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Génesis 32: 9-12

Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac,


Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré
bien; menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que
has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y
ahora estoy sobre dos campamentos. Líbrame ahora de la mano de mi
hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me
hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu
descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por
la multitud.

Génesis 32 26 – 28

Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré,


si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él
respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre
Jacob, sino Israel;[b] porque has luchado con Dios y con los hombres, y
has vencido.

Jacob nos muestra lo que tenemos que hacer cuando la angustia por
nuestros pecados nos alcanzan: Buscar desesperadamente la bendición de
Dios. La Biblia dice que Jacob paso toda la noche luchando con el ángel el
cual hasta lo descoyunto del muslo, pero a pesar de todo el dolor no lo soltó
hasta que lo bendijera. Jacob sabía que solo Dios podía ayudarle y si obtenía
su bendición sus problemas desaparecerían. Así, nuestra vida puede
cambiar si estamos dispuestos a luchar por ella aun cuando nos
encontremos en las peores situaciones de nuestra vida.

Por su persistente lucha Jacob logro lo que tanto anhelaba: la bendición de


Dios. Ese día todo cambio para Jacob a tal punto que llamo a ese lugar
Peniel que significa rostro de Dios: “Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar,
Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”, (Génesis
32:30). Lo que necesitamos en la vida es conocer a Dios y recibir de Él la
bendición de su salvación porque solo así nuestra alma será librada de todas
nuestras angustias.

El pecado en nuestra vida es capaz de conducirnos a situaciones terribles


donde podemos vernos en grandes angustias, pero si como Jacob nos
volvemos a Dios con la esperanza de la bendición de su salvación, nuestra
alma será librada de toda angustia.

ISRAEL en hebreo es “Yisrael”. El significado de esta palabra no es


completamente claro, pero algunos creen que significa: “Dios preovalecerá”,
derivado de dos palabras:
Yisra, que significa: perseverará (futuro del verbo Sará ‫ ׂשרה‬: tener poder,
perseverar, persistir, contender)
+ El (Dios)
Esta bendición fue muy importante, porque allí nació la nación de Israel. A
partir de este momento, todos los hijos van a ser incluidos en el pueblo que
Dios, como parte de la promesa a Abraham, Isaac y Jacob. Esta es la semilla
del pueblo de Israel.
Pero cuando se rindió a Dios, su vida tomó sentido.

De igual forma nos pasa a nosotros hoy en día. Muchos luchan con los
demás con el afán de sobresalir, y también pelean con Dios para hacer su
propia voluntad y no la del Señor. Pero todos se cansan de esa lucha.
¿Hasta cuándo vamos a seguir luchando con nuestras fuerzas? Todo lo que
debemos hacer es dejar atrás la manipulación, rendirnos ante Dios y
reconocer Su señorío.
Aquellos que al final se someten a Dios descubren su reposo y su verdadero
propósito en Él.
Jacob quedó marcado con una señal en el cuerpo, la cual le recordaría
constantemente de este encuentro.

Esto es lo mismo que describe Pablo de sí mismo.


(2 Corintios 12:7-9) Y dada la extraordinaria grandeza de las revelaciones,
por esta razón, para impedir que me enalteciera, me fue dada una espina en
la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca. (8) Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo
quitara de mí. (9) Y El me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se
perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más
bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.

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