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LEER
En esta porción de la palabra el señor nos enseña que no todos los
descendientes de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham
son todos hijos.
Es decir que el hecho de haber nacido Israelita de haber nacido con una
descendencia de carne no hace a una persona merecedora de los reinos de
los cielos, el hecho de que una persona sea descendencia de Abraham no la
hace merecedora de la gracia de Dios.
Entonces es Dios haciendo elección sobre las criaturas para dar vida eterna,
no por obras para que nadie se gloríe sino por el que llama, que es nuestro
señor Jesucristo. Nuestro señor Jesucristo hizo y cumplió la obra redentora de
Dios y sólo a través de él alcanzamos misericordia, alcanzamos vida eterna.
Muchos conocen la ley, pero es muy difícil cumplirla, por eso el señor envío a
su hijo para que la cumpliese dándonos a nosotros la oportunidad de obtener
vida eterna no por obra, sino por fe.