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LA ALTERNANCIA ENTRE EL IMPERFECTO Y EL INDEFINIDO

1 Comenzaba a amanecer, pero las primeras y vagas luces del alba a duras penas lograban
2 colarse por las tortuosas curvas de los Castros, cuando el señor Rosendo, el barquillero
3 que disfrutaba de más parroquia y popularidad en Marineda, se asomó , abriéndose a
4 bostezos, a la puerta de su mezquino cuarto bajo. Vestía el madrugador un desteñido
5 pantalón grancé, reliquia bélica, y estaba en mangas de camisa. Miró al poco cielo que
6 blanqueaba por entre los tejados, y se volvió a su cocinilla, encendiendo un candil y
7 colgándolo del estibador de la chimenea.
PARDO BAZÁN, Emilia: La Tribuna

Las teorías sobre la alternancia imperfecto-indefinido

ì Históricamente, la primera teoría explícita que aparece en la gramática española sobre el valor
del imperfecto es de raíz temporal, no aspectual. La idea básica consiste en derivar todos los usos
del imperfecto del valor de coincidencia con un pasado (de ahí que también se le conozca como
teoría del copretérito, por el nombre que Bello otorga a este tiempo verbal). Ésta es la tesis que
se defiende en la primera edición de la Gramática de la RAE: Quando aquella cosa de que se
trata se considera como presente respecto de otra ya pasada, se llama pretérito imperfecto: v.gr.
Llegó mi hermano al mismo tiempo que yo le escribía (RAE, 1771:64)

La teoría temporal del imperfecto es la dominante en la gramática española a lo largo del siglo
XIX. Uno de sus defensores más ilustres es Andrés Bello, quien deriva de la noción temporal de
coexistencia el valor no delimitado característico del imperfecto:
Cantaba, co-pretérito. Significa la coexistencia del atributo con una cosa pasada (...) La
duración de la cosa pasada con la cual coexiste puede no ser más que una parte de la
suya. «Cuando llegaste llovía»; la lluvia coexistió en una parte de su duración con tu
llegada, que es una cosa pretérita; pero puede haber durado largo tiempo antes de ella
y haber seguido durante largo tiempo después, y durar todavía cuando hablo. (BELLO,
Análisis ideológico de los tiempos de la conjugación castellana. § 628-629)

Este pasaje correspondiente al primer capítulo de La Tribuna contiene las siguientes formas
personales del verbo: pretéritos imperfectos, 6; pretéritos perfectos simples, 3. No aparece ninguna
forma presente ni futura ya sea simple o compuesta. Esta observación obedece al hecho de que
una consecuencia importante de la teoría del copretérito es que concibe el imperfecto como un
tiempo secundario, y no primario, en el sistema de la conjugación del español. En efecto: su valor
temporal no se obtiene directamente por referencia al momento en que se emite el enunciado
(como sucede en los tiempos primarios) sino que se ancla a una referencia previa en el pasado,
indicando coetaneidad respecto de ésta. Por lo tanto, comenzaba, lograban, disfrutaba, vestía,
estaba, blanqueaba indicarían simultaneidad con el pretérito, en tanto que asomó, miró, volvió
expresaría anterioridad respecto al presente.
í En el siglo XX la teoría del copretérito queda relegada por la que defiende un enfoque aspectual
para el imperfecto. A partir de la edición de la Gramática de la RAE de 1917, la noción de aspecto
va adquiriendo mayor relevancia en la explicación de los tiempos verbales del español. Lenz
también hace una caracterización del imperfecto nítidamente aspectual:

Como tiempo absoluto, indudablemente cantaba significa lo mismo que canté, una acción pasada, pero esta
acción no se considera como momentánea que entra y se concluye, sino como una acción que no llegó a un
fin determinado, a ser perfecta. Tampoco expresa la posibilidad de que la acción haya comenzado en el
pasado. De consiguiente, su sentido es que en un momento del pasado duraba una acción que ya había
comenzado antes, y no llegaba a ser perfecta (La oración ysus partes, 1920, pág. 455)

Entre los gramáticos que han defendido la naturaleza aspectual del imperfecto figuran Gili Gaya
para quien “la acción pasada que expresamos en pretérito imperfecto nos interesa sólo en su
duración y no en su principio ni en su término”; mientras que el indefinido o, como el prefiere
llamarlo, “perfecto actual” posee carácter puntual o perfectivo, y Alarcos que ofrece la siguiente
caracterización:

Siendo la referencia de las dos formas [cantabas y cantaste] coincidente en la zona temporal, la de
copretérito cantabas es más amplia y abarca en su transcurso los momentos denotados por el pretérito
cantaste. De esta manera, se dice que cantaba posee sentido imperfectivo o durativo, mientras cantaste es
perfectivo o puntual; en otras palabras, que el primero es no terminativo y el segundo es terminativo y señala
la consumación de la noción designada por la raíz verbal (Gramática de la lengua española, 1994 § 225).

Según este planteamiento comenzaba, lograban, disfrutaba, vestía, estaba, blanqueaba presentan
el proceso sin indicar su término, en tanto que asomó, miró, volvió presentaría ese término. Como
podemos observar, esta teoría no se contradice con la anterior porque la perspectiva de
simultaneidad impide ver el término de la acción, la cual no podrá observarse más que en curso
de realización, esto es, imperfectivamente; por el contrario, la perspectiva de anterioridad permite
la visión perfectiva de esa acción, la cual aparecerá, por tanto, en toda su duración o extensión
temporal.
î La tercera teoría sobre el valor del imperfecto tiene un trasfondo discursivo. La idea que
subyace a este enfoque es que la característica distintiva del imperfecto tiene que ver con la
perspectiva temporal desde la que se organiza el discurso. Su primera formulación explícita
aparece en Weinrich (1964). Este autor propone estructurar el sistema de tiempos del español en
torno de la oposición entre los tiempos del mundo narrado (imperfecto, indefinido) y los del
mundo comentado (presente, perfecto y futuro). Dentro del primer grupo, el imperfecto se
distingue del indefinido en que el primero corresponde al segundo plano de la narración, sirve
para crear el ambiente o marco de ésta (comenzaba, lograban, disfrutaba, vestía, estaba,
blanqueaba) , y el segundo pertenece al primer plano, presentando aquello que se considera más
importante (asomó, miró, volvió).

Alcina & Blecua (Gramática española, 1975; § 5.6.2) basan en este mismo factor la diferencia
que estamos estudiando, aunque vinculan igualmente el contraste a diferencias aspectuales:
“Mientras que el pretérito indefinido sirve para representar la sucesión de hechos, el pretérito
imperfecto por su carácter durativo se utiliza para la descripción de la escena.

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