simple en concurso real con el de lesiones

leves…14.

[14] Cám. Nac. de Casación Penal, Sala VI, “Garcia, Pedro - 12/06/06 - c. 29.881”. 

2) …Corresponde encuadrar en la figura de homicidio por


agresión, entendida ella como el acometimiento de varios contra
otro u otros limitado o limitados a defenderse, al hecho que los
testigos refirieron como un gran tumulto del cual el damnificado
apareció gravemente herido, luego muerto, sin que exista riña

previa como ataque y defensa de todos los intervinientes…15.

[15] Cám. Nac. de Casación Penal, Sala IV, “Luna, Rafael - 7/06/02 - c. 18.644”.
Diferencias y semejanzas con la participación criminal

Como señala Ricardo Núñez (2009), la riña tipificada en nuestro


ordenamiento legal penal sigue la teoría de la “incertidumbre sobre el autor”,
lo cual, de acuerdo a su origen, implica que en la riña “no hay complicidad”, “…
cada uno responde por sus propios golpes, y si no se alcanza a descubrir
quién fue el matador, ninguno es responsable de homicidio”.

No obstante, esa regla que conducía a la impunidad de los partícipes en la


riña con resultado de muerte “…fue complementada sacándose un
argumento, expresado a los fines del resarcimiento del daño por la ley Item
Mela § ed si pluses, Digesto, ad legem Aquiliam  en cuanto disponía que si
muchos hirieron al siervo y no constare quièn lo hizo todos se obligan”. Esta
regla traducida a la figura en cuestión señala que si en una riña hubo como
resultado un homicidio y se ignora quién entre los corrientes fue su autor,
todos los intervinientes en aquella deben ser sometidos a una pena
extraordinaria más benigna.

Teniendo en cuenta el desarrollo eminentemente teórico de las unidades, te


recomendamos leer los fallos y dictámenes fiscales que se agregan en una
carpeta adjunta a la presente unidad o lectura. La intención es que tomes
contacto directo con "Derecho Penal II" en toda su dinámica, y en este sentido,
qué mejor método que el estudio de las resoluciones emanadas por los
tribunales o procuradores fiscales, quienes tienen la tarea de poner en marcha
todo el andamiaje teórico que compone nuestra materia. Algunos fallos son
extensos y no son de tipo obligatorio; no obstante, aconsejamos —en la
medida de tu tiempo— su lectura.

C O NT I NU A R
Lección 2 de 3

Delitos contra las personas (continuación)

Delitos de peligro contra la vida e integridad personal

Abuso de armas Bien jurídico protegido. Sistematización

Art. 104

Será reprimido con uno a tres años de prisión, el que dispare un arma de
fuego contra una persona sin herirla. Esta pena se aplicará, aunque se
causare herida a que corresponda pena menor, siempre que el hecho no
importe un delito más grave. Será reprimida con prisión de quince días a seis
meses, la agresión con toda arma, aunque no se causare herida.16

[16] Art. 104, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15
El artículo abarca dos figuras distintas: por un lado, el “disparo de arma de
fuego”, por otro, “la agresión con arma”.

Disparo de arma de fuego. Estructura del delito. Subsidiariedad. Agravante,


atenuantes. (Ley 24193 y Ley 23592)

Conducta: disparar un arma de fuego contra una persona sin herirla, o que le
cause herida a la que corresponda pena menor, siempre que el hecho no
importe un delito más grave. El bien jurídico que se intenta proteger en este
caso es el peligro “real” (no abstracto) que implica para la seguridad de las
personas el desplegar estas conductas. 

“Arma de fuego” es un tipo de arma que dispara proyectiles en virtud de un


mecanismo de explosión. Existen otros tipos de armas que disparan
elementos, pero que no responden a este mecanismo (por ej., lanzallamas,
aire comprimido, ballesta, arco y flecha, etc.). La intención del sujeto activo,
del autor, es dirigir el proyectil en dirección de una o varias personas, creando
un peligro real y concreto para ellas. La figura requiere dolo directo o
eventual y admite tentativa.

Subsidiariedad: 

Objetiva

El disparo puede ser absorbido por la propia víctima (Ej., en caso de lesiones
graves o gravísimas). También puede ser absorbido por otro delito que lo
contenga, como, por ejemplo, un disparo que es abarcado por un hecho de
robo con uso de arma de fuego.

Subjetiva

Es la intención del autor la que desplaza la figura (Ej., tentativa de homicidio).
No obstante, la intención de matar no se desprende solo del disparo, sino de
circunstancias, objetivas, que rodean el hecho, y subjetivas, que rodean al
autor.

Veamos cómo es utilizada la figura prevista en el art. 104 del CP en un caso


concreto (“disparò un arma de fuego contra una persona sin herirla”). A tales
fines, se extrae parte de la sentencia n.° 41, del 12 de octubre de 2005,
dictada autos caratulados: "GAUNA CLAUDIO ALEJANDRO p.s.a. de
HOMICIDIO SIMPLE EN GRADO DE TENTATIVA" (Expte. Letra "G", N.° 05/05),
por la Sala Unipersonal N.° 2 de la Excma. Cámara de competencia múltiple
de la Novena Circunscripción Judicial con asiento en la ciudad de Deán
Funes. En esta sentencia (cuyo texto completo se incorpora en la carpeta de
“Fallos y dictámenes Unidad 4”), se delimita el elemento subjetivo de la
figura, contraponiéndolo al que requiere la figura de homicidio (en grado de
tentativa).
Hechos y calificación legal:

“Mérito de la Causa: (existencia del hecho y autoría): El examen


de los elementos de prueba precedentemente enunciados me
permite adelantar que el hecho tuvo existencia histórica y que el
acusado fue su autor, con la salvedad de que no medió intención
homicida, ni que las pequeñas lesiones que presentó la víctima
hayan sido consecuencia de los disparos de arma de fuego. En
efecto, la plena acreditación del hecho y la participación del
imputado Gauna no ofrecen mayores dificultades probatorias,
toda vez que contamos con los firmes dichos de los jóvenes
agredidos, Erika Aliendo y José Santi, quienes brindaron un
pormenorizado relato del suceso cuya autoría adjudican a
Gauna. Bien se puede inferir de estos dos testimonios que el
imputado, exnovio de la joven Aliendo, movido por el rencor y
despecho en razón de que esta había entablado nuevas
relaciones sentimentales con Santi, y en ocasión en que ambos
se encontraban sentados en la puerta de la vivienda de la novia,
se acercó hasta una distancia entre los dos y tres metros y
extrajo un revólver calibre 38 con el que efectúo primero dos
disparos de arriba hacia abajo que pasaron a escasa distancia
de los jóvenes, sin dar en el blanco, incrustándose en la pared de
la vivienda, a la altura del zócalo, según muestras las fotografías
de fs. 68, 70 y 71 para luego efectuar dos disparos más hacia la
casa en donde se había refugiado Erika, los que también
terminaron uno en la pared a la altura de la chapa que
individualizaba el número de la casa (ver fs. 73) y el otro en el
marco de la puerta de entrada (ver fotografías de fs. 74/75),
para finalmente un quinto disparo dirigirlo hacia el joven Santi
cuando escapaba del lugar intentando ponerse a resguardo (ver
fotografía de fs. 77). Cuadra destacar por cuanto se trata de una
cuestión fáctica que la finalidad de matar que le atribuye el
documento acusatorio se desvanece al examinar las
circunstancias objetivas que rodearon la balacera. La corta
distancia hacia las víctimas en que se colocó el agresor, entre
dos y tres metros, para efectuar los dos primeros disparos,
plantea el siguiente interrogante: ¿Por qué razón no dio en el
blanco?, si efectivamente el tirador se ubicó en la posición que
da cuenta la fotografía de fs. 69, vale decir, bien parado, frente a
la víctima, las que conformaban un blanco fijo. La respuesta al
interrogante planteado conduce, a mi modo de ver, a sostener la
falta de intención de matar en la actividad final del acusado.
Abonan esta tesis las declaraciones de los testigos Luis Alfredo
Gariglio, policía, quien confeccionó el Acta de Inspección Ocular
de fs. 3 y el Croquis de fs. 4, y de su colega Carlos Andrés Soria,
especialista de la sección Huellas y Rastros, quien tomó las
fotografías agregadas a la causa e incorporadas al debate, los
que fueron contestes en afirmar que, por las comprobaciones
efectuadas en el lugar del hecho (ubicación del tirador respecto
a las víctimas, y huellas dejadas por los disparos), resultaba
evidente que no quiso dar en el blanco, ya que era más difícil
errar que acertar. En igual sentido declaró el joven Santi.
Finalmente, resta considerar si las pequeñas lesiones que
presentó la víctima Erika Marisel Aliendo (de piel en hombro
izquierdo y tercio antero superior de brazo izquierdo) según el
certificado médico obrante a fs. 9 puede atribuirse a uno de los
disparos de arma de fuego efectuado por Gauna como lo
sostiene la acusación. La prueba aportada para resolver esta
circunstancia fáctica resulta de una insuficiencia patente,
deficiencia probatoria que me impide compartir la postura del
señor Fiscal de Cámara. Ni del certificado enunciado ni del
testimonio del médico que lo emitió, Pablo Semeniuk, se puede
inferir que dichas lesiones sean compatibles con las producidas
por el proyectil disparado por un arma de fuego, en este caso, de
un revólver de grueso calibre (38), cuya aptitud para su uso
específico no ha sido puesta en tela de juicio por cuanto la
pericia balística de fs.86/89 disipa toda duda al respecto. Sin
embargo, sobre la naturaleza del elemento empleado para
producir la lesión, peligro de vida, inhabilitación para el trabajo,
tiempo de curación, otros, circunstancias que, de rigor, deben
investigarse con el aporte de la medicina legal, nada se ha dicho
en la causa. Por el contrario, el Dr. Semeniuk se limitó a
consignar solo la presencia de una "herida de piel en hombro
izquierdo" y en brazo del mismo lado, refiriendo, al tiempo de
prestar declaración, que dado el tiempo transcurrido no podía
afirmar si era de arma de fuego (ver fs. 90), que se trataba de
una herida superficial, sin trascendencia (ver fs. 253 vta.). Como
corolario de todo lo expuesto tengo por acreditado el siguiente
HECHO: En la medianoche del diez de enero de dos mil cinco, el
prevenido Claudio Alejandro Gauna munido de un revólver
calibre 38, marca "Taurus", cargado con seis proyectiles aptos
para su uso específico que ocultaba entre su ropa, se apersonó
hasta el frente de la vivienda sita en calle Hipólito Irigoyen N.°
692 de la localidad de San José de la Dormida (Depto. Tulumba,
Pcia. de Córdoba), en donde se encontraba su exnovia Erika
Aliendo sentada en la verja junto a su actual novio José Augusto
Santi. Movido por el rencor y el despecho hacia la nueva pareja y
tras acercarse hasta el cordón de la vereda ubicándose de
frente a los nombrados a una distancia aproximada entre dos y
tres metros, extrajo el arma que portaba y apuntando hacia los
jóvenes efectúo dos disparos de arriba hacia abajo que pasaron
a escasa distancia, sin dar en el blanco, incrustándose en la
pared de la vivienda, a la altura del zócalo, para luego efectuar
dos disparos más hacia la casa en donde se había refugiado
Erika, los que también terminaron uno en la pared a la altura de
la chapa que individualizada el número de la casa y el otro en el
marco de la puerta de entrada para finalmente un quinto disparo
dirigirlo hacia el joven Santi cuando escapaba del lugar
intentando ponerse a resguardo sin herirlo. Vale decir que el
hecho acreditado resulta sustancialmente coincidente con el
contenido en la pieza acusatoria originaria, con exclusión de la
intención homicida allí contenida y de las lesiones leves que
presentaba la joven Aliendo, que no pueden atribuirse con
certeza al accionar del acusado. En consecuencia, dejò así fijado
el suceso acreditado (CPP art. 408 ic. 3) y contestada la primera
cuestión planteada. 

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA DOY LA SIGUIENTE


RESPUESTA: Conforme a las circunstancias fácticas fijadas al
resolver la cuestión precedente, la intención homicida por parte
del imputado ha sido descartada. Para mayor fundamento
acerca de la condición subjetiva de la tentativa de homicidio, me
remito a mi voto en la causa "Camaño" (Sent. N° 3 del 22/12/92)
y en igual sentido a la causa "Barrera" (Sent. Crim. N° 6 del
21/03/02, Sala Unipersonal N° 1), ambos de este tribunal,
pronunciamientos en donde se adhiere a la doctrina que solo
admite dolo directo en la tentativa (Núñez y Fontan Balestra).
Sin embargo, no puedo desconocer que hoy parte de importante
doctrina considera que el dolo de la tentativa no se diferencia del
dolo del delito consumado, vale decir que, si para la
consumación es suficiente con el dolo eventual, también será
suficiente para la tentativa (Conf. Bacigalupo, Lineamientos de
la Teoría del Delito, 3er. Ed. Hammurabi, pags.154/155). Desde
este último punto de vista, en el sub judice no podemos afirmar
que el acusado Gauna se haya representado como posible o
probable la realización del tipo de homicidio, precisamente por
todas aquellas circunstancias que rodearon el iter criminis. En
efecto, si pese al alto poder de fuego del arma empleada, a la
escasa distancia en que efectúo los disparos y a la trayectoria
de los mismos, no dio en el blanco, resulta evidente que no
medió propósito homicida, máxime cuando ningún obstáculo
ajeno a su voluntad le impedía su consumación. Como corolario
de todo lo expuesto, la conducta del encartado Gauna configura
el delito de Abuso de Armas reiterado (dos hechos) en los
términos del art. 104 primer párrafo del C.P. que reprime al que
disparare un arma de fuego contra una persona sin herirla. Que
en la emergencia ha mediado concurso real (C.P. art. 55) por
cuanto primero dirige su arma y dispara en contra de la pareja
de novios, lo cual configura un hecho, y luego al huir del lugar el
joven Santi, le apunta y efectúa el último disparo, por ello es que
se configuran dos hechos independientes, que se concursan
materialmente. Dejo así respondida la segunda cuestión

planteada…17.

[17] Excma. Cámara de competencia múltiple de la Novena Circunscripción Judicial Deán

Funes, Sala Unipersonal 2 "Gauna Claudio Alejandro p.s.a. de Homicidio simple en grado de

tentativa" (Expte. Letra "G", N.° 05/05). 

Art. 104

Será reprimida con prisión de quince días a seis meses, la agresión con toda
arma, aunque no se causare herida.
Art. 105

Si concurriera alguna de las circunstancias previstas en los artículos 80 y 81
inciso 1, letra a), la pena se aumentará o disminuirá en un tercio
respectivamente.18

[18] Arts. 104 y 105, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15

Agresión simple con toda arma. Estructura del delito.


Agravante y atenuantes

En este caso, se castiga toda agresión con arma, aunque no se cause herida.
Al igual que la figura anterior, se trata de un delito formal y de peligro, que se
consuma con la agresión misma, y que se excluye por resultado que cause
lesión o su tentativa. Para Núñez (2009) requiere dolo directo y es
incompatible con culpa o dolo eventual. Armas son tanto las propias como
las impropias. Son “propias” los instrumentos destinados para el ataque o la
defensa. Son “impropias” los instrumentos susceptibles de aumentar el
poder ofensivo por el uso que se le dé (básicamente, cualquier elemento). Se
requiere que el elemento posea alguna capacidad ofensiva.

El tratamiento de las agravantes y atenuantes deben ser estudiados del


manual.
Art. 106

El que pusiere en peligro la vida o la salud de otro, sea colocándolo en
situación de desamparo, sea abandonando a su suerte a una persona
incapaz de valerse y a la que debe mantener o cuidar o a la que el mismo
autor haya incapacitado, será reprimido con prisión de 2 a 6 años. 

La pena será de reclusión o prisión de 3 a 10 años, si a consecuencia del


abandono resultare grave daño en el cuerpo o en la salud de la víctima. 

Si ocurriere la muerte, la pena será de 5 a 15 años de reclusión o prisión.

Art. 107

El máximum y el mínimum de las penas establecidas en el artículo
precedente, serán aumentados en un tercio cuando el delito fuera cometido
por los padres contra sus hijos y por estos contra aquellos, o por el cónyuge.

Abandono de personas. Bien jurídico Protegido.


Sistematización
Este capítulo refiere a figuras en donde la acción resulta creadora de un
peligro para la integridad física de las personas.

Colocación en situación de desamparo. Estructura del delito

La conducta típica es “poner en peligro la vida o la salud de otro”. Luego,


enumera una serie de modalidades (“…sea abandonando a su suerte a una
persona incapaz de valerse y a la que debe mantener o cuidar o a la que el

mismo autor haya incapacitado…”19). El desamparo requiere dolo (admite


dolo eventual), es decir, conciencia y voluntad de abandonar. Es un delito de
peligro concreto y admite tentativa.

[19] Arts. 106, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

Abandono a su suerte. Estructura del tipo penal. Agravantes de ambos tipos

Figura 1: Exposición a peligro por abandono de una persona a su suerte


Fuente: elaboración propia.

Sujeto activo y pasivo sòlo pueden ser personas vinculadas por un deber
jurídico derivado de la ley (deber de los padres del menor con respecto a sus
hijos), de una convención (por ejemplo, el guía de montaña), de una conducta
precedente (autor que genera un peligro que luego debe neutralizar). El
sujeto pasivo —cualquiera de los mencionados— es incapaz de valerse, no
puede gestionarse o proveerse su manutención o cuidado. El abandono se
logra tomando distancia de la víctima, o manteniéndola, pero sin prestar
ayuda o sin desarrollar la conducta que el sujeto activo debería desplegar. No
se configura el hecho si el sujeto pasivo puede valerse por sí mismo o si
terceros pueden auxiliarlo o ayudarlo (su vida no corrió peligro).

Se incurre en el segundo supuesto (“abandono a su suerte a una persona


incapacitada por el propio autor”) cuando el sujeto activo, después de haber
incapacitado a una persona, se desentiende de manera tal que, con arreglo a
la incapacidad sufrida y las circunstancias del caso, crea un peligro para la
vida o salud de la víctima.

Se requiere dolo, admite el eventual y la tentativa. El tratamiento de las


agravantes y atenuantes deben ser estudiados del manual.

Omisión de auxilio. Concepto

Art. 108

Será reprimido con multa de pesos setecientos cincuenta a pesos doce mil
quinientos, el que encontrando perdido o desamparado a un menor de diez
años o a una persona herida o inválida o amenazada de un peligro cualquiera,
omitiere prestarle el auxilio necesario, cuando pudiere hacerlo sin riesgo
personal o no diere aviso inmediatamente a la autoridad.20

[20] Art. 108, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15

Estructura del tipo penal


Es un delito de pura omisión, formal y doloso, no admite tentativa y se
consuma con la omisión. No se agrava por los resultados dañosos que pueda
sufrir la víctima. El dolo requiere conocer la situación de peligro y no prestar el
auxilio o dar el aviso a la autoridad conforme se expone en el artículo.

La razón de la existencia de la figura está dada por el deber de solidaridad


social, de ayuda y asistencia mutua que nos debemos por ser miembros de
la sociedad. Sujeto activo puede ser cualquier persona, y pasivo, los
enumerados en el artículo. El autor omite prestar auxilio, pudiendo hacerlo, y
dar aviso inmediato a las autoridades. El autor no delinque si el auxiliar
concurre para él un “riesgo personal”. Ahora bien, para ese caso, la ley prevé
la obligación de “dar aviso inmediato a la autoridad”.

El delito se consuma con la omisión y no se requiere un resultado distinto a la


misma situación de peligro. Se tiene por consumado, aunque la víctima haya
sido socorrida por un tercero.

Veamos cómo son utilizadas las figuras previstas en los arts. 106 y 108 del
CP en distintos supuestos extraídos de fallos dictados por la Cámara
Nacional en lo Criminal y Correccional Federal.

Hechos y calificación legal:

 
1) …Dos son las imputaciones que se han formulado. Una
relacionada con una presunta mala praxis en la que habrían
incurrido los médicos que atendieron a la víctima en la clínica, y
otra referida al abandono de persona que se atribuye al chofer y
camillero. Si bien han sido motivo de análisis esas dos
situaciones de hecho, descartándose su posible concurrencia en
el caso, en lo que respecta a la primera (mala praxis), el juez de
grado no ha individualizado de un modo concreto sobre qué
personas recaía esa imputación, sino que solo realizó en los
considerandos manifestaciones genéricas en tal sentido. Y esa
deficiencia se torna más evidente en la parte resolutiva, donde
únicamente dispuso el sobreseimiento del chofer y camillero,
quienes resultan ajenos a todo lo concerniente a la atención de
la víctima en la clínica, en tanto solo se les atribuyó el delito de
abandono de personas (art. 106, CP). Así, nos encontramos ante
un vicio de entidad que trae aparejado la nulidad de la resolución
cuestionada, toda vez que la individualización de la persona
sobre la que recae el reproche penal es un requisito
indispensable para el dictado de un auto de sobreseimiento,
conforme la regulación que sobre ese acto procesal prevé el
CPPN (art 334 y sgts.). "La indicación del imputado a quien
beneficia [el sobreseimiento] deviene indispensable. El efecto de
la forma anticipada de concluir el proceso penal no se extiende
'erga omnes'. La nueva persecución (art. 1°, última oración) solo
se impide respecto de aquel que resultó amparado por el
sobreseimiento". Conforme básicos principios constitucionales,
la imputación es individual y dirigida a personas concretas,
extremo que al no haberse cumplido implicó una vulneración a
los derechos de esos sujetos. Sin esa precisa determinación de
la identidad de las personas sobre las que recaía la imputación
por mala praxis, se las ha privado de la posibilidad de ejercer su
derecho de defensa (art. 18, CN), ya sea en la instancia anterior
o ante esta instancia. En consecuencia, habrá de decretarse la
nulidad de la resolución. No obstante, la decisión nulificatoria,
por motivos de economía procesal, cabe hacer referencia, al
menos en líneas generales, al sobreseimiento dispuesto
respecto del chofer y camillero en orden al delito de abandono
de persona (art. 106, CP). El deber especial que recaía sobre los
imputados solo estaba constituido por la obligación de trasladar
a la víctima desde el sanatorio hasta su domicilio; es decir, la
posición de garantes que tenían respecto de la víctima, cuya
fuente era el contrato que unía a la obra social de aquella con la
empresa propietaria de la ambulancia, solo comprendía esa
obligación, que cumplieron satisfactoriamente, por lo que debe
ser descartada la figura penal mencionada. Sin embargo, a partir
del momento en que los imputados arribaron al domicilio de la
víctima, su deber para con ella pasó a ser el general de
solidaridad de asistir a otro, que le corresponde a todo
ciudadano, y que está previsto en el art. 108 del CP (omisión de
auxilio), hipótesis delictiva que, en principio, no podría ser
descartada. Ello por cuanto se encontraba en presencia de una
persona que estaba amenazada por un peligro (en el caso para
su vida), situación que no podían alegar desconocer por carecer
de conocimientos médicos (recuérdese que se trataba de un
chofer y un camillero de una ambulancia). Ello, no solo por la
particular situación de la damnificada, que era una paciente que
acababa de ser externada de un sanatorio luego de una
operación que cualquiera podría catalogar como compleja en
atención a su avanzada edad (73 años), sino porque otras
personas (vecinos) que se encontraban en el lugar, que en modo
alguno poseían conocimientos de medicina, advirtieron
rápidamente la gravedad de lo que ocurría. Pese a ello, tenemos
que, en principio, los imputados se habrían negado a prestar el
auxilio necesario (en el caso trasladar de modo inmediato a la
víctima al hospital más cercano, que, conforme las constancias
de autos, se encontraba a escasas cuadras del lugar), aun
cuando ningún riesgo personal (referido puntualmente a un
daño físico considerable) les impedía llevar a cabo esa tarea.
Corresponde declarar la nulidad de la resolución que dispuso el

sobreseimiento de los imputados21.

[21] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala I, “Etchart, Fernando A. y otro -

16/08/07 - c. 31.746”.

2) … El abandono de persona es un delito constituido por una


acción creadora de un peligro para la integridad física y psíquica
del sujeto pasivo. Esta conducta converge en la puesta en
peligro de la vida o la salud de una persona incapaz de valerse, a
la que el autor deba mantener o cuidar o a la que el mismo
agente haya incapacitado, al colocarla en situación de
desamparo o al abandonarla a su muerte. Si estos peligros no se
han corrido concretamente, el hecho es penalmente impune. La
situación de desamparo se presenta cuando el autor rodea a la
víctima de una serie de circunstancias que le dificultan o le
impiden obtener los auxilios que precisa, más, aun cuando ello
ocurra, no es igualmente típica la acción cuando el agente no
pone en peligro la integridad física de la persona afectada. El
abandono de persona se produce cuando se la deja privada de
los auxilios o cuidados que le son imprescindibles para
mantener su vida o la integridad actual de su salud, porque la
persona no puede suministrarse por sí misma los que le son
imprescindibles o se encuentra en una situación en que no
pueden prestárselos los terceros. Si la querellante recrimina al
cirujano haberla dejado sin atención personalizada luego de la
intervención por haberse ausentado al exterior y no se ha
evidenciado en las constancias médicas que la nombrada se
encontraba en la situación de peligro requerida por el tipo, pues
pudo ser auxiliada por el colega reemplazante y en caso de no
resultar de su confianza, por cualquier otro profesional, ha de
homologarse la solución liberatoria sustentada en el art. 336,

inc. 3° del CPPN22.

[22] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala IV, “Ferriols, Alberto - 7/07/06 - c.

28.058”. 
3) … El abandono de personas constituye un delito de omisión
impropia cuya configuración requiere, desde lo objetivo, la
puesta en peligro de la vida o la salud de una persona incapaz de
valerse, derivada de la colocación en situación de desamparo o
del abandono por parte de quien tiene la obligación de
mantenerla o cuidarla y la posibilidad objetiva de evitar el riesgo
por medio de la conducta debida, y desde lo subjetivo, el
conocimiento de aquellos extremos, especialmente, de la
situación objetiva de peligro concreto para la vida o la salud.
Abandonar significa colocar al sujeto pasivo en una situación de
desamparo material. Ello no ocurre cuando la víctima, de
acuerdo con las circunstancias especiales del caso, pueda
recibir asistencia en forma inmediata o si el amparo puede
prestarlo otra persona. Es de los denominados delitos puros de
omisión, es decir que es la inacción la que se convierte en
delictiva, el sujeto activo debe actuar por imperio legal y no lo
hace, dejando de prestar los auxilios o cuidados necesarios.
Para que sea punible esta conducta se requiere
indefectiblemente la comprobación que se puso en peligro la
vida o la salud del sujeto pasivo o en una situación de
desamparo de la que resulte peligro para la vida o salud, en
otras palabras, un abandono peligroso y capaz de repercutir en
la vida o en la integridad física de una persona. El abandono de
persona supone la existencia de un dolo en el autor referido al
desamparo de la víctima y al peligro corrido en la situación en
concreto, lo que significa que, a nivel intelectual, debe incluirse la
representación de la posibilidad de que se producirá un peligro
de lesión al bien jurídico protegido. No basta con la
comprobación de quehaceres descuidados o negligentes, que
no sobrepasan el límite de la culpa, puesto que el molde legal en
estudio no prevé la forma culposa de comisión. El dolo, directo o
eventual, que exige y/o admite la figura en análisis, no puede
presumirse, sino que debe acreditarse mediante elementos de
juicio probatorios idóneos que hagan surgir sin dudas razonables
la existencia de aquel. Por ello, el dolo específico que impone el
tipo, demanda de parte del autor que se desentienda del incapaz
y lo prive de una protección en sentido amplio. Este delito no
puede ser cometido por cualquier persona, sino que pueden
perpetrarlo aquellos que tienen un especial deber de cuidado,
quien ocupa una posición de garante, de lo que se desprende
que el sujeto activo debe mantener o cuidar a la persona
incapaz de valerse. No se reúnen los elementos del tipo penal si
el imputado no colocó al incapaz en situación de desamparo, no
existió peligro para su integridad física, es decir, no se lo privó de
los auxilios y cuidados que le eran imprescindibles para
mantener su vida y su salud ni tampoco se le obstaculizó o
impidió obtener los auxilios que su condición exigía. Por ello,
corresponde confirmar la sentencia que absuelve al imputado

en orden al delito de abandono de persona seguido de muerte23.

[23] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala VII, “Gonzalez Dazzori, Edgardo José

- 8/11/05 - c. 46.202”.
4)  … A fin de que una conducta pueda encuadrarse bajo el tipo
legal de abandono de persona, resulta necesario que se ponga
en peligro la vida o la salud de una persona, ya sea colocándola
en situación de desamparo o abandonándola a su suerte. Para
ello, debe realizarse, por parte de los que se hallan obligados a
actuar -denominados garantes-, una conducta que ponga en
peligro a una persona que no se hallaba en esa circunstancia, u
omitir prestar toda colaboración a una persona incapaz de
valerse por sí misma; impidiendo, asimismo, que terceras
personas presten la colaboración necesaria a fin de hacer cesar
dicho peligro. Si los denunciados no han colocado en peligro al
denunciante, la actitud desaprensiva y desinteresada hacia el
padecimiento de su enfermedad podrá ser valorada desde el
punto de vista moral, pero si no ha creado un peligro para aquel
según lo exigido por el tipo penal en cuestión, debe confirmarse
el auto por el cual se desestiman las actuaciones por

inexistencia de delito24.

[24] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala I, “L., I. S. y otros - 25/10/05 - c.

26.860”.

5) … Si los profesionales médicos que atendieron a la paciente


en ningún momento dejaron de prestarle la ayuda médica
necesaria, no se puede encuadrar la conducta de ellos dentro
del delito de abandono de persona. Dicha figura constituye un
delito de omisión impropia cuya configuración requiere, desde lo
objetivo, la puesta en peligro de la vida o la salud de una persona
incapaz de valerse derivada de la colocación en situación de
desamparo o de abandono por parte de quien tiene la obligación
de mantenerla o cuidarla y la posibilidad objetiva de evitar el
riesgo por medio de la conducta debida y, desde lo subjetivo, el
conocimiento de aquellos extremos, especialmente, de la
situación objetiva de peligro, del deber y capacidad de actuar y
de la posibilidad de evitación del resultado lesivo. Por ello, al no
poder encuadrar la conducta del Sanatorio en el delito omisivo
doloso que establece el tipo penal de abandono de persona,
dado que la decisión del Sanatorio fue de no continuar con la
asistencia de la paciente una vez externada del mismo, debe
confirmarse la desestimación de la denuncia por inexistencia de

delito…25.

[25] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala I, “Sanatorio Güemes - 15/07/04 - c.

22.788”.

C O NT I NU A R
Lección 3 de 3

Referencias

Cám. Nac. de Casación Penal, Sala II, "Canevaro, Ignacio R. y otros s/


recurso de casación" (1996).

Cám. Nac. de Casación Penal, Sala IV, “Luna, Rafael - 7/06/02 - c. 18.644”.

Cám. Nac. de Casación Penal, Sala VI, “Garcia, Pedro - 12/06/06 - c. 29.881”. 

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala IV, “Benedet, Mario D. -


21/03/06 - c. 28.261”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala IV, “Suarez Varagot, Osvaldo -


20/07/06 - c. 29.591”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala VI, “Veron, Antonio - 8/06/06 -


c. 29.659”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala VII, “Aronow, Isaac y otro -


14/02/06 - c. 28.349”.
Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala VII, “Melgarejo Miranda, Luis -
28/06/06 c. 29.342”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional, Sala VII, “Sigal, Martha B. -


11/07/08 - c. 34.579”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala I, “Etchart, Fernando


A. y otro - 16/08/07 - c. 31.746”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala I, “L., I. S. y otros -


25/10/05 - c. 26.860”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala I, “Sanatorio Güemes -


15/07/04 - c. 22.788”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala IV, “Ferriols, Alberto -


7/07/06 - c. 28.058”. 

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala VII, “Gonzalez Dazzori,


Edgardo José - 8/11/05 - c. 46.202”.

Excma. Cámara de competencia múltiple de la Novena Circunscripción


Judicial Deán Funes, Sala Unipersonal 2 "Gauna Claudio Alejandro p.s.a. de
homicidio simple en grado de tentativa" (Expte. Letra "G", N.° 05/05). 
Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable
Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15

Núñez, R. C. (2009). Manual de Derecho Penal: parte especial. Córdoba, AR.:


Lerner.

T. S. J. de la Provincia de Córdoba, "Sampo Ruben Roberto - p.s.a. Lesiones


gravísimas, otros. -Recurso de Casación-" (Expte. "S", 11/2000) (2000).
Delitos contra el honor

Bien jurídico protegido. Sistematización

Injuria

Calumnia. De nición

Delitos contra el honor y la libertad de prensa

Referencias

Revisión del módulo


Lección 1 de 6

Bien jurídico protegido. Sistematización

En este tipo de figuras, el bien jurídico que la norma intenta proteger, y que la
acción del autor lesiona, es el honor. El honor es la propia personalidad,
entendida como la suma de cualidades físicas, morales, sociales y/o
profesionales, valiosas para la comunidad y atribuibles a una persona
(Nuñez, 1964, como se citó en Pazos Crocitto, agosto de 2011). El honor
subjetivo u honra, está constituido por las cualidades que se atribuye el
propio interesado. En cambio, cuando son terceros los que atribuyen esas
cualidades al interesado, se habla de “honor objetivo” o crédito. No es
requisito que el sujeto pasivo de la ofensa posea realmente las cualidades
valiosas que se le niegan, se presupone que siempre existe honor.

Subjetivamente, los delitos contra el honor reclaman el conocimiento del


carácter ofensivo de las expresiones por parte del sujeto activo y la voluntad
de ofender al sujeto pasivo con el desarrollo de esa conducta. Asimismo, la
nueva redacción de la Ley 26551 del año 2009, requiere que las injurias y
calumnias sean hechas de manera asertiva. Con ello, se requiere que se
afirme de manera categórica alguna cualidad deshonrosa hacia la persona.
Todo ello significa que las mismas requieren dolo directo, y con un
especial  animus injuiriandi, atento a que la misma ley derogó las injurias
equívocas o encubiertas existentes en el Código. Finalmente, solo pueden
ser sujetos pasivos de este tipo de delitos las personas físicas, no así las
personas jurídicas.

A continuación, y antes de adentrarnos en los contenidos teóricos de la


materia, vamos a analizar un fallo perteneciente al Tribunal Superior de
Justicia de la Provincia de Córdoba (T. S. J.):

SENTENCIA NÚMERO: CIENTO OCHENTA Y CUATRO: En la


ciudad de Córdoba, a los nueve días del mes de agosto de dos
mil once, siendo las diez horas, se constituyó en audiencia
pública la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, presidida
por la doctora María Esther Cafure de Battistelli, con asistencia
de las señoras Vocales doctoras Aída Tarditti y María de las
Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de dictar sentencia en
los autos “Querella presentada por GHIGGIA Hender Bautista c/
TURINA Azucena María del Valle por calumnia -Recurso de
Casación-” (Expte. “Q”, 1/2010), con motivo del recurso de
casación interpuesto por el Dr. Ernesto José Gavier, con el
patrocinio letrado del Dr. Tristán Gavier, a favor de la imputada
Azucena María del Valle Turina, en contra de la Sentencia
número cincuenta y cuatro, del diecisiete de noviembre de dos
mil nueve, dictada por el Juzgado Correccional de Segunda
Nominación de la ciudad de Córdoba. 
Abierto el acto por la Sra. Presidente, se informa que las
cuestiones a resolver son las siguientes: 

1°) ¿Ha sido indebidamente inobservada la conciliación arribada


entre Hender Bautista Gigghia y Azucena María del Valle
Turina? 

2°) ¿Qué resolución corresponde dictar? 

Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden:


Dras. Aída Tarditti, María Esther Cafure de Battistelli y María de
las Mercedes Blanc G. de Arabel. 

A LA PRIMERA CUESTIÓN: 

La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo: 

I. Por Sentencia n.° 54, del 17 de noviembre de 2009, el Juzgado


Correccional de Segunda Nominación de la ciudad de Córdoba,
en lo que aquí resulta de interés, resolvió: "...Disponer el
sobreseimiento total en la causa a favor de Azucena María del
Valle Turina, ya filiada, por el delito de calumnias que en los
términos del art. 109 del C. Penal le atribuía la querella, en
función de lo dispuesto por los arts. 434 última parte y 350 inc. 3,
cuarto supuesto del CP...." (fs. 20 vta.). 
II.1. En primer lugar, el Dr. Enrique José Gavier, con el patrocinio
letrado del Dr. Tristán Gavier, en favor de la imputada formula un
planteo de inconstitucionalidad de los arts. 434, 445 y 472 del
CPP, pues considera que dichas normas afectan las garantías
constitucionales de defensa en juicio (arts. 41, C. Pcial. y 18,
CN), tutela judicial efectiva (art. 8, inc. 1 de CADH), el derecho a
ser oído (arts. 40, C. Pcial. y 18, CN), y el derecho al doble
conforme o derecho al recurso (art. 8, inc. h, CADH y art. 75, inc.
22 CN). 

Bajo el acápite "Resolución recurrible", el quejoso caracteriza al


fallo impugnado como sentencia definitiva que pone fin a la
acción y cierra irrevocable y definitivamente al proceso, para el
caso de que no se considere definitiva, según aquel, deberá
igualmente anularse el fallo pues causa un perjuicio de
imposible reparación ulterior. Por último, alega que no empiece
la viabilidad de la impugnación la modificación operada por la
Ley 26551 al Título II, Delitos contra el Honor del CP, dando
razones de ello. 

Recuerda que la impugnabilidad objetiva es uno de los requisitos


formales de la casación, advirtiendo que la sentencia de
sobreseimiento en crisis no se encuentra taxativamente entre
las enumeradas en el art. 472, pues no es condenatoria,
tampoco de sobreseimiento o absolutoria que imponga a la
acusada una medida de seguridad o lo condene a la restitución
de daños, ni un auto que deniegue la extinción, conmutación o
suspensión de la pena. 

Entiende que las disposiciones legales cuestionadas impiden la


defensa en juicio que tiene jerarquía constitucional, en tanto el
principio de taxatividad en el que aquellas se asientan a la
postre la perjudicarán en razón de los fundamentos invocados
en el sobreseimiento. 

Expresa que también viola la tutela judicial efectiva y el derecho


a ser oído, pues al actuar la jurisdicción correccional como única
instancia cesa allí la protección, impidiendo a la defensa ser
escuchada frente a la patente resolución arbitraria. 

Asimismo, expone que se violenta la garantía de la doble


instancia, pues la ley procesal la habilita a la querellada a
solicitar que la sentencia sea revisada. 

Explica que el interés en recurrir se patentiza en el acta de


conciliación, del 12/11/2009 (fs. 18), en donde el fenómeno
jurídico producido es una conciliación y no una retractación,
como se lo ha considerado inexplicablemente en la sentencia de
sobreseimiento, poseyendo ambos institutos diferente
naturaleza. 
Enuncia que la retractación presupone una conducta de la
querellada que lesiona el honor y la personalidad de la
querellante, es decir, supone la "confesión" de haber cometido el
delito de calumnia, lo que no ha sucedido de ninguna manera.
Con esta atribución, se coloca a su asistida en la situación
eventual de ser obligada a "publicar" a su costa dicha
retractación que no existió (art. 441 del CPP). A su vez, con ello
se le asigna el carácter de "arrepentida", lo que tampoco es
cierto. 

Especifica que, por el carácter de delegada electa para


representar a la Colegiación de Farmacéuticos, si aquella
circunstancia se mantuviera, se la consideraría "mentirosa y
falsa", lo cual, además de agraviarla moralmente, la condiciona a
una posible sanción ora directamente por su aparente conducta
antitética, ora por significar un descrédito ante sus pares y ante
terceros, lo cual configuraría un mal desempeño. 

Reitera que el beneficio del sobreseimiento se presenta como


degradante para la imputada, quien si hubiera conocido este
resultado, hubiera preferido enfrentar el juicio y probar sus
dichos. Manifiesta que el sentenciante ha castigado a quien ha
cumplido con su deber, ponderando como cierto lo alegado en la
querella de Ghiggia. 
Advierte que no se trata de una casación motivada por una mera
alteración del orden de las causales del art. 350, del CPP, sino de
una pésima aplicación de la ley penal sustantiva. Diferencia que
la retractación es un instituto del derecho sustantivo, y la
conciliación, del derecho adjetivo. 

Reitera consideraciones acerca de su interés en recurrir,


sosteniendo que, si no procediera el planteo de
inconstitucionalidad, tenga a bien este Tribunal declarar abierto
el recurso en función de una interpretación armónica de las
normas procesales contenidas en la ley procesal penal (arts. 1,
3, 4,33, 190, 432, 343, primera parte, 442,443, 445,456, 468 y ss
del CPP). 

2. Para el caso que se admitiera el recurso de casación, el


impugnante al amparo del motivo sustancial (art. 468 inc. 1, del
CPP) cuestiona la resolución mencionada, pues estima que han
sido erróneamente aplicados los arts. 434, segunda parte y 350
inc. 3, 4to. supuesto del CPP, en función del art. 117 del CP
(aclarando que este fue dispuesto implícitamente por cuanto se
dio su concepto y las normas procesales se relacionan
necesariamente con él). 

Repasa las constancias de la causa y luego afirma que en la


audiencia de conciliación efectuada el 12/11/2009, ambas
partes, junto con sus abogados, acordaron renunciar
mutuamente a las acciones civiles y penales que pudieran
corresponder por el conflicto suscitado entre ellos, y que las
costas serían por el orden causado. Señala que el querellante
aceptó las explicaciones dadas por la querellada considerando
que las mismas eran satisfactorias, expresando en particular
esta que "en ningún momento sintió que había sido amenazada
en dichas circunstancias". 

Afirma que, dados estos antecedentes, el juez correccional


errónea y arbitrariamente calificó tal acuerdo o explicación como
una retractación formulada por su asistida, disponiendo el
sobreseimiento de conformidad a lo normado por el art. 434,
segunda parte, del CPP, basado en la existencia de una excusa
absolutoria (CPP, art. 350, inc. 3). 

Aduce que las expresiones vertidas en dicha audiencia no


suponen que la querellada haya asumido el hecho endilgado, se
haya arrepentido o desdicho de lo expuesto, y menos aún,
pedido perdón, como correspondería para el caso de una
retractación válida. Reseña doctrina sobre la diferencia entre
esta y la conciliación. 

Entiende que las distintas consecuencias que acarrean ambos


institutos demuestran el gravamen irreparable que la decisión
cuestionada implica; advierte que la conciliación es una causa
extintiva de la acción penal no por mandato autónomo del
derecho procesal, pues ello resultaría inconstitucional, sino
porque es una forma legal de reglamentar un supuesto de
renuncia del agraviado regulado en el derecho sustantivo (CP,
art. 59 inc. 4). 

Reitera que la conciliación significa que las partes han llegado a


un acuerdo por cuanto se han dado explicaciones satisfactorias
sobre la cuestión traída a juicio, renunciando estas a las costas
penales y civiles en juego; mientras que, en la retractación, la
querellada asume como propia las acusaciones vertidas en la
querella por calumnias y se desdice, es decir, se retracta,
habilitando al querellante a ejecutar la sentencia, mediante la
orden de publicación (art. 441 del CPP). Pondera que la
aplicación de este último instituto no constituye una derivación
razonada del derecho según las circunstancias comprobadas en
la causa. Cita jurisprudencia sobre estos supuestos. 

Observa que un análisis breve de lo expresado por su defendida


da cuenta de las razones explicitadas. En primer lugar, señala
que lo único que ella reconoció es que presentó una nota el
1/09/2009, y no que el contenido de dicha presentación fuera
calumnioso o que hubiera cometido delito mediante la misma.
Al contrario, la querellada depuso que esa nota fue dispuesta en
cumplimiento de sus deberes de delegada titular de la Caja de
Previsión Social para Profesionales de la Salud de la Provincia de
Córdoba, cargo que ostenta por elección de sus pares. Agrega
que de la lectura atenta de aquella surge que se trata de un acto
funcional propio de quien actúa con lealtad, dedicación y celo de
su cargo en un organismo público según lo establece el art. 1 de
la Ley Provincial n.° 8577, que es la que regula su actividad
previsional, la cual asimila a la de un funcionario público. 

Recuerda que esta comunicación concuerda con otra anterior


presentada por la imputada ante la misma autoridad e
institución en la que denunciaba dos irregularidades; una residió
en que el Director Ghiggia llevaba con el asesor legal externo de
la Caja, el Dr. Miguel Escalera, un juicio particular, siendo que
debido a su calidad funcional -esto es, encargado de la
administración, supervisión y control del área de legales- debía
controlar al letrado; la otra, consistió en que su hijo, Sebastián
Ghiggia, veterinario, afiliado a la Caja, a pesar de ser deudor
moroso de esta ni siquiera se lo intimó para que regularizara su
deuda. Se pregunta cómo podía vigilar al abogado sin que
influyan sus intereses personales y funcionales en dicha
inspección. Acompaña esta segunda nota con el presente
recurso. 

Entiende que estos antecedentes desataron la ira del


querellante que habló con la acusada por teléfono con intención
de amenazarla, lo que provocó, a su vez, que esta postulara el
libelo considerado calumnioso. No era, según el recurrente, una
cuestión personal, sino funcional, y eso fue lo que se le explicó al
a quo, no significándose con ello que aquella se retractaba de
los escritos aludidos. Todo lo contrario, representó la ratificación
de la denuncia, especificándose que sus afirmaciones fueron en
cumplimiento de sus deberes. Es que, insiste, su asistida no
podría desdecirse de aquello que por sus funciones pretende
que se investigue; esto le fue expuesto específicamente al
querellante antes del acuerdo conciliatorio, a continuación de la
explicación sustentada -es decir, que no era nada personal- que
quedó plasmada en la frase "no pretendiendo afectar su buen
nombre y honor". 

Por otra parte, expresa que la querellada cuando afirmó que "en
ningún momento se sintió amenazada", de ninguna manera
puede considerarse que ello evidencia una intención de
retractarse. Ello, porque dicha aseveración no supone que no
hubo amenaza, sino que la misma no tuvo efectos sobre su
defendida, demostrándose, en consecuencia, que no hubo un
arrepentimiento de su parte. 

Estima que esas frases separadas o juntas no expresan el


instituto cuestionado, tratándose dicha consideración de un
error inexplicable, injustificable e incomprensible por parte del
sentenciante. Incluso, sostiene, con ello se ha incurrido en una
contradicción, pues cuando se fija la base fáctica, se mencionan
las frases de Turina en conjunto con la conformidad de Ghiggia,
aduciendo que por esas dos concurrencias estamos frente a una
retractación, la cual, en rigor, es un acto unilateral. Añade que, si
los dichos de la querellada configuraran una retractación, en
nada influirían los dichos del querellante, en tanto que quien
decide sobre la existencia o no de la misma es el juez. 

Expone que "la dirigencia corrupta encaramada en parte del


Directorio levanta burlonamente esta falsa retractación como
bandera de triunfo y se refugia en ella garantizando su
impunidad ante el fracaso que implica no tener que investigar
los hechos que la querellada, cumpliendo con su deber,
denunció. De esa manera, se evitará que la delegada pueda
cumplir con su deber y que sea postulada nuevamente por los
cuatro mil farmacéuticos que ella representaba. En mayo/2010
caduca su mandato y es necesario postularse nuevamente para
uno nuevo". 

Finalmente, enuncia sus conclusiones, a saber: - la querellada


efectuó explicaciones que fueron de satisfacción del
querellante, - estimó actuar en cumplimiento de sus deberes
como delegada, y no pretendió afectar el buen nombre y honor
de Ghiggia, -no sintió que había sido amenazada, - no se desdijo
de las manifestaciones, así como tampoco asumió el delito
endilgado, ni pidió perdón, - la interpretación de que tales actos
significaron una retractación, no sigue los lineamientos de la ley,
la doctrina y la jurisprudencia imperante aplicable al caso de
marras, - dicha consideración causa los gravámenes
irreparables expuestos. 

Solicita que se corrija el error de derecho que vicia la sentencia


de sobreseimiento, postulando al acto de la audiencia de
conciliación, como una verdadera "conciliación", sobreseyendo a
la querellada de conformidad a lo previsto en el art. 350, inc. 4,
CPP, en función del art. 343, primera parte del mismo digesto. 

3. En subsidio de lo anterior, el quejoso aduce el motivo formal


(CPP, art. 468 inc. 2) por cuanto considera que se ha inobservado
en la fundamentación de la sentencia las reglas de la sana
crítica racional (CPP, art. 413 inc. 4, supuesto 2 y 142). 

Señala que la justificación vertida en el punto II del decisorio


atacado es falsa, por cuanto ha considerado como si fuera una
retractación los dichos de su asistida que, en rigor, fueron
dirigidos a confeccionar un acuerdo conciliatorio, esta
consideración le generó los perjuicios detallados en los puntos
anteriores, remarcando que con dicha resolución se ha
determinado que la querellada se desdijo y se la ha mostrado
como confesante del delito de calumnia, arrepentida, mentirosa
o falsa, poco confiable, de mal desempeño, todo lo cual le
impedirá postularse nuevamente como delegada de los
farmacéuticos ante la Caja de Previsión y le acarreará otros
efectos que desvaloran su moral. 
Para el recurrente la arbitrariedad expuesta surge manifiesta
dado que los elementos de prueba obrantes en autos (esto es, lo
expresado por las partes en el acuerdo conciliatorio) no cumplen
con los requisitos propios de una retractación, violándose los
principios de razón suficiente y no contradicción. Además,
reseña lo dicho en torno a la falta de fundamentación basada en
que el iudex no explicitó por qué consideró a tales expresiones
como una retractación, en tanto ello no se evidenciaba de su
simple lectura. 

Estima, entonces, que este Tribunal debe hacer lugar a la


pretensión que se esgrime y, en consecuencia, anular la
resolución u ordenar al inferior producir una nueva sentencia
conforme a derecho. Hace reserva del caso federal (fs. 23/31). 

III.  La parte querellante, Hender Batista Gigghia, con el


patrocinio de las letradas María Noel Costa y María Gracia
Cardone, produjo informe en la alzada del citado recurso, en
razón de lo previsto en los arts. 475 y 476, que remiten a los arts.
462, 465 siguientes y concordantes del CPP, solicitando que, en
razón de los siguientes argumentos se confirme la sentencia
recurrida. 

1. En primer lugar, reseñan los motivos y fundamentos de la


casación interpuesta por la defensa. A continuación, enuncian
que este informe centrará su análisis en reforzar la correcta
interpretación dada por el a quo en la sentencia al aceptar la
retractación que de manera clara y categórica efectuó la
querellada. 

Advierte que por un orden lógico y jurídico, será tratado de un


modo específico el objeto del presente proceso, esto es la
calumnia y su retractación, no ingresando esta parte, a la
contestación de todos los agravios vertidos en el texto recursivo,
en contra de asesores y miembros del directorio de la Caja de
Profesionales de la Salud, pues, más allá de la sorpresa que
causan las expresiones vertidas por el abogado defensor de la
querellada, no corresponde su análisis, ya que no son parte de
este proceso, sin perjuicio de las acciones que en otro proceso o
instancia pudieran hacerse valer. Reseña las manifestaciones a
las que alude. 

Aduce que esta confusión de objetos procesales en que incurrió


el impugnante, tal vez, lo hayan conducido erróneamente a
entender que no ha existido retractación en los presentes autos,
y expresar, por ejemplo, como fundamento de sus pretensiones,
lo siguiente: "desde el punto de vista funcional nuestra clienta
nunca se podría haber retractado de algo que ella pretende que
se investigue por las autoridades de la Caja...", siendo que
dichas circunstancias evidentemente no eran objeto de esta
causa; además, las autoridades de dicha institución no han
intervenido en la misma, sumado a que tampoco tomaron
conocimiento de que hayan sido objeto de denuncia penal
alguna. 

2. Considera que no concurre en autos el requisito de


impugnabilidad subjetiva como lo alega el quejoso, pues no
existe un interés directo, ni un gravamen irreparable. Funda tal
aserto en que este supuesto no está previsto entre los
enumerados por el art. 472 del CPP. Dado este escollo, solicita
que se declare la inconstitucionalidad de los arts. 443, 445 y 472
del CPP, sosteniendo que dichas normas vulneran las garantías
constitucionales de defensa en juicio, tutela judicial efectiva,
derecho a ser oído y la doble instancia, a la vez que la decisión
cierra definitivamente el proceso. 

Recuerda que, según el impugnante, dicha vulneración causa


gravámenes irreparables que se asientan en una sentencia
"injusta" que basa el sobreseimiento en la retractación (art. 434,
segunda parte, CPP). 

Contrariamente a lo narrado, estima que ninguno de estos casos


tiene la calidad enunciada. Da razones: 

*"La retractación implica asumir culpabilidad". Ello es


contradicho por el informante pues el art. 117 en su redacción
actual expresamente establece que: "la retractación no
importará para el acusado la aceptación de su culpabilidad"
(conf. Ley n.° 26551). En razón del principio de la aplicación de la
ley penal más benigna, se desdibuja y pierde sustento cualquier
agravio que se argumentara a favor del referido perjuicio. 

*"Que puede ser obligada a publicar a su costa la retractación".


Observa que dicha posibilidad se diluye dado que ha sido
prevista solo para el caso del art. 114 (calumnias e injurias
difundidas por la prensa) y no para el del 117 del CP. Además, ha
caducado la oportunidad en la que dicha publicación puede ser
impuesta (es decir, con la querella o bien en la audiencia de
conciliación). Señala que resulta lógica la previsión del art. 114
CP, pues la propia injuria o calumnia ha sido difundida por la
prensa, pero ello no autoriza a su extensión al art. 117 como
pretende hacer notar el recurrente. Tampoco el presente es el
caso previsto para el art. 441 del CPP, aludiendo doctrina al
respecto.

*"La querellada puede ser sancionada". Según el impugnante, a


la acusada se le puede achacar mal desempeño y, por ende,
sancionársela. El querellante estima que ello está alejado de la
realidad, ya que la propia querellada reconoce que la nota en
cuestión ha sido presentada cumpliendo con sus deberes de
delegada titular de la Caja de Previsión Social, lo cual torna
contradictorio que con ello haya incurrido en un mal
desempeño. 
Además, el informante refiere que con el sobreseimiento
dictado no quedará constancia de estos antecedentes penales,
a la vez que la reglamentación de la actividad (Ley provincial n.°
8755) solo excluye por mal desempeño a los miembros del
directorio. Aduce que, aunque la querellada posee el cargo de
delegada, las presentes actuaciones no le impedirían acceder a
un puesto con mayor jerarquía. 

Aseguran que la amenaza objeto de la calumnia nada tiene que


ver con su desenvolvimiento en el mencionado carácter, es
decir, en la manera que la misma ejerce su cargo y desarrolla su
trabajo, sino con cuestiones relativas a incompatibilidades de
caracteres entre las partes. 

En suma, manifiesta, la parte querellada carece de un interés


directo y, por ende, de legitimación subjetiva suficiente a los
fines del planteamiento de inconstitucionalidad deducido, no
correspondiendo hacer lugar al recurso de casación interpuesto. 

3. En cuanto al meollo del recurso, esto es, si existió o no


retractación, repara en que dada la confusión de objetos
procesales en que incurrió el impugnante, corresponde delimitar
nuevamente la materia que abarca la querella. Conforme
trasciende de las constancias de autos -resolución y querella-,
aquí se examina lo siguiente: el 3/09/2009 la Sra. Azucena
María del Valle Turina en ocasión de remitir nota al Presidente
de la Caja de Previsión Social para profesionales de la Salud, el
Dr. Francisco Goleniowski, expresamente manifiesta que con
fecha 2/09/2009 habría recibido una llamada telefónica, en la
cual, el querellante le habría expuesto: "que si en el transcurso
de la tarde del día de la fecha no me comunicaba con el Dr.
Escalera algo muy feo me iba a pasar", declarando la querellada
que "...tales expresiones constituyen una clara amenaza y serán
objeto de la correspondiente denuncia...". A continuación,
expresa que posteriormente según el acta obrante a fs. en la
audiencia fijada por el Tribunal, la misma, al rectificarse de sus
dichos, manifestó textualmente: "que con la nota de referencia
estimó actuar en cumplimiento de sus deberes como delegada,
no pretendiendo afectar su buen nombre y honor en su
desempeño en el ejercicio de vocal de la Caja; y que en ningún
momento sintió que había sido amenazada en dichas
circunstancias...". 

Señala que según la definición del Diccionario de la Real


Academia Española retractación significa "rectificarse de lo que
se había afirmado, constituyendo sinónimos de la misma los
siguientes conceptos: contraorden, revocación, enmienda, y
arrepentimiento". Observa que rectificar, conforme al mismo
glosario, implica corrección, enmienda, modificación, cambio,
alteración, retoque, reforma, perfeccionamiento, innovación. De
ello, asevera que de la simple lectura del hecho y las
exposiciones posteriores de la querellada trasciende de manera
clara, categórica e indubitable que ha efectuado una
retractación, porque se ha rectificado de sus dichos, toda vez
que los ha revocado y modificado. 

Todo ello, a su criterio, ha sido correctamente entendido por el a


quo, tanto es así que esta parte renunció a iniciar acciones
civiles que pudieran originarse a partir de dicha retractación. Cita
jurisprudencia de esta Sala, y entiende que de hacerse lugar al
recurso se produciría un verdadero gravamen a su parte, es
decir, dispondría erróneamente el sobreseimiento de la
querellada en razón de la extinción de la pretensión penal. 

Considera que, comparando este caso con lo regulado para la


apelación, la imputada puede recurrir cuando se ha inobservado
el orden de los incisos, no siendo el presente el supuesto allí
previsto, pues aquí se mantuvo dicho orden. 

Concluye que lo anterior surge del correcto análisis de ambas


causales porque, mientras que la causal que la querellada
pretende implica que se está frente a una acción típica
antijurídica culpable y punible; en el inciso aplicado por la
sentencia en crisis, se está frente a una acción típica antijurídica
y culpable, pero en razón de una cuestión de política criminal, no
punible (fs. 42/43). 
IV. Como cuestión preliminar, recordamos que el juez
correccional mediante Auto n° 63, del 14/12/2009, estimó que la
impugnación había sido interpuesta en tiempo oportuno, por
quien tenía derecho a recurrir y en contra de una resolución
definitiva notificada a las partes el día 23/11/2009. Ello fundaba
la concesión de los recursos de casación e inconstitucionalidad
articulados por el quejoso (fs. 34). 

A partir de estas consideraciones, el Tribunal implícitamente ha


aceptado, por vía de interpretación, como lo sugiere el quejoso
en su presentación, la admisión del recurso, por lo que carece de
interés la resolución del planteo de inconstitucionalidad de las
normas limitativas del recurso de casación instado por la
querellada, pues este ha devenido abstracto. A continuación,
nos avocaremos a la evaluación de su procedencia. 

V.1. El impugnante denuncia la errónea calificación legal de la


conducta atribuida a la querellada en la audiencia de
conciliación, ya que esta no se retractó de los dichos que
motivaron la presente querella, sino que en esa oportunidad las
partes arribaron a un acuerdo conciliatorio. En razón de ello,
considera que debe ser sobreseída por este motivo que
encuadra en la renuncia del ofendido dispuesta como causal de
la extinción de la acción penal (art. 434 primer párrafo, y 350 inc.
4 del CPP y 59 inc. 4 del CP). 
En primer lugar, recordamos que el 12 de noviembre de 2009, se
hizo constar que "...Concedida la palabra a la querellada, esta
efectuó explicaciones que son de satisfacción del querellante,
habida cuenta que manifestó que, con la nota de referencia,
estimó actuar en cumplimiento de sus deberes como delegada,
no pretendiendo afectar su buen nombre y honor en su
desempeño en el ejercicio de Vocal de la Caja, y que en ningún
momento sintió que había sido amenazada en dichas
circunstancias. Asimismo, manifestaron las partes, que las
costas serán por su orden, renunciando mutuamente a las
acciones civiles y penales que pudieran corresponder por este
conflicto", finalizando allí el acto firmando las partes la
conformidad del mismo. 

Al analizar el presente caso, el Juez Correccional reiteró lo


manifestado por Turina, y consideró que la explicación dada por
esta y la aquiescencia prestada por el querellante debían ser
interpretadas como una retractación formulada por aquella con
plena eficacia jurídica, dictando en consecuencia el
sobreseimiento de la primera pues dicha retractación constituía
una excusa absolutoria (arts. 434 última parte y 350 inc. 3,
cuarto supuesto, del CPP). Dados estos antecedentes, dispuso
la imposición de costas por su orden (fs. 19/20). 

2. En ese contexto, a fin de ponderar la corrección jurídica del


fallo bajo examen, es preciso detallar las características
relevantes que definen ambos institutos. 

En primer término, la conciliación consiste en el avenimiento o


arreglo armónico entre las partes -por tanto, es bilateral-, que se
produce cuando el querellante acepta las explicaciones,
aclaraciones o excusas voluntariamente expresadas por el
querellado. Además, dicho acuerdo, solo por razones
sistemáticas y por la identidad de los efectos que produce en
relación con la acción penal, corresponde considerarlo una
modalidad especial de renuncia del querellante; en especial,
porque no deriva de un acto unilateral, sino que es consecuencia
de la bilateralidad del avenimiento y de la imposibilidad legal de
continuar con posterioridad -dada la voluntariedad y efectos
jurídicos- con la persecución penal (CAFFERATA NORES, José
Ignacio - TARDITTI, Aída, Código Procesal Penal de la Provincia
de Córdoba -Comentado, Mediterránea, Córdoba, 2003, T. 2, p.
338/9). 

En relación a las costas, la conciliación -dada su bilateralidad que


impide considerar a una sola de las partes como vencida-
conlleva una regla específica en cuya virtud se distribuyen en el
orden causado, salvo convenio en contrario (CAFFERATA
NORES, José Ignacio - TARDITTI, Aída, ob. cit., p. 339). 

De otro costado, la retractación es una excusa absolutoria que


opera exclusivamente para los delitos de injurias y calumnias
(art. 117 CPP), y consiste en un acto voluntario y unilateral del
querellado de arrepentimiento activo -aunque no obedezca a un
móvil noble-, a través del cual se desdice de lo dicho, escrito o
hecho (CAFFERATA NORES, José Ignacio - TARDITTI, Aída, ob.
cit., p. 339). Además, la mayoría de la doctrina coincide en que
esta tiene el carácter de una excusa absolutoria de
responsabilidad criminal cuyo fundamento político es el
arrepentimiento activo del ofensor enderezado a reparar el daño
causado al honor ajeno. A raíz de ello, la admisibilidad o no de la
retractación no queda librada a la aceptación de la contraparte,
sino a la decisión del juez (Carrera y otros, "Estudios de las
Figuras Delictivas" T. 1, pág. 252; "Código Procesal Penal de la
Provincia de Córdoba", Lerner 2da. ed., nota 1 al art. 457, pág.
427 y vta., TSJ, Sala Penal, "Querella formulada por Oddone de
Fragueiro c/Yankelevich", S. n° 94, 31/10/02). 

Es necesario aclarar que la exigencia de publicidad de la


retractación (CP, art. 117) se entiende suficientemente cumplida
cuando se efectúa dentro del proceso penal que tiene ese
carácter y ante el juez interviniente. Solo cuando dichos delitos
fueren propagados por la prensa, el querellante podrá requerir la
publicación de la retractación, es decir, esta publicidad adicional
es posible, solo en ese caso particular, a pesar de la aparente
generalidad del art. 441. 
Finalmente, dado que quien se retracta asume el hecho que
motiva la querella, las costas son a su cargo, pues en definitiva
se trata del vencido (CAFFERATA NORES, José Ignacio -
TARDITTI, Aída, ob. cit., p. 340/41). 

3. En ese marco, se advierte claramente que el sentenciante ha


nominado erróneamente las expresiones de la imputada Turina
como retractación, cuando, en rigor, las mismas pretendieron
promover un acuerdo conciliatorio entre las partes, lo que
finalmente ocurrió. 

En efecto, de los términos reseñados supra surge prístino que la


querellada con sus manifestaciones brindó explicaciones a su
contraparte de lo vertido en la nota remitida por ella al
presidente la Caja de Previsión Social para profesionales de la
Salud de la provincia, en donde se consignó que "la presión
moral que ejerce el abogado Escalera sobre mi colega Hender
Ghiggia han sido confirmadas. Concretamente, el día 02.09.09
recibí una comunicación telefónica en la que el Sr. Ghiggia
textualmente me manifestó: "que si en el transcurso de la tarde
del día de la fecha no me comunicaba con el Dr. Escalera, algo
muy feo me iba a pasar". Tales expresiones constituyen una
clara amenaza y serán objeto de la correspondiente denuncia"
(fs. 6). 
La querellada aclaró que el motivo de tales manifestaciones fue
simplemente satisfacer sus funciones como delegada, no
habiendo confeccionado la misma con el fin de afectar el honor
del querellante. Además, cuando precisó que "no se sintió
amenazada" quiso significar que Gigghia no logró intimidarla, lo
que se evidencia con la nota presentada un día después de
producido el llamado. 

Estas explicaciones permitieron que las partes arribaran a un


arreglo en el que, de común acuerdo, decidieron renunciar a las
acciones penales y/o civiles que recíprocamente surgían de los
sucesos comentado, poniéndose de relieve aquí la bilateralidad
del acto. 

Asimismo, el propio juzgador consideró que las costas debían


imponerse por su orden, lo cual se condice con las
características de la conciliación. 

Como vemos, no existió arrepentimiento activo por parte de


Turina, quien se limitó a precisar las reales dimensiones de lo
expuesto en su presentación, sin que ello implique una disculpa
hacia el querellante. 

Por último, entendemos que han sido contestados por el


informante los puntos relativos a la existencia de interés de la
imputada en la modificación de la causal de sobreseimiento,
esto es, la asunción de responsabilidad, la posibilidad de
publicación, la afectación moral y el eventual sometimiento a un
proceso de destitución. 

Sin embargo, de mantenerse la resolución, se pondrían en riesgo


las renuncias articuladas por ambas partes en orden a las
pretensiones civiles o penales que les asisten a raíz del hecho
analizado dado el carácter unilateral que se le asigna a la
retractación. Consideramos, por ello, que esta circunstancia
determina la necesidad de corregir la errada solución arbitrada
por el a quo. 

A mayor abundamiento, esta Sala Penal ha sostenido en


reiterada jurisprudencia que en el análisis de los supuestos
previstos en el art. 350 del CPP debe tenerse en cuenta que
atento a la naturaleza sustancial de las distintas causales de
sobreseimiento, las extintivas de la acción –como lo es la
renuncia del agraviado, respecto de delitos de acción privada-
deben ser de previa consideración. Es así que la sola presencia
de una causal extintiva de la acción debe ser estimada
independientemente, cualquiera sea la oportunidad de su
producción y de su conocimiento por el Tribunal, toda vez que -
en términos procesales- significa un impedimento para
continuar ejerciendo los poderes de acción y de jurisdicción en
procura de un pronunciamiento sobre el fondo. Es decir, no
queda librada a la voluntad del juzgador la posibilidad de optar
por realizar un análisis objetivo o subjetivo de las causales, sino
que la ley impone un camino a recorrer (T. S. J., Sala Penal,
“Moreno”, S. n.° 32, 20/03/2007; “Martínez”, S. n.° 116,
8/06/2007). 

Por todo lo expuesto, concluimos que el sentenciante ha


inobservado erróneamente el instituto de la conciliación,
imputándole, equivocadamente, a la querellada una retractación
que esta no formuló. 

A la primera cuestión, voto afirmativamente. 

La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli,


dijo: 

La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones


necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por
ello, adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido. 

La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de


Arabel, dijo: 

Estimo correcta la solución que da la señora Vocal doctora Aída


Tarditti, por lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en
consecuencia, de igual forma. 
A LA SEGUNDA CUESTIÓN: 

La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo: 

I. En virtud de la votación que antecede, corresponde hacer lugar


al presente recurso y, en consecuencia, casar la resolución
cuestionada que calificó jurídicamente la conducta de la
querellada como retractación. En su lugar, corresponde
sobreseer a Azucena del Valle Turina por el delito de calumnias
(art. 109 del CP), en razón de haber arribado las partes a un
acuerdo conciliatorio, que implicó la renuncia del ofendido
Hender Batista Ghiggia a la acción penal (art. 434, 350 inc. 4 del
CPP, y 59 inc. 4 del CP). 

II.1. Por su parte, esta Sala ha dicho que el principio general que
emana de los artículos 551 del CPP es que las costas se
imponen al vencido, esto es, a quien obtiene un
pronunciamiento adverso a su pretensión. Dicho código rituales,
empero, autoriza al Tribunal a eximir total o parcialmente de las
costas al condenado a su pago, debiendo, en ese supuesto,
motivar su decisión para apartarse del principio objetivo de la
derrota, en criterios objetivos de apreciación suficientemente
explicitados, pues por tratarse de una excepción debe ser
admitida restrictivamente (arts. 551, 1° párrafo, CPP). 
En tal sentido, de modo mayoritario la doctrina ha interpretado
que tal eximición no significa imponer las costas al vencedor, ni
que el vencido quede totalmente exento del pago de la totalidad
de las costas, sino solo que este no debe hacerse cargo de las
que correspondan al vencedor (TSJ, Sala Penal, “Meza”, S. n.°
38, 17/03/2008). 

2.  En autos, en razón del planteo casatorio, se dispuso la


modificación de la causal de sobreseimiento afirmada en la
decisión del a quo. 

No obstante, ello, a los efectos de la imposición de las costas,


resulta relevante que la parte querellante -vencida en esta
instancia- complementó en su informe lo resuelto por el
sentenciante, en cuanto a que correspondía desincriminar al
imputado por concurrir en el supuesto bajo análisis una excusa
absolutoria, y no un supuesto de extinción de la acción penal
(art. 350, inc. 3). Además, el informante en su presentación
contestó motivadamente a cada uno de los fundamentos
ofrecidos por la defensa para rebatir la conclusión del Juez
Correccional. Estas circunstancias constituyeron importantes
razones objetivas que generaron en el querellante razonables
expectativas para creer que el fallo no sería revocado. 

3. Entonces, al haber existido razones plausibles para litigar por


parte del informante en la presente causa, estimo justo y
prudente imponer las costas por el orden causado (CPP, arts.
550 y 551). 

Así voto. 

La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli,


dijo: 

La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones


necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por
ello, adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido. 

La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de


Arabel, dijo: 

Estimo correcta la solución que da la señora Vocal del primer


voto, por lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en
consecuencia, de igual forma. En este estado, el Tribunal
Superior de Justicia, por intermedio de la Sala Penal; 

RESUELVE: I) Hacer lugar al presente recurso y, en


consecuencia, casar la resolución cuestionada que calificó
jurídicamente la conducta de la querellada como retractación.
En su lugar, corresponde sobreseer a Azucena del Valle Turina
por el delito de calumnias (art. 109 del CP), en razón de haber
arribado las partes a un acuerdo conciliatorio, que implicó la
renuncia del ofendido Hender Batista Ghiggia a la acción penal
(art. 434, 350 inc. 4 del CPP, y 59 inc. 4 del CP). 

II) Costas por el orden causado (CPP, arts. 550 y 551). Con lo que
terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por la
señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman esta y las
señoras Vocales de la Sala Penal del Tribunal Superior de

Justicia, todo por ante mí, el Secretario, de lo que doy fe1. 

[1] T. S. J. de la Provincia de Córdoba, “Querella presentada por Ghiggia Hender Bautista c/

Turina Azucena María del Valle por calumnia -Recurso de Casación-” (2011). Recuperado de

http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/Fallos32267.pdf

Te proponemos analizar esta resolución judicial luego de internalizar los


conceptos, centrándote en las distintas figuras penales analizadas en la
lectura, y resolver en función de la aplicación de estas y los argumentos
expuestos por el Tribunal Superior.

Es importante aclarar que pienses en las figuras penales en función de lo


decidido por los jueces.

Art. 110

El que intencionalmente deshonrare o desacreditare a una persona física
determinada será reprimido con multa de pesos mil quinientos ($ 1.500.-) a
pesos veinte mil ($ 20.000.-). En ningún caso configurarán delito de injurias
las expresiones referidas a asuntos de interés público o las que no sean
asertivas. Tampoco configurarán delito de injurias los calificativos lesivos del
honor cuando guardasen relación con un asunto de interés público.

C O NT I NU A R
Lección 2 de 6

Injuria

Concepto, medios, aspectos subjetivos

La injuria es una ofensa genérica al honor ajeno, por contraposición a la


calumnia, que es una ofensa especializada. La “deshonra” es una lesión al
derecho que tienen las personas a que los terceros respeten las cualidades
que —según su propia estimación— le asignan a su personalidad. La
“desacreditación” es una lesión al derecho que tienen las personas a que no
se perjudique la opinión que sobre su personalidad puedan tener los terceros
(fama o reputación). El descrédito no solo requiere que trascienda a terceros,
sino que exista voluntad de lograr esa trascendencia.

La injuria, entonces, en sus dos modalidades, deshonra y descrédito,


consiste en la imputación de una calidad, costumbre o conducta socialmente
disvaliosa, aun cuando las imputaciones sean verdaderas. Es un delito
doloso que se consuma cuando esta llega a conocimiento de su destinatario
o un tercero; es, además, formal, y no requiere que el hecho dañe
efectivamente la honra o el crédito ajeno.
La prueba de la verdad

Art. 111

El acusado de injuria, en los casos en los que las expresiones de ningún modo
estén vinculadas con asuntos de interés público, no podrá probar la verdad de
la imputación salvo en los casos siguientes:

1. Siel hecho atribuido a la persona ofendida, hubiere dado lugar a un


proceso penal. 

2. Si el querellante pidiera la prueba de la imputación dirigida contra él.

En estos casos, si se probare la verdad de las imputaciones, el acusado


quedará exento de pena.

Una consecuencia del modo objetivo de proteger el honor es la prohibición de


“la prueba de la verdad”, salvo que un interés social más valioso que el honor
individual exija la acreditación. Este supuesto está reglado en el artículo
transcripto y su desarrollo puede estudiarse sin dificultad del manual de la
bibliografía básica. Sin embargo, debemos tener presente que, en orden a la
prueba de la injuria, la nueva ley prevé que no constituyen calumnia o injuria
aquellas expresiones referidas a asuntos de interés público2, sin que sea
necesario, ni probar que se está defendiendo un interés público y sin que sea
preciso que ese interés público sea actual. De este modo, cualquier conducta
ofensiva relacionada con un interés público, actualmente es una conducta
atípica.

[2] Art. 110, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-

19999/16546/texact.htm#15

Con relación a la figura que estamos analizando, y en comparación al delito


de “calumnia”, el T. S. J. señaló lo siguiente: 

…la doctrina actualmente afirma, en forma unánime, que los


delitos contra el honor ofenden a las personas de manera
directa e inmediata en su personalidad, vale decir, en el conjunto
de las cualidades morales, jurídicas, sociales y profesionales,
apreciadas como valiosas por la comunidad, atribuibles a las
personas (Ricardo C. Núñez, Derecho Penal Argentino, Omeba,
Buenos Aires, 1964, T. IV, ps. 18/19; Sebastián Soler, Derecho
Penal Argentino, T.E.A., Buenos Aires, 1970, T. III, p. 184; Carlos
Fontán Balestra, Tratado de Derecho Penal, Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 1968, T. IV, p. 401; Carlos Creus, Derecho Penal:
Parte Especial, Buenos Aires, Astrea, 1999, T. 1, p. 125). Con
respecto a este bien jurídico, el Código Penal prevé solamente
dos tipos fundamentales de delitos contra el honor: el de injurias
es el tipo genérico, y consiste en "deshonrar o desacreditar a
otro" (art. 110 C.P.); el delito de calumnias es un tipo específico
en relación al anterior, porque consiste en imputar falsamente a
otro un delito que dé lugar a una acción pública (art. 109 C.P.)
(Ricardo C. Núñez, op. cit., p. 55; Carlos Creus, op. cit., T. 1, p.
131). Ahora bien, en lo que aquí concierne, es conveniente
destacar el carácter imputativo de la conducta injuriosa. En
efecto, la injuria, como deshonra o como descrédito, es siempre
una conducta significativa de desmedro para las calidades
estructurantes de la personalidad. Debe estar constituida, por
consiguiente, por imputaciones de calidades, costumbres o
conductas susceptibles de ser apreciadas como peyorativas
para la personalidad del ofendido, por este o por los terceros.
Para arribar a esta conclusión, se sostiene que el art. 110 del
Código, apartándose del Proyecto Tejedor (part. II, tít. VII, art. 1),
el Código de 1886 (art. 179) y el Proyecto de 1891 (art. 138),
inspirados a su vez en el Código peruano de 1862 (art. 281) y en
el Código español de 1848 (art. 379), abandonó el menosprecio
como forma constitutiva de injuria y mantuvo la deshonra y el
descrédito como tipos posibles de este delito. Pero al proceder
así, el legislador no entendió comprender en la deshonra el
menosprecio, esto es, la conducta que, sin imputarle a la víctima
de ella una calidad, costumbre o conducta deshonrante, la tiene
en menos de lo que merece por su dignidad o decoro. Tanto es
así, que el artículo 111 supone que la injuria implica siempre una
imputación al ofendido susceptible de probarse por el
querellado. Esto no puede ocurrir respecto del simple
menosprecio, el cual no señala calidad, costumbre o conducta
de la víctima sometible a prueba. Además, cuando la ley ha
querido castigar las infracciones al decoro, lo ha hecho
específicamente (como ocurría con el desacato del art. 244,
Cód. Penal, que derogó la ley 24.198) (Cfr. Ricardo C. Núñez, op.
cit., p. 58; Carlos Fontán Balestra, op. cit., p. 432; Carlos Creus,

op. cit., p. 125)…3.

[3] T. S. J. de la Provincia de Córdoba, “Querella formulada por Clara Bomheker c/ Isaac

Jacobo Plotnik p.s.a. injurias e incumplimiento de los deberes de asistencia familiar - Recurso

de Casación-" – Expte. "Q", 04/98.  

Injurias recíprocas y en juicio

Injurias recíprocas

Art. 116

Cuando las injurias fueren recíprocas, el tribunal podrá, según las
circunstancias, declarar exentas de pena a las dos partes o a alguna de ellas.
Las injurias no adquieren el carácter de recíprocas porque el querellante y el
querellado se hayan injuriado uno a otro (simultáneamente). Este carácter se
adquiere cuando una de las injurias tiene su causa en la otra, es decir, debe
existir entre ambas una relación de causalidad subjetiva (se injuria en razón
de una injuria sufrida anteriormente, y a causa de esta). No es necesario que
las “injurias” sean equivalentes, simultáneas (que se hayan dado en un
mismo contexto), ni que se encuentren temporalmente próximas. La
facultad del juez constituye una excusa absolutoria (si bien es facultativa, no
implica que pueda ser discrecional).

Art. 115

Las injurias proferidas por los litigantes, apoderados o defensores, en los
escritos, discursos o informes producidos ante los tribunales y no dados a
publicidad, quedarán sujetas únicamente a las correcciones disciplinarias
correspondientes.

Injurias en juicio

Esta excepción funciona para las injurias y no para los supuestos de


calumnias, debido a que, en estos casos, existe un interés social en que se
averigüe la posible comisión de un delito.

Este supuesto no presenta mayores dificultades. No obstante, conviene


resaltar los siguientes aspectos señalados por la jurisprudencia de la Cámara
Nacional en lo Criminal y Correccional Federal:

1) …No es procedente aplicar la excusa absolutoria prevista en el


art. 115, C.P. -de aplicación si las expresiones prima facie
injuriantes son proferidas en juicio y no son dadas a publicidad-,
cuando las frases injuriantes habrían sido pronunciadas
directamente ante periodistas en el marco de una entrevista
televisiva. La expresión "en juicio" se refiere exclusivamente a
los escritos, discursos o informes que se produzcan ante los
Tribunales. Es que el motivo de esta norma es el resguardo del
derecho a la libre defensa en juicio, es decir, en los procesos
judiciales en los que se dirima un litigio, sea dentro del principal o
en sus incidentes. No puede extenderse a cualquier otro ámbito
en que se pretenda desmentir una acusación. El giro "dadas a
publicidad" se refiere a que las expresiones sean sacadas
intencionalmente por el autor del ámbito desaparece la

necesidad de resguardar el ejercicio de la defensa en juicio4.  

[4] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala VI, “Soaje Pinto, José M - 8/08/02 - c.

17.813”.
2) … Si los términos considerados injuriosos por el querellante
habrían sido vertidos en el trámite de procesos judiciales, es
aplicable la exención contemplada en el art. 115 del código
sustantivo. "Pensamos que el art. 115 se refiere también a las
injurias proferidas contra terceros. La norma es amplia, pero no
ilimitada (...) El límite de las injurias comprendidas está, pues,
fijado por la naturaleza de su contenido vinculado a la
controversia, sean dirigidas a las partes o a terceros". "Las
injurias a las que se refiere el art. 115 del C.P. son las que se
profieren en los escritos presentados por los litigantes en un
juicio y mientras se desarrollen dentro de ese contexto y no sean
dadas a publicidad, se los exime de responsabilidad. La
expresión "en juicio" se refiere exclusivamente a los escritos,
discursos o informes que se produzcan ante los Tribunales. Es
que el motivo de esta norma es el resguardo del derecho a la
libre defensa en juicio, es decir, en los procesos judiciales en los
que se dirima un litigio, sea dentro del principal o en sus
incidentes". Si las cuestiones vertidas en el juicio no fueron
comunicadas a terceros ajenos al juicio, no se han dado a
publicidad, sino que, en todo caso, fueron conocidas por las
partes interesadas en los pleitos y por los órganos estatales
encargados de investigar y juzgar. Por ello, corresponde
confirmar el auto que desestima la causa por inexistencia de

delito…5.

[5] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala VI, “FILANDINO, Lucrecia R. - 23/05/06

- c. 28.943”.
3) …Si las actuaciones se iniciaron a raíz de la querella incoada
por el apoderado de la querellante, quien indicó que las
calumnias habrían sido proferidas al momento de la
presentación de un escrito por parte de la querellada en el
Juzgado Comercial en los autos que allí tramitan, el hecho
investigado, de adecuarse a algún tipo penal sería el de injurias y
no el de calumnias. "La imputación calumniosa requiere que se
atribuya un delito determinado o, cuando menos, determinable
como hecho real; no basta, por consiguiente, atribuir un delito
según la calificación exclusivamente penal; es imprescindible
que la determinación se establezca en virtud de sus
circunstancias fácticas (víctima, lugar, tiempo, objeto, medios,
otros), aunque no contenga a todas, pero sí las que basten para
permitir la individualización".

"Es suficiente con que la injuria se profiera en las circunstancias


típicas del art. 115 para que sea procedente la exención, aunque
no concierna específicamente al objeto del juicio en el cual se
produce". "Se ha puesto de acuerdo la doctrina en que la
publicidad mencionada por la norma no es el procedimiento
destinado a que la ofensa tome estado público con su
conocimiento por un número indeterminado de personas, sino la
circunstancia de que ese conocimiento haya sido llevado, por
obra intencional del agente, a terceros ajenos al juicio, antes de
la presentación de la instancia en el tribunal (...) o después de
ella..."."Las injurias a las que se refiere el art. 115 del C.P. son las
que se profieren en los escritos presentados por los litigantes en
un juicio y mientras se desarrollen dentro de ese contexto y no
sean dadas a publicidad, se los exime de responsabilidad. La
expresión "en juicio" se refiere exclusivamente a los escritos,
discursos o informes que se produzcan ante los Tribunales. Es
que el motivo de esta norma es el resguardo del derecho a la
libre defensa en juicio, es decir, en los procesos judiciales en los
que se dirima un litigio, sea dentro del principal o en sus
incidentes". En consecuencia, debe confirmarse el auto que

desestima la querella6. 

[6] Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala VI, “Barbero, Delfina - 18/04/06 - c.

29.055”.

Esta noticia da cuenta de una tensión existente entre la afectación del honor
como bien jurídico protegido y la afectación de la libertad de prensa de los
periodistas:

Un funcionario querelló a un periodista: ¿defensa del honor o límite a la


libertad de prensa? - Noticias - Elentrerios.com

Un funcionario querelló a un periodista: ¿defensa del


honor o límite a la libertad de prensa? - Noticias -
Elentrerios.com
Por Adrián Pino En 2015 el entonces secretario de Hacienda Municipal de Concepción del
Uruguay, Oscar "Cacho" Colombo, inició una acción penal por calumnias e injurias contra
el periodista Juan Carlos Botta.
MÁS INFORMACIÓN UN FUNCIONARIO QUERELLÓ A UN PERIODISTA: ¿DEFENSA DEL
HONOR O LÍMITE A LA LIBERTAD DE PRENSA? - NOTICIAS - ELENTRERIOS.COM 

Fuente: Pino, A. (31 de marzo de 2016). Un funcionario querelló a un periodista: ¿defensa del honor o límite a la

libertad de prensa? Elentreríos [versión digital]. Recuperado de https://www.elentrerios.com/actualidad/un-

funcionario-querella-a-un-periodista-adefensa-del-honor-o-lamite-a-la-libertad-de-prensa.htm

C O NT I NU A R
Lección 3 de 6

Calumnia. Definición

Art. 109

La calumnia o falsa imputación a una persona física determinada de la
comisión de un delito concreto y circunstanciado que dé lugar a la acción
pública, será reprimida con multa de pesos tres mil ($ 3.000.-) a pesos treinta
mil ($ 30.000.-). En ningún caso configurarán delito de calumnia las
expresiones referidas a asuntos de interés público o las que no sean
asertivas.

Estructura del delito

Mientras que en la injuria los términos ofensivos no están tipificados, en la


calumnia sí (delito que dé lugar a la acción pública). Se justifica que esta
conducta esté más severamente penada por la naturaleza de la imputación y
el peligro que para el ofendido implica la eventualidad de verse sometido a
un proceso penal. La calumnia consiste en atribuir a una persona
determinada —verbalmente, por escrito o por otro acto— y a sabiendas de la
falsedad de la imputación, ser autor o partícipe de un delito perseguible
mediante acción pública. 

Sujeto activo y pasivo: solo personas físicas. No es suficiente atribuir una


conducta criminal indeterminada (por ejemplo, “Usted es un ladrón”), ya que
esa conducta tipificaría como injuria. Resulta imprescindible que se señalen
las circunstancias del hecho delictivo que se atribuye al sujeto pasivo. No
estaremos ante una calumnia si el hecho (tal como fuera descripto por el
sujeto activo), ocurrió realmente. La calumnia se consuma cuando la falsa
imputación llega al propio sujeto o a un extraño. Admite tentativa.

En cuanto a esta figura, el T. S. J. de la Provincia de Córdoba, señaló 

… en el plano objetivo, para que se configure el delito de


calumnias es necesario que la imputación delictiva realizada sea
falsa; la falsedad de la imputación es un requisito expresamente
contemplado (T. S. J., Sala Penal, S. N.° 3, 10/03/04, “Querella
Riutort de la Sota c/ Martínez García”; Núñez, Ricardo C.,
Derecho Penal argentino, Bibliográfica Omeba, Buenos Aires,
1964, T. IV, ps. 57, 58 y 134; Soler, Sebastián, Derecho Penal
Argentino, T.E.A., Buenos Aires, 1970, T. III, ps. 219 y 240; Fontán
Balestra, Carlos, Tratado de Derecho Penal, Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 1968, T. IV, p. 457 y 483; Creus, Carlos, Derecho
Penal. Parte Especial", Astrea, Buenos Aires, 1999, T. I, ps. 136 y
143; Vázquez Rossi, Jorge, La protección jurídica del honor,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1995, p. 67; Pérez Barberá, Gabriel,
Libertad de prensa y derecho al honor: Repercusiones
dogmático- penales de la doctrina constitucional de la "real
malicia", Alveroni, Córdoba, 1999, p. 41). En consecuencia –se
agregó– la esencia de la calumnia es subjetiva, y la imputación
es falsa cuando el autor, conociendo en forma cierta que la
víctima es inocente o en la duda sobre ello, le atribuye un delito
incierto, o un hecho cierto con circunstancias inciertas que lo
vuelven delictivo, o una responsabilidad inexistente en un delito
cierto (v. Núñez, op. cit., ps. 133 y 134; Soler, op. cit., ps. 253 y
254; Creus, op. cit., 136; Vázquez Rossi, op. cit., 65. T.S.J., Sala
Penal, S. n.° 100, 2/11/01, "Sarsfield Novillo c/ Croce"; “Querella
Riutort de la Sota c/ Martínez García”, cit.). Es que, con acierto ha
señalado Carlos Creus, la falsedad objetiva de la imputación no
implica de por sí el dolo (Carlos Fontán Balestra, op. cit., p. 495)

…”7 y 8.

[7] T. S. J. de la Provincia de Córdoba, “Querella presentada por Grahovac, Walter Mario c/ Julia

Antonia Azzetti por injurias y calumnias -Recurso de Casación-” - Expte. “Q”, N.° 3/05.

[8] Ambos fallos se encuentran agregados en la carpeta de “Fallos y dictámenes”

correspondiente a esta unidad. En ellos puede advertirse cómo se valora la prueba en el caso

concreto y qué elementos no pueden faltar a los fines de tener por configurados estos delitos.

Figuras comunes
Publicación o reproducción de la calumnia e injuria ajena.
Propagación de la injuria o calumnia por la prensa.
Retractación. Art. 117 bis del CP

Art. 113

El que publicare o reprodujere, por cualquier medio, injurias o calumnias
inferidas por otro, será reprimido como autor de las injurias o calumnias de
que se trate, siempre que su contenido no fuera atribuido en forma
sustancialmente fiel a la fuente pertinente. En ningún caso configurarán
delito de calumnia las expresiones referidas a asuntos de interés público o las
que no sean asertivas.

Para este tipo penal no interesa la responsabilidad del “otro”. El que publica
es ajeno a la ofensa. Sin embargo, cuando el contenido de las calumnias o
injurias mismas son atribuidos a una persona, quien publica o reproduce se
encuentra exento de pena.

Propagación de la injuria o calumnia por la prensa

Art. 114

Cuando la injuria o calumnia se hubiere propagado por medio de la prensa, en
la capital y territorios nacionales, sus autores quedarán sometidos a las
sanciones del presente código y el juez o tribunal ordenará, si lo pidiere el
ofendido, que los editores inserten en los respectivos impresos o periódicos, a
costa del culpable, la sentencia o satisfacción.

Se trata de una medida reparatoria para el ofendido por la injuria o calumnia


publicada por un medio de prensa.

Art. 117 bis del CP

Art. 117 bis



1°. (Inciso derogado por art. 14 de la Ley N° 26.388, B. O. 25/6/2008)
2°. La pena será de seis meses a tres años, al que proporcionará a un tercero
a sabiendas información falsa contenida en un archivo de datos personales.
3°. La escala penal se aumentará en la mitad del mínimo y del máximo,
cuando del hecho se derive perjuicio a alguna persona.
4°. Cuando el autor o responsable del ilícito sea funcionario público en
ejercicio de sus funciones, se le aplicará la accesoria de inhabilitación para el
desempeño de cargos públicos por el doble del tiempo que el de la condena.9
[9] Art. 117 bis, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15
Retractación

Art. 117

El acusado de injuria o calumnia quedará exento de pena si se retractare
públicamente, antes de contestar la querella o en el acto de hacerlo. La
retractación no importará para el acusado la aceptación de su culpabilidad.10

[10] Art. 117, Ley 11179. (1984). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15

La “retractación” es el acto por el cual el culpable, arrepentido, se desdice en


el trámite del juicio de la imputación injuriosa o calumniosa. No es necesario
que asuma que mintió, sino que la retractación supone que el ofensor se
reconoce culpable y que en un acto de arrepentimiento afirma la inexactitud
de sus dichos. De esta forma, se excusa la responsabilidad penal, no la civil.

C O NT I NU A R
Lección 4 de 6

Delitos contra el honor y la libertad de prensa

Como bien lo señala Ricardo Núñez (2009), el honor y la libertad de prensa


son bienes, muchas veces, enfrentados. El honor, como derecho
personalísimo del hombre, es resguardado mediante la figura de la injuria,
aun cuando lo que se exponga de una persona sea cierto. El segundo es un
derecho de los hombres, ganado no a costa de pocos sacrificios, que implica
o se relaciona directamente con la libertad institucional. Son los jueces los
que deben decidir cuándo este segundo derecho avasalla legítimamente al
primero, imponer los límites, y en su caso, las sanciones que correspondan.

La acción penal en los delitos contra el honor

Ver artículos 71/75 del Código Penal. Para mayor abundamiento, y teniendo
en cuenta que el tema no presenta dificultades, ver Manual de Derecho Penal
– Parte Especial, de R. Núñez (2009), página 109.

Teniendo en cuenta el desarrollo eminentemente teórico de las unidades,


recomendamos leer los fallos y dictámenes fiscales que se agregan en una
carpeta adjunta a la presente unidad o lectura. La intención es que tomes
contacto directo con "Derecho Penal II" en toda su dinámica, y en este sentido,
qué mejor método que el estudio de las resoluciones emanadas por los
tribunales o procuradores fiscales, quienes tienen la tarea de poner en marcha
todo el andamiaje teórico que compone nuestra materia. Algunos fallos son
extensos y no son de tipo obligatorio; no obstante, aconsejamos —en la
medida de tu tiempo— su lectura.

C O NT I NU A R
Lección 5 de 6

Referencias

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala VI, “Barbero, Delfina -


18/04/06 - c. 29.055”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala VI, “Filandino,


Lucrecia R. - 23/05/06 - c. 28.943”.

Cám. Nac. en lo Criminal y Correccional Federal, Sala VI, “Soaje Pinto, José
M - 8/08/02 - c. 17.813”.

Pazos Crocitto, J. I. (agosto de 2011). Los delitos contra el honor. Revista del
Instituto de Estudios Penales, (5). Recuperado de
https://ar.ijeditores.com/articulos.php?idarticulo=47585&print=1

T. S. J. de la Provincia de Córdoba, “Querella formulada por Clara Bomheker


c/ Isaac Jacobo Plotnik p.s.a. injurias e incumplimiento de los deberes de
asistencia familiar - Recurso de Casación-" – Expte. "Q", 04/98. 

T. S. J. de la Provincia de Córdoba, “Querella presentada por Ghiggia Hender


Bautista c/ TURINA Azucena María del Valle por calumnia -Recurso de
Casación-” (2011). Recuperado de
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/Fallos32267.p
df

T. S. J. de la Provincia de Córdoba, “Querella presentada por Grahovac,


Walter Mario c/ Julia Antonia Azzetti por injurias y calumnias -Recurso de
Casación-” - Expte. “Q”, N.° 3/05.
Lección 6 de 6

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

Introducción a la parte especial del Derecho Penal



El conocimiento y la legislación del Derecho Penal, sistemáticamente divididos en una Parte General y en
una Parte Especial, son el resultado de la ciencia del Derecho Penal, la cual comienza a alcanzar su pleno
desarrollo en plena época de la codificación. El Derecho Penal legislado aparece clara y metódicamente
dividido en dos partes: la primera, contiene las reglas necesarias para aplicar la otra; la segunda, contiene el
catálogo de delitos, sus penas y sus principios especiales.

Delitos contra la vida



El bien jurídico protegido es - naturalmente - la vida humana. La figura simple funciona siempre y cuando el
hecho no configure un homicidio agravado o atenuado (regla de subsidiariedad), o sea desplazado por un
tipo penal especial.

Delitos contra la integridad personal



El bien jurídico protegido en este tipo de delitos es el derecho de cada individuo a la incolumnidad de su
cuerpo y su salud, y según el grado de dicha afectación, encontramos, entre los tipos más importantes,
lesiones leves, graves y gravísimas.

Delitos contra el honor



En este tipo de figuras, el bien jurídico que la norma intenta  proteger,  y  que  la acción del autor lesiona, es
el honor.  El  honor  es  la  propia  personalidad,  entendida  como la  suma  de cualidades  físicas,  morales,
 sociales  y/o profesionales,  valiosas  para la comunidad y atribuibles a una persona.

También podría gustarte