Está en la página 1de 2

Zhihao Cui (Ocho)

Relaciones de poder en la producción social de los discursos literarios y no literarios


1. “¿Cómo puede la no-violencia afectar a nuestra historia?”, indaga Paul Ricoeur.
Evalué esta pregunta a partir de la lectura de El olvido que seremos.

Cuando se abandona la forma pacífica y razonable para expresar la necesidad de paz y


derecho y se arraiga en la mente de la gente el hecho de “la violencia como respuesta a
la violencia”, esta idea de no cooperación llega a dominar inevitablemente, lo que
conduce a una espiral de caída negativa de la calidad y el nivel de vida de la gente y
causa disturbios sociales. El concepto de "ojo por ojo, diente por diente" ha estado muy
extendido en todas las civilizaciones, todos los países e incluso todas las religiones, y
hoy en día esta clásica teoría del juego se aplica en todos los ámbitos, especialmente en
la política, ya sea en la competición militar o económica de muchos países. También se
refleja en el conflicto entre el Estado y sus actores internos. El conflicto violento es la
mayor fuente de poder y, a su vez, el instrumento más adecuado para ejercerlo. Se ha
configurado la idea de que "la búsqueda de la paz debe ir acompañada del
derramamiento de sangre y la búsqueda de la justicia deber ser a través de la guerra".
Pero la violencia es, al fin y al cabo, un pretexto para romper y transgredir las normas y
la moral, para abandonar la reflexión y lograr una “justicia” arbitraria. Ahora la nueva
definición de violencia incluye también las fuerzas estructurales indirectas,
imperceptibles y no necesariamente conscientes de la explotación, la imposición y la
dominación. Y este comportamiento violento y no cooperativo pueden conducir a una
mayor opresión, así como a una resistencia más radical. La no violencia no es un acto de
debilidad e impotencia, sino otra forma de protección, en este caso de los más débiles,
una demostración de sus derechos perdidos.
Es una estrategia de acción, una estrategia de protesta, una estrategia de persuasión, una
estrategia de no cooperación y una estrategia de intervención pacífica. Héctor Abad, un
médico colombiano, no paró de dedicarse a la lucha y la defensa de la igualdad social y
los derechos humanos hasta que fue asesinado en el centro de Medellín, donde acabada
de realizar un discurso público. No ha tomado ninguna medida violenta, todo lo que
hizo fue tratar bien a la gente como médico, enseñar a sus hijos los valores y conceptos
correctos de la vida como padre y acudir a discursos públicos para elevar los gritos más
dolorosos de todos los oprimidos, aprovechando su estatus de figura pública. Lo que
hace es romper la espiral del silencio, representar y conmover a todos los que han
sufrido injusticias, para dar escucha a su voz. Abad creía que la no violencia era "el
principio más eficaz de la acción social, porque está de acuerdo con la verdadera
Zhihao Cui (Ocho)
Relaciones de poder en la producción social de los discursos literarios y no literarios
naturaleza del humano - un deseo intrínseco de paz, justicia, orden, libertad y su
dignidad". Cuando se dio cuenta de esto, se sintió preparado para morir, porque la gente
tenía diferentes creencias y normas que creaban una clara división social en Colombia, y
sentía que cuando luchaba por los derechos de los oprimidos, estaba privando al mismo
tiempo a las clases altas de sus derechos e intereses.
La lucha no violenta constituye una posibilidad humana que proviene de la capacidad de
modelar la naturaleza humana, es decir, de la capacidad de empatizar con el sufrimiento
de los demás. El júbilo por la no violencia es, de hecho, una solución eficaz al poder del
Estado en el contexto del totalitarismo. En el Estado, la política reconoce la violencia
como un instrumento de control y de poder, especialmente cuando el Estado está a
punto de perder el poder y cuando la sociedad se encuentra en estado de agitación. En
este contexto, la no violencia debe entenderse como una acción contra el poder y la
violencia, es decir, como una acción contra el Estado.
En el texto, el autor nos presenta un mundo de injusticia en el que las relaciones
humanas se estructuran globalmente con la opresión explotadora, la realidad injuriosa
de las noticias históricas, la cultura global imperante del consumismo extremo, el
fracaso sistemático del bienestar y las aspiraciones existenciales, la falta de libertad y de
mecanismos de participación ciudadana, la corrupción de la iglesia, así como del poder
gubernamental... En este contexto, ha trabajado en los temas del agua potable y la
alimentación segura desde sus días de estudiante como pionero en todas las áreas de la
salud pública. El miedo de la gente a la muerte, una naturaleza que se transforma en las
sociedades civilizadas en miedo y resistencia a la violencia y en deseo de paz y justicia.
Sin embargo, la no violencia y la cooperación se consideran símbolos de debilidad y
compromiso en los países y sociedades dominados por la teoría de la retribución.
En conclusión, como decía Sartre, “los demás son el infierno” y, mientras haya una
cadena de sospechas, la llamada violencia y la preparación militar no podrán ser
eliminadas. El uso de la violencia para contrarrestar la violencia es la elección inevitable
de la causalidad y se considera justificada. Las clases altas disfrutan de las alegrías de la
guerra, mientras que las clases bajas reciben más exclusión, marginación y opresión. La
representación del pasado, no a través de la historia, sino de nuestra memoria, la no
violencia que el médico Abad ejerció sobre los poderosos dejó una huella en los
corazones y en la memoria de aquellos a los que inspiró, y esta memoria colectiva puede
influir tanto en el pasado como en nuestro futuro.

También podría gustarte