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Med. Hourticolou Andrés, Especialista en Medicina General y Familiar.
Las medidas de salud pública iniciadas a finales del siglo xix (provisión de agua potable,
eliminación de basuras y aguas residuales, mayor nivel socioeconómico y disponibilidad de
alimentos, entre otras) lograron mejoras espectaculares en la salud de las poblaciones de los países
desarrollados. Posteriormente, medidas dirigidas a los individuos, como las vacunaciones, han
contribuido a disminuir la morbimortalidad por determinadas enfermedades infecciosas. También
los sistemas de salud de los países desarrollados han dedicado importantes recursos al diagnóstico y
al tratamiento, permitiendo que el descubrimiento de nuevos avances técnicos y de nuevas armas
terapéuticas para lograr vencer enfermedades, sobre todo enfermedades agudas, para las que en
otras épocas no existía un tratamiento efectivo. Sin embargo, la mayoría de las enfermedades
crónicas, que suelen estar vinculadas a los hábitos de salud de los individuos y a factores de riesgo,
presentan todavía una prevalencia preocupante. La prevención puede definirse como cualquier
intervención que reduzca la probabilidad de que una enfermedad o trastorno afecte a un individuo o
que interrumpa o ralentice su progreso. Incluye un conjunto de procedimientos tan variados como
el consejo sanitario, los cribados, las inmunizaciones o la quimioprofilaxis. Desde hace años existe
evidencia científica de que numerosas intervenciones de prevención son capaces de reducir la
morbimortalidad. Por tanto, la población diana para la medicina preventiva serían los individuos
asintomáticos o los de alto riesgo para determinadas enfermedades.
Prevenir es el acto por el cual se pretende evitar que algo suceda. La Medicina Preventiva es la
gama de la medicina que se ocupa de los problemas relativos a la promoción y a la protección de la
salud. A pesar de que los términos "prevención" y "medicina preventiva" son muy utilizados, existe
gran disparidad en lo que cada paciente o cada médico entiende por ellos. De hecho, si se les
preguntara a las personas en forma individual que es prevención, es probable que cada uno diera
una respuesta distinta.
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
Para algunos, la mejor manera de prevenir es solicitar una batería de estudios y así lograr un buen
diagnóstico preventivo. Muchos pacientes piensan que mientras más estudios se les realicen, se
prevendrán más enfermedades y más sanos estarán. Muchos médicos también creen que sus
pacientes estarán más sanos si se les realizan múltiples estudios. De todos modos, aunque se
solicitaran varios estudios, cuáles deberían ser? Los médicos hemos aprendido a solicitar "rutinas"
o "chequeos" que se deben pedir aunque no quede claro para que sirven, que es lo que se está
previniendo ni cómo interpretar cada uno de los resultados obtenidos.
Las prácticas preventivas pueden realizarse en diferentes momentos. De hecho, el tipo de práctica
depende del momento en que esta sea implementada. Existen tres niveles de prevención según el
momento en que se realiza la práctica preventiva: a) Prevención primaria, b) Prevención secundaria
y c) Prevención terciaria. También abordaremos la Prevención cuaternaria.
Prevención primaria
La PP se secundaria
Prevención caracteriza por medidas que se realizan antes de que aparezca la
enfermedad, intentando evitarla.
Comprende el diagnóstico y tratamiento precoz (lo más temprano posible). Se realiza cuando la
enfermedad ya está presente (generalmente en forma asintomática), disminuyendo la morbimortalidad
y las complicaciones. La mamografía (Mx) y el Papanicolaou (PAP) son dos maniobras de PS que
detectan la enfermedad (en este caso el cáncer) antes de que esta sea clínicamente evidente. Ambas
maniobras no evitan la enfermedad ya que en la PS la enfermedad (aunque puede ser asintomática)
ya está establecida cuando se realiza la maniobra. Sin embargo, la detección y el tratamiento
temprano disminuyen la morbimortalidad y el número de complicaciones.
La PS seterciaria
Prevención realiza cuando la enfermedad ya está presente. La detección y el tratamiento de la
enfermedad en esta etapa disminuyen el número de complicaciones y la morbimortalidad.
Incluye la rehabilitación y actúa cuando la enfermedad ya causo el daño simultáneamente con el
tratamiento pues si no, lo encarece y le resta eficacia.
Para poder definir los niveles de prevención, es importante determinar a que se llama
enfermedad. Veamos el caso de la hipertensión arterial (HTA). Si se define que la HTA es
una enfermedad, entonces tomar la presión es PS porque se detectan individuos
enfermos (generalmente asintomáticos) y el tratamiento temprano de la HTA
disminuye la morbimortalidad. Sin embargo, si se define a la HTA coma un factor de
riesgo, tomar la presión y contraria es PP, ya que de esta forma se intenta evitar la
aparición de enfermedades coma la enfermedad coronaria (EC), la enfermedad
cerebrovascular o la renovascular.
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
Prevención cuaternaria
Rastreo
El rastreo o "screening" es la aplicación de un test para detectar una condición o enfermedad
potencial en una persona que no tiene signos ni síntomas conocidos de esa enfermedad o condición.
En general, el rastreo se aplica a poblaciones, mientras que la intervención sobre un paciente dado
suele denominarse detección de casos ("case-finding"). El test para detectar esta condición puede
ser el interrogatorio (preguntarle al paciente si fuma), el examen físico (auscultación cardiaca para
saber Si tiene una valvulopatia), un estudio de laboratorio (determinación de colesterol) o un
procedimiento (rectosigmoideoscopia).
Frame y Carlson postularon que si una enfermedad cumple algunos criterios puede ser rastreada, es
decir, que realizar el rastreo permitir que se reduzca la morbilidad o la mortalidad de una
enfermedad. Los criterios son:
a) La condición debe tener un efecto significante sobre la calidad y cantidad de vida: esto es,
la detección y el tratamiento precoz de ella mejorar la calidad y la expectativa de vida de los
pacientes en los que realizó el rastreo. Por ejemplo, la onicomicosis es una condición que no
cumple este criterio y, por lo tanto, no debería ser rastreada. Por otro lado, la toma de la
tensión arterial para detectar y tratar la HTA permitir reducir la incidencia de ACV y de IAM
en la población, mejorando la calidad y la expectativa de vida.
b) La incidencia de la condición debe justificar en forma suficiente el rastreo ya que es
importante que la patología a rastrear no solo mejore la morbimortalidad de los pacientes sino
que también sea prevalente. Por ejemplo, el rastreo de tuberculosis
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
en pacientes HIV positivos es importante, ya que la infestación concurrente es común y el
tratamiento disminuye la morbimortalidad. Por otro lado, el rastreo de esclerosis múltiple en la
población general no está indicado por la baja incidencia de esta afección.
e) Los estudios para detectar la condición en el periodo asintomático deben ser efectivos y
eficaces: es fundamental que el estudio o test que se realice para el rastreo sea seguro y
preciso, aceptable para los pacientes, disponible para los médicos y que su costo sea razonable.
Es decir, el test debe poder determinar quién está enfermo y quien no (alta especificidad), no
debe exponer al paciente a un mayor riesgo que el que produce la enfermedad (seguridad) y
debe ser aceptable para el paciente.
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
Recomendaciones
Es casi imposible para un médico conocer y determinar cuáles son las enfermedades que deben
rastrearse y cada cuánto. A fines de 1970 un grupo de aproximadamente 200 servicios de medicina
preventiva con casi 300 expertos de EE.UU., Canadá, Europa y Australia se reunieron para elaborar
recomendaciones en cuanto a, que enfermedad rastrear y cada cuanto hacerlo. Buscaban claridad en
las definiciones acerca de las intervenciones a realizar. Por ello, hicieron una revisión sistémica de
la literatura, a partir de la cual se elaboraron las guías de las Fuerzas de tareas canadienses (CTF) y
de la Fuerza de tareas de los EE.UU. (USPSTF). Luego, se crearon otras sociedades que lanzaron
sus recomendaciones de prácticas preventivas, como la Sociedad Americana de Cáncer (ACS), el
Programa Nacional de Educación sobre Colesterol (NCEP), la Sociedad Geriátrica Americana
(AGS), la Academia Americana de Médicos de Familia (AAFP), etc.
Las diferentes fuerzas de tareas preventivas publican sus recomendaciones para realizar tamizaje y
prevención de distintas enfermedades según edad y sexo. A pesar de que proveen una gran ayuda
informando sobre la evidencia existente para determinada práctica, siempre deben ser evaluadas por
el médico para determinar su aplicabilidad en el medio donde vive y sobre cada paciente en
particular.
Existen cinco grados de recomendación: A, B, C, D e I. Las recomendaciones actuales incluyen
(siempre que estén disponibles) información de la costo-efectividad de las practicas preventivas.
Según está clasificación, la recomendación de tipo A avala determinada práctica preventiva
mientras que la tipo D recomienda no realizarla. Una explicación especial requiere la clasificación
tipo I En ella se concluye que no hay suficiente evidencia para avalar o no avalar el tamizaje, es
decir', que la evidencia existente es insuficiente y no se puede determinar el resultado que produce
el llevarlo a cabo. El médico debe conocer cada una de ellas y poder evaluar críticamente la
evidencia para implementarlas. Teniendo en cuenta que estas maniobras se efectúan sobre
población sana, debe prevalecer siempre el concepto de "primero no dañar”. Sin embargo, cuando
no realiza una práctica recomendada, por ejemplo, indicarle aspirina a los pacientes con
enfermedad coronaria (recomendación tipo A), también podría considerarse que se está desafiando
al paciente.
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
Complejidad de la prevención
La medicina preventiva es un tema que cada día adquiere mayor relevancia mundial. Cuando los
médicos o los periodistas intentan explicar temas de su práctica cotidiana en los medios de
comunicación suelen ocurrir problemas relacionados con simplificar aspectos complejos que
requieren cierta elucubración. Todos creemos y aceptamos que la medicina preventiva mejora la
calidad de vida de las personas, pero no solemos cuestionarnos si su aplicación puede causar daño.
El médico toma la presión a sus pacientes, los pesa, les pide análisis de colesterol y de glucemia; a
las mujeres les realiza un Papanicolaou, les pide una mamografía y una densitometría ósea. Quiere
cuidarlos; busca detectar riesgos y prevenir daños para ayudar a sus pacientes. En este proceso de
búsqueda del riesgo se detectan enfermedades, y así aparecen los 'nuevos enfermos', personas que
se sienten sanas a quienes el médico les ha encontrado un problema de salud.
¿Tiene sentido todo esto? ¿Todas las personas que el médico quiere cuidar se benefician con la
detección precoz de las enfermedades? ¿Puede uno llamar enfermedades a estos hallazgos? Estos
son los interrogantes que un médico de familia que está convencido de la importancia de la
Medicina Preventiva acerca del impacto de ser catalogado comoenfermo.
Los médicos nos pasamos largas horas discutiendo cuáles prácticas preventivas tiene sentido
realizar y cuáles no; revisamos la literatura médica, discutimos acerca de la evidencia científica que
avala el beneficio de ofrecerlas a nuestros pacientes y compartimos nuestras dudas con colegas de
otras especialidades. La Medicina Preventiva es eficaz, útil, necesaria, importante y que salva vidas
y evita sufrimientos, es una tarea compleja, ya que se realiza con individuos básicamente sanos, y
la principal premisa que debe tener todo médico es la de “primum non nocere”; es decir, “ante todo:
no dañar”; en ese sentido, la Medicina Preventiva tiene también desventajas y puede causar
sufrimiento a las personas.
Detrás de la frase “mejor prevenir que curar" se esconde la creencia de que la prevención siempre
es buena, inocua en pos de proteger a los pacientes de sufrimientos y daños. Parecería que la
prevención es algo inocente, que jamás puede acarrear efectos indeseables, pero que daño puede
ocurrir si hacemos medicina preventiva? Además de generar la sensación de que todo mal puede ser
anticipado, la prevención suele equipararse con la medicina preventiva y talvez aquí radique la
mayor confusión. La premisa "es mejor prevenir que curar" probablemente sea cierta cuando nos
referimos a la adopción de estilos de vida saludables para así evitar enfermar prematuramente. En
ese sentido, perseguir como meta que la población no fume, realice actividad física, ingiera
alimentos saludables, utilice el cinturón de seguridad al desplazarse en automóviles no tiene efectos
indeseables y es probable que prolongue la vida de las personas y su calidad de vida. Sin embargo,
cuando la prevención implica intervenir con un medicamento o un método diagnóstico, como el
cribado o tamizaje (screening) de los diferentes canceres, la relación entre el efecto beneficioso y
los potenciales riesgos de esas prácticas preventivas no es tan sencilla. Por ello vale la pena echar
un vistazo a sus consecuencias negativas.
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
Para analizar esta situación, es importante atender a dos problemas al momento de encarar el
tamizaje de las enfermedades en etapas asintóticas. El primero es la probabilidad de que la
maniobra de diagnóstico precoz arroje un resultado falso positivo: en este caso, por ejemplo, una
mamografía puede mostrar una imagen sospechosa de malignidad cuando, en rigor, se trata de un
error. Ante esta situación la paciente se alarma, puede sentir ansiedad y angustia hasta que,
finalmente, se aclara que la imagen detectada no era patológica. Con esto queremos decir que el
false positivo es un efecto indeseable de la actividad preventiva ya que es una fuente de malestar en
un paciente que está sana, se siente sano y que tras haber acudido a la consulta para prevenir una
enfermedad, la medicina (o el medico) le "ocasiono" un problema.
El segundo problema (mucho más preocupante que el primero) del tamizaje de enfermedades en
pacientes asintóticos es la posibilidad de incurrir en lo que actualmente se entiende como "sobre
diagnóstico": encontrar (gracias a la detección precoz) una enfermedad que nunca habría acarreado
morbilidad ni acortado la vida del paciente. Este fenómeno está bien documentado: el aumento de
la incidencia de muchos de los canceres que se buscan a través del tamizaje no ha sido acompañado
por una disminución proporcional de la mortalidad por dichas enfermedades, por lo tanto, el
concepto de sobrediagnóstico se vincula con otro concepto complejo denominado "reservorio de
enfermedad" y que también es relacionado con la comprensión errónea que muchas veces tenemos
de la "historia natural de las enfermedades en otras palabras: la mayoría de las personas (y los
médicos también) creemos que si se tiene un cáncer en su cuerpo, siempre lo mejor es sacarlo y
tratarlo ya que, invariablemente, ese cáncer va a desarrollarse y finalizar con la vida del individuo.
La apreciación evidentemente errónea y por ese motivo el tema de la prevención resulta tan
complejo. Dicho de otro modo, existen enfermedades en la población que -Si las buscamos las
encontraremos y, por consiguiente, van a ser tratadas, pero que nunca habrían evolucionado hacia
una enfermedad avanzada o la muerte.
En la práctica -siguiendo con el ejemplo de la mamografía como herramienta preventiva del cáncer
de mama-, podemos observar que, más allá de que "a nivel poblacional" el tamizaje parecería
disminuir ligeramente la mortalidad por la enfermedad, sabemos que muchas mujeres con ese
diagnóstico han realizado tratamiento con cirugía, radioterapia e incluso quimioterapia, cuando la
enfermedad subyacente diagnosticada (Que seguimos llamando "cáncer de mama") jamás la habría
dañado. El tema, como dijimos, es complejo, porque el sobrediagnóstico también es un concepto
"poblacional" y no individual, ya que no podemos saber que paciente va a ser beneficiado con el
tratamiento y cual habrá sido tratado en vano. En otras palabras, lo que debemos saber es que
cuando efectuamos el diagnóstico de una enfermedad en forma asintomática, no podemos calcular a
ciencia cierta si nuestro paciente pertenece al grupo cuya enfermedad evolucionara o no. Cabe
aclarar que el concepto de sobrediagnóstico no se refiere solamente a tratamientos cruentos, como
el del cáncer de mama, sino también al de entidades cuyo manejo es aparentemente más inocuo,
tales como la hipertensión arterial, la diabetes del adulto, la hipercolesterolemia y la osteoporosis.
Ahora bien, cuando incorporamos a nuestra práctica los fenómenos de los falsos positivos y del
sobrediagnóstico, el concepto de medicina preventiva empieza a lucir menos inocente, o por lo
menos, menos sencillo. Vemos, de este modo, que la prevención puede causar daño, tal como
cualquier otro accionar médico. Sin embargo, creemos que los daños ocasionados por la prevención
son más graves que aquellos ocasionados por el tratamiento de enfermedades sintomáticas ya que el
contrato preventivo con los pacientes difiere. En ese sentido, un paciente que consulta para
prevenir, esta asintomático, se siente sano (y está sano) y somos nosotros, el sistema médico,
quienes le proponemos maniobras de detección precoz (aunque, en rigor, debido a la divulgación de
dichas prácticas muchos pacientes nos las piden antes de que se las ofrezcamos), y es ahí donde el
principio ético que reza "primero no dañar" cobra una dimensión especial. Esto es importante ya
que consideramos poco ético (o por lo menos "complejo") que en pos de un ideal de prevenir
podamos dañar a algunos pacientes. En
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
efecto, creemos, al menos, que no es correcto que los profesionales dedicados a la medicina
preventiva no tomemos conciencia de estos temas y que la comunidad no sea informada. De hecho,
todos sabemos que en los consultorios médicos el tamizaje de las enfermedades no suele ofrecerse
como una opción, y que los pacientes que no realizan estos controles suelen ser mal vistos, tanto
por el sistema medico como por sus familiares y allegados. Es muy poco probable que un médico,
antes de escribir la orden de una mamografía a su paciente, le explique las posibilidades que tiene
de que el estudio sea un falso positivo (concepto relativamente sencillo de explicar y de
comprender) y de que, si se le encuentra un cáncer de mama, en realidad ella forme parte del grupo
de mujeres que ha sido tratadas en vano (concepto macho más complejo de explicar y de
comprender). Siguiendo con esta línea de repensar que es ético y no es ético, debemos mencionar
que la calidad de los servicios de muchas instituciones médicas se mide en función de la tasa de
cobertura de diversas estrategias de tamizaje cuando, en realidad, sería mucho más adecuado poder
medir la tasa de usuarios con los que los profesionales han discutido los pros y contras de dichas
estrategias.
Siguiendo con el ejemplo del tamizaje de cáncer de mama, parecería que la mamografía, indicada
después de los 50 años, y con intervalos más cercanos a los dos años que al año, es una maniobra
que puede evitar algunas muertes por cáncer de mama; sin embargo, esa paciente, que era sana y a
la cual le hemos diagnosticado una enfermedad (o una condición), ha dejado de serlo a partir de un
simple estudio diagnóstico y no de una "sensación de enfermedad" o de "haberse enfermado". Estas
personas son, para nosotros, "nuevos enfermos personas que se enfermaron gracias a los avances de
la medicina preventiva.
Esto no es ni bueno ni malo, pero organiza a la salud en una nueva dimensión; por eso, se han
propuesto diferentes modos de denominar estos procesos, como la "prevención cuaternaria en el
cual el médico debe ejercer la prevención según cada paciente y cuidarlo de los riesgos de la
medicalización. Otro termino es el de “hallazgo preventivo" (o "hapre") que es un modo de
“aligerar" el impacto emocional de estos diagnósticos: en ese sentido, un cáncer de mama
diagnosticado mediante una mamografía en una mujer asintomática seria un"hapre mamario y no
un cáncer de mama, lo que definiría toda una constelación diferente de apreciaciones sobre la salud
y la enfermedad. Como podemos observar, el fenómeno de la medicina preventiva abarca
situaciones individuales y poblacionales. Al detectar "nuevos enfermos" la sociedad,
invariablemente, se medicaliza mas. En este sentido, en la década de 1990, Geoffrey Rose publico
un análisis que tuvo una gran influencia sobre el pensamiento médico y epidemiológico al
demostrar que la prevalencia de hipertensión, de diabetes o de ingesta elevada de sodio o alcohol
estaba vinculada en forma inseparable con el promedio poblacional. Afirmaba que "... la
distribución de las características relacionadas con la salud en las poblaciones sube y baja como un
todo: la frecuencia de casos puede ser comprendida solo en el contexto de las características de la
población, que tiene, de este modo, una responsabilidad colectiva por su propia salud y bienestar,
incluida la de aquellos que presentan 'desvíos o elevaciones una mejora pequeña tendrá impactos
poblacionales de gran magnitud este mensaje alentador, que se orientaba a una modificación
cultural en las pautas de la alimentación o de la actividad, se transformó en un discurso temerario y
culpabilizador: toda la población tiene riesgo y, por lo tanto, hay que abordarla medicamente y, en
lo posible, medicarla.
Para terminar, quisiéramos mencionar que la actividad preventiva tiene sentido cuando conlleva
más beneficios que daños, siempre que el balance sea claramente positivo ya que el contrato
preventivo es para evitar daños futuros, pero el perjuicio suele darse en el presente y se hace sobre
personas que, en ese momento, no padecen de aquello que se quiere prevenir. Una gran proporción
de las consultas en atención primaria es motivada por el pedido de chequeos y para realizar
maniobras preventivas que incluyen el examen físico y un listado de estudios complementarios de
longitud no despreciable. Los sistemas médicos están cada vez
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
enfermedad, por el cual se pueden reconocer un mecanismo etiológico (alguna forma de energía o
la ausencia de calor y oxigeno), una semiología identificable para cada tipo de traumatismo y una
alteración anatómica constante (edema, contusión, hemorragia y laceración).
Desde hace más de una década ha surgido una fuerte corriente de opinión que promueve abolir el
término "accidente" tanto de la literatura médica como de nuestra jerga cotidiana. Revistas
prestigiosas, como el British Medical Journal, han resuelto no publicar artículos que contengan el
término “accidente" (excepto en situaciones en las que sea imposible su reemplazo) en la creencia
de que la terminología correcta y constante ayudar a entender que las lesiones son prevenibles y
que tal conocimiento, unido a esfuerzos de ejecutar estrategias de prevención, contribuye a reducir
su incidencia y severidad. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) adopto el lema
"La seguridad vial no es accidental" cuando destinó el Día Mundial de la Salud de 2004 a advertir
sobre la gravedad y características de las lesiones ocasionadas por el tránsito vehicular.
Definición
Se define como lesión, traumatismo o trauma al daño al organismo causado por la brusca
exposición a concentraciones de energía que sobrepasan su margen de tolerancia, o a la ausencia de
calor u oxígeno. Podemos reconocer diversas formas de energía que actúan como agentes de las
lesiones: clínica o médica (caídas, colisiones de vehículos), térmica (quemaduras), química
(intoxicaciones, envenenamientos), eléctrica (electrocuciones) y radiante (quemaduras por
radiaciones). La última revisión de la CIE 10, cap. 20, denomina lesiones por causas externas a
los acontecimientos ambientales y circunstanciales como causa de traumatismos, e incluye a los
accidentes (lesiones no intencionales), las lesiones autoinflingidas, las agresiones, los eventos de
intención no determinada y otras (intervenciones legales y operaciones de guerra, secuelas,
complicaciones mico-quirúrgica.
Los traumatismos son una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo.
La OMS estima que ms de 5 millones de personas mueren por año debido a lesiones traumáticas.
Representan aproximadamente el 15% de los años de Vida prematuramente perdidos o vividos con
discapacidad (DALY, disability adjusted Ie years). El 92% de estas muertes ocurre en los países de
mediano y bajo desarrollo.
Se sabe que la mortalidad por lesiones es solo la parte más visible y quizá más grave de un
problema que abarca múltiples dimensiones. La morbilidad es una de ellas: la relación entre la
mortalidad y la morbilidad por lesiones es variable de acuerdo con las fuentes utilizadas. Según los
Centros para el Control de Enfermedades (CDC) y la Organización Panamericana de la Salud
(OPS), por cada muerte violenta hay 19 pacientes que requieren internación y 683 personas
atendidas en forma ambulatoria. Para la OMS, por cada muerto por lesiones, se producen 30
internaciones y 300 atenciones ambulatorias.
En América Latina se estima que, por cada niño muerto por lesión no intencional, 45 requieren
hospitalización, 1300 tratamiento ambulatorio y 2600 casos no llegarían a la consulta. Se calcula
que por cada fallecido, tres a cinco personas quedan con secuelas permanentes. Una segunda
dimensión del problema la constituyen las implicancias psicosociales que afectan a las familias y a
las comunidades. No solo repercuten intensamente en el sector salud sino que tiene fuerte impacto
en múltiples áreas y compromete a la sociedad en su conjunto.
En la Argentina constituyen la 5ta causa de mortalidad de la población general después de las
enfermedades cardiovasculares, los tumores, las infecciones y las causas mal definidas. Sin
embargo, dado que los traumatismos afectan principalmente a la población joven, es la primera
causa de muerte de 1 a 44 años.
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
Sistemática de evaluación
La cadena de eventos y circunstancias que lleva a la ocurrencia de una lesión no intencional tiene
como características más destacables:
No se reconoce intencionalidad.
Existen consecuencias: lesiones, daño, impacto sobre la salad de las personas y también
económico, social, político.
Las consecuencias son evidentes de inmediato. Esto lo diferencia de enfermedades que son el
resultado de la exposición a un agente en un tiempo prolongado o a dosis no masivas, como las
enfermedades profesionales y las intoxicaciones crónicas.
Siguiendo esta definición, podemos aplicar el modelo epidemiológico, en el cual las lesiones no
intencionales representan la culminación de un proceso gradual donde interviene una red de
factores provenientes de los diferentes procesos involucrados en el proceso salud- enfermedad y sus
interacciones. No intenta buscar causas sino "factores de riesgo" que aumentan la probabilidad de
que el hecho ocurra. Requiere investigar la asociación entre la presencia o ausencia de estos
factores y la frecuencia con que los acontecimientos ocurren.
A este proceso lo denominamos Historia de la ocurrencia del acontecimiento traumático y
siguiendo el modelo de Historia Natural de la Enfermedad de Leavell y Clark, podemos reconocer
tres etapas que tienen lugar antes, durante y después del acontecimiento.
Las ventajas de aplicación de este modelo son:
a) No es necesario conocer todos los factores intervinientes, pues la eliminación de un factor o
eslabón influye sobre la secuencia o red causal y permite modificarla,
b) La prevención puede organizarse en niveles de acuerdo con el momento o etapa donde se
realiza.
A diferencia del modelo de Leaven y Clark, se trata de una historia social, como es fácil de
apreciar en cualquier colisión de tránsito o incidente en el hogar o el trabajo. Incluso en situaciones
naturales como terremotos o catástrofes de origen climático, siempre hay factores de prevención
(fundamentalmente secundaria y terciaria) que modifican notablemente la probabilidad de
ocurrencia de lesiones.
Historia de la ocurrencia del acontecimiento traumático
Las recomendaciones destinadas a prevenir lesiones pueden y deben estar incluidas en el examen
periódico de salud, en las consultas de atención y seguimiento del desarrollo de niños sanos, en los
llamados controles escolares y en el contexto de la atención de personas con enfermedades crónicas
o trastornos predisponentes a sufrirlas (senilidad, trastornos visuales, vértigo) cuyos riesgos
muchas veces potenciamos a plan de los tratamientos con psicofármacos, antihipertensivos, entre
otros. Asimismo, deben ser tenidas en cuenta ante la sola visita de personas pertenecientes a los
grupos de riesgo (adolescentes y adultos j6venes,
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Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica Clínica,
Recién Caídas de altura (mesa cama 6. No dejar él bebe solo al cambiarlo o en superficies elevadas.
Nacido a 5 cuna, cambiador) 7. Cunas apropiadas (barandas 70 a 80 cm, barrotes separados por 6 cm,
Tránsito (colisiones en material atóxico).
meses de vehículos automotores bebe 8. Evitar colecho Si los padres son muy obesos, consumen alcohol, drogas
edad en brazos o en asiento ilegales o psicofármacos.
delantero) Quemaduras con 9. Colocar el asiento de seguridad para bebes detrás del respaldo del asiento
líquidos calientes con bebe en delantero del acompañante orientado en el sentido inverso al de la
brazos o en el baño. marcha.
Incendios 10. No cocinar, cebar mate o beber Iiquidos calientes con el bebé en brazos.
Quemaduras solares 11. Controlar la temperatura delagua antes del baño.
Intoxicaciones con monóxido 12. Supervisar el niño durante el baño en todo momento.13.
de carbono, fármacos, yuyos 13. Evitar la exposici6n solardirecta.
Asfixia (sofocación en cama 14. No utilizar te, yuyos, bebidas, alimentos ni ninguna medicación sin
inmersión en baño) indicación medica
15, La mamá que amamanta debe consultar antes de ingerir alguna medicaci6n.
16, No aplicar compresas sobre la piel (alcohol, vinagre producto alcanforados).
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Módulo 2: Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica
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Módulo 2: Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica
Jóvenes de Tránsito (colisiones en moto y 55. Uso permanente del cinturón de seguridad en vehículos automotores.
19 a 34 vehículos automotores, caídas 56. Evitar consumir alcohol al conducir o subirse a un vehículo
en bicicleta) cuyo conductor ha consumidoalcohol.
años Lesiones relacionadas con 57. Uso de casco adecuado en moto,
actividades recreativas y 58. Uso permanente de casco y material autorreflectante en bicicleta evitar uso
deportivas de víasautomotores~
Lesiones relacionadas con 59. No viajar en cajas de camionetas o aleas no preparadas para transporte. 60,
consumo de alcohol Entrenamiento y uso de equipo de protección e implementos de
Lesiones en el trabajo (caídas, seguridad adecuados para actividades deportivas y recreativas~
golpes Cortes quemaduras) 61, Capacitación y uso de equipo de protecci6n e implementos de seguridad
Asfixia por inmersión (piletas, adecuados para actividades laborales.
canales, ríos) 62. Evitar consumir alcohol, drogas de uso ilegal o psicofármacos en relación a
actividades acuáticas, deportivas, laborales o de transporte.
63, Evitar nadar en áreas no autorizadas o de riesgo.
64.No tener armas en la casa o guardarías descargadas en lugar
seguro. No manipularlas
Adultos de Tránsito (colisiones en moto y Enfatizar en los puntos 54 55 56,60 y 61~
35-64años vehículos automotores) Las
lesiones relacionadas con
consumo de alcohol
Lesiones en el trabajo
(caídas, golpes, cortes,
quemaduras)
Adultos de Caídas (a nivel en hogar y vía 65. Alentar la actividad física, sobre todo para mejorar las posturas y
65 años y publica) el equilibrio,
Tránsito(atropellamientos, 66. Revisar condiciones de seguridad del hogar y adecuar según necesidades
mas colisiones en vehículos (pisos no deslizables, retirar muebles interpuestos, desniveles, iluminación,
automotores, caídas en pasamanos en baños y escaleras, asientos y cama ajustados a la altura
bicicleta) conveniente etc.).
Lesiones relacionadas con 67. Instalar un disyuntor y detectores de humo. Regular termostatos
consumo de alcohol (caídas en calefones y termotanques en no más de 60 ºC.
quemaduras ahogamientos) 68. Cuidar la seguridad en los medios de calefacción: revisión periódica de
Lesiones en el trabajo la instalación y los artefactos a gas. Apagar braseros, estufas de kerosene,
(caídas, golpes, Cortes, hornallas o el homo de la cocina antes de irse a dormir. Mantener los
quemaduras) Intoxicación ambientes ventilados si hay artefactos con llama sin salida el exterior.
con monóxido de carbono, 69. Mantener actualizado su examen en salud, corregir déficit de
psicofármacos, alcohol, visión, audición, tono muscular, posturales, de equilibrio, de
medicamentos masticación.
70. Cortar la comida (fundamentalmente carne) entrozos pequeños, masticar
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Módulo 2: Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica
Para Finalizar
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Módulo 2: Prevención, Complejidad y lesiones no intencionales en la práctica